INTRODUCCIÓN
Dentro de la Comunidad Internacional, las personas se interrelacionan unas con otras
para satisfacer sus necesidades sociales, culturales y económicas. Muchas de estas
relaciones sociales vinculan a las personas en términos jurídicos cuando estas están
reguladas por el Derecho Internacional Privado. En este contexto, las personas pueden
encontrarse en la situación de crear un vínculo contractual con personas de otro país.
En otros términos, dos sujetos, establecerán una relación jurídica regulada por el
Derecho internacional privado, como lo es, la material contractual, y dicha relación es
reconocida por el ordenamiento jurídico. Un sujeto se vincula con otro sujeto bajo las
normas del Derecho internacional. Por esta razón, resulta crucial realizar un estudio
descriptivo en el que se indague por la naturaleza, desarrollo y aplicación de las Normas
de Derecho Internacional Privado en materia contractual y como es que los países
regulan dicha materia en su sistema jurídico interno. Comprender su concepción en el
mundo jurídico internacional, permitirá entender otros conceptos más generales o
específicos con los que se vincula. Con este estudio, entonces, se busca vislumbrar
conceptos fundamentales que construyen parte del presente trabajo.
Para cumplir con nuestro propósito, este trabajo se compone de una visión
general del tratamiento de los contratos en el Derecho Internacional Privado,
pasando luego por el tratamiento legal en nuestro sistema jurídico, así como los
diversos aportes que se han realizado en la investigación de dicha materia. Se
desarrollarán conceptos generales, los elementos que conforman una relación
contractual internacional, la importancia que posee; también la diferenciaremos del
tratamiento legal con otros sistemas otros jurídicos. Y al final, anotamos una serie de
CONCLUSIONES que se derivan del presente trabajo académico.
CONTRATOS INTERNACIONALES
De lo antes señalado, se desprende, que corresponde a los Jueces que conozcan del
proceso, calificar si se trata de un contrato internacional de acuerdo a la norma
supranacional, o más bien se calificara de acuerdo a la legislación interna del Estado a
la cual pertenezca el Juez. Con ello se quiere significar, es que la convención define a
los contratos de una forma amplia cuanto a los criterios de su internacionalidad, bien
sea tomando como base su residencia habitual o el establecimiento de ambos pero
sometidos a diferentes legislaciones.
Elementos reales: son los bienes o servicios a intercambiar por las partes. El
objeto del contrato serán cosas y servicios que estén dentro del comercio y que
sean posibles, lícitos y determinados.
3. CARACTERISTICAS:
4. DETERMINACIÓN DE LA JURISDICCIÓN
5. DOCTRINA Y JURISPRUDENCIA. VERTIENTES DE LOS
CONTRATOS INTERNACIONALES
Según Maekelt, Villarroel, Resende y otros, (2005) para deducir el carácter internacional
de un contrato con la presencia de un elemento extranjero en la relación contractual ha
servido de presunción a favor de la calificación del contrato como internacional, pero
ello no implica una caracterización definitiva.
Hoy día, la opinión mayoritaria considera que no es suficiente que uno de los elementos
del contrato escape de la soberanía de un Estado para deducir que el contrato tiene
carácter internacional. Es preciso, como lo señala la doctrina española, corroborar la
relevancia jurídica del elemento extranjero y verificar si la finalidad social de los hechos
reclama o no una reglamentación internacionalizada.
Por otro lado, si bien es común —sobre todo cuando intervienen abogados en la
negociación y redacción— que en los contratos inter nacionales se inserte una cláusula
de elección del derecho, ciertas vicisitudes pueden impedir que se aplique el derecho
elegido. También puede suceder que por las características propias de la relación
jurídicas, las partes no crean necesario introducir en el contrato una elección expresa
de ley aplicable, en el entendido de que sería lógico que se aplicara el derecho de cierto
país. Pero las expectativas de las partes no siempre coinciden con lo que la ley dispone.
A fin de que no vean frustradas sus expectativas, es importante que los contratantes
conozcan las normas de conflicto que regulan la materia en los diversos países con los
que su contrato está vinculado: si admiten el juego de la autonomía, si le dan prioridad
al lugar de ejecución o al lugar de celebración del contrato, si le confieren al juzgador un
amplio margen de valoración en la búsqueda del país con el que el contrato presente
mayor proximidad.
Ordinariamente el código civil u otras leyes nacionales contienen las reglas de conflicto
para definir la ley aplicable; sin embargo, estas reglas de conflicto que son parte del
orden jurídico nacional, varían en cada Estado. Quien aplica estas reglas es el juez ante
quien se presenta un conflicto. Él, como parte de su actividad jurisdiccional, tendrá que
discernir qué reglas de conflicto aplica, que por la general son aquellas del lugar donde
ejerce su jurisdicción, y luego, con la ayuda de dichas reglas, determinar cuál es la ley
aplicable al contrato en litigio.
La Autonomía Conflictual
En la doctrina se acepta hoy en día de forma general que la posibilidad que tienen las
partes de escoger la ley del contrato genera una seguridad jurídica preventiva, en el
sentido en que evita conflictos posteriores entre estas y también permite la
determinación de la ley aplicable al juez ante quien se demande la causa que
eventualmente se origine, además de facilitar la realización de los intereses materiales
de las partes puesto que les permite escoger el derecho que resulte más adecuado para
resolver sus intereses y satisfacer sus necesidades, lo que genera ahorros en costos de
transacción, de información y autoriza escoger una ley neutral de forma que ninguna
imponga la suya a la otra, además que permite salir adelante satisfactoriamente frente
a la indeterminación del factor de conexión prevalente propio de las reglas de conflicto.
Por ello, es considerada una de las reglas básicas aceptadas por el Derecho
Internacional Privado contemporáneo de contratos, como lo establece el considerando
11 del Reglamento Roma I: “La libertad de las partes de elegir la ley aplicable debe
constituir una de las claves del sistema de conflicto de leyes en materia de obligaciones
contractuales”.
Artículo 3
Libertad de elección
El contrato se regirá por la ley elegida por las partes. Esta elección deberá manifestarse
expresamente o resultar de manera inequívoca de los términos del contrato o de las
circunstancias del caso. Por esta elección, las partes podrán designar la ley aplicable a
la totalidad o solamente a una parte del contrato.
Articulo 3
Libertad de elección
1. Los contratos se regirán por la ley elegida por las partes. Esta elección deberá ser
expresa o resultar de manera segura de los términos del contrato o de sus
circunstancias. Para esta elección, las partes podrán designar la ley aplicable a la
totalidad o solamente a una parte del contrato.
Artículo 7
El contrato se rige por el derecho elegido por las partes. El acuerdo de las partes sobre
esta elección debe ser expreso o, en caso de ausencia de acuerdo expreso, debe
desprenderse en forma evidente de la conducta de las partes y de las cláusulas
contractuales, consideradas en su conjunto. Dicha elección podrá referirse a la totalidad
del contrato o a una parte del mismo [sic].
La selección de un determinado foro por las partes no entraña necesariamente la
elección del derecho aplicable.
Esta ha sido reconocida por la doctrina como una de las innovaciones más importantes
hechas por la Convención de México de 1994 al Derecho Internacional Privado
latinoamericano, fundada en el interés de dotar a los particulares de seguridad jurídica
en el comercio internacional.
Cabe señalar que aunque en otras épocas se ha considerado que las partes debieran
escoger una ley que tuviere puntos de conexión con el contrato, en la actualidad la
tendencia parece ser en pro de dejar en plena libertad a los contratantes, de manera
que pueden escoger cualquier ley estatal así esta no tenga puntos de contacto, ni
objetivos ni subjetivos con el contrato. Es lo que se desprende del artículo 3.1 del
Reglamento Roma I y del artículo 7 de la Convención de México de 1994, y también así
lo reconoce la doctrina.
Debe destacarse que existe una importante diferencia entre la fórmula europea y la
latinoamericana, especialmente en cuanto al significado que puede tener la “ley” y el
“Derecho” a escoger, sobre todo en cuanto a la posibilidad o no que tienen los
contratantes para pactar como aplicable al contrato un instrumento que no tenga el
carácter de ley estatal. En el caso europeo se ha asumido que cuando las partes
escogen una determinada ley como reguladora del contrato, se entiende que se refieren
a las normas materiales vigentes en el respectivo Estado, con exclusión de las normas
de conflicto. Es lo que surge del artículo 20 del Reglamento Roma I, norma que excluye
el reenvío. En el Derecho europeo, la interpretación que se dio conforme a la
Convención de Roma de 1980 y también se da actualmente sobre la base del
Reglamento Roma I, es que los contratantes deben escoger una ley estatal, entendida
como una norma dictada por los organismos del Estado constitucionalmente facultados
para ello, basándose para asumir esta postura en una interpretación restrictiva el artículo
311. Sobre esta base, resulta difícil que se admita como ley del contrato la referencia
que las partes hagan a la lex mercatoria o a instrumentos de soft law, como pueden ser
los Principios de Unidroit sobre los Contratos Comerciales Internacionales, los cuales
no obstante, podrían ser incorporados “por referencia” al contenido del contrato,
posibilidad admitida por el considerando 13 del Reglamento Roma I: “(13) El presente
Reglamento no impide a las partes incorporar por referencia a su contrato un Derecho
no estatal o un convenio internacional”.
No siempre las partes pactan la ley que regirá el contrato. Ante ello es necesario acudir
a las reglas de conflicto para determinar cuál será la ley nacional aplicable.
c. Lugar de ejecución
a) el contrato de compraventa de mercaderías se regirá por la ley del país donde el vendedor
tenga su residencia habitual;
b) el contrato de prestación de servicios se regirá por la ley del país donde el prestador del
servicio tenga su residencia habitual;
c) el contrato que tenga por objeto un derecho real inmobiliario o el arrendamiento de un bien
inmueble se regirá por la ley del país donde esté sito el bien inmueble;
e) el contrato de franquicia se regirá por la ley del país donde el franquiciado tenga su residencia
habitual;
f) el contrato de distribución se regirá por la ley del país donde el distribuidor tenga su residencia
habitual;
g) el contrato de venta de bienes mediante subasta se regirá por la ley del país donde tenga lugar
la subasta, si dicho lugar puede determinarse;
h) el contrato celebrado en un sistema multilateral que reúna o permita reunir, según normas no
discrecionales y regidas por una única ley, los diversos intereses de compra y de venta sobre
instrumentos financieros de múltiples terceros, tal como estipula el artículo 4, apartado 1, punto
17, de la Directiva 2004/39/CE, se regirá por dicha ley.
Carrascosa indica que el legislador comunitario escogió estos ocho contratos teniendo
en cuenta que son los más difundidos en la contratación internacional, con lo que “el
legislador intenta, con ello, determinar la Ley aplicable a los mismos [sic] de un modo
rígido, seguro y directo”. En los casos de contratos que no se encuentren enumerados
en la lista, o cuando los elementos del contrato correspondan a más de una de las letras
a) a h) del apartado el artículo 4.2 establece que aquellos se regirán por la ley del país
donde tenga su residencia habitual el que deba realizar la prestación característica del
contrato, ante lo cual deberán ser los tribunales a quienes corresponderá hacer tal
calificación para lo que seguirá siendo válido el concepto que había acogido la
jurisprudencia mayoritaria de considerarla la prestación no dineraria, aunque resultará
complejo determinarla en los eventos en que las prestaciones correlativas sean ambas
no dinerarias.
Cabe señalar que la teoría de los vínculos más estrechos para la determinación de la
ley aplicable a contratos internacionales, fue adoptada por la Convención de México de
1994 en el artículo 9°, norma que establece:
Artículo 9
El tribunal tomará en cuenta todos los elementos objetivos y subjetivos que se desprendan del
contrato para determinar el derecho del Estado con el cual tiene vínculos más estrechos.
También tomará en cuenta los principios generales del derecho comercial internacional
aceptados por organismos internacionales.
No obstante, si una parte del contrato fuera separable del resto del contrato y tuviese una
conexión más estrecha con otro Estado, podrá aplicarse, a título excepcional, la ley de este otro
Estado a esta parte del contrato.
Ante la que parece ser una negativa de los Estados en adherir al Convenio de México,
valdría la pena que los operadores jurídicos –abogados y jueces– intentaran aplicarla
por lo menos en el caso colombiano, por la vía del artículo 7 de Código de Comercio,
norma que establece la posibilidad de tomar decisiones con base en tratados no
ratificados por Colombia. Ha de recordarse que ya en la exposición de motivos del
Proyecto de 1958, antecedente del Código vigente, sobre el particular se señaló:
Los tratados internacionales con fuerza de ley constituyen reglas de derecho que operan como
verdaderas leyes comerciales; por eso lo que se invoca en este cuarto lugar son los tratados que
no tienen esa fuerza de ley, pero que recogen una experiencia internacional provechosamente
utilizable para llenar los vacíos de las demás reglas adoptadas. Con ello se salva, una vez más,
la tendencia del derecho comercial hacia su unificación internacional, con indiscutibles ventajas
para el comercio del país1.
1
OVIEDO ALBÁN JORGE (2012) “LA LEY APLICABLE A LOS CONTRATOS
INTERNACIONALES(THE LAW APPLICABLE TO INTERNATIONAL CONTRACTS)”. Revista
Colombiana de Derecho Internacional – Universidad de la Sabana. Pp. 122-144
a. la ley aplicable al contrato internacional es la que las partes hayan elegido
por cláusula expresa o se infiera con claridad de las disposiciones del
contrato.
b. A falta de lo anterior, el contrato se rige por la ley del país donde tiene su
domicilio o está establecido el vendedor, si ahí recibió la orden de entregar
las mercancías, o por la ley del lugar donde está establecido el comprador,
si fue en ese lugar donde el vendedor recibió la orden de entregar las
mercancías. Este es básicamente el criterio del lugar de perfeccionamiento
del contrato.
Dada la poca difusión que tuvo esta convención, y la aprobación en 1980 de la
nueva convención sobre compraventa internacional, se hizo un nuevo esfuerzo
para unificar las reglas de conflicto respecto de este contrato. Fue otra
Convención de la Haya sobre la ley aplicable a los contratos de compraventa
internacional de mercaderías, publicada el 22 de diciembre de 1986. Esta
convención no ha entrado en vigor, pues sólo la firmaron cuatro estados,
Argentina, República Checa, Holanda y Eslovaquia, y sólo Argentina la ha
ratificado. Los criterios para elegir la ley aplicable son básicamente los mismos
que la anterior convención:
a. Rige la ley que las partes hayan elegido expresamente, o que se infiera que
eligieron por las disposiciones del contrato.
b. A falta de elección expresa, rige la ley del lugar donde el vendedor tenga su
establecimiento al momento de perfeccionarse el contrato.
c. Pero rige la ley del lugar de establecimiento del comprador, si en ese lugar
se llevaron a cabo las negociaciones y se perfeccionó el contrato estando
ambas partes presentes, o si el vendedor tiene que entregar las mercancías
en ese Estado, o si el contrato fue predeterminado por el comprador que hizo
una licitación para adjudicarlo al mejor postor.
Con una finalidad más amplia y con mejores resultados se hizo entre los países
que formaban la Unión Europea, la Convención sobre la Ley Aplicable a las
Obligaciones Contractuales, en Roma el 19 de junio de 1980. Aunque no se
refiere expresamente a contratos internacionales, sino a obligaciones
contractuales, de hecho se aplica en los casos en que hay conflictos de leyes, lo
cual sucede evidentemente en los contratos entre partes establecidas en países
de la Unión Europea. Es una convención que está en vigor entre los países que
conformaban la Unión Europea y los que se han adherido posteriormente, a los
que se pide que se adhieran a esta convención. Es una convención más amplia
y compleja que las anteriores, por razón de su propio ámbito material que es
también más amplio. Sus reglas principales de conflicto son:
a. Rige la ley que las partes eligen expresamente, o que resulta elegida por
inferencia de las disposiciones contractuales o de las circunstancias; las
partes pueden variar la elección de la ley aplicable. A falta de elección:
b. El contrato se rige por la ley del país con el que tenga un vínculo más
estrecho. Se precisa esta regla con algunas presunciones: i) Se presume que
el contrato tiene un vínculo más estrecho con el país donde está establecida,
al momento del perfeccionamiento del contrato, la parte obligada a la
prestación característica del contrato (en general se entiende por prestación
característica aquella diferente al pago de un precio), ii) Si el contrato tiene
por objeto derechos reales sobre inmuebles, se presume que el vínculo más
estrecho es con el país donde están ubicados los inmuebles, y iii) Para el
contrato de transporte de mercancías se presume el vínculo más estrecho
es el país donde el transportista tiene su establecimiento principal, si dicho
país es también el lugar de carga o descarga de las mercancías, o el lugar
donde el cargador tiene su sede principal, en los demás casos.
En el ámbito americano se aprobó, en el marco de la V Conferencia
Especializada Interamericana sobre Derecho Internacional Privado (CIDIP V), la
Convención Interamericana sobre Derecho Aplicable a los Contratos
Internacionales (México, 17 de marzo de 1994). La convención entró en vigor,
pero únicamente entre dos países que la han ratificado: México y Venezuela; sus
reglas principales son:
a. El contrato se rige por el derecho elegido por las partes, por pacto expreso,
o cuando puede inferirse claramente esa elección de las disposiciones y la
conducta de las partes. Las partes pueden variar de común acuerdo el
derecho aplicable.
b. A falta de elección, el contrato se rige por el derecho del Estado con el cual
el contrato tenga los vínculos más estrechos. A diferencia de la convención
de Roma, no establece presunciones de vínculos más estrechos, y sólo
indica que el tribunal tomará en cuenta “todos los elementos objetivos y
subjetivos que se desprendan del contrato” para determinar con qué Estado
existen los vínculos más estrechos.
c. Una novedad importante es que añade que además del derecho del Estado
que resulte aplicable, regirán el contrato, “cuando corresponda, las normas,
las costumbres y los principios del derecho comercial internacional, así como
los usos y prácticas comerciales de general aceptación” (artículo 10).2
MARCO LEGAL
Si de acuerdo a las normas de Derecho Internacional Privado del Perú, se deben aplicar
disposiciones legales extranjeras, dichas disposiciones solo serán aplicadas en tanto no
contravengan al orden público internacional o a las buenas costumbres. Si de acuerdo
a la legislación extranjera aplicable existe un derecho que debe ser respetado, dicho
derecho será exigible también en el Perú en tanto sea compatible con el orden público
internacional y las buenas costumbres.
Un punto a tomar en cuenta también es que se debe tener en claro que el Estado
peruano reconoce a los extranjeros los mismos derechos y libertades que a los
nacionales, lo que constituye una garantía de protección a la inversión y a la celebración
2
ADAME GODDARD, JORGE (2005) El Derecho de los Contratos Internacionales. Instituto
de Investigaciones Jurídicas-UNAM. Pp. 5- 8.
de operaciones comerciales. Así, el artículo 2046° del Código Civil establece lo
siguiente:
Los derechos civiles son comunes a peruanos y extranjeros, salvo las prohibiciones y
limitaciones que, por motivo de necesidad nacional, se establecen para los extranjeros
y las personas jurídicas extranjeras”.
Para tal efecto, el artículo 2073° del Código Civil prevé lo siguiente:
La existencia y la capacidad de las personas jurídicas de derecho privado se rigen por la ley del
país en que fueron constituidas. Las personas jurídicas de derecho privado constituidas en el
extranjero son reconocidas de pleno derecho en el Perú, y se reputan hábiles para ejercer en el
territorio del país, eventual o aisladamente, todas las acciones y derechos que les correspondan.
Para el ejercicio habitual en el territorio del país de actos comprendidos en el objeto de su
constitución, se sujetan a las prescripciones establecidas por las leyes peruanas. La capacidad
reconocida a las personas jurídicas extranjeras no puede ser más extensa que la concebida por
la ley peruana a las nacionales”.
Queda claro entonces que las personas jurídicas extranjeras son reconocidas por
nuestra legislación y pueden realizar operaciones en nuestro territorio, sujetándose a la
legislación nacional que sea aplicable a tales operaciones.
DETERMINACIÓN DE LA JURISDICCIÓN
La jurisdicción hace referencia a los tribunales de justicia que son competentes para
resolver un conflicto, en este caso, derivado de una relación contractual. Ciertamente,
en la celebración de un contrato entre personas de distintos países, suele elegirse el
mecanismo del arbitraje como mecanismo para la solución de conflictos, en cuyo caso,
las partes podrán establecer dónde será llevado el arbitraje y quiénes serán los árbitros.
LEGISLACIÓN APLICABLE
A falta de acuerdo entre las partes, las obligaciones del contrato se regulan por la
legislación del país en el que se deban cumplir. Si se deben cumplir obligaciones en
países distintos, se aplican las leyes del lugar donde se debe cumplir la obligación
principal. Si no se puede determinar cuál es la obligación principal, se aplica la
legislación del lugar de celebración.
3
NORTHCOTE SANDOVAL, CRISTHIAN (2011). “Reglas de Derecho Internacional Privado
Aplicables a Contratos”. Actualidad Empresarial Nº 240 - INSTITUTO PACÍFICO. Pp. 1-2.
8. MODELOS DE CONTRATOS INTERNACIONALES.
- Patentes y marcas.
- Vigencia del contrato.
- Legislación aplicable.
- Sometimiento a arbitraje.
EL COMPRADOR ó Importador, también suele ser por lo general una empresa dedicada
al comercio internacional y en ambos casos, uno de los contrates se encuentra ubicado
– domiciliado en otro país.
- Es conmutativo.
- Es bilateral.
- Es un contrato de adhesión, en vista que su gran mayoría las clausulas del contrato
han sido elaborados unilateralmente por el fabricante vendedor y el comprador –
distribuidos se ceñirá a dicho contrato.
- Es un contrato no formal, puede ser verbal o escrito o las forma que las partes
establezcan, lo importante es que los acuerdos deben acreditarse.
- Es consensual.
- Tracto sucesivo, el objetivo del contrato no se cumple tan sólo con uno o más actos
determinados, sino que suele prolongarse en el tiempo y se van repitiendo las
transacciones comerciales de manera sistemática.
- Dar cumplimiento a las normas de venta y a las directivas pertinentes que imparta el
fabricante.
- Vender los productos materia del contrato, observando el cúmulo al que se obligó en
el acuerdo.
- Mantener una dotación de personal acorde con las actividades de distribución que
realiza.
Para el profesor Sidney Bravo Melgar, el contrato de Joint Venture, “es un contrato sui
géneris, sui iuris con características y elementos peculiares. A través del contrato traído
a colación dos o más empresas; personas naturales o jurídicas, nacionales y/o
extranjeras, acuerdan asociarse, para combinar conjuntamente sus recursos y
actividades para la ejecución y concreción de un negocio específico, para lo cual
compartirán riesgos y responsabilidades. El Joint Venture es un contrato que
paulatinamente se va patentizando en nuestro país, a través de normas jurídicas de
distintos rubros”.
En vista que el contrato de joint venture puede optar una variada modalidad de
características, resulta muy difícil definir el contenido de este contrato y en este contexto,
el maestro Juna M. Farina intenta definir de la siguiente manera: “el contrato de joint
venture es un acuerdo que se celebra entre dos o más empresas que mantienen sus
respectivas autonomías jurídicas con el fin de realizar un objetivo común mediante la
aportación de recursos y la administración compartida de ellos”.
- Confianza (fiduciaria), los asociados se deben el uno al otro lealtad, debe existir
confianza recíproca entre los contratantes.
- Concurrencia de pérdidas en general, puede reservarse que sólo algunos soporten las
pérdidas.
- Empleo de la mano de obra del país receptor, que generalmente es de bajo costo.
Se afirma que, a pesar de sus muchos usos y beneficios potenciales, los Joint Venture
frecuentemente fracasan y crean problemas. Los riesgos posibles incluyen problemas
de soberanía, pérdida de autonomía y control y pérdida de ventajas competitivas por
inflexibilidad estratégica. Algunos de estos inconvenientes se deben a la inexperiencia
relativa de las firmas en el manejo del Joint Venture. Otros se deben, en parte, a la
ignorancia gubernamental respecto a esta opción estratégica, así como políticas
comerciales no realistas y la incapacidad de los propietarios para utilizar
adecuadamente este contrato.
- Determinar al o representantes.
- Inscripción del contrato en el Registro Mercantil donde estén inscritas cada una de las
empresas nacionales integrantes del contrato.