Introducción
Pero pasamos por alto dos armas que Satanás utiliza con mucha sutileza y
con mucha efectividad contra los hijos de dios: el afán y la ansiedad.
Satanás por medio del afán y la ansiedad vuelve esclavo a una persona,
esclavo del trabajo, esclavo de los compromisos sociales, esclavo de los
quehaceres domésticos, etc.
Y al igual como lo hicieron los egipcios con el pueblo de Israel, por medio
de esa esclavitud nos amarga nuestra vida (Éxodo 1:13-14)
Nuestro señor Jesucristo nos lo dejo como un mandato para cada uno de
nosotros: no os afanéis, no os preocupéis ni estéis en ansiosa inquietud. El
señor no quiere hijos afanados, angustiados, atribulados, sino hijos que
aprendan a confiar y descansar en el, en su provisión, en su poder.
A muchas personas Satanás les ha hecho creer que con mucho afán van a
poder vivir mejor, pero el señor nos hace comprender que afanándonos y
preocupándonos no podemos cambiar ni las cosas más pequeñas de
nuestra vida.
CONCLUSIÓN: