EL PATO Y LA SERPIENTE
A orillas de un estanque,
Una serpiente astuta,
diciendo estaba un pato:
que le estaba escuchando,
“¿A qué animal dio el cielo
le llamó con un silbo
los dones que me ha dado?
y le dijo « ¡Seó guapo!
no es entender de todo,
EL HUEVO DE YEGUA
Siguió subiendo el afuerino, y por pura mala suerte dio un tropezón que
lo obligó a soltar el zapallo, que se fue rodando cerro abajo. Se levantó el
extranjero y apurado salió corriendo tras el zapallo; pero éste, que iba ya
muy lejos, se golpeó contra un árbol que había al lado de una cueva, y del
golpe se partió. Al ruido salió de la guarida un zorro todo asustado,
arrancando como el viento. El hombre, que alcanzó a divisar que del
lado del zapallo que se había abierto salía un animalito, siguió
corriendo de atrás y gritaba:
-¡Atajen la potrilla! ¡Atajen la potrilla!
- Creyó él, que el animalito que huía era el potrillo que debía haber dentro
del huevo de yegua, el cual había salido al romperse éste.
MAR
Combates heroicos
tuvieron lugar,
en sus quietas aguas
cubiertas de sal.
EL CALEUCHE
Relatan que los tripulantes tienen una sola pierna para andar y que la otra
está doblada por la espalda, por lo tanto andan a saltos y brincos. Todos
son idiotas y desmemoriados, para asegurar el secreto de lo que ocurre a
bordo.
Al Caleuche, no hay que mirarlo, porque los tripulantes castigan a los que
los miran, volviéndose la boca torcida, la cabeza hacia la espalda o
matándole de repente, por arte de brujería. El que quiera mirar al buque y
no sufrir el castigo de la torcedura, debe tratar de que los tripulantes no se
den cuenta. Este buque navega cerca de la costa y cuando se apodera de
una persona, la lleva a visitar ciudades del fondo del mar y le descubre
inmensos tesoros, invitándola a participar en ellos con la sola condición de
no divulgar lo que ha visto. Si no lo hiciera así, los tripulantes del Caleuche,
lo matarían en la primera ocasión que volvieran a encontrarse con él. Todos
los que mueren ahogados son recogidos por el Caleuche, que tiene la
facultad de hacer la navegación submarina y aparecer en el momento
preciso en que se le necesita, para recoger a los náufragos y guardarlos en
su seno, que les sirve de mansión eterna.
Una de las formas más encantadoras del mundo para enamorar a una
hembra la aplica el pájaro australiano, satinado o de enramada. No es tan
bello a simple vista, tiene un tamaño pequeño y un plumaje de color azul
oscuro que despide un brillo metálico cuando le da la luz. Parece que llevara
un traje azul viejo y brillante; cualquiera pensaría que, por la pobreza de su
vestuario, ninguna hembra se fijaría en él; sin embargo, éste logra llamar la
atención de la pajarita con un truco muy astuto: le construye un nido.
3 tazas de azúcar.
2 tazas de agua.
7 cucharadas de gelatina sin sabor.
2 paquetes de gelatina de 85 grs.
c/u del sabor de su preferencia.
Preparación:
Coloque en una olla agua tibia, azúcar y gelatina sin sabor, remueva con una
cucharada de madera hasta que la mezcla hierva, baje la temperatura,
agregue la gelatina con sabor, deje cocinar por 5 minutos, revolviendo
constantemente. Retire del fuego y vierta sobre una bandeja alargada
previamente humedecida y deje enfriar a temperatura a lo menos 12 horas
(no colocar nunca en el refrigerador, ya que se humedece y se daña)
EL MUNDIAL DEL 62