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Enero 22, 2018
Filosofía
Julián Carmona
Relaciones personales
Hugh LaFollette nos quiere explicar acerca de la ética en las relaciones personales.
Empieza explicando como la moralidad y las relaciones están en un conflicto constante pues la
moralidad establece que el humano este en un punto neutro, es decir que tratemos a todos los
humanos de la misma manera. Debe haber una razón justificada para que no se haga así. Esta
moralidad está en conflicto con las relaciones personales ya que como dice LaFollette, “las
relaciones personales son parciales.” (LaFollette,2004:449) Dejamos que la personas cercanas
nos traten de una forma de la cual no permitiremos que un desconocido lo haga. En este punto el
autor se empieza plantear distintas preguntas acerca de la solución a este problema, la
importancia de estos, entre otras. Es por esto que decide explicar el principio de igual
consideración de intereses, “exige tratar a los demás de la misma manera, a menos que haya
alguna razón general y relevante que justifique que la tratemos de modo diferente.”
(LaFollette,2004:450) El explica como alguna gente puede usar como justificación que es su
esposa/o, hijo o amigo, entre otros. Demuestra cómo esta razón puede ser válida según el
principio, concluyendo que las exigencias de la moralidad y las relaciones personales no están en
conflicto. El autor refleja como hay características morales muy importantes como la lealtad,
confianza, empatía, entre otros que solo se consiguen por medio de las relaciones personales’
también como se puede usar el mismo principio dicho anteriormente con nuestros conocidos, es
decir que debemos tratar a todos nuestros conocidos de la misma manera a no ser que haya una
razón que lo justifique. No es muy clara la razón para la diferencia de trato en esta situación.
Explica como hay personas que deben tener un trato especial con otros, pone el ejemplo de los
médicos tratan con preferencia a sus pacientes y no a pacientes desconocidos. De forma muy
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similar sucede con los padres ya que ellos tienen una responsabilidad con sus hijos y es por esto
que tienen un trato especial con ellos. Explica como hay familias que tienen todas las
posibilidades mientras que las familias que viven al lado no las tienen. Según el autor esto es
suerte y la “moralidad debería intentar disminuir, si no erradicar, los efectos indeseables de la
suerte.” (LaFollette,2004:451) El autor concluye esta parte diciendo que cuando son relaciones
personales todos nuestros actos no se deberían guiar por el hecho de la moralidad de ser neutro
ya que estas se invalida con nuestra vida personal y nuestros proyectos.
LaFollette luego nos habla acerca de la interrelación de la moralidad y las relaciones
personales, el empieza a explicar este problema por medio de la suposición de que las exigencias
de dichas chocan inevitablemente. Realmente los sentidos de estas se complementan de diversas
formas como: “1) las relaciones personales íntimas nos autorizan a desarrollar una moralidad
impersonal, y 2) la intimidad prospera en un entorno que reconoce las exigencias personales de
todos.” (LaFollette, 2004:452) Con estas características las tensiones podrían continuar pero es
mayor la posibilidad de que el conflicto se resuelva. Luego de esto explica que la falta de
conocimiento hacía la otra gente también podría afectar el principio que se está tratando ya que
como no la conocemos no sabemos como podrían reaccionar al trato que se le piensa dar. No
podemos saber los intereses de esa persona ni las necesidades. Ciertas veces como conocemos el
dolor de las personas cercanas a nosotros, cuando un desconocido le esta pasando algo similar
tratamos de remediarlo. Explica también cómo las relaciones personales suelen estar en peligro
ya que estas tienen como base la confianza y la honestidad, si alguno de estos dos se llega a
romper la relación también.
El autor concluye que las relaciones personales y la moralidad no están en el conflicto
que los filósofos habían planteado, si no que estas se apoyan mutuamente como las relaciones
tanto con conocidos como con desconocidos. De otro modo no hay una cantidad específica de
parcialidad pero esta no debe ser ilimitada para nuestros íntimos.
En mi opinión, creo que tratar de la misma forma a nuestros conocidos que a los
desconocidos es algo bastante complicado. Siempre ha existido el dicho que dice, “trata a los
demás como quieres que te traten a ti.” En un nivel de respeto eso es muy posible, pero si yo
quiero que un desconocido me trate de la misma forma que el trata a sus conocidos, eso requerirá
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de tiempo ya que el no me tiene la confianza y yo tampoco a el. Otro ejemplo, si un desconocido
me ofende o me trata mal, yo no lo voy a tratar con la misma delicadeza con la que trato a mis
conocidos. Conocer a la persona es un factor muy importante para el trato hacia ella ya que uno
nunca sabe como pueda reaccionar. Así que en mi opinión, estoy muy de acuerdo con varios
puntos que dijo LaFolllette acerca de esto y creo que estos dos también se complementan ya que
uno aprende a tratar a los desconocidos por medio del trato que se le da a los conocidos y
viceversa.
Bibliografía:
LaFollete, H. (2004). Las relaciones personales. En Singer, P. Compendio de Ética. (pp.
449457). Madrid: Alianza Editorial.
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