Ahora, si hacemos abstracción del carácter determinado, específico, del trabajo en tanto
productor de valor de uso, nos queda que todos los trabajos son “gasto productivo del
cerebro, músculo, nervio, mano, etcétera, humanos, y en este sentido uno y otro son
trabajo humano” (Marx k. , 1999, pág. 54).
Como explicamos en el párrafo anterior no debería deducirse que sea suficiente con
que exista trabajo, gasto humano de energía, para que exista valor. Para empezar, el
trabajo empleado en la producción de la mercancía debe ser el socialmente necesario.
“El tiempo de trabajo socialmente necesario es el requerido para producir un valor de
uso cualquiera, en las condiciones normales de producción vigentes en una sociedad y
con el grado social medio de destreza e intensidad del trabajo” (Marx k. , 1981, pág. 48).
Si un productor emplea 10 veces más del tiempo de trabajo que emplean el resto de
los productores de la rama, no habrá generado por ello 10 veces más de valor.
La fuerza de trabajo humana en estado líquido, o el trabajo humano, crea valor, pero
no es valor. Se convierte en valor al solidificarse, al pasar a la forma objetiva, en otros
términos, a través de la venta de la mercancía el trabajo abstracto, esto es, el trabajo
considerado como puro gasto de energía, se solidifica convirtiéndose en valor de
cambio.
Trabajo abstracto y capital
Esto es, el trabajo es experimentado por el obrero como trabajo forzado, como una
actividad que le es impuesta, no como un medio para la autorrealización. En
consecuencia, hay también una alienación con respecto a lo que es más propio del
género humano, la realización a través de la actividad productiva, central en el proceso
de hominización y con respecto a los otros seres humanos, a los que solo considera
como medios. La superación de la escisión entre trabajo abstracto y concreto es así la
condición para acabar con el carácter enajenante del trabajo.
Por otra parte, Marx precisa que la forma de distribución de lo producido variaría según
el tipo de organización de la producción y el nivel que históricamente hayan alcanzado
los productores.
La abolición del trabajo abstracto, sin embargo, no es una especulación teórica, sino un
principio constitutivo del programa socialista. Por eso no es casual que Marx dedicara,
en la Crítica del Programa de Gotha, un extenso párrafo a la perspectiva de la
organización del trabajo sobre la base de la propiedad colectiva de los medios de
producción. Esto es, considera que es una cuestión central a tratar en un documento en
el que los socialistas presentan su programa a la sociedad. Escribe:
Bibliografía
Astatarita, R. (30 de 04 de 2018). /olandoastarita.blog. Obtenido de
https://rolandoastarita.blog/2016/10/09/trabajo-concreto-y-trabajo-abstracto-
conclusion/