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El Lenguaje Corporal

Cuando nuestro cuerpo habla por nosotros

Autor: Ricardo Tula .

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El Lenguaje Corporal

INDICE

Contenido Página

Qué es el Lenguaje corporal 3

Las seis expresiones faciales universales 7

Qué nos dicen las posturas de una persona 16

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Que es el Lenguaje corporal

Cuando la gente se comunica, recibe una cantidad muy grande de


mensajes que no llegan expresados en palabras.

Estos mensajes son los que se denominan lenguaje corporal o no


verbal.

El estudio de estos sistemas de comunicación no empieza de


manera rigurosa hasta bastante después de la Segunda Guerra
Mundial. Esto no quiere decir que alguna referencia no las
encontremos ya en los antiguos mundos griego y chino, o en
trabajos sobre danza, teatro o liturgia.

Hay tres clases de movimientos observables: los faciales, los


gesticulares y los de postura.
Aunque se pueda categorizar estos tipos de movimientos, la
verdad es que están fuertemente entrelazados, y muy
frecuentemente se hace difícil dar un significado a uno,
prescindiendo de los otros.

Entonces, el lenguaje corporal es una transmisión consciente e


inconsciente, es la interpretación de los sentimientos, actitudes y
estados de ánimo, a través de:

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 La posición de nuestro cuerpo
 La cercanía y el espacio con otras personas (proxémica),
 Las expresiones faciales
 El movimiento y enfoque de los ojos
 La forma de tocarse a uno mismo y a los demás
 La conexión con otras organizaciones no corporales (Ej. Ropa,
anteojos, cigarrillos, lapiceras, etc.)
 La respiración y otros efectos físicos menos visible como los
latidos del corazón y el sudor.

Comunicación no verbal
Se estima que entre el 55% y el 65% de la comunicación con los
demás es en base a la comunicación no verbal.

El cuerpo y la mente parecen invariables, pero se encuentran en un


estado de cambio continuo.
La gente está constantemente lanzando una tormenta de señales.
Micro expresiones, gestos con las manos y la postura. Una orquesta
silenciosa del lenguaje.
El movimiento y la metamorfosis son incesantes. Los
pensamientos y la fisiología están íntimamente relacionados: Los
pensamientos afectan a la fisiología, del mismo modo que la salud
física y el bienestar afectan los pensamientos.

El lenguaje corporal es de doble sentido:


El lenguaje corporal no es sólo la lectura de las señales de otras
personas, también permite una mejor auto-conocimiento y dominio
de sí mismo.

El entender el lenguaje corporal permite refinar y mejorar lo que el


cuerpo dice acerca de uno.

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 Nuestro lenguaje corporal revela nuestros sentimientos y
significados para los demás.
 El lenguaje corporal de los demás revela sus sentimientos y
significados para nosotros.

Las palabras son la punta del iceberg


Las relaciones con otras personas se establecen por varias vías: las
palabras, el lenguaje corporal y el tono de voz.
Las palabras, aunque son las más evidentes solo representan la
punta del "iceberg" de la comunicación y representan solo el 7% del
mensaje.

Si las palabras y el lenguaje corporal se contradicen, casi siempre


se concede más verosimilitud al mensaje no verbal que al verbal,
esto ocurre a pesar de que la atención consciente esté en las
palabras. Por lo tanto, una importante parte de la comunicación
se transmite en forma inconsciente.

La vestimenta y la apariencia forman parte del lenguaje corporal;


comunican al mundo exterior algo sobre la persona y contribuyen
a la primera impresión que se causa en los demás.
Las personas suelen tardar 10 segundos, en formarse una primera
impresión de alguien y posteriormente suelen atenerse a ella.

Una herramienta poderosa


El conocimiento del lenguaje corporal ayuda a convertir un encuentro,
con otra persona, en una experiencia interesante.
Cuando empezó a estudiarse la comunicación no verbal, ésta iba
dirigida a gente de ventas, gerentes y ejecutivos, pero más tarde
se fue ampliando de tal manera que toda persona, cualquiera que
sea su vocación y su posición social, puede usarlo para

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comprender mejor el acontecimiento más complejo que se
presenta en la vida: el encuentro cara a cara con otra persona.
Esto es muy importante en todos los aspectos del trabajo y los
negocios donde las comunicaciones se pueden ver y son observadas
entre las personas.

También es muy importante en las relaciones fuera del trabajo, por


ejemplo, en las amistades, noviazgo, familia, crianza de los hijos,
etc.

La toma de conciencia del lenguaje corporal es a menudo la llave


de las relaciones personales y puede ser el secreto que permite
llegar al éxito.

Algunos parecen tener la capacidad de interpretar el lenguaje


corporal y conducir a la gente con sus cuerpos tanto como con
sus voces. El conocimiento del lenguaje corporal del otro y la
capacidad de interpretarlo crean la conciencia del propio lenguaje
corporal y propician un mayor autocontrol y procesos más
eficaces de comunicación.
Si se tiene conciencia de lo que se hace con el cuerpo, la
comprensión de sí mismo es más profunda y más significativa. Si
usted se logra controlar el lenguaje corporal, se podrán cruzar
muchas barreras defensivas y establecer mejores relaciones.

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Comunicación no verbal

Lenguaje Corporal

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Las seis expresiones faciales universales
reconocidas en todo el mundo

El prestigioso Psicólogo Paul Ekman, es el pionero del estudio de


las expresiones faciales en relación con las emociones que
sentimos. Para determinar ciertas expresiones de las emociones
como universales, realizó un estudio, en el que recoge las
expresiones faciales que muestran diversas culturas ante las
mismas emociones.

Los resultados ofrecieron hasta siete expresiones faciales ante


determinadas emociones que se pueden considerar universales, en
común para “todas” las culturas:

Tras un largo periodo de tiempo investigando ha podido demostrar


a la ciencia como las expresiones faciales de las emociones
básicas son comunes a todas las personas, incluyendo tribus
indígenas que no han tenido contacto con otros seres humanos,
concluyendo así que dichas expresiones no son simplemente
sociales, sino que tienen su origen biológico, como función
adaptativa, tal y como planteaba la hipótesis de Charles Darwin.

Lo primero que necesita para aprender el lenguaje corporal es


reconocer las emociones que están sintiendo la persona la cual

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se está observando. ¿Cuál es la forma más sencilla de
conocerlas?, observando las expresiones faciales, eso es lo
primero que vamos a abordar en este trabajo. Conoceremos las
expresiones faciales universales, que como hemos visto son las
mismas en cualquier raza, sexo o edad.

Las expresiones faciales están directamente ligadas a las emociones

Definiremos una emoción como un estado afectivo que las


personas experimentan. Es una reacción subjetiva al ambiente que
viene acompañada de cambios orgánicos (fisiológicos y
endocrinológicos) son de origen innato, pero influidos por la
experiencia. Las emociones tienen una función adaptativa de
nuestro organismo a lo que nos rodea. Es un estado que sobreviene
súbita y bruscamente, más o menos pasajeras.

En general, las emociones primarias son procesos adaptativos.

A los pocos meses de vida, se adquieren las emociones básicas


como el miedo, el enojo o la alegría. Algunos animales comparten
con los humanos esas emociones tan básicas, que en los
humanos se van haciendo más complejas gracias al lenguaje,
porque usamos símbolos, signos y significados.

Cada individuo experimenta las emociones de forma particular,


dependiendo de sus experiencias anteriores, aprendizaje,
carácter y de las situaciones concreta. Algunas de las reacciones
fisiológicas y comportamientos mentales que desencadenan las
emociones son innatas, mientras que otras pueden adquirirse.

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ALEGRÍA:

Las causas de las situaciones que provocan alegría


son subjetivas. Se suele estar alegre por algo y
normalmente esto se transmite a todo lo que se haga.
El sujeto se muestra más comunicativo y generalmente
se tratará de contagiar la alegría para conseguir un
mayor efecto, no entiende como los demás no están
alegres.

La sonrisa es la mejor expresión de alegría, una


sonrisa espontanea, se expresa con los ojos, abiertos,
claros, y sinceros.

Se refleja en el rostro a través de contracción del


músculo cigomático (que va del pómulo al labio
superior) y del orbicular que rodea al ojo. Las mejillas
se elevan y surgen “patas de gallo”.

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TRISTEZA (PENA):

La tristeza, como la alegría, viene causada por algo.

El sujeto no necesita de la comunicación, no es necesita


compartir la tristeza, la vivencia es toda de uno.

Las lágrimas y los balbuceos son las clásicas expresiones de


tristeza. Están apoyados en expresiones de una boca caída,
relajación en los gestos y un estado anímico de dejadez general,
tanto en la conversación como en las actividades. Al sujeto nada
le llama la atención, si algo lo logra distraer es por un corto plazo
y en seguida se vuelve a la tristeza, se bajan los ojos y se
abandona el mundo exterior.

Se refleja en el rostro a través de la caída de los párpados


superiores y se angula hacia arriba las cejas. Además, el entrecejo
se arruga y los labios se estiran horizontalmente.

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IRA – ENOJO – ODIO

Es siempre dirigido, algo dispara el odio, El sujeto trata de evitar


el objeto de odio con todas las fuerzas, pero si aparece en la
escena o en la conversación concentrará toda su atención.
Intentará por todos los medios que los demás compartan su
emoción, dará sus razones para el odio, esperando que sean
aprobadas.

La atención por el objeto de odio puede ser intensa, mirada


fija, desprecio, nerviosismo, agresividad o en otros casos se
observa evasión.
Es una emoción que puede ser generadora de violencia
Se refleja en el rostro a través de la mirada, los ojos se
achican, enfocando claramente y sin dudar, los gestos se
afila, la boca se empequeñece en un gesto de desagrado
profundo, cejas juntas y hacia abajo y tendencia a apretar
los dientes.

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SORPRESA:

La sorpresa es causada por algo, es difícil de fingir. Lo


inesperado causa un efecto inmediato, la reacción es
repentina, no programada.

Puede ser una sorpresa agradable, que llevará a una


risa nerviosa y una mirada de agradecimiento o una
sorpresa desagradable que causará estupor, o incluso
miedo.

Se refleja en el rostro a través de los ojos muy abiertos,


los párpados superiores suben, pero los inferiores no
están tensos los gestos muy marcados, la boca abierta,
la mandíbula suele caer. Es la emoción más breve y
puede fundirse con otras.

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MIEDO:

El miedo suele estar dirigido, se siente miedo de algo. Si la


causa del miedo está presente requiere toda la atención.
La intranquilidad que siente el sujeto se muestra con nerviosismo,
se está a punto de saltar y huir en cualquier momento, siempre
calculando la mejor manera de alejarte del miedo.
Si la causa del miedo no está presente, se debe prevenir
que no se acerque a uno, además de buscar ayuda y
comprensión en los demás, el miedo se contagia, se
propaga, no se entiende como los demás no tienen miedo.

Los miedos universales tienen que ver a todo lo que remite a la


vulnerabilidad del ser humano.

Los miedos subjetivos están relacionados con las


experiencias traumáticas personales.

Hay un estado que es de expectación angustiosa que es


un miedo generalizado cuando no se sabe qué, pero se
espera que algo malo pase

Se refleja en el rostro a través de los ojos huidizos, la boca


en una continua mueca, temblores, gestos instintivos,
taparse los ojos, morderse las uñas, todo lo que indique
nerviosismo es un apoyo para demostrar miedo.

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ASCO:

Aversión producida por algo desagradable o repugnante.


Respuesta emocional causada por una impresión desagradable a algo
Ligera contracción del músculo que frunce la nariz y estrecha los
ojos. El gesto de la nariz arrugada es simultáneo al de la elevación
del labio superior.

DESPRECIO:

Es una expresión parecida al asco, porque la acción sólo se


produce a un lado de la cara. La comisura del labio está más tensa
y algo elevada.

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Hay más emociones, pero siempre deben ser filtradas a través de
personas entrenadas en interpretarlas.

IDENTIFICAR LAS

EMOCIONES ES EL PRIMER

PASO PARA

CONTROLARLAS.

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El lenguaje corporal, kinesia

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Qué nos dicen las posturas de una persona

La postura es la clave no-verbal


más fácil de descubrir, y observarla
puede resultar muy entretenido.
La mayor parte de esta
comunicación se realiza de manera
no consciente.

Lo primero que debemos buscar es el "eco" de las posturas.

Con mucha frecuencia, las personas imitan


las actitudes corporales de los demás. Por
ejemplo, dos amigos se sientan exactamente
de la misma manera, la pierna derecha
cruzada sobre la izquierda, y las manos
entrelazadas detrás de la cabeza; o también uno de ellos suele
hacerlo a la inversa, la pierna izquierda cruzada sobre la derecha,
como si fuera una imagen reflejada en un espejo.
Se denomina a este fenómeno posturas congruentes.
La base de esta postura es cree que, así como dos personas
comparten un mismo punto de vista, pueden compartir también una
misma postura.
Cuando se reúnen cuatro o más personas, es común descubrir
varios grupos de posturas distintos. Rápidamente nos daremos
cuenta de que esto no es mera coincidencia. Si una de las personas
reacomoda la posición de su cuerpo, los otros miembros de su
grupo la imitarán hasta que todas las posturas resulten
congruentes. Si escuchamos la conversación nos daremos cuenta
que los que opinan igual sobre el tema también se sientan de igual
modo.

Los programas de televisión nos dan numerosos ejemplos de


posturas combinadas, tanto como cualquier reunión social.

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Estudiar la postura de las personas durante una discusión -ya sea al
natural o por televisión- es sumamente interesante, ya que muchas
veces podremos detectar quién está a favor de quién, antes de que
cada uno hable. Cuando una persona está por cambiar de opinión,
probablemente emitirá una señal reacomodando la posición de su
cuerpo. Sin embargo, cuando discuten dos viejos amigos, pueden
mantener posturas congruentes durante todo el tiempo que dura la
discusión, como para hacer resaltar el hecho de que su amistad no
varía, aunque difieran en la opinión.

La congruencia también puede relacionarse al status. Las personas


que tienen más o menos el mismo status comparten una postura
similar, no así el profesor y el alumno, el ejecutivo y la secretaria
quienes lo hacen en raras oportunidades.

Algunos psicoterapeutas son muy conscientes en cuanto a la


implicancia que tiene el eco de las posturas. La desaparecida Frieda
Fromm-Reichmann asumía la postura de su paciente para tratar de
obtener una idea más clara sobre los sentimientos de éste. Algunas
investigaciones que analizan películas en relación al vínculo
terapéutico ha mostrado la relación existente entre las posturas
combinadas y los momentos de concordancia verbal, descubriendo
al final que el terapeuta había imitado deliberadamente las posturas
de sus pacientes para estimular la reciprocidad.

De la misma manera que las posturas congruentes expresan


reciprocidad, los no congruentes pueden utilizarse para señalar
distancias psicológicas.

Algunas veces, cuando las personas se ven forzadas a sentarse


demasiadas juntas, inconscientemente despliegan sus brazos y
piernas como barreras. Dos hombres, sentados muy juntos en un
sofá, girarán el cuerpo levemente y cruzarán las piernas de adentro
hacia afuera, o pondrán una mano o un brazo para protegerse
mutuamente ese lado del rostro

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Un hombre y una mujer sentados frente a
frente o a una distancia muy próxima,
cruzarán los brazos y tal vez las piernas, y se
echarán hacia atrás en sus asientos. La gente
también emplea el cuerpo para establecer
límites. Cuando varios amigos están de pie o
se sientan en fila, los de los extremos extenderán con frecuencia un
brazo o una pierna para excluir a los extraños.

Los cambios de postura son paralelos al lenguaje hablado, de igual


manera que las gesticulaciones. Se descubrió que, durante una
conversación, cuando el individuo logra su objetivo, mueve la
cabeza y los ojos cada pocas frases; y cuando cambia de punto de
vista realiza un giro mayor con todo el cuerpo.

Incluso, mientras una persona sueña dormida, cambia de posición


cada vez que llega a un punto final lógico. Los científicos que
investigan el sueño establecen que la gente se mueve en la cama
entre sueños, o entre distintos episodios de un mismo sueño, pero
raras veces durante la acción del sueño en sí.

Se descubrió también, que la mayoría de las personas parte de un


repertorio de posturas sorprendentemente limitado, y realizan
cambios en su posición en secuencias predecibles.

Cada individuo tiene una forma característica de controlar su


cuerpo cuando está sentado, de pie o caminando. Algunas veces
resulta tan personal como su firma y frecuentemente suele ser una
clave indiscutible de su carácter. Piense en la forma de moverse de
John Wayne -derecho, sólido, erguido-, y en la forma en que lo hace
otro hombre alto, Elliott Gould -laxo, levemente inclinado hacia
adelante-.

La mayoría de nosotros somos capaces de reconocer a nuestros


amigos, aun a gran distancia, por la forma que tienen de caminar o
tan solo por la manera de pararse.

La postura de un hombre nos habla de su pasado. La sola posición


de sus hombros nos podría dar pautas de las penurias sufridas, de

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su furia contenida o de una personalidad tímida. En centros de
investigación dedicados al tema como el Instituto Esalen, han
comprobado que los problemas psicológicos personales coinciden
con la estructura corporal.

Cuando una persona atraviesa un largo período depresivo, su


cuerpo se descontrola, los hombros se encorvan bajo el peso de
sus problemas. Tal vez desaparece el motivo de su depresión, pero
la postura se mantiene igual, puesto que algunos músculos se han
acortado, otros se han estirado y se ha formado un nuevo tejido
conjuntivo. Debido a que su cuerpo aún continúa agobiado, sigue
sintiéndose deprimida. Es posible, sin embargo, que, si su cuerpo
pudiera re disciplinarse, y volver a su equilibrio adecuado,
mejorarían también sus condiciones psíquicas. Estas teorías forman
parte de la Medicina psicosomática, que señala que el estado del
cuerpo afecta al de la mente. (de igual manera asegura también que
la mente afecta al cuerpo).

La postura no es solamente una clave acerca del carácter; también


es una expresión de la actitud. En efecto, muchos de los estudios
psicológicos realizados sobre la postura corporal, la analizan según
lo que revela de los sentimientos de un individuo con respecto a las
personas que lo rodean.

Durante el juicio de los Siete de Chicago, el abogado defensor,


William Kunstler, hizo una protesta formal en cuanto a la postura del
juez. Señaló que, durante el alegato del fiscal, el juez Julius Hoffman
se inclinaba hacia adelante, sumamente atento, pero mientras
actuaba la defensa, se echaba hacia atrás en el asiento de tal
manera que parecía estar durmiendo. A pesar de lo claro que hoy
nos puede resultar la postura corporal de juez como tendenciosa,
protesta fue denegada.

En nuestra cultura, existen posturas consideradas socialmente


adecuadas y otras que no lo son. Uno no se recuesta durante una
reunión de negocios, ni pone los pies sobre la mesa mientras cena.
Una persona puede dejar traslucir un mensaje asumiendo una
postura inadecuada a la situación.

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La postura puede ser un indicio no sólo de un status relativo, sino
del agrado o desagrado que dos personas sienten entre sí. Las
señales son levemente diferentes para los hombres y las mujeres.
Investigaciones han observado que cuando una persona se inclina
levemente hacia adelante, pero está relajado y con la espalda algo
encorvada, probablemente simpatiza con la persona que está con él.
Por otra parte, si se recuesta en el asiento puede significar
desagrado. No obstante, si está con otra persona que al mismo
tiempo no le resulta agradable o le teme -el cadete de la oficina que
recibe órdenes del vicepresidente de la empresa-, se sienta muy
tenso y rígido. Cuando un hombre está con una mujer que no le
agrada, lo demuestra simplemente echándose hacia atrás. De la
misma manera, las mujeres muestran su agrado inclinándose hacia
adelante y su desagrado echándose hacia atrás.

Cuando en las primeras sesiones de terapia de grupo los


participantes parecen estar a la defensiva y poco propensos a decir
lo que sienten, se les pide que abran los brazos y las piernas al
sentarse, basándose en la teoría de que esto los hará sentirse más
abiertos y ser menos reservados entre sí. De cualquier manera,
tenemos que tener en cuenta que los brazos no constituyen el
mensaje completo.

Investigaciones psiquiátricas que registraron a través de los años


las posturas y el cambio de las mismas en los pacientes que habían
tratado, encontraron que algunas de ellas se presentaban casi
indefectiblemente en determinadas situaciones: Cada paciente
tenía una posición básica al tenderse en el diván y la variaba
mediante movimientos de brazos y piernas o de todo el cuerpo, que,
por lo general, coincidían con ciertas declaraciones verbales. Por
ejemplo, un hombre, podía tener una manera especial de colocar su
cuerpo al hablar de su madre y otra postura totalmente distinta, al

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hacerlo de su padre. Solía cubrirse el tórax y el abdomen con los
brazos cuando estaba a la defensiva o ponerse las manos en los
bolsillos si se sentía agresivo.

Los especialistas en ciencias sociales han investigado también la


orientación, es decir el grado en que dos personas se encuentran
frente a frente. Entre los primates, que no hablan, ésta es una
importante clave vital acerca de las intenciones del animal. Un
chimpancé indica que está prestando atención mediante la
dirección hacia donde orienta su cuerpo y el lugar hacia el que
dirige su mirada.

Los hombres hacen lo mismo, aunque de manera más sutil. Un


individuo puede enfrentar a otro en forma firme con todo su cuerpo,
sólo con la cabeza, con la parte superior del cuerpo o con las
piernas. La orientación es difícil de estudiar y los resultados han
sido ambiguos. Es probable que la firmeza con que se enfrente a
otra persona indique el grado de atención que se le está prestando.
En realidad, uno puede interrumpir una conversación por completo,
dando la espalda al interlocutor, mientras que girar solamente la
cabeza produce el mismo efecto, pero en forma menos drástica.

Frecuentemente, en grupos de tres o más personas, la gente


dividirá la orientación de sus cuerpos. Será posible observar que
cada persona habrá colocado la parte superior de su cuerpo frente a
uno de sus compañeros y la parte inferior frente a otro. Si esto no
ocurriera así, si dos personas se colocaran enteramente una frente
a la otra, la tercera se sentiría inexplicablemente excluida, sin
importar el cuidado que se tome por incluirla en la conversación.

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Los experimentos de la orientación han sugerido que tanto los
hombres como las mujeres se enfrentan más directamente a
hombres de mayor status y menos directamente a mujeres de status
más bajo. Nuevamente observamos aquí lo importante de la
amenaza potencial: Por ejemplo, el que puede darse entre un
gerente ante un empleado de limpieza.

Existen aproximadamente mil posturas estáticas que son


anatómicamente posibles y relativamente cómodas; de ellas, cada
cultura selecciona su propio repertorio limitado. Así lo afirma
Cordón Hewes que ha estudiado las posturas en forma global.
Nosotros, en Occidente, tendemos a olvidar que existen otras
maneras de sentarse y de ponerse de pie que las que estamos
acostumbrados a emplear. Resulta sorprendente comprobar que
"por lo menos la cuarta parte de la humanidad tiene el hábito de
ponerse en cuclillas para descansar o para trabajar". La mayoría de
los niños adoptan esta posición fácil y cómoda durante mucho
tiempo, pero en nuestra sociedad se considera que esta posición es
incómoda, signo de mala educación y molesta y los adultos han
perdido la habilidad de usarla. El repertorio de posturas de una
cultura da forma a los complementos de ésta y éstos a su vez
requieren ciertas posturas. Cuando un estilo de vida está en
formación puede ocurrir que posturas y complementos se
desencuentren entre sí. En el Japón, donde las personas están
acostumbradas a sentarse en el piso de las casas, frecuentemente
se las puede ver en cuclillas sobre la butaca de un teatro o en el
asiento del tren.

Si ponerse en cuclillas puede parecemos incómodos, la posición de


las cigüeñas que adoptan ciertos habitantes del África nos parecerá
imposible. Los hombres se paran durante largo rato sobre una
pierna, y doblan la otra por debajo de la rodilla, enlazando el pie de
la pierna libre a la otra espinilla.

A través de todas las culturas que ha estudiado, Hewes descubrió


que es raro que las mujeres se sienten o se pongan de pie con las

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piernas separadas, una postura que es común en los hombres.
Cada cultura posee posturas que considera correctas y otras que
juzga incorrectas, de manera que lo que en una sociedad es signo
de buena educación puede resultar escandaloso en otra.

La postura es, como ya lo hemos dicho, el elemento más fácil de


observar y de interpretar. En cierto modo, es bastante molesto
saber que algunos movimientos corporales que efectuamos
bastante seguido son tan circunscriptos y predecibles que revelan
nuestra personalidad; pero, por otra parte, es muy agradable saber
que todo nuestro cuerpo responde en forma continua ante el
desarrollo de un encuentro con otro ser humano.

A medida que un individuo toma conciencia de su propia postura,


puede descubrir que durante una velada estuvo compartiendo
posturas corporales con un amigo y que el compañerismo siguió el
curso del cambio de éstas. En otra circunstancia, puede darse
cuenta de que está sentado formando una barrera con sus brazos y
con sus piernas. Esta toma de conciencia del propio yo puede ser
un primer paso tentativo hacia un mejor conocimiento de sí mismo.

Tradicionalmente se ha pensado que para cambiar nuestras


emociones y nuestro comportamiento era necesario cambiar
nuestra manera de pensar, nuestra actitud interior (el cambio
desde dentro hacia fuera); hoy día la psicología tiene muy en
cuenta las extraordinarias posibilidades de crear un cambio global
utilizando el sentido inverso, es decir, mostrando una actuación y
un lenguaje corporal acorde con los estados internos que se
pretende inducir (el cambio desde fuera hacia dentro).

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Pasemos a analizar algunas posturas:

Postura de manos en los bolsillos

Comunicación exterior: “Yo no voy a hacer


nada”.

Implicación mental: Al deshabilitar las manos,


se está apagando la parte del cerebro destinada
a la ejecución, a la imaginación y a la toma de
decisiones. Se convierte en un sujeto pasivo.
Por el contrario, se activa la parte del cerebro
destinada a la observación y a la recepción de
información, y se desactiva la del
procesamiento activo de la información. Pero no debemos pensar
que ésta es la mejor postura para observar, ya que al estar
apagado nuestro sistema de análisis y procesamiento de
información, no podremos sacar ventaja de la información que
obtengamos.
¿Para qué utilizarla?: Esta postura, por tanto, sería recomendable
para aquellos casos en los que queremos observar, tomar datos,
promover la participación, pero no participar. Por ejemplo, en
situaciones en las que buscamos que alguien o un grupo
expongan opiniones, puntos de vista, etc.; cuando dejamos que
otra persona dirija una actividad; o en alguna ocasión, cuando
sintamos que estamos demasiado nerviosos, y queramos recoger
información de lo que está sucediendo, pero sin precipitarnos en
tomar decisiones o actuar.

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Postura de brazos cruzados

Comunicación exterior: “No confió”; “me


protejo”; Implicación mental: Se trata de una
postura de protección ante la amenaza. Cuando
el cerebro activa este estado, los recursos se
dirigen a la supervivencia. Dentro de las
acciones que puede tomar un organismo en
este estado,
la postura de brazos cruzados se podría asimilar a la
acción de hacerse el muerto o quedarse inmóviles, que
ejecutan algunos animales ante amenazas de las
que no ven posibilidad de escape.
En esta postura también anulamos nuestra capacidad de acción,
al “atar” nuestros brazos, y buscamos la protección utilizando los
brazos como posible defensa. De este modo, con la situación de
alerta, y con la acción de inmovilización tomada, la atención se
divide: la vista pasa a un segundo plano y se agudiza el oído.
Además, dada la implicación para la supervivencia en esta
situación, la información captada por este medio se procesa
automáticamente de forma inconsciente, lo que implica que las
decisiones que se tomen en función de la información que entre
por este canal tiendan a ser inmediatas. La introspección se
maximiza, y esto hace que, aunque se aumente la capacidad
auditiva, toda la información se procesará en función de las
necesidades de uno mismo, con lo que lo más probable es que no
consigamos contactar con los pensamientos y sentimientos de
nuestros interlocutores.

¿Para qué utilizarla?: Esta postura puede resultar muy útil cuando
queremos tomar un momento de respiro; cuando queremos
reordenar nuestros pensamientos

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Postura Manos en la cintura

Comunicación exterior: “Estoy esperando a


que pase algo (tanto bueno como malo), y
luego ya veré lo que hago”

Implicación interior: Esta postura tiene una


implicación similar a la de las manos en los
bolsillos, ya que anulamos nuestra capacidad
de actuación mediante la retención de la acción
de nuestras manos, pero tiene una
connotación distinta; mientras que la anterior nos
preparaba para ver y escuchar cualquier cosa
sin tomar partido, esta nos prepara para ver y
escuchar, pero sólo lo que queremos ver y
escuchar. Esta postura ordena al cerebro
activar la función de reconocimiento, pero no la
de análisis.

Esto quiere decir que sólo percibiremos las conductas que estemos
esperando que se produzcan, y no nos daremos cuenta de
prácticamente nada más. Solemos tomar esta postura cuando algo no
va como nosotros esperábamos y estamos esperando a que otra
persona o personas “reaccionen” y empiecen a hacer las cosas como
deben. Lo malo es que, mientras estemos adoptando esta postura
seremos incapaces de percibir lo que realmente esté pasando, y, por lo
tanto, incapaces de procesar información y de tomar decisiones que
puedan ayudar a esas personas.
¿Para qué utilizarla?: Esta postura deberemos usarla sobre todo en
entrenamientos, en ejercicios en los que haya objetivos claros o
conductas concretas que queremos detectar.

26
Postura de estar erguido con los brazos a los lados

Comunicación exterior: “Voy a actuar”

Implicación interior: Postura destinada


totalmente a la acción. La postura erguida
permite al cuerpo dirigirse en cualquier
dirección, y los brazos a los lados, están
preparados para realizar cualquier
acción. Con esta postura, repartimos los
recursos por igual entre mente y cuerpo, y mantenemos abiertos
todos los canales sensoriales.
¿Para qué utilizarla?: Esta debe ser la postura básica. La persona
podrá observar, procesar la información y actuar con eficacia
suficiente. Desde esta postura vendrán la mayor parte de las
conductas y verbalizaciones, acertadas y erróneas. Se recomienda
mantener esta postura el mayor tiempo posible, salvo cuando se
deban utilizar las posturas indicadas anteriormente o cuando se
necesite (y se pueda) tomar un descanso, tanto físico como mental.

27
Postura de sentado + brazos cruzados
+ taparse la boca + vista al frente

Comunicación exterior: “Estoy


observando algo (interior o exterior)”;
“Estoy pensando”
Implicación mental: Con esta postura,
anulamos completamente nuestra
capacidad de acción. Es una postura
de pura observación, en la que todos
los recursos se centran en la recogida
de información, principalmente por el canal visual. Nos
negamos a nosotros mismos cualquier posibilidad de reacción,
aunque de forma represiva y no natural.
Es decir, nos controlamos para no empeorar la situación y nos
tomamos un tiempo para apaciguar una reacción que intuimos que
nos pueda causar algún problema.

¿Para qué utilizarla?: Deberemos utilizar esta postura siempre


que necesitemos un momento de reflexión. Desgraciadamente,
esta postura implicará posiblemente que se esté viviendo un mal
momento en el que la mejor solución parezca hacer o decir cosas
que no podemos o no nos atrevemos a hacer o decir. Esta
postura nos permitirá observar, a la vez que “tragarnos” lo que
sea. Lo que debemos saber es que el esfuerzo que nos va a
suponer estar conteniendo las acciones o verbalizaciones que
sean, va a impedir que podamos observar y procesar la
información con todo nuestro potencial; por eso debemos valorar
si queremos hacerlo.

28
La misma postura de brazos, pero estando de pie,
indica la misma intención y preparación para la
observación, y el control y represión de cualquier
conducta que pudiera producirse antes de tiempo.
Sin embargo, al estar de pie, da muestras de (y
genera a sí mismo) confianza para poder actuar
con garantías cuando estime oportuno.

Postura de cuclillas

Comunicación exterior: “Estoy al


acecho”
No es recomendable participar de una
reunión en esta posición
Implicación interior: Podría decirse que
esta postura es contraria a la de los
brazos cruzados. Aquí, está
controlando sus movimientos, pero en
una posición que le posibilita una reacción inmediata hacia el
objeto que está observando.
Es claramente la posición del depredador que acecha a la presa y,
como tal, tiene todo su potencial receptor en los canales visuales.
Como se observa en la foto, en esta postura, no se quiere
intervenir, de ahí que use una mano para tapar su boca.
Contrariamente de lo que ocurre con la posición de brazos en la
cintura, en esta posición se observa la acción sin una idea
preconcebida de lo que espera, sino con la intención de actuar en
cuanto haya la más mínima oportunidad.

¿Para qué utilizarla?: Esta postura es muy útil para observar


visualmente y en especial, para detectar los errores propios o
puntos débiles de los rivales (dado que se activa el estado mental

29
de depredador). Dada la tensión que conlleva esta postura, tanto
mental como física, es conveniente elegir correctamente los
momentos para usarla. También hay que tener en cuenta el
ángulo de visión que se consigue con esta postura, y que
probablemente haga difícil la observación de situaciones muy
cercanas

Veamos ahora las posturas desde otro ángulo:

La postura de la cabeza:

La postura de la cabeza nos indica lo que pensamos: negación;


asentimiento; neutral o de evaluación, cuando miramos hacia
arriba; interés, cuando la inclinamos a un lado; desaprobación o
negatividad, cuando la inclinamos hacia abajo.

La postura de los brazos:

La posición de los brazos nos da información sobre nuestro


estado de ánimo. Los brazos cruzados indican una postura
defensiva, o inseguridad. Los brazos cruzados con los puños
cerrados significan hostilidad y defensa. Los brazos cruzados
tomándose los brazos indican restricción.

La postura de las piernas:

La postura de las piernas dice mucho sobre nuestro estado


anímico. Piernas cruzadas estándar, indican una actitud
defensiva. El cruce formando un cuatro, significa discusión o
competencia. Si nos cruzamos de piernas estando parados,
demostramos incomodidad y tensión. Al cruzar los tobillos
sentados, intentamos disimular una actitud negativa.

Los gestos de seducción:

El lenguaje corporal también sirve para expresar los mensajes de


seducción sin emplear las palabras. Podemos enviar señales de

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nuestro deseo al hombre de nuestros sueños con tan solo
modificar nuestra postura corporal, y él comprenderá
perfectamente, ya que el lenguaje corporal es universal.
• Tocarse o arreglarse el cabello.
• Colocar las manos en la cintura.
• Exhibir las muñecas.
• Ondular las caderas.
• Cruzar la pierna hacia el lado de la persona que nos atrae.
• Sonreír de manera picaresca.
• Observar de reojo significa interés, curiosidad, seducción.

Recomendaciones:

Aprende a observarte.
Al principio tardarás mucho en darte cuenta de que estás
manteniendo una postura errónea, pero, con la práctica,
podrás reaccionar más rápido.
Aprende a analizar tus estados internos.
Observa y valora tus capacidades perceptivas, de procesamiento
y de respuesta, según la situación y la postura adoptada.
Crea tu propia experiencia.
Todo importa. Recuerda que las posturas corporales son sólo un
aspecto potenciador o limitador de las conductas.
Otras variables, tales como la motivación, el estrés, la
confianza, la experiencia, etc. influyen también en el resultado
final de nuestras acciones.

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Kinésica: Emociones y postura corporal

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El cuerpo habla: Las Manos

Es una antigua broma decir que “Fulano se quedaría mudo si le


ataran las manos”. Sin embargo, es cierto que todos estaríamos
bastante incómodos si tuviéramos que renunciar a los ademanes
con que tan a menudo acompañamos e ilustramos nuestras
palabras.
La mayoría de las personas son conscientes del movimiento de
manos de los demás, pero en general lo ignoran, dando por
sentado que no se trata más que de gestos sin sentido. Sin
embargo, los ademanes comunican. A veces, contribuyen a
esclarecer un mensaje verbal poco claro.

La palma de la mano

El gesto de exhibir las palmas de las


manos se ha asociado siempre con
la verdad, la honestidad, la lealtad y
la deferencia. Muchos juramentos
se efectúan colocando la palma de
la mano sobre el corazón; la mano
se levanta con la palma hacia afuera
cuando alguien

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declara en un tribunal; ante los miembros del tribunal la Biblia se
sostiene con la mano izquierda y se levanta la palma derecha.
En la vida cotidiana, la gente usa dos posiciones fundamentales de
las palmas: una es la de las palmas hacia arriba en la posición del
mendigo que pide dinero o comida, y la otra es la de las palmas
hacia abajo como si se tratara de contener, de mantener algo.
Cuando alguien desea ser franco y honesto, levanta una o ambas
palmas hacia la otra persona y dice algo así como: “Voy a serle
franco”.
"Cuando alguien empieza a confiar en otro, le expondrá las
palmas o partes de ellas. Es un gesto inconsciente como casi
todos los del lenguaje del cuerpo, un gesto que proporciona al
que lo ve la sensación o el presentimiento de que están
diciéndole la verdad.
Hay tres gestos principales de mando con las palmas: la palma hacia
arriba (ya comentada), hacia abajo y la palma cerrada con un dedo
apuntando en una dirección.
La palma hacia arriba es un gesto no amenazador que denota
sumisión.
Cuando alguien coloca la palma hacia abajo adquiere inmediatamente
autoridad.
La persona receptora siente que se le está dando una orden.
La palma cerrada en un puño, con el dedo señalando la dirección, es el
plano simbólico con el que uno golpea al que lo escucha para hacer
que le obedezca.

El apretón de manos

Estrecharse las manos es un vestigio que queda del hombre de las


cavernas. Cuando dos cavernícolas se encontraban, levantaban
los brazos con las palmas a la vista para demostrar que no
escondían ningún arma.
Con el transcurso de los siglos, ese gesto de exhibición de las
palmas fue transformándose en otros como el de la palma
levantada para el saludo, la palma sobre el corazón y muchos
otros.

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La forma moderna de ese ancestral gesto de saludo es estrecharse las
palmas y sacudirías. En Occidente se practica ese saludo al
encontrarse y al despedirse.

Apretones de manos sumisos y dominantes

Teniendo en cuenta lo que ya se ha


dicho sobre la fuerza de una petición
hecha con las palmas hacia arriba o
hacia abajo, estudiemos la
importancia de esas posiciones en el
apretón de manos.
Supongamos que nos acaban de
presentar a alguien y se realiza un apretón de manos. Tres
actitudes pueden transmitirse en el apretón:

La actitud de dominio: «Este individuo está tratando de someterme.


Voy a estar alerta.»
La de sumisión: «Puedo hacer lo que quiera con esta persona.»
Y la actitud de igualdad: «Me gusta, nos llevaremos bien.»
Estas actitudes se transmiten de forma inconsciente, pero, con la
práctica y la aplicación conscientes, las siguientes técnicas para
estrechar la mano pueden tener un efecto inmediato en el resultado
de un encuentro con otra persona.

El dominio se transmite cuando la palma queda hacia abajo. No es


necesario que la palma quede hacia el suelo; basta con que esté
hacia abajo sobre la palma de la otra persona. Esta posición le
indica a uno que el otro quiere tomar el control de esa reunión.
La inversa del apretón dominante es ofrecer la mano con la palma
hacia arriba. Este gesto resulta especialmente efectivo cuando se

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desea ceder al otro el control de la situación, o hacerle sentir que
lo tiene.
Cuando dos personas dominantes se estrechan las manos tiene
lugar una lucha simbólica, ya que cada una trata de poner la palma
de la otra en posición de sumisión. El resultado es un apretón de
manos vertical en el que cada uno trasmite al otro un sentimiento
de respeto y simpatía.

Los estilos para estrechar la mano

Extender el brazo con la mano estirada y la palma hacia abajo es


el estilo más agresivo de iniciación del saludo, pues no da
oportunidad a la otra persona de establecer una relación en
igualdad de condiciones. Esa forma de dar la mano es típica del
macho dominante y agresivo que siempre inicia el saludo. Su
brazo rígido y la palma hacia abajo obligan al otro individuo a
ponerse en la situación sumisa, pues tiene que responder con su
palma hacia arriba.

El apretón de manos “estilo guante” se lo llama a veces “apretón de


manos del político”. El iniciador trata de dar la impresión de ser una
persona digna de confianza y honesta, pero cuando usa esa técnica
con alguien que se acaba de conocer, el efecto es opuesto.
La trituración de los nudillos es la marca del tipo rudo y agresivo

La intención que se manifiesta al extender las dos manos hacia el


receptor demuestra sinceridad, confianza o un sentimiento
profundo hacia el receptor. Tomarlo de la parte superior del brazo
transmite más sentimiento que tomarlo de la muñeca. Y más aún
transmite el tomar del hombro. La toma de la muñeca y del codo
es aceptada solamente entre amigos íntimos o parientes. Si esto
lo realiza un político o un vendedor con un cliente eventual, esto
descoloca al receptor y no es bueno

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Manos con dedos entrelazados

Al principio puede parecer que


éste es un gesto de bienestar
porque la gente que lo usa a
menudo está sonriendo al mismo
tiempo y parece feliz. Pero
realmente es un gesto de
frustración o actitud hostil y la
persona que lo hace está
disimulando una actitud negativa.
Se necesitará provocar alguna
acción para desenlazar los dedos
y exponer las palmas y la parte
delantera del cuerpo sino
permanecerá la actitud hostil.

Parece que existe una relación entre la altura a la que se


sostienen las manos y la intensidad de la actitud negativa.
Cuantas más altas están las manos, más difícil será el trato con la
persona.

Manos en ojiva

La persona que se tiene confianza,


que es superior, o la que usa
mínima gesticulación, con
frecuencia hace este gesto, y con él
expresa su actitud de seguridad.
También es un gesto común entre
los contadores, abogados, gerentes
y otros profesionales.

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La ojiva hacia arriba se usa cuando la persona esta opinando,
cuando es la que habla. La ojiva hacia abajo se usa más
cuando se está escuchando.

Tomarse las manos, los brazos y las muñecas

El caminar con la cabeza levantada, el mentón hacia delante y las


manos tomadas detrás de la espalda son gestos comunes en los
policías que recorren las calles, el director de la escuela, de los
militares y de todas las personas que tengan autoridad. Es un
gesto de superioridad y seguridad. Pero no debe confundirse este
gesto con tomarse de la muñeca o del brazo, ya que estos últimos
muestran frustración y el intento de auto controlarse

Los gestos con el pulgar

En quiromancia, los pulgares señalan


la fuerza del carácter y el ego. El uso
de los pulgares en la expresión no
verbal confirma lo anterior. Se usan
para expresar dominio, superioridad
e incluso agresión; los gestos con
los pulgares son secundarios,
forman parte de un grupo de gestos.
Representan expresiones positivas usadas a menudo en las
posiciones típicas del gerente «frío» ante sus subordinados.
El hombre que corteja a una mujer las emplea delante de ésta y
son de uso común también entre las personas de prestigio, de
alto status y bien vestidas. Las personas que usan ropas
nuevas y atractivas hacen más gestos con los pulgares que las
que usan ropas pasadas de moda.
Los pulgares, que expresan superioridad, resultan más evidentes
cuando una persona está dando un mensaje verbal
contradictorio.
Con frecuencia los pulgares salen de los bolsillos, a veces de los
bolsillos posteriores, como para disimular la actitud dominante

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de la persona. Las mujeres agresivas o dominantes usan también
este gesto.
Los que muestran los pulgares suelen añadir a este gesto el
balanceo sobre los pies para dar la impresión de tener mayor
estatura.
Otra posición conocida es la de los brazos cruzados con los
pulgares hacia arriba. Es una señal doble pues los brazos indican
una actitud defensiva o negativa, mientras que los pulgares
representan una actitud de superioridad. La persona que usa este
gesto doble suele gesticular con los pulgares y, cuando está
parada, balancearse sobre los pies.
El pulgar puede usarse también como un gesto de ridículo
cuando señala a otra persona. El pulgar que señala de este modo
resulta irritante a la mayoría de las mujeres, especialmente
cuando el gesto lo hace un hombre. El gesto de agitar el pulgar es
mucho menos habitual en las mujeres, aunque a veces señalan
así a sus maridos o a las personas que no les agradan.

Las manos en la cara

¿Cómo puede saberse que alguien está


mintiendo? Reconocer los gestos de engaño
puede ser una de las habilidades más
importantes que pueden adquirirse. ¿Cuáles
son las señales que delatan a los mentirosos?
Las posiciones de las manos en la cara son la
base de los gestos humanos para engañar. En
otras palabras, cuando vemos, decimos o
escuchamos una mentira, a menudo
intentamos taparnos los ojos, la boca o los oídos con las manos.
El gesto de tocarse la nariz es, esencialmente, una versión
disimulada de tocarse la boca. Puede consistir en varios roces
suaves debajo de la nariz o puede ser un toque rápido y casi
imperceptible.

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Una explicación del origen del gesto de tocarse la nariz es que
cuando la mente tiene el pensamiento negativo, el subconsciente
ordena a la mano que tape la boca, pero, en el último instante,
para que no sea un gesto tan obvio, la mano se retira de la boca y
toca rápidamente la nariz.
Otra explicación es que mentir produce picazón en las delicadas
terminaciones nerviosas de la nariz y, para que pase, se hace
necesario frotarla.

Cuando alguien hace un gesto de llevarse las manos a la cara no


siempre significa que está mintiendo, pero indica que esta
persona puede estar engañando. La observación ulterior de otros
grupos de gestos puede confirmar las sospechas. Es importante
no interpretar aisladamente los gestos con las manos en la cara.

El guardián de la boca
Taparse la boca es uno de los gestos que resulta tan obvio en los
adultos como en los niños. La mano cubre la boca y el pulgar se
oprime contra la mejilla cuando el cerebro ordena, en forma
subconsciente, que se supriman las palabras engañosas que
acaban de decirse. A veces, el gesto se hace tapando la boca con
algunos dedos o con el puño, pero el significado es el mismo. Si
la persona que está hablando usa este gesto, denota que está
diciendo una mentira.

Frotarse el ojo

El gesto representa el intento del cerebro de bloquear la visión


del engaño o de evitar tener que mirar a la cara de la persona a
quien se le está mintiendo. Lo mismo sucede con rascarse la
oreja. Es el intento del que escucha de “no oír lo malo”, de
bloquear las palabras del que miente. Es la versión adulta del
gesto de los niños de taparse los oídos con las dos manos para
no oír una reprimenda.

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Rascarse el cuello

En este caso el índice de la mano derecha rasca debajo del lóbulo


de la oreja o rasca el costado del cuello. Nuestras observaciones
de este gesto revelan algo interesante: la persona se rasca unas
cinco veces. Es raro que lo haga más o menos veces.
El gesto indica duda, incertidumbre, y es característico de la
persona que dice: “No sé si estoy de acuerdo”. Es muy notorio
cuando el lenguaje verbal contradice el gesto; por ejemplo,
cuando la persona dice: “Entiendo cómo se siente”.
Algunas personas cuando dicen una mentira y sospechan que se
los ha descubierto realizan el gesto de tirar del cuello de la
camisa. Cuando descubra esto puede preguntarle a la persona
que repita o explique nuevamente lo que ha dicho.

Los dedos en la boca

El gesto de la persona que se pone los dedos en la boca cuando


se siente presionada es el intento inconsciente de la persona de
volver a la seguridad del recién nacido que succiona el pecho
materno. Un niño reemplaza el pecho de la madre por el pulgar, y
el adulto no sólo se pone los dedos en la boca, sino que inserta
en ella cosas como cigarrillos, pipas, lapiceras, etc.
Si bien casi todos los gestos hechos con las manos en la cara
expresan mentira o desilusión, meterse los dedos en la boca es
una manifestación de la necesidad de seguridad. Lo adecuado es
dar garantías y seguridades a la persona que hace este gesto.

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El aburrimiento

Cuando el que escucha comienza a


apoyar la cabeza en la mano, está
dando señales de aburrimiento: la
mano sostiene la cabeza para tratar
de no quedarse dormido. El grado
de aburrimiento está en relación
directa con la fuerza con que el
brazo y la mano están sosteniendo
la cabeza. Un movimiento simple
como el de alcanzarle algo al oyente para alterarle la posición
puede producir un cambio de actitud.

La evaluación se demuestra con la mano cerrada apoyada en la


mejilla, en general con el índice hacia arriba.
El gesto de repasarse la barbilla es una señal que indica que el
que lo hace está tomando una decisión.
Cuando una persona se pone en la boca un objeto (cigarrillo,
lapicera, etc.) cuando se le pide que tome una decisión, estos
gestos indican que no está seguro sobre la decisión a adoptar y
que va a ser necesario darle más seguridad porque el objeto que
tiene en la boca le hace ganar tiempo.

Los gestos de frotarse o palmarse la cabeza

La versión exagerada de tirar del cuello de la camisa es frotarse la


nuca con la palma de la mano. La persona que hace ese gesto
cuando miente, por lo general evita la mirada directa y mira hacia
abajo. Ese gesto expresa también enojo o frustración. Si al
señalarle un error a alguien esa persona reconoce el olvido
cometido y se golpea la frente, es que no se ha sentido intimidada
por su observación.
Si, de lo contrario, se da la palmada en la nuca, refleja que usted
es para él un dolor de nuca por haberle señalado el error. Los que
habitualmente se frotan la nuca tienen tendencia a ser negativos

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y a criticar, mientras que los que suelen frotarse la frente para no
verbalizar un error son personas más abiertas y con las que se
trabaja más fácilmente.

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Gestos con las manos I

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Cómo dar un apretón de manos

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