Todos sabemos que la persona es una simbiosis de varios cuerpos. Voy a intentar dar algunas
pinceladas que harán referencia al cuerpo físico y en concreto a la trascendencia de algo que casi
todo el mundo conoce; pero que por el contrario muy pocos practican:
Tras experiencias personales muy fuertes puesto que la enfermedad me tocó de lleno estoy
convencidísimo de que la alimentación cruda, ecológica y perfectamente combinada puede llevar
a la curación de cualquier dolencia, sin olvidar el trabajo en otros campos: emocional, psicológico-
mental y espiritual.
Si se desea ampliar información, remitiría al libro: «Cuando estés enfermo cúrate con los
alimentos crudos y otras prácticas naturistas».
Me atengo en este artículo a comentar y recordar que alimentos son más apropiados, atendiendo
a su grado de toxicidad.
Para ello, según la clasificación que propuso el doctor Ruiz Ibarra con arreglo a la toxicidad: «en
toda clase de alimentación, hay un producto a transformar y un residuo a eliminar; por
imperfección de la transformación o por deficiencias de la eliminación del residuo, puede dar la
resultante tóxica. Siendo este detalle, además, el más importante de todos desde el punto de vista
práctico y utilitario para los enfermos, nuestra opinión es clasificar los regímenes según esta
escala:
Regímenes antitóxicos
Regímenes atóxicos
Regímenes hipotóxicos
Regímenes tóxicos
Regímenes hipertóxicos
Recordemos a Hipócrates:
«Se curan todas las enfermedades; pero no todos los enfermos».
-Se debe beber poca agua o ninguna en las comidas porque diluye los jugos digestivos.
-Se deben masticar e insalivar bien los alimentos.
-Debe uno comer con el ánimo tranquilo.
-No se debe comer sin hambre.
-No deben tomarse alimentos demasiado calientes ni demasiado fríos (helados).
-No debe abusarse de salsas, sobre todo de las confeccionadas con harina.
-No debe echarse azúcar en las frutas, leche o requesón porque llega a producir fermentación
alcohólica y ácidos nocivos. Aparte de sus inconvenientes como alimento desvitalizado.
-Prefiéranse los alimentos de color a los blancos (nabo, coliflor, pan blanco, arroz, etc.) por ser los
primeros más ricos en minerales.
-Tres comidas diarias como máximo.
-No tomar nada entre horas, excepto agua.
- Hacer un buen desayuno.
- Cenar temprano y liviano.
-Tomar ácidos grasos esenciales para ayudar al correcto funcionamiento celular.
-No espere a estar harto para dejar de comer.
Dieta recomendada: frutas, verduras, legumbres germinadas, frutos secos (excepto
cacahuetes) y miel.
-No más de dos yemas de huevo por semana. La clara se puede utilizar más ampliamente.
-Utilizar habitualmente semillas de lino y sésamo, así como germinados de alfalfa, soja, etc., por la
enorme repercusión positiva que supone para nuestro organismo.
-Ingerir abundancia de fruta fresca. No tomar frutas frescas y verdura en la misma comida (por
razones de incompatibilidad). Puede sustituir la fruta fresca por frutos secos (preferiblemente
oleaginosos).
-Procure no hervir casi las verduras. Expóngalas al vapor con el propio agua de lavarlas, o
rehóguelas suavemente en aceite (es preferible su consumo crudo).
-Desechar totalmente los condimentos irritantes (pimienta picante, mostaza), así como
embutidos.
-Elimine para siempre el vinagre. Si el vino ya es uno de los peores enemigos de la salud, mucho
más lo será después de agriarse. Por otra parte, una cierta parte del vinagre que se expende ni si-
quiera procede del vino, sino que es ácido acético industrial.
-Beber, cuando menos, media docena de vasos de agua diariamente. No ingerir líquidos con las
comidas, excepto su propio caldo. Hacemos la digestión con los jugos gástricos, que se desvirtúan
aguándolos en exceso.
-Mastique perfectamente los alimentos.
-Siéntese a la mesa con el ánimo bien dispuesto, en caso contrario mejor ayune.
Entremos de lleno en lo que nuestro cuerpo necesita para estar bien nutrido que no es lo mismo
que alimentado. Ingerimos muchísimos comestibles; pero bastantes pocos nutrientes. Para
desarrollar toda esta problemática analicemos primero los nutrientes esenciales que debemos
aportar a nuestro organismo para tratar de alcanzar la salud, sin olvidar jamás la «nutrición» que
también requieren nuestros otros cuerpos: emocional, mental, espiritual; pero de los que no
puedo dar pautas que puedan ayudarles porque soy un aprendiz que está en la búsqueda de ello.