La artritis reumatoide (AR) es una forma común de artritis que causa inflamación en el
revestimiento de las articulaciones, causando calor, reducción en el rango de movimiento,
hinchazón y dolor en la articulación. La AR tiende a persistir durante muchos años, suele afectar
diferentes articulaciones del cuerpo y puede causar daños en cartílagos, huesos, tendones y
ligamentos de las articulaciones.
En los Estados Unidos, aproximadamente uno por ciento de la población, unos 1.5 millones de
personas, tienen AR. Esta enfermedad puede ser contraída por cualquier persona, sean niños o
ancianos, además que varía de una persona a otra. La enfermedad suele comenzar entre los 30-
60 años de edad, siendo las mujeres quienes superan a los hombres en una proporción de tres a
uno. De igual forma, la enfermedad se presenta en todos los grupos étnicos y en todas partes del
mundo.
¿En qué se diferencia la AR de otras formas de artritis?
Una manera de distinguir la AR de otros tipos de artritis es por el patrón de las articulaciones
afectadas. Por ejemplo, la AR afecta la muñeca y muchas de las articulaciones de la mano pero,
por lo general, no afecta las articulaciones que están más próximas a las uñas. Por el contrario, la
osteoartritis, un tipo de artritis más común, afecta más a menudo a las articulaciones más
próximas a las uñas que otras áreas de la mano.
Otras articulaciones que pueden verse afectadas por la AR incluyen:
OSTEORPOROSIS
La osteoporosis no produce síntomas, no duele ni causa ninguna alteración en sí misma. Sin
embargo, al producirse gran fragilidad en los huesos, aparecen con gran frecuencia fracturas
óseas, que son las que condicionan los síntomas en estos enfermos.
Las fracturas más frecuentes en la osteoporosis de la mujer postmenopáusica son las fracturas
vertebrales, que producen dolores muy agudos en la espalda y condicionan la aparición
progresiva de deformidades de la misma, fundamentalmente disminución progresiva de la talla
por aplastamientos vertebrales. Este dolor puede dar paso a un dolor sordo y más continuo,
producido por microfracturas, y que muchas veces es el síntoma que lleva al diagnóstico.
La osteoporosis del anciano produce típicamente fracturas en los huesos largos, sobre todo en la
muñeca, y más aún en el fémur, siendo la responsable de las típicas fracturas de cadera de las
personas mayores.
CAUSAS
Sólo en un pequeño porcentaje de los casos se conocen las causas de la osteoporosis. Son las
osteoporosis secundarias, en las que ésta aparece como consecuencia de otra enfermedad. Es el
caso de enfermedades endocrinológicas, enfermedades reumáticas, enfermedades
hematológicas, o los casos de osteoporosis relacionados con el uso de algunos fármacos como
los corticoides o la heparina.
Sin embargo, la gran mayoría de enfermos tienen una osteoporosis primaria, en la que se
distinguen tres grandes grupos:
La osteoporosis idiopática juvenil o del adulto, sin causa conocida.
La osteoporosis tipo I o postmenopáusica, en la que influye decisivamente la falta de
estrógenos que se produce en la mujer en ese periodo de su vida.
La osteoporosis tipo II o senil, que es la producida por el envejecimiento.
Existen también numerosos factores que aumentan la pérdida de masa ósea que acompaña la
edad, y que, por tanto, multiplican el riesgo de padecer osteoporosis y sus consecuencias. Entre
ellos cabe destacar la inmovilización o el sedentarismo, el tabaco y el alcohol.
¿QUÉ MEDICAMENTOS SE UTILIZAN CON FRECUENCIA PARA EL TRATAMIENTO DE LA
OSTEOPOROSIS?
Los bisfosfonatos son los medicamentos que se recetan con mayor frecuencia para el tratamiento
de la osteoporosis. Estos comprenden los siguientes:
- Alendronato (Fosamax)
- Risedronato (Actonel)
- Ibandronato (Boniva)
- Ácido zoledrónico (Reclast)
Las hormonas, como los estrógenos, y algunos medicamentos similares a las hormonas
aprobados para prevenir y tratar la osteoporosis, como el raloxifeno (Evista), también
desempeñan una función importante en el tratamiento de la osteoporosis. Sin embargo, hoy en
día, pocas mujeres utilizan la terapia de reemplazo con estrógenos porque puede aumentar el
riesgo de ataques cardíacos y algunos tipos de cáncer.
Aún así, las mujeres que tienen motivos —como, por ejemplo, síntomas menopáusicos— para
considerar el uso de hormonas o de Evista a fin de prevenir el cáncer de mama pueden evaluar el
beneficio de mejorar su salud ósea al tomar la decisión.
Denosumab (Prolia) es un medicamento más nuevo que reduce el riesgo de fractura
osteoporótica en mujeres y hombres. El denosumab, que no está relacionado con los
bisfosfonatos, podría estar indicado en las personas que no pueden tomar bisfosfonatos, como
las que padecen una disminución en la función renal.
La teriparatida (Forteo) generalmente está reservada para hombres y mujeres posmenopáusicas
que tienen muy baja densidad ósea, que han sufrido fracturas o que tienen osteoporosis causada
por medicamentos esteroides. La teriparatida es el único medicamento para tratar la osteoporosis
que tiene el potencial de reconstruir huesos y revertir realmente esta afección, al menos un poco.