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¿QUÉ ES LA ARTRITIS REUMATOIDE?

La artritis reumatoide (AR) es una forma común de artritis que causa inflamación en el
revestimiento de las articulaciones, causando calor, reducción en el rango de movimiento,
hinchazón y dolor en la articulación. La AR tiende a persistir durante muchos años, suele afectar
diferentes articulaciones del cuerpo y puede causar daños en cartílagos, huesos, tendones y
ligamentos de las articulaciones.
En los Estados Unidos, aproximadamente uno por ciento de la población, unos 1.5 millones de
personas, tienen AR. Esta enfermedad puede ser contraída por cualquier persona, sean niños o
ancianos, además que varía de una persona a otra. La enfermedad suele comenzar entre los 30-
60 años de edad, siendo las mujeres quienes superan a los hombres en una proporción de tres a
uno. De igual forma, la enfermedad se presenta en todos los grupos étnicos y en todas partes del
mundo.
¿En qué se diferencia la AR de otras formas de artritis?
Una manera de distinguir la AR de otros tipos de artritis es por el patrón de las articulaciones
afectadas. Por ejemplo, la AR afecta la muñeca y muchas de las articulaciones de la mano pero,
por lo general, no afecta las articulaciones que están más próximas a las uñas. Por el contrario, la
osteoartritis, un tipo de artritis más común, afecta más a menudo a las articulaciones más
próximas a las uñas que otras áreas de la mano.
Otras articulaciones que pueden verse afectadas por la AR incluyen:

La espina dorsal no suele ser afectada


directamente por la AR, a excepción del
cuello. Otra característica esencial de la
AR es que las articulaciones en ambos
lados del cuerpo tienden a verse
afectadas. Es decir, si los nudillos de la
mano derecha están inflamados, es
probable que algunos nudillos de la
mano izquierda también lo estén.
El patrón general de las articulaciones
afectadas, junto con ciertos resultados
en pruebas de laboratorio o rayos X,
hacen posible que un médico pueda
distinguir la AR de otras afecciones.
¿CUÁL ES LA CAUSA DE LA AR?
Todavía no se sabe la causa de la AR;
sin embargo, el sistema inmunológico
del cuerpo desempeña un papel
importante en la inflamación y en el
daño que la AR ocasiona en las
articulaciones. El sistema inmunológico
es la defensa del cuerpo contra
bacterias, virus y otras células
extrañas. En la AR, el sistema
inmunológico ataca a las propias articulaciones y pudiera afectar a otros órganos del cuerpo.
En la AR, las células del sistema inmunológico invaden los tejidos de las articulaciones y
provocan inflamación. Estas células en el tejido y en el líquido de la articulación producen muchas
sustancias, entre las que se incluyen enzimas, anticuerpos y citosinas, que atacan la articulación
y pueden dañarla.
Factores ambientales y AR
Posibles factores desencadenantes de una respuesta autoinmune:
 Fumar
 Infecciones
 Hormonas
El daño a las articulaciones afectadas por AR puede empezar a los pocos meses de la aparición
de síntomas. Por ello los doctores recomiendan un tratamiento precoz y un tratamiento agresivo.
El papel de los genes
Los genes desempeñan un papel importante en el desarrollo de la AR. Los genes que están
asociados con la AR son más frecuentes en la población caucásica. Sin embargo, no todas estas
personas llegarán a desarrollar AR. Se cree que estos genes generan, en algunas personas, una
susceptibilidad o tendencia a incrementar el riesgo de desarrollar AR.
Aún se desconoce la razón por la cual algunas personas que poseen estos genes presentan
mayor riesgo de desarrollar AR y otras no.
¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS?
Los síntomas de la AR varían de una persona a otra y en casi todas las personas también varían
de un día para el otro, aunque siempre existe un cierto grado de artritis. En algunas personas, la
enfermedad puede ser leve, con períodos de actividad (en los que la inflamación de las
articulaciones empeora) conocidos como episodios agudos o de exacerbación. En otras, la
enfermedad permanece activa continuamente y empeora, o progresa con el paso del tiempo.
Si usted tiene AR, es probable que sienta los siguientes síntomas en algunas articulaciones:
 dolor articular, hipersensibilidad, hinchazón o rigidez por seis semanas o más
 más de una articulación afectada
 articulaciones pequeñas (muñecas, articulaciones de manos y pies) más frecuentemente
afectadas que las articulaciones grandes (rodillas, caderas, hombros)
 las mismas articulaciones afectadas en ambos lados del cuerpo
 fatiga, fiebre de baja temperatura
 anemia
 análisis de sangre que muestran inflamación
 pruebas de laboratorio que detectan anticuerpos ligados a la AR
Estas señales físicas de la artritis se deben a la inflamación del revestimiento, o sinovio, de las
articulaciones. Si esta inflamación persiste o no responde bien al tratamiento, puede causar
la destrucción de cartílago, hueso, tendones y ligamentos adyacentes, conduciendo así, a las
deformidades de las coyunturas.
La artritis reumatoide puede hacerle sentir completamente enfermo, particularmente durante
los períodos de agudización y usted podría:
• perder el apetito
• perder peso
• tener poca energía
• tener fiebre de temperatura baja (febril)
• volverse anémico (tener un número de glóbulos rojos más bajo de lo normal); y
• desarrollar nódulos reumatoides (bultos de tejido que se forman bajo la piel)
La artritis reumatoide puede afectar diferentes partes de una articulación, como:
 la membrana
 la cápsula articular
 el hueso
 el músculo
 la bolsa
 el tendón
 el líquido sinovial
 el cartílago
A menudo los nódulos reumatoides se forman sobre áreas óseas expuestas a presión. Éstos
frecuentemente se encuentran alrededor del codo, y también en otras partes del cuerpo, como los
dedos, sobre la espina dorsal o en los pies.
En ocasiones, las personas con AR presentan inflamación en otras partes del cuerpo:
• Ojos: resequedad, dolor, enrojecimiento y sensibilidad a la luz.
• Boca: resequedad e irritación o infección en las encías.
• Piel: nódulos reumatoides (bolitas subcutáneas sobre hueso), puntitos rojos, úlceras en la piel.
¿CÓMO SE DIAGNOSTICA LA AR?
El primer paso para tratar la AR es obtener un diagnóstico. Este puede ser un proceso
complicado y largo. En sus etapas tempranas, la AR puede parecerse a otros tipos de artritis.
Para diagnosticarla, su médico tomará su historial clínico, le hará un examen físico y ordenará
ciertas pruebas.
Historial clínico
Su doctor le preguntará sobre sus síntomas (dolor, rigidez, dificultad para moverse), cómo y
cuando empezaron, con qué frecuencia se presentan, cuán severos son y si hay algo que le
cause mejoría o empeoramiento de los mismos. El número y ubicación de las articulaciones
afectadas también indican AR, pues la enfermedad tiende a manifestarse en ambos lados del
cuerpo. Sin embargo, es posible que se desarrolle en una sola articulación.
Reconocimiento físico
El médico examinará cada articulación, en busca de dolor, inflamación, calor y movimiento
limitado o con dolor. Un examen físico puede revelar otras cosas, tales como nódulos reumáticos
o fiebre leve.
Análisis de sangre
Se usan dos tipos de análisis de sangre. Uno mide el nivel de inflamación y el otro detecta la
presencia de anticuerpos (proteínas de la sangre) quepuede ser una señal de AR. Aunque estos
análisis de sangre pueden ser útiles para establecer un diagnóstico, no hay una prueba única que
pueda establecer o excluir un diagnóstico de AR.
- Tasa de sedimentación de eritrocitos o velocidad de sedimentación globular media (VSG) y
proteína C reactiva (PCR), indican la presencia de inflamación. Cantidades elevadas de uno o
ambos, en conjunción con otros hallazgos puede ayudar a hacer el diagnóstico. No obstante, en
algunas personas las pruebas dan resultados normales.
-Factor reumatoide (FR) es un anticuerpo que se encuentra en un 80% de las personas con AR.
Los anticuerpos contra el péptido cíclico citrulinado (anti-CCP) se hallan en el 60 a 70% de
quienes tienen AR y puede manifestarse incluso antes de presentar síntomas. Sin embargo, a
veces ambos se hallan también en individuos que no tienen AR.
Pruebas de imágenes
Aunque durante la primera etapa de la AR los resultados de estas pruebas suelen resultar
normales, los daños articulares que pueden aparecer a medida que progresa la enfermedad,
ayudan a confirmar el diagnóstico. Los rayos X, las imágenes por resonancia magnética (IRM) y
el ultrasonido pueden mostrar lesiones y ayudar a monitorear la eficacia del tratamiento.
¿CÓMO SE TRATA LA AR?
En la actualidad, no existe cura para la AR y tal vez hasta que no se conozca una causa de la AR,
probablemente no será posible erradicar la enfermedad por completo. Sin embargo, el tratamiento
inmediato es crucial y en la actualidad existen tratamientos con medicamentos muy eficaces.
Los métodos actuales de tratamiento se centran en:
• aliviar el dolor
• reducir la inflamación
• detener o retrasar el daño articular
• mejorar las funciones y el bienestar del paciente.
¿Qué medicamentos se utilizan?
Los medicamentos que se utilizan para tratar la AR se pueden dividir en dos grupos:
• los que pueden controlar los síntomas; y
• los que pueden modificar la enfermedad.
Su médico quizás le recomiende el uso de dos o más medicamentos en forma simultánea, cada
uno de los cuales tendrá un propósito específico en el tratamiento de la AR. Algunos de estos
medicamentos afectan el sistema inmunológico o tienen efectos secundarios, por lo que será de
gran importancia una cuidadosa supervisión durante el tratamiento.
Es necesario considerar que, aunque todos los medicamentos (incluso aquellos cuya venta no
está restringida) tienen efectos secundarios, es necesario el tratamiento pronto de la AR, ya que
si no se la trata puede causar problemas serios, como la destrucción de las articulaciones. Por lo
tanto, las decisiones relacionadas con el tratamiento deben hacerse pensando también en los
beneficios del tratamiento (alivio del dolor, prevención de la discapacidad) y los riesgos. Inclusive
se debe analizar el costo de la utilización de ciertos tipos de fármacos.
MEDICAMENTOS PARA CONTROLAR LOS SÍNTOMAS
AINE
Los AINE o fármacos antiinflamatorios no esteroides se utilizan para ayudar a aliviar el dolor y a
combatir la inflamación que acompaña a la AR. Algunos AINE incluyen, la aspirina, el ibuprofeno
y el naproxeno, entre otros. Estos medicamentos por si solos no suelen constituir un tratamiento
adecuado para la AR. La mayoría de los pacientes con AR también necesitan tomar
medicamentos modificadores de la enfermedad o agentes biológicos.
Los AINE y la aspirina pueden causar efectos secundarios, como dolor de estómago e incluso
hemorragias. También se asocian a problemas cardiacos y daño hepático y renal en personas
susceptibles. Si usted tiene alguno de estos efectos adversos, le podrían recetar otras medicinas.
Hable con su médico sobre estos y otros riesgos.
Analgésicos
En la artritis reumatoide, los analgésicos alivian el dolor, pero no tienen efecto sobre la
inflamación producida por el daño articular. Entre estos medicamentos se incluyen:
• acetaminófeno (Tylenol y otras marcas)
• tramadol (Ultram)
• medicamentos narcóticos contra el dolor
• acetaminófeno con codeína
• propoxifeno (Darvon y otras marcas)
Los medicamentos narcóticos contra el dolor no suelen recomendarse como monoterapia para el
tratamiento prolongado de la AR, porque a menudo tienen efectos secundarios indeseables y
pueden crear dependencia si se toman en exceso, sin mejorar la evolución de la enfermedad.
Corticosteroides
Los corticosteroides (cortisona, prednisona) pueden ayudar a aliviar los síntomas de la AR. Estos
medicamentos están relacionados con el cortisol, una hormona natural que se encuentra en el
cuerpo. Se pueden utilizar corticosteroides en bajas dosis juntamente con aspirina, AINEs,
fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FARME) o agentes biológicos para
controlar la inflamación articular.
Muchos de los beneficios y efectos secundarios de los corticosteroides están directamente
relacionados con la dosis administrada. El objetivo es encontrar la dosis efectiva más baja
posible, para así, evitar tantos efectos secundarios y procurar el uso de los corticosteroides
durante el menor tiempo posible. En general, los corticosteroides suelen administrarse en
combinación con fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad o con biológicos y no
deben considerarse la una única forma de tratamiento farmacológico contra la AR.
Algunos efectos secundarios de los corticosteroides incluyen:
• aumento de peso
• hematomas (moretones)
• cataratas
• diabetes
• osteoporosis (pérdida de masa del hueso)
La administración de corticosteroides durante períodos prolongados reduce o detiene la
capacidad del cuerpo para producir corticosteroides naturales. Cuando es necesario reducir la
dosis ingerida de corticosteroides, se requiere que el médico la reduzca lentamente (variación
gradual), ya que es peligroso parar o disminuirla drásticamente o sin la supervisión médica. El
cuerpo necesita tiempo para normalizar su producción natural de cortisol. Asimismo, podría ser
necesario suplementar o incrementar la dosis en períodos de mucho estrés, como antes y
después de una cirugía.
Los corticosteroides pueden inyectarse directamente en las articulaciones afectadas. Tales
tratamientos pueden reducir la inflamación en las articulaciones hinchadas o dolorosas, o los
períodos frecuentes de agudización. Como su efecto es local, la inyección directa en la
articulación controla temporalmente la inflamación y evita la mayoría de los efectos secundarios
indeseables que aparecen con el uso diario de comprimidos de corticosteroides.
Las inyecciones pueden producir un efecto sistémico temporal y podrían tener efectos
secundarios dañinos en las articulaciones si se utilizan más de unas cuantas veces al año.
También, aunque no frecuentemente, existe la posibilidad de que la articulación se infecte.
MEDICAMENTOS MODIFICADORES DE LA ENFERMEDAD
Los fármacos que alivian síntomas, además de tener la capacidad de modificar el proceso de la
enfermedad de la AR, son conocidos como fármacos antirreumáticos modificadores de la
enfermedad (FARME). Estos fármacos son una parte importante del tratamiento para la mayoría
de las personas que tienen AR. Estos medicamentos pueden controlar la AR, así como también,
prevenir la deformidad y la discapacidad. En los últimos años, se ha demostrado que es muy
importante comenzar un tratamiento con un FARME, ya que puede cambiar la evolución de los
síntomas de la AR. Estos medicamentos son:
FARME tradicionales
El metotrexato, es uno de los FARME más utilizados para el tratamiento de la AR. El
metotrexato (Rheumatrex, Trexall) se toma una vez a la semana en forma de comprimidos,
líquido o inyectable. El médico revisará con frecuencia, a través de estudios de laboratorio, la
función hepática y el recuento sanguíneo, mientras usted esté tomando este fármaco. De esta
manera, podrá detectar posibles anormalidades en la función del hígado y/o de la médula ósea
que podrían presentarse como efectos secundarios que produce este medicamento.
Si toma metotrexato no debe ingerir alcohol, ya que la combinación podría aumentar el riesgo de
daño hepático. Otros posibles efectos secundarios del metotrexato incluyen malestar gástrico,
llagas en la boca, dolores de cabeza, mareos, fatiga, diarrea y síntomas parecidos a los de la
gripe. Un efecto secundario serio del metotrexato, aunque raro, es la inflamación pulmonar.
La hidroxicloroquina, (Plaquenil) se le denomina comúnmente fármaco antimalárico, porque en
un principio fue desarrollado para el tratamiento del paludismo. Los fármacos antimaláricos se
utilizan para aliviar la inflamación, la hinchazón y el dolor de las articulaciones. Es el FARME más
seguro, pero las personas que toman estos medicamentos deben someterse a exámenes
oculares con regularidad para detectar posibles daños en la retina, que podrían causar una
disminución del color o de la visión periférica. Aunque tales lesiones sean raras, la pérdida de la
visión se evitará si ingiere la dosis recomendada y se somete a controles oculares frecuentes.
La sulfasalazina, (Azulfidine) es una combinación farmacológica de antibiótico y de
antiinflamatorio, utilizada para tratar la AR. Los efectos secundarios pueden incluir erupciones
cutáneas, malestar gástrico, dolores de cabeza, disminución en el conteo de glóbulos blancos y
plaquetas. También puede tener efectos negativos para el hígado. Las personas alérgicas a
medicamentos con sulfa no pueden tomar sulfasalazina.
La leflunomida (Arava), es un fármaco modificador de la enfermedad relativamente nuevo,
utilizado para tratar la artritis reumatoide. Los efectos secundarios pueden incluir erupciones
cutáneas, síntomas gastrointestinales, efectos hepáticos y alopecia (pérdida del cabello)
reversible. Mientras tome este fármaco, deberá someterse a frecuentes análisis de sangre,
incluyendo recuentos sanguíneos y estudios de la función del hígado.
La d-penicilamina (Depen, Cuprimine), se toma diariamente en comprimidos y en ayuno. Requiere
una supervisión estrecha y una vigilancia cuidadosa por parte de su médico. Su uso ha decrecido
en los últimos años debido a sus efectos secundarios y limitados beneficios.
La azatioprina (Imuran) es un fármaco inmunosupresor aprobado para el tratamiento de la AR. El
uso de este medicamento requiere análisis regulares de sangre para controlar los efectos del
fármaco sobre la médula ósea y el hígado. Entre los posibles efectos secundarios se incluye un
mayor riesgo de contraer infecciones o han existido casos poco frecuentes de linfoma, una forma
de cáncer.
La ciclosporina (Neoral, Sandimmune), ha sido aprobada por la FDA (Administración de Alimentos
y Fármacos) para el tratamiento de AR severa y activa, en combinación con el metotrexato. Existe
riesgo de daño renal por el uso de la ciclosporina, y su médico controlará con frecuencia su
presión sanguínea, la función renal y lo someterá a análisis de sangre para detectar cambios
mientras tome esta medicina.
La minociclina (Minocin, Dynacin), es un antibiótico que produce efectos benéficos en algunos
pacientes con AR. Su eficacia puede ser mayor en las primeras etapas de la AR, lo cual se debe
mayormente a sus propiedades anti-inflamatorias, que a su capacidad bactericida. Las personas
alérgicas a la tetraciclina no deben tomar minociclina.
Nueva clase de FARME
Recientemente la FDA aprobó un nuevo FARME para el tratamiento de la AR. El tofacitinib
(Xeljanz) forma parte de una nueva subcategoría de FARME, aunque se le compara a los
biológicos. A ellos se les llama inhibidores JAK, pues bloquean la vía de una enzima llamada
cinasa de Janus (JAK), involucrada en la respuesta inmunológica del cuerpo. A diferencia de los
agentes biológicos tradicionales, éstos se pueden tomar oralmente.
Agentes biológicos
El etanercept (Enbrel), el infliximab (Remicade), la anakinra (Kineret), el adalimumab (Humira), el
abatacept (Orencia), el rituximab (Rituxan), elgolimumab (Simponi), elcertolizumab pegol (Cimzia)
y el Tocilizumab (Actemra), también llamados modificadores de la respuesta biológica (MRB)
atacan sustancias químicas específicas del sistema inmunológico involucradas en la AR.
Estos MRB han sido aprobados para el tratamiento de AR en adultos. Adicionalmente, el
etanercept ha sido aprobado por la FDA para su uso en niños y jóvenes (edades 4 a 17 años) con
artritis reumatoide juvenil poliarticular (ARJ) y en adultos con atritis psoriásica y espondilitis
anquilosante. De igual manera, en la actualidad se están realizando estudios para determinar los
efectos del uso de la anakinra, del adalimumab, y del infliximab en niños y jóvenes con ARJ.
Ya que estas medicinas afectan el sistema inmunológico, usted no debería recibir vacunas vivas
tales como polio oral, varicela, vacuna MMR (sarampión, paperas y rubiola) o FluMist. Para evitar
el desarrollo de infecciones serias mientras se encuentre bajo tratamiento con un MRB , puede
tomar medidas precaución, como el evitar iniciar la terapia si tuviese alguna infección o modificar
la dosis del agente biológico si desarrolla una después de iniciado el tratamiento. Sin embargo,
infecciones serias han sido relacionadas a estos MRB. Existe el riesgo de activar una tuberculosis
(TB) preexistente (inactiva) con los inhibidores del FNT (factor de necrosis tumoral) – etanercept,
infliximab y adalimumab – y se recomiendan pruebas en la piel de TB antes de empezar a usar
estas medicinas.
Llame a su médico inmediatamente si presenta síntomas de infección al usar un MRB. Si tiene
una infección activa no debe iniciar el tratamiento con un MRB. Si ha tenido una enfermedad que
ataca la mielina, tal como esclerosis múltiple, o si ha tenido un paro cardíaco congestivo, no
debería usar etanercept, infliximab o adalimumab.
También existe el riesgo de desarrollar cáncer, particularmente linfoma, con el uso a largo plazo
de inhibidores del FNT. A la fecha, sin embargo, los casos reportados de cáncer causados por el
uso de cualquier medicamento están dentro de la frecuencia y tipos de cáncer esperados para
pacientes con AR que no reciben ningún MRB.
EJERCICIO, ACTIVIDAD Y DESCANSO: ¿CUÁNTO DEBE HACER?
Los médicos y terapeutas saben que el ejercicio puede mejorar su salud y aptitud física sin
lesionar las articulaciones. La actividad física moderada y habitual ayuda a:
• disminuir la fatiga
• fortalecer los músculos y huesos
• aumentar la flexibilidad y la energía
• mejorar la sensación de bienestar general
Puede trabajar con su equipo de asistencia médica para determinar la mejor combinación de
ejercicio, actividad y descanso para su afección. La intensidad y frecuencia de los ejercicios,
la actividad y el descanso, se basarán en que tan activa es su enfermedad. Es importante que
aprenda a adaptar sus actividades para lograr el mejor estado de salud física. Cuando una
articulación está caliente, adolorida e hinchada, el descanso ayudará a disminuir la inflamación de
la articulación. Su médico o fisioterapeuta puede guiarle sobre la cantidad y el tipo de descanso
que necesita. Usted aún debe ocuparse de la movilidad de las articulaciones realizando ejercicios
de amplitud de movimiento e isométricos para la fortaleza muscular. Los ejercicios de amplitud de
movimiento ayudan a mantener la movilidad de las articulaciones y usualmente se realizan sin
peso. Debe mover las articulaciones a lo largo de toda la amplitud de movimiento, prestando
especial atención al final del movimiento, donde la movilidad podría perderse primero.
Los ejercicios isométricos le pueden ayudar a mantener fuertes los músculos sin mover las
articulaciones. Su médico o fisioterapeuta puede enseñarle la manera adecuada de realizar estos
ejercicios. Como estos ejercicios no implican movimiento de las articulaciones, se pueden hacer
cómodamente incluso cuando la inflamación está presente. Por lo general, puede continuar con
ejercicios acuáticos durante los períodos de agudización, porque la flotación del agua ayuda a
proteger las articulaciones y facilita los movimientos.
Cuando los síntomas estén bajo control, deberá reanudar gradualmente un programa completo de
ejercicios que incluya ejercicios aeróbicos, ya que el ejercicio cardiovascular es importante para:
• la salud en general
• el control del peso
• la fortaleza muscular
• el nivel de energía
Los programas de bajo impacto para mantenerse en forma, como caminar o montar en una
bicicleta fija, son por lo común buenas opciones. Hable con su médico o fisioterapeuta sobre el
programa adecuado para usted.
¿CUÁNDO CONVIENE RECURRIR A LA CIRUGÍA DE LAS ARTICULACIONES?
Si siente dolor y de discapacidad a causa de un daño severo en las articulaciones, su médico
podría sugerirle el reemplazo total de la articulación (llamado también artroplastia total de la
articulación). El reemplazo de la articulación le puede ayudar a preservar su independencia.
Los cirujanos ortopédicos son quienes llevan a cabo estos procedimientos que implican el
reemplazo de las partes dañadas de las articulaciones con componentes metálicos y plásticos.
Los reemplazos totales de cadera y de rodilla son las artroplastias que se realizan con mayor
frecuencia y con mejores resultados. La mayoría de las cirugías requiere rehabilitación
postoperatoria para obtener el máximo beneficio de la nueva articulación. También pueden
asignarle un programa de ejercicios antes de la cirugía para fortalecer los músculos.
En general, los médicos indican un programa de medicamentos y terapia antes de sugerir el
reemplazo de una articulación.
CAMBIOS DE ESTILO DE VIDA QUE PUEDEN AYUDARLE
Nutrición
Consumir una dieta balanceada, según la FDA (Administración de Fármacos y Alimentos) de los
Estados Unidos, se basa en alimentos de origen vegetal. Aproximadamente dos tercios de la
dieta debe provenir de frutas, verduras y cereales integrales. El resto incluye productos sin o con
poca grasa y fuentes de proteína magra.
Los científicos han explorado dietas para la AR, y aunque no han encontrado una “cura”
específica, las investigaciones parecen indicar conexiones entre ciertos alimentos y la inflamación
que caracteriza a la enfermedad.
Los estudios han mostrado que los ácidos grasos omega-3, consumidos en cantidades
suficientes, puede reducir modestamente la inflamación. Por lo demás, no se ha demostrado que
otros alimentos afecten la AR. Como siempre, una dieta saludable y balanceada es lo mejor.
Nunca le irá mal con una dieta rica en frutas y verduras y si toma corticosteroides, es importante
que evite el aumento excesivo de peso.
Descanso y actividad física
El descanso es importante cuando la AR está activa y las articulaciones duelen, están rígidas o
inflamadas. El descanso ayuda a disminuir la fatiga y la inflamación durante los episodios agudos.
Su doctor o fisioterapeuta puede enseñarle cuándo y cómo debe descansar como parte de su
tratamiento.
Cuando la actividad de la enfermedad es baja, la actividad física es fundamental, al grado que se
considera parte del tratamiento de la AR. Su programa de ejercicio debe enfatizar movimientos
aeróbicos de bajo impacto, fortalecimiento de los músculos y flexibilidad. Debe tomar en cuenta
su condición física y capacidades, además del estado de sus articulaciones. Un fisioterapeuta
puede ayudarle a diseñar, y mantener, un programa de ejercicio adecuado para usted.

OSTEORPOROSIS
La osteoporosis no produce síntomas, no duele ni causa ninguna alteración en sí misma. Sin
embargo, al producirse gran fragilidad en los huesos, aparecen con gran frecuencia fracturas
óseas, que son las que condicionan los síntomas en estos enfermos.
Las fracturas más frecuentes en la osteoporosis de la mujer postmenopáusica son las fracturas
vertebrales, que producen dolores muy agudos en la espalda y condicionan la aparición
progresiva de deformidades de la misma, fundamentalmente disminución progresiva de la talla
por aplastamientos vertebrales. Este dolor puede dar paso a un dolor sordo y más continuo,
producido por microfracturas, y que muchas veces es el síntoma que lleva al diagnóstico.
La osteoporosis del anciano produce típicamente fracturas en los huesos largos, sobre todo en la
muñeca, y más aún en el fémur, siendo la responsable de las típicas fracturas de cadera de las
personas mayores.
CAUSAS
Sólo en un pequeño porcentaje de los casos se conocen las causas de la osteoporosis. Son las
osteoporosis secundarias, en las que ésta aparece como consecuencia de otra enfermedad. Es el
caso de enfermedades endocrinológicas, enfermedades reumáticas, enfermedades
hematológicas, o los casos de osteoporosis relacionados con el uso de algunos fármacos como
los corticoides o la heparina.
Sin embargo, la gran mayoría de enfermos tienen una osteoporosis primaria, en la que se
distinguen tres grandes grupos:
 La osteoporosis idiopática juvenil o del adulto, sin causa conocida.
 La osteoporosis tipo I o postmenopáusica, en la que influye decisivamente la falta de
estrógenos que se produce en la mujer en ese periodo de su vida.
 La osteoporosis tipo II o senil, que es la producida por el envejecimiento.
Existen también numerosos factores que aumentan la pérdida de masa ósea que acompaña la
edad, y que, por tanto, multiplican el riesgo de padecer osteoporosis y sus consecuencias. Entre
ellos cabe destacar la inmovilización o el sedentarismo, el tabaco y el alcohol.
¿QUÉ MEDICAMENTOS SE UTILIZAN CON FRECUENCIA PARA EL TRATAMIENTO DE LA
OSTEOPOROSIS?
Los bisfosfonatos son los medicamentos que se recetan con mayor frecuencia para el tratamiento
de la osteoporosis. Estos comprenden los siguientes:
- Alendronato (Fosamax)
- Risedronato (Actonel)
- Ibandronato (Boniva)
- Ácido zoledrónico (Reclast)
Las hormonas, como los estrógenos, y algunos medicamentos similares a las hormonas
aprobados para prevenir y tratar la osteoporosis, como el raloxifeno (Evista), también
desempeñan una función importante en el tratamiento de la osteoporosis. Sin embargo, hoy en
día, pocas mujeres utilizan la terapia de reemplazo con estrógenos porque puede aumentar el
riesgo de ataques cardíacos y algunos tipos de cáncer.
Aún así, las mujeres que tienen motivos —como, por ejemplo, síntomas menopáusicos— para
considerar el uso de hormonas o de Evista a fin de prevenir el cáncer de mama pueden evaluar el
beneficio de mejorar su salud ósea al tomar la decisión.
Denosumab (Prolia) es un medicamento más nuevo que reduce el riesgo de fractura
osteoporótica en mujeres y hombres. El denosumab, que no está relacionado con los
bisfosfonatos, podría estar indicado en las personas que no pueden tomar bisfosfonatos, como
las que padecen una disminución en la función renal.
La teriparatida (Forteo) generalmente está reservada para hombres y mujeres posmenopáusicas
que tienen muy baja densidad ósea, que han sufrido fracturas o que tienen osteoporosis causada
por medicamentos esteroides. La teriparatida es el único medicamento para tratar la osteoporosis
que tiene el potencial de reconstruir huesos y revertir realmente esta afección, al menos un poco.

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