ESCUELA DE E C O N O M IA .
(INTRODUCCIÓN)
2014-
INDICE DE CO N T EN ID O
A) O B JETIVO S PR O G R AM ATIC O S
B) SINTESIS DE C O N TEN ID O
III.-.-M E TO D O LO G IA DE LA C IE N C IA E C O N O M I C A . FUN D AM EN TO
TEORICO. EVOLUCIÓN Y A P L IC A C IÓ N AL PENSAMIENTO
EC O N Ó M IC O
UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA
ESCUELA DE ECONOMIA
ESTADO Y ECONOMIA
(PROGRAMA)
2014
2
L- OBJETIVOS PROGRAMATICOS.
1.- El curso ofrece una visión sobre las relaciones entre el estado y la economía con
incidencia en sus aspectos teórico-históricos.
2.-Determinar y analizar, la importancia del contexto político, social e institucional
en el desenvolvimiento económico.
3.- Analizar la relación entre Estado y economía, como su importancia, en el
contexto regional latinoamericano.
II.-SINTESIS DE CONTENIDO.
INTRODUCCION.
* Marco conceptual de la asignatura.
* Metodología de la Ciencia Económica. Análisis y aplicación instrumental.
ffl.- EVALUACION.
La enseñanza aprendizaje está sujeta a !o establecido en la normativa
universitaria. Se aplicará en forma combinada la evaluación continua con la
tradicional de la siguiente forma. A saber:
a).- Asistencia y participación en clase vinculada con los temas asignados de
lectura. Presentación de avances asignados. Su valor corresponde a un máximo de
quince(15) por ciento de la nota final. Forma parte de la evaluación diagnóstica.
Esta evaluación comprende, la exploración de conocimientos previos en relación
con los conceptos, principios, dilemas y problemas que son objeto de estudio. Esta
acción, permite a los estudiantes, valorar sus conocimientos y comprender la
importancia de la construcción social del conocimiento y sus interrelaciones.
b).- Comentarios de textos, presentaciones orales, comentarios individuales,
dinámica de grupos sobre actividades asignadas en el aula de clases. Corresponden
a un cuarenta (40) por ciento de la nota final.
c).- Presentación en clases de investigaciones individuales, ensayos sobre aspectos
teóricos y prácticos del contenido programático. Esta actividad será valorada en
una cuarenta(40) por ciento de la nota final. Corresponderá a la evaluación
formativa.
d).- Evaluaciones parciales escritas que comprendan la totalidad de los contenidos
y objetivos programáticos. Su valor corresponderá al cinco(5) por ciento de la nota
final. Corresponderá a la evaluación sumativa.
NOTA EXPLICATIVA.
2014
I . - AREA PO LITICA,
1 .- PODER
2 .- N ACIÓ N
3 .- ESTADO -
4 .- GOBIERNO
5 .- FORMAS DE ESTADO
6 .- FORMAS DE GOBIERNO
7 .- REGIMEN POLÍTICO
8 .- PO LÍTICA PÚBLICA
9 .- BUROCRACIA
1 0 .-TECNOCRACIA
1 1 .-PARTID O S PO LÍTICO S
1 2 .-IN T E R E S PÚBLICO E IN T E R E S PRIVADO
1 4 .-PROYECTO PO LÍTICO Y PROGRAMA DE G O B IE R N O /D IFER EN C IA
1 5 .-E S T R A T IF IC A C IO N S O C IA L
1 6 .-D O C TR IN A S PO LIT IC A S
1 7 .-GRUPO DE PRESIÓN
I I . - AREA J U R ÍD IC A .
1 .-DERECHO
2 .- JU S T IC IA .
3 .- SO BERAN ÍA
4 .- LEY
5 .- PIRÁM IDE JU R ÍD IC A DE H A N S KELSEN.
6 .- PROPIEDAD
7 .- PO SESIÓ N
8 .- LEGALIDAD
9 .- LEG ITIM ID AD
1 0 .-C O N S T IT U C IÓ N PO LÍTICA
1 1 .-FU EN T ES DEL DERECHO
1 2 .-CO NTRATO
1 3 .-ETICA
1 4 .-EQ U ID AD
15.-E S A T IZ A C IÓ N
16.-N A C IO N A L IZ A C IÓ N
1 7 .-S O C IA LIZ A C IÓ N
1 8 .-M ORAL
1 9 .-ESTAD O DE DERECHO
3
I I I . - AREA EC O N Ó M ICA.
NO TA.
Consultar:
Mlp/dsp
Diciembre 2014
Psicothema ISSN 0214 - 9915 CODEN PSOTEG
2000. Vol. 12, Supl. nº 2, pp. 103-107 Copyright © 2000 Psicothema
Aportaciones de la matemática
a la metodología económica
La utilización explícita de las matemáticas en economía data de hace más de un siglo. Igual de an-
tiguo es el debate sobre las contribuciones de dicho instrumento. La viva polémica sobre el papel
de las matemáticas en economía la desataron presumiblemente el aumento de la cantidad de es-
critos económicos en forma matemática, y la diversidad de teorías y conceptos matemáticos in-
troducidos en economía. Las matemáticas son beneficiosas para la economía en varios aspectos,
hacen más explícitos los supuestos y las premisas, hacen más concisa y más precisa la presenta-
ción de la teoría económica y permiten al economista tratar con mayor facilidad los problemas
económicos con más de dos dimensiones. Las matemáticas son un medio auxiliar para la investi-
gación. Como tal, su utilidad está ampliamente comprobada y el economista que sabe usarlas en
ese sentido encontrará en ellas una valiosa ayuda para simplificar, aclarar y verificar su razona-
miento o para construir modelos que le podrán llevar a interesantes conclusiones. Los recientes
avances en la aplicación de los métodos matemáticos a la teoría económica y el desarrollo de or-
denadores de alta velocidad permiten trabajar con modelos de mucha mayor complejidad, alcan-
ce y detalle que lo que hubiésemos podido pensar hasta hace poco. El principal argumento para la
formalización (matematización) de la economía es que ésta no puede llegar a ser verdaderamente
científica hasta que no sea lo rigurosa y completa que debe ser una ciencia; en otras palabras, has-
ta que sus proposiciones fundamentales hayan sido contrastadas y probadas. Los economistas fa-
vorables al uso de las matemáticas argumentan que un mayor respeto por la economía como dis-
ciplina científica e independiente, sólo se conseguirá por medio de la aplicación de rigurosos ins-
trumentos matemáticos y estadísticos. Algunos críticos argumentan que la naturaleza de la cien-
cia social, de la que la economía es una parte, hace imposible la formulación y ve ri ficación exac-
tas. Mantienen que la cantidad y calidad de los datos económicos son a menudo insuficientes pa-
ra la tarea que debe desarrollarse.
aparentemente eran ajenos a la economía, o bien ocupaban algún Estos son los «datos» que se utilizan en el análisis verbal para
cargo público, o bien, en el ejercicio de su profesión se enfrenta- explicar las «incógnitas» que son los niveles de producción, de
ban a problemas de carácter económico o investigaban algún as- empleo, de precios, de inversión, etc.
pecto de la economía. Traducido al lenguaje matemático, esto significa que las canti-
Podemos fechar el inicio de la aplicación de las matemáticas a dades disponibles de recursos humanos y naturales, el estado de
la economía en 1838, fecha de la aparición de Recherches sur les los conocimientos tecnológicos y las preferencias de los consumi-
principles mathématiques de la théorie des richesses de Cournot. dores determinan la estructura de las ecuaciones (o desigualdades)
Esta obra es la primera de economía teórica que se ha expresado que, a su vez, determinan los valores de lo que podemos definir co-
en el lenguaje del análisis matemático. Hasta entonces, los econo- mo «variables» dependientes del sistema económico.
mistas apenas habían recurrido, y de forma episódica, a métodos La primera formulación sistemática de la teoría matemática del
algebraicos, a menudo elementales, como el francés Canard en equilibrio económico general fue desarrollada por Léon Walras en
Principes d’économie politique (1801), o el inglés Whewell en Eléments d’économie Politique Pure ou Théorie de la Richesse
Mathematical exposition of some doctrines of Political Economy Sociale (1874). En ella incorporó gran parte de la llamada teoría
(1829). Por ello, a Cournot se le considera el fundador de la eco- clásica. Algunos elementos esenciales del aparato conceptual uti -
nomía matemática. El empleo de las matemáticas, tal como lo con- lizado por Walras —como por ejemplo los conceptos de función
cibió Cournot, no era diferente del uso de las palabras o represen- de oferta y de demanda y la noción de utilidad marginal decre-
taciones gráficas de la teoría económica. Cournot sabía muy bien ciente— ya habían sido formulados matemáticamente por autores
que los cálculos numéricos no eran los únicos beneficios, ni si- como Daniel Bernoulli, Augustin Cournot y E. J. Dupuit.
quiera los más importantes, del uso de las matemáticas. Escribió Elaborada y ampliada por Vilfredo Pareto, sus contemporáneos
que «la obtención de números no es el único objetivo del análisis y sucesores, la teoría general de la interdependencia económica se
matemático, que también se emplea para encontrar relaciones en- ha ido combinando gradualmente con otros dos campos de preo-
tre magnitudes que no pueden evaluarse numéricamente, entre cupación analítica: la teoría del mecanismo del mercado y el aná-
funciones cuya ley no puede expresarse mediante símbolos alge- lisis de la conducta de la empresa individual y del consumidor.
braicos».
Aunque la obtención de buenos datos era difícil en la época de Tendencias en aplicación de las matemáticas a la economía
Cournot, él previó un papel para las matemáticas, a fin de facilitar
la intuición económica de cómo se relacionaban los valores no Existe una tradición teórica que puede ser normativa o especu-
cuantitativos (por ejemplo, el precio y la cantidad) entre sí y con lativa.
otras magnitudes. Los símbolos matemáticos, en las propias pala- Es normativa la que razona sobre las mejores acciones a empren-
bras de Cournot, pueden «facilitar la exposición, hacerla más con- der. Las primeras aplicaciones del cálculo de probabilidades apuntan
cisa, ponerla en el camino de desarrollos más extensos, o evitar las a la utilidad inmediata: se trata de dirigir la acción. Estas matemáti-
digresiones de una argumentación imprecisa» cas prefiguran lo que hoy se denomina investigación operativa.
Pero el ejemplo de Cournot permaneció durante mucho tiempo Con Cournot aparecen teorías matemáticas especulativas en la
aislado y criticado. La economía matemática volvió a aparecer con medida en que no se preocupan generalmente de verificarlas me-
los trabajos de la Escuela de Lausana, que datan del decenio 1870- diante comparación con la experiencia o con la observación. Su
1880 y están asociados a los nombres de Walras y Pareto. Con es- función consiste, más bien, en analizar las consecuencias de los
tos autores, así como con el inglés Marshall, nacerá una tradición axiomas mediante los cuales se intenta expresar situaciones reales,
que será ampliamente criticada pero que se revelará viable. de forma generalmente idealizada. Una heredera de esta tradición
es la teoría de juegos, que intenta analizar matemáticamente la ra-
Desarrollo del método matemático en economía cionalidad de las decisiones en situaciones de competición.
Una segunda tradición es aquella cuyas producciones serían
En la actualidad todo el mundo reconoce sin vacilación a las consideradas hoy como pertenecientes al campo de la estadística
matemáticas como el lenguaje de la teoría económica y la mayo- matemática. Se trata de una tradición inductiva: después de obser-
ría de los trabajos actuales en este campo están dirigidos a la de- var que la distribución de un fenómeno cualquiera presenta ciertas
mostración de teoremas formales derivados de un conjunto de su- características, comienzan por expresar matemáticamente los me-
puestos axiomáticos elegidos de forma más o menos arbitraria, y a canismos hipotéticos que se piensa que están en el origen del pro-
la producción en gran escala de nuevos modelos matemáticos. ceso. A continuación, se preguntan si de ahí se deduce una distri-
El objeto del análisis económico es el proceso económico ob- bución comparable a la distribución observada.
servado o, por lo menos, observable. Las variables típicas en cu- Esta tradición tiene gran importancia: por un lado, porque pro-
yos términos se describe el sistema económico son las cantidades porciona ejemplos de teorías matematizadas de valor inductivo;
de los distintos bienes y servicios que se producen y consumen, por otro, porque prefigura una rama de estadística matemática de
que se añaden o sustraen de las reservas existentes y que se com- importancia en el análisis de los fenómenos sociales: la teoría de
pran o se venden; también se incluyen los precios a los que se re- los procesos estocásticos.
alizan dichas compras y ventas. Una tercera tradición son las investigaciones dirigidas a adap-
Las cantidades disponibles de recursos naturales y humanos, el tar una función matemática a curvas, traduciendo cualquier fenó-
estado de los conocimientos tecnológicos y la naturaleza de las meno. Su finalidad es más la obtención de un buen ajuste que ex-
preferencias de los consumidores, constituyen las condiciones perimentar una teoría expresada en términos matemáticos. El ob-
dadas sobre las que debe operar el sistema económico. Dichas jetivo perseguido en este tipo de aplicación es hallar instrumentos
condiciones se describen en el contexto de un marco institucional de predicción. Esta tradición está representada por los tr abajos de
específico. Schultz.
APORTACIONES DE LA MATEMÁTICA A LA METODOLOGÍA ECONÓMICA 105
Instrumentos matemáticos utilizados en economía dientes intelectuales de Cournot aplicaron el cálculo a los proble-
mas económicos. Edgeworth, contemporáneo de Jevons y Walras,
Una de las tareas del economista teórico es la de razonar de- aplicó el cálculo y otros instrumentos matemáticos a temas econó-
ductivamente a partir de unos postulados (supuestos sobre el com- micos tales como el monopolio, discriminación de precios, núme-
portamiento económico), para llegar a unas conclusiones. Hay mo- ros índices e impuestos.
dos más o menos eficientes de pasar de los postulados a las con- Marshall evitó en gran medida la aplicación de la matemática
clusiones al expresar la teoría económica. Un argumento pura- formal en sus escritos académicos. Su objetivo era presentar la
mente verbal es fácilmente inteligible para una audiencia mayor, economía como un instrumento del cambio social a los hombres
pero, como reconoció Cournot, la exposición literaria tiene algu- de negocios. Quería que sus ideas fuesen accesibles a una audien-
nas limitaciones. Cuando se requiere un razonamiento elaborado, cia lo más amplia posible y consideró las matemáticas como un
las exposiciones matemáticas y gráficas ofrecen una mayor preci- mecanismo que obstaculizaría este objetivo. Todos sus desarrollos
sión. matemáticos los expuso en un Apéndice Matemático al final de
Las matemáticas fueron utilizadas por autores neoclásicos co- sus Principles of economics (1890).
mo Jevons, para explicar teorías sencillas del comportamiento del Sus discípulos y sucesores tomaron sus ideas y les dieron un al-
consumidor, pero a medida que los economistas comenzaron a to grado de sofisticación matemática. En 1934, Allen emprendió
abordar problemas más complejos, se hicieron necesarios nuevos una completa revisión de la teoría del valor en términos de cálcu-
métodos de expresión y las matemáticas se convirtieron en un ins- lo. En 1939, Hicks amplió sus trabajos sobre la teoría del valor pa-
trumento esencial del economista teórico. ra incluir consideraciones dinámicas y monetarias. En 1947, Sa-
Los instrumentos matemáticos más antiguos en economía son muelson transformó el estilo del análisis económico, pasando de
el ejemplo numérico y el diagrama. una exposición predominantemente literaria y gráfica a un trata-
La naturaleza de la utilización del ejemplo numérico ha ido miento sistemático y completamente matemático. Samuelson apli-
cambiando a lo largo del tiempo. Inicialmente, se empleaba como có las matemáticas a la teoría económica general y a elementos es-
un instrumento de análisis, más adelante quedó reducido al papel pecíficos de dicha teoría, como la teoría de la conducta del consu-
de un instrumento expositivo y actualmente ha vuelto a resurgir midor, la teoría del capital y del crecimiento, la economía del bie-
gracias a la capacidad oper ativa de los modernos ordenadores. nestar y la teoría del comercio internacional.
La representación diagramática, que por su naturaleza es más Una de las aplicaciones más importantes de las técnicas linea-
aconsejable a efectos expositivos, ha ocupado durante mucho les ha tenido lugar a través del desarrollo de la programación line-
tiempo una posición dominante como instrumento analítico a pe- al gracias a los matemáticos Von Neumann y Dantzig a finales de
sar de ser restrictivo sobre la elección de problemas, pues sólo los años 40 y a los economistas Dorfman, Samuelson y Solow en
ofrece dos dimensiones y los problemas centrales de la economía 1958.
se refieren a la interacción entre muchas variables. La idea fundamental de la programación lineal es básicamente
El instrumento matemático más útil para el economista es el simple. Modeliza la optimización del comportamiento como una
cálculo diferencial. Trata esencialmente las tasas de variación y es elección de procesos o actividades sometidos a un conjunto de res-
el instrumento natural que emplea el economista en la construc- tricciones lineales.
ción y discusión de teorías económicas. La programación lineal es útil en todos los casos que implican
Los economistas están más interesados en las cantidades mar- una elección sometida a restricciones. Se ha utilizado en proble-
ginales que en las cantidades totales. Un ejemplo es la teoría de la mas de minimización de costes para niveles de producción dados,
maximización del beneficio de Cournot, en la que el ingreso mar- en la selección de técnicas de producción en la industria y en la
ginal ha de ser igual al coste marginal. agricultura, y en la minimización de costes de transporte.
El cálculo integral también encuentra fácil aplicación a los pro- Otro instrumento matemático utilizado en economía es el aná-
blemas económicos, especialmente en los campos de la organiza- lisis input-output. Es una técnica matemática que destaca la in-
ción industrial y de la hacienda pública. La decisión de realizar un terdependencia general entre los factores y productos de las eco-
proyecto debe basarse, entre otras cosas, en el cálculo y en la com- nomías.
probación de los costes y beneficios económicos. Un medio co- El análisis input-output incluye componentes inductivos y de-
mún de calcular los beneficios consiste en el cálculo del exceden- ductivos. Obtiene inductivamente datos reales y establece las in-
te de los consumidores, es decir, los precios máximos que los con- terdependencias reales entre los diferentes «sectores» o «indus-
sumidores estarían dispuestos a pagar por el bien o servicio. La trias» del sistema económico. El output de cada industria se mide
medida matemática de este beneficio agregado es la integral (la su- por su valor monetario en una año base, y se trata como un bien
ma) de los beneficios de todos los individuos bajo la curva de de- homogéneo. Los inputs en esta industria de los distintos bienes,
manda del bien en cuestión. cada uno de los cuales es el output de otra industria, se miden tam-
El álgebra proporciona al economista una abundancia de ins- bién por sus valores monetarios en ese año base. En cada sector se
trumentos con los que expresar la teoría económica, especialmen- calculan las proporciones de los varios inputs respecto del output,
te cuando se enfrenta con la tarea de estimar las relaciones e inte- que se tr atan a partir de aquí como si fueran coeficientes técnicos
rrelaciones en el equilibrio general walrasiano. input-output que caracterizan el método de producción de esa in-
El álgebra matricial se ha mostrado especialmente útil en el tra- dustria.
tamiento de las grandes cantidades de ecuaciones y variables que Estas interdependencias se analizan por medio de modelos ma-
resumen las de la economía del mundo real. temáticos que facilitan los cálculos y análisis de los efectos de los
El cálculo ha sido el instrumento elegido desde el principio, cambios exógenos, tales como las variaciones en la composición
porque el concepto de «pequeñas variaciones» se encuentra en el de la demanda final o de las ofertas de factores, lo que constituye
centro de muchos problemas económicos. Los primeros descen- el componente deductivo de las investigaciones input-output.
106 ÁNGELES CÁMARA SÁNCHEZ
El uso de sistemas matemáticos lineales, como la programación El principal argumento para la formalización (matematización)
lineal y el análisis input-output, se ha visto apoyado de modo fun- de la economía es que ésta no puede llegar a ser verdaderamente
damental por el invento y desarrollo del ordenador. Una mayor ca- científica hasta que no sea lo rigurosa y completa que debe ser una
pacidad y una mayor velocidad de cálculo han permitido el desa- ciencia; en otras palabras, hasta que sus proposiciones fundamen-
rrollo de modelos econométricos muy sofisticados de previsión de tales hayan sido contrastadas y probadas. La teoría sin verificación
la economía. Las matrices input-output pueden ahora ser manipu- tiene una utilidad limitada.
ladas y analizadas con centenares de sectores, gracias a la avanza-
da tecnología informática. La enseñanza de las ciencias económicas
Uno de los instrumentos más interesantes y potentes del análi-
sis económico moderno es la técnica denominada teoría de juegos. Objeto de la economía
Aunque la idea fue anticipada por Cournot, los orígenes formales
de la teoría de juegos se atribuyen a Von Neumann y Morgenstern. A finales del siglo XVIII y principios del XIX se consideraba a
Observaron que los duopolistas de Cournot realizaban una es- la economía como un conjunto de conocimientos que trataban de
pecie de «juego» en el que cada uno de ellos tenía alguna conje- la producción, del consumo y de la distribución de la riqueza.
tura independiente sobre las decisiones del otro relativas al pro- Durante el siglo XIX, debido a la importancia atribuida a la no-
ducto. ción de utilidad, vino a concebirse la economía como el estudio de los
La teoría de juegos utiliza el concepto de conjeturas de compor- medios que emplea el hombre para procurarse aquello que necesita.
tamiento, pero es menos ingenua que el «juego» de Cournot porque Pero la economía es una ciencia social, y debe tener en cuenta el he-
considera los resultados asociados con conjeturas alternativas. cho de que las diversas formas de actividad humana no están separa-
Se ocupa de una situación que surge sólo en la esfera de los fe- das en compartimentos estancos, sino estrechamente interrelacionadas.
nómenos sociales, donde cada uno de dos o más individuos con-
trola únicamente alguna de las variables que determinan conjunta- La economía como disciplina universitaria
mente el resultado de un proceso en el cual los participantes tienen
intereses al menos parcialmente opuestos. El concepto central de En sus comienzos, las ciencias económicas no eran una disci-
esta teoría es el de estrategia, una regla según la cual el individuo plina autónoma. En los países de lengua inglesa, se las considera-
elige su propia respuesta frente a cualquier conjunto concebible de ba dependientes de la psicología y de la moral. Poco a poco ha de-
acciones por parte de sus adversarios. saparecido la dependencia de la filosofía moral. En cambio, en los
Al tratar el tema de la estabilidad del equilibrio, Von Neumann países de Europa, se asociaba al derecho.
y Morgenstern introdujeron el principio de convexidad. Un área en La enseñanza de la economía no podía desarrollarse en todos
la que este principio ha proporcionado un importante avance es la sus aspectos mientras esta ciencia no gozase de independencia y
de la especificación del núcleo de un sistema económico, concep- constituyese una disciplina autónoma.
to inventado por Edgeworth. En un mundo en el que las grandes cuestiones políticas que se
La teoría de la utilidad proporcionó el fundamento para los presentan a todos los países son, con frecuencia, de naturaleza eco-
conceptos teóricos que explican una característica central de una nómica, es de desear que el universitario posea en su bagaje inte-
economía de intercambio: la contratación. lectual un cierto conocimiento de los mecanismos y de los princi-
La teoría de la contratación que subyace en el núcleo de la eco- pios fundamentales de la economía.
nomía se ha convertido en un tema al que se han aplicado los ins- En un gran número de profesiones son de gran utilidad ciertas
trumentos más sofisticados de la economía moderna. Edgeworth nociones de ciencia económica. Por ejemplo, el contable, el inge-
utilizó la ética utilitarista y la teoría matemática de la utilidad pa- niero, el periodista o el médico. Son igualmente provechosas a los
ra desarrollar la noción de contrato. En el centro de la contribución que se especializan en diversos campos de las ciencias sociales:
de Edgeworth está la noción de una función de preferencia indivi- antropología, sociología, historia o ciencia política.
dual, o «curva de indiferencia».
Algunos de los instrumentos matemáticos más complejos y ela- La formación del economista profesional
borados se han aplicado a estos temas. Instrumentos como la teo-
ría de juegos, la teoría de conjuntos y la teoría de la medida, que Toda formación económica sólida ha de basarse en un conoci-
han introducido los teoremas del punto fijo y otras formas de ma- miento profundo de la teoría económica y de los métodos del aná-
temática avanzada, han sido utilizados para analizar las cuestiones lisis económico. Pero la teoría pura, aislada de sus aplicaciones
técnicas planteadas por la teoría del núcleo de Edgeworth. prácticas y de la observación de la realidad, corre el riesgo de ha-
Se han utilizado teoremas topológicos fundamentales para in- cerse ingrata y estéril. Si interesa enseñar la teoría desde el co-
vestigar la existencia de un equilibrio en un sistema económico mienzo de un curso de economía general, esta enseñanza debe es-
perfectamente competitivo donde el ámbito de elección de cada tar estrechamente combinada con el estudio de la organización y
agente depende de las decisiones adoptadas por los demás. Los de la estructura del sistema económico.
métodos de la lógica simbólica se han empleado para estudiar las La economía teórica y la economía aplicada deben ir de la mano
posibilidades de derivar un orden de preferencia social a partir de y combinarse de la misma manera que la deducción y la inducción.
las preferencias individuales de los miembros del grupo. En una obra publicada en 1885, Marshall hacía observar que «las
Vemos que prácticamente ningún área de la moderna teoría mi- ciencias económicas no son un conjunto de verdades concretas, si-
croeconómica o macroeconómica ha permanecido al margen de no un instrumento para el descubrimiento de la verdad concreta».
los métodos matemáticos. Los instrumentos matemáticos han pe- Por su parte, Keynes decía: «La teoría de la economía no su-
netrado en los campos microeconómicos del trabajo, la hacienda ministra un conjunto de conclusiones definitivas inmediatamente
pública y la regulación gubernamental, por citar algunos. aplicables a la política. Es un método más que una doctrina, un
APORTACIONES DE LA MATEMÁTICA A LA METODOLOGÍA ECONÓMICA 107
instrumento del espíritu, una técnica del pensamiento que ayuda a mecanismos o estructuras que subyacían bajo la impr evisible rea-
su poseedor a sacar conclusiones correctas (…). La tarea principal lidad económica. Por eso, para descubrir estas leyes internas de los
del economista profesional consiste ahora en adquirir un vasto co- fenómenos cuantitativos, a lo largo de la historia los economistas
nocimiento de los hechos pertinentes y en aplicar del mejor modo han tr atado de establecer analogías entre su disciplina y algunas
posible los principios económicos a estos hechos, o en exponer los ciencias naturales que habían avanzado en esta búsqueda dentro de
elementos de su método bajo una forma lúcida, exacta y revelado- su ámbito, como la medicina, la biología o la física.
ra para incrementar, mediante su enseñanza, el número de los que Pero el éxito de un instrumento matemático en un campo (co-
son capaces de pensar por sí mismos». mo la física) no crea ninguna presunción ni a favor ni en contra de
La definición que da Marshall de las ciencias económicas en su posible utilidad en un campo distinto (como la economía). Lo
Principles of Economics («un estudio de los aspectos y de las con- que prueba si un método de razonamiento es o no adecuado es si
diciones económicas de la vida política, social y privada del hom- nos proporciona la expresión más lógica y concisa de los supues-
bre, pero particularmente de su vida social») evoca la idea de que tos básicos característicos del campo en cuestión y del razona-
el economista tiene mucho que dar a las demás ciencias sociales, miento que establece sus implicaciones.
pero también tiene mucho que aprender de ellas y posiblemente le A finales del siglo XIX y principios del XX, los economistas
enseñen a reconocer la existencia y la importancia de las fuerzas que defendían o atacaban las matemáticas como instrumento del
sociales que se salen del marco del cálculo económico, pero que análisis económico no se adscribían a un enfoque mecanicista u
pueden influir sobre las actividades por las cuales se interesan organicista de la sociedad, sino que la elección de uno u otro en-
principalmente las ciencias económicas. foque formaba parte de un proyecto científico global.
Los economistas de esta época que no aceptaban las matemáti-
Los debates metodológicos cas y por tanto rechazaban la analogía de la economía con las cien-
cias naturales, también negaban la unicidad del método científico,
A medida que surgen nuevas investigaciones, que se producen y reclamaban un método diferente para la economía.
cambios de énfasis en la disciplina y que se utilizan por primera vez Entre los partidarios de la unicidad del método destacaron Je-
nuevos instrumentos, reaparece el deseo de intercambiar puntos de vons, Edgeworth, Walras y Pareto.
vista sobre metodología. En 1938, el ensayo de Harrod «The Sco- La creencia en la existencia de un único método científico pa-
pe and Method of Economics» es sólo una de las tres contribucio- ra todas las ciencias, marca la actitud a favor del empleo de las ma-
nes metodológicas de alta calidad, publicadas en un único volumen temáticas en la economía.
del Economic Journal durante el año siguiente a un período de Para justificar la utilización explícita de las matemáticas en eco-
cambios drásticos de orientación en el pensamiento económico. nomía se ha apelado a la equivalencia lógica esencial entre las ma-
Aunque no haya habido revoluciones fundamentales en el pensa- temáticas y el lenguaje, junto a la mayor eficacia y concisión del ra-
miento económico comparables a la «revolución keynesiana», se ha zonamiento matemático en numerosos problemas importantes. En
venido produciendo un cambio acumulativo en los instrumentos uti- lo que respecta a la relación entre los supuestos y el razonamiento,
lizados en el campo de la teoría, así como en la investigación empí- se ha reconocido generalmente que la aplicación correcta del mé-
rica, lo que conduce a plantearse nuevas cuestiones metodológicas. todo matemático fuerza al investigador a ofrecer una presentación
Reghinos D. Theocharis, Phillip Mirowski y Margaret Schabas completa de hipótesis garantizadamente no contradictorias.
han realizado estudios sobre aspectos de la conjunción entre la ma- Las matemáticas son un medio auxiliar para la investigación.
temática y la teoría económica, como el origen de la economía ma- Como tal, su utilidad está ampliamente comprobada y el econo-
temática, el rechazo hacia el método, etc. mista que sabe usarlas en ese sentido encontrará en ellas una va-
La profusión del análisis matemático en economía durante el liosa ayuda para simplificar, aclarar y verificar su razonamiento o
siglo XX ha sido abrumadora. Algunos economistas de este siglo para construir modelos que le podrán llevar a interesantes conclu-
levantaron sus voces contra el exceso de formalización matemáti- siones. Pero conviene recordar que no son las matemáticas las que
ca que invadía las revistas especializadas. No se trataba de cues- hacen al economista, y sea cual fuera la conclusión a que pueda
tionar la utilidad de este instrumento o si era o no incompatible conducir una deducción matemática, ella debe ser controlada y
con la esencia de la teoría económica. Han sido pocos los econo- comprobada en su validez por un criterio realista educado en la ob-
mistas que han rechazado totalmente las matemáticas a lo largo de servación y el análisis crítico de los hechos.
la historia del pensamiento. En un estudio necrológico de Ragnar Frisch, dedicado a Joseph
La discusión en nuestro siglo es si esta invasión de las mate- Schumpeter, y al referirse a la posición de este sabio frente a la eco-
máticas no despoja a las teorías de su significado puramente eco- nometría —la ciencia que representa una combinación de teoría
nómico, si no se desvirtúan las teorías económicas y se transfor- económica, estadística y matemática— encontramos estas frases:
man en un híbrido a medio camino entre las ciencias exactas y la
economía. En este sentido se expresaban un grupo de autores en la «Las matemáticas —hasta la forma más refinada de mate-
Review of Economic and Statistics y otro en la American Econo - máticas— son una herramienta necesaria, pero no más que
mic Review en 1954. una herramienta. Ninguna clase de tecnicismo matemático,
La introducción del método matemático en la teoría económica por muy refinado que sea, podrá jamás reemplazar la intui-
se encuadra dentro de la polémica más amplia acerca de la utiliza- ción, esa función inexplicable que tiene su lugar en el cere-
ción de los métodos propios de las ciencias naturales en las cien- bro de un gran intelecto que, al mismo tiempo, entiende ma-
cias sociales. temáticas y teoría económica en un sentido más ortodoxo y
Aunque en un principio la Economía Política se engloba dentro que ha vivido suficiente tiempo (o mejor dicho con intensi-
de las Ciencias Morales o Filosofía Moral, pronto se observó el ca- dad suficiente) como para acumular experiencia humana y
rácter cuantitativo de algunos de sus conceptos y la existencia de sentido de los hechos».
1
La economía es una ciencia social porque 1) sus leyes son empíricas, 2) porque los hechos que
selecciona para el análisis están cargados de teoría y 3) porque el individualismo metodológico que se
aplica en la investigación económica está restringido por el proceso de socialización.
1) A diferencia de las ciencias experimentales, la economía se enfrenta a fenómenos
caracterizados por un menor grado de uniformidad o constancia, con los que es muy difícil realizar
experimentos controlados. Por ello, las leyes de la economía son leyes empíricas: se basan en la
experiencia y tienen un grado de generalidad menor que las leyes de la física.
2) Dada la posibilidad de comprensión empática de los fenómenos económicos y la confusión
entre el sujeto observante y el objeto observado (se supone que los economistas son seres humanos y
que la economía se ocupa del comportamiento de esa especie) la mera elección de una muestra de
fenómenos, de entre un infinito número de observaciones posibles, significa establecer una teoría, de tal
manera que los hechos están impregnados de conceptos, controlados por hipótesis que no permiten
posibles observaciones contradictorias, contaminados por valores estéticos, morales, religiosos,
políticos o ideológicos, y contaminados por los intereses personales de los propios economistas.
3) Y mientras que en las ciencias experimentales se puede aislar a los individuos o átomos de
una sistema para, a partir de ellos, explicar la realidad, en la ciencia económica este individualismo o
atomismo metodológico está restringido por la dificultad que supone aislar a los individuos de su
contexto general, especialmente debido al proceso de socialización o reproducción social por el que
todos los humanos pasan, mediante el aprendizaje de las normas sociales, por un largo período de
dependencia, primero biológica y luego económica, hasta convertirse en miembros independientes de
una sociedad.
Puesto que la economía es una ciencia social, la historia del pensamiento económico estudia algo
más que la mera evolución de la corriente principal de la teoría económica que ha tomado como modelo
de ciencia a la física. 1) Estudia las teorías alternativas, las corrientes heterodoxas que han sido
influidas por otras ciencias como la biología, la historia o la sociología. 2) Se ocupa del aspecto
explícitamente normativo de la economía (es decir, el que se refiere a cómo deben ser los hechos, en
conexión con la ética, que ha sido una parte fundamental en la historia de la disciplina) y de desvelar
los supuestos implícitos (y que a menudo son normativos) de una buena parte de la economía positiva
2
(la que supuestamente se ocuparía de hechos sin establecer juicios de valor). 3) La historia del
pensamiento económico analiza, también, el arte de la economía (la política económica, que relaciona las
fuerzas económicas con el entorno general), que ha sido objeto de atención preferente de determinadas
escuelas de pensamiento económico en el pasado. En definitiva, 4) la historia del pensamiento
económico combina la reconstrucción racional de la teoría económica (que estudia las teorías del
pasado a la luz de los avances posteriores) con la reconstrucción histórica de la misma (teniendo en
cuenta el contexto del momento y las intenciones de los economistas que formularon las teorías). En la
medida que la economía, como cualquier ciencia es path dependent (dependiente de la trayectoria), la
historia del pensamiento económico no es una especialización dentro de la ciencia económica, es la
economía desplegada en el tiempo (González 1977: 527-528; Ekelund y Hérbert 1991: 70; Gordon
1995: 61-69, 673-683, 688-691, 695-707, 712; Lysandrou 1996: 578-579; Landreth y Colander 1998:
4-5; Blaug 2001: 147, 150-152, 156-157; Backhouse 2002: 1-3).
1. De Aristóteles a Marx
En vista de que su profesionalización ha tenido lugar en el siglo XX, la economía es una ciencia
social muy joven. Hasta 1903 (cuando se convirtió en un saber autónomo), la economía formó parte de
la ética, de la historia o de la filosofía moral (lo que en el siglo XVIII era equivalente a ciencia social,
por oposición a la filosofía natural). Aun si se adopta un punto de vista más amplio y se considera la
economía no como una ciencia sino como una disciplina intelectual, sigue siendo un saber reciente:
antes de 1500 ningún grupo de pensadores se preocupaba de manera exclusiva por comprender la
economía y los que trataron los asuntos económicos lo hicieron como parte de la ética.
Uno de los primeros y más influyentes pensadores económicos fue Aristóteles (siglo IV a.C.).
Para él la economía constituía el arte de la administración del propio patrimonio. Dicho arte formaba
parte de la ética porque la riqueza era un medio para un fin y, por tanto, estaba limitado por ese fin, que
se concretaba en el bienestar valorado en términos de felicidad, teniendo en cuenta además que la polis
(la ciudad, lo público) era anterior al ciudadano: dicho de otra manera, la explicación científica de los
fenómenos sociales debía basarse en leyes relacionadas con las acciones de entidades más amplias que
los individuos (holismo metodológico). A partir de esta concepción normativa de la economía,
Aristóteles utilizó el término crematística para designar el arte de adquirir la riqueza (crematística
natural) y la ganancia monetaria, la cual había conducido al principio, contrario a la moral natural, de
3
que la riqueza era ilimitada, era un fin en sí mismo (de ahí que Aristóteles la denomine crematística
antinatural). Así, la aportación fundamental de Aristóteles fue subrayar la vinculación de la economía
con la satisfacción de necesidades para un determinado fin, significado que persistió en la filosofía
moral hasta el siglo XVIII y que entre otros compartirían Adam Smith, y luego John Stuart Mill, Marx,
Keynes o recientemente el premio Nobel de Economía Amartya Kumar Sen, a quien se debe la
recuperación de las reflexiones éticas y sobre el bienestar para la ciencia económica y que ha sido el
inspirador intelectual del paradigma del desarrollo humano de Naciones Unidas (y sus índices
asociados, Índice de Desarrollo Humano, Índice de Desarrollo Sostenible, Índice de Desarrollo de
Género e Índice de Pobreza Humana). En la actualidad esta visión del objeto de la economía es
heterodoxa frente a la concepción neoclásica de la economía ocupada de la satisfacción de deseos
concebidos como ilimitados (sin ningún fin). En este caso los recursos, por definición, son (no pueden
ser otra cosa que) escasos en relación con los deseos ilimitados, que, además, resultan independientes
de los de otros individuos y de los oferentes de bienes y servicios. En cambio, una definición de la
economía vinculada a la satisfacción de necesidades, como la que propuso Aristóteles, implica que los
recursos deberían ser abundantes en relación con las necesidades humanas y, por tanto, el problema
económico no es la escasez sino la mala distribución de los recursos entre personas, generaciones,
países y géneros (Finley 1974: 15-16; 1979: 186-189, 202, 206; 1992: 64-83, 133-134; Ekelund y
Hérbert 1991: 15; Landreth y Colander 1998: 7; Fukuda-Parr 2003).
Entre 1500 y mediados del siglo XVIII, la cantidad de literatura concerniente a la economía
aumentó de un modo significativo en Europa occidental bajo la genérica denominación de
mercantilismo. A medida que se afianzó y legitimó la clase de los comerciantes, los asuntos
económicos abandonaron la esfera de las preocupaciones éticas que había absorbido a los escolásticos
durante la Edad Media por influencia de Aristóteles y del cristianismo. Los escolásticos se habían
aproximado a los asuntos económicos con un enfoque normativo y una metodología deductiva,
sustituyendo las intuiciones aristotélicas por la fe y el argumento de autoridad con el fin de cerrar
cualquier duda acerca de la verdad de las premisas de sus razonamientos. Partiendo de estas premisas
evidentes por sí mismas creían llegar a conclusiones también ciertas sobre casos particulares, utilizando
las reglas de la lógica. Sin embargo, los que a partir de 1500 escribieron sobre asuntos económicos, en
su mayoría comerciantes, se aproximaron a la realidad con un enfoque radicalmente distinto. En un
contexto en que las ideas de Aristóteles se empezaban a poner en duda ante el avance de nuevos
4
descubrimientos científicos de Copérnico, Kepler y Galileo, los que estudiaron los problemas
económicos lo hicieron desde un enfoque más positivo que normativo, ligado a la recuperación del
método inductivo por parte del empirismo filosófico. Si la deducción es el paso desde premisas
generales ciertas a conclusiones también ciertas sobre casos particulares, utilizando las reglas de la
razón lógica (racionalismo), la inducción es el paso de proposiciones particulares a las que se llega por
la observación de los sentidos (empirismo) a enunciados o leyes generales y, según Aristóteles, sólo
era un método aplicable a universos cerrados y controlados. Pero los métodos deductivo e inductivo no
eran incompatibles entre sí. De hecho, el libro de ciencia que marcó el canon metodológico hasta
principios de siglo XX fueron los Principios matemáticos de filosofía natural (1687) de Isaac
Newton, una combinación de rigurosas deducciones e inducciones que se levantó como alternativa
empirista exitosa a la visión racionalista del mundo físico de Descartes y que inspiró a los ilustrados
escoceses Hume y Smith.
A principios del siglo XVII hizo su aparición en Francia el término économie politique, en pleno
desarrollo del Estado-nación bajo el absolutismo y su política económica de acompañamiento, el
mercantilismo: no es casual que la economía se definiera entonces como la ciencia de la adquisición de
riqueza y que el adjetivo política acompañara al sustantivo para subrayar la importancia del Estado. La
economía política entonces fue sinónimo de la administración de los asuntos del Estado con el fin, no
de satisfacer las necesidades de los súbditos, sino de conseguir el engrandecimiento del Estado. A
finales de dicha centuria, William Petty sería el primero en utilizar el término political economy en
Inglaterra; como fundador de la aritmética política su preocupación fundamental era cuantificar los
fenómenos económicos en lo que fue una de las primeras versiones del operacionalismo o fisicalismo
en economía, posición filosófica que defiende que los conceptos sólo tienen significado si se les puede
asignar valores físicos. En el siglo XVIII, los fisiócratas franceses reclamaron para sí el nombre de
economistas y constituyeron la primera escuela del pensamiento económico, con su estructura
maestro-discípulos, su órgano de expresión, su metodología deductiva ligada al racionalismo filosófico
de Descartes (los fisiócratas elaboraron el primer modelo económico abstracto), y su actuación como
grupo organizado que trató de influir sobre la política económica del gobierno. A pesar de proceder de
un linaje filosófico opuesto, los fisiócratas influyeron en la definición del objeto de la economía que
dio Adam Smith: para ellos, la economía política era la ciencia de la producción y distribución de la
riqueza en el contexto de la administración de los recursos de una nación, teniendo en cuenta todos los
5
recursos naturales y otros que luego serían excluidos de la condición de bienes económicos.
Adam Smith, catedrático de filosofía moral, era seguidor filosófico de Newton y destacado
miembro de la Ilustración escocesa. Su principal influencia metodológica fue la de uno de los
máximos exponentes de ese movimiento ilustrado, David Hume. En su famoso “problema de la
inducción” (como se le ha conocido retrospectivamente), Hume planteó que la inducción no puede
conducir a generalizaciones o leyes que posean certeza, o dicho de otra manera, que la observación de
una conjunción repetida de acontecimientos no asegura que los mismos fueran a combinarse del
mismo modo en el futuro y, por tanto, el principio de causalidad debe descartarse porque no es
directamente observable y ser sustituido por la noción de probabilidad. Sobre tal noción se
desarrollaría buena parte de la estadística en el siglo XX: cuantas más veces pudiera observarse la
correlación entre dos fenómenos mayor sería la probabilidad de que pudieran repetirse, aunque nunca
podría demostrarse una relación causa-efecto entre ambos.
Con el bagaje metodológico de Hume y la influencia de los fisiócratas, Adam Smith definió la
economía política, en su Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones
(1776), como “una rama de la ciencia del hombre de Estado o del legislador”, cuyo objetivo es tanto
asegurar “un ingreso abundante o la subsistencia para el pueblo” como suministrar “un ingreso
suficiente para los servicios públicos al Estado o al interés común”. Igual que para los fisiócratas, la
economía política era, para Smith, la ciencia de la producción y distribución de la riqueza, definida
como el conjunto de los medios materiales para satisfacer necesidades humanas. Esta concepción fue
asumida en términos generales por la escuela clásica británica de economía política y por Marx. Sin
embargo, dentro de este grupo de economistas apareció una clara diferenciación. Para Smith y Marx, la
economía política era una rama de la filosofía (no en vano ambos eran filósofos) y sus leyes y
categorías tenían una naturaleza histórica, de manera que el contexto institucional debía ser
especificado; ambos eran relativistas metodológicos, como lo sería también la escuela histórica
alemana, aunque a diferencia de la misma, tanto Smith como Marx rechazaron el individualismo y el
holismo metodológico, para compartir una posición dualista (reconoce que el comportamiento de los
individuos está marcado por el entorno institucional, sin excluir el problema de la agencia). Ricardo, en
cambio, pese a ser en muchos aspectos la fuente principal de inspiración de Marx, intentó acercar las
leyes de la economía política (por definición leyes empíricas) a las leyes analíticas de la física: tomando
como dado el contexto institucional, consideró desde una posición de absolutismo metodológico que
6
las leyes de la economía eran leyes universales y que la economía era una rama independiente de –y
ajena a– las ciencias sociales y la historia,. Así, la teoría económica, que en Hume, Smith y Malthus
estuvo vinculada estrechamente a la historia económica, se separó de la verificación histórica por la
influencia metodológica de Ricardo. El primer John Stuart Mill llegó a definir las leyes económicas de
la producción como leyes invariables, leyes de tendencia que, sujetas a la restricción ceteris paribus, se
cumplían en ausencia de causas perturbadoras concretas. La combinación del método deductivo e
inductivo que en Hume, Smith y Malthus era el canon y que también practicaron John Stuart Mill en
su madurez y Marx, fue abandonado por Ricardo, quien, al adscribirse al método deductivo y reducir
los límites de lo económico a los factores y mercancías directamente útiles para la producción o el
consumo que habían sido apropiados, facilitó el cambio de paradigma hacia la economía neoclásica,
tras la revolución marginalista (Groenewegen 1987: 905-907; Walsh 1987: 864; Naredo 1987: 420;
Gordon 1995: 37, 40, 47-57, 132, 224, 631-635, 653, 666-667; Oldroyd 1993: 95-118, 122-132, 170-
185, 235-236).
investigación empírica de 3), de manera que si 3) es falso la lógica nos dice que 1) o 2), o ambos, han
de ser falsos. Popper sostiene que el razonamiento científico debe utilizar la forma de deducción mt a
partir de la falsedad observada de la conclusión, ya que si bien la veracidad empírica de una conclusión
no nos dice nada seguro de las premisas sobre las que dedujo lógicamente, la falsedad empírica de una
conclusión es un indicio seguro de que, al menos, una de las premisas tiene que ser falsa (si se
encuentra un solo país o época histórica en que la cantidad de alimentos per cápita aumenta a largo
plazo, la premisa 1 o la 2 o ambas son necesariamente falsas). Para Popper, las teorías científicas eran
conjeturas provisionales que no podían verificarse a través de pruebas empíricas, tan solo refutarse
(Harris 1979: 31-32; Katouzian 1982: 63, 97, 102-108, 193-216; Blaug 1985: 22-43, 114-118, 123-
134, 148-149, 153, 288; Boland 1987: 455; Caldwell 1987: 923; Hargreaves-Heap y Hollis 1987: 166;
Walsh 1987: 861-862; Wong 1987: 921; Samuelson 1994: 279-280; Gordon 1995: 55, 422-423, 639-
642, 650-651, 696-697, 703-704; Barbé 1996: 29; Dow 1997: 76; Landreth y Colander 1998: 12).
Ahora bien, Popper considera que una teoría no podía rechazarse hasta que se dispusiera de otra
mejor, lo que daba lugar a la existencia de “estratagemas inmunizadoras” mediante el desarrollo de
hipótesis ad-hoc, siguiendo un “principio de tenacidad” de la ciencia. Esto llevó al historiador de la
ciencia, Thomas Kuhn, a contemplar el avance de la ciencia no como un progreso continuo a través de
la falsación, sino como un fenómeno caracterizado por largos períodos de normalidad rotos por crisis
revolucionarias. En su libro La estructura de las revoluciones científicas (1962), Kuhn distinguió
entre los períodos de ciencia normal y de ciencia revolucionaria. La ciencia normal era la práctica
científica que considerada durante cierto tiempo como ortodoxa: esto implicaba la existencia de un
“colegio invisible” de científicos, que compartía una misma visión del mundo o “paradigma”, es
decir, un conjunto de supuestos y procedimientos que no se ponen en cuestión y de problemas o
“enigmas” a resolver delimitados de antemano. Durante estos períodos de ciencia normal, la ciencia se
desenvuelve siguiendo lo que los filósofos de la ciencia denominan doctrina del convencionalismo,
según la cual las teorías e hipótesis científicas son simplemente instrumentos para ordenar y comunicar
información, que funcionan porque los miembros de la comunidad científica conocen las reglas y las
obedecen. Pues bien, desde principios del siglo XIX hasta la década de 1860, los economistas clásicos
formaron ese colegio invisible, establecieron un conjunto de supuestos y procedimientos que nadie
cuestionaba (la teoría objetiva del valor, la doctrina del fondo de salarios, la teoría malthusiana de la
población o la ley de hierro de los salarios) y fijaron como problemas a resolver los del crecimiento y
8
del programa de investigación de la economía política clásica. Pero hay otras razones que explican el
triunfo de la economía neoclásica ajenas a los análisis de Kuhn y Lakatos sobre la evolución de las
paradigmas y programas de investigación científicos. En la década de 1980, la llamada escuela de
sociología de la ciencia de Edimburgo estableció que la sustitución de unos programas de investigación
por otros no se basaba en su superior potencia explicativa o predictiva, sino que dependía de factores
externos como el entorno político, social y económico (según esta escuela todo conocimiento es
conocimiento situado). Por su parte, el economista Donald McCloskey (La retórica de la economía,
1985) sostuvo que una teoría podía ser aceptada no por su verdad inherente, sino porque se dedicaba
con éxito a convencer a otros de su valor haciendo uso de una retórica más persuasiva. En estas dos
aportaciones cabría encontrar algunas de las razones que facilitaron el cambio de paradigma desde la
economía clásica a la neoclásica. Entre las décadas de 1860 y 1880, se produjo la irrupción del
movimiento obrero internacional, bajo la creciente influencia del marxismo. En ese contexto, una teoría
que no hiciera referencia al trabajo, ni a los medios de producción, que prescindiera de la división de la
sociedad en clases y de conceptos como excedente y explotación, y que mostrara, en definitiva, cómo el
mercado funcionando sin trabas proporcionaba una asignación de recursos óptima, estaba destinada a
tener un éxito académico seguro, aunque se dedicara a estudiar el mundo real no a partir de lo que era
importante, sino de lo que era más sencillo (la teoría del intercambio). Y si lo hacía con una de las
herramientas que constituían la base de las ciencias experimentales, el cálculo diferencial, su retórica
sería, además, muy persuasiva (Harris 1979: 36-37; Blaug 1985: 63; Gordon 1995: 663-666, 707;
Boland 1987: 456; Stettler 1995: 392, 397; Dow 1997: 79; Landreth y Colander 1998: 14).
Así, desde finales de la década de 1870, en su obsesión por convertir la economía en una ciencia
puramente deductiva, la revolución marginalista abandonó la preocupación por la satisfacción de las
necesidades humanas de la economía política que tan peligrosas derivaciones habían tomado con la
lectura de los clásicos por Marx, para centrarse en los deseos ilimitados. La political economy se fue
convirtiendo en economics o economía pura. La (contra) revolución marginalista provocó una cambio
en el objeto y el método de la economía. El británico Jevons, que siguió utilizando el término political
economy en el título de su manual publicado en 1871, definió (el método de) la economía (economics)
como “una especie de Matemática que calcula las causas y los efectos de la actividad humana”; esta
idea de la economía como una ciencia objetiva, ajena a los juicios de valor, resultaba un dique de
contención contra la crítica de Marx de que la economía política clásica era pura ideología burguesa, un
10
sistema de justificación de los intereses de los capitalistas. El cambio respecto al objeto de la nueva
ciencia económica tardó más tiempo en explicitarse (no se produciría hasta la década de 1930). Entre
tanto, los teóricos del marginalismo (cuyo principio descubrieron simultáneamente entre 1871 y 1876
Jevons, Menger y Walras) se dedicaron a reducir los límites de lo económico. El fundador de la
escuela austríaca, Menger, contribuyó decisivamente a esa tarea al excluir de la consideración de bienes
económicos a los que no eran escasos; frente a estos bienes libres, los bienes económicos eran por
definición limitados, dado lo ilimitado de los deseos humanos, y, en consecuencia, su valor dependía no
de los costes de producción (como pensaban los clásicos y Marx a partir de una teoría del valor que
remitía al trabajo como fundamento último del mismo), sino de su utilidad marginal. Walras, el
fundador de la escuela del equilibrio general, sistematizó esa visión reduccionista de los límites de lo
económico en su definición de la riqueza social como el conjunto de bienes materiales o inmateriales
que son escasos (disponibles en cantidades limitadas) y útiles (capaces de satisfacer un deseo), bienes
que, en consecuencia, deben ser apropiables, valorables e intercambiables a ciertas tasas de intercambio
o precios, y producibles en la medida en que interesa hacer su cantidad menos limitada de lo que es.
Más tarde, Marshall incorporó el término economics por primera vez al título de una monografía
que publicó en 1879. Y luego sacó adelante la primera licenciatura independiente en economía del
mundo en la Universidad de Cambridge (1903). Marshall, en su famoso manual Principios de
economía, publicado en 1890, trató de conciliar las viejas preocupaciones clásicas sobre “los
requisitos materiales del bienestar” con las de la escuela marginalista sobre las preferencias . Ello,
unido a su intento de compaginar las teorías del valor de los clásicos y los marginalistas, le convirtió en
el jefe de la escuela neoclásica. Pero esta escuela asumió la labor reductiva del marginalismo. Merced a
su gran influencia en círculos políticos, Marshall propició la clasificación de las amas de casa, que
hasta entonces figuraban en los censos británicos dentro del grupo de trabajadores desocupados, como
población dependiente. Ello contribuyó, más que muchas definiciones anteriores, a concretar qué eran
bienes y servicios económicos a través de la consolidación de ese cambio en el Sistema de Cuentas
Nacionales (SCN). Frente a los esfuerzos de las pioneras de la economía feminista como Margaret
Reid (autora de la Economía de la producción doméstica, 1934), la economía se alejó durante mucho
tiempo de la preocupación por la satisfacción de necesidades (bienestar) y legitimó, vía estadística
oficial, la marginación de las mujeres llevada a cabo desde los días de Aristóteles y los clásicos. Si para
aquel el hombre era el productor y y la mujer la consumidora, para los clásicos (igual que para Marx)
11
económica neoclásica. Y frente a la reducción llevada a cabo por ésta, Keynes definió “el problema
económico” como “el problema de la necesidad, de la pobreza y de la lucha económica entre clases y
naciones”, y distinguió entre medios (la acumulación de dinero) y fines (la autorrealización personal),
conectando así con las preocupaciones éticas de la definición aristotélica de la economía y los objetivos
emancipadores del individualismo progresivo de John Stuart Mill y Marx. En vez de intentar que la
realidad se modificase para adecuarse a la teoría, la economía tenía que contribuir a la resolución del
desempleo mediante la adaptación de la teoría a la realidad, empezando por un cambio de metodología
que pasara de la microeconomía al enfoque agregado. Antes que Keynes, Smith y Walras habían
desarrollado un enfoque macroeconómico como resultado exclusivo de agregaciones que se deducían a
nivel microeconómico (lo que se denomina agregacionismo). Sin embargo, el planteamiento de Keynes
justificó por primera vez las leyes macroeconómicas de comportamiento (leyes que son empíricas) a
partir de la ley de los grandes números, de la que era un especialista (en 1921 publicó su tesis doctoral
con el título de Tratado sobre probabilidad): esta posición, que se denomina unitarismo, abrió una
brecha significativa en el principio del individualismo metodológico. La llamada síntesis neoclásica,
debida al Nobel Paul Samuelson, trató de cerrar esa brecha combinando la definición de Robbins (la
que acabó imponiéndose entre los economistas de la corriente principal tras la II Guerra Mundial) con
una vuelta al agregacionismo a la hora de abordar los problemas macroeconómicos (Keynes 1931: 10,
332; Groenewegen 1987: 906; Katouzian 1982: 217-218; Hoover 1994: 723; Barbé 1996: 17-19;
González 1997: 27-58; Gordon 1995: 627-628; Colander 2000: 131).
Después de 1950 el centro de gravedad de la ciencia económica se trasladó desde Europa
occidental a Estados Unidos, en parte como consecuencia de la Gran Depresión de los años treinta y
de la II Guerra Mundial (que llevaron a una estrecha colaboración de los economistas profesionales
con el gobierno norteamericano), y en parte por la fuga de cerebros hacia ese país que ocasionó la
dominación nazi de Europa. En esos años, la economía no asimiló el falsacionismo popperiano (pese a
las apelaciones a Popper), sino la huida hacia adelante del instrumentalismo predictivo. Según esta
doctrina, una teoría se confirma si predice correctamente. Para ello se utiliza la “tesis de la simetría”: la
explicación científica sigue las mismas reglas que la predicción, con la única diferencia que la
explicación se produce después de ocurrido el explanandum, mientras que la predicción se produce
antes de que tenga lugar el fenómeno en el tiempo; la explicación es simplemente una predicción
proyectada hacia el pasado. Este planteamiento sería asumido por Milton Friedman, el líder de la
13
escuela de Chicago, en su influyente obra Ensayos sobre economía positiva (1953), en la que
distinguió entre economía positiva (la que analiza los hechos económicos, considerada como una teoría
científica análoga a la física, según las reglas de la predicción) y economía normativa (la que propone
cómo debería funcionar una economía y que, según este autor, es meramente una cuestión de valores).
Lo importante de una teoría no era el realismo de sus supuestos (de hecho cuanto más irreales fueran
los supuestos mayor sería la capacidad de la teoría de explicar mucho a través de poco), sino su
capacidad de predicción. Gracias a ello la economía positiva, como se autodenominó la corriente
principal en esos años, siguió apegada al absolutismo y al individualismo metodológico y se centró en
el método hipotético-deductivo por el sistema mp, alejándose del canon metodológico popperiano y de
los problemas reales. La irrelevancia práctica de la mayor parte de la teoría del crecimiento y la
incapacidad de los economistas ortodoxos para enfrentarse a los problemas económicos de la crisis de
los setenta, son buenas muestras de esa inoperancia de la teoría. Mientras tanto, se intentaba hacer
frente a la proliferación de anomalías en el paradigma neoclásico (constatables en la escasa capacidad
predictiva de la teoría del comportamiento del consumidor, y la ineptitud del teorema de Heckscher-
Ohlin y del modelo de equilibrio general), con la multiplicación de hipótesis ad hoc.
Así, a principios de la década de 1970 se hablaba ya de una segunda crisis de la teoría
económica, crisis que alumbró en Estados Unidos nuevas corrientes heterodoxas, como la economía
política radical (heredera del marxismo), la economía postkeynesiana (heredera del Keynes genuino
frente al llamado keynesianismo bastardo) o la economía ecológica, corrientes que, junto con los
seguidores de la escuela institucionalista, incluyeron en el núcleo duro de sus programas de
investigación la pobreza, la desigualdad internacional e intergeneracional, el poder y la destrucción del
medio ambiente, como alternativas a la escasez y la elección. Con estas nuevas heterodoxias, a las que
se vino a sumar en la década de los noventa la economía feminista, el problema económico tal y como
lo había definido Keynes, se amplió también al racismo y la discriminación sexista. En este contexto de
crisis de la teoría ortodoxa, la corriente principal realizó una nueva huida hacia adelante también en
cuanto a la definición del objeto de la economía conocida como imperialismo económico. Promovida
por las escuelas de Chicago y de la Elección Pública (en Virginia), resucitó el término de economía
política no para resolver los problemas económicos relevantes sino para aplicar la aproximación de
Robbins a campos completamente ajenos al análisis económico tradicional, como la familia, el crimen,
el sexo y la política, pero sin modificar en un ápice el axioma fundamental de la escasez y la elección ni
14
la metodología propuesta por Friedman (Morfaux 1985: 96, 130, 160-161, 185, 209, 240-241, 291;
Stromberg 1991: 47-55, 84-89, 112-113; Harris 1982: 28-29; Blaug 1985: 20-22, 29-30, 281-284;
Caldwell 1987: 922; Hoover 1994: 718; Oldroyd 1993: 349; Gordon 1995: 55, 61, 331, 409-410, 631-
640, 650-654; Barbé 1996: 28; Landreth y Colander 1998: 4, 10-11, 379-381, 396-399; Ward 1983:
194-197; Katouzian 1982: 221, 244-246; Groenewegen 1987: 906; Allais 1994: 33, 38-39; Rostow
1994: 270-271).
Paralelamente a esta crisis del objeto de estudio, se vivió una crisis del método de la economía
positiva ante las continuas desviaciones de las predicciones de la teoría respecto a la evolución de la
economía real, y la multiplicación de estratagemas inmunizadoras. Los especialistas en metodología de
la economía seguidores de Popper acusaron a los practicantes de la economía positiva de ser
incoherentes con su metodología instrumentalista (si las teorías no predecían correctamente lo
coherente hubiera sido abandonarlas) y de no someterse a la prueba de la falsación: la economía
positiva se basaba en proposiciones incontrastables y llenas de juicios de valor (era, en realidad, una
economía cargada de elementos normativos); la economía positiva dejaba que la formalización
matemática determinara la esencia y el contenido del conocimiento, que era cada vez menos relevante;
en definitiva, la economía positiva era una moderna escolástica defendida con el único arma –la
dogmática– de que disponía la antigua, donde la autoridad de Aristóteles era sustituida por Friedman y,
más tarde, por el nuevo gurú del imperialismo económico, Gary Becker. En este contexto, un antiguo
creyente de la economía positiva, Donald McCloskey confirmó en la década de 1980 el fracaso de la
economía neoclásica como ciencia predictiva (si los economistas hubieran tenido esa capacidad serían
todos ricos según McCloskey). Entonces todavía se podía defender la idea que, pese a ello y pese a los
múltiples síntomas que indicaban su cambio temático de carácter degenerativo, la economía neoclásica
había tenido un éxito completo (es decir, seguían creyéndosela los estudiantes, los profesores y los
políticos), merced a su retórica matemático-econométrica que cuanto más críptica más persuasiva
resultaba (Katouzian 1982: 18-22, 95-100, 116-117; Boland 1987: 456; Gordon 1995: 652-653, 666,
707; McCloskey 1987: 173-174; 1993: 107 y ss.; Strassmann 1993: 56-57, 60, 65; Mäki 1995: 1300-
01; Stettler 1995: 392, 397; Dow 1997: 79).
En la actualidad, el cuestionamiento de la economía neoclásica se ha generalizado. La plataforma
post-autistic economics, nacida de un grupo de estudiantes y profesores de economía en Francia en
2000 y que se ha extendido a los principales países desarrollados, se propone como objetivo volver al
15
estudio de los problemas reales (frente a los mundos imaginarios de los modelos abstractos), limitar el
uso de las matemáticas a la categoría de herramienta (frente a su concepción de fin en sí mismo) y
establecer un enfoque pluralista que aborde los grandes problemas económicos (desempleo,
desigualdades, globalización) desde una concepción más compleja del comportamiento humano, que
esté atento a la dinámica histórica, que sea contrastable empíricamente y que se abra al diálogo con
otras disciplinas de las ciencias sociales (http://mouv.eco.free.fr). Por su parte, el presidente de la
History of Economics Society ha declarado oficialmente “la muerte de la economía neoclásica” y su
sustitución por una “economía del nuevo milenio”, más ecléctica, preocupada por el crecimiento
económico, que asume una racionalidad limitada, cuestiona el individualismo metodológico, y modeliza
en función del criterio de la verificación empírica y la aplicabilidad de resultados al diseño de políticas
económicas (Colander 2000: 135-140).
BIBLIOGRAFÍA
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Ekelund, R.B. y Hérbert, R.F. (1991): Historia de la teoría económica y de su método. Madrid.
Febrero, R. ed. (1997): Qué es la Economía. Madrid.
16
Como economistas nos interesa el análisis del proceso de producción de conocimientos científicos porque
facilita la toma de conciencia respecto al alcance y a las demás características de la actividad investigadora y, por
extensión, contribuye a decantar opiniones respecto a las distintas alternativas docentes. Sin embargo, los puntos de vista
contenidos en estos apuntes no tienen la pretensión de ser los de un especialista en filosofía de la ciencia, sino más bien el
resultado siempre provisional de distintas lecturas dispersas, y de no pocas reflexiones a propósito de la pertinencia de tal
o cual idea, de la relevancia práctica o de los límites de tal o cual modelo concreto, o sobre la consistencia interna de una
propuesta programática para una asignatura. Algunas consideraciones previas, tal vez opiniones, permitirán organizar las
ideas que se exponen a continuación.
En primer lugar, en mi opinión, la economía necesita un método específico a su objeto de estudio y al estado de
evolución de la teoría económica. En otras palabras, las premisas metodológicas de la economía no pueden ser
trasplantadas de las ciencias naturales ni de otra disciplina de pensamiento ya que cada una de ellas tiene a su vez un
método específico. En muchas discusiones, suficientemente conocidas, se suele negar (o afirmar) el carácter científico de
la economía por la exclusión (o inclusión) de algún ingrediente definitivo de alguna otra disciplina cuyo carácter científico
esté fuera de duda. Sin embargo, tal discusión no sólo es poco instructiva, sino que también descansa sobre una falsa
dicotomía entre las ciencias sociales y las ciencias naturales (excesivamente centrada en las diferencias metodológicas,
cuando tales diferencias pertenecen objetivamente al objeto de estudio y al grado de evolución de cada ciencia). Por
ejemplo, ciertas ciencias naturales (como la meteorología) son inexactas, otras son en gran medida no experimentales
(como la astronomía, la geofísica, el evolucionismo), algunas mezclan casualmente la teoría con la experimentación
(como la aerodinámica), otras son todavía más especulativas (como la relatividad general) y hay otras (como la física de
1
Nota metodoló
partículas y la biología molecular) que se encuentran actualmente en una fase de desarrollo que recuerda a la economía
contemporánea.
En segundo lugar, la economía puede caracterizarse sin reservas como un actividad científica en sentido amplio.
Para ello podemos acogernos al paraguas protector de Schumpeter (1954), quien entre lo científico incluye todo
conocimiento que haya sido objeto de un esfuerzo consciente y colectivo para su perfeccionamiento. Pero también es
posible alegar motivos más elaborados; la economía cumple con el "criterio interno", porque existe un consenso suficiente
en la comunidad científica sobre lo que constituye una buena explicación y tal consenso sirve para organizar la
concurrencia entre teorías alternativas, y también con un "criterio externo", consistente en un principio de realidad
unánimemente aceptado. Tales criterios, según Lakatos (1974), son suficientes para calificar de científica una actividad
intelectual.
En tercer lugar, como refuerzo de las premisas anteriores, vale la pena subrayar que el adjetivo "científico" tiene
un significado diferente según la formación y el campo de trabajo de cada economista. Para el economista matemático, o
para quien aspire a serlo, el término "científico" está asociado a una noción de verdad necesaria y no contingente, es decir,
a proposiciones formalmente válidas, analíticas -más que sintéticas o descriptivas-, y tautológicamente ciertas. Según por
ejemplo, Maurice Allais (1992, p.16) esta característica de los modelos matemáticos de la ciencia económica eleva la
economía al mismo nivel científico de la física teórica. A este formalismo teórico cabe oponer el criterio empírico
dominante entre quienes engloban a la economía en el conjunto de las ciencias positivas (con un claro sujeto factual), y
para quienes el término científico remite a proposiciones que no son ni ciertas ni falsas, sino meros enunciados sobre
hechos observables que pueden ser validados empíricamente (por ejemplo Milton Friedman, 1953), sin desconocer (como
advierte Habermas, 1984) las múltiples consideraciones que pueden conducir a distintas personas a juzgar de distinto
modo la "plausibilidad" de afirmaciones fundamentadas en hechos. La teoría económica moderna se nutre sin duda de
teorías diversas y de distintas concepciones personales y colectivas sobre los rasgos definitorios del quehacer científico.
Para algunos, la economía como ciencia empírica reposa en gran medida sobre "razonamientos plausibles", para otros,
siendo la economía una ciencia basada en la construcción abstracta de modelos ideales y generales de la realidad
económica, sólo los supuestos y el entorno del modelo han de ser plausibles, mientras que el razonamiento posterior debe
ser lógico y demostrativo. Sobre los problemas que plantea esta disparidad de criterios metodológicos, que no parece
haber sido negativa para el desarrollo reciente de la teoría económica, volveremos más adelante.
Finalmente, la investigación en economía tiene un doble propósito que la diferencia radicalmente de la mayor
parte de las ciencias naturales y sociales. De un lado, la investigación económica es un esfuerzo sistemático para conocer
el funcionamiento de la sociedad y particularmente del modo en que ésta se plantea y se organiza para resolver los
problemas de asignación de recursos compatibilizando los deseos y articulando las decisiones individuales de las personas
que la forman; este objetivo es sin duda suficiente para justificar la existencia de la economía, y para muchos economistas
lo es efectivamente para justificar la relevancia de su trabajo. Pero la economía es también una ciencia "útil", que se
propone extraer consecuencias que sirvan para mejorar el bienestar de las personas, y que constituyan una guía para la
acción de los individuos, las instituciones y las sociedades. En ese sentido, y sólo en lo que respecta al "valor de uso" de
2
Nota metodoló
las ideas económicas, es comprensible el aforismo keynesiano de que los economistas deberían comportarse como los
dentistas con quienes (a diferencia de los físicos, por ejemplo) compartimos la pretensión de mejorar la vida de la gente.
Sin embargo, los odontólogos en general no producen los conocimientos que aplican, y su práctica se fundamenta en un
cuerpo de conocimientos generalmente indiscutido (aparte de que tal vez la gente en general confía más en los
odontólogos que en los economistas). Por otra parte, muchas reflexiones metodológicas sobre la economía tienden a
concentrarse en aspectos exclusivamente epistemológicos olvidando el carácter instrumental de la economía. A mi modo
de ver, cualquier reflexión sobre el sentido de estudiar o elaborar teorías económicas debe tener en cuenta esta dualidad
entre "ciencia de la acción" y "ciencia del conocimiento". En síntesis, la discusión metodológica es incompleta si no
considera el carácter instrumental de la teoría económica, pero tampoco debe olvidarse que la pura utilidad práctica no
confiere validez explicativa o descriptiva al esquema de razonamiento de un modelo económico.
Siguiendo a Walliser (1995), son dos las características importantes que distinguen a los modelos económicos de
los de las ciencias físicas, al menos si nos atenemos a los modelos teóricos que pertenecen a cada disciplina. En primer
lugar, los modelos económicos son "ideales", en el sentido de que son deliberadamente aproximativos y, por lo tanto,
inexactos; por ejemplo, en física, la ley de la atracción universal es exacta (es decir válida para todos los cuerpos) mientras
que un modelo de duopolio es aproximado (no funciona más que en determinados mercados y en equilibrio parcial). En
segundo lugar, los modelos económicos son "genéricos", en el sentido de que están incompletamente especificados; por
ejemplo, la ley de la atracción universal es específica (se expresa en función del inverso del cuadrado de la distancia)
mientras que el modelo de duopolio es genérico (se aplica a una amplia gama de funciones de coste y de demanda que no
tienen una forma precisa). Por supuesto, ciertos modelos económicos son más concretos o específicos; así, la teoría de la
renta permanente es menos ideal que una teoría estática de decisiones de consumo (aunque ambas siguen siendo teorías
genéricas), y la teoría cuantitativa del dinero o la curva de Laffer se pueden especificar (aunque siguen siendo teorías
ideales) estimando los parámetros relevantes.
Estas características diferenciales de la economía, como cuerpo de conocimientos ideales y genéricos, hacen
necesario replantear y reformular los principios metodolólógicos en, al menos, tres aspectos. En primer lugar, con respecto
al modo de elaborar explicaciones válidas sobre la realidad objeto de estudio teniendo en cuenta que, frente a una realidad
económica compleja e inestable, los modelos teóricos producen explicaciones simples de fenómenos particulares aislados
de su contexto, y suavizados en su estructura buscando capturar lo esencial y descartando lo inesencial e irrelevante. En
segundo lugar, con respecto al problema de validación y contrastación empírica, teniendo en cuenta que para rendir cuenta
de hechos esencialmente cualitativos y elaborados, los modelos teóricos ideales y generales son menos contrastables
empíricamente que los modelos exactos y específicos, pero se les puede atribuir un carácter suficientemente aproximativo
a la realidad. Y, en tercer lugar, con respecto al problema de evolución teórica, teniendo en cuenta que la teoría económica
progresa a través de un proceso continuo de concretización y especificación de los modelos originales y de formulación de
modelos y teorías alternativas a las existentes. A continuación abordamos sucintamente estos tres problemas
metodológicos.
3
Nota metodoló
El carácter ideal de los modelos económicos es el resultado de un proceso de abstracción que permite reducir lo
real llevando al extremo ciertas hipótesis, bien sea sobre el entorno del sistema (por ejemplo, sobre las dotaciones y las
preferencias de los agentes en un modelo de elección individual), o sobre su organización interna (asumiendo, por
ejemplo, la hipótesis de racionalidad). Para estudiar un fenómeno particular, o un proceso económico, es necesario, en
primer lugar, proceder a su aislamiento, extrayendo un sub-sistema de su contexto y neutralizando la influencia de los
factores externos; en segundo lugar, al proceso de aislamiento le debe suceder el de estilización, que permite concentrar la
atención sobre ciertas propiedades de la entidad estudiada simplificando su estructura.
El proceso de aislamiento se consigue por la utilización explícita de tres postulados que abarcan una amplia
variedad de supuestos sobre la relación entre el fenómeno estudiado y su entorno. El "postulado de exogeneidad" permite
afirmar que algunas influencias del entorno se ejercen de modo unilateral y se asumen como hechos independientes. Así,
por ejemplo, la función de utilidad se supone independiente del proceso de decisiones del consumidor y, en palabras de
Hicks (1965), en el modelo básico de crecimiento económico "se procrea contra viento y marea" y la tecnología se
convierte en "maná caído del cielo". El "postulado de estabilidad" permite afirmar que una parte del contexto permanece
invariante (la cláusula "ceteris paribus"), lo que contribuye a anular el efecto de variaciones indeseadas; así, en la teoría de
la elección, la función de utilidad se supone en general perfectamente estable. Finalmente, el "postulado de negligibilidad"
afirma que ciertas influencias externas son débiles y pueden anularse; por ejemplo los costes de cálculo o los de
transacción.
En lo que concierne a la estilización del fenómeno estudiado también se procede a través de tres formas
diferentes de aproximación. En primer lugar, a través de una aproximación analítica se define una relación explícita entre
las variables retenidas, simplificando la estructura de las respuestas de los agentes económicos; por ejemplo, el supuesto
de una función de utilidad cuasi lineal, permite simplificar el comportamiento de los consumidores frente a sucesos
inciertos. En segundo lugar, una aproximación estructural permite liberar las relaciones relevantes (endógenas) de la
debilidad de algunas de sus consecuencias (por ejemplo, los costes de obtener información son despreciables). Finalmente
(a través de una aproximación dimensional), también cabe reducir las dimensiones del problema estudiado tanto en el
número de entidades económicas a tener en cuenta (considerando por ejemplo una función de distribución sobre un
continuo de consumidores, como en el modelo de Aumann, o reduciendo drásticamente el número de agentes a dos, o a
uno en los modelos con un agente representativo); como en el número de períodos a considerar (uno en un modelo
estático, dos en modelos dinámicos reducidos, o dos períodos para cada agente individual en un modelo de generaciones
sucesivas de duración infinita).
Para que una teoría económica tenga validez general, también es necesario atenerse a una formulación no
completamente especificada de las hipótesis retenidas, concernientes al entorno del sistema estudiado así como a su
estructura. Así, los factores exógenos se tratan de manera paramétrica, lo que permite abarcar un amplio rango de
4
Nota metodoló
contextos concretos y superar los estrechos límites espacio-temporales del sistema estudiado. De otro lado, la
especificación de relaciones se mantiene al nivel más general posible, lo que permite aplicarlas a entidades
suficientemente diversas, sin necesidad de construir un modelo para cada una de ellas.
Como construcción idealizada y general, los modelos económicos no solamente permiten alcanzar explicaciones
plausibles sobre la realidad económica, sino que también permiten conseguir que los modelos jueguen un papel
equivalente al de las experiencias en las "ciencias duras". Como plantea Favereau (1995), el objetivo primordial de la
experimentación, en las ciencias experimentales, consiste en aislar ciertos fenómenos y mecanismos casuales y éste es
también el principal objetivo instrumental de la modelización en la ciencia económica. Esto se pone de manifiesto en la
siguiente cita de Chamberlin, en quien es posible encontrar un punto de vista casi profético sobre la evolución de la teoría
económica en el siglo XX: "Comúnmente se considera que en la elección de su método, la ciencia económica está
limitada por la imposibilidad de recurrir a las experiencias de laboratorio de las ciencias naturales,....en la medida en
que el mundo real no puede reproducirse ni controlarse artificialmente. El investigador en economía, está limitado casi
siempre a realizar sus "experimentos" aplicando un razonamiento general a modelos abstractos. No se puede observar, el
funcionamiento efectivo de un "modelo real" en condiciones controladas" (Chamberlin,1948,p.95; citado por
Jallais,1991, p.155).
En su exposición Chamberlin insiste solamente en la propiedad de los modelos de descomponer la realidad para
aislar de su contexto real algunos fenómenos y variables específicas. La propiedad de duplicación de la realidad, que
incluye no solamente la operación de aislamiento sino también la de estilización, está mucho más clara en la siguiente cita
de Robert Lucas Jr. (1980,p.696):"Una de las funciones de la economía teórica consiste en construir sistemas económicos
artificiales completamente articulados, que puedan servir de laboratorios en los que se puede contrastar a costes
reducidos políticas cuya experimentación sería muy onerosa en economías reales... Según esta visión general de la
naturaleza de la teoría económica, una teoría no es solamente una colección de enunciados sobre el comportamiento de
la economía real sino también un conjunto implícito de instrucciones para construir un sistema paralelo o análogo- una
economía de imitación."
Por otra parte, como "economía de imitación" un modelo teórico bien especificado permite reconstruir una parte
fundamental de la información subyacente en las decisiones de los agentes económicos, que al no ser directamente
observable hace imposible la construcción de teorías a partir de procedimientos puramente inductivos. En palabras de
Varian (1993): "Raramente observamos todas las elecciones posibles. En general sólo observamos una parte reducida de
las mismas. La teoría nos permite interpolar a través de lo que observamos para pasar a lo que no observamos...La
inducción pura requiere la observación de todas las elecciones posibles de un consumidor en los distintos subconjuntos
de posibilidades disponibles. Sin embargo, la teoría del consumidor, nos permite trabajar con pocos datos. El empirismo
ingenuo sólo puede predecir lo que ha ocurrido en el pasado. En cambio, la teoría, el modelo subyacente, nos permite
extrapolar." (Varian, 1993, p.5).
5
Nota metodoló
La idealización convierte deliberadamente el modelo en irreal, y por ello un modelo teórico no expresa ni toda la
verdad (se omiten ciertos aspectos), ni nada más que la verdad (ya que ciertos aspectos se deforman). Algunos modelos,
por ejemplo, plantean idealizaciones asintóticamente realizables (la competencia atomística, o la información perfecta de
los agentes en la economía), mientras que otras no lo son en absoluto (agentes con vida de duración infinita). Todos estos
elementos plantean una discusión metodológica sobre el grado de proximidad entre el modelo y la realidad. La validez
empírica de los modelos ideales y generales se justifica cuando el modelo es contrastable a través de sus consecuencias, a
condición de satisfacer el principio de "continuidad de aproximaciones" (Simon, 1976) o en palabras de Varian (1993,
p.7) "aunque un modelo repose sobre hipótesis que son estrictamente falsas, sus conclusiones serán suficientemente
próximas a la verdad si sus hipótesis son suficientemente próximas a la realidad".
Este principio de continuidad de aproximaciones puede expresarse en cuatro formas alternativas más o menos
exigentes. En primer lugar, muchos modelos proceden a una idealización por simple comodidad de cálculo, lo que trae
consecuencias inocuas siempre que tal simplificación conduzca a conclusiones cualitativamente idénticas. Así, por
ejemplo, el modelo de duopolio con costes nulos de producción es idéntico al de duopolio con costes marginales de
producción constantes; un juego típico de dos jugadores (el dilema del prisionero) se extiende fácilmente a un juego de n
jugadores sin alterar los conceptos de equilibrio que permiten obtener una solución analítica, y muchos problemas de
regulación con información incompleta se simplifican notablemente si se supone un comportamiento de los agentes
neutral al riesgo (ya que las soluciones analíticas que se obtienen son cualitativamente idénticas a las que resultarían de un
comportamiento adverso al riesgo).
En segundo lugar, es posible construir modelos realizando una aproximación que conduzca a conclusiones
cualitativamente similares, pero bajo condiciones restrictivas que se satisfacen sólo en contextos particulares. Por ejemplo,
la consideración de un agente representativo es válida si se verifican las condiciones de agregación de un conjunto
suficientemente grande de agentes dispares en cuanto a preferencias y dotaciones. Un juego se puede estudiar con una
estructura simplificada, si los agentes lo ven de ese modo y si tal creencia es la única que determina el equilibrio
resultante. La caja de Edgeworth con sus dos agentes, no conduce paradójicamente a una teoría del monopolio bilateral,
sino todo lo contrario: permite ilustrar y analizar situaciones de competencia perfecta que requieren de numerosos agentes
sin poder de mercado, lo que está garantizado por el teorema de equivalencia de Debreu y Scarf.
En tercer lugar, y de un modo más ambicioso y profundo, un modelo general puede convertirse en una
generalización de una clase más amplia de modelos, y llevar a consecuencias asintóticas de los mismos. Por ejemplo, el
modelo de comportamiento optimizador que constituye la base de las teorías del consumidor y del productor son en
realidad el caso límite, a través de distintos procesos de aprendizaje, de los modelos de racionalidad limitada; por otra
parte, cuando el número de agentes crece, el modelo de competencia perfecta aparece como el caso límite de los modelos
de competencia imperfecta (por ejemplo en la teoría del oligopolio de Cournot, o en la de competencia monopolística de
Either, Dixit y Stiglitz).
6
Nota metodoló
Finalmente, un modelo puede ser una aproximación que conduce a consecuencias suficientemente próximas a
las de un modelo más completo, que se sitúa en un contexto específico más o menos bien delimitado. Así, por ejemplo, el
modelo de economía cerrada es aceptable a corto plazo si se admite que el contexto internacional no ejerce su influencia
más que a largo plazo; o un juego con información perfecta es una formalización adecuada si el juego se desarrolla en un
mundo suficientemente simple y circunscrito.
El principio de continuidad de aproximaciones sin embargo no constituye una ley de hierro. Tal principio evade
la dificultad de definir el grado de aproximación de una hipótesis, no sólo con respecto a lo real, sino también con respecto
a otras hipótesis alternativas. No existe una respuesta fácil a la pregunta de hasta qué punto un mercado concreto se aleja
de la competencia pura y perfecta, o un juego concreto viola la condición de información completa. Pero sobre todo, el
núcleo del principio de continuidad de aproximaciones, a saber, que hipótesis próximas conducen a consecuencias
próximas, apela a una propiedad de estabilidad estructural de la que no sabemos formalmente que pueda ser inválida. Así,
por ejemplo, un modelo de generaciones sucesivas puede conducir a conclusiones muy diferentes si se operan pequeñas
modificaciones en las características de los agentes (como no linealidades). Del mismo modo, un juego de negociación
bilateral (como el modelo de Rubinstein) con horizontes infinitos, permite obtener soluciones analíticas aplicando un
concepto de solución por perfección de los subjuegos; sin embargo tal generalización hace irrelevante el efecto que tiene
la secuencia del juego sobre el resultado de la negociación, y elimina completamente el poder de ultimátum del último
agente en realizar una oferta.
La distinta percepción sobre este principio de continuidad de aproximaciones, se encuentra en la base de las
discusiones actuales sobre los fundamentos microeconómicos de la macroeconomía. De acuerdo, por ejemplo, con
Akerlof y Yellen (1985 y 1987) y Blinder (1987), algunas formas de comportamiento aparentemente racionales pueden
ser sólo aproximadamente racionales. Por ejemplo, de acuerdo con la teoría de los salarios de eficiencia, la inercia salarial
es aproximadamente racional si las ganancias a corto plazo de una reducción de salarios no son muy elevadas. Una
empresa que no reduzca sus salarios durante una recesión obtiene algunos beneficios (eleva la moral de los trabajadores,
reduce la tasa de rotación y los costes de transacción y aprendizaje asociados, etc). Tales comportamientos pueden ser
minoritarios entre las empresas; sin embargo, cuando estas pequeñas desviaciones en el comportamiento de un número
reducido de agentes se introducen en un modelo de equilibrio general, pueden conducir a cambios significativos en el
comportamiento agregado de la economía (Akerlof y Yellen, 1985). En palabras de Akerlof y Yellen (1987, p.139)
"podría pensarse que las teorías aproximadamente racionales deben dar resultados muy similares a los de teorías
completamente racionales; pero tal intuición es de hecho falsa".
Para que un modelo pueda ser contrastado directamente en sus hipótesis o consecuencias primarias, es también
necesario especificar u operacionalizar cuidadosamente tales hipótesis. Así, se requiere que las consecuencias que se
someten a contrastación no contengan ni conceptos teóricos no observables (utilidad, expectativas), ni operadores
matemáticos no estándar (multiplicadores o precios sombra de programas de optimización). A menudo un modelo sólo
puede ser contrastado a través de consecuencias más o menos lejanas deducidas de hipótesis, que eliminan los conceptos
teóricos y resuelven las estructuras complejas de decisión. Del mismo modo, un modelo es menos refutable
7
Nota metodoló
empíricamente cuanto más genérico sea, ya que cuando aumenta el grado de especificación de sus hipótesis, también crece
el número de sus consecuencias contrastables.
Es también posible que un modelo genérico no tenga consecuencias refutables, y que todas las observaciones
cualitativas o cuantitativas sean, a-priori, compatibles con una forma particular de las relaciones contempladas en el
modelo, o con un valor particular de sus parámetros. Según Becker, por ejemplo, todo comportamiento individual bien
considerado responde a criterios de racionalidad, con lo que la hipótesis de racionalidad es compatible con cualquier
observación empírica. Muchos modelos teóricos de organización industrial admiten con frecuencia soluciones poco
robustas, en el sentido de que el conjunto de valores posibles cambia drásticamente, cuando se hace variar la
especificación de la hipótesis.
Un modelo genérico conduce a menudo a consecuencias genéricas que pueden ser contrastadas con hechos
estilizados, ya que permiten afirmar la existencia de un fenómeno masivo, o el sentido de variación de un agregado. Por
ejemplo, el primer tipo de consecuencias se ilustra, en un modelo estático, por la aparición espontánea de un monopolio en
un mercado con rendimientos crecientes de escala, o por la ocurrencia de paro en un modelo keynesiano; en un análisis de
estática comparativa, se puede afirmar que las empresas sólo hacen publicidad en condiciones de competencia imperfecta.
El segundo tipo de consecuencias se ilustra, por ejemplo, por el hecho de que un agente no se asegura más que
parcialmente cuando existe monopolio o colusión en la oferta de seguros, o por que la producción tiene un
comportamiento cíclico en un modelo de multiplicador-acelerador. Excepcionalmente, algunos modelos genéricos pueden
conducir a ciertas relaciones características que deben satisfacer las observaciones cuantitativas. Así, por ejemplo,
cualquiera que sea a función de utilidad del consumidor, la función de demanda que se deriva de ella debe obedecer a las
condiciones de Slutsky.
1.3. Una nota sobre las formas de evolución de la teoría económica contemporánea.
Uno de los deberes de un economista teórico, o con pretensiones de serlo, consiste en observar la teoría
económica como un cuerpo dinámico de conocimientos que progresan a partir de la formulación de modelos que
incorporan nuevos problemas al campo de estudio de la economía, pero que también refutan ideas anteriores y, sobre todo,
que evolucionan a través de la búsqueda de mayores dosis de realismo para los modelos ideales, y de una especificación
continua de los modelos generales. A través de tales procesos, es posible también hacerse una idea sobre el rumbo de las
investigaciones teóricas en economía.
Para mejorar el realismo de un modelo ideal, el proceso de concretización busca completar y afinar la imagen
del entorno y de la estructura del sistema. Así, a la operación de aislamiento sucede la de "inmersión", para restaurar los
lazos con el contexto provisionalmente neutralizados: haciendo por ejemplo endógeno el progreso técnico, o
incorporándolo dentro de las decisiones individuales de acumulación de factores de producción en la teoría del
crecimiento económico; o formalizando con precisión las decisiones individuales de acumulación de capital en la
macroeconomía contemporánea. A la operación de estilización sucede la de "combinación", tratando de reintegrar los
8
Nota metodoló
factores internos previamente descartados, incorporando por ejemplo, la depreciación o los costes de instalación en las
decisiones de acumulación de capital, para construir una teoría más elaborada de la función de inversión.
Este proceso de concretización permite fundamentalmente abarcar una cantidad cada vez más diversa de
fenómenos originales, incorporándolos como consecuencias del modelo. Así, por ejemplo, la introducción de una
jerarquía de tipos de agentes y de productos diferenciados en el modelo de información asimétrica de Akerlof, permite al
mismo tiempo introducir el principio de selección adversa en un modelo de equilibrio general, y abarcar un espacio más
amplio de fenómenos reales sobre la oferta de bienes duraderos de calidad variable (dando lugar a distintas teorías sobre
bienes diferenciados). La teoría de juegos con información incompleta y variables de riesgo moral, se puede extender a los
problemas de regulación en presencia de externalidades, con lo que se consigue ampliar el campo de la economía del
bienestar facilitando el estudio de estrategias de implementación de soluciones de primer y segundo óptimo en contextos
institucionales concretos, como se pone de manifiesto con la nueva teoría de la regulación y del diseño de incentivos. La
consideración separada de la evolución de la incertidumbre permite analizar la formación de expectativas y el
comportamiento de las empresas frente al riesgo, y la combinación de estos tres elementos permite estudiar
comportamientos adaptativos de aprendizaje que están en la base de la nueva economía industrial.
Desde una perspectiva dinámica, tal evolución no sólo está condicionada por el deseo voluntarista de abarcar
parcelas cada vez mayores de la realidad económica, sino también por el "estado de la tecnología" y por el propio proceso
de decantación y evolución de la teoría económica. Según Varian (1993, p.3) y a título de ilustración: "todos desearíamos
una teoría económica de las instituciones y una mejor comprensión de la dinámica económica. Sería de gran valor tener
buenos modelos de cambios de gustos endógenos. El motivo por el que no disponemos de modelos satisfactorios en tales
campos, no está en que los economistas se resistan a sacar todo el provecho posible de su trabajo, como parecen creer
aquellos que les critican.... Nadie sabe como poner a punto tales modelos dinámicos o de cambios de gustos y es difícil
llevar a término estudios teóricos y empíricos sobre instituciones económicas. Simplemente tales problemas son difíciles y
los economistas siguen una estrategia natural de investigación que consiste en resolver primero los problemas fáciles
para luego atacar los difíciles".
En muchos casos, los avances teóricos sólo resultan posibles si se dispone de herramientas adecuadas de
formalización para operacionalizar las hipótesis y obtener de ellas consecuencias interesantes. Después de permanecer
largo tiempo en el "submundo" de la teoría económica, algunas hipótesis magnas de la teoría del desarrollo, como la teoría
de las trampas de pobreza de Nelson, y la "doctrina" del crecimiento equilibrado de Nurske y Rosestein-Rodan, han
podido incorporarse en el núcleo de la nueva teoría del crecimiento, gracias a los avances en el estudio de la competencia
monopolística y los rendimientos crecientes de escala, lo que no sólo ha abierto una vía para la explicación de la dinámica
del subdesarrollo, sino que también ha permitido formalizaciones útiles para el estudio de la transición económica de las
antiguas economías socialistas y de los países de desarrollo intermedio (Krugman,1993). Después de considerarlas durante
mucho tiempo como entidades exógenas, las instituciones económicas han suscitado tentativas de endogeneización por
parte de la teoría económica y estos desarrollos son objeto de distintas polémicas sobre su relevancia como objeto de la
teoría económica "Las instituciones no se eligen:evolucionan. ... hablar de elección óptima de instituciones no es una
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Nota metodoló
simple metáfora, sino una metáfora delirante. La consecuencia es que la economía debe prestar gran atención a las
instituciones locales, porque son importantes para el comportamiento"(Solow (1992, p.317)).
Cuando un modelo, o una teoría particular, es aceptado provisionalmente, la propia dinámica de la investigación
incita a extender sus límites, y a buscar caminos que permitan una mayor especificación de sus consecuencias, y un ajuste
más próximo a las observaciones empíricas. Por ejemplo, la teoría de la utilidad esperada se puede especificar,
considerándola como una teoría de la elección entre loterías y, para incorporar anomalías observadas (provenientes de la
prospect theory y de la economía experimental), se puede considerar que el agente tiene una aversión al riesgo del lado de
las pérdidas y una propensión al riesgo del lado de las ganancias. Al contrario, cuando un modelo es refutado en alguno de
sus componentes esenciales, se produce una tendencia natural a debilitar su especificación para permitirle dar cuenta de
situaciones empíricas. Por ejemplo, la formalización de la elección con incertidumbre ha evolucionado, a causa de la
paradoja de San Petersburgo, desde el modelo de esperanza máxima de ganancia al de la esperanza máxima de utilidad, y
a causa de la paradoja de Allais, al modelo de utilidad anticipada (con la introducción suplementaria de una función libre
de probabilidades).
En síntesis, la teoría económica, por imperativos que provienen de su propio objeto de estudio, está condenada a
los modelos ideales y genéricos. Por ese motivo, el investigador en economía debe desarrollar una reflexión
epistemológica permanente sobre la idea de aproximación de un modelo y, al mismo tiempo, debe interrogarse
sistemáticamente sobre el grado permisible de generalidad del mismo, y especialmente sobre la articulación entre modelos
genéricos válidos cualitativamente y modelos específicos válidos econométricamente.
Hasta ahora nos hemos concentrado en el estudio de distintos aspectos de la teoría económica que permiten
concebirla como una representación idealizada de la realidad, y por lo tanto como una forma de conocimiento científico
10
Nota metodoló
sobre la economía real. Sin embargo, como hemos dicho, la teoría económica también responde a un propósito práctico de
transformación y mejora de las condiciones de vida de las personas. Esta dimensión instrumental se fundamenta en la
propiedad de los modelos teóricos de servir como sustitutos de la realidad, o como "economías de imitación", lo que los
hace útiles para explorar y extrapolar la validez teórica de diferentes enunciados o explicaciones plausibles, o simplemente
para evaluar las consecuencias probables de distintas alternativas de acción individual y de política económica. En
palabras de Varian (1993) "gran parte de la actividad teórica en economía consiste no en una búsqueda finalista de leyes
económicas ni en una elaboración de hipótesis explícitas sobre hechos o situaciones, seguidas de su contrastación
empírica, sino en una investigación sobre los modelos económicos". Vale la pena resaltar que tales modelos no se refieren
a los modelos de previsión macroeconómica ni a los modelos llamados normativos, sino a los modelos estrictamente
"descriptivos", es decir a sistemas de ecuaciones que, a partir de hipótesis usuales de comportamiento (optimización,
riesgo probabilístico, búsqueda de situaciones óptimas y de equilibrio, etc), son útiles para describir ciertos tipos de
situaciones generales.
Siguiendo la exposición de Lucas, esto da lugar a una concepción instrumental de los modelos en la que reside
una gran parte de las posibilidades de desarrollo que ha demostrado la teoría económica contemporánea en campos
diversos. En cierto modo, la teoría económica debe buscar un difícil compromiso entre la propiedad del modelo como
conocimiento de la realidad económica y su utilidad instrumental. Un modelo será mucho mas fiable "cuanto mayor sea
su capacidad de imitar las respuestas de la economía a las cuestiones más simples, lo que permite confiar en las
respuestas que de él obtengamos a las cuestiones más difíciles y ese es el sentido en el que más "realismo" es preferible a
menos" (Lucas, 1980, p.697). La realidad no responde a las preguntas complejas por la misma razón que no existe un
mapa de escala uno a uno (Solow) y, en consecuencia, cuando se trata de responder cuestiones complejas, el único medio
que posee el economista para reflexionar sobre la economía real es reflexionar sobre un modelo (Lucas, 1980, p.698).
No obstante, vale la pena finalizar este apartado metodológico mencionando, aunque sea de paso, algunos de los
riesgos y de las posibilidades reconocidas que entraña la práctica de la modelización en economía (y que son comunes a la
modelización en ciencias experimentales). En primer lugar, la utilización de modelos teóricos muestra una propensión de
los economistas a elegir sus hipótesis no por sus propiedades descriptivas, sino por sus propiedades matemáticas y, en
particular, por la necesidad imperiosa de obtener soluciones analíticas. Un ejemplo trivial está en la elección conveniente
de la forma de las funciones objetivo para garantizar la existencia de soluciones interiores en modelos de optimización.
Como es lógico, la primera restricción que debe respetarse es que la manipulación proyectada funcione, lo cual no es ni
mucho menos una restricción trivial. En segundo lugar, la concepción instrumentalista de los modelos permite la
elaboración de teorías diversas sobre un mismo tema general, basadas en hipótesis a menudo contrapuestas, y que son
difícilmente integrables en una teoría general ya que cada modelo responde a una intencionalidad específica. Por ejemplo,
según Solow (1980), existen al menos tres modelos alternativos para explicar la existencia del desempleo, cada uno de
ellos con su parcela de verdad, y sin embargo, a partir de ellos, es imposible construir una teoría general. En tercer lugar,
como atenuante del primero de los riesgos descritos, la práctica de los modelos tiende a valorar la coherencia conceptual,
más que la simple capacidad de reproducir los hechos estilizados; así, el mensaje va mucho más allá que el modelo, y los
mejores modelos son los que están acompañados de una historia convincente, es decir, no solamente porque se
11
Nota metodoló
fundamentan en una rica motivación económica inicial, sino también porque no se quedan en meras consecuencias
intuitivas de sentido común a partir de tal motivación inicial. Esta última característica de los modelos económicos,
contribuye a atenuar, y eventualmente a eliminar, los efectos negativos que sobre la teoría económica puede tener una
concepción puramente instrumental que huya de lo esencial para caer en lo accesorio, o simplemente en lo formalizable
aunque irrelevante. Para concluir con una cita suficientemente expresiva sobre esta visión dual pero optimista de la teoría
económica: "la mayor parte de los economistas teóricos son, durante el dia, instrumentalistas por necesidad, pero,
durante la noche, sueñan que han conseguido el mismo nivel de realismo de sus maestros fundadores".(Favereau,1995,
p.41)
Referencias
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12
EVOLUCIÓN CIENTÍFICA
Y METODOLÓGICA DE LA ECONOMÍA:
Escuelas de Pensamiento
Autor:
Email: ROBERTGL@terra.es
2- DEDUCTIVISMO EN ECONOMÍA
4- EL MÉTODO DE MARX
6- ULTRAEMPIRISMO
7- OPERACIONALISMO
8- LA TESIS DE FRIEDMAN
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
A título ilustrativo, vamos a tratar de identificar los rasgos que definen a estos
elementos en el terreno económico utilizando las definiciones de Lange y de
Para concluir, diremos que los modelos en general juegan un papel fundamental
en economía puesto que permiten las representación de teorías mediante la
simplificación de la realidad. Como argumenta Anisi (1988, pág.. 15): “La utilidad de
los modelos es indiscutible, puesto que difícil es encontrar una argumentación
económica que no se apoye en algunos de ellos”.
Una vez analizados estos conceptos es preciso aclarar con mayor precisión qué
entendemos por contrastar una hipótesis o una teoría. En este sentido, una vez que se
han construido las hipótesis o las teorías con la finalidad de explicar o predecir
determinados fenómenos, hemos de proceder a su contrastación, entendiendo por tal el
proceso según el cual éstas se ponen en contacto con los hechos para tratar de
determinar la adecuación o no de ellas respecto a los mismos. En consecuencia, un
requisito fundamental es que el enunciado hipotético esté formulado de forma que haga
posible su contrastación. Bunge (1985) se refiere a la contrastación empírica y la
contrastación teórica. Así, una hipótesis o teoría será “empíricamente contrastable”
cuando, junto con datos empíricos, implica proposiciones sugeridas por experiencias
controladas, a su vez, una experiencia controlada está diseñada con ayuda de otras
ideas científicas y puede ser examinada empíricamente, en cambio, una hipótesis o
teoría se dirá que es “teóricamente contrastable” cuando se pueda compararla con
hipótesis o teorías empíricamente contrastables. La contrastación de hipótesis suele ser
más simple que la de las teorías, ya que en el primer caso se trata de un solo enunciado,
mientras que en el segundo nos enfrentamos con un sistema de enunciados.
Para concluir, especificaremos como indica Bunge (1985), que existe una clara
distinción entre el contraste de una hipótesis y de una teoría: “mientras las hipótesis
deben enriquecerse con los datos para ser contrastadas, las teorías deben ser
enriquecidas con datos y con hipótesis adicionales...”
Aunque mucho antes del siglo XVIII se había especulado ya sobre la naturaleza
del proceso económico, fueron los fisiócratas, en la década de 1760, los que dieron un
paso decisivo para el progreso de nuestra ciencia. François Quesnay y sus discípulos
no consiguieron poner en marcha una escuela continuada de pensamiento económico,
pero merecen ocupar un lugar destacado en la historia de la ciencia social por muchas
razones. Su clasificación de los miembros de la sociedad como <<agricultores>>,
<<artesanos>>, y <<terratenientes>> introdujo la idea de que la estructura fundamental
del orden social está formada por clases que se definen de acuerdo con sus papeles y
estatus económicos. Esto se convirtió, con algunas modificaciones, en una
característica básica de la economía clásica ortodoxa y de las grandes teorías sociales
de Karl Marx y Friedrich Engels.
25
GORDON (1985) pág.585.
26
Se extiende aproximadamente desde la aparición de la Riquea de la sNaciones en 1776 hasta la muerte de John
Stuart Mill en 1873.
Smith planteó el problema del valor dándole a esta palabra un doble significado:
unas veces expresan la utilidad de un objeto particular –“valor en uso”- y otras veces la
capacidad de comprar otros bienes que confiere la posesión de tal objeto – “valor en
cambio”-. Considerando, a su vez, que las cosas que tienen un gran valor en uso,
frecuentemente apenas tienen valor en uso28.
27
Otra reminiscencia fisiocrática también observable en Ricardo y Marx
28
EKELUND, R.B. y HEBERT, R.F. (1991)
Por lo tanto, se puede establecer, tras el giro que acusó el pensamiento con los
llamados economistas clásicos, la coexistencia en los fisiócratas de dos niveles de
análisis que hoy se muestran conceptual y metodológicamente muy diferenciados,
alejados incluso. Uno que trata de acrecentar las riquezas orientando la gestión de
recursos desde una perspectiva física y que como corolario aprecia los resultados
atendiendo a su valor vital o utilitario concreto. Otro el que trata de hacerlo razonando
en términos monetarios y de valores de cambio.
El dinero es, por supuesto, la medida más común del valor, pero Smith era
igualmente consciente de los defectos de las medidas monetarias, dado que el valor del
dinero cambia con el tiempo. Así, se esforzó por distinguir cuidadosamente entre
precios reales y precios nominales. Para Smith, el trabajo, como las mercancías, tiene
un precio real y un precio nominal. Mientras que su precio real consiste en la cantidad
de las cosas necesarias y convenientes de la vida que se entrega a cambio de él, su
precio nominal es la cantidad de dinero. El salario era, en general, el coste de atraer al
trabajador a su trabajo y de mantenerlo para que siguiera desempeñándolo30.
29
Esta idea de que lo que se compra con dinero o con bienes se adquiere con trabajo parece que la tomó de su
amigo David Hume (1711-1776), aunque la misma idea había sido expresada por su predecesor William Petty
(1623-1687). El enigma de la diferencia entre valor de uso y valor de cambio tardaría en resolverse otro siglo o
más, hasta que, en uno de los triunfos secundarios de la teoría económica, se descubrió el concepto de utilidad
marginal. Según éste, el factor determinante es la necesidad o uso menos urgente, o marginal.
30
“Sobre esta base, David Ricardo formularía la ley de bronce de los salarios, según la cual la clase trabajadore
percibe la remuneración mínima indispensable para su supervivencia”, GALBRAITH, J.K. (1993) pág. 80.
Se suele caracterizar la teoría del valor de Ricardo como una teoría del “coste
real”, en la que, el trabajo es el factor (empírico) más importante. El problema central
planteado en los Principios... era ver cómo se producen los cambios en las
proporciones relativas de la renta correspondientes a la tierra, al trabajo y al capital, y
el efecto de estos cambios sobre la acumulación de capital y el crecimiento económico.
La determinación de la renta era una parte integral de este problema. Pero toda la teoría
de la distribución de la renta tiene que descansar en una teoría del valor y Ricardo
procedió a modificar la teoría del valor de Smith para su propio uso.
31
EKELUND, R..B. y HÉBERT, R.F. (1991) pág. 155.
Aunque Ricardo nunca modificó esta posición básica, sin embargo, añadió
varias cualificaciones necesarias para hacer más realista la teoría. La primera
excepción a la regla anterior, que se permitió, fue en el caso de los bienes no
reproducibles; son bienes cuyo valor está determinado tan sólo por su escasez. Ningún
trabajo puede aumentar la cantidad de dichos bienes y, por tanto, su valor no puede ser
reducido por una mayor oferta de los mismos, (por ejemplo una pintura de Renoir). No
obstante, consideraba que estos bienes representaban tan sólo una pequeña parte de
todo el conjunto de bienes que diariamente se intercambiaban en el mercado;
constituyendo los bienes reproducibles, cuyo valor de cambio estaba recogido por el
trabajo incorporado a los mismos, el caso general.
32
RICARDO, D. (1821) pág. 19.
Ricardo reconoció, por lo tanto, dos maneras en las que el capital afecta al valor
de los bienes:
Desde un punto de vista analítico, Ricardo basó el valor en los costes reales de
trabajo y capital. Su teoría difería de la de Smith en que excluía la renta de los costes.
Pero desde el punto de vista empírico, Ricardo sostenía que las cantidades relativas de
trabajo utilizadas en la producción son los principales determinantes de los valores
relativos.
33
Puede verse una formulación matemática del modelo ricardiano en Pasinetti, L. (1974) pp 13 a 36.
34
En Quesnay, la evolución del sistema está totalmente controlada por la clase de los propietarios terratenientes.
Si bien los fisiocrátas no desarrollan el análisis en términos de reproducción ampliada, si tienen el mérito,
reconocido por Marx, de descubrir el papel del excedente económico y de sus detentadores en el proceso
deaucmulación de capital.
35
ROSIER, B. (1975) pp.102 y ss.
El análisis ricardiano se apoya en cuatro “leyes”, cada una de las cuales trata de
representar un elemento esencial de lo real, constituyendo otros tantos modelos que no
han dejado de ser criticados:
36
RICARDO, D. (1821) pág.16.
37
ROSIER, B. (1975) pp.122y ss.
El análisis de Malthus deja todavía muchos cabos sueltos, pero es mérito suyo:
1. Haber señalado, por primera vez, que no es tan evidente, como creía Smith, la
equivalencia entre ahorro e inversión.
2. Que la potenciación de la demanda es una de las posibles soluciones al difícil
problema de las depresiones económicas.
3. Que una de las dificultades con las que se enfrenta una “política anticrisis” es
que existe antagonismo entre potenciación de la demanda y encarecimiento de
los costes.
38
SWEEZY, P. (1942) pp. 71 y ss.
Gran parte de la obra de Marx está dedicada al estudio y la crítica de los trabajos
de diversos autores anteriores: Petty, Davenant, Sismondi, Smith, Malthus y sobre todo
Ricardo, recomponiendo sus teorías como una fase preparatoria para la suya. Con
respecto a Ricardo, le criticó el confusionismo, por lo demás común a todos los
clásicos, al no ser capaces de distinguir entre los conceptos trabajo y fuerza de trabajo
y llega, por tanto, a los de plusvalía y explotación. Para Marx, la baja tendencial de la
tasa de ganancia es consecuencia del progreso técnico, al variar la composición
orgánica del capital, en tanto que para Ricardo es el resultado de una insuficiencia de
progreso técnico. A pesar de coincidencias con Ricardo, Sismondi (1773-1842) es
considerado como un auténtico precursor de Marx.
39
ROSIER, B. (1975) pág. 104.
40
GORDON (1995) pág. 594.
41
OSER, J. Y BLANCHFIELD, W.C. (1980)
42
La expresión utilitarian (utilitario) fue usada por primera vez por Jeremy Bentham hacia 1780.
El paso del tiempo quitó la razón a los clásicos en sus predicciones sobre el
estado estacionario y a los marxistas en su visión sobre el desarrollo del capitalismo, lo
que impulsó a nuevos planteamientos en el ámbito económico, como fue el caso de la
revolución marginalista, a cuya sombra nace, en el último tercio del siglo XIX, la
escuela neoclásica45 con la aparición simultánea e independiente de los trabajos de
43
NAPOLEONI, C (1956) pp. 1592 y ss.
44
Una de las principales contribuciones de John Stuart Mill a la historia de la disciplina que cultivó fue la que
aportó como autor de lo que podría considerarse razonablemente como el primer libros de texto de economía
plítica. Su obra Principles of Political Economy fue efectivamente utilizada con ese fin, y su sobresaliente
calidad literaria no ha tenido rival hasta ahora.
45
Marginalistas y neoclásicos no son, sin embargo, términos qu se solapen: el marginalismo rebasa a Keynes y
llega hasta nuestros días. En este periodo se internacionaliza el ámbito de la teorización ecnómica que hasta
entonces había quedad prácticamente restringido a Inglaterra, creándose escuelas como la de Lausana (cuyas
figuras más representativas fueron Walras y Pareto), la Austriaca (J.B. Clark, C. Menger, Bohm-Bawerk) y la
Sjueca (K. Wicksell, G. Gassel, E.F. Heckscher y B. Ohlin).
Se abandona la teoría del valor-trabajo por una teoría subjetiva del valor
(utilidad marginal), haciendo de las apreciaciones subjetivas la base del
establecimiento de los precios relativos. Para un neoclásico, lo que da valor a un
producto (o servicio) no es la satisfacción total proporcionada por su posesión y uso,
sino la satisfacción y el goce –la utilidad-procedente de la última y menos deseada
adición al consumo de un individuo dado. Lo mismo sucede con los costes marginales
por el lado de la oferta.
46
Para Schumpeter, Walras es el economista más grande en el terreno de la teoría pura, la suya es la única obra
que soporta una comparación con los logros de ls Física Teórica. La concepción del equilibrio general de Walras
sintetiza muchos atibos clásicos sobre la idea de interdependencia en Ëconomía, esto es, la idea de que los
fenómenos económicos están interrelacionados, de forma que los precios no son arbitrarios sino que pueden
expresarse como un sistema de ecuaciones, cuyas incógnits –los precios- se determinan de forma simultánea.
47
Como señala Marshall en el prólogo a la primera edición de sus Principios – que pasaron a sustituir a los
antiguos Principios de J. S. Mill como acreditado compendio del saber económico de la época- “la ciencia
El análisis neoclásico intenta demostrar que el libre juego de los mercados (el de
trabajo, el de bienes, ...) pretende maximizar las preferencias de los agentes teniendo
en cuenta la limitación de los recursos de partida disponible. Este análisis es a la vez
descriptivo –en la medida que considera la organización social ordenada alrededor de
los mercados-, y normativo, toda vez que al libre funcionamiento de estos mercados
permite obtener el “óptimo social”.
Entre los precursores del marginalismo destaca, por su profunda visión del
sistema económico Alfred Marshall (1842-1924). Sus Principios de Economía,
publicados en 1890, fueron, en un sentido significativo, una cota en el desarrollo de la
disciplina de la Economía, constituyendo quizá el manual más relevante durante la
primera parte del siglo actual. Con dicho libro captó el espíritu académico de la época
Para Marshall todos los métodos científicos han de ser utilizados por el
economista y no existe ningún método de investigación especial que pueda llamarse
con propiedad método de la Economía, sino que cada uno de los conocidos debe
utilizarse cuando corresponda, ya sea aisladamente o en combinación con otros. No
obstante, Marshal pone énfasis en la inducción y se muestra desconfiado con el método
exclusivamente abstracto. Esta posición metodológica le lleva a valorar positivamente,
aunque con matices, la aportación de la Escuela Histórica Alemana50.
El fondo de la teoría marshalliana del valor es que toda cantidad de una cierta
mercancía tiene un precio de demanda y un precio de oferta; el primero es aquel precio
en correspondencia del cual el mercado está dispuesto a absorber dicha cantidad; el
precio de oferta es aquel por el cual los productores ponen a disposición del mercado
dicha cantidad. De aquí se obtienen las curvas de oferta y demanda, siendo la cantidad
efectivamente cambiada aquella que iguala ambos precios. Pero lo que determina la
demanda es la utilidad y lo que fija la oferta es el coste.
49
Cierto número de autores importantes contribuyó al corpus del análisis microeconómico neoclásico antes de la
publicación de la obra clásica de Marshall. Cournot, dupuit, Jevons y Walras, por mencionar sólo a quienes
realizaron las aportaciones más fecundas, se anticiparon a los intereses de Marshall.
50
MARCHANTE MERA, A y MARTÍNEZ SANCHEZ, J.M (1994)
Marshall sostiene que el ideal es ir hacia el estudio del sistema económico como
un organismo que evoluciona en el tiempo histórico –a la manera de los
institucionalistas americanos-. Si bien no se niega el valor de la contribución
neoclásica a la economía proporcionando una explicación rigurosa de la determinación
de los precios en el equilibrio estacionario de largo plazo, tampoco debe ignorarse el
limitado propósito de esta clase de análisis y su alejamiento de los problemas prácticos.
51
MARCHANTE MERA ,A Y MARTÍNEZ SANCHEZ, J.M (1994)
? el institucionalismo
? la economía del bienestar
? la competencia imperfecta
? el crecimiento económico
Fueron unánimes en su rechazo del utilitarismo hedonista, así como del método
abstracto-deductivo de los neoclásicos. En vez de buscar leyes generales de la
economía introduciendo en el razonamiento hipótesis irreales, tienden a intensificar los
estudios empíricos en especial la investigación acerca de las instituciones de cada
sistema económico. Propugnan, por consiguiente, al igual que los pensadores de la
escuela histórica alemana, el método empírico-inductivo. Fue precisamente a las
universidades alemanas, a donde se dirigieron un gran número de estudiante
norteamericanos interesados en las ciencias sociales en la séptima y octava década del
siglo pasado. La escuela histórica alemana promovía la utilización de instrumentos
empíricos del análisis como la estadística. Como señala Velarde, “ el contacto
comenzó por medios variadísimos, pero algunos datos concretos informan por qué los
intelectuales del joven país se interesan especialmente por la corriente germana de
pensamiento”, señalando a continuación diversas causas afectas a la necesidad del
desarrollo de una metodología y obtención de unos datos estadísticos de carácter
económico, por cuanto “las teorías abstractas y las tradiciones históricas sin duda
52
Entre sus más importantes representantes podemos incluir, además del ya mencionado T. Veblen, a J.R.
Commons A su vez, seguidor de Veblen puede considerarse a W. C. Mitchell, desarrollando una aproximación a
la teoría de los ciclos económicos.
53
VELARDE, J. (1964)
54
OSER, J. Y BLANCHFIELD, W.C. (1980) pág. 435.
55
“Arthur C. Pigou fue el pionero en adoptar la expresión Welfare o bienestar enteoría económica (Wealth and
Welfare, 1912) y autor sobre todo de The Economics of Welfare, 1920”, COLOMER, J: M. (1987) pág. 80.
56
SRAFFA, P. (1959) pág. 13.
Queremos centrar este comentario en una de las cuestiones más relevante del
autor, como es el tratamiento de las insuficiencias de demanda efectiva. Ya hemos
comentado en páginas anteriores que éste fue uno de los problemas que Ricardo no
supo detectar. Era algo que Malthus había apuntado en sus “Principios... “ en 1820
afirmando que “... el principio del ahorro, llevado al exceso destruiría el móvil de la
producción”. Para Ricardo, el ahorro estaba ligado a los capitalistas y, por
consiguiente, significaba lo mismo que acumulación de capital. Además era muy
socorrido para él acudir a la reconocida autoridad de Say, quien había afirmado que
toda producción engendra su propia demanda. Esto dio lugar a una controversia entre
Malthus y Ricardo en la que predominó la teoría más fuerte. Un siglo después, en la
57
TORTELLA,, G. (1980)
58
PASINETTI, L. (1983) pág. 59.
59
KALECKI, M. (1973). Ver el prólogo de J. Robinson
Y= C+I
60
Pued consultarse su demostración en “las ecuaciones de reproducción marxista y la moderana economía”
(KALECKI, M.) en Marx and contemporary scientific thought (Publicaciones del Consejo Internacional de
Ciencias Sociales, 1969).
C=C(Y)
I = I ( E, i )
I = i ( L, M )
61
HANSEN, A. (1976) pág. 80 y ss.
62
RUBIO DE URQUIA, R. (1990).
63
PASINETTI, L. (1974) pág. 59 y ss.
En esta línea de la teoría del crecimiento, aunque con puntos de vista diferentes
al keysianismo, podemos situar a R. Solow, que en 1956 presentó las alternativas al
keynesianismo en este aspecto proponiendo los modelos neoclásicos de crecimiento
económico. Solow recibe críticas de J. Robinson y N. Kaldor, inspiradas en la
concepción kaleckiana del ciclo económico, a quienes debemos los modelos
postkeynesianos de crecimiento. Este tipo de modelos se fundamenta en un intento de
conciliación entre las teorías de Keynes y Marx65.
64
“En 1934, Hick y R.G. D. Allen (1904-1983) emprendieron una completa revisión de la teoría del valore en
términos de cálculo. Hicks amplió después la nueva microeconomía neoclásica, en 1939 (Valor y capital), para
incluir consideraciones dinámicas y monetarias. Su rigurosa presentación matemática de los componentes clave
de la teoria económica llegó a ser con el tiempo un elemento estándar de la práctica moderna”. EKELUND,
R..B. y HEBERT, R.. F.(1991) pp. 624-625.
65
MARTÍNEZ-ECHEVARRÍA, M.A. (1983) pág. 303.
66
MARTÍNEZ-ECHEVARRÍA, M.A. (1983) pág. 362.
Muchos economistas se han visto muy atraídos por la teoría de las expectativas
racionales, apartándose de lo que Okun, Tobin, Modigliani, Solow y Samuelson
llamarían postkeynesianismo ecléctico. Las críticas de Robert Lucas67, Tom Sargent y
Robert Barro han encontrado oídos receptivos68.
67
R.E. Lucas ha sido distinguido recientemente como premio Nobel de Economia 1995 por “haber desarrollado
y puesto en práctica la hipótesis de las previsiones racionales que transformaron radicalmente las bases de
análisis macroeconómico y la visión de la economía” en palabras de la Academia de Ciencias, que destaca, de
esta forma, a R. E. Lucas como el economista que ha tenido mayor influencia en el campo de la investigación y
la previsión macroeconómic con base estadísitica desde los años setenta.
68
Estas críticas han debilitado un tanto las afirmaciones del monetarismo, deseinflando los males reales que
puedan seguirse de la fluctuación de la oferta de dinero.
69
RAYMOND, J. L. (1986).
70
ROJO, L.A. (1982) pág. 68.
71
SAMUELSON, P. A. (1989) pág. 10.
1- EL INDUCTIVISMO EN ECONOMÍA
Si nos situamos bajo el punto de vista de aquellos autores que son considerados
como precursores de la economía, durante el mercantilismo se da un enfoque
metodológico de tipo empírico-realista72. No se proponen leyes que expliquen el
comportamiento económico y posteriormente lo controlen, sino sugerencias y normas
de conducta sistemáticas. La economía se reducía a una lista de fórmulas prácticas
para el uso de los gobernantes en defensa de los intereses nacionales, sin embargo, en
opinión de Pheby (1988, pág. 10) el trabajo de W. Petty constituye una aportación
interesante y , en cierto modo, en una línea inductiva en el sentido marcado por Bacon.
El auge del historicismo tiene lugar en Alemania en la segunda mitad del siglo
XIX como reacción al grado de abstracción de los economistas clásicos, aunque ya en
la primera mitad del mismo siglo habían comenzado a oírse quejas sobre el método de
la economía política clásica. Los principales exponentes de la Escuela Historicista
fueron, entre otros, Roscher, Hildebrand, Schmöller, Knies, List, etc.. Aunque
pertenecientes incluso a diferentes generaciones, y mantuvieran sus propias diferencias
en cuanto a temática y método, compartieron el número suficiente de posiciones
metodológicas para posibilitar una descripción y valoración generales en su forma de
abordar los problemas. Katouzian (1982, pág. 55) señala cuatro características
fundamentales de la Escuela Historicista:
años de la primera mitad del siglo XVIII, pero supone un planteamiento metodológico totalmente distinto.
A pesar de sus indudables éxitos, para Katouzian (1982, pág. 57), la escuela
Histórica mantuvo un error fundamental, consistente en su creencia en la posibilidad
de realizar estudios socio-económicos por observación directa y de hacer inferencias
de leyes generales a través de ese procedimiento.
2- DEDUCTIVISMO EN ECONOMÍA
Lo esencial del método de los clásicos viene recogido en las siguientes palabras
de Schumpeter: “El conjunto de problemas que se presentan inmediatamente a ellos,
era más importante y más difícil de asimilar, intelectualmente, que el descubrimiento
de los hechos, más allá de los que la existencia acumula para nosotros. Sus esfuerzos
fueron de naturaleza analítica, y es lo que se designa en general y de forma muy
lamentable por medio de los términos: deductivo, abstracto, a priori. Pusieron de
relieve los factores que les parecían importantes, procurando representar cómo
ocurrirían las cosas si no interviniera ningún otro factor. Redujeron estos factores a
algunas nociones fundamentales simples que la experiencia ponía a su alcance. Los
aislaron y procedieron por abstracción” ( Schumpeter, 1967, pág. 100).
Por tanto, aunque resulte imposible hala de un método común para ello, en
todos se da la característica del predominio del método deductivo, aunque sin una
mención expresa al mismo, como señala Blaug (1985, pág. 76): “No vieron la
73 Es interesante destacar que aunque Walras fue el primer economista matemático por excelencia, la aparición y
difusión de la economía matemática como un enfoque diferenciado del análisis matemático no tendrá lugar hasta
el final de la Segunda Guerra Mundial, en Inglaterra y Norteamérica, la influencia de Marshall y Clark, aunque
no de carácter antimatemático, no favorecieron demasiado la construcción de modelos matemáticos. Marshall y
Keynes eran ambos buenos matemáticos pero no lo demostraron, al menos en sus obras cumbres: Los detractores
de la utilización de este instrumento suelen argumentar que la realidad es demasiado compleja para reducirla a
formulismo matemáticos, sin embargo, pensamos que se trata de un importante medio, de un apoyo, de un
lenguaje con la finalidad de representar y simplificar los procesos de abstracción que conllevan las teorías
económicas, en palabras de Lipsey: “Las Matemáticas no constituyen ni conllevan el hacedor no el destructor de
la buena teoría económica. Son, simplemente, un medio de expresión compacto y precio y un instrumento eficaz
para obtener implicaciones a partir de los supuestos” (Lipsey, 1985, pág. 28), Katouzian (1982,pág. 203) hace
una interesante valoración de la inclusión de las matemáticas en el análisis económico que se resume en los
siguientes puntos: a) el uso de cualquier técnica, incluida la matemática, con cualquier propósito científico,
incluida la economía, es legítimo cuando ayuda al análisis, exposición y precisión., b) la matemática es una de
tales técnicas, o un medio par la exposición, No es en sí misma superior a cualquier otra, no añada nada por si
misma al contenido de la teoría y no confiere ningún honor especial a quien la usa, c) las formulaciones
matemáticas de las teorías ayudan en ocasiones a lograr una claridad y economía expresiva que son deseables..
Una vez vistos los pilares básicos sobre los que se asienta la doctrina
marginalista analizaremos su metodología. Estos economistas se mantiene firmes en el
enfoque deductivo, “a priori”, y aunque realizaran algunas alabanzas a la utilidad del
conocimiento histórico, en la práctica no modificaron su forma de proceder: “Menger
dio algunos pasos hacia la escuela histórica, haciendo algunas concesiones referentes
al ámbito de aplicación de las generalizaciones y ala utilidad del conocimiento
histórico. Pero en la práctico no hubo ninguna concesión y, además, una vez que se
cerró el debate principal, la actitud neoclásica cristalizó en un conjunto de criterios
metodológicos increíblemente ortodoxos, inflexibles y autocomplacientes” (Katouzian,
1982, pág. 58).
Sin duda, resulta difícil señalar los instantes exactos en los que se producen las
innovaciones y controversias en el campo de la metodología económica. La obra de
Robbins “Essay on the Nature and Significance of Economic Science”, publicada en
1932 constituye el inicio de una controversia en torno al método.
Para Robbins las proposiciones de la teoría económica, como las de toda teoría
científica, son deducciones a partir de una serie de postulados y no se necesitan
experimentos controlados par establecer su validez, pues basta enunciarlos par que
sean reconocidos como obvios. Si aceptamos como válida esta idea, para Robbins
(1951) la Economía presentaría una ventaja con respecto a la Física: “En Economía los
componentes básicos de nuestras generalizaciones fundamentales nos resultan
Según este autor, las teorías son las únicas que pueden proporcionar soluciones.
Su validez dependerá de los supuestos de partida y su aplicabilidad dependerá de la
medida en que é3stas reflejen las situaciones reales. El método de Robbins resulta
claramente deductivista y para él no era posible buscar en la contrastación empírica un
criterios de selección de la validez de las teorías.
4- EL MÉTODO DE MARX
Katouzian describe con las siguientes palabras el método de Marx (1982, pág. 46):
“El método de Marx era una combinación de teoría y hechos, de lógica e historia. No
era ni un especulador puro ni un puro empirista”.
6- ULTRAEMPIRISMO
7- OPERACIONALISMO
La utilidad de la teoría surge, según Samuelson, del hecho de que por medio del
análisis podemos determinar la naturaleza de las variaciones que experimentan
nuestras incógnitas a consecuencia de determinadas variaciones de uno o más
parámetros. La teoría carecería de sentido operacional si no implicase algún tipo de
restricción sobre las cantidades observables, de forma que sirva de base para la posible
refutación de aquella.
Resumiendo los párrafos anteriores, una teoría operacional sería una teoría
falsable, con la relación suficiente con el mundo real y con los datos de la observación
para permitir su contrastación.
Es preciso resaltar también que, aunque el propio Friedman se alinea con una
postura popperiana y , como hemos indicado en párrafos anteriores, Blaug argumenta
que su posición es esencialmente falsacionista, muchos autores han encontrado varios
indicadores en sus escritos que lo identifican con posturas instrumentalistas (Nagel,
1963; Caldwell, 1980; Pheby, 1988).
La teoría de Kuhn tuvo una agradable acogida por parte de los científicos
sociales, pues tanto conservadores como radicales veían en ella puntos de apoyo a sus
propias hipótesis. Sin embargo, en su aplicación a la economía las tésis Kuhnianas han
encontrado numerosas dificultades, principalmente por el olvido de una serie de
elementos importantes que resume Katouzian (1982, pág. 130) en los siguientes:
Dadas las dificultades del método kuhniano para dar explicación al desarrollo y
crecimiento de nuestra ciencia, algunos autores han preferido acogerse a la mayor
operatividad el método lakatosiano para tales explicaciones.
Para Lipsey una teoría deberá abandonarse cuando no sea capaz de predecir
mejor que su alternativa las consecuencias de las acciones que estemos estudiando.
Cuando esto ocurra se abandona la que peor prediga y se elige la alternativa que
proporcione las mejores predicciones. Lipsey es optimista en este sentido, pues para él
el proceso de rechazo de teorías existentes supone el aprendizaje de hechos nuevos.
Una vez analizado el hecho de que no se puede probar ni refutar una teoría de
forma definitiva, Lipsey propone tomar decisiones y actuar como si efectivamente
fueran refutadas o como si fueran probadas, teniendo en cuenta que estas decisiones
siempre pueden cambiarse si surgieran nuevas evidencias.
Para finalizar la descripción de la tesis propuesta por Lipsey hemos de decir que
la opinión en torno a su criterio es discrepante, siendo los seguidores de la
metodología falsacionista contrarios a aceptarlo. Otros en cambio, ven en su línea el
mejor camino para el progreso de la ciencia económica.
En 1982 Leontief envió una carta al editor de “Science” en la que afirmaba que
la profesión económica había llegado a estar dominada por artículos en los que el
trabajo empírico era o bien elemental o trivial o estaba totalmente ausente, y en los que
la teoría, la simulación y una agregación errónea eran fundamentales. La profesión
económica se caracterizaba por no mostrar preocupación ante el deterioro de la calidad
de las fuentes de datos que podían utilizarse para revitalizar el trabajo empírico útil.
Estos problemas los consideraba Leontief serios si la Economía ha de tener éxito como
una especialidad científica (esto es, empíricamente fundamental) y no como una rama
de las matemáticas aplicadas.
Deane (1980 y 1983) considera que hay una ruptura metodológica crucial entre
un enfoque positivo y otro normativo en la Economía que subyace en el debate actual
entre los neoclásicos y los postkeynesianos (a veces llamados Escuela de Cambridge);
y esta discusión refleja una diferencia fundamental desde el punto de vista de sí las
teorías económicas deben expresar los juicios de valor personales del teórico y ser
relevantes para un ámbito social e institucional determinado, o, en cambio, las teorías
deben en principio ser formuladas en términos objetivos y tomar en cuenta los valores
éticos y el contexto social en el momento de ser aplicadas al análisis empírico.
Finalmente Dugger (1979) considera que salvo los marxistas, la mayoría de los
economistas tienden a agruparse en torno a dos conjuntos significativamente diferentes
de preconcepciones. Un conjunto está compuesto por los neoclásicos, y el otro, por los
institucionalistas. La confluencia a veces es frecuente, pero el hecho de que la
American Economic Association y la Associatión for Evolutionary Economic sean
organizaciones separadas constituye evidencia de las divergencias existentes en la
profesión, al menos en los Estados Unidos.
Junto a Blaug (1985), podemos decir que no debemos olvidar que el objetivo
principal de la economía consiste en predecir, y no simplemente explicar. En este
sentido, la debilidad primordial de la economía moderna consiste en su dificultad para
producir teorías que generen implicaciones refutables claras, junto con una falta de
voluntad hacia la confrontación de dichas implicaciones con los hechos, Dos ejemplos
claros pone este autor para confirmarlo:
Popper (1983, pág. 111) nos proporciona una delimitación clara de lo que
significa el instrumentalismo: “Por instrumentalismo se entiende aquella doctrina
según la cual una teoría científica como la de Newton, o Einstein debería ser
interpretada como un instrumento, y nada más que como un instrumento, para la
deducción de predicciones para futuros eventos y otras aplicaciones practicas, y más
especialmente, que una teoría científica no debería interpretarse como un genuino
intento par describir ciertos aspectos de nuestro mundo. La doctrina instrumentalista
implica que las teorías científicas pueden ser más o menos eficientes, pero se niega
que puedan ser verdaderas o falsas”. De igual forma Poirier (1994, pág. xiii) perfila al
instrumentalista de la siguiente forma: “El instrumentalista cree que el objetivo
primordial de la ciencia es desarrollar herramientas que sean capaces de proporcionar
predicciones reales y útiles para el futuro. Los instrumentalistas no necesitan creer en
un sentido literal la “verdad” de ninguna teoría, tiende a menospreciar la realidad de
los supuestos”. Por otro lado, existe una clara diferenciación entre los instrumentalistas
y los realistas. Estos últimos consideran que la ciencia no sólo debería ser capaz de
proporcionarnos predicciones reales y precisas, sino que además debería ser capaz de
descubrir nuevas “verdades” sobre el mundo y explicar fenómenos. Atendiendo a esta
separación, Lawson (19+89) establece una caracterización de economistas y
económetras según sus tendencias realistas o instrumentalistas. Por ejemplo, señala a
74 Quiero señalar que soy consciente de que las reflexiones precedentes no son útiles para configurar una
estricta normativa metodológica sino, más bien, un mero “talante científico” no exento de dudas y problemas.
75 Adicionalmente en la segunda edición del libros clásico de Blaug (1992) sobre metodología de la economía,
y en la obra de Hausman (1992),, se ilustra con bastante claridad esta división metodológica de la economía
aunque desde diferentes puntos de vista. Blaug representa el enfoque empirista de la metodología económica,
mientras que Hausman adopta un enfoque más deductivista.
Por último señalar, que al economista aplicado le quedan aún las tareas,
tampoco sencillas, de fundamentar sus trabajos empíricos en un marco teórico de
referencia, tratando de incorporar, además, todas aquellas cuestiones de índole
institucional e histórica que puedan quedar marginadas de los modelos genéricos pero
que son imprescindibles para la interpretación de una parcela concreta de la realidad
económica. Además de ello, ha de seleccionar y utilizar el aparato instrumental más
adecuado para el tratamiento de los datos.
En definitiva, esta parece la mejor vía para, aprovechado las ventajas que brinda
la especialización, conseguir avanzar en el conocimiento y transformación de una
realidad mutante y compleja. Esto no impedirá que sigan existiendo tendencias y
posturas dispares, pero si permitirá que éstas se intercambien en un clima de auténtico
debate científico en vez de estériles enfrentamientos que se suscitan cuando siquiera
existe un mínimo consenso sobre el lenguaje formal.
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