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IMPORTANCIA DE LA DIVERSIDAD CULTURAL EN LA EDUCACIÓN AMBIENTAL Y

SUS POSIBILIDADES

La cultura entendida en un sentido amplio de formas de conocimiento y valores


aprendidos y creados con los que vivir, solo se puede comprender asociado con otras
personas; es decir la cultura presupone relaciones. Así el lenguaje que nos permite
establecer comunicación solo adquiere sentido en relación con los otros de quienes lo
aprendemos y a quienes nos dirigimos.

Una cultura satisface necesidades, cumple deseos y permite realizar fines del hombre.
Lo cual logra a través de: a) manifestar maneras de mirar y percibir el mundo, b) dar
sentido a actitudes y comportamientos y señalar valores; integrar a los miembros en
un todo colectivo, c) determinar criterios para la realización de los fines y valores.
Todas las culturas establecen fines últimos que dan sentido a la vida personal y
colectiva.

Luego entonces se entiende por “cultura” al conjunto de instrumentos físicos, sociales


y simbólicos transmitidos de una generación a otra y que ha sido construida con
relación a la transformación que los hombres han hecho del medio natural.

En cambio el pensamiento indígena con relación al medio ambiente y en general a su


cosmovisión, difiere de la visión occidental, en la medida que se plantea como una
unidad hombre, sociedad, naturaleza. El hombre hace parte de la naturaleza y no es
su amo, ni dominador absoluto. El hombre en las culturas indígenas es parte integral y
responsable de la naturaleza.

– La Interculturalidad, el reconocimiento del otro. El conocimiento del mundo y de los


otros avanza en la medida en que se adquiere un mayor conocimiento de sí mismos.
Es a partir del reconocimiento del otro y el respeto por el otro que lograremos hacer
realidad una ética ambiental.

Uno de los objetivos de la educación ambiental es que los individuos y las


comunidades deben comprender la complejidad del ambiente natural y el creado por
el ser humano, resultado de este último de la interacción de los factores biológico,
físico-químico, social, económico, político y cultural, debe estar dirigida a la solución
de la problemática ambiental teniendo en cuenta la relación que existe entre las
personas y el entorno que no se limita únicamente a considerar el entorno como el
espacio físico donde se da una conducta determinada, sino a comprender dicha
relación en donde los actores interpretan y elaboran nuevas construcciones con el fin
de acrecentar las bases de una identidad social afiliada al entorno. Por lo tanto
corresponde a la escuela desempeñar un papel fundamental en este proceso.

Dicho proceso educativo, debe ser integral e interdisciplinario que considere al


ambiente como un todo en la búsqueda de involucrar a la población en general en la
identificación y resolución de problemas a través de la adquisición de conocimientos,
valores, actitudes y habilidades, la toma de decisiones y la participación activa y
organizada.

En este sentido hay que educar al niño para que ocupe plenamente el lugar que le
corresponde en la naturaleza, como elemento componente de ésta. Él debe
comprender que es parte integrante del sistema ecológico y que, como tal, tiene
deberes que cumplir.

La formación y el desarrollo de hábitos correctos en los estudiantes, en lo


concerniente a la protección del medio ambiente en la escuela y sus alrededores,
contribuyen a vincular la teoría con la práctica y a familiarizarlos con estas tareas y
exigencias a escala local. Esto facilita que comprendan la importancia de la protección
del medio ambiente y sus distintos factores, a nivel regional y nacional.

Aprovechar estos temas, que son contenidos de la enseñanza escolar pero con un fin,
que no sea solo el de la información, que se transgreda ese límite. Que llegue hasta la
formación de un ciudadano consciente e involucrado en esta problemática. Ya que la
conceptualización de educación ambiental abarca contenidos de varios campos:
conservación, equidad, contaminación, ambientes urbanos/rurales, derechos
humanos, ecología, ciencias ambientales, educación integral, población, energía,
pobreza, ética, desarrollo sustentable, sociedad, tecnología, calidad de vida, entre
otros.

Esta educación trasciende el ámbito formal de la educación tradicional, no


circunscribiéndose únicamente a los centros educativos, sino empleándose, también,
en el ámbito laboral, en la empresa o el centro de trabajo, siendo éste un excelente
vehículo para comunicar valores a favor del ambiente, relacionándolo con las
características productivas, por lo tanto se debe estimular la formación de sociedades
socialmente justas y ecológicamente equilibradas, que conserven entre sí una relación
de interdependencia y diversidad.

Por lo antes expuesto se concluye, que la Educación Ambiental debe ser un proceso
de enseñanza, interpretación e interacción entre los educandos, los educadores y el
Medio Ambiente, el cual se basa en emplear distintos métodos, técnicas de
enseñanza y aprendizajes, relacionando a los actores con los temas y problemáticas
ambientales de su entorno.
Reflexiones sobre la Diversidad Cultural
En nuestro Curso "Cultura y Ambiente" hemos venido reflexionando sobre la importancia de
reconocer y valorar la diversidad cultural colombiana, la cual se puede considerar como una
potencialidad ambiental y una ventaja comparativa de nuestro país.
A continuación presentamos la reflexión que al respecto hace Daniel Hernán Santiago, estudiante
de la Maestría en Administración y alumno de nuestro curso:

Es una verdad manifiesta, para toda la humanidad, el problema que viene padeciendo
nuestro planeta. La crisis ambiental, que cada día cobra mayor importancia, ha empezado hasta
ahora a tocar la conciencia de los más poderosos y a mostrarles que esto no da espera. Si bien,
gran parte de la solución al problema está en la voluntad de los dirigentes políticos y económicos
del mundo, no hay que dejar de lado la importancia de que cada individuo empiece a tomar
conciencia de su papel como hombre terrestre y de lo que puede hacer para darle una mano a la
tierra.

Es en este contexto del hombre planetario, que el artículo "Diversidad cultural, una experiencia
colombiana" apunta al particular caso de tres grupos indígenas colombianos que, en un diálogo de
saberes con los investigadores, deja ver inmediatamente su compromiso con el equilibro sociedad-
Naturaleza.
El artículo empieza por caracterizar los grupos indígenas que hacen parte de la investigación, es
decir, Inga del Putumayo, Iku (Arhuacos) de la Sierra Nevada de Santa Marta y Wayú de la Guajira.
Grupos que se asemejan entre sí por el arraigo que tienen en sus comunidades, las tradiciones, el
respeto por la naturaleza como madre protectora y proveedora, y la mística relación con ella a
través de los sabedores, aquellos reconocidos personajes en la comunidad que adquieren el papel
de puente en la relación individuo-sociedad-naturaleza.

Es ahora momento de entrar en lo conceptual, de ver cuál es esa perspectiva que se debe tomar a
la hora de tratar los temas ambientales y aquí, dirá la profesora Olga, lo ambiental se vuelve un
sistema complejo de relaciones, donde la cultura y el ecosistema interactúan en una relación
dialéctica ,que solo es entendible desde esa perspectiva. Al respecto Valdés O. (2001) explica
como “el medio ambiente es un sistema complejo, íntegro y único que debe estar en pleno
equilibrio”; y Novo M. (1996) resalta que no puede dejarse de lado la naturaleza sistémica del
medio ambiente, de manera que “el enfoque sistémico se impone así como un modelo
interpretativo que permite comprender las interdependencias que se dan en el mundo de lo vivo
(donde)…la interdisciplina se impone así como una exigencia que parte de la propia naturaleza
compleja del ambiente, de modo que nuestro trabajo tendrá mayor sentido y resultará más rico en
matices en la medida en que podamos realizarlo en el ámbito de la diversidad que aportan las
diferentes disciplinas.

En este medio de diversidad cultural, las perspectivas definidas por la tradición de cada comunidad
indígena entran en juego con los conocimientos adquiridos en la academia; se presenta la
educación ambiental como estrategia para generar los cambios sociales y culturales en pro del
desarrollo integral. La profesora Olga Bermúdez expone como la investigación realizada busca
precisamente generar estrategias educativas que tengan sus bases en el respeto a toda forma
viviente, el cambio cultural y la esperanza para las generaciones del futuro venidero. Un cambio de
mentalidad lo suficientemente fuerte para que occidente aprenda y comprenda la importancia de
integrar lo ambiental y lo social, para que entienda que hombre, sociedad y naturaleza son
conceptos enlazados y articulados como un sistema complejo, y que solo entendiendo este
contexto de relaciones, se puede tener un buen punto de partida para la protección ambiental.

Conocer el origen, de donde se viene, reconocer la tierra y la naturaleza como madres creadoras
del individuo, es el camino correcto que lleva a tener conciencia del carácter de hombre planetario
que debe tener cada individuo. En este momento es oportuno resumir a Novo M. (1996), para
quien la educación ambiental debe apuntar a cinco principios básicos:
1. Equidad, basada en el principio de que «no existe mayor injusticia que tratar como iguales a los
desiguales».
2. Transformaciones humanas y sociales, aplicadas al sistema mundial que “en su
conjunto, requiere, desde esta óptica, una orientación transformadora hacia un
nuevo paradigma interpretativo de las relaciones humanidad-naturaleza”.
3. Interdependencia, considerando el planeta como un “ámbito de interdependencias
en el que todo lo que sucede en una parte repercute en la totalidad del sistema“.
4. Diversidad, “no sólo en el plano biológico, sino reconociendo también la diversidad cultural como
un elemento esencial de la «biodiversidad»”.
5. Educación, una “educación ambientalmente informada, que contribuya al
esclarecimiento de la crisis desde la búsqueda de sus causas profundas”.

A manera de conclusión, y con el fin de dejar en el lector la inquietud preponderante sobre el tejido
que debe existir entre el individuo, la sociedad y la naturaleza, el argumento de Valdés O. (2001)
es el cierre perfecto, al precisar que: “La educación ambiental como proceso educativo, no puede
por sí sola, lograr la protección del medio ambiente. La protección ecológica requiere y necesita de
una voluntad y acciones políticas, económicas y sociales; no es posible la protección de los
ecosistemas naturales, sociales, históricos y culturales sin eliminar la pobreza y erradicar el
hambre, sin garantizar la educación, la cultura y la salud de la población, así como eliminar los
conflictos bélicos, el terrorismo de estado y otros problemas globales que ocasionan tragedias de
muertes y graves pérdidas que afectan la calidad de vida. En muchos países y regiones, se
concibe la protección ambiental, como un proceso para la conservación solamente de los recursos
naturales, y no se ha logrado incorporar la conservación de los componentes históricos, culturales
y sociales, pero la atención y protección del hombre-principal integrante del ambiente -, y su
calidad de vida, no se incluye, en ocasiones, en la protección ambiental.”
...QUE SE ENTIENDE POR EDUCACIÓN AMBIENTAL (2)

El 35% de los medicamentos en EEUU se derivan en forma directa de las plantas tropicales y no
conocemos todavía, el verdadero valor del trópico húmedo, la Amazonia, en el que Colombia
juega un papel importante, y sabemos que en el país sólo se han clasificado entre el 35 y el
40% del total de especies de flora.

Colombia también es un país de gran diversidad cultural y recordemos que uno de los graves
problemas ambientales actuales es el tratar de borrar esta diversidad, unificando un patrón de
vida para todo el planeta.

En el país existen alrededor de 85 grupos étnicos, con 65 lenguas diferentes y un número mayor
de dialectos que convierten a la mayoría de los grupos, en verdaderos políglotas de complejas
relaciones interculturales.

Este breve recuento nos da una idea de la gran riqueza que tenemos, pero que en buena parte
desconocemos. Colombia es considerado como un país con alta prioridad ambiental, de ahí el
papel fundamental de la educación ambiental, que debe partir del reconocimiento de nuestro
entorno, para apropiarnos de él, apreciarlo y defenderlo.

Es necesario que mediante la Educación Ambiental todos los actores sociales participemos en la
construcción de una visión de región, considerándola como la concepción del territorio tanto
desde el punto de vista político como del social y cultural.

En lo político incorporando no sólo el aparato político y administrativo de las regiones, sino


asumiendo las contradicciones que han caracterizado su propio desarrollo histórico para procurar
transformaciones en el reposicionamiento local, regional y nacional a mediano y largo plazo.

En lo social y cultural, la construcción de escenarios que permitan inducir cambios en los sujetos
participantes como actores sociales e institucionales comprometidos con la realidad ambiental,
con capacidad de transformarse en sujetos de su propio desarrollo.

Es necesario destacar y hacer visibles las potencialidades naturales y culturales, que constituyen
una ventaja comparativa de cada región, en el contexto nacional. Pero esto sólo se logra con el
reconocimiento, valoración y apropiación de lo propio por los actores sociales en los ámbitos
locales y regionales. Es aquí donde la educación ambiental cobra fuerza , y tiene un rol
destacado como elemento en la estrategia de cambio cultural.

Son muchos los Eventos y Foros internacionales, desde donde se empezó a impulsar, apoyar y
aportar elementos sobre el tema de la Educación Ambiental. A continuación señalamos de
manera sucinta los más importantes.
LA EDUCACIÓN AMBIENTAL EN EL CONTEXTO INTERNACIONAL

A partir de los años sesenta el debate sobre el Medio Ambiente y la necesidad de dar un manejo
adecuado a los recursos naturales se hizo evidente.

El libro de la bióloga Rachel Carson, “La Primavera Silenciosa”, publicado en 1962 señaló los
peligros que para la salud humana implicaba la agricultura basada en agroquímicos, pesticidas y
fungicidas.

El informe del Club de Roma, en 1972, destacó la urgencia de establecer unos límites al
consumo, cuestionando el crecimiento ilimitado, implícito en el modelo económico de desarrollo
actual.

En 1972 se llevó a cabo por parte de la ONU, la conferencia de Estocolmo sobre Medio Ambiente
humano. El aporte fundamental de esta conferencia consistió en vincular la problemática
ambiental a la esfera de lo social y cultural, así como relacionarla con la pobreza y destacar la
necesidad de proporcionar mayores oportunidades a los países pobres para alcanzar el desarrollo
económico. Una de sus recomendaciones contempló establecer un programa internacional de
Educación sobre el medio ambiente, de carácter interdisciplinario y que incluyera la Educación
formal y no formal.

Dos años después de Estocolmo, en la ciudad mexicana de Cocoyoc, tuvo lugar el seminario
convocado por PNUMA – UNESCO sobre “Modelos de Utilización de Recursos Naturales, Medio
Ambiente y Estrategias de Desarrollo”, en el cual además de una crítica al estilo de desarrollo
actual, se aportaron elementos para la definición de un desarrollo ambiental alternativo. Este
desarrollo debía tener como objetivo fundamental al hombre y la satisfacción de sus necesidades
básicas.

Más adelante en 1976, la UNESCO propuso en la Conferencia Internacional de Nairobi, la


creación del Programa Internacional de Educación Ambiental, liderado por UNESCO y el
Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente - PNUMA. Este programa definió el medio
ambiente como la interacción entre el medio social y natural, en el marco de las diversas
alternativas de desarrollo.

En 1977 se realizó la primera conferencia internacional sobre Educación Ambiental en Tbilisi,


donde se señalaron los elementos para la construcción de métodos integrados acordes con las
necesidades de cada región, y se evidenció la necesidad de incluir la Educación Ambiental en la
formación de todos los individuos y las sociedades. Esta conferencia marcó la pauta a nivel
internacional para la Educación Ambiental.

En 1981 se creó la Red de Formación Ambiental para Latinoamérica, con el auspicio del PNUMA,
para propiciar alternativas de formación en la región. En este contexto se llevó a cabo en 1985
el primer seminario sobre Universidad y Medio Ambiente en América Latina y el Caribe,
organizado en Bogotá, por la Universidad Nacional de Colombia, el ICFES, LA UNESCO y PNUMA.
Resultado De este evento son dos importantes documentos: las diez tesis sobre el medio
ambiente en América Latina y la Carta de Bogotá sobre Universidad y Medio Ambiente, que aún
hoy sigue vigente por sus relevantes aportes sobre la educación ambiental y el desarrollo.

Posteriormente, el PNUMA y la UNESCO propusieron en el encuentro de Moscú en 1987, algunas


estrategias de carácter curricular para implementación de la Educación Ambiental a nivel
internacional. En este encuentro se llegó a un consenso respecto a un concepto de Educación
Ambiental, como un proceso en el cual los individuos y las colectividades se hacen conscientes
de su entorno, para actuar y resolver los problemas presentes y futuros.
La discusión y evaluación de estas estrategias, sus desarrollos y logros en algunas regiones del
mundo, fueron objeto del seminario internacional de Capacitación para la incorporación de la
Educación Ambiental en el currículo de básica primaria, en Malta 1991, y del seminario para la
incorporación en el currículo de Básica secundaria en el Cairo en el año de 1991.

En 1992, la Comunidad Económica Europea, a través de su Programa de Política y acción para el


ambiente y desarrollo sostenible, Acción 21, propuso que todos aquellos aspectos relativos al
ambiente, incluidos tanto en las Ciencias Naturales como en las Humanas y Sociales, que
preparen para la vida práctica, debían ser incorporados a los programas escolares en sus
diferentes niveles. Esta propuesta fue aceptada unánimemente en la Conferencia de Río 92.
Específicamente, este programa tiene como ejes el desarrollo de la sensibilización, de la
formación y educación relativas al ambiente.

También en la Conferencia de Río se dio especial relevancia al concepto de sostenibilidad,


adoptado para relacionar la educación ambiental con los problemas más acuciantes del
desarrollo, dedicando un capítulo de la Agenda 21 a destacar la necesidad de cambiar los hábitos
y los valores de las personas en pro del ambiente.

Recientemente la UNESCO ha realizado encuentros donde la Educación Ambiental se ha


considerado desde una nueva perspectiva, como la Educación para la población y el Desarrollo.
Estos encuentros se han adelantado en Chile en 1994, en Cuba y Paraguay en 1995.

En 1996 se presentó el Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Educación


para el Siglo XXI (1996), el cual señaló los cuatro pilares que deben servir de soporte a la
educación para superar las tensiones del mundo actual. Una de estas tensiones es justamente la
búsqueda de las identidades nacionales en un mundo cada vez más globalizado. Otra hace
relación a la distribución inequitativa de la riqueza. Las otras se refieren a la desigualdad de
oportunidades, el miedo y la resistencia al cambio y la tensión entre el desarrollo del
conocimiento y las capacidades de asimilación del ser humano. Aquí se destaca la importancia
de conocer el medio ambiente para preservarlo como un propósito a lograr para el futuro de la
humanidad.

Los cuatro pilares que señala el Informe para la educación se refieren a:aprender a conocer,
aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser.

 Aprender a Conocer, hacer relación a un proceso de aprendizaje que nos permite entender el
entorno en que vivimos para descubrirlo y valorarlo, despertando la curiosidad intelectual y la
capacidad de análisis y crítica, así como el placer de descubrir y comprender.
 Aprender a Hacer, tiene que ver con el desarrollo de habilidades y destrezas para poner en
práctica el conocimiento adquirido. Aprender un oficio para desempeñarnos como seres sociales.
Está vinculado con la productividad y el trabajo y hace parte de la política económica y las metas
de desarrollo.
 Aprender a Vivir Juntos, hace relación a la necesidad de reconocimiento de los otros, de la
autoridad, del respeto y valoración a la diferencia, del valor de la diversidad, del diálogo de
saberes. Es muy importante como elemento fundamental de la convivencia social y la
responsabilidad ciudadana.
 Aprender a Ser, nos lleva a un aprendizaje sobre nosotros mismos, sobre nuestra
responsabilidad frente al entorno y a los otros. Es la búsqueda del sentido de lo que somos y
anhelamos ser, como individuos y como sociedad. Aquí la ética ambiental cobra fuerza al
plantear el respeto a todas las formas de vida y la responsabilidad, no sólo con el presente sino
con las futuras generaciones.

En el Informe de la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI “La Educación
Encierra un Tesoro”, se permea la visión de la educación como un proceso a lo largo de las
diferentes etapas de la vida, que involucra todos los aspectos del ser humano, de una manera
integral y permanente.
La más reciente Conferencia Internacional sobre Educación Ambiental tuvo lugar en Tesalónica,
Grecia, en 1997, donde se enfatizó sobre la Educación para la Sostenibilidad.6

En el año 2000 se realizó en España la Reunión internacional de Expertos en Educación


Ambiental en Santiago de Compostela, organizada por la Xunta de Galicia y la UNESCO, donde
se establecieron “Nuevas propuestas para la acción” de cara al siglo XXI.

A nivel Latinoamericano, en México se llevo a acabo en 1997 el II Congreso Iberoamericano de


Educación Ambiental, donde se destacó el carácter político de la misma y el papel de
instrumento para alcanzar una sociedad sustentable en lo ambiental y justa en lo social.
En octubre del año 2000 se realizó en Caracas-Venezuela, organizado por el Ministerio del
Ambiente y el PNUMA, el III Congreso Iberoamericano sobre Educación Ambiental, bajo el lema
Pueblos y Caminos hacia el Desarrollo Sostenible, donde se resaltaron las diferentes
perspectivas interculturales en la Educación Ambiental.

Del 26 de Agosto al 4 de septiembre de 2002 se llevó a cabo la Cumbre Mundial sobre Desarrollo
Sostenible en Johannesburgo, Sudáfrica. Esta cumbre organizada por las Naciones Unidas,
treinta años después de la Conferencia de Estocolmo y diez años después de Río, congregó a
más de cien jefes de estado y representantes de ciento noventa países, y de organizaciones no
gubernamentales y ambientalistas de todo el planeta.

Después de hacer un balance acerca de los resultados de la Cumbre, podemos señalar que el
acuerdo logrado es débil en cuanto a las metas propuestas y los plazos establecidos para
cumplirlas. Así mismo el Plan de Acción aprobado es difícil de implementar porque no tiene
previstas sanciones por incumplimiento.

Las únicas metas con plazo establecido en el Plan de Acción7, se refieren a la disminución a la
mitad de la población sin acceso a saneamiento básico para el año 2015, restauración de los
bancos de pesca agotados para el 2015 y reducción del ritmo de extinción de flora y fauna para
el año 2010.

La propuesta que lideró Brasil con los países de América Latina y el Caribe, sobre el uso
obligatorio de 10% de formas de energía limpias para el año 2010, iniciativa que buscaba
incentivar la sustitución de combustibles fósiles, no se aprobó y en el Plan de Acción apenas se
menciona una invitación voluntaria a la promoción de fuentes renovables de energía.

En cuanto a la erradicación de la pobreza no hubo ningún avance ni compromiso real en la


Cumbre, a pesar de la gran brecha y desigualdad que existe actualmente.

Entre los resultados positivos de la Cumbre se puede señalar el anuncio del apoyo por parte de
Rusia y Canadá al protocolo de Kioto que permitirá ponerlo en acción, a pesar de la negativa de
Estados Unidos a suscribirlo, quien es responsable del 24% del CO2 mundial y donde las
emisiones de gases que ocasionan el efecto invernadero han aumentado un 22% entre los años
1990 y 2000.

En resumen, ante las expectativas de avance hacia la solución de los problemas ambientales que
aquejan a la humanidad del siglo XXI, la Cumbre de Johannesburgo se quedó corta.

LA EDUCACIÓN AMBIENTAL A NIVEL NACIONAL

En Colombia se han adelantado, desde tiempo atrás, actividades en relación a la Educación


Ambiental, por parte de Instituciones, organizaciones e individuos, pretendiendo sensibilizar y
concienciar a la población sobre los graves problemas ambientales del planeta y del país en
particular. Mediante el decreto 1337 del 78, se reglamentaron cursos de Ecología para la
educación formal, los cuales sólo se llevaron a cabo en algunos colegios y escuelas del país.
Las propuestas, metodologías y experiencias denotan una gran diversidad de características y
criterios que reflejan la complejidad de la problemática que se pretende abordar mediante la
Educación Ambiental. Dichas iniciativas han sido dispersas y aisladas y se puede afirmar que la
estrategia educativa para el ambiente no ha correspondido a un sistema coherente y organizado
que se constituya en eje central de las políticas institucionales y de la vida ciudadana.

Dadas las favorables condiciones que propicia la nueva institucionalidad del país, donde se
fortalece el sector ambiental, y los esfuerzos legislativos en materia de Educación ambiental
desde la expedición del Código Nacional de Recursos Naturales en 1974, la nueva Constitución
de 1991 que establece los parámetros legales que refuerzan el trabajo en Educación Ambiental,
así como la ley 99 de 1993, por la cual se crea el Ministerio del Medio Ambiente, la ley General
de Educación, 115 del 94, que señala la educación ambiental como obligatoria en la educación
formal, la ley 70 de 1993 incorpora la dimensión ambiental en los programas de etnoeducación
para comunidades afrocolombianas, actualmente, el Estado y la sociedad civil cuentan con las
herramientas que permiten impulsar la Educación Ambiental como propósito nacional.

En 1992, el Ministerio de Educación Nacional firmó un Convenio con el IDEA de la Universidad


Nacional de Colombia, mediante el cual se conformó un equipo interdisciplinario, que definió las
orientaciones filosóficas, bases conceptuales y metodológicas para iniciar el Programa de
Educación Ambiental en todo el país, con el fin de incorporar la dimensión ambiental en la
educación básica. Mediante este programa se han implementado Proyectos Ambientales
Escolares – PRAES en diferentes regiones del país, los cuales se constituyen en proyectos piloto
de Educación Ambiental en concordancia con el Proyecto Educativo Institucional, que establece
la Ley General de Educación.

Según la ley 99 del 93 los Ministerios de


Educación Nacional y del Medio Ambiente
deben coordinar acciones en lo relativo a la
Educación Ambiental.

Recientemente, en el mes de julio de 2002, se


aprobó por el Consejo Nacional Ambiental, la
Política Nacional de Educación Ambiental,
concertada entre los Ministerios de Educación
Nacional y del Medio Ambiente, lo que significa
un gran logro de coordinación interinstitucional
e intersectorial, en el tema de la Educación
Ambiental.

Como señala la Política de Educación Ambiental, se hace imprescindible que iniciemos el cambio
hacia un proyecto civilizador, que en palabras de la Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo, se
trata de un nuevo sentido y significado a la vida colectiva de los colombianos, con culturas de
paz y convivencia, que debe gestarse con la participación de toda la nación. “Podría afirmarse
que el nuevo ciudadano es aquel que está comprometido a participar concertadamente en el
proceso continuo de construcción de una nueva cultura, una nueva sociedad, un nuevo país y lo
hace consciente que es parte responsable de lo que sucede en el planeta y de lo que ocurrirá en
el futuro” (Minambiente, 1999:118).

Para lograr los propósitos de la política de Educación Ambiental la estrategia a seguir hace
énfasis en lo integral, es decir, entendemos lo ambiental como un asunto político, económico,
social y cultural.

OBJETIVOS DE LA EDUCACIÓN AMBIENTAL

La Educación ambiental pretende:


 Difundir valores de respeto a todas las formas de vida, contribuir a la convivencia y participación
ciudadanas para lograr una gestión racional de los recursos con previsión hacia el futuro.
 Impulsar la investigación, con énfasis en la identificación y evaluación de problemas actuales,
para propiciar la construcción de modelos económicos y sociales ambientalmente sustentables.
 Contribuir al cambio cultural desarrollando modelos educativos propios, acordes con las
necesidades socio-ambientales, regionales y locales
 Orientar la comprensión de la dimensión ambiental desde una visión interdisciplinaria, holística y
compleja.

SOPORTES DE LA EDUCACIÓN AMBIENTAL

La Educación ambiental requiere de tres soportes fundamentales para lograr sus objetivos. De
una parte, la investigación que aporta el conocimiento de las condiciones del entorno. De otra
la participación ciudadana que le permite orientar la formación de individuos y colectivos para
participar en procesos de gestión y en tercer lugar lacoordinación interinstitucional e
intersectorial que le brinda la posibilidad de unir intereses dispersos para lograr objetivos
comunes.

La Investigación

Con el conocimiento del entorno natural, social y cultural, se promueve un proceso hacia el
cambio de actitudes, que permite la construcción de una escala de valores, la formación en la
responsabilidad y la ética ciudadana y que motiva a la población a tomar decisiones para la
solución de los problemas regionales y locales, actuando responsablemente.

Pero estos cambios solo son posibles mediante un conocimiento profundo de la realidad, factible
de lograr mediante procesos permanentes de investigación. Por lo cual, la investigación se
considera un pilar fundamental en el avance y consolidación de la Educación Ambiental, como
propósito nacional.

“La reconstrucción de la armonía entre el hombre y la naturaleza en nuestro país, obviamente


implica empezar por conocer las peculiaridades del medio en el cual nos corresponde vivir. Esto
lleva a investigaciones científicas independientes, dirigidas a conocer la intrincada realidad
natural y nuestro desenvolvimiento social y cultural. Ello puede hacerse dentro del marco de una
concepción holística y sistémica que advierta sobre la inconveniencia de generalizar los
conocimientos de un fragmento de la realidad a toda ella” (Mora y Fals Borda. 2002:11)

En este contexto, nuestro país, tan rico en diversidad natural y cultural, tiene elementos valiosos
que aportar en el tema ambiental, sobre el conocimiento y manejo adecuado de los “Tesoros
biológicos y culturales”: la selva amazónica, la diversidad de animales y vegetales o las diversas
culturas, fruto de experiencias multimilenarias (Morín, 1993), verdaderas potencialidades
regionales. La Universidad en particular puede contribuir con la investigación del medio tropical,
la historia de las gentes y su cotidianidad, lo mismo que la recuperación de los mitos y leyendas
así como del folclor regional, con el fin de conocer lo que se tiene para valorarlo y defenderlo
como patrimonio de las presentes y futuras generaciones.
La Investigación ambiental reconoce el papel del conocimiento tradicional que aportan las
comunidades indígenas, así como el “dialogo de saberes”, el cual promueve una perspectiva
nueva que abre la investigación a formas diferentes de las consideradas tradicionales y señala
herramientas importantes basadas en la participación ciudadana, como son la investigación –
acción – participativa.

La interdisciplina y un paso más allá, la transdisciplina, son las formas más acertadas para
abordar lo ambiental desde la investigación, pero esto no es fácil, como señala Morin: “Nos
enseñaron a hacer cortes y distinciones en el tejido complejo de lo real, a aislar las disciplinas...
mientras que hoy la ciencia de la tierra y la ecología muestran que una unificación disciplinaria
es posible, los resultados de las ciencias ecológicas nos muestran que contrariamente al dogma
de la hiperespecialización, hay un conocimiento organizacional global, que es el único capaz de
articular las especialidades complejas” (Morin, 1997:6)

Estamos en mora de adelantar de


manera amplia la investigación
interdisciplinaria, para adentrarnos
en el terreno de la complejidad que
nos invita “a afrontar con la mayor
valentía posible una visión no
reduccionista y no simplificante,
explícita y consciente, en la que se
acepta que vivimos en un mundo
pleno de variables e interrelaciones,
que nuestra visión no es nada
diferente a una percepción subjetiva,
y que lo que llamamos causa es
siempre el efecto de algo más, que a
su vez está interrelacionado con
otras variables” (Carrizosa,
2001:26) y con estas herramientas
dar respuestas a los graves problemas que nos aquejan. En palabras de Edgar Morin: “Así,
mientras más multidimensionales devienen los problemas, mayor es la incapacidad para pensar
su multidimensionalidad; mientras más progresa la crisis, más progresa la incapacidad de
pensar la crisis, mientras más planetarios devienen los problemas, más estos devienen
impensables. Incapaz de pensar el contexto y el complejo planetario, la inteligencia ciega nos
hace inconscientes e irresponsables. Ella deviene mortífera”. (Morin, 1993:187)

Esta nueva perspectiva interdisciplinaria unida al pensamiento complejo, a la vez que facilita el
trabajo en red, permite consolidar equipos de investigación con propuestas creativas y
novedosas, renovando esquemas tradicionales e incentivando la formación de grupos de
investigación que respondan a los retos planteados actualmente, por la sociedad globalizada de
hoy.

DIVERSAS ORIENTACIONES EN LA EDUCACIÓN AMBIENTAL

La educación ambiental se vislumbra como un nuevo campo9 de conocimiento y de quehacer


pedagógico en construcción. Requiere como condición básica la interdisciplina, la investigación,
la participación y la coordinación intersectorial e interinstitucional. Se ubica en un espacio
geográfico y en un tiempo histórico determinado y presenta diferentes enfoques e
interpretaciones de acuerdo a los análisis que se hacen acerca de lo ambiental.
Entre estas orientaciones, según Angel
(1992), podemos señalar de manera sucinta,
las siguientes:

La Orientación Ecologista

Desde esta orientación se considera que el


desarrollo industrial ha llevado a la
destrucción del ecosistema y ante este
panorama la educación ambiental debe
privilegiar a través del currículo, el
conocimiento y análisis del ecosistema y sus
leyes; es decir, el estudio de la ecología.

La Orientación Tecnológica

Señala que los problemas ambientales se pueden solucionar implementando correctivos


tecnológicos, para lo cual la investigación debe aportar elementos científicos a la técnica y
convertirlos en tecnología. La Educación Ambiental debe orientarse a la capacitación y desarrollo
de habilidades tecnológicas para solucionar los impactos ambientales.

La Orientación Economicista

Destaca el crecimiento económico ilimitado. Sin embargo, ha encontrado una barrera en los
límites señalados para los recursos naturales y la afirmación que el desarrollo debe controlar el
consumo, y tener en cuenta estos límites para que sea viable. Desde esta perspectiva, la
educación ambiental se propone incorporar en el currículo las externalidades, para que los
impactos en el medio ambiente se vean reflejados en los análisis de mercado.

La Orientación Política

Establece la necesidad de un nuevo modelo de desarrollo ante el gran deterioro de la calidad de


vida de la población y las escasas metas de realización personal alcanzadas por la sociedad
actualmente. En este contexto, la Educación Ambiental tiene un papel fundamental en la
estrategia de cambio cultural, buscando aportar elementos para la construcción de una sociedad
alternativa.

Como su objeto de estudio es el Medio Ambiente, que de por sí es complejo, requiere una visión
holística e interdisciplinaria para analizar desde diversas perspectivas los múltiples aspectos de
lo ambiental, que no se reducen a lo ecológico sino que incluyen a la sociedad en su conjunto,
sus formas de organización y su cosmovisión, en esa interacción Ecosistema – Cultura, donde se
ubica lo ambiental.

Para Souvé (1994), las diversas perspectivas y aplicaciones de la educación ambiental, tienen
relación directa con el concepto de ambiente y de educación que las sustenta, así como con las
diferentes perspectivas complementarias para enfocarla, entre las cuales señala las siguientes:

Una perspectiva Ambientalista. Orientada fundamentalmente a resolver problemas


ambientales de las comunidades y de los grupos humanos, basándose en la ecogestión, con el
propósito de lograr optimizar la calidad de vida de sus habitantes.

Una perspectiva Educativa. Basada en el desarrollo personal y de las colectividades en su


interacción con el ambiente, para lograr su desenvolvimiento como seres humanos, promoviendo
valores de autonomía, solidaridad y responsabilidad con el entorno.
Una perspectiva PedagógicaQue rescata y privilegia los procesos de enseñanza – aprendizaje,
en una ecopedagogía que apoya la construcción colectiva de un conocimiento analítico,
significativo y útil a la sociedad.

Como se puede observar, son diferentes los factores que subyacen a las diversas concepciones
sobre la educación ambiental y existen múltiples estrategias que permiten llevarlas a la práctica,
de acuerdo a los propios contextos culturales y naturales donde se apliquen.

9Campo según Bourdieu (1984), es el “espacio social” regulado que reúne a profesionales que se unen
para trabajar en un área institucional.

..LA EDUCACIÓN AMBIENTAL EN LA CIUDAD (2)

Crisis de Valores

Por su parte, la Educación que “en si misma es el medio por el cual la sociedad prepara en el
corazón de los niños las condiciones esenciales de su propia existencia” (Durkheim, 1999:49),
no es ajena a la problemática social actual y la crisis del sistema. Por el contrario participa de
ella. Con un esquema cada vez más profesionalizante, no forma para la vida y se limita a
capacitar a las personas para desempeñar una profesión, sin lograr el desarrollo del hombre
como ser individual y colectivo, limitando su creatividad y su participación como sujeto activo,
capaz de aportar en la transformación de la sociedad.

La crisis que estamos viviendo como lo señala Zuleta, ha tocado no solo las estructuras
económicas, sino al mismo hombre en sus relaciones más profundas, “crisis que ya no se refiere
solamente a una determinada estructura política, económica, sino que se refiere a la manera
como la humanidad ha vivido, a la manera como se ha relacionado con la naturaleza” (Zuleta,
1985:119).

El actual modelo de desarrollo señala como objetivos la acumulación, la ganancia y el consumo,


limitando al hombre y a la sociedad en la posibilidad de un desarrollo integral.

Esta crisis ha tocado el orden establecido, “ya no existe una ley absoluta ni una tradición
sagrada que encauce la voluntad humana y son los hombres quienes han de autolimitarse”
(Lechner, 1989:37)

Los acelerados cambios producto de la modernización y la secularización de la sociedad han


contribuido a derruir los valores tradicionales. Percibimos un cambio que proviene del desarraigo
en que viven cotidianamente un gran número de personas, habitantes de las ciudades;
desarraigo proveniente entre otras causas, de la forma como se han incorporado a la vida
urbana, sin abandonar completamente su entorno rural, forzados a vivir desde una racionalidad
productiva que olvida sus costumbres y sus tradiciones, en ciudades que en lugar de sitios de
encuentro para el relacionamiento, se han transformado en espacios que estandarizan las
formas de convivencia, borrando la memoria colectiva y la diversidad cultural, generando las
muchedumbres solitarias, anónimas y aisladas de las grandes urbes.

En esta crisis de valores se señala como propósito de la sociedad la necesidad de su identidad,


“Basta visualizar cómo el abandono de la visión sacra y la afirmación de un mundo profano nos
plantea la cuestión de la identidad, como una tarea central y su estrecha vinculación con la
democracia” (Lechner. 1989:39)

Aquí el papel de la Educación Ambiental cobra especial importancia al plantear la necesidad de


retomar la rica diversidad cultural de nuestras regiones y sus potencialidades, el énfasis en la
investigación de nuestro medio tropical, la historia de las ciudades y su cotidianidad y la
recuperación del patrimonio ciudadano.
Es necesario tener en cuenta que por la desvalorización de lo público en los imaginarios
colectivos, la ciudad, según ellos, no es responsabilidad de nadie, por lo cual, aunque los
habitantes disfrutan de sus privilegios como ciudadanos, no son conscientes de la
responsabilidad de cuidarla, lo cual se logra, en la medida que se avanza en el conocimiento y
valoración del entorno.

Es preciso preservar la memoria de la ciudad, porque si se carece de guías de esa historia, no se


puede hacer apropiación de ella y defenderla, como bien se señala en el informe final de la
Conferencia de Tbilisi “La Educación Ambiental debería tender a reforzar el sentido de los
valores, contribuir al bienestar general y preocuparse de la supervivencia del género humano”.

a) La Importancia de la Educación Ambiental y las Culturas en un Mundo Globalizado

La Cultura

“Los seres humanos a diferencia de otros animales sociales, no solo viven en sociedad, sino que
crean la sociedad para vivir “ ( Godelier 1986: 75 ), por esta razón la manera de conocernos a
nosotros mismos es conociéndonos en relación con los otros.

Los hombres no solo crean la sociedad sino que lo hacen de formas variadas y muy complejas
como ninguna otra especie lo ha logrado hasta el momento. La cultura entendida en un sentido
amplio de formas de conocimiento y valores aprendidos y creados con los que vivir, solo se
puede comprender asociado con otras personas; es decir la cultura presupone relaciones. Así el
lenguaje que nos permite establecer comunicación, solo adquiere sentido en relación con los
otros de quienes lo aprendemos y a quienes nos dirigimos.

Según Carrithers “los hombres son asequibles unos a otros, sus aptitudes se desarrollan y se
transforman solamente por otros y con relación a un marco social. Las capacidades para la
sociabilidad pueden estar en los individuos pero solamente se completan entre ellos.” (
Carrithers 1995: 58 )

La antropología a comienzos del siglo XX, definía la cultura como una forma de comportamiento
aprendido, lo distinto de la naturaleza.

Una cultura satisface necesidades, cumple deseos y permite realizar fines del hombre. Lo cual
logra a través de:

a) Manifestar maneras de mirar y percibir el mundo.

b) Dar sentido a actitudes y comportamientos y señalar valores; integrar a los miembros


en un todo colectivo.

c) determinar criterios para la realización de los fines y valores.

Todas las culturas establecen fines últimos que dan sentido a la vida personal y colectiva.

Para Augusto Ángel “la cultura es una forma adaptativa surgida en el proceso mismo de la
evolución, pero que modifica drásticamente los mecanismos adaptativos anteriores”. Como lo
plantea Dubos, “el hombre ha adquirido un método parabiológico nuevo para adaptarse a su
ambiente... En este aspecto difiere cualitativamente del resto de la creación animal” . (Angel,
1996:56)
Para Ángel, la cultura se ha construido a través de los procesos de transformación del medio.
Esto significa que el estudio de las organizaciones sociales se debe hacer con relación al trabajo
que realizan los seres humanos al transformar el medio natural.

En este contexto, se entiende por “cultura” el conjunto de instrumentos físicos, sociales y


simbólicos transmitidos de una generación a otra y que ha sido construida con relación a la
transformación que los hombres han hecho del medio natural.

De esta manera la cultura es la nueva plataforma de adaptación que reemplaza los mecanismos
de adaptación orgánica de las especies anteriores, como lo señala el genetista Dobzhansky “los
seres humanos han cedido la supremacía de la evolución a un agente superorgánico, no
biológico y totalmente nuevo, que es la cultura”.

Es importante tener claro que fracasaríamos en la comprensión de los otros si los miramos
según nuestra propia imagen y no según la suya. Siguiendo a Godelier el hecho es éste: “ los
seres humanos, a diferencia de otros animales sociales no solo viven en relación, sino que crean
relaciones para vivir. En el curso de su existencia inventan nuevas formas de pensamiento y de
acción, tanto respecto de ellos mismos como en relación con la naturaleza que los rodea. De
este modo crean cultura y hacen historia”. (Godelier 1986:77)

La responsabilidad de los seres humanos frente a su entorno tiene que ver con la comprensión
de la cultura como estrategia adaptativa,según Angel (1996), la cultura preside una nueva etapa
evolutiva y las responsabilidades ambientales dependen de este hecho todavía poco
comprendido, no sólo por la filosofía, sino incluso por las llamadas ciencias naturales.

Pero qué sucede con la cultura en el mundo de hoy?

La Cultura en un Mundo Globalizado

Alrededor de esta premisa surgen muchas preguntas:

¿Qué es lo que cambia con esta visión global?

¿Cómo ha afectado la revolución informática las relaciones humanas a nivel regional, nacional y
mundial?

¿Qué ha pasado con los medios de comunicación?

¿Cómo se percibe el mundo globalizado desde las diferentes culturas?

¿Cuál es el rol de las culturas en la globalización?

¿Cuál es el papel de la Educación Ambiental en el nuevo milenio?

Hoy se menciona una cultura mundializada que no está asociada a un territorio geográfico sino a
un espacio construido por las nuevas tecnologías y los medios de comunicación.

Las culturas nacionales son atravesadas por una cultura mundializada, lo que lleva a redefinir las
culturas locales o nacionales, porque cuando decimos global de ninguna manera se está
afirmando que es algo externo a nosotros; el mundo está dentro de nosotros en los lugares
donde vivimos, en las ciudades, pueblos y localidades.

En este sentido, nosotros somos parte de la globalización —querámoslo o no—, porque no es


algo que está afuera de nosotros, lejos, sino que somos parte de ella, desde diferentes maneras
culturales, económicas, tecnológicas, etc.
Las tecnologías modernas han transformado los conceptos de espacio y tiempo, de distancia,
proximidad y velocidad. Es el caso del Internet que nos permite comunicarnos en fracciones de
segundos con alguien que se encuentra a millones de kilómetros, en otro continente.

Desde esta perspectiva, cabe la pregunta: ¿En qué medida las culturas locales pueden sobrevivir
a este proceso de globalización? Para acercarnos a una respuesta tentativa a esta pregunta tan
difícil de responder por su complejidad, traemos a cuento el planteamiento de Renato Ortíz,
cuando señala que hay diferencia entre la globalización de la tecnología y la economía, con la
mundialización de la cultura “porque en el mundo contemporáneo existe una única economía el
capitalismo y existe una única infraestructura tecnológica, pero no existe una única cultura. Por
esto es preferible no hablar de una cultura global sino de la mundialización de la cultura”. Como
señala Ortíz: “La mundialización de la cultura no significa homogenización, significa que la
sociedad global es una sociedad diferenciada y jerarquizada en la que siguen existiendo los que
están arriba y los que están abajo”. (Ortiz 1998: 45)

Es claro que la globalización ha aumentado la brecha entre países ricos y pobres. El tercer
mundo está sometido cada vez más a una integración económica que conlleva mayor
desintegración social y en este contexto más países del tercer mundo están en peligro de pasar
desapercibidos o carecer de importancia para la economía global. En este escenario qué formas
de participar o entrar en diálogo en las conversaciones que están cambiando el mundo quedarían
hoy?

Alternativas Futuras

Las alternativas que se pueden plantear al respecto no son muchas y vienen de diferentes
opciones, una de las cuales es la del desarrollo sostenible, que ya ha sido cuestionada por tener
como base el mismo modelo del pensamiento que dio origen al desarrollo y lo mantuvo. Desde
otro ángulo, intelectuales como Arturo Escobar (Escobar, 1998:416) plantean que el tercer
mundo puede hacer contribuciones muy importantes al modelo global en la medida en que sus
culturas híbridas puedan brindar una perspectiva y un sentido de dirección diferente a las
tendencias de la cibercultura que hoy domina el primer mundo.

Señala Escobar “En el fondo de la investigación de alternativas yace el hecho claro de la


diferencia cultural. Las diferencias culturales encarnan posibilidades de transformar las políticas
de representación, es decir, de transformación de la vida social misma. De las situaciones
culturales híbridas o minoritarias pueden surgir otras formas de construir la economía, de asumir
las necesidades básicas de conformarse como grupos sociales. La mayor promesa política de las
culturas minoritarias es su potencial para resistir y subvertir los axiomas del capitalismo y la
modernidad en su forma hegemónica” (Escobar 1998:421).

Es un hecho que la diferencia cultural constituye uno de los factores políticos más importantes
en el mundo de hoy. La defensa de la diferencia cultural como fuerza transformadora y la
valoración de necesidades y oportunidades económicas en términos que no sean solo los de la
ganancia y el mercado. La valoración y defensa de lo local como prerrequisito para articularse
con lo global y la formulación de propuestas concretas en el contexto de las restricciones
vigentes, parecen ser los elementos principales para la construcción colectiva de alternativas por
parte de estos grupos.

En una palabra, América Latina con su riqueza de diversidad natural y cultural, tiene mucho que
aportar al futuro.

En este contexto queremos presentar una experiencia que muestra el pensamiento indígena de
tres grupos étnicos colombianos con relación al medio ambiente y en general a su cosmovisión,
como un reconocimiento y valoración de esos “otros poco visibles”, en el conjunto actual de la
globalización.

Aportes desde la Investigación a la diversidad cultural. Una experiencia colombiana.

La investigación “Visiones del Medio Ambiente a Través de Tres Etnias Colombianas”, hace
relación al rescate de la filosofía ambiental a través de su cosmovisión en torno de lo ambiental,
de tres grupos étnicos -Wayuu, Inga y Uitoto- ubicados en diferentes y distantes regiones de la
geografía colombiana: la Guajira, el Putumayo y el Caqueta.

Para adelantar este trabajo conformamos un equipo interdisciplinario e intercultural, integrado


por tres docentes de la Universidad Nacional, una socióloga, una antropóloga y una Psicóloga y
tres estudiantes indígenas de las etnias Wayuu, Inga y Uitoto, de la misma Universidad 13.

Los tres pilares de la investigación lo constituyen el medio ambiente, la diversidad étnica y la


educación, elementos fundamentales en la construcción de la identidad cultural y la
nacionalidad.

Retomamos las visiones indígenas no como un retorno nostálgico al pasado, sino para que a
manera de bisagra de puente entre el pasado y el presente, permitan construir hacia el futuro
nuevas propuestas que se puedan hacer viables mediante la educación ambiental de los niños,
jóvenes y habitantes de nuestro país.

 Metodología

Ha sido el método etnográfico y el diario intensivo como recurso para sondear la memoria étnica
y reflexionar sobre las interacciones, el camino que nos ha permitido adelantar el trabajo y llegar
a formular algunas conclusiones de la investigación, que han servido de base para desarrollar
propuestas educativas en el campo de lo ambiental.

A continuación señalamos algunos resultados de la investigación14

- Concepto de Ambiente: La visión del Medio Ambiente en las tres etnias difiere de la visión
occidental, en la medida que se plantea como una unidad hombre, sociedad, naturaleza. El
hombre hace parte de la naturaleza y no es su amo, ni dominador absoluto. El hombre en estas
culturas indígenas es parte integral y responsable de la naturaleza.

- Concepto de Bienestar: Diverge del nuestro en la acumulación y dominio de los objetos o los
otros, para centrarse en el grupo, en la colectividad y el manejo del Medio Ambiente con
previsión hacia el futuro, en la búsqueda del Bienestar más allá del presente en un tiempo sin
límites. Igualmente se hace evidente a través de la investigación, la valoración del sentido de
pertenencia y la construcción de una identidad no solo personal sino de grupo.

- La Interculturalidad, el reconocimiento del otro. A través de lo expuesto, es claro que las


culturas representadas en las tres etnias señalan una apropiación del mundo distinta de la
nuestra, una concepción del medio y del quehacer de los hombres, basada en la convivencia y
en la búsqueda del bienestar más allá del presente. El conocimiento del mundo y de los otros
avanza en la medida en que se adquiere un mayor conocimiento de sí mismos. Se parte de una
visión holística, unidad integral entre hombre-naturaleza. El hombre es tan solo una parte de ella
y no su artífice o su modificador absoluto.

El concepto de bienestar diverge del nuestro en la acumulación y dominio de los objetos o los
otros, para centrarse en el grupo, en la colectividad y la preservación del medio para el disfrute
(en el sentido amplio del goce y el regocijo) de los que vendrán, en un tiempo sin límites. Esa,
por ejemplo, fue en un comienzo una de nuestras dificultades, y hoy parte de nuestro goce
personal: la ausencia del afán en el trabajo de presentar resultados, de entrevistas, de charlas,
de leer, de comentar. La extensión del tiempo en la confrontación.

Aquí se evidencia la importancia de reconocer en los “otros diversos”, la complejidad de sus


conocimientos y de sus experiencias acumuladas. De intercambiar, de aproximarse y entender
que no solo nosotros aportamos al conocimiento del mundo y del medio, que los aportes y el
conocimiento que ellos tienen, amplía y da otros rumbos a la construcción del mundo que hasta
ahora hemos vivido.

Se hace evidente a través de la investigación la valoración del sentido de pertenencia y la


construcción de una identidad no solo personal, sino de grupo.

- La Construcción de la Ética Ambiental: Es a partir del reconocimiento del otro y el respeto


por el otro, que lograremos hacer realidad una ética ambiental. En la medida en que
entendamos que hacemos parte del medio en el que interactuamos como uno más de sus
miembros. Una actitud responsable y de compromiso, es producto de una valoración a partir de
lo propio, de lo que conforma la calidad de vida y el bienestar compartido por todos, al menos la
mayoría de los miembros de un grupo.

 ¿ Cómo reconocer a los otros, valorar la diversidad y aprender de los demás?

La búsqueda de actitudes ambientales que permitan pensar, sentir y actuar, sólo es posible a
través de una nueva forma de concebir el aprendizaje, aprender concebido como cambio en el
comportamiento a cualquier precio no es la solución. La capacidad de aprender como sinónimo
de manipulación casi ilimitada es, en nuestra sociedad función del éxito. Es esta la recompensa y
el motivo único del aprendizaje olvidándonos de los demás impulsos productivos de la naturaleza
humana, muchos de los cuales por no ser reconocidos, verbalizados y tenidos en cuenta, se
convierten en el potencial improductivo que se acumula generando actitudes agresivas que
irrumpen e inhiben las posibilidades de expresión del sentir y la valoración del propio individuo y
su interacción con el medio.

Darle entonces un carácter distinto a la enseñanza, iniciar una pedagogía de la vida con los niños
y jóvenes que hoy interactúan con nosotros a través del reconocimiento a sus propias
necesidades e intereses, al valor propio de cada ser, de cada objeto con el que nos relacionamos
y a la mutua dependencia que debe existir entre nuestras actuaciones y las de los demás, entre
nuestros intereses y los de otros, como lo refieren nuestros investigadores indígenas, citando en
sus lenguas los posesivos en primera persona no tienen mayor uso y más bien dan paso al
colectivo, a la denominación plural de sentimientos y acciones que señalan un deseo, una
esperanza, un presente y un futuro común. Siguiendo a Maturana “El aunarse de lo humano a lo
humano, es en último término, el fundamento de toda ética como reflexión sobre la legitimidad
de la presencia del otro”. (Maturana, 1990:209).

La investigación en este sentido nos muestra nuevos caminos de interacción y la tarea de


construcción colectiva. Un trabajo utópico en principio, pero que deberá iniciarse por lo menos
en el ámbito en que cada uno de nosotros se mueve y se proyecta.

Las actitudes ambientales estarán encaminadas desde la pedagogía a la tarea de entretejer una
dinámica de aprendizaje nueva; a partir de unos padres, unos maestros, unos mayores, capaces
de pensarse como partes de un todo. De buscarse a sí mismos y luego de iniciar con el otro;
hijo, alumno, otro, en fin, una búsqueda común de acciones y aconteceres.
En conclusión, la defensa de lo local y la necesidad de hacer visibles a esos “otros” que tienen
mucho que aportar al futuro, desde otra lógica y otra cosmovisión, se perfila como una tarea
importante de la Educación Ambiental en el nuevo milenio.
13Elequipo de trabajo para esta investigación está integrado por: Olga María Bermúdez, Martha Lilia
Mayorga, Mónica Espinoza, Benjamín Jacanamijoy, Ignacio Epinayú y Jorge Herrera, profesoras y
estudiantes indígenas de la Universidad Nacional de Colombia.

14
Apartes tomados del libro “Visiones del Medio Ambiente a través de Tres Etnias Colombianas” que
presenta los primeros resultados de la investigación. IDEA – CINDEC – Fondo FEN . Bogotá 1998.
¿Qué es Educación Ambiental?
"La educación ambiental,
en un sentido amplio, incluyendo la concienciación y el entrenamiento,
provee el complemento indispensable de otros instrumentos del manejo ambiental."

por N.J. Smith-Sebasto, Ph.D.

Es difícil determinar con exactitud cuando el término educación ambiental (EA) se usó por
primera vez. Una posibilidad es la Conferencia Nacional sobre Educación Ambiental realizada
en 1968 en New Jersey. A finales de los años 1960; en esa época se usaban varios términos,
incluyendo educación para la gestión ambiental, educación para el uso de los recursos y
educación para la calidad ambiental, para describir la educación enfocada a los humanos y el
ambiente. Sin embargo, educación ambiental es el término que con mayor frecuencia se ha
usado.

¿Qué es educación ambiental?

Para comprender qué es EA, será conveniente explicar lo que no es. La EA no es un campo
de estudio, como la biología, química, ecología o física. Es un proceso. Para muchas
personas, este es un concepto que se le hace difícil comprender. Mucha gente habla o escribe
sobre enseñar EA. Esto no es posible. Uno puede enseñar conceptos de EA, pero no EA.

La falta de consenso sobre lo que es EA puede ser una razón de tales interpretaciones
erróneas. Por ejemplo, con frecuencia educación al aire libre, educación para la conservación
y estudio de la naturaleza son todos considerados como EA. Por otro lado, parte del problema
se debe también a que el mismo término educación ambiental es un nombre no del todo
apropiado.

En realidad, el término educación para el desarrollo sostenible sería un término más


comprensible, ya que indica claramente el propósito del esfuerzo educativo: educación sobre
el desarrollo sostenible, el cual es en realidad la meta de la EA. De hecho, el Consejo sobre
Desarrollo Sostenible [del Presidente Clinton, Estados Unidos] sugirió que la EA está
evolucionando hacia educación para la sostenibilidad, que tiene un "gran potencial para
aumentar la toma de conciencia en los ciudadanos y la capacidad [para que ellos] se
compromentan con decisiones que afectan sus vidas."

¿Puede definirse la educación ambiental?

Sí; muchos autores, agencias y organizaciones han ofrecido varias definiciones. Sin embargo,
no existe consenso universal sobre alguna de ellas.

Defino EA como:

 un proceso
 que incluye un esfuerzo planificado para comunicar información y/o suministrar
instrucción
 basado en los más recientes y válidos datos científicos al igual que en el sentimiento
público prevaleciente
 diseñado para apoyar el desarrollo de actitudes, opiniones y creencias
 que apoyen a su vez la adopción sostenida de conductas
 que guían tanto a los individuos como a grupos
 para que vivan sus vidas, crezcan sus cultivos, fabriquen sus productos, compren
sus bienes materiales, desarrollen tecnológicamente, etc
 de manera que minimizen lo más que sea posible la degradación del paisaje original
o las características geológicas de una región, la contaminación del aire, agua o
suelo, y las amenazas a la supervivencia de otras especies de plantas y animales.

En otras palabras, la EA es educación sobre cómo continuar el desarrollo al mismo tiempo


que se protege, preserva y conserva los sistemas de soporte vital del planeta. Esta es la idea
detrás del concepto de desarrollo sostenible.

Parecería curioso que tengamos que enseñar como desarrollar. Pero hay razones para creer
que algunas personas no comprenden el impacto que muchos comportamientos humanos
han tenido y están teniendo sobre el ambiente.

¿Cuáles son los componentes de la educación ambiental?

Se puede pensar que la educación ambiental consiste de cuatro niveles diferentes. El primer
nivel es

I. fundamentos ecológicos

Este nivel incluye la instrucción sobre ecología básica, ciencia de los sistemas de la Tierra,
geología, meteorología, geografía física, botánica, biología, química, física, etc. El propósito
de este nivel de instrucción es dar al alumno informaciones sobre los sistemas terrestres de
soporte vital. Estos sistemas de soporte vital son como las reglas de un juego. Suponga que
Ud. desea aprender a jugar un juego. Una de las primeras tareas que necesita hacer es
aprender las reglas del juego. En muchos aspectos, la vida es un juego que estamos jugando.
Los científicos han descubierto muchas reglas ecológicas de la vida pero, con frecuencia, se
descubren nuevas reglas. Por desgracia, muchas personas no comprenden muchas de estas
reglas ecológicas de la vida. Muchas conductas humanas y decisiones de desarrollo parecen
violar a muchas de ellas. Una razón importante por la cual se creó el campo conocido como
educación ambiental es la percepción de que las sociedades humanas se estaban
desarrollando de maneras que rompían las reglas. Se pensó que si a la gente se le pudiera
enseñar las reglas, entonces ellas jugarían el juego por las reglas.

El segundo nivel de la EA incluye

II. concienciación conceptual

de cómo las acciones individuales y de grupo pueden influenciar la relación entre calidad de
vida humana y la condición del ambiente. Es decir, no es suficiente que uno comprenda los
sistemas de soporte vital (reglas) del planeta; también uno debe comprender cómo las
acciones humanas afectan las reglas y cómo el conocimiento de estas reglas pueden ayudar
a guiar las conductas humanas.

El tercer componente de la EA es

III. la investigación y evaluación de problemas

Esto implica aprender a investigar y evaluar problemas ambientales. Debido a que hay
demasiado casos de personas que han interpretado de forma incorrecta o sin exactitud
asuntos ambientales, muchas personas se encuentran confundidas acerca de cual es el
comportamiento más responsable ambientalmente. Por ejemplo, ¿es mejor para el ambiente
usar pañales de tela que pañales desechables? ¿Es mejor hacer que sus compras la pongan
en un bolsa de papel o en una plástica? La recuperación energética de recursos desechados,
¿es ambientalmente responsable o no? Muy pocas veces las respuestas a tales preguntas son
sencillas. La mayoría de las veces, las circunstancias y condiciones específicas complican las
respuestas a tales preguntas y solamente pueden comprenderse luego de considerar
cuidadosamente muchas informaciones.

El componente final de la EA es

IV. la capacidad de acción

Este componente enfatiza el dotar al alumno con las habilidades necesarias para participar
productivamente en la solución de problemas ambientales presentes y la prevención de
problemas ambientales futuros. También se encarga de ayudar a los alumnos a que
comprendan que, frecuentemente, no existe una persona, agencia u organización
responsable de los problemas ambientales.

Los problemas ambientales son frecuentemente causados por las sociedades humanas, las
cuales son colectividades de individuos. Por lo tanto, los individuos resultan ser las causas
primarias de muchos problemas, y la solución a los problemas probablemente será el
individuo (actuando colectivamente).

El propósito de la EA es dotar los individuos con:

1. el conocimiento necesario para comprender los problemas ambientales;


2. las oportunidades para desarrollar las habilidades necesarias para investigar y
evaluar la información disponible sobre los problemas;
3. las oportunidades para desarrollar las capacidades necesarias para ser activo e
involucrarse en la resolución de problemas presentes y la prevención de problemas
futuros; y, lo que quizás sea más importante,
4. las oportunidades para desarrollar las habilidades para enseñar a otros a que hagan
lo mismo.

En una palabra, la educación ambiental es sobre oportunidades.

N.J. Smith-Sebasto es profesor en la Universidad de Illinois (Estados Unidos)

Nota: esta página es una traducción (con modificaciones de forma) de Environmental Issues
Information Sheet EI-2 (septiembre 1997), publicada por University of Illinois Cooperative Extension
Service.
(Puede obtenerlo, en inglés y formato PDF, en la
dirección: http://www.nres.uiuc.edu/outreach/pubs/ei9709.pdf.)

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