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\ritw n in Som ers, seudónimo literario

d e A rm onía Etchcparc, nació en Pando


en 1914 y m urió en M ontevideo en 1994.
ííija de un com erciante anarquista y
anticlerical y d e una m adre católica, en la
biblioteca de su padre encontró autores
decisivos para su form ación: Kropotkin.
L co p ard i, D arw in, D ante A lighieri,
S p en cer. e n tre o tro s. T erm in ó sus
estudios en 1933 y com enzó su carrera
com o m aestra y pedagoga. A partir de
1960 fue invitada p o r la U N E SC O y por
distintos organism os educacionales a
París, L ondres, G inebra y M adrid. Su
prim era novela, L a m u je r desnuda , se
publicó en 1950. a la que le siguieron el
volum en de cuentos E l derrum bam iento
(1953). D e m iedo en m iedo (novela,
1967) y Un retrato p a ra D íckens
(novela. 1969). A fines de 1969 enferm a
gravem ente de una rara dolencia, el
q u i lo t ó r a x , d e le n ta y d o lo r o s a
recuperación. D e esta experiencia nace,
en un largo proceso d e elaboración
creativa, entre 1972 a 1975, su novela
m o n u m e n t a l S ó lo to s d e ja n t e s
encuentran m andragora ( 1986).
E n los a ñ o s 1970 c o m ie n z a la
recepción literaria internacional de su
obra, q u e m u ch as veces se asocia co n a
de L autréam ont, y es traducida al inglés,
al francés y al alem án. E n 1 9 7 8 se
publica el volum en de cu en to s M a e ' c
p o r alacrán, q u e c o n tien e alg u n o s ^

S S T 2 £ & £ £ *
“ ¡s s r s n s s
deldia.
Arm onía Somers

Sólo los elefantes


encuentran mandràgora

M otas y epílogo d e Victoria v o n Scherrer

el cuenco de plata

latinoamericana
Somiere, Armonia
S d /o los elefanti! encuetilran mandragora. - l a e d . - B u e n o s A ir e s :
fcl C u e n c o de P ia ta , 2 0 1 0 .
336 pags. ; 21x 13 cm. - (Jatinoam encana)

ISBN 97S-9B7-1772-05-6

C D D 'S ? UrU8Ua>ra' 2 * N o v e la ‘ 1

d cuenco de plata / latinoam ericana

Director editorial: E dgardo Russo

Diseño y producción: P a b lo H e rn á n d e z

Av. Rivadavi, 5 » k , .

b ra * p u b l l c l »1 » m p a r o d e l a r t íc u lo 6 " d e la le y 1 1 .7 2 3 .
t a c e re s e rv a .

H
íChü¿ S f ° queindicalaieyu -723-
P c s o E n n o v ie m b r e d e 2 0 1 0 .

’■ * "« '■ ..prua.,«,


° ,0“ 1* libra , k del ■«“
Sólo los elefantes
encuentran mandràgora
A l folletín, con respeto.
A tos ángeles, con cierto recelo.
Y a la memoria de Rodolfo A , Henestrosa,
por supuesto.
„.Y que los elefantes encuentran
mandragora en el camino del paraíso,
según Fray José Francisco LAFFfTER
Un o

D e la dedicatoria en su prim era línea

N o habrá nada tan difícil y comprometido como hablar de


un valor llamado tiempo, y más cuando la filosofía se mete al
medio* El del principio de esta historia era sólo un tiempo de
diccionario de la lengua, duración de las cosas sometidas a m u­
danza. Sólo que había sufrido esa pequeña contingencia que siem­
pre va a complicar los casos más simples: parecía haber coagula­
do como sangre o leche, por lo cual ya no era lo que transcurre,
sino lo que permanece canto sin gastarse en sí mismo como sin
hacer perder atributos a lo temporalizado. Junto con ello, es cla­
ro, había desaparecido también la innata conciencia de que el
vivir, com o operación desgaste que es, con stitu ía un riesgo
tangencial con el moriq tal si la muerte estuviese emboscada ha­
ciendo un juego sucio de inocencia mientras husmeaba todo lo
que tiene para ella de apetitosa una envoltura cam al y la posible
cosa volátil que la habita. Y qué serie de fenómenos singulares:
también porque el tiempo no parecía contai; y entonces para qué
andar ahorrándolo, desde Jos comienzos de aquella extraña en­
fermedad, la mujer, que rechazaba con energía los medicamentos,
pedía con furor largas novelas. Un ángel o algo parecido se las
alcanzaba. M odernas, combativas, de singular estructura (cómo
ha cam biado esto, ¿eh?), y casi todas con los problemas del mun­
do entre cubierta y cubierta. Y algunas hechas como al desgaire,
con un desaliño afectado de quien quiere pasarse de listo y cami­
nar en zigzag, en círculos o haciendo equilibrio en los pretiles.
Ella olfateaba y ojeaba con desánimo. Escritores que hubieran
sido artífices se daban vuelta el sobretodo, el sombrero, metían
las suelas de los zapatos hacia adentro, y así quedaban a la última
m oda tal cual rezaban los catálogos de antaño venidos de París,
le dem ier cri famoso de Le Jardín des M odes o Elégance entre
otros tantos. Es claro que no hay como encontrar ahora uno de
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esos chismes para saber que sólo George Sand sería una vidente al
adoptar sus pantalones y que todo lo demás ya no funciona, Pero
nadie piensa en eso cuando se lanza a innovar; por lo cual m uchas
veces convendría mirarse un poco en los espejos despiadados del
próximo futuro.
Su corazón, que en esos días había dado en querer escapársele
e cuerpo, y agárrelo en el aíre le dijo el doctor Nessi para poner
una nota de humor, no le permitía leer aquellos libros de la últi­
ma orneada, los cuales se iban am ontonando y quedaban p ara
un potetico después que a ella misma le sonaba a hueco. La
n 56 cuando, luego de un desvanecimiento al preten­
de™ y ,!ar j e k* 0111,3 el aséptico sanatorio, dijo
o e m noche como saliendo de una visión metafísica: Ya sé lo que
W > , m i m a d re h a b la b a d e la s n o v e la s d e u n ta l P é re z E sc ric h
S ¿ T nr SE-la BibUa ° T a lm u d - E " a h a b ía t e n i d o q n e
m em o ria v u n 8 u ™ VIe’a m a n ía c a q u e se las c o n o c ía d e
S ^ J " ° r T donabf s a ‘1' a d “ - A h í d e b e r a d i c a l

y luego yo la redhiría p i 0 contrae^ aunque levemente,


N o acusaha P tlP 0r Pura Perversidad de la genética,
y conviene a d v e r t í ra. de ^ normal. Su enferm edad,
con otras harto conodrf PriíK:íPio P313 evitar confusiones
igualmenteZ n u L f * ' S1,empre faia en su dndrom e. Pero
había dicho al salir del rS a “ U '" k " '' lueg° * ‘° T
mo: sentir esa mano es alo» ^ . muy bücna Para 1111 a
ha extinguido la hum aniH rl Ce pensar 611 que todavía n o se
** que pesar * veda tan a la d e s b a n d a
ya se hablará también d p / mLj ^ hola, do cto r M andouti,
e&preciso forzar la mpitio1-* T ^ cd ip s al estilo de Paracelso, pues
duso quedarse sin ella 114 as últimas consecuencias, in-

úichos no eran producto Ent0nces> dijo la nurse, sus


ejemplar de aquellas n o v e la y habría que buscarle un
e en la vida según andaban 1^UC ^ ulZa ^uera lo últim o q u e leye-
lS77 , lla,niada 3 cónclave n u n ? SaS' CÓm° apareció u n a en Ia
pe i Astort & Comt>aí^nCa i«6 SUp0‘ Era Una edición de
P e ro b * * • s uge s £ 0 Us Hueras 1 4 , M a d r id -
g da fue cuando, envuelta p o r ®1
13

olor inconfundible del libro y al abrir en cierta página al azar que


ella no llam aba azar sino aritm om ancia, según com entó ante
quienes la observaban, aparece el grabado de una escena domina­
da por una calavera, la vuelve y en su dorso amarillento encuen­
tra una inscripción manuscrita que, en tinta color violeta y con
evidentes rasgos de letra inglesa, reproducía la leyenda impresa en
el otro Jado, firmaba y fechaba:

* /C U M tSü*

Algo con el sabor del pasado absoluto se le metió en ia boca


como si una uva hubiese quedado intacta en el vino. Su madre,
llamada M arianna Cosenza, no era nacida aún en ese tiempo
histórico. Pero sí la tiránica mujer que le hiciera leer años más
tarde las novelas a la hora de la siesta luego de haberle dado a
comer el plato invariable: claras de huevos fritos siempre sin la
yema. Y desde esa simple contrariedad del incompleto huevo,
detalle este muy significativo como se verá, comenzó a desenvol­
verse entonces la historia que nadie escuchó en la habitación, y he
ahí el milagro, poder birlarles algo con las malas artes de la cerra'
da mente cuando todo iba a ser allí juicio público en materia de
exploración del cuerpo, desde los hígados a la raíz del pelo.
Sí, p o rq u e a q u e lla A b ig ail de 1 8 7 7 h a b ía e x istid o .
Inmensamente rica, parecía ser que El Que Vigila no le perdonara
eso, y un hijo tuberculoso llam ado Cantalicio vegetaba en su
sillón de cierta cabaña construida para él solo en medio de un
14

b o sq u e d e e u c a lip t o s . L a s e ñ o r a h a b í a p e r d i d o p o r e l m i s m o m a l

en cí milnd ; ° a 1 X y» nada m ás le im portaría


ílam a^ F n i f J f C,!l0nCeS: ni Can.alacio, n i una hija menor
un sombrero c "* C mismo Cle^ perpetuam ente puesto como
Z T a ú tl ü “ . ? r qUe a vcces le ^ '.a b la ta dem anda
das mtes d i l í • n'° d° qUe re,o m ó las novelas leí'
esfumado Fsrol ? n .lnera tr,st“ a> I » colocó ju n to al recuerdo del
tanto s o b r ^ W I V “ en su lnu,ldo- Epifanía, entre-
am uíado a A m I Pa? d,ffen<lerla * 1 m orbo que va tenía
y engordar s b e n m ‘° “ el i l ó n dl: la cabana, em pezó a crecer
cerebro seis ' ^ 0 ' ^ ° ? " ^ ° ¡,qUel desborde físic0 511
de un joven llamado 7 '. ¡ f d íü?3’ <ie la qu£: salió a enam orarse
que Dios q a ¡ere o |. o Ín á e re' > * * * * * q "e le e,lseña a ‘>a c et '»
terrenales de un’jardín al f o n d T / T 03 “ 5al’rá> cn los Paraísos
gansos también erotóm™ í casa’ arr,enizado p o r unos
L u e g o l e d a u n a d ir e c d ó n ^ r a r a ** S" ' d ™ ° '
n u n o a m á s e n Ja m a n s ió n f r q.UC e c s c r , b a Y n o se a p arece
C a sa d e las Siete V en tan as.’ 3 a p o r la 8 e n r e d e ! p u e b l o L a

d e s u p r im o g é n ito .1 dC <‘° f'a A b iR a il d c $ d e l a m u e r t e


c a n t a d o a l re v é s , e s d e c ir Í L S e r a n p a r a e « a u n a r r o r r ó d u lc e
c u a n d o la v o z d e la l e n (1n \\Un\ ,l l ñ a 11 u n a e n o r m e d a m a . P e r o
^ a d a a los recuerdos, y c o n un •P aI a lg 0 áe, llo ra r’ lfl m , , ic r a P e‘
menzaba a hacerlo con F é í l p " ' °Lbre m i hii» Escolástico!, co ­
c i e n d o así p0r las s¡ece V(lnr\ y su m ultiplicada peripecia,
'Aradoras.
p ^ ' eCe VtnCanas com— o s ¡ fu eran
4 ta n ta s las
uaina^ *

caicularía de ProntH la enferm a no


cu á n to s a ñ o s ^ d ^ n ijí f " ''0
Lis dos mallos ° el libr0 >’ P °niéndc
eos 1 ° a Pir¿tico. Pero todo *1” ° Cj UF ° t p o r aquella esp
b u rn Sm d<,s c ifr a r n a d a Y , r " ’ " í 1 0 , a P e r d o n a b a ento
palru 7 ? r aSÍ- ^ n F s tfe L r, qile ^ rn b ién tenía
nal y J n | - 7 b!etta dp ,a h^ o r ia c b rT r'" ^ 3 ," V° ° rigen p arí

• « s s t c ^ recabados
S s ap a raí llenar
i x tala requú
a
EL MANUSCRITO DE UNA MADRE

E s e c r a m f o q u i ¿ it í s o b r e c o g e ..
16

molestan. AI paciente se le obliga a decirlo todo ¿y con qué dere-


nne “ F™? De 3UCrte ^ d » « 4 de « p u e s ta
iridia nsayo tuvo la virtud de ser verídico sin constituir un
indiscreto inventario de la vida.

o S e m ^ n d ^ b r a n d o Flores Ingoiria Cosenza, o Fiorella,


El0raJ .de M édids’ *Poc¿
Fw Á ■ *i SU^ j ientes’ aún todos naturales.
Estado civil: viuda del Dante Alighieri.
Ucupadon; trabajar con recuerdos.
pet o1c o n ° tÍrb rekerada en ta infancia’
excepción 1Ca 611 e m' srno período p o r m edicina de

" í t a “ d“ *0 ^
girofanS ie! S l S ÍtriC0S?: í ’ n' Conf>Kt° ¡deo16-
Spencer: Yo quería un ,c? nse™ador versus definición de
la mandragora e inrnn i minj? e gobierno... Búsqueda de
« a- D «ír¿ 2
largo de la vida.
r obsesivas
lr piezadyetres
un^incendios
« iaa lo
ahogos, dolor d ^ e s p a l ^ ^ i C° m ^ ‘naciófl b ru tal de tos,
fallecen 5 Palpitaciones y un sentirse des-

sión en el sanatoria Con eTcorr° y ,Slfeest' V0 nom bre hizo expío'


? nzo 3 s « mucho según oír-61 tie1raP ° que estuvo allí, que
E l C ? l m odod« Humarse s e ' w S' P° ? an evaluarlo> hasta ese
^ C u o asumió c a r a c ú esÜ ° y fue El Cas°* Y finalmente
neas cnm i0 que Ca?0 ron t a n t a ? 8 CUa.Ildo sobrevino el diag-
* - £ £ : yoscuridadsimultá'
PtttC" dia de -n b te -d ta
tltul° V así se hará. Los folletines
17

en su tiempo de gloria eran algo como el pelo de los muertos:


inertes en cuanto a cosas, pero existentes si se considera que cre­
cen. Entraban reptando por debajo de las puertas tal si tuvieran
vida, con su cubierta de papel rosado que los hacía llamativos y
memorables al mismo tiempo. Luego, si la familia era rica o reci­
bía rentas de campos como la de Abigail, venía la encuadem a­
ción final de cuero y títulos estampados en oro. Lo más excitante
hoy día respecto a esas especies desaparecidas cuando suelen ha­
llarse en sus paraderos arqueológicos {ferias de libros de viejo,
casas desalojadas y desvanes constituyen típicos cementerios de
elefantes para estos hallazgos) será sin duda, además del olor in­
confundible a papel envieilli, una primera página donde queda­
ran estampadas firma y fecha, con lo que su dueño pasaría a la
posteridad haciéndose inmortal. Incendios, humedad, roedores,
todo eso es inútil para destruir tales novelas. Las marcas del de­
sastre pueden apreciarse, pero no más allá de una simple huella.
El nombre del autor y del propietario, así como la casi totalidad
del texto, han permanecido incólumes. Y los grabados, otro p ro ­
ducto sin precio. Para quienes los redescubren, cada una de estas
láminas con el protector papel de seda es una clave, pues su leyen­
d a al pie constituía una síntesis no sólo del capítulo sino del m undo
de entonces. Y vamos a no juzgar que aquel m undo se vea mejor
o peor que éste, o simplemente sin comparación. Pero era eso,
m undo, algo que siempre ostentará su cetro de valor absoluto. Y
lo importante en este caso fue que ella volviera a abrir el libro en
cualquier parte, según las leyes ocultas de los números, es claro:
«Este cráneo que te sobrecoge...», decía al pie del grabado. Y
entonces hubo que leerle el Capítulo V titulado nada menos que
Principio de una historia. *

ABIGAIL
«Durante dos m inutos reinó en la habitación el más p ro ­
fundo silencio. El Conde, siempre con la cabeza inclinada en

* E n r iq u e P é re z E s c r ic h , E í A t o fw s c r iío de una Madre, 1 8 7 2 , M a d r id . Ilu s tr a d o


p o r D . E n s e b io P la n a s ( ¿ 4 4 p p .J. Y r o d a v e z q u e esta n o v e la a p a re z c a e n a p re ta d a
s ín te s is , lle v a r á a su c o s ta d o e l n o m b r e d e A b ig a il. D e ese m o d o , se g ú n la v o lu n t a d
d e S e m b r a n d o F lo re s , se e s ta b le c e rá u n to d o n a n a t iv o s in s o lu c ió n c o n su m a d re ,
la le c t o r a o b lig a d a . (Nota de V. von Scb.)
1S

el respaldo de la butaca, la sonrisa en los labios, la m irada


fija en la calavera, parecía reunir en su m ente todos esos da-
tos indispensables para el relato de una historia. Daniel no se
atrevía a interrumpir a su protector, su espíritu se encontraba
en uno de esos momentos de malestar indefinible. U na voz
secreta parecía decirle que el Conde le iba a relatar alguna
cosa horrible, y su corazón sencillo temía que aquel cráneo,
que como un testigo se hallaba colocado entre los dos, p ro ­
nunciara de vez en cuando alguna palabra fatídica, eco mis­
terioso de la tumba. Por fin el Conde se incoo ooró un poco,
extendió el brazo, cogió la raza, bebió un sorbo de café y,
encendiendo un tabaco en la llama de la ex trañ a lam parilla
n- ca*averf j habló con pausa del m o d o siguien­
te' qUe te s? °S e7y cuya historia voy a referir-
hnmhrne a° en Otr0s tiemPos sobre los blancos y torneados
la nneli» 6 I r * muÍer encantadora. Sus ojos, negros com o
L ib fz i Tasmr el m1>briiiaba" * Sod»irrc-
S S s í 7K6nasiW
sa volimtiinna
m6rbit:,s; susubios’ ^ daba"
S que )uSueteaba siem pre una sonrí-
para ya no a entreabrirse
como una tahl arnoj^ Y esa frente descarnada
pecho de los hn U m n o . v° h rerá a reclinarse so b re el
garita fue sun n m V ^ ^ ara reci^*r un beso apasionado. M ar-
cuando latió ñor n ^ ^ apenas contaría dieciocho prim averas
bras de am or q u e T d ^ ^ SU c° razón ai escuchar las p ala'
entonces de v i l , , gl° un hom bre. Ese hom bre, lleno
g a r it a ? e n tre ín d Creyó en la* Pa ^ r a s de M a*
frenétiS pasión r ? SÜ- alm aJ su voluntad, la ad o ró con
« r en su pechó la tU ,,Sentm el am ante de M argarita ere-
una virgen, se en tre eah T SU y e sp etá n d o la com o 3
por Clotilde, v aue m í £Se am or P itó n ic o que t ú profesa®
g arg arita una so n rió a Uj a.ve¡í hizo asom ar a los labios de
habrás sospechado que e r a ? ? 3' SuP °ngo, hijo m ío, que
p . yo el am ante de Margarita...**

t lo u ? ™ " ? ; in d “ ren d o de« le el personal


* 8 « adela,ltc ¡quién seria capaz á c P °
ráneo* tran sfo rm ad o en lam p ^ 3
19

portátil y encendedor; vigila con sus redondas órbitas desde una


chimenea? En esa especie de cuaderno de bitácora que se encon­
trará por ahí si se sabe buscar y donde ella anotó todo lo que
pudo, van a figurar los hechos consignados mediante rastreos de
la memoria culta que se desarrollaron alrededor del año 1870,
guerra franco-prusiana mediante, desde luego. Cada época pare­
ce apocalíptica, ¿no es así? Pero ¿y aquella cala ver ita donde el
viejo prendía su cigarro como si nada siniestro hubiese sucedido?
Sí, es claro, hay cosas más importantes, por ejemplo que ella esté
enferma de algo que quizá no se sepa nunca a qué se ha debido, y
menos, por ahora, dónde terminará. Un equipo de médicos anda
en pos de la casuística, pero todavía no se acierta sobre lo que irá
a hacerse. Cierto Ángel equívoco queda velando en una especie
de luz infusa propia de las apariciones. A veces se lo ve salir al
corredor a medianoche, susurra allí con el primero que encuentre
palabras entrecortadas y vuelve llorando, Y sus lanas de perro,
pues parecería un caso híbrido entre ser angélico y can terrestre, se
le meten en las orejas cuando dice: Si alguna vez hice algo que
estuvo mal quiero que se me perdone. Entonces ella le pide que
encienda la luz. La han sedado y el corazón no salta tanto, pero
igualmente se ahoga, y esto, para alguien que tiene su buena claus­
trofobia, es terrible. ¿De manera que en Europa y otras partes
pasaban tales cosas en 1870?, dice. Y cuando el bicho cree que en
realidad la mujer está perdiendo el juicio, ésta que agrega aún:
Era en la página 385: el Conde va a revelarle al muchacho por
qué tiene el cráneo de M argarita sobre la chimenea a guisa de
palmatoria, pero no encuentro fuerzas ya en mí, seria mejor que
alguien lo leyera*.. Y entonces se oye lo que sigue, y eso es lo
norma!, nadie debe dejar un relato cortado al medio en su punto
crítico sólo porque en el año mil ochocientos y tantos ocurrieran
aquellas tremendas cosas que hoy a nadie le quitan el sueño, sen­
cillamente debido a que hay que dejarle sitio a otras peores:

ABIGAIL
«-Pero si ese cráneo ha pertenecido a un cuerpo humano,
si no es una obra de arte, ¿cómo se halla aquí en esta habita­
ción y descansando sobre el mármol de la chimenea? -pregun­
tó Daniel.
20

Porque yo, con una mano sacrilega -respondió el C onde-


a arranque de una tumba para conservar vivo el recuerdo de
una mujer que, destrozando mi corazón, m ató la fe y las ilu­
siones de mi alma. Escucha la historia y, al term inarla, una
nueva luz bollara en tu inteligencia, un nuevo cam ino se abri­
rá ante tus pies, porque ella te enseñará de lo que es capaz una
mujer fementida,.,»

tabfeaxxesníde r ^ i ’ de<:ir ^ °Vente entre sofocos. El inevi-


robat desoroffram5 pecbo COm° Jos m anotazos de un
gripe o la n n f l * a U,G era toser’ y no sim ple tos de la
¿am ei ^ ^ T ™ 50 COn saliva m ien“ aS se chup3
de sus b u e n ¿ casu^ ente escuchando h ab lar a alguien
p m m o d t o l d e U a e » Í Ü V ” ' hpÍ¡° ^ ° láStko!’
que io tuvieras Pero no h*k Escolástico?, yo no sabia
como quien p a g a m l tesJ!ue" B‘ Ella « * b a llorando ya
durante la vida las o r o n L i** C° deudas que se acum ulan
duce entxe ambas por afinid ? ajf nas>y 3Un la Cru2a que 50 p t°*
dijo al fin, a darle [os s o b r a u t ^ r n T ' ^ qÜC n ° había derecb01
culoso a la niña que iha a [ üevo c°m ido p o r un tuber-
asunto, las defensas e s ta r * ^ aU,n q ü e Y bien e x a m in a d o ¿
maldita, y eso tu híio n n 1° e tí¿ S p™teínas de las ufaras, bruj3
tampoco tú al dar aauellac °1 3 a inGerir sól° *as yemas- ^
que en ese canfe el t í £ > S paura trasPasar ^1 m al de m odo
creaó muy betla v tuvo im pusi?ra kueno... Y adem ás m i m adre
oro>de ésos de dos tanas 1 1 ^ ! ? qUG le reeal° un m edallón ¿e
m S°kCOn efe hombre y Por q u é ló ín enCOnces guardapelos. Y no
ra ahora ella se encontraría^. ' para que Y ° naciera y murie
odiaría siempre el medallón ° 0íro, s*rr ^ n t -¡ Por encim a de tado>
Tosei; llorar y preguntar * ra 1111 dePÓsito de lepra-
J « los actores d e L f T ? e T * que nadie contestará ya P f
o. es una mezcla espuria au^i -SCena en un teatro derrumbé'
D] ’ ^ ro ^ si un día se nud í ***** Sf- guardado en una bo«e'
SE* ^ los^ í all2arCo™ f
síntesis, qué
ma p° í ynos minutos. En tJ\ $ ert0 que también ceden Ia ^
oomha otfP m undo p e n d ^ j S Sue^e 0Currrr el fenóm en0-
que se Imagina en los es” ° e utl brazo curvo, co n f= _
pacios por pura ignorancia sobf
21

el infinito, tocan fugazmente el aire preso del cuarto donde al­


guien se hace pedazos, juntan esos trozos y el ser se recompone
mediante la tregua.
Yo no puedo explicarte aún quién era el hijo Escolástico,
dijo entonces en ese lampo de sosiego, pero quiero en cambio
que mires dentro de este medallón. Un punto que tiene por fue­
ra lo hizo mi padre con una navaja tratan d o de abrirlo. N o
había nada en su interior^ ni retrato, ni mechón de pelos, ni
rastro alguno del antecesor que lo condenara al fuego o al fon­
do del río, o Ei poder de la nada, el libro aquel del Lama Yondgen,
pero nadíe manda hacer algo de este valor para una muchachuela
sin dejar una marca. En realidad es quien regala el que quiere
persistir en el objeto. Y así fue como se descubrió aquella noche,
tantos años después, que el 16 de noviembre de 19..., estaba
limado el resto del número como ex profeso, M arianna Cosenza,
que era una lectora forzada, de Pérez Escrich, había hecho un
alto en las novelas, y un hombre real que conociera en la Casa
de las Siete Ventanas se enam oró de ella y pudo haberla hecho
feliz durante el resto de su vida. Pero como cierta Sembrando
Flores tendría que nacer, porque si no de qué m anera gozaría el
au to r de lo que estaba ocurriendo, aquel am or se cortó. De m odo
que en 1872 Enrique Pérez Escrich había dado a luz ésta entre
tantas otras novelas. En 1S77, Abigail de la Torre dejó estam ­
pado su nom bre detrás de la lámina de la calavera. En mil nove­
cientos y algo más la lectora escapó de su rutina, o mejor la
m atizó sin saber que se eluden los relatos escritos por otros para
caer en los terroríficos de uno mismo. Cuánras revelaciones en
tan poco tiem po, así era la vida cuando decidía m ostrar de gol­
pe sus indescifrables barbechos. Entró en ese momento una en­
fermera preguntando qué ocurría, quizás a causa de la luz en­
cendida, Q uiere que le lean de esta novela antigua... Y entonces
la m ujer no pudo sustraerse a la tentación de escuchar. El Conde
relataba cóm o había conocido a M argarita a bordo de un bu­
que de regreso a Europa en su prim er viaje a América, cóm o
había sido ella, al parecer, una bellísima nativa, cómo hablaban
«sin m ás testigos que la luna», todo tan a punto de caramelo
para el paladar de Abigail desde su sillón de Viena, como si se
hubiera escrito a pedido expreso.
22

Un ruido lúgubre interrumpió de pronto la voz hum ana. Era


Ja mesa rodante llena de cosas infernales de los sanatorios, y d
doctor Nessji en persona que entra y dice refregándose las manos:
i bien, he decidido que sea ahora mismo la C arraspeó y
negó pronunció una palabra inédita para ella que pretendiera en
alguna forma conocerlas todas. Y eso tenía de m ortal la jungl*
sonora del lenguaje, siempre algún signo oculto en la maleza pronto
para ar e salto. Las palabras, entonces, podían ser de espumé)
■ í T ? ’ ^ hasta del propio silencio solidificado par¿
rahmr lo inefable. Pero estaban aquellas que dejábam os pasar
bareo w /1' 65 Para ^ Ue T mPr^ « e m o s con su lastre. Y sin em'
resTeí iny°!UC^ dos en ella*> A » ™ hacia sus ardo-
pue ¡eneranrlr,3? significado como los com etas al sol, aun-
palabra d i c h a n dePei*denc¡a. La enferm a no entendió
novela era m arraífS Jamas , ía ° ldo antes. Pero vio cóm o ^
siempre [e había r, * Pa,®‘na mediante el clásico doblez qufi
S un 1 b o “ol l0S/ eloS de ptJtlta' Sí>P ° " H « ™ i ° r ^
señalado!; la que £ 0 ^ ° T h ° ía ^ ^
hacer esa cosa nalurda ^ f a Sui su Savia deja el agujero, quC
pensó evadiéndose de todo no H P3pel Se entreSaba a la h?]*
ta tenía algún sentido nr I* segundos, y m ejor si la p la ^
do al origen vegetal de do A ^ ** pudría allí con ella regresad'
pliegue sólo ultraiaba E * sacaran al papel en m ala hora- Per
nada que fuese suvó Y íí * " * pulpa del ^ h o l sin devolverla ^
acababa de decir d ° racocent^ i s la practicaré yo m isrd^
aclaró de qué se trataba e ° jntonces sí que explícitam ente pu .
* ™ « b lo C S ? U i ¿ " . de 655 mod° . P °t “ na simple u n id ¿
a c u e llo tan brutal de t - ^ "5 ^ de * * * * & & Y el C onde
algo que * sindicaría como afuera y p o r la espa*¡J■'
bicran sido otras Y
S i £ O trasT co Cnr 33 niausalva
lva si
si ll aa s* c™i r c u n s t a n c i a s b
Abigail, y el « b t » J e it o s para

a ^ ~ « ¡ - S w r a a s r ' * erap
DOS

D e la ded ica to ria en su segunda línea: el ángel

M ientras se ultimaban los detalles de aquello tan temible como


escondido tras !a siniestra palabra, y atérrese a mi túnica dijo la
enfermera mientras un aguijón como de abeja africana se le hendía
en la espalda, la mujer de la ficha esotérica empezó a recordar en
su autodefensa las cosas de varios días antes tal si hubieran ocu­
rrido en otra vida: tan lejos se hallaba el cuarto propio de la casa,
sus dos ventanas, una asomada sobre los techos de la ciudad, otra
m irando hacia los barcos. Un día, quizá por ver si dejaba de toserle
a todo el mundo en !a cara, se le habían aparecido con el ángel.
Éste era un enorme ser andrógino en posición de pie, manto has­
ta el suelo, cara humana, alas en punta dirigidas hacia el cielo y
desmontables. Material, yeso sobredorado. Factura artística, ba­
rroca. Intenciones indefinibles: una m ano sobre el corazón y la
otra form ando un círculo con el índice y el pulgar, podría ser para
colocar una vela, mas en el medio adonde fuera a caer luego de
dejar alguna ventilada iglesia posconcíliar, sólo para provocar sus­
picacias. Se había en esos días secuestrado a un hombre público,
y portar cualquier envoltorio de proporciones mayores era cosa
de riesgo. Al ángel lo traían entonces entre dos, y el encargado de
las alas no tuvo mayores problemas. Pero el del cuerpo envuelto
en una m anta fue seguido por un policía y obligado a declarar el
bulto. Y no en la calle, no en el ascensor; sino adentro de la casa
misma donde aquellos hombres entraron con sendas cargas. Ella
ota las voces provenientes de la sala contigua: «Sí, cómo no, segu­
ro». Ahora ya sabe lo que habrá dicho el otro: «Desempaque en
nombre de la ley». Y luego un blanco escenográfico que desde su
habitación no podría poblar con las caras del asom bro cuando,
como un ciudadano libre de toda sospecha, el ángel dorado de­
bió salir del empaque y, mas o menos tan asfixiado como lo esta­
ba ella, quedar de pie sobre la alfom bra con sus dedos indicando
24
i
te*3 term*rJa' dcl cuttpo. Y eso por si alguien de los presen'
entrar
entrar en el °juego.
J ? ° í Se ° 53 nunca a ciencia cierta, hubiera querido

de k to U n ^ ifr« 3^ 3 'S° ^ re 0CUrr^do, ni la m ujer tras el biomboj


Porque como P°^.su parte>,dada la falta de oportunidad,
policía Uecó el m -jP ran ldas y venidas, en el m om ento de salir d¡
de la buena m i / ^ meaos Cargado de medicina antigua, o $&
encontró sÍsn?firaH° anduvo investigando ruidos y n°
ticó « n unas n S desentrañab1^ N ada im portante, diagnos-;
al poco tiemno. v 1^aciones todo habrá pasado. Y así fue como
con el halón de el piso> leg aro n dos forzudos,
dan las neumonías q u e « / llCado aParat0 nebulizador An-
se acerca. Y así se f , , / gusro ver]as, vaya con el verano qj1®
cuerpo, como el p o l i c i a l C°£ ¡° el p o rtad o r de las alas’ el L
tamente ajeno a e ll a A * ^ í1. 0 ’ todos en un m undo cotnpl®
que iban a figurar U SCe enEe bilateral de aquellos novelisrf5
empezó su confusión coh"3 ,insdbta hoja clínica. Y así tamb¡en
a nebulizarla no vín ^ anSe,es>porque no bien c o m e t í '
do>el cabello de aleutén ^fiPara enrorices sino un rem olino dora'
liquido medicinal que nk n UC®° 0tro r°Íízo brando al naranja*
¡ws» saliendo bajo la form^H^13 ° podia entrar en sus pulm ^
a de los trucos cinematovr^fi U° a ia de sangre artificial c o ^
pared, el aire todo se llenI j L° cierto fue que la sábana,
el u10 empe2° a violarle 1SU eSpectacular reventón en cuan
de n° había Percib do KentrañaS ya repletas de alg° %
de W 7 P° r una cuestión d SU ° reía despistada. .f j aií
d i e n d o ^ ^ 5’ mi querido u r ,¡Ca ^ m a d a im penetrabihd .
día t 11,1 ^ t P 0 que manrK l® * e! de O r ihuela,* «ando P
b n u a ^ nSangre f i S ? » d¡í° co™ tú, y nadie la « * *
*G
dado,
fc¡ rePerir a ¿
It arriba’haciaei
T e Cot\ e| m irarla com o a
YCS
la qixc ej j ^ Ue ° no era sanm-f / decirle que no tuviera
demonio b u l ^ anf e>se form ó una especie de oH* £*
Su Propio estilo.
f a a u to ra de

61 ^ « ^ h S j í J ¡? syMo n andes’ «i™ al^ u as eKcepCrf $


^ n ^ a d ^ S 0 ?1lugar en que J U n , « e * ^
^ * v. von Seh-i
25

También entre p o rta r al ángel dividido en dos, arm arlo y


exhibirlo ante la ley; entre el médico y sus diga treinta y tres, y los
colosos del balón de oxígeno, y las equivocadas nebulizaciones,
había llegado la medianoche. Siempre es así cuando uno agoniza,
pero eso no lo sabía la madre del galeno quien contestó al teléfo­
no: «Éstas no son horas, se hubieran acordado a las cinco de la
tarde, él está haciendo guardia nocturna. ¿Que dónde? Pues no
lo sé». Y punto, ese punto en el que se terminan los libros que
uno necesitaría seguir leyendo, pues por qué allí y no más adelan­
te, con todas las cosas que no se han dicho. Al día siguiente,
mientras ella seguía tosiendo y escalando sin suerte los muros del
ahogo para encontrar la zona del aire perdido, apareció el hom­
bre. Venía sensibilizado por la versión matriarcal del asunto, tan­
to que no sacó la mano del bolsillo para estrechar la que se le
extendía. Pero entrando a la pieza y abarcando la zona del desas­
tre, empezó a retroceder yéndose encima del depósito de oxígeno
y tirándolo al suelo. M andaré un neumólogo, dijo, el doctor Aldo
Nessi, y salió con la cara del espanto.
...Y así es como estoy en este pabellón lleno de olor a miedo,
ya que el doctor Nessi, no bien dio el primer golpecito entre dos
dedos en mi espalda cargó conmigo. Y en una vuelta del tinglado
giratorio en que se estaba representando todo aquello, vine a dar
aquí donde se supo al fin lo que era la toracocentesis para la
evacuación del derrame. Porque ellos se fueron dejando en el sue­
lo un gran frasco conectado a mi cuerpo y tuve que verlo todo de
reojo, el cóm o iba saliendo yo de mí en forma de un líquido
lactescente, espeso, que por momentos obstruía el catéter y luego
era empujado desde adentro por alguien a su placer y a mi cargo.
Fue esa vez cuando el ángel se apareció como un perro, no mo­
viéndose de allí mientras la cosa salía, hasta que mediado el reci­
piente empezaron a sentirse fuertes dolores. Era el mom ento de
suspender y vinieron a quitarlo todo. Un alivio feliz bajaba de los
cielos o subía como una engañifa del infierno, siempre que el
cielo de arriba y el infierno de abajo continuasen respondiendo a
los esquemas clásicos de situación, el norte-sur de los mapas col­
gados.
Para m í ya todo era lo mismo y estaba contenido en un gran
fiasco. Lo que aquello que se llevaban fuere ya no me pertenecería
26

laboratorio entraría en la red subterránea, se


siniauirsf i C1?dad d n ^unas de allá abajo poblada p o r la
cido rnd |fa C . P°luc‘ón interminable. Y a eso quedaría redu'
^ m o at ; i ? SenC,ai 12 “ * « * « « , pero principalm ente el ser ahí
mundo! ^ ^ y muy d a ro habría « ™ d ° a] ser en d

- í ^ cde pr0nt0 respirar el bicho a su lado.


tú> / y au¿ un ser humano, la novela del Conde la leías
ron la cosa? ^ ener£ úmen° s ahí fuera cu an d o se lleva'

g r a n u l b o ^ i t S k o ^ e h ^ d 10! / í f ? “ * aSree aron: ° ^


Y sin saber In T T a desb°rd ad o el lugar de origen--
pronto ella c o m p r e n d ió le ^ de repetir se le quedó m irando- D*
línea divisoria em-rp i inocencia era capaz de tirar Ia
criaturas terrenas: el evr a! tUC0S angeles de verdad y las pobí&
dudas. ' animalejo era de aquí, no cabían y3 .

día de soícon^un h o m b r e a d " ? ** a!g° claro’ com o u°¡


na. Sólo que en vez de L acostado £n la hierba junto a una lag11'
encuentra sentenciado a m!Jna pantaíl° , Y quien está allí * .
hacia las aguas espesas Y ^ ^ ¿ a moverse en un descuíde:
' “ «dad el pantano aup I t n,ebla 1 ue “ ™ form ando es e"
a t e r í a para confundir al h k UeSt0 a levitar sobre su Propl3
. Y sin saber de qué L ' ° mbre Y em pujarlo,
j ^ leÍ° Sigmund y un mapk?S mem°ria lo harían, salie^ 11
h a í ? Cl davo rcspeLTo a n 1 an,ado Schreber q u e hab>*
ser n de juntar fns°S A ' abandono de sus criatut3 .
d o c m ^ t3 asistia- Y Pérez E .v Cada^eres- G ranulia, neoplasia*e
adelanr y Sus Prospección ri<LL| &mimd y su paranoico,
entre Uíla historia verciei™ d ruisterioso líquido. Y e
S S i d / dIf en * « n S ? a ?.e días y de noches pegada
pedazodehr PUnta de un taU d¡£ y üna m u« t r a de p le ^
a pared» r ° 1.y vías digestive para Saber qué tal ahí, y
^ t r e , ¿ ¿ f 16 ‘á m e n t e , v r i ñ ó n ^ ^ ague ^ paSCa’
SMlno se mov:,Jritiamas,ísuelten EH' ’ resisía ^ presión sobre
» * d ¿ T br a CrtedaÚ q u e ^ P ° ^ u e l t e n ! , y m ás allá d o ¿
queo al sexo y dn h * sustci Y 51 un° ^ u
y uonde ya no £e puede levantar &
27

vista porque la función es incompatible con mirar a los ojos de


nadie, y toda la indefensa condición humana bajo control, y ven­
gan ustedes los del orgullo a ponerse aquí boca abajo mientras les
exploran aquello con que el ángel trataba de tentar a los hombres
el día de su captura, y por variar el vaciamiento directamente al
frasco hasta que Ángel contara quince litros, y tal contingencia
los del Vaticano H que lo habían sacado a ganarse la vida por ahí
la ignoraban, no sabían que un correo celeste como él puede lle­
gar a registrar tantos litros de algo que hará aborrecer en adelante
las cremerías. Y agregado a ello el desenlace, su lanzamiento a la
red cloacal sin puntos y sin comas la carrera desenfrenada bajo las
avenidas, las plazas y los museos, los prostíbulos y los templos,
los presidios y las escuelas de bellas artes, las casas de los enemigos
y la del Ejército de Salvación y todos consigo debajo mientras les
haría raras cosquillas en las plantas de los pies, como una displi­
cente acuanauta sobre aquellos deslizadores, donde los únicos
congéneres eran unos tipos ansiosos evadidos de un penal con los
que ella alcanzaría a dialogar gorgoteando en su existencia
coloidea:
- D íds, ¿quién vive?
Uno de ellos que más o menos desentrañó el lenguaje desde
sus ancestros de p roto plasma masculló bajo el tapaboca: -N o
creo en Dios, sólo en el aire libre si aún existe.
-Y él tam poco cree -com entó la voz oscura-, es el único con
derecho a no autocreerse, de donde Dios es el perfecto ateo. -N o
joder más, ¿eh?, estamos como para Dios entre ranta m... -Pero si
nadie ha hablado -o y ó decir a o tro - estas emanaciones te hacen
deliraq compañero.
Las palabras, menos las de ella que eran opacas, resonaban en
el caño como campanas en la orquesta del inmundo río. Allí todo
parecía ser uno, desde los productos de desecho a los seres hum a­
namente organizados. Sólo que éstos levantaron a! final una tapa
de hierro y salieron al aire, mientras ella seguiría viaje trenzada
con el semen que le sobra al mundo, la leche que no se bebió o
aquello en lo que se transform ará la leche que se ha bebido. Pero
como entonces era ubicua, y la otra mitad de su ser estaba en la
superficie, escuchó un día esto en la sala: Dentro de unos minutos
calle, hospital, rayos Gamma, a prepararse para la ambulancia.
28

S S í w f * 1? mOIT to san tes a la habitación vecina una espe-


cas w m ° aUr° S0 Clcrt0 artefacto con ruedas de estas épO'
S iE h r Para 5aber mucho ™ s. Entre los gritos de!
^ lC° qUC <on V° Z de ™ años y balbuceos fe-
d e W o c a K ? ^ Uu mamá nasal hasta aS °r¿ el significfeífl
por él Vin a ÁnaCf r01} bacía el pasaje en la m ism a cam illa usad»¡
da arrojarla »! P .<lu,tar presurosamente la funda de la almoha'j
- s t i r 10 y 7 í ia *uya- Estaba aún d huec° ^

* ^ “ p erar al ,g u i.
menos urbanístico s i n ? Ue ^ 03^e’ no com o trazad o más 0
P3ra las caminadoras d e ? ? qUC Vale en símbolo? N o sien .
de lasarse a su cañameña i"0 0 ’ ^ ban de hab er intuido ant#
transmite, la caile es el de Posada abierta que allí se
para quienes la recohrí circulatorio aún no descripto. M as
lancia a toda máquina s e ? 1* Sf P^eno Senr'do desde una am bu'
que parecería querer d3r V ^ an rílla 611 ün ™rindo entreverado
[amiento. Y lo que nreH^rv.'0 Una so^a vez hasta pro v o car el af0
os ni aun la gente, son senríll n° ^ los, ^dificios, ni los vehíc^'
Que extraño; ese color íW paradójicam ente las naranM *
aromática del mundo ( W t/l" 1 Parece q u erer dom inar
a Slreaa abierta las convoca h S Ca,ones de exposición, y cU¿in oñ
Vas horizontales como piem a’ifquebas naranjas se ofrecían
lo cual, m S r a ^ ^ CnaS de >ueos “ * * * del ^
(ida? ° qUe d escaíabajo hum ^ ^ descubre que aú n estam
b í i l i ? 111,0 para « g u ir viend an° « m tu m az en su sen * * ,
una <*<=>™ i* * sde£
££■" “ «S5
“ como un príncipe en «“
¡era de Dt.i¡ ven;a del sanarais gnados con la misma sosP
¡o«o in ecá ^ ! se entró en d cf ^.on rterta vergüenza de pa
,,lsra° Para la ^ l t " Ub.,ajl° donde remaba el
«Ploracron ,„ e oyó nombrar
29

gammagrama hepático, o centeílografía, o algo parecido en sus


oscuros significados, Angel entrevio allí también el lienzo por
demás socializado de la mesa de exámenes y secreteó al oído de la
enfermera. Ésta salió en procura de una larga tira de papel con la
que volvió como si hubiese hallado oro en lámina. Y mientras
quedaba frente a frente con un anciano que había bajado de la
mesa, ella, el simple Caso, empezó a desear acostarse sobre sus
sudores y los estratos geológicos de los otros sudores en que se
habría impregnado el lienzo mugroso. Pero el viejo le cortó la
ensoñación metiendo baza.
-Soy una basura, señora, no sirvo ya para nada.
El papel nuevo y crujiente la devolvía a un mundo dividido
en clases, cuando preguntó desde lo alto:
-¿Q u é decía usted respecto a basura?
-Q u e soy yo esa basura -insistió en definirse el viejo agarrán­
dose el costado derecho-; no sé ni por qué pierden tiempo conmi­
go. Pero sufro mucho, créame, esto lleva demasiado tiempo ma­
tándom e.
-N o lo pienso así, ustedes no sufren ya nada más que acha­
ques, y ham bre a lo sumo. Somos nosotros quienes cargamos con
todo, el cuerpo, el alma. Duele más lo que aún se piensa.
El anciano, que quizá sería también sordo mental, se la quedó
mirando con d ojo de su boca abierta sin vestigio de dientes. Y allí
dentro fue donde día echó su próximo pensamiento: mejor haber­
me quedado con el lienzo, hubiera sido lo justo. Y así se produda
en su interior tal fluctuación de pareceres por un simple asunto
objetivo, lienzo cochambroso-papel impoluto, que todo parecía ir
más allá de una cuestión de piel inexorablemente selectiva para
instaurar el epicentro de un movimiento sísmico, declarado, aun­
que no lo paredera, en aquella ficha de ingreso. Vinieron, entretan­
to, a inyectarla, y cortaron el diálogo que, por ser con un sordo, le
hubiera seguido dando ventajas. El médico era joven y bien pareci­
do, y mostrarle su cuerpo semidesnudo le pareció un tanto pecami­
noso. Pero bendita era tecnetrónica: el aparato cuyo brazo con
ojos paseaba sobre sus hígados inventariándolo todo era estúpida­
mente manso, y cuando bajó de allí lo minó con simpatía,
-E ste m onstruo gamma o com o se le llame se parece a un
amigo m ío que siempre se las arregla para saberlo todo de los
30

Í S a™ que sin f i n c a r l e s pedazos com o en la biopsia. Pero:


cuaderno I n V !? rnismo’ pedazos. Y yo escribo luego en ufl
tas v al final T e a'Ce Como usted 1° está haciendo en esas no-
lí t u Cuaderno apesta. 1
timidez d T q S c b s e ^ e M n 15^ C° m° pre^untar con
esperar su frim í™ ¿ l™ * « a n ° negro. Ella estaba locuaz, ¿ ¡
adjudicable al M l ¿ " h o ™ e r í . Kn'd° “ * “ "° •

una capTen'dKcomnn3^ ? uell1,uela tan maí debe com prender »


ted? p SICl0n llamada literatura, ¿la conoce us-

¡>a algunas m í a d a s ^ c o d ic L ^ P ^ n b‘V alte™at¡ va m ente echf '


hasta allí y cuyos pelos ih? ■ l D orad° <lue e |la había llevado ;
observó a la padenL la Cueva del a P ^ to ' DeSpuéS
prendió lo que incluía el s ilS r i^ ’/ ^ j 10 SU disnea y elía C° ^ '
tros en el cuaderno si ■ n van a servirte tus reg»S'
cabeza debe oler a {..) slSue? mejor m e dejes esta cosa cuya

una mata t e S a r i ó n ^ ^ d i ^ de una Críseida. Pero Criseida es


causa suya. 1 P de Caer una peste sobre la ciudad p ° r

a d iv in a r o n a s ^ e ^ r m tib u n H ^ a,íÓnLto a n te la s fa cu ltad es


^ P t e É! n0 sabn^ n n S * y f 56 COrtó relación
¡£ú ÍÜCS° ta* £u?ü de V * más de eIla ni eIla de é’ (
toHr«niCarnitnte se haría inde-^ ^.omuilicaciones m entales, Y p °
to fp«paquell°s que se ^ . a l£ morir; el c o rta r relaciones c°
h ^ l coma ™ ^ Sola v“ >P«o que en ese min«'
f c S ^ radelarie 'h" “ tta p a briUa« ta. a‘ A 0'!“ 5 ^
Y jde eternidad. hiciera presentes p o r una fugacísío15

la 'Sínda'ifn'l*“8ard eo rig ™ ’“•8° .íl e naranjasbien helado, dijo


H iío 3 í f ? el ^ n o ta u r o <>« “ “'■endosa conducida de n u e v o »
a Ia habitad -P° í ^gunos semmdn ^ * P^eno r égimen de P l t ,,
masa cruda joven d S ,cam iUa y echó una ojea
d°se C0Q ^ hallaba atado ¿ ° ’ inform e Y blanco coj*
mamá y del cuerpo xa\ T y mf nos etl la cam a moviéP
y m a * gritados a b ,* ? ,51 “ Pulara al aire. V entre s *
e« « o , u n a bella m ujer d e uno*
31

cuarenta años le embutía merengues en la enorme boca. Y siga­


mos ya, es horrendo, el viejo del hospital era un personaje versa­
llesco ante esta estampa.
Ángel: ha sido tan vertiginosa la sucesión de experiencias en
estos últimos tiempos que no sé por momentos en qué lugar ni en
qué época estamos. Y esa mujeq la madre del M inotauro, ¿para
qué le suministrará tantas proteínas si él sólo sabe hacer una cosa
ante sus propios ojos, no será para la sobrevivencia del mito? Y
empezó a sentir que se dormía, si no era que lo estaba ya, desli­
zándose por canales llenos de aquel jugo inmortal que había be­
bido y la iba llevando a un paraíso donde el anaranjado de las
naranjas se dejaba mezclar con el de las calabazas y el delirio de
los vitraux hechos añicos por algún ser caído de otra galaxia que
sólo se alimentaría con colores molidos. Dónde estarían ahora
Sigmund y su magistrado, el M inotauro y su m adre Pasifae. Ella
sabía únicamente de las naranjas, pues tenía aún la suerte de no
ser empujada en la dirección de la flecha hacia el terrorífico pun­
to O mega: el color naranja era roda una garantía terrenal inme­
diata, mi querido The ilar d de, Theilard de, el disco que se ha
plantado en un surco, no recuerdo, no quiero, no puedo. Y duer­
me con la lengua afuera, oyó m urm urar por allí cerca. Tiene la
capacidad respiratoria disminuida exactamente a la mitad, dijo
el doctor Nessi. Pero nadie sabía nada de ella que estaba en el
período naranja de su creación, hasta que alguien viniera a extor­
sionar haciéndola cambiar de paleta. Para ese tiempo los produc­
tos de desecho de las toracocentesis viajeros en el caño llegarían
ya a pleno mar. Porque ella creyó ver un atardecer anaranjado
sobre cierta isla, Pero lo más extraño era tenerse a sí misma tan
lejos, en una espectacular versión de la entropía en que todo su
ser armónico de antaño había estallado. Y yo nunca voy a lla­
m arla Sembrando Flores, dijo su madre, es ridículo. El padre dio
un puñetazo sobre la mesa. ¿Y cómo la irás a nom brar si eso ya es
un hecho consumado ante juez, maldito sea? M aríanna m iró a la
criatura recién nacida y respondió desde su novelística en las Siete
Ventanas: Fiorella, al menos así los Cosenza sabrán cómo decirlo
sin que se les trabe la lengua, Y menos mal que no fuera varón:
aquello de Espartaco que le estaba reservado no hubiese tenido
arreglo,,.
tres

De las esfinges

impuesto cierta esnec' ü ^sencadenada com o un ciclón habjj


dad anterior menne ^ resPecto a la estática real)
la enfermedad en ° Süs comPonentes estructura leí
pertinaz en sus e s a iie m í^ v 'iCa Y getud a l m ism o tiem po, per<
rar otra cosa sencillam** ° S°^ ÉSt0 que no p u ed o config11
ün riesgo para el in te n to ^ P° r? ue nací‘ ^ to d a autodefinición e
<*. u o ^ n g r PI t S e n t SUplaníarla- E1 CÍPrés d ¡ce d e 5Í: CÓD!
los que sepultan baio mi ■ap único, p o r eso no miro ■
entre el ciprés y 10 que c n U ^ ”^ Ít0 3 viS^ar Su cie^°‘ PeP
podía tirar una línea divie * i siempre renovados frascos $
«Prés, echaría éste burla* N a d ¡e hace burla de &
podían quedar en neliurrwt ° m o.Vld ° a voluntad y los m uert^
cambio Aquello era in vulnera h l^ de^ obiÍa dos desde arriba. Ej
mil historias no le caiiMka a a mofa, soplar su cara cQl
las falsificaciones cobrad*161™3 1a^^Una* Y eso oaturalrue11^
J J » desgracia, y sin Cn el quím icam ente p f
« J f » « » . C ie i m a S ,f! L ^ las ^ d e s e m p a te n ^
vism anoche que el techo de e s t a ^ ai desPertar en su 5Í¡ i,
deralinUnCa’ a describir el He l P^ a ^ em pezó, sin haber
los c í^ ParKÍa iucluso haber a. CaPilla Sixtina, y al a c u m ^
p £ 2 ? CÜaíld0 la Píutura r a í f 1Sí d0 al Pmceso, p ro te g ié n d ^
tra d u c ía aÍe’ siendo aún w f 6 ^ hom bre instalado en s
no son -escenas al lenguaje m p5esj? n an te la form a ignara
guien’ 5L T*08’ 5011 P io n e s -ni!:ilUri de* t£cho. Pero es que #
tencia m homeópatL V -'¡‘J* ° has consultado con *
c°mo en a s 63 el intestino T lagnóstico fue posible e#J
^ ^ l e v L T 10^ ticmPos L ^ aT (^ a fm rella quiso
vió casi a renerir0?35*011111 t a l ¿ tra e r*0 *°6tó: la prim era
el trance de aquella e sp ir a to r io s que v°
qUeUas at°sigantes n eb u lización *
33

¿Y esos ejemplares son capaces de provocar un superávit de infor­


mación y un caudal estético tan macizo? La soñante quedó por
unos momentos como superada por lo inexplicable. A veces, dijo,
yo no enriendo nada de lo que sueño, pero no quisiera despertar
me parece que eí mundo es sólido allá y que lo de aquí se deshace
como una nube de humo, o que aquello era el cuerpo y lo de acá
la sombra... El Caso quedó ausente de sí por unos minutos. Des­
de lo más lejos y hondo de las filosofías llegaban como convoca­
dos al impoluto cuarto blanco miles de actitudes postura les ante
aquella duda, lo real-lo irreal, lo que es la sombra en la caverna, el
río que nunca va a ser el mismo, el hombre que se baña allí tam ­
poco. Quizá junto a un ciprés la meditación no hubiera tenido
límite, el árbol se encargaría del cielo, quien pensaba debajo po­
dría sentirse protegido del rayo metafísico. Pero el que campeaba
en la habitación no admitía nada más complejo y prioritario que
su existencia, ése era su tendón de Aquiles aunque la chanza le
fuera indiferente.
-Entonces, ya lo sé: vas un día al laboratorio de análisis clíni­
cos y que allí te enseñen a capturar oxiuros. Luego los hacemos
soñar cosas, pues si se dan perlas de cultivo bien se podrían man­
tener a estos otros itt vitro.
-Pero es que a juzgar por el lugar donde se crearon deberían
ser inmundos.
-E l medio no interesa, sino los individuos. Sacado de la sucia
condición cualquiera refulge. Conocí una vez un hombre que bañó
a una gitana antes de convivir con ella, y luego de quitarle el olor a
potro que tendría quedó todo para él, además de lo que buscaba,
una piel olivácea y unos ojos nocturnos que por poco lo matan.
-Pero es que si el oxiuro empezara a reproducirse sería como si la
gitana se transformase en un campamento, y cuántas para bañar.
El razonamiento sonaba como lógico, aunque no concluyen-
te, mejor seguir refutándolo desde el estricto ángulo absurdo.
-M á s bien, entonces, ir a la unidad de sujeto: cada oxiuro
secundario irá a proveer de una distinta calidad de sueños, no
una tienda socializada con cierta vocación común de adivinar la
suerte o expropiar caballos.
-D e todos m odos, existen cosas que pueden estar en el otro
polo de nuestro temperamento.
34

Eso si se piensa en superficie. H ay un anima Jejo que ataca los


cafetales, y una oruga llamada gusano de! cuerno que cuando
aparece en los cultivos de tabaco los arrasa. Pero éstos no desden-,
oueífa ° m rc,r e que sólo por su hum ana gravitación nos
Deorrmp ^ Y baSEa' Un día leí en una revista algo
S n l m en latas’ Merde á 'a * * * Con tal de ser de un,
me contN i C° Sa! “ í tamblén un cuadro pintado con eso,
la eaiería *Y ^ Ue texcura dec‘a Ia gente al pasar años después p °r 1
m áfnada 1 ? ^ ° SUen° S Cn Colores como el ^ a noche, y ade-
Ateo entreah erprerac.lonesi los sueños son las ventanas que d
C r so™ 1 CCiatUraS’ y tia ta r de es con*-
-P e m L P0U° en. ^ Capilla Sixtina.
- S e es miqn e r'VH" eUar aÚn CÓmo se cap^ a n .
yo sólo sugiero lr/n ° nara”ía’ cn,°^> y desde que él nació en iPj
sugerente, ’ Cn rea ad interviene es eso, la virtualidad

labomtoriofy porquT L ^ 10 deSpués con la entrevista en t


alguna vez, pensemos n k u — lra 3 permirir que se lo cuent
tor Nessi cuando e n f r i é 3 tiempo, nada de eso sabía el doC'
dio resultado negativo ^ i1” 1?111? día e informó: La centeHogra#3
hepática donde hay q u ^ h ^ n ^ T eS TamPoco por fa * ? S
espalda mientras ella tratah* A ° e aSulión de siempre en
Preguntar: ;Y hav toda™ - conservar el hálito suficiente Paí^
tioé es esto que sale de ^ 1 ° rgaQOs en el ^ e r p o , y si no los hay Va’
aunque d ^ T ° “* * U la m iró enigmátic^
^ lón de misterio v S í recién ^au g u rad o , Esa conibi'
dragora, su cara b e n é S PT tCnía alS° de Ia de la m rt
^1 ojo maligno. Ella se a g a J f , ^ 5 ^ » g r a s a s , el terror oculto e
nas ^ a s , cuando e l S emT * s a ^ '« q u i e r a de las b u ^
fa t que sale d<* A° ^ 13 Su lengua:
lo lo,s aililisis p a r a l d o í í ttn , SUyo-> Pues sencillamente
mama, unfa Y ,-,R a las d em is exploraciones han d a¿°
Perditl'^3 como caldo n a8tf ^a ^a n pedido en el
Y aq Ií anta' CUltivo’ d e n t a n d o haber &

abundancia de
35

rindiendo culto a la sangre mientras la otra gran ignorada circu­


laba anónimamente.
-¿Y qué más puede decirme? -m urm uró ella con la fuerza que
recogía de entre sus ruinas.
-Q u e esto, al menos según rodos los datos obtenidos, se trata
de algo llamado Quilotórax.
La palabra quedó flotando en el aíre de la habitación como
un objeto volador no identificado, pero del cual el observador
deberá extraer nada menos que las señales de su destino. Y los
gritos del mogólico arreciaban, y ella sabía en qué instante iba a
producirse el lamento final de la única cuerda de su banjo, la
operación m asturbatoria perenne en el grado cumbre. Fue ése el
clima en que el hombre debió ser indagado con urgencia. Se sentó
entonces en un banquillo al lado del receptáculo de vidrio, y tan
indiferentemente como junco al desconocido compañero de viaje
en el colectivo, dijo:
-U n Quilotórax, o más bien su mecanismo, es el pasaje de linfa
proveniente del conducto torácico a la cavidad pleural. Ese fenó­
meno se puede desencadenar por distintas causas, pero no estamos
para cátedra y menos con quien se halla soportando d castigo.
-¿Y ahora qué?
-Q u e es preciso seguir investigando. N o se han registrado en
nuestro medio casos similares, pero se los conoce por descripción.
Ahí, en algún sector del conducto luego de la salida de la cisterna
de Pecquet, ha ocurrido algo. ¿Por qué? Es lo que todavía no se
sabe. ¿Y qué hacer? La investigación prosigue a nivel documental
donde corresponde: hay codo un equipo recogiendo datos, yo
dirijo las búsquedas y, como se comprenderá, voy sistematizando
el material que fluye tal eso que de usted brota.
Y aquello dicho así, ahorrándose las puntualizadones cientí­
ficas para dar sólo lo que correspondía a una medida profe na
como en cualquier lección de cartilla escolar antigua, fue el des­
pertar de la soledad, una soledad envenenada y sin el antídoto de
la contrahierba, a cuyo recuerdo ella apeló vanamente. Qué mala
hierba habré comido, quizá la raíz de la contraria sería lo bueno.
Pero se contuvo a tiempo, no iba descubrir así como así sus histo­
rias herborísricas. Y además quién le traería remedios de esa clase
desde un m undo perdido donde las pequeñas flores amarillas de
36

la contrahierba habían quedado dentro de algún libro, y qué lí*


ena' d£sesPeradón Por recordado le hacía subir y bajar el
I>CCT ; a^ ndáreele ^0s ° Í° S> Per^er roda n o d ó n de circunstan'
H4 a i Pront:0 hacia la acompañante que se hallaba al bor-
e. 5 , mas no sucedió. Su breve pasaje en esta tierra
volcánica la estaba haciendo resistente a todo, y no te inquietes,
logro decirle bajo cuerda mental, por lo menos ah o ra sabem os;
que no es contagioso, puede matarme sin hacerte d añ o , se ve qitf :
venia dirigido a mí en exclusividad absoluta. Y adem ás, contí-
S miT v >rí* V° b° t0m ar mis vacadones y me preocupa c
doctor C ó«/ ° Cea^m^ s>i^iÍ° por allí una voz conocida, es ^
me había enTer^H ° í hablado ba¡° mi responsabilidad pueS:
$> m ¡"“ P ™ ™ vacaciones. Y m uy bien b ^
p re s io T e s IS S I Saberl° ’ Para hab b r de C ósim o no hay f
[anountante nÍTirn ^ brá que acostum brarse a su v o eab u '■
qué malas o a E ^ 65 tdTi b que A m am o s no se sabe p° ,
la n d a T o M o S o p am é1 ’ ™ ^ s co n a l g ^
braba algo tan oridna ’ terminó la frase, m as allí se víslum
botellón llegaba a sü n iv T ° l miSm° Q uilo tó rax . Y m ientras ¿
inhóspito, sombrío v u ^ propio doctor C ósim o en Pers0? J
cuatro puntes c a r d i L t Unas, A r a ñ a s m irad as hacia l
tación que no daba m S’ pt'0Qunc^ aquella fórm ula de Prese
" i £ S a apekb,E:-
« dd* 5
dos " E" S a guardando la p u t ^ T í amb° S ,n d ,v,d u os paI"
~Va conozco la hic+„ ■ misterio.
s^r consecuencia de i S' se§”11 m * m oría esto pud1
I“ » uonjecurar^un f * í descattadas “ daS
«^dón L w S 2 N a. y alia, como si i». ^
« a mejor estarse, por o¡™ com bate, cerró los Ojos-
tes. e>P » otra parte, para atrapar significados b u ^

H j* au f Íeiiso Provi™ se de un d e s e q u í h g
^ esperpento de hoia^'í'3, pectom ‘a que, a u n n o f i g ^
desperfecto es mecání1010*’ ¥ ^ b i e r a p racticad o (*■•)
«*cam co e, t¡tj ; r sobriam ente-
37

-Sea como sea, yo voy a las posibles causas que van quedando
a mano, no a los cojudos efectos devenidos o a devenir.
Y ante aquella adjetivación tan bien manejada, quien se lla­
maba Sembrando Flores soltó el hilo de sus tensiones y dejó que
la com eta volara al diablo. El cielo debería estar color naranja
allá afuera, y no se tenía por qué andar husmeando mundo ab a­
jo. De m odo que volvió a la tierra sólo cuando empezó a percibir
estas partes del conciliábulo:
-¿Y cuál va a ser tu temperamento en estos treinta días?
-Q u e basta ya de roracocentesis, son una verdadera expolia­
ción. Primeramente las reduciré a siete días, luego a catorce, y al
fin a io que ella aguante. Pero si es lo que se me ha puesto en la
cabeza, voy a administrar varias endovenosas diarias de (...)
—¿Y en cuanto a las posibilidades de la intervención quirúrgi­
ca que se están manejando a nivel de equipo?
- N i pensarlo, porque luego de eso ¿qué cuernos se haría con
una corriente de linfa interrum pida, mecerle el conducto en el
estómago para que se engulla sus proteínas como el camello la
grasa de la joroba? Vaya experimento m ánima vili. N o, al me­
nos mientras yo comande esto, nunca.
Y ya parecía estar todo dicho. Ella sería indefinidamente el
conejo de Indias sin puertas de escape a la esperanza, ni siquiera
para zafar de aquellos pinchazos con los que iban a agredir sus
venas en adelante. Y entonces, por primera vez ante el nuevo que
la creía ajena al diálogo, hizo algo fuera de lugar como gritar un
jPobre mi hijo Escolástico! arrancado del fondo de su vida. Y
comenzó a llorar tal cual llueve en el trópico, de golpe y con
ruido sobre las chozas de hojas de palma que allí se levantan. El
agua debió inundar la pieza, el pabellón todo, pues se vio entrar
a una nurse como si remase contra la corriente de las prohibicio­
nes y, tras desafiar a quien fuere, preguntar con desenfado:
-¿Q u é ha ocurrido, doctores? La paciente no invoca a su hijo
Escolástico sino en situaciones especiales. ¿Puedo ayudar en algo?
-¡N o , melodramas aquí no-vociferó el doctor Cósimo al borde
de la histeria- y psicoterapia advenediza tampoco, esto es medici­
na pura, nadie va a interferir con pamplinas!
-Pam plina es también el nombre vulgar de una planta -dijo
entonces la enferma sonándose los m ocos-, nom bre científico
38

átsme, se reproduce en los sembrados de suelo arenisco y la Prp


mavera los dora...
¡ f f ® « te m u ja está como para bandera roja en una subasta
c u a ír n íT 8, AbrirIeJ a cabeza y sacarle la piedra com o en aquel
T J l™ Se' qÜien’ eS° 1es 10 s<=prescribiría a b iniño.
acento p n ! I “6-“ ?° g° Ipe' Pues 1,0 bien se había PuesEO
S ? n k msuiuaí ión de cosas que ella acom odara a *
lógicas f a m i l i a ? ' mandrágoras - colisiones ideo-
disfraces para soh raumatizantes' pelirrojas - incendios, y los n1*!
todo aquello le s e r í a n ^ discret0 ™undo elusivo, sintió
sumarse al safari rzr' ?ari0 en adelante, que debería dejar d
oscura». Y aun carerk"^ ^ ° rd'aba sin atravesarla la «selva
lo que ella sabía desdemos íeiaií de p r ° pul5° ;
Señoritas, ese inexistente J s tiernP°s de cierto Colegio d
Y entonces sepulto a todo?!!?'° empezó a bom bear a su niaijer^
amotinada que Ie salín K fpre5entes en un aluvión de bfl
ie saho bajo la forma de este discurso:
Do c t o r c ó s im o

otro mundo. T o d o ? ? Pina^me nte no debe ser una cosa ^


uiás alto que nosotrn-= 33 morjm° s cuando un p ájaro vn
=omo siempre. Usted dí!? embar8°> seguimos aq u í tan viv
fermedad que no nos n Cósimo, debe tener alguna
a nadie confía y mUPrp. ,? 7 algQna Historia de tristezas q
sigue vivo. M ataron a ,? a ™anecer al despertar y dejP “
de>otro bando v t " c h a c h o en m edio de la c d * fe
^ I ^ ^ r l a estaba viva V í mUnÓ P° r dentro y
muchacho y ios _ * luego otros m ataron al que m_
^ eTOn al entierro, p q. s am abau a ese h o m b re lo v e f e ^ r
s¡uo quedar a&aPai"jCe ^ ue no Hay que m o rir COI^ f ^
P?™r como b u e ^ ^ o s Por u n cogollo la cosa
tarí^UAi COntrarÍo a u i¿ J ? 00 Se lo P uede co n l?
n, *'^ vecino de arrihn a ^ historia o quién la f
da comm,es cañ V l' Pa? a,nenro qlW ‘’“’“ d o * “
s\p 7 “Itima micción CA t 05 0 r|nas lo en terraro n el *
s r „ t c i m ar ^ - p » « - ^
e otro modo c x W . yo m e com eré a rm ¿0$
00010 P«Hían ustedes estar ah í s e n ^
39

al lado de raí sentencia. Pero lo hacen porque yo soy una


buena pieza llamada Quilotórax o lo que esto sea. Y si me
hubiera acabado hace un momento cuando dieron a entender
que no sabían qué hacer conmigo, cómo saldrían después de
aquí con mí cadáver sobre el hombro y luego yo en la cena y a
la hora de lo que llaman el amor siendo otra cosa. N o yo y
ustedes estamos atados a lo mismo. Pero eso sí nada de psi­
quiatría tiene razón el nuevo nada de andar gastando el corto
tiempo en divanes sudados por las cien mil espaldas que no se
echan a agonizar a lo pobre diablo como el viejo aquel del
hospital sino a contar zonceras por el lado de arriba. Pero con
o sin diván yo me enloquezco si me viene en gana ésa es mi
puerta cada cual por su puerta, usted por su genial mal genio
y yo por mi verborrea. Y al pintor de aquel cuadro sépalo de
una vez se le llamaba El Bosco y el cuadro es Maestro, saca
fuera las piedras (de la locura) mi nombre es lubbert das.
Y luego viene lo que eso quiere decir la inscripción está en
caracteres góticos y el M useo es el de El Prado. Y a mi locura
yo ¡a quiero completa con pájaros eléctricos color naranja y
iamparillas que gorjean no bien toco el conmutador y el cuar­
to se convierte en pajarera y el ropero echa las ramas de anres
de ser asesinado el árbol. Y como la del tipo ese de la pieza de
al lado que aprendió solo a hacerse lo que él sabe y le ataron
ios pies y ambas manos a la cama, y así estaqueado igualmen­
te se goza delante de la madre mientras ella le llena la boca de
claras batidas a la nieve para proporcionarle proteínas. Y to­
dos están muertos y prosiguen tan vivos. Menos uno se en­
tiende el que blande el acero desde arriba ése sí que está vivo
de verdad y se desquita con nosotros de no poder morirse
nunca. Porque oím os llorar le estorba el sueño porque oírnos
cantar le «face» m ido nos quiere con la cabeza para abajo sin
protestar por nada y a promesa y promesa. Y no puedo seguir
porque respiro mal y no me da el resuello a causa de algo
íntimo que se me ha podrido.

M iró a los hombres siempre a cada costado del frasco. Al fin v


al cabo estaban con ella, era su forma común de darle la razón en
todo lo que les había espetado.
40

_ creo —dijo impertérrito el doctor Nessi a su colega—que el


próximo paso bien pudiera ser una linfografía.
-Para que la columna vertebral no permita ver después nada
en la zona. En buen lugar vino a am olar el conducto,
ra evidente que allí se percibía un choque de hipótesis, y en ese
estado nebuloso ganaron la puerta. Y puede oír música con poco
o umen, pero no en radio. Y leer, aunque no en diarios, pues va a
% aC 0X3 y afuera> aspira a participar en rodo, es un
fiim £ i ^ CUa^ a lo ^ ue desee siempre que no sea
desniTfla 3 Cama’ ^ ue no 56 dijo: que podría salir corriendo
e* Q™ Se Si ^ ^ 110 respondían al inyectable
asíse llevamnpl l Ventana-Sl-e^3Íre ■nsPil’a do le resultaba escaso- Y
¡La novela del C Y vtílieron con ^ jeringa para la endovenosa-
mar^nlentras e> 0 ^ u a d e m o , o lo que sea- empezó a d *
contenido a la % n a Sl la san6re entraba al tu b o o sa
X ¡ « k > o ^ n T | PürqUe° las le ^ b f c i. escondidoa|
especie, un poco de sa^e administrar una inyección de esa
novelas policiales. Y ahí y hombre m uerto en
memo cumbre o sea m i f*** adf más=r e s a n o reconstruir el rn<T
fecundación que es u n i r v¡°r 0331 se n ad ó>pero más allá de
mejor qué habría pasado r en¡e, Y e u su caso p r e g u n r ^
haberse llamado iL ulan b°mbre de] m edallón quien dehi
nombre. Y que haría . i PUC$ sjendo boticario sería ése el rneí°
hasta el campo en nue U ■ ° ^ia’e desde esta ciudad, peto n
nosi sino a la casa de Ah-10^ 31 Vlv*a 0011 sus padres y dos heríTl
cercaban las citas de fnc ür eri ^ Pueblo próxim o donde se c ° ,
novio de Maiianna. Y W 4 ®0* COn el <1« pasó a llamarse t
tan conocer a un hijo de e<Ju eSf°S datos P0r si alguna vez p u ^
ye. o más bien qUe ' ? uiero ^ ue le di&an ^ t
mos. Y que si las evr,u_-_- s _9 ue él en la nrefieuradón del co?
sospechando me despido
ai demonio. 1Puesto
uesto qne ¿i io expuesto, mamw«-
me ocurra Süe el
tól° Podría abolSl0 F * seguramente sin \o;
Pérez p J 2 esrílo. ¿ E s t i l o si Vas a Pensar tu cap',
a l t o ^ T Í 5P^críameiíte p ? dlcho? <Y qué « tilo ? Sí, *
vez del n^rf, tod° * * * cue.S ° CS,<lue yo no llegaría nunca a
perfume de cada autor ° n Pr°barlo, Alguien hablo
tC^ aunqne olvidara el mal olor de <*
41

y la desgrada inodora de tantos, Pero que éste tiene su perfume


propio, de eso no hay duda, y pese a la calavera de Margarita olería
entonces a azahares, ¿no?, o al origen de las famosas naranjas ac­
tuales.
La memorialista ocasional estuvo por unos momentos tratan­
do de organizar el decorado donde este perfume se hiciera proba­
ble. Doña Abigail era el problema. Su presumible mezcla de olores
a entrepiernas, gansos y almohadillas de alcanfor instituidas contra
toda peste aplastaba los naranjales florecidos. Pero igualmente or­
namental, alta y de cuello tieso sentada en un sillón de Viena, revi­
saba los capítulos que luego se haría releer a fin de prevenirse con­
tra cualquier fraude de páginas vueltas juntas. Su marido, un hom­
bre pequeño y casi siempre acompañando al hijo del bosque, no
comparece. Y Epifanía, enfundada en su tejido adiposo, se halla
escribiendo ia diaria carta al evaporado Leandro en una mesa re­
donda vestida con carpeta de peluche rojo, orlada de madroños.
Marianna, que es todavía una adolescente, borda en su bastidor. Y
en el ambiente donde han anclado mis personajes, aquella joven
ran bella y las flores que salen de la punta de su aguja son como un
amanecer de primavera en un campo poblado de... búfalos. Yo ya
lo sé, ustedes esperaban mariposas. Pero es que no se puede mentir
así sólo por guardar un estilo, al diablo con el estilo. Y de pronto
¡un Esculapio y un Marianna! El hombre que ha entrado besa a la
muchacha en la mano, con lo que Abigail encuentra acción de
novela y sonríe extendiendo la suya. Deja luego su sombrero en la
mesa, por lo cual Epifanía retira un poco el papel de la carta. Un
reloj de pared está marcando la hora y con esto, tan anticipada­
mente, aquel tañido expresó la decisión del destino: yo y no otra
persona en este inseguro mundo del Quilotórax.
Tengo algo que decirte, amigo mío, musitó M arianna sin dejar
de clavar la aguja en el raso tenso del bastidor. Y yo que venía
también con mis novedades, qué coincidencia. Por unos minutos
cada cual quiso prevalecer en su derecho al suspenso. Y cuanto más
durase todo aquello hundido en los abismos de las conciencias,
más se iban a retardar los arranchados vientos que me traerían
vaya a saberse desde dónde. Pero no había cuidado en cuanro a
desenlace. Aun demorando ellos un siglo en sus reprimidos esque­
mas mentales, yo estaba ya en los siniestros planes de la semilla
42

capaces de mantenerse intactos desde las tumbas de los faraones. Y


fue el hombre quien habló primero, pues lo suyo era elemental,
riemo y desaprensivo: Precisamente, y viendo que ya has domina-
o tan bien eso que quise aprendieras para empezar, ah, el ramo
cordado sobre raso que me regalaste lo he encuadrado y puesto en
03 e^ raj Pet^ <îue deberías ahora estudiar música, y me gusta-
J™1üc 0 que 686 piano... Doña Abigai! asintió sin dejar de
mecerse, aunque quizás estando ya dormida. Fue éste el momento
la afiuia en una zona en blanco del tapiz,
‘ “0mbrJ desde los ojos actuales de Sembrando Flores y se
ma,Utl due!° de banderas Cüa“ d« de las düS
enemig0; Te a^ ada la idea, ¿verdad?, dijo él
mismo buscLré ° ame tam a 3 « p re siv a . Si es así m añana
instrum ento,desdTwá°’ Y CuanCO sea necesa n o traerem os el
malogran =1 nada de Pianos de

producir un encuentrnU^ n & ^ Un Piano- C óm o se iba a


un lejano día la diesen C°V ° ^ 0mbre para que ella naciera Y
aparece, más ? el revés 3 hallar algo que
las tiendas de sus exnl ^ &desciJbrirse un alivio feroz bajaría a
“ Mn fe to r e m S r ; S S ‘- ' î ? de P ^ n to cóm o el despreve'
tratados de paz y eso e^ r Cielos, era una violación de l°.s
«Jfa en la d e p ^ d Í t e o r / T de hecho>nunca eS
ella, Marlanna, tenía recursosPO tlCai Í Y qué ocurrió luego? Q
no olvidarlo. Del f o n d a i aPrendldos en las novelas de A b ig ^1’
«chas con la abundancia C°,razón subían y b ajab an
como las que salen son|anH burbujas de jabón, tan
nmiciarlas antes de que revenf p u m a Po r üna cana. Y debía
Pfas suspiros. ¿Pero lo am ah Í V dentro s o lv ié n d o s e en s i£
tambié * ?3stillas de goma ¿ í * 0* 9 Uería al hom bre> le gusta
u m b en Yertos caramelos i g 83 * Su aJien“ > Y *uS beS° ía
rerneH que *a A u lla se si, nara” )a unporrados que él cra s
que él ° S q -e PreParaba en la Z• de fórm ulas de buc° ,
los fra se o ^ 3 ilevarl® en |a ^ pensaba en el m undo
d eP °rcelanaconsnc *° ad’ un ám bito que ib a d 08^
dos coln j " Qpwnt, y aaiT(aii lnsctiPciones doradas, H a n f a f f -
* * * * * * UamarU S f c 05 d * <*stal llecos de
boticario, a una casa con P
43

lustrada y balcones de mármol, sala de música y labores, alguien


que le leyera a ella las novelas. Y la consumación del deleíte: el
huevo con toda la yema, placer vedado mientras viviese el solita­
rio habitante de los eucaliptos. ¿Y qué pudo ocurrir? Que algo en
su interior dijera NO. O más bien lo que ella ignoraba, la mano
de la Providencia o de su contrincante eterna, aquella cosa feliz
tan frecuentada en los folletines cuando la diestra lo resolvía todo,
pues también existía una mano siniestra, pero ésa se llamó siem­
pre Fatalidad. De modo que cuando Abigail cerró a clavo los
ojos, y Epifanía puso punto final a la carta a Leandro «Tuya
hasta la eternidad», M arianna lo había decidido: sin razón, con
am o^ pero nunca. Se encaminaron hacia una puerta de hierro
forjado que daba al jardín de los gansos y la salida cochera, y
dulcemente se estrecharon las manos para no verse ya jamás. ¿Y
tú? Yo nacía años después. Pero quizás algo de mi ser fue verda­
deramente concebido allí en aquel minuto, como sólo el dibujan­
te Eusebto Planas lo sabría interpretar en la lámina de Los Jura­
mentos de Amoq de Antonio de Padua, que cayó en ese momen­
to de la falda de Abigail y cuya leyenda rezaba: «Adiós, amada
mía, nuestro soñado bien se hallaba muy próxim o,.,”.
Sembrando Flores miró hacia arriba y comprobó que una boca
abierta, el recho blanco, es como un tercer ojo. Y cayó de pronto
en uno de sus accesos de tos y para peor le traían comida. Miguel
el de Orihuela, dijo, «no sé por qué ni cómo me perdono la vida
cada día». Eso es pecado mortal, comentó la mujer de la bandeja
servida, muchos mueren de hambre en este mundo. Estaba ella
tan fuera de su historia como la de Miguel, y Sembrando Flores
no había nacido del boticario. Inútilmente la supérstite pretendía
asir la imagen de su padre frustrado con tan pocos datos. Sólo el
medallón que colgaba de su cuello era el rastro, y lo apretó contra
el pecho cuanto pudo. Los metales estaban vivos, ¿no?, Divino
Paraceiso. Pero no hubo más vibración en el aire que la del ruido
de una cuchara cayendo al suelo.
También se oyó remotamente otro ruido metálico, algo así
com o de cascabeles, y un cabriolé antiguo guiado por una in­
mensa m ujer se detuvo junto a la pequeña casa en la colina.
M arianna y Fiorella la miraron sin creer en lo que estaban vien­
do: era Epifanía con un gran sombrero terminado en un pájaro a
44

punto de volarse. El ejemplar que transpiraba bajo el sombrero,


sin dejar de aguantar las riendas, revolvía en un canasto lleno de
comestibles co ocado a sus pies. Saludó con una voz d e copas de
I T Í ' 1m " n r° nel Gn movim>ento y cijo estas cosas solcm-
sca’tnw, v n arwní * Ve,,P a traerce un « tr a to de niña que creo
conel áll .m! * a° °n C álbum de la familiíl- Los perros juegan
me p t f n0ryp?nKdan todoí P ^ e r s e . A quí está el tu y o , a«
miento v rn taf T nij ° W“ ido 9llp te h i z o p o ra m i casa;
» « 8 6 . tl-n é n s a b e lo q u e l e h a b ra

están los otros si de mam™“ “ “ regal° ’ d a m iedo Ve!


Han reconocido les c o m i/ Pc,rit«s, que d e seguro lo
amor... Y alargó u m m i ° n S cabezas co m o h o m en aje d
mismo tiempo tan carpa5° paí Ccida a ,a de un lcchón, pero a
habría encallado, si en el ? S f Ue 00 S£ Sabía cn qU¿
animal del suido Y ha s P o d ra s preciosas o en
l°s cascabeles del c a h i l l a baÍai* Cünt»nuó diciendo e«rr
de nuevo, sólo el Adminisrrir|SU V° Z’ 00 p odrían ustedes süblI%[
Bobo en el pUcblo Y . ^ b r e al que le dicen J
cs°!>. y pronunciaba h „ r ' nic ,labííi co m p rad o u n >
Por -a puerta. Entonces c a m b - T .irena a d ia n d o , pero n o en*
doctor que atendió sólo á m k 1 ÜUt° nUCV0 p o r eSt° qUC rió
de tristeza por Cantalic ¡o v m ICRl* no8’ p o rq u e Pap acit° " ' f a
dejo sin sangre... £ | caballo r ? acita de algo m u y ra ro que
a r a la carrera viendo tanto r cl frcno con furor’ estan a P¡o-
^ magras de pesebre V k p° Ínnto desPués dc " ,S tSf * \
el rostro -fv ^ tatJ ^ c a que su espum a *1«*
S*}* n? mbre tan poco 4 ^ ° qUe ésra « "u S em brando A * *
nm n‘ tampoco íl mi 1 eand x tU boricario n o le hubiera
f n SCbo' y ^m rétanfo°p" N “ d a b a W c o n su
hacer Irf s a n w d o d e l s o m b re r 1C>c- m ,r a b a c o n c o d ic ia e l P-
V lu c i o f Ue m e h 3 Cn« S a d o m - ? W a ’ « » ' a d e s e a rlo , * <
FioreU a T k ® m e n ta l: v u e la ' ! ■’ p n m e r o m e n t e c n l!1¡ei>
lim ón a u / y « * e o s» £ ^ , a r , t o - » « « la h a c i a cu « < * * ,
•Cido L T rá te h4 ’ensesT®' d"'“ de h a K t *
M a r i a n n a e t “ paia* ° T T ^ ° “ > * * Ella habla *»> ,
Princesa y u r' ,0 9UC le hice i ? " lo m ism 0 : L u ff
- PtCRuntarle l0 aup ? sac« con el vestido, parecía j
hayas olvidado del dulce d e h ^ v
A

...u n retrato de niña q ue creo sea tuyo...


46

n“ :es‘t:o<5ue comas por m í algo así para esca-!


^ d T a u Z F ° ' dÍ ambT ía h arta.,. Y yo sólo i
azúcar. ín c o m ^ n^ ° Unas CUantas yem as, agregando;
íP ^ c ó m o S / ¿ Ueg° d iüg° y la ra ja d u ra de un limón.!
q^e espese dún°r ^ y CUántí> tiemP0? Al baño M aría y h a s» ;
b e s a n te S o n S ¿ 1? T ° Jeada t0m ando un breve tu rn o en d;
mujer, que cu an d T n fL emT lal visita* Y sab rás, continuó Ia
más q menos la edad d V mama murieron hace unos diez añoV
Tengo muchos nerm i ^ ct*atUM> y ° m e quedé m uy sola-;
tras están vivos d u e r m e n ^ ° tros se van al ciel° f y
me entierran a los finadn ° mi w™ 3' El A dm inistrador o El B oj ■
tos gansos, bueno data &^ de Ia c^sa, p ero los .
sus tumbas,.. Ya se iívs ^ UE ^ ^Qy a decir lo que hacen encima de ;
siempre en el sombrero ha^ erl° dicho rodo, y el pájaí®1
involucrados emocional™ SUS OJOS de vidrio m iraban c o ü f
dijo al final como si ñ a d í i C° n algUien de aUá a b a >°- Y í
de madera a los pocos a^ el en un gran caíoj1
ces entre mis padres oue 6 ^ rornpLmiento am oroso. En t0 ,„;
nuestros campos se lo J^z cansen y el A d m in istra d a
5 * ibas a quererlo j f f h ™ 1 al Escribano, p o rq u e tú pa<*
has* Ia médula y ía lió a ^ nCndas> «ritó un ¡arre! in & n fi
mmutos sin habla, F i o r e í l í í ^ 0 tr aviesa. Ellas q u ed aro n u o jji
rri_rao ° de ^enío en su r3^ ra” do Su pájaro , M arían n a c
a t u í 0^ ^ 1 de modo q u e ^ f ^ m ío>m u rm u ró de Pf0*
a tu padre. Pero yo ms « P ia n o llegó, y jam ás le digas &t0
dna ocurrir a C " ? 0 desfal l ^ % algo m uy grande ■
í u S T * Caer<*? t a y í r teV " r . oír una v o z saliendo d e .e^í

flihmea .j ü g ^comidof e1^ cf cnuodara-Y


^ t|tan ° n o , o q u e paite
«ueíÓT 135' 0de S t J í . ^ Lo P»"^ ¿ £"- S
no me , .C o n o c id o del DjflÜnca ¡eeré> y así y o m ism a scCe!uV,
ba la fot,!? P’ Señoq hazte 0 ^ b a d o . Pero q u e suceda a ^
mirando ■ f S f . ' S * ku p a lm f ^ 5“ “ ' de algún m o d o -
C uatro

D e la noche de Pasifae
y el M agistrado de Sajonia

Los mugidos del M inotauro que durante el día hacían vibrar


los vidrios de las ventanas, oscilar las lámparas, caerse los obje­
tos mal estibados en los botiquines, cesaban por la noche, que
era cuando ella decidía estar despierta según hábitos del mundo
perdido, Y esta vez, sin ninguna conciencia de su historia re­
cientemente exhum ada, se le allegó Pasifae en persona. De m a­
nera increíble, el rostro de la mujer que entró en puntas de pies
a la habitación sumida en una media luz, tenía el perfil de las
cretenses antiguas, su misma belleza de hembras cazadoras y
toreras lidiando en el anfiteatro de Cnosos en honor del m ons­
truo. Pero aunque m adre de! m onstruo mismo, venía ella con
cierto recelo hacia el humilde caso de la pieza contigua. O quizá
no fuera eso, sino un supremo e instintivo orgullo de su excep-
cionalidad,
-E l niño -dijo con voz secreta- duerme, lo han inyectado. Y
com o la he oído hablar y toser esta tarde, me permití venir a
acom pañarla.
Se sentó sin más preámbulos en uno de los banquillos destina­
dos a los versátiles visitantes, porque en realidad estos capítulos
son tanto la historia de aquellos banquillos como de la extraña
cosa que movía los hilos cuando el frasco terrorífico quedaba allí
reinando.
-¿Y cuántos años tiene él? -preguntó Sembrando Flores como
si eso importase realmente.
-Veinte.
Era imposible de creer, desde la prehistoria griega en una cue­
va con aquello y sin saberlo.
-¿Y dónde viven?
-E n un pequeño departamento, Dios mío, ese es nuestro pro­
blema.
4$

n ? 1 prJmerf vez, la m adíe del M inotauro dio m uestras de an-


S ^ ln J m epOCa de la ansustia, m ejor dicho, presen­
t ó d c i e n d ^ u T ? ^erdaderamente real y tangible. Y conri-
bien él emrvT0qi]e ho enreíar ' as ventanas de su casa no
la alimentariAn* * P01!0? 0 etl dos Pies> cuatro m asculló la otra, V
s a ¿ a d l e h t “ P * “ 1.«!“ ^ k daba, miel, Pasiíae, abejas
S ^ “ t , adqU,rÍr Una fü en » tanto q u e \ f
haberse insTalnH 130 resc,SJOn de contrato al día siguiente
ban acostumbrados T h a ^ 010 f lo^ pues los Va vie¡os aílí f
cuchar lo que U a m ^ 6‘ dÍ3rÍ° ^ ^

- h t ( T d3 ' cómo lo íoma?


que er/juez?.. ^ desde üna «pecie de lejanía sin tie m p o

Juez de los in fiern o s^ ^ menor duda: M inos, Rey, Legislador/

*]acíó, y en cuanta"? tií? S> Per? yo. insistí- Y entonces el


demás se separó de mí Y n ^ I í C^'co no era c o m o todos
¡°do y en ja desesperación ^ desde entonces m uy sola_Pa^
^aosíprm óenm irazóndev a^SOUtá> porílue aunque el ,
ave del gas> irnos así loe h IVI^ 8una vez he pensado en abrtf
7 ¿y cuando el ° S Junt°s.
Un acceso de tos d isim ,7^ a llegar aliá abaí°? , **-
res. U enferma, por otra » extraña forma de situar los ^
tuafínf23- y Su A ta n te deben esta*?a « en d o objeto de sospec

uiSo alT -pac'eacía-¡ S i 1“ “ 1' m ucho tiem po " coflt 0 u


- / ? S ” ’’<,r “ i lo .v.,s,»rnos. Y ah o ra yo he o * “ *
l " é? ’ PUK Van a inrervenil10'

ción d eb^ c7 l hoI)n' al (Wpo%' í q“ ' i la Pregunca si que “ ¡ ¡ ¿ ¡ o r


“ mu u i i!!°: ? « “ «i S í 10* ' ™ co n cu rrir a la h*>
raíces ios craici ^ junto a?00'3 estaha puesta tan a P
que * d o b lan sin q
•“ - id‘°& arioa g 5 K - y » - * » quizá lo único q * f u
r|ble, tne lo van a estrope3J*
49

que yo lleve al departam ento para tranquilidad de los vecinos


nuevos será sólo un guiñapo, un espantajo de huerta al que los
gorriones de la calle vayan a mirar sin miedo por detrás de la reja.
Y empezó a sollozar con emoción actualizada nada menos
que ella, la m adre original de aquellas mitades pegadas por el eje
horizontal del cuerpo. Pero venía vestida con una larga camisa de
noche color naranja encima de la cual se había colgado un chal al
tono. De pronto el chal resbaló y entonces, en la escasa luz del
cuarto, se volvió a la certidumbre inicial. Las mujeres de la isla
vestían como ella, con un escote hasta la cintura, y sus senos que
presumiblemente estarían perfumados con esencias traídas desde
lejos por los mercaderes, entraron a refulgir unos minutos en el
ambiente con olor a linfa del Quilotórax y fueron cubiertos de
nuevo por el chal, que bien mirado era una prenda vulgar cual­
quiera. Aquellas intermitencias de la sensación, lo que es y lo que
no es, semejaban las que se producen en el pasaje de una maripo­
sa nocturna por la zona de la luz. La veía entonces durante frac­
ciones de segundos en su realidad, que era en verdad lo irreal, y
luego se dejaba atrapar en una mísera condición de objeto, Pero
como en ese breve tiempo no existía, tampoco se registraba ma­
yormente el suceso,
-¿Y por qué no le atan sólo las manos?
-E n un principio, cuando únicamente me manoteaba los se­
nos, fue así. Llegué a tener tantos hematomas que el médico,
temiendo consecuencias mayores, se las hizo sujetar en los largueros
de la cama. Pero con el tiempo él aprendió solo a hacer lo que
hace utilizando las piernas, y ahora aquí le han atado también los
pies a cada costado. ¿Es o no una crueldad todo eso?
-¿Y él renunció a lo suyo?
-N o , qué esperanzas, si yo le dijera cómo se arregla lo mismo
con las manos y los pies sujetos usted no lo creería. Si tendrá una
inteligencia superior mi pobre criatura.
Y con la naturalidad que lo atiborraba de cierros alimentos
seleccionados, y la misma con que las células vivas del individuo
produjeran las catalizadores enzimas, lanzó allí la descripción sin
precedentes de un régimen onanista perfecto, de tal abundancia
semental como para fecundar a todas las adolescentes bailarinas
de la isla sobre los cuernos del toro al que ese día le tocara el
50

rro Era aúmf L101^0’ a Por un rincón se oyó un extraño sustt,


y terrenal qtJe’ mj ^ io de ^ noche excesivamente p ag a^
Ladren uestrnnf musitando con ^ v° z de su forzado ostracismo*
VeneatuReinn )[est^ enlosciel°s - S a n tific a d o s e a tu n o m b r^
dad una colisión d e Lie| °- Sobreco&i°- Se configuraba en real1'
cida capacidad Dulmn lgl0nes de bacer estallar su ya red3'!
« n d o la querelía de! C W ^ S¡ E" riqüe Pérez E scrick multipJ‘
bien podía asistir eHa ? ” ** ^ U Fe’ no había lo&rado aún * *
manecer recostada Hd i ^ COntrapunto. Lo principal era p6*/
-q n ie td o Z fc íy o * * * * * * que era m alo, dejando^
mensa la capacidad de rm c i Para su necesidad: y era i
¡w parque público en im Í P m ó n batallador, tal com o la d
indecible, seguían existiendo1” 1118^ de,verano- Los parques, alg
muerte. y Su alma vegetal I y/ xlstinan tam bién después de
sacando Un dedo verde a des? fid“ w a] p asar p o r última **
vaya a saberse mediante n ° ^ s.e Perciba quizá la prese3 ,
Jine aquello, los árboles hab ^ ] d¡ca>Pero en la seSuríl at¡t
Ú>st[ficasen este asunto t* nanLsldo u n a de las pocas cosa5 1
aSl^e, impasible como ” turbl° ñam ado vida, Y allí seg
^ si él muriera eu L PeraT,do alB°- iftr
" - ¡ O í ? Un gÍr° bS . Cl° n? ' pregUJltó Sem brando
siempre'en ™ iSsm o 001110 toro -d ijo U ^
con a- 1)01 no matarln fnoceriCÍa histórica. _0$

^ *?^ íí!rs£Ní.'5 S s r incr ,


n i g u t a ’í * 8“ '™ desde una cam a h * ^ J,
silenciosa tlernP°* O dos ka ? laci0lla,es de p o r medio p # J
que de tam n^ 3 Secreta sanatoí* T COritrari° s en una com p3 . ^
subían hada jtant0 bajaban'^ S^ ° interrum pída por ge a
- D ¡ S -0^ üdo^ W de las im ill a s recién \ W Ó? ,
Quien lo dec¡? Pasifae l e v a n t a del lam ento
'N o no ^ arrebujada en su c h ^ 3
Flores en í *Se VaVa aún J ú
Rutarle por ^ j t0 de un dial? 6 so/° c a d a m e n te S e m b ^ . t f
mutiendo. 1 P °r el tiem g° m as p erso n a l- quero
A p o q u e el niño d u re y su a ln *
51

- I r m uriendo es también ir durando. Al fin él y yo nos acom­


pañam os en lo mismo, aunque todo parezca diferente.
-¿Y el amor? Pero no éste, sino el otro, el de quemarse vivos,
el de echar espumarajos por la boca, el de interpenetrarse con el
ser am ado bajo la noche al aire libre y que se forme rocío sobre el
pelo, y ninguno de los dos amantes se oxide porque siempre hay
más calor bajo el nuevo rocío. Y además están los huesos donde
el rocío no puede cuajan y allí también estallan incendios que no
se apagan. Y todo esto puede ocurrir en la arena donde queda
dibujado el cuerpo, o en los punzantes campos, o planeando so­
bre los techos. Y cuando sale el sol aquí no ha pasado nada ¿com­
prende usted? sólo el amor lo pudo.
Quedó exhausta por el esfuerzo oratorio. Sem¡apoyada en el
codo veía salir su alma por la boca en forma de espirales anaran­
jadas, com o Santa Teresa o San Juan de la Cruz habrían visto las
suyas, y las espirales caían sobre las ropas de la mujer entretejién­
dole nuevos hilos.
-Entonces -se la oyó decir con voz grave-, si el amor sigue
existiendo en el mundo yo estoy ya muerta. Cuando era joven y
estudiante lo supe, había civilizaciones muertas.
Y con eso se retiró hacia la cueva del encadenado. Algún día
íbase a echar la moneda de la intervención quirúrgica en una era
como ésta. Q uizá por e! mismo tiempo otra moneda, la suya,
anduviera también al aire: vida, o muerte, o lo que saliese. Y fue
ése el m om ento en que ella se entregó a la invocación de cierto
M agistrado Schrebei; o él vino realmente porque quiso, doctor en
derecho penal de los Tribunales de Sajonia. De sus memorias ano­
tadas por Sigmund le había quedado un vago recuerdo. Pero la
improbable muerte del mogólico y la más posible de su madre
fueron sacando de los baúles subconscientes, capítulo a capítulo,
las reflexiones del Magistrado. El hombre lo había dicho todo
allí y eso no era cualquier cosa, contándose los dos períodos de su
mal recurrente en el que se interpolaran sendos aspectos de la
paranoia: el convencimiento de redimir al mundo y devolverle la
bienaventuranza perdida; la condición de transformarse en mu­
jer. Y de repente le ocurrió recordar íntegro el trozo descriptivo de
su crisis: «Los rayos de Dios creían poder burlarse de mí por la
inminente pérdida de mi virilidad y mi transformación en Frau
52

dará*. Lln Ee° Qr Magistrado que se deja joder! -;Nol|


Pero so J / f “ “ p ,™ M “ "K su esposa?». ]
ría. Pasifae nn4a'mp° C<>CS^ d o b jeto de su rebusca en la m e ^
en los in fiern a ^ Pr^ e a d rse fe de un m o m en to a o tro al H
raba la idea del aaT v muerro’ ° am bos m u erto s si prospj
si allí no se entraba ° tr° remedio í3üe recibir sus cadávetj
mujer llamada tainK’1' ° r ° es.rado' Fue a « a altu ra cuando jj
cuenta de por qué hab^a 5,el]a en °tro s tie m p o s cayó en í
de su año 1903 a se n ta r^ Y ¡° e í ítaS¡stradt> desde ,aS ¡e,3í!¡J
midades físicas de e^ra banquiHo aún caliente por las m i
Dios machacado poc e u l ^ ' \ Cababa de irse‘ E ra el daV° j
recipiente por estar hasta m ientras defecaba efl J
V entonces le sur ató OCllPados los retretes del sanaroí 1
teoría. Dios creaba a ln® U com o u n a cin ta su s in ic ^
de ellos, y q u ^ por ombres, cieno. P ero luego se olvida j
ios hombres vivos eran can'm a ,ü t°defensa, p u es los nervio* j
!¡os divinos hasta constihiri“ CXCÍtar a ral ex trem o lo* n
Dl0s mismo. Y así el S S H ¿ í ™ am enaza existencial c0Íi J
el soplo liberado S ¿ l f dttefaer estaba sólo p ara los t f - J
* ^ para retornar f Sll *Fm*?6n en d m o m e n to de v^n |j
locura del hombre en la s UeBando a perm itid eso j * f
1 atnbién, según las norm ^ ,C(?mo quien d a ya dem asiad
n o c o düdar de^ al S ™ f S, d elo rd en universal, p o rq u e <P*
Sólo ce°i-Cia aLÍOs hoinbres v iv r í^ 'v 3 el 3eñor M ag istrad o , j

iba * r s ^
»-£¡sss 3 !s:*- pj
sí son Sesuirt ^*a‘ Dos encuenr hasta la visita fantasm á¡
a la de lo tran L S med'taciÓn ri°S Verbales frente a frente,}' [*
CÍ0S’ S b npt°- Y ^ 2 ^ nCn Üna ^ n s c u t r e n d a ^
das, con frabrass^ u Z r qU" a l o n a d o s coP
frrándnta evor P^°S’ VacílacionP° mut'^ s que luego serán ji
J?°do que quiénm^a que se viene Y °?^ °Cat0rias m entales_¿ J
P°r SigmimH !tJa 3 saber si P-, (Y el° s a m eter baza- ^ $
"d no «c h - b C f i S * / lües ° d " ^ ótic° 2 5 *
d*> la noche, pues u n a*113^
53

bastardo, ni siquiera pájaros de una sola nota, se estaba colando


por la ventana.
—¿Y qué sucedió? -oyó de pronto decir por allí cerca. Lo cierto
es que no sé si fue por el Padrenuestro que tuve que rezar para que
la mujer callara, o porque los oxiuros deben estar vibrando más de
la cuenta en los tubos, y de paso hay que confesar que el chico del
laboratorio era encantado^ tomamos algo en el bac, quedamos en
ir a ver una película de Bergman, sólo que capturar oxiuros, según
lo supe, es algo tan prosaico que aún me quema la cara
El pensamiento quedó inconcluso, pero los oxiuros ya habían
adquirido allí una categoría simbólica de sueños extraños, y de
un mom ento a otro, en cuanto la cita con el laboratorista pasara
a un segundo plano, el raconto iba a estallar, y vaya a saberse con
qué sorpresa traída del otro mundo en completa ignorancia de
quien lo relataba desde éste.
...lo cierto es que algo o alguien me levantó en los aíres y yo
reencontré a mi abuela, que está muerta, en una casa donde vivi­
mos mucho tiempo. La veía subir las escaleras llevando colgado
al brazo un cesto en que traía, entre otras cosas, dulce de naranjas
amargas hecho por ella.
-C onque ¿también naranjas, eh?
-M am am a, logré articular como yo la llamaba, Y entonces
aquel algo o alguien que me había levantado como una pluma
dijo: Aquí está de nuevo el dulce de tu abuela, y lo comerás con
igual paladar al de entonces, porque eso es lo importante, que el
gusto sea el mismo y no lo gustado. Pero con una condición,
llevar cierto mensaje. ¿Mensaje a quién? Y la Cosa pronunció un
extraño nombre que no puedo recordar porque nunca lo había
oído antes, pero con la misma raíz de mi apellido alemán y tam ­
bién el del director del Sanatorio a quien me presentó de paso el
chico ayudante el día aquel de los oxiuros.
-D e m odo que nada menos que el Director y eso permanecía
oculto. Todo ángel es terrible, lo dijo alguien que debió conocer­
los de cerca, y vaya con la inocencia de la iconografía, qué tram ­
pa para incautos, Y aquel nombre de raíz común era Schrebep no
quepa ninguna duda.
-Eso mismo, suelo pronunciar palabras aisladas cuando sueño.
54 i
I
¡

d a r fe ° “fl0tÓ nada CSta VeZí pero ^ debió $er el nom bre,

EraIÍ S S r n mÍe6 T ¿ nCredül^ d a l principio y luego aceptj


S e riíS L T ^ ÍnStaurad0 a¡]í ™ ^ eCÍal 1
CU! Y qué * m° lestaba e" d “
F n lÓ ntema dlcho mensaje?
Capilla, habló ^orm T ñ-I?Sm0ja* de la descdpción del techo
me reservo mi derecho d Ó ' Af tes de com er e! dulce’ L j
bien, deberás decirle si pc quttartf; el P °re Y « o lo sé bacefó
yo, como las abejas ’ mu p Ó Y*e ve’ al doctor (Schreber), a. JÍ
criaturas. Sólo que él i n e x Ó u VK qUe clavo ei agLU’Ón
con éL Y que no c o le c d Ó j agulÍón me nace dc nueV° yS
muero a cada instante a ? cadaveres com o ese hom bre creia’J
muere una sola vez, con P samente, en cam b io cada h o r£ l
estoy, no se sabe cómn n’ ° qUe much o m ejor ser eso- * j
ahí no podré salir sino ó P° r qué' en la cúspide del sistema,
man5^ k locura más refin Ó en tant0’ cuando a alguno ajjJ j|
morir por mí y e n t o n c e ^ Se le P0nSa en la cabeza la jde*
2 |A!g0 tan definitivo fue1}!!100 Ó y° descanSO'
EUa quedó sin saber que dl)°? ,
sob ^ ado a>d e s c o n o c ió radicaría la im portancia d d i
” b,ra'> -W« d e n S í ' f 0 scfl<* Sch. y aún le restaba U
n, ■ Ia entrado de |len, i ^fias, si le sería o no qüiraúo-
a p l Ó ? 0 ÍnfemaI del Sa3 mañana ^ ue se venía siempre
D entro de P<*° 13
más iñta augliraba también unjnada £n el orinal donde j ^
- Q u S f i ^ 3 metafísicosSUS p0/ÍMcfí'° ««w del día, y > ,

aéHabían í t
mimdo
t Mmbrey“ |Doís%J^
ndo sueño nadie que perte

q Ó Ó Ó e m d ! rgado lógic° cu an d o é[
0 peor- *k ^ 0 sin saber n ' aban rodos vivos aun, ) ^
WÍTtS” qué*^ ^°™daera10 L
^ " ¿ Í Í ? 5 5 S 1C CS " « contradicción
«■*. podría volver
4 ue solo fuera para eso, ¿v
55

-M ientras oiga cosas así cabrá la esperanza* ¿Y cómo fue que


entró a callar el sustituto de Esculapio?
Nunca se lo sabría exactamente, y siete ventanas eran bastan­
tes para que por alguna se colase el destino tiempo después. El
agua que habían traído era fresca y el desayuno humeante. En­
traban ambos en las pequeñas contraposiciones sin importancia
aparente, pero de las que se vive con esa adhesión de estampilla al
sobre de la carta. Y también el sucesor hubiera penetrado a la
casa cerrada a calicanto. Abígail de la Torre no oyó entre novela
y novela aquel N O, Pero el N O se transmitió a lo lejos, detrás de
la colina donde los Cosenza captaron su eco. Porque el arrogante
forastero de gran melena y moñón negro al cuello tendría una
fuerza relepsíquica de los mil demonios, vuela pajarito vuela, que
luego osó comunican Y así el retrato de un hombre recio, de me­
chón de pelo sobre la frente y piernas cruzadas sentado en una
silla estilo veneciano entró en el estamparlo de M arianna, Los
hermanos Giuseppe y Tomasso montaron en cólera* Cambiar al
boticario por aquel ejemplar del libero pensiero que nadie enten­
dería era tom o un trueque de oro por boñiga. Pero nueve meses
después del desposorio sin alharacas, nacía una cosa policromada
a la que llamaron Sembrando Flores Irigoiüa Cosenza, toda una
hazaña: en el nombre un título libresco, en el primer apellido una
estrafalaria historia, en el segundo una geografía volcánica ¿Que
si prosiguieron introduciéndose novelas como las de Abígail. No,
qué iba a ser. El hom bre era lo que entonces se llamaba ilustrado
y las obras que formaban su acervo, empezando por el Dante y el
Giácomo, entreveradas con un tal Federico Urales, encontraban
el más alto nivel en unas colecciones de cubiertas rojas y otras
blancas con el retrato en óvalo de unos tipos cuyas caras apare­
cían muy dulces, pero ante quienes M ananna se persignaba a
hurtadillas. Cuando se m udaron a la casa de la colina quedaban
ya pocos a causa de un triste episodio. Pero los libros no deben
juzgarse por la cantidad, dijo Pedro siempre teorizando, su medi­
da estaría ya en un máximo de siete títulos y quien sabe si la vida
alcanzaría para leerlos a fondo.
El M inotauro mugió de nuevo. Su interferencia con el pensar
de los otros era tan permanente que más hubiera valido calcular
todo siempre a su través, como quien echara discursos junto al
56

Niágara para ser oídos del o tro lado. Pero lo suyo era vida,
cambio los demás qué muertos estaban. Los males los corroían
en silencio, a lo sumo con un ruido de diente canino royendo un
hueso. Con el M inotauro era distinto, llenaba tanto el mundo
que la enemiga común no querría portar su escándalo en el carro
e ía e despegue, prefería los que agón 1 2 an discretam ente. ^
con tiempo Pedro entró también a utilizar el ap o d o de F io rel^
y una tribu autóctona de la colina el com odín de Sembra. Y m*
r e s e r v a n° naCiera var°n , porque el Espartaco que le estaba
cuellnc al (o!™ -eSj evehtuaÜdad hubiese hecho volver todos 1<JS
un banco Fs en ^ ^ * le P °r el am igo, en la ventanilla de
gente dice n n íh ° .qiie ^em^ ran^ o Flores tam bién, pero al fio ^
la sonrisa m w ! 011" 0’ 1 ^ personas originales hasta para eso. V
^ ? lueS° COmo un h° ™ n a je cuando se
e v ^ r f s í n l 5^ ' 60 C° T P acentarnos arm as. Y cada cü J
qué flor pensó u ^ p H m / sería buen trabajo un test colectivo j
suyo, en cierto mod <^ m bio pobre Espartaco, qué destino e
cías, Providencia o ° ™UÍ1° eQ Cruz tam bién por nada. Y g ía
’ Sacias por el sexo, a pesar de todo.
CíNCO

D onde se com ienza, a h ablar de vam piros,


el gato C an ta cla ro y los unicornios

A estas altu ras, m uchos com o usted misma, Abigail de la


or^e>creerán que les soy infiel, o que apunto a una vana tras­
cendencia, o que sencillam ente me han acobardado las cuarti-
! del novelón. N o es así, y voy a dem ostrar que por sobre
odas las cosas yo sigo adelantando en su accidentada tram a, y
^ esta es cada vez más espeluznante, y yo no sé, Abigail, de
□Icf e^ta r' a P reform a da su alma para soportarla con deleite. Por
ln ■ 0 a<í ueHo su hom ónim a de la prim era existencia alia en
I s,tiertlP°s de D avid. Siempre conviene abrir la Biblia, y yo que
naU gj niU)r a m e"u d o , y me sigo dirigiendo a usted, insobor-
le darna, he investigado su historia y voy a recordarla pre-
am£nte a| nuevo capítulo del Conde, porque eso sí téngalo
d¡e^ SeBl3roi a m í nadie me tiraniza con prioridades, algo quiza
|a lnc° de haber sido hija del boticario. Él era por sobre todas
te j ? f as uu hom bre dulce, m ientras que el sucesor habría pre-
ttf- hacer suyas las palabras de cierto paradigm a, un taJ
ten -.a q ü d l° de que p ara sublevar a los otros es necesario
e' diabl° en el cuerpo. Y entonces usted, si va a darme as
flan * 1
Ilflrvib. huevo VUiJ,
con veli A
agujero
L U J^ lv donde falta una parte e co or ‘
..vJ que es HnnrU
donde radican *1 el cahnr
sabor vy otros valores, esta equt-
eqm-
L J y no l^ y trato en relación a la lectura del episodio de
Sallad era P rim e ram en te en su cara el huevo sin yem
otra h“ 13’ y lueB° la novela que estam os leyendo, usted en
aqÜPi nm! nsión ? ^ desde la mía. Esto me lo enseno a hacer
ttioH ro Irigoítia que dijo ser mi padre al registra ,
22* de¡e de colum piarse en ese"sillón vienes y e sc u d e
e n t S , ^ historia antigua, Samuel I. Como recordara, u st^l
duro ve$ m uy herm osa, m orena y prudente muje
mil recom endable N abal, dueño de tres .
ai1 abras en Carm el. Estaba él, precisamente, esquilan*» sus
58

ovejas, cuando David, que andaba en pie de guerra p o r el de


sierro, mandóle saludar cortésmente haciéndole de p aso pedí*
algo, lo que tuviere a mano y le viniere a bien enviarle para sjj
gente. Pero qué iba su primer m arido a entregar n ad a si a Qu,
corazón, usted lo sabe, era duro como las rocas. E ntonces se le
acabaron a David todos los melindres y dijo: C íñase cad a un°
sü espada, al tiempo que é¡ hacía lo propio con la suya. Y ya i*
David con cuatrocientos hombres a hacerle m o rd er el polvo.
H H T hembra de éban<b to m an d o doscientos
^ f vino’ cinco oveÍas aderezadas, cinco m«'
j „ ^ an° t0stad°> cien arados de pasas de uva y doscient^
los criadnq1S° S secos’ car£6 sus a^ o s y, haciendo adelantarse J
modo aue 1 ^® PresenTesJ siguió a la retaguardia- P
rienda usred3 Alv m *ba a ec^ arse Y& sobre N ab al y su ,
ante él Y I ’ gad’ <lue N a del asno y cae ro stro en tict*
I ¿ ¡ o ftÜ E .S S ’ 8, ^ pa5¡ y de P ^ d ó n que luego le habla
punto que le dirp íeg os ^ ab!andan a éste el án im o a 1
petición y h^lcenm do6^ 11 PM 3 tU Casa’ ya ves q “ e he
festejaba algo con u n K p m ™ a- Y así fue com o N ab ab
cualquiera que ha behUT*11*1* V a estar tan b o rrach o coi*1
mañana Siguiente i " 61 de vino> fue m e r m a d o f ¡
habían salvado, Y a r a UStj cuanto sucediera y de
el corazón en el cufr US3 Süst0 a su m ar*do se le Pafa
piedra. Y así también qu£d a a dole com o éste y su alm a
David se enteró dio e r /* ° e diez días m u rió . Y caAíl u
maldad de N abal s o b re ? ? 3 ' p0r ^ heT hecho 1«
mandó decir qUe quería m pr<Jpia Cabeza, y luego, A b i g a |1 » j
volvió a monm r a?as?o ; T d a P° r esposa‘ C o ¡ b qü£ " S r
res, se fue románticamente a T * acom pañada de sus serv1
que soportar a la otfa Ak¡r? d e n t r o . Es claro q u e/ ™ -
vid. Pero eso no importaba p^03™' a quien ta m bLén to m o .
tan perfecta en que las ^ frente a su novela de
dida de los sueños. Y ñor J l ^ n dado m ás allá de la
tms su hijo agonizaba en el h n c ^ ’ la .See unda A bigaíl, nj* ^
SÍ encarnación no le ^ V el peq ucñ o m a n d o de
Nabal, querría saber una ^ Sraria de m o rirse co y
yo vengo a decirlo aunaue < ^ qu0 Pasaba con el Conde-
que sea smteticamente, porq u e sie r * *
59

hay que continuar las historias empezadas por uno nusmo o os


otros, y con eso el que las relató prim ero se levante de po vo y
echa a andar de nuevo en este m undo que es el más seguro*

Abiga il . .
Y es así que el Conde, que también calentaba e ron so re
el fuego qué ardía en el cráneo de M argarita, prosiguió e n . e
trago y cigarro contándole al ahijado cosas como esta,
Ha M argarita que iba de América a Europa con su pa
desem barcado en Cádiz, m ientras el ser amado sigu
M adrid, es claro que luego de jurarse ambos fide i a
incluyendo promesa de matrim onio, lo que es un .
especial de entender los juramentos* Pero como no
que proponem os será dispuesto a nuestro gusto, a
rrir dos cosas: que el padre de M argarita enferme >o
a causa de algún gaditano rapaz con quien ten i ^ a)
el negocio, pues éste ya de primera le quita to * ja pe
llegar, y que M argarita escriba al entonces izc ej
com pañero en Palestina de G odofredo de u ■ ^ j
Vizconde, que ya ha recibido la m rotunda « S * ™ J Los
á s

padres para casarse con una plebeya indoamen ’ on¡a’ ha*,


embargo, a Cádiz, promete al viejo en su lee g
cetse cargo de M argarita con alianzas y to ducido haS-
°¿eceq y no bien entierren al finado (y este es bacha en
* el Dios del M agistrado Schreber) yiUawtde don-
ttna berlina con destino a cierto lugar llama secreta­
os la instalará en una casita de campo* uní
“ tente mediante los oficios del cura del lugar-

^ hom bres siempre zonzos, ¿no es asi ubS hedto^lla des-


ansfcnnado en candelero algo muy grave ha ie{¡uei Yo no
j u f ’/ usted ya lo sabe de anteriores lectura?' no ^ e[ jibf0
p J Üf! a p a g in a rlo hasta que no lo tuve ba] ^ rodos
lo*0 - ° ciert<> es que ella era una linda puti ai> ue s t o militar,
má tiemP°s que había conocido en Cádiz a de aquella
énrwta figm a clave en las guerras civiles £n Clialquier
donde se cocinaban las mismas co
0l v aquí lo marqué y dice textualmente:
60

A
f i Dbigail
I V A iL

m ,,v ^ L ent0n“ Sí UVC> lugar un Pronunciam iento militar, co*


muy frecuente en España. Se trataba sencillamente de derribar
dnnH j ° eni donde predom inaba el frac y poner
2 £ S S ? r ^ Un bdgadier’ m ilitar v e n tu re ro /
a S r i d r n n ^ 2 u 8MÍO de insurrecc¡ón y se a p ro x im ^
nV L cinc° ^ ta llo n e s y tres escuadrones de cabalé
pública el a lm a ^ l ■7 ° j í 6^ 10 de 1x51:3 n5 Pero seSún la
del Radio oup 1 del pronunciam iento era el M a r q ^
tro de la Guerra.» 3 dc S£r> p o r lo m enos’

caiga Í c S S i S e e ^ n í m MmistencS y al final para qj¡


«eno Concilio V a n £ °ü h a d a acá, ellos, lo« ^
la práctica de exponeMmá 1íeroi): "M anténgase firm em ^1
&les; con todo, que sean sagradas a la veneración de J .
debido orden, a fin de oh» e° numeri° y guarden entre si
no ni favorezcan una Í J J S ' T * ” eXtrañe^ al Püebl° “ i f i
cuanto a lo que se ha oíHp, demasiado o rto d o x a (...)»• ^ j.
un adorno sagrado. D e Un M inisterio siem pre fue y ^
ociosas y continuemos crm ? 0 ? ue basta ya de in te rp o la ^ 00
COn ías s“itesis com o al principio.
A bigail

S S t l “'" ! '0 Pedro d« Lostan el que baj’J


y ^ 0" * al ei«n.rarU d ? ana ™ a d i z >V x Ia b"¿ >
f®8 hombres a " ¿ 1 ir,™ en VilUverde. Se bat«*0.
■oalKa de u cabaña y f e V™°odo quedó herido entre ‘
e ° |l° í “ / unos objetos v h ' " - 3’ m co rta ni perezosa, e0£¡l
lseryrioralevaiit6 i i J '.h 'e u uon su núKtar. Entonces u®
donH°’ llevó 3 la hast.q1 0’ desde luego que sin conoced |
s o v I Sl reallZaban por la- ° ^ lnio¡x e n to cam a matrimo^V,
del InL í° n el amante v pin |?s encuentros con el cSP „
Uo defu F í38 m°nedas de o . niC nre la ayuda del me . j.
f e n Í ^ d,0 >‘°W a fe T x « “ » « i t o n en el bol*
b u S f e 8 ta Illrd e n ™ v o t arlc'- Fue *»' com o el V¡scoOd“
etK°ntró, y J ' ° vengarse del o tro h o m b r e ,.
’ ^ al 00 « « • su sorpresa cuando * »
61

que su rival también había sido víctima de la traición de M ar­


garita mientras La llevaba disfrazada de cadete haciéndola pa­
sar por hermano. Porque herido Pedro en un encuentro con el
enemigo, M argarita se fugó con un militar de aquellos que
Inglaterra mandaba a España, y adiós Pedro...

Y un m om ento, Abigail, Pedro siempre me ha sonado a nom ­


bre de padre. La relatora cerró los ojos y empezó de nuevo su
operación retrospectiva. Y si estaría envejeciendo o por ahogarse,
dicen que los que ya boquean bajo el agua lo recuerdan codo en
un breve segundo. Pero lo cierto era que nunca había preguntado
a M a rían na en qué forma, de las delicadezas y planes de gran
señor de Esculapio, dueño del gallo y la serpiente, había aja o
ella a los escaños librepensantes de Pedro Irigoim transformán­
dose, si no en lectora, por lo menos en conservadora de aquel os
Hombres cuyas caras aparecían en óvalos sobre la cubierta de lo
libros, pobres y aguantadores libros que Fiorella unhzo luego como
Herbarios secretos atravesándolos con la clorofila.

A bigail , ,
Entonces el Vizconde buscó al inglés y éste e e* P “-0' ™
jerga que M argarita ya no existía para d , pues^ a g
imprevisto a su casa la había encontrado en la cama-ooniun
apuesto caballerete, Capitán de Artiilleria,ambos o . 'oerta-
durmiendo y mí tomando té y fum ando.»Has q hombre
ron y ella dijo. ¡AH! y él dijo ¡Oh! Y el ingles ve como el hombre
no acierta con sus ropas y se las pone del rev , y
tom ando té y fumando. De modo que nueV° ^ e‘°n™
Ella se levanm, Le pide perdón, y él le da un
es decir lo que ustedes llaman un puñetazo, a ^ , 11
un ojo, y luego le mandé a mi asistente a Clut-P L‘ en ej
a aqudla señora». Al otro día el ingles ma
duelo. Y ahora que conoce al Vizconde le
encontrar a la dama le diga que no tiene me
darle dinero para que se ponga un ojo de vi
v - . . Hhro fue a dar al infecto suelo y
, Vinieron por la inyección, el boro rué a flaner:enrQ sin
^ la supo de nuevo lo que era entregarse a un r gr
I

61

b " ? para irapedirlo. Todas las mujeres h*


resultaHr, 0 ■asu^í° de ia endovenosa y siempre con el m is^
s f í r n n ' S3tlVO- ^ *“ » i,eBó una que acertó: suavem«*«
de los dedns iSU mano y lueS°’ tom ándole la
fijmnuía Aa inocnló por pr imera vez cuando Va
sumo. M a /a K e rt ^ ’]Ír|calculab]es del medicamento en su coj
do lueao a la 1311 serenarnente del cuarto, y encontr^
sucedido les ¿ i e m .prendlda al Conde como si nada hubi
raíz de « o una ra n V V3<u^ 3 d ° Si *a nurse y el^a ' Y hé
transfusíonistas furtiv3^ ° ria de c o n tra b an d o interno,
gica en sus días l i b r ^ ’ P° f f*empl°, para suplir a la m u je r1
legalizado. Pero él se halTk p [°P io doctor C ósim o la habí
d3, y ella siempre con ^ 3 * añ° S íu i de la Petl ueña co n tij eí
vano, porque también ¡h Sa.ngí:e c°i°r naranja desparramada
la enésima pinchadura j»!**- S aPrendices a practicar, y lue?° .3
de acertarla. Y ello sin ^ tecnif ° les enseñaba la verdadera fof
análisis, con sus secudJÍ^Iar extracciones periódicas para
•mpartió en ciertos fin«,- vampirismo, y los conocimiento3 4
chit°> ¿Pues q u f d í f e X * dl¿> s- Y ¿ tino de ellos, *< *&
11413 vaca martirizada n n^ P ^ e haber entre este cuerpo y e
Por el Desmodus rotundas?
A bigail
Cic
J¡®a, llega carta'^de^a de la cacería del jabalí ^ ^
Vizconde de la Fe u ¡ rganta’ quien sin duda ignora 4
consumar aún hoy en m s misma3 cosas que se Pue p
S r t ^ d ^ 14 de violación d o c u m e n t a n ^
c o n T l ° la enfetmedad h V 11 SUjet0 de 4 0 '0 0 0 realf u f a
S i Cta de M a t r i ^ l ? f a 9ue l° 3 h ab ía casado, la ¡|
Rarita Vac° n Se va ya tra ,0 i Libro P arroquial. Ento*1 , j»
E ’ que se^ hacia el h ^ P ^ l dondf j f a
VizconJ3? moriW d a en ° de ? 11¡ es una cam inad ^
Que ari/ ^ tttaldice U e ° Una t ‘sis laríngea. Y el bue ^
tes de i ^ f a E scando ? SUrra clue al final había reCí b‘ sfl'
del hosrjic- da w » dineriT t0m a *as de Villadiego- p ,^ á ú,
cadáver l 0 a Cainbio de U.nos 1000 d u ro s, al
aVer s* dueñ0, Y ¿ e -que, k guarde la cabeza * 3>
65 n a la Pieza que llega q u > ^ e
63

después junto con el Acta, y a la que luego un célebre diseca­


dor le extrajo la am arillenta y arrugada piel del cráneo, dejan­
do la calavera tal como se la ve en la chimenea. «Y en verdad
que es una herm osa calavera, pues conserva juntos y unidos
todos los dientes», dijo el Conde de entonces al ahijado.

Pero usted debe recordarlo, Abigail, que la historia del Conde


V Pedro de Lostan no term ina aquí, porque hay seres que no
ce¡an. Esto es sólo y apenas un principio, una especie de infancia
de la tierra sobre la que el autor del mundo va a acumular tanta
historia... Y qué más podrías querer ahora de mí, dijo al mucha­
cho ejitró de pronto a la habitación como en busca de algún
adminículo olvidado, ya lo has tenido todo por hoy, extracción a
primera hora, inyectable después, basta de sangre. El titubeó, Pertj
apoyándose luego en la presencia de una mujer que higienizaba el
P[so, cobró ánim os p ara decir: Usted me trató de Desmodus
r°tundus y eso parece que significa vampiro, según lo averigüe en
Ja biblioteca. La mujer cosificada largó el escobillón y por unos
segundos se imantó de leyendas: muertos frescos que levantaban
Ia tapa del ataúd y salían una primera noche, y después siempre,
a emborracharse en la taberna de los cuerpos vivos. No, señora, le
!Í° eÜa invistiendo una falsa piedad, no tema, ^ e a, a
mos sólo ataca al animal y es también un animal. Cuando quiera
conocer una historia verídica sobre los otros venga y diga simple-
m^nte esto: ¿Y cuál fue eí final de dona Abigail? Con solo esas
Palabras yo entenderé qué desea usted saber y entonces conversa­
d o s . Jesús me am pare, masculló la otra volviéndose a lo suyo,
Creo que lo haga nunca, yo necesitaría meses o anos para eci
dirme p0r algo asf perQ K ¡e vio a su rravés la instauración del
* °rb u s. Cuerpo y alm a habían quedado transparentes, y allg
en una p robeta subre la llan a, bulleron las >"“ 8™ *. Y eso
p a, 3lgo que Fiorella, desde las épocas de tal y aleccionada po
i i l °= había practicado como un ejercicio: captar e
en o r de los seres, y no sólo en cuanto a genios y
Patentemente inmóviles, sino también el de las gen
hí ? atatas>pero en las que hervían como en un ca e ?
Ln iUnt0s y A m añ as entreverados en un mortífero q
Luego el continente se em pañó y la mujer salió de la pieza como
64

SembrandorFli°S ^ K ^ uroPa Central y va a tenerlos, comen'


no te he c o m o a m ^ e5 C]ón al aprendiz de vam piro, pef° f
muerta y c o n s i S n L T ^ EspC ro te h a lle s v iv ° ’ la
dentera aleorf^ P llC,IOlies vitales siem pre me ha provoca11
vivo, que ai m enm 'J* \ ^ COrTar ,un corcho. Y él: que creía
vivo que me muero Y** ° decía 5U ctlica cada veZ' eStaj j
escuchas Existían aií 3 0 in^anie que se había acabado
cuerpos sin d e s tru ir^ “ ai?Ulntes*el fue^ ° en trab a Y salía %
mDnio de los incpnHír. * e recom endación haría Aboryrm
que una parda como f’ í SUS veimitantas legiones de diablos P9*
se a cenizas. Y ella <-n °yrna^ a P0r estos ardiera así sin redo
con sus antorchas a n a ^ ía Salida pasión del Q uilom
Pero no había que m o s ¿ J 5.]1®**® el día de la p ú trid a muc
para atisbar tras las frentes ^ ^ quizá no estuviera do»1

entonces a decir desviad S£ ,^ivi^ en en dos variedades


se alimentan con néctar rencor-, aquellos com unes q 1* ^
capaces de dejar a Un L ' ras bellezas, y ustedes, los h e m a tó fa ^
« a pradera de lamento, , C?mo >'° tendido en la hierba
j i realidad había leído'? u° U n t a r s e jam ás. $
acomampÍTO’ üna sirnple Jite° ° eS° en Un íolJefo s° b fe e\ 3 $
ró ? ana a ^0s medicamp. Fatljra de divulgación com o la- ^
Sln^ lce de algo en lo ai? í° S{,Pero ^ ciP ° desplegó una so j,
S ndikato con k p a r e ^ T dla se hallaba i n v o l u c r a d ^

* b ™ « r a salvacionista p a r e c í "

VKron « « - - ^ “ aics- $
para caer ? ! f a no dejarse emÍ.fw" rfíw desate el co n tra e5? 1^ ^

T t fr s í s ¡£ ¿ s se*^
aCl°neSCÓSm^ o ysíS e V
ai^ pPosible 6Uhabloitahció
detenerlo: abn
íad
neSpfs^
cefO»
65

nado tan a fondo que hubiera sido capaz de meterse fuego como
un bonzo antes de invertir los daros de su pensamiento, Y per­
dón, Abigail, por haber hablado de vampiros delante suyo. Yo la
ve° como debió usted ser, alta, entrada en carnes, la forma más
delicada de entonces para decir algo, una trenza gruesa alrededor
de la frente, unos ojos de mirada ofídica, y aquellos vestidos an­
tiguos llenos de encajes sobre telas duras que adelantaban el rui­
do a la presencia, A todo ese conjunto podría atribuírsele el buen
gusto de la música barroca frente al dudoso de la folklórica, pero
qué otro remedio que soportar (a variedad y hasta ofrecerla, en el
descubrimiento de la zona erógena de cada cual radica el secreto
del amor y, at fin, de todo lo que sea un bien compartido, hasta
nuestro propio aspecto exterior. ¿Y qué si la mujer-cepillo se ha
ido para su casa llorando de ansiedad? N o importa: un día u otro
vendrá p o r el capítulo, podría asegurarlo. Lástima que su región
de acceso mental vaya a ser tan limitada, porque la vampirizarión
de un hom bre llamado Cantabrio de la Torre muerto en soledad
en medio de un bosque, fue un codidlo. El cuerpo testamentario
estaba en ciertas cartas de am or que escribiera, principalmente en
£ última que fue la que rescaté. Menos mal que los bacilos de
^och que contenía habrían quedado asfixiados entre las páginas
libro donde durm ieran tantos años.
La evocación de la carta descubierta el día de la subasta en Las
rete Ventanas, el diálogo incisivo con el hematófago actual, la
^ j e r que quería vampiros de verdad sin atreverse a confesar o,
i§ail y su retrato en el marco de la recreación conjetural, todo
f u e ll o debería pesar sobre sí, y sin embargo nadie lo advirtió en
'a silla de ruedas cam ino al gabinete de rayos Roentgen hacia
"Pnde la em p u jab an a h o ra com andados p o r el in fa m a b le
Quilotórax siempre am ontonando linfa en su deposito. Y ellos,
° s muy sabios, viendo que la táctica de no extraer tampoco diera
^suJtado, sino más ahogo, eso sí grávido en sus conciencias.
que empobrecerse en la infraestructura, pues, quizas ocurriera
aleo peoq que su hum anidad estallase de un momento a otro... y
* * a registrar m uy pronto tal explosión, dijo no bien h. devol-
,leron al cuarto, y ese día no lo haré por menos _e a v
l^. 1,0 Sanatorio. Pero nadie la oyó. La acom pañante parecía
er salido hacia una quinta recientemente descu ie a
66

alrededores, para reencontrarse a sí misma, según sus vagas expli­


caciones, y de donde iba a volver con pequeñas flores y hoja*
dP flip IVe J?e ° ' r^st0 mundo, al menos el de la trailla díari*
zandn ^ iKeíWlüdedd0 en aque,la ^ d i a siesta neutral, e m £
en un j w . C j0tauro que era el banco em isor del ruido. Y &
Ella vio o u í11?3 °- ‘í]5*? rte de ^ franja m uerta cu an d o suced13
n a m l 2. mflado y tenso un enorm e globo « W
homúnculoTta ^ " VemÓ.en d ai“ > Y de ad en tro s a l í a n ^
ciones de un «¡ahí ^ anaranÍados corriendo en todas las di***
canaletas los r in r ^ ? üeda a esconderse en los agujeros,
* < £ w t o c T í onde se afilaban los á " s ul° s agudos- K
y pronto su color "T* qüe « ta b a archim uerto les daba ca
vos. Habrá e s t e d ^ ™ 10 t!!rm.iná con ,a invasión de los W
sangre de cualouier ^ ° S aSi mientr3S a d o p tab a su d an d o ,
< * e ^ ,u i„ r ¿ d “ “A ? ,a'ld“ adv,nió L
«pilló el pelo Tndn
Angel
Ün rarniUete d entro de un va*0’
***f,
v¿¡a d a i S i S “ * na,“ al- P « k d orden de «re p l * £
trocar sus esquemas. acc'dente individual podía j
vaso, hubieran podido d * V3S0 en *as dores q u e las flores i
sistema un tanto aburrid ÜnOS delirance;> desertores de aQ
un ramillete en la m a n n ° siempre que alguien llegar3
j-Os estallido^as tornie J0" ® * “ *» a d em ad o m eterlo al v * ,
dentro, lo que no , n 3’.|as revoluciones, eran m ás bie3 ¡.
SenciUamente p o r q u e ^ H ^ ’ lo que nadie lo£rará rra¡¡e 4
f ^ s m o in s ta n te e s tu v ' que e x is tir un re c e p to r q _ J

3 Se° ^ ^ 10 mÍSm° S¡n matÍZ '


P am° fin .COn la > 0Ca reseca, y yo %Í
Aclaro desde los unicorn°' CStall° n a ra n ia y v'n ° &

flue el eatrt f
Can3 10(10 d« d e u ^ ^ t a m b i é n parte de ElIos’ y eS° '
e Vista com ún, q u e es sieio]
a

elemental que lo diversificado, ¿Y que quiénes eran Ellos? Difícil


responden Tirando la red superficialmente saldrían muchos, aun­
que con la sonda al abism o, aun siendo menos, sus cuerpos
osforescentes podían producir descargas fatales. Pero basta ya
por hoy. O í por percepción extra sensorial lo que decían allá aba­
lo en el cubil de los rayos X: Estacionamiento de nivel. ¿Y adón-
iba a subir sin más espacio?, preguntó un encapuchado. Y
a emás, por esas burbujas, sentenció el anterior; parecería que
estuviera haciendo un lindo neum otorax espontáneo, pobre mu-
1er. cuánto m ejor le sería quedarse en un paro respiratorio.
Seis

D e e llo s

Je "IUert0S’ m“ con de levantado1


S S " f ® «das. Los del cuadro en primer luí
escenasterrorífcis'n' k° ‘ t ° ' Era cnorme grabado con
debajo esta levenda- <r"10? bre qüemándose vivo en la hogue *
anciano y de rodilla tor% to Srufto arso vivo in R om a. ,
q ^ l e L ^ í b a un reClb? do Co™ a la fuerza un cru *
de la serie el que F i r ^ T ’u Í pie esro: E p p w si m u eve. Y ^
brecillo disminuido nn t i decidido hacer suyo, cierto ^
Haba, y con su mann * ¡3 del paredón ju n to al que s
como diciéndole al n e b ró ^ A 3 S° bre el ladc> izq uierdo m ué
exa« o y se Ine hará Aquí* P °bres diablos, éste es el J j
su leyenda: Francesco PT Última vez en !a v id a‘ } nui‘
M totalidad de S f T ^ $? lio il nntr° F° rte d i M °%n<
^ estaba coronada Dnr 50 iI^ ernal¡ Sefiún lo había ? \ ¡M
pensiero. p Una frase sin sentido: / m artiri del

M» r " *
^ 1® y eso nos d e t n? I 1? 1 no hablar aú n * ha reVC í a‘
*¡as uno bien vivo con T * p i t a d o s . Y claro q u e e x t ^ „
a COncehir sus uniV'Uien ^ escondiera u n a vez
bié sencdlamen r^iCr ° S y ^ Pn m ero de q uien en* ^
1 hubiera sido para f iraVa|les, pero q u é n o m b re e S ,;r¿i
Ss1? v^° te teP relCüadr<>> temade
j, do fija en ]0S v i. a*uiismo tiem po, p u es la m ira iiatifl
mientrTJ1ideino^ r SU c a ^ y m^S a^ a de esos valles, n lpW
por ^ Sfabado en* ^ iPuehlo, aquel p reca rio e ^ e¿
retiro fr eñ° s sin itUerirf ÜCC*bn q ue p arecía h ab er si ° j gi
■ S ! neS de <*uPa t te rre n o , d * d ° J S
>1111 docmnento p un muro. Y sí q u e e ra e x tra n ^ J o
rumbo hacia la etern id ad col«^
69

tan vulnerable reservorio, pero eso suele suceden hasta un museo


ha podido ser el objetivo de un bombardero. Entonces, bajo la
influencia de los buenos de Giuseppe y Tomasso, tan ajenos a las
cosas sutiles com o preocupados por lo inmediato, y ya reconci­
liados con Pedro por el advenimiento y las gracias de la sobrina
multicolor, los de Cosenza se apiadaron y Ies dieron para vivir
una pequeña casa solitaria en cierta parte alta de sus campos,
desde luego que largam ente cuestionados por un escribano, Y
Poco tiempo antes de esto fue cuando apareció él, pardusco y sin
nombre conocido, apenas si maullando para no comprometerse
mucho. Quizá supiese que era el portaestandarte del color, esos
animales lo conocen todo, son demasiado viejos en evoluciones
j- la especie. Pues lo cierto es que en aquella casa que debían
a andonar M arianna tenía el pelo lacio y pesado realmente cas-
^ n o , los ojos indudablemente azules, Pero en cuanto a todo lo
demás, o bien era del color traído por el gato, o el gato había
^urgido de su reino grisáceo, eso no podrá saberse jamas a causa
e a privacidad del misterio. La delgadez de la mujer le permití-
ria pasar p o r una puerta que apenas se entreabriese, mas si bien
pualquier ropa usada en ésa era casi inmaterial de su cuerpo hu-
,,leSif COnservado el color real de haber permanecido hasta hoy en
11 baúl, la puerta, el gato y M arianna en su esfumada calidad de
stam p^ an tig u a en to n a b a n entre sí com o si la piel de los
momios esparciera cenizas. , .
l ¿Que quiénes iban entonces? Quizá solamente dos: un hom-
re español de b arb a blanca que se presentaba a sí mismo como
futuro preceptor (?) de la niña, y otro, paraguayo, el autode­
nom inado M iravalles. Y esto último sí que podría ser mterpre-
Ji u° COmo un sím bolo o un producto de elaboración, porque
l¡ buscarse nom bre luego de la huida de su país a causa de Ellos,
? había tom ado com o identidad una simple mirada a Jo lejos.
ademas de usar ese nom bre triste está muy enfermo, dijo Ma-
d J lnLíl p o d a n d o un retrato que les regalara. «Salud c mtrepi-
1 a hiarte$ de sagradas convicciones», había escrito. a a
0 ¡ aiup*do$ en el cartón su mismo rostro enjuto, sus mismos
hu- 6 ***'‘racbi perforante, sus mismas manos hechas com
Sos caícinados y no era él. Pero los unicornios se venían
esos acertijos vaya a saberse desde dónde. Y existiendo aun
70

S S que ' f T S S * ' de la P° ' Pedr°


poseído el bn?¡raJ 0 que tan ¿'Stinta a la que ha»
E í de Z 0 0011 sus Iibros de ^ k a y su *
sal hubiese’ surgido.* ^ C° a 1<JS de Abí6ail <\ué panacea unn'

tencia a ras desuehTJ ¡Jtiravalj^ cll,e ia levanta desde su


lectura: Vamos a n m ^ Ce mentándola sobre la g ran II1E5a fl
los nuestros, qUe suene1 g non?bre al Sat° 5 pero un n om bre co
ció algo así como Mija|] N n ° ^ r° d t la estantería y Pí ° dijo
ella, parece un oso. Y así f,, gursta el retrato q u e hay ah * ^
es cierto que muv i eron ofrecidos y desechados mu ,
vez en P ^ u e el hombre se e n f » * í
O que [e era ya natural ndo P °r m om entos m ás j ^
bajo la piel qUe prov COn un m ovim iento de m a n ^ 1
«¿Quién es CantaclaS? n ^ 0: De Pronto abrió un° V %
^ t o ella CatltacJaro! ^ n eSpm :u valiente. A N a k e n s " * * ^
mas de gorjear, suDer„ . iese P °dido ser o tro . La pa ¿ji
cieno modo habrá a t S ^ V Sü esenc¡a aquella luz #
deSemk dl^° ent°nces el bnL \ grises b o rro s° ^ y de j L f l
^ Sembrando Flores* pálido con voz solem ne, f j #
% £ * * * 1Iam?Be C an taclaro ... U & K f
los en Un° j Caí°nes Vacínc f ^ d o s de térricas figuras 1
C e n t ^ aba>a m a ra d , los presentó P edro J &
Aquí ln V L ^ P ^ ic o en S M ontevideo que v an a í ° tT^ho&
toda Drn J0S para nosotrn 6 ? y ebl° do n d e caí en ^ [o &
Anidad déeí d' En realida<JSW ? SÍgnifican u n ro b ° f ° T a ° K
ellos V tnH R u a r s e a » tn estatI10s escam oteando J
, paiias s h desti" ° - mald1^
Pao lo IMarilnnl de entre los gris« del^ >
qW » * ■**«*<* en un libraeo def* <
d
' Hn sus Cuan ^ a ^0s verdaderam ente bu

ft¡í¡ ? "£» ha£* £££ üt


- ? * "*»■ á S
«■— * -
* * ^ P » ; lo. <fc » í

* - « ü £ 5 ig tts s s s s * ? * *
* * * '“ ■dede h Casa de la Colín-- ^
71

los veremos más. V que al tal Pierre-Joseph bien le gustaría tener


sus propias cosas, la mujer, los hijos, los libros, ¿o es que los regala­
ba? ¡Cosenza, gritó él ya con el diablo de Mijail en el cuerpo, basta
ya de opiniones baratas! Y desde donde Fiorella estaba situada
bajo la mesa no se pudo ver en adelante otra cosa que grandes pies
que iban y venían, y los libres caídos a los cajones soltando un
polvillo que era como un adiós de un hombre sin manos. Mira val les,
entretanto, se había ido a sentar con ella doblándose a lo árbol, y
basta para la más escasa comprensión de los hechos se hubiera
podido percibir su intención de mantenerse al margen de todo aque­
llo que ocurría tabla arriba. De pronto, y mientras los libros conti­
nuaban siendo arrojados como ladrillos, uno, evidentemente des­
viado de su curso por la niuje^ fue a caer al suelo justo al alcance de
« mano. El hombre Jo tomó tal como le iba dirigido: Giácomo,
di¡° con voz secreta, y eso no tuvo otra significación más que la
música que él le había prestado a la palabra. Seguían, entretanto,
oyendo caer los otros en los cajones con un ruido tan igual y parejo
como si lo que contuviese cada uno fuera lo mismo. Allí, a no ser
P°r aquel Giácomo diferenciado por una voz, no había más que el
§ojpe sordo y acom pasado de un derrumbe en unidades idénticas.
Miravalles abrió entonces el libro a la escasa luz, buscó algo, Pare­
ció encontrarlo y se sumergió allí en una operación impenetrable.
a eyidente que lo suyo no podía ser compartido, que atajaba de
Por sí toda comunicación, que dividía el mundo en dos, aquí yo y
f560 leo, allá lo que quiera hacerse, deshacerse, pero atención,
a puerta que ha echado sus cerrojos no puede ser tampoco violen-
, d a 7 «i siquiera por Ellos con cuyos nombres he jugado para que
? ’J'ha llamara a su gato. Esto es distinto, desciende de la estrella
la y perdón Mijail si tú no la miraste nunca, ella si te vio
P°rque el rayo se venía ya de viaje millares de años antes. Y fue
guando sucedió lo que ella recordará siempre, el no caliente del
b*nto, la vergüenza de saberse licuado sobre un libro, la ímpoten-
C!a P^ra darse coraje, el infinito abalanzándose sobre un pequeño
Punto llamado hombre Aquello marcó para la criatura una espe­
j e de inauguración de la tristeza sobre la tierra, su amigo estaba
sencillamente llorando p o r algo, algo quizá mas grande que el
R iéndosele del limitado cuerpo. Percibieron de repente que otros
bros dejaban el curso norm al yendo a caer en un gran canasto de
72

base rectangular donde Fiorella solía esconderse para despistar d


gato, y que estas haciendo, vociferó alguien entonces desde sus ¡*
neanipm^n011^!?135 ^ K desvíe y no responderé de mí! Sim d
madera ancrír* *a vibración de un golpe de puño &
S m d o ,qY I ^ al horabre y a Fiorella com o r e s o ^
S S S S n L ™ í ¡ ° n * * alS° « le íb le : en medio de los g f l j
bían c a í d o ^ ^ * ^ aPorcdanadas de M arianna Cosenzai b*
dúos se enfrenta Vameme a' su^ ° de la desgracia. Los dos indi
subterfugio enme?0 ^ de gresca, pero Pedro apeló a
Son^.io néndíL 3 ? é! Umhlén alEun^s libros al c a o a ^ j
repetidos, entre ello?nirnuch^1? íes hacia los tipos siniestros, aíg11
“ w T I£ » k 5 ,6n jfaliana del Dante, ya que va ^
se desvaneció, hasta
cristal fueron cerradas
S a]gunossegun lis
blbboteca quedó vacía y sus p u eit
&
.
irse sobre el largo í i ^ h s ? utores del despojo. Se los vio l u g
Por d donante. El m u eb k d ii “ i0065 al hom bro V en jjdo ^
escrtbano de siempre v entonces M arianna, fue vendí ,
raente lo es. El hnmh™ k 0 ^ va abí Parece un entierro J } .
miró a Fiorella como Ca PaShia m ojada por sus lagr ^
Plr «I libro junto a los o tJ o Y c ? ’ l n de)arse descifrar, y fue * p
historia que se repite desd/iu* ** en un canasto’ murmnelahlf
eamo ese entierro al a i» , ^ ? lses- Pero todo aquello, inaP? np
había terminado. Y uí, ; ^ d i e r a *a mujer con su voz gra * $
J“1escribano pensó Fior^l? 7 - ! ^ ° de distinto em paque, ^0
° n otros braceros por d FÍa Que recordarlo m uy bien’ 0(i^
f «m ra1del g r u p ^ f ^ 0, del P a n mueble v ad o . El P ^ ° >
f e a^ ¡ c ió s 0ü6 f e ® * " ¡o» maderos laterales co n su» ^
05 vidrios P ° r den™ ^
b^dos de sabiduría: roble
zar Fa° ^ l0n^> de modo fll£arrnable’ gran categoría p ara U ^
- f e - a la o b ra- Y iban * 2 * 2
ios hZ t r á°aL descuanS*11* 3’ COmosi ellamiSm*]A¿sc
em peló^ aLblertos j u n S ^ ? 1,1— 0* * p lan tó de
CtÍllar a C l - ble y, por pu ro instinto d ^ >
B a b J gr i t ando cosas a m edia \
Ovaban «. £rta- ^ónde ¡bal 01S,secrei:os m ás altos de Ia #
su Cama, ¡ e h * ¿ r 1" ah o ra los libros s ° £ V !
pudo expresar sino oscurame*1
73

ella entreabría de noche las puertas de la biblioteca para que ellos


respiraran, puesto que si decían eran, y si eran también respiraban,
podían asfixiarse y no decir más sería morir. Pero su incapacidad
verbal para los conceptos que pugnaban por hacerse inteligibles
había cobrado la justa medida compensatoria en los gritos cada
vez más agudas y el llanto copioso que amenazaba con inundar el
mundo. El hombre importante del frente agresor pretendió tomar­
la de un brazo, acompañando el ademán con unas palabras que
equivaldrían a lo mismo en cualquier idioma desnaturalizante, en
cualquier dialecto, en cualquier forma de hablar a un colonial izado
para decirle con el poco gasto de verbos en infinitivo y pronombres
personales que no molestara más, que dejara vía libre a quien ha
Pagado la cosa con dinero, pues no se la lleva de regalo: Nosotros
comprar, tú, pequeño pez de plata analfabeto, olvidar libros. Fue
entonces cuando Miravalles saltó como una fiera desde sus ancestros
selváticos de protesta social y, sacando fuerzas de un pecho que
Parecía no dar para más, de unos ojos que acababan de llorar sobre
un poema pera que de pronto echaron fuego, vociferó como un
Poseído: ]No, tocar a la niña no, hablarle como a un «menso» de
los obrajes tampoco, capataces de mala laya, y llevársele el mueble
entras ella esté consciente menos aún! Lo que quiso decir, y uste-
oes, escribas testamenteros y tragabienes de difuntos no entendie-
r0n ni entenderán jamás, fue que los libros estaban vivos, eran
cosas que palpitan, y por lo tanto tenían sus funciones, desde el
^ p i r a r al dormir, y eso qué iban a saberlo quienes nunca leerán el
ibro que han invadido como plaga, los que ahora se evan e con
y * n te para almacenar infolios y protocolos. De modo que fuera
de aquí, vendrán cuando la chiquilla esté dormida ya a pierna suel­
ta* estos crímenes se consuman en la oscuridad, raza de topos.
Al día siguiente, con menos cosas que las de siempre, se mu a
ron a la pequeña casa de la colina, ella con el gato bajo el brazo y
dentás no se supo cómo. Y Miravalles fue a morir a un hospital
de M ontevideo que se oía nom brar como Italiano, de donde en-
Vl° ün poema para la niña escrito con tinta de color desde luego
unicornio. ¿Que desde qué tiempo concretamente el periodo
de l°s unicornios? Se diría que a partir del hombre paraguayo y a
de s„ f„BM presencia? Asomó entre las d e m . m y nes y £
f c

que de él quedó, retrato, lágrimas guardadas en un libro, defensoria


74

Un mStante dramátic°> Poema en cinta sepia, fuero


S a u e l ^ T 0 Tapiz d,d museo de ClunV: on to d o que daba fc
ndo aUnque de sustancia i n a p r e h e n s i b l ^
realidad dpi* * ^ ^,er'a perdurar con o sin m ateria en
Sólo aue los n Ü i^ n° ? peÍ° mitico sostiene la m ucba¿ J
unicorne serían f * * * * * * * a « W « * r después el ^
porque allí cercad ** í Cam*ílén merios yermos en la otra casa-

Marianna sacó ac j ba seco hasta el r e s q u e b r a ja n ^


^ abierta Hacia h s ¿ m n ^ " 030 aiíibe situado junto a la 6^
dedales. Qué ilusión- k k ° S y ,erT?Pezó a regar el desierto
abiertas como sacos sin f00? r tlCrra Perrnanec,an la %
hacer algo extraño Pp Fue entonces cu a n d o se la ^
unas bolillas con saliv"10^ ? aquel]a tierra con las uñaS’ n ui>
idioma brutal e m « ^ Paima de la m ano y luego? en
y más cosas al suelo ^
es así [as cabras no dan í u 1' ■ ma'dic iones calabresas- . u
aquí, por lo que ecbe>ni Hueve, ni la tierra produce,
rnnifi i- eo en mi m m r, — fri

salían los á r b n w T I ñabían escuchado. Entre**


carrif individuali2and ? el.día correspondiente de
hora rY.Ueiera c°uto el té d° ru^ os circundantes. El de

Marión
* « ¡ £ 2 ? estuviera
^ dinamia personas’uno
sierapre a 0
mism o- ^
desdeet^jP^ignándose JI ÜQas ameras, y son Ellof»
YOtroi^íeri10yexnlaS qUe, Penden la mecha del t*
ranas, De^° qtlesólo tení/^1-P‘erre_Joseph, Mijail, el Er
Pües|aca° eso se llamaba reglmen nocturno, el del arroy
^ Satenía Yel lamento de una
habitado en sus cercanías, el
75

hacía cestos de mimbre y se llamaba Policarpio Aranda. Y allá


lijos, dijo un día M arianna, se divisa la casa de piedra de alguien
que ya murió y que era la mitad malo y la mitad bueno, y nunca
se supo qué cosa lo dividía. Tu abuelo iba a jugar con el a las
cartas todas las largas noches. Se oía ladrar los perros y el hombre
vociferaba: Algún hijo de puta que anda merodeando en mi ha­
cienda, mátelo, pero con su escopeta, con mis armas sólo he juga­
do limpio en la guerra, porque yo me he visto siempre entre la
sangre nunca entre la m... Tu abuelo disparaba entonces al aire, y
hubieran sido tantos los muertos que arrojara al arroyo según las
^ p re sa s órdenes del hombre, que ni el Ganges los hubiese conte­
nido. Luego, y si alguien expiraba en pobreza por aquellos con­
tornos dejando una familia desposeída, la mirad buena caía alh
conao una bendición: alimentos, zapatos, piezas de género. Y que
Dl<>5 se lo pague, señoi^ que Dios lo guarde muchos anos por
todo esto que el fínadito estará mirando desde el cielo,
y había también un bosque atravesando el campo, zona que
a Fiorella le estaba prohibido frecuentar. Y más allá una laguna
lunto a ]a que vívía cierta mujer pelirroja con su m ando que
| taba jaba en las canteras, pero no hablar de esta mujer delante de
£ Pequeña abuela Cosenza si llegaban algún día hasta sus casas.
Y tam poco convenía al final del bosque acercarse al matadero de
donde corría mucha sangre. Sólo los Caña podían hacerlo.
Vlan e n e l C a ñ a v e r a l, d e a h í el n o m b re , y su p a d re era n a d a
m e n o s q u e ej s e p u ltu r e r o d e l p u e b lo . ,
T o d o a q u e llo fu e d ic h o y a s im ila d o en re m o lin o , m e n o s el
t r i c o r n i o tr a í d o p o r M ir a v a lle s y n u n c a v isto e n to n c e s. H a s ta
^ üe a p a r e c ió d e c u e r p o e n re ro e n u n g ra b a d o d e los lib ro s del
^ n a s t o . E s ta b a b e b ie n d o a o rilla s d e u n m iste rio so n o , r c n i a f o ^
d e c a b a llo p e q u e ñ o y u n c u e r n o re c to e n la fre n te.
^ c o m i o d e l g r a b a d o , es d e c ir e l d e l a rro y o del r u m o r J a m u o
al a ir e p a re c id o a u n re lin c h o , y c u a n d o y a ib a a sa lir
d lsP a r a d o com o u n a fle c h a , m e rió s u c u e rn o d e n tr o d e la fíe n te y
d e s p r o v is to
j c o m o la a n te n a d e u n w alkie-taikie , d o c to r
d o a s e g u rá r s e lo - l e d ijo a l v e rlo e n t r a r d e tr a s d e l s o m b río r o s tro ,
h e rid ^ ü d o c ^ r a x ja d e a b a p o r a lg ú n r in c ó n c o m o
76

abajof he hecho un neum otorax, LíJ Ul

n o S y a 650 3 qué le im PO rta? El n e u m o t o r a x e s c o s a mí*

que tra í^ e n í¡ f ’ la ^ b l i l l a c o n lo s ú l t i m o s re g is0"0*


J fU ¿ 0,3(10 >’ e s c u lló :
sigue l l a m a n d o ^ ^ C°jn ^ marca de bueno se vino abajo- ^
P l e u r a T u l IrÍgoiria ese 2*
pelotari que se Jo nífnd3” % adente> <?uién habrá sid o <d j
ruedo. 10 P 0 n iia . a la enfermera am es de s a c ^ ^

^ ^ " d o n a d o ™ » 1 ° d ia .'a S í
Pata evitar que eua , oniai|dara el barco an clad o del Q ul i¿ $ü
aljibe como la p rim ^ arro)ase a la cara el balde de b arro ,
^ba, levemente huma VeZ’i ° porílüe en realidad era lo i0w
*» <tade el banqueo1Z f Ür del a^ o Poide, le confío
enfermedad extraña en efecto, tam bién padecía d ^
" “« a de focalizar a’l í r ^ qUC ni siquiera se h ab ía P re0Cl1^tja'
los ^ ales f r T * ^ 0n* cuyo m ism o caso, re@ \ ^
¡ P H * ^ o tro £ d P a ™ í d n a d e l p a ís , p e r o e x is te n te , & f

^ que en su juventud t k !Uego basta se excedió Ue&3 ■ ¿\y


¡ S ¿ teatr° « ¿ d S * había dedicad° a muchas cosas¿ >
atienH° ^ de ^eSat a tenp "j qV,e !a m edicina no era te a [r ’e
que l e ^ a dltimo rnn e s*se nos m uere el colega 4 ^
sonrio
nar en^
E m i t i d o e n ? ? Se Ve e n SUS ° ’° S
ntras Por dent parlam entos y desap
T pim1
Sabe que el d ra ™ ^ PT a í él ?
Como ta °? ° Va a acabar s’ 636 segundo en el cu , faí&'
e x c e p c iQ ^ ^ 65 la de Un ^ anterlor había sido u n1
pero qup^j al§° que al n ° COatra sí m ism o y la en ^ 0\^ ° [
necesa r i o í Sp(Ués se agüaSt.nC,pÍ° lo íiene funOS° qüe A
Espetar n n ^ ! ° S demás anre a Se bace co stum bre. So ((í?
86 atrevea 2 ? os accesos de ir 3 estarse q u e r o s *n
somos, dün M tetlderuna r . a r 3 sagrad* c u a n d o algún no qU
^ d o t e n j ^ c°mo habitan^1a ? ue hem os P«*d id o ’ Q ujz¿s *,]
Untarse ^ ^ tlnos miles a una de ra to s. Q ue,
POf la m a ñ a T , CaSOs enlre ta n to s m i l l ó n ^ »
3' eozan de la felicidad i n c o n ^
77

funcionar como el vecino. V juntando las islas se pudiera formar


un buen archipiélago de desgraciados unicornios (perdón, doc-
tog casos únicos} viendo pasar tan lejos los barcos de la esperanza
que el humo de nuestras fogatas no sería advertido.
Se le vio sonreír, lo que era como si Pasifae, desentendiéndose
del hijo y del ex marido juez, se fuese a hacer el amor a la isla de
donde provenía, o a otra llamada Lesbos, a fin de recuperar e
tiempo perdido. M uere gente en el piso, agregó aún la mujer pre­
sintiendo que se venía algo en medio de tanto teatro experimen­
tal, tantas islas, tantas referencias al caso único de cada cua . n
su interior tendían a atarse los cabos sueltos que Perez Escnc e
había enseñado a coleccionar con oficio de escritor ilumina o a
vela y usando plumas m ojadas en tinta. Porque había que pensar
también en tales cosas, las veces que se secara la maldita unta, y
nombre siempre hacía las quinientas páginas como un sudado
galeote remando parejo bajo el látigo.
~La gente muere en todas partes, señora de las Flores, n
aquí.
“A veces -co n tin u ó diciendo ella sin abandonar el hueso_que
venía royendo m m ente-, com o el c a s o infarto de una habim-
? ° n de por ahí, alguien logra salir vivo. Cuan o vi ^
bre con su fam ilia y sus valijas desafiando a ^ « ta d isu cas
p o rtales, pensé que quizás el Dios de un amigo q
d i s u a d o en Sajón ia mucho tiempo antes de yo nacer, no mos
fraba prisa con él
-De modo que usted también cultiva amigos ^orV ?s ^ a}t ’
*> deberá set una gran v e n t a j a , siempre que el h,|0 de tal pot
cual exista realmente. , Hf>mhirea
~Se tra ta m ás bien de una teoría so re , menester
A rre a d o r de cadáveres, al que yo imag.no usando en el meneare
carretilla de manos, pero algo es algo, peor eentes del
? Y ver lo que sucede aquí día a día._ Las p ^ ^
’nal del corredor se llevaron a su muchiadho a 6 ^ de_
^ a g r o s , pero volvieron con él pidiendo mi P _ ranco en
arción y el joven siempre paralizado por esa vi . sonr¡sa
*oto nos sonríe, dice la hermana, y yo ^ u£T„ „ ¿ Po~
e t^tierto com ido por las aves en el Gordon Py111
78

(e s U m S Ím e tiH fÍí'alrn' me irse al ^ ‘ablo el refinado diM


experimentales ^lii ^ ^ ° ^ ue se tra ia ' H ab lan d o de ^
azul de Evans en i? Pronto) voy a indicar una infiltración
linfático lesionado ™ n¡'ama Por Sl hubiera algún comunica*1
linfa q u e sc extraiga y 1 enronces e l a z u l a p a r e c e r á o no
¿la .am biéuw ' S ' í ; 05 “ * otro recurso que el de s0íl j
m a c a b r a m u e c a d e s o íd , í ? ? m ín ía n ta s m a e n s a y a n d o a q a
los poetas se queda ha 5 ^ ariq ü « e m a rin o * Y a z u l d e £
Picasso, y Tiépoio V meíltunces’ COrtos' AkuI M editerráneo., *
cierta mujer con uña m s mas babía c a n ta d o uno. Fa ,
prendida por ese c i ama azuJ en üna te]a su rre a [ista nCta. j
madonas. Y la in fíltr^ -10^ 05 ' os cánones del blanco seno
Era a p l i c a b l e , pues Ci° í lda a « aü zarse co n u n a gran ^
P ^ta mentolada d sabed S<?1 se [avara los dientes con dan
CJ - Eara 0íro lado en *?’ E ^ ü e 1a m is m a e n f e r m e r a a y 0 _
0 ° .pernianeciera tan cum bre del horro r, Y Q\ ¿
acá abajo cu"3?“' detris de •* entuna como s ■$,
vol" « " t aí1S S
s,q'“ ‘inCaS ^ l a m*"*’'

C 6 a im o e l x a.‘^ = ! El J S ? " ! s !n o ™ P->r ™ a b u e l a . 'j p<


Siete

D e l o s a l j i b e s , e n c o n f i d e n c i a s a u n a ¿ la m a

Sí, porque un buen día M anan na dijo: Aquí en el campo todo


otar cha mejor que en el pueblo donde aquellos patibularios nos
robaron hasta los libros, ya que quien roba libros de ese modo,
pana venderlos en las ferias tal después se supo, es también un
criminal. Y allá andará tu padre en su doble vida de la ciudad
tratando de rescatar los muertos. „ Cómo, gritó Fio re lia con la
garganta anudada, ¿eso quiere decir que fueron ellos que m ata­
ron a M iravalles? Y ahora resulta que también Cantaclaro ha
desaparecido. Pero la mujer continuó en lo suyo: Y este aljibe con
agua que parecía tan limpia al principio y que ahora, a causa
de la sequía, la da tan turbia, debe tener en el fondo mas barro
jjíje el alma de los escribanos del pleito con tus abuelos y de la
biblioteca com prada por centavos. De modo que un día de estos
llamaré a alguno de tus tíos para que baje a limpiarlo, y quiza
vaya ahora mismo a concretar el asunto.
Estaba presente la Caña, única hija mujer del sepulturero y
yn¡* especie de acierto en la lotería Fiorella, pues de no haber ella
nac'do por casualidad entre tantos hermanos varones que hubie-
ra s‘do de la triste y afiligranada hija única. Y dtcho o e pe ir
a^ d a abandonó la casa y se fue a campo traviesa hacia las leja-
nias de los Cosenza. Lo hacía muy a menudo, pudiera ser por
temor de que se hubiesen dado muerte violenta a causa de £
P ^ o j a de la laguna, una tentación del demomo brillando d h
n sola mientras el hombrecito metía fuego a los barrenos de sol
a sol en las canteras. En apariencia, ninguna relaaon podja cxi^
ir f ttr e la pelirroja y las trifulcas de los abuelos. Eha habria re-
f*Lto su soledad del m ejor m odo, mas la beligerante Cosenza
^ p la n ta d a era ella misma, y que ninguna mujer se a
fecarse el pelo al aire cuando s«o m anto pasase a ^ b a l b j u n t o a
laguna. Pero suo marito seguirá orillando la lagu , >
so

nadie puede privarse de una cosa com o ésa, D to maledetto>un*


e isima dottna calunniata. H asta q u e c ie rto d ía, así coi®0
abría y Messina tuvieran s u tem blor de tierra con t r e s c i e n t o s
mil muertos, también se movería antes el suelo de la C o s e n z a ^
»nc H°r -p a , j Ra Pe^rro)at pues esas mujeres son como
tos de V!dno donde el sol se refracta y produce incendios. El
hubo mUy recio’ y por unos escasos milímetro5
delafiihl ™ d o que no estaba de m ás ir com o a hab{J
firme en en Sl ,a u? existían, ya que la pelirroja sí continua
firme en su zona de influencia. ,
aljibe (jUanc*0 Ia Caña ideó lo de bajar una de las dos:¡>
adentro Ouie ° CSC a de m ano que había quedado pu ,
S n a af uer a deb™ a * levantando c o ¡ ¿
Sla situación’
e aU io sev K a ^df0m£di0baldedebarr<>^ orramaüdS
ConcIu|d°- En un m inuto Fiorella ^ ‘
limpios no’tenía I * descendiera ya que sus pies
mnte en la cabeza3 Bafo do,s am ente 0SCura ni Poblaf f >hal£|f
cuando te avise: cuidada V° ’ y ^ te en carg atas del b ^
momentos la Caña - n° me dejes caer encim a. Por b J
barro, que en es ,yiVl° $u gran desazón. Ella chapoteaba e ,
del aljibe la te n d ría ^ ^ babia secado p o r falta de lluvia5' ^
« ™ v ira d e a “ ± r e& a d a ' Tuv°- ^ e m b a r g o , b V « K
viese bien frenada c ™ ! aseSurandose de que la escalera ^
otra comenzó a d e scen d í Un ZÓyal° Qüe i d e a b a el fondo- ,*
jJn olor especia] mezH *"P° r p r‘mera vez, mi querido Sigtn ^
P d m e ro V e S a Catacumba y ^ <lue ¿#
i m p o n e r l a , Y lu eg o vín ° S m u e r to s e n la t i e r r a , e m p e z ó 3 ¿ ¿
y d silencio d o n d e r e t¿ ca í m p e ° r a r la s c o s a s a q u e lla
a c o m p a sa d o d e lo s n io in e j 'a t o s > l ° s s ilb o s y quiz® s e é
P rim er c u b o d e b a r r o Y - SU CortlP 'n c E e m i e n t r a s e s p e ra .

SM Í'rPna
u 1va0l*düs^veces
S Er eZh ,IS ?a aüpe?samrdetod0' seUegóa
ad u ra « nietió en el O
an n a , Y d e sp u é s v in n p a £ üe° a Hí el a l m a p r e m o n i t o ?
- « - ^

mota * V v a n s l ^ S1ÉmPre ^ - ó a Fteud con a]j,beS en *« C « ^


1
SI

balde. De pronto* un bicho que sacaba su pescuezo entre pecho y


espalda, sí, doctor Cósimo, y perdone este breve aparte, señora
Clarisa, en vez de metérsele com o el apéndice del unicornio, eso
piismo, Ia operación al revés, un ente así vino a pedirle cuentas de
jf lnv35ión al aljibe. Fiorella se recostó en la escalera como lo
a^ n infelices del diván en la clínica, y ya no pudo concretar
nad3 más que no fuera el arrepentim iento de haber bajado. Qué
^ ¿ ^emb ra ) oyó decir a la C aña y su eco. Esperó que la últi-
a a repetida se desvaneciera y gritó a su vez juntando fuerzas:
0 Puedo, C añita, hay un anim al raro aquí... Era la primera vez
JJ* la llam aba en tal form a, y nadie les hacía eso de frente, por
su- dado el fúnebre oficio del padre al que todos se sabían
jan 1 LC3^ 0S Sln escapatoria. Pero ella igualmente se ofreció a ba-
Ma ° ? hubiera sido muy útil por sus conocimientos en barro.
de carreúlla no querría sus dos cadáveres aún,
de f trad ° ^ h re b e r, y entonces permitió gritar un no, ya subo
fl0j3^ ev.°‘ Y fue haciéndolo peldaño a peldaño con las piernas
pe[Q ^ pies resbalosos hasta emerger bañada en lodo desde el
tar j 3 su habitual traje m arinero, aunque sin haber podido qui­
eb ra 01 Un Sram oi señor Sigmund, señora Clarisa, y cómo
La P - üst£d COn ese nom bre color nube,
do del $C ^ quedó m irando com o si hubiesen am bas brota-
dijo a ^ n*10 troncc>> y eSü no lo supo el doctor Cósimo cuando
pUfa ^ a prim era vez nada de psiquiatría, esto es medicina
algu ' yo presienro hoy, al an o tar estas memorias, que añadió
en d es^C i ra de ^as suyas? porque poco después, al encontrar
P ilo tó * 1' ^OS P a Pe^es d o n d e se a n o ta b a n a v a ta re s del
n° n ierIaX’ dejado una prim era hoja diciendo algo así como
pet o E , m ano en mis historias clínicas hijos de mala madre.
Se quitó T k 113 no se enteró nunca de la bajada al aljibe, Fiorella
tespec. el b arro com o pudo, y en general hizo siempre lo mismo
to de u ° 3 to do, sólo que ella intuiría sus aljibes hasta el momen-
m uerte- Pero si estaré perdida, señora Clarisa, si el
como Será una tortuga audaz para venir a limpiar un aljibe
a£ül p 11110 y a cuyo borde estuvo su nieto, el hábil cirujano del
siempre |U£ resultó que luego de desenlodarme dije a la Caña
^ a í s o s - V l e esperando alguna noticia de mi bajada a sus
ah o ra vas a saber lo que encontré allí ademas de un
82

había arbole?con iJr*6 * podría sacar a m ano con un pañj


hablaban. Serían Como los de acá a rrib a , pero aqud
Plagas nacionales N n ^ 5’ COlíctL!y6 elía C0nri0 buena ex p e^
las, y cuando no hakí pa)aros de l° s buenos con larga*!
P o í¿ ,p 0 b bl? ba" * oían sonar g u itarras... U d
imaginativo. Y escitrk'3 e‘^ a pretendiendo cerrarm e el P
se explicaría por oué COSaS que si pL“diera contarla® ^
vo. Y qué fl0res p. tre Y0 soja ni m enos por qué salí de
cerró y p0r po^ C^an sombrillas. Quise a rran ca r una,
<Puen manda, y d ? ? « S a m ano- Y creo cllje un am ílto
hubiera pedido aue tan idiota y asustarm e al ver
quedarme allí toda 1 ^ - ? cam an « la cam a p o r la escalera P
so rp ren d ió , la c añ a era" i'*' C u a n tío b a je t u río ? A q tj^ ¡,
f^odo. M i tío , es c ie rto p ? 3 qLJe h a b í a q u e a p a g a r d e >
h acer allá a b a jo d e la n te A ° V* TUelv° ’ v o >' a o d n a r ’ n ° rn&
a co n su re a lism o i n m k * c° s a . A l c o n t r a r i o ,
el lfUC d u ra n te m i d esh id ° rnab*ei ^ á s a g u a p a r a la tortLl^ c
c lr d 0 ra r,!a ^ P ^ s t a E | t ataC[Ótj r iñ a s m a t a s q u e e & ¡
rarrf? lej° s* ¿pero au é ^ - a venir era í luien
adcm 'ClÜe ei*OSl nunca ¿ * P °d n a salir com o invención , ¡
¡ J S * ? no q u e d ^ abra Por qué, Mamaban b e n e 6 c * g
gió lo *a trascendencian| Una g° ta de b q u id o adentro- s
tan bur eí° r que he urdidn ° S Cer^ DS X Ia m icción a g ° w ’,e
q u ? m r cr ^ l o u ? ^ t0 d a m i v id a : * * t í o ’ “ í S »
como s i f 1 C°senza le h * * Ver b arroi p o rq u e lof f¿ ¿
corto v -í)pre deben m irar *n ecbad ° u n a m aldición- ,
que eí L ? ? 0* " * £ d c?T * a b a ' ° a causa de P p
dicen: ;A¡^ Caído roto En j CUand o los están m atan ^
g u a rd a d o 6 5 10 e r a e l c i e l ! f 0 S a f u e r z a d e s u s g r l [n ¿ f l ¡
Vera jamás r Pues desde q ’ ™LSerables asesinos, y se I 0
Mi te0? qUe un h om bre m a te un c e ^ o
J ué color ¿ L ^ ^ s - c o e l u m ]a j * - . j -QüC
a^a preeunt Pr°pío d#*l 10 Como hechizada- t p¡i
SU ni^ ! ? e r o ’ ^ iba a el P «*odo de los u n » <
b ra n d o para S¡* voy a 9CQ ,u c° m o esta bazofia de £ ^
arrancar hoÍas 10 como 10(; ariíle de eso. Yo an d ab a ^
nÜfasP a ra abui ¿ 05 « r d OS) ya q u e mi m an ía
herbarios en los libros del &
33

y si eran de árbol Jas copas lo tapaban. Cierta madrugada, algu­


nos pocos años después, lo vi completamente. Pero lo que ocu­
rrió durante la misma instancia no puedo decirlo ahora con deta­
lles: me enam oré de un cura que salía, a esas horas, de un conven-
jo de religiosas. Y el cura debe haber llegado a Obispo, lo que es
la historia, con cuántas cosas nos tiene encadenados unos a otros,
sen ora abuela del doctor con manos especiales.

(Fin de noticia a la dama desconocida.)

Los Caña, sin em bargo, con cielo azul o sin él y también sin
sólo el arroyo para todo uso, eran más importantes que os
jtemás, incluyendo los de la colina. Y únicamente dos veces en los
largos años que fueron parte del lugar permitieron a los de alia
arriba tom ar la derecha, es decir ser más Caña que ellos sin sa er
,0’ ° 1e<episodio de un loco que marchaba preso, y el de un hom-
re de lacras escapado de algún lejano antro hospitalario- ^
* esos dos los auxilió M arianna Cosenza en una forma tan smte-
[ca que Sem brando Flores no podría ni alargar ni acortar as
R edoras, sólo que alguna vez éstas dieran su vuelta para co rar
^ simbólica. El primer hombre venía desde el cañaveral custo-
T á0' Por unos policías que llevaban un perro ^ e s t r a d o , Valt-
s de su anim al no se preocupaban mucho del sujeto, e
el reo cobraba cierta ventaja en el terreno. Ignorantes de todo^
af lari Fl°rella y su m adre acercarse el grupo cuando de pronto
j a m a r o n la situación: algmen que va interdicto, pero ^ b e que
nada le valdrá correr si no quiere morir despedaza o y
J menos de lo que dure su intento. Entonces, cuando e indrn-
ya rao próximo que hasra pudieron ver ácoteuro-
c o S ‘° ^ sus °¡os ™ “ * d ° s d' sa"*re’ “ o « “ te ta
éü j M ^ n o c ie ra y le dice: Sálveme, señora, y q ,
S a,r Y ^ da la m ano aprovechando e s o deslizar dentro
p a r a

suv a ,j?an 8a femenina un cuchillo que el llevabai jq


y, u' % ue cam inando con sus captores siempre e ,y ^
cu-n a d a n z a d o algunos pasos se da vuelta y . pii^
2 S * Q ue se m antenga hermosa la niña como s u i i ^ H k
° Cotonees a la criatura com o Miravalles, como *
84

S e l f c m a m í “ “ 'f - der nada- Lo *1“ h ab ría dea* í !


hizo. Sólo se la vin ^ £ Ia saEerlo si n o hablase, P**0 J
pre, o hasta hov o arro,ar a m |fl blanca en el aljibe P3**
lar el secreto n e m ? j f n lo diÍera sin ningún derecho d ,
crimen, * 0 ^os violadores son así, en eso radfa ;

querría ac u 2 r° ¿ a^ ue fl¡ese quien fuese el q u e v & j H


repente surgió de atr- j } ■ Proso estuvo postergado- r i
desde Montevideo n&S ■ ar hules hasta d o n d e había i
haciendo señas a v U '^ í ” ’0311^ 0 hiló m etros y m ás kilo016 *,|
a ruta lueg0 de p en sl? 05 de carga que lo arro jarían de f l d
^ b^ o p 0pr u n ^ e,° a. cosas. Esto, señora, add j
una sábana, n o |0 de baño de alm idón y
j ntye *as cañas el hoL k? qUe quíere sino el q ue P uede:
se e r Cavado el hovn ^ C° níí¿> alS0: Yo dese°
me ha p„ y numero setenra veces siete, una i á
SEv ° * S b eza d « d e que lo o í en un
Padrf.eite 1102:0 de carhrí^u e ° ’ Pero largúese. Tome
¿ £ * 5 * *°m a, a y en to d ° escríbale f ^ \
t r o u ^ ^ P i e m e c o n í ^ mi.la6ros.~ E ntonces
que a,i ° ? Ponga lo? ^ u a | le dijo: Siéntese p o r ah 1 ^
fae q l '^ - Despa^s Cua Pi es dentro del ag u a d u ran te ^

aljibe □» 1]evaré com a ° üsando e*te aguafdieri J,


10 ¿ n í c o ^ ld7 Pan. beber; 1 *
El homh ‘n s* todo l í pero ya ío £ J
se levantó are í 56 h°ras s e n tíl* ya USad° ' An$ &° Í
futido- í| „ med¡aooche V ln con los P ies ^ " in e tp ^ 0 ^ ¡ i .
" “n w ” " » « a „ ¿ T ' 0 * * ’ ¡o allí le pareció al?»
' « i l " ' ! ? ; * l a m ^ a « a blanca de u n p r i n d P ^ V
medio, de m ’° S e» cada ’ i 0rk° tros violeta> V f f f i í
p0r dicha ton0^ qüe el verH de Co^°^ siem pre el
y no’ eNa n ^ í dad- Y los I y el b r i l l o q u ed aran
otro día com - a huían quién sabría
ltUstn°s( So^ ° 31 nada; Qué 3 nadie’ aunque M arianoa y
qüC si h f e a - , 3 « no p « f ¡ M
nos toca, el C o g id o algo q u e no J ¡e
5 el Espíritu Sam o. Y q u é to *«*® 5
85

ocurren a veces, a vec, mírame sin pestañea^ bordaré unas flores


con esa combinación y llamaré al conjunto el ramo de la gracia.
Pero por ahora mejor colocarte una venda, quizá hayas fijado la
vista en el sol, eso no se hace, el sol es como aquel hombre de la
casa de piedra, la mitad bueno y la mitad malo. Y no te quites la
v«ida por un raro, más bien juegues a la gallina ciega...
Y un amanecer ya no estaba, él y su lepra, o lo que fuera o
Suyo, continuarían recorriendo el m undo o probando a sus cria
furas, no se podría decirlo nunca con propiedad. Pero habría a go
roas, sin duda: que aquello viniese a ser como un aerohto, so o
que en vez de caer lejos tal sucede siempre él les llegara con algún
mensaje, y quién iba a descifrarlo, no estaban aún dotadas para
es° ’ l°s mensajes suelen soltar prenda a largo plazo. Asi que uní
cemente con aquellas dos excepciones, el hombre de la aga y
A b u n d o , los C aña fueron menos pueblo que los de la colma y
1 1 0 se incluya a Pedro Irigoitia porque el escándalo que armase
Solver de sus misteriosas ausencias y saber lo del leproso fue a ^ o
5“ ya no cabe en las palabras. Su credo negativo p a r e c ía estar
J n g id o contra el inútil Podeq fuera en la tierra como enelcieio,
hom bre con lepra no entraba en los esquemas. ,
Dios, que se hallaban dem ás según Ellos, y solo el ndmduo
1 m° Un S°1 en el centro del sistema, debían, sui em a g >
leprosarios bien regim entados para que los enfermos n o jscap a
rayos y centellas si lo hicieran, y aqm er‘ ™
son Cn m as t 'pos desconocidos, y es inútil con ar, .
¿ I J » n o el grande de Schopenhauer lo ha dicho,
vn E ^ 8 °® e ideas cortas. Y la casita que ten a S
S das por los se sacudió desde, lu S él
Sa . f M ártir i quedó torcido, y el libro e perforado
¡uJ 3 canasto para docum entar sus dichos es
los ° 60 parte Por una planta guardada con su o f_
tadoTde V ° d° eS° SÓ} ° P° rqUC hahocele paero que igualmente
fiiBe. . a go 9 ue no lograran reconocer, p 4 <-;n Doder
dP_ recibido co n oj os de ana Ifabero mirando es P ¡¿0
8 ¡5

aljibe quizá^ara de aíluel preso había permanecido^


Quilotórn., yaque « u * H
cerca, y no se diea *¡ >dividirla p o r la m itad y ver la ^
la empujaría a ello d é * 1*!0 e* doctor Nessi le permitiera.
nocla meiuw que a s , ^ h lepra dc l’E cum í, que dijo H
res cuando el aeníiñr. j Uima? com o Fiorella era Sem bran^j
alguien dijera simoípfn a2U' de Evans la perforase flU I
S1[uplemente touché desde el m ism o cielo-
Abigail
^ entonces pm - iw
nltrajadoen lahorrend° a deCir sin c u b n rse siq u ie r* ':1
£ * * de tener ya eí r traVesía del « u l , nuestro Q * # J
bat,endo * ¿ Z I * T a de M ar6 ™ ta en su p o d * * 3
*»as ínverosímüe sien,!, 0 de. Lostan, quien p o r los & ¿
^ aiU e l 0 ab su A ™ Jre ^ interpondría. ¿Se da S
haberse ahorrado u l * todo est°? En lugar de agr*df J
del l í ? eS° fue Porque°rnameni:a Gterna’ connnnaba j
líricf3 n ’ Cüy ° s p a d r ^ í e Lnam oró dG Beatriz, la
que uedr° de Lostan V blan Prometido por
en J * e herido ai p ^ V segundo duelo del todavía V¡ J
aunque no
reírsei ^ ^ujeg cierra^ í>ersona distinta, un hOIllb
M aSl la ? ' am ente’ algo que sólo ^
r iT a > ¿por qué r e j 5 había apren d id o a f i
c_ . reincidrría ?
t °ia sonar al '

f ^ íC ^ ^ S c u a " t iglesia en las inmediiL¡íf


a vaca ce]e..raS ejítrañas gen,.!1 Se ilum inó su mente- ^^
relaciones. pe! ; J ese P riv ile g ié 0 f n carSad as de su
p0r q u e r? sde ^1 tañiri j acía beneficiaría de
j Ue ^ b í a 3 Cri adelante ln La<ÍUellas c a m PanaS’ L a o
«tdole ej ra el panorama S? en atu rah u n e s p ité ^
,e m°mentos Pe F °r cualqilj ^as resecas e s p e ra n ^ ^
d°rtuida hasta Í T 8 la h a bíl / ^ erta‘ C err6 loS ° ]OS'^A $
ucr°n^ ad a hora á [ . dejado exhausta y deb^ ¡¿

as de i» « 2 5 ¿ * ¿ f e 0 - Y lue6° COTtinl‘1 á
usted po m isteriosa q u l I 1 ¿c^
COrtlo una tu rista aq ” 1v
87

hotel, dijo la enfermera depositando los medicamentos todos jun­


tos en un platillo, y ella se los administraría según los colores más
algo que sabía de cada uno: el amarillo, antinflamatorio; el gris,
corticoide; el rojo, antídepresivo; el blanco, somnífero. Y este úl­
timo sí con qué poderes, la arrastraba de los cabellos, iba hacia
Jos confines más secretos de la cohabitación entre el sueño y sus
horribles gárgolas de desagüe. Y fue la noche de ese día de! azul, y
la convocatoria del aljibe, y la concientización del reloj, y un
toque de esencias terrenales de Grasse metido por el arcángel en la
caeva del Q uilotórax, y ya tragado el remedio blanco, especie de
versión m oderna de la m an d rag o ra con su m etaqualone, su
'fenhidramina, que oyó decir casi sobre la oreja:
-Soy su hom bre, vengo a ayudarla más allá de lo que puede
hacerse por usted.
_Y allí empezó la más extraña contrafiguración que hubiera
Podido darse sobre algo, pero que junto a una droga como la que
Acababa de ingerir le pareció un diálogo bajo los árboles con e
Pfopio Satanás que hubiese decidido pactar.
-E l unicornio del grabado -dijo ella por si acaso- estaba real-
snte bebiendo allí en nuestro arroyo, podría jurarlo. Por o
echo de que yo lo viese ya empezó a existir, pues usted deberá
a erlo: si uno pensó en ro b ar ya ha robado, si eu matar ya a
j t a d o , si en am ar ya ha am ado, todo es cuestión de adentro, lo
e ahiera suena a hueco.
--Exprese lo que quiera, lo que sea -susurró el visitante-, soy
r h h ié n un médico, aunque algo distinto al resto, incluyendo a
05 Psiquiatras.
c_ yo quisiera saber, pero científicamente hablando, si un
^ n d u c to torácico que se ha fistulizado por alguna causa puede
esPontánea mente.
-Es claro que lo puede, ya han sido registrados esos casos en
¿ 2 “ ateas. Pero ocurriendo no únicamente porque si, sino bajo
etes autocontrolados por vía mental. ,, ,
si eso no sucediera, con el derrame ya contenido en la
*had pleural?
h>rrn^Ue E°dría reabsorberse paulatinam ente, pero siempre e
a más segura p o r la incidencia psíquica.
"tY si ambas cosas no ocurrieran, ni el cierre miara
86

convocaron*. La daga de aquel preso había perm anecido en


aljibe quizá para un remoro Q uilorórax, ya que cualquier dj
tendrá que resolverse lo de dividirla por la m itad y ver la cosa *
cerca, y no se diga si cuando el doctor Nessi le perm itiera cscrl "
la empujaría a ello desde la lepra de PEcume, que dijo Han*?
nada menos que así, Espuma, com o Fiorella era Sembrando F
res cuando el aguijón del azul de Evans la perforase m i« « *
alguien dijera simplemente lonché desde el mism o cielo.

Abigail
Y e n to n c e s , e m p e z ó a d e c i r s in c u b r i r s e s i q u i e r a e l s j
u lt r a ja d o e n la h o r r e n d a t r a v e s í a d e l a z u l , n u e s t r o C o n d e , / 1 ,
p u e s d e te n e r y a e l c r á n e o d e M a r g a r i t a e n s u p o d e r , s e s .g *
b a t ie n d o a d u e lo c o n P e d r o d e L o s t a n , q u i e n p o r l o s c a m » >

A b L m.VC; ° i ím ilL S SÍC m prC s e ,e in t e r p o n d r í a . ¿ S e d a c u * * ,


A b g a i|, d e l o a b s u r d o d e t o d o e s t o ? E n l u g a r d e a g r a d e ^ C ,
erse a lo r r a d o u n a c o r n a m e n ta e te r n a , c o n t in u a b a el p ,
del R o í CS0 P0rquc se enam ° ró de Beatriz, la M arqu '
Eticas a j^’ Cuyos padres la habían prom etido por razones Pj
- I Cdr,° C,L° Stan- Y scSundo duelo del todavía V¡zc°%
en esos r.eCr ***¥** de 8ravedad, au n q u e n o es asiA , ,
sionado I ya “ -d OIra pcrsona distinta> u" h o m b r e ^
S e ; l mu,er’ « e m e n t e , era algo que sólo servia
M arearirl Y que lü había aprendido a era**
M argarita, ¿por qué reincidiría?

fue en ese níerkra *eun Car'" ón dc iglesia en las in m e d ia c ió n ^


a v e r la e n h o r a s e x r r a ñ a T C U a n d o s e , l u m ' n ó s u m e n t e . L le g ‘ (¡
v a c a c e le * e v T ^ n° c a r g a d a s d* su caso : e ll% ;
re la c io n e s . P e r o d e s d e H 7 ^ 5 ' ° ¡ 3 h a C Ía h e n e f ic ia r i a d e g ,J1 b¡;
P ° r q u é , q u e r r ía e n a d e f ° , a q u e l,a s c a m p a n a s , y n o
a s í que c a m b i a r a e l s o b r e n a tu r a l, u n e s p ir itis t a /
c i é n d o l e e l e s c a p e n n r a n °|r a m a d e l a s r e s e c a s e s p e r a n z a s *a ¡¿ í
d e m o m en to s a n te s C c r r ó l o s °> o S - f ?
d o r m id a h a s ta la h o n I . ,l a d e )a d o e x h a u s t a y d e b i ó Ql fl¿
con d d e Y luego co n tin u ó su |cra ,j'
a' ^ as de la co n fia n ^ J SU m is'eri° » q 1" 1113' A % *
3 usted es com o una turista a q u í y éste ¿
c° r t i c o i d e ° Cada ,uno: e * a m a rillo, an tin ílam ato rio ; el gris,
timo sí con n ' |0 ' a,nII Pres‘VO; blan co , so m nífero. Y este nl-
!°Sconfmes m á s ^ r T 5’ !? ilrrasl,ra b a dc ,os cabellos, iba hacia
d rib lesg áreo h c d /H ™ la Collal'>tación en tre el su eñ o y sus
a in v o cato ria del r k 8UC* ) tllC 1 noclle d e cse d ía dcl azul, v
^ Ue de e se n c ia st r" ' í C' ? !* c o « « n ^ ¡ ó n del re lo j, y un
2 ^ . del Q uilotórav v G r? sse1m c tiJ" P” r d arcángel en la
difS,? n m° d e m a d e h lM? a d o L rcm cdl° b la n co , especie de
‘^ m i n a , q u e ^ C° ? * ' « " e ta q u a lo n e . su
l ' W SU homUr, X r Casi sohre la o reja:
T a H U USted- ' VCng° a ayU dar,a mdS n,Ui d e lo puede

COntrafl8UraCÍ6n «JUC h u b ie ra
¡"gerir I paree " i T ° 3 l" ''1 <,ro‘5a Comi>la <lue

hrcho S i e n d o a ||f ® - * J l o ella p o r si a c a s o - e stab a real-


S bc,lo: siq" e Vo lo viese ya e m ^ T ' P '* |U rar,° - P o r d *>'<>
> d°> si en0 Pcnsó »n ro b a r va ,? 3 T T p u cs u sted deberá
afue« suen m ar ^ h a a m a d o ' ro d o ” *' m a ta r >'a h a
C j O * a hueco. ' to d o es c u e st|o n d e a d e n tro , lo

^ ■ d fe ^ s ^ ^ ^ P o r via P0 * * * si> *¡no baje


^ t e te a; 7 ,era’ r o n e , d - - y a c o n t e n id o e n u

p e ro s i e m p r e «
" e r a n - n i e, cierre n i la reabsorción
Entonces -dijo el hombre aco rralad o - se llegaría a la
T inÍrglca’ hipnosis medíante, desde luego. Y
un del¡r H C- &pie.za ? de la conciencia describió con los
v e n í ™ 10 P i m i e n t o en las costillas para separarlas, y P°r ^
suizo c' e° í1-Ca que menos tendría pequeñas cortinas de ch
conuncah? ? P\ ^ lT T Una ligadura Como un m im 0 COSX0Í
que indudahlp * * 1° C3Íd° a una ñoL Y así Ia feroZ roraCOt° ^
sudi S i n r e s e r v a d a se transform ó
We d S e u ^ n hll° S,de p]ara- Y d b quedó aferrada a lo ¡ <
abjurar de n a d ^ k h a h ' ^ r ^ a raci0nale* Po r alSuien q¡£0 ¿
monstruo muerto l e ]'eVado a un m rvana intenor * *
V, casi sobre su e k n U C O s ta d o ’ V i o irse al hom bre b o r r o s a ^ ^
gitano y portando? ^ CnrrÓ Un seSUndo’ éste joven, con caí
-U s te d e s ^ 1 Pe<lueña botella,
to de lo que había Lü™’? C° m° borracha Po r eI iniTtinenreaV
móviles usados v antes Vendían caballos, ahora ^
antes de ponerle p rlS c?1™ que te Craes ahí íl ué eSi ’

aquello lo e ra ^ M ? ^ ° re^erenc' a a nada en form a tan d eSd?d )J


mandràgora estaba S n° Podría anicular ya frases escogid a,
^hsis £ nente * * * * * en la ra * de su lengua p ara * * *

situación-, usted m]ipUe ^ab^e ~d‘Í0 el muchacho a b a r c a n ^


stta es beber de esm S° Yn° lo sabe exP^san y eso q*=
-Lourdes.., Francò 3 qüe Proyiene de la gruta de LouC-*

31 sería buena y*tran? Pronunciar la ere gutural de los


puente del Sena se le iin]'?raní:e ]a droga, como atravesan
do cnn ganas allí día 7, „ l V enido ia ere de tanto «merde'’
-Aquí también hav n ,5 P0r cualquier cosa. Ae ^
a8Ua como si se b j r YU[la brente con ese nombre, beba ;p'
gro «»»«a en aquélla, de ahí va a atrancar d <° ^
Y Sembrando Fi« t - 'fíc^
ueumonólogos, ciruja™* lgoj.ia>señores del equipo cíe»“
SoA anestesistas, laboraro óloE°s. patólogos, tra n s é
ou 05 ?ue se ^ escanak nstas' empezó a beber en Peq
en la porción quf 1 an por las comisuras dormida > ^
q e la mandragora dejaba gustar te ^ a
S9

.fVe rejniniscencig de óxido de calcio, y que el Leviatán que la


evaba desbarrancada cebándose en sus jugos paladearía muerto
ris^ Un último pensam iento lúcido logró salir de entre sus
ombros: Soy aquella a la que le com praban trajes marineros
ra navegar en seco a pleno cam po (¿el hom bre con tal atuendo
un salvavidas, esculpido en m árm ol y colocado en la Pampa
^sentina, existe todavía?), la misma que ah o ra si manase leche
Panto COrnenz^ su período azul la daría del color de los aga-
ahed H ^>er0 tarn^,^ n Que bebe agua de Lourdes brotada en los
btfane .?r^f ^ M ontevideo. Algunos tan poco ilustrados no sa­
ciarlo ° n ^ ^uSac>a lo m ejor en África, ni cóm o c a ráete-
r<3 ;gja<.en SeoP°lúica: quizás allí se com ieran sólo hormigas ade-
hatija l CLn es«oncio 90. Pero no im p o rtab a ese detalle, todo
al par*-! ^ ^ e l t a desde los cauces de la locura, de m odo que
0 olvídr 1310 n era tQdo norm al a causa de ese giro completo.
venid0 ^ ^ sería aquel hom bre, de dónde habría
^Ue color j 3' ^ om o í05 dem ás, uno de ellos en especial, y éste sí
° en el centro vital del sistema.
O cho

De l° s m ejore$ cabos sueltos

a través de una ^ d í r í ^ ^ ®en,te: había intentado ese opeó


otro más que de sí 3 COncluir s«m pre en que nadie sabri
mafias, diccionarios del°n° ™ da‘ iSualmente se ^
Parcial o total nrod..^ Cn es qülén’ películas de tra)«*1
tan ávida de los rUm-; ° S para üna so a edad de consunto si^1
m°- Al fin la verdarWCuamo mas esconda cada uno de s]
£tuas telefónicas* nnmi,a aProx'ni ación a lo riguroso sena
ro, Jo único más o ^ 51 acaso profesión, domicilio »11
d^os de las vidas. reai en el inconmensurable b a ^
^ de c| Éf) 5Ü ÍTlÁ
supo mucho. Según identidad, Pedro Irigoitia, o«0?
T f calían cosas capaces j rJ*OÍO priir,er tom o en versión o r a ’
^ el corazón de F f c S * 01“ * am arSa la boca de
de cuantiosos bienes n ? L?r° venía de «na fam ilia pos#
SO situaba en algún L rePadiado p o r p rin cip io 5- >
delei* de Ja oy4 e mT r d d II1Undo «n castillo d o n *
f "»«y bella, ranto a u í í había co m b ates. G f * '
uz de la luna Se tra Uando ex tendía [as m an o s en Ia
a e P'e desnudo se f i ] Lrentaba P0r sus falanges, y sí ^
^^ numen bélico c u a n d í í 3 travésde! tarso y ei m e ta ta r s i
bah'3'3 ayer al hov q' ^argaba l° s cañones. Luego j a .
de lo ? * * * » & > pa?a 2 ln¿ errnedí°s m olestos, y un
dosS com uneS H í " llam ada S em b ran d o f l f f S
^ robado de u n T a^ h e n a j e , sm o del m ism o
v e n ?,'13? qüe ^ d i ^ r a * dC pr° P iedad privada. Y el
S ito a b r e la n í a t ? * ? d e s d e ™ a ^ " a > ? ^
91

verdaderos capicules esclareced o res del inicio, vaya a saberse qué


as Por lo menos que com o entre güelfos y gibelinos, qué
alteración espuria de árb o les genealógicos, qué h isto rias
Jitrecruzadas produciendo accidentes com o el de ahogarse en un
a causa de las raíces arrapantes de árboles en su fondo,
k ' , e niodo que tenemos un castillo en alguna parte y un hom-
^ c mano mágica y vivimos aquí?, dijo Fiorella a M arianna
sistía*135 iam^ s veian alejarse en pos de algo que siempre con-
ciertoen 0 mismo, misterio, y luego los espaciados retornos con
un ti S Paíluetes que contenían trajes m arineros, alimentos para
juntQeiT|.P0 V juguetes de estrafalarios mecanismos. Ella se sentó
respon^d ' u clue era en cierto m odo un anfiteatro privado, y
CUatido d°: ■ gente ^ Ue cuan^ ° habla y dice pan eso es pan y
^ castillo l<h k 0,0 eS° es v' nQ* ^ ero rot-h vez ^ mencione villas
Poco q u Si , clue 'r tan lejos que puede uno extraviarse. Por lo
rosa. Xls ]°Srad ° saber->puede ser cierto lo de la familia pode-
m ilia r a VEZ V1 Una fotografía que tenía escondida. El grupo
Un tam b r "r-f * Una gr3n m ans^ n ofrecía com o figura central a
^ndo ^ b arba cerrada, con un gesto muy parecido al tuyo
Podía i ^ r T 0curre contradecirm e, pero detrás del cartón sólo se
^abía sid ^ Pa^abra medio borrada amor, pues todo lo demás
Culp3 de 1° r asPa.d° Cün una navaja. Entonces no debió ser por
l6 ahora m d'a ’.?e atrev‘ó a conjeturar Fiorella. Ese gesto tuyo
habló a Co ls,Itl°* dijo M arianna, era el del hom bre de la barba. Y
? üetLos E c u a c ió n de algo así com o de una semana trágica en
l etlce a ia J Sjr5 Ue cria tura deglutió con igual incapacidad que
t Se sen ie ^ arcel° n a! relacionada con el cuadro donde el hom -
n ^ ^ado lzclu lerdo del pecho frente al pelotón de
\Í^a’ Ia tnu° ta ^ Vez sucedido algo más grave en su
^ de s u j ^ dedos atravesados por la luna, tuvo la mala
^ brusca 11 ^ infernal engendro. M arianna se levantó enton-
c°iñG ei y n° com o quien da vuelta una página, sino
c-. V^ í a en °erradü el libro-
l0li ejcper|mese c o m e n to la C aña, que era siempre una invita-
a h Venientes fU^-' ^ tracaba esta vez de unos golpes de m artillo
c ugar. - o . * dnico vecino de predio y am bas se aproxim aron
etCa por p,l> ce don Aranda? Y de paso Fiorella lo vio de
mera vez, aun después de haberse dado entre ellos un
92

lazo de dependencia que ya form aba parte de su linfa, los p°H


que dormían en la higuera del hom bre y que m uchas veces ^
había manoteado al anochecer, pues si los libros y los dátiles ef^
un robo del propietario, por que no lo iban a ser aquellos sao
sos bebés em plumados. El individuo e ra un e x tra ñ o eÍCI11*L
achinado, sin edad, sin com prom iso visible, sin palabras P°r 1j,
dativa propia a no ser las dirigidas al p erro o a los cesto*
mimbre que trenzaba o cuando hablaba con la guitarra
gun los Caña, tenía en su interior cascabeles secos de víbora*
anillos de la cola, para que sonara en aquella form a. .. x
b'cn los dos pequeños m onstruos hubieron interferí
su mundo, él los m iró por turno, a su vecina cercana nornia
te y a a otra con repugnancia tras escupir lejos. Un jaulón P ^
os pollos, dijo, eso es lo que hago. A quí desaparecen co
trabajo tan bien hecho que ni el perro ladra ni u n o se da cu (J
e que van faltando hasta que un d ía so b ran los dedos
mano para los que quedaron. Y volvió a clavar d e nuevo la >
aa en ja Cana, tan ajena al asunto de la higuera que p u d o n'* <j>
ner en alto la vista horclla no sabía qué decir. La verdad.
Pequ,enos Pom íferos delicadam ente gelatinosos a W ¿
i“ 3" a ? C3SCZ cn ,üs ¡» n o d o s de crisis co in cid en < ■ f
ta| dc P^veedor, y que al fin eso no era nada seg^
r h Fu,- J ° SCp smo una iusta redistribución, cóm o se ‘
ex lecroraT ? S- qUf ’, apclando a los ™cursos novel& * * * * #
£ £ £ ” , ‘ d° " 3 ^ >’ a las m ujeres traslúcidas d P r
ro con " 7 ° a . s a l v o de s°spechas diciendo: Anda
r Y " | a, aSI de grandc’ a o o so tro s nos h a com ido
realmimc v ™ T - , rÓ ’a V0Z: ^ a c l a r o h ab ía d e s a p ^ ^
si nada hnlV 3 V .lusi° n de verlo volver relam iendo p
s u d a d o a o'H Sl¡Ced,d0’ SU a " a™ n d iv ,d u a lis m o p a r * *
Lev; Tf, de Canast0 de libros. hre i
dejar de d a v a ^ e s ^ 0 ,OS P° ll0S V ,OS hucvos’ d ií° cl h°¿e
de catorce col-i aun(Iue haya tam bién o tro tip ° L [jof
gos, y que ramhqUe 53,00 'aS noch« J e luna al baile de ft
en ese T o Z n t * " T " gatOS si cl borrego se hizo h * * /
d e l a s de verdad c?nn > .0bserVÓ 3 ,a C a ñ ita tem b ,af
aI suelo donde n 3 , ° Cl V,ento la s « m b ra , p ara l u ^ . í y *
quedo inmóvil con u n a p iern a e n c o g í* >
93

«tirada. ¡Usted la m ató, viejo perverso, cuando vinimos aq u í ella


«taba viva y ahora está m uerta! Se arrodilló junto a la yacente y
^mpezo a golpearla con una d e las ram as de m im bre que se am on­
t a b a n allí com o m ateria prim a, p ero su rigidez era to tal, n o se
un músculo. C onozco muy bien a los zorros, aseguró
»convicción el hom bre, p ara creer en su m uerte. Éste, lo mis-
t^ q U <\ tOÍ*3S *aS C0sas m u n d o ’ va a d a r un ^ ,a ' a vuelta
que J?.ara rerm inar siendo una zo rra com o la del pozo, aun-
cncam U(' u Cra ^ ° r de hem bra y no este pobre chim ango. Y se
Caña U.10. c 'a c* rancho a buscar algo. De repente vióse a la
Pararse [ '/ U" ° '° ’ y aharcan d o p o r este m edio el terreno libre
como su d n PC y em prendcr u n a ^ r r e r a . La o tra iba d etrás suyo
Sc detuvo ’ C uando ,a prim era, lejos ya de la zona de peligro,
z°rros ClCn SCC° *C contcsd 3 u e realm ente había hecho la de los
ne,y por 310 que cso no le g ustaba a Dios, y que Dios me perdo-
d°lcs alvo °,Cua? d o 'os zorros eran viejos él los castigaba hacién-
pero de aq * V° ' a dec>rtelo, Sem bra, un día a lo m ejor sí,
dcscle allá p3 nu,cll° 1lem po, m ejor si estoy m uerta te lo cuento
Ve,aciones v lore‘,a estaba p o r desear siete orejas ante tantas re-
Fa,la coloCTSUS| ^ ? ns‘8u icntes lados en som bra, cuando oyó a la
ü« o s; Y ¡ni . al de to d o aquello algo que la heló hasta los
tr° s c°m em n rC n° Sabía quc el 8aIO tuera ru>r° ' porque noso-
p0r allí husc- b T ° tam '5'é n , gatos. Y el C an taclaro se presentó
S°rdo. y y0 j1 gata, y yo n o estaba , y él lo vio ta n lim pio, tan
CUando nos A? Va 8u^ s*n saber quién era, lo descubrí al o tro día
?Uc<Jó dur-inn? 3 ca°eza ^ ’esconderla... La viuda de C antaclaro
||Ue *e sucedía Un° S scSu n dos com o suspendida por el pelo, y lo
.a Pernera rev-eb SC tra la *3a dc te atro de zorros, era su ser ante
J * . y |Qs ^ ac‘o n del ciclo vital: el g ato se alim entaba con los
s Caña sc co. 3 *os P ° " os sustraídos a la higuera, luego
di y a ,.nlan n' gaco> y saber quién sc íagocitaría a
bió ° .e* viejo. p ? Para quc ,a vutdla fuera redonda com o había
el Iibérarí° ° 0 qu ed aba m ucho tiem po ya, p ro n to perci-
com°SqUe V a coi |3. P° r SU COIlfesió n , la o tra la encam inaba hacia
imn ° a* aljibe ram ano de lo p rohibido en tró ella tam bién allí
en rcsi° n ó e n to n e ^ 116 e*ta vez g u iad a p o r un cacique. Lo que le
Se hundía ° v T e* ' nex>stente barro sino la hojarasca
n. i luego el o lo r húm edo em parentado con el
94

del aljibe, pero como de otra raza, y ta altura de los árboles m if ^


tan de lo bajo, y un ruido extraño que era com o el del s’¡eIt
abanicándose. Voy a mostrarte unas cuantas cosas, oyó decir ¿
ana ya brutalmente acom odada a su léxico, para ver si ^ r
Cül° df una vez* Primero el cam posanto, per0/® .
pueblo que es el de Jas setenta veces siete de mi padre, .
otro nao y de mis hermanos. Y después la m arca donde e st/o
ancho de un tísico que se llamaba Cantalicio, hijo ¿’la vieja Afog
q g m u n o hace muchos años y herm ano e’la go rd a E p i f c " '^ ,
A /* * * ' U? venK nas' Y a n i b if a el m a ta * 1“ *
tjr!/Y donde corre el agua e’la lluvia que viene del pueblo
contarlo a°u°W 51 i”e *uraras así besando los dedos en cr j
tesoro. S' 3 raeí° r hasta te dejaría meter el hocic°

p ro m e s a s 'ju n ís ° C u id a d o ^ ^ ^ n° ^ ^ t r ^
tienen aujer0S que a a cnt0nces ]a o tr a > <
bién pueden ser ñ» ?, s pájaros y hay güevos, p e - J
veneno as? aSue; , de Vlbora <!«* te saque la lengua y te ^
mejor hay nido cn^ meter Un pído ? si n° sa^e ^
tctóloEo su S “ " ] 11* ” " ' ^ Y " '« t ó el Pal° ' K A
parió, vamos lejos Fio i|° í ' " ^ 0, v í t o r a : dijo, la pu‘a ¡111¡l»’
todo Jo que pudiei4 ,ó a la lenSua p artid a del ^
Hos soplaban tan in<ÜTUCarSe al insuIro>Per° los I
hálito. Caminando ,> ntemenfe que le permitieron rec _ _(1í
fin hasta un raerán o ? nipre s°bre la cosa blanduzca, s. 9
fquí, dijo la Caña n o ? * árb° les rodeado por unas ^
los ángulos del claro v * í ° CLIrm pasar‘ Había cuatro ? s rf
roídas por ¡a herrumh íf iellos se sostenían unas / ¡L ed t
una chimenea, v centro del espacio quedab ^
ran osado destruir el Jlf ni el tiem P ° n ‘ m an o algún f
gros diseminado-: m ^ Ue^eto de un sillón c o n sus eIa ^
tastna en cuclillas pern/ necía junto al h o g ar con10 ,¡sp f
Pusieron esas cadéna^Ü ^11 ^ k a ñ a cu an d o él m urió y %¿i
0. Pero se puede ñas ^ nai^ en tra ra n u n ca maS’ ¿a K
J / a mitad por sus rl r P° r abai ° ’ dii ° Fiorella im pre^ b ^ 4
í°- c.°° ■»<£ mTtadf5ra?s íamUia**. o P°r a r T < d
61 “ «n» del cisiS v í f ntaf C
íca- N ° . no “ Pu«k Portí X
y rn los del m atadero d entran. Éstos d
$5

<lue son los hijos de los otros, dicen que los de antes venían a
Caerle sangre caliente, y que un dotor con una valijita llegaba a
meterle al cuerpo unas aújas con oro, y él lo mismo espichó igual
|jue el hermano Escolástico. Pero com o la madre lloró siempre
oroas que por Escolástico, Can tal icio se hizo vam piro cuando
^u;no aquí y )a chupó hasta m atarla. Salía del cementerio, venía
1Ion a ponerse el ánima y se iba a aujereark el pescuezo a la
ma^ ^ a l° s gansos que ella tenía. ¿Y dónde está el áni*
Pobre^ n<? veo nada. La Caña la miró con lástima, sólo era la
c°Sas / atl<^° Flores dem asiado limpia para entender ciertas
vía y |e regadera colgada de donde salía el agua com o llu-
seso ^ cuerpo y hasta la cabeza debería tenerle tam bién
^ an d o 1 s' ^1 ánim a sale del cuerpo com o un rollo e’cinta
eran rico ^ ^Ént,e m uere> aclaró, y se va por ahí, Pero com o ellos
y qUe ^ Y teiJian plata que les traía el sanguijuela del aminislrador,
quiere se ^a a Epifanía, bah, le alcanza lo que él
s'Hón. bJot.^nces el alm a de C antalicio se quedó sentada en el
ooh Pasarse en el suelo toda la vida com o si fuera la
Con e[rCl ° rpdando por el cam po igual que una luz mala,
la z a n i^ d V ^ 11 Cn ^ k ° Ca Eíorella fue encam inada luego ha-
^strncto * | Costa^ ° del monte. Estaba reseca, mas según la
durante ? aj=ua del pueblo corría por allí en dirección al arro ­
bársele el f ^ v*as y traia de todo. Por eso en cuanto volvía a
Zanja ? asaí a a ser propiedad de ella y sus
f 0tllpleto o UC erari *rece más. Y en realidad se notaba el rastreo
^ n ja , pe 65 00 ^ uedaba nada en el lecho. Yo no voy a robarte
^ d r e haCiI° j l me dejaras bajar a probarla com o mi abuelo y mi
^ r- Aquí ttaid ° Una ^ ° ^ ta 0011 saliva, te diría qué se puede plan-
“loció |a f s va a plantar nada porque es nuestro zanjón, esta-
tCca- (Pero en ^ ^ desagüe com o clavando una m arca de fra n ­
j é - - El S a n t(?.nces los gringos comen tierra, esas bolas con sali­
d o s de ja CQ p ue^a >1°* C ana, los Gringos, ¿cuál sería el apodo
■R uarla d" a' atientas? N o, eso no es com er tierra, es
Juncia, Y ,Se1,° kFl0reLla exhibiendo ella tam bién su tipo de expe­
l í nada ™ asi* s* da de rodo o sólo frutillas. O si n o sirve
{? s buscan eie nt° nces se Pue(k hacer un pozo m anantial.
cUernos anda bajo la tierra llevando un palo p o r
1 y 51 hay agua uno de los cuernos avisa. La C aña
96

mostró
^ ^ dientes cariados en toda su extensión y dijo: Eso ^
ser como
no “ s a i^íc™ T y Cl bicho «>8°tudo de tu aljibe, pen> 3 ®
« a [oz que me a h A r a ' ^ " mUMtr° “ Ci" t° ’ P° r ° °
b u ^ m S T , ! ^ 0tro '“S3' donde 13 vegetación era *■ J
no v [as moteác ° r nauseabnndo se había adueñado dd
floraban y aimal,1™ 5!,^ ? 0'*63 ^ Zahieran p o d id o imag111^
pero la o íra ™ ™ - a“ " 3 en d 3ire P a r id o Q uiso r e t r o ^
maleza. Y alb'FtareSatjol "3riz con los dcdos'
gato, algunas ya emn^ ~ ^ Vl° ’ un cerrienterio de cab
su tamaño y con e<lFrii ?(; as y en huesos y otras
la Caña Ib3 3 “ “ dc eSP3ldaS ^
Ahí en la punta de la lnformó com o cualquier
saber Como mi S i t e v T f U dtl
del pueblo, ése Íes narZ- - 15 nianos los traían del camP Jt
la güeya de algún otro -P ^ ^ habría venido de AÜ*}**(&&
viendo en los oíos dp p ‘ ero se mueve!, gritó la estúpida ¿
vida. La alg0 que le ™ " daba * 2 5 '
tirones le explicó el fennmrrar Caparra! y sacándola d ^
por adentro y salen diso ^°n l° s Susatios que se 105
estuvieron los ojos Doí , f resPirar por la nariz y el l* ñ f
- ..fs.z.au a renpJiL
empiezan rempujar A*,T 6 j*¡* °j°* saltan reoonuos
J =»*uan redondos cuand0 ,
chilló Fiorella al borde 9 üiero irme p a ra 0011 1
irm e para
vida, quiero irme ahora histeria recién inaugurad
el tesoro, le hizo saber su m atad ero Y &
k k a el matadero
pezaron a aparecer desdo T*3-T *3- en ese
en ese mmom
omento
ento cuaP
cuajV
Cana convergiendo en di«w.°-,pUíUos rnás estratégicos 7 *
tono gris, algunos canil]nri Cl° n a aoibas, E Eran
ran to
todos
d o s del
pos también
pos A»1 color
también del dru.lludos,
de I °otros u i-+ n s de
tros Petisos y cubierto:
ha sombrero de copa Z L Uno’ <1 « Pa^ ' a en¡
hasta el lugar donde eJ l J U m a d o c C u an d o eí peh
abrió en abanico y d quedad° de u n a soh
quiín es? y * ® alto preguntó con d ^ i ,
£■*> vota „„ tribunal.^? <f s® *1 aljibe, contestó su •
i c ^ nuestro* Y e , Clinudo, ;y qué d1
S ¿ T * P - •» i T * FP rc“3 * » 3 f
'« “mente eUa acababa^’ ? ',3P?d« babía sido oompl?1
la propiedad privada de
97

aHí ni el mismo Pierre-Joseph tendría suerte. Lo invocó sin saber


quién era, dónde habría vivido, qué sería aquello de que la pro­
piedad era un robo para que su padre no pudiera retener siquiera
Unos libros, y hasta llegara a dar muerte a un hombre por la
cuestión del dátil. Pero el tal Pierre-Joseph estaría más que muer-
y no vino en su ayuda: la zanja era de los Caña a cualquier
Ptecio, M e juró no contar, dijo la hermana al fin con su tono
epiceno de voz, y faltaban el m atadero y el tesoro. Los demás
uar°,n 8rande com o en espera de una señal para abalanzarse
del aljibe y hacerla pedazos, pero éste, que tenía una
^ tn b ra de bigote, habló con autoridad de jefe acercándose a la
^ Una Pendcja p a ’ver el m atadero y los hombres me-
qtted* m ano en sangre. Y el tesoro nunca, la herma ni ra no
jlaL rfl Pasar las cadenas y sentarse en el sillón del ánim a por
W fc el secreto. Y a m äs ¿cuántos hermanos tiene la
Utla ™z ' N inguno, respondió Fiorella rápidamente. El enano soltó
de| l rcaía da y los dem ás lo siguieron. En la acústica de catedral
£tl¡amk^Üe r’sas de árbol en árbol, eran como un
Pándos^l ü rt'Carire> no había forma de deshacerse de ellas ni ta-
dpo ta 6 0ldos. Pero entonces, dijo al final el mismo enano, el
se |e n grande que parecía y era un carajo verde, una sola hija y
rrándos° l -3 ^ec^ e— Los otros saltaban y volvían a reír aga-
Parecf h k l A nchadas barrigas. Pero por lo menos la aludida
U s carr Pasado a un segundo plano por el nuevo asunto,
ba en . aIadas habían generado otro objeto, la burla se concreta-
colectivL l? reba Va no existía, era apenas la sombra de aquel reír
rr¡endo 3 m °d o que aprovechó la ocasión para salir co-
üna liebre’ prim ero sobre las blanduras obscenas
caj3e_ e y mego a través del duro campo. Y Cantaclaro iba con
h ab r'ü narite P‘sandole los talones, y ella quería saber en qué
d e s h a c e d ,rad o M iravalles para abrirlo y hacer lo mismo allí,
Sl* sitio eft "S fh n a s hasta la muerte. Pero la lengua se le salía
'^ P re sc in d riu ^ 0 a pedir agua, palabra para la que no es
aljibe. ese órgano móvil, cayendo desm ayada junto al

^ n t o en^ . a ^ el sanatorio continuaba afuera. Venía en ese mo-


gado y r :&¡j a Ia habitación de enfrente un hombre alto, del-
° con un pijam a colgado al brazo, sus pantuflas en
98

una mano, [a máquina afeitadora en la otra. T an ta sobriedad


veía como algo inusual: un ser hum ano que se enclaustraba
séquito y con muy poco a cuestas, eso era to do. T raerá su cep
de dientes y el pomo de pasta en el bolsillo, co m en tó Ángel,
que de lo contrario cómo sacarse la angustia en un lugar así- ]>
no mas voy por mis adminículos, pues pobre C a n ta d a ro , que
ue a tener, y pobre el án im a. ¿Pero en re a lid a d se h*
vampirizado tu Cantal icio? De repente el piso tem bló, los « J *
vi raron. El M inotauro había resurgido con operación y 1:0 1
0 e provocarle la embolia aérea mediante la inyección m
S T A.2UEk -C^ ia para !a tristeza de Pasifae. Y el bosque aqaf ^
t0 Cu riraienWs empezó en un nefasto d ía a arder. ^
aue^íem yen, ° desde el matadero hacia la casa en la c o l ^
j * para Uevar leche o requesón de cabra, K
do N o Cno en la hojarasca u n pucho e g j J
b?e ése a u , í u SU? d* COn todo lo <iue allí h a b ía ' Y í *
se le ve. Y cuá ° tan s° btario a internarse p o r alg ° ^ uee*
llamas comn $ desconocidos para contem plar un b ° 5.4 ^0
para inmolarse1 se.ün ,espectácul° de p iro tecn ia , y nl1J j
seria aimn P° r vadO' Y el poem a que luego olvida (i
S ¿ 7 S Co T «i p ¿ d. i “edí >
,h a b í a l l o r a d o
prendían v ella er0. ^ue jugaban a la habitación no ^
que la i m p l i c a b a n l güai ment e diciendo aquella
taba por qué la & P° r ° m ental de más en m ás. L^s ^ ((of
por las ventana«; í~nte ^ T rga de bártulos que luego debe a'
dor muerto le nuc"1 ° qUe evacuar Ia ph*za - A UIt ® r í ¡
diplomacia y se v d ? ™ &^ pecho las m edallas de K d ej
tapa, y qué _ , contento. Pero an tes de c° °
sus propios deudos* I ^ Vlda l° s que aú n n o se h an yí
gran mansión en la todo acluello q u e fue a rem a J
1 la mitad malo al f ^ d" aq u d otro h ° m bre la X i
artistas italianos’v e n id ^ 0™0 tod° d m u ndo lo es, deco f' & Á
de una o£ic|na púbUca Pr°feso, quedó un b u en día P , e£
jugaba a arrojarse tinrU gente de medio pelo Tue 0 b1,
para el esquive, la tinta ° S,i Y com o >ra se h ab ían hech
\ no orinaron en los¡ exp otaba en los m u ro s adanaasq , ^
Clpal ambiente de fal P °mpeyanos q u e a d o rn a b a 11 $c0
aS midas porque eran p in tad o s d *
99

estaban un poco altos. Sólo el abuelo Cosenza murió en paz, el


escribano, siempre el mismo e inmortal, dio cuenta de todo en
provecho suyo. Y también el individuo que había llegado con lo
mínimo era otra excepción, Y la muerte, a la que se da un salto
sec° , y eso explica que el ánim a pueda flotar luego ingrávida en
nuev° status. Por eso el hombre infundía respeto, y sin embar-
j? 5a e^aj ni com prenderlo, la miraban con recelo, Sólo que cierto
a m alquiera uno empieza a acostumbrarse a que lo observen
y entonces ya no hay molestias, Pero qué gracioso aquello de
J * m b ro verde dicho por el enano, y cómo, no bien conocio el
“ Sniñcado de h palabra carajo y más tarde los mil nombres que
y * n coleccionó poéticamente, dio en imaginar desde entonces
los hombres de un solo hijo así, con un colgajo de verdor y ello
el / ' ^ a l° s impotentes el verde clorofihano ^
|- 'm ariHo de la xantofila del otoño, que deja los ar o e
S aras encendidas. Es claro que habría que de_sentranar aun
D^ de radicará la virilidad, si en esa terminación añadida al oier
S . ? Un día de bue* del Areo ° e" °Cr^ C°SaS'^ Z m o -
sev»1? 3* i3 Miguel Angel ni como heterosexual m co ^
mol v i era el inflnito hablando a través de los bloqu
V el techo de aquella Capilla, qué importaría un orgasmo
o menos a su cuerpo cansado. „..„-irW a
aquen emFezaron a oír & pronto afuera unos pasos P j» ™ ®
en d ¿ de, ganso, época de un hombre de pequeño b i g o t H ^
de Ca eonal Sobre la frente. Y qué extraño, le precedía .
4 nmP° d" batalla arrasado o de ciudad derrmda. j u c h e n ,
que £ aS0S y el sd^ncio se corresponden como en la m j0
de| sii.y g.enre ^ ue sólo está para percibir el nudo, peí: g do
del ma ^ 1° qUe víene detrás. Uft simple golpetear a P
Csa m ú S ! 0 Cn b m adera 0 el metal ° la píedra eSJ h r a a la doble
capt, ■.03 y Sljs silencios, y el oído que se acostum ^ ja
rnorarn0ri CSta preparado p ara morir, porque aque i s anta
Cecilia ria indefinida del vacío, o el interminable so
p de los músicos a la qne alguna vez habra q
SUa5 Padre Juan.
N u ev e

D e l d ía e n q u e fu e r o b a d a l a O c t a v a

ta r ^ S ° , T f . ' V ariand0 d e n u e v o >& a e r a la f o r m a d e H


Ym l n fantastlCa el de los pasos y los silencios W
añíleos ^ ^ ^ pe2 tan Srande 9 ue al conta a
S d n b S , T ? f “ “ "J*“ 1 de “ “ ú i decfa sobre la c h i * * £
“ S S i 6 PeSCad?res' Y *° era en to d a la dim en*°n
h u T a E ^ * ? e adita™ n ro de la jerarquía m á * ^ ,
ella entendió. E r ^ c í Central’ Y tan deferenrenier ^
deglutiéndola ac' ■! ? ectr t'ue bibliografía la recop
Él» desde su podio'dlfiy 7 trasladándola a ,a Pra?5is ’í q t f
de quejidos y no teñí* *rect01’ manejaba aquella peculiar
1812lT Z Z ^rP°lquésabersiLud™&«>~ierto
la que embarazase c o n ^ ^ enamoraría de una mujer
no que la exultación ^ afg0 ™as 9 ue su Sinfonía, ni si era ^
verano. Pero la ovó cn e ava habría salido tam bién
!a paciente, y él v Á n c ^ 111611-1'6 exPandida desde la mes* ^
Taíz de los apellidos v d i í miraron>mintieron em p aren tad 0
Vai ¿no es asP Y de r T e scherzando de 0
sórdida p ie ^ . El pareci° verlos d an zar aq u^
estilización, pero l0 nr- re d° rado era gordo y ía
que los unía. Y as¡ eL ^ lpaf quedaba en el atiegretto $d* $
teniente sin moverse n 1Cr° n Sin hablar to d o el tiempo» í ^
de cubrir con sus o D a l ^ ° que «" al8 ° m ás> *q LiVc
consumar frente a la d e » CUer? 0s lo q ue se estaban Per iCst
^ después tuvieron el c S í ^ I f ^ v ñ i d a d de la
Pre mirándose sin ca l atacar e' alado tem p o di#* $
a al t ia s i^ hipócritas de ^ugar> m enos Para
ena de su exclusiva „ í ? 5, Pero el allegro v iv a #
, i G onces, CU3 a p t0 Piedad. r ^0
Uena del Quilotórax lo ^ Í a* a ram Per su form idable h ^
ax lo soltó en medio de am b o s, p e ^
101

feminoide, con las blanduras de una mujer hecha de flujo, y así se


dieron ellos impedidos de seguir robándole la Octava, porque de
pronto el suelo se había llenado de la viscosidad de aquello que
buscaba tierra para echarse a jadear su insomne fatiga, Y en ese
fo m en to todo volvió a las formalidades de la visita protocolai;
tnientras Ludwig, com o debía ser, bajaba él solo en cascada de los
cielos,
9 e modo que aquel día de los oxiuros y las presentaciones
ia s'do fecundo, ¿no? Únicamente que ella nunca sabría, lo
Que le molestaba com o arena en La cama, si un médico director
qpc jamás se enfrentaría a un dato clínico como aquel la hubiera
isuado sin los anzuelos. La conversación siguió, pues, por sus
uces banales y tam poco se habló de plazos cuando ella lo insi-
. e^Pués de conocidos sus derechos allí el asunto del tiempo
c 1 exiSj'a» y una brum a extendida sobre el muelle continuaba
duJl'a i *a OSamenta de su barco varado aun ante el sol indivi-
tamh ' hom bre de oro, Pero ocurría que el tiempo integraba
ella 11Cn Un Pa tr'm°n io adscripto a cada vida, y el desaire que
e estaba haciendo al com ponente existendal era ilevantable.
siip7r anos han m uerto aquí en este largo lapso -dijo por tentar
™ comunicativa.
dentrn° por lo que sucede afuera, su mundo está aquí
U ’ 51 hasta música se le ha permitido escuchar. Cada cual con
° S^ esa es la regla.
Porm, e este rtl0^ ° quedaron s¡ruados también en la contramuerte.
tiQS Aquellas deserciones de los demás, prometedoras al me-
contra6 iUna ^hiám ica m etafísica, ahondaban su resentimiento
d is n a lu pr,°Pia quietud, sin poderse asir siquiera de sus amores
han 05 hacia el infinito, cuyos rostros aparecían y se ocu a-
coma desteI|os de faros desde el otro mundo, pero perdido e)
escrihS° eSenciah ella no lo era todavía. Y eso explica lo que
mienrr ^Pretadam ente en el m arcador de la novela de ig
«obrI T otros dos hablaban, desde luego que entre resbalones,
to de ,la viscosidad del Q uilotórax, respecto al último movumen-
c a , 7 > Sk^ n í a : «Y ahí están, cada uno con su telo, en la m u n ^
en camk- E,r q ue sucede a la vera del minuro gastado, o
Pensa5 : 10 la 5r°stón del tiem po en su ancho foso, y e l dia
Caeré, siendo cada vez m enor el espacio entre mi p y
borde..,». Pero el hombre, siempre en paz com o los papas atia
guos que bendecían a los que iban a aplasrar a otros en las
rras, cuando no salían ellos mismos a guerrear, m iró el título
libro que la mujer había abierto y cerrado, la enteró de lo que
consumía en su casa en materia de telenovelas al día y quedando3
las gratas ordenes marchó hacia la habitación del tipo del pija«1;
Parece tratarse de una cura antialcohólica, se oyó decir, y f ,
m d ™ ... Ludwig había llagado entretanto al final de su a fi= b r¿
. , e ^eranocon la inm ortal am ada, y era algo increíble t
ñor e? n-!] Cuai]do / Ateo lo tenía ya desde la Segunda aga/ . ,|e
demanda ^ S1?, ernbatgo, lo veneraba y vivía sin presea
tamente a ^ atrocidad tan refinada de condenarlo IL
enfrente carce^ del silencio. De p ro n to se oyó gritar ^
calle- Y e «-1110 U n C O n c r o r a OTrt> en l o s e n c o n t r o n a z o s
avestruz mué l™ do para tra 6ue ^ ^ P
qué teneo miP 3 medlcma « ? Lilium, dijo el ario Pu r ¡d<?
c Z X l a c T yA T d L ¡ W * Y e l C° m P í Í ^
oro pareció n,2 ? * f la ,m uÍer ^ oía la O ctava, el hom b1'
vociferó como el SOn,riente usada momea} ° S^ ¿ o ^
está en calidad dJ . ^ campo de exterminio: ¡Aquí cU
< 4 .o7 U “ « ™ s médico', a l a o b ^
portazo que coumni ^ ? ° rnia’ Acbtung! Y salió dan
no que estaba es™ 10 P*50' m uchacho con cara ¿d
agua de a íU m em r4 su borclli.Ca
como si cambiara la 2 ° 611 „v a s o casi rozando e l ¿ e a , 'Lrgf®
-E n la pieza d o n ? * * 0^ a lueS° de un breve corte & ^
cierta vez a una oersn. * !fta ahora ese m édico dipsóm art ^ 0
el caso era de desab ^ ^am iba a quien yo cuidaba- ^¡j
Aristorelina y nüe p<¡ UC1/ ’. 1 a ver a una señora que se $ $
son tan evidentes nñ* ’T * Sus reladon£S co n el plan" e &
caria desmayada norni,CUa -Va a un cem enterio tienen ^
de los recién enterrados ^ reS'Ste *a acum ulación del doble

« c h a z a b a y n o el v e rd a d e m q u e e l m é d ic o d e la c u r a a 'lCl^ p / lí
p a r a c d s ia n o q Ue pue[)e COn ■■ ™ b r t m e d ic a m e n t o . E l Lilium e ra urt V
m o d e rn o s . L u e g o ,
n a je .<}voíír de v:
^„4 m ej ^ e l m á s p o é tic o a n te c e d e n te d e lo * P slf _
I q»»e, por eH£nsiónT ,Ianiar UUum
a]

re ^ “ a d e t n o d e B it á c o r a d e S . F.)
103
El
f gusto caH zo«SííJ<n Farecia baber sido puesta en refrigerador
lascomiSuras , * ba laba com o aw n ru ad o , y al derram arse poi
derroche. biOS Provocaba una sensación de fastuosc

« n tu enferm a?
J^ ciót, del sanarorin ^ * d° ña Aristorelina todos los datos di
y hasta la D ’ " 7 " ' ! dd I” M- •* ‘'n ™ a a ó n do U
a L Poderes telérgicos d « ? CUI“ a d-5tJniJ a- ella endono
c¡ón P„a í e n te ]o s p o d e r e s v in ie SU P e ro C o m o e s t íl b a ¡u n t e
’W d l T P^fsona, y cu an d o 3 ^ P, ° r U” a desvia
que h a h 'Uí ° r f n o > la e n f e r m a t c m b l a ” d o >' e n u r

* ¿ S ' ? UÍdado c o n te n " a P ° r d 0 ñ a ArÍSt0telÍní


“zonn 8,0 !a botella v , T ,’ ,m u n o 5111 auxilio.
SUScaódcosdeÍaa Us te^PestadSe ll0E Í b t a Hd0 C° n ° l° r E
Ptec¡Picin Cüadem os de nota« w P lo enronces alguno dt
? ^ h3Sta cqUedad° ttn al ^ ^
j JstOte|:n Rector y Sus . us cu atro p u n to s cardinales
^ ílc ild “ f Udir; 31 SUr d S ^ n o
d^ á s , y a] as¡ al dem onio k ,PP " f 1 3 ° este un m édico v su:
p'opia s Z f e t
DJ,gr°sa c0m uecesario pues V.
11«r°
a P!azada m uerte vigilan'
ta ^ ° Car el Un desafío al mi **** g° 0 revem ar, p ero algc
* ^ 0mentos” ümbe total del m undo p o d er satán ico , cap az ck

'* "W^ S ^^t o^ E u^ íu ra rdd t'a’ CUand°™


p o ra n n . u „ub° q ° ¿ 1uuain
L' 4 m aara
r Dob‘
p o r l ebm
lee r“g ePe
n

' T eZad° otra - o v S


tk» o f c , > i u t e o / f 0^ 6 ‘ I C ü S o 0,1 d£ la Cabe«
P tQ p i^ o s en merl !os pisos h o s p ic a k ? V aJlii’ en rre los
S S ,efc d o T1 ? t los “ “ f e d U h á i ? V'° d ib u >ad <* va
> ' « d l h s' . y al iu la~ Los círculos fe k CTlt° el nombr<

41 a Unzan su c a ^ i a ^ » ^ 0 lc
aiad a de victoria cu an d c
104

la poseída se [e adelantó con la suya, y ése fue el inicio del


que nadie pudo explicarse después, todo tan intenso en su nté
transcurrencia que lo caracterizaron con el delicado
de breve crisis histérico-diaforética en la hoja clínica. Cuandot J
fm quedo hbre de aquellos sudores m alignos, dijo tan
mo dulcemente: Pobre hom bre el de la cu ra a n ti a Ico
p n f3 -j* SI(?j’eya ,ex'sta Va s>no com o una cáscara dei que ^7
u 1 entidad, ése será el caso y nadie lo sabe... , ¿e\
doctor St ^nCl0 Sa' ía P0r debajo de la p u erta cerra
rían alo ' 1Um j estaba el peligra, la ab ertu ra donde ^
■Y n J e a aparecerse sus deudos para a d o ra r el ca [3
noche nn 6 ir ,entonces a preguntarle si querría el ^ iarl°u3a ¡'
S í « Bien pudiera ser él de los que se se flta b jj,
ahondase C° n ° ’OS antiguos y ia falta de inform a ^
cuando d e b i ó í ^ ' V£ Cn ÍSC insrante de com unicación ¡j
cura. Y se di™ acerse a íuz en el cerebro del internado P' #
gravitación t e n d ^ ’ ^ üedí: £er que a destiem po, p ero q u é ia y Js
indique el camino Para a guien el que venga un desconoc ^
» n ¿ 1lo re p e ria S * Si se cratafa P ro v id e o c ^
to a la mann ^ ?Cncb en sus novelas, algo realm en j<.lí>
pasillo mediante Hp° C' - J ocupante de su carna P.jgpd®
aquella tarde v or 00 0 doctor Lilíum, fue su Pr° y&
pantuflas se cnln ' S f n qüe Usted se dejó puesto el p ]l3 ^¡jU3
en el sillón y sa liv e ^ muert0 consum ado, d e ¡o e ^ Jús
difuntos. H a v o u e , m erech° Y era del bosque j
donar el * ¿ T * * e g m h >di¡°S em brando Flores. Se le v‘° % *
esquina, beber a l j J a ^ ° ^ V/ S‘tante raás> ir haSta e ntrañaSj
volverse al sillón 5 escribió la felicidad en sus e .
^ te d muchas v e c e s ^ ^ i f SU envoltura corpórea. Y eS ^
‘nvasión
de en filade sus Orp^
¡ndb v o r a c sSj hormigas
to qdomésticas.
T emPezó V loinieron
q.U* ¿ qU>
yunque usted no u f S f.or las exploradoras del di'3 ,3^
devorarlo mientras :k°nce j Se ™ Una m irada se arregla
de aullar en Jas a lre rn i^ Ue a ^ su p obre o s a m c n T ^ . iw
cabeza contra las treniendas de laterap ia du
como la ProvidenH ’ Cuand° hubiera sido to d o tan
Ia 86 lo tenía dispuesto.
105

m . tonces aquella lejana tarde, tan separada del Liíium com o


froaoh?eta otra 6alaxia, habían arribado en ferrocarril Pedro
hombre3'5 m uíer 8rande y hom bruna llam ada M arin a y un
fnerte a quieri nom braban corno Enrique. Venían pisando
cierto fu aceras d d pueblo con aires de grandes dueños, pero
^ rta a Ia plaza la encontraron copada p o r
sobre su au g lg a - equilibrista estaba bajando de la torre
tánico del 0 *° FC tenso’ y d Sentí°, en esa mezcla de sadism o a li­
to ral del Sn CaiSa ^ P °dam os verlo hecho papilla, y el barniz
COltjunto cuanH ^ 1^ basta d d n ’ curado prójim o, aplaudió en
toado el balan ^ 6 v tinero logró consum ar la hazaña levan-
^enso. ^ J l in qu? había m anejado a dos m anos duranre el
parte j | preciso ttrom ento del que parecía arrancar la se-
y uno ^°S otros tres HeSarori a cierto acuerdo
e dirigió a un alm aPr^ vechando el entusiasm o y la confusión,
n°ref- En tal T,L,n.3C7 Pro x itno a proveerse de unos cohetes vola-
? ,! habían ido |U , e .CUra y *as beatas organizadoras de la fiesta,
U n ta r s e 0 a Sü Stey basta un baldío próxim o donde
bah X 3sado COn ^,,ÍfCOS 0 culm ¡nar las procesiones con sopa de
gLiÁ p a u ta r im M n ? ’ cafninos del cielo y de la tierra, empeza-
f e * ? dda^ a E &er- Y a l0Si rÍt0S de ¡arriba’ ard b a!’ el
na w * aleada, sin m-í <?Üe Venia de su canastilla fue dejando
que de adepto^ ^ Ue alabarderos del equilibrista y algu-
VetdaHUler° n al firm e kví ^ ! ? 1'4 ^ Ün° de e^ 0s d C aña mayor,
apoderé? ^ nómeno p P 3 bom bre de la proeza com o a un
^ i S ^ . ^ a i r T m a ^ r ! 05 auHid° S en el cam P¡tt> se h ahían
enh lá h /^ ldos decidió n, 1 e en 653 in ra n c ia cuando u n o de los
V y ^ 0los f gn]p° en to tal usara l<* cohetes, y
ftto qü;5a demasiado nQ revetltaron com o a una gran vejiga.
S j A ñ SU iueu^ a la sin l™ pir. do"d e nadie los llam ara,
. ^es ^ á s arriba v P a * gresia' Entonces em pezaron a
> 5 n38 en «*» p ¿ e d e S 0 , ,qUe coleccionaba en una libreta
vñii qüe coincidió- «C n re T tningitorios y los calabozos,
SS* 5 ¡ 2 * C° ntca los Jf olas del ™ luchan los
^ atrik ° Íba a haber C s no hay tnanera de luchar«,
titos bien puesrno nera,, i suehen, aquí som os hom bres
, y si hay en el grupo una m ujer que
106

puede parir lo hace también por entre los suyos propios, y vivan los
a i utos e Marina? El cura, que era español y nuevo en la iglos*3»
omenzo a invocar a su santo patrono para que hubiera paz, per°
ia policía tendría su propio santoral y Pedro debió dar razón a Ia
sentenaa de su libreta pues marchó preso.
Maltrechos, cansados y humillados llegaron los dos restan**
a cohna y *e sen taro n [unto a la mesa bajo b
advocación del terrorífico grabado. Quien acom pañaba a U g ^ n
n- ™ rfi joven>de PeJo ^ v u elto , labios carnosos y
t i Pr°f«ndas. Ella lo llamaba Enrique com o a cualquier n101'
p ’ unque e pareciera más bien un heraldo de las torm enté'
u n hn k Pr0t"Star° n conEra la exagerada m edida de prender*

pi?r iugí,r con “ n o s ? w


atriburnc r £ n° Se Podria jugar?, festejaron lo de
te ta n r r ? , u S h ? I7lbres en « a l com petencia. M a r i a n a ej'
gaviota en1n*53 EI* ^ Üe Cerj !ba y venia con sus pasos cortos
medida 1j s.u Cintura i o verosímil hasta que acertó con
S r e L hTn a dd ^ eJ bald^ A * estaba a j *
3 c n 3 !" de ^ de cabra’ lraer ™ vaso de esa X& \
vaso lo tr0fe° ant£ la L» S ™ Marina **?-£
lo a ía lc a n S T i1k " T * 110 y luÍ go fae d«lizándolo hasta d <
deberíaler a l ^ ,0Ven- & dudó’ Pei'° 1* voluntad
gos sorbos fa avasallante>y entonces se lo vio consumir a
S a n a 3 H , 'nuc*J*X* originaria de Cosenza que habría P*
claro, pero con\Ün Ej COrT1pleta ignorancia de ese detalla
moneda le narpr^ 3 Seíj.ílUe a Fiorella, perdida allí corno
sangre. Y hacia tai? en COSa de hombres darle a beber
El de la leche m* an ecer se ^ueron por donde habían veo1
pudimos jugat la criatUra> y qué lástima, dijo* ^
mavo TrimA i muelas y el pie que me balear o .
guitarra y cantes" ÜIÍf eSj ° ba í3ue bahía por allí, simuló tocaLg
W, y 3 a =Sr ibrand0 Fl0res yo vil* . sembrando flor* %
ese\nom em o X ***? Y ^ "** **V
daría viuda nn r ^ ue f 1 ^ llegaba a m o rir realm ente q
f Sde M irava(ks y C antaclaro,
« a noche si Ja leche ¡ t h ^ 05^ 0^ 03' íQ ue qué
estaban eniauladncí n “abia ldo y los pollos del viejo ArO
«lam idos? Buena pregunta. Pero las gallinas dd ^
* *k"M r i d a r à P “ T "1 eS' a reSeCa c ‘" d a d d o n d e
®JPKha de poner hue^ P, Í 01,10 la a c o g o ta ría n b ajo
*1 ferrocarril, al tienroo d l“ ' T * ' después el h o m b re
X a- asoi»ú r a e d i r Cu em o * U" aS PÌmdaS d c s d t su ™ ’
°bre su corazón y l u e e o n / o o ° T perlAd'0 0 ' P1,so 1,1 m a n o
' brazo extendido ’ q tJ" d o se la gorra la m a n tu v o a fu era
S > r a a r pufndr e 3 UV C' b i SlsUÌeron vie" do ^ ^ c
“ d°l°qtte h icier^ T el vicio"" " ‘“ ho el ari0™- Y
< d° ' ap a s si rendrà t r e l n t a ^ o “ T ” mUy r a r ° ’ ;e h ? N o
go te! , 0 el P e r iò d ic o p a r s 1,0 e n t° n c e s M a r ia n n a

a ¿ v i / ,p apel ° llenarl° m o n i-

c°n su 1 mLlnecos Que ik ia o ^ Laba el materia pW adti v m i


? " f e * “ F“ 4 1 b ^
°* «I nn\! ’ caras V e s n a ld « t 4 p o r n Pos 'm p re so s b r ,
y V c,® ul,ydoP n f h a f e ,ntaKañ0S’ ?
b d ""* « £ Í T ’" " do a qucliàaEo r r re V l0 m ° - d c n t™ do sus

la q u ^ l E r 1? h 1“ * ro ‘* co n los Sed ^ ta r ’era p o s t^


^ o r d j ^ p i e r o Sa? £ a, el n ° m b re del periò d ico ^ a q u d la s
k ]^ n l ° s ^ sm o s b ì , Cara de Hnrique con d *’ ^ medio d d
* * Snnt0 <*n igüT aS lab^ s ca rn o so s del d i ? ! T m ° pe|o cn
S S , - * . ^ b t e iÓn ^ fronte at retrato ì't ^

^ ^ ¿ S S S S ^ s
es S1n a c n e .
108

el peso, ni siquiera su acento. Sólo el gato C antaclaro con^ ta£¡


a veces desde abajo cuando ella maullaba sobre el brocal del a
be convocándolo.
Traían en esc m om ento la cena del Q u ilo tó rax , pechuga
pollo. Pero éste no era de procedencia ficus sino de cria ler j
engordado en la som bra con h o rm o n as, un perfecto asco,
cura español le llam aban el P adre J u a n , d ijo ya con la n a ^
sobre el plato, y hoy debe ser O b isp o y n o estar c u b ie r to ^
polvo. Y qué poeta Miguel el de O rih u ela c u a n d o difert‘>1(j K .
tierra y polvo: El polvo es paz q u e ¡lega con su bandera o a
sobre los ataúdes y las cosas caídas (...) Y apenas nos Paríl,^ a.
nos inciensa d e siglos, nos reduce a cenizas y a santos derrita
dos (...) Y es que el polvo n o es tierra. La tierra es un íVh
dispuesto a ser u n boyo... .
La mujer de la com ida la m iró con lástim a, el Caso con*1
ba chiflado a todas luces, y si nadie hacía algo concreto ella
ma lo intentaría, pero no al m om ento, debía concluir la
- N o se vaya aún -le rogó Sem brando Flores-, es la « 1 e
bandeja del corredor, por qué entonces n o quedarse a decir o
está pensando, eso de salvarme.
-E s que debo recoger los platos vacíos -d ijo la mujer
aterrorizada.
-O h , deje eructar tranquila a la gente, quédese. ff.i
Pero ella tenía miedo, qué m e dicen de esto, miedo de
mujer con un nom bre así, lleno de flores cayendo. Y se 11 ^
coleccionar vajillas con sobrantes tan m al parecidos al Punt°p g
que alguien pensaría que la digestión se hiciese hacia afuera-
m odo, Miguel, que aquello de polvo y tierra era sólo para 1
pocos. Pero precisamente esa noche fue cu an d o llegó el
y enigmático paquete con destino al n úm ero d e pieza. Se 1° ‘ ^
y es un jabón, mas no parece una pastilla d e jabón común» c
envuelto en largas recomendaciones: Sabdo d e descarga, fa " .0$
ao vigorosamente de acor d o co m as falanges de caboclo e pr
velhos d e U,nba„da. Y entre la lista integrada por
^aoure, t a l i s m á n de los Siete Poderes, Pem ba A fr ic a n a , ¡ ° ¿
Atractivos Perfume Zodiacal, C ruz d e Caravaca E s p a ñ o l
r t ? ” d,e DescítrS<>venía a p ro b a r suerte con el Q |
u i l o t ó r a X

haciéndose en explicaciones con letra m en u d a sobre el P‘ *

I
10“

o r d in a r io , y v a y a a s a b e r s e c o n c u á n t a s t r a n s g r e s i o n e s a l a o r t o ­
g rafía d e la l e n g u a m a d r e :

"Sempre t'az-se sentir a falta d e u n verdadciro S ab áo d e Des-


^arga para os b an h o s ritualistas dos U nibandistas. D ep o is de
orn aCUraC*° esiuc*° Íu n to ás en tid ad es chotes d e cad a lin h a .
C ^ n'Zamos urna s¿ri^ de sabóes q u e irá preen ch er esta lactina,
sao S ,m0S; llCn^ ° ^ ° S ' rm ao s crcnles esta serie d e sab ó es
ervas n ™ S COn &o r d u ras d e vegetáis e essencias n a tu ra is de
saboes e°Pr'aS para cacia fa la n g e de U m banda. A m aio ria dos
an'niais c t— 1" 08 n° mcrcac'° s<)° fabricados c o n g o rd u ra s de
n°s Banhr»SSiJ'C,aS|'S' ,Uel' cas' tlue n u ,‘To prejudican o s q u e u san
osado en Sen ltu¡ cicos- S ab áo d e D escarga p o d e rá ser
dambén p o d ? ° ° U cn c o n Íu n to con ° scu b an h o d e ervas.
na°co ntendont l ,u sa^ ° este sab á o na lavagen d e c a b e ra , pois
Se 1 ro d u to anim al n a o to m a-se prejudicial a pessoa.»

i í b Ó n ,S° b r c e l P e l ° - T e " ¡ a u n M a n o a m i g o
c o l * h a r ¡a e s c i a b í m T d e e s a s £' u e s ó l ° a ">' h » h a y . v q u e
e n ^ V la c o Z ^ a q U ‘ SC > * * * " P e r d i d ‘ > '< i d ™ ««
n \ " U n afa ia c o n M T mf- '° * w fu e ra - « « h a
P l u n , , ', ^ q u e h u b ic ri o . " “ r a m a r 8 ° ’ c s P c r a r s i" « '" ‘S o s
a 'U r d c a 1 c pequeñoy c h irrié reco m en d arle a lg o s o b re las
Ca HnmVa0 5 ? " 05 P ájaro s a „ , jC ? b u rc d e la l « « a n e x a , q u e
J ü r devor juncl°n a l d e lo s” d estru lrlo s. asi c o m o esa m úsi-
ar más I Y * le ib an „ T u ' 05, a d ° a d e u n o e n tra p a ra
mal que bien: S o ta n d o las tu erzas c u a n d o p u d o
Ge R* r d

d e l f r * * d C e a b u r é ’ c' u e h a n d * s e r t r e s
ar* iaSe u a n c |á r t e l a s e n a m .° r C n n u e s t r a s l a t i t u d e s n o s é

"*«■1
110

garantías, vaya a saberse cóm o fue su historia. M ás bien un


día yo realizaré la operación con m is propias m anos, y tal?
bién puede ser que las recibas p o r medio de un am igo conn>
que hizo un brindis por ti en mi casa d e verano en La Desea1
bocadura: «A la salud de los pocos, los m uchos m e revientan-
novecientos millones de chinos estorban com o piojos». ^ '
imaginarás con quien te querría enviar las plumas.

Y luego, por la simple inocentada de dorm irse, la pCSil(í '^ ’


No, contar a alguien ese argum ento, no. H ay gente que dcsptf
y pretende quitarse hasta el últim o resto del naufragio en el terf
traspasando su angustia a los que escuchan. Y luego vienen
analistas y dicen cosas sacadas del mism o molde: el d é ja vu «e
retornos ancestrales y las visiones proféticas, los crímenes y
d escu b rim ien to s de los s o n á m b u lo s , la p a té tic a m em ° *
intrauterina. Pero nada de eso es suficiente, faltará sicmprt
tremebundo de sentir el desprendim iento d e la especie, repet'
la raíz que quizá se fuera en un principio, com er la tierra, o|e .
tierra, pudrir la tierra y no p oder ab an d o n arla si la planta se
secado por arriba. Y entonces, al ab rir los lim itados ojos, el P°
y precario sapiens verá venírsele su orgullo al suelo, y aquel cnv
nano de carne cruda y lucha a m uerte con los m onstruos con
m ara un delicado ejemplar de evolución. Esto es de m ucho an
donde solo la pesadilla puede llegar. Porque los sueños b u en *
ma os quedan a medio cam ino, únicam ente ella es la gran du
e los significados, y qué seríamos sin sus datos, diccionarios
no)as en blanco, bibliotecas con lom os de libros a pura y
> a gunos hasta con títulos dorados, m ientras que la pesadi a»
no voy a contársela, nos ha revolcado en lo que nadie ha 0
° aun, tal vez para no m orir de tristeza en el cepo colomb'- ,¡.
que nos sujeta a las verdades esenciales. Y de allí, sin las co ^P
aciones del proceso transform ista interm edio con tan to . ¿e
inútil, falseante, m ortífero, con tantos acoplam ientos s e x u a l
mas para as necesidades de la especie, con tan ta m utación h‘
I a™? c.,e voz a flautada y m ujer m arim acho, con tantos j
ques talados para fabricar el papel donde se escriba el horro1r .
ivir en dirección hacia un últim o cap ítu lo d e an iq u ilan te .
empezaron a surgir papeles y m ás papeles p o r las puertas, P °r '
111

ntanas, por los conductos d e la ventilación y el h u m o . Y a fu era


homPr° C|'an Pape* m ach ° >' papel h em b ra , h a s ta los papeles
d errotad^ procrca^ an c n tre $• p o rq u e la c iu d a d sin n o m b re
prejuicio! P° r u n ‘‘a>’° c,c p ro p ia invención ya n o h a b ría te n id o
hasta la im ° S-a ll!11" 10 m om enI0 c u a n d o el cao s to ta l la in v ad ió
ron en d irc c ? ' i i'3S có pillas’ >’ ,UCS ° los papelcs se le v a n ta ­
d o , pero m d°.n . ' cu *, r 'e ro n ’ >' c * ú ltim o seg u n d o fue de
de *as torres nn ' Para m o r‘r’ n * siquiera las p alo m as y los b ú h o s
tenido ane J¡°rc,uc paBa r° n ta m b ién ellos alg o en q u e n o h a b ía n
Un siniestro n J ; U te’ . el inv,crno letal d esp leg án d o se co m o
p- aguas en dirección de n u ev o a la cav ern a.
Y
^ d e r a d a Y m ™ pl° n'’ viS‘lia, 9 ue es ta m b ién u n a pesadilla
S í * cam inaron **■b ° f ? a m ía & ' c u i n t ™ k ilóm e-
d " brevisimos s e g u n d e a tm icb las' cu á m o s siglos p a s a ro n
& os'» m b ra d o s t J V ° nuT a' v° y a e n v iar h a « a tu s o jo s
, 'dDra
± ra que
*>« m memo“
em o ri, ! ! ™ C' ° n m ism a escrita
esc™ a en gi u a ra n í q u e
Pedirí>CÍ.Ón al P ájaro " n rm o 1 rC' atÍV° “ laS pUu,m rn as.
as- tEs
s u“ nnaa
al» ’° s c u atro ¡ llK lpalm ente a su m ira d a in ten sa n-ir i
S f e «O p“ dor? Sd6 .n
o eSq ™ Po °SlbleS dC tP e ro Ve SP; r,:

*" fc - X dde

Ka b u r, P eq u eñ o , p o d e ro s o , m is.

~ a ,a ^ f u- * -

J ¡ $ ^ ¿ ,PytyyU tt’ ° Ík“aa: CUatr° d ° neS lm Po s 'h le

* < & ! * c C ^ e- ‘ >aVe" e- Che Íerovia: Y Y«» s ó lo u n a 1

n T ^ S a ' 5' 3^ « » n é ta : Y a s í D .
' ^ Z ehe- a^ r e „ o d é , ' P r t , P r ° te^ o
P ° r siem p re C a b u ré a k ° ‘n ,e K a b u re: M ¡r
D ie z

í h ’ u n m e m o r a b le d a n t i c id io

dodeí cV r d° s reaPareció e» antiguo médico acomp3


geológicos snh S ^ mden‘° s 56 habían acum ulado en esn
los de las c á r r ^ *U FeCüercio' Los días de los hospitales son c
can con otrn ^ n° tienen relación con el calendario, se muí f
apSrSE reg,,,Kn ™ ,d alma v los »'“« o s - y ¿ Qui
los tipmnn nCfS Vle un dino:erio surgido desde el f°nj ■
T nt>,?lda ciudad> y-o “ ‘o 1» ^
S S ms T “^ 1“ m h placa se ¿ « « ía n en k calle para **
Pulgar peatón sp10*1 ^ q“' motociclista y
paleontolóeico Perni¡tian comcncai, sin ningún conocí111
la bestia p ¿h k tS ' : sobrc,los Posibl« ordenes de aqotU0- ^
do con rodo d e s H ^ n° Varia en 1° más m ínim o, se había
YS nna d k fo " mBC" 10- ^ u " neum otórax y 1» = <
Jes clínicas, oyó ekfd “ Í S ? ” “‘“T waPa’1pf ° “ “ cós«11
Y además e s t a ñ é , , h cerra COn la voz del doctor O *
y ahora me toca a rní í * graduado en medicina honor* ^
haya ocurrido una ^ afgaí7ne- M e inform aré al regreso de (
esta puta vida’ Su« ' f u 351 n° . la veré más en lo que me q 3 pt
las otras que ñor fa 3 mas 3SPeras quedaron d a n z a d ,? ^ ¡
quiera lo reparó le „ *í.COrnuneSi nadie las advertiría. P^r0 e ¿t
<y además de todo e s S C° m ° laS burbu¡as de aire en *Lv*f
diálogo a un nivel ’ preguntó el titular tratan d o de U ^
Pensando h S L ^ T C? loquia1’ más ^ rm é tic o . Q ue £ ¡ f i
¿porque y después, «órchoUs?mCO"VenÍe[lcia dC U

D octor c ó s im o ,

usted de l a ^ s c e n a ^ Sobre 111‘ m cierto futu ro des^P3 -¡ji


K™a’ f e « 1 Cósimo. Peto no crea <PC P
113

siempre: seguiríam os integrando el archipiélago, los barcos


continuarían pasando lejos y el pedido de auxilio de nues-
tras hogueras no sería visto. Y sé que alguna vez moriremos
en U isla de cada cual, y yo diré el doctor Cósimo ha muerto,
y usted dirá que el Q uilo tórax cagó fuego al fin, de acuerdo
J sagrado léxico. Pero las islas de los raros, doctor, aunque
at en en repoblarse, un día u otro aparecen habitadas por
hrlUn°i *lue venido desde lejos con lo suyo. Como e e-
alr S|? I Currie> r:in fuera de lo común que no se bebió e
°nol desnaturalizado que le dejáramos para quemar e! a
a n i .tro n c°i sino que lo usó a esos fines, pues el
a n / eCla negro de hollín y el asiento hecho cenizas. Es dec£
recllv jn° SOtros ^ no quería regalarnos su lepra por .
P a ra n 0 ’ S* Ser*a aquel un ser extraño digno del are lPie g
Por l i r al6u na plaza vacía. Pero no tenga cuidado ahora
miehr qUe lee’ eso Pasaba sólo en mis dioramas inte ,
sei-ra ras usted se iba. Pues si usted no se hubiera ido, c
y ° quien quedase?

LXtraer.ek p .tj Qer la linfa saponificada ahí, con tanto sen


i. üctor Nessi la miró largamente, quiza poní
Oí^dos m p j ^ h n a c i ó n de los ácidos grasos con un a ca
U m e m ? llCOS- Sus é m u l a s químicas se le r e v o l ^ n
U bol, ria COmo si alguien pisase un hormiguero i
" N sca* a
630 h a b r ^ '0 A nalm ente-, si siguió administrándose corticoides
h. "Pero ^ antem do fluido el depósito quiloso. _ pr|¡..^ e n ­
teS>los que que yo no ya cuál es cuál T T de enfren­
a n d o áf y ^os que le arrojo al señor de la pieza
h ^1 médif' P ^ n d a su Lilium por los aires. vacado-
in¡ ■Qe moh lS)mül0
II1U1° el im pacto. Venía
impacto, venia sseu d o por
e d aa^ r ^ de_
UioCl0 las on? qUe se ümitó a decir, aun<lue Sl? P°n,|-abk lo va-
h T l * dismni° nes d d coleSa: Y en cuanto *} v r í o haremos
Con s ú l t i í Uyendo h asta la supresión total. Y n S ^ uE1
d ríi^ o te P ru e b a s , u n a linfangioadenogt jíqLljdo
P > C w * ül Pra « i « d a desde el pie hasta ^ ^ d e
^Upreg a ,io descubierto, y también una ingestio
enada de azul.
114

Y así el período azul llegó a su clímax» «Pablo Ruiz


a a i a a escapar a la agresión crom ática. Los agapantos
eos, que los hay, se cruzarían con los azules, saldrían primera®*'
Serían ^ p u ls a d o s del p lan eta. ¿Pero en*
■^ erse a esta vez? El gitano no le traía más aS1^
S í T í U \ aEemonzado P °r f u e l l a transpiración p ro d u < A
el ia h ' t í 3 j 1CZa COn $u ^ote^a * El espiritista em pezaba a d ü
el jabón de descarga era dem asiado pequeño p ara la din*nS*
Z l í P? T la‘ Entt nCCS 10 me’o r seda no pensar más. £
c I a m ^ P ,0nCS dem°g fáfi« s donde es m ayor el hambre? &
uS H POr ™ PenSar d ham bre‘ Una fornicación
vez m í PaS-VaC'as menos V ° tro habitante sobre la tierra
vez mas agotada. ,
h o r i i n - l f ^ ue.un d’a de lluvia, m ientras el agua golpeaba ¿
W hb o T f h° de !a Casa en ]a ^ a m¡ 5
víejo del tren v " 6 caj ast0> mas !os periódicos que n°* [<*
para oué <¡írJ ^ Cüadro 1Ieno de escrituras que n o sab em ^ ü
se queT a S i r r ^ *" ^ * * *hí deba*° * * * * * * $ *
eso qué5 n i l T ° y ^ ue la últim a p alabra es
^ la mitaPd T R o a C aña- Es0 d— decir q<*
sería Rosa Vi r- i Y ^ SI en vez de estar el m a hubiera ^
sacar el saV B ‘ t UaJar, e! as° mbro en su cara, ¿Y de dónd^ w,
Sena terrible a n 3 ÜC endom e Paso e" el infierno del & ^
pem S e qUenbusoemrV anraS lkmas’ baks al £ >
nos poblada P ° Se detiene ante u n a selva ^ ¿ ¿e
acechv ° < no? En la * * unda
dolé una lasca al so v ^ $j ' r ya está’ un se í° a a S ’a a í^
transformó en Rnc j Uritan1 ? a Con otra lasca del ar. Y R |tf
ojos del siniestro a ' k°Ü pa as de ap ertu ra que, sin qu ^
diante un lápiz m i S 3 erapezamos a d ib u jar p o r tur tep(í
un límite. Aunque el°I KC° n *eriglja afuera. Pero aque . ^
ultrajando diera para í ^ i , 80^ 0 Cuyas m árgenes |ec <
un pie descalzo cnk i m as> eUa era an tes q u e , c&
fenómenos, de m odo n* * * 7 ? ’ y P° r l° ta n to del Z
traportancia ante la m - Roma y et R osa em pezaron _P ¿\\
** Pronto S r S n d o y s^ p e c h o s a liu íia . M e
tra en un bajío J tu casa está en la loma?
,1Q) Santa Batbara bendita, pu ed en C
115

cm til adernas del nom bre invocado, fue para mí una revela-
era e Conc:ePtos que la lógica se resiste a aceptar. ¿De modo que
(j para morir juntos ella y la tribu que intentaba vivir a flote un
ajpj po ™aa? Y con mi nariz pegada al vidrio de la ventana la yi
d¡nr. se. )° Ia lluvia com o un ave zancuda, agrisándose con la

eX'ste d momento signado por el crimen, una especie de


fetra lrresisdble, un relám pago de dentro a fuera que se ríe de a
mente , así Sean R° m a o Rosa las palabras, y manda señalla-
bria llpn í^ o ra je . M arianna bordaría en su cuarto, la Cana a-
des tuaf4 ? ° n° a su bajío, el agua continuaba cayendo en gran-
’rtdqfen, S asía formar arborescencias de erosión alrededor e a
v° W ín ^ Ca? i ‘ Ent° nces fue cuando me sentí empujada hacia e
eilthoscarU ° por aísu ien que no era yo, pero que estaba tan
^ Pronirv en a l punto de actuar con mi propia materia gr ,
to disnncv S e lntransferibles brazos y sus manos, Y por ese Pe
^ S d ,V0 Morse' d ™n¡pula¿ =1 recepten, el hilo c o j^ o
f c W Í f yo ^ com unicaron, y uno de ellos, quizas el mas
^ a arranf° ? 0r '° c°m prom erido, se echó sobre el libro y e P
SoJ'«e ascua3 paciente Y prolijam ente sus hojas. Pasaba
^ ezas a i / 5 ° r ünas ^tnittas de terror; y santo cielo,
Im° a salva hasta nosotros tiramos las de los SaroS}
entes con lar|tü padre el día del robo, Había dicho ella m 0 ,
6 tl Su sitio p ienSUa sobre el R om a Y ^ 1 Rosa, y ésas eran deja
a í ^ i e n r ^ 0, Ioda la m enuda Ierra de las páginas .mpres*
Ti ante conf basra que ,as cubiertas le quedaron ta ■
t^ L 0 el otrn ° SU Süeoo final de reencontrarse con
(Je r c^ndo y ° ’ mas 3diestrado en cosas aparentemen e
h lafüefa quPUn°Melemeiltales botes de papel con
do ^ oóo n ya,tlevaba dirección definida de cornen *
S h\V todo sirve para un ^ leCtÍdST ¿ 3 d ^
í aban n fiesta. verlos marchar; algunos tan distraídos q
ef° oasi tod o s m uy marineros. .,._r ¡0 v [a
itia? a de u ebió percibir de p ronto demasiado sr » sllS
íe ckÜS el ltbroCQrdence menta! la trajo al ruedo. To ntra el
mirr,en ^ uecid ° ’ Parecíó querer calent ^ que
p°sible sa C° m ° M ira va lies, el gato, el utuco ’^ „ d o
nada en limpio de ellos, y así temuno el según
116

ciclo del pavoroso desiino de un hom bre, la tu m b a de Ra«">


Cubierta por las aguas. Porque sencillamente el recuerdo se co«*
a allí en aquella m irada indescifrable v un Dios quiera, que w
ella a guno d e estos botes, d ad o el m aterial de que fueron ►
chos, tc i|eve un dia hasta |a g|orja y nQ a) dcstjno de sin,ple
buhos cam panarios que les toca a tantas, m ientras desde arribai
tan le'os relámpagos y truenos descom unales orquestaban <
c o n s n m f ° n ara " " definltiva ru ina l<> q u e había acabado ;
comn n n T ° a ",n , cünacncia '« ta l del hecho n o < * ¡f
ñero dn H T a r C‘ ' imbo 3 la esPera de algo, no se sabe *
DO Fue C dex? f “ ' iva aflüra com o sustancia, es también c j
al difunto n " M a" anna poteció acostar con mil prccaudO”
nos m íe CanaSt0’ ti “ 0 vo P“ d e verlo to d o , nada «
fihatorios 3 nU danric,dio- ftln in n o m in ad o p o r falta de da
éntre las ; - ' a m 0 Sc Pa re d a a ' sacrifico de Can.» £
no só o en ’ al OSCUro asesina'o d e Enrique, es decir q u e <
h a b r á s i d o e s " 3 " ' Y 3 ? U lt' m a v i u d e z ~ v i u d a d c l D a n c e ’ , J *
F lo r e s - s? n o o eSt Y Y " ' 3 f¡C h a d e a d m i s i ó " d c
la vida’d e los ot a 1 3 fatalizadam ente a la angustia de
¡emno tan en V t 3 n t 3 distancia d e H eráclito y al < ¡ .
a ib 7 v oor lo ° ,M C° mo un d ™ in u to sateloide ciego. "
Al m aréen dSem° Í ' n n0m bre en las « lestes- ¿
d e s c ro S e ió a '? ° 3quell° <’ue había *““ dido
CCS a e s D e r t ‘¡ ' " ’ P 0 IÓ e' c o ’ e , , a X Xo 1 10 5 P u s in ,° ? - V
c o lc h ó n D u e ¿ n enSK i° ^ qUÍzá tendríamos q u e d o r m ir
la a lt u r a Q ue d-.6 1 " 'Y c u a i’ d ° » e g a r a la n o c h e ,

u n a s s a n d í a s a t a S e d v a ’’3 ' 3 S 3 8 U 3 S - V ¡ m 0 S d C p [ 0 n ‘r a
dir su c a p tu ra V I PGr? C° " ta n ta raPidez com ° fi $
p ie d r a n a u H h ■ UC^ ° Un *e c *1<^n a h o g a d o q u e e n c a l l o ,
dc qU ? e , b h a b í a q u e r i d o q u e h a b ! ^ /
el A c L c u t a v T e ? ^ 6 d PT ° 3 y co™ s e r v id o e n b a n ^ >
p á j a r o e m b a l s a m a d f* C 3? - Z e s a s c o s a s > e n v i a r p o r lo s • ^
q u e te n d ría ° ¿ ° y r e g a ,a r a ,8 ° lU a fi^ f
cuand o el h o m h r. i Po c ° s - Y h a c e a ñ o s , d i j o M * ¿o_
pasaba s u s T r n Z ‘T V m al° estaba todavía en este
algo como esto Y* ^ cam P ° en la casa de piedra, ^ fifi
a ún más u n í de ¡ac m.l entras un estam pido del cielo parec ,0sC’
una de las grietas verticales de la pared, n o s a b l e é
117

dos r° COn aclue^os m ártires quem ados, arrodillados, fusila-


un ’ Se q jedaría en su sirio o se nos vendría encima, yo pude zatar
P a n ? ° dc mi mas Pr®xima viudez v oír algo tan fantástico que
ton« 3 ün cucnt° : Hl ab u elo Cosenza se ha ido a causa de la
so)inCn,a que se vc venir a lo lejos, el hombre hace algún último
remiJ 1 0 C? n Sus cartaS, fum a una buena pipa de marfil y ámbar,
a v e la ? fucgo (le *a chim enea y se retira a su habitación a releer
mcnio . a T dc dorm ir u n as memorias que está escribiendo, tsas
and arh aS| ns ílucmuron después sus herederos porque para que
dcnt'ec J T ' C*° m etido en ta n to s chismes de guerras civiles, presi-
aqUci ' - c mc dijo V VO le dije, v seguro que lo mande matar a
he mpriH?, Sue m e había difam ado por la prensa, pero yo no
dc| camn ,aT ás ,as m an° s en sangre sucia sino en la lucha limpi-
BurucUv? a .,ert0’ quic" lo em boscó y lo carneó fue el negro
y\ ? ,C diablos> que para eso había nacido y recibía mis
Ca|¿on,'c H T nces la criada aprovecha la ocasión para lavar^sus
asua s¡p„„e franela y los tien d e junto al fuego de la foana-
^ " 0 la ague .« y e n d o , y ella se duerm e sentada bajo los «Uones

Se '«vanta f n Con vaPo r caliente. Y a codas ésas el h o m b r e ^


mate Yallí f cm co de m añana como siempre a rom'
? el hiCrr(1 CjCncuen,ra con ei cuadro, aquellas injuriosas P
v'jt0l*ces e c°lg a r jam ones de su inmensa y sagrada
'da, ¿ ¡ - y n los gritos d e m ando com o había transcurrido su
cnte |a r ' ,a a la m ujer v le ordena que abandone mmed.ara
"* & Y d in n o tu v o m ás rem edio que salir. P « ^ !
2 ? q u c r e c u r r i ó a s u m i[ a d m a la p a r a d io sin
crecer, n a d a r a f l o , eC ' ? t e P r c f i r i ó l a r g a r s e c o n e l a g u a a la
c i„ da d el ’ ° t a n d o c o m o u n a v a c a h a sta donde . ^

> p0r ' arr 7 °- Y t o d o eso d e m a d r u g a d a , y q u e se s a k o N


Scr n ie d in r e , a i o n o l o h i z o é l q u e n o h a b la b a c o i •
C a- C t ? c S u s m e m o r i a s , s i n o e l la m is m a P o«; ^ ff
CSa c o n i d c m u e s t r a , a ñ a d i ó m i r a n d o a l le ch o n e sc in -
t u ^ ° i ° s a b i e r t o s p o r l a s o r p r e s iv a m u e rte q u e * ¿
° n Sc havn C,esraba de p arte de la criada, aunq -reCientes
Va ahopnH^ mtmup siempre las crw-«-
11S

uestra creciente también retrocedió, pero quizá por el


.i1?-, e a9ue destruido el día de la fiesta parroquial» ° Pj?
mJ r r ° escuard2adch ° com o arreglo de cuentas p o r el ^
nn a£ aren,Cem,ente ^ n id o de arriba, a mí me empezó a
c£.ÍÜ k 3 UeS de la iocura- A un con el lechón ^ r l
Pr Slf ° ^ ue era el asom bro y la codicia de los ^
S de E ^ ^ ^ Era aJS° UIia aSU'a í *
traía en fnr reSaca, 3 UC CLjbna e' cam po, y no reciente, p ,
entonces n a l? desde el principio de ios u n ic o rn io s ^
llegar un dnl ^ ? decidido m ostrar hasta dónde es
de alCodñn r u \ eSf Prim á m e n t e fue el p e q u e n ^
chara sobr^i í Cn aceite de !a Viigen y calentado en
S - S asn" / t * ; no decir <*a" d° ¿ 1 venga que ese ^
E ; aS1¿ ° 1 3 bufanda tejida por |a abuela C o t i z a < **j¡
los Médicis J " j Uf ca’ Y m£ddita Italia del sur, la ^ oC€í\a
una voz conn ^ .te n a ^ ue ver con ésa, oía yo m u rm u r.
allí. Pero el dnl 3 entr? ^ u^anda Y orejas sin que nadie ^
gusano con m? í , J ba SÍemP 'e hacia m ás ad en tr° " £ >
cosas q u e y o Z w 5 ° ? U pU ? t a ' E i !J a n to d e s e s f ^ ) a ^
húmeda nenetr k e cam biar de persona llenaba 11 ^¡jí
- y o . ¿ P; rnae? í an « » * grietas provocadas por 1«
bajío mismo 2 na villl°s venir a lo lejos, ^
tando cada cual c specie de ejército de horm igas S1^ ^ ,
tando T t l n T L C3rga\ EI se iba acercando, ^
monte del ánima natUr d£ las unidades. C uando Pa*J J 0 &,
todos los Caña n ^ n° dudas de que eran tod ^ $
andaba sobre s u r^ a ta -f 1" ^ 6 Eabía alsu n o de p^ h^ ¡ ? f U ^
bien ella Vov a l í f l ’ Se ° yo decir 3 M arianna: AÜ* . ¿ f
puede hacer con i- asitan d o este pañuelo pata ve
dad de quien pasased °* Y° í ' é de !lorar con la mlSr° ía le<^f
del novelón v nT r L U° pobrc mi hi»° Escolástico a j* ¿üf
Abigail nos 5seguía^ an dudas de que la legenda ^ &
como vimos a la Í T 51“ desde donde «tu v iera- * ^
del p e ¡ o S ° y t3Cho ° Io <lue a« u d l° * ¡ £ * , 5
bia ahogado, ése sería e | í e l,hm o n0S0tr05;
mas em barrada n !E milagro de su Santa Bárbara- L k t ¡ e ^
Y dijo sin que nadi J 1 ! ^ 10 2 *5 me m iró desde su antigua e*p ip ^
ñame M lo piegUntam; N qs SaJvamoS en jos g3 ^
1X9

j. matadero, y hoy cuando vinieron a decir que reñíamos que


Upo j5 P0rque COn cascarrias hasta la punta de los cuernos había
j j a 0 tropa, dentram os a nuestros ranchos y estaba todo lleno
brer^.n jS' El piso, los catres, el fogón, los bolsillos y hasta el som-
Utaí n herm anito enano. Así que decidimos ajurttarfas en
va rn ar^as 3 vender a la fonda del pueblo, sin contar las que
queh»1111^108' y tras acariciarse el estómago abultado por el
düelp' í 1 0 - ? * 5 °Íos enrojecidos, las lágrimas aún colgantes, e
más 5 . d líe tapándom elo con la mano, y ya no aguan
'W o 'S 'u ec? Ser ° rra Per$omi, empecé a gritar a continuación
Ella mir - a ven'd o haciendo, no quiero ser más yo, no Pue *
dueña a° C° n c*erta ironía a la descubridora de Roma y Rosa, a
6 Ü I1 Petlueao ventilador de m ano que había llega o 611
faEricarP^ Uete Y al que llam aba con misterio la maquina
Enton1 Viento> a la del traje m arinero siempre impoluto, y ip.
P o rq u é c e d r i a s que esa otra persona tuviera el ^ or> ¿ ’
d“ S 1°° e viene a fe «ene a otro... Me estaba abóte«"
Cotbún v l ° ’ pero reaccionó. Teníamos demasiado I 1jl u

Cata, J !®° .h abra sido lo que la llevó a prescribir: Ya ^ c o m o


E°rque ha dene adentro de ella un entendido, y m3
y m ño, voy a buscarla.

d e o íd o s .e r « o .

Iarga teta c u 3 Una mu¡er qu£ eSta C m’nre esa teta,


asi Perten horror al principio. Porque siemp |
a una cri^ ra miserable>va a
***** d d S ° : eStá ^ r d a d a y 1 1 0 ¡unta algo que
N e J ? ° ldo m oviendo los labios mientras d i« ¿ s.
ta Iss r3- Prende, y lo que cae es una cosa tibia q iueso
d? « i b ? ? * «T y dwborda por la mejilla-
Q,.p^ ni gUardar aquello, la mujer no querrá P Jo
recluesón, ni siquiera un trozo del pue ^¿b iera
sería " lcnte c°m o en una despedida. 1 ° rq^ertjaC)erüS no
tratisfnr ° m ° vender mi remedio, cuando los a |0
«areo de i_m an en m ercancía. Y el oído no du dón por
ks n accid^ t a d a vida, quizá como
S que * á n a entrar a su través irremisiblemente.
120

Y t o d o e l lo p u e d o c e r t i f i c a r l o c o n m i f i r m a , a q u í , en
s a n a to r io . A u n q u e y o n o c o n o c ía a ú n , m i q u e r id o d o *
M a n d o u t i, s u r e c e t a r io p a r a c é l s ic o q u e m e v i n o a l a s m a n o s tiem r
d e s p u é s , y fu e al l í d o n d e v i e s t o t a n g r a n d e c o m o f ó r m u la , P °r
a c a s o lle g a b a u n o a q u e d a r s o r d o l u e g o d e l o o t r o : S a c a r el r ,
d el h o r n o , c o r t a r l o , p o n e r lo e n t r e d o s p l a t o s b ie n c u b ie r t o s ,}
a g u a q u e e s o s u e lt a e c h a r la a l o í d o . . ^
L e c h e y p a n , o y ó d e c i r a Á n g e l e n t r e s u s s u e ñ o s Pr o , nA
c o s a s d e l a lm a c é n d e D io s . Y la v i o v o l v e r a q u e d a r d o r m id a *
sH lo n c o m o u n l o r o e n s u p e r c h a , a p e n a s s i p e r c i b i e n d o la a P S f
r a d e l h b r o d e A b i g a i l q u e e r a c o m o l a B i b l i a , u n a n o v e la do
o c u r r e n t a n t a s y e n o r m e s c o s a s q u e e l c o r a z ó n q u e d a r á con
o e n c u a n t o a la s p e q u e ñ a s y t r iv i a le s s u y a s .

a big a il 5„
E n t o n c e s e l C o n d e , y y a n o e l V i z x o n d e d e a n t e s , P u^ e(1-
p a d re h a m u e r to , el C o n d e c o n s ó lo tr e in ta a ñ o s , u n a i f %
s a ío r t u n a y u n o d i o a n t i g u o e n e l c o r a z ó n h a c i a e s e P e?
L o s ta n c o n q u ie n y a s e h a b a tid o a d u e lo d o s v e c e s , v a * ¿
a u n p u e b le c it o m is e r a b l e d o n d e p o r c o n t r a s t e s e
p a l a c i o v a y a a s a b e r s e c o n q u é h is t o r ia d e a m o s y v a s a 1' ¿¿
o t r o s n e n ,p o s Y a s í e s c ó m o , a s o m a d o u n d í a a l a v e n * * * ^
v e t u s t o c a s t i l l o , v e b a ja r h a c i a l a f u e n t e , u n a f u e n t e < ? * ,

t í d a 1 3g U a h ir v ic n d o Y P o r o t r a fr ía , a u n a n n iJ^ .,»
a a d e n e g r o y c o n u n n iñ o d e la m a n o . E s a m u je r c it a , P ^
e l, n o p a r e c e d e l v i l l o r r i o s in o m á s b ie n m a d r i l e ñ a ,

o t r o H ° r CS mS ' UgaJ e s ? Y h e ^ q u e la j o v e n v u e l v e a P f J
y e l s e ,ní? r a m c d i a i’ “ n o t i c i a s f r e s c a s t r a i $ J
n?ño o ’ q U e e " a h a lie g a d ° * “ >' * c a u s a d e la
” C ,r “ S e e s t á r c c u p e r a n d o c o n l a s a g u a s d e la
c a s n n tm q u e ,v i v a s o l a - e s v i s i t a d a p o r u n c a b a l l e r o 1 % ^
Í Z Í " PDedtr o - Y a s í’ e n l a c e r t i d u m b r e d e
P ara í l n T P, d r 0 <fu e le in t e r p o n g a c o m o » f ¿t»
fu e n t e v e " í " f a t a l - v a a a t a r s e a l b a n c o d e p * d r¡V
q u e s ó lo e n , t l ’ “ T r S a c ió n c o n ln m i s t e r i o s a d a n '
se h a n e c h a r lr / 0 0 0 m ñ o y lo s P e rro s d e c a z a I
° a s u s P ^ s , lo q u e e s a b r i r u n a p u e r ta a l d '

Á
121

cegalo áverii>i'rV'ente’ CSta vislum brando unos duros do


Casa¿ la s c ñ o r / X o 'd \ u "n P r" 'U su y a q u e sirvc cn '■>
Periódicamente '„2.®? , u hl,H: csa muÍtT- ^ lS visitada
J ocurre quc el « , 1, " le,r o' lc c a rib e .t diario una carra,
p o s ta n , Madrid" v T o f " i asi com o l’odro
ren,c a un lacavo cVil " dc dc ,J K' m ' '•* •' desmavarso
PUn|o de lurcerlo " t “n ' " P° r T ‘ o k U’* iU1” c|Uc- osró
„7: 3 la « « o ra le d ¿ una d e’ * arreB ' a **** q u e h '" « ¡e r M-o
S S « dc que aquel c a n M U ? T ? * ^ Y •>
cual u 83rita Va Beatriz h a ? “ ' ’ Jq í ' M d o s »ves.vam on-
a"t dVKnid° yad “d ^ ¿ ^ r sa,dc
0 Radio, por
rodo lo
icr "am ad * ? S" esP°so a lie u r ■/ “ A ° n 1,1 intcTreBm>,
drad<>esea„-7n8cla que va a ¡a tu ,',« ° C°," eSM p o l' rtf n u >’
,an, ademí a° la™ d o Daniel n " V í ° " la ° ,al ha cu.uon-
CQl«o él 2 S de odrón de K ¡nod!' V * IVclro do L.os-
e n ? r m id a d i " '' 3 k y n a d a C" n !x ' r R - ''. n m o S

S , yé|efla’ hecha He? dt Redarse s"d|? t u " “ la luz


Í d e t G e v C K h í d ^ Ín ^ ‘¿ pi.'r-

^SSsS^'sSsífs
*“ < \* ¡ £
y la de mi me d e „ I1'-’ h.
hwa« * S 5 Ín '*«Ccl
? S. ..
122

iv A r ? pa ° los scsos? N ecesito ver a esa Ángela, £


re n rh o ’ ^n ecesan o t e n g a m o s lo s tre s u n a c o #
v o r é n o n T S e p a m o s a <lu é a r e n e m o s . E lla tie n e s u s derech*
e n g o lo s m ío s , y m e s e ría im p o s ib le v iv ir s a b ie n d o qufj
s e c ó n ™ , hí|> m brc£s s c h a ,,a s u s p e n d id a s o b r e m i c a b e z a - J .
quesa v h C(?n ^ re Pc ia tr ip a r tita e n t r e u n G e n e r a l, una M .
p re T n e rncn 8 a n a d a A n g d n ’ Y Á n g c ,a ’ « ™ o s l,c c d t’
re ú n a n r T™' SC SaCrÍfica- Y la M a r q u e s a , d e r e g r e s o ^
re tira d IT c o n d ¡ c io n e s : E lla s e ir á a vivir a
d o n P e d ro h A Í |SU ’ ’i 3 C ,o ti,d e e n t r a r á a u n con v en to -
h e c h o a iín líC f f r s u n o n ,b r e , q u e p o r lo v is to n o -
m e ro v a n 4 ,° g c ln <*u e c s c l le g ítim o p u e s esta f ,
D e m o d o n !A 1° c o ,n t r a r i o s c ría la h ija d e a m b o s la n*1 .
h a s id o e l c A u T . r C ntC rarse p o r ,a lisrn d c vis,ríl cs *
el P o b r e l o f e <l u ic n s e m b r a r a l a c iz a ñ a e n s
s a lv a d o n^ c " dc v a n i u n d u e lo I ^
c l c a m p o d d h o n " ° m b r c / u e r a d e la ,e y Y n a d i e s e rJ
P e o r s u e s p o s a le le A u n 0 ” d e s h o n o r p e r s o n if ic a d o . Ir
u n a n u e v a visir-, u n a .m ,s ,v a p o r la c u a l e lla r u e g a a l „•
d o p e r d ió e n V tC rm ,n a c o n ,a v o z d e m a n d o q u e f .0
c o n fe re n c ia c o n -P u e d e re tira rs e . D e s p u j f
E ra n p u e s \ 4 ° e n tc r a r é ;l u s te d d e l re s u lta d ^
del segundo entendí *?*****>,as d ™ n ía s a l t a s p o w jij ^
l,n h ijo le g ítim o m ,e n t o » m i e n t r a s a l l á lejos, perC , ^
portandi“ " '? " * * " » ■ * en natural, ^ V
con el único d ? p rC S ,o n es’ nobleza y p o d e r nuh% r; ^
a q u íq u e d e A ro n m |1 0 T " le ba q u e d a d * el llanto- p
la M a r q u e s i - , | r 1?S Sangre azul v u e lv e n a u n irs e a p r
do, Yal decirle ésA" ° £|UCguarde e) secreto d e todo lo> -,;i
sobre 10 irr e n tin r l u Un<?UC 3 C0 ntraPclo, q u e sí. Pero s»n P
L o demás suAd ° 4 S a g ra d o derecho a la vengan?- ir
cesa. U n a o fe n s a dA ¡r'?nte una fjc s ta en la Embaía ¡ fc>
G e n e ra l L o s ta n e n P ? ^ in fe r id a p o r el Conde d e * J
^ u e se le h a ofrerid 100 COn u n Ministerio d e la olf
bigamo, exige el d ?’ ’v CS rcs,'st>da por éste, qu¡e!}' ¿e u|f,
b a la q u e Í A r o ' n ló i Y tC r c e r a v < * l c r o c ó a l
M a r g a r i t a , t a m b i é n l A C5a ? e o ’ P o r q u e é l , c o m o | a P qti>1
b ie n lo te m a b a jo el c u e r o c a b e llu d o . A 3
12.'

™ su '« riÓ q f,e|!a it,Ue Ve" Ba ■’ CURl',rl° a fi" d e ‘l ‘»c d d o n d e


3 Anoelai v 1 " ° Va>!a ;ì cometer una indiscrcción? ¡Pucs
cquéleruei-a ncccdc; >' r^ 'uPCrado que so ha el Conde,
d ig a a n a d f è q u T n e < T a T ™ n i,C V O ? P u c s 1 u e , u m c -’
exili° volum ariò -, dc S" hii° DanitfL 1Vro S1 - » ' d
cnto n c e s s ile COn fj,q " e i '. SOI" crcrse Hegara olla a m o rir,
y C° nf,ar,a a su >'■!<» p ara q u e ol lo p ro teg iera.

menr° ’**' S c \to d d P lla!,la d " a to d o ‘■•Sto quo va ,lol

? » ^ ^ ^ ,S & v u i‘ r Ì ; i , n Ì C S , a b a S ( ,l a .» q u e lla
n0 ,iC ari’° h l ' ) m b r c l e 'h a 'b S n t r C' J d ° * “ b , ' a l l a » ''a d a
? ' V' n a C o m iCSC s a c a J o d e l s r l i 8 a r •' 1 ,0 d q u o o l

' P0 r 9 U e s i e dc,ltr0 de i h '; , , ' ° r c y a c , a ‘- ■ u f la q u o o ,-

y" T la"««£ «fe*? T n?ia,dcsusci,b'-


d eCn q » » Ie lh 7 hab™ -» c o n ,ra d o h n m ^ >’a r a la

>»z f i * p*1 ««w ì si- 'b'

« c j V.1
Pim.
O nce

D e l tru e q u e

1$s
c o m o ^ t r ? ? í 3 .3 re®a ^a r ^e 511 c o m p r im i d o m á g ic o , d o c to r
ren íin n p c ■ e ra Con el s u y o . P o r q u e q u e d a r d o rm id 05 l
Ortivo si se T d ^ C° m? ^ ° excitarse con un P °c0 ^
c a r o s o ''" con/ leuna brecha íntima cual es su
^ K W í “ d* im portantes com o alim entar
M andamientos Í T ™ 3 tan natural p o rq u e está en el NO f
sus alaridos d u r a n t e ^ ? V u * ^ 0 poskiva aq u d la
mente por si usteA | Pr° j bici° n no fueron vanos, y P ^
en un homhre d ’ Ueg° q u ed ar abstem io, no se tra ^
colilla en la calle d 1 ^ ° ’ ,Callatl0’ anónim o y sin fuego co ^
encima su c o m i ^ PT que la han P a t e a d o y le »>* (Leí
parte de lo suyo infürtunio irá a relatarle una
que llama lo m i’ mel° r ^ue encuentre en la rebusca- -r ¡¡
colisiones entre t J ° r ^ a<fu,e?l° in co n tam in ad o aún, eS s¡fl
Peste de la pobreza^ * eSpirifU’ sin guerra y paz de las o ’c¿
oculta por andrajos ° ncien,:LZada que es ansia de diner

do enderez?had^anfe afilada en el deletrear c u a l q u i e r


pues mientras se sal ^ ^ pareció fascinante: la ^
sería necesario m yafan en el canasto peces tan gtai1 u..Ao$ P
Pedro el día L ' f 3 S“ habia “ "O & loS ^ 0 ^
y allí leyó corno p u ¡ T Saque° COn el tr,ul° de a

del hombre d ie r e n ,0 *3 'aen<í Una raíz m u y Pareciá 3


■fe nuesrto v“ “ ella '*
al principio tenía f rrestre* Lévi m ism o piensa <lne. ría cp6
Primeros h¿nH,res ^ rm a de raíz. p 0r analogía,
° res eran de la fa m iik de la m andra§°r
125

Y^ .
sitodod ^,nseBu i ^*'1 quitó la página que hablaba de eso, ya
h.0 ! misterio1 ° Se P ? n/ a a *e e r tn le s COSas éstas perdían miste-
y sin
v'eTlt0* Corno ram T 3 ™ “ ™ nada, lo restante era un esqueleto al
^ o m i o de 1Cn ia a r r ancado o tra con el g rab ad o del
í? 1 ? ' de^ n^ r „ , r i m edbn,K el u"¡“ '™>, y nacida la espe-
Wacta. i - tagora, iba a continuar c u ltiv an d o » ; m ente
en .e l; « ' ° Ó - no tuviera algún cap ítu lo
& dl% » a C t c L i '3/ ' SUilrdar h o ¡as sólo que la
lutc2 , P ra ver la raíz v P Ij pL,es d esen terrab a to d a la
a k f * ^ milagrosa c i L t? 2 , hom brecillo. Y sucedió que
su' « 3 S S T 2 , * ° t ’ h ^ d - con
Hp pasat^°i y ella preguntó si su dolor se le
Sue ]g y pii’siemfyrr c ° ’ 3„Ue cuando la madre curaba lo
^ y ó ¿ ^ ridai hasta oue8? 1Q iaVenSüand° y a tü d o l,n n o
t0 ,Sü d üeñ lg0: quería a to l final™ e > co m « al descuido se
SSd° la intenc,ón d V U? i n^ uina de fal* ™ r vien­
t o . Pero fiaiOSo Parto del d e Ü ? * ^ 3 e‘\ cl acto’ >r de n ingún
I 'Y o ^ v . ^ 1 0 la interesada m ‘ ° Parec‘ó p ro p o rc io n a d o al
*> o c eT P^ado PUS° p re c ia
S es^ C l aqüí' m mi h e r m i TU I3 andraBora, a u n q u e naides

fe ÍOrm"

^ ^ ' w ^ h p“ 'V" « o s' t g a ^ l r a T f * USKd

t h° « f f i r * en p c rro la

<a '»«* i’k , S¡5 lc Saca cUombrc Sen° SePtimio, saludar al


126

decirle buen dfcTanler ^ S^ ude^ s ‘ 1 ) 0 ^ al revés, de tarde hay q1


Hasta se deja cortar 3 í. ma^ana buenas tardes, y de ese mDÍ
-A sí q u e S T T a<=w e l dañ<}-
encontraba cosas era verc*ad, que solam ente}
Vio en los ojos de la Cafi n,
iba a deshacerse en II, ■ ? Una espede de nube de tristeza q1
.-Está t ó d i ó cerrar el rrato.
hoja, y antes de darte yo
si es^aruera o no, 0 11 Po^carP ¡ 0 Aranda para que él di|

« ja de h o j a l a t f S ^ . ^ ell,a sacó del bolsillo una P ^ vei


Jo ^ g o aquí donde él f ** ^ ^ b r e y dijo:
W h !* ; del árbol í’er° no nie anim o a abnft
hm^ que s a p o s l Z l Se ol* d ó del saludo y nos deja i*
-Vamos ^ y c°n agua,

S i r * y k h°ja nomv l0near’ abriremos la d£K


Había u n o 3 rP° «taba en rl* 3 animarse a hinchar a los tí
los al quePé i & T de ttenZ3r SUS
-¡No se J 1 0ran el m¡mk ? aba La M ujer del Pozo, Y
giendo a] ^ se toca a la hem iT^ f>arecía tener $*>1
^erza, para V®1^ cesto, V del P°zo! ~&k ó com° ?%r
0 al8 ° por el cJJf ao’ ieh? Qué le ? Lüé es- Para cerrarla tu « ■
, -Es tuia v ^ ^ f ^ íq u ie r ova bran metido, un bicho pe ,,
e Porquería, ’Día aludida^T ^ 0 k de ^as C 3 " 3 Por m\ 0
-Peco cotn0 * " ° JUX0’ na(^a mas q ue

! s " p?rro>'
aer formas al m ^ ,a Coi>sus deH° Cl\ Vl<^a ^a vuelra °An$
samarueilte a J * aíldo, y a ,Jf d ed o s o b s té tric o s a c o s tu m b ra d o
ieirT as crias' ^ 110 más a Una boíita en forma de Ia

MaSd'¡SÍ es ^ ü e r a ^ v ^ ^ n d o dCUatf° Centímetros á s }?*¿o


-RslíP Se llevi ras de |a ^ pe ia caÍa Y a rr° lan dt
no «be « f e ^ a W» U fuera M t a , K b 0 J

Mlfo,a^ p a2 ? " ° ra“ i « * - * " *


Din?,P^ sino ^ _ , alS|Jien dier, , U í
127

creeii pero el libro se hinchó donde el hombre decía lo que


Atónos se recuerda como esto;

«Tres elementos, o si queréis tres ^ ¿flo d ^ d esen v o lv i-


les, constituyen las condiciones esencial j
miento hum ano, tanto colectivo como 3„ u
toña: 1 ° la anim alidad humana; 2 e P ^ economía
rnbeld ía, A la primera corresponde propia*
social y privada; a la 2 a las ciencias; y a

p e modo que si usted, que ya tendría lajeoo' >J¡¿n rebelde a


k ta y de seguro la ciencia en claro, iba P estaba» s e g ú n
u*car la libertad en sus escapatorias de a 3e [a definición
^SJtel demente lúcido salvado en el canasto, _ , parecía dar
^ e n v o lv im ie n to humano. Pero lo ^ C o m p atib ilid ad con
. 0 1 0 cieno al arrojar el c o m p r i m i d o era s ¿eos tan largor
que iba a beber al bar de la esquina-Y a s, ¡huyendo al hotm
J ® v « n g o a c o m p r e n d e r l o p o r l o que L?( ‘S L t i a s m a n d r a g o r a s ,
®rubio del Acbtung, su genial eugan a- erfln distintas. Pero
* P ^ tta que sólo se abte para uno mism ^ general de la
^ d h a Visto Cómo m le d a todo luego de es el cuerpo ex-
^que vamos a abandonar. Falto de ma eratura m rec^
lldp del hábitat aparecerá limpio, 51 ■ ado para el entie -
a¿ o así com o un muerto lavado y p golpearse c
« « « . U r i quienes í - » £ £
de baño hasta reducirlo a ^
° t eso, y para suavizar s u s imágenes j negoao
completamente inédito ^aSt® ¡¿rucias.
> d i v i d i é n d o l o tal c o r r e s p o n d e en
128

Mnte Sil? Cta'e a^“ ~dii0 Fioreila a hCañaese


día hacií”J“b
S S 3 j"”® al aljibe—para hablar de zonceras. Es <Jf
■q«d pkno, í,"aSá8“ÍCarra’ ^ que n ° PUd°
¿v poiquérite ah? 0 650 debe SCF 1 3 1 1 C0mO un cha7 ??i
guitarra? no Venden uno y le co m pran a eH0

Que salía deUnkíiíl^ar®ainente* Cómo los Cosenza, con tod° L


fbuela recogí en u n fa rif0’ incluyíado ia s ^ g r e que la peq ^
a^ n a, lo iban a cam b;S° pe?sando siempre en la pelirroja ^
Ia babía oído tocar al hn j que frutaba de una guitarra. q
Ver besarse a Una Ve{?]1„ m de los mimbres y aquello eC& vez
qae Pasasen montánd,-/ ^ alS° que presenciara cier^ , n-
¡¡J°n« ajustados desde y üna rrtuier con UI?°! yde
^peate los a n im a le s e m e k ? ° S y M ultados en los muslo*’ ^
y el hombre dio fosra v u " demasiado juntos se h a b ía n 1^
¡C? ^mbién ella castU-aJ” 111^ <??ettó atrá®, V él le hacía
Pues eran el atroyo v t? ^ LU^ n Sabda por qué si ío 4 üe
látio° Ia guitarra S 3 Y e n a n a s así tenían un P ^
de b l í salía don A*3711^ P ^ c a p 0*
^ cerla sonar así más alP' J i a a^O sin sentido, Pe r 0
queests * ^ 0 laCaravienrf S,gargantaEdelosPáÍar°u' q
ha t S pensaitdo es c„ ?
7 - , ]0
*,la otra m irar h a d a la choz? l£
v « « t£ l ™ a «*' viajo, pero no la « * * 0
echarla i P°nga la Plli. ga a morir antes de sus ¡¡
por aUá L?a'adas de t S ? ? S° bre el pecho y así e itip ^ ¿ p

tas de unaoSU ^ ^ c i a c o lo r é SCÍÍOr Dios 6 5 1 3 a t^ a' r a ^ '


taba mis , 1 COSí as debajo de ? « b e z a sobre las rodilla® ^ „ 1-
acaso de esa d o simplem(?S Cuaíes nunca se sabría sj 5 t si
Pubre rnenm Pn Ícióa^ i e m íe rodillas' Y T'ioteÍ ' % 5*
guitarra y elS¿ ° sdían la yeRdgUílf ldea> lo mismo* ¿e lj
aquel bb/o n f Ufcrdo de J & y el « b a ilo , y los acorde® ^
111 ^quieta na pr° ntos Uria Pes cuando había llorad

ev,ta' • * »
1

129

^¡°como si a W e n f a h ^ k ^ dedoSj la b¡|a del sep u ltu rero


- Y a Sé J n!T } b ie s e l l u m i ^ d o :

f c ^ V q u e s i» 1 ° m p rar Un" 6 u k a rra ' pero n o lo


^ ñ a n a vudvn b £ - SCr Un S£Creto esram os ¡od id ^ -
j A ^ hizo jurar besanH i e|yiPrrino con to do prep arad o .
& adA - = ° s h í os-en r - y fn d o s' lu^ ^
T 110 a tem plar 1 V¡ Y * m o m en to c! > ™ -
vinoa M 0 y e n te q u e d ó r e c o s a n 1 f í c a n c u ,s p r e v ia s d io
Para com er c u lln 3- ]lb^ hasta q ue su m ad re
^ n i a n o s e e m e " C° S a ’ S e e U r ° a ] f iü i m e , v
^ Siem^ as r e p ta b a n c o m í " no so sp ech aran
P ^ u s ó Ü d o o ta n n0 dcf airarIos t< * b b
^ - Süs — *

" ^ ° c ío (II)

r edes q u e ,

*"5b í q S í 's “ " la ' 8 0 < * ¡ ° p a » m ane? bordei,d!ls ^

? emqu^ ¿ t n m á 3s hUa bnT0S d í^ ^ PH o Í u a

W^ e s y Se había P ° r lo de r an t i ’ « b ^ a d a cu al se las
^ ^ l > t í sb b Perdo n ad ^ « a u n a n im a
^ S ^ o U t 1 am b as c a t ín m a,estad el h a m b re Y

* * i ? . 9 a e 7 i »» t &
la
te,v* M p o r aaií H h o ">brUna:
s s135red? Tl b™
t Á * te to * ' C S ^ m anzan¡-
^ 1? > y o ^ nté ayer í ? '? “• Porque S 5: M ls h erm an o s y ye
%< > S f f v ^ 2-í f i t s s í s r ^ ^
neu en tran en u n d ía
130

pero yo le digo que sí, que enrre m is h erm anos, >' yo >’ u r a|go?
vamos a rejuntar las mil, ¿pero alcanzaría eso para gorra
El loco me m iró con unos ojos largos que tiene, se saco ^ Qí[¿e\
de cuadros que se pone cu an to llega allí, se le vio un .s
pelado arrás de la cabeza y m e dijo: Está bien, senorY n |aSi**
cuenta que m e trató de señorita? Y siguió: Ustedes me • y j,aCer
riposas, yo las cuento en mi casa al pincharlas en las * • naieq1*’
lotes de a cien. ;Y la plata? Ah, esto es o tra cosa, P ? nianpoS3s >
si. ¿Y qué es trueque? Trueque es que yo recibo las mi *
ustedes me dicen qué an d an queriendo tener. Yo n o m ^ ^ n,eJo
soltarlo, cóm o podría saber lo que cuesta una g u ita r . * nj
salíamos perdiendo. Pero dispués pensé en lo que ? -jifia*® !
padre, si es para la señora, rom piéndose el alm a pue L y efl[0
pero si llega a ser para el renegao ni una chinche e ca> af¡pos**
ces le dije al hombre: N os rom pem os el alm a p o r mi jr¡¿ e >^
lo que querem os d e eso que usté nom bró, el truequ ^ |oC0 > j
una guitarra. Y en u n redepente el hom bre dejó d e se- ^ .'
hizo un cura. Su som brero d e alas anchas lo tem a e
sacarse la gorra y ponérselo q u ed ó un cura de los uc.
- N o m ientas. . pan1. , y
7 S1 tam bién se sacó la so tan a de a d e n tro d e , ° |]1 ed 3 |ll^ í ,
haciendo un ruido d e trapos, y en el bolsillo te n * ,,apio *
d,° , u1n a de ^ Virgen del H u e rto p o rq u e yo 1 l35
M ana del H uerto... r ar¡c«an V
Trueque, M aría del H u erto , repetía la escucha 0 & sJ f i
palabras. En su casa se oían algunas muy ex trañ as, í qUe 1' ,r
e ín á r a" sonado a ú n - La m ás rara era u n a. transfug
l i h r ^ COmra ,os am ‘S °s que según él d ejaban un * eSy ¿c
g e m e n t e y se convertían en rebaño. T am bién o tra ^
el n o T ; qUC lc h a b í a S r i t a d o a d a m a d e l, C .
2 1 T i -0nrestara el sa,ud« p o r el a su n to del glo*>’ fí
que todavía no.
Precio seguir con esto -d ijo de p ro n to con
una avispa-; si se llegara a en terar d e q u e la g ul •
o, com o él los llam a, nos m ataría. \A a fa
-Entonces -argüyó la recién conocida com o
o mejor es m entirle, que tu m adre lo haga.
-Ella no miente nunca.
« á S S S t a , '* * ' ° h« ä t ä

| § S !- » C " " " l * :r

18S^
^âÿs§§§ft£:
Ä a - 4 s las « o r, IUiÍar' ‘ ''" -

e p o d ' - a , e > to , nc ';


132

por en Su n°mbre, 7 hasta se hallaba autorizad


^ a K Í T p “ SCpUÍtUrero P ^ n e c í a m edían« el o f i j
la medalla oÜp k ik! ntoI?ces cuando M aría del H uerto, besan*
ta, tomó la Dalahm al pescuezo con una piola grasien
Ella - i , ™ v y se a ta b ló este extraño diálogo:
para U t m d ^ n° ® para el padre * Sem brando Flores,*

romanad ^ ^ ÜQ desci€‘do puede ser católica apostóla

E pifanía^hiia'de M i ^ lo era>qLie al catecismo cot


Él -En ese caso lo .^ n3C^ doña Abigail que en paz descanse,
va a decir su marido Igi:e ,Siendo por la ^ Ac}3 de Dios. ¿Pero 4
Ella -Ya decidim sepa de dónde salió la guitarra?
Él -Pero S t S ? “ PU£de
Ella -Y si la seño mandamiento. , ■,
porque la mata, 1 3 n° II^ente el hombre viola otro fftfc P

& S ® ^ S ° d e h w S ! S0b;rio* a la pata la llana, sin Iu g j


muza directa con punr . Pu« no lo era, sino una esc3 Jl0
Septimio, sacándoleJ S * re? proca- A rodas ésas el ena
tiendo a tirar l a r e d v s e í f ^ a pldto teologal, había ^ ¿°J%
^dispositivo común de su ^ leÍos encerrar las vícniP
f ? d'spersarse una decS« Ve? a ? a - E 1 ejemplo cundió Y ]
p ana BRmde» la l l a m a X k / ^ de «««dores. Sólo q u e d a £ %
Irigoitia sentados en el na I ‘a d d H uerto y la hija de p
-Yo estoy ahora d e s c S hombre‘ j d io -
Mi padre me ató a ¿ S ? do - Jijo el Caña con voz de g*»
que se lo eché en caía al V o ]v 2 * * golpeó e] día del equilibrista P
cierto, esto no es vivir Y W P« 0 todo lo que grita el de Sem w
domingos msponsos ”° ^ V* * n n o lflL
-Ustedes viven como los 1 ' ^ y medallas de lata por la cal
^ o lo que SUJ 5 ^ S | nos de[ campo,.. **
llena que otros lirios. Ahí e n ^ Ulí° s lm os tienen la p a0?3, ae&
no quedrian un domingo S ! ? 0 haE lirios de loS g 0 r *¡M‘?
pan que se caiga al suelo, pero que no dan ni una

El desronsueSde 0 í? y ^eque. &


nos ya pata las mariposas Vi ^ u e r t 0 iba en aum ento: do$ ^
• Habían quedado los cuatro ert
133

atmósfera pesada, y algo tendría que suceder para limpiar el aire,


Jttcluso que el cura mismo dijera y bien, yo me hago librepensador
Y asunto terminado. Pero la fe en la guitarra se iba desvaneciendo.
gritos del resto venían desde todos los puntos festejando sus
A q u istas, y enos au¡ c o m 0 enredados en el entredicho. De pronto
,e a Ja Caña levantar la cabeza: era el momento de las supremas
frio n e s , ella no regalaba ese gesto por cualquier cosa.
~Padre, la señora M arianna tuvo un novio que era boticario y
i ° s 7 ú no se casó con él habrá sido porque Dios n° quis°*
í ra tam poco quedrá que tenga una guitarra?
E 1 cura quedó achatado tal la cabeza de un clavo por aquella
2 rada de fe y blasfemia que le habían metido como cetra a los
°s. A través de esa bruma difusa los miró primeramente en con-
dpÍ¡°’ iUego a ^ i e n era la oveja negra pese al color dorado de su
* ^ a llí se quedó en espera de alguna inspiración sa
'¿ I '^ d 'a naciste?
V i r g ^ ¿ “ t í o . cuál será a insondable ° í‘m'6c'' DKK

En,0nces £ue clIaIldo S£ levantá de la piedra,


bjanj QV^stido de negro como un tronco que

¿ t T , Sea> mil mariposaS 7 dS eñor sabrá

y
de volviA « S l S r aunH n q “uc '/* o ¡ ^ 1¡h
rit los „ * a sentarse abriendo un ho
^ 0Bn,bién S “ *primera
negro. Por
&

" 6mvezpa
njc°rníos el cris se había m a n c h a d o a causa de los ojos, la
el libro del fm a Pero eso, doctor Ltlrum, so receptora de
í S ! Pnmidos l e n a t t e d oiré vino o saberlo mucho M mP ° des-
rl s>entonele ■
JL\in„
del período ceniza aun con tan-
mar- nces «o era consciente dei pe j pi r;Pmrir,
War posas sueltas Y esto será por la neblina del tiempo, ese
<*= los buenos caído en med.0 de tanto palabrero,
Va °> y no habría otra forma de decu: lo mi .
do i .? « «>bre d metüodía volvieron con el gran artefano protep-
Wes. f r b « fi„0 Uen0 de ¡as moveddas criaturas atrapadas por as
kta^H hombre los vio li^aq transpirando, con las rodillas y los
» ¿ ¿ í . ^ ^ o s per las zaSas y pagados por las piedras, d pelo
0 d' abrojos, pues las malditas mariposas se metían en los
134

do smdífe0 *ÜCe° ‘ ^ gunas hasta se largaban al arroyo prefiri#»'


ésaSva Í X ranteS, que ^ V iajadas de mierda, decía el enan°>
le una deuda Te T ^ Ias quiere vivas, a lo mejor son para p a g ^
V así de m íí/ll ° F P ‘° S’ debe refregarse con alguna beata p« ‘
ficados como W aprendiendo cosas, pero de tan altos s i ^
mata achanarrad° T f j ^ 11110’ ^ ue a veces desaparecía
^ ^ r r a d a y desde allí se le oía imprecar en el mejor esti^

El negocio (III)

los so^rendiócocaparec^ . ^ d ía siguiente co n el a rte fa c to vaC*

d' s S « y nueve t e que el S=S<* <*&


“¡Miente!

P f o p i n ó ^ ^ v ^ Ser sino de Septimio. M aría del « * * * $


0 «datado L Z ™ aa abi< ^ en la boca y con eso 4 *
pareciendo mis i ras no mentfcn, lo hacían las m arJP y e|
f 1? 0 * « W * E L ? “* en ,realidad eran al m overse * * ^ ¿ , 1
m fUt0ritadamenre iar S* nuevo- Per° el sacerdote tomo
“* Ua * queda !dij 0 d d tra¡e marinero.

"'Portjug CS Ün
-M e n ^ maS ^ ^S° S ^ *e tenS° miedo.

“ S ? a? - r ella- ba“ » — mí^


bfei hf Ja p S 0 pa« m i r aT Í ° p-0 r escas°s minutos, y d i* aC V
b’e" hubiese Podido ^ ° ,0s <*ue como « m p * ^
“c * a los die? *s„. r ’a m andria™ ^ v

J
135

otro gu^ f,Ura ^ esPa ^°l> y sé más del tal Cancaclaro que tú y el
do ha,JL a? nom brado. Pero al menos tu madre habrá conseguí-
■TT udzar-
CS^ l0Co ° ^ ué le Pasa?
^ o s e a n 1^ 011^ ' m odo ciue d que manda en tu casa, aunque
-Sj V ez^a de vez en cuando con unos paquetes, es tu padre,
cuenta Üs parece saberlo todo, alguna beata puta que se lo

Pareja d e ^ ^ y ieilor *dea de lo que podía representar tan eufónica


W ira n c ia ^ u l ? 1 ™ e i 1 conÍunto n ¡ en unidades, y quizás esa
dosletras «f a. a Prestado su m áspura esencia significativa.Las
H „ * n ,j lT} embargo, tan bien descubiertas en la leyenda del
5,1 c0 mbina de Monjtnch, ésas sí regalaban el oído con
Süs taandík? 1]0 1 1 f c^st*ca Afecta. Pero cuando vio movérsele al cura
^ leía en aS f° ^ aceitunada piel como a Miravahes mien-
^Plosivo com^ren^ '^ <due aquello contendría algo de un poder
~Creo_j-. Q Para descuajar toda una cantera de su sido.
^ Cai;ad ^ Lin—que voy a pagar a tus amigos las jtiafipo
^ aeg0c-^ Sl aunque sea vendiendo mis botines, y así se acaba-
^Cuerv
^iw aSuda^Ií
“Suda- „! ^ |Yr° ~8sr|toritó eila
ella al borde ya de
ae la histeria
ia ru sten infandl
Petow\ va ^ e 13 st™ p un tránsfuga y sus mujeres unas mesalinas, ilin&S}
tthaJ
n J 1a ^dinamí urili-
n am ítegaL
" 7 r *? em
guitarra
rarra oo cualquier
cualquier día
aia yo
yu aprendo
íF ltu r " a“ urili-„
lo a ^ a s , ]aq f a n te r a y le hago volar la iglesia con las
jn a
uerh^. aS beatíií
> á s qnp\Deatas>esas vírgenes del ■■■___ aQyl i-ncnnr
huerto del rosario y todo
^ak L ^ n c e c ^ ® 3 a**i g ^ rd a d o !
1 os • a de r>r ue Cüando presenció aquello tan extraño q
í i J ^ P i s ¿ akVocar; d cura se había arrodillado y con las m -
vit&p 6r así en 3 COnversando hacia el cíelo lo que no se p
cüefS ° así’ Peco que parecía dirigido a una terce
tniedr3a, COíOo ir,nj a s° Jo M aría, y Ia mvocacion P
110 V v3 ntó e Dios. Algo de tal magnitud e
Q()íitr ta que enr Su Y salió corriendo a integrarse a & _ ’
S Ve> . A]p re Dl° s’ la M ad re y el cura viniesen a ser ta
Í N a aba un Veces se le v o 1 0 eI sombrero, y ¿ recog
Segundo p ara m irar hacía atrás. El segu ,, j e
*•>» t a " , tal Di“ tenía madre, vaya a c u m u la c ió n
Un solo día.

L
136

del' h ^ o^ uI C Padreí ■ * Pr« “ ntó ¡adtónd° M“ ia

« » t a p S i i ñ ^ j ™ “ '6 ? cobrar aU<™ °- Aquello, adem ás.1*


^ b i é n ^ a f n í l ! f aSlad° indiscret0» P ^ o q uedar muda era
'D e todo incumplimiento de com prom isos,
hermano Septimin'0C° ‘ !e di’e eso de ]as beatas putas de
la de la cantera, v ^n,om o^ , se enojó lo am enacé con la dina
que no se veía quedóhablando para arriba con a ^

crónicos. er a su amiga debajo de la capa de mugre y sud°

-Yo d i z q u e o u CS° ai Padre J üan? - M


lba a vender losborinT™ ’ y él Por hacerse un
m áj ^ 3 1 3 paSar las m ariposas cazadas

sultando alpadj-gj*^5. romPÍéndonos los guam pas aquí y ^ j 0?


Anís aquello nítirnftSL l^ rra ? todo 1 ° que habíam os ]U ^
I de don Policarnr. i 1 un ra Pto de ablandarme*1 * a
Su solo fantásrir nda empezó a so n ar desde de ^
- delo>del cielo aí 0> V dla subía V bajaba a eoitip** joS
L f i S “^ u t e s y ti past? la recibía con sus anin^
el p « f i í f f ? había dicho éb q ue ande V el
bien '°\n de lo meinr lrectamente del suelo, el ves« i Q\o

una hiia mIa q u e ’ p s*


“ ^quT¿™°v¿S£ítíSrfade.! HuOT0 'píol*«*
,0 n^ ^ o ^ - b p ar ^ . pecado-
Y sjn todavíab a 131 hermano, en los libros del

^ S o f 10"?5 ** hasra la T ' e i “


í s s í r ^ - * ^ ^ ^ - >««o
tiene por m í n ^ 5' Y Tod° s ° C d ' de d o n d e J aCÓ ¿ e v a s . ^
cero s i l ! n 011C5 como l í \ s sale con palabras ,bf0sf
S e 1 ^ - i “* » a P tS ur ^ que ajunta entre &
a Pedirle perdón y QtlI^ r qué quieren decir no sabe.
7 que la
137

de p se^ o r -m asculló la condenada a abjurar, porque lo


adre le sonaba extraño—, ¿seguimos con el trueque?
~PPur si m uove oía adentro suyo, qué querría decir aquello al
Y j
nía a 'É nijevo le yio sus ojos que eran como la inalcanzable
_ü e j a&0ra o el unicornio, la existencia de lo inexistente, algo
-S ' tfa'a Posei^ a desde siempre.
niar' ^)05^ ^ einente haya trueque, pero no tengáis prisa con las
pUeS bc Itiandado encordar la guitarra que traje de
atrav ° na COmo recuerdo. Y además todavía no sé cómo voy a
de rpar ^ y luego estos campos para entregarla en casa
^os a u ^ s 1^ í>° r suav' Mlí> un apóstata, que se llama nada me-
Sdc redro...
b^jagQe Ja b r e g a r á a mí -dijo M aría del H uerto como una em-
-K*H‘ Primera clase-, usted no debe morir.
Los *e tnuei'e s* Dios no lo quiere, criatura.
^Oiies ° tros Liaña venían acercándose hechos unos arlequines de
Parecía^ f a Lg r a n ^ 0 a causa de una guerra en que las mariposas
El _ a er sido las verdaderas estrategas.
traü0s Qta m rró el continente y el contenido como esos seres ex-
11(1 hay . e ® aben cuántos árboles, cuántas camellos, cuánto dine-
"■MáT1 ^er contado de uno en uno.
ría, ® ^ n o s la mitad de las de ayeq lo que cuesta una guita-
auíltlue a mi podría costarme la vida.
ríucu|e . ay algo más -d ijo ia tai Sembrando Flores en plena
'niíeni0íC,a' s' Hcgo a encontrar la mandragora por aquí lo dor-
Sue esa _Pn rnero, y aunque no la halle tanto voy a hacer hasta
Y anfaíf nacerá sola algún día, se lo prometo.
, urí ti r í boca abierta de todos aquellos energúmenos largo
ríiepc-i j SV sabiduría sobre la mandragora en el origen mas
atcancq , 'a leyenda: es una planta que grita cuando uno la
k ^0 erí su Perro negro al que ataron una cuerda con un extre-
a}
aj .Pescuezo
Pescuezo y otro en la raíz de la mandragora para que
^Ontk..
?ríibre naoer e ünne lar:______________
UrtQS latigazos y arranque. ula planta,
„latita, se
se muere,
muere, i el
e
bMt>s con Ü ata Ja raíz al pescuezo del perro se nene que tapar los
er° es rn*-era Para no m orir al escuchar los gritos de la p an
1 ®í la planta crece bajo un ahorcado y reo io su

L
138 1 uè
últim o p ip í. Y en ton ces c o n la m an d ràgo ra nene ^
quiere y h asta sab e lo que va a su ced er es[upor gen*3 .*
El cu ra fue d único q u e p u d o salir j de visca,
co m o parecía co n tar m arip o sas de uni so ■ » ^ l6r
tente facu ltad del habla n o se frustiv.ha , j g|0bo, ^eDC
- Y tu p ad re , p o r lo que v o c ife ro e <• ^ ^ sóle
p lan tíos, ;e h ? , , . .
- N o , y o le q u ite la p ágin a d el In rc ’cnCO:irrar c * e
para m í, p ero to d avía no la In- p < * M » cnc ‘ ^¡c-n^

P° - A g a ta s si aru e ra -in te r v in o c o n su s p t« P tanlbi¿»sé ^

* -E l f i ut o d e la m a n d rà g o ra
e so ad em ás d e m a rip o sa s y C a n ta 1- ■ defendí* y |t>s ¡.
A q uello v o lv id a en fu recerla, -.ral - p |.m ta n’ jf L h á r 5'
a toda co sta, qué sab ría el b o n i >rc j - ■ ^ [iun[0 e ^ e\ ^ ¿ 0\tl
. c encuen tran m al o lo r a ro d o , |e to c o ^ |u- e s
m a , h asta a la m a n d ra g o ra . t " ron. sU boca >
M a ría del H u e rto a b r ió la un 5e
p o r el resto d e lo s tie m p o s c u a n d o ^ 3 ^ ^
q u itaran la s so ta n a s y v a y a <• ■ • j j a lo q , , , que p0i •
t i n o p o r a h í, y a v eces h asta * - ^ sCe d
d o cto r L iliu m , ral ve/, le o cu . Q Ara> pe <,11«
salién d o se a la c a lle . Y e n to n ces el >ó ¿ no .p
b o s la d o s, le g o lp e ó la m m ad r^ 5 tendíl a l‘lfJ > ‘
co m o la M u je r d el P ozo . P " ° > " sto , d e s p ^ |a &¡,e <cf a
veces le v o y a e n se ñ a r a m ane) ^ e a si <¡ g [j3 1 s f,í
desde a llá y repetir si n en e u n as, - ^ 11lC t nqU |pe» ,„r
D e ese m o d o s o n a r á so la h asta el ci.u ¿ ^
d e d eb e llegar, a q u e l d e q u ien b, h ^ ^ ¿
m u erto : p o rq u e la s g u ,carraS ” )ta r e d o l í 3 fjc f f
re c o rrie n d o el m u n d o en su a l,tu) [to ¡fl: ¿ ey ,
jo te s d e d o s, c o m o q u e «-•> h e^ lía f l o ^
c o m o la s o tra s. Y « . u e l l ^ s e ^ ^ ^ ^ >r p
a tra p a rn o s c o n s u 0 .0 1, , a dentr<» P ta " cla
día se le v a n ta rá la ta p a d esd e
m iró a su vecin a m ás. p r o » « * fa
alg ú n fu tu r o c o m ú n le.
Doce

D< u n a m u e r t e e n u n b o s q u e

cii> ¿ q u H u e ^ r lmfailS,i° adei,l>Stafía con el pie azul, la noti-


a|ivio en la Cl™. j 3 f cstar,° toda la pierna, y una sensación de
d e Cst í cipo r ' ! 3 c n n c ifilJ c , a : alguna v e z perm itiste liacei cosas
Pudras... Técniri Ty °' 5,h° ra es lu propio turno >' ;1,lá re
?5 <le' ir al m édico r 111011!’ myw* lón lle m>’oci1’ ^ a b ü b a de
p r e v in o el ríe de / ‘° S ? cn dirección al asistente. Luego
r ? COn ^ s tin o al v?n5°Y T C01rrien1tl° hacia la i ^ l e com o
fin T tgen dánciose sien n f CSpueS las ,das y venidas al ap arato
d- est(J mensaje a n - . S m “ m? res¡ulrndo: 8 ran retardo. Y al
1 amPJ»ado, pero igualmente ciego:

mic° C" el secto r Pcl' - " o , que re-


‘» " i k c » " " ST sa bolsn l¡nfática <" la
qu,erd» 'Ionde sc conin k IC? U? > h *c“ la « * " » ^ c a ir,
y iC com prueban bntagieetasis».

R°zán d o las d e c a b o a
Sé <H * va a im l “ * “ *£* d e M ichael B o n , t e l o
ds’ Us eata>3tlm° « S u s to v asni-ad ^ í 7 C‘ am ' §° Palad ean d °
'"« u to * ‘¡'•■umhas v Cie'ido n I°M ° 8 5ÍBloS “ .'ueléticos

Nft™ r,mCon nofu«» un


s;>todo™ ' r ^ r i o lo f d l e ,v A , r rdaueT , C0™ u » h » '
í° r era .ll0cror estaba ! ' P° ' Allu1?red, A bdul. Y a pesar de
u e?ie" lo ¡í'° " ar*daba en d o T ° m 'Sm° ’ la1caritacu ra d e esc ho-
? libtO y ^ H al,al’o r e r ñ o m b e v f / Ü 1' d * ™ K ía *
« at8 Umt Cn Poerta^hT c , er° ° d S‘T est0 ’ <*«>»
"W 0 11,6 " n o '« '" 'a acaH H ^ r T ' rU° a d d ™ ta d o con
% CeSent POr l«l VO d e c l r i t llCmpü atnís- Y m ° -
U « » ta s celesta v s e llí!? • estT W * »<> estaba basta
’ y SC'o d>,e y mostré, y él lo transmitió
140

el nombre Monte A lom ar, y allá lejos le pusieron


quiero vivir más. vn / ? ? _ 6Strei!a nueva y no el mío, y ya no
de mi telescopio V ahr! VI ^ rnero V e^ a tam bién m e vio a través
Pre jamás me la han r ? j Ue ^ anios a confundim os en un sierra
nr sin más ni m¿s n_ J 5 ¡suelten, dejen, aflojen’, quiero nao-

^ ^ o - El hombre al n CP,0nean nada escrito en la lápida que n


^ corolario de aquel robaron su estrella... Y sin embarg a
? > que d ¡ l l Z nT ambIí°P e del estaba hecho
^Jonuación conaénírf , r° bada no ^ ocurrió: -Q u ^ 5 11113
Era entonces como s a l ? ? S Enfáricas». ,
^ ¿JPüés de ^ la vida se había rebelado por
V*.dado algtb m0? o? a Acomoda tanto tiem po, pero tam b t^

W “ f c “ Piaa «>l>rad?Y A ” “ ' ? hubi^ , M Í í MS ’* 1


de ni.« - estrella .. ' , ahora el no set; el no exisn
Manan ° ? COsa que ^ ? ’ a ^ ° jeo!, nadie podra J»
d c ^ ^ ^ b i g a i l y ^ , extravió su form a, Pedro, ^sCU} 3f , (¿-
y q u i z á , 1que será mein ? &ín ^ernaJ desde dónde habra
« ta £ L 3 d y v a } a hacerlo cuando
% d S " ^ la f u e llo , que ha cedido u» P ° £
«te ensaye, ,! m° “"a locomnr anSustía fundam entad sj® ^
«mpen^r ^ f l f i c o a[ qiie ? a I * perdió Jos vagones. ,Q
Coseiiia un ^ ^ ^ S E td ía « ], ?oirietieron fue en cierto
^ergia al t e t L ? aiteri°KraiY:? C° mo ^ t i í t ó asesinada ^ aC> su
P 1 CarP a ^ ? ° 'd(>COn ^ c o n ? V1V° ’ coníund¡éndose 1 ^® 0,
fatigad0 no l S ' ^ 0 no, y muérete ahí guiñapo
t^ dra Seguir vj ■ J l ue, mejor abrevien, ese c ^
d°s afuera a ? ? pedit alen ? extraño cuánto tieiup ^
^guien, pero tam bién £
Th~
üeJ*o no proj^ p°Eiac¡¿
i .una p°rrodas-Y £ ¿
. ^ ^ b ié n en los hoteles marca eJ
n . 'Dicea con?* p0r botulismo, y eso p f ^
?yo ^m uraj. j 0 1° que s u c ? lda Producto envasado- $e
ser tal com o <?c? riqUe
«2 ? “ « * « • de <e P ie » - ? “ >
to í que queS al° su r o s ? ? 611 el 0350 de loS quE S f l * 0
^ eJ Impuesta11 ^ s«efio pVandose el últim o p er -ea '
Por |0s ^ ’ fiEcr° y sj tam bién el su*
^ asy estuviera escritoi 1
141
T?
tan siniestro piensan los herméticos, una prefiguración
fornf1 1 3 m atr*z» caliente y legamosa lo contendría todo antes de
arnos y ocurrir, contestó Sembrando Flores desde el fondo
vio Caia s to histórico de Fíorella. Porque de pronto lo vol-
^ ver en su rincón com o en cierta tormentosa noche, el enor-
fcsÍQ0 ,1 t^jenfe de ^ ase rectangular y tapa con bisagras había
en oscuridad y nadie quiso creerlo. Un Dante re-
Cjlj. Q a Cubiertas desde la aventura de los botes de papel, un
dell’Q ^10 ra^ ° sobre el poem a La Ricordanze, Vagbe steJie
paterft50’ *° n° H cred&t tom are ancor per uso a contemplan/i sul
R ecial pif ^ ” 0 scim tUantjf los ocultistas, los herbolarios y en
tetltlinan 4 *°S ut° P icos> tan preocupados por el mundo que
siempre jf *1 P*e a quienes se lo devorasen en un futuro que
de SlJS i y toda aquella heteróclíta masa mezcla del fósforo
ción de w o°S ^ Sü mareria gris había iluminado durante una frac-
de punpp Un4 ° ' ^ h a p o r la medianoche siguiente ella se levantó
Va niln s y ™e a verificar el fenómeno al lugar del hecho. Pero
to iina dijeron los del fogonazo premonitorio, lo has vis­
e a d a s a vez y que eso te baste. Al otro día M aría una recogió
Ptipcipa]en Un ces*:o com o si nada extraño hubiese sucedido, y
^jatio día'ente Como si nada fuese a ocurririe a ella misma algún
^P erim ent^ j " 1 Sanatori° de d n co estrellas, especie de prisión
e sab donde los crímenes quedan impunes, donde nadie
^tO nc^ ^ a ^ u ien ha m uerto por omisión de asistencia, Y
a8 Ua erippp ? a Voz> no precisamente en o ff sino cantarína como
Í*ct0 3 ]G ?s r°cas, y lo que puede un desgraciado Concilio res-
m isin o S anSeles de yeso, prosiguió en completa pases ión de un
C° Sas e s t ^ ° S^ ante: 1^° se, entonces por qué tanto pensar. Si las
^ O r 5 ef- y^ precocidas com o algunos alimentos modernos, lo
p a Slntirlas m irando volar los pájaros o recogiendo
^afa ujj esas bellezas ella estuvo y quedó, en lo contrario poso
' Sólo o,ratj del adiós-
h0líio |a d4 e de lo esfumado quedará una memoria tan pertinaz
Calecer CSe retrato en negativo, y a veces luchan ambos por
'Faltan
l Fta ev!f|aiín rri,Jcllos cabos sueltos, según tu Pérez Escrich.
^ que am bos especímenes de humanidad se halla-
o en una atmósfera de desánimo. Todo aquello que

i
142

acababa de suceder respecto al nuevo azul reproducía un® aftadi'


de viaje en cierto tren expreso con las r í S : S U rae«”
dura, atravesando un tú n el, c a d a cu al con su míe veC\jio. I®
mínima de aire y paisaje in terio r p a ra n o q u ita r la fí0]pe acó®1'
falta de perspectivas co n tin u ab a insistiendo co n su g libro
pasado de aldabonazos sordos, E l R elo j d e
de Abigail, y era inconducente ta p iarse las oreja ,
provenía de adentro. ■ nn a la eX o0 n¡
„.Porque una tard e de invierno, siendo M an® j0
fresca del boticario, y siem pre la q u e continuar® |a W j
es claro, m urió el segundo hijo tu b ercu lo so de A g ^ e0 í°^ks
el del bosque, tan m al alim en tad o p o r cierto ra ¿c eu
al que llam aron sus cread o res N u tricio , 1® sa SÉ ¡¡¿o'
recién sacrificados que creía asim ilar cru d a Clian. aSCo a ^ V-t{J| y
el estómago, los huevos sin la clara p o r el Pr°,? anaSj ^
sidad, y esto parece sem en c o ag u lad o en las sa ^ o r Ü 3 ap^
tam bién tan poco proteg id o p o r las inyección veci\esi°n
una leve dism inución dei pro ceso inflarn®11^ . se 3§ a[
no pudo aguantarse m ás en el p ed ú n cu ° recePcl0 ÍL-nfa c°?
Abigail, al igual q ue siem pre, estab a en P ^ ja m ®*1 lltíP
capítulos cuando su m arid o , el p eq u eñ o se q . e&ea 0f J?&
rentas de cam pos e inform es c o tid ian o s e pía QP,e
portando la noticia desde el co razó n del o_q lerñ ® 1 1 1
lo reciba en su santa gloria, dijo, y se Per, a j q Ue le 3 ,^
dando luego de pie co m o u n m a cete ro vaci ^ sil
ro bar la planta. , n atur®¡ f.
Ella perm aneció p o r alg u n o s S a n ce o- ^ ’! de
vienes, q ue a lo sum o su sp en d ió el b a ^ .
estaba escribiendo su carta d iaria en un® ete r n ° ’^ , alid®f,
«Te am o, Leandro, te am o sin parar, es‘ r su a ¿ s 1?
bras le eran ta n im p o rtan tes p a ra so b ¿ esd e
no oyó lo q ue el p a d re h a b ía d ich, ° j \ ra
tiem po. Y Ja m ad re, según lo m a n e n jd 0 de l°_s u t \
n a rrad o ra hab itu al, deb ería o ír el c° n veZ el
y N oveno, ya que iría a em p ezar ¿ u n d segU'a (¿i®
ciertos m anuscritos de u n as co n fes 1 0 ^
m em oria desde el fo rm a to f ° ^ et*n ^SC° c a p ió ja fp®
dolé m uy caros. D e m o d o q u e q u ien
143

!ect°ra . P ero 1J a a ™ ® 0, e " SU p le n a l u c id e z f u e ú n i c a m e n t e l a


¡Mhasta los gansos de CumPlim iento estn c-
^Historia d d Canirnl^*! !" d ° que se vendri'an desde
?°Porque d la hubiese dírh ^ k ^ " cu a.n d o d elah ™ de gr azna r
el <*gote, hUblese dlt* ° basta, y el sile n a o les estran g u lab a

S k ^ ^ ^ n d ó ’de s in ft d 0 dCi C ° nde ^ ' 1 ° u n a voz tre-


- ¿ S * ?ído? Daniel... ^ el argurnt'n to a c4usa de lo
M D a n ie l qué> í '

a l'^q^ e ÍX bT esend nUe,aí 7 “ qUedeS ah í COm°


ese ^ u “ p f f i d o > . CO,a- ,P^ leña
Lf t í o por a ¡ , e t l ° l n v i e c n o . Y lueeo d i ™ . í.q U ‘ S° l ° C o n ro P Lls
& ? £ £ : ? mo » ^ d o« <A*
Parecida llLjrto ep o r q u e no c o _
en ganosas esas m uuertes.
e r t a Sigue
c:„
Abigail
■-Daniel
] U' *niej .

osistíTa u n t f Stal>a cnairiQ radl> de C lo tild e


C 60 S el Conda'„Sta ™ la b a j a d a I n g f e , v

^ • S í í a í s í g w a t

*** %¿ í if t <v ™ q 'i S 'a “ b<ía ^ e a n a T ^ lu "

^ ^ í g 'l 'i e d o n ] . .
anie1’ s‘n vea con disgu<to
" q “ e B su P ropio hito c o V u

L
144

desaparecida Á ngela, y cuyo p ro te c to r el Conde le ^ Je


jado n o dejarse av asallar p o r nadie, ya que sus *«3
futuro están aseg u rad as. Y allí d o n Pedro de
to m ar el to ro p o r las astas, y así es de hábil í3u e¿0 ^ fJi(]oaíu
que Daniel es un h u érfan o q u e hace d o s meses ha P g^cab^
m adre, que n o conoció a su p ad re o no lo recuerda,
recibir u na esp lén d id a d ád iv a del C onde coitt
ahijado, y p o r encim a de to d o ab o rrece a un ser segúji
com o habrá sido aquel p a d re in d igno... Padre qtte,
a colegir, es él m ism o. ,
despojar
Y siempre el hom brecillo en píe com o un j ie£onttflUaC^¡!í
y la m ujer ávida p o r su en trañ ab le novela que pi e vgt
porque lo que está haciendo ella es co lo car una
peripecia será capaz de seguir desarrollándose a tro %$r
de el m inuto en q ue alguien viniera a in terru m p a P ^peP-50'
dos, vaya a saberse co n qué m inucia, dejándola e

ABICAIL
Pero a to d a s ésas C lotilde y D aniel, es c a. j0Ven ^.¡a, ?
que son herm an o s, se en cu e n tran en el salón? ^ co ^ 5a
fiesta ab o rrecer a cierto B arón fortunas
c a z a ¿e
Daniel en tra así de lleno en la vieja contie:n ¡í0 teV' piece
p ad rin o ju n to con el dinero, d ejan d o al pan»eí ^ fl0
espaldas en el suelo. Y será de ese m o d o co . j q pof ag¡^
a repetir los duelos del C o n d e, p ero, a c °J¡ A,«» q rif*
sin antes en fren tarse a C lotilde esa rT^®iri^v nrarro n £1 j est>? a
dece h ab er salid o en su defensa a n te las do *1 j
rón. A unque lo m ás im p o rta n te sea el m * s trarido ^ S ^ |
a consum irse P ed ro d e L o stan , q uien a r -¿o
juego a su m ujer, la M arq u esa del Radl<j ¡rÍ£íe una cf 0¿c¡
nes, la lleva a su casa, y allí, com o quien qUe n
corazón, le tra n sm ite la cru d a verd ad , ju c *0
entre los h erm a n o s D aniel y C lotilde, P ¿
satánica del C o n d e... sP ^f

El m acetero, que ha b ro ta d o un brazo, P ^ 1 .^ 0 ***


propio corazón que agoniza. Cantalicio se

J
145
Acudo cosas
N tV s° ** a u n a d o i r Ct° 3 s u ,atUendo' Y ¿1 no sabe por qué
cierta* j do Que acaba d e n e d ? ^ ^ ^ Lecbo üun m as paré rica,
bras í** 0 COn él sí vam os ser bien vestido nos lleva en
^ o r S ° ysu ^ h a c h r s o ^ d o ^ 0 ^ ^ casam ie,|ro de som*
ntrado ^ ^ te c a d a í t e, " Sümb? s/ ™ ^ que se h a n
Abigail SCra ldivoSÜ p ad ri,«>-

íc^ Q c o n ? Abiga]|CFeroUInSh RUe ^ qilc usted va


S* 3 Ja hüa q w í ™ * d° n * P o stan
^ c o n Í r° padl* d d m uT h/ri ? ° pi° Y al

c0l) Y otra vez d ? SUs a p ro c h e s no h¡£ T M arq u e-


d»leX ?darsc ^ m o l f r 0 quc ^ vudto en rf 1 retirad° ]a
P^ n S ? 0 a l s u elo a| dK'erf c o " A ngela Y " “ ’“ “ ‘“ 'd o
110 son do esto Q.,* Clrle que es £ Pr Í |er tirú
^ O m ^ 0 116 5 'o ouUSt^d marc<Y «H e ahi°V C? C‘a q uien ha
4 la M aS rS bie" a á n el destruido h o m b « ' cu IP«ble „ . p ero
9Uesa a ja , ° s . Y as|- reco i .. j necesira sin o he-

5
"■y

V5 5 ^
S
5 ^ ^
1" con'su“

í í 3 ,iet° ^ d al0C.U<ie fe escrib


Í S * * ^
* n
'“ ' 1' ™

3
£ r de
^ 1 ,^ n tie 0 r t0 n ces dof,a

llamada Blanca
S t nuad' P ? ° a lÍ<‘'’e n i ? d o f eS' ha diehq„UaUa ^C“enta
146

e s c r i b í P icarescamerit:e Hacia su hija Epifanía que sigus


Leandro me ^ Sm° r t®rrena^ «porque tu re c u e rd o , ama
aquello de Ja ¿íí 151“ 116 c™azón y me incendia la sangre des
gritarlo sin qn ^ VCZ>^ gansos que lo vieron to d o
Abigail como ima k entiendaJ ° 4üe dicen, gracias a Dios», d°
tas, o una diosa h ‘ Cantada por sus alhajas y sus
continuó ella misma0 sin^ " 3 vigilancia de los & ns? f ^ f A lg o
que no lograba descifra” mterrnediarios ya* u rSlda p

Abigail

^ ^ l a . b m a d í e ^ 'n qUf el médico 4 ue había are° d/fj° *


tQr Samuel, herido m’! * hasta 511 m uerte, y que es¡e eJ1
*}ue examinaba unn<¡ 1í0Sarnente e n la cabeza la f100 cr
° ’ y reduido luego S 1secret0s que ella le había co
^ ^nocimos, r£ Vl§llancia de L ostan en aqueipU
V« l a í en M adrid d« p u é s de re c o b f* -*
u^ado é] separar un Su^° *° sucedido: el cóm o ^
? ^ r a d o s s lo goi paPel antes de que e n tra ra n u ° . <3
^uiel, precisamentp" ED f Ca^ eza y le ro b a ra n la he _ e|
2 C 1 , a Tenido e sc o n d ió 116 ° S P ^ e s - ¡Pero n o aSI, *m y
ase§ura la legitimiH^ j h ° lsill° in te rio r de su ¡
wAJji dad del nacim iento del huérfe
minó, él^eta ^ ^ nombre de Din pllido teí
a *a Punta de la *escucha. N uestro ap el
ABiqail tai” a Y quedd sdl florecer-
Y

•Nft'hln’ antiguo catedrático


el ' C e ^ "a 1« ™ tiempo , « *'
cente a FpÜ ntivo, V nJ e enemigos del orden,
p a^ “ “ «cil ¿ o enviar a £ „
00 P íS á S '* * ''¿ c s l'’“' se muera allí de una , a**
Patos confad108 ^ atontece!^105 Prudentes, seamos c u , ss!
usted tanta S ' que elloS vendrf |¡ l¿
nta C h a n z a p a T ’0* e* docum ento en el 4 * ^ *
Para s e g u ra r d p o rv e n ir de & **
147

V víenc a continuación el Acta de Matrimonio de Ángela Can­


tero y Pedro de Lostan, el 17 de setiembre de 185..., certifica­
da por el cura propio de Humanes.

El hombrecillo se ha sentado ahora, y con las sienes entre las


Pianos ya no es más aquel objeto vacío de un PyinCIP10í
alguien que llora silenciosamente. Marianna quisiera acó
fiarlo, pero la mujer es un imán que no suelta el acero.

Y sucede que don Pedro, que se ha enterado


médico y tal vez de la repentina luz de su na£fa
to en manos de la Policía Secreta, ¿ q u e me dice j e]
menos que de la Policía Secreta, dándole entre e jia
[a peligrosidad de nn médico demente QU^_°P 5 _
¡do desde Horche a M adrid en el tren comeo

Y Abigaü empezó desde entonces a aP ^ ^ rv^ d se le íuera


relato, tal como si su dempo de recogísr ^
Acortando, o simplemente porque el tren corr

AbIGatl - . - „i fanfarrón empo-


. Venía fatalmente el duelo entre ^ ¿ñero todas las
btecido del Barón de Labra que ®ceE r e disfrutando del
condiciones. Y entretanto el Conde e ~ f a ja faja que
asunto, pues sabía que su enemigo no i ■ _ reSultaba ser
paniel era su hermano, y que ella, p o r 1 . rodoS creían
bastarda. Y para peor el doctor Samue; ] ^ nd¿ y alK sabe
confinado en su locura, que se aparece „ „ « d e r que quizás
que Daniel lo recuerda, Y ademas son» los culpa-
algún día pueda decirse esto que a]if y mediante su
b es. Con lo que el Conde empieza a . ure fa pieza. Y sabe al
olfato y habilidad de perro de caza, , , .gn jabado los pape-
fin que los asesinos a sueldo de Losta -j|e r 0 ¿e bronce para
* s>pero no uno que quedara bajo e ^ partida de Casa-
la tinta, y que era nada menos aunqUe esto no-
miento de Pedro de Lostan y Ánge por suerte. Y el
Potros lo conociéramos antes que e
148

taimado del Conde finge ahora que lo ignora


do trabajos de palabra para que el docror Samuel le ,
el documento y se quede a vivir en su casa. Y el duelo *4
de ene eVa 3 C^^0’ y ^ aniei que cae herido gravemente a ;{.
lo hart>Pr°k10S de juventud, y el Conde de la Fe ^
p j. , Sa^er a Clotilde en una carta confidencial. Y el Jjc ^
las inm^Ue 3 COnocer Ia filiación de los que se han a
instinto i9000® de la Alameda de O suna, se di«BP a 0
como la de\ o S C° nde’ p0rque esra p? L‘CÍa ubmyad° ^
mí. Y allí ndres -que oye crecer la hierba», s u b J nnr uru1
cicatriz e n T a '? ^ j 1d0CtOr Samüel a q uifin rec° n°?bien <P?
el anciano .¡n í6 *a que *e ba hablado Lostan. ^ ietJ-
ta rs e é s te e lP ^ i1 a!g0 en.la um ada del sabueso, P ^.gjh!,
la policía e¡s lo tranquiliza diciendo lo q u e ltiarq , ' Qüe los
^diferentes AH*6 rfl^ a de un m° d o m ás i n t e n c i o n a d l e Je
^ ^ c r ix n ín a íemaS’ el célebre Quesada tiene tal co ^ C(&
que he o lv iH ^ ^ ^ 116 no Sabe uúc31" de o tro modo»- clcjó^
sabeqüesü ,0: que Por escuchar tras unas c o r d o a ^ y p ú
Ias dudas lo a ef nda por algo detrás del anciano d
^ 86 hallaba / a prevenii; pero en vano, p orí? *
de Ia casa del p ° ^ f da disimuladamente en las cua ^ y ie í3
leer la carta d e r l ^ i j ^ ci víeí° médico, sin alcanz j]V ído
T a ¿ lí rilde i « > “ *> una celada, *
plen° campo V lia ef pecie de fortaleza PaaiC^*, f gi
no’e a U fa L H! da U Casa Blanca, cerca del ¡* ^ ¿ J í*
^ un cerro y próxima a las cuevas de ^

V¡sto llorar a ™ m!irido’ u«**“ '”


ÍUc « i sea. infortunios del doctor Samuel, le 65
149

Jugar está la llamada Casa Blanca en la que se halla el doctor


samuel según ella ha oído tras de la cortina. Y aquí es donde
^atra a tallar un calador, Julián el Alimañero, a quien se
fncatga descubrir la guarida. Y Julián se meterá en d barro
sta las rodillas siguiendo a unos jinetes que se le adelanta
5J 1 y que no eran sino Lostan y compañía. Y mientras e
^•mañero se quedaba afuera, qué escena adentro cuando e
toc Samuel pone como precio del d o c u m e n t o , j
r recOnocido públicamente cual hijo legítimo e
¡ ¡ « y . y qué iba éste a aceptar si e s o significaba la Je p n m
de su hija, o sea el delito y la vergüenza total,
ocumentó estaba en otras manos, y cuando uno
habrá salida y Pedro de Lostan ha hablado hasta de
l i j (0’ el A lim añero va esa noche en busca de su aimg
atl ron del Ventorro del Canal...

c ^ dr° ! “exclam ó Epifanía que acababa de


Hen^p etlSü interminable carta-: «Nunca, idclatr carra
tras c a S ? perm it¡ré olvidarme. Voy a seguir enviando
desde u ta « 1 m om ento de mi muerte, y algo suc te
S¡& lami0* ? Vlda para 1 ue mi ñlma te büSqüe
AbiEa! u COmo u n p e r r ° n‘ , r « „ d i o dom éstico
y „ sPantó com o a una mosca aquel Lean e[
*5pW,n Pensamiento, con cierta fatiga ya por 3
del drama:

A6lGAlL [anca
^ a d í r í 0 ’ quien conoce al Conserje de policía,
Con I* rnorrOi y además ha visto pasar J ^ ej
ya la C « a Blanca no es buena
bddoc y mC ün Polinche, es decir en el calo esp^ ^ ^
i ^ r . 0 rf 0 . ^ r. S ’„yí i aro da cuanta E
debe vcu que a^ [ W enterrado algún Pájf r?.. rtad sin abrir
^ P uenT mucb° ! Pero que él podría darle la una salida
J c r e t a ^ COn lo permite entender q u e ^ a secreta
da a Utl- ^ retira. Pero Leandro sabe que P ^ doctor
SatnUei t m 'Qa ^ está en el campo. Y S¿| i0 conoce- “PueS
uel Fuentes, más a su favoq ya q * « lo c -

L
m

T ? ** mancha de Nutricio con café que «


ainigog rorralírM ■" ^ “ dro cerró la puerta y los d
¡os barun< S ¿ 1 1 J* p i e r d a del cana1’ se
0 5 donde se hallaban las cuevas de Los Toriles-
_y ^
manuscritos de Áno^ ^üe be leído, y antes de los hem1^ ^
Página 872 fin (U8? ’ t]0 marcada con la plum a de g an^
"Abigail _H¡:f i Tom? primero. * &
** hombre que no había
^ del bosque boaUeT ? ° h l J 0 C i l i c i o ha m uerto en k [Q
que te he anunciado a] - saagre junto a la chimenea- Eso

labios UnÓa^ ^ e*P fto j^ S n qldtar el dedo P ^ ^ t


í_>as k® cosas. Con aCaba de ^ m u r a r s e en el cf n ,.J| ¿
sub^3/ 60' ^ Egresada ^ ta ¿ ^ ena de significados movl ’ s
^ V N a u d S : Sü ^ rectángulo de las
del cu* Podras su mác*111? SCsabra>venía de echar s M ^
S u " P°- ^ más Z ñnd,SCÜtÍble ^ rd a d , la « ndk^ j 2 &
toe De’m ÜjCnas myeccion« J ^ san 8 re caliente del m* ^
suspeníU ?ue la única h de Oro en fil malenn
dedo en í f , Sobre U pakh Sobreviviente quedó con Ia P sp
Párrafo ná de la c r u » d P ^ n ^ ñ o hom bre
"*> £ £ ¡ 5 872 « f i í í ? - y la « * • “
CQrna en L, . años en qüP ro ‘ Pasarían qm 2 3 re^ 0
a as más sív- 0 3 de los p ? na COsa va a explotar con jo
había m o n ta d 5 len tes d n °^ tas’ Cüando de pronto, aP ¿stf
*** euard a lW o e ,d prim er muera> y se 0l b
■ Y ^ n c S l? 2 £ 3 1 P °ZO d* ^ t e # 1* * 5’ >
“Hadada, a^ S1 se supo ^ ° bre mi hijo Escolástico!, Y gSí de
vno$ despu^ mejor hast? * ,ra ^orar por Cantahcio*
! í l Siete VenK.^ Caña p0 r S d zaníón que p ^ (
fañnlia vpi a j Sencabp7 , _ j ere?ho posesorio, se la V1° , cP?

\
151

<}ue me perjudicaría mucho, cumple lo que pido, lo necesito para


algo que debo hacer... Después del entierro demolieron la cabaña,
quedando sólo en pie la chimenea, se quemo todo lo que se pu o,
aunque no el sillón para que el ánima se sentara allí según versio­
nes del futuro. Doña Abigail cargó al hombro con un cuadro,
Angel de la Guarda Salvando a la Inocencia, y Epifanía sustrajo
Uíl diccionario de su hermano, no sólo como recuerdo, sino por
“««sitarlo en las lucubraciones amorosas destinadas a Leandro,
continuación todo lo demás ardió. Y no se incendió e °®q^
a la hoguera hecha con sábanas, mantas, mueb es y 'en
^ eso es lo que no se puede comprender, que umeamen p
igarro mal apagado que arrojara un tai Toxnasso -^ d id o
lera aí’° s después, tantos que ella había nacido ya,, p -^a
*P°r «sí «misma
umm a leer y escribir trente
frente a un grabado ter A y
venia a caballo a una remota escuela situada en e p j¥er
ní k iCSO ? orílue con aquello de la gramanca y ^ ^
y m' dio "l,“! » 1 Rosa. Poro
™ > 'o r tn e d £ ¿ 'no se podría jugar d i t a - T ™
mo habría lucido Cantalicio con sus twni^ _ . j¡. sobre la
P e r f mUZa en la proa- Tambiér? c°rbata abr0Ches el calzado,
tara almidonada. Y si te pido que me j piante y los pies
. Pacu0, es porque yo no podré hacerlo en_a o ^ alma, pues
mucho en mi muerte, casi tanto „ hijo? La
finir emp*eza mi retom o a la Cirenaica. ¿Qu' sería tan
latKO d ÜC ha}’ padre‘ Pero n° me haga' PK o y h a a e n d o , sólo
8 de contar que no podría moni; y ya __.c¡aS por tus dia-
^ f ^ P a t a que termines con mis prendas, y caJa que no
VlSltas) por haber sido la excepción eni ^ p lástico . Tú
V In Una novela> la madre, la hermana, e p encargo,
iSaf ° s> Padre= 7 ^m bién l a b r u m q« y ahora
capíh ? mas, incluyéndome a mi, no 1 f „ ^ f ellte, yo voy pof la
conH 9üe se cierra. Pero no compie a vez agarrándose
el pe „ ^ i ó r | 3 y ya pongo eso (tosio P°i: ^ ¡ b e n tales cosas,
Tom eso que hará tan feliz a U* d ciérrame los ojos, ya
no u° Se^ d o , por Cantalicio de a Td^ ba¡ar los párpados
Por s,necesito, pero qué extraño el no po ^adre nuestto que
S f X mismo, dirruios con tus amados da... «
^ c i e l o s dos.

L
Trece

De
anco cartas en tiem po de Eclesiastés

Y el tiempo de maldecir al tieffl

No [o gritó d w h i r ^ 3 V^v^SeccÍ0nar hormigas junto al Puen


ta forma peculiar ™ j*CC° COF1!u,nto precisamente así, sino en CI
el mejor soldado ^ I,-° servir¡a para una primera línea, pofí3
mo=‘“ Aiejorpiel’siemmí í .r 0 S a ’/ 1 meí°r CabaJIo>el meí° f
ya SÍ podrá decirw -m ,n, s y serán el la los primeros. Pe
junto al puente' Se á l kS’ a descular horm igas al arrO)
mitológicos de Mírava» 3 1 1 a m s Con frenesí desde los tiemp
mi Dulcinea, “ ™ do él comenzó a nom brarla cor
arrebato simultáneo a i , 3 C! ? P3 1 ^ 0 tan lleno de grac,a
su falta de aíre por alao n g°!f t e Caña de bam bú sobre la P1 ■
& « * > » h c í i 4 ¿ f e el Uamaba corí™ <***»■ y b
m «a un Pére2 de Olív ^ 13’ P a p a lm e n t e la id io m f 1‘
^empre al final de Sll, ° ada men°s que como el otro, * * *
a ensayado prit n e r a ® Plzas con la vara, instrumento de to
aii;®98 y Piezas de algún ^ n, a ^ d e r a para luego propioar ,
*llt no como la palabm£ hablado, lo que se debía
a?destrozo del id*»«
f e " í a « W * « S h“ í OIiva seri» ™ « ■ " * * ? «
k Piafa ^ y así sahrái !i m°dtK V sus tiempos i " , (
usted« ’ qUe ^ una distin. descastados lingüísticos del P-V
S t e 1 ^ C “ a “ tes«fa „ t n a i idiomático 5
OuSnS’ q® desculan ... ?fr y ™sotros vais, entre ustfj
nada c o m ^ y,ddea Doña far.n 1 7 vosotros desculáis*
caía por c,i° e que a mí ^ üe me mande un vaso de
la derrota. <^ ° «*fcdo a bastante *
Cuando Fiorella r - ’^ * *
cepSón dg af a<PÓltom fl VT P0 f una
de Algún apea« p e ^ ^ ba en el d i e n t e . Y
P^epoble s¡lbido Col jvo que ¿ *
f10 captaría, y a traducir como de envidia, burla o a .
^antosexual hacia la portavasos, única representari ^
1 grupo, ni una mosca se hubiera atrevido a co siempre
cjwi d vaciamiento del líquido reparador, podía
g 0 heroico de la parre contraria. de O¡os
~V cómo es eso, Maestro -objetó a s“ nei"fJ? pr0 cla-
azules y gran estatura, difícilmente -t i Fríindsco Ferrer
3? SIemPre que en la escuela moderna de cierto ^ ^ ^ ^
Ja SV lerra>aq uel q ue fue fusilado, se apre hormigas
vida. ¿Pues cuándo vamos a aplicar el verb estarles
^us insectos se m atan con veneno, por ser m
A neando el culo uno por uno? en pelante a
^a ’ “gritó el inmortal Pérez de O > botellas-
Un aquí esa castiza Palabra sólo respe j habéis
püria dama aparece y ]a palabra en cuestión hace mut ,
Atendido? , ipas v a no con-
El hecho de estarla él mismo refiriendo a^ o ^ manCjó a pa­
rar« ’ ^ L3ndo caña en ^as Píernas mil r 1 de mano, esas quese
ah ¿ ? 0bre eI último madero de una tocaba el techo del
Sal* ^omo tijeras. El muchacho subió y íurtivamenre hacia
arr?k e clase, La Dulcinea del viejo miro Aldonsa Lorenzo
cual a .^ ^ u tra s conjugaba, ella tambi n ^ su pelo rubio y
brilu era\ los verbos en el cuaderno. Como ¿ dándose cuen­
ta h m irado desde aquella altura, se P t 0 Cantaclaro
el ^ ue ese pelo la adornaba como al a[bínal habría sido
ta n ik ^ aunq ue fuese gris. ¿O en reali desapa redan de tanto
amarillo? Porque los u n i c o r n i o s ^ ¡cboSos colores
aná^rit° I y tr o n c e s las cosas volvían, a _ ^ fu e & 0 de la pe*1'
rtoia^-Ü|c° Sl 1 3 posible piel leonada .fu a ria n n a y ¿elm “c *
c l J i ' T 0 a la laguna, los ojos zarcos dfiM a n t a licio. Tema
3 rna a ^ m im b r e en las cadenas de! 1 £S ^ babía regala o a
e ¿ no una camelia que el de la escaler ^ guardó lúe-
So í Sacáudola semiahogada del boM * j* acercó a la cara7
Volv: -Uri EEro hasta el fin de los tiemp * 0 para retrato a
gUo *** Provocarlo ensayando una po dora de 11.1? 10”, Jer
f c * .tn iró tam bién hacia donde la p £ a d ^ debió
«ato a en todos los modos y sus uetuP ios umbral
t0tlc^ , p0rqüe bace poc0 de esto, cast en
154

supo c g s S m e m e Í e lk deSgastad? P °r la erosión de la vida


Flores está todavía en ? regun,tó: í Pero es que Sembrando
qué extraño esas mu i lugar de] mundo? Y claro que sl, í
pasados de'moda J*. ra ezas muertas de com edor y los novelones
m enos fue de lo que
Entonces Ja muier dP| Í T u hundirse en horribles desgracias,
removido en el ah-e j - í f 1 'gnorante de todo lo que se había
humedecen y atiestan ~U°" antiguas no g u ard am o s,se
se le podría mandar cuadros que ya me tienen Hart2
0 sangcepor el eanrhn’ P° r ejernPl° « e crom o de la liebre echa*1'
veo más aunque sea en 'Z * ™ qUe VOy 3 m orir tranquila si no ^
6 113 buen maestro en con! ni0 lVenro- Y se le llevó la liebre, y
a 19utos años del mucha'V® 3 0 0 1 1 don Lucas Pérez de Oliva qu ,
«ftibio detrás del cartón í ? P^ ¿° en ta escalera, el homb e
J u t r 0s trabajasteis T dr° e5re m™saje cifrado:
C5 ^ . me ^ mal en todos w ’ y° m e h a J k b a e n sé
Y 3 vosotros, descastaHr^ rVerb0S ^ ue vivir se Pueda’ D°
dia fln r C uerda el extra ñ -güíst!COs del Río de la P ía» ’ *
suceder ef at 3 *a casa la gtam atical es porqu£
eder algo así? =Y \L f bl° el bosque en llamas ¿Teína qye
k
r i4 g
e.“ » . y =1 tesoro que si ffi>
formaba i° , hace" eHos arH' arboles>sin m iras de ^ üw
IlahlanL ,'a" Verti calmen te. Y el com uü
transportat Casa, y madre e h ^ se„Proyectaban en la Pfp 0
lio nn l a chispas, p^ro m ' tenían miedo de que el vi
que d tem or 1 ver

aq“ '’ Di al del “Sua de ' i % £


asunto m f o c ^ 0’ ab° ra que h*. °®°’ ™ a *a m ujer del jab°
cerrar la paredT T ^ muy lejos^ 0 ^ ^ 0 lo del incendio’ a
Poco seguid *: conducto nn tiene arreglo, que no se
Y que ese ven^ ^ 0 según lo Va &a b s o rb e rs e la linfa m .
^ una sandía nUC° para bue^qií-e Se ha Sabido en el ultim° f¡J*
mente llegan á te n ^ í* ^ i d a ^ J 0 ^ a ^ com o Ia ^ f ^ l '
la cam para ^ °portunirt j ? 5 6 11 quirófano, y 51 ^
có n <Je Jo m o J * * * Vel pelo ha d hacerlo m e coserán 1 ,
m0nstru^ , una ñ h i r 1 3 A la n te , eso sería la
3 ^peranza de conquista-
15J

'¿Los comprimidos de mandragora?


~Sí, quiero olvidar lo que acabo de concebir en mi vientre, la
Propia imagen irreconocible del ser uno y no serlo ya, eso que
^cederá a (os quemados, a los injertados, a los que despiertan
juego de la bendita cirugía plástica. Y apareció que en reanda
había sido Tomasso. Llegó ese día corriendo a la casa de la colma
H dijo al ver desde allí el incendio: La puta que lo patio, si el
[ufierno es así que nadie se acuerde de donde estoy. Tíre un puc o
h°y temprano, ío vi joder un poco y pensé que no iba a suceder
nada £ ) , 0 m a{ec¡ett0 y como aquello no tenía remedio, ya q
n° había ningún equipo de extinción, empezaron a venir
los puntos para mirar la escena que parecía ^cad ad el lib
^nsform ado en botes. La gente llegó primero a ja muerte y me
5° al velatorio, porque los árboles no habían cado,
parados en una sola pata y vestidos de negro a m ^
an quitando las túnicas de verdor y después a •
I °d ° que ellos fueron al mismo tiempo los mué y
S y no soplaban más. De tanto en tanto, Y X
er°n a aparecer focos en algunas zonas de I madre
Pensaba: Qué despedida para una muchacha a . q^ ¡dco
en llevar a una ciudad terrorífica
,¡ e ^ay un Colegio de Señoritas, Sratul^ aban tem'a también
Estado que Ellos, los del canasto, tepu a|£Uno. Y de
^ as o p aca s de funcionar de ese modo, sin ,cf j f 3 lÍ 3 ig 0 así
5ea d'cho: Pedro quedó sin habla cuan donlirljD5 ’pnvados
r 5 1 0 si el inminente ingreso de Fiorelja a de los
¡ S u n peligro para él, pero lanzó ^ ¿ ^ ¿ L d o tira al
gos que podría correr la criatura. Y quisiera dictar
la ° a la gente, sería imposible escnbir y , ^ ^ proc¡amaba
pòstum a al espíritu erratij de g LaroUsse, y
1 e su apeiiid 0 se las traía, averiguarlo en g ¡^taxis esto
l c^ t a contendría en líneas sin mayor respeto por
We sigue:

d° n Luca s Pér e z de o iív a de Ei Tema fue


—M as si lo de salir aquel domingo años ^ uSted
° no un pretexto para pasear conmig , yd d o ran intacto
mas de sesenta, quiero decirle que todo ha queua
156

como un barco armado en una botella. Volvemos, p u ^ J


su b u rJIf 1111 a!f? aS°niZíin d 0 dentro del área de u n P °5 f-
reeodna ° 5 y tamb’én a toda aquella gente que había i
S f o T '"i'® “ 3' forma 1ue * incendio del b M *
emnezah*™0 e! an'mal moría, y reír y hasta aplaudir n¡'

sería su rilf- t Tdientes


8lobo verdes
color fuc8° pMuna
y estiró el -paca*
V t f^ |
S s n t ' í -3 í " * 1’ p re M ld a r é !,K iá « r
ron sobre t menre a! Principio y luego en huvia ^
verdadera m u e n " ? hlncllado- Y saber 9 ue alJÍ emI] ^ hod'
bres siendo W ün cat>a]lo, o sea donde srguen vUeS'
tro padre d e C 1^ ? S [ n o s d e siempre. Es la h u m a n i d a d <? ¡e.

congénere mo 1 ° están no arrojarían piedra vjja,


d ijo u s te d 1V m Ba i l i i r !a l , q u e t í r ó d e ] c a r r o m a t o to d a e |t o
las entrañé SaCo de aHí donde el Tema m e habí

*fgo
% > qne
que mP J L íuecirie
ec(rle ahora p o r si no neg— c]}3n
el rítulo U S5 ra' pieza literaria del día sig^ie y lito 3
os Pobres de un CabaI]o de T tI° ¿^ ° nrefr¡e[1í
Ia escalera din * men°s al de los ojos azules que P ¿roM
f a hacerse ;la m üerte de un Mn d é «J¡!
e algo deslea I v a 5 Vltafles sufrim iento, aquel _yívi^ 3
^ ^ t r a s Jos nrr teíUa ^ alm a Uena de laS image>, deSp1
al ^lamerse m rS ,Staban en b abia. Pero bien se ^ ¿0
Secé a leer t T l ° S biSot« Z atico am arillosos, cita ^
^ exi el mejor h T ’ que to d o había íunCiO uJn ¿0 ¿ en
padte con aquei ^ 0s en¡gmas; o m e estaba rob |etfa.
Ct tla Sobre sus r traiP b? 1:e que yo repetí al p ‘e oílríiíg° E
u hitnro qUe USfílj nvi5 P oneis Para p ro b ar suerte
a b a desde su n ^ n o lb a m o s a c o m p a r tid P y afl
d.^.rouriendo com ° una flecha cosn 13 ^
¿O U v a, dudas m e corroen aún, d o » a l £
Prim‘j rtne C°H la <¡p/ 3 sacado f[lo, co n traíd o y P, y/ 0 ,
¡ 5 3 ? ° “ W c J f ? 0sc^ - Porque los o p r f > $ / * i
d iM i ■p 0 robra í ei^do aú n > P“ » el m u n d ° * d í ^ &
Justicia Para gFacia de unos em boscados 4
e,[os cuando sólo los arrojan a
157

llamas. En vez de regalarles un paraíso: vea qué intríngulis


alrededor de sus misteriosas palabras que se me vienen como
desde antes del diluvio. Porque si se promete paraíso y s
¡nfierno eso suena a aquella canción infantil aserrín, aser
¡0s «Mderc* de San Juan, piden pan no les dan, piden queso
*** dan hueso y una piedra en el pescuezo... Y que al bo
j tan grande yo no pueda seguir pensando porq
Ornúi; la camelia y el libro donde esté guardada si P
y en qué número de página habra quedado la
^ es uiuy im portante, los números no son casa ■ s.
C° seria> la camelia tiene pétalos carnosos, e 1 f
tapadasu silueta, y cómo una flor puede a^omP . LlIcas
utos años y luego hasta habernos sobreviví o
Pe* z de Oliva (...)

i " sé si lwrÉ « » . di¡ ° ia


>sa C° n Una tumefacción en el caballete de a > y or
itpa je,a> ^ Conversión de Recaredo, qué chlsI? me viro
ta esta tUS.Cursis camelias de am or de los doce an ^^
cotnu nteria encima, y esa escritura al margen, eeri0 ya.
La m(caa°n angélica,, ni los propios ángeles ha c0 bi¡as,
las rmr errna había sacado su pierna azul por de a] cre2 imtarse
ti palat ! 6 5 la higiene diaria se deshacían en ges q episodio
juel i a 'St* entre ellas. Desinformadas de alguien
la rb o i,^ ° de ahogado les metía pánico, pero ^ anza qUe
itteraíf U,b ro y una flor reseca les volvió la ntregaron
C m Í \ hechos i ^ u n e s , y levantando la
d S 10 entre sus S uanteS y el mde jn 3 0 c^rnbrando Flores
lao d o n ' J ? c a m e lia p o d r ía ser cu rsi -d ijo Se** ; y eso «
ia]0 s- and o se a la c o n s u m a c ió n del rito m icro nlfundo con
1 désÍ!vn C aso^ L o c u rs i se vie n e arrastra n d o ea y a igún día,
*ai d o e in ’ Sa*v a r n o s de sus d e v o ra d o re s opues ' d ¿ n esrérú
l, qu¡én a re v e n ta r p o r c a u sa de « m a veZ,

* V n° “ hí™ m an° / e l í S
'-Fl0r- e la vuelta redonda de todas las había -c0'
* 0 « mS0^ 1,05* sálgame Dios, en muestra cas dga.
os las lavadoras- y mi tía abuela hacía co
Fara el 1
158

hablaííf V^ t0/ 1 £asta medicinales. Pero otras pjantas o sus


s S ^ S T U ^ ^ m a n c i a , y era p o r eso que los libros de£
que tuve en ” rep s de Suf expresivos cadáveres. En u n 1xat3-
coloaué el n lsLniai^0s había cantidad de significaciones, y co ,
« S s aí ™ bK Je las fl° " * ™ lista alfabética * * * < * & £
bro. W r H n en° S S1 f 5 1 3 5 an^hias no me han bloqueado el
veinte. ^ ue s°lamenre am orosas seleccioné alreded

mano lu e íd T ? ? la muíer m ientras se ponía un seno a 6 1113


^ entonr« <.n r ,terminado con la pierna al tono. .
trado del buen amcK esta hsta com o para un almanaqn

«CannMc’ P ^ n c ia.»
'‘Dipsaco^ten de arnori>
“Gardenia. ncS° ans‘as de usted.»
“Grosella ad ? ? 0 en seCrero.»
^ ¡ ¿ 7 k » besos.»
^ d* ^ o r . »
“bis roj0 á » r.„Str0s ° i° s me atorm entan.»
“hila blanca n nsumo de am or por usted.»
de
' t ó “ ío p o b r e ' *

'f P M ,e n S a e ,Im íC O D ,O y 0 e n ti”


^ df ^ a n d o ^ ^ ^ ? “P eg u n tó la recitadora ***a
la m °a dc *a$ njuierp a olvidado lo que venía an ^0 eP
je One11'0 V 'a esponja e Pf rnUnecía c°n una parte de su eíSo&
s i S 5^ en P len o ? 0tra‘ M irada así era com o un P Jo*
^ ados f l o S & S ? “ ***«> nadie lo reparó, p * & * 4
daro ? üe Usted tien* ^ dominado aJ auditorio* ¿b,
’ 31 tt U n » " |3rdín « la cabeza -d ijo «} ¡ “J n * » *
«a como no iba a saber de flor« , dan 8»

^ ocal.» *> *
13 ** V. VDt, Seh.^
15?

íf cer ramos, pero sólo Dios diría cóm o sus padres !e iban a poner
«e nombre antes de saber nada de usted, y el nombre le viene
Pa£s como un traje a la m edida.
i a S t esmba ag arrad a p o r la fatiga a causa de lo que mantenía
desni ° ,urUo COn la linfa estancada, «hemitórax derec o
Jlazam iento m ediastinal c o la tera l,, y aquello era lo anticurs ,
S se n d l l ^ e n t e horrendo, pero agregó igualmente algu-
■Sniricados m ás al recordar la ñor anterior a la rosa:

*Rrfe^a i arnor encendido.»


, 33 silvestre, os seguiré donde vayas.»
■ 'V id n , m e b e e r n o c ’ o n a d o a l v e r a u sted .»

^Vio] estojr *oca por usted,w


eta de P arm a, dejad que os ame.»

^ ¡ ti^ T 8 permanecieron unos instaMes COmHnm!nandodei


^davéri^- veían los siete colores primarios a¿0les-
Cetlte snnH-a2Ll^ fundam ental cual si fueran un gr“ P° fem,
l!° erísria iSta3 en tran d o en la penum bra aguamarina ^ ha_
a visto luego se retiraron en plena floración, y y^
9demás H¡° , p° c o que co stara conseguirlo, y es0 tcma . se
> ió * m to b arato , m enos una ya de cierta ^
cüatld_ su duda: ¿De m odo que aquel muchacl ^ en ün
lardía pa efa joven, y siem pre robaba una ñor ^ me
^^^daha dejárm ela en el llam ador de bronce de P a|l0.
HlíIlle Vo ?V;n sa )e difcrenre cada vez? Santo cíe > paíedó
*a vjsr-, í*n du ran te aquel espantoso picnic. habían
^ l a d o r Secandose unas lágrim as retroactivas q
- "N o dem po en la sequía del vivir d'jtrai ■■ Q

COlHo lo creer a ún lo que he escuchado -di)°

2 °*^ Z a D Íl Cuanto al ° rden dl Pr M ^ n a ’ p, dos R;


ni? d(js y \ í ° ? G > ^ H ’ doS I; una ^ do revelar el meca-
^ ^ sim i 0S significados en si no puedo ■ Había
alp. as° ciaciones de ideas y ejercicio subrayado
b r rtií e if .? ^ sLCOnn°taciones interiores respeao j jeta de
V * - SoU • í eso tam bién ayuda, como vid y j ^ que
Ucton: cartas. Pero cuántas hubiera
160

™ m ÍA ™ , P 0 p a ra csclarcct' r5c. y « O lo s a b e c u a n d o q u .zas


r e l a t i v o e S P? T ' a q u d tie m p 0 p a r a t o d o d e l E c le s ia s t é s era
c Í s í va n ^ , “ J " ° Un pcrro 3 la cadena d e la £ ° ntinBen'
3 n in é u n n m ^ " h a y p a p d - p c r 0 l a s c a r t 3 * s o n ° a to d ° í °
flo ra- 2 a ’rnH i " ' 0 " “ 5 altemad« como aquellas Ierras de las
de i r a i 1 ° l U" ° cn P"t¡™ br... Y ello si la pluma fuera
S f f i r * nocnspalosncrvios-yal final-¿sabráun0
Sempiternos curiosos

bajo las viñas H * 1 ^ portluc cierta tarde de verano, airada


d a , l o descubrí E l C a ñ a “ n z a c o m o “ n a aJ im a ñ a d e K ^ ' b á
a m a ta r a l p-,a i S ra n d e , s e g ú n s e d e c í a e n la tribu»
hecho a su hprm' Juan P° r ci^ a s preguntas que éste hnb.a
•as m ariposasT que'eV C° " íeSÍOnario después del aSUj £ Y
aquella amenaza d*»« aCaba.ba de saber con Sran ,re? ¿ ¡os
hechos, ése sí unir» f Pr0P0rC,0nada con ,a &rave 1 , reo
que se siga n i , , " ? CfUequc’ me traía si" sueñ° ' N° los
pecadillos de la caTn'’n° Y día de tal m odo reSPf T'-rselo
corregido, pero en nV lnmadura, también debe hab ^
sensaciones a niira Caso. lcrmi|ió con el descubrimient ^
principio simnlemp !ntu,5|dn» se entiende. Padre Ju an , d‘l .
yo no tengo herma ada a,,í» pregúntemelo ahora a
idiota corno pa am^ ° " » W V * 'o tuvrera no iba a se ^
claramente Y SUCcdÍÓ qUC , 0 T d o ^ ’
como si aquella cosn l cl. ,uSar de !as m anos al ^
ran las vides v el l ,esconoc'da llamada confesional
al cielo. Después FC b,an tu v ie s e acostado junto a
«nal tan *“! * en alS ° “ >n o de ^
como las uvas nu ^ |por.alBuna causa tan fácil de i sta-
ron ripiando de p lañ fr't Ch¡CharraS de
Por otro motivo mmhi' 80’ Cüando ya sól° !° “ el >lliS'
mo vino que se h-» * e° tan dable de suponer com 0 „iC'

riéndole que ^ 0 n o T " ^ 0 pür prim era vez> '° ^ i e * e‘


truco de la guita , a a Permitir que lo m atasen, Q
guitarra había resultado era p o r algo,

• - Pipcl de a n a y dciadas cn |os Cuadernos (Noo * V. VO" ^

I
Iél

estuviera en esc cielo que él miraba con tanto allinc.°; \ e"


tonces volvió a suceder, justo cuando un raamo g
me metía en la boca. Y qué bueno era con uvas. Padre Juan,
usted lo debería saber desde sus épocas dem^madoenel *
minario, y asi, sin arrancarlas, puestas a
Rosario misma, como dijo que yo hub e:
Y masticar entretanto el hollejo, la semills, • .
menre hasta ,a hoja. ;<vid
1 ? ^ “ " e, 5 P e - - «fc * uvas
tampoco son eternas...

Y resulta algo extraño el cómo ^ los magister


memoria. Durante un tiempo, aquel. recordarás o morirás,
Xl\ ,a utilizaron haciendo correr sa g » frazados de demonios
Muchacho, decían con la porra en al . rev¡no |a otra flora con-
c°n sus levitas negroverdosas. lAieS° . 3mordazaron, la arras­
a r ía , los detractores que la insultar , • |ocura: hacer recor­
daron atada al lazo por los Pedr^ f n:ricAr¡ca v hasta un poema
dat una regla, una fecha, una rabia p t Jas bibliotecas de los
era pecado. Y entonces ella se arr,n . con esos sobrevivientes
Monasterios, apenas esfumados. Pero
Muemónicos en homenaje a los anng ^ derosa capacidad
la memoria tuvo también sus cra ^ ¿ n a h o g a n d o , la camuflada
^ o c a t i v a d e lo s v ie jo s y de
l o s que se ac h ifles de ilusiones en
f* invención en los narradores, por su nombre con
Os caminos. Y entonces cuando . ja§ 0fc„sas, tan fiel y
*' ^sam o ábrete ella acude, olvifl* ,a misma hoja y la
^oraoVa como una piante i¡Uf (1 c:oncs y ios cíimas.
lsma flor sin equivocarse con las

Los AMANTES. REQUIESCAT IN PA«j ;n0 es a5Í? y nadie


Siempre os hablaba yo de un. * r¡c0 para hacerlo,
me entendía. Hasta que uno, lo • canast¡ la trenzada
,Tle las trajo de cristal de Murano en ^ atentado en medio
oro. Y yo empecé a reír, y al/¡n m| s o por menos aque­
j é amor quedamos inhibidos. V P sin claves. Lo que
'1° de las uvas fue arrastrándose <-
162

_i_ . ^ 9ue el amor se va haciendo en etapas como el vinO)


o que viene y lo toma cree que lo consum a en el acto-
hacer eJ amoc>qué simpleza. El am or se Ifega-
mác í'nm r ° S y era siempre, indefectiblemente, más grande y
forma^r. ^ ^ 0 ^ Ue, arnador, que es pequeño y que está con-
sinereia u- 3 P’623»Con órganos que funcionan a puta
m a^W íl j vmo de dos °rejas, el mejor, y vino de lagn-
eXpfÍm¡r el ^ imo>y ía" f™ « * ■ P ° ?
uvas mi«; 6 |Q° Se re.montara a aquellas lejanas y pnmenra
el M inorad ^ cor^ s->eso no será posible, has
no hacera* ° .S¿ natorio lo había descubierto, como pa
E dn T E T COn U ePadre Juan Com° ¡dea fija. Porque usted,
tonces aunnme| Ilamado María del Rosario, y P°r ea
la guitarra - marlp°sas jamás llegaran a mil, cargo
.supimos a qué horas,
una melodía ¡ yo Sentía que sonaba sola arranC^Lner-
tado al Ouil ^ UE 3 entrar P °r Ia boca del pozo había P
f c YoQÜ ° toraX V ÍV 0 al|í entrc las lern as rarezas, y
frigoitia adr ^-Ue ,Sea ya mucha im aginación, y q ue ese , pj¿,
te ha dejado LUn dedo m onrado sobre el otro en ,Qn¿e
no Jas hay k m a n k de ver y o ír f Me te * 3
contado X ;C ° lo del dedo?, pregunté. M ^
co, y no’sé L° que durante cierto zafarrancho en ^ jU
dedo, pues él deh' ° S hab,aría’ se había cajd° ’ Yie fíio s ^
una nerdior, f ? ^ Perfecto, es claro. Pero yo le ^ , ' 3 s.
Entonces él « í í Toma£s ° en mi cuerpo y tú qiXe f
dedo m nn, J 7 su tiempo para salir con esto- & Je
de la c™ ™ « d e a»« ■ ? * * >
sin nasnr n , ^ue va desde Florencia a Buenos A l . fan^
p e ei ren5 ° r 'cnza- V con lo dicho se fue muy qur f
'® r a r ^ C',ro de sus a p liw to n f f l. Y ahora 1
P3** ella> T < C O n 10 v&s a decir que la guitarra son veCtf
p S £ ¿ “ .S"“ “ ™ ™ » 1 p o r los dem ás y » “^ V *
S a s ™ , ? “ ".- iD e m od° ’ PreS“ nté y ° a ml h3>
Y la „ J , s,ola y Para ti con tantas uvas “ tno h s p»r*
d« fru a 7 d T Stlma: le habría robado sos * to M
c o S " ' “ “»o doble, eso era todo. Y lo de 1« ■£. „ib*
tedo resPctuosamente como un réquiem, 1* «u

i
163

p o tro s estáis muertos, menos el Padre Juan que ha llegado a


hispo, y además porque nadie vendría ahora a amenazarme
c°n uvas en pretérito indefinido, ya que del recuerdo no es que
SüíBe el vino, sino de las uvas lozanas del presente absoluto.

^ ■ R b e riad í:
Vir“ "'0"“ 3’ y hablando de gloriosos espectros, anoche mismo
Ver »a Vls^ arrne el muchacho que me mostró el mar por
cqntó í^1Je babía m uerto, tan adolescente aún, de pulmonía,
dj- 0 5 años transcurridos porque eso trae mala suerte, P ^
tqVn i ^ j e me m03tró el mar, y que frente a aquello tan jnme
en u ^ da idea de darme un beso con una goma de moco
la u, riz’ agarró mi nueva pierna azul y empezó a nrone
esPütnaa Igualm ente d esco n o cid a com o la que lanza
•íecir a*lí cerca. En algún punto de este mar’ 5 0 Que
fto está desembocar una corriente que yo conozco- Pi
derw.1, en ciudad, pero que si siguiéramos caminan
UI1« d a n t o s días d sus noches quizás « .c o lá s e m o s

** s“e l o V l r ? los li',ros 1 ue y ° l|eva',a bai° el bMM’.N o P(wLro


saber n í 1|0 exactamente lo mismo que entonces. ,
para que de *^s caminatas hasta d fin dd mundo, abraz0
recíProcn u°S abrazaramos. Y acto seguido se invento ^
Mllo e^ 1'eVandome a rodearle. Pero otra vez el mise
^etito n 3 í^ 0’ y Vo pensé para distraer mi mente . j
> S S a T i abíamos hecho días anCCS 1.-
^ d o SoiZ. . fiUe> sacado d d cuerpo del animal, eil
Sitios a C mesa. Y después en lo de la estupi de-
Petldía tenía corazón propulsor pero en o ufarse
a Unción etlór nos tan bien dispuestos como pa_ _
> «a De^ irCUlat0.ria‘ Y° « m b a celosa tal un dd
^leg io A e* a' re para retener todo lo que aq c o | t l0
r°llo ta nor]tas largaban diariamente por s
> ^ V Z : mÚ ^ üe ™> se veía’ P " ° tan SH mi muTdo En
a) h e m ¿ ^ el*° form aba la mitad exacta d qUe
Ho vino Un día cualquiera había mué . . todas [as
^ Den- ^morir de zmor- La a u del Huerto.
POr « * s de u reja, deda con fruición Mana del
164

Un bicho como el de tu aljibe se le había metido en una teta y Ia


comía sin parai; y ella decía es aquí Leandro, donde tú mordiste
aquella vez, no me abandones, yo no he dejado de escribirte un
solo día en tantos años y nunca una respuesta tnya Leandro-
Porque el aministrador segundo como el prim ero nunca le entre*
gó las cartas, d mugre sabía que eJ otro estaba ya casado y con a
mujer enferma como de un mal di'ojo, y el muy sanguijuela S°
dándose las cartas atadas con una piola p a ’quién sabe qué neg
cío de sacarle algún día plata a don Leandro, aunque la mujer
mas de todo lo del corazón se había ido q u e d a n d o ciega-’
también recordé entre moco y moco del m uchacho y entre jerg??
jerga de María del Huerto, a la pelirroja de la laguna, alg° ^ &
día contare si el Quilo tórax lo permite. Y mi tío Toniasso, e 4

víaie
jes afüesta
¡ ? ° ciudad
^ j T adonde
Í 2 delyoboSqlle’
llegaba cada principio de & (
n os zapatos llenos de barro, quedando luego a dor|? rtente,
gratuito en el altillo de una panadería. De P £jl
, J? 0 de 0 5 besos se había pasado a unas insólitas ^ cci_arecía
l . e)d^ s_s caí en la cuenta de algo inesperado: el chico P ^
v a/fr ^f1UÍ cierto brote turgente en la parte media de: qüC
? j- era un fcuómeno con el que yo no c o n t a b a - ^ .üatl,
r^nr|C' ,amos en fa altura, y que mi huerto cerrado, sin
j,? 1 3 entrada vulnerable, porque me estuve unos en1. _ ^ría
la J - ^UCO sa’ más bien con ganas de saber al d n . l
posición entre el hombre y la mujer, ya que todas L:¿n iUe
j u p se referían a animales Pero d m uchacho, que la
3subiry M a r de los tranvías en m archa, ^
j> 1 a de besarme en plena boca y entonces el gu / j^ce
°qu[llo nte repugnó hasta la náusea. N o sabia ya joS ié*
P sr! .qu,irarmelo, de m odo que m irando hacia el suelo v ^
d?r?t,aíi°S 7 enronces’ rom o yo era de las tragahbros
os rojos que me quedó desde ese m om ento abue ’
a o d é a 'T 8 C^ a y c e Ja com o otra había a m a r g a d o a
* os conocimientos m ás frescos p ara retirar
saber í " ^ e COmo el conej° que despierta esa q
« ¿ c u l J ? ? SU ^ t u r a - , ia te** - enÉanCe^ i e t f 1 ¿e
va_ debido a la contracción de la m usculatura p
vasos linfáticos,..».
165

Él rae soltó tan bruscamente que casi llegué a perder el centro


gravedad
'-(Estás loca? -preguntó sonándose al fin con uno
^flos de madres con pelos y moscas en la sopa y e q
^ e r e que ja de:e
a,.tT<1'- regída -continué sin inm utarm e- por el
im .0m°> Ia^ variaciones de presión intratoracica, el p
^tinal y ja pulsatilidad de las arterias vecinas...».
' M * con ™ la unía.
linfa! -g£,*1^
ritó ^él borrando
--- - de un
(We Sabia - escrito com o «Princesa que junto al ai Tibenad

, Quedé alelada ante el viraje de su literatura. Yo


sip?^ ^ r f a decir la palabra vastación, pero no se .Q ]aS
Palah ^guiñeado preexistía, y si no se hubiesen contenidns
Prim raS Sería ™ smo, el lenguaje era postenor a s _ _ nt:e j e
ailue[!?0S' de Pronto experimenté la sensación d e ta n t0
es^M i s juisteríosas explosiones en las canteras. ej
¡ S ? 11“ ya ni Ias ° íamos> Pero cv id entem enteeranjoni^^
igud lS r n 0 (le circulación de la linfa, algo que pro
utos inverosímiles. Tiheríade, se en-
die[1L yo qu« tengo que ver tampoco con también
a ru i ltl, eSQJ donde sea? Porque si lo que aprendo I suceder
tío rnP í°den tus Tiberíades. Y además lo que e
Y Qg.Uf tó> y ° 1° prefiero a solas y comiendo u - ^ habrá
llevadnSl ? ^arSué entre medias tintas un nusteri ^ ^ (üi por
mis likr a Ia Próxim a tum ba: ella lo quena con • estaban
h Por qUe Se Kabían a b i e r t 0 COD d VienC°
'A l ^ ^ u t a r s e con las gaviotas

iquiera retrato de mi persona - — , vaS a ten«


f 1 So1« hiin ade’ le & ixé> Pañuei° SUCIO,4 ta para apoyan « 6 «j
^ürall/; f araÍito verde! Y dándome vuel p entonces a|
e. 1 1 de piedra que me llegaba al esto « 1 | uOJnbi¿ moVl*
a ^ e n s o como el campo, sólo que en esa aíro
166

no habría que depositar m ucha confianza. Escarbando el cal1^'


como tantas veces lo había hecho en busca de aquella ra^ .slll^ e
lar; sólo se hallaba eso, raigam bres, tam bién lombrices y
más tierra, quizá haciendo un pozo m anantial com o los Cos ^
se encontrase agua, y luego piedra, y después m ás agua,
terror del centro adonde sólo Ju les Ve m e habría llegado. Es
P° líquido era en cam bio lo agazapado de la amenaza, 0 c0)
jo monstruoso; lo móvil, lo estático, lo fosforescente, ^
lo midentifícable si de p ronto se volviera del revés y que
el rondo para arriba y el agua p ara abajo, lo que ninguna ^
cion podría contener porque frente a él un diccionario ^
o, la lengua pobre, el pescador se ve allá tan pequeño e ^ q^e
corcovado. Y de pronto m e di cuenta tam bién de quet P . ge f i ­
esta ba haciendo, yo era una M iravalles del mai; que qu fCióa
m ana M irama^ yo habría traso ñ ad o su nom bre, y CL,ya. „
me dejase viuda p o r prim era vez, siendo las de pasó 3
que y e] Dante las siguientes viudeces. M as p o r que e Aese&b0
amarse Tiberíade no m e habría acom pañado hasta a yo
« d u ra aunque cam inando días y noches, cuando a io
núblese renunciado p o r él a lo de las uvas cam biando t i c^ -
espalda por una arena m u| | ida y blanca. Sencillamente ^ ^
on de buscat, de aq u í en adelante, alguien que andu
° P af ^ Vno>contarle las pisadas y largar a q u ’en ^ q„lt»
e aquel m odo tan violento, mi p obre Tlberia »
me tu amor, me quedó adentro la parte aguda d e 1 « 0 eC
moriste poco tiem po después de u n a infame neum °u
viuda por quinta vez. Y bien, que fuera la
que muriesen o sim plem ente dejaran de am ar ¿terna- ría
,s queridos difuntos, yo no me iba a declarar viuda
aíL ^ p r?xim o viaje con el brazalete negro, ti_ ü(r dePj¡>
allá siemPre p o r ta orilla, llegué hasta un P e s P ^ J
donde me senté bajo ¡os árboles en - 3 p*
ncuentro de ancestros. N o sé cu án to cam ino h i « ^ jj<jS
sin „ T ^ travf sía de la ciudad m e llevó horas- . p °^:M
V conL ta a ’a* *ia s ta P °r medio de un individiJ cQ(í
metía nfa ^ef au dad o r de im puestos que, sin sa \o& ^ ¿ o
ños rU í^ 'í* Con maJa suerte ponerm e su ma
nos de la última vértebra. Y salvo el m ar y los P* 4
167

?H l°i desde las puertas de los inquilinatos a las entradas de


,0’ ^ p e lía mal aliento. Sólo las panaderías eran un mundo
Arw^í ^ buen arom a limpiaba el aire que se le contaminara a
«a j - Cerrar un ojo para descansar en su primer asueto, como
» dije, los que murieron pasando el período de los unicornios
fronteras marcó el Tiberíade, sólo fueron cadáveres comu-
¿ Sf Cj friaron sin dejarme viuda. Y punto en esta desolada
de amor. ,
donH ? ^ zó entonces a leer el Capítulo Segundo de Luto®
cQm e abía quedado la camelia tantos a ñ o s / Su V0^ i
Cotlcíe« o de copofón, y en vano los huesos de
S e m b ^ j en santo lugar donde se hallan, pues r ¡majeS
rum ^ ° res había sido lenta y Dios quiere a os .
l ^ ^ a n , había dicho Fray José Gallo y no a L°* quecomen (y
lib fnaSÍa^ ° ^ e r o , porque hay algunos que han j0
üenen n***? apenas ban comenzado por el prólogo cu ^
har ° r tal:,la’ y cac*a ^ ía con un l i b r 0 nUt V? y dar lugar
al petwa5 -y es <Jue m iran de por junto y leen a bulto si ^
que rumie y piense en cada sazón de por te.
tltLnuaba al margen de los paréntesis mentales e

Cos<atr¡babulf histórica ideada por los divina,


Elorifi í 6 a conversión de Recaredo a msp e[
santo ^ ndo la memoria de San Leandro por sUP01], e[ fuego
sagradnaj0fl i n s ig u i ó catolizar al rey converso ^ ]a rea­
ld ad i SVS P lica s inspiraciones. Nada ma j y
Pergeña fábu,as> p o r muy hermosamente qu ^ ¿
Ud0 VlllrL| Pronto se desvanecen cuando se fes . s arr¡auas
Pornüe n^ra ^le. El rey Recaredo abjuró sus cr ainbicioues
PerSotla?sl r-Onvenía a sus y a sus gran ^ p0 dero-
i n t e r e s e s

Sa Óüe razón de Estado, he ahí la um versión


S:ascende t 0 f 'U^ ° eI Jfamoso mílagn ° en el 110110 de
España ntaEsima, La sucesión de Recared arreglo a
lo d isn u ^ abía sid<>legítima, ni siquiera legal- ¿ ca
$Pu<sto en la Constitución visigoda vigente en

^tolicismo y SUS luchas ron el Estado», e" IoS CuS


tN 0 ta ^ V . v o n ic h . )
168

que nos ocupa, los Reyes debían ser elegidos libremente por el
pueblo. Recaredo no había llenado semejante requisito cons­
titucional; había subido al t r ono aso ciad o p o r su padre
Leovigildo, rey despótico, cruel y avaricioso. Además, Recaredo
no contaba con grandes simpatías entre los godos, y se halla-
r ' , ' " 0 exPu<f ° como rey ilegal a un probable destro-
el anovó deQ|o!r' a , hmOSO rey visiSod° atraerse a toda costa
el apoyo de los católicos para que ellos a su vez agradecidos,

& = í¡a s ¿ i^ S S s s
q u e n o p o d i ^ c o r r ^ L n í ° S ! ' a b ía id o c ® * > r a n d o t a l veIo/ ‘^
^ t á e n la lectu ra v d o z l r ‘ ' ° J 8* 1* P e r d ó n a l a , F r a y G a llo ,
s e ve q u e ha sa lte a d o lín e a S0C,edad d e c o n s u m o , y a d e m a s bi
a b a ¡o y d e a h í a o t r a n á o I¡ aSÓ d e ^ s i a d o p r o n t o d e a r r ib a
es° , lo o m itid o . e Io r á p id o p u e d e ir s e ta m b ié n

n o s -c o m e n tó a l fh T h o c » !° SCL y m e ,o r d e ja r l o p a r a tu s C u a d e r
c u a n d o s e h a b la t ^ ^ * " é" ^ a ¡n ,^ f del
c e l o c o m o un ra y o en e l . n v e is « °n u n o c r e e e n a l g o c a íd o
tam b ién s e c o m n a a ,8 u ic n .
q u e d e jó a h í l a ^ la c a m e , i a e s i6 u a ' *
d e s e n m a s c a ra d o Va? a m á s V * c u a l q u i e r ¡ U « r e £

-Dios * San Leandro pierda P


Hacia la quinta - ^ e V v ó ? . 0ndenar aquí. M ejor salir un rajo
“ ^ t i e n d o e U s ^ - . ^ - d o ' y a era algo p e » * -
‘ dicho y hecho. La in, C' ertas conversiones célebres,
quedara un tiempo en el deía el que estuvo P *£C
el 0 | 0 humano todavía no V
i Sta puede fotografiarse- pef
Dn«en°: Y S¡n embargo a |»Sfta ad¡estrado p a r ! cap tar ^
viral SCna fn C* ni0n,ento mf* n\Ucho más inverosímil ° cU 0
vital que el esqueleto mismo !>PrD0ximo a la ausencia del c u e *
osmmKeC,^ Pr,mera™ m e |o euReCared° apareciera en I* P <
costumbre v.sigoda lo " - hl2o vestido de rey tal c o m o 1
P « o e n u n o s s e g u n d o s lo s ¡g ¿ f a¿ a q u e n o c u p i e s e n
P Je s s e h ic ie r o n p o l v o , l a c a r a c

i
169

en r e s q u e b r a ja m ie n t o ó s e o , y e l e sq u e le to d esn u d o , sin m a s a n ­
sias d e P o d e r, s in m á s m ila g r o s d e c o n v e rsió n , q u ed o p a ra d o allí
c o m o u n c e n t in e la e n s u p u e s to c u a n d o s e d escu bre una fo rtaleza
O rn a d a h a c e m il a ñ o s y e l h o m b re h a b ía s id o d e ja d o en p ie p o r
Una h u m o r a d a d e l e n e m ig o . E l Q u ilo t ó r a x p ro f.n o .u n .g r it o >
e n to n c e s R e c a r e d o s e r e a b s o r b ió e n el a ire sin q u e » a d íe legase a
' " ¡ e r a r s e d e n a d a . U n o p o d ía m o r ir a llí y el m o n stru o Ile v a r la s
' " ' P a s , s ie n d o , a l f in a l d e c u e n ta s , u n a b u en a b e sn a q u e sa b ,a
A perar.

y h o la , I-Ia n s , n o s h a n d e ja d o s o lo s a h o r a , y y o *
^ m d o t a m b ié n t ú , f a l t a b a s en m is h isto ria s de viu dez r _ ^ ^
en la s d e lir a n t e s c a r t a s e n tie m p o d e E c l e s i a s » ^ perQ (o
c j / y r ,e m P ° d e h a b la r , tie m p o d e a m a r y a e m p ^ h abcrte
to e s q u e n u n c a s u p e s i h a b r ía s m u e rto ^ Señori-
^ o c i d o v e n d ie n d o g o lo s in a s e n la
.. ’ o s e a , a n o s d e s p u é s , a l q u e r e r y o m ata c a p ín ilo que
a n d o la c a s a e n q u e v i v ía s c o n e lla . P e ro e s ^ )a m ism a

v e r a * ! ? iP edaZ O S’ a lg ú n d ía se, c o n t a r a ’ L ^ j é n d o ap ren d id o me-


.. d e la m u e r t e . S ó l o d iré a h o r a q u e , h. ^ con cierto
a ' n tc tu s is t e m a a e n t r a r g r a tu ita m e n te e n r a L u d w ig ,

y e o nrC, e I b o r b o l ,ó n d e lo S inrerval<1 ’ m o r m á s g ran d e , n a d a , ni


la * r e b a s a b a e l a m o r , q u é ib a a s e r e l p rim ero fue
a o i n m e r o r ,d a , l o e s m á s q u e L u d w ig . anzad o an tes unos

choc0|a Novena cn re menon T ú ,me íio vTucg°rodosetr3nSmUrÓ


en T° ? fesde!acanastacolgadaalcucl° \ rn,jnado en es0.y S"1
«mbí 18 allí dentro- Yo d eb ín oseph v Mijail» y P,otr c
P rín 8 0 e s o c r a e l p r in c ip io . ¿ Y P .e rre -Jo se p n , > ¿ ncm .
p o í ' P ? ’ V 'o s d e l c u a d r o ? S u b ía n y e x c a v a d o en
Csd e v h a e ra ene •anrrns ñ o r a q u e l a g u je r o prTl, n u e la de

.i
170

alegría por libertad en una voz humana culm inatoria de la


nía, lejanísimo remordimiento llamado H ans Reinhard, un Pu, ^
co asesino como los hombres del contraespionaje te
después. Pero en fin, ya lo has visto, te he levantado en el b°™
de mi propia ruina, y eso significa tanto com o si quisiera llevan
conmigo a lo que me espera i
(Fin de las ^

pasó Te^ r ConcilioToledano de R ecaredo,q3^

E] Caso. Y no n n aEün° s ^ ^ n ie n o s arípicos en la ^u s..rnente


digamos cinco al p r i ^ de *as cartas’ au|l£lue lSUDregur1'
qué color c B ' 0' P° rque yo sé que «T,uchoS 5] J s ^ d°
por el Tiberíade v^ia mundo lüeS° del unicornio cía” ^
** «plosión del 0 u iln r¿ ? tO¿ kgase ün naranja lejano jiü-
““Ide confesión míhrtOM,C* Y esto Que viene Va eS S? Z n quiere
decir que Sll ^ 1Ca arites del ajusticiam iento, el r p lo»
“'existentes en e[ tl0mbre fueron todos los colores, ^
P°eo mezclada a 1>0r ser ^ste dem asiado puro. pintnf
pobre, los que mi,-.. éwt°n , sino en sencillas palera 5 sU
malva-rósea del anri ^ ^ ° r eÍernpl° una pared descon njUCíla'
Y el negro d T ^ ° revestimiento alternando con * isInO
¡ f F ™ a la e x ac ta h o ^ 0 ’ V e l 0 c r e d e la o r i n a r i ^ n s 1° sA°l
í f 1 departamentn 'iN ? que el señor de gorra a c u a d r é ^
f*™ »,el d e^ u elln V,W y ? de > « <**» " (&
e?o sobm él y m i j ^ f Qu'én sabrá qué color tuvo y e$ c $
aírff*mid 0 de su a y d COri Prisa T ^ueS° voly ' 0 , tue
: S ^ « ¿ . ü » r ? WlbaKl'- En f i i í to n a lid a d «
*><k sabrá jamás r Plaj UStoria del m uro de cuy° # VÍe
ujer empujanj " Uando de repente se aparees p g si
s*** * s & s cí heciuo^ y “ ffS <
p ren d án d ose por d f ^ ’ el rosa V el celeste 3e e ^ L i
ra tan a destiempo - aba*0riosr cuando nunca
ál ira a ser el posible co lo r del i
171

T fí t“ro mas ° menos próximo, y también corno sus


0 el amarillo sol con que al crio le gusta mullir
Colchones* .m 'firo
Y alejándose del m uro interferido por el campeche,
Va puede uno encontrarse con la hematoxihna e P j ^ cori
azul ultramarino de los vitraux de Chartres, y ja o ^ a
color de las cosas aparentem ente sin color co ^ pablo
J¡¡? Romanos, pero un color mejilla ab?f? e! ‘! „ nuieoíiuicra
<* -y por lo ¿neo no tienes excusa, oh hcanbm, q“^ K
Co_-Seas’ al juzgar, porque en lo que juzgas a Y ese
rol(? ena-? p u e s t 0 Que tú que juzgas incurres en mejor a la
hismimeÍ Í,la castigada p o r verdades, que se >se y |o viví-
y r. -üp a „y los falsificadores de vino, ta m b ién ^ ajJ¡tación con
am 1 Ueüa absoluta del color noche y del co colores dor-
m T * I 1U 2 apagada> c*ue es el reCeP„ Ja oscuridad apretando
sur P°rílue las cosas permanecen en la [a palabra o
carbón ’ no’ la «tferm edad no, el o r* que a no
cq u ¡w enCendldo’ que 6 5 también e " i i « Cuadernos no se-
tán conm igo, los pocos colores de ordéname 11 *0
y c b r' V 5 apenas si una cuestión operacit> cojor Sinfonía
me en'Ítlstatlciasí yo vi rodo el color del mun ’ la[neilj el de
^ b iP¿ queció' el color mástil d if e r e n c ia d o del ¿¿
de‘ P*Sap0rte’ ooU* eter ^ ile!an S i « P f f ¿
qUj ° y el del m inuto vacío cuando se ^ coloA ^ de ^
cgvjd amó, y ése, el único que es ausea f £¡nstein- ^ I1|11L
rio t 6 5 ^ g r a s del espacio descubiertas po e):plota so
^soti -0 ptim acía, porque el color no es J ¿ aní0s enamot .
o y tantos no lo ven que los pocos qu a* Éste no « « e
*3 « f'*08 y 1 P1*™ boc. abierta. Y e «lor S , echo J «<¿£¡
no o??3 Rue en incolora, un misterio, lo q justifico, .y
^ Í T tV a s u toio l o CU¡d M w t W S3 í e
>° que vino a yo re™ “ 1*£,„ que..
eayx Yquién sabe cómo se irá a arte&i ^¿adatio á ^
« * , * ? * conmigo en un mal día <Je_ * al ?J ¡e
sui^o tr e a| ua apacible, tal como deb . anota al ■ lo
tile fü atl3migrado a un verde menta c c e é ^ ^ Z b o haber
lloren ^ ° de las m anos, paciencia, no y0 de
y ^so les baste. De m odo que p °r
172

estallado a causa de machas cosas que no caben en el cuerpo, uns


„ * magnitud y las gamas del color y luego las demás des-
Dintad« 1111 i°- velat°™> cada cual con su ramillete de flor® 5
la eran tf°*r ,in®SOtable Ateo. Porque es inm enso el funeral de
auténtieft''1^ 6013! na* a ^ ° Como un cortejo que va f
esta melnn'6^ suPu^sto cielo, dignos e indignos escuchas
conocido mi C UI1 V'V^r Pe n s a t *0 que no tiene fin ni pru>CiP‘
selas al mis™ COmP^aciente doctor Aldo Nessi que tuvo que
sa y conmipr,0 tiemP 0 Con Q uílotórax color gelatina de me
nombre « ¿ ¿ 7 ° ^ qUC un Petluefio bicho de la humedad cuy
^ 7 q^ n S - Per° que se hace una bolilla gris no bien * £ >
dígaselo usted. Ho7 C p u e c *0 desaparecer; n o soy greSar ’
fll gris fetal qüe fue°el ^ sear™Ua si la tocan y puede retorna
su existencia.
Ca t o r c e

De un a lm a y sus perros rastreadores

Después del incendio del bosque ero]p j _f 0 0 sea más cam-


Ue estaba detrás pasando el zanjón desag ’ ^on¿e vivían el
V allí la laguna, y junto a la laguna . ^ descomunal
°mbre y aquella mujer pelirroja £eJ j" aCosen2a, ^ ei|a
traía enferma de celos a la abuela degollación del
siempre sostener el recipiente u ^ ^ sangre de la
^do, porque cuánto consolará L iutado no cubría ya
‘val lo que cae> y como el nuevo bosq n -¿o se iba siempre
1 v'sual, Fiorella supo así que en cuantoei ^ |as canteras,
Ia misma hora hacia su trabajo de y un día la muJer
«fiaba el viudo, o il védovo, según la£ d¿ enasto, d a vara
M ó em barazada, y seguro, dl)° Va , £ n j u g o d e mandragora

el Pastor, que es una linda planta, j jío aqUel no 1° ha .


a una p erra„. Pero según ^ ^ ^ c r J v é d o P o ^ o é
«cho el cansado marido de la Pe . t marÍto y al ve ? ^ ’ e
f°pto abuelo, y ella iba a c0 Atarí " árboles desenterrado i que
^ * t u tti d u e . Y las r a t ó de u n « ^ o W g « ““\!
174

a lo globo reventado por un fanático anticlero, era una especie de


ensambladura secreta por la que traspasaría algún elemento nu­
tritivo para la milagrosa supervivencia com ún en la colina y sl,s
confines.
Al margen de ese extraño juego vital de ta n escaso nivel p«?'
teinico, medraba en el pueblo E pifanía de la T o rre, la
enfundada en grasa de doña Abigail. Y la mujer, luego de cadav
res y mas cadáveres saliendo por su puerta, había quedado s
m J r 1 AX* de las Siete Venranas, recibiendo las rentas Por
mea,o del Administrador júnior, hijo del A dm inistrador I. > ° .
10 que esc m is m o d ía d e l o s s u c e s o s t e r r o r íf i c o s e n la !a B u V |a
n n riri-.^ c 5 a c 5 o m o u n a p ie d r a c o n le n g u a m ó v i l t r a y e n ^
fiovin ¡' P a n ,a b a b ía m u e r t o . E s t a b a e s c r ib ie n d o u n a c
T i m o ! ! ! ? 1™ q U e SC h a b í a c a s a d o m u c h o s a ñ o s a r r a s c o n *
Quedrí ^ ° n° m a s e n t r e ,o s p e r r o s , l o s g a n s o s y e l o l o r q ^
v e n t a n ^ r '3 ! m a * a d e n tr o d e l a c a s a y s e e s c a p a b a ajuera p ^
verdadoc <,U^ ’ d ic h o a s i ta n f i d e d i g n a m e n t e p a r a
^ t a r r f nCla,eS’ fu c c o m o e m p u ja r a a m b a s p o r l a f r * *
sistía a SÍ ! 1Ct,VOs Íu n to s i p r in c ip a lm e n t e l o d e l o l o r q u ^ n , firnle
bien se 1 ? * ™ °' h a c ia Ia < * » • Y la g e n t e q u e e s t a b a a llí se
fo n u a |i7 a uai que| n ü h a b ía ¡ d o s in o a e s o , o l f a t e a r , P u c S .c “ n ta r
C o ? 0 H ny a b ? ,¡d ? d e l ^ e r p o , n a d ie s e o f r e c i ó a l e v a * .
tlue entro pI c ‘ "d ife re n te q u e e ra su c o n te n id o . e]
idiota del puoh1 nT Strador H’ el cochero ? algú° ° ' f d arr*»'0’
dijo |a - 0 (este me vio un día bañándom e en es
^ ue ^ te |y,ñVk - S ^ n d o qué calor qué calor, ¿Per° flJ’¡0¿0^
luv¡eron Que ^ no!nás que en verano, en el invierno ru / bob‘’
COn °Íos de asomh 3raÚd 3 ,a rasrra> F io rd la n” n en el W f a
c°llar que - , ?r0: era su prim era pieza de ese tip t d
pudo. Qué c cbraria con ellos en la vida. Se le aCcr¡-(Cnd*
h,lb|era pol ° 'qr frí° ’ murm uraba él com o si su e * s £ f , nt
únicas sensaciones, la de gS
ZOnz<>> le sccror * * d° frí° ante una m uíer m uert? ’ |0 quC 0
Succde. Ella ía m Cntonces a M aría del H u erto , sabe ^ p6Ío

cometa y Sll f ,Xpl|caciones inútiles, ni siquiera s o * . q 0 e

y su «dea de atra er p a ra a trap ar. P e ro ocu rf

i
1,cgar el féretro a em pujones hasta el zaguán abiert° por primera
vcf desde la m uerte de Abigail, ya que Epifanía acosmmbraba^a
Sa t de tanto en tanto en su cabriole toda vestida e : ^
¡¡»o Por el portal del fondo, el cajón quedo en el suelo y y
J u*>o forma de izarlo en dirección a la carfoza' '= reaba’n los
J o m a del qué frío del palurdo, a! que ya le vastan ^
J lef)tes, los otros dos hom bres se pusieron a ‘-'onvers^ estaban
fn? a ,Un a rco de hierro que coronaba la puerta y <J colores
fiados los pétalos de m edia margarita con sus udno
por las pedreas. A continuación el Ad— do U* ^
S L ? su casa <1 ^ estaba allí cerca y viendo la
puJ Craf y una gruesa cuerda. A todas esas lo p ^ ^ cata_
. erta franca, habían salido como presidiarios g .¡a de sU
P,ero no a la libertad recuperada sino a ermjnaron
fo o detenida ,a acera- H asta que l0!, nnr 5 margaritó",
d que se habían propuesto, pasar la cuerda p ^ ^ féreiro.
V *¡n extrem° libre para la maniobra y o * altura de la
carr *’ Vaniando el bulto en los aires, lo situar • negras,
hah?23-j UC’ con ,os caba,,os empenachados y g ^ empujón
c0 * S,do estacionada de culata. Luego, me do se dice
¡mado
pL, ra!? ypelo rárbol
c ic r t o &r i t o c o n ' u n t o .Pj reCl d e b ía ha c e r ,0 ’ co m "
cae, Epifanía entro donde . a un ,nar
dCS(amcn,e dócil a aquel destino de paquebote
°nocido que ella estaba protagonizando. .Qr \\ (este
Sudo r m r an ° S ‘>ucdaron rodean-d 0 1 aíw . el zonzo insistiendo
en u e ba em papado ya dos pañuelos) > rcba r u m b o al
c e ' 0 suyo, y cuando la carroza iba a ponerse e n m m c l^
^udr j 1 0 los Pcrros estaban ya organizados ronos,
pref„ s de estupor y otros ensayando ladrid ^ coChero dio
,atÍR0rentemente ,os agudos y plañideros. Lnto sa|ieron los
C,°mo Cl enlierro cra rápid° V T d í r á s de la mujer ^
’■
‘Itini Caña y Fiorclla a toda carrera ferrocarril-
eCa J m° rada venía a quedar pasando las vi c ó m 0 co­
rría,, de no olvidar el ver cómo corrían 1 ° « del curioseo,
cómn ?asas >' sus gcntes Paradas en [°u U l el'carro cargado a
Se iba para atrás mientras ellas y e ' C
^ fia, elementa
y sa,?a CmpuÍaban bac¡a adelante. Por supuesto K y por
a,,a ^ a l el propio nom bre endilgado, no lo rep
176

eso su maratón era perfecta, el ojo puesto en Epifanía, las piernas


en su cometido, el cerebro com andando tan sólo dos encargos-
Pero Fiorella había vislumbrado el m undo en m archa a contra
mano y eso disminuía su eficacia, eran dem asiadas cosas pa*
gobernar desde un único puesto, y de ahí que la o tra tuviese
tanto en tanto que detenerse a esperarla, y vam os d i’una vez,
señor Dios se la va a llevar lejos y nosotros aq u í con la
abierta por tu culpa. f e
Estaban ya sin hálito cuando, al punto de cru zar los rielles,
que sucedió: uno de los perros se detuvo en seco, >' l°s ° ¿
como obedeciendo a un líder al que nunca se le pregunta P°r ¡
rucron frenando hasta juntársele. Y mientras la carroza atra
a ™Vcl’ y ,a ,nuÍerYsintiendo el golpe de las ^
leand eClr 3Cá CS donde y° tendría que desviar, adiós y ,eS>
d e ,,n /°V Cm? 1Cza a*,ora m> eternidad del am or, los 3 , p3'
raido T\ ‘en- í)se dej entierro convencional, to m aro n rui n0
era nrn ° S 0 0 dejándose por el cam po hacia u n punto q
P casamente el cementerio. QÜ¿Ao
había sido, Senlar° n Sobre los Pastos a descansar. J ° . Al>saí í ^
lo c o m o el r ? .u 'Ü .8J 'n0S, ° y la n c s c a s a s u P o s í bU Íd,a . A rrib a

setenta ve¿c \ a enterrar mi padre porque ^ bre *•


J ¡ * ella le e s c r ib í “ 0 C' á " ima Se vol° a la T * í r o M er,e5^
D icen que é l q« - ,a s c a r t a s V se llam a don Leandr o í¡t¡d
COrren ahora lo ? S° C muchos años con o tra’ y V,VC„ndos s)£
Pendida de am ,?Crros- Eiorella quedó por unos seg , $e ib*
achicando junto ! a ," naf en " « o r if ic a , m ientras la 1«“ Q"
Sué haría é l d Z u 'as v,as has« Parecer una tercera r . . J
'nvestíga^ ese momento con tantos perros er g

” 0 intu¡do, el cenitH ? P"m° aún 'Snorad\ P° ^ s prcS^do


mentecatas Y i . d? Ia crcencia, y allí sobraban las P v¡ei>d
üna niente al ¿ i * * l¡0 que se joda, dijo ia C aña c o ^ p e s*
oy en adelante no"™ evantándose, vám onos de
ndráSor.i, p r o m e t í a mcntlrrc m ás- lo íu ro 1 , al &
Prometió la otra invadida de algo parecido
177

^etafísico. Tú vas a m entir siempre, sentenció la pequeña bru a


P i a n d o lejos la lagartija m uerta, y
^ n d rág o ra ya has de tenerlo apañao en algún libro. IPe:ro >
y a preguntarte una cosa que ¡mides m e ha sabido e i
^ 0ra» ¿por qué si uno tom a leche blanca no mea blanco Esos
Üeand ^ m i,agro m ás pior que los perros de Epifanía >

haKY cómo no iban a volver días después cuando S“ P,cf°n ^


D o , reabiert° la « M de la finada >’’ COn CXCepC,.°n t u n d o el
Inv« r/a 3 contar todas sus pertenencias para algo j
m ntar,°- N adie se interesó por sus presencias, a no
que ya ni se veían en la ma eza del i o d o por
m & s ^ r a r o n reptando. Y el Teniente
inte,.
bía*
A fre
/ n ’tc*laa cuían a" «v iv» ar i ov o za bcIie ratov emn tiea rnitrao s e l Alguacil
. | ,,,-cii escri­

ParJr,?S pares de medias, según parece d e mujer; ^ 1 1 una


pañol,” t0n.e*’ con *as ballenas forzadas; un falde in . hombre
(caramK 8nS; u n p a r de calzones de frane,a; un rClr ¡„ventud); un
retratn ? ' S‘ Parece don Leandro Meneses en su 1 . o tr0 en
c| sirio h i rnuÍer con varios alfileres clavados en los l . ,fí|erCS
s° n nui\C c? razón (y esto es ya un daño, cruz d.ablo los a ^
Casi frp‘V V,e'os>Pero las hojas de quién sabra que m a l) y
rn°S: Ah ^ Y anles dtí continuar
rc ent, a que no,nbré a don Leandro Meneses, ¿c un
antiR *rr° hace poco a su mujer, ánima bendita, . $(je muy
l°ven c. de corazón además de haber enceguecí v¡udez
qué i ^ ando era recién casada. Y unos días después de ¡
de Perro í re a don Leandro, se le aparecen en la cas y ,Q
l° das ,as Pelambres y razas como ohend os nQ
P o d S S 3 sitiar. Y él estaba solo, y matarlos a todos , ^
a,rás o k ,arlos allí tampoco. Y cada vez que dabam vco|mii|0s
611SUdir aCI? delante, los perros que blanquea la ja de
Pape| ^ ccción, qué me dicen... Un escapulario vie o, ^ ^ n,
" H sepC 'SCr,‘blf’ u n tintero y una pluma... Entone«-. | u e g 0 la
5 °lic ía q . " , * 0 COnt ó u n v e c in o que pasaba a c a ’ |oS p erros,
cid ió a r a r e s c a la r l o e n u n c u e r p o a cuerp a Y los
E s t a r s e e n e l s u e lo d e l a galería abierta a l
178

perros que se te acercan y empiezan a lam erlo, y él que


hacer otra cosa cuando llega la noche que dorm irse. Y asi _
contraron at otro día con los animales disputándose ca P ¿e
del cuerpo para pasar su lengua, y a lo m ejor hubiera mll? L p ¡0
ese modo infiel s¡ los otros no llegaran a batirse a garrote _ j oS
con los perros que se defendieron hasta caer el último.» ^ a
quedaron atónitos ante el relato, m enos el A d i n i n j f g ^
quien ataco una especie de cólico miserere, pues saho P^nía
con un pañuelo en la boca, Y va a gom itor las cartas de
que tiene escondidas en un baúl, ni el padre ni él le UeVa. venta'
guna a don Leandro, dijo la Caña secretam ente, Pero e ^¡aii
no no iba a suspenderse por tantas pequeneces, las qü« P ^
er en picada a interferido como dim inutos y puiw ant .
T abanico con las varillas sueltas; u n a lata de te e e¿& &
^ abrió, y al apercibirse de su contenido, n* ^ baj°
a í aL ,Ja^ la vació velozmente en el bolsillo y dijo &&
sis a J S - 11 J ^ e e s t 0 se incauta ]a justicia. Vacía -agreg, , -z que
se easr ,atld°la Va- en tal estado- y to d o junto n o vale , j a de­
mudad ’ SCn0r Administrado^ aclaró aú n m ientras eS vez &
y a-|e n o a l '**>& > d e le h » d e té . P o r d °»¡
ew D e r n ^ 011^ s a n g u iju e la s u n a s e h a b í a d i s t r a » g ^ l o
versión A ue, SUCfidet; o bien por lo revelado de eD# r « ,
corno un Vi a del Huerto, una verdad q u e Par^ ' eeStadtJ Pd
b k 0 ^ nnhüef° y luego cualquiera la exhum a y 1 « ^ f g s * £
^errum nidn t0n° rnOQOCOrde del inventario, o P ^ ^ - a f lo s,lL^
So de don T - ^ mterPolar algo com o aquello, el ^ epü
de I- noveh'h ^ ^ había q u ed ad ° ^ c0 ^ idV
editor Sm n e Epifanía de !a Torre, sin au to r re t 0 d°s ]jü
ban ya f u Z / j 0 5 cr‘dcos siquiera para au llar po rq . eíi cítí'
" " ^ d e ^ v í C° ' ? b ; t.e - V d h o m b r e s i g u i ó
detnados en que había removido: Un estante co
cuero, títulos en oro y a saber,

^ S u M a je s ta d .

^ t o r i a d ! T T áe U adrid‘
? o b re-
U Cn« M Ked*,tor
179

Juramentos de Amor.
Eos Manuscritos de tíña Madre {2 tomos).
Suplicio de una Madre.
, cwre de Aldea. ■ a i j._ a
Caridad Cristiana. (Segunda Parte de El cura e >
^m os).
y¡Hechicera del M onte Melton.
y Médico de tas Locas.
P, d e S a lu d d e A u te u il.
1acre N úm ero Trece.
Mana,
de Epistolario Amoroso.

£ • £ * * ^ " í a Rea. ^
^cetario del doctor Salvador MartdouU,
Ehu ^ aum entado. de 18 3 9 a
u ! f e° de ^ am¿üa o Revista Universal, 5 to
Lac r y encüadem ados en pasta e s p a ñ o l a . w Perla,
j^ " ^ ef d e la granja o Lecciones del padre.

:cep ^rn,a r‘° quedó abierto en su más desnuda maleficio5


6 £ a ^ ° de abanic< ^ “ >PaS> ,ibrOS- retiaH de colación y
)|edad T * 2 esesP erada era un ex p o n en « w pinatos
Jtfio a ,^ue Piórella quedó acom pañándolo p ^¡.¡encia en
*Éénem*1 ser descuartizado por un asesino c ^ minien.
* ¡ e ab andon ara presuroso el esce c0 Sas:
tr0 s i hom bres pasaron a registra retratos col'
®dos , > s tam bién con la muerte adentr , v' j 3S se ha‘
k*n de toóos los desertores con ^ y sus n°‘
tja , cebado los inviernos, los veranos, sus i al
Üe el ? ¿ * SÍete ventanas. Y también un ¿ hechizo- E*3
lett 0 ‘^ nte Alcalde S£ deruvo c o m 0 en e s ta d o ^ £
que r í ° Con un enorme ángel que, {* la escena
aí1 ^1 env a P0r caer a 1111 abisrn0’ ° enipuiar qa<¡ t
J j * P e r o ^ f . ^ que parecía más ^ e n f u e t ^ a

i
ISO

bolsillo algo tan monumental: El Ángel de la G uarda Salvan o


!a Inocencia, qué buen marco dorado a la hoja, lástima
demasiado ostensivo para el traslado. V de repente !jqjo
Huerto oyó a Fiorella repetir en un susurro aquello tan nov ^ ^
que habían aprendido, de esto se incauta la justicia, míen ^
palpaba con disimulo algo que según se supo ddespués esp u és^ete t^ ^
Diccionario de la Rima y el Recetario, metidos con toda su
mirrAk:, I • i íjc ^
..«a dlju
microbiana solariega bajo la blusa. U no para cada una, mj ^
creramente. Bah, no sirven ni p a 'i’i fuego, com entó la otra? es ^ -
tyiP ífw 1^1 ___ ° rtinV aP*^
tnejorp’arder
J Ja bosta seca, 7y 7“
-"'n-'-v*in.VHf ya Jiu-Í
nos vam os, esto está muy
VflliIUfl| t ^
o, van a contar hasta los gansos que sangró el vampiro
ue dona AbigaU qUe en paz descanse.
U viento parecía haber bo rrad o afuera tanta m u e r.- - ^
cuando salieron de allí, y en el cam ino del cam po Fiord!* £(1
abrir eí hbro de la rima viéndo]o abujtado p o r alg^ To*fi
v dprf ^ Unas cartas firmadas p o r C anta [icio
n ía n í 3 a Amada Desconocida. N adie, ni la
oalahr fescatara dfil bosque el libro para el m anejo ¿&nó$°
K S í 2 SU SolÍ,;arií) de epístolas, repararía en
jadas a ]9e ,1ainc'r repatriar las pocas cosas que no
desanarer'H m3S 6n 0 1 baña. Y la m area del tiempo? pUe5
d e n ta d ? P0r medio- acababa de a rro ja r ese am
f e r ^ ub° o
Porque*^ W ^ ‘a v°y a leerlas rodas, p o r a^l‘?¿¡J¡es- ^ a
“ S e i , ? 3 “ .«j“ “ V « ” « " * > >as “ S.aS
la (levó, mandrágora de Cam alicio, él debió en ^

Señoritas^np ’ C° n SOrna: Será cuando te m anden 3 to p r e f ^


Una vela al fm° j 1 0 vas a íeer nada porque nunca
E l c o l lí aí ° y su á nima del sillón lo sabe y V« * n f r <
1,16 11 tal como Eabía provocado una ruP tu r e a n i ^ \<fi
la anterior con 3 ° nace Una escu£la filosófica <\ . có& jq (
^ tta s eran sar tundamemos. Y de p ronto s ^ 3

mor|taha QUe h w ° y fech as pedazos p ° f .


VObba con d í ? bla e? ttado ^ erupción. El * * * * £ ,
Cos que habían bacía los m ism os s ^ Cuí
<an antes las perversas maríp<*aS
m

fi« CUando Sa diàspora terminò, Fiorella descubrió que al


l*T ^bro quedaba una carta, y allí estuvo todo el tiempo
K es decir el largo plazo impuesto por un hombre para
can^j <íüe se ba Humado última ratto, y la que luego
mm 0 descifrada deberá destruirse. Porque la razón, o sea ei
^ n t e abstracto, será lo que puede en la mente del cosmos,
sel documento ¿para qué? ¿
dula J.0mPan> conservadores, regalen a quienes disfruten a m
silurilva ^üe van a recibir con mucho tiempo por « a ,
b|et quemen la cosa si es combustible, fundan si
el cual °mJ>re de aquel para qué. Hay un momento prea
ya J 511' l Ser necesario guardar el objeto simbolico y'
los p e n J ^ 0 despierta la codicia de mercaderes. Las ^
Princ :r^ ^ n :iln o s3 los trofeos, las cartas, todo al fuego o a ■ ^
[a£ cartas y laS fl°res secas* y .se exí i í aídes-
£udo a ¿ í la de am or porque precisamente vino a J
!** * Uv * aredo>y la <***de Cantalicio ya que el d b * »
Posr^ 0 1 1 1 0 Sus instrucciones. Y ni siquiera se ® ser |ep
s Por t tan in°centes en el momento que Pu 1 j^ te -

Plum ? repleto de esas bellezas: uno quena 1 , se


« ¿ 2 ? de vefdad, o tro la de la dama con pelo
Utí tr° Z o Una dlbm a ct>n cierto ram illetedenoni j eil
> hLt ^ Y así> como al Pa* * se hab V í l mamo, el
0 >ne dejp inefable escrito por detrás, el mundo caa|quie-
Peto el te besa, y al pie un nombre v u l g ^ ^ ^ por
?ü ^ « r o 3 rePattirse en la ciudad cien anos desp ñas y
C? uecido *üe alg° así de UiStf. ta [a urgencia
lew ? cohabí^ io n e s sin amor, más bien con la uig*
'Piedajf 511 Ia última noche del planeta.
"(Taír.i¡?ílra los libros, descienden de los di
- S a b le o los d d lnvenrano en lílS siete Ventanas-
Q u in c e

De un lance entre el difu n to C a n ta licio y Abig&l:


arma elegida,, la so le d a d

Y tal como el Quilotórax lo había previsto, la m ujerj^j


su büSCa de ^ historia prom etida sobre vamj* '
aclaró 1 re. mucama en el Sanatorio, y lo que ella haCJ ', ^
S S k Pfniendo.'?n ramillete de flores en la mesa de nocft ^
dvar ima e Una VjSlía Parciculan Porque creía tener derec ^
ni el in(. aitllSM Y nadie, ni el mismo D irector iba aj imFtr presi'
dente Hp ^ LTrabaÍ°y ^ di M inisterio de Salud, ni
che de n a f bca* ^ 0 1 3 justificarse mediante
Mar' -1 1 3 5 ^ 6 3 0 ^ PÜSo lacónica: íUfl1^ 3
Can¿Iidó°p tn ^ ió antefi de venir yo a este m undo, Y * ^ p11'
meramente ° ,s e r á ^ lz¿ [° ^ ue usted W j W * - a
í a m i,¡i ,era ei n o m b re q u e a n te c e d ía a l d e
de lg „ h J r em P a h d e c¡ó a l tie m p o d e so ste n e rse en „o[e$
el viaje de á E í10, 1* * 13 P ens a d o s o lta r ef asunto. U s ^ etj
un preci0 t s fe h a b ía n c o s t a d o c a s i m e d io l ° rfl arripírjCS

de p í S a K ra eHa’ a u n q u e Ia ' “ d e ría * * *


^ ‘Y cómo empezó?
tendida s o lE * ^ ^ ab*a puesto más blanca aú n , al PüP ¿
Debe m ^ r a CO cha su cara hubiera mímerizado _ y jDja'
Y Sembrando p?teS no divulgarlo en el establecimien
Un infeliz [n r» ^ b ía Que era capaz de cump^ir u)
p i faí^* if
í E ^ q u e tiv ió ^ SUCl-e de ^ hierro, puede hace^uI)
(el tono era de n ^ 0 l.afios tuberculoso en mf rt,nía n &
2 ? ““ » ,,lfentil cbÍ5ÍCO>- sus
Oyeron con oh* ^ ^ acIüeIIa cabañita patocul ,.p]isé ^
5 ° í b« a d B Y m ' nea y to d o lo d e m is fue un del 9
* U femilU a a ,no aMo iban a m antenerlo
la' P“« lo suyo habia nido de □" "
183

P1? hermano ya muerto, sino que se le suponían propiedades


res« VaS 3 *0s eucaliptos, además de la sangre de un matadero de
pore ^tcano, y otras cosas que sólo se podían pagar con oro,
\ e 5 Tan eso, sencillamente, suministrado en inyecciones.
? ampare, si será necesario ser rico para todo. ^
él igualmente llegó a aullar en una noche de invierno,
el J ? ° les gemían afuera como almas del otro mundo pidiendo
com0 ° nso que se les babría olvidado a las de aca, usted sab
V \i eS^ 0 mucho llanto o nada.
invitaL mujer siempre llenándose de tantas cruces y jesuses q
a seguir aterrándola. ,, , ■
^ la 1.,? j°ní° üna de las pequeñas se abrió con e vi -
v e n t a n a s

fia n d o ,- j Ampara de queroseno se apagó y solo q


vino a de unos leños ardiendo en la chimenea. En
^ e| Qi-iiayar ac|ueHos aullidos en los que empezó to o, ,
p w la ventana hada la negra noche. Y fue cuando
tt, 14 iba a sucedei; querría y tendría la sangre
El i
]a sangre de la madre y no otra le ^uedó a
^ ^ n d n c /a Cabeza como un enorme caracol in^ r ^ ^ 0
S e ! . Lres l° veía irradiar, cambiar de taman
^ Sl< Punto°d Cer-Se maS ^ ue Pec^eSta D
th' haíf-U vino aquí cuando la historia estaba ya | ] ^ rjo,
|¿J? ^ d as lu ^u® a Cantalicio Ja madre no po ^
t . 'co, y s lagrimas se gastaban con otro hijo. i. a.han de
¡ S f 4 d i ? n,ás’ « “ ° ? 4 1° S“1* . 3 CT >K^ m I T í ‘*■
bife0 que r satlSre del matadero que estaba an eI)
*^O n« " 1a o abajarían el mal Sangre en baldes T
ah '¿Y cómera mezcla, imagine el resultado. ^ tan
* supo lo del prim er aullido si él v.vm
Cru. ytJi a ^ u n d o ? , ^ p l clavo
S d * s ^aldifT 6 1^ 5 ’ C ü a n t 0 nias simples mejor da an coit'
."'a. así P l u m a s . H abría que demolerla con a®n
Verd^T era P °sible pilotear lo tenebroso. usred
\ v^.^icho es RUe todo se sabe, al menos eso encin'
* estaK atld° nna muchacha del vecmdar asJ?
Staba sólo con la primera regla en falta, eW>

L
184

La mujer corcoveó, esta vez le había tocado el turno d


suspicacia a la relatora. Pero el dram ático juego epistolar que ^
descubriese en el Diccionario de la Rima tantos años antes
para in iciad o s e n la s o le d a d , te n ía u n s ig n o c o m u n ic a tiv o hern
tico que desbarataba las traducciones vulgares. Y en ese
enrarecido fue que debió escuchar a la o tra en su autod
menuda: La muchacha a que usted se refirió andaba en
pasos y eso siempre termina en lo mism o, la pieza llena de ^
as‘ sc llegó a la conclusión, co n tin u ó escamotea ¿
m e io res datos, de que si lo s aullidos que s e oyeran cua .
Pnmer ganso de la familia De la Torre graznó com o loco « ^
quedar desangrado por el cuello, si a q u e l l o s aullidos ; er ^
Patéticos, debían haber sido e n s a y a d o s a n t e s p o r C a n t a h c
Iras v¡J>era en el bosque.
lo de la madre? -roC° nl0
un 3 conlinuac'ón, pero sin que ella muriese en el a ¿e la
vennnP C antabrio se filtraba por entre ,aS
es K ? ldada 3 delgadez de los que m orían de
a’ b f a ld , SÍ"Ón dc Viena
3
_ azada a sus novelas, v nllí I. d o n d e d o ñ acon
A b ,g 3 J o ^ te -t
metod Jo
no a S Í ai SUrS n 0 v e la s ’ y a , l í l a íue bebiendo con m « * * ^ J o
con la fuen te p o r una excesiva prisa. Y n o , s e ñ o r ^
su calidnd n° ’ eso no hubiera sido elegante en uni q0c
« te S r eníUndado c" el " a¡e C° n q T c o O - t *
gam u za y L , ' C n c f ° y b o r in e s d e c h a r o l s i n v , r a ’ d e a r r 'b^
sa b es q u e f n a C a r d c Ía n d o d e s p r e n d i d o c o flía-
,e P e g u n t ó pI S 8 a n c ia ’ Pa d r c , le d i j o d u r a n t e Teté°',¿0
que h !c Cr n P° r q u é d e t a l a t u e n d o y é l le r e s p o n d ió - ^
ni c o n m i K3 p a C lt0 ’ n o m a s c u r i o s i d a d , e l a s u n t o n o
- ; Y „ i. r m a n a E p i f a n í a , q u e e s o q u e d e b ie n c ^
• L o inr#*n° Bí lt a b a d u r a n t e , d i g a m o s , e l c h u p e
b o rra r d e suT Pí 'mera vez> p e r o él q u e la a .
q u ita d c s u úldm n le re C u e rd o d c E s c o l á s t i c o , l o c y f
ernp e z ó a s o l . e S ta c ió n d e " a n c o e n e s t e m u n d ° ^ b») f*r
? bcSa d csd e J u n t a r s e a l m i s m o r é g i m e n tJ ^ o taIic '<^ j a 'J

c s t 0 sifmpre h l° r' cmP ° atcás- d e m 0íl° que oñir


3E^ '« .í? o P p e t bUena san6re- Pe™ iliese f df e n * *
a ri» a in c n t is ra 1 y c o n '« d o e lla f u e v e n c id a
185

r, Yvera cíaro clu e mujer no se las entendiera con las metáfo-


c l a Veccs sue,c suceder eso también, le dijo ella, que uno no
^ p ren d a cosas. Pero no im porta, se debe seguir.empujando
adelante. Y la otra que dígame a mí lo de empujar desde los
SemK añ? S t,ue cm Pujo para vivir. ¿Pero cómo murió la sen •
l o * * F*°res pensó primeramente entregarle todos
¿ i l míinita ^ m a verbal de los encuentros y las despedid
A i,l7fia próx'ma medianoche entre el succionador y su vi •
C 8ar P °r el estilo de la carta de am or hallada en e hbro el
co >C e.XCra'd o de la novelas por Abigail, y lo que c '
dcnte a ' ^ m in is tr a d o r I decidiendo un día tomarlo ^
ra de’to ha1)ría sido un torneo folletinesco que m « •
r4
< i desde ?rgr icn
la rescatada
chim enea Pero el Condc
tambiéndejugaban
la Fu ht las
f dd elu
&ra ^
‘Icsgar e Cantalicio, y el alm a del Quilotórax co• P
un d,'a ()nte V|veucia, no era lo suvo material de divulg. ^
8 ünas nre/ ,s,tas hospitalarias, aunque fuese preciso co.

, - . 1 •> 8 Vntas elementales. ., tapas:


?Ur3nte ía nn0ra> con,° usted ,a nom bra^ m^ ^ m e n te agónica,
í^e c°rtn(i , a ’ <luc podría llamarse la larg. porque
3S P a U r Cn pe<lu™ °s trozos por el filo de las palab
S s ¿ n f SOn capa^ s de llegar a eso, m atanioscua* ahí
,fSfrescas T 8[ ° SCras sól° mueven con salud la sai , nreS
S i d o f Cn cl callejón, en el bar, en el cuarm de los ^
la 3 la sudp fd° 0 1 cn 8 añado ,leSa de súb!t a ,püS‘ arma nefasta,
r' c,"c C n . i lc,€ en mal lugar por causa de algu cucrpo a
dUCrpoe s s §a de los ,abios ° la nariz despueS n deia que <Jue*
' aí en t r ^ S C bue.na>más bien lava el rencor, no eja q
I» " ^ to n r léndose- i u^m ns quedado.
eru<1Ue disn i ’ Cn la Primera etapa con que hah>a c Q n l0
,0s telér. PC’ pcro ” stcd mete cosas que están demas,
W ' Sí>P o r" rOS Cuando quieren estirar el dulce. ^ aire en
Pe, palabra^ Cuidac,o con decir lo que Abig- compuestaS
Pqd ermos-, c nove,a» o sea de las peligrosani lu
acd re era lo h LS: Y o h a b í a ^ u e d a d ? T V rn la s s o m b ra s no
lnn ^ P a ñ a jj e (s , e n ip r e , u n a s o m b r a fie l, P c r ' |3 j uz de la
a C|* Un r n i .S l q u ie r a la q u e u n o m is m o p.r 0 ^ " ¡ n d i b l e c an tar
Cam ino solitario, cuando se hace .m p r ^ ‘n

V
186

o silbar para ahuyentar el miedo, porque la pobre sombra es


masiado tonta, se limita a hacer lo que uno índica, sí por
nos nos jugara una mala pasada escondiéndose tras algún ar
to o inventara una postura que no imitase la nuestra , . s¿
sombra. Pero no, ella sigue a com pás y form a, Dios me Pe* jg0
critico sus cosas. Él sabrá por qué la som bra no intenta ha ^
r1 a nl0S0tr0s— (Su hijo C antalício n o tenía PrJsa' Dtro
uí:del día y los espejos le eran peligrosos, y quizás a l |
n o de la madre como el sacar a relucir una cruz de
nrev/J* » v tre las ropas íu n t 0 a pequeña bolsa de >p¡fit
aún Y ? n° ’ ma^ re= un nuevo adem án así y .°ii¿Eada) f
mennc i P‘O C0 espej° s 3 ue no estén cubiertos a mi aho­
ra an* 3 J ücia tceta de demorarse hasta que salga el so ■ . ^ d
bnsm eS 6 emPezar con la operación p ara la que me a c{j3[1'
d 0 Sque como nn soldado de las tinieblas, voy a s e g u í s ,
prósieijaf v°^e^!en5e ta( un actor identificado con su * ¿e
deshnnra i p a m a í°ca de am or p o r un hom bre qu > vdla &
camno < / a- se,Cas° con otra m ujer y se fue a vivir en aJj¡l,^
decir tanSU' ° Unos P0 0 0 8 kilóm etros ia vía del f ac3^
perdiendo^03-7- ^ *e’OS de nuescra p o b re nina qu ^ £ñ$
enano comr. ’^ ICia Y Escolástico m u erto, pero S!.^n^ 0]e 1»
que quedara Sl R u b i e r a ido nunca, y yo cepl .ás de
un ramo de J }ustrándole los zapatos. N o deje Jart\ ¿e ^
S m l r S p li e g 0 en Sü ro p ero " una taza de i n ^ ¿ 1 p g
que qUefía ,i 0 5 0mo a él le gustaba, m antener a j áSí
aiua en el a ni- ena,rse de las cosas que le fueran 3 1 1 1 c¿ $ A\
:S e?h° de su ventana d u ran te el verán* «J,
* * ñ a « S h L ! ? **** * y a brirU al sol del invierno P
no mayor. ente' ^ hijo, com prende, era tu p
1 ise

" íY él entendió?
187

■■■Nunca. Y principalmente porque ella hablo d eja >


P endió colocar ese tabú entre ambos como una defe ]
J te cuando el exilio entre los eucaliptos había s i ° ^ d¡a
ern^ tiempo que se mueve a desgano tar a g]ttado
J i p a r a unir el sol de dos mañanas, el amor que s ática
láfr'len ib e ria m e n te , y que en un segundo suelta su C0J1
las iwf madnal>cada vez más pobre, para luego mu ^ d re ,
vas Cada vez más hambrientas de nosotros. Y a ’ ep¡.
S d i? aberl° de Primer agua, y luego se agregara e! ^ Pa
W rte n este diál° s ° Ios demás. N o grites por ^ [&s
ba|Lw ^esde m añana aliméntate bien y leva sc 0 lmi-
líos Qas de ty cuello de encaje. Y ya no lo ignores, der¿ que
P u X C^ h iv é allí y de comportamiento discreto ^ siem­
pre m¡ 0 no ^ g u ir llorando a tu Escolástico com ^ pútrida
AjarasntIj S su víctima del contagio mona solo a„uantaré
Y hi>°- “ $ * ■ • 10
>“s ysií para <*'uiostrarte que a ti tam do hij0 que
,i j yeEte más, pero con el amor hacia e g ferocidad, y
W i ? rim ero en el q ue uno se v° lcÓ f aS¿ Cseñora Abigm1*
dlá en pi°i 0s se lleva más temprano. Y ya lo * jeChe virgen
lúe s ,.bosque se veía todo claro, el fanatismo ^ segunda
sólo 10 a e s e m onstruo primigenio, Y q u e a [a s que le
^ n u n ^ ^ n t a m i e n c o común, y d e ja ter comunicante
Eubterrát, 7a qué, pues se fue secando nlacer carnal,
^Uellr, 6 3 que unía los pezones y las nacientes ^ te ap0S
^etiQt j üe Escolástico tuvo de tu plenitud, y y°s
V i’ e ^ decadencia culminada en Epitam * siempre
,110 quí -_t^ u)er de U visita hospitalaria, mal i románd<>'
Se ^ resp, 0 en su Pañuelo nauseabundo, y Ia DOrque el
de a ,,a Sü fatiga inmanente, y menos ma »P ^ clia|quier
?°do nr^ dos soledades que había d e s ^ r i vefl llorando,
^ Para badulaques que todo lo a ^ pero en
A%e ^ gigantesca prorrata, tanto a ti, sO |0 no
Cn CUai quiere prevalecer, porque el q más lejos el
S>i nadie venga a pretender arroj ^ v d a la
d* a trúen? d 3 ÜP ° de tiradas sin límite, a ^ ^ ]oS ^ 6
Í^Co]á -ras Ia mía era al sinfín, y yo ceP1 e - hígados o mi
astlc° . y yo no sabré nunca si eran m*
188

pulmones los que arrojaba allí en los accesos d e tos, siempre bajo
el secreto nocturno de los árboles o el griterío histérico del a
necer cuando éste lanzaba sus pájaros a los cu atro vientos. <1
se hizo con las eternas canas de Epifanía a su Leandro, y "
«■mires ya más, hijo, con lo de esas c a n a s, ella las veía salir > ^
« a lo que importaba a su insania. Pero o tro que y°, con0L de-
nds t j ' qulcra dc cso’ él m i s m 0 las iba acum ulando en 1
pos tos de su tristeza. Y basta va, vas a m atarm e con tus „
ches n, e„ |as novelas que me lee la niña h u b o tanta cruel.
w é has" ;i ' gUe hablando y yo "tu ero , y así te quedas ™ *
que has venido a hacer, pobre mi hijo Escolástico, Dios lo
no estíivl« P° rque hasta allí hubieras ido p o r su sangre
r n. CSC y? c°nfundida con la d c los ángeles. .^cof1
alarea? Señora n o falleció d e eso <fuc iba" 3 Aito a lfin
lloradora ,P lCaJVlviría hasta que el Señor quisiera -d 'l
a serenada por la tregua d e sus deducciones. q“e
Camahein ' m urió una noche d e viento "°. * „ P ^
guntar- -Y ° .° Po r l° s recuerdos del bosque, e¡¡ un
pieza anarrr*P° r qUe y° cnviado ada y n o p u esto a< nSoS-
Abigail aue ’ 3UnqUe ÍUCSC al fondo dcl )ard ín d °
clU e l e c o s t a r / | San- j 8 U a p r ir n e r ° y l u e g o d ic e e s t o ‘ ,-s c 0 | á s ^
pues si é l n o e s ? 1 P a r a q u c n o c o n r a S ia r a S a
do> podías 3 m uerto Para m í, si los d o ®scg .¡ra, h0>¡
uUurí,OSesPqosanmni,nr,e ^ m al’ hij° d d
h a b rá s s id o s « m ? tC CS0S c o , m i l l o s y e s a P * J \
Váa Y
ín W °
yo en una ma|a í ¿° ? ,smo’ algo que P^ ° 1 Y
Va°ipiro se le f ? 0 torm enta c o m o esta. . ¿po
qui2á no sieuil r0,m i,l° luc8 ° d ^ ranra correCJfva P¿se>
pr°metid0 a| m ? " Ep,íanía <iue estab a en la res no c /
?* e| Admin¡Lade’ P,°rque o tro P e o n a j e que u ^ In
du,rante |a agonfa ? F C° n quien A bigail SC C° - do *
0n y allí mkm ’ ° descubrió fresco y bien ve* 51 « .•>

|a"L,ás- P« o T ñ ° ,C Clavó la « ta c a en el ' ¡V


saberlo y0 h a c e ^ í ° Se ex P hcaron n u n ca, y e ' P fe |os jj<*
bües°s dcl d,funr chos años- fu<-- q u e apareciera e " t n,U (f
e r t 0 P e q u e ñ o ? ; quc al h n a l rcrom ó el tiem po * pt»"
Parecía ser algn ? * " » arm ad o en u n a b o tella V cU>
g 0 1 0 El C irenalra

i
189

. "U sted n o l o s a b r í a , p e r o s u c e d e n c o s a s a s í d e e x tra ñ a s , d ijo la


Pañuelo: e n la r e d u c c ió n d e u n c a d á v e r y a lle g a d o a term ino
E n c o n t r a r o n d o s c r á n e o s e n l u g a r d e l u n o c o n que l a p e e o n
" b>a v iv id o y m u e r t o , s in q u e l a tu m b a fu e ra a b ie rta p o r n ad ie
chn J e n to n c e s- A u n q u e e s o e s o t r a h is t o r ia , y u sted >a
D1 CT 10 q u c h c e s c u c h a d o . ¿ Y q u ié n llo r ó p o r E sco lá stic o d s

^ n ta íd V T UCrtC señora que Cn p3Z £^eSCanSe "


ló g ic a d e lo s s im p le s , inteligencias
a|Ro 0 v e e h a d a s l a s d e e s a r a z a , c o m o p a r a ge m . ro 3
sUs HP° - e e s ti,° ’ s u s t it u ir l a s fu e n te s d e l p e tró le o , d e). [em .
Píos T n°S u n iv e r s a le s p id ie n d o lim o s n a e n l a p u erta
otrora > (
que E sc ? * á s t ¡c o , p o r q u i e n n u n c a tu v e J ' n ^ unp S' ^ 3 d a m ás
que a fS p a s ó e * m a l a C a n t a l i c i o , s u e lo llo r a r lo \ o . se
U ía t d ? s c S u ir , a c a d e n a d e la s lá g rim a s ,

^ lle fue e n e l ú lt im o m u c h o S a ñ ° S deSP


- F n . C U an d o l o c o n o c í. , rte d el vam -
Piro | n c c s e s o q u ie r e d e c ir q u e u ste d e s ta b a de |
V n^ US y -la V i r 8 e n M a r í a m e a m p a r e n . u n 3 infam e
rcf|° ta c i,S Se,? a le s d c d e s p is t e a l d e m o n io . A q u e • ‘ d ia b l0 me-
L °r» n i 5inn - C a m a l i c i o c o n f u n d i d o c o n ^ u a q . d e e sc o b a se
hubi" p ' q u ,e r a c > G r a n J e f e a n t e q u ie n a q u e lla b ru ,a
.. . S , 1 a r r o d i l l a d ° . pe r 0 de éste
SUedé ¡ ? ° r cl» l o s d e m á s v a m p ir o s m e re p u g n a • . veces
N s , ea i ‘u,d a a n t e s d e y o n a c e r , y d e s p u é s e n v iu d e « ^ |os
> ie n r ! d o r d e c in c °> d u r a n t e lo s u n i c o r n i o s 1 * 1¡c ¡0 me
hubiera a !n t e n t ó b e b e r m i s a n g r e , a u n q u e c o g m o r a nu
C,ado v a m p ir iz a r a c a m b i o d e u n a c a y tam -
h'én p 1 y . I¡ ° a la a m a d a d e s c o n o c id a , c o m o « q a j u¡c n m e
fila r á p Lr q u it 0 e n l a b o t e l l a , Un d ía c u a q n o |llb re d e E
S a ic a C, a r c o ’ p r e f e r i r í a u n v e l e r o coni siera e n e
Sl, ’ y h c c b o p o r u n p r e s i d i a r io , e so e s , q m ¡ 1 orqUc
° S o b ctl! Ue,‘ ° d e lib e r t a d c o m o C a n t a lic io e n " asaS sin es-

l a ? Sm Un S u e ñ o a d c n r r o C S lán VaC' l o n codo lp


,, t l 0 a l l í ‘ 0 t r a s q u e y a f u e r o n v i v id a s q u e d . J eSOCupadas-
<*te Vc,' aunque se alquilen o se vendan como d o ü0 futuro
r° tripulado por el sueño de un pres(
190

vampiro navegaría en la repisa de mi chim enea a todo


ero no, qué va, nunca un condenado a treinta años sabra q11
quería el barco, y me iré de este m undo sin él, qué lásttm3;
corno aerto autodenominado M ark Twain, ya no p o ¿ « I ?
_ i' i ®j*t,ende? Sólo por esas dos cosas, ía carta y El
ote la, lo mejor de mí yugular; señora. j £5
re s í« ^ m O m en r0 qne la m ujer llegó a los lím*»f ^
que ^ Pt’ofiriendo un grito agudo tom ó el bolso ^
blana 1 3 puest? sobre Ia cam a y se batió en retirada.
gente tipUCS eS|taL 3 juram ento, y a falta de otras c ^ fi]
una ra ^ Palabra m ític a . Pero cóm o colocan un bol
cuenta mtl S‘ haSta Se hubie™ P °d id o c o n ta r las
do Pem 1 esPecies de m icrobios diferentes cual en u. . sljE>i
tas. Sembie0/ ao ’ SÍn duda>en la zona de JaS reVC I k U b ^
'ocom ot^L n° S percibió de Pro n to el choqUí l n r ^
que pone Hu j - » 6 em bisten de frente, o el ternb
racional alm una t0rre- Porque sin m ediar e
Palabra 3 60 la c™ d¿ eUa n° f ^
^ansmitido JV * invenc’ón, que lo d icho le ^pitn1^
bastaba la señafT detam ente por disim ulados y ^ ^
tadoi; más |w e entrada y ]as prim eras sílabas, y
a ! ? í ,?Sd! Su cueva redonda, le
tó bronces cna ,ün as de nuevo en el Averno, d ,
de su hqid?nv ° la0tra y* ni podría escucharla ^0
hija que ^ k :7 ‘ ? so]° sabía aquello de « a q u ívlV É
0s lempos de larSa do así com o asi ? ° ^ ^
^jnbién sobre un*'/*- Y 3 Penas si lo de la carta, y pacir^ ¡,
y k hazaña de m m o Pedido de in d u m en taria ^ eS ^
Jasi nada. pero^ e s e vanagloriaba el A dm inistra n¡pa ¿f,,i
°y a tu antQ¡ Vle)a rem ota com o la Biblia, j 0 íd° ^
!a s Palabtas b , ¿ f , T ™ * me dictabas los diáfog<£ ^ i b ^
tando con tu ve u íu actual reencarnación y y ¡ v°l,Ap0
? da de abora. e las éP0Cas folletinescas y y
a] SUcci°ne en s[et e a tu destino sin reposo, y 4 ¡
Ü ? má s 3 PUerraS Cerfe SU S ^ ^ e
A ataJen, ej t haberse ido así, sin p resen ta r p 3vi
«Suato! ambl£n la misma que se le apareció a
191

i . Va a s e r p r e c is o c o l o c a r u n c a rte l e n la p u erta p ro ien °


j ^ t a s , d ijo la e n fe r m e r a e n tr a n te a n te el e sc a n d a o P^om ov
en la p ie z a , la e x c it a n p o r d e m á s , y e sto n o es fa v o ra e
el r e s p ir a t o r io e n d é fic it . A q u e l l a v o z ta n g ra v e c o m o
|u ’Scurso a d m o n it o r i o la a v e r g o n z ó . N o h a y n a d a taij_
Ui i e c ° m o e s o , p e r c i b ir q u e u n o lle v a la s d e p e rd e r en
Sa‘ «P er<> ta n c o n t r o l a d o s e je m p la r e s s e ría n siem p re
tal Cri P r e g u n t a r lo a la m u je r, ir ía a d e c ir c u a lq u ie r
los A n° a r r u S a r s u in m a c u la d o u n ifo r m e . E n to n c e s P1C
r e b p i- 0011^ 0 la d o s , lo s d e s o r b it a d o s . S u m u n d o e ra c ^
O * c ” la c o lu m n a d e m e r c u r io : el c rista l q u e m . ta s
boliii3 Se q u e b r a d o y e l m e t a l líq u id o e s c a p a ei
2 & y « t r o n c e s a q u e l l a in t e g r id a d

Pie de £ Í a p a n £ T i a - y lüS g r á " u l° S m ° V<í f ^ n p e sc a d o r c o n


Caldprí ^ y la e s t o ic a e n fe r m e r a , c o m o un p e bue[1
re & y j 11’ P r e t e n d ía a t r a p a r e l in c ip ie n t e c a rd u m e n , P ^ !
0 aunque fuera in articulo mortist qué mas
D ie c is é is

D e l to d o y d e la n a d a

El doctor Nessi entró en su última visita de la nochf>


más ? Veía encima- es el paraíso, dijo bli5ca-
S ín í qüe io h u le r a d eb ido estar, m ie n ta s el
Que Snm quf Cosa Con su oído, escuche can tar a Eva
del a ^ dan en aquella form a in ic u a - ^ 0

Z k t o t aparecía forzada>Pe f 0 £[1a e m p r e n d i ó : Y *


fue tal lo í f LUe quien tuviera com o él Ja verdad en la
qué importahiera heCí ° Cósimo diciendo en sus lan* í$c<¡á
Eva. nní j CDnceder o negar la afirm ación sobre e ® s

S
quefenf el
l sm ? a1hacerél“ lasvdescripcionesunde los^ p£c ^ b*r a30^
cotejaban
Elores qued "11 ° s*do, oh m anes de Fray buis-^ ^
«tirada, y iue^ ndo !a espalda del h o m b re n ^ 1* c0saS c%
do ^ v ie r o n v a fotografiable dejada p o t 0 cü* je
h* el agua de 1 lna a hacerse n ad a tan sim p
doña Arístn^f- 3 ^rUta>. n ‘ el m edium nism o, ni & v0 cad0 ^ (no
alguna eti a a n T * 0 1 d ’abón de descarga habían pf o j afio ^ 0
d^PtejuiciaS m°nstruo de Loch Nees, tan lef L ed ^ c ,ñlr
P0 sibiHdad _ nieníe « a l adentro suyo. Sólo parecía Jas :as
Ms del compleja intentar el juego al ^
6 11 busca de' n n T ^ ckpsídra, o recurrir a las ^ ^ ,, 0^
á b re la alfomh? °lvjdados. O decidir que 5 1 narCofí¿{
ttus, pero 1 también la alfom bra puede cam ¡ji
pie g históricas ^ 35 d d tiemP°> donde reaPareC

?ntt el barro crón<?e a? üellas que parecían salidas d j pli ^ 9


h ^ d" Sus zaPat* s recogido en J » ^
f e bla ^m ado 2 C° n ella Para la o b ten ció n dfi ¡$
a: Penumbra <¿“ pectáculo con todas las artes de
1 3 de ona sala de física con sus a p a r a d
y to> un Jurado de cuello duro, público de extracción interna
Enasta guardián del orden, un bedel afeminado que era toda una
ntia allí. Y su única oponente inscripta empezó a desbarrat;
_ ni con una sola de las respuestas del cuestionario
bnk V- ftro2Q de tiza que tenía en la mano le iba quedando
upIíp^ 1- 0 3U[U° a los pies. Es completamente idónea, dijo a
u a d a ^ T j^ con una voz clue creia Secreras n 0 sa*?e ”, ?
oídn k ónea sie nifica otra cosa, le susurró Sembrando Flores al
neo ¡ V e significado ni significado, si mi abuelo nene un Ido-
f farmacia y siempre le grita: Usted, excluyendo el lavar
caC¡Q 1 ° único que hace bien es m atar a la gente con sus ■ equi
Puesto HCn f rcceras- Chis, se oyó desde et lado del beddenm
seCo d f Vlg'a> mientras ia examinada continuaba con P<a
a^ ia r n ° S dislates- Entonces, y para ver si podían salva a, k
Presiden? aj IVodo de cuefda una caja de trozos de -j de
Conocer } 'n b u n al sacó algo de allí, sin duda lo ^
te Por a l*Y P eg u n tó : ¿Qué es esto? Todas, incluso P .
Piedra <5ue se llam aba solidaridad, respiraron.
S o r r a ^ Í V m árm °F « no trae a colación lo de P a rc h o
etlttetanr Va a exigirle ir tan lejos. La atribula'd
^ i v a ° l m ir ,0 aquello, lo sopesó, lo alejó como bu^andop ^
de pro entó rayado con la uña, lo golpeó centra iceSj
í > e s P feu 0 Cn tono ^iunfal: ¡Ya lo sé! Clasl^ q! f ^ respuesta:
PedaV« márm ol, ónix, granito o que. _
^ b ra n d o lavatorio. Fue en ese momento q» ^ ¿ej¡.
.lción ^ . Flores envuelta en la carcajada conjun qf íreIire
P m¡5mo ’aT rovocado. Y cuando empezó a d e s e n i . ^ b de
aqUpMncra^ ad emás de su caracterizaron g aCOmpa-
Fasta i ° marcó el principio de lo fatal que ^ ¿esV[adas
tií^ U o ctim m uerte* Todas las demás pregunta a ja defi-
n de ^ ier|tos venidos del cesto bibliografic , P elección
P ^ ral de DPeCÍe ^ le e^ a n le era agregado k , g^
de ]a n ^ in>a América las exploraciones de ^
JÍJ* «I Den :yina Comedia las ilu stracio n es de D « ^ ata-
S ÜS Por m en° intetvalo, pues los e x a m i n a d o r e s p ^
»Oh ^ P^ñutíT 1 0 de iuconrinencta y volvían ^ que deadie-
P^sar - j ‘loo a lo m ejor era el de Pilatos. jef-esfinge
a deliberar en el despacho donde una * j
194

e sta b a e sp e rá n d o lo s b a jo e l s e v e r o r e t r a t o e n ó v a l o d e la
d o r a d el C o le g io . Y d e a l l í s a li e r o n ju s t a m e n t e c u a n d o H an 5 ^
b ia s u b id o la e s c a le r a d e m á r m o l c o n s u c a n a s t a a l c u e l -
q u e o c u r r ía , p u e s la s e c r e t a h o r a d e L u d w i g e s t a b a p a * f¡.
ro n ces e n tró e l b e d e l lla m a d o p o r u n t i m b r e , l u e g o s a l.o >'
bl° a 8 ° c " P iz a rr ó n d e l a g a l e r í a c o n s u a f i n a d a l e t r a i1 g
era e l n o m b re a m p u lo s o d e l a c o n t e n d o r a d e S e m b r a n d u„
ro c ia d o c o n a g u a b a u t is m a l d e l a b u e n a , d e s d e lu e g o . Pr* gp.
I u n t o ° a f n " eí a l’ d(; s p u é s >' r á p i d a m e n t e l a o p e r a c i o n r c ^
e a d o » qUí ,n° m b r e ’ > 'e n ,r c p a r é n t e s i s , u n g r a n \l)Oi ya
Sn2n C a lld a d d c ri't u i o h o n o r í f i c o f u e e l p r i m e r c,esVdoS,un
D? Ua,c l° n v in ie r o n la s c o s a s s a n g r i e n t a s : O b j e t o s pero -r.
m ol er" dC la^ a b o vieÍ ° - ¡ Y v i v a l a b e c a W a t e r C ^ \ ^ {oÓ0
a q u e llo X 3 3 m a r m o ,in a ir á s . F i o r c l l a s e a b a l a n z o a b ^ „y
b ro te m ? n lTla n o - ¿ Q u é e s t á s h a c i e n d o , d i j o u n a ¡ end o ¡,; T
c o n ¿ . ™ bMr 0 n la l5“ 3 y ™ a p r o t e s t a r ? N o lo « « • £ , *

humillada se « n riri 1 '°* C U a " t 0 b a,° ' ' T í » han ' a h ’


terció la nelf. 0lra y esa o tra soy y -j •„«> 1« & M -
«c h"o Sq u, eyH?. t e id c"s enC
P ls ,ab t eCal,C2a
o r iz a n dalo . reVéS'
A s í m U"
e rao ib o »a q ^
de5de

do V ie jo d e i fe r r o c a r r il q u e r e s u g

chisPas p0r h l° 0 Puede to d o , se largó cam ina ¡id n¡,je- Á


r o c u ? r ¡ h ^ ‘aS de 105 zapatos a la casa del p*,
Quilotórax y Sll J ° ,hub' c ra c o n fia d o n u n c a a p{0 y
aPrendiendo a dudoso futur0: d errib ó los concu - ^ t a ^ *
v brev¡v¡r, eso " P ? rWÍr en su versión sangu¡n a r.,a ’n,ás jjo1*
niicntra’s El I-u ¡? al Parecer proscripto com o ^ b» {Q\\t‘
ca A piado deYk sc dem° ra b a en llegar a su S sCr¡i<£
0S>, revistas c a l c u a d « n o s h i t .c i t a d o s d e m a ^ c ||3

h dd ^ ? 7 adas a lacre c° " Sra n PreC1,‘ idad


en s e c o r e s c r i,° - Y e n a<l u e lla ' " " f t o s ¡ ° d i
' 8Unos de los c in l 1 0 3 plcno cam P ° ’ ,as guíaS c tení^ 1 *
• les c o m o e n e l c a s o d e l a s c a j 3 s
195

de Material Secreto. Y así iban desfijando. Sociedades: Templa-


. 0s> Rosacruces, Francm asones, Iluminados, Carbonarios. Y
• a8 'a, Alquimia, Tarot, Cabala. Y Grimorios, quizás algo im-
pi p3nte Pues los indicadores rezaban: En Agrippa, En Alberto
fraude. En Pedro d'Abannes, En las Clavículas de Salomen
Pan u n Cl M aS°» En el M anual del Pequeño Alberto En el
Elivf H 0ln o r'O- Y F isionom ía, Frenología, Botánica Oculta,
«res de Longevidad. Y El Pacto Sinárquico (caja cerrada) >
Sain r° tOC,0 ,os de ,os Sabios de Sión (caja también cerrada). 'i
E v l VCS d’A'veydre, y Estanislao de Guaira. Y Creacionismo^
n0 u T k ,Sm a Y Engels y M arx. Y Dios y el Diablo. Su mano
todo |n abasto Para an o tar en la contratapa de un c .
s°- De clUc P°dín, siem pre temiendo ser descubierta de i p
C /" ° o cnando él apareció era ya legendario^ Ten a
* > b r c 1)0 1,0 8 0 scuros, ojos profundos y usaba un monon negr
debS c . C3mÍSa- Y h e a ese ser tan extraño y
quc acabík F tartaÍeando desde la gran silla que el e q
arwin de ° cu rrirlc, y al fin largó la conv.cc.on. ^ ^
aPtos | ’ í sus Historias de luchas y supervivencia
Cl BuSle u T P nado aclucl concurso, quizá los anos p< c¡
S d o Cn Habrían idiotizado al punto de no a n buena
tuna. Senci|Iamente de los imbéciles e ignorantes

aCsPués c ó l« d.C l a b ib lio t e c a l a d e j ó h a b la r , >• s e P ® " ^ e ||a silla


| Ca,l° resn VCría dcsdc su escriton0’ Pj‘r ¡-t:a varado en
¡ailla,a su« eP¡scopal como un ratón de sac ' ecequeiu
> * ¡ 0^ Y bien, dijo él al fin, por lo que °>S Pjufa ei suCio
h?ncUrso. pCS nias contra D anvin y sus gaffes Q una hora y
thCd¡a entre 1°™ ,c uánto duró la prueba? Alredc , a|gunos
í ^ b r o « J V dos oposiciones y las continuas salid.. ^ ^ ^
; ,,a y meH’C lr,bunal cuando me toco compa ^ tendr,as
'tu esPerar ^i’ P rim er error de interpretación, a l3 a, úln-
v f,nal dc <a vida para saber co.no, a r r . ^ de a p o y 0
^ y eso si llega viva, y también si los 1
>al la lo equivalentes para las dos. #mayéutica en su
rf de RrA^j COn d« án im o . N o tenía aun hacerle Parlf
Z ° rregido
QS »?crüa fla8 vista.
estaban ÍnlCnCSSera,
°enr SI * neCCSar,°
196

saber; le d ijo c o n a m a r g u r a , s i s ó lo a l g u n o s p o d r á n e s p e ta r
de lo s d em á s o to d o s t e n d r á n d e r e c h o a lo m is m o . E s o ° ■
grandes tip o s h u m a n o s q u e a n d a n p o r a h í, m u r m u r ó e vúz
en dirección h a cia las e s t a n te r ía s . Y d e v u e lt a a s u h e r m .
norm al; P ero n o te e x tra ñ e q u e a l g u n o s h o m b r e s d e l m a n a n
p o , en vez d e re c tific a r lo s e r r o r e s d e D a r w i n lo t o m e n con ,tL cet?
do p a ra a v a s a lla r a lo s d é b ile s . ; Y e n t o n c e s q u é t e n g o q ? ■ &
Em pezar p o r la e x ig e n c ia d e a b a j o a a r r i b a , e s o e s u n P ^ p ieío>
igra ad h u m a n a c u a n d o a m e r it a r n o d io r e s u lt a d o , d i)0 ¿jetó
uno e intención d e c la m a t o r ia . Y m ie n t r a s b u s c a b a P f J\ V ¡
ne, a aire 0011 O*o r 1 a m a r ille c e s d e la s a la ; Y o , f u la n a algiú^1
r r , ? Í P K Seriro y d is ° ( - ) ■ Y a q u e l l o s e d ir ig ía a J o a « * ^
p o r e n c im a d e la m u je r f a c t ó t u m d e l C o le g í
P cia C0[no re le g a d a a u n p la n o d e o b e d ie n c ia .

y - ^
m e n o ^ k den?0rb e* artefacto en esta 11 ai, y Que c° ° ih a s d ec0!!Í
petenci b * aS*Una iustítución consagrada tal las Pr " * aeSl)io!
t a i í n d o l a s Su p r i m ¡r v s y s a s a b e r s e p o r
ruados d ¡?*i UnCole6K> de Señoriras donde camp ¡¿ p*>
^ al ti \ " * d o r > - - Ella era dnlce e o m o ^ , *£
bo[a b a el n b ra v a c o m o la s a b e ja s e n * 1 ? g\
P ° q ue u p a p e ,^a r e s o lu c ió n a b o l i c i o n i s t a d e a cqí0o
estuviera ° n c ^s ^ n g r a c i o s a d e u n a s e g u n d a b e i
-¿Y ñor - l ,a. bar,dera de la decencia, . , en(odaj, veZ
bo Dre&i u SÍdo’ en nom bre de qué cosa P y&
para cobrar^r* ^ desde la cima del af ° n[1 , s si'
"No sé J í ~i a r it 0 mientras la interrogada hablad • ¿jd
muladas- n -1*? ^ ntonces ella entrando tam bién c ^

^ - o X s u e l e s h a c ia
junto a l0s ^ e m o m a s in situ com o prueba- P ¿¡^
°Peración h a k ^ j 8’ ya ^ ue debía tener Jas m an° 1 ^ 5 4 ^
COtl toda su r J ^ fíado también sus cosas, y -Jo ^
tes de tibios t í * jacia arriija el cuaderno e*blbJ.ure. ¿jtfL
■ ^ modo a ma <?s en la biblioteca de El ^ ° ¿ e la
Verbal, a ’ ,m pezó 3 decir la m ujer al borde ^
1 mua recom endada hasta p o r N*
197

heréticos como éstos... La revelación dejó a Sembran-


o Flores de una sola pieza. Yo no lo sabía, Padre Juan, que usted
ü lera llegado a tanto, hacerme palanquear desde tar arriba y
^ anónimamente. Pero quedando el pensamiento en lo mas
en!1t0’ para su mal en alta voz: Lo que viene a significar
... 0rtCes ^ e no sólo Darwin, sino tampoco Monseñor ganarían
nn,!íncurso en este Colegio,.. La mujer estalló al fin ral c°rrf['
vift -a> en reventón se le escapó un diente postizo y Ia re ^ ®
sueU0ílí° *a Pieza iba a caer bajo una biblioteca. Se arrojoi a
contra UScada y fue su parte trasera y su preocupación P°
hakf ar a<JUeIIo lo que miró la fundadora desde el cuadro, q
Pori tl3í;Ído un entendimiento entre ambas lo supo con certeza,
PUertíT al dejar el diente sobre el escritorio y encaminarse hacia la
mirar i,COn ^os 2aParos y demás pertenencias en la mano,
S , 1* ! el de honor y vio que =1 «rMO Mona. desde el
^ n ^ aUdo’ e" el nombre de 1» mandragora, sonreía con»

d°ra notantas cartas* sí eso es lo que está haciendo -dijo


estar al dejar el agua en la mesa de noc c, y , sQ[1
iíiúti|es S dormida. Y las cartas, lo sé por exp ^ j0
sueño, al evitar desgaste, alimenta.
-Es „ tec^be las cartas se nutre a nuestra costa. un
ferrar v,eag0 de despertar, y no podría explic ^
^ee qUif ntado en serio estaba sonriendo desde Ilo *
?üe en"'0 PUede suceder? No, ¿eh? Y sin ^ aj^ a j ^ j a r
^bi0cTUlllc° así’ y 9ue Leonardo mismo le v ^unto de
aquel]„ ransformandola en un juez irónico so
S u e r o s a beca.

k?Sta,ncias inexplicablemente metafísicas, y


1° ’ ailn te n '^ C su p e rio re s h a s ta la s h o rm ig a ^ a tornad
S S £ r * > ía n p o c o s a ñ o s q u e nadie se d^ X ¿ c u b r i r -
cosas Q1 a ’ Se b a n d e s c u b ie rto o se h allan a p y enK>nces,
p s5 legaran por la vía del conocimiem ^ ^ para
Do*' y Se sa l 1 Cama>se echa Pie a nerra’ n 0 j S e p í 0 en ap añ ad a,
rqne en e a la pequeña rutina. Pero todo 0[r0 lo q«e
ealidad es el presentimiento de aq
198

empuja. La luna había segregado una visibilidad esttraña, Y


t 0 que largarse sobre y bajo aquel cuerpo espectral, con itno ^ ^
en las unas, atravesando ios campos y sus baches para J!ef ~ L tos
pueblo y luego trepar a algo y hacer en vivo uno de lo ■_
problemas matemáticos sobre los móviles era com o p a r a ^
¡!arse*<Pues P°r qué deberá ser una la m uchacha de los lu» ^
los zapatos embarrados mientras las dem ás parezcan recu; ^
Ca'33^ Pero b luna que ha preñ ad o el cielo a ^Q[r
mida e k ^ S' <^ ür? a V M arianna, no se sabe cóm o, q
samíp *^re , Suardia. Y entonces ella em pezó a carru js
bibJ adentro, a io sumo recordando los títulos ose ^ £ 3ji
i m p S h f k l ,rado 33’ cuando de P r o n t 0 lo tLlv0 i?°comPlfif3'
mente r Z , descubierto, y sin em bargo le estaba il]l0s
S í dT odo 110 ^ P ° “ ^ e era a ls 0 f a
nos daha golpes de creación pro inm ensidad, y ¿¿s 1
a ^ ? equeños P « * ™ . a tocar d lT % ^ A
C s L r iCraS de la infinita naranja.
p2 >>S ' 1516" 0, 5 era alS° terrorífico, y ella deben*

e| tiempo p a u í j d móvi1’ Pües aún y encim a frticÍpaCÍ0V


la limosna f que existía tam bién la m ínim a
^ te ,T n ^ e" JaS 0tras dádi- s> Pero K
resto de la ;n ° . y C0Sa COn ruedas se habría
ese Preciso c r u ^ transform ándola en una vía rti ^ 0 ^ ¡
aba¡o, cuando lo S ^ n d e de allá arriba ylo P £ oSrn 0 s' jr
estrellas aúllah 1 0 en oír eÍ ruido y la m úsica del
^ y siempre ^ ^ í 1? 0 l° bc>s> el cielo hacía de ¿a ) siste ^
¿Pero y eilt as aHá de la fínitud del sistem a los o ^ l u ^ ' 5
?rr°íó a U ^ 5 y° qué Soy? La N ad a, la ^ ? d \ e s ^ f i 0
tajas de hierha ^ emPezó a arrancar con los die? ^
^Pilcaban ia \ r ° ? rocí°- Eran m enos que ella y 5 1 u ' b a ^ b ^
^yectó su dnU J 1 Un insecto casi invisible q ue e [a b.¿(,

dicho & “ 10- íPues ™ « i * d


5® 'nd|cadorcS? j05 libros dc El Hombre? No ‘ t¡ íp?J¡
p ‘era evidente ouf i a *° mejor él no se lo gr¡r0ofL¡
°s sinárqüd. e mteresarían más sus OSCÜTÍ'rj¡cb°í s
'«O S . sus evolucionismos, sus e n t r e d i
1 99

No existía, entonces, el Todo porque éramos incapaces de abar-


¡?r]o, ni tampoco funcionaba la Nada para una mente sin datos,
" “ i Pues, no alcanzaba a ser ni siquiera su intermediaria para
quien fuera el ntaese creador de aquel enredo del vivir sin exp ca
™nes, mirando hacia arriba y hacia abajo como alguien que se
venir la ||uvia y reme tanto p0r Su cabeza como por sus a
dpi 16 5 Porque aun existiendo en algún punto
H Vaci° íno estaría bajo ocupación de algún proyecto.
& 9 * <ís si antes del Todo él o sus partes debían haberse plani-
y bien pudiera ocurrir que en cualquier pequeño * * * * * *
z \ t j lad,dad atu v iera la pulsión del proyecto, y entonces merer

cando Tel píaa ]0


r n del
» * agujero,
* * * • víbora
vámonos lejos. Y al uno
itrip P a j a d a s o contar hasta el millar y empezar de
mente en su pHsrin° estado- Alguna ve2 se t e £ ? S
tieiflf e a,Sl? Y en tal punto debe pensar que si no niínj.
¡Ha £ a a estación del ferrocarril no se recuperaría COI1
^ E a í^ * ^ rotal’dad recién descubierta como m ^
d ^ 138- sembradas en el infinito, pues nadie sa . ortan.
al|[ es bubo como novedad, ya que maS_ ¡ ¡ L ^ c h o como
aI °tm n ^ 3 de la “ l'da, V no me tJtut^S Cí 6 idenberg dueña
úe la <¡ü^ se m urió, dice la pelirroja Erika Fra co£tiJl3 , y
cútno Sp 3 j 3 ‘dóneo, porque esta vez te rompe suceda
\ de terrible otra costilla rota, ojalla eso diarse la
^ ‘Ha hi35’ Süpe ^ caer de a(í Liel cy^udo cedió, no
^ i t l V n nt° 3 la Ia^ n a , y no pensar jamás por que
Pero _Üin^ a a nad¡e que se ponga a investigar . atravesarlo
3 ,a carrp gar al dorm ido pueblo, y había aun q ^ ^ {q que
°yQ, i- ^ como Epifanía en su último tran « , . y a £Staba
^ d o p .^Panada de la medía en el reloj de la W soiuc¡ón Pof
aIJas de i 1 ? para el problem a del móvi!I, n 0 a ¡ e| re]oj ilumi-
de i ^ ^ i c a . Levantó entonces los ojos creyó ver
í*e° terrikit0rre desc*e donde bajara aquel equi ^ ^ l o tiemp0
^tftstre J e' s.e derrum baba su intuición del^ ^ ^ ^ Jas siete
* tteÍnta d e T *a una Y treinta de la madrugada en v

61 QUt* a í Ub° ^ P a c io para sentarse en el sue£ J ' K


apa« c ió de golpe por entre los rayos de la

L
200

desde el convento donde uno cree que d u erm en las inoccnt'


monjas.

Y LA MUCHACHA: -H o la , P adre J u a n , u sted (...)•


Y EL CURA: -¿T ú a estas horas?
Y LA MUCHACHA: -¿ P e ro de d ó n d e viene?
EL CURA: -Pues de a d m in istra r u n S acram en to .
Y LA MUCHACHA: -¿S e está m u rie n d o a lg u n a de ellas.
v f . ? URA: " En rcal<dad no, p e ro ejem , e j e m - , , a?
Y LA MUCHACHA: -¿E ntonces de q u é sa c ra m e n to ha
Y 1 A wURA: _E S° P ° d r ía S e r C O m 0 3Cl U el trU e q U e ' r r -i
y ri ACHA; -P e ro sin lep id ó p te ro s ni g u » ^ 3. risrr
•L LURA: -A nda, siem pre tú con tu s C a n t a c l a r o s ^

sea cuC,n„ ? a / raCCÍÓn d e s e S u n d o d e I o d o s l o s d e f


m e t e ñ í > r r ' a c i ó n «“ * ^
reDenr.raS’
de reMnf.raS’ emPczó
" ’ ira d c la " B
cniPezó a tem blar co m o uun n ¡unco
junco h 0 I1^re
1 bre’ •
K
. cayo en la cu en ta de a u e a a u e llo e ra u | o5n>‘ .
relacionado^ 0 ? la CUema de que aclue,l° «A **,
cas» que C03n «f !l n t 0 de las uvas’ p o r a n ? j leí C °M ln t
W t a s r n dcl Liceo
Señorita«: L,Ceo aa lala hora
hora de
dc la
la salida
S3 ^ i nilm » '0¡ 0 pr
nía como a, Su al>an
° deslucidos
des,uc'dos al lad o suyo. El P,e P,c p ¡ 0 s, P p
Vocaba e°scar S d° Y d * * * Jü a n > ,0ad° * * * po*'
de Soípe'ananiáS' ÍC° y !o rcal andarían siem pre del
hacia las lei/ ^ ' 0 ün carro con e* verdulero al pcSu 0 rt:»llZ;1¿
h 0 m b«e se S ó qU,Ín laS 3 b u S C a r u n a s p r ° S aÍC Io S
Ver sus oios ~ i ia i martinica p ara frenar, vio
T ear cl iátigo v s Z| de b ,Una’ ,UC8° afl° ÍÓ 1 3 Zt d r J ° ' ‘ >
descubierto S i ? ' 1 0 a tod() ruid(> Po r el cn,p r deZ* d V
y d c esto se n blen a '8° com o e lla /p e ro de n a t « ^ ^
SC ,ncauta el verdulero, pensó Fiorella so * *

n a da ^m alo: T * ' ° b a s v i s t o ’ t ú Y v ° no cSX^ to fe ? °^


y 'e l -0 5 ° i0s dcl Scñor’ y eStC h° ' 1

P ^ c i a M v rCaIÍdad no creo que el S u p r e « ^ ^


s c o s t a d o . 1^ P U e s t a m b i é n debería t e n e r l o s ^ QOe
’ y dc esc m odo sólo sería un ° |

i
201

serlo todo. ¿Pero las del convento se conforman sólo con ha­
blar?
Y EL CURA: -¿Y tú encontraste la mandragora?
ELLA: -N o era nuestro tema. .
Y EL CURA: -E s siem pre el mismo tema, a cada cua
mandragora. Pero un pueblo es también un pueblo.
Y ELLA; -C ó m o se puede llegar a odiarlos, el Recanat. de
^lacom o, la Florencia de Dante. Un día me .re de aquí y no
volveré jamás. . . hp
Y EL CURA: -E sas determinaciones adelantándose a los
v nS molestan a Dios, que es quien dispone.
ELlj\* _ . v . :
* EL CURA: -E ntonces Él puede manifestarse “s
,cto abandonado com o mis mariposas de co e . ¡
Porque si n o lo sabías, Dante siempresonocon^lorenc,a,
¿ 1 0 volvió fue por n o cumplir con un simpl 1

co ’ y *?as,a Dios debe hacerlo como un es * reqUiSitos y


cnrr rano Ilubicra dicho: Déjalos plantados c 0 sea disfra-
/ , j a a tu Florencia con mi
Dios en .digo, con lo q " escribiste 5C llamara?
contra lo que se inventó en su nombre

Un se!»6, Clj Cse m om ento de supremas dc,‘niciontb cu. ^ ¿n¡ma


í'e ,° 2 D.íl accidenle> el carro del lecheroqueP act¡tudes
llrianas P° F Ia huclla del anter¡° f rCpU

hasL Cy RA: ~Y ahora’ antcs c,e í,UC| VCn8 a h !n v S o y3 treS’ te


vUe| C cam panario p ara anunciar o clue \ aseguro que
i 'm á f ,a ,U casa- Y” e r r a r é por la sacr.st-a >
Yt i i v,daré esto. .. n rnn0Zco el aroma
de Jo n : "'^ o n el panadero n o habrá P ’s0 ñación. Ademan
,sé ? uf e,SO SÓl° P: ° e hoia de laurel f me‘
te deC|!!!la fórnu|la de heliotropo m á s 1 , 0 , 3 e|umnia. Y hoy,
iréa dcH° eV 8ual a prevención co,f rÍ | cia j u s t a m e n t e
r refugio por unas horas a la Policía. I

k
202

después de lo que he descubierto tirada allá en el campo, alg°


que solo su Dios podría aclarar.

PeroU Il 1Í ! ÍriiaLVef.qUe lo tuvo frente a frente en los unicornios,


tonces 3 ®‘do entibiada p o r sus dedos, y desde e
casnalment^ 111! ^ 1 1 ^ siemPre Un cura venido de Barcelona-
donde e.S | Un furucular va derecho al fuerte de Monjuich
cisco F ^ r recormUr° 5 “ apareCÍa en el cuadr° ' P° rqUl nué
iba hasta ef <¡ín no Vn ^ de octubre de 1909 el trecho q
luego se leen 1 ^ ^ ° de ^a eÍecüCión. Siempre se escn
boca en boca ln rneiT1l0r’as de los hombres, y pasa a sí mis0 1 0
caer como en este** que va a ser ajusticiado ha dicho ant^ te.
néis la Cüip j f asor- «Apuntad bien, amigos, vosotros n
1 « P ^ Py t T * SOy iaocente>.. Pero nunca se sabrá todo £
taate el tiemno 0 1 1 !°’ aSUe^ ° elaborado com o la última m:e
do sonar los pa Va desde la celda al sitio de la desgracié 0' Q
P ^ a acá, yo # _ ' en el pavimento, Y por eso, desde el cu»
tendría a su vez rta<l. ^ ue ha enviado a o tro a un Par^fj0s
^acat^iados. Y n o ^ ir ta m bíén al fin a l de los *
tienda, sino para e s l a e,POÍ las razones o r ig in a r ia s de ^
s argenes secreta« ° nar Cadena del pensam iento hec
» <9*nadie h e( y
hombre el m uro. Porque Io«*.
JJndo todavía en v iílf St° aün los um brales de esa m en* f e plJés
un b[atlco ]¡e - V a puerta cerrada, para extender ^
a rg 0i COl) e j e t r a d e su ú l t i m o p i e n s o - e x i s t o . ^
au^k^L ^ '16 SOfiara ^ 0 de captar la música
sos npaJíjC®ia gran m i’ ??dra ^ b i é n saberse que el ^
Giáa! Las aurlí 4 retom aba en torbellino a sus ¿c
to dí^u habían validol! 7 ° casos Y la estrella de U
Bart* C ¡ damÍno del c a r n ^ 3* Un escarabaÍ° ^ ae ^ t f l b a &
ran erar,, * 4 1116 aquella r mieritras Francisco no 6 ..
adónde , ^ é n t e tamhiAr, an?OSa sem ana que luego le f * ¿ijOi
i ,aldría la P ^ a -ÍA d ó n d e ^ f ' o i
^ M n j a t S 1 !e «“aba „ va a n“ giuia parte? YJe g f i f
Suave d l atlora 10 que que empiece el tiem po
C0 raJ6 de d £ ° e* " ! los p e c W ^ 5 6 P0 ^ com parar: si
íspararle yn t i i " ? 0 3 de f u e l l a m ujer que ^ & &
0 eri “" a caUe de París, o el
203

tos muslos de Leopoldine con quien la había sustituido. O si era


intenso el fuego interior de su bibliotecaría Soledad o e c
!o os del rival M ateo, el verdadero autor del atentado. O el día
aquel de s o ] j ej g ra n p e c a d o , u n a excu rsión cam pestre con los
? os en v ie rn es s a n t o , n a d a m e n o s q u e ese viernes. O simple­
mente q u é h a b rá s ¡d o m ág bej]o en este m undo que aquel pajaro
árk°iUna vez’ P0rí]ue no podían faltar pájaros, en la copa e
i ^ Ademado por el rayo premonitorio durante sus epo
S v i a t i 0 enrre ^ p a ñ a y Francia, cuando la descarga fue¡a
cum te’ P u e s t 0 eso se debe sentir antes de caer sotto
° Se leía en el grabado.

PADRE JUAN (h o y MONSEÑOR X ) c e n tro V


3l >r°= Padre Juan, a tantos años de nuiestro ^
p 0ra ^ usted será Obispo, tendría que decirle ^ ^
sucede que me dejaron sin religión, ni sl^ uie , w ría deJ
p n.P ? ra rem ediar el pecado original, solo aqu , cómo
rerik-ri° qüe üsted me regaló entre mariposas, y ^
2 Í S la ^ p * más
de n !i gQOs oros litúrgicos, a un ser asi tan 1 ConCili0s
deíri COmo se dice, aunque venga estudian c ia n d o
qüe e de Tolec3o convocado por el u? ^ P acomo <á allí no
hubieÍ ° el trono a Suincila, y la Santa Igk■ q dec¡r|e tó [1
tarRí Pasado nada. Pero las cosas que *1 > ^ que no
P u d e T ente SOn: pnm ero> que aquella los verduleros,
los i„ l trar 3 su casa parroquial por ., panadero5»
^ « ¿ o excluyo a ^ q¿ % P¿gido en
cien a s ? ‘ í 0 sabía C 0 m 0 y 0 que <k layrel COÍl im
diente , 0 n diciones, envuelto en una hoj m3 ledicencia*
(y * de l°b o y llevado sobre sí preserva de l ^ a ffli
caSa m° S tenía encima), aquella m a d ru g a ^ ^ ^ móvil lue­
go d» 'Jes se m e hubiera hecho tarde Para. 1? ¿e una iglesia
llena d ? * 0 adelantarm e. Entonces, arro]i ^ en caer en
p0l i / ScrúP“ l°s co mo ia de aquellos n dorn^
detrás d a PrLó^ m a . Vengo, dije a un homlb f las je « J
**dU i . baranda del despacho S ^ ^ ^ t a r i u e , y
3 p ed if^ rque me equivoqué de hora al ja wSa d
»» lavo.; que alguien vaya a avisar
204

vque ha sucedido, y que he pasado aq u í el resto dd


S i ^ b a el mensaje em pecé a oír unos S»«*
« b U i M iguel, M iguel, si n o pudieras venir tu J *
pesadilla anUei i Aquell° se rePetía ‘•'orno en el clima de
perdido v 1 1 ° m e cluc , 0 lanzaba al aire parecía
del significado. Era c o m o su r e s p r ro ,^
para lo's de ? 'ncion sin control y tre m en d a m en te reit
':Q ue> ‘S P - g u n t é . U n tipo que s e ^
n°estahi U . mando por los herm anos. ¿De m _ j3<
después DcrH'0' (juai' <^° 1° trajeron? N o , em pezó como•si
que descarrile0 P°S .n° S y ahora va n o lo Parará ntes de
,as v e S a ^ o d JUCZ COmPetente n° ÍnKrVS ^ '
quedeaquíse ir S q“ e se cum plen hoy a mediod . , ^
Pasaporte firm -J SU 1 mas trám ite al m a n con
i c o m i o lC
qué
<lué va a derU °,P ,P °r el medico de servicio puDiie*-,
p ú b l|C0,, rf 0 yeH'
do. Me tapé las^rp^te ya*" ¡Mi&u d > M an u el!’ SC
d mundo mdr ’ pero ,mP0 sible dejar d e recil n,br£
,0 C 0 9»" c o rrt ? * ' * Ilc™ d* M iguel-M anuel, y u"

al Punto de narrid1"35. ^ ,0S nom brcs Pa ra nunCa ’nja d° n


M|gud y ] u L a’ cl lu8 ar apacible de alguna gr*’ >
-¿Y por Q"Ud esiar‘an situados. .
"Pegunté desH n° .traer,e a Miguel o M anuel p ara
. ~'Scncillamé-nfmi estu*ticia crónica. ;n vel*.
’ él los mató C porclue no p odrían venir, los e: .3 a •
qUC P ^ n d an In ^ (¡eSta 3 causa de C,Crta " ^
, Y d^ Z Z tTCS HermanoS- 'm o ^ Pf¿C
enl()quecersr m ent0’ M onseñor, pienso
y eso se asocia al cdn' <ierta
?° era un curita < fP u S qUC UStcd arrancó aqU J ed i° ,3
nterr°gante Su / i v í ’ aunclue estuviera p o r » pu
vUe n o era ¿ suv furtiva dcl convento. ?x eí° ¿ c t c & %
^ contradicción^3’ S‘n° la dc una 'Slesia ia n r-,do1,1 f
n ll.nti,a, rey de |f qUe por una Pa rte h ab ía dester * ¿3 1 y
ePvCS de a ¿ °S v,si8 °d o s d i la E spaña del 622 d b¡0£ *
noCO,n,ulgándolosnn ° C oncilio’ co n fiscá n d o le y \^
car í C,aba sin asió Ctuaniente a él y su fa • ,i'
rnlar X a mf n dero c" *a m adrugada al loco < ¡f la *
’’ quc s‘n saberlo acababa d e descu I*
205

parábola m ientras atravesaba el campo. Pero lo que cuenta


dentro de los hechos comunes es que finalmente pudeplegar
ese día adonde debía hacerlo, el Colegio de Señoritas. Y esto
es lo que quiero referirle ahora. . , r
'¡T raen un féretro para velarlo en la plaza junto

d i o d T ^ b 3 8 r ita n d ° la P c lir r o 'a E r ik a 6


Aquello^ que parecía un globo tan grande como la'
ad de su personaje, ocurría, sin embargo, bajo . te
U multitud m irada desde lo alto no tenía piernas, so ^
abezas, y en la cresta de los sombreros sc zan,S° numento.
cgra como una brújula apuntando hacia el
El hombre asesinado levantó entonces la‘tup* . pangrena
©nac¡ón y su muerte. De M arriba se P ^ '^ e b M a n u e l ,
S cosa incubada en silencio junto a alg ( cl.
f.0n «tro tono más secreto o más lúcido, optando por
13 m u e r t e . I c c a c h a s d e la

ci.l 1 UC COn una C o lt 38 de esas qUC tienen í L d Idóneo que


a aia Un caballito parado en dos patas, seg cloruro
¿ r Cnvencnó a una vieja con cianuro de p
Potasio, pero que de arm as sabe. aprovechando el
e l ; ' bombre volvió a bajar la tapa I • , a n 0 quie­
r a som brío creado en el balcón por |a a"eC onizado tan
solo nada de ranta Senre c,csPués dC
los I ” real>dad era así, él lo había visto w to ^ “ '.Udos a
m a e t 3 Caball° o sable coevo, los de a p* '» qué. Los
S a b ia e te ’ y la m u ltitu d e sc o n d ie n d o qui ^ jo n ja d e u n

■amL ° S retui" b a b a n en el féretro con’° ,iíoaros le sonaron


)amabor a la funerala, cuando los primeros dtspm ^
W erosT del Pasado pues él seguiría
s¡rena i a donde lo llevasen. Algo m* - a aCOmpana
s°|ed de l,n diario se vino con el Mino . ^ nunca n <
había Cn el Punto crítico y él compr

¡ a n d o 'ba P““ “ ahora a gritar Mjgu'J ° te n g a ' 1 otro’


MigU(,i" 1 c o rb a ta -, si uno no puede vent q
8Uel> Manuel!

k
206

-N o seas idónea, tos m uertos tienen la lengua desprende


da, no Ja parlan más. Y ahí viene el m arica a cerrar Ja ventar­
se acabó la fiesta del difunto.
-La muerte no es nunca una fiesta, señorita.-- -a,
Alguien nos estaba tironeando hacia ad en tro , las p
eron bajadas por años, M onseñor, usted era eatoa ¿o
in¡ul *"ura de m ariposas y esto le hab ra p

■ ,Y ser por todo ello: lo de hacerse preguntas c j*


hom l/ nS adl Para responder; lo de plantearlas a
11 res iytermediarios y sólo fórm ulas p ara salir de feJ-
lo m T 0/ 1 pasar; 1 0 de crear y destruir; lo de querer y ]£)
inad ' -MP° r error; lo de ver a quienes ven
W u , “ 6- que ale ún d* creyeron de buena
nada dfl i °^°S y °*dos para hacer q u e n o h an vi ^ ■£&.
<í«e los ft ° qUe V'no a SUCedet; en lugar de d a r v° e aj Ap0'
calipsje v j 3 en«guecei; a ensordecer; Jo de ag arrar
bir hiins eCIf que todo debía ocurrir, pero sin deja jebJ0
ser por tnrT^ qUC 0tr0s tan sin Cu'Pas ío vengan * * rtj
se desde rfp C S 0 V muctl° q ue uno em pezara a a p!a
determina h ^ ^ 0’ y no a Causa de deleites com ún í
éstos quíc' ° Sln° de íantas cosas y tantos años c £¿e $
^ s Z T n' De m odo v * Jo 5 « viene a h ^ e V d
q*« mi hntn u presenc‘a a vera 51 diese usté s3b ^ u
viaje hacia I Persona, con la que ha hecho s* ^
vida conil * m r q u í a eclesiástíca, está en tran c ^ h¿
vivido con 1 m?nte COn Ja m uerte, que no es s
^ los o,os abiertos, M onseñor. ^

a en una Parte de los C uadernos, si


e ana extraña ntC en su dura de anim al cans &
fn a plej.»^criatura que usaba trajes m arineros p a ,
í¡¡ ^ y que muchoS años
^ y Plumac a te’ Pesado, m asiform e y cubicrt
0rt|bre de Levíatín ^ 11 ^ ^au t‘2° con SroteSCO

i
D IE C IS IE T E

En d o n d e se h abla de capturar al monstruo


y alguien resurge desde ios ferrocarriles

L o m ir ó e s a n u e v a y m illo n é s im a v e z e n tra r c o n desalien to ,


Ultq u e él s im u la s e s ie m p r e lle g a r a v e rla p o r p u ra m a n a , y pre-
^ m á s p r e á m b u l o s : < Y q u é s e h a rá fin alm en te c o n e lm o n s-
Mp0 "* 1 ^ m o n s t r u o , e s c la r o , d ijo a q u e l n u e v o d ía e 0
J ? * 1j a r r a n d o e l lé x i c o , d e e s o p re c isa m e n te verua * Hablan ^
e e s t u d io s p r e v io s t e r m in ó , u n a h e rm o sa bibl'O gra
i u Cn e l m a > '° r v o l u m e n p o s ib le , n o v e n ta y s ie r e . ’
un i. 1110 3 3 b ib lio g r a f í a s o b r e u n in m u n d o an egarm en ,
g0 a f f m ? So c e m e n t e r io c o n v is t a a l m a r, c o m o un erm o'

S0bre Ias ruinas‘ Por lú viStD d ad,ena°ier^ n a l a


n a d a e s c a p a b a , n i e l s e llo p rís tin o del sig n o ,

d i c c ^ e tlta ys íe t c < eh ? A s í lo e r a , n o v e n ta y 3 ^ " ^ S a

a °ó n ita d T u m a S u n o sieEC) c a lc u l° e a t 0 llM S¿ [ Y el cab allo


aíb l L h o m b r e . P e r o si e s E l C a r r o del T a - pech o
c° t a z a Van^ la p a E a iz q u ie r d a . Y e l h o m b re tie n ^
CSo P e r ° h a y ta m b ié n r o jo s y a T ^ f form U la d a , m ás
que c L P ° d n a s ig n i f i c a r ? L a p r e g u n ta p a r e a a t tiem po
y c o n t¡n ° m d a g a t o r i a , c o m o u n a n e c e s i d a d d e p er _q c0|1 |a
d e e se m o d o l a t e r a l e n tr e te n i é n d o s e ¿e un
° Í Qy t l l -,d e la ta n v it a l a ú n , p e r o ta n * * « £ £ £ ^
q u e e s S a tlJlo q u e c a s i p u e d e d e c irs e q u e esta p a lp enronces el
t^ z a d fir e s ’ *íü e b a b it a y d e s h a b it a s u n o m ■ tam bién
^ ° t o f :„ e q u e e l tie m p o q u e m a lg a s t a v a le o , ^ ¿ fin de
tJUe Sü ” 8 ir « s e a b a n d o n o p a r a c o n lo q u e c o r r p' ^ p revio
b a ¿ ° S e s i ó n s e a l u e g o m a s in t e g r a l, u n a P s u o p u e s to .

h e m u T r , 0 COn la v i d a a n te s d e s e r V0 l ^ í m r d e la m ism a
m u jer, e n c a m b i o , a u n c o n p a 1 c o lo re a d a s,
e r a d « t i n t o . L o U e n a b a n im a g e 3Í
» " f i a n d o s u s r e t in a s s e h u b ie r a h a lla d o u n a m e z *
208

en que debería resolverse al fin la última m irada sobre el m


Pero siempre habrá un breve lapso p ara la razón, y la raZ
tumbía a ordenar sus esquemas. , e y el
-Se imaginará que ese rojo de la carta va a ser mi
amarillo una aproximación a mi linfa. N o escaparía de
modo, !os colores están echados. , flblar d'l
veíase que el hombre no solamente ni habría oído
antiqmsuno Libro de Toth, de donde derivasen nombre y
Sí u .V ™ <?ue ni siquiera del A bate C onsta nt, y men ^
su x rf 0 0 11 su formidable teoría sobre los Arcano _ eI1coa'
t-a " ,ción fascinante, única llave perdida de una Pu sus a°'
v e n í’ así c^ c a y lejos, nunca tan próxim o yüfe
ella n i Sl^ E1 1 3 1 5 3 ,0 5 rescatados, jam ás tan lejos de la c #¡0^ ° '
parecía enarbolar con un aire entre de estupidez y ¿nto xa
roca Ütl arcano de gran prestigio, y no sabe usté cofl
S j r i T tíene mucho q ® ver con la palabra V?
^ » m o , * era d preferido de U v i V
Para snlt1111? 0 ^ ent°nces aprovechando la coyuu j s pr*xe ,c
S I b ** &eía en la m anga. El dossier

^ en u las dieciseis observaciones de » fe co


nuar así = ulaV terreno seguro, y adem ás usted n ^ - y a - .
La cáhZ a <íecidldo ,a cirugía com o única alte £
al blanco tod \ Quilocórax empezó a girar veJozm ¿e
existentes tr.d°S -°Sco,ores de sus períodos crom a« ’ ^
^ r e m S r que Se s^ b a n a la mezcolanza^ £ * o* ^
ServeUe y e]u ? que <luedó ligada a un tal L¿MP e£ f a _í6(1
^ de3c°nocidos personajes, iba
temporaria rv. en<^as ,a dividiesen en canal bajo ^ j cC)
^ aU* inniohdPUeSi 0 0 se sabía Ío que Pu Jiera SU coiti° 1°S ¿ crf*
huertos en f e i * tf vez a^ rir un ° Í ° Y levantarse ^ e í? ^
|*ab]aS nC3 e^ ° a U busca * congéneres. ^
d o n a ría , CI^ ^ P0C0Sj Y sin em bargo eran m uch ¿cicO ge s
^ ^ S h u h StItUÍan SÜS herm anos en c o n d u c t o ^ . f
d e í Ü * P° di? ° hDa&n^ un laz° T a £
^ te rrá n e o a.»8” ’ que gracia’ Y se ° lvicla i y sirt C
bentes la san» COrre contra toda ley p ro p u so « * - \o&
S1 6 moriría. Pero de todos m odos com
209

quizá con la misma carta VE: echar al aire la palabra y encontrarse


cuando el eco retornase. Venid a mí, soy uno mas,
rueda del Quilotórax bajo la luna del miedo. El tiempo era
de los dos en la misma medida, la pieza y el cazador rodaban
abrazados por el barranco, cuando se detuvo para que e a p g ^
e: ¿Pero y antes de Lampson qué sucedía? El hom re g_ ■
I c®n ntiras de no conrestai; mas no era cuestión de ec Hubo
““ decisiones finales con un silencio más o menos p u tfU ^ hudo
puchos casos sombríos, dijo al cabo de u n carraspeo, p e r o ^
us tomadas hasta entonces hicieron desde Lampson
^ r i t a l , a q ü í e s t a m o s ; é l comunic6 d p r i m e r caso de curaron
y

no ün ^ ^ otórax por ligadura del conducto..- Y i a


ahondar más en el escabroso asunto. m¡cr0biano
sE u historia de! vampiro: sin ramillete, sui bo d
S , U Flores se vio a sí m¡s™
bién ^ ap erando la cuota del terror como eqULÍibrio
dent> ? necesario para seguir existiendo, un c a|rna
bum ° la complicada red de tensiones y diste ja
> ■ El Nessi pareció advertirlo todo
^ Su mstirtto. Y el caso, dijo al fin, era queja
y la LUSlese ° bien por vía intravenosa o bien por también
la renr!1^ s°brevenía por anafilaxia o recbaz^ ’ , . f 0 último
C a P^ Ón se hlciese por vía oral < Ella « a * h ¡ £ ^ ^
do enya de control, comerse la propia linfa, r° . había quero
d0 ^velación escueta. Pero la encuestadota ^ ,]dma
coitfgj/3^ P u esto en claro, tan sin tapujos c° . nj 0 el río &'
vüeIÍQ j n de parte. Y además, agregó él apro ^ tórax sólo
C ° . de Ia náusea, nuestro más calificado cirujano de
el día 13.
a ; le quiso ¿no es eso?
"Y „-^dría parecer. , u carta innonu-
nada ln embargo qué equivocados están c
P| 1 HO
ubicado en camponeutm ^
etter ^ ico sonrió com o
iqeL Uenas ni malas relaciones cart0?1^ a uabfa caído J n f_
ePo iqü 1|e ^ ta b a ya cumplido, la Sar U, . pasado- Y e
3 ^ l h\ más E n r e d e lo que * hubiera P # ^ ^ la
e hacia la lluvia aue comenzó P
11 La
ventana como un estram bote de aquella asfixiante
lluvia y codo su sensual despliegue de hem bra líq u id a ,
dos, la tenían sin saben como cu an d o an d ab a n por Ia c y (o
ra"do el dre, y también el am or, que enciende el J-or®
refrena, Garcilaso, y a continuación de un trueno se htfOF éme.
eon su chorreante paraguas colgado al brazo y sin sa rahAd° ^
ida tomar con él, un ser que parecía surgido de un J? e(l su
estampa litografiada. Sem brando Flores n o lo uf ¡ijai-cd1*0
cotidianidad más próxima, y sin em bargo le era tan a ^ j e r ^
un retrato colgado desde siem pre en el m ism o sino- ^ e|I3 si
había querido más la liebre en sartad a en el gancho, P j j ^ r ^
deseaba seguir viendo al hom bre, qué ex trañ o s y co cie\0 <X>*
an los comportamientos individuales. Los rindos gstaiflP1 '
tinuabau afuera cuando de p ro n to , entre u n o y °^r
el Vie¡° de »os ferrocarriles, treinta
la ^ actua^ de Pedro Irigoitia si éste hubiera _ ^ ¿ o , _ r
frnh/ '° U[1 *nstanEe desde los esfum ados paisajes j3 ^
d u ^ u n da ,a lozana ñ o r d e a q u e llo s d ías co1
sentó3 Jarasca en ios depósitos de la piel del ríe P ^
dan el banquillo lo m ás que p u d o
faltarle bastantes dientes, p ero m o rd ía ^ ° n ge le
ba col _r e n J V 0 la mano con unas ten azas p o r de & ^¡p
tivas t ° 3 5 av^s de un cristal aco m o d arse sus . jya la ^
dad n 3 P rosa memoria en m arch a atrá s clue rtraviad
caótir e de hallar la* gafas de leer, siem pre e:& -
S j 51? qüe y* nadie ord en a, pues para q u * d » * ^
m enre¡ ^ E 1 Víeí° * verdad, n o p o d rían c j * ^
en |a edadS* murieron’ V si ^ com o el mC!°
Fnrí entonces, ésa es su ventaja. ■e| esd_ jo p \
edT es" ParÓ d,e p ronto en la Pu erta’¿ " u a e r aSí 11**5$
sus Darse’ Con ^ revuelto pelo que tenia pef° ¿31 % y
zó Cn 3quella N an a asam blea, y d esap a* * a lg j& t,

«í.hS?
El Vietó
U"idamps8ueo
mpulosa- Tendrían quizás u n
$
fU P V
ex h u m ¿ E ^ ° averíguarlo a cincuenta años d ^
empinar ■ momia para esclarecer su dinas
^ lado, y ustedes; ^ fg> h
? acas° me equivoco? El Viejo la ^
211

forma de usar las personas verbales, ella parecía haber quedad


«I medb de dos flechas disparadas en sentidos con¡ ^ ° : daqdd
110 se percibía eran los zarándeos del vicio critico en a ^ s:empre
Smno primitivo para la harina y el pan de los fina es. ¡vas
abra algo anecdótico con que pintar las puntas ^

, . P^o dentro del animal había una bomtja. ^ ‘[07 ontaba


meo saldo ideológico dejó la muerte de un nin . . as de su
^ mujer llamada M arianna entre las cruces P* ^ üna njña
rf = no fuera que otro paro estallase en su ^ y^jo
^ d a FioreUa saltara despedazada por los
£ ¡» * a d collar por , 1 otro
^aj aMuxi
ó n Qç
de octubre
octubre ü€i
del 17,
i / j la
i**- doctrina
^ del| oreansm, ^
irte ffistcïflSüci
S por los escritores si ridiculizados en e ’ y desde
ahí^ ¡uéando a las escondidas con el pen hechos se
s l mas V9ld^ no hablar, dijo aún, pues cuando ^
e n ^ f 1 eri. progresión
enr¡-i alarmante ^se trasladan
p re s ió n aiarmamc ---- ya * y 0 tónía en
tenia c*.
^rdopedias. Uno que refugié en cierta c re e d la q , de
ahí _sa había sido condenado a muerte por ee ¡a ^/da de
ü tic S 0 L PrÍSÍÓn PerPetua y finalmente ios términos fullerías d e

litera^£ Pero mejor dejar el asunto en los te*


para "t4 51 lo Principal es que la gente coma, ^ a mí lo 1 ue
siern^r parme la boca> V bien 1 ue ^ w nombrado como
Uti JP, alarmó como a uno de esos que jat¡VOl pues la
h e el poder político llevado ai grado P do ese poder
hasta rUe,Stra emPezó de un modo opuesto, ir SQs | a cúspide.
El * cir^° a cero, y lo que sucedió fue su . tenía real-
mettte í 0 t0rnó a aparecer fugazmente en ya cuando
C f I 6 0 <*üe ^ l o que no habría podido han
- ¿ ° ala Por la espalda. , . s^ ñ o , Recaredo
sólQ . n “dijo ella entonces-, ha vuelto, y q
-■¡Y* Vez>omentras el nuestro insiste.
-,ph ^Ulén es el que ha vuelto? , . . ; ca asamblea*
Ptoyecti> e , el que m ataron durante la lS ¿rtebxas, y nuncas
Vln° de a^ * ^ avársele entre
L S o.
V10Parece> se identificó públicamente al as ^ meInona.
° A vivársele a El Viejo el fuego antiguo

L
. . El y ue lo mató, ése sí que ya n o vuelve -vociferó como en ““
mitin olvidando las circunstancias, el sitio d o n d e estaba sen
-c i por qué no volvería ? ¡^ta-
dnc i °Slas.esmos dc entre las mismas filas mueren sicmpre ci
nos cíe algu,, modo, un día u o tro el hacha cae sobre sus peso»
mienrr u I110™ así’ ^ i é n sabe si primeramente P°¿ ^
presen?? I3 b Carrera desenfrenada cu an d o me vio d e ^
e por la calle como si mi cadáver se le cruzara de ^
hahía J* PT ° *a madeja com enzó a enredarse. Q ue * ¿fr
dcl átenrf? 3 -df 'as hucllas Ecológicas de Enrique, ^
la realidad ° -°ña a *)a al8 ° concreto y ya puesto en Pr,| bserVii['
lo aun d i ? 3 3 ? ? 8¡b,C a seSu‘r» era evidente y podía e f e * ,0s
Lampson ? í ° c ° i° de ,a to rm en ta de afu era y ™ j|oIó r ^
Perodni d cl,e botaban en el aire preso del ^ , | ejerO ^
homicida con°eí r ? ^ atentado>>' lucS ° csc enCUCniur°a la b e ^ ? ,'
-Cumr ' erto Permanecían en una penum bra reln
Schehera7 ? | C° ,no fue todo - d ') ° en to n ces-, en esta P fe,3[o _
de las M¡| v i! y m SC Sabe en qué form a el monStrp°ro lo cieí1J j
quesisr ¿ 2 *2 N °,chcs ha" form alizado el pacto. Pero % ^
co m o d a to a r y o m u e r o > lo ú n i c o s e g u r ° ^
fio e S to s 0 nfn° S Pocos versos de cierto P ° enia con; , irs u l ^ %o
,,cva >’a diez ? F| 3 gu,cn Para la n a rra d o ra de aq» ¡jen^dhí*
Si, y los so ltó con cierta v e r g ^ h * 1u"
oídu d e c ifrií
7 U° decir qM, U P
cierra H°esía
6 1 3 1fócü
3 0 , 1 en boca GC
cn Doca de la gentc,
& „ibiénL cco<»°
j,pt,r
desafío; «florn
«fío.,. Q. CzVen una
u,ia reunión cu lta, p ero ta > ^
ita. p«-*~ ** . -a ^
da>torcida tu n ir ^ tU CUerpo com o un pal° ’ 3zu
Cas’ tu pipi
Piel r ,„ „ fT *“2’’ tu
,u cabellera
caDellera com
co m o m acizo d— ', e cst-1'¡
e5ta sin
Samino, eu i ,t sca fue com o un albérchigo '’'Í_, c\ , e í ^ ' i¿
r nunca , f can'da <-)• Peto yo te co n tem p lo Sel*» „
Es,'a v « f,lc E|a "to se rom pa o s e deshaga »• „ d e n ^ isi *’
«l'dad. I, : .Vicl° quien n o entendió. Tales
» T S r z E S S
;Bba de relaté f 1“« e de alguien en sus p«>P ‘ u„a i “
,UVa y ¡oven al 1 P° r la ral Seheherazada reseca c o ^ ba < |a
nscct« moles ' mP ° cduid una po tran ca, él l a s e * g añO ' ¡£i ^
? noafi« y ¿ 3 & Había si un Pasadü m e m o rab k ^ ^ a c ^ t t -
,a Cacco,na de'|b' ^ y = echab a retoños cada vez v¡rable
cl neo, y eso acababa de suceder m*
213

-Ybbien, Enrique ocupó su lugar aquel día -dijo srn m a s preám­


bulos- y empezó con lo suyo respecto
bulos- a la Unión Sindica , como
que,él mismo era esa unión, se le había formado adentro, bnton-
mI -..mterPc,an v él contesta con la pasión que poma en to
al, i orator>o le era natural. El que contradecía se m o le s t a
^lanzándosele, y él que lo reduce. En esc momento vino el d.s
elim P° r *a esPalda, dc modo que quedaba todo en claro,
^ n a c ió n se pretendía evitar que la Unión cnsral.zara. Lo que
P recia oscuro, aunque no tanto para el grupo, era lo
aEretara cl ga d Ho.
¿Y eso có m o quedó? _ nafia se
les u0!105 Micron detenidos e interrogados, pero con
^ P ro b a b a volvían a g a n a r la libertad. Hasta que un d aeI ase
ar e; 10 p o r 'a calle Yo era, según decían algunos íntimos muy
H nld0 3 E t i q u e , una de esas casualidades fison»™c*
v0 p .p ensaq y allí m ism o él creyó toparse con su . tuero
^ " m e r a m e n t e q u e d ó paralizado. Yo me detuve « n b « ^

8Undo s h a m á S C 3 r a d e l te rr° r y - aS' r T o l e 'r e s p o n d i e r o n las


Pierna ta ^ u e é ' reaccionó, m e|or dicho P rranS.
ver^ S para salir a la carrera, llegar a la esquina, tomar
y continuar la huida. .. . , esta novela.
Una ,v.clnteresante sería encontrarse con el fm*
-T „ a c,0 rno ésa n o debería quedar en sl‘sPcn^ •. 0 nl'linero
Un° halv tiemP ° después se dijo que el s° P• nQ quise ir
a bacer,a Sldo uldm ado, y esto es otra larga h'S ^ a ,g 0
Siie Va t0 n frontaciones de rostros. Jamas me e{^ 3|
tiemDn n° Slrva , y saber si el que había muerto onfrona-
*o, el victimario de Enrique, el hombre: del en ¿| ^
,a° h a^ nada ni por Enrique ni por la causa aunq
, U ^ traicionado creyéndola Pcíkcf ^ hlh\c, ni el P * f
1 a8 un h ,°xia dc E' Vicio lo mantenía mdis ,icuado
? tu to (Í c,el° cayéndole en descampado ^ p ic a b a
\ pr°b|er enemistad contra todo podei p > ¡z a r a n tal P °~
er ^ i e n í 3 dc ,a disidencia, en que unos conc
_ "Y °tros lo pasasen por alto como s n i js m 0 poder
ític 0 con o h°ry día t0d° aparCCf C° P rente ilusión, ¿qué Srad°
que Enrique vistiera a la inocen

L.
214

de esperanza cabrá ya para ustedes, los del reducido sector


vio ento si es que aún no se extinguió la especie?
Mn grados, pero todavía puede haberla, qué diablos-
peranza, según un cam arada español que tuve allá en Jas P . ^
jornadas ferroviarias, es com o un clíroris excitado en su 1
me i a por el oponente, ninguno de am bos ceja-
a quedo alelada. Hacía tiempo que to d o tenía en s -t ^
■ra 0 or a ^ d ic in a s nefastas, y el invocado cuerpecillo
l111? f.n Sero céfiro denunciando proxim idades suti ■ ^
T t ta lluva El Viejo se acom pasó al ro .d o de a fe e » b ^ ¡ -
men rJ r !a ^ 1,C 0 deralismo que podría resolverlo todo- fiad*
abain r ^ ^ ue bisca tirase la cúspide del poder de ,. te ufi
Í T fí ralÍSmo era & *ba¡o a arriba, pero n i e * ^
° §aci°ness algo que garantizase que las ¿
devn !r rePreseatadas en los mecanismos. Para é l 1 1 1 1 ^ sol si11
toasen 0 aan intacro com o una fruta perenne a p(p
cy voySa ener ,L"er,ayer
s-Yunde]prím ^ de«»*>de1 9 2 3
calendario, ran fresco y vivo en oso&'t,
ca y Sepn- n P°fque puedo caer hoy m ism o, pase y rda
o m o r S p ^ haS d k h 0 Si mal 1 1 0 r e c u e r d 0 aq ü í
*lgo K 1 se lar^ de lleno en m archa atra« - ^ j* g
boles de PVVensmo 'Otenor en las imágenes rescata cO°^tc¡-
J Un camino a la vista, andarían en p rf£
do allí t0t£ e e,ntierTO de Epifanía. Pero aunque ha
en Pos de su i ^ 01’ 13111b'én ella los vio de nve?9* ¿e S&0 ^ le
d° Flores * . . de de 1923 y los árboles bíblico« p e fify
estuviera rM ^ ^ -j 3 a bacía qué tiem po, si eso p ■eptef. Je
í 3- Porque^ 1 1 1 1 ’ Pensar siquiera en la jornada *
árboles a rn ^ antes del atentado -co n tin u ó él sin i ¿e
de un homhr5 aman<>_ '° (l ue venia sucediendo gbra
J a c io s de s e e u ^ ^ í de P olida y su ínnovacio ^ ¡ f ^
d^ aquel PH p P ^ a custodiar la coluro *1 3 t°
^m entaba nri y no otro, insistió en precisa* jyjlí# 1 0.
^ o 1923 ° baÍ° mujeq era la historia de U
^ a d ió élreCm 0 0 1 1 1 0 l°s restos de un nau/rag 1 $
bte así; En lmPertérrito, de lo que apenas hace
^ o s r r ^ P P ^ u d a d e s anteriores se acosrum brab 3 ^
de fuerzas flanqueando a los m an***’
215

®rdón de tropa uniformada y dos piquetes de caballería, uno a la


’^guardia y otro a la retaguardia, integrantes del Escua n
> tld*d, hoy quién sabrá con qué nombre, no recuerdo lo de
d °¿a n’ me interesa. Y todo reforzado con el Regimiento o^
d k . rauros y el Cuerpo de Bomberos en traje de fajma^x se
nQa f caso de que los elementos de custodia estuvieran en p -
g » » "umérira con Jos obreros, quien« *
vi)¡7 e ?ue ellos constituían una fuerza capaz de prov . j
£ Cl0n El Viejo tuvo un resuello asmát.co
apSLCOltl° pudo; Y ahora bien, domare la gestión de a^ el ¡^ ’
de Su.° y ^ b io Jefe, la cosa empezó a ser así, tal vez ¡ndife-
tencja Vocacionales tácticas amorosas: Política de ap■ ■ ^
Ocupaci¿Ue Se Supriman las medidas susceptibles ^
tstabikrl j P°r parte de las autoridades al ver P recorrL¿0
sin ad} y entonces nuestra columna hara ese e[}a
P a r a ^ aParente. Maquiavelo y el Jefe ru-.Ande seguridad
í £ fle ün r«P^o. Sí, pues se monta un d i** vo»£te
3Uemarch kQ Cl flanqueamienro d,e la í113! nuestro itinerario, y
apri ^an por las calles paralelas a las de retaguar­
da n S ? arnÍentos de caballería a nuestra■vangu« ,a K.
etfed H eruetldo una distancia prudencial que ^ sUSCjrarse
C|JaIqu¡f,^ maniobra operativa. De esta forma, en a colum-
^ Por la mc!dente, las fuerzas convergerían s° ¡a presión de
^ d lo í 65 transversales encerrándola medí <o deSembo-
f91110®ei?iUpos monrados. Y así iban las c°saS, enCe desde los
Liares ddla H * » por la Avenida que traía a cardíaco de
h VieÍo se k a¿? e que no quiero n0 A r a r l o con algún
pjfeo < w 3 ' a acelerado, era menester mod ^ qUe le
r ieta crp?r 0ntOn« s t una pregunta sin ton ^ url moiio-
f^ ° vehetrf qye dialogando, cuando exmrgu1^ ’
S UeeUel -Cnte’ último salto de una luz q .q el anzuelo,
. anf u,° noroeste de la plaza, d'jc' 111 agenc¡a de ^
Q iT famoso <*& y una no menos ^ g .e o m o

!S drieras d° ¡^veraaL
dÍSÍdente^ la F0RA”'
Entonces ■? C
se inicio lTf
una ^ < ei cafe,l3>
a S ltan ¿ a asencia> y P ° r la dudas T .ros... t * e ] p J r c
11 de ePte sonaron los primeros dlsP ,; vfeteniat“:afn
ae s* Kumbre de oro cómo funciono? M»
216

como era su estilo. Al toque de Botasillas del clarín de las fueras


de caballería a vanguardia de la colum na, sustitutivo en cía'
Atención y Carguen, el dispositivo d e seguridad que nos ci
diaba empezó a actuar con precisión, cayendo sobre nosotr ^
acuerdo a lo planificado todos los elem entos represivos. ^
modo quedamos encerrados en la Plaza com o en una irnnipu¡pos
que por la Avenida principal hacia el oeste actuaban los
ipomoviles de *a vanguardia, p o r la transversal hicier i por
cion efectivos del Regimiento de C aballería Policial ' nte&r ^ en
personal de las seccionales de la 3 a zona y p o r la nllf r? erpo *
ireccion al este se tendió en guerrilla la com pañía de ujoq11^
omberos armada a guerra y la que, a bayoneta calada» ^ de
* callc a una altura conveniente. N o , n o surgieron P° ¿e\
' agí a , estaban com o guardia de prevención en los s ¡^e-
S r v ment? •C enrral de Policía instalado en el
vil s,m ultáneamente un g rupo d e policianos ' e- ^ 10 s,s
£ y mumdos de cachiporras de gom a, Pirelli,
tros n !° n ,d entrü d e ,os m anifestantes haciéndose Pa S 3 ¿ ,
, ° ’,p r 0 depuestos a b o rrarnos verdaderam ente a g RepUbu
" S 0 , r o s manejaban los m achetes G allo v los » b‘ r¡n,er».£
que ella £ * en las m arcas- VÍC>o !-;, «ó £ ^ * " 5
el h o m b re n ° m u r a aSÍ a la c a r a ’ p e r o a q U r v i r u < ’>
a p ar^ h estaba ta n en lo su y o , un pasacism o v r ¿ el
m i s m o / ° que inv°!ucrara recuerdos. En el Gal ^
aleo n Ilnmé al m arca República o al m_ j cstin3 1 Jo-
natnr i"6 S° conocia m i|y bien entre n o so tro s com |oS s ¡„
naturaies que éram os de tales hom enajes y
m arci 1 * e" CSa ocasión que el p ro p io Jefe en , aq“'; ¿di­
que no ®una’ es decir a trom pada lim pia, e ra pt< p
Yo lo „SC P reP'car y an d ar al m ism o tiem po rlo \ \ ^ M v
pedan. HPaSar COmo “ »« [™ m ba, su derecha d e *
s¡enao a dC CSgrÍma Jockey C lub era d e n o o l v ^ ,,3s * ^
Empate p"1,1. quilada- ¿Que en qué term ino la r |¡ent* q , e f ‘
manpri^ ° f 3.’ un muert0: c*l individuo era u n \ sla L'.¿ dl‘ ,
PonaTd? a b a 1 0 COn una bala al° lada en Cl " " o que
ba¡n un i Cntrada del cuartel. M anifestantes, u n | r,dc' „ 0
Enrió“ " banC° dc la aceca- Y entre la can tid ad * J ^
<!ue, un pie baleado. Eso pareció luego sona

1
217

caminarás de m ayo a octubre solam ente, como asi lo ue.


eS Cp,n’0 es>«o hay o tra form a de ser, que diablos. ,
El Viejo enarboló el paraguas que había dejado su • que
l ? °; * * encasquetó la go rra y se esfumó sin despedirs ’ p ¡ ¿
olvidado hacerlo a causa de su transcurrenc,a dem ando
no'enteJ ° com o si en verdad Para ^ ué’ cs0 eS ,nUU ’
^‘»celamos en los o tro s con o sin saludos. .
. - ¡ V a a perseguirlo -g ritó ella de pronto amenazand .
de cam a-; es t u l a q u í dos veces en la ^ * * £ £ 5
«¡? quc habían sido contrincantes dentro de as . • e abierto
* * v a e t ParCí ÍÓ r e p a r a r e n SUs diC,n fa l I p a i r a n a
Uenari. pCn el aire V los vienros de la S° í ah rid o acudo pro­
venid ’ ,Cro pudo «irse, eso sí, una especie de . piezas
finales k f C' cxtrcm o opuesto del corredor. Alga^ reccjón hacia
más a[ua . ' a decidido largarse sin paraguas ni o ■ P ^ dueño de la
angusti de la lluvia, y o tro , el que quedaba s° ' ’ breVivientes, ¿en
qué , a’ iMag'Strado Schreber. Y los demas, los sob ^ ^ e,
QuilorA T odos en cosas distintas. El Viej . c¡dos. Pero
Cra ner,caX Cn Sus Servel,e V sus LampS° n reL! a posible entrega
de |a m *a n o retom ar los cabos sueltos antes v:sceras, como
0,tos , 0Cr n a | u n t o c o n l o q u c ir ía n ’? lCcr U descuartizam iento-
10 hacen en las borras del café, el día del descu

?aé : ? Ce?’ como que hay un demonio lh'nad° ^achoque le


H k* eJ ^ los espías y delatores, y un día qu
H o ¿ oenad° a subir y bajar de tranvías en,m de Seflorltas
c'dió .80ltla fuera a verla a la esquina de iado para ir*--
Lo DfirCpar al m ism o vehículo que él habíaii ^ ¿ parece
va a *Co al yuelo lim piam ente. N o te m p r b c r ,ade, J >
a rrastrarte, h ab ía d ich o el futuro ^ de espal
t * a| senr ,n aré cóm ° se larga uno a la P orte,,a’ da detrás, m£
> el h o l° de la m archa. Y así quedó aci* * * * * aseguraba,
S e s í 0° ? brc ^ a a sentarse hacia
0? Por dos acuerdo a la Providencia de P ,e mos»
“n D ? S dislintas- Nuevamente I*i c: ^ a| hh
vin¡era i que era com o para de L uvas, qu,n,: *
ra la noche, o m ejor el asunto de las
218

rejas lanceoladas, casas hechas para vivir v rerm inar enterrando*


bajo los propios árboles, sin largos viajes a lugares maloliente*
desolados. Pero Fiorella n o d e b ía , pese a sus Pen^ nl'en^.
dispersivos, quitar la vista del m isterioso pasajero vestido
gro cuyo pelo del mismo color del traje disparaba algunos
rebeldes sobre la frente. H asta que en cierto m om ento lo vl
nerse de pie casi tocando el techo, apearse luego con el tr.
aun en movimiento por la p u erta delantera. Ella se P ^ ' ^ v
c atras, y así fue que em pezaron a cam in ar com o dcisCOI1° s
pocos pasos de distancia d urante unos centenares de me ^
'«calle transversa. Y allí donde él se detuvo en la acer3l pa*
r J ? C° n ljf^ ,n» había dos m uchachos algo menores que^ ^ flfíe.
ec a que discutiendo acerca de una silla ro ta que llevaban ^
‘ » y tan similar a unas de Viena existentes en la casa . bjer3n
neírP'Stlnj aS 3 ,3S comunes p o r la form a del aro , tal si ^
dnh!nCC,t 3 1 mismo lore- Vio a continuación cómo
comiin' 11 5eS° 3 *0S c *l i c o s y entraba en la casa, una ser pjorell;l
iba no cenian nada de ex trao rd in ario , pero q ||eíoi|
ensuTnr nd° COn el a,m a h e d ía un caldero hirv.en
Uíismo rCn° r P° r Un minut° ,as cosas m as desl‘s a Mas )'
Ia |uminosTdPad T * ™ l ’ p a,ab ras’ historias, ¿
imágenec . de un fuego de San Tclm o sobre lo vu‘° v ' a
SouoT, aqud Cuadro dcl A rso cl EpP ntes dc 1
ella tamhtf ^ i i qU^ COronahan un to d o . Entonces, a j ,i
según el n ° í y 8 0 dc vcrse en ,as caras de aq *n aunqll¿ [a
d°rados X qUC ,C hubiera to cad o de naC^ b¡> ^
est|uina ainentales en los cabellos, se echó a ca jancd tf)
vii; mi¿ntr>n,prei°n d m*sm o abrazo, los libros suCI° . ^ s a ( ^ ¡ v¡*
dcdicaba 3 3,rc™ r d " úm ero o * ¿ n
du°s semeh '° n nicm on/ada, «Especie es un coi I y ) > ,,i
«• & .(2239>! N o s d e padres s e m e j a n t e s f . * * * , .
sí». H abía p o r allí
lcía la Divina r 3 Jmada Irigoiria? Y el apeliido c sig> £,,fl
qUe m iste L d '3 Cn Íta,iano sa,iÓ al 3Íre e V¡V* >? n
2239- V erar xVascuei'ce le adjudica. Y claro que J fi
Peroderei^>S no riene Po r 3 ué d a d a s * , ntr
que a c a b a b /H rrqUé8° lpcdem iscriCürdiaeI ll e r a s si"
a de hacer era una violación de tro n a r
alguno, no podía invadirse asi como así el jardín de S ' . ' QS |os
? " 0 como señor de su intimidad, arrancar a nr granos
w os del mislcri0i nl)r|r|es ,uego el corazón y n u a n c a s v ^
“ maeticos tal si fueran rosetas de maíz en un p 4 ^ ma[e_
dc Pronto hablando sola en Plena “ • ’ p.i racompar-
I de divulgación, ni siquiera tomando a Mí • perdido en
, lo-.U vio de pronto refulgir como un trozo P . not¡_

-pu-cnunu del terrocarnl, y como u. . j ear: c,ou -


■algún lejano día frente a la lápida del bo querías, solo
afuera, Esculapio, pero he María del Rosa-
- «ta tuvo que llamarse Sembrando Flores) agarrada a
c°mo estaría escrito... Fiorella quedo unos m Bo „,1S.
P'antas quc habría en la posible tumba del » y entablar
> aliar alguna vez ese sepulcro, arrancar ^ pcque-
*' yacente un diálogo a su través. ¿Lo ve u- • |g carga de
■"ata que necesariamente debe ser me£^ " “01fttada Yo pude
'•dios en que se ha nutrido, nos hemos ree ^ mo„tado del
yUsm*i per° qué disIinm ,,na de la 0 áramelos que '«> c°"’a
í, '" c! terebro al revés. Lamento unos car a |a cas
o s r 8Un ln ' cycnd a siguieron llegando p csta fina e"
,°s Cosenza como diciendo aquí estoy de.«ro acabaron
ehupé la anécdota, aquellos. o » « * } ahora vengo a
usta i ° yo ni »quiera habia n a c . d ° brotar saliva d
l U e ' ? ’ qué sabor de picantes n a ra n ia s ,' ^ felices
la que desborda las comisuras

persistió hasta un * £ .

C y S iS C i S«r£S»‘ ‘p , S . f ‘ ; ;
4 2 ? t0das las hembras, por ser « f e . ^ ,as. * < * £ si
>r¡°nr' as a 'o Pérez Escrich: las * * * £ , « « V i g o r a
>, y , i a n o tendría ni un pelo, l a s ' ' jo ta s de ma uesa
cf e ° ,ro liPO intermedio d e ^ cuarta: Matq
0r«aban el m undo. Pero también
220

mas mandragora. Porque después d e lo descubierto en «T ¡*


jornada y m adurado en las noches blancas de ia panadería. Fiord«
dio e„ escribir a Pedro una carra pidiéndole cierta menudeo*.
1 ro cualquiera. Era una carra com ún sin alusión a nada, ^

n n ? ígn eXp 0SÍVa “ “ ha «o la letra del sobre con aquel 22#


r a ll a / C pre<:'sa’ *° que podía decir algo así com o Ascaro .
f o n ° \ u Cr0 , 0 Sabe Iodo- Paciencia, se acabó la felicidadctftf
Lis / •1 |UCrtj° dc los S an ad o s. Y eso era formación en bue .
sa n L -r/f'? ^ blgni* rrasPasadas a las memorias del tero
crefriv C 1 madre llahian tenido tanta gravitación en su- .
El hr C? m° , cua,íIuicr sustancia específica, allí radica
bultnn ? encontró sola en el c u arto del grabado.
lo meinr HPOrtai sobre *a meSa>sc q u itó el so m b rero , s
alguna I CSUS dientes y esperó. Pero ella n o hizo ^ |j
lejanía P°Z era ran cornpleta que sc oía b alar las 0' ¿ o ^ 5,
crepitar u / - 3 a,guno de esos p ájaro s de las cuatro
to. D e re S Cno!,en }a cocina al o tro ex trem o del corr c0fifi
abriendo^fuego ^ m'ró *a gricta ma>'or de la pared > ^

demoIer|aCaSa SC Va 3 VCnir a b a )° el día mcnOS ^ {¡.


nían reson S pa,abras caían com o en un colchón d e Pa| ^ Jup1'
e a d o s en uan C ,a- 1SÓ ,° u n a s o " r is a , o s m is n lO S
-P n r o tra b o c a - fuera ^ K
I e n p ef. - “ » i» lio U lU d llU t i U lc u n » . c r
Y e n i s ha en rrad o cl d¡ab' o !^ e n
ra cn c| di,M '° "lcnt° . cuundo se vino a sab er que <*' „ye
COn^ b CrCCría- “ lo vio to m a r u n tintero , j,
-Lo a< ja ci
kelzebú ^ d L h a na lVIartín L utero, a rro ja r tinteros •* .
Y cs jj • ella. ¿e co*
el homb°re : (b/ f Cülmado ,a m ed'd a p o rq u e, ya *l,cra .QJ
-•y .‘d ite ro : 1 . p*1
l'ogaTmñ ''a ',-ía .d icho “¡“C y ° fuera u n bunda .% a c,e
C0Sa aquí dew° g a i n i c 0 bur 8 u« - h asta c u á n d o se ^
Ha ' Ha« a lT m T daS cam pesinas c o n v e n c e n g |a>
d° 'replicó ' ^ p an,ación d e la p o lian d ria, eso s ¡ 4 # s p
Sabil>Ondo n ? desde sus l'sras d e p alab ras a u n * "
Ptotesores del Colegio d e Señor.tas-
221

"Mujeres -m asculló entonces él tomando su sombr P*


« j n e en retirada-, si sigo reproduciéndome aqu. term.no aho
5 en CSos árboles negíos y comido por los cuervos.
Y se fue sin que nadie le hubiera reprochado na, _
nte. M arianna acudió a la extraña ruptura de hos ‘ en
unh bía Provocado en su ausencia. Traía un pan ^ ™ * nCQm0
no UCntC y su ' noccncia hacía florecer el aire, n ’j10que
con ^ C°Sa dc desperdiciar el clima con olor a polvo ez¿
> t f l que se mezclaba con el de la hogaza, ja
ci 7 bUChar ^ s " ™ dre b * * ^ 'a K ^ r i n orno la
denu y su Propia vida en ella. Cóm o a veces c mam ^ ^
letr¡na 3 so,as a hí entre los hom bres trabajan , jer0, sien-
d° UnaSUC|la del fondo dondc nadie aCertal>a ico digno de con­
fia^- p,leía exterior con agua corriente lo u - con
C s lV 11 *?* p a S 3 Íe ’ y h a b Í e n d ° í
que «i _ s y bolsas de harina para completa
í
ernljnado alh,
d rev o ítijo . Sí, p * -

t°dao iPan,era lo único que tenía forma y col |wSt3


Par 3S n,ás cosas sumaban mugre, aban corteza
C ^ ese Pa" surgiera ^ aque lo con
Veía diunte cada mañana nuevamente * (jei terror, y
fUe Po SC cn los ojos de M arianna cuajar las»n ' l r c ||3 no olvido
< ,cl|° ni llegar al punto de su alujo Fw rü« ^ ^
cn |a ,L lcnía dos salvoconductos, un pasa < s¡guiente de nu
2239P“eria V una salida a las azoteas. Pero el cha ^ ^ de
í rW ¡ a Cvn° VOy a contarte, los dueños cuv» ^ ^ po(Jíi3 meter
Ulan ’ \m rarón cayó en la masa cuandc • qllC hal *
Redado °n "E q u in a, y así el ratón se !ntc¿ 0 sin q u e se alwra'
i* cl resD|COn, a,8unas zonas color unicornio, pe ^ que iba
l> i a r |iandor de sol de la corteza. Y cnlonC? ^ cUriosear ¿> df
> t i , J ^ c i e d a d inmortal entró en la cuadraa ^ ^ al ,,0^ e
l'Cr° n cuo^ hombres, excitados hacia nempv * e hicieron el |U «.
£ la su " nta de que podían bajar la prereins.on e . ^ ^ ^ h o s
C\ quién oC CO,n Una escobilla de pasar almir . qUc toca,
S X la u- la W > larga, V a u n e-le* « ,„ás qut I
W „ l * * llevada por él y cua.ro b«ce de , cu rtos
> C a t ' a b(* a y |e atenaceaban los brazos a u idos hahw
55dc lo?q f - de harina. Y de pron.o e n - P ^ 0'
que surge d amasijo, lo s gritos de la »n
222

a llen ar e l m u n d o , y d e s d e lu e g o m i p a r r e d e é l q u e estaba
a lto . Y o te n ía a ú n e l a lm a o c u p a d a p o r u n 2 2 3 9 , lo s a r 0
c ierto p r a d o , lo s E s p a r t a c o s y s u s illa , c u a n d o l o s a l a r id o s sa
_____ J • •• / I _IU irriM-r°
e sto ú ltim o e ra a l re v é s , lo s v e r d a d e r o s c e r d o s a p e n a s si I j
g r ito s e ra n lo s d e e lla . ¿ Y q u e c ó m o l o h a b í a v i s t o todo-.
b a ja n d o y e n t r e a b r ie n d o la p u e r ta d e l in f e c t o c u a r t o . L a
ena e sta b a b o c a a r r i b a c o n u n o d e l o s h o m b r e s e n c im a , ' j 0|e
ja n d o s u s p ie r n a s a c a d a l a d o d e la c a m a y o t r o s d o s su| • sll
lo s b ra z o s . Y e l q u e s e m o v í a c o m o u n l o c o a l a p ,aS_ ^ V
c u e rp o a q u ie n e s t a b a d e b a j o s u y o , l a t e n ía a g a r r a d a p o r c ¿a
en to n ces y o , e n t r a n d o d e c u e r p o e n t e r o , t o m é una s il l a ) ^ ^ t-n
g o lp e a rla s o b r e e l l o m o r e s b a l a d iz o d e s u d o r e s . Y p a u e f 3 y#
acordarme de uno al que yo había llam ado el Tibenade, ój
L, r ° ’ y n° digo nada d c H a n s Porclue só,° me-,e me ^
!í!l j y tampoco hablaré de El H om bre pues con es e ^
a idea y |a contraidea dc todas las teorías, aunq
Gran o C° n mUÍCres’ no ^ t r a n en la Logia y
secrerr A****** PC’ r° V° SOy SC8ún dicc una eXcePCÍ° 11 V
f urC alg0' L
desde la P i h r , conversac<ones, principalmcntej> ^ co-
tono* i 3 Alcorán todo libro gordo tiene su • c|i.
vmnl SCmÍrSC » * * * * > , el cerdo bajó de encima de U * d'
L m n f ' a r ' COn ,a «as m anos llenas de +1
dirccciú t ° *os orros> viéndolo ya com o ^ hayu«1* i0)'
de lluviJ1’ SU,etaron y se lo llevaron a la letrina done ^
allí a ^ e cae sobre el amoníaco y dem ás in m u n d i^ n |in’P
a la míirKlr? n 3 reír micnrrí,s yo traía el agua del PnS j 0f
M ar haCha y reanimarla>pues se había desm ayad i z o *
colocar' 3,n ? 3 ?staba aHí com o tallad a en m arico« -
-Siprn CSIe cxrraño com entario. , s que ' \ 0. b
los c o m u n a !C COnfiere a la b b ¡do o tro s s i g n . f - c ^ ofár s d ^
acto sexnaf’ mer cs destruir el ob jeto p a ra m
Pobre ^ ' r aSres¡° " a Parenre p a ra la si
COn la boca ^ com o q uedó, n o co m p ren d o p o qi
P«lo as¡ a ? b,erta Para alim entarnos, al h.m cn f
'M os’irZ ,nt° Jm e|or sería q ue n o ^'Istiese. |a
todo comen" 5 e aq u í m añana luncs m ism ? h reve ' 3
"mentario ante la alarm an te cadena d e ^
223

M a r ía d e l H u e r t o , q u e h a b ía lle g a d o e n lo del him en, s e q u e -


0 ‘" m ó v il a l l í c o m o u n a e s t a tu a m o d e la d a e n b a rro . < j
« a e x tra ñ a c o s a ? S ie m p r e l a s p a la b r a s r a r a s d e s u Som bra levan
dándole u n m u r o f r e n t e a l a s p r o p ia s n a rice s. P e ro e p
l e c c i ó n d e l o r e s c a t a b le s e le h a b ía e je rc ita d o
! '¿ Q u e s e v a n , y t o d o e s t o ? - p r e g u n t o n o sab ien d .
0s d o s a s u n to s a t r i b u i r m a y o r im p o r ta n c ia . . , us
'T o d o p a r a u s t e d e s , p o n d r é a l v e c in o c o m o t e n g o * que
t e n e n c i a s fu e r o n r e g a la d a s . k k rn ria s pero
no ua ,C a ñ a >r F > o re lla s e m ir a r o n d e s d e su s Largas . ^ ^
Cüp u b o >’a o p o r t u n id a d d e v o l v e r h a c ia a tr a s ■ q ^ bosq ue
s,,o n d e l t e s o r o q u e h a b ía q u e d a d o p en d ien

& d° Y l° que Succdía 3 ,OS ZOrr° S “ hü


el L ,Sm s u c o l o r d * o r ig e n . L o q u e s e a c a b a b a de
^ m b lo r d e t ie r r a e n t r e C o s e n z a y M e s s in a , treinta
\ x la g u i t a r r a ? , , e n lo m ás
h0n^ a n a n n a h e s it ó , a q u e l l o p a r e c ía h a b e rla to ca d
0 a u n q u e s in e n a je n a r la . „ nVu d a rá a

Hev-a ,Cra d j lo p o c o ^ u c se sa ,v c ^ h nerdone, solamente


D¡os o ? ? 4 3 la CSpalda’ >’ que Pierr?-JoseP, rfe Sbien mía, tanto
m ás r ? s e r d c t o d o s > y E l s a b e q u C la, gUI An otie quede don-
& n d o '« S r o d o m in a r la . Y e l c u a d r o to rc id o ^ . q d e h ie rro
con el kn a d lc v a a e n t e n d e r lo , y a s í ' „ ' ñ a s com oso n
ll^ d l n rn° Prusian° ’ >’ la mCSa dC f r ^ l h estas siete sillas,
PorQn ! Para tl1 “ l a d r e p o r lo d el o íd o d e F .o re lla , b¡blioteca,
Para Cn S P t r a s ™ e v e la s lle v ó e l e s c r ib a n o jo n ro ^ |¡broS< |aS
coSas h , te n 8 a s n o v io . N o s o t r o s n o s irenn d c o r0 qUe

Pienso rr r d a r y l o p u e s t o ’ in c,u y e ,n n f Pi c ie lo d irá a q u ien J


com 0 v í ^ p a sIa r a m i h ija y d e s p u é s d e e lla el ^ nIÓ p ara mi,
Un Prem - ,C ,a g u it a r r a n o q u e d a p o r lo q n nQ G|v,des las
s'ete sin l o a c a m b io d e a q u e l p ia n o e s fu m a • ran.
T v f ’ SOn d e V ie n a y a tu fu tu ro >n o v o le^ e n UI1 esta-

^ V ' l ' Í C n c i o t e n g a n o v io .

QSe> n a r l o Qa Se habería visro CO S3 3S‘ ^


cn el suelo.
224
•*
¿ Y e l a ljib e , y e l a r r o y o ? N a d i e l o h a b í a p r e g u n t a d o ,
p o r q u e e s a s c o s a s s e ir ía n d e t r á s s u y o c o n t o d o s s u s a certi) ^
lo s d e s e n g a ñ a d o r e s d e o f i c i o . Y l u e g o e l t r o n z a d o r regalan ^
c a n a s to s d e m im b r e d e m v ie r n n el d o rad o . D3ta la m m !

principio Adán no tuvo com pañía. Pero él conocía la


una mujer que proviniendo de una costilla d e ," & < í
as, permanecía desde anos en un o jo de ag u a con ¡fand°
lo que una vez habría que le v a n ta rla . Y M a r.a n n a ^
ornpilada al hombre para luego a rro ja r ese o tro secrt c|ar0
J J^mbrando Flores maulló allí d en tro p o r última vez a • qUld»
y el le devolvió el maullido. Y las piezas quedaron vac -
si no llenas de un definitivo n u n ca m ás. . írtelo-
-Y van a intervenirme el día 13, había olvidado a ¿e |a>
Angel fue hasta la mesa de luz, to m ó u n compr ' " ’ g°
L u í T i “ a la cnfcrma. cualquiera, y lo b ajo al es
•>gua de |a gru[a ccrrando |os ojos |,a *
mino4 UCaSUí rte ' <:onientó ,UCS ° m iran d o p o r la vci ‘ noP
tía m e " 0VCr Pero El Vie¡« d * e >™berse disue wC?
v7 a 8 arrado a «'<-■ m undo. . , ra del
rrii nu i 1 ,e8 aron a la gran ciu d ad el m aquinista ¿(¡ o
as e s n l reSUI¿ Ó Ser el ioven viejo, les lanzó u n a P*tarf ¿ en ^ >
Eh eí 0«e,la «o oyó p o r d en tro , era m ^ ¡e,o f i f i
d° de allá í S’ dc los ,ll:>ros y ,a Su irarra? \ del l ¿^
calle Y C|,0S’ en d e la n te sólo una p o b re franj- q 11
^ P e lo ,Clar° que continuarían las cartas se * * * * , ,
80,tía COndenado a su libertad e x i s » ^ * qU
todos m orímCnte la Procread o ra , mi q u erid o J ea , ¿o 1
Y ocnr Cra tam E>icn una co n d en a a estar s ^ nu> ijí'
del Tomo |i° qUC lucgü de la Pa 8 ina 8 6 8 cmpC"nn Ia
8encia de Ah? " ^ 0 P ° r 6 3 7 ,aSqUf
sin*tizarse P ? ’ a ? nque Po r o rro s m ° n,V°!n te ^ %
Pese a aoiu.l que 3 noveia siguió igualm ci ¡0 ync j el a
C" c>boqsquc 8 | t 0 P° r C l á s t i c o m ientras G - ^ g p *
I3>aleo 1 ’ ° que era com o la intervención q “ lf
P ra accr que no se ha oído.
d « n Pau| S¡m rc? (N o ¡a s ^ ^ ^ Scf}j
225

Abicail
Y s e s a b e a h o r a c ó m o e l A lim a ñ e r o Ju liá n , a y u d a d o p o r
L e a n d ro q u e e s e l d u e ñ o d e l V e n to rr o d el C a n a l, efectúa la «com-
Pr a >- d e C h a m o r r o , u n o d e lo s c e la d o re s de la C a s a B lanca d o n ­
de tienen e n c e r r a d o a l v ie jo d o c t o r S am u e l e n m ed io d el caro-
P°< D e sd e lu e g o q u e h a v u n a c o n d ic ió n im p u esta p o r C h a m o rra
P i a r l e fu e g o a la C a s a B la n c a q u e a é l le m olesta p o r nizo
m u>' e s p e c ia le s , o s e a p o r q u e c a su a lm e n te la
" « c a lo s a s e s in o s , y C h a m o r r o y s u g e n te a lo s de ^
ley- Y e n to n c e s s e c o m p r e n d e a q u e lla co n d ició n p r e ' ■ •
taj c o m o lo s u b r a y o a q u í : - L a C a s a B la n c a es P « 1« “
P ^ iaro d e m a l a g ü e r o q u e le s a c e c h a , d i s p u e s t o a a p r ^ r l « ^
* * g a r r a s .,, d ic e J u l i á n a l d o c r o r M é n d e z e n M a d rid c u an d o lo
g 1 3 e n te r a r d e l p la n p a r a s a l v a r a l d o c to r
\-h a m o rro s e n e g a r a a c o l a b o r a r d e sp u é s d e haberl
* « ■ P a s o p o r la s c u e v a s d e lo s T o rile s , » : d ^ o n d n «
d e o p io p a r a m e z c la r a u n je rez, q u e día b uena

n o v T 0 h a h a b id o y h a b r á a c c ió n ) s , !,U‘ T Pedro d e Lostan,


qJ ° C u rre ^uc C lo t ild e , la tím id a h ija d t conlo
J P o r u n c o n s e jo d e s u c r ia d a s e h a p u esto * . ||á en

t e ° C n a r b o la d « P « * 5 a k a 3 ula T l a d d C o n d e de
|a r r|d y s e e n c a m in a s e c r e ta m e n te h a c ia I. e, in-
Co e d o n d e c o n v a le c e e l a m a d o D a n ie l. Y Sam u el, al
parr.P re n $Íb ,c o d i o d e s u p a d r e h a c ia c ierto |e d a a la jo ;
ven C(r c ° m p le t a m e n te in o fe n s iv o c o m o pe \ del p o rq ue
d e c " ! a ,a C S p Í n a * Y ^ u é i b a a s a b c r " O í a n l o q u e ¿ a b a n
V k J U¡ ' y m e n o s c u a n d o s u s o jo s n o 1- . ^ m alherido,
y d o , la d iv in a C lo t ild e e n s u p ieza d e lam en n in j idad de
ün a n 1 0 r d e la p a r e ja e s d e c la r a d o a l fin c o n h a b iracion
con T* (' u c « a b r i e r a e n u n b ú c a ro d en tro m efisr0feli-
c 0 r- ° r a v e n d a s e n s a n g r e n t a d a s . ^ a ro . p ern o d iálo g o se
^ a > e s c u c h a r tr a s la ^ r n o n o r l encendido,
un an8 a la s m a n o s ju n t o a l fu e g o d el *n í,e jo so n . Y el m uy

,ai|*ad o V ntre hermanos (luc n° sa -n Jiv a para usted. d°n


A b ¿a (y e sta f o r m a d e d e c ir e s e x c l! f ^ r n o creyéndom e
la P e a . ' UC‘ m e e s c u c h a d e s d e s u P ro p ,° do q u e entra lueg
P e q u e ñ a le c t o r a M a r ia n n a ) , e l m u y ta im a d o q
226

de la retirada de Clotilde a ofrecer al ahijado Daniel Sl?f£^ri0 ]o


y su fortuna, de modo que no sea la pobreza de un ^ .UCi
que dificulte el asentimiento de Lostan a aquellos air‘ _Y
tanto el Conde como el mism o General, saben me® qUe
más aun: le propone, com o hom bre conocedor de a b
es, el único medio infalible en el amoi; tom ar la ijastaí'
purísima Clotilde en calidad de rehén, ya que un Io erl ]os
do, por más fortuna que herede, no podrá jamas en ^
cálculos matrimoniales de Pedro de Lostan y so esP°
quesa Beatriz del Radio. . ,pnean # í*
Pero he aquí que toda esta intriga de la sucia j3 rueáa
gando con el inocente amor, no dejará de hacer g ^ nca

funca Ángela. Y mientras tanto Julián el A ^ a ñ c r ^


el Ventero tramando de nuevo aquella liberación «> ^
mesa del Ventorro, desde cuyo punto de mira to j c abnr
ado a que Chamorro se venda, pues de el ¿ep ^ convl ^
Pancha de hierro que da p aso a la cueva- ^ da»
,m orro’ hoy celador protegido, aparece, y Q fía*0
e en aquella noche histórica del Ventorro e > .
nos, pero siempre a condición de aquello q uC «,nto
T™ £s Ee Ie meta fnego a la Casa Blanca. Y entre
o iip T ^ ÜE legado de noche en un ca^rV ^anibreJ tj1^
enh-e ? doctor Samuel, p o r ia presión de _ y el
Da ^ |Ue f o m e n t o sino que firme una catt tja b a 11^ qiie
and™ GS de un mfame m ilitar m uerto en U
le mi ° ^Ue Va a hrm ar eso, ni siquiera entre
^m uestran y se ^ Y nuevam ente la * * *
y ta m k ' 1 ,l|e^0’ autiqoe en el mism o riesgo la mi ^ íü
JQg n b « n U del propio Conde. Pero caiga
mujer i*^ j ^ de^cínico Lostan, que bien se e la $
ambos n Auesa del Radio, viene a imf°rrr^ est 3 n
furtivam ente de la a * * * #
descansa nesg°- ¿Pero será entonces q nde¿°
" tY
v \hasta
m!nU'cu
0?án
'Yd o* taf n“ ta
* ° expiaci
“ '" i V ^
227

pecado de juventud llamado Margarita, aunque a?a q


fesar también otro llamado Ángela? Ese sera e m
que aparezca en Madrid el fiel servidor Santiago, ^
Encapuchados que vigilan al doctor Samuel en a ^
y prendiéndose de la cortina de terciopelo de la . arcü-
fccasi arrancarla, arroje allí la noticia: ¡La Casa B
Jo y no sabe él nada aún de la suerte corrida por el p » «
Y encima de todo eso la existencia de Clodde, ! ^ y
Serlo de un matrimonio consumado en deli . ¿t su
Presunta amante incestuosa debido a las maq _ busca y
Enemigo mortal. Y entretanto la Guardia i encuen-
tebusca entre los escombros de la Casa Blan^ Y g]g0
a, c°u dos cadáveres calcinados, y «donde cadáveres
^ que la Justicia », nos enteramos de que un piierta de
^ el del infeliz Chamorro que, luego de íranq^ arma de un
lo ha pagado con su vida al caer bajo e ^
guardián con un tiro al corazón por ]a ¿ente, es el
^ íe ^ °tro muerto, el que presenta un agu| muerto por
mo victimario llamado Bonifacio, quien Juego d
^ m o r r o ni tampoco se suicidó- (?) } qU ,(,vefldo la in«1*0*
Entero Leandro todo eso a la Policía, m 3Ca¿0, Él era
icuando ésta cayó al Ventorro y le f lio y mirad lo
pobre hombre que había corrido a ptes ^ vigas, aunque
enCigr nara> casi m o t Í T entre las llamaS y su incendio, como
oi, C ,ndo del misterio estuviera lo gran Y lo moj
L len dijera su compromiso sagrado doCtor Sanuie
Va !?b CUSted no sabe aún es que CU^ 1 Í £ se echa sobre ellos
Aerado ve los cadáveres de sus cela , ¡ geda este
o sea a tratar de salvarles b ^ . ¿d
? díCo antiguo de cupé y maletín negro, d^ lbr0, le da
Y Julián ¿ L carga el VteP ¿ ^ , M jdr¿
a |. ' e” a Ventorro de su amigo y * gracias a la ¿
dcl i °*°* Méndez, en buena 1« a ^ , , mfc T « * .

dadn v ®a 1 no quiera engañarme a catu*


tarn ' cómase usted esas claras, a ^guiado*
P°oo me apetecen, son como sem
d ie c io c h o

DePedroCosmedeMédicis. DeHaus Reinhardt

Y por si el día señalado p ara la intervención t^>raC|ífrno


atidico tal como se m antiene bajo calum nia al 1 J ' >' cíiñ^°s'
cualquier momento, aunque sea en la antesala de los * en |0
se puede terminar la intriga del C onde y Pedro d e riva-
que esta leyendo com o por transferencia hereditaria
«ow s, pero no así la novela d e Pedro Irigoitia, q u 's°
guien en particular que poco más lo frecuentaron en ' •■ bP„ #
que cambios entonces los d e sus personas visibles, g J1 <*1
c n cf t a t u r a , y M a r ia n n a , s u a v e y p r o g r e s i v a m t •

presiñer° S'empre caPaz dc haccr d e s t a p a r una bote ‘ ¡flte tl°r¿e


hasm n C° n SÓI° a P r o x i,n á r s e lc . S u b e lle z a , s u f u e Cosen P .r
lo s te m í |n S a S e g m a n v i n ie n d o n a d a m e n o s q u e d c a '
c ió n CS’ y n ° SC h a b í a d e s t r u i d o n i b o r r a d o l a ^
m ente n m a r c a * U n d ía d 'Í o : N o h a y q u e m o r i r , < e h .,
m o d o í 1-!16 'í|Un° l o a 8 a r r e n d e s p r e v e n i d o o l o e n t r e g c5[ ^
e U u n l naUcSC° * Y e l S u s a " ° * e s a e n tr e g a y a eS^ ' d e S ^ >
q u ie n se h0 !!0? ^ 5 e lla h a b , a r a » q u i z á s e n e l P r<^ P ¡ t i a , h‘ ^
c a íd o en i e s c u c h á n d o l e . P e r o é l , P e d r o \rf ,¡s^ ° üj o
e sta b a J f 11 d e s a c u c r d o c o n l a v i d a , y u n d ía 3
h acía tiem Cmente e n fe r m o , p o r n o d e c ir q u e ' ¿e
v° lu n ta d nP ° es,Pe r á n d o l a s - F u e u n o d e eS0S 3,111 ñoco* ^ Q Q0*.
Ics ^fiaba d0P? S por una radioem isora, y en p ,0 úfl1«¿ i -
logró decir -d il ° d° S ,os puntos- Y (lllé mlSter.p ero 4 llé
Ya no era ,C,r Cuidado con los p rim os... ¿& r°
la Puerta Í ^ u l ? P a r r a r m ás en el contenido d ‘ &
Varks e 3b,a Cerrado desde adentro. rí>s: fe f V *
no b'en $u ÜT Sorprcndieron a Sembrando Ho { fe ¿r
d° CXpÍrÓ >'M arianna deCÍdÍÓ abar ¿ % dl i >
Sln ^ber ev j ° S que Presentándose como par [O*lt0
lst|do nunca antes, denunciaban es.
229

•os fenómenos con que aparecen algunos ejemplares alados anun­


ciadores de las tormentas; la estatura adquirida por uno <.e o s
^partacos de la silla, el menor de sus hijos, que debía doblarse
Pfra disimularlo; el gran parecido físico del otro con su padre i
a”a> acurrucado, un joven de aspecto contrastante que
Sln consuelo.
"¿Quién es ese otro? -preguntó al Espartaco all°-
-N o sé, desde que llegó no ha cesado de moquear,
vestido ¿no?, quién se animaría a preguntarle nada. ^
, Cn realidad infundía respeto. Con estar ti • era
uado en la generación de los restantes, que deben.
Pobladora del padre común, aquel dolor lo maduraba por^mo
entos y a veces lo hacía retrogradar, pero manten ^ ^ ^
c a flote en una atmósfera que evidentemente n ya
caü°S' í 1 0 1 1 0 5 sentimental o más resentida. Llovw a ^ ^
de p S C,la n° chc tra’er0n h a S t 3 1 3 cuando ella lo
vio todF° 8° itia el reSC° d d Ser' ,,C,° ^ lo r f o venía una capilla
ardi no podía creerlo: entre tanto abalor ilora,eso no
S ? * de las electrificadas. Él y la capilla de ultima hora,
a en su jeyi m as se |(} habían hecho. bro y rabia la
Prim ^ Ien tra m ó to d o esto? -pregunto con .
Sgenita al varón parlante de la prole. ri(.ntes, los úni-
Cos" E" 0f se encargaron de rodo, dicen que son pantn
que le han quedado en el mundo. ... a traición,
cuanH,rando c! arm atoste que iba a ser cotocadoaW ^ ^ |as
c°nsco Un hombre no Podría ^ rcs,st,rS?’ e"3odo aquella casa su-
bürlv, c,as m as inmediatas. De ningún hambre cner-
gética da , it an distinta a ,a del ,cia n 0 2.23, 9, b u la d a debía iluminar­
se de tr caP¡lla cuyo vitraux con la Inmac . ^ insistieron
Cn cnr * j Pcro los pudentes y los tipos de . 2 lg 0 mas. un
s¡ tenderla. Y cuando la lluvia parecía 4?“ “ |un)bró por unos
s e g “" "O. pero sin duda en clave, el artefacto. alu ^ w tal.
dad d e ? ° rosrro del hombre muerto y luego ^ a oscuras,
íse brCVe lnsta|nción con un estampido duia unas velas lúe
Calidad momento antes de que se encendiera g| c|,mav
b eSde i contexto mítico de Pedro Ing d e c )o 5 transpu
>es qi, ' os castillos almenados y las m,u!cres.f ° " s a los con" ' " 10
q iC P e la b a n sus racontos autob.ograhcos.
230

cambios de lugar con la tienda al hom bro; desde su ateísmo criti


a los tinteros arrojados a la cara del diablo; desde la esperanza
un mundo mejor a su deserción tan a destiem po con los ol)!en
propuestos, todo parecía inscripto en una especie de reflejo so
aguas movedizas. Pero al encenderse aquellas m acabras luces
velas, lo real volvió a su punto de origen, el m uchacho desc
o siempre llorando, ella y los Espartacos al firme. V por a
aves de presa de los parientes ad hoc que d e p ro n to r°m p ,er0. ron
¡»cía la habitación contigua portando un c a n d e l a b r o . Se n’ -
tres, o los cuatro, descendientes desde la sangre o la linw ^
rnr.Ulí f pe.nsaron '° mismo: el cuerpo inquisitorial pasaba a uI1
frpif a osdmportunos hijos de siem pre, form aban al pa n.
e emasiado amplio con el que no se había contado. isoria
Vha«re rClamPaS° y relámpago, vieron cerrarse la puerta
> "a** pudieron percibir la vuelta de llave. cl s«*1'
ore Pn í e-|SC re 0currc (lue harán? -d ijo S em brando ¿tien­
do sinn °S° COn c* mas abo> Pues u n o co n tin u ab a n • ^Igú«1
m u d o ' r S,U angUStÍa* >’ < * " ’ d parecía emf» W e»
tanto .. * a cl hom bre yacente, le en viaba d
vj na lr<jnica mirada desde su puesto de testigo-
-■y _PnUeh ° a<¡ivinarlo con la pared por m edio. . ¡era
rendija para ^ ®í*na orra Puerta que n o sea esa, -

Flí’ f?°r, !3 Cocina- • An í»1


"oraba. PeroH qucrid,° anIes Pedir excusas p o r *
' mPosihl,‘ i £ muro *as lágrimas que el había pe
^ salió c anclucar, casi com o el d e una foríaíeza. |Pu
“ O «• E sparta«, gigance, y p o r * P f ,¡ c < &
c°mj)letamp 3 Un lard,n lateral llegaron a m b ¿¡ó«* * 3
20 y & Z Z Z T ™ Él crepd a 's ° - lee¿ , p°cS
fspecie de ven^ ta? le° p ara su b it Y ÍUC o- o'{*
bres co m ú n J nuco a|to, vislum braron la escena- & lÍ¿o*
P'eza, pcr0 niiqUf,.no hubieran tenido n ad a d e sa ta ' „
i¿ de l a c . I ’
luz d c b e t ? ’ t0 m a d o s u e ias
d e la s m anos
a n o s e n c i r c u á y
nirtr .
nios Ias ve a s i .............- m íi c i o n c * , _ t&O*
■Eos observ parccían realm ente en carn aa ° d e r f l - &
por
' ' * ,as dudas sr 3 ? reS baÍaron del p arap e to sm c ^ £$pe J p ,
acontecimicnrf y?lvieron a la gélida sala m o rtu o ria ^ »
ni0s- En verdad morir, o ver la m u erte a*

i
231

era algo no previsto. Pasaban por el aire con olor a cera una
a ltitu d de figurillas cósmicas que se encendían en la sombra y se
apagaban a la luz, nada por cierto terroríficas. Pero era de su
aiisterio que arrancaban los escalofríos. Ninguna capaz de decir
hacia ral lado, o permanece todavía aquí, o volverá, o no se
f bra Va nunca lo que ha sido de él, porque realmente no estamos
™ un punto del espacio sino en su infinito desplazareno y «1 «
P ^ n a comunicarse de un alma sola en ese convoy de “ " * 5
g * ' ’amos cautivos siempre viajando. Y ademas la » * * * “
nal T Uda >' cic8 a . ¿pero sería sorda? Y si no lo t o a , « o q u e
abras acercárseles sin ahondar la conciencia de esrar m
l * que tal vez n o lo han sabido ellos todavta por completo, v
bía l,t0\ y íusram ente cuando una de las ingrávidas ^
» ¿ e c h o sombra al pasar entre las velas, vteron a b r ír s e la p u ^
si» jCl/atro avanzaron hacia los otros cuatro, P* c0 ]0 quia-
f t * A lante y adoptaron una actitud de conferencstas colo,
rcnte a un público raleado por el mal n«"P °V hablar -<ü¡°
un0 t |° S tCnia amenazados de muerte si liegab n0
hay Í P * Tecer cl iu« improvisado tribunal- Pero an ^
• P elig ^ (|e m odo que hemos decidido de), r Sembran-
d° Florée , Prc8unlas apresuradas. Por un m ^ ^ reCUCrdo de
las ¡i,,,. v,° 'as sombras de los tipos en la par » > rranSformar
en bot, a,CÍOnes dc Doré q uc n 0 había alCaT vida v o l v i ó como
una re,,S e papel en una era mitologica de s » salido
con ^ 8 Urgitación del infierno desde donde ellos
Permiso provisorio. v in 0 a América de
chico o padres co n tin u ó un segundo- y cl>t,u ¡n;ldo a ser ma*
rin0 l an originarios dc Florencia. Hl f raba perolueg0*
Por nn Carrera allá en Buenos Aires donde se afi ¡de0 |ógicas, se
c,HiendreS,StÍr el régimen disciplinario, y por razón‘ la cerrada
° P o s S ’ « ó «a baja y fue a parar de obrero, ^ Buenos
A»res 10 il , *a Emilia. Esa gente tenia, cuan [o del aSun •
Por si^ df >919 , casi medio Barrio Norte. Y el me ^ poRA de| \
Congrí , saben>fue que las fogosas consig d¡ca| eran •
de 1905 realizado bajo el control < día ante la
lndignaci^Ula’ Los a n a r c o s i n d i c a l i s t a s del ’ ]0S s,n ‘¡ do
q^ 7 el ?adre- 0 sca nueS,r° " « c T s re X P°r yl mlL
de reforma en reforma como

k
232

preconizamos el gesto airado de la reivindicación. Nosotros ^


tro, en cambio, pertenecíamos a la FORA del IX del ano QS
como los del V no estuvieron presentes en su m om ento, p ^
ver cómo se partía en dos la cosa, llegando los nuestros e
de la moderación con otros remos, pero eso n o cuenta a
-Cuenta -afirm ó Sembrando M ores-, díg alo todo. ^ [0
-¡N o cuenta! -gritó dando un salto en la silla com auere-
montes el Espartaco alto -, qué foras ni qué o ch o cuar
mos el secreto. . 0 J1 1 bre-
i! qUC todo está enrahado -c o n tin u ó diciendo c _' faSde
un 8 de enero de 1919 pareció que las dos m itades, coi ^
iferencia, llegaran a lo mismo: el ap o y o a la huelga P raS.^
Sociedad de R . M M etalúrgicos o tras
. O . v o ^
f e d e r a c i o n e s

j" ? u tant<? los demás, la reacción, y tam b ién los s° ¿e


deliberando desde el gobierno, represión o blandura.
Pre, estrategia. Pero en el fondo n ad a. H asta el día 9~- jgfígfr
* el muerto allí cerca asintiendo: n ad a. Y la voz sig
3 Y U ' lluvia en el techo d e cin c: lían a ^ f y
faroles p- n d ,9 huelSa generalizada, y los runos sa ^ i s a f l j ^
tranvía darnos mel ° r nocturnidad cercana a i* St y p
deras *.ycarr° s volcados para las b arricad as, V '"
S S y negras sobre féretros, y las d o s F K Co <
"> y en el r ’ V maS Sa"sre’ >'la Policía p a ra p f l a s 3 del xi ¿e
El 1 0 hnk e m e n t e r i 0 abricnd° fuego c o n tra la iw » ¿ c C ^ L .y
N * v & P,a r e c i d o y a t o d o n u e s t r o ' p e r ° m u e r t ° s " ° ^
han p L ¿ S, deher,d0s y cap tu rad o s. A lgunos m u fliU)
P ó n e te en l T V n° Se lcs p u d o id em ‘flC ^ M* ‘
Y • J historia. .-trás s° - ¡r?
homhto comódUO S e ñ a l 0 COn Su d ed o p u l8 3 r *En V P* M
Portancia M r a T " " rase un hueso d e aVe’ o
-Y t i m í f m etabolismo. híibí» K s«'1
aúa' , cae" n ? ■'? demás ^ 0 ° “ » -crcero que
hasta sobre \ Solo.sobre los an arq u istas y los n l * ¿& * ^
das, las onird'S ,U,d: ° S- Se habían fo rm ad o unas b * ^
ella>hueno H;'aS ancas- y en tre éstas se h « «xb^AO
-¿Una m, 8amos Su com pañera d e entonce • ,
F|°res como '" i 0 0 0 dedos transparentes? - P j e.8 e
C o n i 0 saliendo de aquel su bjetivado aljibe.
233

por un momento que ella era la tortuga, pero cuyo alargado cue
lio hubiese llegado al borde del brocal. . do
-Cualquier cosa transparente, p o r q u e parecía d
V era también florentina Pero cuando le el había
d . |e r o n q u e

muerl° en la calle se refugió en un convento V 3 ' u e r t 0 si


-¿Cóm o es eso d e cuando le dijeron que el habíam uerto^
a°aba de m orir ahora? -preguntó el otro Esparta
Por primera vez su mutismo. Su dre coro-
-N o; m urió civilmente en aquel enero del x ••• ^ |jbre
Pro el cadáver de un desconocido, y él, quien q nQ cs nada,
Para Cualquier cosa, porque la libertad o lo es s roor_
indicó su identidad al otro, yendo a a“ mP3l\ , 1ÍS al amparo
con una barba postiza. Pero antes de s a l , , 3q# def oc.
c¡ " ombre adoptado y los respectivos (Q para besar-
. o, dijo: Voy a saltar esta noche la tapia del ¿ [ar y
3 por dirima vez. M e pondré este pantalón U w » '* . drá
S * botas negras de charol com o a ella le * £ £ ¿ 4 vivo,
eeordamie sabiendo que en algún lugar del mun ^ coljna
cn 'E n algún lugar del m undo -repino la F.orelia
Con'o un eco.

C0 n r imient° dc ' 3 Pollcin v a >'3 3 S3 í?Cu 'i f e l Riachuelodon-


denl e!IOnari°- y lo arrastró en un desafio^ > j herm -

obfo muíer- además d e aquello q u e hasta l • ,¡a b|anca,


Hev'laClón dc entregar a los mozos bien de la g
^ un cuchillo. . , , ,t0 ya picado P°r
irrcprL^k¡é PaSÓ entonces? Í rrumP! í le habría inoculado e
pirih ? c suspcnso que también a ti
f a n t á s t i c o de P ed ro C o sm e . a lg 0 de no cs
en tas n* lnexP|icnblem ente se abrazaran- de agua
Pron05’ ni Cn los nuCStr0S n' aU^ u é monientos: un ho*
abril? ? 0 río- Eso duró poco, pero que £0 un
aq u e||n J a s u e n e m ig o m u e r t o q u e r se |e apa los
h3F “ S3 peor queira p rim eé hacia todo*
* el guardia blanco que mira P

k
234

ataque Tpufio ] i Í p ^ áS finados en Pie>Y no viéndolos empieza e

lo- T ^ b ié n W ene Una 6 1 3 1 1 P6^ 3’ Íam as Pudo nadie Stí f 5 í


que todo p ro v ie n e d P? ^ ** Un b r u to fo r z u d o ’ a u n íl u e e
-V . [a mente. ,
golp^ d e S « 35 ah° ra que tragaba Uamas, porque allí ^ ■ j
quedó en el forv- ■^ artes’ ^ ero Ja muerte del o tro fue acciden .
sucede es p o m u e en la ProPia h o ’a’ eso que cuando
-O ue n !rl q . * r 1 0 5 Jo quiso. .•
nom bró esa cosa, está Pr0 ,
ustedes, qué diak|Vl° ¡?do* Porque bien puede ser una balac0
Echó de naso T ' ^ no lra abora a desm entirlos. se
«taba instaurando1 1 2 mLrada hacia el lado de la muerte. & ,
J ldrla como una n ! S ? / J 000, Ja conciencia com enzaba ^
de *os verbos. ^ ldad P a r a ab an d o n ar el tiem po P res
"Narllíi hi . „*•

com o pro p ° r « X lo e s o u áte o es ¡>cw~


lo misi? _ su aPeJlido. Y casi m e d io Barrio N **
alud m , d° Flor&¡ J^ u J ! ° a ú n h a y e n F lo re n c ia ,
haciá C°a Puertas v ? d COmo u n a c a s a s o r p r e n d id a P
tos Sa^ j 110 qoc ni V^ n ta n a s c e rra d a s , p e r o co d o tara
a p a g a d o la s lu c e s d e k *

tan. Mas e f? ***** q u ^ r ^ i ^ ^ viviendo C° n ^


volver a d ^ P a tta c o a lm j a s A m p a r a s se a g o t a r a n y ^
'N o ^ - “^ c u a n ° tfa íínea* y de Pr° nf° ces°d
quien ha n!J° 1111 cuarto h T * F rec^amar£US derechos
y no Méd¡ ^ e r t0 aquí en u re que aún no había i n r e ^ f 0,
qu e ü o ra ^ *“■ Y ¡ > « * 3 1 d e ' u lÍ° ?
tetlemos ’ei ÜIlCa fueron n y quién sabe si tam bieti ^;
^ y t ^ ^ ^ t e s c o s" 1 SCrán Médicis ante la ley- N * S
tálamo de í j ? n° s e o n ^ Süs Peimos herm anos de
la reucia Prescrip d ó n treintena** P
235

-cV allá com o quién va a morir? -fie empeñó en saber el


Espartara espigado juntando saliva amarga.
-Allá murió com o Pedro Cosme de Medios hace anos, para
^ más preciso el 3 de enero de 1919, ya lo dipmos D ^m te
™ d io tiempo, mientras les duró la vida, sus padres le giraron
ner°i a nuesrro nombre, de acuerdo a un arreg o.
qué se hacía con ese dinero? -pregunto la ]
rompanimientos interiores más intransferibles. c0brar
, "dividir entre cinco, seguro, de algún modo a cwaS fe
p ^lencio, O entre seis contando al poera y apo ’
t C o s m e > p la ta c o n verso s. _ rrn . sería algo
E sc u p irlo s, tir á r s e le s lo s c u a tro so b re los os estómagos*
homérico ver sangrar sus narices, vomitar s u s ^
estaba p o r medio la filosofía del viv g ^ vjej0j
ala peste, aunque tan útil como hacer amtf tanta
Y a vie)a, quienes lo saben todo a costa de ^ aClarara
nada eSe 0 3 5 0 era meÍ°r esPerar? mas n? ap1]Safiera adentro hasta
0 smo para verlos sobrevivir con la gu . 0 fjoS y los
(j ^Eta ies reventase por los ojos, p
o f i e r o s del inm undo cuerpo. ,a[ne0te_, usre-
dgj. . °dríam os m atarlos -dijo ella enton ^ y nosotros,
Dor lCj en más de doscientos años entre ° ¿e| total, hipó-
crita 3 uno=miles de años menos que la c ^ ^ que fuere
s moderados del Noveno de la Fora, y _ t mortein
qqe ° Sa*Per° van a decir ahora cómo fu« como simios bo-
rracLe traían entrexnanos y festejaron bai
O 0s ! n la otra pieza. , ■ „or unos minuto«-
^ ^ lid a verbal del cauce los dejó p e r p l f < ^ ajieddo en las
í S el P^m ero en hablar, que había Perm
-Kr rf Setv a, dijo calmosamente: erte aunque algu
vez 1 n i n o s o tr o s e s p e rá b a m o s ^5ta C o sm e lo tem a to
Prevf s q u e p u d ie r a o c u rrir. P e d ro nuaca se h
U a n ah° p 3 ra ü n s o b re s e im ie n to d e d o s ^ id entidad y
accid- le? Dl P ° r o t r a p a r te , la u su rp a c io testigos. N
d e l O tro . Y n o s o tr o s ^
<*m encubrimiento era menor y de a g f podía*110
^ar hakT a m ano> así que luego de tan teflíamos en
P u a d o s para encarar un negocio q *

L
236

-Siempre sabiendo esperar los del N ov en o -a d u jo ella talen


teando-,, siempre tan progresistas con
o iu n p it iaii c o n una
u n a piedra
p itu i.» atada
...... al ra.¡valía

H1 Espartaco alto le
El Ip H¡r\
dio un puntapié
minnm/* Pn en el robillo
tobillo Que
que eíj Cí? . —
a acabarla w conii tus novenos, m
tus novenos, m ejor seguir descubriéndoles
ejor seguir o e s c u o í ■- e j ^ ^
-¿Y cómo era en resumen -n
“¿Y re n u n tó - el desenredo qu
-pregunte*-
tema
----- preparado?
r .vFa.uuo: , a ]3s
Renunciaba las eses con tendencia a cli, y eso le con e un
pa abras un sabor típico de ingenuidad que a ella la I' L 4
poco del asco hacia los del o tro b ando. Pedro
iberam ente acred itar su p ro p ia i d e n t i dcona d c||¡i
•sme de Médicis. Segundo, im pugnar su defunción e pt,r0
■instancia. Tercero, reivindicar sus derechos liered,t‘L reci
eso ya no podrá hacerse, serem os n o so tro s quiei
nos
a fortuna de nuestros tíos. rír« n<fen iP°r
iíV „ l í n y ° y a rec'lamar -d ijo el m u ch ach o-. * uIl0 no
JedetV 'í C‘ertOS PaPeIes ^ uc él tenía guarda*
--II oo., rf SCr hi' ° uc dc su
su pPadre
a u r e ude
e la
ia noche 3.nC O °in r 0 n-
■nriat
ínci ,paf elcs>si
3 \ ,PaL C ’ si es quec siguen
e s clu s *8 u en eenn ssuu ssitio
i t i o (se mirare’
(s e m ir a r a reSpon
spoii
e ? de e ,ban 3 servir sólü a Cl y a nadie m á s , p ero d ¿0*
■han rr ' mf Sm ° n o e x ,s t c Y* >' S ljs t e s t i g o s t a m p o c o
'P e r n k 5 I? a d o c n lo s h e r e d e r o s u n i v e r s a l e s d e • g0 fu t *
Ico d eric a b o 8 a d o s - r e t r u c ó el c o n t e n d o r c o m o
g isivq c n e s t e m „ n ^ .j
-Y 3 ° ' Cn este mundo- . • rro de' ^
afravesánHn|mamCOmios’ ° io eI m ás S' nieS d?
Y de n* C o n , a mirada- » hían de5>
id o ‘T * e "-a Vi° q u e * fig u lin a s m e ta fís ic a s
cidar U lXrrafi°- Q uizá hubieran e sta d o p o r n . ^ y
, i a u l r é‘ había d id - con la lengua tra b a d * ,
s entraro C° n lo s P ^ o s . Y ahora ya se
res se I " 3 ír0nfund«rsc con la luz del n u ev o d ‘a * d¡d<> % ¿c
’' 7-ontnl¡,i r|C° enronccs al q u e c o n tin u a b a ex ¿ espü
“ > y c ó m 3 d " ^ « m e n t a l . Q u é habría o c u r r i d o p^ . r

que aquello Cn| lnstancias con relieve r Z * o l° A e ^


en c' fuepo / PaSado activo’ estab a h «
*“ SU transcurrencia, y el re la te ,e n
,ras versión COmo un in m u n d o y a c m n tn c\p
1 en¿ u n ? ’ Pues- y una sola cosa v erdadera,
una y Otra orilla. Y el río d e la m u e r *

i
237

ancho y o s c u r o p a r a c r u z a r lo a n a d o V R u e l l o s indivi-
cias. N o p u d o p r e c is a r , p o r o t r a p a r te , si u ¡$ o v e n ía de
dúos h a b ía d ic h o q u e P e d r o C o s m e d e ‘ . i¡a ser de sus
F lo re n cia y m e d io B a r r io N o r t e d e B u e n o s ^ 5 P0 ^ d i e t a r i o
h 'io s, O s i m e d ia F lo r e n c ia le s p e r t e n e c e r ía } s a io m ónicaniente
del B a r r io N o r t e . D e m o d o q u e l o d e c id ió a p|0 rencia y
C e n t r a s c a ía n la s p r im e r a s p a la d a s d e tie rr • a ¡^ c d ic is
¡J^ d io B a r r i o N o r t e , q u é p o d ía im(P ° rta r/ . V . a b aio . Y que
hecha d e h u m o p o é t ic o d e s p u é s d e h a b e r c a | d e , uS secretos,
d esp u és d e t a n t o s a v a l a r e s y o te a m a r a y c u » a rro ja b a su
^ u z a d o d e l a s g r a n d e s u t o p ía s , p e n s ó a u i qu¿ m od elo
erro n , h o m b r e in f ie l, p e r o q u é Pa d r e ,C" b o rd a d a fan tasía. Adiós.
nico p a r a c r e a r m e c o n tu p r o p ia > d e .

jniaba El Maestro. Todavía lo recuerdo ^ angébca acii-


d e ab ril, su cu m pleaños, se o y o dcc • dcl niacs q
ld a e n el c u a rto del Q u ü o tó ra x . 1 yo y a |o Cosen
í* a d o p o r tu abuelo, replicó desaaracbm cn ^ Je * *
brando Flores. Hacía algún nem P ° . ^ m a mediante, cuan
* había quedado atrás, hermOSO, | L ndo en el de b a n c o

ir° n a Preguntarle, estando semada y „oglodta •| ¿e


a>por cierta Erika Fraudenterg- PtP” K .y que es; «
como segundos apellidos de la m f pa|abras un sign
J°d.ta? Es que Erika daba siempre a la- P p o líg l^ s¿ n
;° ^ i: idóneo por ignorante, tro g lo d ^ P f d e español **
t inglésffrancés y
^presiones. Llegó a decir en aquel! ^ forma de P ¿ )a
; ° i ; o cuyas relaciones amorosa ^ ^ honlbro jna de
_ «ende que por triángulo... Un pero aqueH* ^ j0 qUe
* * * * * * y se echó a reír ^ " ^ f í c i e n t e Pf A ena i *
, » ,a caricatura de alguien, no er guardat , ¡n0cuO
2 a saber entonces. Erika parecía h g * ^ Hans, *
r‘a * * rapto del Tiberíadc quedándose
vendedor de golosinas, y Hans era en la actualidad un agente secre-
to del espionaje alemán en el Río de la Plata. Esas dos n o t ^
orinaron un bolo tan coherente con la desgracia, que no sanie
lámante Médicis dónde poner a Ludwig com o tercero en
cordia, trató de quitarlo de en medio. Pero él se apareció, no
*T¿l!ínca se sabfá por qué, con su valiente m e n t i r a de a ^
f o w t P 2 t la alegre bravata sacada del fondo de tas t r i s t e * ^
E S Ht i[lsenstadt y la estúpida Giulietta. Estaba e la ^
calir en primeros compases del adagio, cu an d o le
la PodrÍa caberle en aquel am asijo recut
do m ’ l S y pelirroja en su extraño binom io de esP*a
rno ahogados a la superficie de un hoy recién nacid ■ f
alcún Z LT r di)° uno de e l l o s en terad o de deta ^
fianza T Saber s ' ®1 aceptaría una r e a n u d a c i ó n del
servicio d ^ T C° n transm >s°res en Ja organización t ^ u í H '
cacione^j p l!í ° ™ aciones secretas alem án. E l tráfico d eí d
tPovimientQ j ° f íentad(> fundam entalm ente a h acer c
ra, de acn„ bf rcos aliados o neutrales p a ra facilita ,flS |as
lúteas Hp „ l ° . f^an de acción tendiente a blo<
tonces era =. ^ lmiento del enemigo. Pero lo q u e m eJi p°
sesión de al i *os COnorim ientos sobre la red y .■
¡1npoí
tancia ¿ S " “ clave' Y no, no se necesita q u e sea _de nr
sotros coleccíf 1 3 arredrar a «adié, cualquier Peq |?fn® oS.
Eli* u..
Ella los namos miniaturas v ylue^o luegoJaslasenhebra
enhebra ., nprf0&
do adagio inff.ntUvo hablarles d u ran te buena p a * °
rio, QUe - Y los ripos esperaban co n la p ^ lC
Podídl inE ? n° ferE" su piel la ™ sica d e b a ,° uno * s
hombres hahr' a ’ Y por un m*m ento le p areció q iie elldi3 ,
r ig a r r illo lbr'a C i e r t o algo e x t r a ñ o m ientras ^
Poseída aún n^ UItT Je ^ °jo de encim a. Pero ]o ^ .^ o
■ si coriír ®’ p u d o d ecir c o n VOZ 3^anV n S e^CC>ad'
^ trabajos c o n E ^ - a|g0 c °m p u lsiv o n o acep to - ¿t ^ ¡ j
? e Edenes que ° mis llbros Y m is z a p a to s, y n a d ie P ^
Í ' F ^ K L ”0 emanen de mí misma. En
n e he enroJa t ]0 PnC°Sas mas im portantes que cazar Q ¿o d
d j 'f j detesto a bla con la obediencia s
^ M u e J e i i i S bl,en m andados p o r m ás vistoso 4
Je calaron hasta los ojos.
239

Pero fue desde ese preciso momento que la maldita ca^ [


r°J* ^ Erika empezó a girar a su alrededor «mandola
mente como eje. Y eso por qué, si Hans solo había ^
jnano al alcanzarle los chocolates en el teatro el día . _ v_-ón
tacion de Ludwig aquella sumergida vez, claro qu babfari
¿ traT f o r m a r s e é l e n L u d w ig mismo, Y tantoi qu ^ ¿punirlos
miado una especie apretada de congregación * ^ p o s de
/ a ^ebrarlos, y esa destrucción no podía caber . ombres ¿s[
sublime. Pero también era verdad que entre , Jecajáve-
aHco y ella se acababa de abrir un ancho foso JíP quedaba
sol guerra, y entonces no existiría otra opcion.
®y a su merced de este lado del foso, p¡anS por el
ípI,7 3m<a esa noche desde enfrente de la ca ^ cuy3S vi-
di-;l°n° que cedieron en una funeraria, a ^ [0 airo, de
su M*S ? Veía encendida la luz de Ia pieZ! 1 1! ]nz no hubo recep­
ción ^ de Montevideo. Pero a pesar e secretos de la
in ‘ ^ empezaron a funcionar los meca otra vez con el
misínVa: tant° s timbres y corte; luego o' ? ^ una de I*5
0 ritmo hasta crear 'el reflejó condiciouadc, ^ de
C TOSaS ^ ^ e n d a s surgió él desde las cavema^ ^ ^
U0a . u?‘ Y entonces ella, colgando el au t3rr,bién allí, sega
to 0 1 ^ ra» pensó que la mujer rojiza es ^ y por un brev
Jan? , . 5 Con su pelo extendido sobre la alni ^ contemp
\¿ vio regando la casa con gasohna pu ^ s0lo
Per0 , s,y aq üel m aldito pelo con^ d’S L morw ° f l 0
se vqI " g e m e n te pagó el usufructo del te ^ y una a ^ “
riva]¡j 1j a lo que era, la guarida de Hans ■ ^ ^ ¿e\a a ^
CeUcia aÍ que se vendría desde más lejos ^ hab[íarJ radi^ ^
celos a S ° menzaba en los genes dond ^ [aguna, a & . ^
Posih, eJ a abuela Cosenza hacía la mu] ^ -e[ 0 el m6 g
la quLtarse c o m 0 una p i g m e o ^ odfaPategna d ¿ *
eurida p udwig seguía, entretanto, metí qUé, precj rffl
'ntO nc m iserable trampa:, ‘¡¿¡¡«o? mientras
eH fe. 3’ l°s fulgurantes destellos del ocasioa s
eC 0n? Stai^ ? * * * teléfono s o n o e j « m ^ ^ 0 * ^
rjn / ntíaba vigilando tras los vl Macabras ® ficjjia de
V bombre m a t i z a d o con las Ia ^
^ ll(> Parecía, ñor h simplicidad del pr

L
240

una agencia de viajes aéreos, sólo que el vuelo era siempre abier­
to,
w, no había preguntas so
uu nacía sobre
b re fechas
fe c h a s d e rreto
e t o rn
rno . ._ ja‘
Continuaba con los o íd o s e n u n a d ir e c c ió n y la s m iradas
otra, cuando de repente se a p a g ó la lu z a llá a r r i b a y los inieg j,e
tes de la pareja salieron. Y y a n o v io e lla n a d a m á s p o r esa "
sino los fogon azo s d e la m u je r a l a t r a v e s a r e l h a z lum I"
ro de la calle. L o s re sp la n d o re s d e su p e lo la c e g a r o n .g
enajenada de sí m ien tras la im a g e n d e c id ie r a p o s e e r la . I er
ese punto in a ya sin m a n d a n te e n b u s c a d e la s re v e la cio n e s. ^
quiza quedara a sa lv o en lo s m e a n d r o s d e su p e s q u isa - J *
de «.,* enl ? lJ,b ,° » debería p a g a r c u lp a s , sin d u d a h a b r ía ^
ran I P e? 8 m o s o q u e lo s b a r c o s a li a d o s o n e u t r a » fjCÍe
del TerrVlrt¿e . ° Cn presa d c la f lo t a s u b m a r in a o de [0do
en J r i Rf 'ch: una Pelirroja p u e d e h a c e r a b s o 'u ta m ^ * * *
el no rn ° regldo Po r *as señales dc lo s c o lo re s, c. e| »
quebraní10 ,n,terdicción P a ra q u e d e in m e d ia to a p a r |*
C o s Z ° r°8 s; Y cse color e ra to d o p o d e ro s o ,
so1el espíen?” ? Iaguna se secaba Po rq u e la rnu»er C ¡nundaCI° |
para c o m í ° r d? Su Pel° V había q u e esp erar o tra «m ^ *
arr°yo poPr r f • e' trago q i,e hacía h u ir a loS pn!;\ fond° ^
daba n S * al ,nfluÍ° del color tirad o al viento el »
Y aquella aSr C(i. Sm° rambién resquebrajado. ,,rCS fCíj¿
rió- Hasta oiic 2 3 d csd e , a c a s a d e P o m P a s ,-a c o la deC‘ jof
noche dc niebla en « ue ella
a n in ' 0 l a , q u e s e r a s i e m P r e a s í > q u e s e e m p r e n d a n ^ ^

8Ua- “ d in “ -11" 11135 b a ¡ ° el s '8 nH <>e


en “ n bar cercan ' ° ? P ' C h a d a la p a r ,e V' e |3 tip o * ‘' " ‘„ t $
Pegaron a los ,a |" ? u e rto - D e s a f ia n d o a u n o s t i p ^ por
y pudo verla a nC'S’ 5 e m b r a n d o ,;,o r e s P aSÓ v a r ia v a r¡oS
ros alrededor d aVes d e u n a v e n t a n a s e n t a d a c o n oSi b ^ \ j í
a P|lcab a SUS R e ia ' a g i t a b a el p e lo > p r 0 y,
vo " ' n - v o u ¡ l d e s d c P o líg lo ta d ic ie n d o e n c u v¡,„ ,o s ‘ y
P " es-A q u é l o f l ! d ’a r g o t) w i , h m e i m a n L ¡ ¿ *
T á0' « * « * t ^ " e m o e" " e c o p a y c o p a se p r o k * ¿ ¿ P j
s T :a enfren¿0n¿ “ e lla la c a lle y e m p e z ó a
Pusieron en j US ra m ® r a s a d u e ñ a d a s d e u n - 3 ct
d0ra «ngió d eEtUardla e o n rra la in t r u s a , p e r o la
m o d o u n m a r e o a c c id e n t a l q u t ‘
241

em pezara la r e iv in d ic a c ió n d e l s it io la s m u jeres e sta b a n ya prosi­


guiendo s u t r a b a j o u n iv e r s a lm e n t e c o n s a g ra d o .
¡A tu h e r m a n a !, o y ó g r i t a r d e p ro n to S em b ran d o F o
hC07 Cn d ir e c c ió n a u n p r o p o n e n te , p a ra m í to d o es i g u ^
0 de d e g e n e ra d o , p e r o c o m o s ig a s sie m p re asi v a s a m o r ^
' acas c on u n a b o la d e p e lo e n e l e s t ó m a g o ...* a c to con
> r se a p a r e ó a l c lie n te m o v ie n d o la s n algas inm ortales y tom an
do rum Kr, ; ............ • .. d r h o n a d a , i asi eniru

y Sería CO’Sa de T i dirlu o " e m p e ¿ * 'f


tarifa ’ y al tcner la olra un verdadero éxito., y ^ inSU|.
t0 c lá ^ m° raxi nootum o, con lo cual nuevo ' ¿Q[C |a mosca
t i w ° ; Y ja quién andarás jodiendo aqu , arreglarme sola,
Pero r / DisPensario está ahí cerca y yo * > . e cuides esos
te Vea dc — por esta . Kr
FUe í ° 2a y csas mechas ran lava •cuándo ella vio sal*
?cI bar ' \ esc Punt° crítico de la situaciónicu a l l 0 , q u e con
Ñanc« ? Pebrroja colgada al brazo d ja y cei
T ^ Ic h dc P 'an tíg r.d o m archaba hac » 1» “‘ cándose en 1
K Z de hotel de últim a clase. Él chinchorro»
rtnio|c1,f 0'! at|nella luz de boya, y ella c ¿ su ubica
V d eC ' su nav'°- La contraespía de fact u nueva par
í4 .quc seVna n d ° haciat ,as ac|yacenc,aS
se ann„A
^ pero se suporeent
. : . . , a rrí>í»nO , P t l ñ ía ül
0

i
242

lo excelso y [o visceral, las mejores hortalizas del mer j f i ­


niendo de un inmundo vertedero de catabolismos. Per° , joS
quier modo, Ludwig, yo esperaré aquí, estas resacas J-
Jos puertos deben ser escasas de imaginación por lo tan
y

uas, y a ella no le interesa sino algún pequeño dato y


ueB° quién sabrá a quién, no creo que directamente a ^
0 h*aris>1° que fue aquella Novena, gracias hasta a
aunque también los chocolates me gustaron, se d i s o N y
£ngua y paladar como sí conocieran el punto exacto
uunca más saboreé algo parecido, primero porque te^í'
m !^13t ’ 7 s5®undo porque tú me rozaste la mano a e
as*’ raetído en un tembladeral, con j e pof^'
lana^1 ^ e tta Giuciardi utilizando los recipien£a , |jn
ianHn °reados de aíluel entonces, cuando Eríka sa i sie(np
en ífw,3SÜ- mhre varado en seco, y Sembrando Fio ^ ciudf
donS7míent° de Su Pieza’ carch ó hacia el centro■ volV1?^
salir c ^ ° tra en.trd 611 un hotel de primera catego s¡n &
quélia11' ^ ^ 1^ 013 Sl,hió Us escaleras alfomb*3 v¿¿nd
sin mal'3 eS°de encontrarse arriba. El recepcmni ’
a orientó ® " pregunta, y así 1» <
enncerran1 a una señorita pelirroja co . d’c^r|t(É
allí- y d e la ^ r *“ * £ ' » ’ í *
abierto m’ n50 no aq u í en el llavero ^ ayi) ^
algo. Y ací C j ^ a dejado al señor R u d o lp h , q ul fcilk;
sin n ? íalir al Rn con el te*to n1|lSfnflZ C0$$e.
técnico Je \ tal Rud-0lPh> que segÚn i r n ica S*S*’ *
nada: Bar Q .ComPama instaladora telefon
Sí, m añana h o ra 12, Erika- ^ no V^éfi
110 inquieta9 ^ noche en que n o se duerm a. N ° t
A n d id a s y aun’ ^ ^ d a apenas si arañ o , 5 t°fe
Ütl ^ o m n io T Se en la suprem a ^ f ^ Á
^encontrada’ ^ por clüé> £ólo una m a ñ a n a c É1Pe j pK
^ h e r perdidA f 1*0 que alguna vez j u s t i i eíi
í la SUeñ0‘ Y aI día ^ n t e e s t á t e ^
t e ^ ¿ ? i S ntán?ose a la h™ - Sacó del
‘a su jarra jP° r s sucesivos canjes y empe 0 ^
püerta con w e cerveza, mirando de tanto e
° Sm°vimientos de cuello de una 4
243

P^nte muy transitado. El hombre llega, bebe su propia c a r c a ,


®cucha a la mujer. Luego anota algo en la agenda, deja ap .
wero que ella guarda y otro para las consumiciones
tes los fieltros que sirven de referencia. Finalmente se ’ .
ene nada más que hacer él ahí, un técnico de la CDIj’P‘\ , ]a
J* en Su hotel de alfombra roja. Y ^ ' X
sal' ^ em brando Flores dio el salto vergon2^ como
lle^a r‘ncón donde se hallaba, ir hacia la mesa ^ ^
* a por la casualidad sin programática. <F ^ cada
Cllal jntE> a pesar de todo, el lenguaje conven . de ioS es-
fue» 3US aP°yaruras parecería resolverse el pr sucesjva.
* * * mentales: yo doy la estupidez, ella la to í a(jemás
te eliiá en ese tren n o S 3 5 10 enefgLf ^ L , s tanro el com-
Ptom* T° d o COmp ro m iso . E s c la ro que nuen j,acerle saber
^ e tie° rev'enta P °r publicitarse, y Brika que el pobre
Tiberr„ Cntre m anos una misión que es de suyas que
sus cu estaría hoy por más de una razón ^ ^an servido
de&a r? idiomas más su buena irrigación yag sü
^ ^ P ^ a d ar el salto a la importancia- tu a y poloiua
d¡vid¡a basta que el tema de la guerra se ñaS pero «ta
ton cn^ Cfl ^ os como un queso le patea las ^ necesidad
deesn,lefles lo hicieron, dice, un pacto es un p . 0 muerte,
y eoton*0 ^?s P a b lo s expansivos una ra ¿ a dar P ^ aP"
^ darn es Eri*ía P£rdió las inhibiciones y anteponieado
&Ccesori Sln c°nexión aparente, muchas veL ieraTquizando ^
tes g d ® a lo fundamental, pero que la otra ^gln-o
^íad 0 ° s* m odo que al llegar al cu ioS mater
°tdet] . mesa para registrar el gasto, ^pulantes de
Ü°s aliad°S ASl‘ ^ no “ Arranca informacione juncia, y
t* ^ id o 05’ n ° siemPre conociendo su « a donde » P
°dos j0 clue subir a las torrecillas de u un
^ t ei | Vientos y en las que se hallai ap ^ lo ves,
Jtea m° inquietante del Río de la P í,¿gan en bue ]S

y 105 • S i ' & ' w » ! S S 5 el


tJ ^ a r L , * 5^ otros P003 coSa „ He que n°s ^ tan
tta?^sord L°m ° a^ uei derecho anElf u~ f¡wS y la p J{ -uierta-*
en su 6 stQria en el Colegio de Sen ^ vieja
ü Meritorio bajo el retrato ovalado de
244

Pero todo el entrevero de toma y daca incluye el acopio de dato*


ton destino a una persona a quien no nom bra, aunque v
g r el tal Rudoiph. Dos -E sa persona que actúa como, selector
tro de las observaciones recogidas p o r diversos c a n a - u e h 3
trega a los encargados de poner en clave el mensaje. Y ^ ari,c¡fita'
ogrado ver; según ella muy divertida, algo así com o los
mas, tal lo demuestra en la escrituración que hace en una
te de papel, es la siguiente:

3 4 2 1

F * d e s® ^
ln«/Jte n‘ímero convencional utilizado p ara cifrar y
tanH ?Pi 1 podrá cam biarse to d as las veces que la
la mw ° reíí.u^erant bastando una com unicación q , ¿^pa­
cho a t 3 Cant.idai^‘ Debajo de cada u n a de las ^ ra^ m£ro c°í¡
vencin r^rL?midrse se coloca una de las cifras del
por ejemplo ^ ^ rep‘Te tan tas veces com o letras

v a p o r m o n t e v i d e o
^ 4 2 1 3 4 2 1 3 4 2 1 3 4 2

irá deba¡° de la letra indica que en v e z d ^ 5 tr e ' n t3


alfabetna ^ -ie C?ta ,co^°cad a en el o rden norm al de 1^*
^ u al número de veces debajo, en esta °

v a p o r m o n t e v i d e o
3 4 2 1 3 4 2 1 3 4 2 1 3 4 2

YD R P T P Q Ñ W I X J C I Q

36 dirá^Ue 5^gn*®ca que en vez de escribirse V A P ° ^

y d r p t p q ñ w i x j g i Q , jj

d e sP « h o se h a r á la m is™ »
" ^ «id oU ,a debl¡°
«mas <»da
vKesd'como le[ras
'«ra renga
la aquel, ¿ r V"
¡
245

despacho recibido:

y d r p t p q ñ w i x j g i q
3 4 2 1 3 4 2 1 3 4 2 1 3 4 2

bo que se traducirá por:

V A P O R M O N T E V I D E O

e[ 3 ra <*frar se contarán las letras hacia abajo hasta'


Cami,^16™ brera m ayor se seguirá contando con a S ¡b ^ a b
A7 ;° » para descifrar se contarán las letras pm
y 1 1 5 aso no alcanzar se seguirá por las de j e ja
CtiP to S f'ElílPerador AuSusto’ P ® íe SegUnrí!ntas almas connio-
Wera^ j3 a 'C -i ? sesudo Yardley que ta deSCifrafldo
d córf:„es JC tü casa neoyorquina La Cámara % ^ ¡c 0 artefacto
Pürpi- ? d’pl°m ático nipón allá por los 2 0 , y adoras
W ? 42 que llegó a ¡mirarlo; y modernas g a p ^
^Vdía CUaiquier casa, alerta todos, m « c;ert0 sería que
al niiSnirastrearido mensajes cósmicos. Porq Submarin°
° Vap0r M ontevideo fuese hundí ° P a qUé? No,
^ 7 7 bacia e* c°rso en cierta zona, ¿y ,jo a ^ princi­
po dei 0 Flores estaba aún en aquella guer d o 10 reojer-
e>pero 0 0 de tQdo lo que sabrá alguna ve* , de p3pel las
< S ' n7 a que faltaba incorporar en la ^ enbefgtr 0 m-
Fal°PÍo, los oviductos de f r lkanKVideo y
hom 'S de ^ acer vibrar el aire desde h-lo co(10cicitdo
J ^ 7 nirna al fo °d o del Caribe. Pero aun ^ numero
^ 'e tit e d l° nces de todo eso ran s7 Saí vez ¿ ello
d ^tre&ari SU resumen, o sea Tres: Y una |0 irradiará, ^ _
[ 0 al técnico en transmisiones q evitar s& y
que se cambian periódicamen
b Cüant0 ° í s servicios de policía d^ , eC ouenos A¡feS y £ ua-
S i g * Jrfc-de la Organización alia ^ etc. Y
1 ; CUer7 ad bajo los alias de d o n M to n ’ Embajad a , _
(7 avUelvP ° 0rdinador de todo el slS ’ ¿ 5 de ^ JL está
150 E tn lSU actividad en este campo a Este ula
mbaiadai G rupo R, G rupo T * * * *

L
246

dirigido atlá por Luna desde 1942, y acá p o r alguien que


en zaga, pues qué podría tener don A ntonio que él no P , ^
mas desarrollado, ha dicho Erika relam iéndose sus bigot v3[e(1
veza. Y Cinco: En realidad aq u í los q u e verdaderamente ^
son todos alemanes recolectados p o r el G rupo R, a _ vüeI°
ien hay uruguayos muy com prom etidos, algunos de a .j e0 ¡r
y otros unos cretinos que sirven de co rreo entre Mon ^ ^
uenos Aires, que dicen a veces saber el M orse y luego 5óIíj
u l ^UC ma.ndarlos a aprender p o rq u e del sistem a con
signos sin distinguirlos p o r el sonido, y ganan asi we
mensuales que bastante le cuestan a Ja E m bajada cuand ^
hi hqtudacion. Y todo regulado p o r L una, ese & * * * £ & W
? o L a° de Brasil CuandG allí se p u siero n mal
base ^ g e m in a chacras y estancias p a ta qu
ocultan °PeíacÍ0nes- En uno de tales lugares el equ p ^
X ° ^ el pis° «n gallinero sobre el que J
gran COn pasto. Y o tro en una bodega
dichoP t COmo de aquel tip o q u e se llam a c£)nCeP
Y S e i s j l LÉmpre con la m úsíca y sin la letra de 1 ^ y ( 1 tfi
breQue n r° , ,ay otros, políticos p o r m ás datos, y gaj M
den la ¡nT* rnJ0ndo ^ Orondo g iran d o sobre la ^
le ha nn«0ntlaClÓn a Pmcio de oro. A u n o de ello jable, 1
que vei. ? C° P° r mote el de der U nsütrliche, El R f ** ¿
La a h °m° parece que tuviera la solí ta n ■ ^ ¡a ¿o
V u ltu o s a ? 1 1 a mdl^erencia de la escucha an te ta
y Eintetizandn elenadas’ ^ u eella en rea,ldad espía deúPe ^
clase un cío interiormente, d ebió ser p a m 5A *
ódad m enm l°íe ld'° tez en com paración a su P ^ bíe »4
mán ]lama j 1 i f m°do que cu an d o la interrogo e?, y
HanS ^ n h a r d t y lo q u e habría
clave que n? 2 ®er SUS COsas> m enos la servilleta
el dP0 í or alu e s m ¡ad » y di>° disPu“ BsV *¡&
a ^ m á í i itaba la « “ atla a ■ « “ n d e r t° ef ^ »
que Ie decían 6 ’ pudo haber m u erto co m o aq .^
Y tras Sü í UnCa Supe P ° t qué, el T iberíade _ ¿e S ^ / 6
P°tes tQd0 . ^am iento brusco d ejan d o a caf ®■.¡¿ 0 ^■cP*
‘a p d u ro L J ? 5 fieltr°a c o rre s p o n d U te s a lo
la d=‘ Pasado s e su presente m** V
247

A qae uno le dirá todos los días hola qué ral creyéndolo nuevo,
^ rQ en realidad es la e n f e r m e d a d del vivir acumulando he
í 5 que se va internalizando. Mas yo, Hans, empezo enmnc«
2 ? * d«gm nar hacia adentro, y esto lo juro por Lud]Vlg' ^ 0
^ Se <)« me caerían tan bien servidas las n o u m se a lo sucki
conductos inverosímiles. Aplastar la cabeza de En q
£ ' a oyendo U Patética en tu cuarto . ^ um, 0 ^ üI ° uS p o r
k t^ ° Veman ias otras cosas que alguien habra i -s ei
C k en aquel teaíro del terror COn i ^ Y pntonces me
Pateca 1 ^Ig° te cuadrado>como simple uA er°c donde se esta­
ble™Jí qüe provocar desequilibrios atmosférico , ^acer esCor.
’'udar COrr'enres de aire era una f ° rma ^ , nÉCtáCulo más
£ r r de manera molesta al que prolongaba el espectacui
^enta desde su palco celeste, el Ateo m^mónica
Cüand_ pns. habrá sentido vibrar algo en su re a ^ ^ pelo;
Vi a dijera una noche quitándose las h q ^ Sem-
brand J t^ himosa muchacha con el horri e ^, [ „j0pero
^ fa que « loCO en U pUe^ernmanm^ j
* de tanta bulla se ha vuelto comp pjjujas de
?.tv'*a ari.I2 í rdarf lo “T . habí í " ° .f ^ S .o m en aje y.5® ;
u hdo pi ro mientras H ans cifra el ulmn el otro alia®
J: dQn i s esrá imaginando al mítico LuV P ermánica m«!,
de*tle el nt0nio no encaja en su implantación g e[]a lo
m áJerdaderü nom bre en adelante- Lu * ^ InCa a quien
bridaba taf de aHuel superior jerárquico ficción p0*;11.
% delir,ltl iries periódicos a Berlín,■«^ aje. pero p«DCl'
deníra de la ne^ a tram a del e y * J g i t > qu
* la en « i fase de llena, cuando Y fije £
? tonces J!a ía ,se Pavonea desde un cielo j ^ ^ ñ o y tan re? ^
hN que d -c - 5 la empezara a tener un EUefl [ta con un aIia
hacer su Primera y H mrre t e * » * P° Z £
L ade Se ra’ ai parecer, una casa tipo y la lun3 ,^
^ ^ ° ; centraría la población e^ al pun*> * S
d ? se deten-e p,S[> a piso iluminándolos que ^ ^
jv. aUd0 „ en cada uno, que todo lo q . 0 0 s[blesa . j e la
E S ' < S ° <1« al llegar a su p ¡ » ^ 'X ^ T o S ■
5 V n o " ' f ó c u l o , pues ella esta1» “ ¿ g|0b» * »
k perspectiva externa- E
24«

levantarse,
.— siempre planeando,
■Ji^iiipic pianeanao, yy aesapaievi*
desaparecía ^de la* _vísu¡cíntüfl®
slpiina
alguna hiuTTA
nueva ;____ i j nocturna. Y to dio eso por
incursión AAf>>a
años,
e una perceptibilidad que term inó con la caída del P ^P j^spe:
u carta a Inca, desde luego que in terceptada, ilumino e
r Inca, decía, estamos frente al hecho consum a ■ ^
j ° í í™ meses (2 2 / 1 1 1 al 2 2 /VI. 4 4 ), en los cuales venúi a
e 4.000 palabras, el enem igo ha localizado, no Por
n^SerVaT^n’ S*no P °r medio 5 técnicos, dos de nuestr ^ fe
La carta era larga, desesperada, obsecuente y e ¿oíri'
^ an?a ba bienaventurado, y esto u n nofl1^
'a, la insidiosa luna estaba p ara él en el cielo y .g
a a?fe^te Secret0>pero no en los pisos de la to rre co ocUtíjí e
un mUlej >n?0 Etr3 nd0 le cada noche lo que acababa
u* mundo hecho pedazos. « fe* ??
v ^ caída de Luna, vio d u ran te un tiem p 0 p a í ^ L
finaIÍarC O in 0 /*otando en el vacío, Pero ellos ^ ? aSta sai? J
dedos n P°!i Pr*nc¡P¡°- Los esperó cierta noch . j e-
ííuehsh'^L ientra^ an Por separado, hizo lo q u v¡ejos(I\ eJa
S d S * hech° ’ rOC¡ar ¿ o l i n a la escalera d ^ *
ria.CaSa’ £nCender el ÍÓ£fo ro ’ ir a Utilí¿ar

d ° ctor cosimo j o p »'***’


todavíeStaba’ doctor Cósim o, y esto se l o d ] % tíU
medirá SlgUe creyendo aquello de q u e Psiq cie&A i3 j ^
f u,ra» com pletam ente inm ersa ya
l 5 .2 £ ^ día re™laré, cu an d o él levan» f
S i l '? es d a r ^ tán PreSenc e r ^
taban t ^ de Ludwíg que se oía
solo *ha ° re,a‘ ¡A bandone ráp id am en te Ia a JeJ, $
^ í l f niendid0? Y P ° r las azoteas, y * *
tr0, ^ de la habitación con llave, e^ j 0 ^ jlajS
N u “~ ° rde" ‘W ^ s o r de L una, ^ $
crecían, S 1 *° ^ízo o n o a tiem p o J ^ j_ efp c* pi?f
ftaundénk gUetra acababa de te rm in ar cuan
ma vez en ^ ®traPada en el incendio debí
e piso de mi luna llena.

i
Die c in u e v e
lo s c u a d e r n o s y s u s ú lt im a s d is p o s ic io n e s

I
V 1 SÓdlCO. 0 S£T

Panpí S^ ° d « i e n ° y e l S im ú n , ro m p e r ^ |a Amada

DS ^ ? U yendo la carTa d e CanE^ ° y t El Viejo, si no murió


aqiipli J que nunca me perteneciera. Y . - n [neductible,
pEm a tarde de lluvia, decirle que entendí su p ^ ^ada nn
W * el “ ***» de Enrique se presentó « « ^ ¿ istía en sus
tt^p en cuarto de la viuda de un desvi .Qy3 con la
^°ca mtentó decir me equivoque y T hay ujj
^ H a d a ? ) . y a b P o licíaj que en el F^ da ¡a ubicación d^
Po¿0 ^d® hace muchísimos anos, y en cu demasiado d ?
paca - I busquen, pues el mundo es quedo
< a" df '^ & « L x ¿ en cartogm & s, » ¿ ¡ ^ . o * * m » * >
que 0ll , casa que levanté en la Desem vejer que empi
i a E e Cr ° ^ ™ va a w n k k ? U0C d d ^ no ^ Ia
H ú, ltarU’ P ^ o respetando la volunmd d i n ^ Nkvana cua
S u i ^ * de hierro por algún M ?n eP ,^vana se cono^
* m u ° í q u e nm gÚ n ^ P 030 01 r gd T lo s q u í ^ ‘ y ’l e en
^as ° 5Pesea la imaginación de alucia. Y q ¿
^ P w 6 ” 0 0 c o n « P u d i - b l e « P ^ ]adt S m í S d
'í^ ic ió i, ^ h g ro s a , ya que me ^ ¿r¿go& de c“y^ jid ad
fl¿te n ^ ue no falla. Y respecto a la ^ que si & ^ L d o -
Pasaba p r o v e n ía m o s , c o ^ eJl ¿e
n*^ ni d -re no tengo por qué dejar escrit q rdar el & ¿ ]a
1 “« ¿ ; ° V . d e a P “ * & b V 3 10 “ "de S ® 1»
Valieron dos viejasfamosas, *
250

archiconocida Mesa lina?, en el intento de crearla: agujerearon


huevo de gallina negra, le quitaron un poco de clara y lo
Con pergamino. Después lo enterraron en el cementerio, ° .
ron con polvo de huesos, v durante treinta días fueron a
encima vinagre y leche de burra. Debía salir de aíh el pjl
monstruo, digamos hoy que una especie de QuilotóraX, P ^
na este que nie agarró en exclusividad y no sirve para n y no
mágico que volvía realidad todos los dese
io. Algo había fallado, quizá la Juna de acluc vi^n
d S r que “ le viniera en 8anas’ y ™ Ja de hoy
oup fy,3 l -1? y por arr’ba como si fuera una pobre tll1
na
para h Sl n° digo 65 P01^ pudieran usar la petr^
leo v aWr!° Vei’ 0 abortag o ganar elecciones, o eílC° ¿jiera l°*
poderp? v g° ra va y m andragora viene hasta que
han hS il^qií el perro y d ahorcado que no se separa 1 .^ e d *
la estrella1^0 cf e^a’ Parecen ser, según mis exhaustiva |jeg0
« í S f i Ei P e r r o q u e a c o m P a ñ ó a 0 s i n s a u
r°s gritos Par ^ Ue se hundió en e) su d ,° pf° SÜ e s p ^ i *
que sacán'ít i es d dios io desenterró mediante . a |
^ * 1 pedazos, y como allí habían ahonde- ^
espada de ü a .ViCtima derramó su semen, ca y en d o ^ ■
Planta qu? T y la carne de un Perro> saIl° a Y P ^ i ^
^ planta h ^ 0' 36 *Iarnaría 05iriana o mandragor
princinalm & que extraerle su parte divina Pa f. naCJo c°
astros. peff nte j j del bazo, un órgano m uy relacl (0f &
sido la Hficp ado COn Ia parte correspondiente a ¡eJie ¿c
^ S a de en un mundo com o »
les Pusiera otros nombres, siendo los mej° , n la ^ ¿e
¿ t M ™ 0' ° Sea el Divi™ Paracels0' Y 5 >
fecundidad ^ SreriDS- Y también en el Génesis * * * , * £ ^
^ y estéril v i*^ntie 'a enfre las hermanas n ^ c tj b f
rjdo Jacob y an ’ ngadosa y Paridora, d isp u tá n d o s ^¿o JjP
eacontró en er 0 ^ue uno de los hijos de Lia o£Jrá b
111negado « rí mpo’ ? ues como allí dice, y nadie y
’ SIa escrito: je

s4 7 e db s S Ru^ . yOTdo P°r e!


§Os, halló unas m an d rag o ras 1
251

madre. Y dijo Raquel: Dame de esas mandragoras ,


A lo que respondió ella: ¿Te parece poco el ha j, ^
ya el marido, sino que te has de llevar también las rque
& mi hijo? Y dijo Raquel: Duerma contigo
me des de las mandragoras de tu hijo. Con eso, ,g
Ppr la tarde del campo, le salió al enClien™ faVOr a mi
Conmigo has de venir, porque yo he compr
hermana con las mandragoras..-

m j; Cn 0113010 a los sereS q °e arné y m c,n L^y1d^TTalión que


aní - proces°, sólo quede de mi p^rte la F yj e aqUella espe-
daVa1j nada de la otra mejilla. Y así el me 1 n0 va(e ya
la iJ? ^ue dijera unte lo de Marianna Cosen y duró
tre^na’ Se v'° agarrado él mismo de pronto p xjSt:ej debió ¡r
perdjp7 S e s C Q n f r a s u s r r e c e d í a s - Y e l o t t ° ’ n u je n e s s u m e n g u a d a
den • 0 de uno en uno todos aquellos a q rUjnaS- Porque
ni^s hubiera querido levantar des e a él se lfi
Pasa C*la Pretendió escalar los muros del ai ^ inventado
Liq u ie ra P ° r la m e n te e se 0XÍf e I p n te : N o está ya nl
lo < 7 bi.eri morir, sólo se limitó a decir fría liíri¡tado concepto
de] ra Iamás en la conciencia. ¿Y cual era „ abrió su5 D*°
a* m i ° n o e s t a r e o a l S ° ? C ie r t a m a ñ a n a de paSj
a,SüSnCk T si allí no hubiese oCurrldo f u L probado gui°da
¿ ^ de niños que nuncahabmn ^ aqUe
«o» u * * 1»1desaparición de los 5 bajo 1* %
1* « * * » días de los guindos brillando a s o l M ^ ^ g
S t n b 7 j Sl Y eso fue lo (lue vino a S ¡stno mome°to c ,. [l0
'^a j - de la conciencia entraba en el m . n hay3 -
< * ! < « . y no habri mayor ">ás hor-
he®, Y SaJga vida. Y entonces fue comoi ^ de la
¡Ngas Se S diferencia, con más c r u e carta de la* cayó
S íes de abajo, y basta con la 5U° fó y Marión3 ^
°tad prosión implacable del sistema n aqpello5
¡ S S a* PerQ « íb a m o s también los eldl* 1 3 -^ -
k!^° alfin1ritrar en batalla, y por eso po gómenos , deSpués
ri s de u J aspasarles 3 los cómp ^¡T cuerp0- Habra nda
% Hde^ p™ del i ° r ¿ S d o de deUC
° Pempo cadavérico un período puto
252

en negro que yo querré arrojarles al ro stro estando ellos


vos, mientras oiga sus gritos de ahogados en el propio río a
*1 os guarden en botellones, en escupideras, en bacinicas, j
as es sobrevela mi quinta invasión de m oscas en tal m
ÍLc k* / e P°drá acercarse a los recipientes d o n d e sus reSt _ ^
urbujean. Hasta mi verdadera vendetta de los Cosen ^
rti,L ^ ^ r n i d o todo Jo putrefacto, venga ya la m onua,
^ quedo de sólido, a la que haré d u r a r h ab itad a por
^ i g u a l m e n t e prolíficos. Y luego los que serruchen y <3
la c a l i t e s t o s de la mortaja que serán Jos vestidos de a Jes-
Duésr-rt ISimulando sus flaccideces abdom inales, y ca epui0'
mos. demás. Y que aquellos que permitieron, ^ je -
r e íS ^ y P °r nada e! fuego de las arteríografi > ^
verse e n COnge*ar hígados, inyectar verdes clCüd^en’agoi1^
sin que n^ 11 ^IITl0 ^estín a su ProP 'a co sta, com o qLl pero:
que « L e ° haya « P a ra d o frente al espejo de.u n S l l # £?
3 Í0S <*** com ieron m ediante los o f c * # *
última n í o ^ ^ j S’ rey de 'o s finales com o el p o n to
S!na de una novela de espanto.

a a q u í ;,a i r ¡ l g 0 ham ado G érard que q u ed ó en P a r í * ^ ^ ^


muy aj D ¡ P azuela, decirle que recibirá u n a carta P y¡&o 1 ^
uún lo ot Pío’ Cuando recién el silencio se haya 1 uf¿ v o ^ 9j.
^uudoarric' noticias serán entonces sacadas ep& ° }
r y a l S L y c -CrEOqUela“ n su ra d e léte^ ' * t <**
h ad em o s f, mo’ <lue el relato que dejo en (jr
Puerta; :An ^ Uri Suceso de m ucho tiem p o antes
teuder lo Q,,„ PSIqu ¡atría no, esto es m edicina Pa r ’ fltos ^
Utla Palabra iencierra el epílogo, R acbe, luego dC |0, y . 3
o m enos n o iría a i n d i s p ^ ^ g i¡ 0 ¡d
° Sin h í a t o í f rS" de aJg ° o a lS » * n , s^lo q ” e lf L t í o f & f
o al tn a n í^ 6’ ün s'acoPe feliz ju g an d o co n e ^le, $$
S do« ¿ Í S ^ j 11108-Com° por manato me * ° * e V
masa- a/ a^ e integrándose a la h eter S ^g(tq ,£ t)
R o í d o s po’r ®Un^ s>c°rno en el caso de El l£ ’ ^ '
d e ^ "e,CUerdos de utopías; m uchos,
ndo y errando el blanco. Yo, P ara
253

ea medio de aquel fuego que desaté al concentrar el soj ^ _ ??


Pequeño trozo de espejo. Con lo cual el Quilotorax se eq
conmigo, he m uerto varias veces. ., rlnnde
Y al Espartaco alto entregarle la carta que le escn :mpor.
^ d a en claro lo poco que perdimos a fin de cue[lta*. jjteratlira.
u s ligares comunes que utilicé, al diablo con me
fa. .Pes^ como la costra del mundo y P°r es° ejl_. tr¡[lados y el
s e Í T 1 1 SÍemPre las Pare)as q ue forman Sf r eUVrfaco alto si en
J ^ o m b r e sustantivo, de modo que el Espa en?]íneas
^ ama asi> vendra a tener verS10n
zn relativo a la desnudez, y esto lo digo p o ra¡? q nsando
10 m is m h ° ra V q ü e P ° r P ° c o COStÓ/ ' P' i l a b í a desnudarse,
üqa ° que hace tantos años, cuando a jQ sin que los
páj- ctltüd sólo reservada a la posibilidad d jqilier otra. Y
en u ° S 3e aSüsten, y una forma expresiva com c¿,sjnio, por
lo Qüque t0Ca a quitarse el am or de adentro, pareced*
qce ei Va a b e r a su debido tiempo, suele ,a por ¿ 1 al salir
de u f„m or estuviese afuera, y así quede g bajo estupr°
sitioV mca del Eléboro y doblar la ^ ^ / c ó d i g o s . Pero la
VerdaH°r m utuo consenso y al margen _ lo único P°‘
sitivn es.que uno se vuelve racional con j e 3igo qu£
Dos n 6 11 a operación pretenciosa de des a el ^ cho
H am or rio es privativo « * * £ £ £ sumid
vene a dla- El am or anda por ahí y se p * ^ equivocand£’
destina’ VUe^a y después viene a devolver j que no p
C * Y 1 ° uno o lo otro son un r i ^ P*
avadas con la lluvia. Y no sol° A endidÓm Y aS! F sea
^ b rse ’ Smo porque lo disfrazaron de cualqal^ s
*cot^Q
X L meÍ°
Rüer comienza inocuamente
Sea 13 ed3d d vy COrf°yen
diluvio ua , ^¿s
.SimPfe gota de rocío transió.™ * ®n0
< ? » ■ * « . Y que así se vea y * “ '* ^ e ü I»®1? ,
último Abencerraje«» hombre ^ **ar,t0’i0 aún d
> £ . homK no hay sexo ni S u s o»1“10 3
^ se?°n Sacadas de la misma fuente y P
a laba en la etapa bisexual.
B e los cuadernos

U
L a carta p a r a d e s t r u ir

Última de ta serie «A les Amé*Descc^


de C a n ta l icio DE LA

de abrirla 1^° emPujado esta noche m ás q u e nunca, 3 P


Nunca lo h a ¿ eqU5 ña ventana- ^ Ia loz de la lám para s _
^ k ñ a 7 a m? ° res°P lar así, com o si quisiera ¡levam ^
^ " ^ ig o en e s t ^ J í r destino co m partido. Y yo da
^ <e has echarí, ,Unt0 ai úitimo rescoIdo df }?cü&P°
11 ,1 3 gara. £ n. Com° una m uñeca con ía m irad de cli¿j
íe había tenida CQAprendí de una vez cu á n to te ^ ’ v¡g
n ho sé nu¿ esta lsla del m undo m ientras Jos ar fgIj¡ei
Contaba ° SaJafüera Y mi ros de tuberculoso sm
P euarO*a adentra r.,m
« * * * * • — ^
^Propia invenidS'UPC| Cdm° habías surgido tú tan P ^ s
¡Js de mi hermanad tSd!: que yo íuSara a de&nU ¿ s , eI
0s Palmípedos & ^ P danía en el p a tio d e los gan »
na niievg COn.f raz:n.ahan en su consanguinidad , ^
L.aJ envia n e d ¡1 l üiníd a d J hasta q u e te q u ita ra n ^
E n / Ja r° s de mi ¡¡¡f’ Pues bien hubiera p o d id o set Y e í
* 5 Para creará r? lano Escolástico. Y esa fuerza q (

^ 4^lo^ S rhe habría


. d?cu etpo-a
atraído al lm a yí S ”
extraviado

áiscip[jn^ tari víeia v'mf|tr4nfCr'lICI1 manuscritos ajenos, y° ' S$0 '


G carta fuCfLtl0^ Ls c o J ^ j paíab « s que no pude d e s c i oCjas ^
^ dei í,, e halladg p0 c-S rno<f° que no se notaran s hi
Qtar'o en u J orega et* aquel Diccionario de lfl Rj
^ f e Jas S ie te V e n t a n a s . ( N o t 3
255

J n Je jo s, y p o r q u é n o d e s d e e l lu g a r del g lo b o q u e busqué en el
“ a c c io n a r io e l i g i é n d o l o p o r la s o n o r i d a d d d ™ m b r e ’ la
te n a ic a , a u n q u e a a q u e l l a d e s o la d a c o m a rc a de A íric a no
se nadie.
L y e g o , c u a n d o m e d e s t in a r o n e n L a s Siete V e n t a n a s un cuar-
^ p a n m í, y m ie n t r a s o ía to s e r a E sco lá stico
pequeños pedazos tuyos que yo había largado a . lescen,
te recor^P°rierse durante mis primeros espasmos
d«r a^ ° era como entrar por la noche a un ta ^embros
(j¡s Uartl2 a5^ap y sorprenderlas buscando en entera pues
yo í ek-°S' únicam ente tú lograbas volver a la fo ^ ¿¿nde
tas h ^ esa Uriidad desde las siestas de 1los ganso _■ ^ se ^
taban3 2 0 5 Se red°ndeaban en hombro, d°n<^, Jef carmen, dón­
de P a i ¡a ocultar algo de la n a t u r a l e z a cerrad & U[1
mu m lta b a s a s o n a r t e t a m b ié n p o r el la d o op u esto com
q u e e s c o n d ie s e ro s a s *

ba ¿n i|Ueg0 .a q u í} o s t r a c is m o v e rd e ! Ciertoi d ía , m c a r i l l a ,
Ule n , esp e ¡o d e l l a v a t o r i o c r e c e r m i b a rb a s e m cara y J3
mía nJ ec.1 0 v e rc e a s o m a r a llí fu g a z m e n te a l p u ]g v [sión »
cortó , a ra n a d h e rid a s c o m o p ara un s e c r e s¡ ql ]¡era en
íq uel’ c L 1 a r r o íé Ja ja r r a d e l a g u a c o n tra el ^ P . rse j a sustancia
ct)U U bo<í ue d e c r is t a l y p o r c e la n a Jo g ro q ^ q(je mi pad
^ í a b a , Ue r^ a P a r c c ía s , u n a v e z ju n to a l P e r o tra vez desn j
da tod a a b rig ° e a h d ia r i a tr a v e s ía del s a l v a d o de
^ cW i e n te r a ^ c u a d r o del Á n g e l de vienes h
ftaído 0 a la i n o c e n c i a , q u e la s e ñ o r a que q u
'C hÍ EstE « . a r t o p r e s i d i a r io e n * u ú n .c a « W .

„ Qaie¡ll,eVO eI misnl0 d h quE y° T l í v i d a o * “ h‘ lo ^


atnan- esto decir entonces que roda j íera aquí, .
? yera an * en ,a hora del v i e n t 0 l0 iqük ¿ Otra íorma df ^
N in a Sed a n tú y mi vida- No Ub^ t $e. No h*bí \ L lie-
to car el límite donde esto a formz se ^ bojes,
alESe en tw ° ^ iend° cóm o tu usada’ tU E fu g io entre. de circ11'
N d a " ! 1 ‘m a e s c a la t e r r e s t r e , e s te r
256

soledad sin vuelta de hoja com o la de un p erro lamiendo la nim


ba del dueño mientras allí está to d o y no hay ya nada cierto.

^ en esa ^tirria verificación p o r la m etáfora, el peF^ J ¡ el


na del todo, cuando me acerqué a la ventana abierta, ^
e o hacia la noche de los vientos y un aullido de ? .r1>n3tS'
dn f 11,®31113' Sí» yo ío había hecho, era el prim er grito de ^
o de las entrañas en el que se halló al fin la p ro p ian o ra t |o
ensav' ^ 3 necesari° slno repetirlo: hasta en voZ, j f L ^ n t d 3'
do y 6 Ue^ ° tendría el mismo efecto p ara el corazón ]ueg°
5- ^ S^ ® n t 0 1 ° había estado gestando yo desde el n y o# 0
nudo ri 3 a anudado en m viaje im aginario a la C ir^n jLjsjdn &
¡¡S S S T supoya10del com^io’y“ ? T i 2S* sv
finir escHh a°Sqüe para ^ mi herm ana Ep Leati&°Ml
entonces i 0 ,sm Peli8 ro de m uerte sus cartas a
tanto tipm Ueg° de ese gd to Que había venido m adu qlie e
adelante n f ° ^ Punro de ser un grito viejo, y ° . s a| fipa
de los árhn|err’a Sa,ngre' M as no la de Jas vacaS in m *nrada ¿c¡¿£
hermano F ** ? e Siniestro m atadero, no la ya evaF ,
pam Z < t ° á5ÚC0' n° la ™ Padrecit0 aSna de Ia
morada de PJ nt° de mi sed’ tamPoco la %(e de la í S
matrona seiíra M eneses- Q uiero, dije, la saíl^ L nd£ílí
}ro, a so¡ 3 en el sillón vienes leyendo sus n ° 3Sj
tos, cartas J T .T11.g a tesc a mezcla fam iliar de muI¡ r 3 Sca-*v ¿n
declaré con m¡ eS h t agonizado entre ¡lCropí3^
el Orgiástico t- LÜ?,Va Voz de recién in au g u rad a he piUj^
mi eterna vio?* ° clue desaté flotabas tam bién
guia, numen del to tal encantam iento-

^ humanad JvT a Ser de t¡5 a * ^in’ en m l últim a n^ l o S &


j^ n mi cadáver SÍn duda> e s ta n a m u erto, Y , o;io, ^ >
0 mdicase el Aa ■ e a ^ n Pa ra en terrarlo sin fai*1’ ¡e^
J vesddo yo c^ ndnjlnistrador de las grandes decisión ¿e
taftlb¡e'n i ^ el ? Í e q«e * m e h ab ía hecho
^gos saliera d e? de después q u e yg to
de la casa h o r a d o el rastro . P o ^ 31
1

257

as,j surgido de las novelas de ni i madre, y esa fiesta de bodas,


j-orno ni viaje a la Cirenaica creado por mi propia myeonva, -
a11 1111 capítulo de pasaje imprescindible- ¿Pues de qu
P ^ D Podrían sobrevivir ellos sin el sueño del matrini _ ^
gjfeaía, o yo s¡n esperar tu b a r c 0 ^ regreso? Con ngPJde g
carU a aVal li¡iputiense lo había armado en J j e poner-
lo i r? de una botella, y cuando tire del hilo a bn 1
todrt p.0sición! y se vio con claridad su nombre,
tu i^ mi ser entró en un verismo tal de tu Presenf ‘a ¿ ^ su sitial
fest?agj n cerró y a b n ó los «jos de largas pestañas
Jando el acontecim iento. ,, , v he aquí
que ^ L .e! au*hdo de esra noche lo ha cambia ci • nunC3j ni
Cüando dirm e P ° r la verdad: tú no habías ^ ^ hota de
lo®c desnudaba Jas muñecas de m ber1^ - eit mi pieza
Para saber cóm o eras bajo el vesa K . -yarnpoco
* C í la de ^ o l d s d c o , ni durante tu v.a| e 0 este
dicciQn ersos ^ ue «chara al aire buscando las versos per°
paUL0’ ni en las canas que fui alternándole n¡ si-
Quiera a 5 esCrita- Es decir que ni siquiera aq verda-
ye^to lo repito por ser lo mas ter . i > a ia seca tos
^ l sentp e f rranca de cuajo mis pulmones ven porque si
Seeuía nciado a la horca mientras piensa en J también
necesidüH j e n d o e a t u r e a l i d a d i m a g i n a r i a i ^ a n s ia s
*tíatl l d de t¡, y en adelante, luego del gnt°, be]líSa en el
a muerte. ¿Y cómo se trituraría
de mi crueldad desatada?

V ' h dejado de
este miniJI:o crucial, p u e s ^ q u e ^ . ^ e|humo
^ d e l o ^ que has vuelto a la ™areri^ ¿ ü de
^ yo po ' Sa]ÍSte- Pero bien sé que luego de ta han
\u e*1UilílHerteneceré más a este desolado p a énrre mi P° ,
( j Ñ i Ú d J ° : m «U e fino era el cogollo de u , á ^Ivado d e m,
N i s £ 2 y SU alarSado exilio. Pero tú te
S > e Verigan Crf cldos de S01^ ’ 8 i ; > ; e ten
a t i n ^ a buscarme m añana en las cuellos.
nocl>e clavado en la sabrosa vena * s°s

1
258

Envío a todos y a nadiet „ como


Que nadie se apiade. Q ue nadie tam poco me rf clje. LrJs pío*
en el Apocalipsis, todo aquel que añada algo a m isp a quita*6
descargue sobre él las plagas descriptas, y si * Suie? - nada
algo Se borre deí libro de los vivos. Pero no p u ed o ^ . « sola*
santo. Y el vengo luego no es p ara lo que El venara,
mente para resarcirme. Te he perdido, am ad a, y eSÍ) otTg caí4
más que derrumbe de la fe, co n trap artid a del amor, y
del amor siempre será la rosa verde del odio. j —^asúui0 s
■Ewtodo caso, perdón, Jesús, pero be m uerto
no soy el hijo de D ios.

<AU
Oe los cuadernos

III
fi! doctor Cóshno.
Retrospectiva descifrar

dicho, adonde me llevaban, recordar


l0s ,pre ^Figañosa. Pero como cada vez me e [1 ia neutra
S í í Hes de la cesión anterior cuando tome asiento
V i debí guiarme por el instinto. o b r a locura-
El n, *° recuerdo -dije de pronto a U nurs , j £ ]a música
S S S f " lociira>¿a * * 1 0 sabe?>^ °°£ S ¡a d - f f * ^
a- ^ a d te conoce esto último si no be mil violmf*
g¡tan a ^ n d o a un entierro bajo la lluvia y ejl[ra por
e* el cortejo. La música se disuelve e n « « * J gj p 0 qufi lo
C ^ h i e n a . Y esto es una clínica
p ,. f e y g i t a n o m u e r t o . , - n d r í a n e n s e ñ a d o en

w * >** lap"

hada
o Caiv-L^ a especie de escritura alejando
latld° el tipo de letra: ^ dora-

do v ° drí.a scr también el olor de los nj j j ^ u l t i ^


P r e L ^ g a ra perfume. Por deSgraCouerIa, ^
vüebncias» la pintura fresca de esa p parq
Üelve * esta criatura de laboratorio, la * * ^ ^

'"' &isTa0ra qu' lo recuerdo continué f 1“ ”^ su «0"^


5Ustarw i esas flores. H asta el día “ q“ '
260

oculto, el llevar narcisos encima atrae a las vírgenes. Y eilto11^


comenzaron a pasar los inviernos sin que yo m e diera
— fcque .y»
los iiiimsos
narcisos surgían de la rierra con la mmirada
iraud ce­
fija
e a tn ? £. „ j . . . , .... n íO U c
gatos, en cuyo fondo nunca se sabrá lo que hay, com o un p #
m u , a^° un terrorista. ¿Pues para qué las vírgene ■ .
ant l- 0 refer¡rme a unas flores que no había nom
sonreír de nuevo a la mujer, pero sin dudar ya
“> mental iba en serio.

n,..- estas a^ uras yo tendría ganas de echárm ete ene:


i y 3 ZOr^ disimulada, q uitarte la dim inuta toca Y P ^ 5
' 1 eso 5 0 ,° Pata ver si continúan teniendo gracia p ¡^ío
comn S^n ^ acfen aparente, pero tan enteros a e
^ e desarrollo argum ental de una novela- relliá^cí’
Lo cV 1 1 ,0 5 0 5 únicos que pensam os con coherencia -ftie
en la U,S1? S cambia, se dispersa, m ientras la l° cU
6,1 fe solidez d e s u s e n g e n d r o s .

tanta b e lle ^ ^ j"^ 13^ en ^ nea conversación a fe»


®Ua" fjaí'

riso. E U o s L ? ? 1ríend° y n o s a b e q u e quien SC^ c o m f


eortandn ^ que ? a no Sí3fere m ás de aq u J a j j d n ^ i
me devore1? reja' Y Si «O no « posible, q l* fe £ ¡ > 0
recuerdo G una knena vez hasta la salida a

¡f Pnerta^ecién^ 0 ^ absoluta incom unicación c u a ° ¿ 0


bería ser d í Pmtada V “ k zam bullí en el
CUanto a s ?]pppre. Estaba todo m uy bien disp _ .^itn ;líí
f i a d o s p T u " d e ' ra ">P=. co n los ceb o s * fts o > > 'V
la entrada k catalog °s de am o b iam ien to P j ¿ í& jJ P
pude tecooocg ía rrahienda do n d e reín ab 5e f
t * ™ '3 ciertt. retraso D « * ¡ a < r
i brotar cl individuo, tan a fa b le ^ ” do
> ■ la ^ “ P"en no a™ que terminará desp«‘¿ ¿ P
nte 3 frente eL a *a SOnó sa nos dejó solos y
Sl|[ones muelles.

A
261

~íCon que era usted?, quién lo dijera...


Pan bloqueado estaba él por mi conciencia que debía reconci­
l i o cada vez. Ésa, al menos, era la explicación que me había
4 r6.n. DCas’ones anteriores. . i
"Y bien ¿qué novedades en el problema y cómo ha ocupa
oempo?

Y qué miel de abejas del misterio la voz, de donde


cada una que nos llega y hacia dónde ¡rá *J . re que
^>nes rio se destruyen. Este trozo inconsútil de -.¡smo.
ta jünto a m í es su realidad, lo demás, tan cosí o -— ^ 0 de
0 1c pertenece por demasiado concreto, se ha
muerte com o el propio traje.

P a W / abia y ° ]° Que ^ habría dicho antes, e n í sesiÓ11


me j j ? ^ P 0 puesta a jugar por él tan de en ^¡brio
¿ i5 ; j De ™ d° para r? r ¿ S
- U eu ° lver ei § °lp e con UIia mentira jo j0s llamados en
cierta fi emP Jead o com o telefonista, atien contan­
do t ^ ^ r i a , los llam ados nocturnos de los d coftOCjdos
i n t e r e s a d o s de unos tipos^ c 0 IÜ ¡.
^ ciertos avisos
sión y c. UZas que adelantan la noticia en Pr ^ y cuánto®
f c d t J \* y ^ ver cuánta gente muere de noen
El ¡ ,j . :y en acecho, , . nnr |a base,
^ d i v i d u o dio vuelta el pastel y lo ^ ° P 0X c0 i,nt>tacit»es
C m^ o que asuntos telefónicos habernos, y
Y esto ya es algo. traba cay^11
*°s P ^ n to vi que me había perdido^qoe e . tocj0 ptK^j
^ a lta traición del subco
^Odo la ad° de atrás, era mejor, pues,
-Y ' n te r P r e t a c ió n s e r ía la m e n t ir a P e [ 0 '^lOITtfnr o |^ i ]l
lt> hab r¡' 3 nCes"Prosegth-aprovechando j]amat a ag
"tY q ^ u e r t 0 nadie, utilicé el aparato p

t £ ° aparentem ente « W

^veoTen la región invisible esa y ^


262

Lo sé, él ha invertido la im agen y piensa- no ^


nada. Lo que quiere decir que he descubierto su
tengo m¡ ventaja y estoy a salvo,
ella, te ^
...Y como yo veo en esa zona -c o n tin u é - sé que e ^ c’uerp 0 del
cabellos rojos de siempre* está cu briendo co n su pe ° .raicioflat.a
ser que amo a través de Ludw ig, y a q uien voy * ^ sin
cuenta de la obligación. De m odo q u e el re nte
respuesra por la voluntad de una cabellera r<*urre lo ve¡a ,
El sabueso había em pezado a huellas,
o l f a t e a r ^ $0
en el aire del menguado diálogo: su nariz, eso c iflU
escuchan, no tenía reposo. ¿Pero q uién iría a en ,.^a p¿jr dp
tnás lejos, el incendio de una casilla de madera per ^
del tiempo con una mujer pelirroja ad en tro ? ¿ , p 3Cnjal
históricamente, qué relación ten d ría co n la ^ S^ ue pros ^ 1
vocada por un simple color de pelo? D e m o d o q ^
riesgos aparentes: ,„¡n subía iifl
- L a verdad es que en la época del o ¡o s cj í a &
j ecuencia a copa de un árb o l, siem p re co ge cgt
dos de oros en dirección a cierta casa de m ad era q ^ pLlde
medio del campo cerca de u n a l a g u n a . Y de ese
como único testigo todo lo que sucedió- , censar 3 (cCfl
El hombre me tom ó am bas m an o s. Q u,z^ Var de
dedo sería la punta de diez ovillos, y q u e c ° n 1
carnado Mesmer dejaría mi alm a en paz- ^ al

Pero a todas éstas ya no has de sa b e r ¿ con y


para qué, nadie ha atajad o p o sib ilid ad a g tr3i
tenderlo. Las cosas suceden en la direccm ^ cúíSrCl\)íe
lo que va a ocurrí^ viene ya lan zad o y seS eSfe b ° 0
que cam inar desde tan lejos a ta n cerca q . _ Y yO ví^
daría boqueando de cansancio so b re el P a u
ganas de ayudar a nadie a lev an tarse, y -d'
Hú propia fatiga.

^Continúo escuchando - d ij o - , hable- ^ (a( & *


¿rae_esa noche confiese a quién quería
mis c°legas suecos a los suicidas en p °

Á
263

Quedé dem asiado tiempo sin respuesta y él tuvo^el


<fe no espolear. Pero yo estaba a d a p t á n d o m e en{Ja£ como un
adrrunistracián de la medida y me dejaba ir s
caballo acostum brado. . . nr suicidarse.
-Tal vez no siempre sabrá uno mismo que P general sabe
El suicidio es una versión de la muerte propia que en* ^ ^
^sperar, pero que de pronto se pone viru en
^ t a como un tifón, , , ¿do ¿ fenómeno, esa
Hoies entonces a la carga, cuente como n Dlinieras en-
J^uerte latente cobrando bríos. Puede, ya que . s¡rve_Usted
fias, empezar por el final y basta por el me * con vista al
_a a Pasar algún tiempo aquí en una buena Hetrás mío que
P jque -dij 0 levantándose y poniéndose a p3^ ^ techo_
^ bla quedado iluminada por una repentina yQ ence.
rr j ^ ué ba dicho -grité como picada po iocetldios por el
^ y todas las pelirrojas agiera provocan hacer para
5 n*> con su extraño pelo, cuando hay tanto q
VarIo? 'ñero deductivo de
también lo punzó algo, aunque J-
Shedock Holmes que integraban su esp
~<Por qué las pelirrojas? s ^ v e ce s
p„ 0rque no sirven sino para los des . Q f-^jo la ma
Y no°naS büenas’ Per° d íue£° tani y eo o un orfelinato d o ^
do y t3ando se engulle un barco tripul coior decía
ard„ por eso 0 1 perro ni gato de aq
Píeste, el de Hita, , w a, adt&fo Pf j eja
c0tl 0 estaba ya agotada por mí y el ° “ ' jn0cua si se e[
quierEncia de que una alienación Pue explosiva al
aire rí V 1 su s° te n o enrarecido, altam
de 1 « palabras.
eI to n it0s^ ada de 6 5 0 tienv '“ ^STa'ígo así como £a|UO en
Uior»^ 5 SOn c o s a s sin explicación, aJg san ce
taqto tes Peludos que fuimos alguna -roscaron
" > » la memoria.
eq L , > noche del teléfono los anímale r - .„-qoelli#
A t ^ f a' <Y d l° por qué? llenando ^ ^
de mís ore)emS el 0 1 °i0secos de lo5 P
MUes metal ir™ ’ ñAr* como ^ s
264

termina! abandonada de ferrocarriles. H u b iera queri o


salvarme de sus demonios convocados. Pero la estación . n t a ^ 3
ría cerrada por el tiempo. M aletas ya sin dueños haría 11 puerta
nente a las puertas de escape, nadie podría salir de la vi ^
si es aún una vía en ese estado. M i palidez d ebió fugarse ^
dejar más amarillo que nunca el aire asfodélico aspira equina
dos los anteriores visitantes del consultorio. Y fue en es ^ ¿e
peligrosa donde el hom bre tu v o la insp
d yJia
e s g r a c i a d a

encaminarse conmigo al cu arto contiguo ilum inado p


nU£iT? de acuark)' Inear ¿°n'
Allí estaba e] artefacto de otras veces, era el famoso> ^ fjí°
«fimis iguales se echaban para contar, especie de viola ^ qu^
ncertada de antemano con un tipo desconocido q nt0, y 3
em°* SJm id o en bandeja de confesión. Por un
^gobernables bocanadas de ácidos eS . ¿e[ áfb
color*1 1 0 ■ necesidad de volver a evocar mi observar _ esp¿
ser T r ^ a 0 rn^0 .cPfT10 Una P ° sra^ que ha caído del a t0do$..
días al- 1 fldÍVÍdüalmeílte- p o rq ue lo cierto er 3 rtb a i° í V S V
S ’v" “ * Cl í™ * 0 de la Si™ pelirroja p ara ^ U fj
ba El guardia m irando hacia la casa de cfU ¡je
camnn v pe^ ueao y fugitivo com o una alim ón )leil 3 t
S Pn ° , I mÜC,haS Veces d la salía a
d e m a s ié l . U1} s o 1 d e c o b r e . P e r o n o s i b a m que u
com o un ° a n > a Jlí m e lo a r r a n c a r í a n t o d o V r -t ¿esp ^
que ]a m ?a c? ^ a c ío q u e se l l e v a e l v i e n t o . P o r q u e y aQ £Se
¡m agen s i u v u e lto r e e n c a r n a d a e r a u n a n e c e a qu ^
‘N s te rio v P re te x t0 - Y m i m u e rte fo r c e je a ¿ o in 0 .
y d envés J ° 7 ásemos una Pareia tan sín . ^ uno 5 Í° eríltt0'
El diváru Una ¡a que 1 1 0 Pueden concebirse e u nd<3
¡No, me h a bía to c a d o co n su J¡¿
* ¿ f f í i í ’* por qué aquí no? La fr
Para reso n é ^ tuve <3 ue acom odar sus m ^

gro■muy
* p£l l£'j pre8untas
“ í ™ - ^no* podrían
= .. ^ ^
ser contesta . 5 is > s5

mVerso a ia inte ^ ^uedam,e sin m í AP ^U


-Está hip!? 0n y usted seria el resp o n sab u 5 ted / s 3
esto n0 c ~temdnd por conceder el h o m b re '? te $
sea en un couch. T am bién p o r acCl
265

^cer partos en la calle, en el taid, y la criatura nace lo mismo,


Sólo que con una historia rara para contar, su confe-
, "Voy, entonces, a intentar el parto de pie, y « n o c h e de
sionario para otras espaldas. Lo cierto es q nombre h e
que hablé al principio una mujer real como volvió a
olvidado, y con el mismo color ^ fT J e s m b a e n le rta d a e n
^quear, a robar de nuevo a mi abuela q V moriii ademas
jü ^ lin a verde, lo único que le dejaron pa . de colores que
cuadro torcido en la pared llena de m
había hecho con un pincel, aun en el Pefl° p 0 está aclara-
-Un sueño cromático, como de rusentan, eso
0 todavía entre nosotros. . „ vine a saber que
-N o, algo peor que un sueñomrtifamh P d e[lC r0 del absurdo
¡,°d° c u e llo no había sido una fantasía tiría todo, t\h
'■‘corado com ercial de la funeraria, o ^ rja sabido pof
. una leona muy conocida por mi, y me eittregut ,
nt^ tie d io que yo lo estaba espiando, qu ^ de un mal
^ w i g para que yo un día lo vend.ese, c*rt
del mundo. ., ^ nS YLudwig, ;qne üCU
~y entonces, mis recién conocidos
ahora?
ortibr^s cofl1^
. Y los he citado, infeliz de mi, y e^ pPasqueaure, Per^ / ¿g
« 1* refiriera a cualquier o o m b i o « « ^ * * * * * * *
bl*, diente y piorrea, pez y anzuelo, gu
& 0 agresión y desarme. j-e qUe no

^ rQ u^ e s necesario que nadie maS liberarme ^pede


«ncnePeñe íam bién conmiSa Y u£Cfen ^ quedarme miedo
de h nttro débil,mareada. Consiento enq verdadtengo 3,
a ]a °te* durante el tiempo que se ^ ec ^^gado^n ejercen su
fin v ° í he Porque el sueño, aunque veng ^ y qlliéo
desd 1 d 'a porque las cosas nos vigi ,.epdoIiosaun yjar qn*
sabe1? ^ salvataje que termina hun ^ ere? D* *

SernT oca‘W a las jaurías de los ' * " , ;So ser* *


" ’l * * ¡ m * e m e d i o s j u n t o a e s t o s m u r o s - 1
266

afuera, día-noche, noche-día? ¡Confiese, a h o ra le toca a usted,


no oigane C 0 n , 0 yo j0 ^ hecho, ^ .
a iba a tomarlo de las solapas para exigir u na definición
mpo neutral, cuando él oprim ió un tim bre y apareció casi
punta del sonido la mujer de la sonrisa tray en d o su hoja e
^ o n e s sobre una tablilla. Y el hom bre: La paciente va a * u P
W V13? ? " E‘ Y y°* La E d é Eléboro, flor que cu rara la ¿e
S r ih r w mbre ya P ^ r b a d o : Sí, la E del Eléboro- Avi
Telefpno tipo Ínter. Inyectable K .R. 13. ^
de l9 emJJece a imaginar to d o com o entre los telones flu |.lS
¿ “ eSpecial a(luel td é fo n t> <lue so n aría S° í o
cualnní. Ü ua ^O(l uero asalariado capaz de decir rix0-
Menos mJ 053]' SeS™ estuv'era prescripto en el código ¡¿^
piumas nnr|S' ° tro ^eSaba a ser de verdad, a u n q u e ta &atb ^
Aclamar Cargadas c0n aSu a - Per° y, ° ^ c ó s ^ 0*^
V
enfermera ™ sanat,Dno eso era lo cierto? doct Hat ° lTl0 ¡J
fuera suva 7 t0m° del brazo X saJió aSÍ c0.n
¡oven que L , ,sentia a través de la ropa el triscar
‘ una™T .
Ptro Que cAl ^ 1 conm overm e antes de m 1
ráento c,| ■0 ‘"'thriinaba entonces en un m alestar
K^ f e * 2 ' de,PTOn">- ™ ^ 3 “ C3par «** S
p°«5ün de n i n í ' y ay d ía - Y a h o ia ' cora,° ‘“ ' f s u ^ j *
vfz... La ^ otro dato, voy a decirle lo q u e -j^ a d 0 J]t
fibo, era i a, os ojos y vi q u e ella, com o un ser -^ d 0
compróme,. r?3S 3 Propósito p a ra c o n tin u ar conip
p o el acertijo. A&
alt® deí^rboMl U” a de aííüellas siestas en q u e yo v^ 7 ;jg d
^ d° Por verdadero m arido, o p o r casyf áe la d f ^ e
Cla>lo que éj * fue imposible percibir; a cau s
^ o ja r afe0 ^ 6 11 ^ m an° . Pero sí era visible mad ^
03(1 misma v J - Int0s Punt° s exteriores de la caSI , sia
^ o r un inf¡_Y mmuciosa actitud de D ios in v en ta 1 1 j ^ e r ^ ’
?Ue. liegue * ° erente, y eso sin q u e el a m ° rr JLd Q&oU
, lo que sL T , 3 SosPechar q o e si es en r e a l i ^ iff
ha niuterrít^’ a m orir siem pre asesinado. ia
S!"ate«SLS6v?lvaig0’
e había püesi.!.
56
i6a pero ya sin la s íiri aSillo H
«>™ >« h
0
9 1 1 tes. Empezó entonces el P
267

puertas con ventanucos enrejillados para abrir de^ e ^ ^ / entes


<*a en su costado. Quién estaría en la A y en a
hasta mi Eléboro. M e detuve a mirar la prira pen3ar má$
Pasión para extraer significados que la mujer
etl mi idiotez que en otra cosa. , ^ubo un ser
i -Espere, e s n A puede ser de Aeana: aqu. t a mW
mn15 'ta,i según Jas clasificaciones, de seguro j ehaio de Ia cu£d
UtiK i56 apreCÓ Su K tilla d f
3 el minúsculo corazón bombeador
gZtL]'¡S d T o ia lq u ie r sangre.
Empezó a ensuciar
-En efecto era un p in to r pero no lo es mas. r pasó al
sus colores al punto que le fueron suprimid ,
Pabellón de irrecuperables y ya no coordina- ^ Quié-
n raSué aquella m o n s t r u o s i d a d junto con realmente
el *Ser'an *os jueces para decidir si ensucia j n2a simple
l ^ c i a de la A, quiénes, enante ¡ c r* c « £ J * ha ifltenta-
Cüicadores de pulgas ante la talla de un g g
cprnunicarse por señas hacia abajo. , qUe ver c0?
piiih aúem ás, pedía cosas que no teni* ^ón, escodas de
d ic í? ^ pieclras’ h i e r r o s , p o c i l l o s qüe
r o t o s , D e c ía

P a l "u chat™ > Y « d o en grandes


exPri* acer u n mural de cerca de^mi ^ ^ ¿ Q j e la soc ^ ^
el nuestro tiem po y d escu b n e sU fracaso. ^
úesCon d erto d d hombre y las huella; ^ ^ jerga, ^
techa ifs no eran como él quería, ag opinión de -u^ia-
c0mn^ b a con violencia por carecer e
^ e jta m ie n to para un arte que Ha n0S prohib Q
le e<ard°P tado su lenguaje a tal p u j » f

CUÍdan tambÍén ^ , „ (ud mentá1’


« Los pacientes. .L v a n a ^
cotnn hacen ustedes luego con plante- Al
u ^ u í es al pabellón de los funoso . ^ 5 ad ^ p3fa

eSar jV U)er volvió a tom ar mi br ^ y a s e adl als°,’


verme la puerta B ella esperaba que percibí taj? qui® 3
htO L 0 1 * 1 en algún error. En ^ d * d y ^ ne.
Po n ° 0íI,¡tí verbalmente: Beleño hecM * untar
+ ¿ S i e n t e habría usado la P ^ i é n |¡W de l*
palo dM m andráSora + ñ d o ie ta
ae la escoba voladora, m siqaiei
268

e Pactum, pero alguien p o d ría h a b e r o b ra d o a distan-


úlrimn med¡ante el propio m ejunje. Y luego qué dirá el
palmar!» I* Cuando >'a la inocencia n o sirva d e m ucho. Puse '
realidad 3 "I a ? 0 cn retiré com o si m e quem ase, lo ^ ue.
la en él y luego cmPecé a cam in ar de n u ev o (ICS IZÍ")
iría de*r ° i mJ'r a Vcndna entonces lo m ío, d e la B a la ,
quién sa h ? ° • am or ¡ndividuaI» e l en ig m ático , c l,e?
no L o l / c ,amaS dc dóndc- C ó ™ p o d rían ellas,
se íes bilan rac,ult!cos ^ y a s ram as se q u ie b ra n n o bien un P‘' j
do anciEim003’ S° var e* Pcso dc aq u ella a rm a d u ra de .
dec¡dí qu¡támUC| y 0 U'n,a cn c im a ’ Pc ro < * u e d e P ro n ro ’ Cfuerza
- P a n s 'a * * V* cosa g rá v id a , sin o ^
conmieo a i l . estallar en el p rim er in so m n io q uC
'Podría h ab‘tación deI Elaboro. „ caüsa
de « o voy a tn r Vj j el sanat° fio con lo q u e escondo, y • ja
7 * " o exp om P deiar!° a q u í fucra' * ■ l« 0 qUe S‘ d o 5 “
el an>°r s ó lo V l
0 rq u e lo q uc a lg u n o s lle v a n c re y e n d o q |a
ro za ta n só lo el ^¡¿o-
U nurse mllna Uvia de balas sobre un h o m b re d e s p £ órl
d ePasar a| médi^ ^ 0 1 0 p ara un cacheo> V bara,C SUJ c¡a. ?et°i
y° apenas si inrenr k Fme de mi agresividad cn pote • ^ ¿I
l' anio hasta la r 3 quirar acl u e , , 0 d e m í’ irl° de| ,t> eSia'
na el Ciprés l ’ ’UStamente do,lde> sin fallarm e el i" 5" * * ’
cuaderno-^
"Éste es un c ~^rC ^scribiendo lo m ism o en su
sacarle nunca la ni 0 2 j° "^ 'í 0 com p lacién d o la- y n 0 |va r», i1'0
* así? Psocs el í i Un(’a c la m ano- Escribe ..M a ta ré al an >!>*
" *? « C e r S " :f,Cad? «W ciprés, la m u erte si m ira
d A »les altura,1! tam b|cn la m uerte si se provee de , 0 1‘
hü |0 a una pób3S a muier estaba co .n o en vilo. Tar.a|Ca uir.-'
£ 0-. Escribía real, ! ' " ' 6 5 15 la aSü" la existencial del
^ , UniCa f o r m a I T " * a ' 8 ° y ya llevaba v ario s vo,£ d <
ex ? de lo e se ,e mm a n t C n e r i 0 « n q u i i o e ra rraer u » « £ * p«
f e " “ ^ ' nara el o tro - La » 'su lsa c ria tu ra ab e„l>
aW r ni°nces1 i eXtc,r ,or de m ad era, y o puse la cr¡b*d .
V '«o l m° S a,id o d e aó 3 \ Í u lc e y g r a v e t o r s o c u r v ° ¿ <Q & * -Ó*
desP¡er,C alrevo, <j»7n Dlcc|o n a rio d e la R im a dc c0r* *
^ ' V n i i e l T ' 650 es lo * * * > / a a se.sin * *» ¿o*0
fas andaré en tu s te ch o s / p ^ ne¿

Á
269

«"geles deshechos... Yo misma cerré el madero antes de que el


nombre pudiese tom ar conciencia de que aquello que iba a ligu­
e n adelante en los cuadernos, como sucede en toda creación
cñ , abla inventado él sino que se lo d i c t a r í a n . (Pero 9
> 0? AIJí estaría el duro hueso de la fruta, la mald.aón sim a.
* * exorcismo. Q uizás, añadí para la mujer en 'on° c0' ^
««ori3n p r o b a r ~ n el S alm o 137: C o n f i t é ^ D c * ¡ £
“n aco '" a " dÍS" y lo quC sigue' sicmprC n e T l l m o junto con
d nomK Ca '¡ aceirc de lirio blanCO y T hrv del j a m a d o en
un trn bre del ángel Anael, y se ponga el nomb con
ese ar c 'Prés que se metió en dicho acei: • e| trozo
de| ci e".e se unten las cejas del mismo ser ama;i >F , 0 3|

d braz° d« cch0- Yo SOy una “ l e T a bibl oteca al


mor H om br' a quien usted no conoce me lego la
Ha y a ilí baP d e r°d o . . _ _ o c 0 frente a la D
" lis m ^ 'i D n o se le d io m ás plática, ni ta P c|ar¡v¡dentes
Sobre''i sabía del D ictam us nlbus ) ' su , . [a p3ra intentat
la defe ser m agnetizado, pero n o dije lo q“ x había puesto
'an n, "f del prisionero. El nudo de mi Ia mujer fue
^Pazri ° de lágrim as con el Ciprés, q u e • ^ bañado.
faltabde engendrar piedad en su corazón siemp lentamente
el último tram o, y lo fui " , exterm.nio
!o que"ter'ores' más entregada que n |¡nca la m
Pagada a | qUedase- La vida se me sal* P£ c o l o c a n ^ , ,
* W ! m u ro , cu an d o d e pronto me “ de quiebre e
Plano o, l fría superficie. Fue una sens |u e g 0 va
¡ S e r , l a llegado a su m áxim a empm h3¡^ a
S e j * ’.“ P u m en te. Yo iba a ba|ar de dwlg) He
S S Í ? ' había subido (Hola Hans s a l * ‘ ^ h3b,an P-
ú ia ld ir P i S 0 d e l e ie lo in a g u a n ta b le q |¿ [ 3 nO S,
„ 'N o „0S “ 'eran am bos. „ j „ e|e como e -g0
Podr’ía no' em peeé a b a l b u c e a r , me ^ u jg
S v i b l c q u !'árm elo sin caer aquí ">'s'n° ’ yde G iu lf“ ’ haberk>
H S ; pobrr y pos,ble herm ana g e « * £ despu*
d S h a d o F 3 quien pretenda luchar co porque > pn-
0 , a eso v Pendo en estertores sobre e ’ d3 con

^ e o n i o qUé P° dríaS Saber'° ’ C"

i
270

nrní ^ 0 ™ bandazo, pero aunque d im in u ta era u n a e m b a rc a c io * 1

S zar
«n S J lah Ef conmigo.
" y se rehízo- 10 im P ortante p ara ella estaba en

r J ¿ P * ( á sp en se, d o c to r C ó sim o . C o m o la cacería


Q * tó ta x va a
vunotorax a<
^^rs; raaflana l _ ..^An
- . _ ha venjdo un» f&W.
una i»»j?

S f e S T S - 1* nPalda- & ué h a “ ?- n o K ngf


esDeciM v iiM mís derechos en el proceso evolutiv fl0
fiava a«' ¡ bo mjsmo y por si acaso- Afeitamos hay . fl0
sabe cuánLCIrU’an° quedará tranquilo. Y ademas u .
guardad P m a!eres pdosas hay, una que tuve que P
ballos tiPTi 'i un mat°rral de pelo ju sto dorod ]¡j£|0 * 1
tasarse ™^ ? CrUZ‘ sd cómo se las h ab rá arreg
’ p es 51 que era bonita,

d ara fe g u lá \ 1a r *8 0 ^ i aqueI episodio del c o rre d o r deb¡?j¡5b*tr


pón coma los r - 1 1 S e b o ro , ad o n d e en tré ta n tean d o _^ 5tls
borrascas aup n? ® 0 3 y f ilá n d o la tan ajen a a mis ar,d a aj
^llí el rastro f era ^ P o s ib le asim ilarla- Ú nicam ente
mos Y cerra hJL a,5 Cesores saliendo de los cajones <JU ¿os 1
yo P^a aspirar e f ’n f ComP ro b a r qu e esruVie/?e|éft>fl0 S
üna tnesa qtie , p , ° r.de « d a uno. Vi de p ro n to el ^oj
J f e tó allí IoS i*;! Ü a ¡ünto a fe v en tan a en rejad a-.
J baño estuviera 6 5 dc escribir, se cercio ró luego de qu ^
^ d e t o p a ^ ^ P y ^ t 0 de lo indispensable, m e ay
1 6 30 Parecía ser r ? e de internada m ed ían te una eC^
^ del aC , ? d 0 J 0r el m om ento. V endrían con d * * ^
la ^ S^car la II Q ’1° a l fin. Y se re tiró d e j a n d o ^ jp
f c 011 j ^ U d V e e n viendo
l a “ * h ie *
r a d ^ u n o s

el rukPenas s°steniénd Ü I1 S0Í ardiente d etrás, y m i cüe % $ c °]t f l


P a Ü del teléfoÜ xt86, M e senté feenre a la m esBl lC¡ b ^ %
S ^S« *r a ,brecit(S
*WJ * bienlo“ «*una voz
Lorre que u n o te rm in ara p ° r ^
Por c 2 l Cl médico de l ^ 0 ,breve de su consigna:
Yo k l? 6* tosa m l}ardia del S an ato rio y esto y a
Ia carid i 1 3 ^imiuatff! Í ° Curra no deje de llamar- ay ^ 0
^ las vim a roda la fe, toda la &P
« ’tudas teologales, de modo que 1° d"
píamente lo pensara pude captar su mensaje
jp que debo m anifestar en todos los casos, pero no ^ ^
Heve el apunte, que se vaya al demonio co ^
Me tienen harto, cuánto mejor hubiera si gra ^
eterinaria, un equino enloquecido promueve P [a
ytla mujer loca sólo inspira el violarla y despue pudo
El tipo m antenía ocupado el auricular de modo q
d u c h a r respuesta, la mía sí que directa: .. e¡ mío
no pienso necesitar nada de ÜSt* ■ y si es posible
y a arrancar ahora mismo este cable. Mu ^ ja [aguna
a utia cabellera roja por mortaja, porqué: , ^ cuando se
» sino la otra, debió pretender cubrirse c tefúa el nás-
* l a p a d a y bajo llave. <Lo sabía u&te^ j e ^ d e r a hace mj-
, c°lor del fuego que invadiese la casi joS 0 joS de
f c t ó o s , t a m o V t e guindos b n llab * £ £ £ , ^ d6llde
^ ftian n a se clavaban en los míos to a n d o d Iado en su
f c y° « « i * después de todo el ■”.»*«>
0lnb« . I n .h íapara
s e r v id o

a]J “**, de un tirón violento, el cable que P ^ ^ h isto ria* *


tevpí c<ortado. Q uedaba aún cierta p ^ sabiendo
Oten 1 y y° necesitaba un nuevo deposi • una m° ^ men-
abrí el cajón de la " f a \ [e dije * * * £ £
te* \ f OSa de polilla. La romé entre los juntar la P
e ^ ^ ’ « * * tan muerta c o * o Y ° J J ^ ¿ e n u e v o > ¿
ej 5 ; rcm pecabezas chino tendría'> q deCirte q11^ , en
que rmP5e dudoso. Por eso sólo a ti y ^ i l l a inj*®
cada a Vert'd o aquello alrededor ]aS Ha ¡aS
ta p> saltando para hacerlo a )aS patf»
al * “ >» ' b rapide, co, J *
Un c ^ ^ un o s instantes volviendo a p i t a r a
eso ^ d i o se devora una casa d°u j H ^gn. Y e
tt, C T Paia‘ ^ d lia m lo había ^ ^
urn0r Sos violentos son los que m , taIlto inseusat
C ? * una casa de m adera
CQihetiH reduc,r u n a v e rd a d ,al S'SI y yo q ^ se, f ía lagu»3’F
* « « 3 ? 1 611 Vano al Pie del h E g °- V n desnudé a * »
s Süe salieran, que se arrojar
272

Dor ¿A?;!! u° seíl ^0S desentendidos p ájaros hubiera p o dido 1 1


ció nn kís aiSta a<l u^ aP°senío com bustible, algo q u e desapai^'
quién era n - SüecJó sín sostén, p a ra luego no saberse ya
rotos al pie^e *1 3 b' ^a m ^ 0 C 0 Po r q u¿ yo estaba con los hueso

dedos^La^J 3 0 ^ 3 y V* que no Había resistido la presión de mj*


chos álentirt nte n° ímaBina de qué m aterial de rezago están
pane dfl £ 5 ^ j ° S escuchan> cu an d o de o ír solam ente u
de pisotear Iík q ^ desintegrados. Y entonces vienen
ble mancha o restos Hasta que se transform en en una irreC*?' „r
C ó Z t f f 6 0 Ci Sudo' P^ o yo n o era una ps.cópata * * £
^rano frutal i3 aun eso* a feo que había ido derivando ba - j e
ftri encaminañdn ^ Vpersistená m e n te desde la lejana senil
apoyé la n a r ; 7 g o n c e s hacia la cam a, m e arrodillé en e
Yop« ¿ S T hre ,a co,cha bl*nca y « * p « * a c o m u k i ^ a
Andadera corr *fsP °ndía.j era la única form a de esta

en eso sucedía m anzanos? H u b ° una época ¿

'Pues o cu rrí'UnCa SÉ P °n8 a m ayor atención en taJe* c° ^ ie t°


marcar „ qüe yo florecí de igual m an era, y a h o m ^ ^ q
en sus cuaderno» p rituaí lo que escribe el h o m b re de la p $ p *
0ruarrne en esra' i Cr° no s'n antes sab er si p o d rías h
' f ‘imctamemí’ ate«ada de gente. , , n q“6
1 ° del ,U e eSto 00 es una plaza, y después ^

j^azos>pinzas fn’ ^ Cn e* sent‘óo único del verbo, c° n■ V\


5 e .y° anhelo es Sea’ y no Por un capricho cualq
y C a n ta d a p o r las axilas 1°

y la°n Y 0 115 2 anaí í Ue Va com iligo desde la Píaza ,a f u ^


L m > res de, Un co]or ^ Han caído
que lger°,c°m o d eh i' Se devoran. Y el pelo se m« . o j í }15
qpetía aquella r? Mj e! ^ va V de la m ujer llanta
P to n t^ 01* « H an, ,and.rágora del hijo de su h erm a11®', #¿0
* * * £ 5 n hf do cto r < ****> pef° recol t
cielo ¿ Un ^ ra stra d o ? ™ c u e r p 0 ^ ue girab a ^ n j r d el i 0 »
^ b ie n a l. Ueno que no parecía provemir b0$
en de bajo tierra. Y yo n o caí sobre los *
Aplaza, sino en el centro de una h ab itación desconocida adonde
gata tormenta subjetiva me había arrojado como a un espera
, que se ha venido de lejos sobre el palo en que mo
c a n ? ^ dc! SranÍero, Bajo la forma de una masa ga and0t
Ptada en cám ara lenta, y mientras el trueno *¡S¡" a|gun0S
y acerctué a la mesa en la que ^ u ? Í ^ iado tinta. Y
, en blanco. Pero la maldita bruja no había ^ w

soy *0S mismos vidrios cortarm e la vena de la y estos


badülaa, de la IungU en SU primer ? olvidando que me han
deiaH ^ tom aron precauciones vanas olv retomara
a solas conmigo, y la luna aquella * *
Peret?tr31lde y ro >a clue nunca>HaaSí 31 n°r fe azotea, si decidiste
esper. m orden de abandonar la casa por el pdo con
m il ho. 3 ^ U e c ^ a s e cubriera s u d e s n u d e z , s e ^ ^ precisio-
les tra n ^ 1^35’ aunq ue creo que esro j rm° ¿os papeles ardg*
ya si Smitidas d ije q u e em anaban de L u n a . d ift Entone^
^ntes 5 6 p u d i e r a dejar documentado ^ estaba ext
^ t i a o e^ Ue la P e s a d a h e m o r r a g ia y el afuera
C P J^ K n bajo la p u e rta y ^ .^ fS b o t o U ^ ^ Í
ut>liza°T0 ¡fueg0’ fueg° en U pieZ^ b a la mesa y c° m°ih3C el
CaPíhil0 n ün ]í^ ]do ro ¡° 3 ue aneS! |i0s aun siu „ in-
> a j e PHefSOnal: R ache!* Alg° qjeJ v e í q u e sólo a r f i»
? W destruyeron diligentemente al . ^ ^Ivad 0
fritas IlCla de Una m ente en desorden s

t ¿e V. vo11
íletnárl en ]QS textos origínales: V eflg^' ^
io s c u a d e r n o s

IV
Y a l E sp a rta co a lto
Para localizarlo: J u n t o al catnm ^^¡¡¡¡t
tr a n q u e r a . L a c a sa e s tá a u n a m e ! pe,
c a m p o y la g u a r d a n p e r r o s f e r o c e s ^ ^ ¡(£¿
qu ea r, p o r io t a n to , e s a e n tr a ’
in d ic a « S ó lo p a r a g a n a d e r o s
i g u a l m e n t e ta c a r t a , p u e d e lle g
p o r e rro r .

sino fiue nos quedásem os sin n ad a, y


Pero voy a p usión m ientras aquellos fascíneroso s. fu
°POrtunidarl a C ^oy, poco antes del d ía 13, , ^ n o s í ^ [
describir tv. \,^ vis*tar nuestra Florencia y e ra lo 1 £j0 que
atraviesa „ 1 ermosa. Años después, sin em b arg o , eOte(l.d
^ [a - b n ó de fango, alg o q *
el barro v 1« tos testim onios de glorificación , rdc d i[;
^ « ¡Z T » ak«wde'a
^ d b a, sino r i r CMdríne> creo b °y q u e n o fu e ra a
Aun£*ue’ t isrro
°°dPefij ;
Quienes h a h r / 0 desde abajo p o r los p rim o s de n j0 s3 _ ¿¡
granean ¿Pt-T yorn^tado en el infierno d o n d e, n o s
C b¡enes era l ? ™ 110 rieraP°- En c u a T “ ^ q f é *£ ^
n ° n ^ so la e ,a r r ' ° N o r t e d e B u e n o s A r r e s , ][&&*
?-eco le ta ,p 0 r . ceP c ’ó n d e u n p o é t i c o c e m e n t e r i o j0 s t * „ i
.° s co m o en U no p u e d e p a s e a r s e t n í r a ^ _ u le
d e b ro n ce ¡ Casa' rn!e n tr a s la g e n te l i m p i a v t. $
coloca flores y
todo lo a deberá d a r gusto estarse q m er° J po&
1 0 demás del barrio n o era p a ra nosotros*
Ruellos lugares vive la flor y nata de nuestros antípodas: los ca-
_ j°s antiguos para cuya amistad no recibimos educación a
« ¡ f ^ ro Cosme; los reyes del imperio vacuno que
Sradarian m ucho p o r tus actuales riquezas en ganado, p 0 .
n° Poder mostrarles el árbol genealógico robado p o r J ^ P ^
te cerrarían las puertas en las narices mechante ma>_ ,
J guante blanco y chaleco rayado, o,con menos
Patrn Provjnciana que con su acento particular re
de p? 1^ 1 1 0 está ahora en el baño, pero le comunica qiJ . on t0,
. Orencia y Buenos Aires que conoció su abue ,j vjene a
W t f 1 qUf perdone Pero váyase, porque roda y hasta
Podrí ^ m adrugada se suele levantar de ma ■ ’cj)gtasai
él nial- Y usted ya sa be que cuando e) día o■q y ia
^ Hla pÍSa‘ U pregunCarás enronf S ^ asiento, pues
^ pi ^ . ac^a en sus ancestros, te invitara a t cosa y
otra p tllño Se ^ eva unas dos horas en el bant> t [g ü 0 piano
t>egf0 er° vas a sentarte allí. La sala tiene ^ ^ qUerrás
V¡o!ín COn cuy& firma del í haiounfaaaIcrista'
'itio, sj can e el «eso, y que se halla protegido bal ^ ¡oS toca
N i e Lrtera una reliquia, sólo que ni al piano ¿¡ariamente
?°tno a y a no ser la m u )er flue le s.qulv e aHros ovalados
nioe a^ H o s otros en el cementerio. Y cu ^ reprodu-
k V “ talleros de barba, / “ “ j f 1 ¿g e flamad°
&)bel¡i,íatallas que fueron asuntos de y muchas co-
ps ? t0nos tan bellos como desvaf ? ^ a olor* «emp*
^ Ho’. S b o ta n d o en un olor que yo llam» ^ sl fuéram^
Papeles bem po com o el nuestro, que n0S . esoS objetos d
dl0s hpataS v a c í a s 7 sino un riempo qu^ ¿empo aíía
le herencias o viajes al fin del mundo, y a que vam°
> t r S ° ^ r s e lili, no en los v¡*> eS
3 Üec°n ünejando en los alam brados de P ¡oS riene^ P
í p i o s aj ® sola ventaja, el viento y el a^ ¡ ieílte a
¿ L Pílmer So1- Y < ^ neS

^ de a í 1 un™»
cu ad ' ° dicho
ban con kque y ñ0,
c * «abe,. n aí clon tal que enajena a cria j de reffa ^ Í3)
^ d i H dle cua‘ bay n 0 56
el mism o joven los reconozca, y
276

pues él piensa rematar todo y dedicarse a las carreras de autos...


nar Peí!don por haber dejado Ja frase anterior sin tetro*
ajrn jíi 11 te ^ as detenido a m irar los arabescos de la Pre£\ u
Banda n ■3 muJer dice aún: Pero n o se vaya, si vino des
chatas™ rp que esta tan lejos, ai m enos le voy a decir lo
Ñancufíl' TÜCS ^ CSe P ^ C0 ío P rep arab a m í abuela pamp^
pura dp I ^ descendiente del C acique N am uncura, ^
k estancia í u *1 9 * ^ convem da al cristianism o y coa
£ £ Z » t n abuela del en * Parddo del f
tta, el ain „ nc , nre’ el tasajo, los chicharrones, ^ m ¡e
cosas para g°í-,a emPinada señora m e obligo a ^ ¡a
desconocida w dares finos,.. Y entonces, en vez deí retr f¿plí'
^ de Simn e^ [Cls que debió ser p o r lo m enos co m ° , ^ go
«b« q S X ^ P™ ^ la « “ V " o m br^ »'
Boticellj ñu* i ^ qL?e 1 1 1 1 / 0 Qne ver después de m uerta _ te
sírva: Cha rae pincd de m em oria, se lleva esta receta ^
bra sólo a fin ^ wSo^ sricfda*>, y re digo tam bién esta u nar a íS0'
hacerlo rabiar jC r^ bies’ porque un h erm an o se oeo * g c ^ 0/.
*k chicharrnna j e Íasaí° ° ch arq u e dulce; 1 ot& &
higo; 3 cebón S grasa de Vacaí m e dio kilo de m 3 2
lias¡ “na c J , aSri5 ? nas.; 4 PaPa* 6 dicnteS dc.Tdc
^ cucharada Á j rC Plm entón; u n a cu ch a rad ita . íAI¡i&
sal a J t 3d° b<>; hoja de laurel; u n a c u c g * * *
^ tlo en ün ^ ° ' C ortar el ch arq u e en d ad o s p e9
^ lo que jfr° COn los chicharrones y pisarlo bte ¿d*
^ de aceite n a C andinga}. En u n a cazuela con
rias p i c a d a „ preParar on sofrito con las cebollas, aj ’ q0 íi ,

^ P iie n to , En _.eRte Para cubrir el co n ten id o y ^ c[ta¿as £l\ $ r


J^etios cuboj r e A m e n to se p o n en las p a p a s co la ^
lifie^ de trigo au t” '^°,está todo cocinado se le agf ¿a e?
^ ta m e n te salada ** brá he™ d ° an tes p o r s e p a ' ¡ sei* r
sonas. SaJada, y se ^ reposar CoIíien & ^

* Cl “ “S o d t f e fórmulas se pueden sacar, f


u bella dama. Porque, r e t i r e * ahe*3
277

que largó la taza del desayuno contra la pared, yo se lo dejé


lente y ¿ 1 Se dem oró en tomarlo, y hoy va a ser un mal día aquí.
M’ va el niño a com er ckatasca, sólo la va a pisar como
t ^ n g a cuando las carreras de autos, yo ya lo veo dartdo™ T
sabe ¡C ado en eí aire. Dios quiera remate todo antes, q
j 0 que irá a ser del cuadro con su bonita abuela que Ia
Y ?Se s* realmente está aquí. , ¡ j-i
B ^ ahora sól° « he hablado de Ja partC ^ S m o-
demac'i, esían l° s psiquiatras por cuyas mansi
^ n d es S 9 u.e Pasar corriendo dado el nivel de los o ^ dem-
Po n. edif¡cios con ascensores automáticos que no .
* - " d ° í» - - A £ S f t
^don , ° tú a hacer polémica, porque el q ar ¿e
d°Hde ¿ SéaSÍ de desplazados, hubiera sido capaZ ^ s e otra
^ en f ste Para arm ar un nuevo escándalo que 1 . y ]0 Je-
^ que0^ 3™0’ yendo a su entíerro si lo sabrás,
Í0 Be vL !ClCra fa|ra- Pero h°V 1000 CS M ta ra U
Lam ido más q ue tú y no caería en trampasgr ^ ^
comT,n^a eniente nada de lo dicho ha3ta corten sobre
^petsn tcar a su tiem po debido a las n° nci^ lie has rod63'
. eo tu tf CUanto a las orrigas y los perros d ^ moBadas a
^ ya no 3Cierida- En realidad lo de las herenc en que mis
¡ V |0s mIlle c°nm ovía teniendo en cuenta la„abajarlos bru'
í ente í rnos Perdieran sus campos luego ^ eI1 medio
j aque¡ 3 asra una isla con pájaros rojos que r o q u e ñ a casa
S E * i K ° y ° y l e s P ^ e n e c ía F Sólo les s o b r e un
K t ^ o s allá en lo alto, y qué
ft t C/ ° ^ <3ued^ en Ia pareí^’> anchas de coloré» _
l Í ^ e' Pa? n ° y y tanibién m irando mis ^ ^ajo los arbo
c0We ff p a d r e ¡ 7 aHí estánsus ¿ *
C0 sr° r a 3 ue quizás yo muera, quiero ^ jyStoria,SI
Coe e M édicis no fue tanto el ocu efa tan
aq,0,lces v l ¡ * 1 prisa creadora en una vi saS & & & ??
creído al pie de la letra J * " p a s 0 de
^ e V '^ P o í f nables am igos de ideas cu^ ecido de
^ u íí i í a a Íos contrarios los I190.., y fcschou h .
h°*- Con barJ o s e f a K arl vi titulado un . ¿ fa , y ^
n esc Karl sólo tuvimos en común el * * 1
278

¿Qué Ieschou querrán conm igo si él decía A] C ésar lo que es


r f f Cuand? y° estaba en quitárselo? Y ya n o se acierta ccfl *
Cn *as arenSas- Y eso de pareja que te nO^ j 0
c i L «, Utl!!zan para bien y o tro s ya no se lo sabe- Y o ,en,
brt> Ó e .qüe 0 úesa como un stoccafisso. Porque ver a un
camina n volado la cabeza m ien tras andaba, m
p r e c i i n ^ " 05 PaSOS ^ p a r a ,u e S ° c a e r e s a lS ° ^ u e a Un° a cabe-
f e,n n.0mbre de qué cosa m ás im portante que un»
zado !a r l / j ^ P° r aqül en ^ c‘ud ad hace ya tiem po 1 .
incendiad ^ decapitados, secuestrados, saqueados, par
611 el cam°S! amenazados, y n o creas que vayan ustedes a
Y P j 6 5 0 3 deben tener en la reserva.
voraz, b l a n • 65X0 que bas ^e]do com o cu an d o se ^ 3 igo,
111,3especie rj " T e> rubl° tríg0’ se ^ am a !uSareS comUn v yo ^
bien lo Í a 3m ac'g ° pútrido eulrivado con esm ero, y r ?eío
* d e S ° de VetZ e" CUai,tK bajo eí n o m b re de f
riesgos. TncT r a m arEen V me siento feliz de p<? « ,
esto es otrni U^l res COmunes son buenos com o el Pa , ^ peC¿
do que - J j abandonarlos p o r la fuerza de la v a f l 1 .<’ Si
a salvar e]^r^a Car° ' ^ con ta les precisiones m e desP1, _
de mi rom* P *rrece esPero hallar alguna carta tuya so l0x&
dudad, l mesa ° udad’ ell° ¿ em p re q u e aú n existan Ia

A ntes ¿ el í 3

alg° que quízá 1SnüreS^ ^ n a S 1^ d ^


afl‘ «na pIa(1I ,. r Vacun o , pienso q u e algún día gf 3 ¡Je
ondn|.H1Sr,Ilta a ias dem ás, sin tallo, con ^
^ mPánu]a e n ad^ P °r los bordes, flores m alobentes c¡| el ([
0 de las boiac ^ n c u z c a s y rojizas nacidas en g
asunt° es^ » « o s en baya y tam b ién de m a y ¿
? r ? y io que fa^ cuklado, tiene fo rm a h u m aI,a t o 5 Jíj>
i de| ve|atf. ° S *úcieron aquellos c u a tro b ace ff¡rnie
uu!VOy a d S nCí! * «am bífa p o r lo q u e p u ed a ^
€r momentn 3 es cuestión de c o rta r la P P‘lf
nto Sl se quiere q u e actú e m á g i c a

1
279

uno de los tantos documentos consultados, q u e la opera


£<m va del 23 al 29 lunar. Porque la planta as de
cosecha: Primero, no tocarla con hierro o cualquJ
E~ T Des? ués « tá i 0 del sotaVentD’ a ^ u l b t V t e n
j J 8 0 de esto la raíz, que es de donde desciende e ^^
ocioíUejSer pisada en ciertas horas y momentos ^ [0
qü dlvulgar si no te interesa, pues al fm la gen ^
si e s tlr lí‘n r¡g0r 3lgun° ‘ Y tamP?C° I!!da^obre eí mortero,
Pom llegará a tus manos, revelar nada s ^ a re(ju-
^irse Ue muc^ ° s seguirán creyendo que en la vi a . muere al
S a m ad^ r m andragora. Y así como el

^ r ¿ n 1 í)C U ra3 la m andrá 8 ° ra no s'nre S1* ° ^ cosa de reSalar‘


^ tin s s'ete metales que, asimismo, n
w n ad a.
V e in t e

las obligaciones finales


para con Ábigail, París y el L eviatán

muje,r que Ia disfrazó de blanco era de ese color P enpOj


o*0 ? ^ Ue e^a *a Pas° lueg°i negro. Espere un
cnrro em ° Flores ai negro que ya quería em pez [íen1'
D ñn'° C° m° Fara un lanzam iento al espacio, aq u í J 1 0 n3r
medhíiar3 S? CÍr m iedo>y el m ,edo es lo ha h ^ ° & : T*&
D aÍ - Cn S CamPOS de M arte. Y él con su vo z ¿s ^ J o í d ° e
^ C e m p o eS° ÍUC máS im Po rran te que

ÁfirCAiL c(|
driif0^ tant0’ emPe^ó a sintetizar desde la c a ^ [0g a t í l ­
de ^ royat Pues el G eneral h ab ía descubie
ba , nL ,OS Clotiíde y D aniel, V ® la d esesp era ció n ^
lo \f *?n^e.s mas Que en llevar a su hija al ex tra
* decirle la verdad era im posible... ¿fJ *1

"'« “ t o J t a J f PreOCUpe p o r deffl0rV e f ¿ ° ^ S ,f c '^ i!


mejor eírín - mi nut os m ás o m enos to d o e ^
que emn<lv recien afilando los cuchillos. Yo c 0 , u 3 nd 0 errí
ban S S , hacer el am asijo del b iz c o c h ó lo u
cancel al n ' de ^as m ujeres de Ja casa iba . oí)ce * sj P
con una í el S°lpe del llam ador, u n a m an o de sUe r ^ ’ ^0¿°
r fotm a de víb ™ p « a la b u S W > á
que cuanHr? u 0b r e c h a tenía d istin to s S 8 n i „ f f dfl
día * « * a a '8 “ a an r , f v * *£
^ber, no £ negocios diferentes al v en d erla, V <*5 ^ ,
^ j e r se <?ue nunca e x p ro p ió n in g u n a,
Pata q S m T a n e a b 3 e" la ¿ i n a , pues si n o c0^
negro ^ íe s ta rs e ... M i ab u ela era d istin ta en e
S Pa* o p ara el carn ero , decía, y n o s
""«tea pane y [a de los otros si no había llegado
¡jUntó al fin, cómo explicaban la ausencia de la ^
siempre, nada escapaba a la percepción de o P ^ erUp-
o o^ se habían pasado siglos viendo y callan o y j e nues,
volcánica de inteligencia contenida arrasaba ^emácu-
■ Simpleza, Pues muy sencillo: se decía que esta atjareda en
Ja unas rosas- Y tíemP° prudencia. | Ljado de rosas,
u n / COn la fuenEe humeante del ^ coC ,ec _uenaSlY A b ^
stodo estaba organizado escuchando tras 1a P ¡ ra su alma
2 Erando allí una continuidad, estuviera donde j
Stnsit‘va succionada desde la vegetativa por CantaUmo.

^BIGAIL . . ■ ; ,rnn a Suiza,


- V así fue cóm o el General y Clotd e vía ^ ¿ts_
menos que a orillas del lago | por m¿*
d e ? j haberl° vlst0 se cree estarlo sana poética
i e decirse que el lugar elegido vino a nstruyó el
'eyo Ángel reencarnando a Marianna, que ^
e ministro calvinista Diodati, y Que ,, iugar, aSfeg0
* » ' l ¡nm prtal poeta inglés B y r m - ® * „ > s n o :
.Ociada del día 13, pobre General potado en
¡ g * ° pura olvidar un amo.; antes bien fn cl * vq, y
nuto del lag0 . Porque Lostan par« * ■ , le i m p o ^ 3'
( w a, causa de ser quién era, y entone aportaba a, . ^
Lo He£r c°n prisa de alma urgida, qu ^ aquello® »
su. í ^ o n hubiera tenido a la som -sina &z0_
le hi te 8 P o d e o s pensamientos, y que - qUé los ^
naníbleSe visitad° “ ™ solitaria g ru m ,"
* * « > ei si]enci° de la “ S o * 10 5
la dQ COri su com pañero Shelley « a imaginaC1 Q0 terree
7 * « * hum ana y de los sueños de £ io
tífico e° 1rtlás’ continuó la enferma ^ ^ chim**1 ® 1 elltoncf
era e f í ^ k caIavera de M arBarita Ltinguirfe- Y por
el n 1Etlbolo vengador que no se e aquel viaJ . -¿ra se-
= ¿ ° nde iba a d ¿ i d ir la
*“it a . quc íueril «I itinerario. PoM d u fe t r n U » “1“'
Vale e í Vla¡™ * . ° ™> « tal el ^
1° que representa. Y un d
282

f r 1 ^ Pas^ar todas Jas tardes a pad re e hija p o r el fabido^


i_f ííUJen coloca una carta en la m anga de Clotilde a*1
^ propias narices del G eneral. Y C lotilde contesta*
tn A f Daniel recibe en su casa alquilada sobre otro
w del m.smo |ag0 no es nada p ara el C onde. Él neces.ta *
dS S Jt- taS1 COmo qüe Daniel escaIe eI baíoón del PaJa^ ¿
c o n v e n verlSa todo lo dem ás, en cu erp o y alma», ^
el únim F 3j enam orada criatura de que la entrega tota
de saberln ° aWanc3ar a P e d ro d e L ostailf
tendrá m ,S casados en una capilla católica que hay P °r
35 rernedío que abrirles sus brazos,..

^ l l n a ^ d e 7 Cn CSe susPenso, p ero los ojos del ?


ella no era m ,1- e^pecie de fervor m endicante p o r e ^
go como n i 1Cn para nee arselo. A usted, señ o ra, dijo si . ^
bi' E‘t> a d S i i n S o P° r k obl« a d ó n - p a « “ *
“ «tos c « „ , una inyección sed an te co m o se ao
ss lo mejnr ,,nCn° 6S aS1^ ^ e^ a: P o olv id aro n , según c
c°rresponde rr ° nUj Ca Sa^ e £‘ p o d rá te rm in ar un reí
5 11 tQdos los sentidos bien dispuestos*
A b ígail a,

por e| sierrfil Gefn ^ra[ tiene su vigilancia, es claro,


noche al ja S f , uSandag0’ quien ve a C lo d ld e 1 e fi& ít
y Daniel el r ^ ^°gra escu ch ar lo que tram a f5¡}d ■
Y G o n ces d n ^ r ^ para lo el cu ra eSta S V í
Pata revelar u™ de Postan jrá a decir íbasta y si
[¡ara matar al S J 1* ? Í Secreto de que S° n feo c ^ %
]0s-
y Var el juego tan"? Fe’ pues COTJ un ^ T s e ^ 1' ^
¥ Sale esa nocho l ?,° püede an d arse con m a eJl
^ P O s e r^ o rr* 3^ 110 p o r la oriUa del ,af ° 5 halio & K o
^ i a c o u S l f í e ta lm o d o >a u n q u e h o y e lc a p U
d W e para | baduruada con p in tu ra lum inosa- ^
» £ £ ! a U al 1 e v a I a d o s p is ro la s J p ^ 0 i
5 cho a Santi’ p Cüalquíera le puede to c a r la P ^ / y U ^ V
" J ir e d
ese cofre l l ? 110 siM 1
q e^ ¿é fS a1 «la?
i adiez
i e z ade
e ila
a ulh-u*-
noche - - , s
co" «o C t 4 ~ ? " ° a Clotilde, co fre d o n d e se
Y> además, los m anuscritos ^n q

i
283

Untara aquella historia que los encapucha os , va a


bado al doctor Samuel. Entonces, y cuando le
Propinar al Conde, que no acepta batirse, -nr)CeilTe mezcla de
b^ga bullir la sangre, salta al ruedo Dan!.eV ¡uventud, reta él
S 7 futuro yerno que, en el ímpetu ^ ¡e’ntraS d General,
^smo a duelo a su desconocido padre. nronuncia aquel
jándose caer con desconsuelo en una buta * ¿¡ablo ilu-
|tl0>eso jamás! que le sale del alma, la so 3llS0jos cae
muia d rostro del Conde. Y tras aque 1 * lu^ v ^ una man*
forzudo mercenario sobre Pedro de Lo ’ j onde lo ata
J escocesa de viaje, se lo lleva a otra habí convenÍdo, se
rJiv13 si^a y 1 ° amordaza, mientras, seg Daniel ha-
c |lCe la boda en pos de cuya formalizad
La Ia casa de su amada hermana.
t • 'ndose, son her-
■ ¿ S * * V José, dijo el - i ' l - p e ^ ^ ^ -
ajfe /^ yan a casarse,
ia radio, pero aeso siempre apa
l fin al no llegaba a su
j u haea saber
Qe de la boda será lo que el ^ Ja
hor6ra tI,‘encras dan las c a m p a n a d a s ^ Conde, ^
e] mn<luei Com° ustedes ya lo saben y data el co
f o m e n t o en que el fiel servidor;Sarflg loj
* modo que q tfe Ia ^
íi „ ^ madrugada que el Conde ^ s¡n0 un n_
Va¿ m nemig0- Pero a!ií [o ^ apa^ Cle ía n a e lG e n ^ a D.
¡amen* triste desde cuya expresión leja in3do & ¿
Los dos e s t a m o s muertos, h ^ e c0n ^ a,
iucesr C^ arido comienza la mía, p u ^ j dio de 1° c i0
- Cloti1^ lo habrá sabido todo, £ ^ sobre mi
a Caei- s°b re quien iba a per mi
la tenazm ente. deJ 6511^ 1 0

^ 'bae^ Vldente, señora, ya me PareclL q nue Podem't í o s


<V ¿ S ^ f k una cosa así, de ro o g V cuchi»
^ aS ,lla’ ¿qtié le parece?, P<* alla t0
atllad0s seeún usted.

i
2S5

-N o , todavía no, porque lo que su^ V ^ 3 e fG e n e ra l y


del Conde p o r su fracaso, el ataque de ap' FJ |c praCci-
la mudez en que queda aún luego de la sai g ^ ^ ientras j|0.
-an, el beso de herm anos entre Clotilde > ^ resumirse
ran sobre los m an tisa iros de esc >3 n
A ^ soslayo
n g e l a ,

' cluí en tanto la figura de mi carra XI n - ' ^ a perder


COn su único ojo visible. Sólo diré que t | a no ro'o-
Por la llegada de la M arquesa del Radio, P hermano de su
"ocer a ese joven a quien le presentan co ^ aniancebada
f e pues en ello está implícito su cara- , dc Loscan s*
5o" el G eneral. Y es entonces que d o n * '■< un fontas-
levanta de entre los escom bros Ma dcc:r desde
autoapuntalado y recobra el habla de una corn
« n s a d a hum anidad apareciendo po y 0 vo>

" * "Beatriz... ,ú vienes por mi v . £ f w b c¡o D * * *


d« te la!» Y cae m uerto sobre la alfombra ^ ^

de ,S; ñ0 ra, dijo el negro después de h * * *


don» ' 1 Uz s°brc su túnica blanca, usted ib. P Escolá*“1*?',
¡" o es a sí; Y entonces un ¡Pobre m> am A .^
"ienJr ° rlebía, sacado d e las entrañas, sadaS;res *Lmo
¿ g l rodar hacia el .„atad ero de
si|np| X n o se sabe si volverán com a u io ? ^ en ,3
f°'m aH a:m ñ n desechable y que sofo m « ¿ a 1 3 dera°
> i l l a e" cosa útil- Y « claro además.) '0 " „ n o .
°ti?n ef ° "odie me lo puede prohibir, , . .| e c e ;[ t 0 Jn:
U c l " “ 11* " « o en cualquier posición.
*a: y algún eco arrastrad o adentro nuo. ^ ^ ^

gaJ 'r a el barrio L atino y estaba <*


qu niac^anie-Sorbona v ur. día <-» la • . , n jas b * . ua] en
fe Y' bananas en Hrasil o hay 5 en*
f e s P a r is in a s P a riV c a s ra n o s -p l* ^ P a r ís a |a r ío ^

con ^ ,mdos >' " o quiero m orir no a


‘lino - r5' nom bre ni pensarlo alg° -]|a dijo lin t emO 51 >c
^ 2 nd° ll” Sena y escribe en la del ^ -
de «evafte encendida una vela caí
286

sa ra perdida hay gente que adivina y rom a precauciones y


razón la pobre ánim a yo m etí en los cuadernos lo
^ eSí^ todo un testam ento ex trañ o dirán las bue*1®*
p y el 8 ato de M adam e m e sigue obsesionando igual q
U ntadaro y ya J egamos dijo el negro p ero ad o n d e l l ^ m ° s s'
diQiT n e a n ’nS“ n lado «lo llegan» lo rnaC^ aí^ tL n
m Francia o las O readas m as París á - f « , «
1« L <íue 5 0 0 tan im portantes com o el S
huelp/ Cuaderno y lo que quieran incluso linfa levanta
Que ^fnt ° r SUene víno e*Sena de tan lejos a veces hay ca a ^
entienda ° Y a,.V(^:es m anuscritos en pedazos q u e solo ^
gato esn'P^ ° f 3 1 que me Supo bailar en buena hora q ^
queden nf at^ame 1° puso sobreaviso y h ay cosas ^ ^
te que «L * S° ? COmo m áten o s de la vida m ayores que .
vía quierr. j0 r a 7 directa y una últim a línea no quJ ¿qae
vi amortai í Cir ad‘ÓS al cieJo de acá a b a í° ^ a un b° U h í p e ^ ’
amortajado en nieve antes de las pisadas de sus osos M *

[»ayo p o H a ^ ~ * 0res de Médicis dio a luz el Le vi atan u^ , ¿¿


hombre del g; **a? a> s^n mayores dificultades d a d a la m a _ _ a|d3 i
Accionar ¡m s n,,cllie que abrirle en diagonal *a cot>s'
t^ te bomben ’ f n<^ar buceando entre ríos de Imfe
de su e y tp n í i anegado conducto, elim inar trece ^ ^
^eitcia, él le m hgarío. Antes de que ella ab an d o n a
¿C¡udad o J ^ m ° w 0 J 0 b a Í ° S ü antifaz de b an d id o y P ¿ ¿ j g ° :
Enton* s no h T P ° ? Y e r a c ^ P o - Y dijo el h o m b re en c
Cómo sucedió n ^ n ? ’ O g á m o n o s confianza rnj
lsP°t intervini padre Ju an , a la sazón en la ) .ett0 &
^_üe en la gfa baci¿Se f 1! evento, nunca se sab rá. c0$i^ f
^ interferencia R magistral ateneo del g alen o se ^
0 11 eit limpio; S ^ Ue iUeS° los estudiantes unifica 1’0 1 1

¡^iatán y ^ _ U tamP °c° pensar y sacar fuera


^Solla en SíT UI?a Cuerda su lengua? ¿P odras ¿ p # ' ,
tu mani_ íla[lc^ ° taladrar con g arfio s su j 3rá p ,
«erna a , ^ ^ 1 * tócale so lam en te y te <í ¿e
" " • * tal pelea, ni volverás a t a b l a r t a *

Á
2S7

Q uien e s p e ra a p r e h e n d e r te será b u rla d o , y


a v^sta de ^
será p o r él p r e c ip ita d o a l m a r » . . - j QUe |e
K<Q u ié n d e Jos m o r ta le s le q u ita rá a Le vía a
cubre?» ,, Penáis
N Q u ié n a b r i r á la s p u e r ta s d e su b o ca o sus aga &\¡e^ ¡a,
j* el v e r s o la m e n te el se r c o n su s dientes. Su cu rp ap¡ñado
able c o m o lo s e s c u d o s fu n d id o s en br once, J 0tra
f « c a m a s e n tr e sí a p r e ta d a s : la u n a esta t r a b a ^ co ^
‘U q u e q u e d e n in g ú n re s q u ic io p o r d o n d e p enae síj
* E stá la u n a t a n p e g a d a a la o tra y ta n asma
" ue de n in g ú n m o d o se s e p a ra rá n ,» .£ ¿[ [a mise-
r: su c e rv iz re s id e la fo rta le z a y de . va eiUe unidos
e ' m ie m b r o s d e su c u e rp o e stá n p e r ^ v e r á de su
i * í c a e t á n r a y o s s o b r e él, m a s no p o r e a0íetado com°
¥un ' e e l COrazd n d u r o c o m o P icd^ ’ 7 él se levanta
soK ^Uf d e h e r r e r o g o lp e a d o a m artillo -
d r as olas tienen miedo los hombres
fo rte s ame‘
g- alguno
V
quier s procuran purificarse y aplaca ^ nj latlZa, ni
Co. , e e m b e s tir le n o s irv e n c o n tr a el t u P ^ bronre c 0 in ,
leño n : ? ü e s el h ie r r o e s p a r a él C0I}1 0 , P j flechero* Para
las j No b a r á h u ir el m a s diestro
d e la h o n d a s o n h o ja ra s c a .^ del sol, a y
. |0 d e él q u e d a r á n o fu s c a d o s los m y
í i ^ 0 t e n c im a d e l o r o c o m o s o b re t ° 1 ueda com pa
s^le ’ n o h a y p o d e r s o b r e la tie rra q n a die-M*
3 Pues fue criad 0 para no tener temor

B t o t a n e x t r a ñ o , q u e u u o s e v u e 1« ^ “^ « » ® ' “
de Sí, o sea el tiempo que habito e sepa ^
r t0llCes Pl. e s ta t lo . Y que n o bien se ^ ^ o s . U*1 r jaS
^ ^ r a s v T qUe pUede m oTk,C°? ?ue'escurren el bu »
qttiene, a voces, las caras de los qu Cian°stó’ ? p
n ts d « w tím id a m e n te m irá n d o le los

«o i a . C u a d e r n o s ,
L ta d ' ° ‘ 2 s L H u c s u d e ¡n re rp re c a rs , ^ r u c o ir ®1 . ^ ¡ j j i p i i®
* * 1? ^ C i COn de sus .cernios- P«° * » “ e(|ftero****
í r ó n jCa H ^ ^ i c i o d e l p e r ío d o c o lo r O b is p o
e Q ü i l o t ó r a x , ( N o r a d e V. v e n S c M
28 S

mí no pasará la noche. Y haga, señorita acom pañante, k> ^


ted juzgue necesario, incluso traer a la rastra algún ° „ Y
guardia nocturna. Y esto no es cuestión de pies fríos so me
no diga yo dije que el pulso estaba en el suelo, pero lo esta- ^
eso declaraban por orden de llegada unos seres sin lu2 m
hasta que alguien trajo el biom bo blanco. Y qué sorpresas ^ aI1
Nessi, cuando le comuniquen que el C aso ha m uerto. yo
más partículas desprendidas de la masa tam b ién con lo suy ■
soy sólo el velador; pero traigo oxígeno. Y yo no pertene £j
piso, pero puedo ayudar a alborotar el aire p ara la rrans. v geriv
suero de urgencia. Y Ángel trepaba escaleras y las h^ b^ - J c0íoO
Flores quería decirle cuando llegaba algún me*sa¡ j fa Á¿
J«e en el libro del docror M andouri, aq u el sustraído e ¿ ^
ventano en las Siete Ventanas, estaba escrito p a ra sa puesta
nra o no: Echar algunas gotas de leche de m u jet so
san?' V í rleche cuaía vida y si n o cuaja cs rnuert_ .i(|a jysl
flotad u e? ° en un vaso de agua y si va al fon o ^ ^ e O 05
^ deshecha es muerte segura. Pero le o cu rrían dos fc* ^
crev e ?1105' qUe no ^uera P ^ b l e h a b la r de estas c° u ¡ en p u^
ta da n ^ UC esta^ a delirando; y adem ás que el asunto jnue^
s u í J ”“ y eso no se le ^ ' a a nadie como n o n o * * , ^
tigandr!ie,:CV rtadas ProPiaS Y Hega a ser terrible si un y jiri
le seria S' S es|srú°s, de m odo que ella la dejó olisque 3&ép[1
no t í a « ? ! ? decir que su presencia era completam
j n d i a malos vapores com o la vida. pjofes e
entonces b ? 1U£S° Un P° co su b ra z o ’ Seml? u de Á ^ ' - o r
la instauré? ? 0 1 ense£ulda sintió la p alm a de f áil¿ o s ^ ^ ,
^ue lo otr ? n Pr¡m er recuerdo, d o s p alm asJ x ( ,¡r
no hubiera’ V ? le pareció el roce de nrjni ^ 5 P
btas reín p° d ,do decir de qué m u n d o era, y sus p
^ s o n a r o n como un eco; ^
'i Q u? n^ í Umado’ ° a lo m ejor siguen escondí aS ^ ^

m ¿ ^ T ieres: k de la carta XIII y M a ría del ¡e$)


ptecio de am bas partes. L o* ^
(Fin

i
V e in t iu n o

De las d o s versiones angelical

olvo sideral’ am-


T o d o e s ta b a c u b ie r t o p o r u n a e3P ecjf t ^ n d o F l°rfiS v0^
^ fe s , c o s a s , c a r r a s c e r r a d a s , historias. Sern . ^ coa Ja
n , da en d o s y m a l c o s id a ta l com o ^ n0 acusa
j3 h acia a trá s y e l p e lo a d ela n te. D e ^ n t a de su abs»
ie' E1 h e ch o d e la c a r a v u e lta « r r m P ^ S e s g o s ,y ^
’PO tisabilidad: g ir a r h a c ia el p a sa d o tanCjas. N a . y
m *l ^ h a b ía s id o im p u e s ta p o r las c * ¿ f d ig n ° d e S * J & '
P u ed a m ir a r lo q u e está o cu rrien o ^ a r qne „ ^ c ta ,
0 c o n e llo s a l re v é s d el c u e rp o P uf d|L sf Labia sido P
a^ n d el ^ n d o . P e ro la to ra co to n n a ^ c o s ñ l l f P ieCt0
|(^ ? .ri0s e n el te r r ib le secciona m ient ^ había dic Ja
ello de separarlas pingándolas seg corno el ^ ^ r g a ,
^Psicólogo para p a r a calm
c a im aarr su
su ansiedad
«***— ■. & ^ ¿ñ „¿rica Pai
*a
'a b¡
b lo ¡ Lc a cció¡ ¿n td e d o ñ a A Mrisro¡ * te
° f £ ’¿ g¿^ jec a bef " , no
»°
Qo Un
Jn b b ee lllo
l o c u e n to ^d e1 l n e r í o d o aazu
p e r í o d o
deC aafe“
z u l-■ L aa suceder lg u o ^ ^en
1 b n fa r e c a n a liz a r a , s i eso Ueg3 , , ja cerrad de ufla
;a P o d id o c o n s e g u ir s e p o r el oj ^ e(j iciaa: < ^ ¿ 3 , y un»
a b ie rto . Y p a r a lo s a n a le s de la |infáuc3 con ^ ffegUa
^nción d e e s ta n a tu r a le z a la es a iueeo a l 10 ¡co en ^
be >a q u é e s c u p e . Y e lla *£ » . Y J*
* ^ io zndehn
^ d u a d o bajo tJ . . 3 2 * |a- - <j
&Piernas ya no eran las m ' f ' ^ ’S r a la e^ ^ m P letaí|io
« que parecía fu e r, a * » * £ . Y » £ % , ? £
1 como la m ay o r parte de la & un ^ jos MI
^ n i c o su piso en la ciuda j j 0 su b U * * ^ h ^ 3 e[Ji-
m iaba en algo terrorífico el H _ y0 esta aqueU^
sr|S’iUnas bom bas incendiaría . dosC lu¿S
e las paredes a los vidrios c nes.
a les para sus a norteados P
290

Haría quizás años que ella había m u erto para los demas, y
ktal cubriría también su n om bre deján d o la sólo como
tradición oral, sin lápida siquiera, pues estan d o su cadáver ma ^
menos en pie no lo recibieron en ningún cem enterio. De m
que decidió aprovechar lo que le quedara, ojos, oídos y le11!g ’
no se diga boca para alim entarse porque lo v om itaba todo, _
as nociones de la cuarta dim ensión que eran echadas ] ^
mente desde el cerebro p o r la nariz al rom pérsele, a causa
tos, la calora craneana, .e pie
primero que vio a] entrar fue el ángel. Estaba s‘em^ rl nueña
en el mismo sitio donde lo había dejado: frente a una P*J
flirt na ^ °r. ^ quisiera reem prender el vueio. Posibilidad q
m w T COnsiderar inexistente, pues la ventana era de njeno ^
bieran ^flverSa^ura del arquetipo, y al salir p o r aquel lug & 13
transir las alas desm ontables, con lo que c o$z
así d a- 3 hecho un m ontón de yeso d o rad o , con su ^ 13
N ü l aíUf iaamiento <lue h a bía em pezado en las decisión^ gÉ,
el ser p, ^ el ia' ^m b ran d o Flores se le acercó, y hubiera ]u ^
1 , 0 Sin mover sus Purísimos labios ort ^
J a s o r a c io ^ lT ^ ^ i 3 hecatom be. Tiem po después ebm ‘ ¡v ^
S a n N i m I ' j C iSUS as S a n Jorge m a r t i r i z a d o e n e . Je s

S s t í los r rb ero s ^ li s al San- í n s v t e p » K


ros y ann Bárbara de los artilleros, albañiles , ae
gente T dad 1 3 1 1 8 ™ * d * fl^ ladoS y
tú, no se i?Ue e Pusieran sus nom bres vienen a quedad co^ m
en su mascuí^d nada‘ í^ n n io que yo no m e !lam 0 ?sYsieinCh ^ , l3S
flores más n reatere de misa: Es que co n unas 3 qUe* f

^ b o r r a r o ^ e K 3 ^ T m e convencen’ y sin ^ L e s c° % '


sus vidas en 1 Santoral yo me siento m uy solo. L ¿
blar los vitraiaS n° c de torm enta cuando los rayo® ^ ea o
CaJando a ]a ind ' 7 3 V6Ces de día y basta en pleno o fie ^ eIJud*
sucias cosai m* L®na ®entuza les veíamos pensar en su ^ jd ,,
vhginidad H#wntcaS A tu rab an rezos. De qué m e ha b*- ^ t o ^
S ^ '^ P O r o u / unt? P rsu'a m artirizada en C o í ^ e n 13^
h°tiifacio de T ,n° bré protegido mi pescuezo, se la fí P ^ d 9
arrepentida y yo debí casar con un pagano,
Para el amor v Domitila, estoy ah o ra soltera,
rne ^ p u ls a ro n igualmente...
291

Alguien se había acercado al lugar del coaí ^ l ^ 0 ^ rsoiiajes:


V cuando Sem brando Flores entró a ldf n" ' e ^ e s e entre
Angel no era com pletamente el otroange■, ,¡niestra de |a
ntnbos c ie rta co n n iv e n c ia en la con —ñeca vez en Ia
Angelical id ad. Los miró alternativamente p s(]S ¿edos mat'
cetteza de su dicotom ía. Él continuaba _ Vf1 ivfa de los infieiri0S
^ d o un agujero sensible, mientras el otr ^ wpewiorio
11 ella en peor estado aparente que a - pMpia torre de
Paz de destruir no sólo a su portadora sino P
d°S áneelen ■ «lía Y^
Pena com o ya se dijo que tenía aúJ la carta de B jjg
l^ Sj Ios dedos oponentes en buen esta ,, ^ sU pcoce
S f0 conjunto. Supo desde un P^ 0
¡*® ndodS o b re; Sembrando Floreslogo* ^ a& b* k
c_?? instantes, m ientras se reubica a ^ esetltes bar . con
a¡ Volver a ia saIa del trori° pnr de pron® 0 0 ^imposible-
la í ^E. ? derretía entre las manos. P coStíllas roW* j a todo
^ para leerla. Sentada y con acC# o , y f0f osapien*
Palmó XT abría la ca’a toráclCa w teatros- nden°¡!Litiasis
ta ee-.°n a e^ a >aunque sea en lo c0Jl sü elek* eI1 ]a
ven¡He t n buen estado. M antenerse , . ^ uca tamp0^ m0 <ji>
S í !“ 8 Q del corte de la
que j ec! !^cam a ni pensarlo. Adem nlientras, _ ^ equi-
dió a Q d l 0 hacer todo )o que n° l e í a n t e a k ¿j co i* * ^’
í l f<Í U^
libr¡st^ f *la hhistórica
i s t ó r i c a respuesta
re s p u e s ta L a n o s a s 50 ¿juguí10’ y
^ del alamalambre,bre, cuyas cuyas imágenes v e r t ^ ^ t o
r^ q3 u ee hasta
basta el estilo Pra
.i „ r;irt era en picada- ^
en picada-
esto:
primer0 ^ ^

f e » q » e e l r e c b o n o e s * !»
■ t e í EsP artaco- ese nom u en nombre- P0^ que ‘^ T a r
* SUe- Y o , L ib e r to . M a ld ito n y ^ ^
m osqueaban en los rema«s éh una ^ jj aSí
„ r L * ° m ás en los cartelones. de U * 3 Íriba í
292

X
¡“re* siempre que a lo mejor te habrías enriquecido
V^j6^05 ^P05 no te iban a afanar como a mí y a ^
4nUv j ,pués me enteré de la muerte de los Cosenza sin &
tw pJL°l campos y la isla porque las escrituras las ^
irreS?van°S y para ^ue todo pasara a sus bolsillos la aS y
■in iei ' sin Florencias, sin Barrios Nortes, sin -eí
L í ^ Y tu casa «I« Desembocadura no « « O f lk ,
S f e y
d" ? “ b«110 la "■ Y la gnita para «n to «

itierri-L^'P150 a relatar lo que sucedió aquella vez- l^ f ^ 0n(jClíl


>r la rf,-f 1 Cor7 endo a la casa de un a b o g ad o q ue ^ . ¿ ir^ '
dij0 él3 Y v PUerta' H nom bre de tUS ? rÍv ! ? l e s habi? i
itre todnt tan COrnudü que le doy to d o . V _el '3n 1<|
ipeles, ine P °nen de acuerdo p ara joderm e. E U° S ¿o0¿
LilaroV v ^ bian robado del baúl q u e estab a en la P ** p¿o$1
ñales. Cma j sablatl ¡a cosa de Buenos A ires .
1 bay nsH Se®ÜIÍ. vez el m ata víboras que m e dice: sen
ie ha m, aqU e cer D enunciar ante la Policía c{$(2-cí
dicial de n-j sino m en g an o p ara una ^ h
ncia>los ternki ¿ qUe Permita cam b iar de destino &
tya metidn V ectos civiles de una cosa así solo P
r v Í T k ? - . ^ beza una ******* es° n ° l l e V 3 e rig ía
^drones v m° d o que ustedes defienden a p0o ^ p¡}
atl° en el c- a Una persona decente co n derechos- rra y
st°Ia de un «■ ’ y j . Cree q ue voy a sacar arm as y ^ 0
lt°nces y0 m !011. del escritorio que p o r algo la _ten ^ le 4 w,,
arina. p ^ o j Ciro le q u ieb ro u n a m uñec j te
se d ep aró un tiro y ro m p ió la U tn p * 1* *
m

Y viene gente, y yo estoy con el b u feo nunca andan


afuera como un perro. Y llega la policía y . me jodi­
da a uno me redicen. Y en el calabozomuerdo lar J ¿
P° los dientes. Y entonces vino el medro® y ¿ jueZ dqo
metieron en un cam ión celular y m ellevar° ? y entte el abo'
Sanando un ojo a los policías: tro n q u e . i0s testigos y
gado con el brazo en cabestrillo, e! juea,■ o ¿ ap0 detad°,
“ * » vestido de bacán a l que llamaban d síj man*o-
aquellos parientes arreglaron el asun . mornento, ?
“*> como ellos habían dicho esa no cfe Y t ^ « t *
^ er el mate y la caña porque esto qu „ a Y yo
Sln enjuagarse antes el garguero. c0[lOCe sí de
£ 1 manicomio herm anita nadi y entonces , _. s ^
empre forcejeando y gritando lo ma ¿spalda y terI^ , comien'
erzai eso con las mangas aradasp 0 c0 m ouna. 0jcura
^erd as q ue cruzan por el pecho. « ^ en una p ^ ^
dn j qüe nunca vino a bUv 3í bultos ^ ¡ j n ; Prin1^ '
nde se mueven unas cosas. Y lo ^ Y «uo 1 c0irio
a y unos ojos com o b r a s a s se ¿emp 0 ioS ojos y Ia
“ J * * atrancarle los que te ¿ je ,
len etltes- siempre fríos de finado- cliaitto jn j avía 11
Y yo em piezo a g r in s P“ ° aI tonCes d ^“¿orniU ? ¿
l>5b' ® 'ln0 y m£nDS v ia ,e í o. A « « *•“' » sí tod3 .^
S ? habl»‘lo se me acercó y^ 1° ; ^
tien 650 es m f e Pero que na ipría o 611 ,a
í ? s a n 0 así lo quiero. Y allí Vo de ^
saría Va no contaba con los dienteS q stjgo fleta. 1 #
Pero* y además la reja era con un p m 0 los ^ c e s 51
loen *r° adentro. Y mis alando .^ego* y |a úntca nwi-
« Cn d ventanuco
dt T que griíde alg° asiJ ° w K ¿’6
porquería- sC mej ‘íJw *^ ?^
f e yo Ube(t0 , miedo * £ » *Y y i e ^ , - ¡ - ¿ j .
a caH lo(^uetos quedaran sin tr £|ttre la no leS ,u a U
atrás a un° Con su parte de W cU. ^ p ^ J^ron ya ^ 5
nía c,üUe m ane¡aba otra h e rra m i^ n t0, f e . otrad»5*
rastré * ,y ° me les acabara tan p p er0 d
Cón, y dlleron: Te vamos a dar
q° ^ e m a .
294

V pasé por unos corredores llenos de colchones destripa


el suelo donde dormían los hom bres y las m ujeres q u e n o CLnnes
tn las piezas y eran más o m enos m an so s, y en ios colc
l 'f i H^ a clase inmundicias y sangre seca, y después
caballerizas llegamos a un lugar donde decía Enferm ería,
un hombre de guardapolvo y lentes que leyó en un libro gra
ijo: Ah, e! caso Liberto, m anía antizarísta después de tan to
po. A este baño de ahogo. Y entonces m e sacaro n a em p J f
porque yo rae resistía, y entre varios pesados m e a ta ro n utia ^
a a cintura y así me largaban a u n a pileta m ugrienta ^
tenían con la cabeza bajo el agua un buen rato . D espués m
otta vez aquello, y tantas hasta que yo n o supe na
vn p 1 1 se me Puso todo rojo ad en tro . Y al volver ^
h L.n ^ siempre insistiendo en cóm o m e llam ab a y 1 ° fecí&fl'
Atinf ? mls pudentes y el ab o g ad o , o í esta vez q u^ ugte&'
da <L llaCl0n trementina, te vam os a d a r herencia, e de
o n n J f ^ Siend° de la familia de N icolás R o m an o ff, P j^ o ,
S ^ - . Y ja-ja-ja, porque d m é d t o ta m b ién
Por lnc S ° ÍO£ ^ üe ecbaban chispas y u n a cara sieinp
visajes, yo nunca había visto ni veré n a d a igua -

v habte
si h a s^ n i,^ CS la. p ac ió n de trem en tin a m ejor que i\o ^ ¿ o
^üe se t L ^ j o d i d a por eso que te pasó. El d o lo r aIi ,y l
otra Diem-,0™ j Cn Una Pierna era co m o si m e la a rr3 ° un
igual nnf, ataf,a a *a Pata de una cam a de fierro c pad 1 |
éramos Io /h 1 f r n o .ba bía ni L ibertos ni N a p o le ó n ^ aleí¡
Paleaque p * p ació n am arrados a u n p o ste com o q c0&
para calnín r° entre Stito y grito, b ro m u ro y b ro ept 3
es p o /b k ^ 0 0 1 1 1 1 1 1 1 0 ^S an re, yo em pecé a d a n "
uiio, Y enfr.J ^ ue Uno ^ vuelva loco si lo m eten en cUa ufa
Va Pude sa,¡rCl S? OCo a Pfco, n o sé cu án to tiem p o desp ’ £ j,a
^ ír e l0 5 ' r, . , ) 0 vigilancia a sen tarm e en u n banc n^ e ^
r°bóningún- l 5’ f^usé: M ejor m e llam o J u a n PereZ^ fácil f 3
ell°s, y pgr etencia. O el gaucho Pérez, eso e ra m &\\ ¡
f m a n s o ^ 1 ? üé b añ o > Pero n o d e a b o g o , un
f°udo. W ^ elo s se les ven las p iedras y j 0 ^ pad*
udrian que llamarse así, diferenciand
295

, y He ese modo el gaucho


que por una m arca com o el ganado. cuando eso se
Pérez comía sin protestar la bazofia qu ^ agujero de la letfl-
convertía en otra cosa parecida la deja ^ ei sUelo. Has»
na dando un salto para no pisar lo qu . corazón ^ m
que un día uno que estaba para eso nur c o r¡;0 que la Pue_ _
¡a puerta y después por el medio me de ias alpaIg . ’
[Énia abajo, y cuando salí me reviS<¡\ mayor, o sea a^ pÉre^
¡J* vio limpias y fue con el cuento al Q ei gaucho ^
Np° Plsa aquello y ahora se llama J u a * ^ ra.
cEntonces le dejaste los rublos a la n u ^ , u aba«a
Palmeándome, Así me gusta, falta^ ena anñg»a de K an tad'
moscas aquel arataS ^ escapan ^ ^
onal los trae aquí com o
ra mejoi; qué diantre, Aunque allí . ban persig»]e y qUe
P°cq, porque dos muy grandes que cayeron ^
Coc>na subieron p o r la olla del gu£ ° J loCOl les d ^ oS
t e las saque dijo el cocinero tam . . f0. . ^ Mi
ncra fricasé y pedirán que se rep ^ estaba T ^ ^eine
Y un día me l a r g a r o n marea ,aba nomas familia.^
,.Sa tenía ya otra gente adentro, q re[ratos de píÍ£pnaS
d^ is ^‘ngüida
n COn esas
que cosaS quenunca
el viejo Ee mahabía
habí rt10 5bijcaíW
°fa todas
» de&ven*
mariUas que un tjpQ uamado Le° bo tietnp0 ie cay^
n s bajo el título de Mi ^ l ^ d o rodo 1 ° , ^ a|gúu
Padre a este país, y c 1^ 1 ,as darían gr*^ eIlsar qae 0
> ? ' Yo pienso que las copas se 1 ^ ^ ^ Y P ^co*
tent es£lu*na y así salían sus p dociunea ^
p ia c a r d a d o nada menos que ^ muer t aa
. n° robárselos los vivos la n ^ ag ^ uDacuev (
tt^l 11 tropero am igo, que era VIJ ’ a vivir ^ fof ¿e
¡ S * > la Tablada .Y después
el bomk as rocas de una SlCrr v camas, slllf agu Í ^ Í y
caern v 6 Con cuerOS de vaCai noiiía e» ^ J o # 0 í -e sifl í
de Y y« ganaba un peso, lo P y deSpues ^ U
éste ^ y decía: este por Floren ■ to n0ci ^egab
b £ « * 'I ^ r i o N Í t a . Y A a fg íg H g j* *
vida n P oí 1 Ue yo venía del i f * “ día era de
* í s sotarse
M d3no1 3lo
1 -entregara
» "k ”3-aj a s y si
296

pata, que por allí cerca había un árbol que él m ism o había
tado y lo enterrara debajo. Y sucedió q u e u n a noche empezó
quejase del pecho. Yo prendí el candí) y lo vi levantándose como
podía. Sacó después su plata de o tro escondrijo, la dividió
mitades fue a mis hoyos y dijo: Ésta p ara Florencia y ésta Para
ri° Norte. ¿Y sabe dónde están? le pregunté. N o , m me
porta, el mundo jiede en cualquier lado. Y se m urió porque « 7
pn ^ lf y yo l' LimJ>^ con tío entregarlo. Y después dije: De a ^
f. e njte nada más que odio. P o r eso ¡a tran q u era no se a
I !e ^ deí° l°s perros sueltos, p o rq u e desde q u e me t ° , ej
Aerl-u tenS° casa, cam po y hacien d a, tam b ién m e cornP c 0
a 1111 büen « n d a d o . Así que p o r las dudas tú
a denen registrada en sus hocicos. Un día q .
lita dhn ° ?onse§Ul una cosa llam ada catalejo y eso
parar mí escopeta en cuanto alguien se acerca.

l o j * ^ ,V 1 a mi herm ano p o r allá y m e dijo: A nde' c


t o m o ! T T era de ham bre y le o frecí tra b a jo M* * de
hacendadnfS 1 f y desPué* ¿De m o d o q u e yo de y
utla Rüam °. *as Vacas se reParten p o r la m itad sin q
fi° que mej° r q ue te borres de una vez ese n o rn m aIr i'
^ y díio- pusieron* íY loco entonces p o r qué? Él t™ 1 0 ? i piitit0
cero del infi11® 0 ^ensando desde hace tiem po d ó n d e ssíA ¿Igó**
lado tuvo n nit° ’ p0rciUe esta bien q u e no term ine, pef<? cijíd f
do con emPezar‘ Por ahí no pasé nunca le aclare, Y ^ ¿e
Ptón, yo nrin° .y j3 fijación, n o te los recom iendo. Y a g arri°
Norte de R„ pierdo más tiem po q u e co n F lorencia y ^ n 1*1'
Él tam bién m e consideró un pob ^ fu®
sia mirar un °iism o loco con distinto co A
Precia estar a r r i a n 3’ P 0 ^ 116 1 ° d d infinito era su „asa^
? moda, herman a ‘ u r° antes de aIeíarse Sritó: cSt?S Jog0*0^ .
° ntal para ° ’ ab°ra trem entina no, les hacen la
Éo del r e t r a r ^ 31! 5 pero los locos son siem pre lo ^
f? büenos Aires fi abue*a florentina que anduviste
bueno ese día i? Una m acana. M e jo r la chatasca, co fe ¿
^ y a lo m S h f 3 los P“ * * - U n re tra to te m ira y
* la no querría salir de su pared-
297

La basura esa de la mandragora ni P ie m Creo


a n d r a g o r a s ,

^ Mi herm ano con sus infinitos y tu c o n ^ hombre, y iusta'


ie un solo hijo cuerdo vino a tener e po Ya He™
ente a él le fue a tocar chaleco de tu erajr Voy a esconderla
fidio litro de caña y ni así pondo ent^ V , flUevo, aunqu®sea
’tella, seña! de que empiezo a llatna
>t hoy y para despedirme. £( GíWí"°

ixiente a l°s
Terminó de leer y volviendo a ,m^ r ej humano le ^ ^ ] s03
los5 ángeles, Sem brando Flores oyeiq Schccren To?0 . ^bía
lUe‘ yo me l|am o Victoria, Vict° riarn entreotras«bq su
¡acó
lC° ur¡a billetera y detrás del plástic , ¿e pie victo-
R etrato de una criatura sentada ^ uipido el nuf" ^ en d
la boca. Y en el banC0, A q u e l l o uTpadrí ^
a’ Todo a lo |a r g 0 del respaldo. Aq ^ wmdo un P
frontal de una casa, y h*bt*
tetones de eternidad, aunque Q Viendo ^ ¿e ^
r&e m odo que Von Scherrer, dijoia ^ e titUUr
f o , además de la carta y M . -
m ip re sa s, v ie ja s co m o e lista,q ^ ^ l o
Ur°Pocém rico de M i Artículo-
abuelo, que era ario p u r o y ^ ^ 50t
Pusieran este nom bre en p í e n * a|giín i0
^ a c a b a d o tan mal por de^ (oS secreto5 ^ ^ btís f ^ c0¡jXo
.á Y yo guardo unos docume f dlos ndo
J que ven W alkiria camisa Pa f a
l e sa Iva cuando alguien tira ^lVo s ^011
i s becho tú, si una vida o sos ^
J a l l o s documentos... stá en11* -yen^0
^ Q u é documentos ? , Luna quC ue f u ^ » paSaÍe'
"les por h°y> Pero la carCanlbres |oS L , el ro1 hoS vi*05’
í £ muy ^ “ n ‘1 S o V < r. ^
,s «n 1 aSi P0dría *nte 6 rai:. ^ ue quedafl
éSfl„ Laguna Estigia. Aunq _ _
s Pudren ]a tierra que
298

A todo ello, y a pesar de estar en trance de desvanecimiento


con tantas incidencias sobre el ap arato psíquico, em pezó a SUI*f*
e entre las visiones del dantesco m anicom io el ciclo de los no
« w pegados por Pedro Cosme de M édicis a la espalda de
l°s>Pero «o como carteles caídos al boleo, sino integran'do
proceso; Sembrando Flores o la utopía p u ra el prim ero. ^ sPaM
encabezando las hordas de rebeldes hasta caer en el h o m P C ^
8 °) el segundo. Esto era ya algo m ás concreto q u e se
flores con destino al pisoteo de los búfalos. Y luego Liberto■rt>
l . ’ ^ a convicción sin vuelta de hoja sobre el destino de
tan J ^ üe ^oraba cómo se llam aría ? A quello q u e tod |Q
oue l i aCtUal ^ ive^sidad podría no contar, lo im portan^ ^
matPr:- T reP asen tad o en una conciencia can sistem a
sirvipra C C3,l)*t:ulos com o una antigua novela cuyo
l i n e a l

eso v alJffra - a P0 r ¡unto, Fray José G allo. Y ella co ^


ángel Hn j*3S esta^ a ya desplom ándose frente a la im paV
ra o, ¡\^ctoria! ¿Pero alcanzaría a decirlo?

dijo de endo que había sido en serio allá en el ^ atLmpf,e’


por eso tí. T M an a del H uerto con su voz m áscula de
seguro Spmí Cltado noche en el aljibe q u e es el
^ue nialar^ ^ ' , ^ 1 0 ^ 1 1 3 Quedó com o a rran ca d a del P que
quizá y spmj s0 sten<a. Pero de to d o s m odos el su ejj^ ea
una W a . lcf n durará unos segundos, se estiró p a so'
Uniente ñor ^ ^ Comun¡caeiones m etafísicas b a sta r ^ 1-
tocho sistenf 3 1 if ^ 5 este m undo que en tra b a y sa *1 3 , y &°
^ puede ir» * stas v‘va ° m uerta?, logró p r e g u n t a
P* el contestó la C añ a, parecería q u e fu # aSj-
aáemás ta a 1 ’ el ntismo barro , la m ism a to rtu g a ¿ t ¡r aS d
* * * día 0tras Cosas) dijo la d u eñ a de las n * ? ¿ , 1 i r
de todn ^ emrarían aQu í n * ag ran d a n d o este a J ^ r¡jU3
^ v f d - ° S ° Céanos- Y co m o sí eso fuera P < * % e <0%
í^lector qüe Se ^ r9n ,en dos p ara ligarm e u n a especi efltend
í3 P.alabta coler! ^ 6 1 0 1 , 0 adentro. Y la o tra q u e n &&&
. adonde v y, oreHa explicándole q u e era co ^ jp
bb * * del pPuebJo. i Así que e de *
ah í., preguntó la recién llegada tan
a hallaría suspífl0101'
símbolos com o la estrella Canopus don ese ¿e) pecho,
No, más bien el agua se me desparcani c\ra M 0 s‘l°
y ahora ha quedado la duda de por o . pjaya del ®
tamales chicos se arreglarán para He® ^ sangre es útil, J
donde corría aquella sangre de las r e s - - ser lu® <!“ “ da
entonces M aría del Huerto, pero 1 P ya,
de mi padre. Fiorella floraba en el alji hjstorja posturn _^ ^
sólido en qué asirse, cuando tuvo ílueJ >^ es siete y teí ¡ ^ to-
3 día en que él iba a cavar la ® e te [1 n u &noches e jQS

de un brazo hasta casi


f Uria familia sólo existía porJ®£ ja man<h se ” ^ [ y
Vor arrebatándole los billet j^^nces- eZó a ° qae
1 Pedaw» y tirándolos al fo j g - qtie 1 ^ se *
Puro la mesa com o a un di eVo, e11 be de
£ * g * íbamos todos al su elo J ^ ^
Ésta que me toca hoy e K loyvae' p1 iní^11 AtuSP - c
f e « ¿ f e los dotóos de r < ^SU
& el Padre Juan de la g“ *5?do»"?i„lS‘ < d o al ‘
■* ser O bispo, y lo de usted® « a M " ^
£ ■ aunque en el cañaveral na*e b> «*<°
í t a s - que la hija del renegado es
300

ero o cierto es que yo lo corrom pí de algún m o d o , M aría de


uerto, y eso no lo entenderías. Entonces, co n tin u ó ella sin en-
por la puerta que se le estaba en tre ab rien d o , el día de las
i ^ Vec^ s’etE mi padre que dice com o sí n ad a: V voy a dejar
¡I f 1 Wjo mayor, eso es lo justo. Y mi h erm an o que suelta
pata del mamón y grita: ¡No, m aldito viejo cam andulero, Vo
^ara enterrar muertos! D esde el día del equilibrista Pa^f
e n r e J /í 3 3 0 V° ^ a m atar a i° s que nos sacan el jugo* p ef° 1 1 0 pa
man \(k ° S’ ^ 5 6 ^os carSuen ^ h o m b ro sus iguales o se l° s
da se j í^ ' ^ Padre que se pone ro jo co m o una S^a
el camnnc1 1 1 3 j.sue*0>agarra Ja pala y va c o n a n d o cam ino p
árbol L j ^ ' 9 Ué SOÍO Io veíam os, iba ta n sin nadie c° m. u_
■no de lrií erra de aquellos que se llevaba el arroyo» y nl
allá en p| ar0nes quiso seguirlo, únicam ente yo y a distanci ■
'jne era sii tórÍO’ al m irar desde arrib a la fosa n ú .^ “ ?L iii 0
mayor le k ! c í Se le víene a ta cabeza la sangre q u e mi berm ^
Padre íhan a - crecer y se desplom a m u e rto adentro- .
escrito en ni r°i ent0nces: Q uien cava fosas en ellas ca^ a uaCía
como trata;« ¿ Siaf ^ s' Pero éste era un h o m b re q u e 1 ° ,a
Para él v no a n de ayudar a D ios n u estro Señoq y rese qüí
Süs bendirnc ^ u‘en estaba destinada será co m o recoge ^
mismo en ° Sudor«* Vamos a excavar en tre to d o s u n a a ^
que en d « ’' Y d T odopoderoso lo a Pr o b a r a ’Y e] ruy0’
Sembra? F|1 a P d«canse, tuvo su setenta veces siete. ¡ * .¡ én,
Perc demas¡aj ^ rayo £raSar saliva y resp o n d ió : M u rió ta ^
Prend í a t a m n í '0Veíl para A m a rse Pedro. Y la o tra que ^
? Sembrando Vi j iempre tan prim itiva. Y sin em b arg » ptí)r
í *05 después en 1 ,^ ^ 1 ° que junto a la casa q u e lograba Je
0 ^ bra2 0 no 3 ]ana desem bocadura el arro y o había
t a m b i é n 3 Vez en su histor^ la o y 6 f l s ^ ° á°
v, asa... Paj.teí ’ ^ bonita m adre q u e quiso to c a r de es z0 s,
^Í^Pado Schrf4 .a ra es^ m om ento estar aca b án d o se los P 3 pti-
Y fioreUa Je t1 „L.ei’ ¿n,-a breve tregua d el A teo. Per° a 0 jvid^'
¡ Süe era finaJrn,=J3n , do cosas p o r sabeq y eso n o se
^ de un disloq^ ^ te s o r o salió p reg u n ta n d o en 1 ^
todni dijo sn. a de <1 Lie justicia p u d l^ d
os colores «i 6 ,m breJ sólo pedazos d e vidrio y ejlu
q e traía el zanjón con las lluvias y Q
301

derritió cuando el
guardaban form ando montañas. Pero eso a decirte ahora,
incendio del bosque, y a los zorros viejos, J ffl0 un castigo
p u n a a H ° ’_ f “ biénporla

Jjaba leche blanca y se orinaba ¿ posible- 1


Flores a aclarar el punto, cuando ya nueva
hia quitado el aljibe cam biándolo p vArnito& y las ]nter^
sus costillas fracturadas, su tos, su
^ ^ p lo sio n e s de m undo afuera.
Ve in t id ó s

D e u n a m u je r v e r tic a l

lncorPo r^ndosc en !a c a m a , los diarios


eos de Io(1o |argo t¡ejljpü de mj ausencia Y q u e se sepa.W
eso'rn C VC° ? ainnneccr arañ as negras trep a n d o p o r la
se mp v U?-So,° ° í° ’ Pucs acabo de p e rd e r m edia visión- Y
n a sa r3 ldo de 1 , 1 1 lado, y n o p u ed o ya levantar a.
y ,a|enr SUpeso’ y esta iracu n d a expectoración nlC * ¿
m ehaco^ S° m?^ ,lenado d e sapos ral vez p o r la vom ite 1 •
el cu ad ro 'T ' r ^ n e l a g u a cl u c b e b o v n 0 m e ^ f 'V p o r
n o i b n?"«0 B,0SC0 lo q u e S a c a " d e la c a b e z a d el h o m b r e f P
para ¿1 f l u ,a lüCura> P a r e c e u n a p e q u e ñ a P l a n r a ’ L
El d £ S ? C° n U p i e d r a - v e g e t a l q u e e s m á s
r° d o desde i 1 q ue h a b í a a c a b a d o d e l le g a r e s t a b a o y
aceite a ' * PLerra> V al « n a l d e l m o n ó l o g o d i j o c o m o t e »
Para lim a r lo : .„fe*
res no se^-Sf S° h a instalad o en los m iem bros ' .jc
c°n reir.isión \ ? ° l Cuánl0 ,iem p o , y una e x p e c to ra d o ^ 5
Puestas a n f n e ' ? Sin p la /0 fiÍ°5 >' ,a mf5du\ VIS,° ' ca llS
medicamenf»c ’ t c a ra do lu n a y lo s v ó m ito s F , j |o
10 lari«ento Sú cuanto a lo de la planra o la piedra
n° lo COnoc*n, esc m á s bien p a re e «
Y ^ Sd u pf id o ct? r C ósim o. . r05as
Una largj ]¡ c°Jjplejo asunto se red u jo a ir tachando ¿0\
¡ 'sc le g a b a n < aba!l sólo los inyectables p ara m m g ^ a
ÍT!ua- Q : *****
Jac creatUrn ; P ra ccip io t ib í s ¡m ita s in m u t é f ,po‘
e ^ O rc is^ v cc'r ángel dorado por allá el° " r3 p
h? VCnta^ Y . Í T °‘UC * roda esta m ala \
i par:n°ides ' 0 s .PaPeles d escrip tiv o s d e los corIII' | 2 ési‘-j
0 5 erai» ític o 5 u nt tlc 0 s, lo s esp asn io lítico s y ¡'
0S’ lo^ vasodilatadores, los h e p a to p ro te c « *
303

a n ím ic o s , l o s b r o n c o s e c r e t o lm c o s , 1 _ ioS diuréncos,
*<« la síntesis proteínica, los P s ,c 0 , k Uis de buey pa«
ido tourocólico y las sales ferrosas c¡uda¿ ran erop
el todo, volaron cu;cn sabría adonde^ ^ **
Jada ya d e slogans, insultos y pro* onn¡ir h re d
ls<-‘ra pared dond e u n trasnochado P d¿ transfot ^
> estar h id ratan d o alguna porten ^ ^ te rn i^ P mor
undo reventándolo primero. ^ ?» el recuerdo o ^
* Je camas remanencias sin ^ ¿ ^ " f u e r o n
iai|do los nom bres artc-s signi- * d ba certas' ¡^nos,
>e vez en cuando caracteres ela* ^
gracias, libro ^
das, señora, o un liDro ve
De T^sis
* 0 ^ «>n sus
$uS
cóm o no lo nombro, ^ ^ Je la
d ya ve cómo |3 quii° cajcrdu-
° :a0er d«t-
>día ser la forma de ayunte n0 deb büe„a me­
ros más delicados. Porque S' J "criminal con ^
a del Quilotórax como un él y l^ ^ e l^
hacia todo aquel ticmp< m}iriida) n eX<Ju
en la estrecha cama duran
>. Pero los libros y las flor dichOj* rio viOe¡¡ de
- el legendario m onstruo, ^ p 0 Scída- £ ba|cone s ¡ go,
en cada acceso de ros de p _ -l0S desd _ ^ 1 c11'
ho con riñas a calle abierta la c* a c0n cin ‘ a¿e-
as siempre en riesgo de ca . n¡stíls & . cl
también ochavas para Sa ^ llega pe i"-.. del
bispo, aquellos p r e s e n t e s ^ ^ ^ ^
“o pensar, y n o pensar e en
I eaía tam bién a cualquie

:able bienaventurado. o $eí* Cftr-

=CTOR MANDOim
Y todo esto, doctor M * ’ o ¡0, f 5
*> Porque sí, tie n e «■» del
u fiel libro sustraído el Oportu’’" vaW en a
t o a r el corazón ene un |a c . 3[ v , vi>' u3
* ? . 1 1 fin n o se p u d o » » " “ 2 * Y !? >
.de afuera, en a q u c lla esP ¡1 |iniín ' lC' 0 -.,di«,ie'
II solo la directa co rrf n“ na c o tr^ ’1’
ín c in rlp
corriendo algo de cierro color O bispo, y no p ara b o rrar sus
azules, sino como líquido d erram ad o . Y «Santa B árbara ben-
Jiira que en el cielo escás escrita con p alm as y ag u a ben d itas
najada del santoral y los altares, d o n d eq u iera que hayas ¡do a
d < * 0 decirte que (...).

- en medio de toco aquello tan en o rm e, ella supo ta m b i^


n é l l ? / 0mO.?Ue ,UCS ° d e una cirugía d e Q u iio tó rax se da *
va un- Crj C a 0 recurrencia. ¿Y a m í qué p o d ría im p o rta d
C^buío-reC ®?- dijo. Pero de cualqaie. fo rn ía le hicieron i * *
marca e n ' 1 1 1 3 P° r 1 1 1 1 3 cru z en su fjSPa ld a ’ >' n o se ^ V s e a
en eln r- ^ r, Prec,so p ara la ró entgenterapia m ediastinaJ,
; : ¡ r r del d™ - qué desastre? Y su án im a ene ^
hacia'd°d l<í]tUra <an ial COmo esos Pá Ía ro s de loS. níTarc,s
tengan Ico fl¡ !c mirar’ razó » p o r la cual será que tales r ‘ I
esté como \ vidrio- Y tam bién q u e el o jo de la m an < ' c<y
mún visión |!P.notl2^do por una m ira situ ad a m ás alia d e <
de. ser h u m a n o surgido d e sus e v e r f - g j ^
de las dererb desgracias parecían p ro v en ir d e las izq . $c
posasen v n u f .gUn cl *ado hacia d o n d e esos ojos versa ^
media vis¡ón hab,3r (,e los del centro p u es ésros eran sicmPf

? ip¡ro»a f f á A UC, Tinieran fo d o s ,os p r o to tip o s a ,n y ^ d a S


del C>d, eñ t i Y qu¿ »om bres p a ra dos nuevas -h s[|S
aleSato3, niacf- P ^ ttw o . Pero allí llegaron in cen d ían o s iiva,
f^unientaLW resdcg0niasi",I,ásalánqje trf¡^tirs°bfe
, mesa de n n ri COn,sus recortes que d ejarían co m o al 3 _ se ei|
13 WfbÍ v pehl adÍCtOS sin * * pro b lem as q u e - n r o ^ d d
?Uc sólo sea l! 0’ Scñora> p o rq u e si se n ació p a m la rllíln ^
^ vc^ a u • d !" n e d ia ra ’ y o n o q u ie ro e s ta r m u e rto
°nces seré ' ir que alcanzaron lo q u e b u scab an , >• c c>*
íCal) d a d « sie m n T 13 y p ? ,c a q u ¿ d < ****> ¿ e
j á t i c o s anri ^ a seducción de las m ism as cosas. ‘ ví,p r
K? absolutCs Y ijP °rq ue sólo sus trad icio n es e ra n i0¿oCíof
Peco va L h S' e,m pre W I 1 Protegida d e la recidiva, b í*
d i ? Pre «na usted que en c u alq u ier p r e s - d ^
lverSOs cuthaca que se tran sfo rm e « co rte» P*1*
e n
305

Jno se cem o ró varios días cu cobrar con? a^ ¿ r a te g ia venía


-r cara de infeliz para que esa cosa cuaj • Saxcnia y e
aid o , p o r o rra p a rte , desde s c|. y entonces saco el
c e n tr o fortuito con Erika Fraudetü ^ o r e d e los llamados
11 del bolsillo un reportaje a cierro saca ^ [() dcSÍ|ob.o
Resistas y lo dejó por allí como a! des a|ternaIiva, *¡*r
1 fuera un regalo: aq u í hay dos veii ^ establee^
>reciar. Pero de rodos modos el m< « con olor a i
a comunicativo, v qué mensaje, ¡ ° en

' “evo orden sistemático: Que na . q.ie en I 1“ ecaCión


u- fu paradigm a dijeta, del i« “ 0 " |a 1£fca de lf & kabía
an d centro del Universo o a ten er socia|cs, de
«anea. Q ue aquél, analiza«* 0 1 « ¡¿ col,cre«f» y que su
0 ningún erro r d e lógica, > d ,or ¿cnffi ¡¡0 T
'"¡»m iento le d ab a u n i n n e g a b l e Je ja s o a f c n t a s -
S T » .« cu an to a teoría de la *
> Sólo n o llam arse de cierto n od k
.¡^ sta el punto de poder suFerP ° ? 'rande, » " * los
’° s teológicos p o r otro, asn « * * 0 & Pero q' u„ da»
^ s i m p l e ropaje, el del
* parte de m undo n o debian^P „ la op*
, tan to los m edios de >
, nos n o habría lib e ra c ió n d ^ codc,0 l'del

jy - o que ,,e8Ó con el

\ l r * ' ' n a B ^ a ^ c t e m S n y * *b" ° ° ^ * ¡¿ £ ¿

^ o ' h a . -a.aad a n u e v o b a jo e l so l fl¡* s el> ,..¡r-


a¿vir-
c a s tig ó S a n P e d ro a * c o i^ ^ lo ^

O { “'l o r e s p a r a q u it a r la fan a &


nO IC “
306

agraria por cualquier p a tra ñ a , y allí m ism o d e jó d u ro a


Aitanías, ¿no es así? De m odo que rep arto com pulsivo o no p
sincero, y paredón visible o invisible pero seguro. ¿Y eso a q
conc usión llevaría, gobernar el m u n d o con tu Biblia? j ésUs
El la miró desesperadamente tal com o si la abundancia ^
niotivaciones no insertara en la situación: el inyectable d ue _ ^
administrarle y algo color violeta que le puso en la lengua c ^
pequeño hisopo. Parece aquella tinta p asad a de m oda, c a
L^,,ama Violeta de Genciana. Y q u é ex trañ o , desde sus P . a
. 0mania ella no la había frecuentado m ás, pero clasi ^
m if como üna ^ o r am arilla. A quello debería sei; p ^
u COrnPuesío sintético con su fórm ula, pensó en c0[ot
todos modos lo que hablase en adelante p e r t e n e c e d
S“ rcano de la aau a lid a d , el color O b ispo. , pero 1Ú
viv ° S*CCOn símbolos se a n d a rá m a n e j a n d o usté * ^vef'
tídn Ii CriSt‘ari0’ y de emr£r ellos cierta clase especial,)U j ross
an¡i- cristlanÍsnio. Y eso de su lengua es c lo ru ro de lo®
aZ w ° violeta « igual a Y d ib u jó en un P P
Am1C?iS ^ Xa§°nos con que habla la fab u lo sa qui c0Ji a
co m d ir^ / ^ st0rsioriada conjunción de la posible ^ ec\ jqS AP0^
toles n a ^ rm u^aJ mas un judío converso h a b la n d o víeIlí
& S ° Í Ü1° tales ^ e q u ilib r io s en la atm ó sfera q ^ d<¿
torre. En n r J mpeZÓ a goIpear 1 X 3 5 las Peq uf;n3S teo f o s c¿-
bían q u e d a d T Üt03.el m u n d o ’ 5 1 1 o rg u ll°u y j eras
das de u ° hachos guiñapos ju n to co n las batid ^ le s
terciaW SumaSl:^eSl trozos de antenas de televisión, . -í0$ ¿ ^
Apuestos E l C o ° íanderaS Vaya 3 SaberSC C O Í1 qLIa n ü ^ a % t\&
viento hiyn i ¿ T erso> entre su raiedo an tig u o , s la
Sobre nn_ n 0 antorfo y em pezó a p re p a ra r 1 !av
jerinea v I meSa' Proced'ó luego a inyectar, fue d esp e
* V t guardó tal si fuera u n a reliquia. . r eSpe ^
Pase el C¡ci^ 0 0Curr^ lo tuyo? En realidad será m e]o ^ &ffl
conversión ^ y además, desde cierto R ecaredo p a ra ¿d
l » * S r dan “ »” *• . lias
^auquyio » i l^nt° a la cam a rep itien d o aq u el
t -W ¿ , Sanatori° y <uio= íd 0
180 tuvo u h ab lan d o , eso q u e le h a & í . ¿fro5
principio pintoresco. C o n ta n d o diec
307

Y NH'CHs
. a? irn3
r Tní domim0 5 al r&tiáo
a jugar un partido de í ^ ^ p u d o
y no sé bien hoy día co meniscos * *^
“Tuina com o siempre en sudo > o a la vi ¿At n*
secas, y mis com pañeros ya arte S ^ Y e s p ^ Y \
Preocupar p o r el judío, q f * £ £ 0 ! 1 * * S U ¡ (¿
;? ta de que he perdido 'I j* ^icer o » 1” « , & 16^
*as; Entonces, no sabiendo q los « 1 0 f ^
1(1 intuyo y no preguntes p ^ a jj o l, ^ - ¡ Y
« m anteniendo relaciones eso* ¡mplear ^ vi «
« hacia k iglesia y la vi « X ^ y * «c^ f > < ¡
“ «bajo. M e sentía solo, ca« tamP ^ d a s
Ste- En lo que me es
° r qué, suelen sucederme fc j¡£ c0n cl gfltiva- ^ a
tipo, de m odo que e r £ ^ y
de neutralizar alSunameten ^ ° i y W ^ i 1105
0 adornado p o r demás s s ó l o ^ ^ v í * 1 « en 1«
£ * 1« « , sus ¿,b r< * ^ j ^ o l
que aquello era como 0 bst3^*’bjcrt* 7
.^«osas piruetas casi siemP |,eza c« ese ifl
u« banco, todavía con , algO
3stUmL _f , _ T7i r-ura d ^ - 1
308

yo no supe si iba dirigido a la form a c o n que las suelas de mis


zapatos habían profanado el silencio, p e ro lo sentí v i n i é n d o s e
corno Aecha al blanco que yo era* Pues el cristianism o es ua
judaismo que ha llegado a su perfección.
- í i que más dijo? ■
-Quizá mucho, pero aquello fue lo único que oí, ya < ^ e de' f
ailí ? 1 ° / Tier1^0 sacerdote, ju n to con las cosas desconocidas q
. a 1 3 desde los ornam entos al cerem o n ial, se ernPef a r pnre
se mi y no supe nada m ás h asta el fin, cu an d o la g ^
acólito ? y V? ^ V1 a enc°n tra rm e m ás p erd id o que ' ue
no vt ^ aS? ^ 0 ’ me mi™ con sus ojos de agua blan ^
llevar i 6 P pensando sin d u d a q u e iría a robarlos, y ^
chico ™ arma‘ M inut0s después vino el cu ra que ya p a re a
fieren vic¡n° í Üj Ildo a Un Páí a r 0 ]e q u itan las plum as que .
sia sin xn ° í 1 ’ y así emPezaron 3 tu rn arse p a ra no deja y
bien mu '0 ? CÍa' Pero aI fínaí el h o m b re se acercó y me ^
, C63 ]o Aue ba sucedido, te escapaste p o r algo de ^ jo
de z a J i 0 lo dem ás’ y ta n sutilm ente, las artes deJ
j J * ya lo s a g in o todo. . ^ c0&0t
rozAVm^ Ui eÍ t 0 St! a?aba au n q u e tenga q u e arro ja in 0 je\
proceso de í p a p e ! ^ v í e n t 0 de afu era. Lo q u e s o nD
es
una técnír &COílvers>óu, no puede in teresar a nadie p o 1* da
caso. Nn ? ara aPbcar siuo una o p eració n cancela p e lo* J
O yentes 1 ya de ^ creencia, C arta de los H eb re ’ ^ las j
*abetint0s’_ j s*no de cóm o se v io lan zonas se ^
luto vacío a ° n nos ecban y de d o n d e n o s rescatan? y ¿g
nueva fe v Se ^ d s antes de la presencia arro l a 0 rq*J

Atedió en im l ^ ° n ° puede ventilarse, $encillam e spejus j


agua que n i amblente enrarecido y el aire secaría lo ^ ¿is 0
^dsnio tiernT>Cen Pü^s en un m o m e n to preciso e
'E s decir m i n u t 0 sin relojes. -r
"Nada en " t a l m e n t e , n u n ca en m asa. v£in 1 to
nea adonde h* n senora del Q u ilo tó rax . Las m as eflr
^ °bediencta ^ an’ 5011 dóciles p o r su p ro p io vo @
® c0 nciencja sf f l fUS0r' a - ^ 1 convencer; cu a n d o va ¿it£
altna y alm a UIla elab o ració n , u n a tran sfu
yalm a Y por eso perd u ra.
“Únicamente que cuando alguien vio en peque'
^ f extinguido fuego reaparece duran _
1,03 íocos inadvertidos y puede volver a acn ^ ^ edaron tales
, “Yo nunca vi el incendio de u n j^ q u e , ^ ^ padre.
P*°s « i la quem azón que me atañe ^ colgados, as
, 0 no lo he logrado eludir, los ojos ’ siempm
^ secos o húm edos según la üCaS‘ ’ ^ ¡ a n de cota
Vi ? ? hasta en el Sueño’ y qUe 3 ^ cusa. Yo, en r^ llda¿ e dul-
jí rada, porque la raza entera me a * sue|e arrastrará ^
_ do mirado desde M oisés. Y solo como
J * ? « «l monte H oreb, y allí nos Y d*»
intie ras sin decirnos nada, miran ^ ando el ^do
^ y si usted llegara a estornuda.'
a los dientes, los labios y 1« sa ’ anilma °. Y uatro *•*'
r 3 Partículas de cloruro de mCtil lanzarse a t a . de ese
tos rf Ca¿a rec°giendo ya sus cosas p damei)W: Y e , ca5ado.
íePD^ era’ cuando se le ° y ° i a fes háb¡t°s y Y ni 3 01
¡ J «ale que le han dejado ahí colgo lfl ^ a d ^ -

eS que 3 ÜSted- Den e s o l W S S 61 %


5 ° ^ mi qué hay de eX tran° Al Convemu le r lpe \>$p
desci,k-^ le preguntaron. TU fir eSte & -ente - tu
G üe™ de 6 DÍ3S Yr t t * * “ í S * * 1 ¡ £
^edó n quien se ha casado se tra haci ,
, «n p0Co mareacla y la vio u tíli^ ^ g^iial
do ^ erzas no se sabría de dónde pa ^ Jqc ^ lo
V ^ g^nciana y decir lo que vP
V lo hubiera t xpl‘a Ü d « 1,atfü 1»
, ? ““ 3
°s de arriba, qué iban a , y com° ^
Subir hasta d ía , eso
isi U Y emPfe f«cil el m undo dem ^ pllSm ^
^ to s Slón d u r a n te e l en tred ich o ^ ^
630 viene sirviendo de al£ sea en Qü;as ^ ¿e
a y a destruirla y perdone q fruid10 ^ iu h ^ ijja d ^

% \ d ° W° < W siempre a 1 « ^
^ l a n '^ ra id a en los hechos P °r ■"
que "adíe « c a p a .
310

-Lo que quiere decir que tanto cuando teorizaron com o


se rompieron fueron manejados por el diablo, y cóm o sirve el
toda vez que uno ya no tenga m ás explicación p o r vía racio
-Y si es así que les levanten un m o n u m en to juntos, pero n
nombre de la Iglesia C atólica, A postólica y R o m an a, ni siq
e aque], mi descarriado herm ano de raza q u e p ara m aYo í ¿e
1 a eluninó a Dios del sistem a. A u n q u e ta m p o co algu ^
H*!- lí|0SaS ^e^es se Cümplan hoy tan al pie de la letra seg
««Ja iCX ^Ura' ^ C apital es u n a novela vieja com o es ^
colecciona en una estantería, ya lo he visto to d o aq[ * e¡
nprl'Ata*>arte n° Se sabe Po r a m o r ° v e rg ü e n z a . y Jos
eo, Se agore Dios to m ará los libros de mi congen
quemara en el ultimo pozo, .
, ^ P°r Qué no arro jar a los petro lero s m ism os- ^
spectacular que un libricídio, ¿no lo crees así? v[ ñ ^ ° s
üup r^ UC se ’ran m om ificando solos, ellos ju n to con jjscd'
turas J:?mpLre.n en Francia, to d o v erdor perecerá dicen pan'
eos cam n Caeran los castillos que allí ad q u ieran , Y .
sentid ,qUe ad b o rran frente a ía ira del cielo, Y a
?0 ire flo tan d o en la h ecato m b e apo® "*’
Karl ™pStr 0 ha acercado leña sin licencia de Di<>s- ^ o fi^
fritante mencionados p o r sus apellidos, q u f r í^
la m^ e r com o si to d o aquello
k venía í Cüando en realidad el b inom io de p n
-Y Air acan<do el seso de los orígenes. n el c a ^
no de] r, en.que ^os elefantes encuentran m an d ra g o ra epcia,
í W J S ? ' ” “ habíó a| fi" ™ el clim a de la
J°s elefant,.^ ^ nt0nces el paraíso si es que nadie in ^ qii ^
^ 1 decida a m o tam poco del m u n d o , al meI\ oSí ¿]o
Porque ¿i p_f.ag.arse ° E n d o n a r el sistem a d o n d e -s(xiO ^
de ^ lo deia« 3 1 ? 15 16 aíeno a este em b ro llo , a l 1 ^
Algo de I ’ CL°Pérnico N icolás. . (Aíl al
dpcontraDllm ^ ^ era podido colocar com o colo ^ ^
bi° de Pirr, r, i°’ PHando de p ro n to el aire
ae giro v l ' j ' T ™ uc p ro n to el aire se se trasro c P°
¿e ■
Se haliafíj inw rm acÍón profesional del m edic ^ ^A p P
^ aSSr c al deci^ Y a h o ra m u é s t r e r n c ^ ^ .
Pl°> íno es J ? ¡¡* ob 3 ervación. Estaba d u ra y bJ 1Ia eí &
asi? Bueno, mire cóm o se hunde m i dedo en
311

■ i k r de algún modo.
j-so q u ie r e d e c i r q u e la lin fa e m p e z ó a o r e va a notar
fá je s e d e la c a m a e in t e n te c a m in a r h asta ^ ¿e ingravidez
, d is m in u c ió n d e la p e s a n te z inferior» im ¿m ám en te, sus
«n h a b e r c a m b i a d o d e p la n e t a E lla °b e d e c ^
P¡es d e s c a lz o s s o b r e la m a d e r a d el piso* n0 je p iso n e a ra
^ n i o e l b u e n b e b e d o r c u a n d o p a la d e a , q ^ ^ j^ b o que
oadie p o r q u é lo e s t a b a h a c ie n d o a s i, so q EOdo a lo 1**8
Ju it a r u n a t a b la y r e s u lt ó q u e e n su en ^ esto es j l 0^ ’
A h sk a . Y e s t o y p is a n d o a h o ra pm os c jeg0 de alia a ’
que im p o r t a r á n la s d is c u s io n e s ^ de los mUÍ° S * L a i í a
' 1Va A l a s k a ! E n t r e t a n t o s v iv a n y m c óm o me g - ,
i in d e p e n d ie n t e y a n á r q u ic o ¡V iv a ^ novela ^
^ a s í lo s C u a d e r n o s s i s u p ie r a escr ^ ^ ¿
S t-o in o s e d e b e r á h a c e r l o . O q ut to cai: el suelo» V ^
q Uel g i g a n t e q u e c o b r a b a fu e r z a s le v a n ta d o ^
> e o l o i d e f o S u d o d e H é r c u le s a p r e j ^
lo vayas tú a h o r a , c o n v e r s o d e! ^ ^ c r e ^ £ e repetir]0
e n tr e tus b r a z o s a !a c a m a , se q u f n ¡5 0 j0s y 0 y nada
de a ? 568’ ® 11 r e p e n t in a a l v e r el f u e g o clir3, es la v
^ s k a - A n t e o c u a n d o n o e s c o s a d e l o g ^ s; no g
HaH3 !4
^
la v e r d a d , lo ju r a r ía so b re b íe M ^ a ^ e te d o r
^ b r a n d o Flores s in o c o n e l 1 ta n V°c° ^ h a « ¿
qü m e h u b ie r a p u e s t o e l E s c u la p i ^ p u ls a r ! 0co ^ '
* m a rc h ó a sí c o m o a sí cuando ^ ca s3 tal c(*n

Pon!?' entre l°s ganSOS ^ j 0 nliés e11vid a11 í Jl0i ,if


petl 135 i Alaska-Anteo!, y que salir de que na¿o
* ^ c tó n com o si yo hubiera Po á id -^s ¿e lo* S1g s del
deacíS V- VÍVan las misteriosaS vez todos l°s r ¿
tta* rf ta > que m ueran de una i¿gico, P° , raiuP0 ¿Jl? n^"
de ¡ .I 5? de descubrirles un sentí ^ y en q V ^ l i c a b . a|,U-
^ t a nUt‘i enfrentar la aPor
p a T a oyó P ° ^ e hubieS<L to¿*
a S ‘t

c a n Dt0raci ana al final de cu _ q Ue na ^po Pa ^táp


dopm°s Preguntas a sus espal a so ^ ' lUi ^ntf
la ‘J j 1 ^tié cam po, vaya a b u r r í a n loS tal 0 ^
J q né tiránica porfía.
A 3’1« Y « se descubre el erro* ° a „ p0b« ^ ¡abrf
^brp Llno, q uó explicación se le uedas, V
e esa^ púas, arréglatelas como P
312

*fan a r®cíbirla allá, fue de los otros, dirá el g ran consejo inqum
doi; ¿qué hacer con ella ahora?, quizá se tra te de u n a espía,
monte la vigilancia hasta en su cu arto de b añ o . Y la conciencn\
apuros que no puede confesar su legítimo d erecho a la rnovi i
con todos los perros de] contraespionaje encim a.
-tQ u een qué campo, decías? , rtarect
o he dicho nada, sólo lo esraba p en san d o , usted p
tener antenas en las vértebras.
A d o n d e q u ie ra que las tenga, la palabra cam po m e h a c e p ^
« e n 1« tulipanes de Holanda, y ttLnWén en los girasoles. Y pono
á m en te en últ.mos: el girasol es un m on om an iaco
u adhesión a una verdad que es absoluta no h ab rá de ^
contini' ^ 0 1 0 sosf>echo.so se había in stau rad o en el aire CL,a^ qpe
[u n- 0 se8 uramente que ya para nadie: Pero a m í n ° _ p 0 f'
Que ln,e Cí£0' Me Sustan las películas del O este atTierjC^ efS3) í
sincera,lnetes saltan de la diligencia al cab a llo o vjc . n e de
udentm T SeJ ueSan huesos en una im posición que cárcd
del 3 na * ° as' ^as Carrerus de autom óviles, siem pre e 0 íCúríi^
que les adjudicaron a unas cuanras p o b r« **
Y no J defendeí la marca. Q e tn b ^
doFlnnao *1^ que v’ento había a m ain ad o c u a n d o vePta'
na espiándnfVi? 3 .Ver al mucbacho m inutos después P ° <eS
mados n., i^ cierta velera entre u n a d an za de pap
4 saha de una chimenea.

S«ÍTA b a r b a r a . tíi9 *
r e s t i t u ^ í SÍn d » Sama b árb ara, era un in fiern o , h a ^ fiíIr
P ^ ó a tepetiH0n° ' Pero füe desde ese n io m e n to q
inferiora experiencia ancestral de u tilizar n tfoP
e[ectus ThP ura e ret0rno a *a verticalidad del
a lugares HP í3 aquetlas Pequeñas aberturas d e la
Q ^lotórax dPT / ra fÍla del teatro de cerr° r f 3 a dvO¿ a C 1 *1 '
Santa Bárh» ^ ontev>deo. Y a q u í se c o rta la q ue
con rí ” ,t POrque C uade ^ o s sobre eso o tr o peío
agregar ni as ^ n a o el pulso m ás firm e los e s c ^ . .e
ese tollo d T ‘tar nada ta^ c° m o le gusta a C lio , jt3da 4
Va ya resulta nVsr? ° tam año en la m an o co n lo 0
0 I® historia de este m u n d o -
Ve in t it r é s

De u n reen cu en tro con M ^ artna

lo estaba viendo todo


.Y si en realidad El Caso había muerte>T ^ Fer0 lc>
los espejos de Adonay, eso no p o d r í e| converso
£ * * que desde el día del ciclón p r°v0Cad° f¡ ^ d i a ^ ® * S s
sobre dos alivianadas piernas, P ^ ’|BCjUJalí»*> J ¡ f *"
Oiecanismo la linfa am otinada , Je debía hacer . 5 el0-
redes, yendo a verterse d o n d ^ y ¿ ^ ^
l 1La historia, sin duda, se agudizaba es»
sólo , 0 Fl° res, Pcse a to di<J ° a ^ m a lm e n te ^ Lparran13'
rico 0, qüe P °día S£^ hum,lde Y T t o d o I« * * * { £ & * " ?
do ¿ a y,sta>Pero en movlITIieÜ desorden visceral ^ IosCapi-
caM^)r e* suelo en una especie de j esuc^10, .&lUia leí3'
tu[0„ °) podría leerse- A pesar de a ^ debido ^ leptú5°
Ha ’ estaba expresado con cUnda , samieJit°■ ^ A
l ^ e r i e n c i a recogida, ya ^ J e l e n t o n ^ % e pui>^_
Sq no fueran interpretados en % stJ ausen. ^ n i ^
ción n herrnenéutica, sino
W pqae nadie s u p o su b san a^ des ^ para ]os p gT
ca Fe°nes de la hacienda donde el ^ brifse pas° * la d e ^
^ s¡n uP° cóm o. Pero au n debien j^ a
far u ^ n c i l l a r el contenido, con»° aun
S r . ^ t e r r i t o r i a l i d a d de la d & en que ^ . r f 0' 3 por
aParien en esos prim eros tier pv¡mies en u ¿ s ^ a fos4
Süu¡Cla V los finados lucen tan ¿icun** de s° S qu*
% 0 S al a Un a u tobús com o en o ^ urt ^ sin
P-m actualizados fue empresa fa jeva(lían d r e j^ P
S ¿ ° ra en com únm ente se 3Jli,gP ^ (0 * a i ^ r
S í ZOnce^ el casam iento
í 3?^ de el amist qüt
^ ^ o ü ? Sln el am igo. Se ubico c ° *
¿
oCUpa
el1
hPos siem pre la habían ar
314

sombrero sobre la cara y quedaban abrazados a su mandragor


cuando otros no podían hacerlo ni sobre los más muelles co c
nes. El pasajero que ascendió en la próxima esquina venía
suyo, una tranca de vino evidentemente originada en algo m 1
que se pretende ocultar y lo bebido es arrojado en litros a 1* c°
cencía hasta dejarla inutilizada por inundación. Y entonces,
J113^ o al conductor del móvil como primer testigo, dij°
engua atravesada y una voz de gárgaras de recebo: Un ^
Pfra quien soy, Ezeqmel Uruguay Hernández, Auxiliar i
ífe esta sigla (y la pronunció con orgullo}, AatoJ. tradv
drau!?** ^ erra?.ése s° y y°= y viva y al5ai ° Ios ? art¿ v rno y la
cnrni ediles tragaldabas y los banqueros y el go 1 . ^ cjóxi
v la ^ qac'onal de subsistencias y el instituto de co ° er;a]js-
mn v Papel y el servicio de inteligencia y e l 1 P . pfo
mínL!, LCDntra *a 'an8°sta y la hidaridosis y Ia corn_ ya eje
pie nnr a<:a™ent° del ganado y la juventud ur^ tequesis
parrom '1 tradición la familia y la propiedad y | a , pr0tsC'
tora (2.13 y f b diócesis, rodo abajo menos la socie
Aplicar 5y plantas y la cruz roja internacional. gLiay
HernánH ,Uj.ICÍ° ajlal‘tÍco, eso lo digo yo, Ezequte ^ re y
ocup^" xd¡ar 1“ de (...). Y desde ese nodulo e urtlUie'
VOciclo j nal vo'v‘a a arrancar hasta dar t e r m i u ^ ^íi
sintétií i 3n 56 eU ire con los anillc* de la autobiog
resumían t ^ 0 reiteratlva, más las series de abajo hacia
Un talante credo. ., :n feP1,
131 V aVf¡Cer° qj e Pretendió copar el aire largó tambie^:or qOe e
ReaderWV*3 de cora¡e esta interferencia: Mucho \ tp& Q&&
Siete Dl ? T ^ Time’ W M a t c h , O Cruzeiro,
gando por átr- tr3'Sj para los señores Pasaíer0S Y * p o fe d ^ í
ilustrada^ de la COlT1Pañía edltora la ^ *S * * %
Ca^ b ric o n, Mbierta Con el Pe* de su nombre u n * « * *
m ea q u in í t ? 011 que reSal° p ° r la m ita A Tsta ií0t lo
Lancia: Cómn°S Y erias Y que ofrece artículos e ^
que Pescaron ^ ? car de verdad cuando todos mien rrig0' ¿
P°grafía del h í*0 adelSa2ar comiendo salvado ,
b t e n d h mlí e; U desS ra™ de llam arsec
barbarle? e haberse llamado Ernesto. ¿Sera
315

La hipnosis en la cirugía plástica. U s a


^ macrobiótica. La macumba y sus ptodigi * confecdo-
^ n p o r ta n te entrega obsequiamos con un ho ^ ^ que
^ por la máxima autoridad en la materia, tambí¿n ua
su signo, fecha y hora de nacimiento. ^
toon de labores femeninas y una guia i;, dábala y d P^coa"
S ? .[Ossueños con la doble interpretación de*
¡ ? * U Pero cuando aquello, o bien de
Párir, cJ° P edia Británica, o integrado po ^ eifin dd
4 T , SObre la locura del mundo, hubiera * 8 * ^ sUS g rita í
nadie v dei 'uic,° analítico reaccionó abrie ^cosas®
C f impedírmelo porque yo tamban vena ^
^ solo que gratuitam ente y soy ^ eqU g g e el dd 50^ ^ .
v * ( - I - Fue ése el momencu
^do- cf ra am aneció, es decir rompí o a |entar su rt0 ¿e
<*> la, C a^a’ y tan cerca que ella 'e sl11 V. Slly0; Üsté &
del aliento vinoso, solto io ^ ^ fó n e a
?** se |] n° creeri en nada, según dice,, y y Aplaten# y “ ^
mala 7 a chorro en el glorioso lunfa púb! ^ 0 y en
•» no m ás que pa
Curda sea com o habrá sido | estañ° 111 |0 que
0vn Ia de anoche y sola mi a t a * ^ ¿ cuetp° 3 ^
S V 3más noaild° S ^ m a
5 % e n a arm arse en la Avenida esta m qUedat° ^ ley
^ , debidoqUiero m eter ganzúa en las ca dec e i ^ g iel
th ^ H r n ^ l g 0 así y h ° y descanso p E*« ^ ortf,
í?
yL ^<aídla
a * y yotTa
de¿ r<_). d revista P r-LÍ^**
nductorde
¡ N Sü^ pent¡rse, y gracias amable¡c
* J Uyo ellan e a to dos los pasajeros p <*ffl? h í 8 q i t f ^
t f i f dilii ' que m e a rse en el cementeno P le qlj n
entre terren a y meta ¿dores
V ^ q L °? dos principales conten ^ t e , 3 P ¡3 ptfj® ,0
Caín a gatt? de bien probado i v0 [vtae hon*3 r 3
V te a quelu9s' ^ a m enos que la mUl e l 3
S Í * 1* ^ ^ üe estaría gestándose seg ^ ol°
eta Cs a suceder sin su firma, ^ paí eC1
la gran fallada. Pero U P
316

sangre, como cuando aún no se ha d esarad o el Temporal y ya


huele a ma^ y por qué tanta sangre afuera si el lugar de tal tep
liquido desplazable estab a a d e n tro . Esa esp ecie de d es0 j
existencial, como si los ríos hubiesen d ejad o la desemboca
pata escalar los farallones, le dio el em pujón de gracia, y su c _
po sin séquito fue entrando en el jardín de los epitafios y ,
jendose a dedo el suyo propio, quizá la m ejor receta e
viejo doctor M andouti: Para aleg rar el co raz ó n beber ag
caveles perlas en polvo, clavo de o lor y azafrán. Y eso, c ^
pcion de las perlas, qué fácil de conseguir. Y q u e n o se
0ria de que ella estaba allí p o rq u e sería cap az de imp ¿]
h i^ 0 -j S' apareciera algún vestigio de Leviatán decir
sn “ - *;0nseciiencia de tan tas violaciones en c° f!\„jotrado
u J laS’ £ Q uüotórax, en la p ropia vida. Y al fio, ca­
rretil i 1 a saber si Dios nos ju n tab a realm ente a güfitO
cuan,fS d e .m ano ^ g ú n la in terp reta ció n m ecánica rj aría
de nf)í° VCnia a ^ dm a h o ra p o r nuestros restos, pues s ^
un ^ uer*do M o n señ o r es claro que sólo pa ^orl sii
mernnri1 3 ’° f ^ r a z o y restituirla al m o n tó n in ^ nl J - ty&&°
dondp 3 an5 1 (luísima de helécho fósil localizaría el & feud^
estuviéramos al tnoriq era su ocasión de g ran señor
“buanimo. , ^ ta ­
ba el r T prosiEuió internándose allí, p ero co $ f
Üfra ve* ia m u e n e no q u eriendo ser ¿el
olor afdíl 3 SU of,cio- La m iró, tu v o u n a nau sea ^ feV]St3
purredanÍ JU1CI° ,analítiCo) o ^ lad ró n , o al vendedor d ^ pUg0J>
mascar e Raería encim a desde el a u to bus y ^ c0t^
n a fúnebr?UT0| qUe Sin tr 3 gar k s , Jas flores m arch ita 5 vege^ '
fes tienen ñr V6Z ^üera suy ° s^ ° un íueS°> Y3 ^rtChe e ° c°% s
Va” « , p u ” u ™ & t .e m á s P « ° « ‘í n t ? u « c e r d i i « ““ ¡ L -
etltre pasto v i, ^ descastad a m etía diente sin h a
2 ón, h a c i e J Cls^> y tam bién co n tra los alarn 0 . o í ^ nfi
£als°* Y ella ^ ruido QOmo de castañuelas cu an v 0 ¡c^ ^
su cuerp0 J * ® 0’ ya desde afüera del tren m a cab r
ei tiempo de 1 ° 3 ’ ^ m onum ento, en lo ráp id o q u e n ecesi s
de exhumar ° S í * ? SÍn ^ a r ia n n a , en la corls‘gU¡ L f o r ^ Í ! sin
Aplicados de ada^ según órdenes ex presas en l p o rtab
a oficina negra. M iró los papeles q
317

comprender del todo el mensaje. Aquello, a pesar de la escueta


significación literal, debería contener algún significado encubier­
to, y la ansiedad por descifrarlo la fue empujando hacia el lugar
de la cita siniestra con M arianna, tan lejos ya de los diluidos
paisajes com o una selva talada y apisonada para el paso de una
carretera. A unque tam bién parecía fundamental, según la otra
selva de los trám ites, presentarse allí donde ella continuaba apor­
tando el p ro p io testim onio, algo inidentificable si llega a a
entreverarse en la ciudad sin flechas de dirección de los demás
despojos. - . j
Tres individuos en ropa de fajina, gris, formaban e equipo
rescate. Y tai color fue la primera constatación de sus fenómenos
intransferibles, un retorno de grises para la vuelta re on a
M arianna hacia los unicornios de Fiorella, o a la futes
Giacomo, o al cumplimiento de la dura Ux v ita s te cestero Aranda.
Ella seguía buscando aún más nexos, cuando uno de os
descendió al panteón como portador de la pequeña cala ,
M arianna de Médicis iría a caber en adelante luego e J Í L , v
cimiento a la desenfrenada repartija social de sus evor ■
desde allí abajo él arrojó al aire de afuera pnmeramen do
de féretro, y luego cierta pequeña chapa de meta ^ j es ¿
individuo vino a m ostrar como evidencia. ¿i-O ve . a
numero 20. U s dos a fras, algo que correspondía en apar ^
nna simple constatación de la pieza en la búsqueda, p q ^
pronto vinieron a constituirse en una clave como ^
Risita de un ladrón perdida en el teatro del saflue°-’ qresultado de
deciéndolo todo. Era que el 20, o bien solo o ^ jaS ¡re­
ediciones, había sido siempre el número de M ar terr0 rífi-
tancias fundamentales de la vida al punto de resu a(jlesión
V allí estaba de nuevo en la muerte con su p n(>
de am ante póstum o, pero de amante-numero,
Podía presentarse equivocadamente. ferruginosa
El hombre observaba a la mujer dar giros a P Porque los
entre las m anos y no podía comprender su a joS fo q u e s ,
j^gulos estaban maltrechos, y aquello ha a imperado tal
forcejeos y las rozaduras violentas que un cuerpo
consigna subterránea con cada advemnu , ¡ palabra
roas echado al cubil sombrío en cuya p u e rra de m arm o
31S

PAX desplegaba su consuetudinaria m entira. Le devolvió i ^


mente aquella cosa para que él la inrrodujera en la u rna, y ,
ese momento cuando se le hizo presente el tercer h om bre a e_
decir en su medía lengua de ta rtajo so algo q u e parecía q
significar: M enos m al q u e a p a re c ió , a veces la P * ^ , e
desclavado y hay que identificar el cuerpo p o r m edio de ^
no saltaron... M iró al dicente sin p oder creer en lo que ■
carretilla de m ano con la que ella im aginara al D ios del M■ ñ! ¡
o Schreber constituía su co m p lem en to , y q u izá sien
mismo derrengado, jiboso y tartam u d o , tretas p a ra PaS, . la
vertido, el pr 0 pi 0 Dios culm inando su faena. C o n tra h e d 1 e_
eza a los pies y poseído por unos m ovim ientos que , sU
j a n como escorado durante los breves lapsos de desCf ? rse en-
tnflrCet° ! ^ Peq ueño e im portante m o n stru o vino a u J j^ b í 3
reriíS Cn SU misíón de « rren id a d , recibir al que a su jrjnales
de n sea carSar £1 féretro vacío d estin ad o a las p
de M e el muro. nsarCofl'
*fnaba; pUes’ ya cada quien a su m enester y su p e nfane'
r o d n /c nu,m ero uno, salve aire reco b rad o de afu e * ^ ¿e
Pronia* aqm !os rescos de su ser querido, señ o ra, d ep etaat
estas no?íaj 0S Cn el ntjevo lugar; el núm ero tres, v am crl su
úlñmn ^ ^ as> cuando M a n a n tía sacó el P a r a s tr a d 0
Padre l tiv° adiós de un cruce de trenes. P a * 3 \\a .rü ^s€
EsculaDÍntl^a n ^ de S em b ran d o F lo re s, q u e d e b í ^ ^ u0a
setnien^ ’ Pafiue]o acluel estaba b o rd a d o co n un g aa ' ef'
do a sno SegÜn los símbolos, y to d o ello hecho a m a n o, ]a no
hija “ Sq^ emas de la mujer ideal. Pero nadie q u e n o ^ o
^ d e t a l l e , p o r lo cual él tam b ién t u v o ^ *
volviÓ ado Cj ^ n en un m undo a to ra d o d e cai s0n I®
únicas mem ya nadie m as lo recordaría, p o rq u e ^
vacío colon ° ria,S que c°u stan de su vida. A to d o e , ,, o S 3 C¿rX,
tilla, y a ! aT de ^ a ta ñ a s m archaba so b re la escan d a ^ e$p3í
da, sólo Sp ’ en lugar donde había estad o a q
las legionpc ei-j Un 11 tún residual de u n ifo rm e c uerta
ttada que oir^ S de* í ürioso banquete co m u n itario
El h o m f SE5 ° * Süm ara. a
Ella n0 p a r _rre n u m e ro d o s la m i r a b a , e n t r e t a n t o , e íb ^
1 3 ya concederle im portancia a a q u e l l o q
c a m b ia r d e s it io . T o d a s u a te n c ió n p a r e c ía m a s ien , a
tr a d a e n e l p e r s o n a je d e la c a r r e t illa , q u e c m p e z f ^
lu c h a r c o m o e l v ie n t o n o r t e c o n u n p o r t o n d e i cam p0 de
c o m id o p o r la h e r r u m b r e y d e t r á s d e l c u a l se a d era a ia
U s f o g a t a s , o e l d e f in i t i v o p a s a je d e l c o n t in e n t e ^ ^ de
n a d a a b s o l u t a . Y e n t o n c e s e lla s u p o p o r P n ú m ero
a q u e llo s a ñ o s , q u e M a r i a n n a h a b ía m u e r t o , y e: ^ ¡a tap a
d o s e m p e z ó a c a m i n a r a s u l a d o p r e te n d ie n quedado
de la p e q u e ñ a c a j a u n h a r a p o d e t e la r a ñ a Q j q u ita r las
a f e , y se o ía a lo le jo s el g o lp e t e o d e l
m a n ija s d e b r o n c e d e l a t a ú d c o n d e s t in o a ^ £|
C ie r t o a ir e d e c íp r e s e s v in o a a b a n ic a r u n p ' , , a tra v e -
c ‘c lo h a b ía t e r m in a d o a l lí, q u ié n d ir ía q u e e a cO0rd e n a d a s
s * r e l m u n d o e n s u ú lt im a v e z h a c ia lo s d e s ie rto s , sin
P a ra e l r e e n c u e n t r o , d e l n u n c a ja m a s ,

^ informe final en tiempo color Obispo

. ^ a s í f u e c ó m o S e m b r a n d o F lo r e s d e ^ ^ ^ j a b a n c o n tm
« s m i r a d a s d e c ie r t o s S e t e n t a V e c e s S ie te q u ^ ^ [[herm¿
elev a d o r m e c á n i c o a la r a s t r a . M e v u e *v ° . . e r o q u e c o n la
c° u d i c i o n a ! i |e s d i j o . Y e l lo s q u e e s t a b a b * es p a ^ ^
c ° n d i c i o n a l y t o d o s i d e a q u í s e s a le p o 0 b s e rv e a fu e ra .
^ a r o t r a v e z p o r m á s c o n d u c t a e je m p la r Q y a p e llid o s
lu a ju a - ju a , c o m o si la s tu m b a s c o n 1¡tfl0S d eja n la s
s o lid ific a d o s f u e r a n e s o s c a n t e r o s e n q u e ^ en fr ente trep o
G r a t u l a s d e l s o b r e d e la s s e m illa s . Y e n la direCCjó n a l Pu n "
le p e r m it ie r o n s u s h u e s o s a u n ni áq*?*
d e d o n d e h a b í a p a r t id o . E l reingreso s in p ^ cobró P ^ f ,
1 * d « t o r d in a r io , p u e s a l n o ser a d v e r a d . g e , la d ro n
* ° P c r ó f in a l m e n t e e n la A v e n id a V a " « m ucho m as
^ f e s o . E s c ia t o q u e c o n u n a P o b l^ d a rranseúnte^omo de
^ etlSa q u e la d e h o r a s a t r á s , y u n a n e e n c a ^ peqU en o s
^ e o n d e r a l g o e n l o s b o ls i llo s . A g l u t in j oS p a se a n te s
^ n t o s d e la g r a n m a s a a la q u e P f e ^ u ’ ta m b ié n e lla t o P
s in v e r l o s e s c a p a r a t e s , y e s o n
320

hacei; pero qué fantochada, si Leviatán se h ab ía diluí o gjl


mi! pedazos que andaban por ailí dispersos a to d as e]
dió gritar su nombre, mas aquella m a ñ an a del alum bra ^
Obispo, por describirlo desde su so b ad o libro, había orn |a
ceremonial del bautizo y él n o sabría có m o llam arse, au .
calle, por su respiración de fragua, fuera un m a r crecí o
y hasta el propio ómnibus del q u e ella a ca b ab a de desc . -cuj0
redera moverse en la cresta del oleaje. Vio de p ro n to a ^ es_
cambiar de fisonomía. Antes de incendiario, un g ruP ° :o0ales
crito todo a su largo cierta leyenda, co n lo q u e eran tan p ^ cQS
EICtremo de quem ar Jas pro p ias m otivaciones, i J L acalles
quesuigen del local de un diario de siniestra desplegando P r,
V banderas, y allí com enzó lo fatal, p o rq u e la consigr* _^
^ silencio se rom pió de súbito y los del b an d o co ^ e ra '
atábanse saliendo de la vaina se lan zaro n a la f a r? a '. calzada
, ente fue
j Un vehículo v ua ivMs
toda 11iavj
m áquina
uji' m rp o r el m edio i IíinZ3a.agua-
B
«d que
Oue dejó
HeiA un tajo____ - 1
vacío. . . có
Y así les to . í el
„1
tu rn o íia los
os lanza
w b
üjtas
gunos prevenidos abrieron indefensos y vulnerable V ^
mo ante la lluvia que cae del cielo, p ero com o la p u tüuo a
j a evtdememente dirigida, o tro s trep a ro n al m ism o ^ ^ ¿e ja
a ar y eran despedidos com o co rresp o n d e al p r i n a £
gravedad. Parecían figuras del C arro del H e n o , ) er°™ O blsP0‘
■ ° que aíluí d beno no era d o ra d o sino co mfier*10’
misma cosa, un trueque de heno P ° r ^ gfj1'
nadaba ^ mo t n prico. Y desde aq u í la terj;eí f iia rnarse °-
Cn ^ Sas- V a continuación la cu arta q u e p o d rí ¿ .eoo* M
nUPfT. í\te‘ ^ luego la quinta, fuego p a ra repeIer e ccáíeí0 ,
E S « v i d « , de un bar y una casa de d e p a r e n « * ^
f * 1™ ba¡° Ia presión de la m asa. U nos y
ck; ron C a n ta d o s de la calle y d ep o sitad o s en la j 0 de 5
los 1os ^om bres caídos, logró ella decir tos■ p u ^ 'j ’
últimos b a s t i d » a .i h n h íaii sido v’ ¿o
s o b re lT 0 5 bastiones del Q u ilo tó ra x q u e h a b ía n sia ¡¡p& W
^guían pÍÍ p 0 j , d §as- Y tam bién tosien d o , llo ran d o y se
cibió def' - ndose Y aguantando. Y entonces la jr! j £COr & 0
pcómo
5 ünd'a
^ ut,vs í cmc deaún
* *enera derto io dicho
la P ^ h isroria. Pues de lo z ú
desafío a s 'an Sef ^0s unos ta n de las cuevas de A lta sepal
■’ ad ia d o s sólo con los dientes y p o co m as, y
321

ataque de los caciques que allí ni siquiera estaban visibles sino a


buen recaudo en el punto neurálgico logístico, y cómo aun des­
pués de M ateo o de Juan iba a haber otra forma de salir a cteíen-
der el Reino sino a golpes, qué hubieran hecho Mareo o Juan o
qué quedan que se hiciese, ¿meterse, en la cueva a dibujar bison­
te ? O algo que nunca habrá de saberse ni aquí m aculla, y cua
será vuestra muerte, nietos míos, estaba escrito por M ane ouise
antes de morir, perros, bocinas, ataque, contraataque, emo i
ción y ru id o .* H abíase pasado por alto, además, e p n n ap i
químico de la proporción definida de acuerdo al cual los eiem -
tos de una combinación deben estar en relación a sus ( J
Según conocimientos de las borradas épocas del novio i *
Y el suelo, a esas alturas ya m ojado por lo que *
¿mezcla de agua y orina de miedo?, empezó a mane
fojo y viscoso. Y allí se adherían los panfletos con 1las a 8
Pata peor de males fueran adelantadas como ici ie ^ i e
^ ahí vamos. Y si pour so u kver les hommes faiit^ djablos
corps, MijaÜ, los que habían arm ado eso eran un ^ ^
menores, y no El Diablo que Paulo VI mismo ^ t¡nas
como rea! y en plena vigencia, aun después de u n t a d o
* mitos en la nueva fe. -Cómo en una aven .da ancha y ^ ,
A taban sencillamente locos?, pregunto la vo* p,, j0Rr¿ des-
que pretendió agarrarla de las solapas mesaste ■ n t0 j 0 el
Prender su som bra abrazándose a un arbo par de] match
balito. En medio de tal colisión vio que uno_ ^ manos
Pedía a otro que le echara agua de la cannmp pefo n 0
P°rque las tenía color O bispo, y luego las se momento a
v° tiempo de disfrutar su nueva piel: traían observador
Un Muchacho con aspecto de neutral en mi je colgaba la
lusto blanco de una bala perdida, y d e a manos tentbla-
®angre, y a J sostenerlo p o r los pies y la ge vefe un cuer-
an como galvanizadas, y por debajo de as p ^ que venia
P° irnplume en la inocencia de la primera ca
gj* «Ay ^ ^
“ M a r i e L o u is e K a s c h n it z . «E in le tz rc s Bf^ ,c j ^ y / e o i i to do s sus
' P e r i t o c o n m in ú s c u la / ta n c a p a z t o d a v ía P n ¡etos m íos?» (
m u n d o / y q u e m u n d o ! (...) ¿ c u á l vu e stra m u erte.
V- Vcm C^L. i
m

agarrado del pelo y quiso reaccionar p erd ió la p artid a y al ca


mion celular Y un hom bre de m ediana estatu ra, de esos que Pa'
recen revólveres de plástico en fundas tejidas p o r la abuela, inteit'
o e cruce: Soy Karl, dijo, vengo a ver qué cha d o ta d a han hec
estos en mi nombre, pero tú , viejo, a tu casa a to m ar el biberón,
y negó él contará que peleó com o un tigre y se le desgarro
opa, Y para los que caían de ro d illa s p o r q u e a s í h ay rn
sustentación, la cosa era sobre los lom os. Y p ara los recolectados
-* f s yacencias del desbande, que eran traíd o s a la carrera
nn™t? C /.es luego de haber sido cacheados hasta donde n
V¡ ^ : _ r ^ 5 'l 116 b*sonteadas com o las de aquel rem o to añ o 23
dos en T 1? * 3ñ0S antes’ va^ a con Clío y Ios c a P’tuIoS feP
Y a PaPel sanitario sostenido en su m ano. ej
hqU,. t ?Lest(J que te cuento desde tan lejos, G érard, indica q ,
hom breé de P° r ahí se com prom etía dem asiado respe
la flerh ’ j Uf a a ser ^ te quien m arcase la dirección del uní
Í « ¡ £ f c 0VT nt° h a d a d P ™ ° ^ g a- V h°
al Parecer i t 0 de aquel diario con su pu erta de chapa m ^
las linotrn<!neXpUgnable- Pero no ,es vamos a perm itir escudia
esos refup? 5 ^ P a^aPetarse en las rotativas, así se echa abajo
Lupon ° S ranto encierro después de todo! . nlQ'
N o s sobreseí6 ? ¡ Uem*nte» vino t[ im perio de los p a p e ^ eJr
tras el a¡rP n as a ° s° l'rario. D u ran te un tiem p o m as, y
^ochecer e^ ° Se iba lim piando de p o r sí, un 5i[e^ ¿a. V
sobre esa vía h V ^ ™ 1 1 0 S Í J1 p aíaros Paseaba P or la * 0ca& s:
éstos somrsc empezaron a circular los de h ierro con iij[0s
tlUe Parecían ^ sot™s y aq u í estam os. D espués un o s ca
pfócer que rpri. Suinol bajo la gran m asculinidad del eq p jíjs-
tiera prohihiri ^ i Pla ía , cruzaron esa zona com o si . eJjtc
sagrada. ° n a gUíia a s p e c to a la p e io u sss univefsa

Do^ ° R N e s s i tQj
hubiera estann” 6' I^ h r a l de una tienda cerrada a ^ b<'fo lít£ 0
piso a fin de ^ aaos, quizás integrándom e aJ rn° ,e j
Slguieqte. pe f* ° Ser vista al barreq al lavar, al a n ^ ^ i s i ^
tt0 sólo para f i^ 0. no puede hacer de El H om b re
Cl° n , serem os siem pre el hom bre.
323

v is ib le s . Y e n t o n c e s fu e c u a n d o é l m e d e s c u b rió . ¿ Y q ué hace
a h í? Jpues n a d a . ¿ Y c ó m o n a d a , n o s a b e lo q u e h a su c e d id o . Y
s í q u e lo s é , y p o r e s o e s t o y a q u í m e d it a n d o , ; y u ste d . t i
h o m b r e t o c ó e l g a r r o t e c o lg a d o a la c in tu ra y d ijo : Y o h a g o o
q u e d e b o , d o y s i la c o s a e s d e d a r, c r u z o a lo s v ie jo s y a os
n iñ o s e n la s c a lle s p e lig r o s a s s in s e m á fo r o s , y a rre s to v a g o s st
e s o se p r e s e n t a ... Y o n o s o y u n a v a g a , d ije , y q u é e jítra n o m e
p a r e c ió lo d e l g é n e r o fe m e n in o d e la p a la b r a , d a b a m as i
v a g a n c ia la v a g a q u e e l v a g o , p a r e c ía q u e el s ig n o se'
n a s e e n p a n o r a m a s d ife r e n t e s d e l v a g a r. ¿ Y
a q u í? P u e s p ie n s o s o la m e n t e q u é se re m o s a l sa lir e p
n a , s i o t r a v e z r a íc e s d e m a n d r a g o r a o u n a n u e v a e sp re ,
e n to n c e s n e c e s a r ia m e n t e a c u á t ic a , p o r e je m p lo e
se e n c u e n t r a e n la s fu e n te s d e e sa p la z a ... Y q u e se y ^
p r e h is t o r ia s , s u s n e n ú fa r e s y e sa o t r a c o sa qu DareCe
J o , m e jo r la lle v o a s u d o m ic ilio , si e s q u e lo tien e,
ñ0 f i b e r q u e e s t á c o m o a g o n iz a n d o , ¡v a m o s , a r n . ¡n.
F u e e n t o n c e s c u a n d o , s im u ltá n e a m e n te a n a^va-
d en taba l e v a n t a r m e d e l u m b r a l, d i e n r e c o r d a r q ado]eS_
íle° i d a c r is is c o s m o g ó n i c a s e p u lta ju n to c o n en [a
^ n c i a c ie r t a m a d r u g a d a e n q u e a t r a v e s a r a u n ’ c o ltl0
^ e ' T o d o y la N a d a s e m e h a b ía n v e n i ^ ^ ^ incon-
H
° ^ s<h a m b r ie n t o s d e in t e r r o g a t o r io s . Y he q ro S (r0 i este sí
ib le n a d a d e o t r o r a r e t o r n a b a c o n u n n . a0 a q u e l
l ú e t e r r o r íf i c o , e l d e l e n c u e n t r o c o n el v a c io -0 ¿e Crea-
« j a f u e r a q u e p u d ie s e e s t a r h a b it a d o p o r u a b so lu to e
:i° n o u n e s q u e m a d e f u t u r o , s in o e l d e a » ema^
r e v e r s i b l e , Y d e s g r a c ia d a m e n t e p a r a n u « la m ^ ^ u t e y 3
í a ba d e esa n a d a » , L a m a Y o n d g en , n o e[1 e | ju e -
i a r a Ia m o lie n d a , e l g r a n o a ú n s in tr it u r a r q e s ¡n pre~
, V r e c o j a n , g r it é , le s a b a n d o n o t o “ ° , en n0 to d a la PaZ
•s d e n t e s , m is g r a n e r o s p o r u n p o c o e P ^ ve z se
le s q u it a r ía la o p o r t u n id a d d e a s u ,. m e tid o s, sin o
° m c i o n a r a e l f e r o z d e s a c u e r d o c o q u e se M i ^ la m ien-
f11 P e q u e ñ a p a z , la q u e c a b r ía e n e l p la t illo
0 ¡“ he, ™ la superficie de una N e K d,
, ya n o supe nada más de mi, o , 0 f a y de qu ,
odo, mire qué luear com ún, se repite como a
324

pero cuánto diría entre usted y yo sí el m o n stru o resurgí ■


Aunque sí que hubo algo más: yo n o sé si usted en a<^ue >
días aciagos me habrá oído hablar de la m an d rag o ra creye
que era mi delirium trem ern o algo p o r el estilo. N o , y a .
puedo asegurarlo, ella se me p resen tó co m o a los e e
(¿habría sido el Q uilotórax un elefante blanco?) lTlientI^ ¡ Iia-
™ incorporaba en el um bral. Tenía p iernas y brazos ter nCLa-
dos en punta y poblados de raicillas. Y en cierro ensa ^
miento bulboso que parecía ser la cabeza se le veía u ^
ojo, siendo el otro inexistente o hallándose cu b ierto co ^
hacía Católe Lom bard durante el rein ad o de su ca v¡e-
Piensa ahora en nada sim bólico, al lu g ar de los t J'ílS ^ í a
jos con los símbolos y los iconos, p ero yo creo q u e el a j0 ja-
ijna intención devora dora conm igo. H a b ría , quiza i . y
0 Vno de I°s frascos de porcelana de la botica de Esc fJíie
3 j ntentar algún pacto de asim ilación p o r no eSto
María del Rosario, sino con ese n o m b re vegeta 1 vi,
por Pedro Cosme. Fue la prim era y la ultim a vez ^ c . scrp
octor Nessi, eran tan bella y tan atro z q u e n o Pue e de
J* S 1 eomo amiga o enemiga. Llam e a esto el Sm dr -ver5 a-
lira i a^ ° ra en sus apuntes científicos, verá cóm o se . s ¿oí1
un a t?rm^n o ‘ Aunque yo creo que nadie q u e r n a v e ^ |e
tn_ dotórax catalogado com o inespecífico y elruendo
d„L*ja a üstedj pues una cavidad puede estallar co n qü^
¿ T ? eso>cierta presión inferior a la e x i s t e n t e afu ^ ve
a s í? v ? 1 ^ ajena a la m atem ática de la arm o n ía, t . nta,
ai ‘ también que El C aso percibió el a u ra de
que a Casi nadie le ha sucedido.

re J c o ^ mp° nÍéndose los sucesos com o m u n d o s ^ AV¡ ^ ° é U ^


árbol, y DoreiliíU órbita> lo volvió a ver y oír. H ay, le ^ qúi& ^
h en d er: El % Unf flecha <iue m arca la dirección a q, pro
yectó en un ^ ^ 0ro lengua del m o rtb u
derecha y de través Para indicar q u e era haci y eU
*** todavía a i í ' i que no pudo, los m ugidos de u n ^
tc>s tosió por m i a ? ’0’ en el m aldito pozo. El vie)° s'e
Pr e * n o ? a ^ ° n* im avez’ y sin fuerzas ya p ara
afiresión de un can u to sa n g u in o len to
325

disuelta. N o sabía ella cómo habría él c o n o c i d o s u ^ ! ^ | d a


ro luego de aquella pretérita mudanza con a £ u* j¡¡- a coinpás
y los fbros colgados al brazo. Pero el
la vuelta redonda, y de acuerdo a sus ca j ivar hacia d
muchachuela andaría ya por donde se empiez
punto de partida, y ésa habrá sido su re ajamiento, es
Llegó a la choza con más lentitud qu , p sp0rte de las
daro, pues allí los móviles seguían siendo par rodo per-
hormigas, y uno debía agarrarse el corazo Aferente, y d
manece igual, aun cuando la muerte saDe q ^ d a s , luego
tiempo lleno de cadáveres anda pesado, s0brevivientes que
los pies, y no deja acercarse mucho hasta ios ^ o sus ¡nvier-
ella se resecará para mondar despacio en s ^ ^ estación.
"°s- Allí dentro del rancho se guardaba un sQbre una parrí-
Encendió entonces unos troncos todavía v su médula
da, los leños empezaron a arder entre pro v¡0ienCia de una
s^lían finos escupitajos de savia hirviente c
cárcel abierta por motín. i --ere ai medio de a
El m oribundo intentó i n c o r p o r a r s e en [úSj sjn 0 un
Procesión detenida de sus canastos. y ,, ¡m0 antes de rom
bido como de desinfla miento. Y lueg , _ conlo este— Y
car: Quiero que la saques de allí aun en ¡^ ¡tab le vuelta
Pongas sobre los cuernos del toro... par
doQda- u „ 1 romo él lo hab!
Ella colocó la guitarra sobre su tall ¿ ^ ¿ ]a ^
pedido antes, y empezó entonces a cam nK quemado apa«
*1 si llevara el muerto a la espalda. En ^ e]laS e J
* * * * * * viviendas como para Y más aHa. ha
aditamento de la antigua chimenea de ^ d viejo enci
bla «na tétrica laguna. Echó a c o r r e r hecho
p álm en te llegó a aquel camino q P y fe pronto,
pie¿ra solitaria rodando sobre sí ^ y d rema d c ¡ ^
,q j ra caído extenuada y agotada p no l°6ra un
godonosas nubes que la venían sig nubes eny 3 pafa
y eso lo supo desde entonces, n o Y de
Ugido de semental empezó a oírse albacea en P .
V*. « m e lo dedique, se preguutó, d b ro « l des«
‘"definido pozo. Y si llega a encon
326

como se meten hacia adentro los labios de los m uertos ya nü ®era


posible cumplir ninguna voluntad, y q u é o cu rrirá cu an d o un alma
on pena nos ronde para decir siem pre lo m ism o, no lo hiciste, con
a insistencia del timbre en las orejas de un to rtu ra d o . . ,
El sol seguía partiendo el suelo y el tono n o a lb o ro tó ya, qui
supiera que con lo hecho, anunciarse, había cum plido el
e pronto encontró ella el p o rtaló n de tro n co s, lo abrió eS
n o su chirrido de mal agüero y luego volvió a cerrarlo co
eso fuera necesario. A lo lejos se div isab an las ruinas e ^
especie de establecimiento fabril co n stru id o en cinc y a su derecn
do aI?'Ue ^ 3 Eer una vivíenda. De ten er q u e haberse prac
de r P ^ U n ^ V e i l f a “ 0 no hubiera p o d id o nadie “incautarse* ^
camín S:, 5o árh°lj cero esperanza. E m pezó, sin emi 3 a do
inerte3 n ' aCla aq ueHa n a d a . El viejo m im b rero h ab ía j
S f m d Catre COn la g uitarra en cim a, p ero su v o lu n x a d *
f¡n p- Pasando sobre los lom os de la m ujer c u a n d o S j
h°mbre Si" “ fad « raba sefflad° baí° Cl
en las m 5 3 en ru*nas trenzando cueros co n la m isnia
era qUf el 0 t r 0 ? Sus m im bres. Lo vio de p ro n to ti l
encima ° Pared V pareció que to d a s las edades qu
J°v«n de c V i e r a n , m anejando el tiento. El v o l u n t a r i o s o
¡a heredad rareni:^ n levantado la hubiese ech a d o a p c0no-
cía. Perrt J t 3 í"orno otro provisto de un catalejo q ue e
■'"Ene^ 5a n O a n 0 de m ás arriba del m en tó n era hipOcri
- ¿ n í 3 ~Pí eSu^tó con som a.
Cavó ,0 t> y que sea del pozo. desde
allí,en el f da So*?re las P o d ra s sueltas del suelo
de ia cas„ . J 3 conciencia, lo vio p ararse, ir hacia e
^ derramó « ^ ^ n c to n a r una b o m b a de m a n o y ex tra ¿e
hojalata vdpnClma aqueU° que había tra íd o en un recip
corriente a ,IP i 1 3 5 0 , sintió penetrar p o r su g arg an ta tes j0 r,
el ^ tn o ta b íe (^ ° Cia P °r Sü napa, p ero d esp o jad a ya de^ ^
v° viendq que in t ‘ C 0 nDCturno. Y así fue co m o d esp ertó d
, "íDónde está Se| uía trenzan d o cuero. ,
0 Vquiere q Ue p 0 Z 0 ■ ^ ne p o rq u e núes tro h o m b re ¿fra}*
^uelta redonda y Sa^ ue a Ia m ujer p ara h ace r lo que el
que se ve afa cérea ^ es ese esqueleto de con
327

Entonces el individuo se levantó y dijo con la voz quebra a


que le iba quedando: , .
- N o e s ju s t o , y a h o r a v e n g o a s a b e r lo d e sp u é s d e ta n ta s u
d a s , e l p r im e r o q u e m u r ie s e d e lo s d o s se ría c o n q u ie n e a q u i*ie
s e g u ir e s t á n d o s e a llá a b a jo . Y e s o q u e h a y a h í s o n la s ru m a s de: a
d e s t ile r ía d e a lc o h o l e s d e a q u e l l o s tie m p o s . C u a n d o t ,
c h a b a b ie n h a s t a id e a m o s e n tr e él y y o e n v a s a r u n P r0 a ,
d e s c a r t e d e l m a íz c o m o e n g a ñ a b o b o s . L e p u sim o s P o r .
f u t r i d o , y lo r e c o m e n d á b a m o s c o m o g r a n a hfí v e s a
e v a n t a r h a s t a a u n t ís ic o e n la s ú ltim a s . Y e n tre el a lc o h o y esa
p o r q u e r ía h u b ié s e m o s lle g a d o q u ié n s a b r ía a d o n e. -« n c,
D e jó d e h a b la r , c e r r ó lo s o j o s , v o lv ió a s e n ta rse Y g ^ de
c ie g o e n s u l a b o r a l t a c t o c o n la in te rm in a b le tir p ü d rja
c a b o s . L o q u e h a b r í a e n to n c e s e n a q u e lla m e n * X de
^ c a r l o c o n n in g ú n t i r a b u z ó n in t u it iv o , nG bien u n
m u n d o e x t r a s e n s o r ia l p a r a s a b e r q u e d ” , cabeza.
P e q u e ñ o s ig n o e n f o r m a d e g u s a n o se le p o s a r a s , ^ ]2
-•■Pero e lla v e ía e n t o r a r s e a la s v a c a s d el c a m p a r ¡d o sin o
P o n ía d e s e s p e r a d a , y n o s ó l o c o n m ig o q u e em . y d esp u és
m b té n c o n él q u e la e n g a t u s a b a a fu e r z a d e g u ^ ten[3 q u e
n ° t r o s q u e lle g a b a n t r a y e n d o lo s s a c o s d e c o to n e e s $uce-
g a c h a r la c a b e z a p a r a f i n g i r in d ife r e n c ia a n * j zo y
¿ q u e yo „„ lo ¿yoxJ'nís. Y cuando putf ^
J * a c a b ó e l a g u a , é l e n t e n d ió y se la r g o c o n p en as-

no ese toro clue anda Por -lu s^0 decir


Vy Ta SS5 s ie m p r e e l m is m o , c re o - -¿Q u n 0 que vo y
re n D e s d e a q u e l l o s t i e m p o s s ie m p re „ ¡ ¿ o s sin p ° d cr

s a l i r Va p a r a cl u e la m a ld it a esC.UC f □ „ £ la p u e rta d e u n a
¿ ' * r a n q u e a r s e d e p a r e n p a r a l .g u a l q » “ p
'^ J i a c i a la f r a g u a . &\ so c a ire , sin despe­
s a r ,í 0rn o e ra ? - s ig u ió p re g u n ta n d o co m
r espal da del suelo. , adel,tro de eso había
t a n t o ? Una cosa de m ujer y nada mas. P ¿ t ? ó ü t o S del afeo
s ó l o n U e e ° q u e u n d í a s e incendiaron ^ t a b a , y P°
corti rclue Pasara cerca. Es claro qu . jaba todo est0-
f]0r ” as en ías ventanas, hacía comida Y J ^ b a n como qu
das e t)üe se metía en el m oño del Pelo 9 y después Jim
* ent* las sábanas m ientras abría las p « m -s Y
328

los talones sobre los espinazos de los de arrib a , que queda a


sujetos durante todo el tiem po q u e ella se repitiera.
La mujer se incorporó al fin, el h o m b re la im itó y am . ,
pusieron en camino. Al llegar al lóbrego p o zo levantó la o » ® ,
tapa de hierro y gritó con to d a la fuerza de su odio: ¡En, gf
nua buscona, él ha muerto, se h an salido cad a cual con
después de tantos años! de
t i pozo eructó la sucia frase y en ese m o m en to e c° r
tesnVi a mugir- Se lo vio acercarse, lento, b ru ta , f 0
estril, c ^ ^ ^ a d o s haciendo m o v er el cam p o de . |a,
han v ni3Sta ‘mPed¡r la vertical de to d a s Jas cosas que P ^ g
^ muy beHa carcelera del M in o ta u ro , la ‘
sohr* i £ ntJev° aHí después de conocerla en el sanatnrio? P
nuda rnS C1!ej:n? s del animal se h ab ía ex ten d id o u n a m
Toscan n 0 Süelt0 J blanca co m o hecha con ala ^m al
gritaría t 7 eI 4:1011 acr°b ático de las cretenses. V a
Ia iiieveJp”1 ^ M am aaá>P0^ d l a > a falta d.e ^hocico- £l
hombre mP° nia gardenias quem adas p o r su pelo en e &e
fe vino h se COmPronde, sordo y ciego p o r la ve Ojdo 0 1
visto na/ gc° pt a! Venfiarse aquella histo ria, no habí ser
^ M agistrado Schreber, casi p o d ^ J reci;
hiera a| I CarretiUa cuando, aso m án d o se al p o zo P ° r br0a d
cedía V A** remembranza del am or, no rep aró en q u ¡edoi1'
da con la ™rePenrei mientras el to ro co m p letab a la vu<V_¡Je eda
Cr0 [io ló e iS T iSOb^ k s §uam Pas’ él>^ ue tenía !a. ^ ! s al t° n¿°
del abismo ^ V Cayb com o un saco de piedr
E p íl o g o

p o r V ictoria von Scberrer

Todos aquellos que sistematizamos lo que a^ ien, í


CritQ eu un bello desorden somos rapaces, 1 j 11 a luz el
acatamos la voluntad expresa de romper papeles y a
contenido interviniendo en su sagrada privacida . ama.
adoptamos el estilo sin haberlo advertido, hasta qu
ecemos con él com o propio. ¿Pero quien era aqu ^ ^ ]as
nocí en los umbrales de su enfermedad y lueg opues-
anos junto con ésta, si apenas pude registrar « 8 c0bró
°S- Quizá, y por encima de todo, una c° nt*a / ijdad dejando
^nerpo para desaparecer en un minuto de la a
0 0 estos rastros que he recogido.

I
¡yfédicis, producida
a m uerte de Sem brando Flores e ájen te automovi'
is ajenas al Q uilotórax, un inlCU° ? posesión de jos
'xceso de velocidad carretera, en «píritu rebelde
,si las novelas górícas que leía P01P' según e^f ’ . e
nuevas corrientes formales ya en > eí80na de las
ación, y las versiones orales en P y mejor qu
a se sabrá si fueron realidad o
* IT™
0 de lo an o tad o por Sem brandoFjjf ^ pído, 1 1 0
la al dictado o recreando de me ^ ^ [aS veces
n este libro. Integraba la nia/ ° ni¡ f qL1 jzá la autorapntras
1 filosofía de la composición ^ consdente mi^
^ Q u ilo tó ra x {y algo m a s ^ n o ^ decir que
330

nacieron siempre como al borde de la hipnosis m ás que d e


vulgar vigilia, o tal si se re to rn a se a la m ism a luego e
subitánea transm utación. f ,enCias
También quedaron inéditas, se sobreentiende, las re e ^
sobre la mayor parte de Ja docum entación utilizada, ya y ege_
cuanto a fuentes de datos com o a fin de arrancarles el [aS
tai, palabras que según supe entonces involucraban el a m
plantas de que se halla transido rodo esto. m brando
‘ en general tuve siem pre la im presión de que ? c¡0 nes,
ores trataba de impregnarse del algo invisible de *a5 .sl. a(je no
P ^o que constituía su esencia. Por ello alcancé m aterial 4 el
se integraron en su totalidad, p ero q u e q u ed aro n im p , cua¡
caso del poema de Giácom o Leopardi La R tcordanze,
so o cupieron dos versos, Vagbe stelíe d ell’O rsa, *o n e|[a en
penare ancor per uso a contem piarvi. A quello estab a p a‘
nJÜ?na *as ^grim as de su p ersonaje M val les y
i r a

permanecer. . $
h Jk° corresponde en absoluto e n tra r en co m en tario ^ a]
m¡ T3>,'ncluso en cuanto al título ta n d eca n tad o y t¡n úo
la If^ 1 0 como la propia resis del libro. Pero si c p eñ p f'
cía ,atenerme sólo a la persona co n quien co nvi pudo
m iJr ’ deí,° decír que ese O jo p oli faceta d o , ^ L a d ^ 0'
ria<¡ v j.n,necesidad de volver el cuello las cosas m as urá m lS'
J disimiles, supo hacerlo tam bién d e n tro de la hter eia el
mn 1 1 1 0 Producto exquisito de d estilació n m e n ta - 0On ^
a] S ? de entregar al cam illero n egro que iba a tra P.{ ¿e la
ToL e[ desenlace de la novela p r e f e r i d a d e A p u f¡fit:a
ción ñor .jasad o a su m áxim o resplandor, ^ neg*
au*??™ * de los seres y los hechos m ás Sin? e | ta ^ s° Cj0
trido reri Qr !nmediato, los lectores de novelas co
tjne lo sotT 0 m at*co de ios h erm an o s q u e se am a ^

luz Lo m ^ 0 es d ue la M édicis tenía ab ierto Sg / ^ í,


ítej7ip 0 Ae ^ leyera la noche antes, un cap ítu lo ^ eíiC°¿\
trarse» v u ^ Heidegger, «El te m o r co m o m o ^
más frío v ? ü eallíestá escrito n o es m aterial folletín plJíd
Cometerse; n51Catnerite delicado análisis del tern<?, Í° 0-
tetse: A q u ello que se teme, el tem o * y W * n° **
33 1

se teme». Y que realmente fuera ése el libro de cabecera, en tanto


la querella del C onde de la Fe y el General Lostan sólo un
divertimento para escapar a «aquello que se terne», puedo de­
mostrarlo con la frase que yo misma adopté para infundir coraje,
"Justamente cuanto más tememos por otro es cuando él no se
atemoriza y se precipita temerariamente contra lo amenazador».
También cabe agregar que se omitieron capítulos, personajes,
anécdotas, fuertemente testados. Ella los llamaba «mis levitantes»,
o aquellos que aun después de desaparecidos seguían ase lan o
con una presencia de cosa que ya fue creada y no quiere moni,
Pües se la violó al quitarla de su tranquila matriz. Sí, porque o
novelista, y ojalá yo hubiera podido serlo en esta vida, es un vi
Qr> dijo cierta vez. ¿Y si utiliza sus propias vivencias., -
Sun té. Entonces representa algo peor, un caníbal de si mis *
O más preguntas sobre esto porque no quiero soma za
lc!° a tantos siglos de distancia. Yo sólo veo un larg Jesj e
se adonde conduce, y lo voy recorriendo con la paUb
fuera. Quizás al final esté la trampa de la palabra mi ,?
J*8 üe a pensar tardíam ente que la mejor de las es^ es'a^ kar ja
sido la de no decir nada, o sea simplemente sen a .entr0_
ca de] túnel, o a provocar al que fuere soplando mejor
L;!™ qUjén soplará ahora con el Quilotórax o ' La Cosa
tar pidiendo auxilio, y si el eco no retorna es P ^ ^ s * no
sé n ej tará al final oído... ¿Y a qué llamas La Cosa . ^
Era a nada, soy completamente «idónea», coi e.
tid g' ^ en paz descanse, al fin Ubre de n» * m 9
v , « . 1« fue su máscara
fe , est(> tam poco iría si reunieras los pape e m e n te del
Cuade C Ia m andráSora, Y las páginas saca as v ni pertene-
ciéna no q uedaro n en mis manos como alg J > cn com­
pleta 0íne ni siéndome tampoco ajeno, repro u ecado.
P eCa conciencia de una dualidad, la obligación y el P
332

II

Pero sólo a través de los años tran scu rrí'


mismo era la espuma de su nom bre. P orque
bebió el aguardiente que le d ejaro n p a ra q u e m * 1 "j- or el solo
usase, sino que lo utilizó a fin de no co n tag iar e ¡T1 3 ^ ju®11'
hecho de haberlo com prendido, d e s a b e r q u e a que a ¿] las
teniéndose despiertas las dos criatu ras h u m an as e -serja con 1 0
había ayudado a pensar sobre la triste y descortes encinri®*
una bendición cuando, al menos, no se lleva la ep trorjc0) e j '
Durante todo ese tiempo estuvo allí sen tad o . - 0 jEal, y ® ,
^elto en la sábana blanca que se había t r a íd o de
de la luna parecía desde lejos u n fantasm a sm m m para
mirando siempre hacia la lum inosidad o s c i l a n t e e yeJ-a que
e dejaron encendida tras una ventana p ara q u e el n eSCribió 1®
mundo estaba desierto. Pero sin duda fue t a m b i é n q ^ tro 2 0 •
“ mañas cosas que luego se h a l l a r o n , p r e c i s a m e n t e ^ ca rb°^
C3 rt 0 n QUe ÍP llílKn pl CPfJl 1 ltilTCfO Y i
333

A d u je n u é c u m e a l s a n t o p a d r e e n r o m a

Lo que fui, médico que curaba (os cuerpos y las almas,


prefiero no recordarlo. Un día contraje el mal y so o
deseo hablar; esto no ¡o tiene el que quiere sino £ j J
o sea aquel a quien le estaba dirigido . Pero su terri e Ia® * ,
de selección carcomió m i paciencia, sublime doc or
Uenríbk Armauer Hansen del bacilo, y fracasa^PS^
del aceite de Cbattlmoogra. N o creo que el mun o ay
biado ni tam poco que cambie. Mientras lo que , -
piel exista com o plaga o como simple caso tn tvt > ^
que no fue posible mover un grano de' f rena SuSam
contradecir la regencia de la ferocidad dtmns (per* >
ddad, del am or divino debí decir). El mismo ^ f ^ f ^ n d o
vuelto en los vapores de la alquimia, ¿que co . ¡a
dijo que el oro curaba ¡a lepra? Sólo, 7 pQraiie entte
eternidad mediante el nachniento del stm o o. ^ ^
a lepra y el oro hay si una relación espagtrtca. látigo
amarilla desde donde nace zarandeando aren . ¿e ja
hasta donde va a terminar Teofrastus
desgracia. D e m o d o que A ureolas P^ P c¿¡steis en esto
hombastus von Hohemheim también os eqmv
como en otras cosas. , „ „ inS hombres tan
Camino y no m e explico hacia dónde con o ^ tras ¡a
aienos. La m ujer había dejado un a ¿,ue anda a
Ventana sin saber que quien da una luz P
tientas es la luz. _ ¡a 0tra vez; ven-
Presiento que ha llegado ya el fm co portadora de
aran y apuntarán hacia los harapos de ¡a ^ y tam-
h s llagas, eso es seguro. El fénixt hecho. P í d e l a
bien la palingenesia metálica se da cotn :a no sé nada*
5 o ntbra de este cuerpo o de quien unn * m orú, que es la
Todo Poder es inseguro: puede term
104-, ¿_
SUMARIO

11
U n o , D e ] a d e d ic a t o r ia e n s u p r im e r a lín e a - ............................. ............. *""*
23
C o s . D e la d e d i c a t o r i a e n s u s e g u n d a lín e a : e l á n g e l ............ .......... .
32
F r e s . D e la s e s f in g e s ................................ . . ........... *............................ .............*.....
47
C u a t r o . D e la n o c h e d e P a s íf a e y e l M a g i s t r a d o d e S a j o n i a ...........
C i n c o . D o n d e se c o m ie n z a a h a b la r d e v a m p ir o s , e l g a t o C a u t a c a r o
57
y lo s u n i c o r n i o s .............................. *........... ...................... ..
63
Sns, D e e l l o s ........................... *..... ■........................." "
79
D e lo s a lj ib e s , e u c o n f i d e n c i a s a u n a d a m a ............
90
C tto . D e lo s m e jo r e s c a b o s s u e l t o s ......... ........... .........
100
D e l d ía e n q u e f u e r o b a d a la O c t a v a ................. *........... “ ....... -jp

"T“ 2*De un memorable danricidio ......... ................. *....... ^4


D e l t r u e q u e .............................................................. ^39
t ,^>ce* n n a m u e n e e n u n b o s q u e ..................... ............................ ...... .. 152
k b c e ; De c i n c o cartas en t ie m p o s de E c le s ia s t é s .......................... ^73
_ T°Rí-t-; De u n a l m a y s u s p e r r o s r a s t r e a d o r e s . , ......................... •
v ^i n c e . D e u n l a n c e e n t r e d d i f u n t o Cantal i c i o y A b ig a i *

n a r m a e le g id a , l a s o le d a d .................... ........... ...... j 92


^Qsgs, Dd todo y de la nada *'
ÍEC,Si^I e ' E n d o n d e s e h a b la d e c a p t u r a r a l m o n s t r u o ............ ^

- y dguien resurge desde los ferrocarriles ... 228


£ f * C H o . D e P e d r o C o s m e d e M é d ic is . D e H a n s R e t a r d e - ........^
’ í O n u e v e , D e ]o s c u a d e m o s y s u s ú l t im a s d i s p o s i c io n e s ......... 1 4 ?

1.............................. - ................. .„..-.254


H ... ................ _......... 259
HL. .................................. 274
IV...
o b lig a c io n e s fin a le s p a r a
VFt\ t__ o . —
D e*“hi d o s vcibiuiin<upgv.n«*—
la smía v e r s io n e s a n g é l i c a s ... 30^
S ^e^ m u í e r v e r t i c a l .................*........... ~^
D e u n re e n c u e n tro c o n ........................ 329

VíCIlOlUAVONSCHEKHEH..........
rr" r'end|olr? }rirnir e n e l m e s d e n o v ie m b re d e
Viol u , f I al,0 re s G râ,'c o s N u e vo O Hset
4 ‘ ' -iiidacJ A u tònom a d e B u e n o s A ire s
dirada: 1.2 0 0 e je m p fa re s
“Su obra ocupa un sitio m ás que marginal,
único. Sólo se la puede asociar, aun en ese
entorno tan poco preciso de la “literatura
femenina”, a islas o continentes orgullosamente
idiosincráticos: los relatos de Clarice Lispector o
de Djuna Barnes, o algunos de los textos de
Marguerite Duras.”

ELVIO G a n d o l f o

“ Por su naturaleza de novela total, narrada


. desde una perspectiva (auto)biográfica y con un
mayor o menor grado de ambigüedad en cuanto
a la naturaleza autobiográfica del conjunto, Sólo
los elefantes encuentran mandragora se sitúa
como la primera novela escrita por una mujer
dentro de ese conjunto de grandes obras
totalizadoras que caracterizan lo mejor de la
producción latinoamericana, y cuyo paradigma
conforman, entre otras, Paradiso de Le/ama
Lima, El obsceno pájaro de la noche de José
Donoso, Palinuro de Méjico de Fernando del
Paso, y Yo el Supremo de Roa Bastos.”

N ic a s io P e r h r a Sa n M a r t in

Sólo los elefantes encuentran mandragora fue


siempre un proyecto total: alguien que temía
perder la memoria con la m uerte y que viajaba
tam o hacia atrás como hacia adelante en el
tiem po Este libro es mi caja negra. Búsquenla
si cae el av.ón. No puedo decir nada más; me
delataría antes del juicio."

A. S.

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