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I
Ivol. 4 • Número 1 Ciencias de la Conducta I
El Desarrollo de la Psicología
de Comunidad
en América Latina

Eduardo Rivera-Medina, Ph. D.


Irma Serrano García
Departamento de Psicología,
Universidad de Puerto Rico, Río Piedras.

RESUMEN

En el presente trabqJo se realiza un análisis histDrlco-critfco del de-


scuroUo de la Psicología de Comunidad en América Latina, con especCal
énfasis en la experlencía puertorriqueña. Se ubica el inicio de la disci-
plina en Estados Unidos como una respuesta a la Ú1.satisfacclón con la
psicología clútica y como una búsqueaa de mayor Justicía social. En
América Latina se identifican distintos modelos que van desde Psicolo-
gía SocCal aplicada, Psicología Comunitaria, n-anscultural y Dialéctico
MaterCalista, observándose un extremo más conservador, otro más radi-
cal y algunos intentos de integración.
En Puerto Rico, el proceso ha tenido matices diferentes, pero ha
oscilado también, entre posiciones comprometúIas y posiciones
conseroadoras. Se ha trabC!Jado a nivel práctico en el fortalecimiento de
comunidades y a nivel teórico en la búsqueda de modelos basados en la
construcción social de la realidad.
El futuro de la Psicología de Comunidad se percibe retante, en su
aporte a nivel preventivo y en la solución de problemas macrosociales.

INTRODUCCION

La Psicología de Comunidad apenas tiene cerca de 25


años de existencia en los Estados Unidos donde se inició
como disciplina con características propias. En América
Latina el quehacer identificado con la Psicología de Co-
munidad aparece unos diez años después. Por 10 tanto,
particularmente en Latinoamérica y utilizando una
metáfora de la psicología evolutiva, está todavía en su in-
23
fancia. En algunos lugares como Estados Unidos y la
cuenca del Caribe, la encontramos en su adolescencia~da­
das las múltiples crisis de identidad que experimentan sus
seguidores/as (Serrano-García y Alvarez, 1985).
/' Su estado de inmadurez, es ilustrado por el limitado
desarrollo de sus marcos conceptuales. En consecuencia,
las estrategias y programas de acción que han sido elabo-
rados resultan con frecuencia incompletos y en múltiples
'. casos, incongruentes con la retórica utilizada.
Algunas personas cuestionan hasta la propiedad del
término "disciplina" aplicado a la Psicología de Comuni-
dad, ya que una característica adicional de la misma ha
sido el tomar prestado de otras disciplinas germanas con-
ceptos, estrategias, métodos y técnicas. La mayoría de es-
tos préstamos están asociados con, o son parte de, unas
ciencias sociales tradicionales o de una psicología con-
vencional. Estas a su vez son rechazadas y repudiadas.
Para comprender adecuadamente el desarrollo de la
Psicología de Comunidad en la América Latina es necesa- .
rto examinar los modelos conceptuales de la disciplina I 1·
que se han formulado tanto en Norte, Centro y Sur Amé- '\
rica. Serrano y Alvarez (1985) realizaron esta tarea de i \J
manera exhaustiva en un trabajo presentado en el XX
Congreso de la SIPo Aquí nos limitaremos a resumir sus
aspectos esenciales y que son necesarios para cumplir con
el propósito fundamental de~ presente trabajo.
En este estudio pretendemos trazar el desarrollo de la
disciplina en América Latina con especial énfasis en la
experiencia puertorriqueña. Este recorrido nos llevará a
considerar (a) el origen y naturaleza de sus modelos con-
ceptuales, (b) la situación de la disciplina en los Estados
Unidos y su influencia en nuestros países, (c) la experien-
cia latinoamericana, con especial referencia al proceso
puertorriqueño, que es el que mejor conocemos por ser ac-
tores del mismo, y concluiremos con (d) una mirada al fu-
turo.
/' Orígenes de la Disciplina en los Estados Unidos.
// Las metas que se trazó la Psicología de Comunidad al
./ surgir en los Estados Unidos están íntimamente vincula-
das a sus orígenes. Estos parten de dos factores principa-
! les: la insatisfacción con la psicología clínica y el clima
socio-político de la época, específicamente los reclamos de
justicia social, vía intervención del gobierno, para lograr
24

~
la reivindicación de grupos marginados (Rappaport.
1977).
Las alternativas propuestas entonces. que continúan
presentes en una y otra forma. tienden a oscilar entre dos
polos que se plantean y se perciben como excluyentes y
hasta antagónicos.
/ De un lado encontramos a un grupo de pSicólogos/as de
, comunidad que se preocupó o fijÓ como meta buscar y pro-
veer una alternativa (dentro del área de salud mental) a la
psicología clínica dominada por el modelo médico y cen-
trada en la culpabilización de la persona (Bloom. 1977.
1984); Iscoe. Bloom & Spielberger. 1977). Esta alternativa.
resumida aquí en extremo. incorpora en sus manifesta-
ciones concretas una cierta sensibilidad hacia la presen-
cia de factores socio-culturales y trata de desarrollar mo-
dos alternos de intervención.
El otro polo o meta que aparece entre los/as psicólo-
~os/as de comunidad y que responde a la otra fuente oIigi-
( naria de la disciplina. es la búsqueda de la justicia social
~ mediante la intervención directa en los sistemas sociales,
ti ~arti~Jpacfon§ _~IirQ~~~º _~~.·f§!ri!i1í~ciÓ~e .impI.aIlt.a_~
I \l c!ón º~ política publica y el intentarl¡:¡crea~!on de forIllas ..
,i alternas·-ae comuIiidad-(GatZ & Liem. 1977; Mann. 1978;
~'RetfCI975rEn su 'vertiente más .radical esta opción se
" llega a plantear la transformación total de la sociedad ca-
-\pitalista imperante y su substitución por una de corte so-
, cialista. La historia de la disciplina. en la mayor parte de
los países se caracteriza por la oscilación entre estos dos
, polos y una dificultad extraordinaria para producir un
\ equilibrio eficaz entre ellos.
/ En la búsqueda de este equilibrio se han desarrollado
varios marcos conceptuales y alternativas de interven-
ción. Cinco marcos conceptuales han sido identificados
por Serrano y Alvarez (1985) a partir del surgimiento de la
disciplina en los Estados Unidos. En la Tabla 1 se identi-
fican estos modelos como: (a) Salud Mental Comunitaria o
Psicología Clínica Comunitaria. (b) Organizacional o de
Sistemas. (c) Acción y Cambio Social. (d) Ecológico y (e)
Conductista Comunitario. En esa misma Tabla se señalan
los énfasis. ventajas y desventajas de cada uno.

25
Tabla 1*

Marcos Conceptuales Principales en Estados Unidos

Marcos Enfasis Ventajas Desventajas

Salud Mental Persona en su contexto Amplia visión tradicional No ha calado


Comunitaria social; prevención;
salud mental; "coping"; estrés Adhesión a estándar
único

No hay cambio
metodológico

Organizacional Intervenir en grupos Desarrollo de métodos Orientado a empresa


N y organizaciones intervención e investigación privada
O--
logra cambio en sociedad Alianza con
patronos/as.

Acción y Cambio Sistema social Entendimiento del Escasos logros


Social es unidad central funcionamiento de estructuras concretos
de estudio más amplias
Redistribución de poder

Ecológico Individuo y ambiente Más generalizable Ausencia de desarrollo


son una uIÚdad en metodológico
cambio continuo

Conductista- Ideología de Psicología Eficiencia Escaso desarrollo


Comunitario de Comunidad con técnica Ausencia de claridad
Teoría Aprendizaje valorativa

Niveles de
intervención reducidos

• Tomado de Serrano-García y A1varez (1985)

r-
Un análisis somero de los modelos refleja la polaridad
a que hemos hecho referencia. De un lado encontramos el
esquema de Salud Mental o Clínico-Comunitario y en el
otro extremo el de Acción y Cambio Social. Dos de los tres
restantes pueden ubicarse entre estos, posiblemente más
cerca del primer polo, mientras que el Ecológico en sus ca-
tegorlas de análisis tiende a acercarse al de Acción y Cam-
. bio Social.
A pesar de la diversidad de modelos y alternativas, la
realidad histórico-política de las últimas dos décadas ha
inclinado la balanza consistentemente hacia el primer
polo (Clínico-Comunitario). Durante la primera década,
momento que coincide con el auge de los movimientos de
reinvindicación social, el segundo polo (Cambio Social)
experimentó cierto desarrollo y esperanza. No obstante, el
flujo de fondos, la presión por servicios y los temores que
provocaban los éxitos parciales del modelo de cambio,
presionaron en la dirección del polo más conservador. Ya
entrada la segunda década, las realidades políticas y eco-
nómicas dan el golpe de gracia y van consolidando
consisterttemente la alternativa conservadora. Baste sólo
mencionar dos datos: la administración Reagan y la crisis
fiscal que toca a los Estados Unidos al igual que al resto de
los países occidentales y del Tercer Mundo.
¿Qué se propuso en América Latina?
Los orígenes de la Psicología de Comunidad en Amé-
rica Latina tienen tangencia con lo sucedido en los Esta-
dos Unidos, pero también reflejan matices particulares
producto de un contexto social, político y cultural dife-
rente. Más aún, la psicología como ciencia social en Amé-
rica Latina, ha tenido un desarrollo tardío, rezagado y
plagado de influencias extranjeras. La formulación de te-
orlas o explicaciones conceptuales rigurosas ha estado
ausente en la producción psicológica en nuestros países;
contrario al desarrollo experimentado por la psicología
en los países del Atlántico Norte, o a diferencia de la ex-
plosión creativa del análisis sociológico latinoameri-
/cano. Los psicólogos y psicólogas latinoamericanos nos
hemos caracterizado por ser consumidores/ as del cono-
cimiento generado por otros/ as.
Los eventos acaecidos en los Estados Unidos, sin lugar
a dudas, afectan el desarrollo de la psicología de Comuni-
dad pero una influencia aún mayor proviene de dos facto-
27
res prinCipales: la preocupación por la aplicabilidad de la
psicología al proceso de reivindicación de los grupos mar-
ginados social, política y económicamente. Como en los
Estados Unidos, estas propuestas reflejan también un re-
pudio a la psicología individual (clínica), que hasta ese
momento primaba en nuestros países. Otra influencia,
muy significativa y de mayor envargadura conceptual son
las experiencias con la psicología social tradicional y las
críticas generadas por esas experiencias (Serrano-García
y Alvarez, 1985).
/' La crisis de la psicología social como disciplina ha
,Sido objeto de análisis por diversos autores (ej. Moscovici,
·1972; Zúruga, 1975). Sus planteamientos fueron resumi-
; dos por Serrano, López y Rivera (En proceso) en cinco fac-
tores, a saber: "( 1) la ausencia de un marco conceptual
unificador, (2) un énfasis positivista" antiteoricista, (3) la
falta de un sentido de prioridades y de antecedentes histó-
ricos, (4) el aislamiento de la psicología de otras ciencias
sociales y (5) el desacuerdo en cuanto a la ubicación a nivel
macro o micro del objeto de estudio" {Pág. 5).
En concreto, ¿cuáles fueron las propuestas o expecta-
tivas de acción en América Latina? Las propuestas más
recurrentes estaban vinculadas a la meta de hacer pre-
sente el quehacer psicológico entre los grupos margina-
dos: por un lado proveyendo seIVicios psicológicos hasta
ahora no disponibles y por el otro,. participando en la mo-
vilización social para promover el bienestar de éstos.
La Psicología de Comunidad latinoamericana pre-
senta evidencia de los dos polos antes mencionados. En-
contramos datos de trabajos clínicos-comunitarios en
Cuba y México. Un número reciente del JCP fue dedicado a
la psicología de comunidad en Cuba. El mismo señala la
prevalencia del modelo clínico comunitario particular-
\ mente al referirse a los problemas de salud mental. Los
\ seIVicios en esta área se distinguen por el énfasis en la in-
\ teIVención en crisis, la terapia de grupo, el desarrollo de
\comunidades terapéuticas y el psico-ballet (Marin, 1985);
Montijo, Ruiz, Aponte y Monllor, 1985). En esta nación
los esfuerzos de cambio social se han llevado a través de la
revolución lo cual, quizás, hace innecesario el desarrollo
del otro extremo conceptual de la disciplina.
Calderón (1982) presenta el desarrollo del enfoque clí-
nico-comunitario en México. Describe la transformación
28
de los servicios tradicionales. el establecimiento de varios
centros de servicio y los serviciOs ofrecidos. Estos inclu-
yen la creación de ambientes terapéuticos. la intensifica-
ción de nuevos tratamientos fannacológicos. la creación
de servicios de emergencia e internamiento parcial. edu-
cación a la comunidad. hogares sustitutos e integración
con programas de salud fisica entre otros. La estructura es
sorprendentemente parecida a la de los Centros de Salud
Mental Comunitaria estadounidenses.
Pese a estos desarrollos el énfasis en América Latina
se ha inclinado hacia el extremo de la justicia social por el
momento histórico en que surge. por el fenómeno del
subdesarrollo y/o por la influencia de otras disciplinas
germanas que en América Latina tienen una historia de
compromiso con la lucha contra la opresión. ObseIVare-
mos esto en detalle más adelante.
LA EXPERIENCIA EN AMERICA LATINA

Esta es una área que presenta sertas dif1cultadi~s al in-


vestigador/a. Una de las consecuencias del nivel de desa-
rrollo de la psicología en América Latina. es la limitada
producción de publicaciones. El tiempo y los recursos de
que disponemos usualmente. apenas permiten llevar a
cabo la actMdad profesional. ya sea en la docencia o en la
implantación de programas. Al presente tenemos varias
publicaciones. nacionales e internacionales. disponibles
y ansiosas de recibir nuestras contribuciones. pero el pro-
blema sigue siendo el tiempo y la falta de recursos. Este
cuadro se complica por la dificultad en difundir 10 publi-
cado. Por estas razones. al tratar de documentar el queha-
cer de la Psicología de Comunidad en América Latina el
primer escollo es la carencia o escasez de información.
Por 10 tanto los juicios que aquí emitimos se basan en da-
tos incompletos y fragmentados.
,/~. Antes de pasar el examen de experiencias concretas
/ debemos señalar que al igual que en los Estados Unidos.
(len América Latina la Psicología de Comunidad se orga-
I ¡ n1za alrededor de unos seis modelos o marcos conceptua-
~les. Existe algún traslapo entre la conceptualización esta-
i dounidense y la latinoamericana. aunque la última re-
fleja características propias. Los seis modelos identifica-
dos por Serrano y Alvarez (1985). son los de: (a) Psicología

29
! Social Aplicada, (b) Tecnología social, (c) Psicología Co-
~ munitaria, (e) Transcultural y (1) Dialéctico Materialista.
. 'En la Tabla 2 se señalan los énfasis, ventajas y desventa-
, jas de cada uno de estos marcos conceptuales. Un examen
'. rápido de los mismos revela la polaridad a que hemos
\ aludido, así como la ubicación de la mayoría cercanos al
polo más conservador. En este caso, sin embargo, el polo
conservador no se tipifica por su énfasis en problemas de
salud mental, sino por la vinculación con procesos
académicos y teóricos (a, b, c y e). El compromiso con el
cambio se refleja claramente en alternativas radicales (í).
Los promotores del modelo social-comunitario se
caracterizan por una combinación de soluciones que in-
tentan relacionar las alternativas propuestas por ambos
polos. En la práctica, sin embargo, se observan respuestas
que oscilan entre los polos; resulta dificil un matrimonio
óptimo, es más frecuente uno de conveniencia.
/ Los dos polos se presentan nuevamente al examinar el
c
/desarrollo de los programas de Psicología de Comunidad ~
c
/ en la cuenca del Caribe (Serrano, 1981). Este análisis re- ¡.
( / vela vigorosos programas en Haití, Cuba, República Do-
'\ minicana y Puerto Rico. Los programas aunque responden
a diferentes realidades socio-políticas, comparten curn-
cularmente diSCiplinas análogas, una estructura rígida y
un énfasis multidisciplinario. En todos, dentro de sus pe-
culiaridades, se perciben las vertientes de salud mental y
'''-de cambio social. .
Una de las fuerzas más importantes en la fonnulación
y promoción de los programas de acción de la Psicología
de Comunidad en América Latina la proveen el trabajo
social y la educación y desarrollo de la comunidad. De es-
tas experimentadas empresas se toman prestados concep-
tos y técnicas. Las estrategias desarrolladas por estas dis-
ciplinas son particulannente útiles para generar
"soluciones" a los problemas concretos del diario vivir.
Esto resulta más evidente en los países de la cuenca del
Caribe, donde encontramos la PSicología de Comunidad
más desarrollada y presente: Santo Domingo, Cuba, Ve-
nezuela, Panamá y Puerto Rico (Serrano y Alvarez, 1985).
Veamos algunas instancias específicas.

30
-~
"uc~
Tabla 2'

C_ceptuole. ~ Améri~ La'mo


,
Marcos Enfasis Ventajas Desventajas

Psicología Social Creación y avance Desarrollo de investigación Ausencia de desarrollo


Aplicada del conocimiento teórico y de intervenciones

Tecnología Social Pertinencia Solución de problemas


Uso ciencia/ concretos
tecnología

C,¡.)
...... Psicología Social Pertinencia Util para guiar
para el Desarrollo contribuciones intervenciones
Económico y Social al desarrollo comunitario e investigaciones

Social-Com uni taria Solución de problemas Desarrollo de metodología alterna


com unita rios Desarrollo de intervenciones
Marco Conceptual integrador

Transcultural Importancia de variables Descripción de grupos


culturales nacionales

Dialéctico- Use, de análisis marxista Difusión


Materialista Compromiso con cambio comunitaria

• Tomado de Serrano Garcíay Alvarez (1985)


La organización comunal encaminada a promover la
autogestión es probablemente la actividad más frecuente
en nuestros países. Conocemos ejemplos de Cuba, Puerto
Rico, México y Venezuela. En este tipo de proyecto se trata
de facilitar mediante diversas estrategias y técnicas el de-
sarrollo de una comunidad marginada, de extrema po-
breza (rural, urbana, indígena). Esta actividad, como se-
ñaláramos, tiene una larga tradición en América Latina.
Los/as psicólogos/as comunitarios en sus recientes incur-
siones aportan al desarrollo comunal conocimientos y
técnicas de la psicología tales como los derivados de la
dinámica de grupo, los estudios de liderato y el análisis de
organizaciones comunales.
En Puerto Rico se han realizado varios esfuerzos de
'esta índole. Estos se inician generalmente con una identi-
ficación de necesidades, recursos y expectativas en la co-
l munidad y son seguidos por el desarrollo de actividades
que la comunidad estima necesaria para la solución de
problemas identificados. Los proyectos se han concen-
trado en problemas de índole social vs. estructural o polí-
tico, porque al enfrascarse en este segundo tipo de esfuerzo
\ han encontrado que las herramientas Que provee la
\ psicología son limitadas ¡para lograr el cambio transfor-
,\mador deseado. No así en el ámbito social donde se obtie-
Q / nen logros en el desarrollo de destrezas en los/as residen-
I tes, en su concientización en cuanto a asuntos como el
sexismo, el racismo y el clasismo y en el desarrollo de un
mayor sentido de comunidad {Serrano, Suárez, Alvarez y
Rosario, 1980; Serrano-García, 1981). Estos proyeCtos se
\ han caracterizado además por distintos niveles de
\metodolo((¡a oarticipativa.
El caso cubano es particular. Aunque el modelo que
prevalece en esa nación es el clínico-comunitario, el/la
PSicólogo/a ejerce una función de auto-gestión al servir de
consultor / a los Comités de Defensa de la Revolución que
tienen representantes de los policlínicos de salud en cada
área. A través de adiestramientos a estos representantes y
a través de las gestiones realizadas para facilitar la orga-
nización y movilización de las cuadras, el/la PSicólogo/a
realiza labores para mantener la transformación que
hace 30 años se iniciara en Cuba.
En resumen, el estado de la disciplina en América La-
tina es uno de poco desarrollo, donde ambos polos han

32
sido representados. Contrario a la experiencia estadouni-
dense. sin embargo. el polo del cambio social parece tener
mayor vitalidad a través de los esfuerzos de auto-gestión y
desarrollo comunal.

LA EXPERIENCIA PUERTORRIQUEÑA

-1/ En 1975 la Universidad de Puerto Rico (Recinto de Río


,Piedras) estableció en su programa de maestría una espe-
/ cial1zación en Psicología Social-Comunitaria. Su
/ establecimiento respondió a la evaluación que en ese
¡ momento se hizo de las necesidades encontradas en la so-
I ciedad y a las demandas tanto de estudiantes como de la
/ facultad (Rivera-Medina. Cintrón y Bauermeister. 1978).
1
De acuerdo con las percepciones de la facultad. y 10 que
se ventilaba en los sectores de servicio en aquel momento.
I
I

\
las necesidades más apremiantes residían en las áreas
vinculadas con la calidad de vida de la ciudadanía. parti-
1\ cularmente de la gente pobre. las personas marginadas de
la sociedad. Preocupaba de manera especial la magnLtud
de ciertos indicadores psicosociales tales como la tasa de
\, violencia. el desempleo. la adicción a drogas. el crimen y
la disolución familiar. Se entendía, además. que una
fuente adicional de tensión y estrés era el tamafio y la in-
tensidad de los movimientos migratorios. tanto internos
como externos. Esta apreciación de la facultad coincidía
con las peticiones-rormares-elilfónnales del estudiantado
aeootener una capacitación profesioIlal menos academi-
cista.y más vinculada con la aplicación delconociIllJ,ento
pSicológico a--la solución de los problemas de la sociedad.---
El análisis que se hiciera en 1975 llevó a la conchislón
(que todavía se considera válida) de que la sociedad puer-
torriqueña confronta unos graves y serios problemas en
su desarrollo y convivencia. muchos de los cuales requie-
ren la utilización del conocimiento y destrezas que provee
la psicología. No obstante. la forma tradicional de ofrecer
estos semcios resulta con frecuencia insuficiente y limi-
tada en sus enfoques. El Programa de Psicología Social-
Comunitaria se desarrolló. por 10 tanto. para atender la
creciente necesidad de la ciudadanía y las comunidades de
utilizar los conocimientos psicológicos y sociales en la
solución de sus problemas.

33
El desarrollo del programa en Puerto Rico. en esta
primera etapa. respondió en primer lugar al análisis y re-
flexión de un grupo de facultad y estudiantes de la Univer-
sidad de Puerto Rico. No obstante. cuando alguna de estas
personas asisten a la Conferencia de Austin (Tejas), en-
cuentran que sus planteamientos y respuestas coincidían
con aquellos formulados por jóvenes psicólogos cornuni-
\,,-tartos estadounidenses. Es evidente que en la búsqueda de
, alternativas los/as puertorriqueños habíamos exami-
nado alguna de la literatura que se estaba produciendo en
. los Estados Unidos. pero la articulación de nuestra pro-
y puesta respondía en primera instancia a la experiencia
¡\propia. Al encontrar. sin embargo. la "coincidencia" deci-
~dimos aprovechar al máximo los esfuerzos norteños. A
pmir d~_ese momento. la influen_cI~~
y análisisQelos-colegasestaaouniq.~rr~~~ncorporán­
dose deliberadamente altrabal~_p!:1~rtO.!!1~l!.ejfº. Esto se
facilitó mediante la asistencia a conferencias. talleres y
seminarios por parte de nuestra facultad y estudiantes. así
. como por la visita a Puerto Rico de. algunas de las figuras
\ más importantes de la psicología de comunidad estadou-
\nidense: tales como Iscoe. Rieff. Newbrough y Rappaport. ..
Nuestro modelo inicial de adiestramiento señaló I (" \
,como objetivo básico para el/la nuevo/a profesional
:') ,i "facilitar el crecimiento. desarrollo y funcionamiento de
r\. las comunidades y sus componentes". (Boletín Informa-
\~l tivo. 1975) lo que ha sido def~do como prevención pri-
\, . -: maria. Este modelo parte de la premisa de que las comu-
\ nidades poseen en sí mismas unos recursos y que la tarea
\ del psicólogo/a es propiciar el descubrimiento de estos y
'-" las maneras de mejor utilizarlos. Este enfoque igualmente
presupone que muchas de las necesidades de una comuni-
dad. particularmente en instancias donde existen la ur-
gencia de cambios sociales fundamentales. pueden y deben
ser satisfechas por los recursos de la propia comunidad.
Esto no excluye la máxima utilización de los recursos ex-
ternos. En este caso las intervenciones del psicólogo/a es-
tarán dirigidas a facilitar el desarrollo y utilización de los
recursos de la comunidad de manera que ésta pueda: "(1)
anticipar y lidiar con sus problemas en lugar de defen-
derse de ellos. enfrentarse a situaciones de tensión efecti-
vamente y ser menos vulnerables a los efectos de crisis
personales y/o sociales. y (2) poder diagnosticar y tratar
34
problemas en sus etapas incipientes haciendo uso
máximo de todos los recursos disponibles a la comunidad
-tanto fisicos. como psicológicos y socio culturales".
(Boletín Infonnativo. 1975).
El objetivo general del Programa. según se concibió
originalmente. fue el desarrollo en el estudiantado de una
capacitación conceptual que le pennitiera entender los
fenómenos que afectan la conducta social y adquirir unas
destrezas que le posibilitaran inteIVenciones de tipo pri-
mario en las comunidades o agencias de seMcio.
El Programa se caracterizó particulannente durante
sus inicios. por su actitud autocrítica. Esta disposición a
examinar su quehacer. evaluar su efectividad y en conse-
cuencia trazar nuevos derroteros. llevó a la facultad con la
colaboración del estudiantado. a realizar una evaluación
de sus esfuerzos y dirección programática en 1977. Como
resultado de esta actMdad .. se redactó un documento que
replanteó los propósitos. objetivos y estrategias del Pro-
'grama (López y Serrano-García. 1979).
ke!~~U;~:~de~O!,:.~~~sJ~ ~1~;~~~~i~:ie;:~! fa
í.,\ (t;alidad. a la que se incorporan como elementos
~ principales la ideología. la conciencia. la comunicación y
!',ellenguaje. Estos son a su vez. "los instrumentos por los
'. cuales la definición social se hace accesible a los seres
\ humanos incorporándose subjetivamente como concien-
cia" (Serrano y Alvarez. 1985. pág. 45). El componente
aplicado del modelo. que es central al mismo. recalca la
importancia de los fenómenos de control y cambio social.
"dado que el objetivo principal del marco conceptual se
esboza como la activación social. la cual llevará a una
mejor distribución del poder" (Serrano y Alvarez. 1985).
Este modelo da énfasis además a la creación de escenarios
como estrategia fundamental para lograr el cambio pro-
puesto.
El currículo de nuestro Programa está organizado al-
rededor de cuatro componentes: (a) cursos medulares re-
quisitos de la maestría en psicología. (b) cursos y semina-
rios dirigidos a la capacitación en la especialización. (c)
experiencias de aplicación y práctica supervisada
(prácticas e internado) y (d) trabajo de tesis. Se espera que
los/as estudiantes completen el programa en cuatro se-
mestres.
35
Los componentes de cursos. seminarios y tesis se rigen
por las normas y expectativas académicas propias de estos
programas. En cuanto al componente de aplicación se
exige que el estudiant3.do se exponga a tres semestres de
experiencias prácticas. Las dos primeras requieren un
mínimo de diez (10) horas semanales de asistencia a un
centro de práctica y la tercera (internado) unas diez y seis
(16) horas o el equivalente de la mitad de lo que regular-
mente constituye tiempo completo en una agencia o pro-
grama. Los centros de práctica son identificados. evalua-
dos y seleccionados por la facultad de acuerdQ con crite-
rios establecidos para asegurar que el estudiantado recibe
y se expone a actividades cc.mpatibles con los objetivos del
Programa. Semestralmente dichos centros son a su vez
evaluauos para constatar que mantienen su pertinencia
con el programa de prácticas. Un total de aproximada-
mente 60 agencias. programas y servicios han sido cen-
tros de práctica. La gama es múltiple y variada como ilus-
tra una simple muestra de los mismos: Centros de Salud
Mental. Secretaria Auxiliar de Salud Mental. Centro de
Ayuda a Víctimas de Violación. Proyecto en la Comunidad
de Buen Consejo. Servicios Legales de Puerto Rico. Escue-
las Públicas y Privadas. ASPIRA (Organización Educativa
de la Comunidad). Centro de Investigaciones Sociales de la
Universidad de Puerto Rico y una Parroquia Católica.
En resumen. el desarrollo de la psicología social co-
(i munitaria en Puerto Rico evidencia en momentos
. diferentes la presencia de dos' de los modelos identificados
\ en los esquemas estadounidenses y latinoamericanos.
En su primera etapa. la retórica utilizada y la concre-
ción programática son las asociadas con "los programas
que intentan aplicar los conocimientos de las ciencias so-
ciales a la solución de problemas de la vida cotidiana. un
enfoque pragmático positivista. Esta orientación no im-
\ plica usualmente un cuestionamiento de las bases estruc-
. ~turales del sistema social imperante. ni para el diagnós-
tico de las situaciones que confronta. ni en las intezven-
iones que propone. Conlleva con frecuencia. un com-
\ promiso con el cambio en las condiciones pero no en la
\estructura social misma". (Rivera Medina. E .. En proceso).
Por el contrario. la conceptualización y planteamientos
posteriores implican una alternativa y modelo compro-
metido con el cambio social: cambio que a su vez se en-

36
/
L
.
tiende debe ser precedido por un cuestionamiento de las
fonnas en que se estructura la sociedad.
Estas dos tendencias pueden verse como el resultado de
varias fuerzas y señalan la evolución conceptual del área.
Entre las fuerzas que apoyan la primera tendencia se en-
cuentran (a) el estado de la disciplina en Estados Unidos y
su influen~ia sobre el Programa. (b) el desarrollo del
sostén económico brindado al movimiento de salud men-
tal comunitaria en ese momento histórico. (c) la
composición de la facultad que en esos momentos tenía
preparación fonnal en psicología clínica y social y no en
psicología comunitaria y (d) la necesidad de legitimarse en
un Departamento fundamentalmente tradicional.
La segunda vertiente. aunque latente desde la funda-
ción del programa en 1975. se fortalece de 1978 en ade-
lante ante (a) las exigencias del estudiantado (Irtzarry. S.
F.). (b) la incorporación a l~ facultad de una persona con
preparación en psicología comunitaria. (c) la radicaliza-
ción de un grupo de profesionales en Estados Unidos
ejemplificados por Newbrough (1980) y Rappaport (1977).
(d) la incorpotación de lecturas y trabajos de colegas lati-
noamericanos/as como Ander-Egg (1980). Freire (1977).y
Zúruga (1975). (e) eventos políticos como una huelga uni-
versitaria y las elecciones del país y (flla evaluación defi-
ciente del movimiento de salud mental comunitaria (Chu
y Trotter. 1972).
La fortaleza de esta vertiente y su desarrollo es palpa-
ble en el programa por tres o cuatro años. Alvarez (1983)
nos indica que en esos años el programa se caracterizó por
un sentido de misión y el compromiso con la colectiviza-
ción. el cambio social. la movilización y el desarrollo de
comunidades y la justa distribución del poder. Esto se evi-
denció además por la creación de varios proyectos de tra-
bajo con comunidades marginadas (Muñoz. En proceso;
Serrano-García. 1983). por el desarrollo y uso de métodos
de investigación cualitativos y participativos (Santiago y
Perfecto 1983) y por la generación de múltiples tesis que
contribuirán al desarrollo tanto del marco conceptual
como de sus estrategias de intelVención (Serrano-García.
en proceso).
Su ímpetu. sin embargo. ha sido grandemente mode-
rado fortaleciéndose nuevamente la primera posición
(Serrano. 1981). La política del Presidente Reagan para
37
con los programas de servicio social, la lucha por acredi-
\ tación y licenciamiento en la profesión, el clima político
de represión y la escasez de empleos para los/as egresados
del Programa han contribuído al regreso a esta posición.
\
EL FUTURO DE LA PSICOLOGIA DE COMUNIDAD

Múltiples autores/as han preparado agendas para la


Psicología de Comunidad tanto en sus aspectos
conceptuales como en ténninos de su estructura social. Se
ha sugerido el fortalecimiento de valores que existen
desde los orígenes de la disciplina: aclaración de valores,
sentido de comunidad, respeto a las diferencias culturales
(Attneave, 1984; Engelber, 1981; Heller, Price, Reinhartz,
Riger & Wandersman, 1984, Rim, 1981; O'Donohue, Han-
ley & Krasner, 1984; Rappaport, 1984), y el compromiso de
la disciplina con la solución de problemas (Gochman,
1981). Se sugiere el desarrollo de conceptos como
"empowennent" (desarrollar el poder de los desposeí-
dos/as); (Rappaport, 1981) y prevención, particulannente
a niveles macro-sociales y de política pública (Sarason,
1984). Se promueve una base interdisciplinarta (Gibb, La-
chenmeyer & Sigar, 1980; Newbrough, 1984) y en términos
de intervenciones se fomenta la incorporación de la
clientela al diseño de programas e investigaciones, el es-
tablecimiento de relaciones de cooperación (Heller, et al,
1985), la incorporación de inteIVenciones en el mundo del
trabajo (Price, 1984) y la adquisición de destrezas políti-
cas para el desarrollo de nuevos programas.
/: En ténninos sociales, las sugerencias se canalizan,
discuten y trabajan, en Estados Unidos en el seno de la Di-
( visión 27 de la APA como el organismo profesional que
agrupa al mayor número de psicólogos/as de comunidad.
Se sugiere que este organismo fomente actividades regio-
nales, realice esfuerzos para integrar a aquellos/ as fuera
de la academia, reduzca su elitismo, aclare sus guías con-
ceptuales, y desarrolle un sentido de comunidad interno.
Algunos/as añaden la importancia de crear escenarios en
la academia a los cuales puedan incorporarse no-acadé-
micos/as, crear un espacio en el programa de la conven-
ción anual para preocupaciones de los/as no-académicos,
examinar los factores internos que mantiene la separa-
ción entre los dos grupos, y fomentar la elección de mino-
38
rías y psicólogos/as aplicados a puestos directivos de la
División (Elias, Dalton, Franco & Have, 1984; KelIy,
1984).
El Comité Ejecutivo de la División 27 designó a prin-
cipios de este año un grupo de trabajo con la encomienda
de formular un plan de actividades para los próximos
cinco años que "estimule la vitalidad y creatividad inte-
lectual de la disciplina" (Felner. Kelly' Linney. Lorian &
Repucci, 1985). Esta necesidad urgente está basada en un
análisis que recoge la mayor parte de lo discutido en este
trabajo:
1. sentido de aislamiento y fragmentación entre
los/as PSicólogos/as de comunidad.
2. comunicación fragmentada entre las personas
ubicadas en el medio académico y las que trabajan en pro-
gramas de acción,
3. la ausencia de logro de las expectativas intelectua-
les iniciales.
4. La continua utilización en los métodos de investi-
gación de procedimientos tradicionales de laboratorio,
descuidando el uso de métodos alternos como la observa-
ción directa de la realidad,
5. el poco uso o referencia a conceptos de la psicolo-
gía, frente a la abundante mención de conceptos creados y
desarrollados por otras disciplinas,
6. la ausencia de un interés explícito en los asuntos
de política pública, y
7. la carencia de ambientes sociales que apoyen inte-
lectualmente a las nuevas generaciones de psicólogos/as
~ge comunidad.
;' Otra agenda para la Psicología de Comunidad se con-
/ centra en sus programas educativos que son también un
i foco de contribución para el desarrollo conceptual y social
1" de la disciplina. Ya hemos visto que la mayoría de los/as
\, psicólogos que se dedican al desarrollo teórico y metodo-
'Ztógico se encuentran en la academia. Sabemos además que
estos programas son los principalmente responsables de
los/as futuros profesionales de la disciplina. Por tanto es
importante que tanto a nivel de bachillerato universita-
rio como graduado se fomente la discusión valorativa y
conceptual que falta y se fortalezcan los lazos de comuni-
cación e intercambio necesarios.

39
LA SUPERVIVENCIA COMPROMETIDA

En este trabajo hemos examinado a grandes rasgos la


trayectoria de la Psicología de Comunidad en este hemis-
ferio. Sus inicios tanto en Norte como en Centro y Sur
América, implicaron el compromiso con el desarrollo de
una psicología que se apartara del modelo de atención a
situaciones o conflictos individuales llegando a promo-
ver el cambio social radical, o en su defecto, hacer accesi-
ble los beneficios del conocimiento psicológico a los sec-
tores desposeídos, marginados.
El análisis rudimentario aquí realizado sugiere que a
pesar de haberse obtenido logros en la dirección propuesta
inicialmente, falta aún mucho trabajo. En el caso esta-
dounidense la contradicción ha residido en numerosos
logros teóricos y aplicados que no evidencia los cambios
deseados en ninguno de sus dos polos, aunque hay más
fortaleza en el polo de la salud mental en particular a raíz
del ambiente socio-político de los últimos años. En Amé-
rica Latina no ha habido crecimiento conceptual abun-
dante y las aplicaciones, en su mayoría continúan ha-
ciéndose a través de intervenciones de corte sociológico.
La Psicología de Comunidad en esta región además, conti-
núa aferrada a una retórica radical mientras muchas de
sus intervenciones no dan evidencia de la misma.
Una forma que nos parece puede lograr un balance en-
tre los dos polos y además establecer expectativas más re-
alistas para la disciplina, se encuentra en lo que Serrano
(1981) ha llamado "supervivencia comprometida". Indica
la autora que esta alternativa requiere clariáad en nues-
!. tros compromisos y en los límites de nuestro trabajo. Es
\ necesario conservar algunos elementos del paradigma
\. dominante que nos permitan sobrevivir, pero no debemos
\ sobrevivir si al hacerlo sólo logramos cambios indesea-
dos.
Entendemos que debemos mantener nuestro compro-
miso con los sectores desventajados o marginados y
fortalecer nuestras intervenciones para facilitar su acceso
al poder individual y colectivo. Debemos promover la
aceptación verdadera de la igualdad y las diferencias hu-
manas. Si estos valores se hacen centrales a la disciplina
podremos intervenir a niveles individuales o a niveles
40

........
T
1,

más amplios sin temor de fortalecer sistemas estáticos y


I
opresivos. Es importante además que en nuestra acción se
fortalezca tanto el desarrollo de destrezas como la obten-
ción de poder. Necesitamos continuar desarrollando
modelos interdisciplinarios sin perder de vista la
contribución particular que puede y debe hacer la
psicología. Por último. debemos facilitar el desarrollo de
profesionales críticos/as y flexibles que puedan buscar su
definición dentro de su contexto socio-histórico y no
necesariamente gUiados/as por los parámetros rígidos
que pueda tratar de imponerle una disciplina.
Son múltiples los retos que este trabajo nos lanza
como profesionales comprometidos/as con el cambio.
Aceptémoslos.

41
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