I
Ivol. 4 • Número 1 Ciencias de la Conducta I
El Desarrollo de la Psicología
de Comunidad
en América Latina
RESUMEN
INTRODUCCION
~
la reivindicación de grupos marginados (Rappaport.
1977).
Las alternativas propuestas entonces. que continúan
presentes en una y otra forma. tienden a oscilar entre dos
polos que se plantean y se perciben como excluyentes y
hasta antagónicos.
/ De un lado encontramos a un grupo de pSicólogos/as de
, comunidad que se preocupó o fijÓ como meta buscar y pro-
veer una alternativa (dentro del área de salud mental) a la
psicología clínica dominada por el modelo médico y cen-
trada en la culpabilización de la persona (Bloom. 1977.
1984); Iscoe. Bloom & Spielberger. 1977). Esta alternativa.
resumida aquí en extremo. incorpora en sus manifesta-
ciones concretas una cierta sensibilidad hacia la presen-
cia de factores socio-culturales y trata de desarrollar mo-
dos alternos de intervención.
El otro polo o meta que aparece entre los/as psicólo-
~os/as de comunidad y que responde a la otra fuente oIigi-
( naria de la disciplina. es la búsqueda de la justicia social
~ mediante la intervención directa en los sistemas sociales,
ti ~arti~Jpacfon§ _~IirQ~~~º _~~.·f§!ri!i1í~ciÓ~e .impI.aIlt.a_~
I \l c!ón º~ política publica y el intentarl¡:¡crea~!on de forIllas ..
,i alternas·-ae comuIiidad-(GatZ & Liem. 1977; Mann. 1978;
~'RetfCI975rEn su 'vertiente más .radical esta opción se
" llega a plantear la transformación total de la sociedad ca-
-\pitalista imperante y su substitución por una de corte so-
, cialista. La historia de la disciplina. en la mayor parte de
los países se caracteriza por la oscilación entre estos dos
, polos y una dificultad extraordinaria para producir un
\ equilibrio eficaz entre ellos.
/ En la búsqueda de este equilibrio se han desarrollado
varios marcos conceptuales y alternativas de interven-
ción. Cinco marcos conceptuales han sido identificados
por Serrano y Alvarez (1985) a partir del surgimiento de la
disciplina en los Estados Unidos. En la Tabla 1 se identi-
fican estos modelos como: (a) Salud Mental Comunitaria o
Psicología Clínica Comunitaria. (b) Organizacional o de
Sistemas. (c) Acción y Cambio Social. (d) Ecológico y (e)
Conductista Comunitario. En esa misma Tabla se señalan
los énfasis. ventajas y desventajas de cada uno.
25
Tabla 1*
No hay cambio
metodológico
Niveles de
intervención reducidos
r-
Un análisis somero de los modelos refleja la polaridad
a que hemos hecho referencia. De un lado encontramos el
esquema de Salud Mental o Clínico-Comunitario y en el
otro extremo el de Acción y Cambio Social. Dos de los tres
restantes pueden ubicarse entre estos, posiblemente más
cerca del primer polo, mientras que el Ecológico en sus ca-
tegorlas de análisis tiende a acercarse al de Acción y Cam-
. bio Social.
A pesar de la diversidad de modelos y alternativas, la
realidad histórico-política de las últimas dos décadas ha
inclinado la balanza consistentemente hacia el primer
polo (Clínico-Comunitario). Durante la primera década,
momento que coincide con el auge de los movimientos de
reinvindicación social, el segundo polo (Cambio Social)
experimentó cierto desarrollo y esperanza. No obstante, el
flujo de fondos, la presión por servicios y los temores que
provocaban los éxitos parciales del modelo de cambio,
presionaron en la dirección del polo más conservador. Ya
entrada la segunda década, las realidades políticas y eco-
nómicas dan el golpe de gracia y van consolidando
consisterttemente la alternativa conservadora. Baste sólo
mencionar dos datos: la administración Reagan y la crisis
fiscal que toca a los Estados Unidos al igual que al resto de
los países occidentales y del Tercer Mundo.
¿Qué se propuso en América Latina?
Los orígenes de la Psicología de Comunidad en Amé-
rica Latina tienen tangencia con lo sucedido en los Esta-
dos Unidos, pero también reflejan matices particulares
producto de un contexto social, político y cultural dife-
rente. Más aún, la psicología como ciencia social en Amé-
rica Latina, ha tenido un desarrollo tardío, rezagado y
plagado de influencias extranjeras. La formulación de te-
orlas o explicaciones conceptuales rigurosas ha estado
ausente en la producción psicológica en nuestros países;
contrario al desarrollo experimentado por la psicología
en los países del Atlántico Norte, o a diferencia de la ex-
plosión creativa del análisis sociológico latinoameri-
/cano. Los psicólogos y psicólogas latinoamericanos nos
hemos caracterizado por ser consumidores/ as del cono-
cimiento generado por otros/ as.
Los eventos acaecidos en los Estados Unidos, sin lugar
a dudas, afectan el desarrollo de la psicología de Comuni-
dad pero una influencia aún mayor proviene de dos facto-
27
res prinCipales: la preocupación por la aplicabilidad de la
psicología al proceso de reivindicación de los grupos mar-
ginados social, política y económicamente. Como en los
Estados Unidos, estas propuestas reflejan también un re-
pudio a la psicología individual (clínica), que hasta ese
momento primaba en nuestros países. Otra influencia,
muy significativa y de mayor envargadura conceptual son
las experiencias con la psicología social tradicional y las
críticas generadas por esas experiencias (Serrano-García
y Alvarez, 1985).
/' La crisis de la psicología social como disciplina ha
,Sido objeto de análisis por diversos autores (ej. Moscovici,
·1972; Zúruga, 1975). Sus planteamientos fueron resumi-
; dos por Serrano, López y Rivera (En proceso) en cinco fac-
tores, a saber: "( 1) la ausencia de un marco conceptual
unificador, (2) un énfasis positivista" antiteoricista, (3) la
falta de un sentido de prioridades y de antecedentes histó-
ricos, (4) el aislamiento de la psicología de otras ciencias
sociales y (5) el desacuerdo en cuanto a la ubicación a nivel
macro o micro del objeto de estudio" {Pág. 5).
En concreto, ¿cuáles fueron las propuestas o expecta-
tivas de acción en América Latina? Las propuestas más
recurrentes estaban vinculadas a la meta de hacer pre-
sente el quehacer psicológico entre los grupos margina-
dos: por un lado proveyendo seIVicios psicológicos hasta
ahora no disponibles y por el otro,. participando en la mo-
vilización social para promover el bienestar de éstos.
La Psicología de Comunidad latinoamericana pre-
senta evidencia de los dos polos antes mencionados. En-
contramos datos de trabajos clínicos-comunitarios en
Cuba y México. Un número reciente del JCP fue dedicado a
la psicología de comunidad en Cuba. El mismo señala la
prevalencia del modelo clínico comunitario particular-
\ mente al referirse a los problemas de salud mental. Los
\ seIVicios en esta área se distinguen por el énfasis en la in-
\ teIVención en crisis, la terapia de grupo, el desarrollo de
\comunidades terapéuticas y el psico-ballet (Marin, 1985);
Montijo, Ruiz, Aponte y Monllor, 1985). En esta nación
los esfuerzos de cambio social se han llevado a través de la
revolución lo cual, quizás, hace innecesario el desarrollo
del otro extremo conceptual de la disciplina.
Calderón (1982) presenta el desarrollo del enfoque clí-
nico-comunitario en México. Describe la transformación
28
de los servicios tradicionales. el establecimiento de varios
centros de servicio y los serviciOs ofrecidos. Estos inclu-
yen la creación de ambientes terapéuticos. la intensifica-
ción de nuevos tratamientos fannacológicos. la creación
de servicios de emergencia e internamiento parcial. edu-
cación a la comunidad. hogares sustitutos e integración
con programas de salud fisica entre otros. La estructura es
sorprendentemente parecida a la de los Centros de Salud
Mental Comunitaria estadounidenses.
Pese a estos desarrollos el énfasis en América Latina
se ha inclinado hacia el extremo de la justicia social por el
momento histórico en que surge. por el fenómeno del
subdesarrollo y/o por la influencia de otras disciplinas
germanas que en América Latina tienen una historia de
compromiso con la lucha contra la opresión. ObseIVare-
mos esto en detalle más adelante.
LA EXPERIENCIA EN AMERICA LATINA
29
! Social Aplicada, (b) Tecnología social, (c) Psicología Co-
~ munitaria, (e) Transcultural y (1) Dialéctico Materialista.
. 'En la Tabla 2 se señalan los énfasis, ventajas y desventa-
, jas de cada uno de estos marcos conceptuales. Un examen
'. rápido de los mismos revela la polaridad a que hemos
\ aludido, así como la ubicación de la mayoría cercanos al
polo más conservador. En este caso, sin embargo, el polo
conservador no se tipifica por su énfasis en problemas de
salud mental, sino por la vinculación con procesos
académicos y teóricos (a, b, c y e). El compromiso con el
cambio se refleja claramente en alternativas radicales (í).
Los promotores del modelo social-comunitario se
caracterizan por una combinación de soluciones que in-
tentan relacionar las alternativas propuestas por ambos
polos. En la práctica, sin embargo, se observan respuestas
que oscilan entre los polos; resulta dificil un matrimonio
óptimo, es más frecuente uno de conveniencia.
/ Los dos polos se presentan nuevamente al examinar el
c
/desarrollo de los programas de Psicología de Comunidad ~
c
/ en la cuenca del Caribe (Serrano, 1981). Este análisis re- ¡.
( / vela vigorosos programas en Haití, Cuba, República Do-
'\ minicana y Puerto Rico. Los programas aunque responden
a diferentes realidades socio-políticas, comparten curn-
cularmente diSCiplinas análogas, una estructura rígida y
un énfasis multidisciplinario. En todos, dentro de sus pe-
culiaridades, se perciben las vertientes de salud mental y
'''-de cambio social. .
Una de las fuerzas más importantes en la fonnulación
y promoción de los programas de acción de la Psicología
de Comunidad en América Latina la proveen el trabajo
social y la educación y desarrollo de la comunidad. De es-
tas experimentadas empresas se toman prestados concep-
tos y técnicas. Las estrategias desarrolladas por estas dis-
ciplinas son particulannente útiles para generar
"soluciones" a los problemas concretos del diario vivir.
Esto resulta más evidente en los países de la cuenca del
Caribe, donde encontramos la PSicología de Comunidad
más desarrollada y presente: Santo Domingo, Cuba, Ve-
nezuela, Panamá y Puerto Rico (Serrano y Alvarez, 1985).
Veamos algunas instancias específicas.
30
-~
"uc~
Tabla 2'
C,¡.)
...... Psicología Social Pertinencia Util para guiar
para el Desarrollo contribuciones intervenciones
Económico y Social al desarrollo comunitario e investigaciones
32
sido representados. Contrario a la experiencia estadouni-
dense. sin embargo. el polo del cambio social parece tener
mayor vitalidad a través de los esfuerzos de auto-gestión y
desarrollo comunal.
LA EXPERIENCIA PUERTORRIQUEÑA
\
las necesidades más apremiantes residían en las áreas
vinculadas con la calidad de vida de la ciudadanía. parti-
1\ cularmente de la gente pobre. las personas marginadas de
la sociedad. Preocupaba de manera especial la magnLtud
de ciertos indicadores psicosociales tales como la tasa de
\, violencia. el desempleo. la adicción a drogas. el crimen y
la disolución familiar. Se entendía, además. que una
fuente adicional de tensión y estrés era el tamafio y la in-
tensidad de los movimientos migratorios. tanto internos
como externos. Esta apreciación de la facultad coincidía
con las peticiones-rormares-elilfónnales del estudiantado
aeootener una capacitación profesioIlal menos academi-
cista.y más vinculada con la aplicación delconociIllJ,ento
pSicológico a--la solución de los problemas de la sociedad.---
El análisis que se hiciera en 1975 llevó a la conchislón
(que todavía se considera válida) de que la sociedad puer-
torriqueña confronta unos graves y serios problemas en
su desarrollo y convivencia. muchos de los cuales requie-
ren la utilización del conocimiento y destrezas que provee
la psicología. No obstante. la forma tradicional de ofrecer
estos semcios resulta con frecuencia insuficiente y limi-
tada en sus enfoques. El Programa de Psicología Social-
Comunitaria se desarrolló. por 10 tanto. para atender la
creciente necesidad de la ciudadanía y las comunidades de
utilizar los conocimientos psicológicos y sociales en la
solución de sus problemas.
33
El desarrollo del programa en Puerto Rico. en esta
primera etapa. respondió en primer lugar al análisis y re-
flexión de un grupo de facultad y estudiantes de la Univer-
sidad de Puerto Rico. No obstante. cuando alguna de estas
personas asisten a la Conferencia de Austin (Tejas), en-
cuentran que sus planteamientos y respuestas coincidían
con aquellos formulados por jóvenes psicólogos cornuni-
\,,-tartos estadounidenses. Es evidente que en la búsqueda de
, alternativas los/as puertorriqueños habíamos exami-
nado alguna de la literatura que se estaba produciendo en
. los Estados Unidos. pero la articulación de nuestra pro-
y puesta respondía en primera instancia a la experiencia
¡\propia. Al encontrar. sin embargo. la "coincidencia" deci-
~dimos aprovechar al máximo los esfuerzos norteños. A
pmir d~_ese momento. la influen_cI~~
y análisisQelos-colegasestaaouniq.~rr~~~ncorporán
dose deliberadamente altrabal~_p!:1~rtO.!!1~l!.ejfº. Esto se
facilitó mediante la asistencia a conferencias. talleres y
seminarios por parte de nuestra facultad y estudiantes. así
. como por la visita a Puerto Rico de. algunas de las figuras
\ más importantes de la psicología de comunidad estadou-
\nidense: tales como Iscoe. Rieff. Newbrough y Rappaport. ..
Nuestro modelo inicial de adiestramiento señaló I (" \
,como objetivo básico para el/la nuevo/a profesional
:') ,i "facilitar el crecimiento. desarrollo y funcionamiento de
r\. las comunidades y sus componentes". (Boletín Informa-
\~l tivo. 1975) lo que ha sido def~do como prevención pri-
\, . -: maria. Este modelo parte de la premisa de que las comu-
\ nidades poseen en sí mismas unos recursos y que la tarea
\ del psicólogo/a es propiciar el descubrimiento de estos y
'-" las maneras de mejor utilizarlos. Este enfoque igualmente
presupone que muchas de las necesidades de una comuni-
dad. particularmente en instancias donde existen la ur-
gencia de cambios sociales fundamentales. pueden y deben
ser satisfechas por los recursos de la propia comunidad.
Esto no excluye la máxima utilización de los recursos ex-
ternos. En este caso las intervenciones del psicólogo/a es-
tarán dirigidas a facilitar el desarrollo y utilización de los
recursos de la comunidad de manera que ésta pueda: "(1)
anticipar y lidiar con sus problemas en lugar de defen-
derse de ellos. enfrentarse a situaciones de tensión efecti-
vamente y ser menos vulnerables a los efectos de crisis
personales y/o sociales. y (2) poder diagnosticar y tratar
34
problemas en sus etapas incipientes haciendo uso
máximo de todos los recursos disponibles a la comunidad
-tanto fisicos. como psicológicos y socio culturales".
(Boletín Infonnativo. 1975).
El objetivo general del Programa. según se concibió
originalmente. fue el desarrollo en el estudiantado de una
capacitación conceptual que le pennitiera entender los
fenómenos que afectan la conducta social y adquirir unas
destrezas que le posibilitaran inteIVenciones de tipo pri-
mario en las comunidades o agencias de seMcio.
El Programa se caracterizó particulannente durante
sus inicios. por su actitud autocrítica. Esta disposición a
examinar su quehacer. evaluar su efectividad y en conse-
cuencia trazar nuevos derroteros. llevó a la facultad con la
colaboración del estudiantado. a realizar una evaluación
de sus esfuerzos y dirección programática en 1977. Como
resultado de esta actMdad .. se redactó un documento que
replanteó los propósitos. objetivos y estrategias del Pro-
'grama (López y Serrano-García. 1979).
ke!~~U;~:~de~O!,:.~~~sJ~ ~1~;~~~~i~:ie;:~! fa
í.,\ (t;alidad. a la que se incorporan como elementos
~ principales la ideología. la conciencia. la comunicación y
!',ellenguaje. Estos son a su vez. "los instrumentos por los
'. cuales la definición social se hace accesible a los seres
\ humanos incorporándose subjetivamente como concien-
cia" (Serrano y Alvarez. 1985. pág. 45). El componente
aplicado del modelo. que es central al mismo. recalca la
importancia de los fenómenos de control y cambio social.
"dado que el objetivo principal del marco conceptual se
esboza como la activación social. la cual llevará a una
mejor distribución del poder" (Serrano y Alvarez. 1985).
Este modelo da énfasis además a la creación de escenarios
como estrategia fundamental para lograr el cambio pro-
puesto.
El currículo de nuestro Programa está organizado al-
rededor de cuatro componentes: (a) cursos medulares re-
quisitos de la maestría en psicología. (b) cursos y semina-
rios dirigidos a la capacitación en la especialización. (c)
experiencias de aplicación y práctica supervisada
(prácticas e internado) y (d) trabajo de tesis. Se espera que
los/as estudiantes completen el programa en cuatro se-
mestres.
35
Los componentes de cursos. seminarios y tesis se rigen
por las normas y expectativas académicas propias de estos
programas. En cuanto al componente de aplicación se
exige que el estudiant3.do se exponga a tres semestres de
experiencias prácticas. Las dos primeras requieren un
mínimo de diez (10) horas semanales de asistencia a un
centro de práctica y la tercera (internado) unas diez y seis
(16) horas o el equivalente de la mitad de lo que regular-
mente constituye tiempo completo en una agencia o pro-
grama. Los centros de práctica son identificados. evalua-
dos y seleccionados por la facultad de acuerdQ con crite-
rios establecidos para asegurar que el estudiantado recibe
y se expone a actividades cc.mpatibles con los objetivos del
Programa. Semestralmente dichos centros son a su vez
evaluauos para constatar que mantienen su pertinencia
con el programa de prácticas. Un total de aproximada-
mente 60 agencias. programas y servicios han sido cen-
tros de práctica. La gama es múltiple y variada como ilus-
tra una simple muestra de los mismos: Centros de Salud
Mental. Secretaria Auxiliar de Salud Mental. Centro de
Ayuda a Víctimas de Violación. Proyecto en la Comunidad
de Buen Consejo. Servicios Legales de Puerto Rico. Escue-
las Públicas y Privadas. ASPIRA (Organización Educativa
de la Comunidad). Centro de Investigaciones Sociales de la
Universidad de Puerto Rico y una Parroquia Católica.
En resumen. el desarrollo de la psicología social co-
(i munitaria en Puerto Rico evidencia en momentos
. diferentes la presencia de dos' de los modelos identificados
\ en los esquemas estadounidenses y latinoamericanos.
En su primera etapa. la retórica utilizada y la concre-
ción programática son las asociadas con "los programas
que intentan aplicar los conocimientos de las ciencias so-
ciales a la solución de problemas de la vida cotidiana. un
enfoque pragmático positivista. Esta orientación no im-
\ plica usualmente un cuestionamiento de las bases estruc-
. ~turales del sistema social imperante. ni para el diagnós-
tico de las situaciones que confronta. ni en las intezven-
iones que propone. Conlleva con frecuencia. un com-
\ promiso con el cambio en las condiciones pero no en la
\estructura social misma". (Rivera Medina. E .. En proceso).
Por el contrario. la conceptualización y planteamientos
posteriores implican una alternativa y modelo compro-
metido con el cambio social: cambio que a su vez se en-
36
/
L
.
tiende debe ser precedido por un cuestionamiento de las
fonnas en que se estructura la sociedad.
Estas dos tendencias pueden verse como el resultado de
varias fuerzas y señalan la evolución conceptual del área.
Entre las fuerzas que apoyan la primera tendencia se en-
cuentran (a) el estado de la disciplina en Estados Unidos y
su influen~ia sobre el Programa. (b) el desarrollo del
sostén económico brindado al movimiento de salud men-
tal comunitaria en ese momento histórico. (c) la
composición de la facultad que en esos momentos tenía
preparación fonnal en psicología clínica y social y no en
psicología comunitaria y (d) la necesidad de legitimarse en
un Departamento fundamentalmente tradicional.
La segunda vertiente. aunque latente desde la funda-
ción del programa en 1975. se fortalece de 1978 en ade-
lante ante (a) las exigencias del estudiantado (Irtzarry. S.
F.). (b) la incorporación a l~ facultad de una persona con
preparación en psicología comunitaria. (c) la radicaliza-
ción de un grupo de profesionales en Estados Unidos
ejemplificados por Newbrough (1980) y Rappaport (1977).
(d) la incorpotación de lecturas y trabajos de colegas lati-
noamericanos/as como Ander-Egg (1980). Freire (1977).y
Zúruga (1975). (e) eventos políticos como una huelga uni-
versitaria y las elecciones del país y (flla evaluación defi-
ciente del movimiento de salud mental comunitaria (Chu
y Trotter. 1972).
La fortaleza de esta vertiente y su desarrollo es palpa-
ble en el programa por tres o cuatro años. Alvarez (1983)
nos indica que en esos años el programa se caracterizó por
un sentido de misión y el compromiso con la colectiviza-
ción. el cambio social. la movilización y el desarrollo de
comunidades y la justa distribución del poder. Esto se evi-
denció además por la creación de varios proyectos de tra-
bajo con comunidades marginadas (Muñoz. En proceso;
Serrano-García. 1983). por el desarrollo y uso de métodos
de investigación cualitativos y participativos (Santiago y
Perfecto 1983) y por la generación de múltiples tesis que
contribuirán al desarrollo tanto del marco conceptual
como de sus estrategias de intelVención (Serrano-García.
en proceso).
Su ímpetu. sin embargo. ha sido grandemente mode-
rado fortaleciéndose nuevamente la primera posición
(Serrano. 1981). La política del Presidente Reagan para
37
con los programas de servicio social, la lucha por acredi-
\ tación y licenciamiento en la profesión, el clima político
de represión y la escasez de empleos para los/as egresados
del Programa han contribuído al regreso a esta posición.
\
EL FUTURO DE LA PSICOLOGIA DE COMUNIDAD
39
LA SUPERVIVENCIA COMPROMETIDA
........
T
1,
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REFERENCIAS
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