Crescenciano Aguilar
Y sin embargo, un grupo de campesinos, movidos por sus funestos líderes agrarios,
que comprendieron tener en el esforzado sacerdote un fuerte adversario de sus
ideas disolventes y anticristianas invadieron su casa y lo asesinaron cobardemente.
Así fue una de las primeras víctimas del odio comunista contra la doctrina de la
justicia y de la paz predicada por Jesucristo. Y bien merece un lugar de honor en
este catálogo de nuestros mártires mexicanos.
#MártiresPocoConocidos
#DifusiónDeBiografías
El padre Pablo fue un buen sacerdote, sobre todo muy reconocido en la región de
Encarnación de Díaz, lugar fecundo en vocaciones. Cuando se agudizó la
persecución, el padre Pablo se quedó con su pueblo. Dicen que visitaba a sus fieles
al lomo de una mula. Todo marchaba sin sobresaltos mayores.
Este generoso presbítero fue capturado en la casa donde residía. Los esbirros del
gobierno, que se cebaban en sacerdotes indefensos o en las vírgenes de Dios,
consagradas a cantar sus alabanzas en el claustro, sacrificaron todos los animales
domésticos que el padre tenía en su humilde vivienda. Luego, el jefe de ellos le
preguntó por el paradero del V Arzobispo de Guadalajara, a quien el régimen
buscaba con saña para que corriera la misma suerte que muchos laicos y
sacerdotes de su amadísima grey. El P. Pablo contestó que lo ignoraba. Entonces,
el líder de aquellos energúmenos, que se habían embriagado poco antes, les dio
carta libre para lastimar al ministro de Dios, diciéndoles:
—Háganlo cantar.
El P. Pablo fue paseado, junto con la señorita Genoveva Campos, por los siguientes
ranchos: Las Sardinas, El Desperdicio, luego al Paso Hondo, La Escondida y La
Laja, del municipio de San Juan de los Lagos, después a: Santa María Transpontina,
Santa María de en medio, San Matías, hasta llegar a las orillas de la hacienda de
Castro. A ambos los conducían atados, a jalones de cuerda.
Los restos de este valeroso sacerdote, olvidado pero no por ello menos heroico y
generoso que los demás presbíteros que derramaron su sangre por Cristo Rey,
reposan en el cementerio municipal de Encarnación de Díaz [1]. De igual manera,
existe un busto suyo en el atrio del templo de Nuestra Señora de la Encarnación.
[1] El panteón data de 1826, y resguarda los restos de Norberto López Calvillo,
oficial cristero fusilado en este sitio.
Fuentes consultadas
“¿Se sospecha ahora por qué la mujer es una fuerza, un elemento que ha actuado
constantemente sobre las sociedades y puede contribuir a su derrumbamiento y a
su ruina, también a su elevación y su florecimiento? Porque no hay entre todas las
criaturas una que al ponerse en contacto con el espíritu del hombre, influya tan
decisivamente en el corazón como la mujer, y por esto su historia, si se quiere muy
poco conocida y muy trunca, porque se ha escrito de un modo incompleto, es una
serie de conquistas que no han tenido por teatro la inmensidad de los campos de
batalla en que se coronaron con laureles de victoria los conquistadores famosos, ni
la resonancia con que vibran a través de los tiempos y sobre las muchedumbres
admiradas los nombres de los héroes; pero que de todas maneras se han labrado
para labrar nuestra prosperidad o hacer nuestra degradación y nuestra ruina.”