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Nombre: Sofía Salazar

Tema: El Pacto Conyugal

El matrimonio es un acto de amor profundo entre dos personas que juran estar el uno para el
otro hasta que la muerte los separe. “Cuando el varón y la mujer, porque se aman, quieren
elevar a totalidad de futuro ese mismo amor, quieren ejercitar por completo toda su libertad
y capacidad de ser única unidad conyugal, la invitación natural del amor va dirigida a que,
mediante un acto libre de voluntad, comprometa el amor (Villadrich, 2002)”. Básicamente,
esa es la idea central, pero siempre ocurren cosas adversas que las personas a veces no están
preparadas para sobrellevarlo. Una pareja decide libremente dar este paso porque está
preparada y convencida de que ha llegado la hora de contraer matrimonio. Pero eso sí, una
situación muy curiosa es que el matrimonio no arregla los problemas del noviazgo. Por
ejemplo, si el hombre es infiel, alcohólico, no le gusta estudiar, trabajar o es irrespetuoso, el
casarse no lo va a cambiar de ser o parecer. Por el contrario, si la mujer actúa de la misma
manera durante la etapa de enamorados, el jurarle amor eterno a su pareja, no la va a ser
mejor persona. El punto es que, la etapa del noviazgo es tan importante porque ahí es cuando
se ven pequeños detalles o indicios de cómo serán en el futuro. Por supuesto, en el
matrimonio es donde verdaderamente se conocen, pero siempre hay antecedentes.

Por otra parte, es muy importante señalar que, el matrimonio, independientemente de


cualquier religión, no es una moda. Existen personas que añoran una boda soñada. El vestido
más hermoso del mundo, el terno más exclusivo, pero estás cosas solo son eso un vestido y
un terno. Lo más importante es que la pareja esté completamente segura de que llegar al altar
y hacer un pacto conyugal, serán para toda la vida y no hasta cuando el enamoramiento se
les vaya de los ojos. “Por lo tanto, no es suficiente decir que Dios ha creado dos clases de
seres humanos, varón y mujer. Más bien, debemos decir que Dios ha creado a los seres
humanos para que se acompañen, y la polaridad varón-mujer es la forma básica del
compañerismo” (Comité de Asuntos Sociales, 1981). Entonces, si tanto el hombre como la
mujer están juntos, es porque entre tanta gente, ellos tomaron esa decisión. Cuando se recalca
que la pareja debe ir libremente a contraer matrimonio es porque quienes deciden son
exclusivamente ellos y no sus padres, abuelitos, hermanos, o tíos. Suceden casos típicos en
los que el chico embaraza a la chica (porque así lo quiso ella también) y este es amenazado
por la familia de él o de la joven. De la misma manera, en el mismo caso, el chico embaraza
a la chica y por miedo de él o de ella que no previeron las consecuencias, “deciden” casarse,
pero realmente por miedo del qué “dirán”. Este tipo de enlaces no funcionan a largo plazo
porque si bien, el tener relaciones sexuales es parte de la vida matrimonial, no lo es todo.
“Una sociedad en la que prevalecen los encuentros sexuales casuales y los divorcios, está
propensa a ver a la pareja sexual como intercambiable. Su tendencia es deshumanizar a las
personas y tratarlas sólo en términos de su función sexual, abstrayendo esas funciones de
cualquier contenido de importancia personal” (Comité de Asuntos Sociales, 1981). Queda
claro que la relación de amor dentro del matrimonio es una muestra de todo; cariño, afecto,
comprensión, admiración, respeto, confianza que no puede ser confundida solo por la
relación sexual.

Asimismo, vale mencionar que dentro del matrimonio es muy importante el “dar y recibir”.
Esto significa que si al esposo no le gusta el desorden y la esposa no estaba tan acostumbrada
a ser ordenada, pues es una cuestión que ella irá aprendiendo y que a la larga beneficiará a
los dos. De la misma forma, si la esposa es quien siempre cocina y lava los platos, pues habrá
un momento que el esposo le ayude a poner en orden la cocina y así, se turnen para que esa
labor no resulte muy agobiante solo para una persona. El punto es que dentro de la
convivencia siempre habrá cosas que los dos estén muy satisfechos y otras que no estén de
acuerdo. No obstante, no significa que por cada cosa que no estén de acuerdo, los dos tengan
que pelear para llegar a un consenso. Es verdad que, en cierto modo, las peleas se dan dentro
de una relación de pareja para desahogarse, pero no las peleas con violencia física o
emocional, sino esas pequeñas discusiones sin llegar a extremos que sirven para conocerse
más. Según la Dra. Alba Ramos, “Una buena pelea puede limpiar el aire y es bueno saber
que podemos sobrevivir al conflicto e incluso aprender de la situación (Ramos, 2015)”. Lo
interesante es que se hace todo un esfuerzo cuando existe un pacto conyugal, mas no cuando
solo se convive en unión libre. Ahí cambia todo porque no hay una alianza que los
comprometa a sacar su matrimonio adelante, sino solo hasta cuando los dos se cansen y se
acabó. Como no había nada de por medio entonces, cada quien por su lado. Este hecho es
lamentable porque hace a la persona más vulnerable y poco comprometida con ella y con la
vida misma. Finalmente, cuando la pareja decide caminar junta en matrimonio es ideal tener
el apoyo de sus familias y de su entorno porque fortalece ese pacto conyugal que eligieron
para la eternidad.

Bibliografía:

Comité de Asuntos Sociales. (1981). Sexualidad Humana: Una perspectiva teológica.


América Latina: Iglesia Luterana.
Ramos, A. (Febrero de 2015). Discusiones de pareja: la regla definitiva para acabar con
ellas. Obtenido de El Confidencial: https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-
vida/2015-02-27/discusiones-de-pareja-la-regla-definitiva-para-acabar-con-el-
conflicto_717547/
Villadrich, P.-J. (2002). El Pacto Conyugal. En Documentos del Instituto de Ciencias para
la Familia (págs. 23-38). España: Universidad de Navarra.

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