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Guía de Contenidos Asignatura Gestión Pública y Gerencia Social

Temática: Regímenes de Bienestar


Docente: Dra. Carla Vidal Figueroa
carvidal@udec.cl

Objetivo Conocer la estructura de bienestar presentes en el contexto


Europeo y americano y su aplicación a través de las
políticas sociales.

Resultados de aprendizaje: Al término del módulo el/la alumno/a será capaz de:
- Analizar las políticas sociales de diferentes países
considerando la estructura y prioridades que
caracteriza a cada país.
- Identificar el régimen de bienestar que organiza las
políticas sociales en cada país estudiado.
- Conocer las bases teóricas que sustenta cada
modelo de bienestar.
- Interpretar los problemas sociales de cada país bajo
la lógica del funcionamiento de cada modelo y las
características propias de cada país.

Introducción
Se puede operacionalizar el concepto de política social desde el enfoque de Gough (2004)
quien como una serie de acciones intencionales en la esfera pública para alcanzar ciertos
objetivos orientados al bienestar social y que opera a través de una amplia variedad de
instrumentos políticos y en variedad de sectores. Manning (2008) añade el término
‘satisfacción de necesidades’ a esta definición y cómo el bienestar es organizado para atender
a los individuos o grupos en diferentes ámbitos.
Las políticas sociales, como estrategias emanadas del gobierno, están dirigidas a mejorar las
condiciones de vida de la población, esto es, garantizar el bienestar social concebido como
el resultado de la acción de la política social. Generalmente los estudios en este ámbito se
centran en cómo el bienestar es producido y sostenido, enfocándose en la variedad de fuentes
involucradas (Baldock, 2007). Pero ¿qué es el bienestar social? Para Garcés y Ródenas
(2011), el bienestar social es un derecho, no sólo para los actuales ciudadanos sino que
también para todas las personas que formaran parte de la sociedad en el futuro. Según Garcés
(2000) el bienestar es un valor, que se aprecia desde una perspectiva individual pero que
conlleva discrepancias cuando algunas ideologías acotan el bienestar a determinadas elites
sociales y económicas, mientras que otros quieren hacerlo extensivo como un derecho a todos
los ciudadanos. Para el autor, en esos casos, el Estado tiene la responsabilidad de incorporar
a quienes todavía están fuera del bienestar y compensar por distintos medios, a quienes por
sí mismos no han tenido la oportunidad y/o capacidad de acceder a ese bienestar. Este se
convierte entonces, en el eje central de la política social, y por consiguiente conocer el
esfuerzo que lleva a cabo cada gobierno en esta materia, puede ser una herramienta esencial
de evaluación y comparación entre diferentes países.
Ya en 1974 Titmuss hacía un aproximación de la capacidad redistributiva de la política, en
cuanto al control de los recursos materiales y no materiales de los pobres a los ricos, de un
grupo étnico a otro, de la vida laboral a la edad avanzada dentro de los grupos de ingresos y
clases sociales. Para Amenta (2003) los académicos tienden a ver la política social como
líneas de acción del Estado para reducir la inseguridad de los ingresos y para proporcionar
un nivel mínimo de ingresos y servicios y por lo tanto para reducir las desigualdades.
También puede ser definida como las acciones sociales adoptadas por los responsables de
formular políticas para promover el bienestar (Alcock, 2008). Por su parte, Molina (2004)
distingue a la política social según su finalidad, sea esta material o formal. En el primer caso,
destaca el carácter histórico de la política social en la persecución del bienestar social, y por
otro lado, su finalidad en sentido formal, considerando a la justicia social, pues para el autor
ignorar las determinaciones de lo económico equivale al fracaso de las expectativas de toda
política social. Podemos hablar entonces de que el bienestar en la población es generalmente
promovido por las políticas sociales que emanan del Estado, mediante sus estrategias y
programas en diferentes ámbitos de nuestra vida
Pero ¿qué entendemos por estados de bienestar?
En la conformación de los regímenes de bienestar la familia constituye uno de sus pilares
fundamentales. Un ‘régimen de bienestar’ implica un entramado institucional en el que se
combinan recursos legales, materiales y organizativos de sus productores principales: estado,
mercado y familia (Moreno, 2003).

Este se ha definido básicamente como un conjunto de instituciones públicas proveedoras de


servicios sociales, dirigidas a mejorar las condiciones de vida y a promocionar la igualdad de
oportunidades de sus ciudadanos. La construcción del mismo responde a ciertos procesos
históricos propios de cada país, en los que intervienen un complejo conjunto de variables
relativas a su desarrollo económico, estructura de clases, formas de representación y
movilización política y social, entre otros, factores que derivan en peculiaridades específicas
de cada uno y que marcan -en consecuencia- diferencias entre ellos (Martín, 2011).
Otra definición es la aportada por Brigs (1961) es el medio a través del cual el Estado utiliza
su poder de manera organizada y deliberadas a través de la política y su administración en
un esfuerzo para modificar el papel que juegan las fuerzas del mercado de tres formas:
- Primero, garantizando un ingreso mínimo a cada ciudadano y sus familias
- Segundo, para reducir los niveles de inseguridad existentes dentro de su sociedad
- Tercero, para asegurar que todos los ciudadanos sin distinción alguna tengan accesos
a las mejores posibilidades de seguridad social, respecto a los estándares de asistencia
establecidos dentro de su sociedad.
Con esta definición, se le otorga gran importancia al individuo y las consecuencias que
puedan tener las acciones del Estado y los mercados sobre este.
Ahora, si se intenta identificar modelos considerando el reparto de responsabilidades entre el
estado, mercado y familia uno de los principales exponentes en esta materia es Gosta Esping-
Andersen, quien apunta a que una ciudadanía social constituye el núcleo central del Estado
de Bienestar. Distingue en el mundo occidental tres modelos de bienestar: liberal, corporativo
y socialdemócrata (Navarro, 2006).
En su libro “Los tres mundos del estado del bienestar” del año 1993, el autor establece tres
tipologías basadas en el grado de desmercantilización de los países europeos, es decir, cuando
los servicios (como la salud y la educación) se prestan como una cuestión de derecho y fuera
de la lógica del mercado, y cuando una persona puede mantener un medio de vida sin
depender de este. Por una parte, el estado de bienestar ‘liberal’, donde predomina la ayuda a
quienes prueben que no tienen medios (means tested), transferencias monetarias y planes de
seguros modestos, clasificando a países como Estados Unidos, Canadá y Australia, y en el
contexto Europeo su principal exponente es el Reino Unido.
En el segundo modelo de bienestar denominado por el autor como modelo ‘socialdemócrata’
plantea un estado de bienestar que promueva una igualdad en los estándares más elevados,
no una igualdad en las necesidades mínimas como se buscaba en otros países, donde todos
los estratos están incluidos en un sistema de seguro universal. Dentro de esta categoría se
incluye a los países nórdicos como Finlandia, Suecia, Noruega y Dinamarca. Estos países
suelen incorporar a todos los estratos bajo un sistema de seguro universal, sin embargo los
beneficios son graduados de acuerdo a los ingresos obtenidos, alto gasto social financiado
por alta recaudación de impuestos, políticas activas de empleo, beneficios por desempleo
generosos e integrales junto con gozar de bajas tasas de desempleo.
Por último, en el modelo ‘conservador’, los derechos se encuentran vinculados a la clase, los
seguros particulares y beneficios adicionales de empleo juegan un papel marginal, vinculados
a la iglesia y comprometidos con la conservación de la familia tradicional por lo que existe
una fuerte presencia de subsidios familiares que estimulan la maternidad. El autor clasificó
en esta categoría a países como Austria, Italia, Francia y Alemania.
Otro autor que ha trabajado una clasificación de los modelos de bienestar europeos es
Leibfried (1991) quien establece una tipología diferente a la de Esping Andersen, basada en
el concepto de los regímenes de pobreza e identifica cuatro tipos: Escandinavo, Bismarck,
anglosajón y el modelo ‘Latin Rim’. Su importancia radica en que es uno de los primeros
autores que incluye a los países del sur de Europa (España, Italia, Grecia y Portugal) dentro
de una categoría, ya que para el autor dichos países parecen constituir un régimen de bienestar
propio. Su teoría se ve reforzada debido a que en estos países, ha sido relevante la presencia
de la iglesia aunque su labor de protección social ha ido disminuyendo con el tiempo. El rol
de la familia en materia de protección y bienestar es uno de los aspectos más relevantes que
comparten estos cuatro países, recalcando la labor de la mujer como cuidadora principal tanto
de los niños como de las personas mayores presentes en el grupo familiar (Moreno, 1997),
debido a la solidaridad familiar que se manifiesta en un generoso apoyo material y afectivo,
con lo que se ha reforzado un modelo basado en la sobre explotación de recursos familiares
y últimamente, las ‘supermujeres’ (Moreno, 2009). En este modelo, caracterizado por fuertes
valores centrados en las familias, los gobiernos carecen de una política familiar explícita, que
se refleja en un número muy limitado de disposiciones sociales favorables a la familia
(Flaquer, 2000a). Para Leibfried y Mau (2008) en estos países puede encontrarse una
provisión de servicios tanto por el sector público como privado, particularmente evidente en
el campo de la asistencia sanitaria como de los servicios sociales
En el caso de América Latina, no se ha estado exento de esfuerzos por identificar modelos
de bienestar y en este documento se destaca a dos autores. Martínez (2005) visualiza tres
modelos en la región. En primer lugar el ‘estatal de proveedor único’, donde el papel del
estado tiene un papel relevante en la asignación de recursos a servicios universales y están
experimentando un desplazamiento hacia una mayor participación del mercado en servicios
como la educación, salud y pensiones (Costa Rica y Uruguay). Además este régimen
evidencia la menor desigualdad en materia socioeconómica en la región. Un segundo régimen
planteado por la autora, el ‘liberal de proveedor único’, cuyos países han experimentado un
rápido y radical desplazamiento desde el estado al sector privado en la prestación de servicios
en ámbitos como salud, educación y pensiones (México, Argentina y Chile), régimen que
muestra una alta desigualdad socioeconómica en la región. Por último, el régimen ‘informal
de doble proveedor’, presente en países donde la población femenina alcanza niveles altos
de participación laboral como una necesidad para lograr un nivel mínimo de ingresos, con un
Estado de escasa presencia y capacidades institucionales, un régimen que además arroja
niveles de desigualdad socioeconómica extrema.
Mesa-Lago (2004), realiza una clasificación basada en los sistemas de seguridad social, el
origen temporal de los primeros programas de pensiones, seguros de enfermedad y
maternidad y el grado de desarrollo alcanzado, en régimen ‘pionero-alto’, cuyos países
fueron los primeros en establecer sistemas de seguros sociales en la región que en las décadas
20 y 30 alcanzaron mayor cobertura y desarrollo de dichos sistemas, pero eran estratificados
y tenían altos costos (Uruguay, Argentina, Chile, entre otros). Un segundo régimen
denominado ‘intermedio’, presente en países como México, Perú, Colombia, Bolivia, entre
otros, implementó sus programas en las décadas del 40 y 50 bajo la influencia del Informe
Beveridge y los convenios celebrados por la OIT, sistemas menos estratificados y con un
costo menor. Por último, los países con régimen ‘tardío-bajo’ como República Dominicana,
Guatemala, Nicaragua, entre otros, introdujeron sus programas en las décadas del 60 y 70,
con sistemas más unificados, tenían sin embargo una menor cobertura y desarrollo de los
mismos.
Sin embargo, cabe decir que tanto en las tipologías europeas como latinoamericanas, la
presencia del estado parece ser la principal figura en la provisión de servicios a la sociedad
y como garante del bienestar social. Para Bochel (2008), en la actualidad estaríamos en
presencia de una economía mixta de bienestar, caracterizada por una variedad de
proveedores, incluso en áreas de la salud y educación, y más aún en relación a servicios como
cuidado de niños, vivienda y pensiones.
Referencias
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