El movimiento es provocado por un motor eléctrico que está unido mediante un eje al
tambor. En las lavadoras automáticas hay un programador que permite que la lavadora
realice distintos procesos de lavado según se seleccione, con distintas velocidades de giro,
tiempos que permanece girando o temperatura deseada.
Todas las lavadoras, ya sean domésticas o no, constan de las siguientes partes:
El tambor: un cilindro de metal, perforado por pequeños agujeros, dentro del cual se
poner la ropa a lavar.
El tanque: impermeable e inoxidable, el cual aloja el tambor, así como el agua de
lavado. Está conectado a la toma de agua para abastecer de la misma al lavado.
El termostato: el primero regula la temperatura del agua.
El motor eléctrico: acciona la rotación del tambor.
La bomba: necesaria para vaciar de agua el tanque.
El panel de control: puede ser analógico o digital y permite escoger un ciclo de lavado.
El lavado «clásico»
El lavado comienza por el ciclo de lavado: la ropa y otros tejidos se lavan con agua. La tela se
agita primero lentamente, a medida que el tanque se llena de agua (se abre una válvula para
dejar pasar el agua y se cierra una vez que se alcanza el nivel indicado). Luego, el tambor
realizará giros rápidos, bajo la acción del motor, para enjabonar la ropa y despegar la mayor
cantidad posible de suciedad.
Un ciclo de prelavado puede ser posible para las prendas muy sucias.
Luego viene el vaciado durante el cual la bomba vacía el agua sucia del tanque. El ciclo termina
con el centrifugado de su ropa: el tambor realiza giros aún más rápidos para evacuar un máximo
de agua antes de secarse, sea a máquina o al aire libre.
PARTES:
Motor eléctrico: puede estar situado en la parte inferior de la caja, o bien en centrado en
la parte trasera. El motor recibe energía eléctrica, por una entrada de corriente gobernada
por un conmutador que proviene de un enchufe y es regido por el microprocesador.