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IUBA XXI – IPC – 1º cuatrimestre de 2018

Lección N.º 3: Los argumentos deductivos y su evaluación

1. Evaluación de argumentos

En las lecciones anteriores ofrecimos los elementos necesarios para llevar adelante las
tareas de identificación y reconstrucción de argumentos. Estamos ahora en condiciones
de emprender la labor fundamental de su evaluación y, consecuentemente, de su
crítica. Evaluar un argumento puede consistir, en términos muy generales, en
determinar si es bueno o malo, o tal vez, qué tan bueno o qué tan malo es. La pregunta
por las virtudes de un argumento contiene al menos dos cuestiones:

1. ¿Logran las premisas ofrecer apoyo a la conclusión? ¿En qué grado lo hacen?
2. ¿Son las premisas verdaderas? ¿Qué tan confiables son?

Esta doble cuestión radica en la naturaleza misma de los argumentos. Al argumentar,


damos por supuesto ciertos elementos (las premisas) y, en base a ellos, inferimos una
determinada conclusión.

Hay ciertos casos en que si bien las premisas logran ofrecer razones a favor de la
conclusión –esto es: si se suponen dichas premisas, la conclusión se sigue de ellas–,
esas premisas resultan cuestionables. Difícilmente estaríamos dispuestos a admitir un
argumento que suponga premisas falsas o difíciles de aceptar como un buen argumento
sin más. Por ejemplo:

• La Luna es de chocolate y la Tierra, de dulce de leche. Por lo tanto, la Luna es de


chocolate.

En otros casos, por el contrario, las premisas son confiables; creemos en su verdad,
pero por sí mismas no logran establecer la conclusión. A modo de ejemplo:

• El superclásico lo ganará Boca o River. Por lo tanto, River ganará el


superclásico.

En el peor de los casos, un argumento podría adolecer de ambos defectos; en el mejor,


no debería adolecer de ninguno.

La lógica es una disciplina que provee claras estrategias para evaluar los argumentos
en el primer sentido, es decir, permite considerar si la conclusión se encuentra apoyada
y, si fuera el caso, en qué grado se encuentra apoyada por las premisas. Respecto de lo
segundo, en tanto ello depende del contenido de lo afirmado en las premisas y
usualmente de factores extra-lógicos, la lógica no nos proporcionará un veredicto. Sin
embargo, la clarificación del argumento y la consideración de los tipos de oraciones
involucradas en el argumento –que tratamos en la lección anterior– contribuyen de
manera inmediata a aclarar en qué consiste afirmar la verdad de dichas oraciones,
cuáles son sus condiciones de verdad, de qué tipo de evidencia disponemos y de cuál

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deberíamos disponer si quisiéramos establecer su verdad, qué compromisos ulteriores


se siguen de ellas, entre otras consideraciones.

Nos centraremos ahora en estudiar el primer aspecto de la evaluación de argumentos


mencionado antes, es decir, en evaluar el vínculo que existe entre las premisas y la
conclusión de un argumento. Tal como veremos, hay distintos tipos de argumentos.
Algunos de ellos ofrecen razones concluyentes a favor de la conclusión: se trata de los
argumentos deductivos, que serán abordados en esta lección. En la siguiente lección,
consideraremos otro tipo de argumentos: los inductivos, que si bien no ofrecen razones
que logran establecer de modo definitivo la conclusión, sí ofrecen algún tipo de razón a
favor de ella. A su vez, veremos que hay distintos tipos de argumentos inductivos y
cada uno de ellos nos obligará a considerar criterios de evaluación específicos. En lo
que sigue nos adentraremos en la evaluación de argumentos deductivos.

2. Tipos de argumentos: deductivos e inductivos

Como vimos, los argumentos son parte central de nuestra práctica lingüística. Por
medio de ellos obtenemos conclusiones a partir de la información de la que
disponemos, damos razones, establecemos enunciados a partir de otros enunciados.
Los argumentos son fragmentos del lenguaje en donde lo que se pretende es establecer
una conclusión a partir de ciertas premisas. Ahora bien, puede resultar que las razones
que damos sean concluyentes o que nos limitemos a ofrecer alguna razón. Atendiendo
a esto puede formularse una distinción entre argumentos deductivos y argumentos
inductivos, respectivamente. Los argumentos deductivos ofrecen premisas de las
cuales se sigue concluyentemente la conclusión. Los inductivos tienen menores
pretensiones: ofrecen algunas razones a favor de la conclusión[1].

Considere los siguientes argumentos. ¿Cuáles le parece que son deductivos y cuáles
inductivos? (Para responder tenga en cuenta cuán fuerte es el apoyo que las premisas
otorgan a la conclusión).

• Todos los perros son mamíferos


Simón es un perro
Simón es mamífero

• Simón es un perro y mueve la cola


Simón es un perro

• Simón o Ñata robaron el hueso


Ñata no fue

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Simón robó el hueso

• Simón es un perro y mueve la cola


Frida es una perra y mueve la cola
Ñata es una perra y mueve la cola
Tim es un perro y mueve la cola
Los perros mueven la cola

• La mayoría de los perros mueven la cola


Tim es un perro
Tim mueve la cola

• Simón es un perro y mueve la cola


Frida es una perra y mueve la cola
Ñata es una perra y mueve la cola
Tim es un perro
Tim mueve la cola

Deténgase a reflexionar: ¿cuál de ellos es inductivo y cuál deductivo?

Compartamos la respuesta: los tres primeros argumentos son deductivos y los tres
últimos son inductivos. Las razones que se ofrecen en los primeros bastan para
asegurar la conclusión. En los últimos tres casos, ello no ocurre, aunque igualmente se
ofrece algún tipo de razones. En la próxima lección veremos qué tan buenas pueden ser
estas.

------------------------------

[1] Dicha clasificación puede hacerse atendiendo a otros criterios. Por ejemplo, I. Copi
(1953) y J. M. Comesaña (1998) distinguen los argumentos deductivos de los inductivos
en función de las pretensiones de quien los formula. No hemos adoptado este criterio
pues conlleva ciertas dificultades. En primer lugar, no siempre resulta claro cuáles son
las pretensiones de los hablantes (aun para ellos mismos). En segundo lugar, conduce
a la extraña consecuencia de que existan argumentos deductivos inválidos.

3. Argumentos deductivos

Tal como vimos, en el caso de los argumentos deductivos la conclusión queda


establecida concluyentemente a partir de las premisas, de modo que si estas son el
caso, la conclusión también debe serlo. Es por esta razón que se suele asociar a los
argumentos deductivos la noción modal de necesidad, y así decimos que la conclusión
se sigue necesariamente de las premisas. De modo que si las premisas son

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verdaderas, la conclusión también lo es. O de modo equivalente: resulta imposible que


se den las premisas (que sean verdaderas) y no la conclusión. Así, quien acepte las
premisas debe comprometerse con la conclusión.

También suele asociarse a este tipo de argumentos otro aspecto: la formalidad. En este
tipo de argumentos, la pretendida necesidad con que se sigue la conclusión de las
premisas parece estar asociada con la forma o estructura de dicho argumento. Hay algo
en la estructura del argumento que garantiza que si las premisas fueran verdaderas, la
conclusión también lo sería.

Consideremos el siguiente ejemplo:

• Argentina limita con Chile y con Uruguay, por lo tanto Argentina limita con Chile.

Se trata de un argumento deductivo pues ofrece razones concluyentes (“Argentina limita


con Chile y con Uruguay”) para la conclusión (“Argentina limita con Chile”). Ahora bien,
dicho logro no depende de que sea efectivamente el caso que las premisas son
verdaderas; sino de que si fueran verdaderas, la conclusión también debería serlo. Ello
parece estar asociado a que el argumento tiene cierta estructura:

A y B, por lo tanto A

Siendo A y B enunciados cualesquiera. O de modo más gráfico aún:

AyB

Podemos poner en el lugar de A y de B los enunciados que nos dé la gana. "A" puede
ser “Argentina limita con Chile” y "B", “Argentina limita con Uruguay”, como en el
ejemplo anterior, y tratarse entonces de enunciados verdaderos. Pero también podrían
ser “La Luna es de dulce de leche” y “La Tierra es de chocolate”, respectivamente,
obteniendo así el siguiente argumento:

• La Luna es de dulce de leche y la Tierra es de chocolate, por lo tanto la Tierra es


de chocolate.

En este ejemplo, la premisa y conclusión son evidentemente falsas. El quid de la


cuestión es que si fuera cierto que la Luna es de dulce de leche y que la Tierra es de
chocolate, podríamos concluir concluyentemente que la Luna es de dulce de leche. En
este argumento, por ende, la premisa logra establecer la conclusión. Aunque, como
deben sospechar, habría un sentido en que tal argumento no sería bueno. En lo que
sigue ampliaremos este punto.

Pero antes es menester atender a una pregunta: ¿cómo identificar la estructura de un


argumento? ¿Por qué el argumento anterior fue reconstruido de ese modo y no de otro

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alternativo? Por ejemplo:

A
B

Siendo "A" la oración “Argentina limita con Chile y con Uruguay” y "B" la oración
“Argentina limita con Chile”, ¿por qué privilegiar la reconstrucción anterior en lugar de
esta última? La respuesta la provee la lógica –una disciplina que se orienta al estudio de
los argumentos y su corrección–: hay ciertas maneras de reconstruir la estructura de los
argumentos que facilitan su evaluación. ¿Cuáles son esas maneras? Una de ella es
atender a ciertas expresiones a la hora de tratar de identificar la forma o estructura de
los argumentos. Y esas expresiones coinciden con aquellas que identificamos como
expresiones lógicas en la lección anterior. Son, precisamente, "no", "si… entonces", "y",
"o", "todos", "algunos", etcétera.

Así, por ejemplo, diremos que los siguientes argumentos tienen todos la misma
estructura:

• Juliana y Ana están contentas, por lo tanto Juliana está contenta.


• Juliana y Virginia están contentas, por lo tanto Juliana está contenta.
• Carolina y Laura están contentas, por lo tanto Carolina está contenta.
• Carolina y Laura están tristes, por lo tanto Carolina está triste.
• América y Europa son continentes, luego América es un continente.

La estructura compartida por todos ellos es la enunciada más arriba:

AyB

¿Qué ocurre con la oración siguiente? ¿Comparte el argumento enunciado la misma


estructura?

• Juliana o Ana están contentas, por lo tanto Juliana está contenta.

La respuesta, al menos desde esta perspectiva, es que no. Pues el cambio operado
entre este ejemplo y los anteriores es un cambio estructural: hay una “o” donde antes
había una “y”. Y ese cambio es un cambio sustantivo cuando de evaluar un argumento
se trata. Como veremos en lo que sigue, esta es la estructura del nuevo argumento:

AoB
A

Y a diferencia de la estructura anterior, aquí la premisa no logra establecer la


conclusión. Pues podría suceder, en el ejemplo, que fuera cierto que Juliana o Ana

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están contentas, pero que Juliana no lo estuviera.

Ejercicio 1
Determine la estructura de los siguientes argumentos (seleccione la opción
correcta).

a. Si hoy es lunes, mañana será martes. Hoy es lunes. Por lo tanto, mañana será
martes.

Siendo "A": “hoy es lunes” y “B”: “mañana será martes”.

Opciones:
Opción 1: Si A entonces B
A
----
B
Opción 2: Si B entonces A
B
----
A
Opción 3: Si A entonces B
B
-----------
A
Opción 4: Si B entonces A
A
----
B
b. Mañana será martes, si hoy es lunes. Hoy es lunes. Por lo tanto, mañana será
martes.

Nuevamente "A" está en el lugar de “hoy es lunes” y "B", en el de “mañana será


martes”.

Opciones:
Opción 1: Si A entonces B
A
------------------------
B
Opción 2: Si A entonces B
B
------------------------
A
Opción 3: Si B entonces A

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B
------------------------
A
Opción 4: Si B entonces A
A
------------------------
B
c. Hoy es lunes o martes. Hoy no es lunes. Luego, hoy es martes.

Siendo "A": “hoy es lunes” y “B”: “mañana será martes”.

Opciones:
Opción 1: AyB
no A
-------
B
Opción 2: AoB
no A
-------
B
Opción 3: AoB
A
-------
B
Opción 4: A
B
----
C
d. Es suficiente que Luciana se hidrate para que se recupere. Luciana no se ha
recuperado. De modo que no se hidrató.

Siendo "A": “Luciana se hidrata” y “B”: “Luciana se recupera”.

Opciones
Opción 1: Si A entonces B
No B
------------------------
No A

Opción 2: Si A entonces B
No A
------------------------
No B
Opción 3: Si B entonces A
No B
------------------------
No A

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Opción 4: Si B entonces A
No A
------------------------
No B
e. Todos los rosarinos son argentinos, Fito Páez es rosarino, luego Fito Páez es
argentino.

Estando la "f" en el lugar de Fito Páez y utilizando "R" para expresar la propiedad de ser
rosarino y "A" la de ser argentino.

Opciones
Opción 1: Todos los R son A
f es R
------------------
f es A
Opción 2: Todos los A son R
f es R
------------------
f es A
Opción 3: Todos los R son A
f es A
------------------
f es R
Opción 4: Todos los A son R
f es A
------------------
f es R

4. Evaluación de argumentos deductivos

Cómo ya se ha señalado, los argumentos deductivos son tales que las premisas dan un
apoyo absoluto a la conclusión. Se dice que los argumentos deductivos son entonces
válidos. Que un argumento logre ofrecer apoyo absoluto, que sea válido quiere decir
que es tal que si las premisas de dicho argumento son verdaderas, su conclusión
también lo es; es decir que no puede darse el caso de que sus premisas sean todas
verdaderas y su conclusión no. Suele decirse también que los argumentos deductivos o
válidos “preservan la verdad”. Ahora bien, esto es todo y solo lo que garantiza la validez
de una argumento, que si fuese el caso de que las premisas son verdaderas, la
conclusión también lo será; pero en ningún sentido garantiza que sus premisas sean
efectivamente verdaderas. Un argumento válido que a su vez tiene todas sus premisas
verdaderas suele llamarse sólido.

Tras lo estudiado en la lección anterior sabemos cuáles son las condiciones de verdad
de los enunciados que componen los argumentos, sabemos cuándo una conjunción es

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verdadera y cuándo es falsa, y lo mismo para el resto de las oraciones. Y sabemos que,
al menos bajo el análisis propuesto, las oraciones pueden ser verdaderas o falsas. Si
asumimos que las oraciones de un argumento son o bien verdaderas, o bien falsas,
parece haber solo cuatro opciones para los argumentos [1]:

Opción 1: que las premisas y la conclusión sean todas verdaderas;

Opción 2: que tanto las premisas como la conclusión sean falsas;

Opción 3: que las premisas sean falsas y la conclusión verdadera;

Opción 4: la inversa: que las premisas sean verdaderas y la conclusión falsa.

Ha de quedar claro que la única posibilidad que un argumento válido excluye es la


última, esto es, no hay razonamientos válidos que combinen premisas verdaderas y
conclusión falsa; pero sí se pueden dar las otras tres opciones con argumentos
perfectamente válidos (aunque tal vez no sean sólidos). Así, por ejemplo, dado el
siguiente argumento:

• Si se despenaliza el aborto en la Argentina, disminuirá la mortandad materna


Se despenaliza el aborto en la Argentina
Disminuirá la mortandad materna

Cabría esperar que se diese su conclusión si de hecho resultaran ciertas las premisas;
por ende el argumento es válido. Si, además, las premisas fueran ciertas, el argumento
no solo será válido; también será sólido. Supongamos que tras un largo debate el
aborto no resulta ser despenalizado; supongamos también que los índices de
mortandad sin embargo disminuyen. ¿Podríamos considerar que el argumento era
inválido? No, lo que el argumento establecía era que en caso de que las premisas
fueran verdaderas, la conclusión también habría de serlo; en otras palabras; que no
podía darse el caso de que las premisas fueran verdaderas y la conclusión no lo fuera.
Efectivamente, este argumento es tal que por mucho que imaginemos diferentes
situaciones, nunca podremos idear una en la que las premisas sean verdaderas y la
conclusión no. Los argumentos deductivos son tales que su validez depende de su
estructura, su forma nos garantiza que si partimos de información verdadera (sea esta
la que fuere) arribaremos a una conclusión verdadera. El ejemplo que acabamos de
considerar tiene la forma de un tipo de argumento deductivo muy usual: se trata del
Modus Ponens y su estructura puede expresarse del siguiente modo:

Si A entonces B
A
B

Dado que la validez de los argumentos deductivos depende únicamente de su forma,


podemos afirmar que todo argumento que pueda ser reconstruido bajo la forma del
Modus Ponens será válido. En otras palabras, sean cuales sean las oraciones que
ocupan el lugar de A y de B, si podemos reconocer que dichas oraciones son tales que

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guardan entre sí las relaciones reflejadas por la estructura del Modus Ponens, podemos
afirmar que el argumento resultante es válido (sea cual sea el valor de verdad de las
oraciones que ocupen el lugar de A y de B).

-----------------------

[1] Cabe aclarar que existe cierta asimetría entre la verdad y falsedad del conjunto de
premisas. Solo consideraremos que el conjunto de las premisas será verdadero cuando
todas las premisas lo sean; por el contrario, no será necesario que todas las premisas
sean falsas para que “las premisas” sean falsas. Basta que un elemento del conjunto de
premisas sea falso para que “las premisas” sean falsas. La razón de ello radica en que
el “conjunto de las premisas” puede pensarse como afirmando conjuntamente cada una
de ellas, más precisamente como afirmando su conjunción. Como ya sabemos, las
conjunciones son tales que para que sean verdaderas, todos los componentes
combinados han de ser verdaderos. Mientras que basta que uno de esos componentes
sea falso para que la conjunción de todos ellos lo sea.

Ejercicio 2
Determine la verdad o falsedad de las siguientes oraciones.

a. Basta que un argumento tenga premisas verdaderas para que sea válido.

b. Si un argumento tiene premisas falsas, la conclusión no se sigue necesariamente de


ellas.

c. Un argumento puede ser válido y no sólido.

d. Un argumento puede ser sólido y no ser válido.

Ejercicio 3
Dado un argumento válido cualquiera ¿cuáles de las combinaciones siguientes
son posibles?

a. Premisas verdaderas y conclusión verdadera


b. Premisas verdaderas y conclusión falsa
c. Premisas falsas y conclusión falsa
d. Premisas falsas y conclusión verdadera

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5. Argumentos inválidos

Hemos estudiado los argumentos deductivos señalando que son válidos y que por tanto
la conclusión se sigue necesariamente de las premisas. Los argumentos inválidos son
los que no logran esto, es decir: es posible que las premisas sean verdaderas y la
conclusión falsa. Tal como veremos en la siguiente lección, hay algunos argumentos
que resultan inválidos pero que sin embargo consideraremos buenos porque las
premisas proveen buenas razones para aceptar la conclusión. Se trata de los
argumentos inductivos y nos ocuparemos de ellos en la próxima lección. Detengámonos
en los argumentos inválidos.

Contrariamente a ciertas intuiciones, un argumento con premisas y conclusión


verdadera puede resultar inválido. Un ejemplo de ello es el siguiente argumento:

• Si un tsunami azota Buenos Aires, la ciudad se inundará


La ciudad de Buenos Aires se inundó
Un tsunami azotó Buenos Aires

Es sencillo imaginar una situación en que tanto las premisas como la conclusión fuesen
verdaderas, por ejemplo el caso en que un tsunami azota Buenos Aires y la ciudad
efectivamente se inunda. Sin embargo dicho argumento es inválido. Porque, asimismo,
podemos imaginar también una situación en que las premisas fueran verdaderas y la
conclusión falsa. Por ejemplo, si bien sabemos que la ocurrencia de un tsunami bastaría
para inundar la ciudad, también sabemos que la ciudad de Buenos Aires se ha
inundado muchas veces sin que ocurriese tsunami alguno.

En otras palabras, en los argumentos inválidos las premisas no ofrecen elementos de


juicio suficientes a favor de la conclusión, de modo tal que aun en el caso en que ellas
fuesen verdaderas, la conclusión podría no serlo. Y tal como podemos observar a partir
de los ejemplos, la validez de un argumento es independiente de cómo resulte ser
efectivamente el mundo (de si hay o no un tsunami, de si se inunda o no la ciudad de
Buenos Aires, etc.); podemos determinar si un argumento es válido aun cuando no
podamos determinar la verdad de las oraciones involucradas. Lo único relevante es la
forma del argumento, si ella garantiza o no la preservación de verdad de premisas a
conclusión.

El ejemplo anterior tiene una forma tal que no nos garantiza la preservación de verdad
de premisas a conclusión:

Si A entonces B
B
A
Esta estructura o forma de argumento recibe el nombre de Falacia de afirmación del
consecuente, como así también los argumentos del lenguaje común (en donde A y B

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son reemplazados por oraciones) en los que podemos reconocer dicha forma. Este tipo
de argumentos serán de gran importancia en la tercera sesión. Esta forma de
argumento (a diferencia de lo que ocurre con el Modus Ponens) es inválida y, por tanto,
es posible construir para ella contraejemplos. Un contraejemplo de una forma o
esquema de argumento es un ejemplo de argumento particular que tenga la forma en
cuestión y en el que sus premisas son verdaderas y su conclusión falsa. Para ilustrarlo,
otro contraejemplo de la forma identificada como Falacia de afirmación del consecuente
es el siguiente:

• Si algo es un águila adulta, entonces vuela


Los aviones vuelan
Los aviones son águilas adultas

Como podemos observar, el argumento tiene la forma pretendida y ambas premisas son
verdaderas pero no la conclusión; las premisas no logran entonces establecer la
conclusión. El argumento es inválido. Esto está estrechamente ligado a lo que
mencionábamos en la lección anterior en relación con los enunciados condicionales. En
este caso lo que expresa la primera oración es una condición suficiente: es suficiente
que algo sea un águila adulta para que vuele. Ahora bien, si bien es suficiente, no es
una condición necesaria, porque sabemos que hay otros animales que vuelan y que los
aviones, los helicópteros, entre otros, también lo hacen. Es por esa razón que no
podemos concluir válidamente que algo es un águila tras enterarnos de que vuela; esa
información no basta para garantizarnos tal conclusión.

Existe entonces un patrón claro que nos permite evaluar la validez de argumentos: todo
lo que hemos de hacer es preguntarnos qué ocurriría con la conclusión en caso de que
todas las premisas fueran verdaderas. Si dada la verdad de las premisas, la conclusión
no puede sino ser verdadera (es imposible que sea falsa), el argumento es válido. Por el
contario, si resulta concebible que las premisas sean verdaderas y la conclusión no,
este es inválido. Recordemos que de lo que se trata es de determinar si las premisas
ofrecen o no razones suficientes para establecer la conclusión. Desde ya que en ciertos
casos bastará con identificar la estructura de un argumento: si se trata de alguna forma
que es reconocidamente válida o no, ello nos permitirá pronunciarnos en una u otra
dirección; pero aun cuando ello no ocurra, podremos tomar una decisión al respecto.

Por último, a la luz de lo anterior, una manera de criticar un argumento es mostrar que
es inválido. Para ello basta identificar su estructura y encontrar para ella un
contraejemplo –un ejemplo de argumento con dicha estructura que conduzca de
premisas verdaderas a una conclusión falsa-. O, al menos, explicar cómo puede darse
el caso de que las premisas del argumento en cuestión sean verdaderas y la conclusión
falsa. Por otra parte, puede ponerse en cuestión la solidez del argumento atacando la
verdad de las premisas.

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Ejercicio 4
El Modus Tollens es un tipo de razonamiento válido que responde a la siguiente forma:

Si A entonces B
No B
No A

Por el contrario, la Falacia de negación del antecedente es una forma de razonamiento


inválida que posee la siguiente estructura:

Si A entonces B
No A
No B

Compare ambos tipos de argumentos y explique brevemente por qué uno es


válido y el otro no.

Ejercicio 5
Dadas las siguientes formas de argumentos, determine cuál de las opciones es
correcta.

(Recuerde que un contraejemplo en este contexto es aquel argumento que tiene la


forma en cuestión pero cuyas premisas son verdaderas y su conclusión falsa, razón por
la cual sirve para mostrar la invalidez del argumento).

a. A o B
No A
B
(Donde "A" y "B" pueden ser reemplazadas por una oración cualquiera).

Opciones:
Opción 1: La forma del argumento es válida y no posee contraejemplos.
Opción 2: La forma del argumento es inválida y no posee contraejemplos.
Opción 3: La forma del argumento es inválida y el siguiente argumento funciona
como contraejemplo:
Miranda o Ana estudian agronomía
Miranda estudia agronomía
Opción 4: La forma del argumento es inválida y el siguiente argumento funciona
como contraejemplo:
Miranda o Ana estudian agronomía
Miranda no estudia agronomía
Ana no estudia agronomía

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b. AoB
A
(Donde "A" y "B" pueden ser reemplazadas por una oración cualquiera).

Opciones
Opción 1: La forma del argumento es válida y no posee contraejemplos.
Opción 2: La forma del argumento es inválida y no posee contraejemplos.
Opción 3: La forma del argumento es inválida y el siguiente argumento funciona
como contraejemplo:
La Tierra gira alrededor de la Luna o la Luna gira alrededor de la Tierra
----------------------------------------
La Tierra gira alrededor de la Luna
Opción 4: La forma del argumento es inválida y el siguiente argumento funciona
como contraejemplo:
La Tierra gira alrededor de la Luna o la Luna gira alrededor de la Tierra
----------------------------------------
La Luna gira alrededor de la Tierra

Ejercicio 6
Responda "Sí" o "No" a las siguientes preguntas.

a. Suponga que un argumento es deductivo. ¿Podría usted formular una crítica a dicho
argumento aun sabiendo que es válido?

b*. Suponga que un argumento es deductivo. ¿Seguirá siendo válido a la luz de nueva
información?

c. Suponga que un argumento es inválido. ¿Podría suceder que tuviera premisas y


conclusión verdaderas?

6. Reglas de inferencia y deducciones

Dijimos que una manera de confirmar que una forma o estructura de argumento es
inválida era encontrar un contraejemplo. Ahora bien, ¿cómo asegurarnos de que es
válido? Una primera respuesta es que si no encontramos contraejemplos estaremos
bien encaminados. Pero supongamos que tenemos una estructura y no encontramos
contraejemplos por mucho que nos esforcemos, ¿nos asegura eso que el razonamiento
es válido? En verdad no, pues el hecho de no haber dado con un contraejemplo puede
deberse a falta de imaginación de nuestra parte; después de todo, no es tan sencillo
idear contraejemplos. Una vez hallado el contraejemplo, podemos estar seguros de la

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invalidez de una forma de argumento, pero no hallarlos nada prueba sobre su validez.

La lógica es la disciplina encargada de dar con modos para probar la validez de los
argumentos. Pero, tal como vimos, dicho logro está asociado a la estructura de los
argumentos; por esa razón la lógica estudia las formas de los argumentos y, por esa
razón también, el tipo de abordaje que privilegia es un abordaje formal. La lógica
deductiva desarrolla lenguajes (y sistemas) formales para dar cuenta de este tipo de
argumentos, y para poder testearlos, se desprende del contenido y se centra en aquello
que es crucial en los argumentos deductivos: su forma. Nosotros no ahondaremos en
este tema; solo nos valdremos de algunos recursos que la lógica formal ofrece (pero
adaptándolos a una versión informal o, tal vez, semiformal), para delinear algunos
aspectos necesarios para la comprensión de los sistemas axiomáticos, tema que será
abordado en la siguiente lección. Nos interesa especialmente comprender dos
nociones: la de regla de inferencia y la de deducción.

La lógica estudia las formas de argumento y distingue formas válidas de otras inválidas.
Existe una enorme variedad de modos en que hace esto (de hecho la lógica es una
disciplina en creciente y constante desarrollo). Un modo de hacerlo es identificar unas
cuantas formas válidas y proceder luego a utilizarlas para probar la validez de otras
formas. Veamos esto con un poco más de detalle. Podemos pensar las formas de
argumento válidas como reglas que nos sugieren cómo inferir, que legitiman nuestras
inferencias. Así, si sabemos que si juega Messi, la Argentina gana y sabemos que juega
Messi, podemos inferir que la Argentina gana. Podemos inferir esa conclusión y dado
que el argumento que resulta de agregar esa conclusión a las premisas tiene la forma
del Modus Ponens, sabemos que lo hemos inferido válidamente. Los argumentos
válidos pueden, entonces, servirnos como reglas que legitiman nuestras
transformaciones inferenciales, nuestros pasos de premisas a conclusión.

A veces las cosas no son tan sencillas. Supongamos que disponemos de la siguiente
información:

- Si juega Messi, la Argentina ganará


- Si Messi se recupera de su lesión, jugará
- Messi se ha recuperado de su lesión

¿Podemos inferir que Messi jugará? Si simplemente agregamos esa oración como
conclusión, el argumento resultante no tiene la forma del Modus Ponens:

Si juega Messi, Argentina ganará


Si Messi se recupera de su lesión, jugará
Messi se ha recuperado de su lesión
Messi jugará

De hecho el argumento tiene tres premisas y no dos. Pero ¿se sigue la conclusión de
las tres premisas? Si aceptáramos que las premisas son verdaderas, parecería que
efectivamente la conclusión no podría ser falsa. Parece ser que el argumento sobrevive
al test que mencionáramos antes. Y no solo eso: la lógica nos ofrece modos de probar

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argumentos, de justificarlos. Uno de esos modos es construir deducciones. ¿Y cómo


hacerlo? Utilizando las reglas de inferencia (los argumentos válidos) en los que ya
confiamos. Por ejemplo en este caso:

Las información de la cual disponemos está dada por las tres premisas (las numeramos
para facilitar el desarrollo):

1. Si juega Messi, la Argentina ganará

2. Si Messi se recupera de su lesión, jugará

3. Messi se ha recuperado de su lesión

Si atendemos a las premisas 2 y 3, podremos observar que tienen la forma de las


premisas del Modus Ponens: un condicional (la premisa 2) y el antecedente del
condicional (la premisa 3). Si pensamos ahora al Modus Ponens como una regla de
inferencia que nos permite obtener consecuencias de la información disponible, de
estas dos premisas podemos inferir entonces su conclusión:

4. Messi jugará

Si bien esta afirmación no es lo que queríamos concluir, estamos ahora más cerca.
Atendamos ahora a la premisa 1, nuevamente una oración condicional. Pero la oración
4 es precisamente el antecedente de ese condicional. De modo que si las tomamos
conjuntamente podremos inferir válidamente siguiendo la receta del Modus Ponens:

5. La Argentina ganará

Acabamos de construir una deducción de la oración “La Argentina gana” a partir de la


información de la que disponíamos y que estaba condensada en aquellas tres premisas.
Lo que hicimos fue mostrar que la conclusión efectivamente se desprende de esas
premisas. Para lograrlo tuvimos que dar algunos pasos intermedios, tuvimos que ir
obteniendo conclusiones parciales de la información disponible. Pero, en tanto cada uno
de esos pasos, cada una de esas transformaciones tuvo lugar siguiendo una regla
válida, podemos estar seguros de que la conclusión ha sido obtenida válidamente.

La secuencia de oraciones constituye una deducción:

1. Si juega Messi, la Argentina gana (premisa)

2. Si Messi se recupera de su lesión, jugará (premisa)

3. Messi se ha recuperado de su lesión (premisa)

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4. Messi jugará (por Modus Ponens entre 2 y 3)

5. La Argentina ganará (por Modus Ponens entre 1 y 4)

Una deducción es una secuencia de oraciones que parten de supuestos o premisas, y


donde cada una de las líneas o pasos siguientes se obtiene aplicando alguna de las
reglas a algunas de las líneas anteriores, y donde la última es la conclusión. Este es el
caso en nuestro ejemplo. Las tres primeras oraciones son las premisas. La oración que
figura en 4 fue obtenida aplicando el Modus Ponens a las oraciones que figuran en 2 y
3. La oración 5 también se obtuvo por aplicación del Modus Ponens, pero ahora a las
líneas 1 y 4. Por ser 5 la última línea, es además la conclusión de esa deducción.

Ejercicio 7
Determine la verdad o falsedad de los siguientes enunciados.

a. Las reglas de inferencia preservan verdad de premisas a conclusión.

b. Si las premisas de una deducción son verdaderas, todos los pasos subsiguientes
serán verdaderos.

Ejercicio 8
Dada la siguiente información, construya una deducción de la siguiente oración
utilizando el Modus Ponens: "Todos irán a la fiesta".

- Si María va a la fiesta, Pedro irá


- Si Pedro va a la fiesta, también irá Paula
- Si Paula va, todos estarán presentes
- María irá a la fiesta

7. Algunas reglas de inferencia

Sabemos entonces que podemos confiar en el Modus Ponens y utilizarlo para dar pasos
seguros al sacar conclusiones. La cuestión ahora es saber si es la única regla. ¿No hay
otras formas de razonamiento válidas? ¿No hay otras reglas de inferencia de las cuales
valernos para construir deducciones? La respuesta es que sí y que la lista de posibles
reglas es infinita. Pero ¡a no desesperar…!; solo mencionaremos unas pocas.

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De hecho hay algunas reglas que suelen ser generalmente aceptadas como confiables.
Aquí solo enumeraremos algunas; sin embargo, hay ciertas razones que ponen en
evidencia que la selección no ha sido caprichosa.

Las reglas que nos permitirán movimientos en nuestro juego son:

Modus Ponens Si A entonces B

Modus Tollens Si A entonces B

No B

No A

Silogismo hipotético Si A entonces B

Si B entonces C

Si A entonces C

Simplificación AyB

Adjunción A

AyB

Silogismo disyuntivo AoB

No A

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Instanciación del Todos los R son P


universal
x es R

x es P

Ya hemos utilizado y comentamos el Modus Ponens. Básicamente nos autoriza a


obtener como conclusión el consecuente de un enunciado condicional cuando sabemos
que el antecedente es el caso. Así, pensemos en esta oración condicional:

• Si Matilde gana la lotería, será millonaria.

El Modus Ponens garantiza que si constatamos que Matilde ganó la lotería, podemos
inferir que Matilde será millonaria. Obviamente, no nos autoriza a inferir nada en caso de
que no la gane.

El Modus Tollens ya fue mencionado y también parece una regla razonable.


Supongamos que nos enteramos ahora de que Matilde no es millonaria. Si sabemos
nuevamente que “Si Matilde gana la lotería, será millonaria", podemos inferir entonces
que no ha ganado la lotería (pues sabíamos que era suficiente que la ganase para que
fuera millonaria).

La simplificación es una regla sencilla. Simplemente nos dice que si sabemos, por
ejemplo, que llueve y truena, sin duda podremos inferir legítimamente que llueve. O
también que truena, por ello debajo de la línea podría estar B en el lugar de A. También
es sencilla la regla de adjunción que nos permite introducir conjunciones. Retomando el
mismo ejemplo, si sabemos que llueve y nos enteramos de que truena, podremos afirmar
“Llueve y truena”.

El silogismo disyuntivo rescata un sentido de las disyunciones. Si, por ejemplo, sabemos
que Facundo o Federico es el culpable, y nos enteramos de que Facundo no lo es, sin
duda podremos inferir que el culpable es Federico.

Por último, la regla de instanciación del universal. A diferencia de las anteriores, esta
regla supone un nivel de análisis diferente. La razón es que determina aquello que puede
ser concluido a partir de una expresión como "todos", la cual, tal como vimos en la
lección anterior, reviste ciertas diferencias con expresiones como "y", "si... entonces...",
etc. En este esquema, las letras R y P están en el lugar de propiedades y la x en el lugar
de individuos. Esta regla también resulta intuitivamente aceptable, pues partiendo de
asumir que todos los individuos que tienen la propiedad R, tienen también la propiedad
P, y que un individuo x tiene la propiedad R, nos autoriza a inferir que también tiene la
propiedad P. Por ejemplo:

• Todas las estrellas tienen luz propia

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El sol es una estrella


El sol tiene luz propia

Podemos entonces usar estas reglas para sacar conclusiones de modo seguro. Como
advertimos antes, la lista de reglas por utilizar podría ser más amplia, desde luego.

Ejercicio 9
Determine cuál de las siguientes secuencias de oraciones constituye una
deducción de la oración "María irá a la playa " a partir de la siguiente información.

- Si María se pone ojotas, irá a la playa o a la pileta


- María se puso ojotas y malla
- María no irá a la pileta

Opciones:

Opción 1: 1. Si María se pone ojotas, irá a la playa o a la pileta (premisa)


2. María se puso ojotas y malla (premisa)
3. María no irá a la pileta (premisa)
4. María se puso ojotas (simplificación en 2)
5. María irá a la playa o a la pileta (Modus Ponens entre 1 y 4)
6. María irá a la playa (silogismo disyuntivo entre 3 y 5)

Opción 2: 1. Si María se pone ojotas, irá a la playa o a la pileta (premisa)


2. María se puso ojotas y malla (premisa)
3. María no irá a la pileta (premisa)
4. María se puso ojotas (simplificación en 2)
5. María irá a la playa o a la pileta (Modus Ponens entre 1 y 4)

Opción 3: 1. Si María se pone ojotas, irá a la playa o a la pileta.(premisa)


2. María se puso ojotas y malla (premisa)
3. María no irá a la pileta (premisa)
4. María se puso ojotas (simplificación en 2)
5. María irá a la playa (Modus Ponens entre 1 y 4)

Ejercicio 10
Determine cuál de las siguientes secuencias de oraciones constituye una
deducción de la oración "Pedro no salió a correr " a partir de la siguiente
información.

- Si Pedro sale a correr, dormirá bien


- Si Pedro duerme bien, aprobará Química

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- Pedro no aprobó Química

Opciones:
Opción 1: 1. Si Pedro sale a correr, dormirá bien (premisa)
2. Si Pedro duerme bien, aprobará Química (premisa)
3. Pedro no aprobó Química (premisa)
4. Pedro no salió a correr (simplificación en 1)

Opción 2: 1. Si Pedro sale a correr, dormirá bien (premisa)


2. Si Pedro duerme bien, aprobará Química (premisa)
3. Pedro no aprobó Química (premisa)
4. Si Pedro sale a correr, aprobará Química (silogismo hipotético entre
1 y 2)
5. Pedro no durmió bien (Modus Tollens entre 3 y 4)

Opción 3: 1. Si Pedro sale a correr, dormirá bien (premisa)


2. Si Pedro duerme bien, aprobará Química (premisa)
3. Pedro no aprobó Química (premisa)
4. Pedro no durmió bien (Modus Tollens entre 2 y 3)
5. Pedro no salió a correr (Modus Tollens entre 1 y 4)

8. Pruebas indirectas

Existe una estrategia demostrativa que merece un comentario aparte: se trata de las
pruebas por absurdo. Este tipo de estrategia es indirecta, a diferencia de las que
construimos anteriormente, todas ellas directas. Se trataba de deducciones directas
pues partíamos allí de premisas y procedíamos paso a paso –por aplicación de las
reglas de inferencia– hasta dar con la conclusión. Pero existen ciertas ocasiones en que
esta vía directa no resulta viable o resulta demasiado compleja. En tales situaciones es
posible apelar a una estrategia de tipo indirecta: las pruebas por absurdo.

Supongamos que disponemos de un conjunto Γ de premisas y que queremos probar la


oración C. O sea, tratamos de construir una deducción para el siguiente argumento:

Γ
C

En las pruebas por absurdo, se parte de suponer que aquello que se pretende probar (la
oración C, en nuestro ejemplo) no es el caso (es decir, se supone “no C”) y se intenta
arribar a una contradicción (siempre por aplicación de las reglas de inferencia). De
obtener la contradicción (de la forma “A y no A"), es posible afirmar que el supuesto del
cual se partió (“no C”) es falso (puesto que si fuera verdadero no habría ocurrido la
contradicción; recordemos que las reglas de inferencia garantizan la conservación de la

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verdad); y de este modo se da por demostrada la conclusión C. Consideremos el


siguiente ejemplo sencillo:

Queremos probar que "No es cierto que estamos en verano" a partir de la información
expresada por las siguientes dos oraciones: "Si estamos en verano, hay humedad" y "Si
estamos en verano, no hay humedad".

Disponemos entonces de dos premisas:

1. Si estamos en verano, hay humedad (premisa)


2. Si estamos en verano, no hay humedad (premisa)

Ambas son oraciones condicionales; sabemos que el Modus Ponens nos permite inferir
sus consecuentes, pero solo en presencia de sus antecedentes (en ambos casos el
mismo: “estamos en verano”). Tal antecedente no están disponibles. De modo que la
estrategia ha de ser otra. Supondremos lo contrario de aquello que queremos probar
con la esperanza de arribar a una contradicción, lo que nos permitiría descartar nuestro
supuesto provisional. Lo que queremos probar es "No es cierto que estamos en
verano"; lo contrario a esto es "Estamos en verano". Ese es el supuesto provisional con
el que trabajaremos.

3. Estamos en verano (supuesto provisional)

Las cosas lucen mejor ahora, pues ahora sí podemos utilizar los condicionales de las
líneas 1 y 2, pues 4 nos provee de los antecedentes necesarios:

4. Hay humedad (Modus Ponens entre 1 y 2)

Y ahora, nuevamente:

5. No hay humedad (Modus Ponens entre 1 y 3)

Pero como podrá advertirse, la oración 5 es la negación de 4. Esto es, hemos inferido
que hay humedad (4) y que no la hay (5), lo cual constituye sin duda una contradicción.
Podemos explicitarla usando la regla de adjunción, así:

6. Hay humedad y no hay humedad (adjunción entre 4 y 5)

¡Hemos obtenido entonces una contradicción! Y lo hicimos partiendo del supuesto


provisional formulado en 3 ("Estamos en verano"). Esto nos permite rechazar el
supuesto, negarlo, y podemos concluir entonces:

7. No es cierto que estemos en verano

Y esta es precisamente la conclusión que queríamos obtener… ¡Lo hemos logrado!

Algunas aclaraciones resultan pertinente: llegados a este punto, ya hemos sacado


provecho de nuestro supuesto provisional y no podremos utilizarlo más. Lo introdujimos
solo para obtener a partir de él una contradicción que nos permitiera negarlo, y eso se

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UBA XXI - IPC

ha conseguido. El supuesto cumplió su función y ha de ser cancelado. Por otra parte,


debemos reparar en que lo que hemos probado no es “Estamos en verano” (la lógica no
formula ese tipo de sentencias); sino que lo que hemos probado es “Estamos en
verano” partiendo de los supuestos: “Si estamos en verano, hay humedad” y “Si
estamos en verano, no hay humedad”. En otras palabras, lo que hemos probado
indirectamente, es que no estar en verano se sigue de suponer simultáneamente que: si
estamos en verano entonces hay humedad y si estamos en verano entonces no hay
humedad.

Debemos advertir que nos detenemos en este tipo de pruebas pues su comprensión
resulta necesaria para el abordaje de algunas cuestiones históricas que serán
presentadas en la quinta lección. El objetivo de esta presentación no es la ulterior
producción de pruebas por absurdo, sino más bien, delinear en qué consiste este tipo
de estrategia demostrativa.

Ejercicio 11*
Dados los siguientes argumentos, complete las líneas faltantes en la prueba por
absurdo incompleta que se ofrece a continuación.

a. Si hace frío y llueve, no iremos a la plaza.


Iremos a la plaza
Hace frío
Por lo tanto, no llueve.

1. Si hace frío y llueve, no iremos a la plaza. (Premisa)


2. Iremos a la plaza (Premisa)
3. Hace frío (Premisa)
4. ………….. (Supuesto provisional)
5. Hace frío y llueve (Adjunción 3 y 4)
6. No iremos a la plaza (Modus Ponens 1y 5)
7. ………………………………… (Adjunción 2 y 6)
Por lo tanto, no llueve

b. Mañana comeremos tomates o mandarinas.


Mañana no comeremos mandarinas.
Si mañana comemos tomates, Tomás no estará contento.
Por lo tanto, no es cierto que si mañana no comemos mandarinas, Tomás estará
contento.

1. Mañana comeremos tomates o mandarinas. (Premisa)


2. Mañana no comeremos mandarinas. (Premisa)
3. Si mañana comemos tomates, Tomás no estará contento. (Premisa)
4. Si mañana no comemos mandarinas, Tomás estará contento. (Supuesto

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provisional)
5. Tomás estará contento (Modus Ponens 2 y 4)
6. Mañana comeremos tomates (Silogismo disyuntivo 1 y 2)
7. Tomás no estará contento (Modus Ponens 3 y 6)
8. ……………………………… (……………………. 5 y 7)
Por lo tanto, …………………………………………………

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