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HALABI

LA CORTE CREA ACCIÓN COLECTIVA Y DA ALCANCE GENERAL A UN FALLO (HALABI - DERECHOS DE INCIDENCIA COLECTIVA)
El Máximo Tribunal instituyó la acción de clase, que permite que una sentencia tenga efectos para todos los ciudadanos que
padecen el mismo problema, sin tener que iniciar un juicio. Fue en una causa por escuchas telefónicas. Fallo completo
La Corte Suprema de Justicia de la Nación creó este martes la acción de clase para proteger derechos homogéneos, en el marco
de una causa en la que se analizó la inconstitucionalidad de las normas que autorizan la intervención de comunicaciones
telefónicas y por Internet.
La decisión del Máximo Tribunal permite que una sentencia tenga efectos para todos los ciudadanos que padecen un mismo
problema, sin necesidad de tener que iniciar un juicio.
La causa se inició por la demanda de un particular, en la que pidió se declare la inconstitucionalidad de la ley 25.873 y de su
decreto reglamentario (1563/04), porque consideró que, al disponer la intervención de las comunicaciones sin determinar en
qué casos y con qué justificativos, violan el derecho a la privacidad, en su condición de consumidor, y el derecho a la
confidencialidad, en su condición de abogado.
En el marco del caso ("Halabi, Ernesto c/ PEN ley 25.873 y decreto 1563/04 s/ amparo"), la Corte había convocado a una
audiencia pública, que se celebró el 2 de julio último, a la que concurrieron, además de las partes, el Colegio Público de
Abogados de la Capital Federal y la Federación Argentina de Colegios de Abogados, quienes argumentaron en contra de la
constitucionalidad de la ley (los videos de la audiencia pública puede verlos en la sección Multimedia).
La sentencia tiene dos aspectos relevantes: por un lado crea la acción de clase, esto es una garantía de los derechos de
dimensión colectiva, y por otro protege la privacidad en el uso de Internet y telefonía personal frente a posibles intromisiones
de organismos del Estado.
a) Creación de la acción colectiva:
- La sentencia destaca que hubo una mora del legislador al no dictar una ley para facilitar el acceso a la justicia, y siendo estos
derechos constitucionales de carácter operativos, es obligación de los jueces darles eficacia.
- Hay casos en que por una sola causa se afectan los derechos de numerosas personas y en los que resulta muy difícil para cada
uno de los afectados promover una acción judicial. En estos supuestos resulta afectado el acceso a la justicia.
- Hay una clara afectación del acceso a la justicia, porque no se justifica que cada uno de los posibles afectados de la clase de
sujetos involucrados deba promover una nueva demanda peticionando la inconstitucionalidad de la norma.
- Dado que es la primera oportunidad en la que se delinean los caracteres de la acción colectiva y que no existe una
reglamentación al respecto, cabe ser menos riguroso a la hora de evaluar el resto de los recaudos que habrá que exigir en lo
sucesivo en procesos de esta naturaleza.
- Para el futuro es indispensable formular algunas precisiones dirigidas a los jueces que traten este tipo de acciones:
Se debe resguardar el derecho de la defensa en juicio, de modo de evitar que alguien pueda verse afectado por una sentencia
dictada en un proceso en el que no ha tenido la posibilidad efectiva de participar.
Se debe verificar la precisa identificación del grupo o colectivo afectado, la idoneidad de quien pretenda asumir su
representación y la existencia de un planteo que involucre, por sobre los aspectos individuales, cuestiones de hecho y de
derecho que sean comunes y homogéneas a todo el colectivo.
Se debe arbitrar un procedimiento apto para garantizar la adecuada notificación de todos aquellas personas que pudieran tener
un interés en el resultado del litigio, de manera de asegurarles tanto la alternativa de optar por quedar fuera del pleito como la
de comparecer en él como parte o contraparte.
Se deben implementar adecuadas medidas de publicidad orientadas a evitar la multiplicación o superposición de procesos
colectivos con un mismo objeto a fin de aventar el peligro de que se dicten sentencias disímiles o contradictorias sobre idénticos
puntos.
b) Protección de la privacidad:
La Corte señala que las restricciones autorizadas por la ley en cuestión están desprovistas del imprescindible grado de
determinación que excluya la posibilidad de que su ejecución concreta por agentes de la administración quede en manos de la
más libre discreción de estos últimos, afirmación que adquiere primordial relevancia si se advierte que desde 1992 es la
Dirección de Observaciones Judiciales de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), que actúa bajo la órbita del Poder
Ejecutivo, la que debe cumplir con los requerimientos que formule el Poder Judicial en orden a la interceptación de
comunicaciones telefónicas u otros medios de transmisión que se efectúen por esos circuitos.
Ello es así por cuanto, en el marco de la transferencia de la prestación del servicio de telecomunicaciones de la ex Empresa
Nacional de Telecomunicaciones a licenciatarias privadas, el decreto 1801/1992 dispuso que la Dirección de Observaciones
Judiciales de aquélla empresa estatal pasara a depender de la SIDE, a los fines de cumplir con dichos requerimientos de los
jueces.
El juicio
El actor, Ernesto Halabi promovió acción de amparo reclamando que se declare la inconstitucionalidad de la ley 25.873 y de su
decreto reglamentario, n° 1563/04, en cuanto autorizan la intervención de las comunicaciones telefónicas y por Internet sin que
una ley determine “en qué casos y con qué justificativos” puede llevarse a cabo. Solicitó la declaración de inconstitucionalidad
de normas mencionadas porque consideró que violaban el derecho a la privacidad en su condición de consumidor y además, el
derecho a la confidencialidad en su condición de abogado.
Sentencias anteriores
En primera instancia se hizo lugar a la demanda, argumentando que la ley y su decreto eran demasiado amplios y no dejaban en
claro en qué casos y con qué justificativos pueden ser utilizados los datos personales obtenidos del modo cuestionado en esta
causa. La Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal confirmó dicho
pronunciamiento. El Estado Nacional interpuso recurso extraordinario.
El caso en la Corte
La impugnación del Estado Nacional se dirigió exclusivamente a descalificar el efecto erga omnes que la cámara atribuyó a su
pronunciamiento.

CASO VERTBISKY (HABEAS CORPUS CORRECTIVO COLECTIVO)


La Corte reconoció al Centro de Estudios Legales y Sociales legitimación colectiva para interponer un habeas corpus correctivo y
colectivo a favor de las personas detenidas en las comisarías bonaerenses y ordenó al Gobierno de la Provincia de Buenos Aires
que revirtiera las condiciones inhumanas de confinamiento existentes.

Hechos:

El Centro de Estudios Legales y Sociales interpuso un habeas corpus en representación de todas las personas detenidas en
prisiones y comisarías de la Provincia de Buenos Aires. Relató que los detenidos, incluidos mujeres y menores, padecían
condiciones de superpoblación y hacinamiento porque los calabozos estaban en un estado deplorable de conservación e
higiene.

El Tribunal de Casación Penal de la provincia de Buenos Aires rechazó el hábeas corpus, al considerar que debía analizarse cada
caso en concreto.

La actora interpuso recursos extraordinarios de nulidad y de inaplicabilidad de ley, que fueron declarados inadmisibles por la
Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires.

Contra ese pronunciamiento interpuso un recurso extraordinario, que fue denegado y dio lugar a un recurso de queja.

Decisión de la Corte:

La Corte consideró que la presencia de adolescentes y enfermos en establecimientos policiales y/o en comisarias superpobladas
de la Provincia de Buenos Aires era susceptible de configurar un trato cruel, inhumano o degradante u otros análogos y generar
responsabilidad del Estado Nacional, con flagrante violación a los principios generales de las Reglas Mínimas para el tratamiento
de reclusos de las Naciones Unidas.

Por este motivo, sostuvo que, dado que dicha situación ponía en peligro la vida y la integridad física del personal penitenciario y
policial y generaba condiciones indignas y altamente riesgosas de trabajo, debía instruirse a la Suprema Corte de Justicia de la
Provincia de Buenos Aires y a los demás tribunales de dicha provincia para que hicieran cesar urgentemente el agravamiento o
la detención misma. Por otra parte, reconoció legitimación al Centro de Estudios Legales y Sociales para interponer el hábeas
corpus colectivo a pesar de que la Constitución Nacional no menciona en forma expresa el hábeas corpus como instrumento
deducible en forma colectiva.

En consecuencia, fijó los estándares de protección de los derechos de los presos que los distintos poderes provinciales deben
respetar para cumplir con el mandato de la Constitución Nacional y con los pactos internacionales de derechos humanos que
tienen jerarquía constitucional.
También ordenó a la justicia provincial a verificar y remediar las condiciones indignas de detención de los presos detenidos a su
disposición así como disponer la inmediata libertad de los adolescentes y enfermos detenidos en comisarías.
Por último, exhortó a los poderes ejecutivos y legislativos provinciales a revisar la legislación que regula la excarcelación y la
ejecución penitenciaria y a tomar como parámetro la legislación nacional en la materia.
Para asegurar una solución efectiva y sólida a esta situación, la Corte recomendó que se conformara una mesa de diálogo en la
que intervinieran las autoridades provinciales y las organizaciones de la sociedad civil y retuvo el poder de controlar la adopción
de las medidas ordenadas en el fallo.(voto de los jueces Petracchi, Maqueda, Zaffaroni, Highton de Nolasco y Lorenzetti. El Dr.
Boggiano votó en disidencia, mientras que los magistrados Fayt y Argibay votaron en disidencia parcial).El Dr. Boggiano
consideró que el hábeas corpus interpuesto a favor de la totalidad de las personas detenidas alojadas en establecimientos
policiales y comisarías bonaerenses importaba una impugnación genérica al sistema carcelario provincial, pero que no le
competía a los jueces hacer declaraciones generales o abstractas, por lo que excedía las facultades jurisdiccionales de la Corte.

PEREZ DE SMITH - ORIGEN DE HABEAS CORPUS POR DESAPARICION FORZOSA DE PERSONAS

Sumarios:

1. Dentro del marco del ordenamiento jurídico argentino, y una vez agotado el procedimiento judicial del hábeas corpus el
remedio de las situaciones de hecho referidas a desaparición de personas, no puede intentarse directamente ante la Corte, sin
desmedro de la separación e independencia de poderes en que se basa nuestro régimen republicano de gobierno, por lo que el
planteo es ajeno a la competencia originaria del tribunal (arts. 100 y 101, Constitución Nacional).

2. La autoridad suprema de los fallos de la Corte se basa sobre el supuesto de mantenerse dentro de los límites de su
competencia. (Voto del doctor Black).

3. La facultad de los particulares para acudir ante los jueces en procura de tutela de los derechos que les asisten no autoriza a
prescindir de los límites de la jurisdicción de la Corte Suprema -por excepcional que sea el caso-, cuyo respeto cuidadoso le está
impuesto por la grave naturaleza de su función institucional como cabeza de uno de los poderes del Estado; sus decisiones, por
lo mismo que es suprema, una vez adoptadas en el ejercicio de la competencia que la Constitución y la ley acuerdan, son finales.
(Del voto del doctor Black).

4. Aunque el planteo de “hábeas corpus” efectuado escape -por no existir caso judicial concreto- a la competencia que acuerdan
a la Corte Suprema los arts. 100 y 101 de la Constitución Nacional y 24 del decreto-ley 1285/58 (ADLA, XLI-C, 2901), ello no
implica oponer un rigorismo formal a la denuncia sino limitaciones del poder jurisdiccional que derivan de la Constitución
Nacional, o de su propia naturaleza, o de ordenamientos procesales que en sí no son repugnantes al sistema de garantía (Del
voto del doctor Black).

Texto Completo: Buenos Aires, 26 de diciembre de 1980.

CONSIDERANDO:

Que resultan aplicables al presente caso los fundamentos dados por el Tribunal al resolver, el 20 de julio de 1978 y el 8 de
noviembre de 1979, las causas P. 306 -XVII- y P. 243 -XVIII-, respectivamente, promovidas también por la aquí peticionaria.

Por las razones allí, expuestas, que se dan por reproducidas brevitetis causa, se resuelve no hacer lugar a lo solicitado. –

Adolfo R. Gabrielli. – Abelardo F. Rossi. – Elías P. Guastavino. – Cesar Black (según su voto).

VOTO DEL SEÑOR MINISTRO DOCTOR DON César Black:

CONSIDERANDO:

1°) Que en atención a la forma de esta presentación y a los términos de su petitorio, el primer punto a considerar es el relativo a
la competencia del Tribunal para ejercer de ella cuando como aquí ocurre, el caso se suscita directamente ante sus estrados,
toda vez que la autoridad suprema de los fallos de la Corte se basa sobre el supuesto de mantenerse dentro de los límites de
aquélla.

2°) Que una firme y reiterada doctrina de los precedentes ha establecido que la facultad de los particulares para acudir ante los
jueces en procura de tutela de los derechos que les asisten no autoriza a prescindir de los límites de la jurisdicción de la Corte
Suprema -por excepcional que sea el caso-, cuyo respeto cuidadoso le está impuesto por la grave naturaleza de su función
institucional como cabeza de uno de los poderes del Estado; sus decisiones por lo mismo que es Suprema, una vez adoptadas en
el ejercicio de la competencia que la Constitución y la ley le acuerdan, son finales, (Fallos: 234:531; 235:662; 256: 208; 264:443;
269:405, entre otros).

3°) Que las motivaciones expuestas en esta solicitud impiden el ejercicio, por la Corte Suprema, de su competencia por no existir
caso judicial concreto, por lo que el planteo efectuado escapa a la que le acuerdan, los arts. 100 y 101 de la Constitución
Nacional y el art. 24 del decreto ley 1285/58. El reconocimiento de su incompetencia no implica oponer un rigorismo formal a la
denuncia, sino limitaciones del poder jurisdiccional que derivan de la Constitución Nacional, o de su propia naturaleza, o de
ordenamientos procesales que en sí no son repugnantes al sistema de garantías (sentencia del 22 de junio de 1978 en la causa
“Mignone M. M. C. s/hábeas corpus”).

Por ello, se resuelve no hacer lugar a lo solicitado a fs. 12/18 por carecer la Corte Suprema de competencia para entender en el
caso. – César Black.
RIZZO
CONFORMACION DEL CONSEJO DE LA MAGISTRATURA NACIONAL

Rizzo, Jorge Gabriel (apoderado Lista 3 Gente de Derecho) c. Poder Ejecutivo Nacional, ley 26.855, medida cautelar s/ acción de
amparo • 18/06/2013
Hechos
La Corte Suprema de Justicia de la Nación, al conocer mediante per saltum en la causa que persigue la impugnación de la Ley
26.855, declaró la inconstitucionalidad de varios artículos de esa normativa mediante los cuales se había modificado la
integración del Consejo de la Magistratura y se había establecido la elección directa por sufragio universal de los representantes
de jueces, abogados, académicos y científicos.
Sumarios
1 – La ley 26.855 que modificó la composición y procedimiento de elección de los miembros del Consejo de la Magistratura es
inconstitucional en cuanto: a) rompe el equilibrio al disponer que la totalidad de los miembros del Consejo resulte directa o
indirectamente emergente del sistema político-partidario; b) desconoce el principio de representación de los estamentos
técnicos al establecer la elección directa de jueces, abogados, académicos y científicos; c) compromete la independencia judicial
al obligar a los jueces a intervenir en la lucha partidaria; y d) vulnera el ejercicio de los derechos de los ciudadanos al distorsionar
el proceso electoral.
2 – El sistema de selección de los miembros del Consejo de la Magistratura adoptado por la Ley 26.855 importa un evidente
apartamiento de lo dispuesto en el art. 114 de la Constitución Nacional, pues, con la modificación, ya sea directa o
indirectamente, la totalidad de los integrantes del órgano tendría un origen político-partidario, y la norma fundamental buscó
asegurar una composición equilibrada entre los integrantes de aquél, de modo tal que no tuvieran primacía los representantes
provenientes de ese sistema respecto de los representantes del Poder Judicial, del ámbito profesional y del académico.
3 – La convocatoria a elecciones nacionales para elegir a los abogados y jueces que integrarán el Consejo de la Magistratura —
Ley 26.855— desconoce las reglas de representación que establece el art. 114 de la Constitución Nacional, pues lo que el texto
constitucional dispone es que el Consejo se integre no con jueces y abogados sino con los representantes del estamento de los
jueces de todas las instancias y del estamento de los abogados de la matrícula federal, no siendo la sola condición de juez o
abogado lo que los hace representantes, sino su elección por los miembros de esos estamentos.
4 – La particular ingeniería diagramada por el constituyente en el art. 114 de la Constitución Nacional respecto del Consejo de la
Magistratura se vería burlada en el caso de que los consejeros por los estamentos señalados emergieran de una elección
general, pues dejarían de ser representantes del sector para transformarse en representantes del electorado.
5 – El art. 4 de la Ley 26.855, en cuanto prevé la participación de los jueces en procesos electorales como candidatos al Consejo
de la Magistratura nominados por los partidos políticos, desconoce las garantías que aseguran la independencia del Poder
Judicial frente a los intereses del Poder Ejecutivo, del Congreso o de otros factores de poder, en la medida en que obliga al juez
que aspira a ese cargo optar por un partido político, exigiéndole identificación con aquél mientras cumple la función de
administrar justicia.
6 – El art. 2 la Ley 26.855 es inconstitucional en cuanto prevé la elección mediante el sufragio universal de los representantes de
los jueces, de los abogados, y de los científicos y académicos, pues sobredimensiona la participación de estos últimos y afecta la
independencia de los jueces.
7 – El sistema electoral fijado en el art. 4 de la ley 26.855 para elegir a los consejeros es constitucionalmente inadmisible al
establecer, con el pretexto de ordenar el proceso electoral, mecanismos que distorsionan el principio de transparencia e
igualdad en la oferta de candidatos —art. 37 de la Constitución Nacional—, ya que al no poder constituirse agrupaciones
políticas al único efecto de postular candidaturas al Consejo de la Magistratura, se levanta una barrera electoral irrazonable y
discriminatoria, que cercena un derecho humano de importancia fundamental como lo es el de asociarse políticamente.
8 – El requisito previsto en el art. 18 la ley 26.855 para adherir la boleta de consejeros a la de legisladores nacionales en cada
distrito, requiriendo que en al menos 18 de los 24 distritos esa adhesión se realice exclusivamente con agrupaciones de idéntica
denominación es irrazonable, pues el Estado no puede implementar un sistema electoral que coloque en mejor condición a una
o unas pocas agrupaciones políticas por sobre el resto, y de esta manera, lejos de proteger la integridad, transparencia y
eficiencia del proceso electoral, establece una barrera que, por no responder a criterios objetivos y razonables, distorsiona las
condiciones de la competencia política y tergiversa la expresión de la voluntad popular.
9 – La Corte Suprema de Justicia de la Nación, en cumplimiento de su deber constitucional de adoptar las medidas apropiadas
para evitar el caos institucional o la eventual paralización de la administración de justicia, aclara que en los puntos regidos por
los arts. 2, 4, 18 y 30 de la Ley 26.855, y por consiguiente, del Decreto Nacional 577/2013, declaradas inconstitucionales e
inaplicables, mantendrá su vigencia el régimen anterior previsto en las leyes 24.937 y sus modificatorias 24.939 y 26.080.
10 – En virtud de la declaración de inconstitucionalidad de los arts. 2, 4, 18 y 30 de la Ley 26.855, se deja sin efecto la
convocatoria a elecciones para los cargos de consejeros de la magistratura representantes de los jueces de todas las instancias,
de los abogados de la matrícula federal y de otras personas del ámbito académico y científico allí establecida, sin que esto
implique afectación alguna del proceso electoral para los cargos de diputados y senadores nacionales establecido en el decreto
501/2013.
11 – El Consejo de la Magistratura como autoridad de la Nación tiene por finalidad principal despolitizar parcialmente el
procedimiento vigente desde 1853 para la designación de los jueces, sistema de naturaleza exclusivamente político-partidario y
de absoluta discrecionalidad que estaba en cabeza del Poder Ejecutivo y del Senado de la Nación, priorizando en el proceso de
selección una ponderación con el mayor grado de objetividad de la idoneidad científica y profesional del candidato, por sobre la
discrecionalidad absoluta.
12 – La doctrina de la omnipotencia legislativa que se pretende fundar en una presunta voluntad de la mayoría del pueblo es
insostenible dentro de un sistema de gobierno cuya esencia es la limitación de los poderes de los distintos órganos y la
supremacía de la Constitución Nacional.
13 – Aun cuando las decisiones de los poderes públicos, incluidas las del Poder Judicial, se encuentran sometidas y abiertas al
debate público y democrático, los jueces deben actuar en todo momento en forma independiente e imparcial, como custodios
de derechos fundamentales de las personas y de la forma republicana de gobierno a fin de no dejar desprotegidos a todos los
habitantes de la Nación frente a los abusos de los poderes públicos o fácticos.
14 – La concepción de los constituyentes que aprobaron el texto del art. 114 de la Carta Magna fue mantener en el Consejo de la
Magistratura un equilibrio —“contrapeso, contrarresto, armonía entre cosas diversas”— entre sectores de distinto origen sin
que exista predominio de uno sobre otros, es decir, que ningún sector cuente con una cantidad de representantes que le
permita ejercer una acción hegemónica respecto del conjunto o controlar por sí mismo al cuerpo.
15 – La Constitución Nacional no autoriza al legislador a determinar la elección directa de los Consejeros de la Magistratura en
tanto este cuerpo, en su condición de órgano con competencias especiales, se inserta dentro de la estructura del Poder Judicial,
poder que tiene la legitimidad democrática —idéntica a la de los otros dos poderes del Estado— que le da la Constitución
Nacional, que no se deriva de la elección directa.
16 – Se encuentran reunidos los recaudos que determinan la admisibilidad de la acción de amparo interpuesta con el objeto que
se declare la inconstitucionalidad de la Ley 26.855, que modificó la integración del Consejo de la Magistratura y estableció la
elección directa por sufragio universal de los representantes de jueces, abogados, académicos y científicos, ante la inminencia
del vencimiento de los plazos establecidos en el calendario electoral, ya que las vías procesales ordinarias resultarían ineficaces
para remediar en forma oportuna la afectación de los derechos invocados.
17 – El apoderado de una agrupación integrada por abogados de la matrícula federal que participa en los procesos de elección
de los representantes de ese estamento técnico en el Consejo de la Magistratura está legitimado para impugnar la ley 26.855,
que modificó la integración del Consejo de la Magistratura y estableció la elección directa por sufragio universal de los
representantes de jueces, abogados, académicos y científico, pues se encuentra acreditada la existencia de un interés
“concreto”, “directo” e “inmediato” de su parte en obtener la declaración de inconstitucionalidad de las disposiciones.
18 – La integración del Consejo de la Magistratura establecida en el texto de la ley 26.855 no se adecua al estándar
constitucional, pues el equilibrio que ordena procurar el art. 114 queda suprimido cuando, en un cuerpo integrado por 19
miembros, 12 de ellos que representan a jueces, abogados y académicos, son electos directamente por el pueblo, otros 6 son
legisladores nacionales que también han sido elegidos en forma directa mediante sufragio popular, y el restante es nombrado
por el Poder Ejecutivo, cuyo titular tiene el mismo origen. (Del voto de los Doctores Petracchi y Argibay).
19 – La única democracia, de todas las posibles, que pueden profundizar los poderes constituidos es la organizada por la
Constitución Nacional sobre la base de las autoridades por ella creadas, ya que éste es el recto sentido del art. 22 de la Carta
Magna, cláusula que no da pie para alterar la composición y el modo de elección de una de las autoridades del Gobierno
Federal, como es el Consejo de la Magistratura. (Del voto de los Doctores Petracchi y Argibay).
20 – Del aumento del número de los consejeros académicos y científicos del Consejo de la Magistratura propuesta por la Ley
26.855 no se deriva la destrucción del esfuerzo por lograr el equilibrio que prescribe la Constitución en su art. 114, pues, aun
imaginando que actuasen en forma de bloque, no dominarían el Consejo. (Del voto en disidencia del Doctor Zaffaroni).
21 – Respecto de la forma de elección de los miembros del Consejo de la Magistratura establecida en la Ley 26.855 y en
previsión de hipotéticas alianzas de sectores, no puede afirmarse que se ha violado el nebuloso mandato de procurar el
equilibrio que prescribe el art. 114 de la Constitución Nacional, pues la medida del esfuerzo exigido por la Ley Fundamental es
un juicio de valor propio del campo de la política, cuya dinámica es siempre muy poco previsible. (Del voto en disidencia del
Doctor Zaffaroni).
22 – Dado que hasta el momento ha sido ejemplar la conducta de la amplia mayoría de la magistratura argentina, no cabe
pensar que esta se altere por el hecho de que los candidatos al Consejo de la Magistratura sean postulados por los partidos
políticos, puesto que todo funcionario, del poder que sea, pero más del Judicial, habrá de recibir sugerencias de cualquier índole
y con mayor o menor intensidad, pero es propio del profesionalismo de los magistrados poder decidir conforme a su conciencia
y a su saber. (Del voto en disidencia del Doctor Zaffaroni).
23 – La representación estamentaria en la Constitución Nacional es una excepción, en tanto que la regla republicana es la
representación popular. (Del voto en disidencia del Doctor Zaffaroni).

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