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FEUDALISMO EN BIZANCIO

 Bizancio encontró su propia vía, particular y diferente. Su poderío económico mayor


resistió la conquista bárbara y predominó la herencia antigua.
 Elemento base fueron las “Metrokomiai” («comunidades rurales que practicaban los
repartos periódicos de la tierra, con prohibición de ceder o dividir los lotes y con derecho
de tomar el agua de la tierra del vecino, etc.» AA.VV: 1989, 208-9) y después se unieron
las comunidades eslavas (en las que se mantuvieron lazos patriarcales y de
consanguineidad).
 De ambos elementos y de la transformación agraria del s. VII surgió un tipo
cualitativamente nuevo de comunidad: la bizantino-eslava de la “Ley-Agraria” (ss. VIII-
IX). Había una responsabilidad colectiva en lo administrativo, jurídico y fiscal, no se daban
repartos periódicos de tierras, la formación de alodios fue lenta. En ella se conservó también
la esclavitud (más que en resto de Europa, con tendencias contradictorias a su reforzamiento
y reducción) y aplicación de normas del antiguo derecho romano.
 El emperador Heraclio (s. VII) decidió reclutar un ejército propio para sustituir al
mercenario existente, muy caro y no siempre confiable: «organizó una amplia distribución
de tierras del Estado entre los campesinos alistados (fincas militares). El beneficiario de
estos lotes se comprometía a servir en la milicia, obligación que subsistía in perpetuum para
el hijo mayor en cada generación. Este sistema fue el fundamento de la potencia militar de
Bizancio y dio nacimiento a una clase social de campesinos libres, hasta entonces
inexistente» (Vázquez de Prada: 1972, 95-96).
- «Sólo a fines del siglo IX la comunidad bizantino-eslava, minada en su interior por
la propiedad privada en pleno desarrollo y la diferenciación de las fortunas,
debilitada en el exterior por la presión del Estado y de los señores feudales, se
desintegró y dio lugar a la propiedad feudal y a la servidumbre» (AA.VV.: 1989,
210).
 Las instituciones feudales bizantinas (como la “pronoia”, [sistema de donación y propiedad
de la tierra], concesión al señor feudal de una parte de los impuestos y, después, de una
tierra) se formaron más tarde que en Occidente (ss. XI-XIII) y con carácter muy particular.
- La centralización del Estado bizantino «impidió la cristalización completa de las
formas jerárquicas de la propiedad, la formación de un sistema de vasallaje de tropas
feudales, la subinfeudación y la aparición de otros rasgos del vasallaje, propios de
las sociedades feudales de Europa Occidental» (Ibíd., 213). Los señores feudales se
encontraban bajo el control del poder central, aunque, a la inversa de en los países
de Oriente, en Bizancio el Estado no era jurídicamente el propietario absoluto de la
tierra.
 El campesinado feudal bizantino también se formó con síntesis de elementos romanos y
bárbaros, pero el papel que ocupó en Occidente el campesino libre (entre el colono romano
y el siervo medieval) lo tuvo el miembro libre de la comunidad y el campesino-guerrero
(“stratiotés”).
- También recordar que en el mundo bizantino se mantuvieron las grandes ciudades
y los productos artesanos se distribuían desde ellos por mejores comunicaciones,
mientras que en Occidente se dio en mayor medida la artesanía rural local.
FEUDALISMO CHINO
 Diferencia fundamental entre el régimen de Europa en Occidente medieval y la China de la
dinastía Zhou (siglos XI-III a. C.): «los dominios y feudos son únicamente hereditarios por vía
masculina, las alianzas matrimoniales sólo tienen un papel secundario en la vida política»
(Cartier, en BURGUIÈRE, 470).
 «Los historiadores contemporáneos definen el antiguo régimen chino como “esclavista” o
“feudal”, según tomen en consideración la naturaleza de los vínculos que unen a los
campesinos con la aristocracia o la estructura del poder político» (IBÍD., 469). Feng (pl.:
fengguo): «feudo».
 Fengjiang: «feudalidad». A los chinos, «Les gustaba imaginarse a la antigua monarquía como
una pirámide feudal que se confunde con un árbol genealógico»: El término «wang» definiría
el vértice, una suerte de rey. Títulos: delegados desde la cima y sólo permanecerían 5
generaciones: gong (duque o padre), bi (conde o primogénito), zi (vizconde o hijo).
 La monarquía Zhou «tuvo un marcado cariz patrimonial. El sistema feudal de delegación de
poderes le proporciona una gran cohesión en un periodo de rápida expansión y permite la
integración política de territorios que en la actualidad corresponden a una suerte de provincias,
es decir, un territorio mucho más vasto que el del antiguo imperio Shang» (IBÍD., 469).
 Wang-Ti: Principio de soberanía en China
 «A los antiguos historiadores chinos, más o menos confucianos todos ellos, no les gustaba lo
raro y lo maravilloso […]. Pero como tenían que explicar los comienzos de la historia aunque
no explicaran los del mundo, tuvieron que recurrir a nombres de divinidades, de héroes, de
ancestros, procedentes de tradiciones diversas para integrarlos en un sistema. Este sistema se
apoya él mismo en conceptos metafísicos, morales y religiosos, aunque a los antiguos mitos
que procedían de culturas locales diferentes fueron sustituyéndolos poco a poco una mitología
nueva, invención de los letrados de los últimos siglos antes de nuestra era. […]
 Al principio de la historia reinaban soberanos perfectos, mientras que las épocas recientes
fueron perversas y decadentes. Antaño reinaba la armonía entre el hombre y la naturaleza: el
soberano, gracias a su virtud (Tö o Tao-tö), contaba con el beneplácito del cielo. Éste le había
concedido el mandato celeste (T’ieng-ming), que no se otorga más que al soberano virtuoso y
se retira al soberano malvado. La armonía entre el soberano y el cielo se ponía de manifiesto
por los prodigios de buen augurio […] Estos dichosos tiempos eran aquellos en los que habían
reinado sucesivamente los “Tres Augustos y los Cinco Emperadores”: San Huang Wu Ti. Esta
expresión se ha convertido en un estereotipo para designar los inicios de la historia»
(BONNEFOY, 1.448)
 «Las tres [primeras] dinastías reales son los Hia [o Xia], los Yin (llamados también Chang [o
Shang]) y los Tcheu [o Zhou]. La dinastía de los Hia es puramente mítica; con la de los Yin y
los Tcheu entramos en la historia, pero una historia notablemente mezclada con leyenda»
(BONNEFOY, 1.448-9).
 Después de Ts’in Che huang ti (211-210 a. C.) el título de los emperadores de China es huang-
ti. Anteriormente los soberanos tenían el título de Príncipe (heu) o de Rey (wang). Todos estos
términos habían tenido un valor religioso. Ti era la divinidad más alta de los Yin,
probablemente idéntica a su primer ancestro. El mismo término designaba el sacrificio que se
le ofrecía. Huang era en el principio (en las inscripciones de bronce y en los textos más
antiguos de los Tcheu) sólo un calificativo que expresaba la brillantez, la gloria de ciertos seres
divinos. Cielo, Soberano de lo alto, ancestros. Como nombre que designaba una divinidad,
Huang aparece por primera vez en […] poemas atribuidos a K’iu Yuan (332-295 a. C.)[, que]
datan del período de los reinos combatientes. En el Li-sao se trata de un Huang del Oeste (Si
Huang) y el primero de los Kieu-ko (que son los cantos litúrgicos) están consagrados a una
divinidad llamada “Tong Huang T’ai-yi” (Unidad suprema, Huang del Este). […] El Si Huang
del Li-sao podría ser el sol poniente. Sea lo que sea esta divinidad del país de Tch’u, Huang
va a designar luego a una serie de soberanos humanos, los Tres Huang [Augustos]» (IBÍD.,
1.449).
 Fen: el papel que le toca a cada individuo, fijado por su destino (ming) individual. El orden
social sólo puede asegurarse a condición de que a cada cual se asigne este papel (fen) que le
toca. Éste es un tema de reflexión central la historia de China y especialmente en el s. III d. C.,
durante el cual se conectará con la doctrina budista del karman (retribución de los actos a través
de transmigraciones) (GERNET, 187).
FEUDALISMO JAPONÉS
 «En la lejana historia del Japón, lo que se entrevé es una sociedad de grupos consanguíneos,
o reputados tales.
 Después, viene, hacia fines del siglo VII de nuestra era, bajo la influencia china, la
instauración de un régimen de Estado que, como los carolingios, se esfuerza en una especie
de patronato moral de los súbditos.
 Por último se abre –a partir del siglo XI, aproximadamente–, el período que se acostumbra
a llamar feudal y cuya llegada, según el esquema que ya conocemos, parece coincidir con
cierta disminución de los cambios económicos.
 Así pues, como en Europa, el feudalismo habría estado precedido por dos estructuras
sociales muy diferentes.
 Como entre nosotros asimismo, conservó profundamente la huella de ambas.
 Más extraño, como ya hemos dicho, que en Europa al edificio feudal –puesto que la red de
homenajes se detenía antes del alcanzar al emperador–, la monarquía subsistió, de derecho,
como la fuente teórica de todo poder;
 y allí, también, la fragmentación de los derechos de mando, que se alimentaba de
costumbres muy antiguas, se presentó oficialmente como una serie de usurpaciones sobre
el Estado» (BLOCH: 2002, 459-460).
 Orígenes del feudalismo japonés: período Nara (710-794): se realizan reformas estatales
tomando el modelo de la dinastía china Tang, que no encajó en la sociedad japonesa.
 En 792 finalizó el sistema de alistamiento de campesinos, al considerarse que la fuerza
militar debía basarse en los grandes jefes militares y sus guerreros. Hacia el 860 se aprecian
ya en ellos las características de los samuráis.
 Ante la crisis del s. IX (hambres y plagas) y los disturbios del s. X, el gobierno central
decidió conceder amplios poderes a los gobernadores locales, entre otras cosas alistar
fuerzas defensivas: campesinos y soldados profesionales (samurái = “los que sirven”).
 Se formaron amplios dominios privados (sho), a cuyos propietarios, grandes señores, los
samuráis debían lealtad (sólo a un señor, a diferencia del feudalismo en Europa, donde un
vasallo podía servir a varios señores)
 El samurái tenía su propio código de honor (bushido). «La mayor parte de las tierras que
daban sostén a los guerreros no eran ni su propia y libre posesión, ni feudos otorgados por
los jefes militares, sino que, por el contrario, tierras y oficios estaban sujetos al gobierno
local o a los dueños de los sho, y era precisamente este hecho la base material de los
servicios que los vasallos prestaban a los señores en la guerra. De modo que el clásico
guerrero tenía dos amos, uno militar y otro civil» (AKASAWA, en FRANCO: 1965, 245-
6).
SISTEMAS DE PROPIEDAD EN EL MUNDO ISLÁMICO

 «Para el Corán, como para los pueblos nómadas de Arabia, Dios posee todas las cosas y todas
las criaturas, y el hombre es su kalifa (delegado). Ser y tener son dones de Dios. El hombre debe
mostrarse agradecido “obedeciendo las órdenes de Dios y cumpliendo lo que es recto a sus
ojos”. “Islam” significa “sumisión”. La vida sólo es tránsito y no propiedad. Después de la
muerte, el cuerpo ya no es nada. […] La existencia en el más allá depende de los bienes que se
pueden dar a la comunidad de los creyentes para que sea glorificado en nombre de Dios»
(ATTALI: 1989, 146).
 En el Islam, en un principio: «Como entre los nómadas, ni la propiedad ni la posesión se
distinguen claramente: mal, palabra que significa “posesión” o “fortuna” entre los beduinos, se
convierte en melk, en árabe y significa lo mismo “posesión” y “propiedad”. La tierra, como todo
objeto y todo hombre, salvo las cosas inútiles (como los animales salvajes) o prohibidas (como
el cerdo o el estiércol), pueden llegar a ser propiedad privada.
 Entre los pueblos que se hacen musulmanes, el derecho se calca a menudo sobre los derechos
anteriores.
 La tierra puede convertirse en propiedad privada por el trabajo: quien planta en una tierra sin
propietario se la apropia; quien siembra con trigo de otro debe restituirle la simiente, pero puede
conservar la cosecha y venderla» (ÍDEM)
 «Como en la tradición de los demás imperios, un dominio público conquistado por el califa
puede también ser atribuido en posesiones (iqtā’ [originalmente llamadas qatī‘a]) a los soldados
o a los convertidos al Islam» (IBÍDEM, 147). Literalmente eran “tierras separadas del dominio
público”, eran posesiones alienables y hereditarias.
― Desde el califato de ‘Utmān y durante el de los Omeyas se había desarrollado el sistema
de qatī‘a (concesiones en arrendamiento), comparable a la emphyteusis bizantina, que se
aplicó a las tierras conquistadas y abandonadas por sus antiguos propietarios (“tierras
muertas” o mawāt). Se distribuyeron entre los combatientes musulmanes a cambio del
servicio militar, con la obligación de explotarlas. Beneficiaron sobre todo a los allegados
del califa y los gobernadores. Su concesión «comportaban como obligación el cultivo de
las tierras durante un determinado número de años, la recaudación de impuestos y su
transferencia a los agentes del Estado. […]
― Poco a poco, el número de qatī‘a fue creciendo considerablemente; y el gobierno no
pudo o no supo impedir que se convirtieran en verdaderas propiedades privadas,
susceptibles de compra y venta. De este modo, se constituyeron grandes dominios cuyos
propietarios árabes residían fuera de la capital o en los amsār [campamentos-ciudades], y
dejaban colonos indígenas al cuidado de la explotación de sus tierras» (MANTRAN: 1973,
73).
―«Este desarrollo de la propiedad territorial árabomusulmana tuvo como consecuencia una
disminución de las rentas del impuesto sobre la tierra [jarrāŷ] que constituía, junto a la
capitación [ŷizya], el principal recurso del Estado» (MANTRAN: 1973, 73).
 El diwan (una especie de gabinete de ministros en el mundo islámico) percibía un impuesto
rural, el jarrāŷ, pagado por los no-musulmanes, como también aquéllos pagaban un impuesto
“por cabeza” llamado ŷizya.
― Al ser muy gravosos, a partir del siglo VII se produjeron movimientos masivos de
conversión al Islam, fenómenos que los califas y gobernadores trataron de regular. A pesar
de que, en teoría, estos conversos (mawālī) tenían los mismos derechos que los antiguos
musulmanes, la aristocracia árabe trató siempre de mantenerlos en un rango inferior y, en
muchas ocasiones, se les siguió obligando a pagar impuestos, lo cual generó diversos
movimientos insurreccionales.
― Conviene recordar que: «Los infieles pueden llegar a ser propiedad de los hombres. Para
ser libertados, les basta con convertirse en musulmanes. […] Entre la esclava y el hombre
libre existe el dhimi, el protegido, estatuto que tendrán especialmente los judíos en todos
los países del Islam mediante el pago de un tributo» (ATTALI: 1989, 147).
 Durante el gobierno de los buyíes (s. X) en Irán-Irak, su régimen de visirato militar, que
controlaba los recursos del Estado, provocó transformaciones importantes en el sistema de
iqtā’.
 A los soldados se les pagaba con dinero y concesiones de iqtā’ de un nuevo tipo: «ya no eran
tierras del Estado sujetas a un diezmo ―ya que apenas quedaban nuevas tierras disponibles―
sino tierras de jarrāŷ, es decir, dominios privados. En principio, no se concedían las tierras,
sino el derecho a percibir el impuesto (istiglāl). El concesionario (muqta’) era el encargado de
la gestión y del cobro del impuesto. Recibía la tierra como título de garantía de la cantidad
prometida. Esta iqtā’ istiglāl no pagaba impuestos a la administración. Así, la renta casi entera
del territorio ―al menos en Irak y en Irán occidental― estaba consagrada al sostenimiento del
Ejército.
 Además, los militares procuraban que se les concediera el arriendo de los impuestos de los
distritos que se hallaban en sus dominios.
 El resultado fue catastrófico para el Estado: perdió el control administrativo y financiero de
una parte cada vez más importante de sus tierras y de sus rentas; además, los nuevos
propietarios de las tierras y de los campesinos, que nada sabían de sobre la explotación rural,
intentaban esencialmente enriquecerse, aunque arruinaran su dominio». Con todo, al menos
hasta esta época, «la iqtā’ no tuvo carácter feudal alguno; nunca llegó a comportar la
constitución de una clase hereditaria» (MANTRAN: 1973, 205-6).
 «La tierra también puede convertirse en propiedad religiosa (wāqf o hābus) o del Estado. A
imitación de los bienes de la Iglesia, los wāqf (o hābus) sacados de las tierras conquistadas son
dados en usufructo a unas fundaciones piadosas que los administran en nombre de Dios. […]
Los productos de los bienes hābus pueden ser reservados para el pago del personal de las
mezquitas, de las escuelas coránicas, de los hospitales o bien destinado al mantenimiento de
murallas de la ciudad» (ATTALI: 1989, 146-147). Su condición era similar a la de los “bienes
de manos muertas” en el mundo cristiano, tenían intenciones piadosas o bien buscaban
proteger intereses particulares.
BIBLIOGRAFÍA

AA. VV.: La transición del esclavismo al feudalismo, Madrid, 1989.


ATTALI, J.: Historia de la propiedad, Barcelona, 1989.
BLOCH, M.: La sociedad feudal, Madrid, 2002.
BONNEFOY, Y.: Diccionario de mitologías, Barcelona, 2010.
BURGUIÈRE, A [et alii]: Historia de la Familia: mundos lejanos, mundos antiguos, Madrid,
1988.
FRANCO, G. [ed.]: Historia de la economía por los grandes maestros, Madrid, 1965
GERNET, J.: El mundo chino, Barcelona, 2005.
GUERREAU, A.: El feudalismo: un horizonte teórico, Barcelona, 1984.
HOROWITZ, M. C.: New Dictionary of the History Of Ideas, Thomas Gale, 2005.
MANTRAN, R.: La expansión musulmana (siglos VII al XI), Barcelona, 1973.
POUNDS, N.: Historia económica de la Europa medieval, Barcelona, 1987.
TAKAHASHI, H. K.: Del feudalismo al capitalismo. Problemas de la transición, Barcelona,
1986.
VÁZQUEZ DE PRADA, V.: Historia económica mundial, Madrid, 1972 y 1974, 2 vols.

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