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Causa nº 1315/2014 (Sección civil). Resolución nº 168761 de Corte de


Apelaciones de Concepcion, de 6 de Noviembre de 2014

Fecha de Resolución: 6 de Noviembre de 2014


Movimiento: Fallada/Revocada
Emisor: Corte de Apelaciones de Concepcion - Tercera
Id. vLex: VLEX-586427458
Link: http://vlex.com/vid/montero-sandoval-luis-montero-586427458

Texto

Contenidos
Foja: 270 Doscientos Setenta
Concepción, seis de noviembre de dos mil catorce. VISTO: Se reproduce la resolución
en alzada, con excepción de su fundamento, que se elimina, y se le introduce la
siguiente modificación: En las citas legales se suprime la frase "en los artículos
2.304; 2.305 y 2.081 del Código Civil, en relación con lo señalado". Y TENIENDO EN
SU LUGAR Y, ADEMÁS, PRESENTE: 1.- Que don L.E.M.S. deduce demanda de acción
de petición de herencia en contra de los herederos intestados quedados a la muerte
de don E.M.J., don P.N.M.J., L.M.J., F.M.M.J., F.S.M.J., M.M.M.J., M.H.M.J., fallecida, a
quien le suceden por derecho de transmisión sus hijos matrimoniales M.M.V.M. y
E.R.V.M., quienes a su vez representan, en su calidad de herederos intestados, a don
Marcial del C.V.M., y A.M.J., fallecido, a quien le suceden por derecho de transmisión
sus hijos matrimoniales N.A.M.C., N.P.M.C. y M. delC.M.C., y en calidad de cónyuge
sobreviviente doña P. delC.C.B. (fojas 7 a 15).
1. - Que doña M. delC.M.C., por escritura pública de Mandato Judicial de 19 de
junio de 2013, otorgada ante la Notario Público Suplente de la Segunda Notaría
de Iquique doña E.M.C.C., por sí y en representación de la sucesión hereditaria
quedada al fallecimiento de don E.M.J., fallecido con fecha 09 de noviembre de
2006, de conformidad al mandato tácito y recíproco que se genera en las
comunidades, de conformidad a los artículos 2304, 2305 y 2081 del
Código Civil, todos ellos vienen de consuno en conferir poder judicial tan
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amplio como en derecho resulte necesario a los abogados Hans Augusto


Vorpahl Riquelme y Luis Marcel Crettón Aguayo (fojas 66 a 67).
Asimismo, por escritura pública de Mandato Judicial de fecha 11 de julio de
2013, otorgada ante el Notario Público Suplente de Los Ángeles don M.F.G.B.,
don F.S.M.J., F.M.M.J., M.M.M.J., M.M.V.M., L.M.J., todos ellos por sí y en
representación de la sucesión hereditaria quedada al fallecimiento de don
E.M.J., fallecido el 09 de noviembre de 2006, de conformidad al mandato tácito
y recíproco que se genera en las comunidades, de conformidad a los artículos
2304, 2305 y 2081 del Código Civil, todos ellos vienen de consuno en conferir
Poder Judicial tan amplio como en derecho resulte necesario a los abogados
don Hans Augusto Vorpahl Riquelme y Luis Marcel Crettón Aguayo (fojas 68 a
69).
2. - Que es importante tener presente que la comunidad no constituye una
persona jurídica, sino una "simple comunidad" sobre todos los bienes del
difunto, correspondiendo a cada comunero sólo un derecho cuotativo sobre el o
los bienes comunes. La comunidad no es por sí misma capaz ni incapaz. Sólo
tienen capacidad los comuneros.
El artículo 8º del Código de Procedimiento Civil, por no ser persona jurídica, no
le da un representante legal para comparecer en juicio.
Un comunero no tiene la representación de la comunidad en juicio.
El comunero, solamente si tiene la representación legal o convencional de los
otros codueños, puede actuar por la totalidad de la cosa común.
3. - Que la legislación común chilena sobre comunidad no contempla un estatuto
jurídico aplicable a la administración general de los bienes indivisos, no sujetos
a normas especiales.
En relación a la forma de administración de los bienes indivisos se han
diseñado varias teorías, entre las cuales surge la tesis de la primacía del ius
prohibendi o derecho de veto, la teoría del mandato tácito y recíproco, la teoría
de la apariencia jurídica, la tesis de la agencia oficiosa, el criterio de mayoría y
la teoría según la cual un comunero puede actuar sin el consentimiento de los
demás, cuando éste sea el único modo de conservar o amparar su derecho, y la
institución de las medidas conservativas.
En el caso en análisis, los demandados comparecientes, sin tener poder de los
otros comuneros, han manifestado también que actuaban por los demás
comuneros alegando la existencia de un mandato tácito y recíproco de la
comunidad hereditaria.
4. - Que conforme a la doctrina del mandato tácito y recíproco "se entiende que
entre los comuneros existe un mandato que es tácito (no formulado
expresamente) y que es recíproco (cada uno lo ha recibido de los demás), con el
cual cualquiera puede efectuar actos de administración de la cosa común"
(D.P.A.. "Los Bienes. La propiedad y otros derechos reales". Editorial Jurídica de
Chile, Santiago, Cuarta Edición, 2007, página 75). El gran propósito de esta
teoría es vencer los obstáculos provenientes de la rigurosidad del ius
prohibendi (É.I.S., "En busca de un estatuto jurídico aplicable a la
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administración de los bienes indivisos". En Revista Chilena de Derecho y


Ciencia Política. Año 1. Número 1, 2010, página 40).
5. - Que el inciso 1º del artículo 2081 del Código Civil, al disponer que "No
habiéndose conferido la administración a uno o más de los socios, se entenderá
que cada uno de ellos ha recibido de los otros el poder de administrar con las
facultades expresadas en los artículos precedentes" y sin perjuicio de las reglas
que señala, consagra entre los socios de la sociedad un mandato tácito y
recíproco de administración, y armonizando dicha disposición con el artículo
2305 de igual Código, que establece que "El derecho de cada de los comuneros
sobre la cosa común es el mismo que el de los socios en el haber social", se
afirma que entre los comuneros de una comunidad también existiría un
mandato tácito y recíproco de administración.
La vigencia del mandato tácito y recíproco entre los comuneros de una
comunidad surge, conforme a dicha tesis, de la coordinación de los artículos
2081, 2078 y 2305 del Código Civil.
6. - Que no obstante el planteamiento reseñado en el motivo anterior es dable
consignar que la opinión dominante tanto de la doctrina como de la
jurisprudencia conduce a negar la aplicación de la teoría del mandato tácito y
recíproco a la comunidad.
Ello, porque aun cuando lo preceptuado en el artículo 2305 del Código Civil sea
muy "general y comprensivo" entre los comuneros, no existe el mandato tácito
y recíproco de administración que el artículo 2081 del mismo Código estatuye
para los socios.
En efecto, en cuanto a su naturaleza la comunidad difiere esencialmente de la
sociedad, los derechos que tienen los socios sobre el haber social son diferentes
a los que tienen los comuneros sobre la cosa común; la sociedad es un contrato
intuito personae, en cambio, en la comunidad no hay affectio societatis y, por
último, el alcance que debe darse a la norma del artículo 2305, de acuerdo a su
origen, ha entenderse solamente referido a los números 2, 3 y 4, con exclusión
del inciso 1º del artículo 2081, que es donde se contempla el mandato tácito y
recíproco, lo cual así guarda armonía con la regla contenida en el artículo 2307
del Código Civil.
7. - Que en doctrina el tratadista L.C.S. sostiene que "La regla del inciso primero
del art. 2081 que establece la existencia de este mandato tácito de los socios, no
es aplicable a la comunidad; y los actos ejecutados por un comunero sin el
consentimiento de los demás no obligan a éstos, sino en cuanto la gestión haya
resultado realmente útil como en cualquier caso de agencia oficiosa" (En
"Explicaciones de Derecho Civil Chileno y Comparado". Volumen III, tomo VI,
"De los Bienes". Editorial Jurídica de Chile, 1979, Nº 384, página 518).
El ex profesor de Derecho Civil de la Universidad de Chile don M.S.U. afirma que
entre los indivisarios no existe el mandato tácito y recíproco de administración
que el artículo 2081 reconoce a los socios de la sociedad, no siendo posible dar
por establecido el mandato entre los comuneros.
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La afirmación consignada la funda en que no concurren entre los indivisarios


las razones que tuvo en vista el legislador para establecer el mandato entre los
socios; el alcance del artículo 2305 no es referirse íntegramente al artículo
2081, sino a sus números segundo, tercero y cuarto, y no al inciso 1º, que es el
que establece el mandato tácito y recíproco; y que el artículo 2307 es
totalmente inconciliable con el pretendido mandato que existiría entre los
comuneros (En "Indivisión y Partición". Tomo I, Editorial Jurídica de Chile,
1950, páginas 228 a 231).
En la actualidad, el profesor R.D.Á. dice que "la tesis del mandato tácito y
recíproco no viene al caso para resolver sobre la facultad de un comunero para
realizar por sí solo ciertos actos en régimen de indivisión" (En "Comentarios de
Jurisprudencia". Revista de Derecho Universidad de Concepción Nº 205. Enero-
Junio 1999, página 186).
El profesor F.R.V. respecto del tema ha señalado que "Otros autores, que en
nuestro concepto están en lo cierto, estiman, por el contrario, que tal mandato
no existe, y que el art. 2305, como ya lo dijimos en otra parte de este trabajo, no
se remite al inciso 1º del art. 2081, sino a sus números, porque el art. 2307 dice
que a las deudas contraídas en pro de la comunidad sólo es obligado el
comunero que las contrajo, el que tendrá acción de reembolso, como todo
agente oficioso, si la deuda es útil a la comunidad" (En "Los Bienes". Editorial
Jurídica ConoSur Ltda., 2000, página 112).
También, el ex profesor de la Escuela de Derecho de la Universidad de
Concepción don R.R.P. sostuvo que no cabe la existencia de un mandato tácito y
recíproco entre comuneros (En "Del Precario". Revista de Derecho Universidad
de Concepción Nº 180. Julio-Diciembre 1986, página 11).
Por último, el autor don E.S.S. expresa que no existe el mandato tácito y
recíproco del artículo 2081 entre los comuneros, adhiriendo a la opinión de los
autores franceses, pues en la comunidad no hay affectio societatis. Además,
adhiere al argumento histórico dado por el profesor S. para demostrar que
cuando el artículo 2305 dispone que el derecho de cada uno de los comuneros
sobre la cosa común es el mismo que el de los socios en el haber social, no se
refiere al inciso primero del artículo 2081 que es el que establece el mandato
tácito y recíproco. Agregando, que el argumento decisivo que da el profesor S.
es que el artículo 2307 en virtud del cual a las deudas contraídas en pro de la
comunidad sólo es obligado el que las contrajo y no todos, como sucedería si el
comunero fuere mandatario de los demás (En "Acciones, Actos y Contratos
sobre Cuota", Editorial Samver. Impresos El Sur Concepción, 1970, página 201).
9.- Que sobre el tema nuestro Máximo Tribunal ha dicho que el artículo 2305
del Código Civil, que preceptúa que "el derecho de cada uno de los comuneros
sobre la cosa común es el mismo que el de los socios en el haber social", es
demasiado general y comprensivo, y no corresponde, estrictamente, a la
naturaleza de la comunidad. Para darle su verdadera significación hay que
relacionarlo con las reglas establecidas para la sociedad, pero teniendo
presente que ésta difiere esencialmente de la comunidad." Los derechos que
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tienen los socios sobre el haber social y los que tienen los comuneros en la cosa
común son fundamentalmente diferentes. Las reglas que contiene el
artículo 2081 del Código Civil establecen entre los socios un mandato tácito,
cuando no se ha conferido la administración a uno o más de ellos, al entenderse
que cada uno de los socios recibe de los otros el poder de administrar con las
facultades expresadas en los artículos precedentes, sin perjuicio de las
modalidades que ese mismo precepto indica. Y, en cambio, los actos ejecutados
por el comunero sin el consentimiento de los demás no obligan a éstos, sino en
cuanto la gestión haya resultado realmente útil como en cualquier caso de
agencia oficiosa" (Corte Suprema. Revista de derecho y Jurisprudencia, Tomo
LIV, segunda parte, sección primera, página 167).
También se ha dicho que "Aun cuando el artículo 2305 del Código Civil
establece que el derecho de cada uno de los comuneros sobre la cosa común es
el mismo que el de los socios en el haber social, no existe mandato tácito y
recíproco de administración que el artículo 2081 del mismo Código consagra
para los socios" (Corte de Apelaciones de Concepción, 02 de abril de 1990.
Revista de derecho y Jurisprudencia, Tomo LXXXLII, segunda parte, sección
segunda, páginas 76 y 77).
Entre los comuneros no existe el mandato tácito y recíproco de administración
que el artículo 2081 del Código Civil consagra para los socios" (Corte de
Apelaciones de Talca, 29 de marzo de 1956. Revista de Derecho y
Jurisprudencia, segunda parte, sección segunda, página 70).
8. - Que acorde con lo desarrollado en los motivos precedentes, es dable concluir
que la doctrina y la jurisprudencia se han uniformado en el sentido de que no
hay mandato tácito y recíproco entre los comuneros.
En síntesis, entre comuneros no existe mandato tácito y recíproco de
administración, porque aun cuando el artículo 2305 del Código Civil dispone
que "el derecho de cada uno de los comuneros sobre la cosa común es el mismo
que el de los socios en el haber social", no puede estimarse conforme a la
doctrina y origen de tal disposición que entre los comuneros pueda existir el
mandato tácito y recíproco de administración que el artículo 2081 consagra
para los socios y el alcance de lo dispuesto en el artículo 2305 sólo debe
entenderse respecto de los números 2, 3 y 4, y no del Nº1 del mismo, donde se
contempla el mandato tácito. En efecto, si otra fuera la interpretación que
debiera darse a la citada disposición legal, no existiría la regla dictada por el
artículo 2307 que expresa que a las deudas contraídas en pos de la comunidad
durante ella, no es obligado sino el comunero que la contrajo, el cual tendrá
acción contra la comunidad para el reembolso de lo que hubiere pagado por
ella. La solución planteada en el artículo 2307 mencionado, no armoniza con la
hipótesis del mandato tácito y recíproco entre los comuneros, como quiera que
si el legislador hubiera admitido tal mandato, no se explica la razón que tuvo
para establecer la disposición contenida en el examinado artículo 2307, si todos
los comuneros tuvieran que responder de la deuda contraída por uno de ellos.
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9. - Que, así las cosas, considerando que la comunidad no constituye una persona
jurídica, que por no ser persona jurídica, el artículo 8º del
Código de Procedimiento Civil no le da un representante legal para comparecer
en juicio, y que entre los comuneros no existe mandato tácito y recíproco de
administración, los demandados comparecientes en autos no tienen la
representación legal de la sucesión hereditaria quedada al fallecimiento del
causante E.M.J..
La declaración efectuada por los demandados comparecientes en las escrituras
públicas de Mandato Judicial otorgadas con fechas 11 de julio de 2013 y 19 de
julio de 2013, sólo obliga a los que suscribieron tal mandato, pero carece de
valor jurídico para los demás comuneros de la sucesión hereditaria del
causante E.M.J..
Entonces, algunos de los varios herederos no pueden intervenir en las
demandas que sean entabladas en contra de la sucesión hereditaria en
representación de dicha sucesión.
10. - Que como consecuencia, que los demandados comparecientes no tienen la
representación de la sucesión hereditaria quedada al fallecimiento de don
E.M.J., corresponde determinar que el incidente de nulidad de todo lo obrado
por falta de emplazamiento ha sido interpuesto dentro de plazo legal.
11. - Que una vez presentada la demanda ante el tribunal competente, debe ser
tramitada conforme a reglas de procedimiento preestablecidas, según la
naturaleza de la acción ejercitada y, juntamente con la resolución que la admite
a tramitación, ser notificada al demandado.
La demanda y la providencia del tribunal deben notificarse en forma legal. La
notificación y la orden para que el demandado comparezca ante el tribunal, más
el transcurso del plazo que la ley le señala al demandado para esta
comparecencia, constituye el emplazamiento.
12. - Que "el emplazamiento es el llamado hecho a las partes para comparecer a un
tribunal a formular su defensa" (Corte Suprema, 22 de abril de 1957. En Revista
de Derecho y Jurisprudencia, tomo 54, segunda parte, sección cuarta, página
42).
El emplazamiento es un acto procesal de máxima importancia y su ejecución
imperfecta o indebida puede comportar la indefensión del convocado al juicio.
13. - Que este llamamiento al juicio se realiza a través del acto procesal de la
notificación de la demanda hecha en forma legal al demandado, cuyo propósito
es dar a conocer una resolución; comunicar al tribunal con las partes y a éstas
entre sí.
La "correcta notificación de la demanda al demandado es la base fundamental
de la relación procesal entre las partes, o sea, el legal emplazamiento de la
persona contra quien se dirige la acción, siendo tal emplazamiento el trámite
esencial por excelencia en todo juicio, sin el cual toda la substanciación adolece
de nulidad " (Corte Suprema, 30 de junio de 1971. En Revista de Derecho y
Jurisprudencia, tomo 68, segunda parte, sección primera, página 197).
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14. - Que por medio de las notificaciones judiciales se pone en conocimiento de una
persona una resolución, diligencia o actuación procesal.
La notificación, por su naturaleza, es esencialmente formal, de modo que para
que ella exista y surta sus efectos debe llenar todos los requisitos previstos por
la ley.
15. - Que la parte demandante, por el segundo otrosí de la demanda solicita al
tribunal, conforme lo dispuesto en el artículo 54 del
Código de Procedimiento Civil, ordenar la notificación por avisos de la demanda
y su proveído a los demandados de autos. Funda la solicitud, en el elevado
número de demandados de la causa y en el hecho que ignora el domicilio de
varios de ellos, lo que hace imposible la notificación personal de cada uno.
El tribunal por resolución de 16 de abril de 2013 acogió la solicitud del actor y
ordenó la notificación por avisos de la demanda a los demandados.
En tal escenario, corresponde verificar si se han cumplido a cabalidad los
requisitos que el legislador civil exige para la procedencia de la notificación por
avisos.
16. - Que la notificación por avisos es aquella sustitutiva de la notificación personal
o de la notificación por cédula, que se practica, previa orden del tribunal, con
conocimiento de causa, por medio de avisos en los diarios o periódicos, cuando
es necesario notificar una resolución a personas cuya individualidad o
residencia sea difícil de determinar o que por su número dificultaren
considerablemente la práctica de la notificación.
Esta forma de notificación es excepcional y supletoria.
17. - Que los requisitos de procedencia de la notificación por avisos son todos
aquellos que la ley señala como supuestos indispensables para que pueda tener
aplicación dicha forma de notificación.
Los supuestos legales para que sea procedente esta notificación son: a) Que
haya de notificarse personalmente o por cédula a personas cuya individualidad
sea difícil de determinar; b) Que haya de notificarse personalmente o por
cédula a persona cuya residencia sea difícil determinar; y c) Que haya de
notificarse personalmente o por cédula a personas que por su número
dificulten considerablemente la práctica de la notificación personal o por
cédula.
El demandante, según su demanda, funda la solicitud de notificación por avisos
en el elevado número de demandados y en que ignora el domicilio de varios de
ellos.
18. - Que es necesario tener presente que la circunstancia que sea difícil
determinar la residencia del notificado dice relación con el alcance de la
expresión "domicilio" que debe tomarse en un sentido amplio comprensivo de
domicilio, habitación o morada de las personas a quienes haya de notificarse, y
aun de lugar donde ordinariamente ejerce su industria, profesión u oficio.
En consecuencia, para que proceda la notificación por avisos es indispensable
que se desconozca y sean difíciles de determinar, no sólo la residencia -
habitación, domicilio, morada- del notificado, sino, además, el lugar donde
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habitualmente trabaja, pues sólo en este caso va a ser imposible notificarlo


personalmente o por cédula.
La apreciación del desconocimiento de la residencia como de la dificultad para
determinarla, es una cuestión de hecho que corresponde a los tribunales de
fondo.
La jurisprudencia, respecto de este requisito de procedencia, ha señalado que
no procede notificar por avisos "si el demandante en su propia demanda indica
cuál es el domicilio de su demandado" (Corte de Apelaciones de Santiago. 20 de
septiembre de 1904. Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo II, segunda
parte, sección segunda, página 53). En el caso en análisis, el demandante indica
como domicilio de los demandados L.M.J., F.M.M.J., F.S.M.J., M.M.V.M. y E.R.V.M.,
Pasaje Santa Bárbara Nº1277, V. Todos los Santos, Los Ángeles; H.N., Los
Ángeles; H.N., Los Ángeles; R.A.N., Los Ángeles y calle Las Petunias Nº1022, en
Los Ángeles, respectivamente, de manera que no correspondía la notificación
por avisos de tales demandados.
19. - Que en cuanto a la circunstancia que el número de las personas a quienes hay
que notificar dificulte considerablemente la práctica de la notificación personal
o por cédula, cabe considerar que la pluralidad de personas a que ha hecho
referencia la ley no basta por sí sola para hacerla procedente, porque es
indispensable además que dicha pluralidad dificulte en grado considerable la
notificación personal o por cédula.
La ley dispone que deba ser el número de las personas a quienes haya de
notificarse el que dificulte la diligencia que debe ser practicada y que la dificulte
considerablemente.
Deben concurrir, entonces, dos circunstancias copulativas: la cantidad elevada
de los notificados y la considerable dificultad para notificarlos personalmente o
por cédula.
La jurisprudencia ha dicho al respecto que "La sola consideración de ser
muchos los interesados en el juicio, no excusa al tribunal de proceder con
conocimiento der causa para autorizar la notificación por aviso en reemplazo
de la notificación personal" (Corte Suprema, 14 de abril de 1947. Revista de
Derecho y Jurisprudencia, Tomo 44, segunda parte, sección primera, página
504).
20. - Que el autor V.V.G. en torno a la regulación procesal de la notificación por
avisos ha dicho que "el legislador ha señalado cuidadosamente los requisitos
con que debe cumplir el tribunal para autorizar que se efectúe la notificación
por avisos, procurando evitar todo abuso a que pueda llegarse en la práctica
respeto de ella" (En "De las notificaciones judiciales en la legislación chilena".
Escuela Tipográfica Salesiana, Concepción, 1944, página 223).
La regulación procesal de la notificación por avisos comprende los siguientes
requisitos: a) Que la notificación por avisos sea solicitada al tribunal; b) Que el
tribunal proceda con conocimiento de causa; y c) Que el tribunal autorice la
notificación por avisos.
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En la situación en estudio el primer requisito aparece cumplido al solicitar el


demandante la forma de notificación por avisos, según consta del segundo
otrosí de la demanda de autos (fojas 7).
21. - Que el artículo 54 inciso 2º del Código de Procedimiento Civil dispone que el
tribunal para autorizar la notificación por avisos, procederá con "conocimiento
de causa".
Este requisito "tiene por objeto acreditar ante el tribunal que concurren
efectivamente las circunstancias de individualidad o residencia difíciles de
conocer o de pluralidad de personas y, además, que dichas circunstancias son
de tal naturaleza que hacen difícil o imposible practicar notificaciones
personales o por cédula" (V.V.G.. Obra citada, páginas 233-234).
El que el tribunal proceda con conocimiento de causa significa que el solicitante
debe acreditar que concurren las condiciones necesarias que hacen procedente
esta excepcional y supletoria forma de notificación, es decir, al juez deben
acreditarse los requisitos de procedencia de la notificación por avisos.
La prueba rendida por el solicitante debe proporcionar al tribunal un
conocimiento "cabal" respecto del asunto de que se trata.
El ordenar el legislador que el juez proceda con conocimiento de causa, no
implica que debe suministrársele un conocimiento completo, con la rigurosidad
de las solemnidades ordinarias de las pruebas judiciales, sino que los hechos
pertinentes pueden ser justificados a través de pruebas de cualquier especie,
rendidas sin notificación ni intervención de contradictor y sin previo
señalamiento de término probatorio.
El profesor M.C.V. señala "conocimiento de causa" que significa "que el tribunal
antes de decretar esta forma de notificación debe cerciorarse de la efectividad
de que concurren las circunstancias que la autorizan" (En "Manual de Derecho
Procesal". Derecho Procesal Civil. Editorial Jurídica de Chile, tomo III, sexta
edición, 2007, página 113).
El tribunal debe obrar con conocimiento de causa para examinar si en la
especie sometida a su conocimiento concurren los supuestos en que se funda
alguna de las causales que autorizan la notificación por avisos" (J.R.C.C., "De las
Notificaciones". C.E.G.E., segunda edición, Santiago de Chile, 1963, página 361).
En ningún caso el tribunal puede fallar sin más y de plano la solicitud" (C.M.M..
"Actuaciones Judiciales, Notificaciones, Resoluciones y Juicio Ordinario".
Universidad de Chile. Facultad de Derecho. Departamento de Derecho Procesal.
Nº05044. Agosto 2006, página 38).
22. - Que el conocimiento de causa puede adquirirlo el tribunal a través de
certificados de búsquedas, oficios despachados a diversos servicios públicos,
como Correos de Chile, Registro Civil e Identificación, Servicio Electoral y
organismos policiales como la Policía de Investigaciones de Chile y Carabineros
de Chile.
En definitiva, este conocimiento de causa debe encontrarse en los antecedentes
acompañados por el solicitante, y en caso, contrario debe decretarse
información sumaria para acreditarlos.
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Es importante reiterar que el conocimiento de causa es anterior a que el


tribunal decrete expresamente la práctica de la notificación.
23. - Que recae sobre el solicitante la obligación de entregar antecedentes al
tribunal que le permitan obrar con conocimiento de causa para autorizar la
notificación por avisos.
En el presente caso, el solicitante no acompañó en la demanda ningún
antecedente que autorice al tribunal para proceder con conocimiento de causa.
En efecto, debiendo probar la concurrencia de los presupuestos de procedencia
de la notificación por avisos, si bien los documentos acompañados en el primer
otrosí de la demanda son idóneos para sustentar la acción de petición de
herencia, no resultan eficaces para demostrar las circunstancias de
individualidad o residencia difíciles de conocer o de pluralidad de personas, y
que dichas circunstancias hacen difícil o imposible practicar notificaciones
personales o por cédula.
El solicitante entre la demanda y el decreto del tribunal que ordena la
notificación por avisos no acompañó antecedente ni solicitó diligencias al
tribunal para que éste adquiriera el debido conocimiento de causa para
autorizar la forma de notificación solicitada.
Únicamente el tribunal, de oficio, decretó informe del Defensor Público, quien
previo a informar requirió que el solicitante acreditará legalmente la filiación
que afirmaba tener con el causante.
Ahora bien, dicho informe per se no importa el conocimiento de causa exigido
por el legislador civil, por cuanto si bien puede demostrar que son "muchos" los
demandados, no permite acreditar la "considerable dificultad" para notificarlos
personalmente o por cédula.
En consecuencia, no habiendo acompañado el solicitante antecedentes con la
finalidad que el tribunal adquiriera cabal conocimiento de causa y siendo
insuficiente para tal fin el informe del Defensor Público decretado de oficio por
el tribunal, cabe concluir que el tribunal no ha obrado con el debido
conocimiento de causa exigido por la ley para ordenar la notificación por avisos
solicitada por el demandante.
En tal extremo, la forma de notificación por avisos ordenada en estos autos no
satisface las exigencias demandadas por el artículo 54 del
Código de Procedimiento Civil, toda vez que no se ha dado cumplimiento a
"todos" los requisitos que establece la citada disposición, en este caso, que el
tribunal proceda con conocimiento de causa.
24. - Que "el conocimiento de causa con que debe proceder el tribunal antes de
autorizar la notificación por aviso es un requisito de validez, cuya omisión es
causal de nulidad de la notificación realizada por este medio (L.R.F..
"Notificaciones y Receptores Judiciales", Socolibros Ediciones, 2003, página
159).
Nuestros tribunales han declarado que el conocimiento de causa con que debe
procederse es un elementos indispensable para que pueda decretarse la
notificación por avisos; si de hecho se decreta sin él, la diligencia es nula y no
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produce efecto alguno la resolución notificada, conforme al artículo 41 (hoy 38)


del Código" (V.V.G., obra citada, página 224).
El conocimiento de causa con el que debe proceder el tribunal antes de
autorizar la notificación por avisos es un requisito de validez, cuya omisión, por
tanto, es causal de nulidad de la notificación realizada por ese medio" (J.R.C.C.,
obra citada, página 362).
En torno a la materia la Excma. Corte Suprema ha dicho que "Comete falta o
abuso en el ejercicio de sus funciones el árbitro de derecho que por la sola
consideración de ser muchos los interesados en el juicio, dispone la notificación
por avisos de la resolución que los cita a comparendo, sin contar previamente
con el "conocimiento de causa" exigido por la ley (...)" (Corte Suprema, 14 de
abril de 1947. Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo XLIV, segunda parte,
sección primera, página 505). 27.- Que, así las cosas, de conformidad con lo
reflexionado en los motivos precedentes es dable concluir que: la sucesión
hereditaria no es persona jurídica; que por no ser persona jurídica, el
artículo 8º del Código de Procedimiento Civil no le da un representante legal
para comparecer en juicio; que entre los indivisarios no existe el mandato
tácito y recíproco de administración que el artículo 2081 del Código Civil
reconoce a los socios de la sociedad; que el tribunal a quo ordenó la notificación
por avisos sin obrar con conocimiento de causa y que autorizar una notificación
por avisos sin conocimiento de causa es causal de nulidad de la notificación
realizada por ese medio, y que el incidente de nulidad de todo lo obrado ha sido
formulado dentro de plazo legal.
En razón de lo expuesto, procede acoger el incidente de nulidad de todo lo
obrado por falta de emplazamiento formulado por el abogado Allan Douglas
Smith Pérez en lo principal de la presentación de fojas 181 de estas compulsas.
Por estas consideraciones y lo prevenido en los artículos 8, 38, 40, 54 y 144 del
Código de Procedimiento Civil y 1698 del Código Civil, se declara: Que SE
REVOCA la resolución apelada de fecha seis de agosto de dos mil catorce,
escrita a fojas 245 de estas compulsas, y en su lugar se resuelve que SE ACOGE,
sin costas, el incidente de nulidad de todo lo obrado por falta de emplazamiento
deducido por el abogado don Allan Douglas Smith Pérez, en representación de
doña N.P.M.C., en lo principal de la presentación de fojas 181, y en consecuencia
se anula todo lo obrado a partir de la resolución de fecha 16 de abril de 2013,
escrita a fojas 35 de estas compulsas, en adelante, y se repone la causa al estado
que la demanda de autos se notifique con arreglo a derecho a los demandados y
proseguirse con la tramitación hasta su conclusión.
Atendido lo dispuesto en el artículo 55 del Código de Procedimiento Civil,
téngase a la incidentista de nulidad por notificado de la demanda y desde la
notificación del cúmplase de esta resolución.
Regístrese y devuélvase.
Redacción del Ministro señor Juan Clodomiro Villa Sanhueza.
Rol C-3407-2012 Segundo Juzgado Civil Los Ángeles.
Rol 1315-2014 Civil.
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Sr. Villa
Sr. Cerda
Sr. T.
Pronunciada por la Tercera Sala integrada por los Ministros señor Juan
Clodomiro Villa Sanhueza, señor Rodrigo Alberto Cerda San Martín y abogado
integrante señor Hugo Fernando Tapia Elorza.
A.L.S.S.S.
En Concepción, a seis de noviembre de dos mil catorce, notifiqué por el Estado
Diario la resolución precedente.
A.L.S.S.S.

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