Teorías de la empresa
y crisis de la modernidad
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Miguel Alfonso Martínez-Echevarría
TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD
mayo 2001
© Instituto Empresa y Humanismo
Universidad de Navarra
ISSN: 1139 - 8698
Depósito Legal: NA 638/87
Edita: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, S. A.
Diseño y producción: ENLACE Comunicación Multimedia
CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO
Índice
TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD
Nota Biográfica
Miguel Alfonso Martínez-Echevarría es catedrático de Economía y Profesor
Ordinario de la Universidad de Navarra. Académico correspondiente de la
Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras. Profesor "Honoris
causa" de la Universidad Católica de Buenos Aires. En la actualidad es Sub-
director del Instituto Empresa y Humanismo.
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Hasta principios del siglo XX se trucción del orden social, del pro-
mantuvo, al menos en apariencia, grama que Laplace había trazado
la integridad del proyecto ilustra- para el orden físico1. A partir del
do, es decir, se pensaba que era cálculo diferencial y, suponiendo
posible alcanzar certezas incorregi- conocidas las preferencias y recur-
bles y estaba bastante generaliza- sos de todos los agentes de un sis-
da una firme creencia en la unidad tema económico, se pretendía de-
del método científico. La mecánica terminar el equilibrio general de
clásica se consideraba el paradig- todos los mercados, es decir, des-
ma del conocimiento cierto y segu- cribir aquella situación en la que la
ro, al que debía ajustarse toda satisfacción de todos los agentes
ciencia que quisiera ser acreedora fuese máxima y se realizase la me-
de tal nombre. Se daba por senta- jor asignación de recursos disponi-
do que mediante el lenguaje mate- bles. Llevando este programa a ca-
mático y, de modo más concreto, bo se dispondría de una economía
el cálculo infinitesimal, era posible realmente científica.
un conocimiento cierto y riguroso A pesar de estas apariencias de
de la realidad. Hasta tal punto se solidez, desde hacía tiempo diver-
confiaba en la identidad entre len- sas corrientes de pensamiento, de
guaje científico y realidad, que La- modo más o menos soterrado, se
place había llegado a proponer co- venían moviendo en un sentido
mo programa científico la determi- que acabó por poner en duda esta
nación de la evolución del univer- visión mecanicista del universo.
so mediante ese cálculo, a partir Por eso, cuando en las primeras
de las posiciones y momentos de décadas del siglo XX, con la apari-
todas sus partículas en un deter- ción de las nuevas teorías de la re-
minado instante. latividad y de la física cuántica, los
Éste había sido el ambiente cul- fundamentos de la mecánica clási-
tural y científico propio del siglo ca entraron en crisis, se produjo
XIX, en el que Cournot y Walras una especie de explosión y des-
propusieron elaborar la economía composición súbita del aparente-
como una versión, para la cons- mente sólido edificio intelectual
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ras, que la empresa podía reducir- to. Su empresario tenía mucho que
se a una función de producción, ver con el romanticismo alemán17,
sólo que ahora era misión del em- con el tipo de individuo que apare-
presario introducirla en el merca- ce en las obras de von Humboldt,
do. Novalis, Schlegel, Schleiermaier y,
sobre todo, con el que fue motivo
Es interesante destacar que
de elogio por parte de Goëthe, el
Schumpeter, al ligar el beneficio
individuo excepcional, el genio
con la incertidumbre, colocaba de
elegido por los dioses para dirigir
nuevo a la empresa en el centro de
la marcha de la historia. Algo muy
la economía, ya que afirmaba que
distante del individuo utilitarista
la esencia de la creación de riqueza
de los pensadores británicos, a
consistía en la introducción de
quien los románticos alemanes
nuevos modos de hacer, en romper
despreciaban en lo más profundo
con las formas establecidos de
de su corazón. Mientras el utilita-
producir. Constituirse en el motor
rismo británico tendía a considerar
de la economía era la misión del
empresario, que debía enfrentarse la sociedad como el resultado no
con lo incierto, abrir nuevos cami- previsible de la acción de una mul-
nos hacia un futuro desconocido. titud de individuos iguales e indis-
El problema era que Schumpeter tinguibles, que se movían por los
no estaba en disposición de anali- mismos intereses, el romanticismo
zar todas las consecuencias de es- alemán consideraba que el gobier-
te modo de enfocar la actividad de no de la historia solo podía corres-
la economía y, por eso, acabó ponder a una mente históricamen-
adoptando una postura que pue- te creativa que se hace presente en
de calificarse de irracional. la tierra, a través de sus sucesivas
encarnaciones en individualida-
No es difícil conectar las raíces des excepcionales.
intelectuales de la visión que
Schumpeter16 tenía de la marcha Bajo algún aspecto, también la
de la economía y de la sociedad figura del empresario propuesto
con las del historicismo alemán, por Schumpeter podía relacionarse
con la filosofía de Hegel, Marx, y con el desprecio de Nietzche por la
Nietzche y, de modo más próximo, sociedad de masas. Si el hombre
con la sociología de Weber y Pare- era para Nietzche un animal sin
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zar ese adelanto del consumo los que se refiere a los beneficios, no
empresarios asumían mayor o me- tenía mucho sentido porque equi-
nor riesgo y una mayor o menor in- valía a guiarse por la máxima in-
certidumbre. Es decir, sus decisio- certidumbre; tampoco lo tenía en
nes se basaban tanto en la expe- lo referente a la renta, donde lo
riencia común, como en su pecu- aconsejable era más bien la ten-
liar visión del futuro. Por un lado, dencia a minimizar los riesgos. El
al satisfacer las necesidades habi- tipo de empresario que defendía
tuales, las que configuran el equili- Knight sólo podía calificarse par-
brio a corto plazo, los empresarios cialmente como calculador, en
se enfrentaban al riesgo y, al prever cuanto a los costes, pero no en
el futuro, se enfrentaban a la incer- cuanto a los beneficios. En reali-
tidumbre. El éxito en la gestión del dad, su conducta debía calificarse
riesgo proporcionaba al empresa- como aprendizaje, puesto que con
rio unos ingresos, que para Knight
el paso del tiempo la incertidum-
eran renta, mientras que el éxito
bre se iba reduciendo y el empre-
frente a la gestión de la incerti-
sario iba adquiriendo experiencia y
dumbre le proporcionaba el bene-
corrigiendo sus decisiones, tanto
ficio. Mediante esta descomposi-
ción del ingreso del empresario, respecto al riesgo como a la incer-
Knight pretendía que su función tidumbre.
fuese compatible con el manteni-
Para Knight, el beneficio estaba
miento del equilibrio y, al mismo
unido al éxito en el manejo de la
tiempo, admitiese el cambio gra-
incertidumbre y consistía en un in-
dual. La renta representaba un
greso residual, aquél que restaba
premio por el mantenimiento de la
estabilidad inducida por la expe- después de haber cubierto todos
riencia, y el beneficio representaba los costes, incluidos los riesgos, y
el premio al cambio hacia un me- que se recibía como recompensa
jor futuro. por haber acertado en una apuesta
a favor de una determinada visión
De este planteamiento se puede de futuro. Algo que no estaba liga-
deducir que, según Knight, el em- do a ningún tipo de conducta ra-
presario no seguía en ningún caso cional, sino más bien a una con-
una conducta maximizadora. En lo ducta intuitiva, basada en inclina-
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era buscar una respuesta razona- Del mismo modo que Marshall,
ble a este problema. Keynes mantenía la distinción en-
tre el corto y el largo plazo a la ho-
En presencia de incertidumbre, ra de estudiar cómo se podía expli-
la decisión de los agentes no podía car la formación de expectativas. A
ser puramente lógica, ya que sólo corto plazo, la inercia del pasado,
disponían de información parcial y el peso de las tradiciones, era con-
subjetiva acerca de las consecuen- siderable. Además, eran muy po-
cias de esa decisión. ¿Cómo po- cas las posibilidades de que las
dían entonces tomar la decisión? decisiones se apartasen de la ex-
Esto quiere decir que de algún mo- periencia común heredada. Eso
do los agentes formaban expectati- hacía que este tipo de expectativas
vas de futuro, lo cual planteaba el fuesen fácilmente predecibles en
problema de como podían plan- promedio, y que las desviaciones
tearlas, ya que no se trataba de un admitiesen distribuciones de pro-
proceso lógico. La solución que babilidad objetivas. Sin embargo,
acabó adoptando Keynes era muy a largo plazo, las expectativas se
parecida a la de Burke: que la for- convertían en una cuestión pura-
mación de expectativas tenía más mente subjetiva e idiosincrática.
que ver con un proceso social, im- Cada individuo las formaba a partir
personal y comunitario, que con de su fantasía, sin tener mucho
un problema lógico. Sólo a través que ver con la experiencia en co-
de la experiencia vivida, es decir, la mún. Para Keynes el futuro era lo
que se adquiría formando parte de totalmente desconocido. Por tan-
una determinada comunidad, to, en su opinión, no tenía mucha
aceptando sus prejuicios y conven- lógica hablar de un sentido de la
ciones, era posible explicar de historia ni atribuirle un determina-
dónde surgían las expectativas. Era do fin.
ésta una idea conocida desde
tiempos de Aristóteles y que, de Marshall, siguiendo el principio
un modo u otro, estaba presente de que la naturaleza no procedía a
en la mayoría de los pensadores saltos, había intentado dar cabida
británicos desde Hume y Burke, a la innovación y al progreso en el
hasta Moore y el segundo seno del modelo del equilibrio ge-
Wittgenstein21. neral, suponiendo que el largo pla-
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yen a lo que entienden como con- que hacían posible la acción colec-
ductas legítimas. tiva. Algo que estaba siempre en
proceso y en cuyo origen se encon-
Sólo en la medida en que se de-
traba el problema económico, la
sarrollase lo institucional, la ac-
escasez, que nunca cesaba de pro-
ción colectiva sería cada vez más
vocar conflictos de intereses. En
eficiente, de tal modo que actuaría
ausencia de las restricciones que
como condición previa e impres-
representaba la presencia de las
cindible para la racionalidad de la
instituciones, ese conflicto se re-
acción individual. En palabras de
solvía por medio de la violencia
Commons, era “un modo de acción
privada, en detrimento de la efi-
colectiva encaminada a controlar
ciencia productiva. Por ese motivo,
la acción individual”33, a proteger y
las instituciones aparecían como
fomentar el acuerdo de volunta-
modos cada vez más prácticos de
des. Este control se realizaría a tra-
resolver esos conflictos. Por tanto,
vés de sanciones físicas, morales y
formaban parte de un proceso de
económicas. Pero sería una equi-
vocación entender las institucio- aprendizaje sobre cómo resolver
nes como simples restricciones, ya nuevos problemas y conflictos. Es-
que sin ellas no sería posible la li- ta aparición de nuevos problemas
beración o expansión de las accio- y conflictos tenía que ver con la
n e s i n d i v i d u a l e s . Ta m p o c o propia evolución de las institucio-
deberían entenderse como realida- nes, cuya resolución requería mo-
des aisladas, sino como un con- dificar el marco institucional ya
junto de leyes, reglas, costumbres, existente. A partir de las mejores
etc., que, de un modo u otro, regu- prácticas presentes en cada mo-
laban las acciones de los indivi- mento, y ante los nuevos retos que
duos y hacían posible la acción co- planteaban los nuevos problemas,
lectiva. era necesario experimentar distin-
tas soluciones prácticas.
En este sentido se podría decir
que, para Commons, las institucio- Commons consideraba muy in-
nes, de un modo parecido a lo que satisfactorio el supuesto metodo-
sucedía con el lenguaje, consti- lógico de información perfecta,
tuían un conjunto coherente de que colocaba el criterio de eficien-
significados y reglas de actuación cia como principio básico de la
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fuerza. En consecuencia, las orga- zada, esencial para el logro del ob-
nizaciones pueden definirse, según jetivo común, que tiene como ob-
Barnard, como estructuras racio- jetivo el mantenimiento de la uni-
nales encaminadas a reforzar la dad de la organización. La autori-
tendencia natural a la cooperación, dad se constituye, según Barnard,
propia de la naturaleza humana. a partir de la conjunción de estos
dos tipos de información: la que
El modo de crear y mantener la proviene de la “zona de indiferen-
voluntad de cooperar, lo que da es- cia”, u “opinión pública” de la orga-
tabilidad y permanencia a las orga- nización, y la que procede de la ca-
nizaciones, es para Barnard la au- beza de la organización, en forma
toridad, que constituye el núcleo de órdenes y directrices concretas.
de toda teoría de la organización. Esa conjunción no es espontánea,
Para estudiar la estructura de la sino que en opinión de Barnard
autoridad en el seno de las organi- necesita diseñarse. Para ello pro-
zaciones, Barnard distinguía dos ponía la creación de un buen siste-
aspectos. Por un lado, el que pro- ma de comunicación que permitie-
cede de abajo arriba, el llamado se que la “opinión pública” de la
aspecto pasivo de la autoridad. És- organización, convenientemente
te consiste en la creación informal informada, coincidiera con los ob-
de un ámbito de disposición a la jetivos comunes fijados por los di-
obediencia, delimitado por unos rectivos. Como puede verse, Bar-
amplios criterios de aceptabilidad, nard reducía el problema de la au-
de tal modo que las órdenes que toridad a una cuestión de comuni-
estén dentro de esos criterios se cación, o mejor aún, de gestión de
cumplan sin discusión. Ese ámbito la información. De un modo típica-
constituye lo que Barnard llamaba mente ilustrado, seguía pensando
“zona de indiferencia”, algo pareci- que la formación de una voluntad
do a una especie de “opinión pú- de cooperación era un problema
blica” en el seno de la organización de racionalidad, de mejor y más
que, de modo informal, establece exacta información.
los límites de lo que se puede y no
se puede mandar. El otro aspecto Aunque Barnard no tenía una
de la autoridad va de arriba abajo y visión negativa del papel de lo in-
consiste en la información formali- formal y espontáneo, no por ello
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una persona tenía que ver con la cación del diseño de la terapia
integridad del self, el rasgo propio o adecuada.
self de cada organización, dependía Aunque Selznick reconocía que
de cómo se hubiese desarrollado la lealtad era el ingrediente im-
el proceso de integrar lo formal prescindible para infundir vida a
con lo informal. De este modo, los una organización, cuando se en-
distintos tipos de empresa frentaba con el hecho de que el
responderían a las diversas formas mantenimiento de este compromi-
so podía cuestionar la autonomía
en que se hubiese realizado ese
del líder, no sabía como reaccionar
proceso de integración. Dirigir una y acababa recurriendo a una extra-
empresa sería muy parecido al ña alquimia de espontaneidad y
diagnóstico de un problema de for- manipulación, que no proporcio-
mación de identidad y a la planifi- naba soluciones de ningún tipo.
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Bibliografía
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Notas
1. Una brillante descripción de este am- 8. Vid. Martínez-Echevarría, M. A. (2001).
biente, y de la tarea de Walras y Cour- 9. Esta idea se puede seguir en Maine
not, en Ingrao, B. e Israel, G. (1990). ([1861] 1994), Fustel de Coulanges
2. Vid, Giddens, A. (1979), p. 33 y ss. (1864), Tönnies ([1864] 1974) y Otto von
Gierke ([1868] 1834).
3. Para una visión más amplia del prag-
matismo vid. Putnam, H. (1991, 1997, 10. Vid. Nisbet, A. (1994), p. 141 y ss.
1999). 11. Vid. Rorty, R. (1979), que usa estos
4. “La Ilustración es simplemente la cara términos en referencia a Nietzche,
bonita de una edad cuya compulsión in- Dewey y Heidegger. Vid. también Ma-
terna real se orienta hacia una racionali- cintyre, A (1984).
dad medios-fines, una subjetividad 12. Según cuenta R. Swedberg (1991), en
desvinculada, y la voluntad de poder”. el año 1900 Schumpeter fue a visitar a
Vid. Putnam, H. (1994), p. 200. León Walras. Éste le comentó que, en
5. Sobre el pensamiento de Peirce vid. su opinión, la teoría económica sólo po-
Fontrodona, J. (1997). día ocuparse de los estados estaciona-
rios y que, por tanto, no era posible es-
6. Vid. Klamer, A. (1993). tudiar los procesos evolutivos propios
7. Stendhal plantea este problema en de la historia. Como consecuencia de
La Cartuja de Parma. El protagonista esa entrevista, Schumpeter se propuso
asiste a una batalla, Waterloo, de la que diseñar un sistema que, con el rigor
ha visto lo que le ha sido accesible, y científico del método de Walras, estu-
sus preguntas son las siguientes: viese abierto al estudio de los procesos
¿Aquéllo que había visto había sido una evolutivos.
batalla?, ¿había sido la batalla de 13. Vid. Elster, J. (1983), cap. 5.
Waterloo? No son preguntas pueriles.
14. Vid. Schumpeter, J. (1950), p. 62.
Hacen referencia a las condiciones de
observación de la realidad. ¿Es posible 15. Vid. Nelson, R. R y Winter, S. G.
ver una batalla? Lo que vemos, ¿es pa- (1974).
sividad o construcción. Vid. Marina, J. A. 16. Joseph A. Schumpeter (1883-1950) se
(1993). había formado en economía con Eugen
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von Böhm-Bawerk (1851-1914), que era 29. Esta dicotomía entre razón sufi-
uno de los discípulos directos de Men- ciente y causa eficiente se remonta a la
ger. No obstante, estaba muy atraído época de la filosofía griega, en la que se
por el planteamiento del equilibrio ge- distinguía entre lo “artificial” y lo “natu-
neral walrasiano. ral” para referirse al diseño humano y a
17. Vid. Santarelli, E. y Pesciarelli, E. lo que era consecuencia de las leyes de
(1990). la naturaleza. Sin embargo, Peirce plan-
tea una tercera vía: la “aducción”, que
18. Vid. Buber, M. (1990), p. 59 y ss. se apoya en ambas y constituye una es-
19. Vid. Knight, F. H. (1921), especial- pecie de epistemología evolutiva.
mente los capítulos 7 al 11. 30. Para la idea del progreso en Veblen
20. Para la relación de Keynes con la fi- vid. Nisbet, R. (1980), p. 418.
losofía de Moore, vid. Bateman, B. W. y 31. Para Peirce había que contar tanto
Davis, J. B. (1991). con la razón suficiente, en forma de aná-
21. Para la relación entre Wittgenstein y lisis situacional de cómo el entorno in-
Keynes vid. Davis, J. B. (1996) y Coates, fluye en el individuo, como con la cau-
J. (1996). salidad eficiente, en forma de un princi-
22. Vid Davis, J. B. (1998), en Arestis, P. pio composicional que explique cómo
(ed.), pp. 1-16. el entorno es, a su vez, resultado de la
acción de las conductas de todos los in-
23. Vid Keynes, J. M. (1972), pp. 273-297. dividuos.
24. “Keynes subrayó su rechazo, no sólo 32. Vid. Mirowski, P. (1987).
al utilitarismo según la versión de Ben-
tham y al cristianismo, sino a toda pre- 33. Vid. Commons, J. (1934), p. 69.
tensión de que la acción social fuera 34. Para este interesante concepto de la
pensada como fin válido en sí mismo”. organización como sistema abierto, vid.
Cita de Macintyre, A. (1984), p. 32. Es Pérez López, J. A. (1991).
también muy interesante lo que dice 35. Vid. Guillén, M. F. (1995), p. 68.
este autor sobre las relaciones de Key-
36. Vid. Bendix, R. (1956), p. 313.
nes con el emotivismo.
37. Ibidem, p. 311.
25. Vid Keynes, J. M. ([1936] 1953), cap.
12. 38. Elton George Mayo (1880-1950), na-
cido en Australia, se trasladó a Estados
26. Vid. Keynes J. M. (1972), p. 290. Unidos, donde trabajó como psicólogo
27. Vid Veblen, T. (1898). en la Universidad de Harvard
28. Para estudiar la relación del pragma- 39. En la Escuela de Psicología de Har-
tismo con el institucionalismo vid. Mi- vard donde se formó Mayo destacaba la
rowski, P. (1987); Hodgson G. (1997) y los influencia del médico Lawrence J. Hen-
capítulos 2 y 3 de Fayazmenesh, S. y derson, que admiraba el principio pare-
Tool, M. R. (eds) (1998). tiano de equilibrio de los sistemas so-
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