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Miguel Alfonso Martínez-Echevarría

Teorías de la empresa
y crisis de la modernidad

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Miguel Alfonso Martínez-Echevarría

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD
mayo 2001
© Instituto Empresa y Humanismo
Universidad de Navarra
ISSN: 1139 - 8698
Depósito Legal: NA 638/87
Edita: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, S. A.
Diseño y producción: ENLACE Comunicación Multimedia
CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

Índice

La fractura del proyecto ilustrado .............................................................. 5


Positivismo lógico y teoría del lenguaje ............................................... 7
El pragmatismo ..................................................................................... 10
Lenguaje, realidad y acción económica .............................................. 12
Organización y manipulación. ............................................................. 15
Conducta del empresario y equilibrio general ....................................... 20
El empresario entre la realidad y el lenguaje .................................... 20
Schumpeter o el empresario como artista ......................................... 21
Knight: el empresario entre el riesgo y la incertidumbre .................. 26
Keynes o la opinión del empresario ................................................... 32
La dimensión institucional de las empresas .......................................... 38
El institucionalismo biologicista de Veblen ...................................... 39
El institucionalismo jurídico de Commons ....................................... 45
Crisis modernista y teorías de la dirección ............................................. 51
Motivación e incertidumbre ................................................................. 51
Mayo y las “relaciones humanas” ........................................................ 54
La organización como sistema cooperativo: Barnard ....................... 60
La dimensión institucional de la organización: Selznick .................. 67
Conclusiones: la complejidad de la acción económica ......................... 73
Bibliografía ................................................................................................. 77
Notas .......................................................................................................... 83

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Miguel Alfonso Martínez-Echevarría 3


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Nota Biográfica
Miguel Alfonso Martínez-Echevarría es catedrático de Economía y Profesor
Ordinario de la Universidad de Navarra. Académico correspondiente de la
Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras. Profesor "Honoris
causa" de la Universidad Católica de Buenos Aires. En la actualidad es Sub-
director del Instituto Empresa y Humanismo.

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La fractura del proyecto ilustrado

Hasta principios del siglo XX se trucción del orden social, del pro-
mantuvo, al menos en apariencia, grama que Laplace había trazado
la integridad del proyecto ilustra- para el orden físico1. A partir del
do, es decir, se pensaba que era cálculo diferencial y, suponiendo
posible alcanzar certezas incorregi- conocidas las preferencias y recur-
bles y estaba bastante generaliza- sos de todos los agentes de un sis-
da una firme creencia en la unidad tema económico, se pretendía de-
del método científico. La mecánica terminar el equilibrio general de
clásica se consideraba el paradig- todos los mercados, es decir, des-
ma del conocimiento cierto y segu- cribir aquella situación en la que la
ro, al que debía ajustarse toda satisfacción de todos los agentes
ciencia que quisiera ser acreedora fuese máxima y se realizase la me-
de tal nombre. Se daba por senta- jor asignación de recursos disponi-
do que mediante el lenguaje mate- bles. Llevando este programa a ca-
mático y, de modo más concreto, bo se dispondría de una economía
el cálculo infinitesimal, era posible realmente científica.
un conocimiento cierto y riguroso A pesar de estas apariencias de
de la realidad. Hasta tal punto se solidez, desde hacía tiempo diver-
confiaba en la identidad entre len- sas corrientes de pensamiento, de
guaje científico y realidad, que La- modo más o menos soterrado, se
place había llegado a proponer co- venían moviendo en un sentido
mo programa científico la determi- que acabó por poner en duda esta
nación de la evolución del univer- visión mecanicista del universo.
so mediante ese cálculo, a partir Por eso, cuando en las primeras
de las posiciones y momentos de décadas del siglo XX, con la apari-
todas sus partículas en un deter- ción de las nuevas teorías de la re-
minado instante. latividad y de la física cuántica, los
Éste había sido el ambiente cul- fundamentos de la mecánica clási-
tural y científico propio del siglo ca entraron en crisis, se produjo
XIX, en el que Cournot y Walras una especie de explosión y des-
propusieron elaborar la economía composición súbita del aparente-
como una versión, para la cons- mente sólido edificio intelectual

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que el proyecto ilustrado había ido to que el universo fuese continuo,


construyendo a lo largo de casi dos el cálculo diferencial dejaba de ser
siglos. De repente, y de un modo el lenguaje científico por excelen-
un tanto inesperado, todo saltó cia. Como se encargó de demostrar
por los aires, fracturado en una H. Poincaré, si el relativamente
multitud de posturas divergentes, sencillo “problema mecánico de
y dando lugar a una nueva situa- los tres cuerpos” resultaba inacce-
ción cultural de desconcierto que, sible al cálculo diferencial y sólo
andando el tiempo, algunos llama- admitía una solución aproximada,
ron postmodernismo. el programa que había propuesto
Laplace era sencillamente un error
La teoría de la relatividad y la de planteamiento.
teoría cuántica surgieron como fru-
to de la evidencia de que no era Esta progresiva pérdida de con-
posible seguir manteniendo los fianza en la analogía mecánica pa-
conceptos de tiempo y espacio ab- ra representar el comportamiento
solutos, ni el de simultaneidad de del universo hizo que algunos
los sucesos, ni el de representa- matemáticos, tratando de afirmar
ción continua de los fenómenos. el rigor de su ciencia, se mostrasen
Desde el punto de vista microscó- partidarios de establecer una radi-
pico, se hizo patente que no era cal separación entre matemática y
posible determinar simultánea- física. Separación que se llevó a ca-
mente la posición y la velocidad de bo de manera clara y terminante
una partícula, con lo que no que- con la nueva formulación axiomá-
daba claro que el programa de La- tica propuesta por David Hilbert
place pudiese llevarse a cabo. De (1862-1943) para la matemática.
este modo se descubría que una En su opinión, la matemática de-
cosa era la realidad que se trataba bía entenderse como un grupo de
de estudiar y otra sus representa- teoremas obtenidos por deducción
ciones formales. En otras palabras, lógica, a partir de las propiedades
no estaba tan claro el supuesto de unas entidades matemáticas
mecanicista de una exacta corres- definidas de modo axiomático. De
pondencia entre el lenguaje mate- tal modo que ni los axiomas ni los
mático y la realidad. Además, si no teoremas requerían de algún tipo
se podía seguir dando por supues- de contenido real, ya que su vali-

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dez sólo dependía de la coherencia científico. En este ambiente no tie-


de la totalidad del sistema. Por ne nada de extraño que la filosofía
ejemplo, desde la perspectiva de de la época se plantease el proble-
Hilbert, la geometría de Euclides ma del conocimiento bajo una
seguía siendo válida aunque se nueva forma, como análisis de la
sustituyesen las palabras punto, lí- relación entre lenguaje y realidad.
nea y plano, por otras como silla, Desde entonces, éste ha constitui-
mesa y botella de cerveza. La do un tema central, no sólo de la
matemática tenía que situarse más filosofía, sino de muchos otros
allá de toda conexión entre lógica campos del saber.
y realidad. Esta ruptura provocó, a
partir de Hilbert, el final de la épo- Positivismo lógico y teoría del
ca de la llamada matemática rea- lenguaje
lista, en la que se incluía el cálculo
diferencial, surgido para dar expli- Fue precisamente la admiración
cación del comportamiento de un por el rigor y precisión del nuevo
universo supuestamente continuo lenguaje matemático lo que llevó a
y perfectamente predecible. Sur- Bertrand Rusell (1872-1970) a to-
gió así una nueva matemática for- marlo como paradigma de todo
malizada y atemporal, en la que conocimiento. En su opinión, el
los nuevos desarrollos de teoría de lenguaje científico era aquél en el
conjuntos y topología constituían que el rigor del análisis lógico se
sus núcleos fundamentales. hubiera liberado de la ambigüedad
de la gramática. En este contexto
La nueva matemática pasó a ser se encuadran afirmaciones como
entonces un lenguaje lógico que las siguientes: “la matemática, en
adquiría rigor y coherencia precisa- la medida en que es verdadera, no
mente cuando se vaciaba de todo es real, y viceversa”, y “la física no
contenido real. Este cambio de es más que una mezcla de tautolo-
perspectiva sobre el origen del co- gías y geografía”, es decir, una des-
nocimiento exacto y riguroso pro- cripción de lo que esta ahí, sin que
vocó que el lenguaje matemático se pueda decir el motivo. Frases
se considerase a partir de entonces que reflejaban muy bien el sentido
como el nuevo paradigma al que de la filosofía de Rusell. Su méto-
debía ajustarse todo conocimiento do consistía en analizar el lenguaje

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para librarlo de imprecisiones y curioso es que la contestación últi-


ambigüedades hasta alcanzar la ma a esta pregunta remitía a la ve-
expresión inequívoca y rigurosa. rificación, es decir, al contraste de
Había que llegar hasta el hecho lo deducido con los hechos objeti-
“puntual”, una expresión del tipo vos. El problema, como ha señala-
“si A entonces B”, que no admitie- do muy bien Popper, es que los lla-
se posterior análisis. Es decir, al- mados “hechos objetivos” sólo po-
canzar lo que Wittgenstein calificó drían definirses a partir de un len-
de “atomismo lógico”. Sólo una vez guaje previo, con lo que la remi-
realizada esa tarea de análisis y de- sión de un lenguaje a otro podría
puración, y una vez establecidos hacerse interminable.
esos componentes lógicos ele-
mentales, se podría elaborar un Un tipo de positivismo lógico
lenguaje ideal que diese lugar a un aparentemente más moderado o,
sistema completo y coherente, de- si se quiere, otra manera de plan-
ducido a partir de unos pocos axio- tear la filosofía del lenguaje, fue el
mas y teoremas. Esta filosofía reci- llamado convencionalismo de G.
bió el nombre de positivismo lógi- E. Moore (1873-1958). Este enfo-
co; aunque en realidad tenía poco que ejerció una considerable in-
de positivismo, ya que se hacía pa- fluencia en el modo de entender la
tente su desconfianza hacia el em- acción económica, especialmente
pirismo. a través de las teorías de J. M. Key-
nes. Preocupado principalmente
En los países de habla alemana, por los fundamentos de la ética,
los componentes del llamado “Cir- Moore se propuso reconstruir la
culo de Viena”, cuyo principal re- tradición del common sense, tanto en
presentante sería Rudolf Carnap su acepción del sentido común
(1891-1970), llevaron a cabo algo moral, como del sentido común-
muy similar a lo que había pro- mente aceptado de las palabras.
puesto Rusell. El objetivo de este Una reconstrucción con evidente
grupo se podría resumir en la ánimo antimetafísico, pero no por
búsqueda de una respuesta a la si- eso empírico, ya que más bien pa-
guiente pregunta: ¿cómo tendría recía orientada a establecer lo que
que ser un lenguaje para que pu- de común acuerdo, y sin ninguna
diera calificarse de científico? Lo base en la realidad, se podría decir

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y hacer. Su método consistía en un que se refiere. Una especie de teo-


análisis del lenguaje vulgar, surgi- ría pictórica del significado, o exis-
do de forma espontánea -por cos- tencia de una correspondencia ob-
tumbre y tradición- con el fin de jetiva y directa entre las palabras y
establecer el significado preciso de las cosas. En una segunda época,
las palabras. Pero como su princi- cambió de modo de pensar y sos-
pal tema de interés era la génesis tuvo que la relación entre las pala-
de la moral, la palabra que más le bras y las cosas no era unívoca, ni
interesaba era la que designaba el directa, de tal modo que su senti-
concepto de bien, clave para la do sólo podía captarse viviendo en
construcción del edificio social. el seno de una comunidad que se
Con sus análisis, Moore llegó a la comunicase, entre otros muchos
conclusión de que cuando el públi- modos, a través del lenguaje. El
co calificaba una acción como bue- significado no era un hecho objeti-
na, lo que quería decir era que, en- vo, ni una idea separada, sino algo
tre las alternativas posibles, era la creado y sostenido por el juego de
que de hecho producía el mayor relaciones, matices y diferencias
bien. Un planteamiento claramen- que se establecen en el uso diario.
te consecuencialista, según el cual
no existían acciones en sí buenas o El lenguaje era para Wittgens-
malas, sino que todo podía estar tein un conjunto de matices y dife-
permitido bajo ciertas circunstan- rencias acerca de una realidad
cias. siempre más rica y compleja. Por
eso, el significado de las palabras
Otro enfoque de la teoría del se captaba a través de las diferen-
lenguaje, también desarrollado en cias de matiz que se apreciaban
el Cambridge de Rusell y Moore, con la práctica. Descubrir el senti-
que tuvo una notable influencia en do del lenguaje sólo era posible a
las posteriores teorías de la em- partir de algo no lingüístico, de “lo
presa, fue el de Ludwig Wittgens- que no podría ser dicho”. Esto no
tein (1889-1951). Este autor, forma- quiere decir lo arcano o misterio-
do en el positivismo de Bertrand so, sino todo lo contrario, lo más
Rusell, entendía en una primera prosaico y vulgar, lo que constituye
época que el significado de una la vida de cada día, lo que es nece-
palabra coincide con la cosa a la sario vivir antes que entender. El

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sentido de las palabras remitiría Charles S. Peirce (1839-1914), figu-


así a las formas más básicas de la ra central de esta corriente filosófi-
vida. Según Wittgenstein 2 , para ca, la realidad no debía enfocarse
captar lo “que no podría ser dicho” primariamente como manifesta-
sería imprescindible haberlo vivi- ción de algo más auténtico y pro-
do, haberse sumergido en unos fundo, sino sobre todo como ori-
determinados modos de vivir. “No gen de los problemas que se le
mires al significado, sino mira có- planteaban al hombre en su vida
mo se emplea”, solía decir el autor. ordinaria, y que exigían su urgente
Al reconocer la limitación del solución. En otras palabras, el ac-
lenguaje, Wittgenstein declaraba ceso a la realidad no suponía el re-
que era precisamente en el silen- curso a algo preconceptual, sino
cio, más allá del mundo, donde re- más bien a la capacidad de formar
sidía lo único importante. El len- conceptos compartidos. Desde es-
guaje, según una imagen de Witt- te punto de vista, la realidad era
genstein, era como una escalera primariamente algo que tiene que
que se tira después de subir y lle- ver con la práctica, una ocasión pa-
gar al otro lado. En otras palabras, ra que los hombres desarrollasen
el lenguaje científico, el exacto, no hábitos intelectuales y morales
tendría por qué ser el modelo para con los que afrontar los retos de la
el lenguaje en general. Las frases vida con éxito. Es decir, frente a la
admitirían distintos sentidos, lo idea cartesiana del hombre como
importante sería determinar, por un observador espiritualizado, po-
acuerdo tácito con los demás im- seedor de una racionalidad
plicados, cuál es el adecuado en absoluta4, situado fuera y enfrenta-
cada situación. do a la realidad, Peirce partía de la
actividad de un hombre integrado
El pragmatismo en su entorno natural y que no po-
Otro modo de positivismo, en lo día desconectar el pensamiento de
que se refiere a su enfoque prácti- la acción, la razón de la vida. El
co y antimetafísico, aunque no ra- hombre, en cuanto observador, no
cionalista, fue el pragmatismo 3 dejaba por ello de ser parte de un
que se desarrolló en el Cambridge sistema vital y de una comunidad
del otro lado del Atlántico. Para humana. La interacción del agente

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con el medio, físico y humano, se el lugar que los cartesianos habían


realizaría en parte de forma delibe- otorgado al intelecto y las sensa-
rada y consciente, y en parte de ciones. De este modo, Peirce que-
forma no consciente, guiada por ría superar la antinomia racionalis-
hábitos y conductas rutinarias. La mo-empirismo, que estaba en la
vida humana debería entenderse base del dualismo moderno5 . El
como una continua interacción en- hábito se movería entre lo que ya
tre pensamiento y acción, como un se sabía y lo que todavía se ignora-
proceso de construcción del cono- ba, y haría posible el aprendizaje,
cimiento que se apoyaba en hábi- la novedad y la creatividad. Apo-
tos recibidos. Éstos, puestos a yándose en los hábitos, el conoci-
prueba por las acciones diarias, re- miento crecería en espiral, en una
cibirían confirmación, o serían aproximación incesante a un cono-
puestos en duda. No se actuaría a cimiento cada vez más certero de
partir de ideas claras y distintas, la realidad. A través del lenguaje,
como pensaba Descartes, sino a la comunidad compartiría creen-
partir de creencias o ideas aproxi- cias que se irían confirmando o
madas de lo que podría ser la reali- que serían revisadas a la vista de
dad. Éstas vendrían a ser confirma- nuevas experiencias. Los hábitos,
das por los hábitos, o mejoradas en parte individuales, propios de
por nuevas experiencias en la reso- cada persona, y en partes sociales,
lución de problemas concretos. surgidos de la práctica en común,
Ese modo social, histórico, prácti- constituirían el fundamento de las
co y teórico, permitiría el progreso instituciones. Éstas últimas no po-
gradual del conocimiento. Las drían reducirse a la pura formali-
creencias, no surgidas de la intros- dad de una estructura, ya que ac-
pección, sino del impulso vital a la tuarían como depósitos donde se
acción, del contraste entre pensa- iría guardando y potenciando la
miento y realidad, serían su ele- fuerza vital de una comunidad.
mento básico.
William James (1824-1910), con-
El objetivo de Peirce era desa- tinuador y en cierto sentido pertur-
rrollar una lógica normativa de la bador del pragmatismo de Peirce,
investigación científica, en la que presentaba la acción humana de
el hábito y la costumbre ocuparían un modo mucho más determinista,

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como resultado de la presión inex- na y cooperativa con un ambiente


cusable de las necesidades bioló- y, en este sentido, la relación con
gicas. Las teorías y los conoci- otros seres humanos resultaría
mientos surgirían como simples esencial. Su idea central era que la
modos eficaces de reacción frente acción humana es fundamental-
al medio, formas de manipulación, mente social. Los seres humanos
de aprovechamiento útil y eficaz no valoran ni necesitaban un esta-
del entorno. En este sentido, su do pasivo de satisfacción, sino más
versión del pragmatismo era fácil bien la actividad productiva, es de-
de confundir con un desarrollo ex- cir, la aportación a la construcción
tremo del utilitarismo. Por ejem- de la sociedad. Por eso, en opinión
plo, esto le llevó a sostener que las de Dewey, los valores superiores
consecuencias prácticas dan signi- no eran los que estaban vincula-
ficación a los juicios. La verdad, dos directamente al éxito indivi-
como relación abstracta de confor- dual, sino a la participación de to-
midad entre una proposición y un dos en un éxito colectivo. Ésa sería
estado de las cosas, no existiría, si- la razón por la que obligaban a to-
no que todo dependería de la ac- dos los hombres en igual medida.
ción humana y sus circunstancias. La ventaja social sería para Dewey
La veracidad no sería más que la el criterio último de veracidad.
utilidad de un juicio para los fines
de nuestra acción. Desde este Lenguaje, realidad y acción
planteamiento tan biologicista del económica
conocimiento, la razón sería como
una prolongación de los instintos. La crisis de la modernidad6 se
manifestó principalmente en una
El pragmatismo de John Dewey cierta perplejidad ante la manifies-
(1859-1952) se distingue del de Ja- ta imposibilidad de cualquier len-
mes en que no insistía tanto en el guaje, incluido el matemático, de
objetivo del éxito individual, sino aprehender lo esencial de la reali-
que lo subordinaba al éxito colec- dad. Siempre había algo en esta
tivo o social. Dewey sostenía, de última que se escapaba a todo in-
acuerdo con Peirce, que el proceso tento de formalización. En el cam-
de avance del conocimiento sería po concreto de las teorías econó-
sobre todo una interacción huma- micas se puso en duda que los mo-

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delos mecanicistas de acción, en economistas, influidos por el posi-


los que el agente se desenvolvía en tivismo lógico, propuso una elabo-
un mundo de información perfec- ración axiomática de la teoría eco-
ta, fuesen los adecuados. Se empe- nómica, es decir, su construcción
zó a tomar conciencia de que lo como un conjunto coherente de
más característico de la conducta axiomas y teoremas sin especial
económica es que ésta debe ser di- preocupación por el contenido, ya
señada por un agente que desco- que lo verdaderamente importante
noce gran parte de las consecuen- era predecir comportamientos. En
cias de su acción7. Es decir, a la ho- lugar de una economía basada en
ra de tomar decisiones, aparte de argumentos se buscaba una eco-
la información explícita y cons- nomía basada en demostraciones,
ciente, la única que había tenido es decir, en conclusiones lógicas a
en cuenta Walras, no sólo existía partir de axiomas. Dentro de esta
una información no consciente, si- nueva economía formalista no te-
no que, sobre todo, era patente un nía sentido preguntar, por ejem-
notable grado de incertidumbre. plo, si el concepto de “homo oeco-
Esto llevó a una progresiva revi-
nomicus” correspondía a una con-
sión de las teorías de la acción hu-
ducta real, ya que se daba por su-
mana que la habían reducido a un
puesto que se trataba de un diseño
simple problema lógico de deci-
lógico cuya función principal con-
sión con información perfecta. Re-
sistía en formalizar conductas teó-
ducir la acción humana a simples
ricas, separadas de la realidad, que
esquemas formales de la lógica y
el cálculo no sólo falseaba la reali- elaboraran predicciones fiables.
dad, sino que impedía entender el De este modo surgió una econo-
problema económico que, por mía matemática, o más bien mate-
esencia, se refiere a las expectati- matizada, cuyo principal objetivo
vas y planes futuros del agente. era proporcionar una solución
matemáticamente coherente al
Ante la falta de una perfecta co- problema del equilibrio general.
rrespondencia entre acción real y Resulta muy significativo que para
diseño formalista, surgieron dos alcanzar esta solución se recurriera
posturas divergentes en el seno de a un teorema topológico, el del
la teoría económica. Un grupo de “punto fijo”, dejando a un lado el

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cálculo diferencial, como había nomistas pusieron de manifiesto,


pretendido Walras. Esto constituía de un modo más o menos abierto,
un buen indicio de que la nueva la necesidad de revisar el concepto
economía matemática se desen- de equilibrio general y la función
volvía en un marco atemporal, en que el empresario desempeña en
el que la teoría de la empresa difí- el logro de ese equilibrio. De todos
cilmente podría encontrar cabida. modos, y a pesar de esa reacción
Fue precisamente esta limitación contra el positivismo lógico, la ma-
metodológica, y la consiguiente re- yoría de esos economistas siguió
visión de las posibilidades del cál- estando muy influida por el dualis-
culo infinitesimal para representar mo racionalista y sostuvo que las
la conducta económica, lo que fuentes de la incertidumbre no po-
desencadenó el llamado “debate dían ser racionales. Inmersos en el
marginalista”, que tanto interés ha ambiente intelectual postmoder-
tenido en la historia de las teorías no, estos economistas se dejaron
de la empresa. Pero esto lo tratare- llevar por una cierta admiración
mos en otra parte8, ya que sucedió hacia lo que ellos mismos califica-
en una época posterior a la que
ban de irracionalidad y vitalismo.
ahora nos ocupa.
Por ejemplo, Knight llegó a afirmar
Como reacción al positivismo, que “living is an art”; Keynes sostu-
otro grupo de economistas se negó vo que los “animal spirits” de los
a que, en aras del rigor lógico, se empresarios los conducen la eco-
dejase a un lado el innegable pro- nomía, y Schumpeter definió el ca-
blema de la toma de decisión en pitalismo como un proceso de
condiciones de incertidumbre. En “destrucción creadora”. Frases to-
la década de los años veinte y das ellas reveladoras de un am-
treinta del siglo pasado, esto dio biente intelectual de exaltación de
lugar a los primeros intentos de lo irracional, que llevó al elogio
elaborar una teoría económica en más o menos encubierto del tera-
la que tuviese cabida la incerti- peuta y del demiurgo. Estos eco-
dumbre, y que puso las bases para nomistas confiaban en que la clave
un fuerte desarrollo de la teoría de para enfrentarse con lo irracional
la empresa. Al rechazar la hipótesis proviniera de una cierta actitud es-
de información perfecta, estos eco- teticista.

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Esta especie de reacción anti- toma de decisión del empresario,


formalista no fue exclusiva de los sino cómo llevar a cabo efectiva-
economistas; llegó a ser un rasgo mente esa decisión. Por eso, el
típico de la llamada postmoderni- problema de la separación entre
dad y se manifestó en una desbor- lenguaje y realidad se manifestó,
dante admiración hacia todo lo en el plano de las teorías de la di-
fuese impulso vital, creatividad, rección, en forma de desajuste en-
voluntad de poder, ruptura con el tre el diseño y la realización, entre
pasado y con lo establecido. Algo lo que se tomaba por objetivo a
patente en la filosofía de Nietzche realizar y lo que finalmente se con-
y Bergson, en la literatura de Eliot, seguía. De modo más concreto, se
Kafka, Sartre, Joyce; en la pintura manifestó en la crisis de las llama-
de Kandinsky, Picasso, Chagall, das teorías científicas de la direc-
etc. Parecía que era el momento de ción.
librarse del corsé del formalismo y
de arrojarse en brazos de la incerti- Las teorías científicas de la di-
dumbre, del siempre incierto futu- rección, como las desarrolladas
ro. Se trataba de ensayarlo todo, por Fayol y Taylor, habían surgido
de proponer nuevos mitos, nuevas en un ambiente intelectual en el
morales y, sobre todo, nuevas acti- que se suponía que no había dis-
tudes estéticas. El éxito, la gloria y tinción entre lenguaje científico y
la bendición de la fortuna serían realidad. Se daba por descontado
para quienes se librasen de la tira- que la razón podía diseñar y con-
nía de la racionalidad y se arroja- trolar completamente la realidad,
sen a la conquista del futuro des- de tal modo que se confiaba en la
conocido. existencia de un diseño óptimo del
proceso productivo. Una vez con-
Organización y manipulación. seguido, nada quedaba fuera del
control del diseñador. Desde este
Lo propio de las teorías de la di- punto de vista, los desajustes e in-
rección es que no tienen tanto que eficiencias que se observasen en
ver con el conocimiento como con los procesos productivos serían
la acción. En ese sentido, son más atribuibles única y exclusivamente
prácticas que especulativas. No a fallos en el correcto diseño de
pretenden estudiar una hipotética la organización. Lograr una bue-

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na dirección sería cuestión de afi- formal, o diseño racional estableci-


nar cada vez más en el diseño, do a priori, y la organización infor-
hasta lograr el proceso producti- mal, o adaptación espontánea de
vo ideal, aquél en el que todo ese diseño a los intereses y necesi-
funcionase como un reloj perfec- dades de los obreros. Este modo
tamente ajustado. Una manera de manifestarse la separación en-
de pensar que coincidía con las tre el diseño y la realización consti-
ideas ilustradas defendidas por tuyó el problema básico de las teo-
Bentham al explicar las ventajas rías de la dirección que se expon-
de su famoso panoptico, como ins- drán más adelante.
trumento por excelencia para edu-
car a los obreros y organizar efi- Las nuevas teorías de la direc-
cientemente la producción. ción que se proponían resolver es-
te problema de separación entre
Las primeras dudas sobre este diseño y realización estuvieron
modo de entender la organización muy influidas por el modo en que
surgieron a comienzso del siglo la sociología de la época había tra-
XX, con ocasión de una serie de tado de explicar la distinción9 en-
estudios empíricos sobre lo que tre sociedades tradicionales y so-
sucedía en los procesos producti- ciedades industriales. Por razones
vos diseñados conforme a los prin- que probablemente tenían que ver
cipios tayloristas. Se puso en evi- con la idealización del pasado,
dencia que cualquier esquema for- propia del romanticismo, se elo-
mal de organización, por muy per- giaba el organicismo y el sentido
fecto que fuese y por muy científi- de lo comunal de las sociedades
co que hubiese sido el modo em- tradicionales, frente al funcionalis-
pleado para diseñarlo, siempre mo y el sentido de la eficiencia de
manifestaba un grado de ineficien- las modernas sociedades indus-
cia. Parecía como si hubiese algo triales. Al mismo tiempo, proba-
en la realidad que se resistiese a blemente por causa del cientifismo
entrar dentro de cualquier diseño. positivista, y en último término del
Esto dio lugar a que algunos estu- dualismo cartesiano, se sostenía
diosos de las teorías de la direc- que la sociedad tradicional estaba
ción empezasen a distinguir entre construida sobre lo no racional y
lo que llamaban la organización no formalizable, como las costum-

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bres y el status, mientras que la so- conductas que juzgaban como no


ciedad industrial estaba asentada científicas.
sobre lo racional y formalizable, Podría decirse que para Weber
sobre las estructuras, los regla- la evolución de la sociedad condu-
mentos y las relaciones contrac- cía de manera inexorable hacia un
tuales. En cualquier caso, aunque esquema mecanicista muy pareci-
el inevitable crecimiento de la do al supuesto del equilibrio gene-
ciencia y la técnica modificaba las ral, es decir, a una situación donde
condiciones de la acción social, no toda conducta sería absolutamen-
estaba claro que ese crecimiento te lógica y previsible, pero donde
de la dimensión objetiva y externa la innovación y el impulso vital ya
supusiese un necesario debilita- no tendrían cabida. La marcha de
miento, ni mucho menos elimina- la sociedad estaría gobernada por
ción, de lo que estos primeros so- un imparable proceso de aumento
ciólogos denominaban aspectos continuo de eficiencia, de raciona-
no racionales de la acción huma- lización creciente, que llevaría al
na. progresivo crecimiento de una es-
tructura mecánica y rígida, incom-
Los orígenes positivistas de la patible con la efectiva aplicación
sociología empujaron a describir la del principio democrático10.
evolución de la sociedad como una
El enfoque de Pareto era muy
progresiva construcción de estruc-
similar. Sus años dedicados al es-
turas cada vez más racionales y ex- tudio de la teoría económica le hi-
tensas, que sustituirían lo que juz- cieron comprender que el supues-
gaban como elementos instintivos to del equilibrio general de Walras
o no racionales. Esto explica que de ningún modo podía proporcio-
gran parte de la sociología de Max nar una explicación satisfactoria
Weber (1864-1920) y Vilfredo Pare- de la conducta humana y del orden
to (1848-1923) preste una gran social. En su opinión, el modelo de
atención al estudio de la relación la economía de Walras, como la
entre las conductas que considera- mecánica de Laplace, no eran el
ban lógicas y las que no lo eran o, mejor modo de entender la reali-
dicho en otras palabras, si era po- dad. Pareto pensaba que la moti-
sible el conocimiento científico de vación de la acción humana nunca

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Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

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podría considerarse desde una y lo espontáneo, lo que de algún


perspectiva exclusivamente racio- modo se escapa de su control, es
nal; por eso, el estudio de la oposi- un freno a su objetivo de continuo
ción entre lo lógico y lo que no lo aumento de la eficiencia. El poder
es resultaba esencial para enten- de estos directivos manipuladores
der el funcionamiento de la socie- crece en relación directamente
dad. Si no era posible el conoci- proporcional al modo de entender
miento absoluto de la realidad so- las organizaciones como estructu-
cial en todos sus detalles, enton- ras formalizadas. Ya no había posi-
ces, en opinión de Pareto, todas bilidad de ninguna autoridad por-
las teorías sociales no podrían ser que no existían criterios racionales
otra cosa que aproximaciones. La para legitimarla; la autoridad fue
sociología sería una ciencia en un bello sueño pasajero. El duro
continuo devenir, que no haría re- despertar del sueño de la moderni-
ferencia a ningún tipo de absoluto. dad ponía de manifiesto que la
única legitimidad posible era la
La visión de la sociedad que que provenía del aumento ince-
sostenían tanto Weber como Pare- sante del éxito, es decir, del poder
to suponía un enfrentamiento en- triunfante. El reino de este ejecuti-
tre lo racional y lo vital. Esta pos- vo sería el de los hechos, el de los
tura escéptica y relativista que creó puros medios y el de la eficacia
el ambiente propicio para el triun- mensurable. Se trataría de un nue-
fo de la figura del terapeuta11, per- vo tipo de artista creativo, liberado
sonaje que actúa sin conocer el de toda restricción, para quien na-
verdadero sentido de lo que hace. da tenía valor por sí mismo.
En el terreno de la dirección de
empresa surgió el correlato del En una sociedad postmoderna
ejecutivo manipulador, que sólo sin criterios para distinguir una
entiende de compromisos de natu- conducta manipuladora de otra
raleza técnica, aquéllos que se re- que no lo es, no tenía nada de ex-
fieren a los aumentos de eficacia traño que apareciese una doctrina
en los procesos de transformación. como la de Sigmund Freud (1856-
Se trata de un personaje que con- 1939), que suministraba las claves
funde la verdad con la eficiencia y de lo que podríamos llamar la mo-
que considera que todo lo informal ral del ejecutivo manipulador. La

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misma idea de la terapia como culturales y objetos sociales im-


análisis de la personalidad ponía puestos desde fuera que, una vez
de manifiesto que, para Freud, el internalizados por los individuos,
ego no era más que una estructura, se integrasen en la organización y
resultado de un cúmulo de influen- se convirtiesen en instrumentos
cias, más o menos inconscientes, y dóciles para los fines perseguidos.
por eso mismo manipulable. Ni si- No estaba muy claro cuál era para
quiera estaba orientada a curar al Parsons la condición del agente
paciente, lo que para Freud tenía antes de ser socializado, cuando
una rechazable connotación sote- permanecía separado y neutral
riológica. Se proponía liberar de frente a un entorno de valores, con
compulsiones ocultas, llevar a la una perfecta libertad de elección.
aparición de un individuo que se
¿Cómo se podía elegir con tanta li-
controlase a sí mismo, que dispu-
bertad y racionalidad sin haber si-
siese de capacidad para manipular
do socializado? Parsons no fue ca-
su personalidad y su entorno del
paz de liberarse del individuo utili-
modo que juzgase más adecuado a
sus intereses. El objetivo de Freud tarista que pretendía criticar.
no era la búsqueda de una vida
La sociología de Parsons enten-
buena, sino cómo darse una buena
día que, para descubrir el sentido
vida, la del individuo que sólo eli-
de una organización, había que es-
ge los fines que más le satisfacen.
tudiar la función que desempeña-
Talcott Parsons (1902-1979) uti- ba cada uno de sus componentes y
lizó la psicología de Freud y la so- cómo se integraba en la unidad y
ciología de Weber para elaborar persistencia de la totalidad. Fue
una sociología funcionalista, en la éste un planteamiento destinado a
que las organizaciones actuaban ejercer gran influencia en todas las
como “conciencia colectiva”. Es de- teorías de la dirección que expon-
cir, como un conjunto de normas dremos más adelante.

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Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

Miguel Alfonso Martínez-Echevarría 19


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Conducta del empresario y equilibrio general

El empresario entre la realidad y visión del modo de entender la


el lenguaje función del empresario y de su re-
lación con el logro del equilibrio
La explicación que proporciona- general. Si el empresario solo po-
ba Walras sobre cómo funcionaba día hacer conjeturas más o menos
el mecanismo que producía el fiables acerca del futuro, sus deci-
equilibrio general daba por su- siones eran más o menos acerta-
puesto que realidad y lenguaje co- das, con lo que era más probable
incidían, de tal modo que el agen- que contribuyese al desequilibrio
te económico nunca tenía posibili- que al equilibrio, sobre todo cuan-
dad de equivocarse, pues se supo- do este último se definía en senti-
nía que siempre actuaba con infor- do normativo, es decir, como aque-
mación completa y fiable. Por lla situación en la que se producía
ejemplo, en esas circunstancias, el perfecto acoplamiento de los
un empresario podía producir can- planes de todos los agentes y don-
tidades compatibles con las condi- de el bienestar colectivo era máxi-
ciones de equilibrio, ya que dispo- mo. Con incertidumbre, nadie po-
nía de la información correcta –los día asegurar que el empresario
precios de equilibrio–, que se le contratase los recursos que debía
suministraba de forma gratuita e contratar y vendiese los productos
inmediata. Como puede verse, se que debía vender. En consecuen-
trataba de un empresario que se cia, tampoco se podía asegurar
comportaba como un agente pasi- que contribuyese al logro de un
vo e inerme, que se limitaba a re- equilibrio con asignación óptima
accionar de modo previsible a una de recursos.
información exacta y fiable.
Enfrentados a este problema de
La incertidumbre aparecía en la la decisión del empresario cuando
teoría económica como una barre- actúa con incertidumbre y a su
ra que impedía la perfecta adecua- contribución al logro del equilibrio
ción entre realidad y lenguaje del sistema, expondremos a conti-
matemático. La presencia de este nuación las posturas de tres eco-
concepto llevó a una profunda re- nomistas, J. A. Schumpeter (1883-

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1950), F. H. Knight (1885-1972) y J. Aunque Schumpeter siempre


M. Keynes (1883-1949), que pro- pretendió mantener lo esencial del
porcionaron soluciones destinadas concepto de equilibrio general lo
a desempeñar un importante papel alteró notablemente al presentarlo
no sólo en la evolución futura de no como una situación, sino como
las teorías de la empresa, sino en un proceso de tendencia al equili-
el mismo concepto de equilibrio brio. Schumpeter pensaba que la
general. economía se comportaba como
una especie de flujo circular, esta-
Schumpeter o el empresario ble y estacionario que, mientras no
como artista fuese perturbado, tendía a institu-
cionalizarse de una determinada
Schumpeter se formó como forma y a permanecer en esa situa-
economista con Böhem-Bawerk, ción. Era evidente que este modo
un discípulo de Menger, sin que
de entender el equilibrio alteraba
por ello se le considere como un
la concepción de Walras, que nun-
miembro de la escuela austríaca,
ca lo había considerado como ten-
ya que siempre sostuvo que el en-
dencia, sino fundamentalmente
foque del equilibrio general de
como situación inalterable. Eso ex-
Walras era superior al enfoque de
los austríacos. Enfrentado al pro- plica que para Walras la misión del
blema de un empresario que tenía empresario, como la de todos los
que decidir con incertidumbre, agentes, no fuera establecer las
Schumpeter se dio cuenta de que condiciones de equilibrio, sino
esa situación no era compatible mantenerlas. Schumpeter rompió
con el planteamiento de Walras, con esta idea al considerar que el
por lo que se propuso modificarlo. empresario, enfrentado con la in-
No sólo pretendió dar cabida a una certidumbre probablemente no to-
mejor explicación de cómo proce- maría la decisión acertada, con lo
día ese empresario, sino también que difícilmente podía contribuir
proporcionar un sentido dinámico al mantenimiento del equilibrio.
al esquema del equilibrio general Ante esta situación, la misión que
que, quizás por influencia de su le correspondía al empresario era
formación austríaca, siempre ha- precisamente la contraria: impedir
bía echado en falta12. la tendencia al equilibrio, es decir,

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introducir un desequilibrio positi- que introducir algún otro mecanis-


vo que consistía en aportar nuevos mo que actuase en sentido contra-
y mejores modos de producir que rio a la acción del empresario y
creasen mayor riqueza para todos. que permitiera explicar cómo se
podía restablecer el equilibrio. Pa-
Cuando un empresario introdu-
ra Schumpeter, ese mecanismo se
cía una innovación provocaba una
fundamentaba en la conducta gre-
perturbación puntual en la estabi-
garia de los que no actuaban como
lidad del flujo circular, lo que le
verdaderos empresarios sino que,
proporcionaba una ventaja mo-
buscando su ventaja, se limitaban
mentánea que se traducía en bene-
a copiar la innovación, convirtién-
ficio. Posteriormente, y de modo
dola en el modo habitual de proce-
gradual, esa ventaja inicial iba des-
der. De este modo, la tensión entre
apareciendo, en la medida en que
la innovación y la imitación acaba-
todos los demás empresarios imi-
ría por establecer un nuevo equili-
taban esa innovación, hasta que
brio del flujo circular, con su co-
acababa por convertirse en el mo-
do habitual de proceder. La nueva rrespondiente nuevo marco insti-
función que Schumpeter asignó al tucional.
empresario resultaba mucho más
Conviene señalar que la misión
convincente que la propuesta por
que Schumpeter atribuía a los em-
Walras, ya que: a) no requería in-
presarios se basaba en un optimis-
formación perfecta por parte del
mo sin aparente fundamento. No
empresario, b) no planteaba la
estaba claro que los empresarios
contradicción de un empresario
introdujesen siempre una pertur-
que perseguía un beneficio desti-
bación positiva, una mejora en los
nado a desaparecer en el equili-
modos de producir existentes; po-
brio, c) admitía la posibilidad de
día suceder que las innovaciones
innovación y progreso. Pero como
no fuesen realmente mejoras. Por
luego veremos, no dejó de plan-
otro lado, tampoco estaba claro
tear problemas de envergadura.
que la tendencia gregaria produje-
Si la misión del empresario era se siempre un resultado positivo,
deshacer el equilibrio y Schumpe- en el sentido de que promoviese la
ter deseaba mantener la idea de generalización de los modos más
equilibrio, no tenía más remedio convenientes. No resulta extraño

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que este aparente optimismo le Este tipo de empresario apare-


llevase, de modo paradójico, tal y cía como alguien capaz de desarro-
como le sucedió a Weber y a Pare- llar una actividad que se situaba
to, a un pesimismo sobre el futuro por encima de la ocupación nor-
del capitalismo, ya que preveía una mal de los demás mortales. Por lo
progresiva dificultad para la gene- pronto, disponía de un conoci-
ración de beneficios y una conti- miento superior que le permitía
nua reducción del tipo de interés. actuar como barrera que impedía
que las fuerzas del mercado lleva-
Para Schumpeter, como para sen al sistema al equilibrio, donde
Walras, la tecnología era un factor sólo había estancamiento y ausen-
exógeno, una especie de don caído cia de creación de riqueza. Sólo él
desde los cielos, sin ningún tipo de sabía cómo desatar el proceso de
explicación sobre su génesis. La “destrucción creadora” y hacer que
única diferencia entre ambos auto- “el capitalismo sea por naturaleza
res era que, en el caso de Schum- una forma o método de cambio
peter, existía un agente, el empre- económico que nunca puede ser
sario que, sin saber de dónde, in- estacionario”14. Aunque la misión
troducía la tecnología 1 3 . Para de este tipo de empresario pudiera
Schumpeter, como para Marx, la parecer más razonable que la del
innovación tenía sobre todo natu- diseñado por Walras, la razón de
raleza tecnológica, y se suponía su existencia se convertía en un
que era un regalo que los dioses verdadero enigma. ¿De dónde y
sólo otorgaban a sus elegidos: los por qué surgía esta raza de ambi-
empresarios. Sólo ellos disponían guos demiurgos del capitalismo?
de un extraño conocimiento que ¿Quién les había asignado esa mi-
les permitía mejorar los modos de sión de agitar las aguas periódica-
hacer, ya fuesen productos, proce- mente, frenando la tendencia a la
sos, métodos de organización, estabilidad del flujo circular y ha-
mercados o formas de comerciali- ciendo surgir nuevas riquezas?
zación. Como esto era algo propio Además, su modo de proceder se
del capricho de los dioses, ocurría situaba más allá de todo cálculo y
de modo discontinuo e imprevisi- previsión, introducía la innovación
ble. de una forma inexplicable, como

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

Miguel Alfonso Martínez-Echevarría 23


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correspondía a un verdadero artis- embargo, resultaba imprescindi-


ta, al elegido de las musas, que se ble para el progreso de la humani-
movía por una inspiración que iba dad. Un antagonismo muy difícil
más allá de lo racional. Alguien ca- de explicar.
paz de romper con la rutina de lo
establecido15, de enfrentarse con En la teoría de Schumpeter des-
lo desconocido, con un futuro que tacaba más la figura del empresa-
sólo a él se le rendía. ¿De dónde rio que la empresa en cuanto orga-
procedía esa misteriosa capacidad nización o estructura social. En es-
de innovación? ¿Cómo podía ese te sentido, Schumpeter seguía
empresario reconocer la innova- siendo tan neoclásico como Wal-
ción beneficiosa, la que lleva a la ras. Ambos consideraban la em-
mejora continua, sin confundirla presa como una “caja negra”; sólo
con la que lleva al retroceso y al les interesaba la decisión final, que
empobrecimiento? atribuían al empresario en cuanto
agente singular. Esta visión indivi-
Schumpeter planteaba un claro dualista de la empresa quedaba
antagonismo entre la actividad confirmada por la distinción que
singular del empresario y la imper- establecía Schumpeter entre dos
sonal del mercado, entre la inno- clases de empresarios: el puro ad-
vación y la competencia. Esta últi- ministrador organizativo, que se
ma se apoyaba en la experiencia preocupaba de que la empresa
común, en el conocimiento com- funcionase en el día a día, una vez
partido entre los hombres, y esta- puesta en marcha; y el introductor
ba destinada a generar la tenden- de innovación, el verdadero crea-
cia a la estabilidad y a la uniformi- dor de la empresa. La retribución
dad del orden social, al tiempo del primero sería un sueldo; la del
que generaba un aumento conti- segundo, el beneficio. De este mo-
nuo de entropía, de apagamiento y do, toda la complejidad de la em-
anulación de oportunidades. Por presa quedaba reducida a la inex-
contraste, la función del empresa- plicada tarea de innovación, que
rio se basaba en un conocimiento parecía no necesitar de la organi-
singular, personal e intransferible, zación y la cooperación humanas.
que nada tenía que ver con la ex- En este sentido, Schumpeter se-
periencia compartida y que, sin guía pensando, al igual que Wal-

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ras, que la empresa podía reducir- to. Su empresario tenía mucho que
se a una función de producción, ver con el romanticismo alemán17,
sólo que ahora era misión del em- con el tipo de individuo que apare-
presario introducirla en el merca- ce en las obras de von Humboldt,
do. Novalis, Schlegel, Schleiermaier y,
sobre todo, con el que fue motivo
Es interesante destacar que
de elogio por parte de Goëthe, el
Schumpeter, al ligar el beneficio
individuo excepcional, el genio
con la incertidumbre, colocaba de
elegido por los dioses para dirigir
nuevo a la empresa en el centro de
la marcha de la historia. Algo muy
la economía, ya que afirmaba que
distante del individuo utilitarista
la esencia de la creación de riqueza
de los pensadores británicos, a
consistía en la introducción de
quien los románticos alemanes
nuevos modos de hacer, en romper
despreciaban en lo más profundo
con las formas establecidos de
de su corazón. Mientras el utilita-
producir. Constituirse en el motor
rismo británico tendía a considerar
de la economía era la misión del
empresario, que debía enfrentarse la sociedad como el resultado no
con lo incierto, abrir nuevos cami- previsible de la acción de una mul-
nos hacia un futuro desconocido. titud de individuos iguales e indis-
El problema era que Schumpeter tinguibles, que se movían por los
no estaba en disposición de anali- mismos intereses, el romanticismo
zar todas las consecuencias de es- alemán consideraba que el gobier-
te modo de enfocar la actividad de no de la historia solo podía corres-
la economía y, por eso, acabó ponder a una mente históricamen-
adoptando una postura que pue- te creativa que se hace presente en
de calificarse de irracional. la tierra, a través de sus sucesivas
encarnaciones en individualida-
No es difícil conectar las raíces des excepcionales.
intelectuales de la visión que
Schumpeter16 tenía de la marcha Bajo algún aspecto, también la
de la economía y de la sociedad figura del empresario propuesto
con las del historicismo alemán, por Schumpeter podía relacionarse
con la filosofía de Hegel, Marx, y con el desprecio de Nietzche por la
Nietzche y, de modo más próximo, sociedad de masas. Si el hombre
con la sociología de Weber y Pare- era para Nietzche un animal sin

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acabar18, una especie tensísima de Knight: el empresario entre el


ambición de poder, impulsada al riesgo y la incertidumbre
continuo probar, tentar y fallar, só-
lo cabían dos soluciones: o una Las influencias que a lo largo de
moralidad creciente que reprimie- su vida recibió Frank H. Knight
se los instintos y llevase al grega- (1885-1972) fueron múltiples y va-
rismo y la decadencia, propios de riadas. Estaba familiarizado tanto
la sociedad de masas, o el fomento con el pensamiento de Marshall y
de los instintos más primarios, la Walras como con la postura de los
afirmación de la voluntad de po- austríacos; además, disponía de
der, para que surja el superhom- un buen conocimiento de la socio-
bre, el artista genial, la novedad lo- logía de Weber, algunas de cuyas
grada; en suma, el verdadero hom- obras tradujo al inglés. A la hora
bre. de enfrentarse con el problema de
cómo afecta la incertidumbre a las
Por contraste, el supuesto del decisiones de los agentes econó-
equilibrio general diseñado por micos, supo darse cuenta de su in-
Walras tomaba como elemento bá- compatibilidad con el supuesto
sico al consumidor, el individuo del equilibrio general, ya que am-
pasivo de la sociedad de masas bos conceptos resultaban exclu-
que dócilmente se adaptaba a las yentes. La competencia perfecta,
exigencias de la totalidad. No tiene condición básica del equilibrio ge-
nada de extraño que Schumpeter neral, supone información perfec-
lo acabase enfrentando con su em- ta. Además, en ausencia de incerti-
presario innovador, con el líder dumbre, desaparece todo posible
que emerge vigorosamente de la beneficio, con lo cual no queda
masa y rompe con lo establecido, muy clara la misión que las empre-
el ser excepcional que impone las sas pueden desempeñar en situa-
nuevas condiciones que ha de se- ción de equilibrio. Para resolver es-
guir la totalidad. Un tipo de perso- te dilema, Knight se propuso anali-
nalidad que tenía en sí misma las zar con más detalle la naturaleza
reglas de su acción, que, dotada de de la incertidumbre, y estudiar de
una especial resistencia interior y qué modo podía ser compatible
fortaleza psicológica, podía triun- con el concepto de equilibrio ge-
far sobre el resto. neral y con la posibilidad de que,

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en esa situación, no desapareciera decir, se podían medir las desvia-


el beneficio19. ciones estadísticas de cada con-
ducta singular respecto a esa con-
Tomando como referencia la ducta promedio o, lo que es lo
distinción que Marshall había es- mismo, construir una distribución
tablecido entre el corto y el largo objetiva de las probabilidades de
plazo o, de modo más general, en- esas desviaciones. Luego a corto
tre los distintos modos en que el plazo, los agentes se enfrentaban a
horizonte temporal afecta a la in- una incertidumbre relativa y cuan-
formación de que disponían los tificable, que Knight llamó riesgo,
agentes económicos, Knight cons- en cuanto que admitía un mercado
truyó su análisis de los distintos de compra y venta de previsiones.
grados de incertidumbre con que
se enfrenta el agente económico. En el caso de las decisiones a
En las decisiones a corto plazo, el largo plazo, no se podía utilizar la
agente utiliza en primer lugar la in- información del entorno, ya que
formación que aporta el entorno, todavía no existía ni se conocía el
es decir, una información de natu- modo y el ritmo en que se llevaría
raleza no consciente, englobada en a cabo esa inevitable transforma-
ción. El agente no podía apoyarse
las costumbres heredadas y, por
ni en la información inconsciente
tanto, de carácter muy estable. To-
ni en la consciente, ya que nada
mando como base este tipo de in-
había llegado a suceder todavía.
formación implícita, el agente po-
Esta sería la que Knight llamó in-
día utilizar la información explícita
certidumbre propiamente dicha.
y consciente propia de la situación
En cualquier caso, de modo muy
peculiar en que se encontraba. Ha-
parecido a Marshall, Knight pensa-
bía por último una incertidumbre
ba que el paso desde el corto al
que, según Knight, tenía que ver
largo plazo siempre se producía
con la falta de unicidad entre las
gradualmente, de modo que los
costumbres y las circunstancias de
agentes actuaban con una mezcla
cada agente. Por ejemplo, no era
de riesgo e incertidumbre.
posible conocer la conducta futura
de un agente concreto, pero sí era A partir del concepto de riesgo,
posible predecir la conducta de un Knight, siguiendo el pragmatismo
hipotético agente promedio. Es de Dewey, explicó el equilibrio de

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la economía como el resultado nicista considerar la conducta hu-


provisional de un proceso conti- mana y las instituciones como algo
nuado de aprendizaje sobre el mo- estático, mientras que el enfoque
do de resolver los problemas co- biologicista admitía la posibilidad
lectivos. De esta forma, intentó in- de evolución y de cambio. Con la
troducir un concepto de compe- ventaja añadida de que mientras el
tencia que no supusiese informa- mecanicismo imponía el supuesto
ción perfecta, sino más bien el de información perfecta, el biologi-
mismo proceso de adquirirla. Por cismo admitía la imperfección en
tanto, para Knight, tanto el equili- la información y necesitaba del
brio como la competencia consti- aprendizaje. En opinión de Knight,
tuían un proceso dinámico de acu- el sistema económico se compor-
mulación de experiencia. taba de un modo parecido a la evo-
lución del cerebro de un organis-
En contra de su declaración de mo vivo.
intenciones, Knight introdujo una
sustancial modificación del con- A partir de esta manera de en-
cepto de equilibrio general, de tal tender el equilibrio como proceso
modo que su postura se movía de aprendizaje, la toma de decisión
más en línea con el enfoque de del empresario era para Knight un
Marshall que con el de Walras. Se proceso complejo en el que tenía
podría decir que Knight trataba de que hacer frente tanto al riesgo co-
explicar la economía como un len- mo a la incertidumbre. La misión
guaje en formación que, mediante principal de los empresarios con-
el aprendizaje, iba descubriendo el sistía, según Knight, en realizar
sentido de la realidad con la que una anticipación del consumo a un
se enfrentaba. Algo que quedaba plazo más o menos corto. En cuan-
confirmado por su insistencia en to actividad habitual y repetitiva, el
que la actividad económica se en- consumo estaba conectado con los
tendía mucho mejor si se adoptase hábitos y las costumbres, con los
un enfoque biológico, como el que modos comunes y habituales de
propugnaba Marshall, que si se satisfacer las necesidades, lo que,
utilizase un enfoque mecanicista, de acuerdo con la “ley de los gran-
como el de Walras. Knight pensaba des números”, era perfectamente
que era propio del enfoque meca- previsible en promedio. Para reali-

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zar ese adelanto del consumo los que se refiere a los beneficios, no
empresarios asumían mayor o me- tenía mucho sentido porque equi-
nor riesgo y una mayor o menor in- valía a guiarse por la máxima in-
certidumbre. Es decir, sus decisio- certidumbre; tampoco lo tenía en
nes se basaban tanto en la expe- lo referente a la renta, donde lo
riencia común, como en su pecu- aconsejable era más bien la ten-
liar visión del futuro. Por un lado, dencia a minimizar los riesgos. El
al satisfacer las necesidades habi- tipo de empresario que defendía
tuales, las que configuran el equili- Knight sólo podía calificarse par-
brio a corto plazo, los empresarios cialmente como calculador, en
se enfrentaban al riesgo y, al prever cuanto a los costes, pero no en
el futuro, se enfrentaban a la incer- cuanto a los beneficios. En reali-
tidumbre. El éxito en la gestión del dad, su conducta debía calificarse
riesgo proporcionaba al empresa- como aprendizaje, puesto que con
rio unos ingresos, que para Knight
el paso del tiempo la incertidum-
eran renta, mientras que el éxito
bre se iba reduciendo y el empre-
frente a la gestión de la incerti-
sario iba adquiriendo experiencia y
dumbre le proporcionaba el bene-
corrigiendo sus decisiones, tanto
ficio. Mediante esta descomposi-
ción del ingreso del empresario, respecto al riesgo como a la incer-
Knight pretendía que su función tidumbre.
fuese compatible con el manteni-
Para Knight, el beneficio estaba
miento del equilibrio y, al mismo
unido al éxito en el manejo de la
tiempo, admitiese el cambio gra-
incertidumbre y consistía en un in-
dual. La renta representaba un
greso residual, aquél que restaba
premio por el mantenimiento de la
estabilidad inducida por la expe- después de haber cubierto todos
riencia, y el beneficio representaba los costes, incluidos los riesgos, y
el premio al cambio hacia un me- que se recibía como recompensa
jor futuro. por haber acertado en una apuesta
a favor de una determinada visión
De este planteamiento se puede de futuro. Algo que no estaba liga-
deducir que, según Knight, el em- do a ningún tipo de conducta ra-
presario no seguía en ningún caso cional, sino más bien a una con-
una conducta maximizadora. En lo ducta intuitiva, basada en inclina-

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ciones psicológicas o en determi- tar para todos. Desde el punto de


nados rasgos de carácter. vista de cada consumidor, sus pro-
Era también misión del empre- pias necesidades futuras consti-
sario fijar contractualmente, en tuían un problema difícil de resol-
competencia con otros empresa- ver, debido al elevado grado de in-
rios, las retribuciones de todos certidumbre sobre lo que tendría
aquellos que aportasen factores de que hacer. Nadie podía saber con
producción a la empresa, que de- exactitud qué consumiría en el fu-
bía pagar antes de recibir el resi- turo, ni en el modo, ni en la canti-
duo que constituía el beneficio. En dad, ni en el momento. Las empre-
la retribución del empresario no sas surgían entonces como un mo-
todo era beneficio; había un pri- do de resolver ese problema, ya
mer tramo de naturaleza contrac- que mientras la necesidad concre-
tual que se correspondería con el ta de cada consumidor era impre-
pago de su tarea rutinaria de direc- visible, la necesidad de un gran nú-
ción. Un segundo tramo, también mero de consumidores era bastan-
de naturaleza contractual, que se te previsible y, cuanto mayor el nú-
correspondía con la retribución del mero, menor el riesgo. De este mo-
capital aportado; y un tercer tramo do, la justificación de la aparición
que constituía un derecho de pro- de las empresas era la reducción
piedad sobre el residuo que que- del riesgo que existía en el supues-
dase como consecuencia de su to de que cada individuo se enfren-
acierto en la apuesta de futuro. Es- tase sólo con sus propias necesi-
te último tramo, el beneficio puro, dades. Esto explicaba además que
dependía tanto de la suerte como las empresas, al reducir el riesgo,
de la capacidad de observación y tendiesen a aumentar de tamaño.
de otros factores más o menos Ahora bien, esa tendencia estaba
aleatorios. compensada, según Knight, por el
Para justificar la aparición de la hecho de que el aumento de tama-
empresa, Knight apelaba a un cier- ño provocaba un fuerte incremento
to tipo de especialización o divi- de la demanda de factores de pro-
sión de tareas entre los consumi- ducción. Esto llevaba a un aumen-
dores y los empresarios, cuyo obje- to del riesgo y de la incertidumbre,
tivo era alcanzar un mayor bienes- provocado por el mayor volumen

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

30 Miguel Alfonso Martínez-Echevarría


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

de recursos comprometidos duran- Esta explicación psicologista de


te un periodo de tiempo más largo. la división entre empresarios y
Por tanto, las empresas, sometidas obreros resultaba poco convincen-
a estas fuerzas opuestas, tendían a te. La posición social y los recursos
adoptar un tamaño que era una de que disponían influían mucho
compensación adecuada entre más que la aversión subjetiva al
esos dos extremos de riesgo. riesgo a la hora de elegir entre la
condición de empresario o la de
A su vez, para explicar cómo se obrero. A la hora de la realidad, el
producía la especialización entre mismo Knight reconocía que aún
los empresarios y los obreros, suponiendo libertad para compor-
Knight apelaba a la tendencia psi-
tarse como empresario o como
cológica de mayor o menor aver-
obrero, la responsabilidad y el con-
sión al riesgo. En su opinión, había
trol de la producción quedaban en
personas dotadas de una especial
manos de quienes aportaban el ca-
psicología, que se sentían inclina-
pital. Aunque ciertamente no todo
das a llevar adelante la tarea de
el que dispusiese de capital estaba
realizar previsiones del consumo
futuro. Del mismo modo, había efectivamente dispuesto a aceptar
otras que se sentían inclinadas a riesgo, no se podía decir que la ra-
rechazar esa tarea, aceptando una zón principal de que los obreros
retribución más baja a cambio de eligiesen esa condición era su
mayor seguridad. Los primeros aversión al riesgo. La explicación
adoptaban el papel de empresa- evidentemente era más compleja.
rios y los segundos el de obreros. Además, ese argumento dejaba sin
Los empresarios, además del ries- explicar por qué los empresarios
go propio de la empresa, acepta- tendían al monopolio como modo
ban el de los obreros, que prefe- de reducir el riesgo. Knight tampo-
rían la seguridad de una estabili- co dejaba muy claro de dónde ve-
dad en el salario. A cambio, los nía ese derecho del empresario a
empresarios se atribuían el dere- dirigir el trabajo de los empleados:
cho a supervisar el trabajo de los no se entendía que éste fuese una
obreros y a percibir el ingreso resi- recompensa por aceptar un riesgo
dual que resultaba una vez cubier- que supuestamente rechazaban
tos todos los costes. los obreros.

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

Miguel Alfonso Martínez-Echevarría 31


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

Lo más importante de la aporta- Keynes o la opinión del


ción de Knight consistió en que la empresario
tarea central del empresario y su
objetivo de obtener beneficio que- Keynes formaba parte de la raza
de economistas-filósofos, como
daban ligados al concepto de in-
Smith y Marx, que sabían cómo co-
certidumbre. Su análisis de la in- nectar sus formulaciones económi-
certidumbre, así como el modo de cas con una visión filosófica de la
descomponerla en un elemento sociedad y del hombre. Podría de-
transversal o sincrónico y otro lon- cirse que la teoría económica de
gitudinal o diacrónico, le permitie- Marshall y la filosofía moral de
ron sostener que la acción del em- Moore20 constituían los fundamen-
presario se desenvolvía en la ten- tos a partir de los cuales Keynes
sión entre el presente, configurado elaboró su propia teoría económi-
por los hábitos del pasado, y su ca y social.
propia visión de cómo podría con-
Situado ante el problema de la
figurarse el futuro. La misión que incertidumbre, o si es posible pa-
Knight asignaba al empresario no sar de la lógica a la realidad y vice-
era, por tanto, la de un calculador versa, Keynes llegó a la conclusión
que vivía en un continuo presente, de que éste coincidía con el pro-
en un universo cerrado, ni la de al- blema de la inducción, que ya ha-
guien que da un salto en el vacío bía intentado resolver Hume en el
hacia un futuro desconocido, co- siglo XVIII: ¿qué se podría decir del
mo proponía Schumpeter. Por el futuro si todo el conocimiento fia-
contrario, todo su empeño era ble se fundamentaba en el pasado,
buscar el modo de explicar cómo en la experiencia? Si la ciencia era
un lenguaje que se basaba en la
se podía pasar gradualmente y sin
experiencia y que recibía su legali-
ruptura desde el presente al futuro.
dad del contraste con los hechos
En cualquier caso, Knight se daba ya ocurridos, ¿qué podría decirse
cuenta de que la pura y simple in- de los hechos imprevisibles y de
formación objetiva y consciente no los que nunca han ocurrido? Todo
era suficiente para explicar la con- el empeño de Keynes, especial-
ducta del empresario. mente en su Treatise on Probability,

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

32 Miguel Alfonso Martínez-Echevarría


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

era buscar una respuesta razona- Del mismo modo que Marshall,
ble a este problema. Keynes mantenía la distinción en-
tre el corto y el largo plazo a la ho-
En presencia de incertidumbre, ra de estudiar cómo se podía expli-
la decisión de los agentes no podía car la formación de expectativas. A
ser puramente lógica, ya que sólo corto plazo, la inercia del pasado,
disponían de información parcial y el peso de las tradiciones, era con-
subjetiva acerca de las consecuen- siderable. Además, eran muy po-
cias de esa decisión. ¿Cómo po- cas las posibilidades de que las
dían entonces tomar la decisión? decisiones se apartasen de la ex-
Esto quiere decir que de algún mo- periencia común heredada. Eso
do los agentes formaban expectati- hacía que este tipo de expectativas
vas de futuro, lo cual planteaba el fuesen fácilmente predecibles en
problema de como podían plan- promedio, y que las desviaciones
tearlas, ya que no se trataba de un admitiesen distribuciones de pro-
proceso lógico. La solución que babilidad objetivas. Sin embargo,
acabó adoptando Keynes era muy a largo plazo, las expectativas se
parecida a la de Burke: que la for- convertían en una cuestión pura-
mación de expectativas tenía más mente subjetiva e idiosincrática.
que ver con un proceso social, im- Cada individuo las formaba a partir
personal y comunitario, que con de su fantasía, sin tener mucho
un problema lógico. Sólo a través que ver con la experiencia en co-
de la experiencia vivida, es decir, la mún. Para Keynes el futuro era lo
que se adquiría formando parte de totalmente desconocido. Por tan-
una determinada comunidad, to, en su opinión, no tenía mucha
aceptando sus prejuicios y conven- lógica hablar de un sentido de la
ciones, era posible explicar de historia ni atribuirle un determina-
dónde surgían las expectativas. Era do fin.
ésta una idea conocida desde
tiempos de Aristóteles y que, de Marshall, siguiendo el principio
un modo u otro, estaba presente de que la naturaleza no procedía a
en la mayoría de los pensadores saltos, había intentado dar cabida
británicos desde Hume y Burke, a la innovación y al progreso en el
hasta Moore y el segundo seno del modelo del equilibrio ge-
Wittgenstein21. neral, suponiendo que el largo pla-

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

Miguel Alfonso Martínez-Echevarría 33


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

zo era la acumulación de decisio- dividuos no podían tomarse como


nes a corto plazo22. Para Keynes, invariables, sino que cambiaban
esta postura no tenía ningún senti- según los marcos sociales e histó-
do, ya que si el futuro era lo abso- ricos en los que se desenvolvían.
lutamente inesperado, no cabía En su opinión no existía nada pa-
hablar de una acumulación como recido a una “naturaleza humana”
continua mejora o progreso ince- fija e inalterable. En consecuen-
sante de la humanidad. En conse- cia, no tenía sentido seguir mante-
cuencia, la sociedad se comporta- niendo el principio del laissez faire23,
ba, según Keynes, como un siste- ya que nada podía garantizar la
ma abierto que aunque dispusiese existencia de una especie de ten-
de una inercia tendencial no tenía dencia impersonal a un bien abso-
ninguna finalidad. Ciertamente, se luto, un destino benévolo que go-
podía hablar de la existencia en el bernase la marcha de la sociedad
seno de la sociedad de algo pareci- por encima de las decisiones de
do al equilibrio, ya que siempre los hombres. La orquesta de diver-
habría una dimensión institucional sos instrumentos, el coro de soni-
que la dotaba de estabilidad. Sin
do armonioso, se alejan finalmen-
embargo, no se podía afirmar que
te en la distancia. Es patente el re-
esa situación fuese normativa, en
lativismo moral que subyace en es-
el sentido de que fuese deseable y
ta postura24. Si se rechazaba la po-
benéfica, sino que se trataba de un
sibilidad de un equilibrio normati-
resultado fáctico, algo que no po-
vo a largo plazo y se negaba la
día calificarse ni de bueno ni de
malo. posibilidad de un sentido objetivo
del bien, entonces el equilibrio
Este modo de entender la eco- que en cada momento existía en la
nomía ponía de manifiesto que sociedad no podía ser más que fru-
Keynes había disuelto el vínculo to de la convención y de la costum-
iusnaturalista, establecido por bre. En tal caso, si no había bien
Cournot y Walras, entre equilibrio absoluto, tampoco cabía hablar de
general normativo y comporta- una racionalidad absoluta, con lo
miento óptimo de los individuos. que las decisiones de los agentes
Para Keynes, los principios confi- sólo podían juzgarse a la vista de
guradores de la conducta de los in- sus intereses a corto plazo. Surgió

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

34 Miguel Alfonso Martínez-Echevarría


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

así una filosofía del carpe diem y de se convertía en algo enormemente


la manipulación, patente en los es- complejo. Dependía del ahorro
critos de Keynes. disponible que, a su vez, dependía
de las expectativas de consumo
El empresario, como cualquiera que, a su vez dependían de las ex-
de los demás agentes sociales, to- pectativas de ingresos que, a su
maba sus decisiones, según Key- vez, dependían de las inversiones
nes, de acuerdo con las expectati- ya realizadas. De este modo, se for-
vas a corto plazo, que no eran otra maba una cadena de causas entre
cosa que prejuicios heredados, co- expectativas y realizaciones, entre
munes a toda la sociedad. A corto futuro y pasado, que era altamente
plazo, este modo de tomar decisio- compleja e inestable. En opinión
nes no planteaba mucho problema de Keynes, las decisiones de inver-
ya que los empresarios no hacían sión a largo plazo eran en realidad
más que actuar en el sentido de las poco más que adivinaciones o co-
condiciones del equilibrio. El pro- razonadas que los empresarios se-
blema se planteaba en las decisio- guían a partir de un mínimo de in-
nes a largo plazo, cuando nada po- formación irrelevante respecto al
día orientar la decisión del empre- futuro. Eso explicaba por qué las
sario. Por ejemplo, en el caso de expectativas de inversión eran al-
decisiones de inversión pura, no tamente volátiles y cambiaban de
había posibilidad de apoyarse en forma muy rápida en función de
ningún tipo de prejuicio común. estados de ánimo que nada tenían
Este problema no se planteaba en que ver con la realidad.
el diseño de Walras, donde los em-
presarios disponían de informa- Según Keynes, el propio carác-
ción perfecta y, guiados por la ter aleatorio de la decisión de in-
búsqueda del beneficio, diseñaban versión a largo plazo provocó la se-
unos planes de inversión que ab- paración entre propiedad y ges-
sorbían totalmente el ahorro que tión, característica de los grandes
generaba la sociedad. Pero en el proyectos empresariales. Con esta
diseño de Keynes25, esto era prác- separación y la consiguiente des-
ticamente imposible. El proceso personalización de la propiedad,
de toma de decisión para llevar se abrió la posibilidad de convertir
adelante inversiones a largo plazo las inversiones reales en financie-

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

Miguel Alfonso Martínez-Echevarría 35


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

ras y de abandonar decisiones que, bre lo que admitía una distribu-


pasado el tiempo, se juzgasen ción objetiva de probabilidades,
erróneas o insostenibles. Lo pro- pero no sobre visiones de lo que
pio de las inversiones reales, las podría ocurrir en el futuro. Se juz-
que dan lugar a edificios, má- gaba, por tanto, sobre rendimien-
quinas, etc., era su carácter irrever- tos de empresas ya establecidas, o
sible. Una vez puestas en marcha sobre la competencia de los equi-
esas instalaciones, no había posi- pos que las dirigían, pero no sobre
bilidad de dar marcha atrás. Sin las inversiones que habría que lle-
embargo, las inversiones financie- var a cabo para mantener el equili-
ras, la adquisición de títulos valo- brio normativo de la totalidad de
res, eran fácilmente reversibles; la economía. Todo esto ponía de
bastaba con venderlos. Gracias al manifiesto que, para Keynes, los
establecimiento de la Bolsa, o empresarios no podían auxiliarse
mercado de títulos valores, se de ninguna información objetiva y
abrió la posibilidad de que el dine- fiable para llevar adelante sus pro-
ro abandonase las inversiones rea- yectos de inversión a largo plazo.
les a largo plazo y se refugiase en Además, para llevar adelante esas
las inversiones financieras a corto inversiones tenían que convencer a
plazo. Desde este punto de vista, los banqueros, que tampoco sa-
las bolsas de valores eran, para bían muy bien con arreglo a qué
Keynes, lugares donde se compra- criterio fiable podrían tomar la de-
ban y vendían expectativas de ren- cisión de ayudar al empresario en
tabilidad a corto plazo de las inver- su proyecto. A pesar de esta falta
siones reales. de fundamento racional de las ex-
pectativas a largo plazo, que acon-
Las bolsas de valores no podían sejaba dejar en suspenso la toma
ser un mercado de expectativas a de decisión, según Keynes, el im-
largo plazo, algo que se refería a un pulso vital a la acción era la causa
futuro del que nada se sabía, sino de que el empresario llevase ade-
un mercado de expectativas a cor- lante la decisión.
to plazo, de opiniones sobre la ren-
tabilidad de inversiones reales ya La economía resultaba así go-
realizadas. Es decir, negociaban bernada por la opinión de la mayo-
opiniones sobre lo presente, so- ría, por lo que Keynes llamaba la

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Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

36 Miguel Alfonso Martínez-Echevarría


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

psicología de los grandes grupos que reacciones instintivas de mie-


humanos, en la que cada uno tra- do u optimismo frente a los esta-
taba de ser más hábil que el otro. dos de opinión. La marcha de la
Se trataba de decisiones tomadas economía se convertía así, desde
a partir de corazonadas y conven- el punto de vista de Keynes, en un
ciones sociales. Un fenómeno po- subproducto de las actividades de
co estable y sin mucho fundamen- un casino. Con más fuerza que
to racional que fue objeto de estu- Marx, Keynes sostenía que un sis-
dio por parte de la psicología de tema basado en la acumulación de
masas. Fenómeno que explicó así capital era altamente inestable.
mismo por qué el comportamiento
de las inversiones estaba sometido A pesar de esas olas de irracio-
a tan rápidas e incontrolables fluc- nalidad psicológica que, según
tuaciones, que dependían de olas Keynes, gobernaban la economía,
de optimismo o pesimismo de la el resultado no era el caos y el des-
opinión pública, sin que nadie su- orden. El peso de los prejuicios y
piese realmente si tenían o no fun- de las convenciones recibidas del
damento real. Los hombres vivían pasado provocaba una estabilidad
en un mundo de incertidumbre, y uniformidad en las opiniones y
con una seria limitación de su ca- conductas que generaba equili-
pacidad para hacer predicciones brio, pero sin que se pudiera ga-
razonables sobre lo que sucedería rantizar que éste fuese normativo,
en el futuro. en el sentido de que coincidiera
con una situación de pleno empleo
En opinión de Keynes, los em- de los recursos. No hay clara evi-
presarios no podían considerarse dencia, basada en la experiencia,
superhombres, como pensaba de que la política de inversiones,
Schumpeter, sino que más bien que es socialmente ventajosa, co-
eran individuos vulgares, quizás incida con la que es más rentable.
los más vulgares, los menos pro- Ante esta situación, la solución
pensos a la reflexión y, por tanto, que propuso Keynes fue la puesta
los que más fácilmente se movían en marcha de una política plena-
por los caprichos del prejuicio. Sus mente manipuladora, basada en
decisiones surgían de sus “animal las opiniones de una elite de este-
spirits” y, en realidad, no eran más ticistas refinados. Se trataba de

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

Miguel Alfonso Martínez-Echevarría 37


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

gentes muy superiores a los vulga- llevaban adelante la producción


res empresarios, que mediante un impulsadas por la búsqueda del
hábil manejo de los objetivos del beneficio, pero cuyas conductas
gobierno subsanaban aquellos convenía vigilar, ya que sus intere-
desajustes sociales que más ses no siempre coincidían con los
ofendían a su sensibilidad. de la mayoría. Keynes rechazaba la
Los empresarios eran para Key- visión marshalliana del empresa-
nes gentes de temperamento rio: “una excelente pintura del gran
sanguíneo e impulsos constructi- capitán de industria, del maestro
vos que se embarcaban en los ne- del individualismo, que nos sirve
gocios como un modo de vida. Sin al propio tiempo que se sirve a sí
embargo, sería ingenuo suponer mismo, justo como lo hace cual-
que basaban sus decisiones en quier otro artista. Sin embargo, a
cálculos rigurosos de beneficios. su vez, se está convirtiendo en un
En realidad, sólo jugaban con una ídolo deslucido. Cada vez duda-
mezcla de habilidad y suerte. Eran mos más de que sea él quien nos
figuras sociales secundarias que conduzca de la mano al paraíso”26.

La dimensión institucional de las empresas


Si se partía de que los agentes muy distinto al modo de entender
económicos tenían que actuar con la economía como situación de
incertidumbre, estos se verían equilibrio general normativo, en la
obligados a mejorar la información que toda la información estaba da-
de que disponían y, en tal caso, la da y era disponible de forma gra-
teoría económica tendría que ex- tuita e inmediata. Por eso, los au-
plicar cómo se producía y se acu- tores que ahora vamos a exponer,
mulaba la información. La econo- los institucionalistas, se apartaban
mía tendría que entenderse como del supuesto del equilibrio general
un proceso continuado de adquisi- y consideraban que sólo mediante
ción de experiencia, tanto la com- el estudio de la génesis de las ins-
partida por todos, como la propia tituciones se podía explicar la so-
de cada individuo. Un enfoque ciedad como un proceso de forma-

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

38 Miguel Alfonso Martínez-Echevarría


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

ción y acumulación de conoci- no y objetivo, el constructo social a


mientos, en el que era posible to- partir del cual los individuos esta-
mar decisiones en presencia de in- blecían en cada momento sus inte-
certidumbre. Los institucionalis- reses.
tas consideraban que lo
importante no era el equilibrio, si- El institucionalismo biologicista
no el proceso de generación y acu- de Veblen
mulación de conocimientos que
explicaba la estabilidad y el pro- El punto de arranque del enfo-
greso de la sociedad. Este proceso que institucionalista de Veblen
se llevaba a cabo mediante las ins- surgió como consecuencia de su
tituciones, que actuaban como lu- crítica mordaz a los supuestos bá-
gares donde se acumulaba la expe- sicos del equilibrio general. Era es-
riencia adquirida por las genera- pecialmente brillante en su modo
de ironizar sobre la supuesta exis-
ciones anteriores en la resolución
tencia de unos individuos calcula-
de los problemas de la vida coti-
dores, que estaban continuamente
diana. De este modo, las institu-
ajustando en el margen. “La con-
ciones desempeñaban el papel de
cepción hedonista del hombre es
depósitos de información implícita
la de un brillante calculador de pe-
y no consciente, a partir de la cual nas y placeres, que oscila como un
los individuos de la presente gene- glóbulo homogéneo de deseos de
ración podían adquirir y dar senti- felicidad bajo el impulso de estí-
do a la información consciente, la mulos que le desplazan pero le de-
que configuraba sus intereses in- jan intacto. Carece de anteceden-
mediatos y les permitiría tomar tes y consecuentes. Se trata de un
sus decisiones. Mientras los eco- definitivo y aislado dato humano,
nomistas partidarios del equili- en equilibrio estable frente a las
brio general no tenían en cuenta la sacudidas de fuerzas que le empu-
historia ni las instituciones y sólo jan de un lado y de otro. Autoposi-
se interesaban por una situación cionado en un espacio elemental,
de equilibrio, los institucionalis- gira simétricamente alrededor de
tas se mostraban interesados por su propio eje espiritual, hasta que
conocer cómo funcionaba el proce- el paralelogramo de fuerzas que
so de acumulación del saber exter- actúan sobre él, le señala la línea

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

Miguel Alfonso Martínez-Echevarría 39


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

resultante que debe seguir. Cuan- Walras había construido su en-


do la fuerza del impacto se ha con- foque a partir de una psicología
sumido, vuelve a su reposo inicial hedonista, exigida por la hipótesis
este autocontenido glóbulo de de- del equilibrio, que resultaba re-
seos. Espiritualmente, el hombre dundante a la hora de explicar có-
hedonista no se mueve a sí mis- mo se podía generar la coordina-
mo”27. Este era el lenguaje con el ción no intencional de los planes
que Veblen mostraba lo absurdo de los individuos. Ésa era la razón
de sostener que los hombres po- de que en su seno no se diera la
dían vivir aislados, fuera del tiem- posibilidad de una “explicación ge-
po, con información perfecta. En nética del proceso vital de la eco-
su opinión, todo lo que sabían y nomía”; sólo daba lugar a lo que
hacían los hombres era fruto de los Veblen calificaba de mera taxono-
hábitos, de costumbres heredadas mía precientífica. Para lograr una
del pasado y de las influencias mu- explicación genética del proceso
tuas que constituían la sociedad. económico y, especialmente de la
innovación y el cambio, según Ve-
Plantearse la economía como blen, no sólo se requería estable-
una situación de equilibrio era si- cer las leyes de adaptación al me-
nónimo de perder de vista el rico dio, sino explicar de dónde podía
trasfondo cultural e institucional surgir esa capacidad de los agen-
que explicaba cómo podían surgir tes para buscar soluciones a los
las conductas económicas. Para problemas que continuamente les
Veblen, la economía era por enci- planteaban los cambios del entor-
ma de todo un proceso vital, algo no.
de naturaleza comunal en el que
tenía lugar el crecimiento, el cam- Veblen proponía una nueva vi-
bio, la evolución y el desarrollo. La sión que consideraba al hombre
verdadera teoría económica no po- como un ser vivo, como alguien
día limitarse a explicar las condi- que actuaba incesantemente, apo-
ciones de equilibrio, sino que de- yándose tanto en el pensamiento
bía dar las razones que explicaban como en los sentimientos. No sólo
la acumulación de conocimientos, actuaba cuando huía del dolor o
la génesis de la innovación y del cuando buscaba el placer; su ac-
cambio. ción no se reducía al mero cálculo.

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

40 Miguel Alfonso Martínez-Echevarría


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

La acción humana era algo más ri- prácticas y en su cultura popular.


co y más complejo, que manifesta- Es precisamente el carácter rutina-
ba la esencia misma del modo hu- rio de estas prácticas el que otorga
mano de ser. La elección y el cál- estabilidad y permanencia a esa
culo eran sin duda fenómenos ra- sociedad, que de otro modo esta-
cionales, pero ni agotaban todas ría siempre amenazada de inesta-
las formas de la actividad humana, bilidad por procesos altamente vo-
ni tan siquiera eran las formas pa- látiles, como el mercado y la com-
radigmáticas de esa actividad. petencia absolutamente descen-
tralizada.
Cuando los individuos toman
sus decisiones se apoyan, según Esta idea de que los agentes ac-
Veblen, sólo en muy pequeña me- túan de un modo no deliberado,
dida en un acto deliberado y cons- apoyándose en el conocimiento no
ciente, haciendo uso de una infor- consciente que se acumula en las
mación explícita. En realidad, son instituciones, entraba en conflicto
juguetes de las instituciones. Sin con los presupuestos del liberalis-
la enorme cantidad de información mo clásico. Venía a poner en duda
supraindividual y no consciente tanto la rotunda afirmación de que
“cada individuo era el mejor juez
acumulada en las instituciones, los
de sus propios actos”, como la lla-
individuos apenas podrían ir más
mada “soberanía del consumidor”.
allá de la más simple actividad
orientada a la supervivencia. El in- Para Veblen las instituciones no
dividuo no actúa en un vacío insti- eran simples esquemas organizati-
tucional sino en un marco social vos, estructuras lógicas sin vida, si-
donde la tradición, la costumbre y no que actuaban como hábitos de
la ley establecen patrones de con- pensamiento compartidos, como
ductas y modos rutinarios de ac- instrumentos sociales para acumu-
tuación. La habilidad industrial de lar conocimientos, habilidades,
una nación se constituye a partir tecnologías y modos de hacer. Ve-
de un conjunto de hábitos de con- blen pensaba que las instituciones
ducta adquiridos a lo largo del se integraban en el proceso de ge-
tiempo, ampliamente asumidos neración, difusión y acumulación
por la fuerza laboral de esa nación de conocimientos que formaba el
y hondamente enraizados en sus núcleo del orden social. Incluía

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

Miguel Alfonso Martínez-Echevarría 41


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

usos, costumbres, cánones de con- medio. Cada empresa disponía de


ducta, principios de derecho y de hábitos que englobaban habilida-
propiedad. El incesante cambio des sociales y tecnológicas, de los
técnico y social de la moderna so- que dependían sus capacidades
ciedad industrial provocaba conti- productivas. Potenciaban la efi-
nuos choques entre las nuevas ciencia productiva y, al mismo
concepciones y los modos tradi- tiempo, la limitaban. Sin ese doble
cionales de hacer, lo que llevó a la efecto no había posibilidad de ra-
aparición de innovaciones admi- cionalidad efectiva y se desataría
nistrativas y técnicas. Sólo en el una hipotética eficiencia destructi-
seno de este amplio proceso insti- va.
tucional tenía sentido la acción in-
dividual, que se explicaba como En el seno de las empresas po-
una manifestación concreta y sin- día darse la evolución y el cambio,
gular de la experiencia productiva incluso el que se producía de mo-
de la sociedad. La conjunción del do muy rápido; sin embargo, la
carácter acumulativo de las institu- existencia de hábitos dotaba a las
ciones y las rupturas que provoca- empresas de identidad y fuerza, e
ban las innovaciones explicaban impedía que se produjese la ines-
que el desarrollo de la economía tabilidad típica de los mercados,
se realizase mediante sucesivas donde los individuos se relaciona-
crisis, y no de forma continuada, ban mediante contratos muy sen-
gradual y suave. cillos y a muy corto plazo. Frente al
desarraigo social de la conducta
Veblen entendía la empresa co- individual, típica del mercado, la
mo una institución destinada a al- empresa actuaba como formadora
macenar y reproducir hábitos y ru- y estabilizadora de la sociedad. Ve-
tinas necesarias para la actividad blen tenía una idea positiva de la
productiva. Su función en el seno empresa, que contrastaba con su
de la sociedad era parecida al mo- visión negativa del empresario. En
do de actuar de los genes en los su opinión, el “capitán de indus-
organismos vivos; por un lado se tria”, la elitista figura del empresa-
encargaban de dotar de estabili- rio enfrentado al equilibrio gene-
dad e inmunidad y, por otro, per- ral, más que impulsar la innova-
mitían adaptarse a los cambios del ción y el progreso, movido por la

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

42 Miguel Alfonso Martínez-Echevarría


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

objetividad y la eficacia de las ra- entre lo mágico y lo que podía de-


zones técnicas, se dedicaba, por mostrarse. A pesar de que Veblen
falsas razones monetarias, a poner insistía en que era necesario tener
trabas y barreras a ese progreso. en cuenta al hombre completo, ra-
zón y sentimiento, cuerpo y alma,
Las raíces de la postura de Ve-
acabó por adoptar un dualismo
blen se entrelazaban con las de la
muy parecido al que trataba de evi-
filosofía pragmatista28 de Peirce,
tar. De acuerdo con su actitud po-
pero no de modo directo, sino a
sitivista, lo propio del conocimien-
través de James y Dewey. Esto ex-
to científico era la ausencia de to-
plicaba por qué en lugar de enten-
da apelación a la conciencia de los
der el hábito como mediador flexi-
agentes, a todo lo que tuviese que
ble entre la libertad del individuo y
ver con interpretaciones de sus
el determinismo de la sociedad,
motivos. Veblen sólo consideraba
Veblen adoptó una postura mucho
lícito apelar a la claridad y rigor de
más determinista. De todas mane-
las “causas eficientes”, y no a lo
ras, percibió la raíz del problema
que consideraba confusa obscuri-
metodológico de la economía en
dad de las “razones suficientes”29.
particular y de las ciencias sociales
en general. Se trata de la articula- Esta apelación a la causa efi-
ción entre determinismo y autode- ciente, de un modo que recuerda a
terminación que hay en la acción Saint-Simon, se tradujo en una
humana y que constituye el núcleo ciega confianza en la técnica y en
de la teoría de los hábitos. La ac- los ingenieros, los únicos que en
ción humana no se desarrollaba a su opinión eran capaces de impul-
impulsos reactivos discontinuos, sar el progreso técnico30. Esto po-
sino de modo continuo, mediante nía de manifiesto que Veblen tenía
hábitos que permitían resolver las una idea ingenua y poco funda-
dificultades que se planteaban en mentada de la técnica, y desde lue-
la vida de cada persona. go una concepción del proceso de
crecimiento científico muy alejada
Quizás fue la influencia de
del sentido hermeneútico y semió-
Dewey y James lo que llevó a Ve-
tico que le había dado Peirce.
blen a plantearse una continua
tensión entre animismo y raciona- Su objetivo era explicar la socie-
lismo, entre superstición y ciencia, dad sin recurrir a la hipotética exis-

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

Miguel Alfonso Martínez-Echevarría 43


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

tencia de ningún tipo de destino triales”, objetivas y reales, y activi-


benefactor, fuese “mano invisible” dades “pecuniarias”, interpretati-
o equilibrio general. Soluciones vas e irreales. Algo que recordaba a
que consideraba falsas y que en el la distinción que hacían los econo-
fondo no eran más que un modo mistas clásicos entre economía
de enmascarar el teleologismo exi- real, las técnicas y las cosas, y eco-
gido por las visiones individualis- nomía irreal, el dinero, la imagina-
tas de la acción humana, por otro ción, las interpretaciones y las opi-
lado, incompatibles con la misma niones. El desprecio hacia lo sub-
existencia de la sociedad. Al final y, jetivo e interpretativo, que Veblen
por razones que sería largo expo- calificaba despectivamente de psi-
ner, Veblen creyó encontrar en la cologismo, le llevó a una postura
biología evolucionista de Darwin tan determinista que, frente a ella,
un modo de evitar ese teleologis- el mismo planteamiento neoclási-
mo que criticaba, aunque en reali- co podía considerarse demasiado
dad éste planteaba problemas pa- humano e insuficientemente me-
recidos, si no mayores. canicista. Daba la impresión de
que Veblen pretendía una vuelta a
Esta visión darwiniana y positi- la teoría clásica del valor objetivo,
vista del progreso científico expli- en el que las cosas y las técnicas
caba el rígido determinismo que constituían la fuente del valor.
Veblen atribuía a las instituciones
sobre las conductas de los Veblen destacó más por su bri-
agentes31. Una actitud que le llevó llante capacidad para la crítica
a un maniquesismo, a un enfrenta- mordaz, especialmente contra el
miento creciente entre religión y reduccionismo de la psicología
ciencia, entre eficiencia y derroche, neoclásica, que por su aportación
entre capitalistas y trabajadores, positiva a la resolución del proble-
que desembocó en una visión cada ma del método de las ciencias so-
vez más pesimista del futuro de la ciales. Aunque ciertamente la ac-
sociedad. En su opinión, todo pa- ción humana se basaba en un sola-
recía coaligarse para frenar la mar- pamiento entre lo habitual y lo ló-
cha del progreso. Surgieron así sus gico, Veblen acabó incurriendo en
continuos y famosos enfrenta- un dualismo, del que ha sido jus-
mientos entre actividades “indus- tamente acusado.

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

44 Miguel Alfonso Martínez-Echevarría


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

El institucionalismo jurídico de proceso de institucionalización de


Commons la sociedad. Este planteamiento se
Si Veblen había buscado una ex- fue elaborando con el paso del
plicación del orden social basada tiempo y forjó una voluntad colec-
exclusivamente en la causa eficien- tiva de vivir en paz y de actuar de
te, excluyendo la razón suficiente, modo eficiente. El sentido del de-
Commons, quizá por un conoci- recho consistía, desde la perspecti-
miento más directo del pensa- va de Commons, en constituir el
miento de Peirce32, trató de huir de marco básico que haría posible la
una postura tan excluyente. Tanto acción colectiva, que la conducta
la verdad como el valor eran para de cada individuo fuese libre y que,
Commons aproximaciones provi- al mismo tiempo, quedase contro-
sionales a una realidad más hon- lada. Es decir, que resultase bene-
da, cuyo conocimiento se adquiría ficiosa para la comunidad o al me-
en el seno de una comunidad. Sólo nos no fuese perjudicial para ella.
mediante la práctica en común se-
En otras palabras, las normas lega-
ría posible dar sentido y unidad a
les estaban destinadas a crear una
las acciones que llevan adelante
especie de “fijación de cauces” por
los hombres.
las que discurrían las actuaciones
Esto quiere decir que, para libres de los individuos. De acuer-
Commons, las conductas econó- do con la tradición de los países
micas sólo tenían sentido en el del “common law”, a la que perte-
marco de una comunidad dotada necía Commons, ese marco legal
de una determinada estructura le-
surgía de la iurisprudencia, o acu-
gal. Es decir, apoyada en un siste-
mulación de soluciones que los
ma de leyes que reforzasen los há-
jueces habían ido adoptando a lo
bitos de conducta que a lo largo de
la historia se habían considerado largo de la historia para resolver
legítimos, y que debilitasen o pro- los conflictos entre individuos. De
hibiesen los que no lo eran. La este modo, Commons fue el pri-
existencia de relaciones económi- mero en proporcionar una explica-
cas no era posible sin el previo es- ción semiótica del concepto de va-
tablecimiento de un marco jurídi- lor, entendido como algo ligado al
co, básico para el desarrollo del significado que las gentes atribu-

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

Miguel Alfonso Martínez-Echevarría 45


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

yen a lo que entienden como con- que hacían posible la acción colec-
ductas legítimas. tiva. Algo que estaba siempre en
proceso y en cuyo origen se encon-
Sólo en la medida en que se de-
traba el problema económico, la
sarrollase lo institucional, la ac-
escasez, que nunca cesaba de pro-
ción colectiva sería cada vez más
vocar conflictos de intereses. En
eficiente, de tal modo que actuaría
ausencia de las restricciones que
como condición previa e impres-
representaba la presencia de las
cindible para la racionalidad de la
instituciones, ese conflicto se re-
acción individual. En palabras de
solvía por medio de la violencia
Commons, era “un modo de acción
privada, en detrimento de la efi-
colectiva encaminada a controlar
ciencia productiva. Por ese motivo,
la acción individual”33, a proteger y
las instituciones aparecían como
fomentar el acuerdo de volunta-
modos cada vez más prácticos de
des. Este control se realizaría a tra-
resolver esos conflictos. Por tanto,
vés de sanciones físicas, morales y
formaban parte de un proceso de
económicas. Pero sería una equi-
vocación entender las institucio- aprendizaje sobre cómo resolver
nes como simples restricciones, ya nuevos problemas y conflictos. Es-
que sin ellas no sería posible la li- ta aparición de nuevos problemas
beración o expansión de las accio- y conflictos tenía que ver con la
n e s i n d i v i d u a l e s . Ta m p o c o propia evolución de las institucio-
deberían entenderse como realida- nes, cuya resolución requería mo-
des aisladas, sino como un con- dificar el marco institucional ya
junto de leyes, reglas, costumbres, existente. A partir de las mejores
etc., que, de un modo u otro, regu- prácticas presentes en cada mo-
laban las acciones de los indivi- mento, y ante los nuevos retos que
duos y hacían posible la acción co- planteaban los nuevos problemas,
lectiva. era necesario experimentar distin-
tas soluciones prácticas.
En este sentido se podría decir
que, para Commons, las institucio- Commons consideraba muy in-
nes, de un modo parecido a lo que satisfactorio el supuesto metodo-
sucedía con el lenguaje, consti- lógico de información perfecta,
tuían un conjunto coherente de que colocaba el criterio de eficien-
significados y reglas de actuación cia como principio básico de la

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

46 Miguel Alfonso Martínez-Echevarría


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

construcción social. En su lugar, creencias, por lo que no era posi-


proponía prestar más atención a la ble comenzar la casa por el tejado.
valoración práctica de la informa-
ción disponible, resumida en los Una aportación metodológica
conceptos de operatividad y razo- muy importante introducida por
nabilidad del marco social de ac- Commons fue el concepto de tran-
tuación. Conceptos que considera- sacción, como unidad básica para
ba básicos para estudiar el proceso estudiar el origen de las institucio-
de cambio institucional. Si no se nes. En cuanto expresión de con-
tomaba como punto de partida la cordancia de voluntades, consti-
existencia de un marco institucio- tuía, en su opinión, la unidad fun-
damental del análisis económico.
nal fijado e inamovible, ni se daba
De este modo, pretendía superar
por supuesto que la posibilidad de
tanto la visión mecanicista de un
realizar intercambios voluntarios
individuo aislado, como la visión
fuese condición suficiente para la
holista que lo disolvía en un gigan-
creación de una mutualidad opera-
tesco organismo gobernado por
tiva, el criterio de eficiencia no po-
fuerzas ocultas. Para Commons,
día ser suficiente para explicar el mientras se persistiese en estu-
sentido de las conductas. Se hacía diar la conducta económica como
necesario tener en cuenta también el simple movimiento físico de un
las relaciones de poder, la distribu- bien que se desplazaba desde la
ción de riqueza y, sobre todo, la ra- esfera de necesidad de un indivi-
zonabilidad y operatividad del con- duo a la de otro, como hacían los
junto de reglas establecidas. Cier- neoclásicos, no habría posibilidad
tamente, la eficiencia debía tener- de resolver el problema hermenéu-
se en cuenta, en la medida en que tico de la acción colectiva. Mien-
hacía referencia a las metas e in- tras se mantuviera ese rígido aisla-
tenciones de los individuos, pero miento del individuo utilitarista,
sin olvidar que éstas dependían en que se supone vive sin conflictos
gran parte de los problemas a los ni problemas de interpretación, no
que se enfrentaban los individuos habría modo de explicar lo que ha-
y los grupos de los que formaban ce, ni mucho menos de entender
parte. Éstos, a su vez, dependían las razones de ese modo de actuar.
del estado de los conocimientos y Sin embargo, a partir del concepto

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

Miguel Alfonso Martínez-Echevarría 47


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

de transacción, era posible partir y la novedad sin experimentar era


de la idea de que los individuos te- la que, en opinión de Commons,
nían diversas interpretaciones de hacía que lo institucional necesita-
una misma realidad, y que para su- se tanto del apoyo de un marco le-
perar esas divergencias era impres- gal, cuya misión principal era regu-
cindible la existencia de un proce- lar de un modo muy amplio la au-
so institucional que las regulase y tonomía de todos, como de la exis-
las dotase de una objetividad com- tencia de tribunales de justicia, cu-
partida. Para Commons, en condi- ya función era vigilar para que las
ciones de información perfecta, el nuevas transacciones no desbor-
concepto de transacción era mu- dasen los límites de esa autono-
cho más amplio que el de inter- mía, actuando como árbitros en
cambio. Sugería la idea de nego- las disputas y desacuerdos sobre
ciación, de persuasión, de asime- esos límites. En conclusión, el pro-
tría de poder e incluso la posibili- ceso institucional, apoyado en las
dad de alterar las reglas estableci- leyes y los jueces, restringía y en-
das cuando los agentes las juzga- cauzaba la iniciativa del individuo
socializándolo, y permitiendo que
sen como impedimentos, de tal
su voluntad pudiese ser cada vez
modo que sus propias característi-
más efectiva y eficiente.
cas hacían ver que la transacción
no podría llevarse a cabo sin el La empresa era para Commons
apoyo de la institución. Además, un tipo especial de institución des-
esta última no tenía mucho senti- tinada a facilitar el acuerdo de vo-
do sin la existencia de la primera. luntades o, en otras palabras, a lle-
Se podría decir entonces que las var adelante ese tipo especial de
instituciones surgen con ocasión transacción que constituye la pro-
de las transacciones y, a su vez, las ducción. No estaba de acuerdo con
instituciones, una vez confirmadas, los neoclásicos en que la empresa
permiten nuevos tipos de transac- fuese una simple función técnica
ciones. De este modo se establece de producción, ni en que la única
una espiral de mejora continuada información necesaria fuesen los
de la acción, tanto colectiva como precios fijados por el mercado, ni
individual. Esta misma tensión en- mucho menos en que éste se guia-
tre lo establecido por la costumbre se por algo tan simple como una

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

48 Miguel Alfonso Martínez-Echevarría


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

conducta maximizadora. En cuan- los individuos que se integraban


to institución, la empresa no era en una organización, desde otro
una realidad aislada sino que for- punto de vista, facilitaba el modo
maba parte de la totalidad del pro- de mandar y obedecer y potencia-
ceso institucional. Sólo de ese mo- ba la acción de todos. La empresa
do la empresa podía desarrollar su era, para Commons, un proceso
propia dimensión institucional, la ininterrumpido de aprendizaje que
que le permitiría dar solución a la enseñaba cómo resolver los pro-
transacción que hace posible la blemas que planteaban las tran-
producción. Esta dimensión insti- sacciones de producción. Un pro-
tucional propia necesitaba del ceso que llevaba al desarrollo de
apoyo de la organización, sin la un esquema organizativo propio,
cual no podía resolver los conflic- un modo peculiar de instituciona-
tos que se planteaban en su seno, lizarse, un estilo irrepetible de ac-
ni llegar a acuerdos sobre el modo ción colectiva. Habría, por tanto,
eficiente de resolver el problema muchos tipos de empresa, incluso
de la transacción productiva. en aquellos casos que en aparien-
cia hiciesen lo mismo.
La organización de una empresa
estaba constituida por el conjunto La razón por la que existían las
de reglas que fijaban los deberes y empresas era, para Commons, un
obligaciones, los derechos y las tipo especial de transacción, la pro-
atribuciones. Actuaba de un modo ducción, que para llevarse a cabo
parecido a como lo hacía el marco requería del principio de jerarquía y
legal para la totalidad de la socie- desigualdad, y que resultaba suma-
dad. Con el apoyo de la organiza- mente ineficiente si se intentaba re-
ción se creaban conductas previsi- gular por el principio del intercam-
bles y se aseguraba la unidad de bio, propio de la transacción de
intereses y objetivos, lo que contri- mercado. Commons insistía en que
buía a reducir la incertidumbre de la empresa, en cuanto institución,
las transacciones de producción. no se agotaba en el puro formulis-
Aunque, bajo un determinado mo contractual y en los esquemas
punto de vista, esto pudiera inter- de la organización. Por mucha aten-
pretarse como una limitación a la ción que se pusiese en definir y pre-
libertad y a la responsabilidad de ver cada vez mejor las cláusulas

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

Miguel Alfonso Martínez-Echevarría 49


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

contractuales, nada garantizaba la Commons nunca adoptó una


buena marcha de la empresa. El postura anti-individualista, como
contrato y la transacción, aunque había hecho Veblen, ni mucho
inseparables, eran realidades dis- menos aceptó que la conducta de
tintas, de tal modo que se podía de- los individuos viniese determina-
cir que la una era forma y la otra da por las instituciones. Siempre
sustancia. Ninguna fórmula con- supuso que el individuo disponía
tractual podía por sí misma asegu- de libertad y era dueño de sus ac-
rar el logro de la eficiencia en las ciones, aunque no por ello dejase
transacciones productivas. No sólo de reconocer la influencia que las
hacía falta el apoyo del marco legal instituciones ejercen sobre la con-
de la sociedad, sino sobre todo de ducta de los individuos. En este
la dimensión cultural englobada en sentido, cabría decir que Com-
los hábitos y costumbres que cons- mons era un individualista, aun-
tituyen la esencia del proceso insti- que para defender esa postura
nunca recurriese al psicologismo
tucional. En cualquier caso, insistía
rudimentario de los economistas
Commons, aunque la finalidad de
neoclásicos, que suponían que las
lo institucional fuese hacer previsi-
metas e intenciones de los indivi-
bles las conductas, orientarlas a un
duos estaban determinadas psi-
fin social, ni las determinaba, ni es-
cológicamente. En su opinión, lo
tablecía un único modo de realizar- institucional era sobre todo un
las. En este sentido, se podría decir proceso de aprendizaje en la reso-
que, para Commons, las causas de lución de problemas, que no se
las conductas eran más fuertes que realizaba de forma impersonal, si-
sus efectos y nunca quedaban ence- no que surgía de individuos que
rradas en estos últimos. Commons decidían libremente y que sabían
siempre insistía en que, a pesar de responder a la lógica de sus situa-
la existencia de las instituciones, ciones. Por eso, siempre conside-
entre la expectativa y el resultado ró que era muy importante estu-
había un cierto grado de incerti- diar la estructura de los procesos
dumbre y de conflicto. Por eso, ade- judiciales y políticos que se encar-
más de las instituciones, siempre gaban de resolver ese tipo de con-
hacían falta leyes, gobierno y jue- flictos y problemas.
ces.

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

50 Miguel Alfonso Martínez-Echevarría


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

Crisis modernista y teorías de la dirección

Motivación e incertidumbre ba de algo muy parecido a lo que


El taylorismo y el fordismo habían había pretendido Bertrand Rusell
surgido en una época en la que to- con las “unidades de significación
davía predominaba la visión meca- lógica”; sólo que, ahora, se trataría
nicista de la realidad, es decir, de algo así como “unidades de sig-
cuando todavía se pensaba que era nificación operativa”.
posible desarrollar un lenguaje tan Así como el descubrimiento de
riguroso que coincidiese con la ob- una brecha insalvable entre lo for-
jetividad de lo real. Por eso, la fina- mal y lo real, en el plano de la teo-
lidad que se propusieron estas lla- ría económica, se había manifesta-
madas teorías científicas de la di- do en la aparición de la incerti-
rección fue diseñar una especie de dumbre; en el plano de las teorías
máquina organizativa que permi- de la dirección se manifestó en la
tiese alcanzar un supuesto óptimo aparición del problema de la moti-
de eficiencia productiva. Se trataba vación. En el esquema de Taylor,
de diseñar la organización con el motivación y diseño constituían
mismo rigor científico con el que una misma cosa, por eso su crisis
se construía una máquina. El mé- comenzó cuando se descubrió que
todo consistía en comenzar por un la motivación era variable y depen-
análisis del proceso, descompo- día de factores que escapaban al
nerlo en sus tareas y movimientos diseño. Haciendo un paralelismo
elementales, aislar las tareas que con el análisis del lenguaje, una
debía realizar cada obrero y deter- acción individual productiva no
minar las unidades lógicas de pro- podía aislarse completamente, ya
ducción. Una vez realizado este que de algún modo su significado
análisis, era posible la reconstruc- dependía de la integración en al-
ción de una máquina organizativa gún tipo de comunidad. En otras
que proporcionaría el óptimo de palabras, la producción no podía
producción, y en la que todo el reducirse a un puro lenguaje mecá-
mundo sabría lo que tenía que ha- nico y formalizado, sino que remi-
cer y el modo mejor de llevarlo a tía a la plenitud real de la vida
cabo. Como puede verse, se trata- humana34.

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

Miguel Alfonso Martínez-Echevarría 51


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

Una de las primeras consecuen- bo sin relación con ese trasfondo


cias de este descubrimiento fue de una cultura común. El obrero
que, a partir de entonces, se puso no podía considerarse un autóma-
en duda la existencia de un diseño ta hedonista que pudiese trabajar
óptimo de la organización o, lo aislado, en un puro medio inhu-
que es lo mismo, que pudiese exis- mano de eficiencia técnica, sino
tir un mejor modo, en términos ab- que previamente necesitaba de un
solutos, de llevar adelante las ta- entorno en el que se incluyeran los
reas productivas. Las organizacio- ideales y aspiraciones que compar-
nes, como los lenguajes, adquirían tía con la sociedad a la que perte-
su sentido en función del contexto necía.
cultural y vital en que se
Después de años de aplicación
desenvolvían. Al parecer no
rigurosa de los principios tayloris-
existían criterios objetivos para di-
tas, pensando que de ese modo se
señar un máximo absoluto de pro-
lograría el pleno control sobre los
ductividad; ni para cada puesto
talleres, se llegó a constatar con
aislado, ni para la totalidad de un
asombro35 que ese objetivo nunca
proceso productivo. se alcanzaba plenamente, que
siempre existía algo que quedaba
Del mismo modo que la incerti-
al margen del control de los direc-
dumbre había hecho ver que la ra-
tivos. Se empezaba a hacer cada
cionalidad del empresario no era
vez más evidente que el simple di-
fácil de entender sin referencia a
seño científico de la organización,
un determinado marco social, tam-
al menos como lo había planteado
poco la eficiencia de la producción
Taylor, no era suficiente para con-
podía entenderse separadamente
trolar lo que pasaba en el interior
de esa forma de comunidad, más o
de los talleres y de las empresas.
menos informal, que de algún mo-
El problema de los motivos de la
do subsiste en toda organización
acción venía a reflejar la existencia
productiva. Así como Wittgenstein
de una separación entre diseño y
había insistido en que el lenguaje
ejecución.
remitía a una vida en común, a al-
go que no podía decirse, sino sólo Lo que podríamos llamar teo-
experimentarse o vivirse, tampoco rías postmodernas de la dirección,
la producción podía llevarse a ca- que se expondrán a continuación,

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

52 Miguel Alfonso Martínez-Echevarría


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

surgieron con ocasión del estudio Esos estudios se propusieron


de este problema de la motivación. observar el comportamiento de
Se propusieron como objetivo ma- los obreros en los talleres de tipo
nipular a los obreros con vistas a taylorista, el modo como se rela-
lograr un mayor nivel de producti- cionaban y organizaban entre
vidad. Esto quiere decir que los au- ellos, con independencia de lo for-
tores de estas teorías no percibían malmente establecido. De esta
el problema de la acción humana manera pretendieron descubrir las
en su totalidad y, de algún modo, leyes que regían esos comporta-
seguían pensando en términos mientos y manipularlas de acuerdo
mecanicistas, es decir, en que exis- con los objetivos de la empresa36.
tía un máximo objetivo de produc- Los principios establecidos por Ta-
tividad, un óptimo absoluto en el ylor sobre la eficiencia técnica y la
modo de producir que podía alcan- retribución monetaria seguían
zarse. En este sentido, no cabe du- considerándose indiscutibles.
da de que se trataba de teorías cla- Además, había que tener en cuen-
ramente terapéuticas, que seguían ta la presencia de las actitudes y
entendiendo la organización y la los sentimientos de los obreros,
dirección como instrumentos al que actuaban como una especie
servicio de la manipulación. de resistencia a los principios téc-
nicos de organización. La adecua-
La primera de estas teorías, la da manipulación de esa resistencia
de las “relaciones humanas”, sur- se consideró, a partir de entonces,
gió con ocasión de la observación como parte de los costes de pro-
empírica del modo de trabajar en ducción. En el fondo, se trataba de
los talleres tayloristas y llevó a la elaborar una especie de “tayloris-
convicción de que era imposible mo de rostro humano”; es decir, un
encerrar al individuo en el lecho de modo más eficiente y refinado de
Procusto de las exigencias de las lograr un control exhaustivo del
“relaciones técnicas”. De este mo- rendimiento del proceso producti-
do, distinguiendo entre aspectos vo. Este nuevo enfoque fue muy
mecánicos y humanos, se empezó bien acogido por aquellos empre-
a descubrir la complejidad del con- sarios que, tras aplicar los méto-
cepto de motivación. dos tayloristas, estaban cada vez

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

Miguel Alfonso Martínez-Echevarría 53


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

más preocupados por el creciente Otras teorías postmodernas de


deterioro del proceso de control la dirección, como las desarrolla-
sobre los obreros37. das por Barnard y Selznick, se pro-
ponían estudiar con más deteni-
E. G. Mayo (1880-1940)38, inicia- miento cómo se podrían integrar
dor de esta corriente de las relacio- ambas tendencias para dar cohe-
nes humanas, defendió una cierta sión y unidad a la organización. De
visión comunitaria de la todos modos, seguían insistiendo,
organización39, en línea con auto- especialmente en el caso de Bar-
res como Burke o Durkheim, quie- nard, muy influido por Parsons40,
nes destacaban la necesidad del en que el logro de la eficiencia de-
sustrato de experiencias comunes, bía ser el principio fundamental
más o menos inconscientes, para del sentido de la organización.
dotar de identidad social a los in- En cualquier caso, el rasgo co-
dividuos. Según Mayo, el objetivo mún de todas estas teorías41 era la
primario de una empresa no se al- evidente tensión que existía en su
canzaba sin promover la estabili- seno entre una tendencia comuni-
dad, la cohesión y la integración de tarista, o de integración de los
la propia organización. Sin embar- obreros en la empresa, y una ten-
go, tanto Mayo como sus seguido- dencia funcionalista, en la que pre-
res insistieron sobre todo en la ne- dominaba la idea de que una orga-
cesidad de superar la dualidad, e nización debía ser sobre todo un
incluso el antagonismo, que apre- diseño racional encaminado a la
ciaban en el seno de las empresas mejora de la eficiencia productiva:
entre el sentido de la solidaridad y otro modo de reflejar la tensión
las exigencias de la eficiencia. En entre el racionalismo y el vitalis-
la mayoría de los casos, esas reco- mo, propio de la crisis modernista.
mendaciones no se basaban en
una teoría suficientemente elabo- Mayo y las “relaciones humanas”
rada de la organización y solían El interés de Mayo por las teo-
concluir proponiendo una especie rías de la dirección surgió con oca-
de manipulación voluntarista de la sión de sus investigaciones de psi-
solidaridad al servicio de la pro- cología empírica sobre los com-
ductividad. portamientos de los obreros en el

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

54 Miguel Alfonso Martínez-Echevarría


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

seno de grandes talleres, organiza- a sus jefes. Se planteaba así una


dos según criterios tayloristas. Una especie de principio de indetermi-
empresa fabricante de lámparas de nación en la teoría de la dirección,
alumbrado, con el fin de aumentar según el cual no era posible un
sus ventas, le encargó que estudia- modo neutral de observar el rendi-
se hasta qué punto la mejora de la miento de un obrero, ya que su
iluminación de los talleres podía conducta estaba afectada por el
influir en el aumento de la produc- mismo hecho de la observación.
tividad de los obreros. Un plantea- Esta experiencia confirmó que no
miento, por cierto, que no dejaba existía una división técnica y obje-
de revelar el enfoque mecanicista tiva del trabajo, sino que ésta de-
dominante entre los empresarios pendía de una multitud de factores
de la época. Mientras llevaba a ca- morales, psicológicos y sociales42.
bo ese estudio, Mayo observó que Ello llevó a Mayo a descubrir la
el rendimiento de los obreros de- existencia de lo que ahora se cono-
pendía de la atención que se les ce como organización informal, un
prestaba. Por ejemplo, durante los tipo de relaciones de carácter co-
munal y espontáneo que se sitúa
tiempos en que se llevaban a cabo
más allá del diseño formal o cientí-
las mediciones, cuando los obre-
fico de la organización. Mayo llegó
ros se sabían objeto de observa-
a la conclusión de que la producti-
ción e interés, la productividad su-
vidad no podía considerarse algo
bía, mientras que durante el tiem-
objetivo y neutral, perfectamente
po ordinario de trabajo, cuando
determinable desde los princi-
nadie les prestaba atención, la pro- pios técnicos del departamento
ductividad bajaba. Todavía más, en de ingeniería, como había pensa-
aquellos talleres en los que los do Taylor, sino que en buena medi-
obreros no confiaban en la direc- da dependía de las actitudes y
ción, el mismo hecho de la realiza- comportamientos de la organiza-
ción de un “test” les hacía sospe- ción informal.
char que sería negativo para ellos
y, en consecuencia, tendían a dis- Mayo43 compartía con
minuir el rendimiento, mientras Durkheim44 la idea de que la divi-
que, en caso contrario, ponían es- sión del trabajo, con su destruc-
fuerzo por aumentarlo y dejar bien ción de la habilidad artesanal y del

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

Miguel Alfonso Martínez-Echevarría 55


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

corporativismo gremial, generaba operación espontánea la motiva-


una “desintegración social”, una ción podía irse debilitando de mo-
anomia social o desinterés por la do incesante, y bajaría la producti-
tarea común y el esfuerzo solida- vidad. Con ese fin, Mayo proponía
rio. Esto podía explicar lo que ocu- que los directivos diesen cauce de
rría en las empresas donde una algún modo a los aspectos infor-
“inadecuada interrelación social males de la organización, fomen-
con los compañeros de trabajo” tando la creación de grupos donde
provocaba desconfianza y malen- los obreros pudiesen participar en
tendidos entre obreros y directi- decisiones comunales de poca im-
vos. El aislamiento preconizado portancia. Por ejemplo: encargar-
por el diseño del panoptico de Ben- les la elección del color de las pa-
tham, llevado a cabo por la teoría redes de los lavabos, el tipo de ilu-
científica de la dirección, puso en minación de los talleres, etc. Por
peligro los fundamentos de la em- supuesto, ni siquiera se planteaba
presa en cuanto grupo humano. La la posibilidad de que los obreros
solución, según Mayo, consistía en pudieran participar en las decisio-
atender y potenciar las tendencias nes que afectaban al sentido y mo-
comunales que se desarrollaban do de llevar a cabo la producción.
en el seno de la organización para, De lo que se trataba era crear sen-
de ese modo, crear el espíritu de sación de “islas de comunidad” en
cooperación con vistas, en cual- un “océano de individualismo”. En
quier caso, a una continua mejora realidad, las propuestas de Mayo
de la eficiencia productiva. podían calificarse de técnicas de
manipulación de los obreros, de
Mayo nunca llegó a plantearse modos de presentar a los directi-
ninguna duda sobre la legitimidad vos con rostro amable, como ami-
y racionalidad del objetivo de con- gos. De lo que se trataba era de ha-
seguir la máxima eficiencia pro- cer posible que las burocracias
ductiva. Sus estudios se orientaron productivas se convirtieran en co-
a advertir que era imprescindible munidades que otorgasen sentido
aprovechar los aspectos comuna- de integración social.
les e informales que surgían de
modo paralelo a las organizacio- Mayo no parecía darse cuenta
nes formales, ya que sin esa co- del sentido del enfrentamiento

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

56 Miguel Alfonso Martínez-Echevarría


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

que se planteaba entre el diseño rarse del prejuicio de que la buro-


formal de los directivos, que califi- cracia taylorista no era sólo un len-
caba de racional e indiscutible, y el guaje científico, sino que se corres-
sentido informal y comunitario de pondía con una realidad objetiva.
los obreros, que suponía de natu- Por tanto, la razón de ese desajus-
raleza sentimental, y que sólo po- te sólo podía provenir de la torpe-
día tolerarse en aras de una mayor za de los directivos, que descono-
eficiencia productiva. Se limitaba a cían la técnica de motivar a los
dar por supuesto que un mayor obreros para integrarlos en los ob-
sentido comunal, aunque fuese jetivos de la dirección. En reali-
sentimental, contribuiría a una dad, Mayo se movía todavía en el
mayor productividad, pero sin dar mismo ambiente intelectual que
ninguna justificación a esta postu- Taylor, y estaba convencido de ha-
ra. De un modo que recordaba a ber descubierto algo que a éste se
las recomendaciones de Owen, le había pasado por alto: la exis-
realizadas casi un siglo antes, Ma- tencia de unos mecanismos psico-
yo sostenía que moralizar las co- lógicos que podían servir, conve-
munidades productivas era una nientemente manipulados, para
condición imprescindible para lo- lograr la adaptación de los obreros
grar mayor eficiencia. Esto explica a las condiciones técnicas de la
que, por un lado, propusiera po- producción. Su empeño fue esta-
tenciar el gobierno político, en el blecer un lenguaje científico más
que cabía la participación y la de- refinado, a través del cual se logra-
mocracia y, por otro, lo subordina- se un verdadero control de los ta-
se al gobierno despótico, propio lleres.
de las leyes inexorables de la efi-
ciencia. No tiene nada de extraño De todos modos, la psicología
que se haya llegado a hablar del de Mayo representaba un cierto
“mayoismo” como una variante avance respecto a la que subyacía
más sofisticada del “taylorismo”. en el esquema de Taylor45. No con-
sideraba al obrero como un indivi-
A la hora de analizar el desajus- duo pasivo y apático, necesitado
te entre los resultados obtenidos y de que se le dijese lo que debía ha-
lo previsto por el esquema organi- cer, las ventajas e inconvenientes
zativo, Mayo no acababa de libe- que ello le reportaría, sino como

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

Miguel Alfonso Martínez-Echevarría 57


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

alguien activo, con capacidad de te. Un directivo eficiente no debía


iniciativa y propuestas que hacer. olvidar que la organización infor-
Los obreros no eran la “chusma” mal que subyace en la estructura
de individuos desarraigados de la formal de una factoría requiere
que había hablado Taylor, sino que manejarse con astucia. No debía
a través de relaciones psicológicas destruir de golpe las rutinas y cos-
complejas, se integraban en gru- tumbres surgidas espontáneamen-
pos humanos más o menos infor- te, sino orientarlas a sus intereses,
males, que era necesario estudiar y con habilidad y lentamente. Ten-
tener presentes si se quería que dría que considerar que esas ruti-
actuasen conforme a los principios nas y costumbres no provenían de
de la dirección científica. la lógica, como sucedía con los di-
seños de los ingenieros, sino que
La misión que Mayo atribuía a eran resultado de un delicado pro-
los directivos les exigía cualidades ceso vital de asociación humana,
tan excepcionales, los colocaba basado en sentimientos muy hon-
tan por encima de los obreros que, dos que se formaban con el tiempo
en cierto sentido, hacía recordar la y que convenía tratar con mucha
postura elitista del empresario cautela. Este planteamiento recor-
propuesta por Schumpeter. Mayo daba a las advertencias de Burke
hacía responsables a los empresa- sobre los peligros de rasgar el teji-
rios de la integración de la masa do político con el fin de ajustar de
de los obreros en unos objetivos golpe en la sociedad unos nuevos
superiores que sólo ellos eran ca- y abstractos modelos.
paces de señalar. Una de las misio-
nes de los directivos era someter Roethlisberger47, discípulo de
las aspiraciones políticas de los Mayo, insistía en la tentación en la
obreros a las exigencias del gobier- que podía caer el directivo moder-
no despótico de la ingeniería no al confundir el problema de
industrial46. Para eso necesitaban crear un entorno de colaboración
vencer la resistencia de los obreros con el simple establecimiento de
a los planteamientos de simple efi- las condiciones de eficiencia en la
ciencia, mediante una hábil mani- producción. La colaboración no te-
pulación basada en el diálogo y nía una solución técnica, no era
una presión gradual pero crecien- una simple cuestión de motivación

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

58 Miguel Alfonso Martínez-Echevarría


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

externa, sino que dependía de vo debía considerar que lo no ra-


otras motivaciones no racionales, cional actuaba como resistencia a
como los sentimientos y prejuicios la racionalidad técnica y, en conse-
que se desarrollaban en los grupos cuencia, constituía un coste que
humanos y que influían poderosa- convenía tener en cuenta. Lo re-
mente sobre las actitudes de los comendable era actuar con astu-
individuos. Esto quería decir que, cia, que venía a ser el sustitutivo
por ejemplo, al establecer un nue- de la prudencia, cuando la políti-
vo puesto de trabajo convenía dis- ca desaparecía bajo la presión del
tinguir entre su dimensión técnica gobierno despótico.
y su dimensión social48. El técnico Desde los tiempos de Adam
que diseñaba ese puesto lo hacía Smith hasta los de Taylor, la pro-
desde la lógica de la eficiencia, só- ducción se había considerado co-
lo se atenía a las formas de reducir mo algo perteneciente al ámbito
la fatiga y aumentar la productivi- de lo técnico. Mediante la mejora
dad, pero el obrero que lo iba a del diseño era posible eliminar el
ocupar veía las cosas de manera gobierno político dejándolo todo
muy diferente. No le importaba en manos del gobierno
tanto la eficiencia como la impor- despótico50. Mayo y Roethlisberger
tancia social del trabajo que se le se habían mantenido fieles a esta
asignaba; sobre todo le interesaba misma idea; por eso consideraban
la consideración que el grupo al un éxito haber detectado una es-
que pertenecía asignase a ese nue- pecie de “ruido psicológico”, surgi-
vo puesto de trabajo. En conse- do de la interacción informal de
cuencia, podía suceder que, con los obreros, que si no se tenía en
independencia de la mejora objeti- cuenta dificultaría el gobierno des-
va de la nueva actividad, el obrero pótico e impediría el logro del an-
se resistiese a aceptarla porque siado óptimo de productividad.
implicaba una menor considera- Era misión de los directivos con-
ción de sus compañeros. Lo que trolar ese “ruido” para convertirlo
los técnicos planteaban en térmi- en un modo de reforzar la “voz del
nos de eficiencia, los obreros po- amo”.
dían entenderlo en términos de El enfoque de las “relaciones
agravio social49. Por eso, el directi- humanas” iniciado por Mayo tuvo

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Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

Miguel Alfonso Martínez-Echevarría 59


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

su continuación en los trabajos de ampliar y enriquecer el sentido de


autores como M. P. Follet (1868- los puestos de trabajo, con lo que
1933), D. McGregor (1906-1964), R. trataron de evitar la excesiva for-
Likert y C. Argyris. Esta segunda malización en la delimitación de
generación no sólo se preocupó de las tareas que tenían que realizar
observar la conducta de los obre- los obreros, así como su creciente
ros, sino también de estudiar có- especialización funcional. A pesar
mo ésta se relacionaba con la con- de que este enfoque apuntaba ha-
ducta de los directivos. Estos auto- cia una “humanización” de los
res trataron de poner de manifies- puestos de trabajo, persistía el
to que la organización formaba problema de que esa “humaniza-
una unidad y que unas conductas ción” quedaba siempre sometida a
influían sobre las otras, pero des- las exigencias de la eficiencia téc-
tacando el peso de la conducta de nica, de los continuos aumentos
los directivos en los modos de de la productividad. Todavía no
comportarse de los obreros. En es- existía el marco teórico que permi-
te sentido, se podría decir que tiese a estos autores resolver esa
ellos pusieron las bases de las fu- aparente contradicción.
turas teorías del liderazgo. No obs-
tante, las primeras teorías del lide- La organización como sistema
razgo que desarrollaron estos au- cooperativo: Barnard
tores fueron en muchos casos un
puro mecanismo para manipular Muy influenciado por la sociolo-
las conductas de los obreros. Asig- gía de Pareto y de Parsons, de mo-
naban a los líderes unas virtudes do especial por el concepto de eli-
exclusivamente orientadas al logro tismo, y la función que esos auto-
de las metas funcionales de la or- res le asignaban, Barnard llevó a
ganización, lo cual era una orienta- cabo lo que podría calificarse co-
ción demasiado estrecha como pa- mo el primer enfoque sociológico
ra elaborar una verdadera teoría de sobre el sentido y la finalidad de la
las virtudes del líder. organización. Los experimentos de
Mayo habían puesto de manifies-
En cualquier caso, todos estos to la existencia de una dualidad or-
autores, en contra de la metodolo- ganizativa en las empresas; por un
gía de Taylor, se preocuparon de lado, estaba la dimensión informal

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

60 Miguel Alfonso Martínez-Echevarría


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

y no previsible y, por otro, la di- solidaridad, todo intento de orga-


mensión formal, establecida según nización que se quedase en lo for-
los criterios de Taylor. La primera mal resultaría ineficaz e ineficien-
de esas dimensiones representaba te. Lo que en la terminología de
los aspectos espontáneos y no Barnard quería decir que no sólo
controlables, mientras que la se- no alcanzaría su propio fin, sino
gunda estaba constituida por lo que tampoco lograría los fines de
previsible y lo establecido. Ante las personas que integrasen la or-
esta situación, el objetivo que Bar- ganización. Ahora bien, tampoco
nard se propuso fue resolver, den- lo informal por si mismo conducía
tro de la teoría de la organización, a ningún lado, ya que sin el apoyo
el gran escándalo de la moderni- de lo formal cualquier cooperación
dad: la incompatibilidad entre lo espontánea tendería a debilitarse y
vital y lo racional. Estaba claro que a desaparecer. Por ejemplo, una
mientras no se proporcionase una sociedad que pretendiese funcio-
explicación de cómo ambas di- nar apoyándose sólo en la vitali-
mensiones podían integrarse de dad de lo informal degeneraría en
un modo coherente, el sentido de
un completo desorden. De tal mo-
la empresa y su supervivencia,
do que se podría afirmar que lo in-
estarían en entredicho.
formal sólo manifiesta toda su po-
En opinión de Barnard, la di- tencia con el apoyo de algún dise-
mensión informal no debía consi- ño formal, y viceversa. Desde un
derarse algo negativo, sino más punto de vista genético podría de-
bien todo lo contrario. Constituía cirse que toda cooperación se ini-
una manifestación inevitable de la cia de un modo informal, y sólo
sociabilidad de la naturaleza hu- posteriormente adopta una forma.
mana, algo que surgía de forma Para subsistir y fortalecerse, la co-
espontánea y que, poco a poco, iba operación necesita tanto del im-
generando una comunidad de acti- pulso continuado de la vitalidad
tudes, de modos de enfocar los informal, como de los cauces que
problemas, de sentido de solidari- le va fijando la formalidad. Por eso,
dad, que podía ser de gran utilidad aunque todo tipo de organización
para la acción colectiva. Sin este aparezca primariamente como lo
impulso básico, pero informe, de formalmente estructurado, sin el

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

Miguel Alfonso Martínez-Echevarría 61


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

impulso vital de lo informal y no las limitaciones cognitivas y opera-


estructurado nunca dejará de ser tivas que tendrían si permanecie-
un puro esquema teórico inope- sen aislados.
rante. Algo parecido podría decirse
de un país: nunca puede quedar En otras palabras, las organiza-
reducido a la formalidad de su ciones surgirían, según Barnard,
Constitución, sino que necesita de porque las personas desean comu-
esa especie de “gobierno invisible” nicarse las unas con las otras, por-
que constituye la vida política in- que tienen voluntad de servir y son
formal. capaces de compartir un propósi-
to. En sus primeras fases, puede
Quedaba claro que para Bar- que las organizaciones sean muy
nard las organizaciones debían informales, pero sólo perdurarán
considerarse sistemas cooperati- aquéllas que se formalicen y preci-
vos, en los que se integrasen un di- sen mejor el objetivo que persi-
seño consciente y deliberado, des- guen y que en cada momento las
tinado a definir el objetivo común mantiene unidas. Sólo así podrán
que las constituye, y la vitalidad llegar a ser eficientes, es decir, po-
espontánea surgida de la tenden- drán alcanzar el objetivo común
cia natural a cooperar, propia de la sin que lo frustre el propio desor-
naturaleza humana51 . Tendencia den de una vitalidad sin control.
está última que Barnard explicaba Desde este punto de vista, la efi-
tanto como consecuencia de las li- ciencia de una organización de-
mitaciones físicas, biológicas y psi- pende de que se mantenga la vo-
cológicas que tendría un individuo luntad de cooperar de todos sus
que pretendiese vivir aislado, co- integrantes que, a su vez depende
mo del impulso y necesidad de ac- del grado de satisfacción de los in-
ción que tiene el ser humano. Los tegrantes en el logro de sus pro-
individuos tenderían a cooperar y a pósitos particulares. Luego, en
integrarse en una organización, opinión de Barnard, una organiza-
pues aunque en apariencia perdie- ción eficiente es aquélla en la que
sen la hipotética libertad del indi- el diseño formal, que establece el
viduo aislado y se viesen obligados objetivo común, no sólo no debili-
a adoptar unas determinadas con- ta la tendencia natural a la coope-
ductas a cambio, podrían superar ración, sino que la encauza y la re-

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

62 Miguel Alfonso Martínez-Echevarría


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

fuerza. En consecuencia, las orga- zada, esencial para el logro del ob-
nizaciones pueden definirse, según jetivo común, que tiene como ob-
Barnard, como estructuras racio- jetivo el mantenimiento de la uni-
nales encaminadas a reforzar la dad de la organización. La autori-
tendencia natural a la cooperación, dad se constituye, según Barnard,
propia de la naturaleza humana. a partir de la conjunción de estos
dos tipos de información: la que
El modo de crear y mantener la proviene de la “zona de indiferen-
voluntad de cooperar, lo que da es- cia”, u “opinión pública” de la orga-
tabilidad y permanencia a las orga- nización, y la que procede de la ca-
nizaciones, es para Barnard la au- beza de la organización, en forma
toridad, que constituye el núcleo de órdenes y directrices concretas.
de toda teoría de la organización. Esa conjunción no es espontánea,
Para estudiar la estructura de la sino que en opinión de Barnard
autoridad en el seno de las organi- necesita diseñarse. Para ello pro-
zaciones, Barnard distinguía dos ponía la creación de un buen siste-
aspectos. Por un lado, el que pro- ma de comunicación que permitie-
cede de abajo arriba, el llamado se que la “opinión pública” de la
aspecto pasivo de la autoridad. És- organización, convenientemente
te consiste en la creación informal informada, coincidiera con los ob-
de un ámbito de disposición a la jetivos comunes fijados por los di-
obediencia, delimitado por unos rectivos. Como puede verse, Bar-
amplios criterios de aceptabilidad, nard reducía el problema de la au-
de tal modo que las órdenes que toridad a una cuestión de comuni-
estén dentro de esos criterios se cación, o mejor aún, de gestión de
cumplan sin discusión. Ese ámbito la información. De un modo típica-
constituye lo que Barnard llamaba mente ilustrado, seguía pensando
“zona de indiferencia”, algo pareci- que la formación de una voluntad
do a una especie de “opinión pú- de cooperación era un problema
blica” en el seno de la organización de racionalidad, de mejor y más
que, de modo informal, establece exacta información.
los límites de lo que se puede y no
se puede mandar. El otro aspecto Aunque Barnard no tenía una
de la autoridad va de arriba abajo y visión negativa del papel de lo in-
consiste en la información formali- formal y espontáneo, no por ello

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

Miguel Alfonso Martínez-Echevarría 63


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

dejó de considerarlo como una re- tante disminución de las influen-


sistencia potencial a las decisiones cias indeseables, o un fuerte incre-
explícitas de la organización for- mento de las tendencias deseables
mal, algo que podía dar al traste a la cooperación. En tal situación,
con los objetivos propuestos por el ejecutivo no tendría necesidad
los directivos o, al menos, provo- de fijar los objetivos comunes de
car su revisión y, en algunos casos, forma muy detallada; bastaría con
su abandono. Por eso, consideraba que lo hiciese de manera muy ge-
que la función principal del ejecu- neral, ya que cada participante, a
tivo era lograr que la organización través de un entorno informal con-
informal se integrara en el sistema venientemente controlado, lo ha-
de comunicación de arriba abajo, ría manteniendo siempre la volun-
de tal modo que la autoridad fuese tad de cooperación con el objetivo
vigorosa y la empresa llegase a de la empresa.
funcionar como un eficiente méto-
Enfrentado al problema de la
do de cooperación. El sistema de
separación entre realidad y lengua-
comunicación que, en su opinión,
je, Barnard se dio cuenta de que la
era básico para construir la autori- clave estaba en el concepto de au-
dad en el seno de una organiza- toridad, que él definía como el
ción, debía diseñarse de tal modo mantenimiento de una voluntad
que no se enfrentase con la “zona de cooperación con un objetivo co-
de indiferencia”, sino que la asu- mún. Pero el prejuicio positivista
miese como parte importante de que de, algún modo, persistía en el
ese sistema. Esto podía lograrse enfoque de Barnard, le llevó a re-
estableciendo un adecuado siste- ducir el problema de la autoridad
ma de incentivos, criterios de se- al diseño de un lenguaje más ex-
lección y entrenamiento de los em- plícito, más rico en información,
pleados. Una señal de que se ha- que permitiese manipular la reali-
bía logrado la consolidación de la dad hasta hacerla coincidir con los
autoridad en el seno de la organi- intereses del diseñador de ese len-
zación podía ser una notable re- guaje. Barnard seguía mantenien-
ducción de la necesidad de emitir do una concepción racionalista de
órdenes formales. Ello evidenciaría la acción humana, que le llevó de
que se había producido una impor- modo inexorable al enfrentamien-

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

64 Miguel Alfonso Martínez-Echevarría


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

to entre dos tipos de racionalida- entonces sería posible un equili-


des utilitaristas; de un lado, la del brio de tipo mecanicista.
individuo subordinado y, de otro,
la del individuo directivo. Dos ra- La idea de cooperación que te-
cionalidades que se comportaban nía Barnard requería que cada uno
de los cooperantes potenciales
del mismo modo pero en sentidos
realizase un cálculo continuado de
contrarios. Es decir, desde el punto
la ventaja que le reportaría mante-
de vista de la racionalidad del di-
ner su decisión de cooperar. Se tra-
rectivo, los objetivos del subordi- taba de una manera de entender la
nado podrían calificarse de vitalis- cooperación que revelaba a las cla-
tas y poco racionales; mientras ras la influencia de la sociología de
que desde el punto de vista de la Parsons sobre la teoría de la orga-
racionalidad del subordinado, su- nización de Barnard. Quedaba pa-
cedería exactamente lo contrario. tente que, sin ventaja individual
No debería entonces extrañar que, calculable, la cooperación carece-
al final, Barnard diese al problema ría de sentido. El problema era que
de la autoridad y la cooperación entonces sólo cabría el tipo de co-
una solución mecanicista. Es decir, operación que pudiese expresarse
que considerase la autoridad como mediante un equilibrio estático.
resultado de un equilibrio de fuer- Algo que podría ser válido para ex-
zas contrapuestas. En otras pala- plicar cómo “cooperaban” las pie-
bras, una organización eficiente se- dras de un puente para que éste no
ría aquélla en la que todos sus in- se derrumbase, pero que nada te-
nía que ver con la naturaleza diná-
tegrantes hubiesen logrado una si-
mica de la cooperación humana.
tuación de equilibrio entre lo que
Además, para que ese cálculo que
aportaban y lo que recibían. Sólo realizaban los miembros de la or-
eso les haría mantener la voluntad ganización fuese posible, sería ne-
de cooperar con el objetivo co- cesario que todos dispusiesen de
mún. Era ésta una solución que información perfecta, con lo que,
exigía, como recordaba Barnard, en el fondo, Barnard volvía a incu-
que la organización convirtiese las rrir en el mismo supuesto que dio
iniciativas personales en motiva- origen a la visión mecanicista de la
ciones impersonales, pues sólo realidad. A pesar de su empeño,

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

Miguel Alfonso Martínez-Echevarría 65


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

Barnard nunca terminó de librarse falta de racionalidad o, lo que es lo


del prejuicio de que la racionali- mismo, de falta de información.
dad humana sólo era posible en un Convenientemente informado y en
mundo de información explícita y cuanto hedonista racional, el obre-
perfecta. Este planteamiento esta- ro se daría cuenta de la ventaja
ba implícito de algún modo en el que le representaría colaborar con
convencimiento que Barnard tenía las metas comunes de la empresa.
de que el problema de la autoridad En este sentido, el planteamiento
se podía resolver con mayor infor- de Barnard mantenía una continui-
mación. Su insistencia en la di- dad con la teoría utilitarista de la
mensión cognitiva, en la importan- educación expuesta por Bentham
cia de la información y la comuni- en su proyecto del panoptico. Era
cación, le llevó a sostener un tipo una función del directivo inculcar
de racionalidad más propia de los fines morales y fomentar la coope-
mecanismos que de las organiza- ración productiva, para lo cual de-
ciones. Con ello ponía en duda su bía crear el entorno adecuado me-
propia tesis de que la estabilidad e diante manipulación informativa.
integración de las organizaciones Para Barnard, como para Owen y
se lograría por consenso entre in- Bentham, moralizar era lo mismo
dividuos racionales. ¿De qué racio- que crear cooperación y fomentar
nalidad estaba hablando? ¿Po- la racionalidad instrumental. Era
drían existir esas racionalidades éste un tipo de educación propia
separadas e inconexas? de quienes opinaban que el obrero
era alguien pasivo y hedonista,
Parece como si para Barnard la que necesitaba estar continua-
información fuese una especie de mente controlado y orientado.
droga que llevaba a los individuos
a comportarse de un mismo y úni- Es evidente que Barnard no su-
co modo; un verdadero instrumen- po resolver la tensión entre los re-
to de manipulación que cambiaba querimientos de lo crematístico,
los estados internos y que llevase impuestos desde arriba por los
al “consenso”, la “autoridad” y la directivos de la empresa, y la
“cooperación”. Es decir, según Bar- aparente resistencia pasiva de lo
nard, la resistencia del obrero a la comunal, que venía desde la es-
cooperación era un problema de pontaneidad de los de abajo. En

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

66 Miguel Alfonso Martínez-Echevarría


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

realidad, su aportación no pasó do manejo de la información, el


de establecer una distinción en- directivo debía establecer un ele-
tre lo que llamaba “entorno pro- vado nivel de cooperación, crear
mulgado”, sistema de normas y un fuerte sentido de propósito
valores estructurado en metas y común y reforzar los compromi-
submetas que el líder establece; sos mutuos, que vendrían a ser
y el llamado “entorno de indife- los mejores modos de control.
rencia”, basado en la inclina- Recomendaciones todas ellas
ción natural a la cooperación, en muy interesantes y sugerentes,
la tendencia al gregarismo y la pero que no pasaban de ser bue-
subordinación, que el directivo nos deseos, ya que no se apoya-
debía aprovechar para manipular ban en una sólida teoría de la ac-
convenientemente. Aunque sos- ción humana que les permitiese
tuvo que sin esa dimensión infor- un tipo de recomendación más
mal y espontánea el aspecto for- operativa y mejor fundamentada.
En cualquier caso, fue mérito de
mal de la organización no era
Barnard abrir el camino hacia lo
más que un diseño lógico inope-
que ahora se conoce como cultu-
rante, no supo descubrir la racio-
ra corporativa o teoría de la co-
nalidad propia de esa manera de
operación. Es muy revelador del
comportarse, que él juzgaba co-
tono postmoderno que impreg-
mo vitalista y de algún modo po- naba el enfoque de este autor
co racional. Barnard recomenda- que afirmara, de modo explícito,
ba que la organización formal que la tarea del ejecutivo tenía
fuese abierta y actuase como de- más que ver con el arte que con
pósito donde recoger, depurar y la ciencia, con la estética que con
almacenar todos aquellos mo- la lógica.
dos de hacer, costumbres, etc.,
surgidos de lo informal, que se La dimensión institucional de la
situasen en la dirección de los in- organización: Selznick
tereses promulgados. Por eso,
dentro de unos ciertos límites, Podría decirse que el objetivo
pensaba que debía fomentarse y que Selznick se propuso52 fue su-
apoyarse la naturalidad de la co- perar, mediante un enfoque insti-
operación. Mediante un adecua- tucionalista, el dilema que Barnard

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

Miguel Alfonso Martínez-Echevarría 67


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

había planteado53 entre el aspecto organización lo otorga el contraste


comunal y el funcional de la em- con la realidad que, de algún mo-
presa, y que no había sabido resol- do, siempre lo modifica e, incluso
ver de un modo satisfactorio. De en algunos casos, puede llegar a
forma novedosa, Selznick conside- rechazarlo, provocando una com-
raba el aspecto informal de la or- pleta revisión del diseño inicial.
ganización como manifestación Fue mérito de Selznick ser el pri-
del proceso de institucionaliza- mero en darse cuenta de que las
ción desarrollado en su seno y organizaciones no son simples sis-
que, en esencia, consistía en un temas racionales, sino realidades
proceso de aprendizaje sobre có- con vida propia y, en consecuencia,
mo adaptar un objetivo diseñado con conductas singulares e irrepe-
formalmente y a priori a las siempre tibles, que sólo pueden entender-
cambiantes y difusas condiciones se plenamente desde la perspecti-
vitales del entorno. Lo informal, en va de su evolución histórica.
cuanto parte constitutiva de una
Mientras que desde el punto de
organización, no debía verse como
vista de Barnard la racionalidad
un impedimento, algo que debía era algo perfecto y a priori, propia
ser controlado y sometido a la for- de un diseño abstracto y formal,
malización de un diseño a priori. Se desde el enfoque de Selznick, que
trataba de una manifestación del estaba muy influido por el pragma-
modo de dar vida a ese diseño, de tismo de Dewey, la racionalidad
lograr que funcionase en la reali- era más bien algo a posteriori, resul-
dad, que se convirtiese en algo ca- tado de la experiencia adquirida en
paz de evolucionar con el tiempo el modo de resolver con éxito los
sin perder su identidad. Sin ese problemas de cada día. Por ese
proceso de aprendizaje que surge motivo, para Selznick una organi-
con ocasión del contraste entre lo zación no podía ser un diseño en-
diseñado y la realidad, el proyecto cerrado en su propia coherencia
formal permanecería en el plano lógica, sino un proceso de aprendi-
de las ideas y no se podría decir zaje abierto e histórico que sólo se
nada de su capacidad creadora podía llevar a cabo mediante el
efectiva. El veredicto último sobre continuo contraste entre los dise-
las posibilidades de un diseño de ños formales y los problemas que

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

68 Miguel Alfonso Martínez-Echevarría


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

plantea la realidad cotidiana e in- largo de sus respectivas historias y


mediata. Lo informal o imprevisi- desarrollaban sus propias e irrepe-
ble de las organizaciones sería pre- tibles conductas que las distin-
cisamente lo que manifiesta la guían de sus competidoras. De es-
apertura de lo formal a la realidad te modo, Selznick sostenía que só-
del entorno y, aún más importante, lo mediante el estudio de ese pro-
lo que permite el desarrollo de va- ceso temporal de tensión entre lo
lores y creencias que constituyen informal y lo formal se podía acce-
el principio vital de toda der a una verdadera teoría de la or-
empresa54. Si se supusiese que las ganización. La fijación a priori de
empresas no son otra cosa que di- los objetivos formales de la empre-
seños formalizados, como pensa- sa no debía considerarse algo tan
ban los neoclásicos, todas las em- importante como pensaba Bar-
presas serían idénticas y seguirían nard, pues en realidad éstos eran
la misma conducta. Esto es lo mis- algo práctico y operativo, que se
mo que decir que eran sistemas iba configurando en la medida en
cerrados con información perfecta, que se realizaban. Por eso mismo,
formaban parte del proceso de ins-
que no podían aprender de su con-
titucionalización, que era la esen-
traste con el medio. Fue precisa-
cia de las empresas.
mente el descubrimiento del as-
pecto informal y no previsible de la Sin embargo, el enfoque institu-
organización que hizo Mayo, lo cionalista de Selznick seguía las-
que llevó a la necesidad de cam- trado por la limitación de un enfo-
biar ese enfoque mecanicista y a que predominantemente raciona-
reconocer la empresa como un sis- lista o positivista. Seguía mante-
tema abierto, con capacidad de niendo el prejuicio de que lo infor-
aprendizaje y, en consecuencia, mal, en cuanto no previsible, no
con posibilidad no sólo de modifi- podía considerarse racional, al me-
car su conducta, sino también su nos de acuerdo con los criterios
propio diseño formal e incluso sus positivistas. Por ello sólo podía
objetivos. Sólo a partir de este juzgarse como algo perteneciente
nuevo enfoque, las empresas se al ámbito de los sentimientos o de
consideraron como procesos de los valores. Era ésta una postura
aprendizaje que se constituían a lo que recordaba a la filosofía política

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Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

Miguel Alfonso Martínez-Echevarría 69


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

de Burke, según la cual todo lo tra- ganización tenía su explicación en


dicional, la experiencia recibida su pasado, en el modo como se
del pasado, no tenía estructura ra- había ido constituyendo con el pa-
cional. Era lo que Burke llamaba so del tiempo. La empresa, en
un prejuicio, algo carente de senti- cuanto algo vivo, necesitaba de
do lógico y no formalizable, pero una estabilidad variable o de una
consolidado por una práctica in- variabilidad estable. Es decir, re-
memorial. Para Burke era ridículo quería un objetivo bien definido,
admitir que una constitución for- pero variable, que sólo era posible
malizada y escrita podía abarcar la con la vitalidad de la organización
totalidad de los aspectos que da- informal que actuaba como canal
ban vida a una nación. Ningún de comunicación entre la estabili-
plan racional y abstracto describía dad y la novedad.
exhaustivamente la realidad viva
En la terminología de Selznick,
de una nación. En el delicado y
la palabra “organización” se refiere
muchas veces inarticulable lengua-
a la estructura formal, la que en-
je del crecimiento orgánico de una
gendra eficiencia y dirige las
sociedad surgían fines y necesida- energías hacia un objetivo concre-
des que nadie había diseñado ni to. Algo de carácter instrumental
previsto y que, sin embargo, resul- que se ajusta a la lógica de los in-
taban esenciales para la buena genieros, en la que los objetivos
marcha de esa sociedad. De un están claros y bien definidos y, por
modo muy similar, Selznick descri- tanto, es accidental y fácilmente
bía la vida de cada empresa como cambiable. Por el contrario, la pa-
una lucha continuada por articular labra “institución” designa aque-
lo informal y lo racional. Sólo a tra- llos aspectos surgidos de modo
vés de esa articulación podía adap- espontáneo y no programado, en
tarse a las influencias del entorno respuesta a las imprevisibles con-
sin perder su identidad. Ese proce- diciones del entorno. Esto tenía
so daría como resultado una “his- que ver con lo sociológico y lo cul-
toria natural” propia de cada em- tural, aspectos en los que los valo-
presa, cuyo estudio serviría para res no son patentes ni claros, y en
entender sus lastres y sus poten- los que prima el mantenimiento de
cialidades. El presente de una or- la cohesión del grupo. En cual-

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70 Miguel Alfonso Martínez-Echevarría


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

quier caso, no se trata de dos reali- aumento de eficiencia e insistir ex-


dades separadas, sino que la “or- clusivamente en la implantación
ganización” está como permeada de técnicas de organización, esen-
por la “institución”, de tal modo cialmente neutrales. Si se adoptara
que sólo mediante esa simbiosis la esa actitud se perdería de vista que
meta fijada por la “organización” cada organización actúa como un
resulta alcanzable. Esto explica el proceso irrepetible de aprendizaje
carácter peculiar de cada organiza- y, en consecuencia, no sería posi-
ción o empresa55. ble detectar lo propio y singular de
cada organización, ni se llegaría a
En el seno de la empresa ha- conocer la fase de desarrollo en la
bría, según Selznick, un proceso di- que ésta se encontrase. La eficien-
námico de institucionalización, un cia, que relaciona los medios con
crecimiento espontáneo y orgánico los fines, sólo sería aplicable como
que, convenientemente maneja- criterio absoluto de organización
do, permitiría la absorción de las cuando se diera por supuesto que
presiones tanto internas como medios y fines están fijados, es de-
externas56. La acción de este pro- cir, cuando la organización se con-
ceso se manifestaría en forma de sidera algo fijo e inamovible. Sólo
resistencia a la despersonaliza- en este caso la empresa se reduci-
ción y al aislamiento, propia de la ría a un problema técnico de co-
funcionalidad, y llevaría, por ejem- nectar los medios con los fines.
plo, a que los miembros de una or- Pero cuando la empresa se consi-
ganización se interesasen por ta- dera un proceso de aprendizaje,
reas distintas a las que tuviesen los fines están siempre en conti-
asignadas, para involucrarse en los nua definición, y lo mismo sucede
problemas que afectasen a la tota- con los medios. Por ello, la eficien-
lidad. Por eso, Selznick propugna- cia no puede elegirse como criterio
ba un determinado estilo de direc- absoluto de organización.
ción que denominaba liderazgo
institucional. Lo esencial de este Selznick consideraba la organi-
tipo de liderazgo es que la empre- zación como algo más que una
sa debe considerarse como una combinación de intereses financie-
institución y, por tanto, sería equi- ros inmediatos. En su seno se
vocado reducirla a un problema de planteaban problemas institucio-

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Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

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CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

nales de aprendizaje que no se po- tructura técnica en un verdadero


dían resolver sólo desde el plano organismo social. Un proceso que
inferior de la técnica y la eficiencia. requería de apertura a la realidad a
Por eso, la misión más importante través de lo informal. La función
del tipo de liderazgo que él pro- del líder sería gobernar y orientar
pugnaba era llevar a cabo una ta- el proceso de transformar una or-
rea de potenciación de ese apren- ganización en una institución. Para
dizaje, de impulso de los modos ello no debería olvidar que la fun-
en los que el diseño a priori podía ción más importante de las institu-
adaptarse a nuevos entornos y ciones era proporcionar un marco
perspectivas. Es decir, este tipo de legal y moral para la acción colecti-
liderazgo tenía que infundir valo- va, donde los individuos aprende-
res en el seno del proyecto, único rían a contraer y a cumplir compro-
modo de dar vitalidad y fuerza a misos. La finalidad de este tipo de
cada organización. Una tarea que liderazgo sería reforzar esos com-
Selznick definía como la “incorpo- promisos e inculcar la cultura cor-
ración institucional de un propósi- porativa. Para ello era imprescindi-
to” que iba más allá de la simple ble entender que las resistencias
aplicación de criterios estáticos de del medio no eran un obstáculo,
eficiencia, y que se dirigía a pro- sino una oportunidad de forma-
mocionar y a defender lo que cons- ción y crecimiento.
tituye la competencia distintiva de
cada organización. Bajo un cierto aspecto, el estu-
dio de las instituciones era para
A medida que el proceso de ins- Selznick comparable al estudio
titucionalización avanzase, la em- clínico de la personalidad. Del mis-
presa configuraría su carácter dis- mo modo que se suponía que la
tintivo, se iría haciendo peculiar- personalidad tenía una génesis o
mente competente (o incompeten- un desarrollo histórico, también
te) en una determinada clase de las empresas se constituían a lo
trabajo. Los términos “institu- largo de un proceso en el que
ción”, “carácter organizativo” y aprendían a resolver problemas
“competencia distintiva” que utili- planteados por un entorno siem-
zaba Selznick hacían referencia a pre cambiante. Así como el mante-
ese proceso de convertir una es- nimiento de la identidad básica de

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Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

72 Miguel Alfonso Martínez-Echevarría


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una persona tenía que ver con la cación del diseño de la terapia
integridad del self, el rasgo propio o adecuada.
self de cada organización, dependía Aunque Selznick reconocía que
de cómo se hubiese desarrollado la lealtad era el ingrediente im-
el proceso de integrar lo formal prescindible para infundir vida a
con lo informal. De este modo, los una organización, cuando se en-
distintos tipos de empresa frentaba con el hecho de que el
responderían a las diversas formas mantenimiento de este compromi-
so podía cuestionar la autonomía
en que se hubiese realizado ese
del líder, no sabía como reaccionar
proceso de integración. Dirigir una y acababa recurriendo a una extra-
empresa sería muy parecido al ña alquimia de espontaneidad y
diagnóstico de un problema de for- manipulación, que no proporcio-
mación de identidad y a la planifi- naba soluciones de ningún tipo.

Conclusiones: la complejidad de la acción económica


En el periodo en el que se desa- como a los animales, con una con-
rrollaron las teorías aquí expues- ducta instintiva de ciega adapta-
tas, el comprendido entre 1914 y ción a los impulsos del medio.
1945, la crisis de la modernidad Después de muchos años de pen-
descubrió algo muy simple, pero samiento ilustrado, de búsqueda
no por eso menos importante: sin de un universo en progreso ince-
la presencia de la incertidumbre, sante, guiado por la clara y brillan-
sin un futuro no controlable, sería te luz de la razón, parecía que sólo
dudoso que el hombre necesitase se había logrado diseñar un tipo
del tipo de inteligencia de la que de racionalidad aplicable única-
había sido dotado. Se llegaba a la mente al cerramiento de los
paradoja de que a un agente eco- mecanismos57. Esto no resultaría
nómico que viviese en un mundo satisfactorio ni siquiera para expli-
en el que todo fuera accesible y car el comportamiento evolutivo
controlable, le hubiera bastado, del mundo biológico.

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Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

Miguel Alfonso Martínez-Echevarría 73


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

Tras una empeñada búsqueda rección. La empresa, por su misma


de un conocimiento basado en naturaleza, constituía sobre todo
una certeza absoluta, se había lle- una acción colectiva, y tenía más
gado a la asombrosa conclusión de que ver con las condiciones que
que cuanto mayor fuese la certeza posibilitan esa acción, que con una
que se pretendía, menor sería la teoría abstracta de cómo podía de-
conexión con la realidad. De re- cidir un individuo aislado que con-
pente se empezaba a tomar con- trola su entorno. Una verdadera
ciencia de que el presupuesto del teoría de la empresa tendría más
conocimiento era la acción, y no al que ver con la resolución de pro-
revés. Suponer que la acción hu- blemas reales y cotidianos que con
mana no podía calificarse de racio- la de hipótesis abstractas, que sólo
nal mientras no se conociesen con tienen racionalidad en la medida
exactitud todas y cada una de las en que se alejan de la inmediatez
consecuencias de sus acciones no de lo concreto.
se correspondía con la realidad.
Con la crisis de la modernidad
Más bien, todo parecía indicar que
había vuelto a la actualidad el
sucedía exactamente al revés, que inevitable problema de que la ac-
el hombre iba conociendo en la ción humana exige siempre enfren-
medida en que actuaba. Un proce- tarse a un futuro incierto. No se
so éste que no era viable para el podía seguir pensando que el
supuesto de un individuo aislado, agente económico se movía en un
como se sostenía desde hacía dos mundo regido por los secretos de-
siglos, sino que era más bien pro- signios de un tirano benévolo, que
pio de los hábitos externos y obje- conspiraría para que las acciones
tivos que se pueden compartir en de los individuos fuesen siempre
el seno de una comunidad. En el en beneficio de la humanidad. No
caso de la economía, estos descu- estaba claro que existiesen “manos
brimientos, que exigían una nueva invisibles” que dispensaran al
manera de entender la racionali- hombre de la responsabilidad de
dad de la acción colectiva, estaban sus acciones. No existía una espe-
llamados a desempeñar un papel cie de providencia inmanente que
esencial en el futuro desarrollo de llevase a la humanidad hacia una
las teorías de la empresa y de la di- continua mejora de su condición.

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

74 Miguel Alfonso Martínez-Echevarría


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

Se había acabado el sueño de que parece necesitar del razonamiento


las decisiones humanas se realiza- formal, lógico pero ineficiente y,
ban con información perfecta; no por otro, necesita también del im-
quedaba más remedio que recono- pulso de lo vital, informal pero efi-
cer que el futuro no era controlable ciente. Curiosamente, todas las
y que actuar era avanzar entre la teorías que se han expuesto han
inamovible seguridad del pasado y intuido la misma solución: el hom-
la incertidumbre del futuro. bre. Todas parecen estar de acuer-
do en que sólo el hombre dispone
A lo largo de esta exposición se del secreto que permite hacer la
han visto los diversos intentos de síntesis de esos dos aspectos, la
elaborar nuevos diseños teóricos unión entre pensamiento y acción.
que dieran una explicación de có- Tanto el tipo de empresario que in-
mo podría surgir el orden social, vocaba Schumpeter, como el tipo
cuando la decisión de los agentes de directivo que proponía Barnard,
económicos se realizaba en un en- eran ejemplos claros de la misión
torno caracterizado por un notable que según ellos le correspondía a
grado de incertidumbre. Todos un concepto más pleno de la ac-
ellos han tenido que enfrentarse ción humana.
con la realidad de que se hacía ne-
cesario revisar el concepto de ra- A pesar de su notable esfuerzo y
cionalidad de la acción humana sus sugerentes ideas, estos auto-
hasta entonces vigente. Los auto- res todavía no habían logrado li-
res ilustrados, a partir de una su- brarse completamente del prejui-
puesta certeza del conocimiento, cio cartesiano. Seguían pensando
habían elaborado una teoría de la en el marco de un fuerte enfoque
acción humana que la dejaba redu- dualista de la realidad, que venía a
cida a la decisión calculadora de constituir casi un gnosticismo.
un optante. Se hacía ahora eviden- Contraponían la racionalidad, en-
te que ese tipo de rigor formalista tendida como propia del espíritu
acababa por excluir la misma nece- separado de la materia, y lo vital
sidad de la acción. Es patente la entendido como la fuerza oscura
perplejidad de estos autores ante de lo material o de lo no racional,
la aparente contradicción de una que sólo podía remitir al submun-
acción humana que, por un lado, do de los sentimientos y las pasio-

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

Miguel Alfonso Martínez-Echevarría 75


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

nes. Difícilmente podrían aceptar plantear la necesidad de la moral y


que la dimensión biológica, junto la política en el gobierno de los
con la dimensión social, se inte- hombres. A este respecto, resulta
graban en un concepto más am- muy significativo que algunos de
plio de la racionalidad humana. los autores cuyas teorías se han
expuesto dijeran de modo expreso
La meta ilustrada de elaborar
que la función que le correspondía
un iusnaturalismo racionalista en
al empresario que se moviese en
el que el hombre controlara el di-
un mundo de incertidumbre con-
seño de su acción desde su gé-
sistía en una verdadera tarea mo-
nesis hasta sus consecuencias, ha-
ral: en ayudar a descubrir a otros, y
bía acabado por convertir la acción
a uno mismo, cuál era el sentido y
humana y, por tanto, su dimensión
la finalidad de la acción. La moral y
económica, en un simple mecanis-
la política surgen cuando las solu-
mo. Se suponía que bastaba con
ciones a los problemas de la vida
que el hombre calculase en cada
en sociedad no son únicas ni pre-
momento la máxima utilidad de
sus decisiones. Ésta era la única determinadas. No importa que
acción posible en un mundo con luego estos autores recurriesen a
información perfecta, creado por el la información, a una visión cogno-
hombre mismo, que miraría desde tivista de la acción humana que les
el punto de vista de Dios. Se había llevase de nuevo a algún tipo de
pretendido dotar a la moral de la manipulación. Lo importante es
certeza de una nueva mecánica, que descubrieron que, en un mun-
pero lo único que parecía haberse do con incertidumbre, la dimen-
logrado era convertir en inexplica- sión biológica y moral de la acción
ble la acción humana. Algo que, en era un aspecto decisivo de la com-
el terreno de la teoría económica, pleja racionalidad humana.
se correspondía con una teoría de
Al final de este periodo se em-
la empresa en la que el empresario
pezó a vislumbrar que no sólo lo
era poco más que un mecanismo
que sabemos es patrimonio social,
de reacción a una información ex-
que se adquiere mediante un pro-
terna que todo lo gobernaba.
ceso falible y siempre mejorable,
La súbita aparición de la incerti- sino, lo que es más importante,
dumbre y la motivación volvía a que el camino hacia el avance del

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Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

76 Miguel Alfonso Martínez-Echevarría


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

conocimiento se inicia y se man- ése es el único medio de que dis-


tiene en la acción colectiva. Esto ponen los seres humanos para
sólo sería posible en el enfrenta- avanzar en la comprensión de ellos
miento con los problemas concre-
mismos y de la realidad en la que
tos, pequeños o grandes, que cada
día plantea sacar la vida adelante, viven. El camino para elaborar una
tanto la individual como la colecti- verdadera teoría de la empresa
va. Aunque con titubeos y errores, quedaba abierto.

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Notas
1. Una brillante descripción de este am- 8. Vid. Martínez-Echevarría, M. A. (2001).
biente, y de la tarea de Walras y Cour- 9. Esta idea se puede seguir en Maine
not, en Ingrao, B. e Israel, G. (1990). ([1861] 1994), Fustel de Coulanges
2. Vid, Giddens, A. (1979), p. 33 y ss. (1864), Tönnies ([1864] 1974) y Otto von
Gierke ([1868] 1834).
3. Para una visión más amplia del prag-
matismo vid. Putnam, H. (1991, 1997, 10. Vid. Nisbet, A. (1994), p. 141 y ss.
1999). 11. Vid. Rorty, R. (1979), que usa estos
4. “La Ilustración es simplemente la cara términos en referencia a Nietzche,
bonita de una edad cuya compulsión in- Dewey y Heidegger. Vid. también Ma-
terna real se orienta hacia una racionali- cintyre, A (1984).
dad medios-fines, una subjetividad 12. Según cuenta R. Swedberg (1991), en
desvinculada, y la voluntad de poder”. el año 1900 Schumpeter fue a visitar a
Vid. Putnam, H. (1994), p. 200. León Walras. Éste le comentó que, en
5. Sobre el pensamiento de Peirce vid. su opinión, la teoría económica sólo po-
Fontrodona, J. (1997). día ocuparse de los estados estaciona-
rios y que, por tanto, no era posible es-
6. Vid. Klamer, A. (1993). tudiar los procesos evolutivos propios
7. Stendhal plantea este problema en de la historia. Como consecuencia de
La Cartuja de Parma. El protagonista esa entrevista, Schumpeter se propuso
asiste a una batalla, Waterloo, de la que diseñar un sistema que, con el rigor
ha visto lo que le ha sido accesible, y científico del método de Walras, estu-
sus preguntas son las siguientes: viese abierto al estudio de los procesos
¿Aquéllo que había visto había sido una evolutivos.
batalla?, ¿había sido la batalla de 13. Vid. Elster, J. (1983), cap. 5.
Waterloo? No son preguntas pueriles.
14. Vid. Schumpeter, J. (1950), p. 62.
Hacen referencia a las condiciones de
observación de la realidad. ¿Es posible 15. Vid. Nelson, R. R y Winter, S. G.
ver una batalla? Lo que vemos, ¿es pa- (1974).
sividad o construcción. Vid. Marina, J. A. 16. Joseph A. Schumpeter (1883-1950) se
(1993). había formado en economía con Eugen

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

Miguel Alfonso Martínez-Echevarría 83


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

von Böhm-Bawerk (1851-1914), que era 29. Esta dicotomía entre razón sufi-
uno de los discípulos directos de Men- ciente y causa eficiente se remonta a la
ger. No obstante, estaba muy atraído época de la filosofía griega, en la que se
por el planteamiento del equilibrio ge- distinguía entre lo “artificial” y lo “natu-
neral walrasiano. ral” para referirse al diseño humano y a
17. Vid. Santarelli, E. y Pesciarelli, E. lo que era consecuencia de las leyes de
(1990). la naturaleza. Sin embargo, Peirce plan-
tea una tercera vía: la “aducción”, que
18. Vid. Buber, M. (1990), p. 59 y ss. se apoya en ambas y constituye una es-
19. Vid. Knight, F. H. (1921), especial- pecie de epistemología evolutiva.
mente los capítulos 7 al 11. 30. Para la idea del progreso en Veblen
20. Para la relación de Keynes con la fi- vid. Nisbet, R. (1980), p. 418.
losofía de Moore, vid. Bateman, B. W. y 31. Para Peirce había que contar tanto
Davis, J. B. (1991). con la razón suficiente, en forma de aná-
21. Para la relación entre Wittgenstein y lisis situacional de cómo el entorno in-
Keynes vid. Davis, J. B. (1996) y Coates, fluye en el individuo, como con la cau-
J. (1996). salidad eficiente, en forma de un princi-
22. Vid Davis, J. B. (1998), en Arestis, P. pio composicional que explique cómo
(ed.), pp. 1-16. el entorno es, a su vez, resultado de la
acción de las conductas de todos los in-
23. Vid Keynes, J. M. (1972), pp. 273-297. dividuos.
24. “Keynes subrayó su rechazo, no sólo 32. Vid. Mirowski, P. (1987).
al utilitarismo según la versión de Ben-
tham y al cristianismo, sino a toda pre- 33. Vid. Commons, J. (1934), p. 69.
tensión de que la acción social fuera 34. Para este interesante concepto de la
pensada como fin válido en sí mismo”. organización como sistema abierto, vid.
Cita de Macintyre, A. (1984), p. 32. Es Pérez López, J. A. (1991).
también muy interesante lo que dice 35. Vid. Guillén, M. F. (1995), p. 68.
este autor sobre las relaciones de Key-
36. Vid. Bendix, R. (1956), p. 313.
nes con el emotivismo.
37. Ibidem, p. 311.
25. Vid Keynes, J. M. ([1936] 1953), cap.
12. 38. Elton George Mayo (1880-1950), na-
cido en Australia, se trasladó a Estados
26. Vid. Keynes J. M. (1972), p. 290. Unidos, donde trabajó como psicólogo
27. Vid Veblen, T. (1898). en la Universidad de Harvard
28. Para estudiar la relación del pragma- 39. En la Escuela de Psicología de Har-
tismo con el institucionalismo vid. Mi- vard donde se formó Mayo destacaba la
rowski, P. (1987); Hodgson G. (1997) y los influencia del médico Lawrence J. Hen-
capítulos 2 y 3 de Fayazmenesh, S. y derson, que admiraba el principio pare-
Tool, M. R. (eds) (1998). tiano de equilibrio de los sistemas so-

TEORÍAS DE LA EMPRESA
Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

84 Miguel Alfonso Martínez-Echevarría


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

ciales, o principio de “homoestasis” so- 44. Vid. Bell, D. (1960), p. 271.


cial. En tiempos de conflictos laborales 45. Según Taylor, los obreros metalúrgi-
y sociales estos principios tuvieron mu- cos del arrabio eran “estúpidos y flemá-
cho atractivo e influyeron en muchos ticos” y en “su configuración mental po-
profesores y teóricos de la Escuela de dían parecerse al buey”. Vid. Taylor, F.
Negocios de Harvard, como Mayo, W. (1914), p. 59.
Roethlisberg, Whitehead y Barnard. Vid.
Guillén, M.F. (1995), p. 61. 46. Vid. Wolin, S. (1960), p. 408.
40. Entre 1940 y 1950, la mayoría de los 47. Fritz Julius Roethlisberger estudió
sociólogos americanos: Talcott Parsons, en Columbia y en el MIT. Se graduó
Robert Merton, Peter Blau, Philip Selz- como psicólogo y fue colaborador de
nick, Alvin Gouldner y Amitai Etzioni Mayo en Harvard.
trabajaron a partir de la teoría de Weber 48. Vid. Wolin, S. (1960), p. 407.
de la burocracia y tuvieron mucha in-
fluencia en el desarrollo de las teorías 49. Vid. Duncan, W. (1989), p.159.
funcionalistas de la dirección. Vid. Gui- 50. El gobierno despótico es aquel que
llén, M. F. (1995), p. 84. se realiza sin diálogo y que supone una
41. Vid. Wolin, S. (1960), p. 409. solución única. Por ejemplo: poner en
marcha una máquina oprimiendo un bo-
42. “Si se abandona la idea de una mi-
tón. El gobierno político es aquel que
rada paralela sobre un mundo común,
supone una variedad de soluciones y
habrá que empezar por preguntarse si
que requiere diálogo, transacción y
alguien puede actuar de forma racional
pacto.
cuando es observado. Tendría que ha-
ber para el observador del observador 51. Vid. Williamson, O. E. (1995).
limitaciones a su forma de reacción que 52. Selznick, P. (1943,1948,1957,1969).
el observador de primer grado con am-
bición racional pudiera integrar en su 53. Vid DiMaggio, P. T. y Powell, W. W.
cálculo. En vista de este problema la ra- (1991).
cionalidad pasa a depender de datos 54. Vid. Wolin, S. (1960), p. 412.
institucionales o a garantizar mediante
55. Vid. Scott, W. R. (1998), p. 69.
negociación, pero cuya racionalidad
propia (metarracionalidad) apenas 56. Vid. Perroux, C. (1986), p. 202.
puede estar en la racionalidad que los 57. Los mecanismos pueden conside-
hace posibles”, Luhmann, N. (1997), pp. rarse sistemas cerrados, ya que su fun-
60-61. cionamiento es perfectamente previsi-
43. Vid. Mayo, G. E. (1933,1945,1947). ble y repetitivo.

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Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

Miguel Alfonso Martínez-Echevarría 85


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

Nº 1 Aspecto financiero y aspecto humano de la Empresa


Vittorio Mathieu
Nº 2 La interpretación socialista del trabajo y el futuro de la Empresa
Leonardo Polo
Nº 3 La responsabilidad social del empresario
Enrique de Sendagorta
Nº 4 El sentido de los conflictos éticos originados por el entorno en el que opera la
Empresa
Juan Antonio Pérez López
Nº 5 Empresa y Cultura
Fernando Fernández
Nº 6 Humanismo y Empresa
Cruz Martínez Esteruelas
Nº 7 Moralidad y eficiencia: líneas fundamentales de la ética económica
Peter Koslowski
Nº 8 La estrategia social de la empresa
Manuel Herrán Romero-Girón
Nº 9 El trabajo directivo y el trabajo operativo en la empresa
Carlos Llano
Nº 10 El altruísmo en la empresa
George Gilder
Nº 11 Ricos y pobres. Igualdad y desigualdad
Leonardo Polo
Nº 12 El utilitarismo en la ética empresarial
Joan Fontrodona
Nº 13 La empresa en la historia
Agustín González Enciso
Nº 14 La empresa entre la Economía y el Derecho
José Antonio Doral
Nº 15 La empresa ante la nueva complejidad
Alejandro Llano
Nº 16 Empresa y libertad
Jesús Arellano
Nº 17 ¿Qué es el humanismo empresarial?
Rafael Alvira
Nº 18 El rendimiento social de la Empresa
Jose M. Basagoiti
Nº 19 Elementos configuradores de la actual valoración del trabajo
Tomás Melendo
Nº 20 Dirección y sistemas de mando
Manuel López Merino
Nº 21 La índole personal del trabajo humano
Tomás Melendo
Nº 22 La revolución social del management
Tomás Calleja
Nº 23 Indicadores de la madurez de la personalidad
Enrique Rojas
Nº 24 Empresa y sistemas de cooperación social
Ignacio Miralbell
Nº 25 Humanismo para la dirección
Miguel Bastons
Nº 26 Actualidad del humanismo empresarial
Alejandro Llano
Nº 27 Notas sobre la cultura empresarial
Rafael Gómez Pérez
Nº 28 La importancia de la dinámica política para el directivo
Manuel Alcaide Castro
Nº 29 El poder...¿Para qué?
Juan Antonio Pérez López
Nº 30 La empresa y el ambiente socio-político en el umbral del nuevo siglo
Daniel Bell
Nº 31 La gestión del cambio en la empresa
Juan A. Díaz Alvarez
Nº 32 Hacia un mundo más humano
Leonardo Polo
Nº 33 Estudio histórico sistemático del humanismo
Higinio Marín
Nº 34 Humanismo estamental
Higinio Marín
Nº 35 Consideraciones sobre el activo humano de la empresa
Tomás Calleja
Nº 36 Ser el mejor. Hacer que otros también lo sean (Sólo para empresarios)
José María Ortiz
Nº 37 La Etica de la Sociedad de Consumo
Antonio Argandoña
Nº 38 Hacia una Economía Política Humanista
Ludwig Erhard
Nº 39 Las referencias sociales de la empresa
Tomás Calleja
Nº 40 Máximo Beneficio y Máxima Racionalidad
José María Ortiz
Nº 41 La inserción de la Persona en la Empresa
Armando Segura
Nº 42 Humanismo pericial
Higinio Marín
Nº 43 Dimensión humanista de la energía
Tomás Calleja
Nº 44 La empresa entre lo privado y lo público
Miguel Alfonso Martínez-Echevarría
Nº 45 Competitividad y cooperación como valores institucionales de la empresa
Santiago García Echevarría
Nº 46 Filosofía de la economía I- Metodología de la ciencia económica
Alejo J. Sison
Nº 47 La lógica del directivo: el control necesario y la confianza imposible
Pablo García Ruiz
Nº 48 La 'revolución' institucional de la empresa. El reto al directivo y a los
recursos humanos
Santiago García Echevarría
Nº 49 Filosofía de la economía II- El ámbito austrogermánico
Alejo J. Sison
Nº 50 Valores éticos de la empresa
Juan Cruz
Nº 51 La empresa virtuosa
José María Ortiz
Nº 52 Las decisiones en la empresa: cálculo y creatividad
Miguel Bastons
Nº 53 Filosofía de la Economía III. Los fundamentos antropológicos de la actividad
económica
Alejo J. Sison
Nº 54 La familia: un imperativo para la empresa
Ramón Ibarra
Nº 55 Variaciones sobre una crisis
Tomás Calleja
Nº 56 Pobreza, productividad y precios
Paolo Savona
Nº 57 Lo común y lo específico de la crisis moral actual
Rafael Alvira
Nº 58 La ética empresarial: una aproximación al fenómeno
Manuel Guillén
Nº 59 La dimensión política de la economía
Miguel Alfonso Martínez-Echevarría
Nº 60 Sobre la cooperación competitiva
Ana Fernández y Carmelo Lacaci
Nº 61 Organizaciones inteligentes en la sociedad del conocimiento
Alejandro Llano
Nº 62 La economía social de mercado de Ludwig Edhard y el futuro del estado de
bienestar
Ana Fernández y Carmelo Lacaci
Nº 63 La persona humana en la empresa de fin de siglo
Carlos Llano
Nº 64 Estado, sociedad civil y empresa
Tomás Calleja
Nº 65 Sobre la confianza
Richard Brisebois
Nº 66 El protagonismo social de la empresa
Tomás Calleja
Nº 67 Dimensiones estéticas de la empresa
Rafael Alvira
Nº 68 La empresa como realidad estética
Ana Fernández
Nº 69 De la estética a la ética de la comunicación interna
Iñaki Vélaz
Nº 70 La respuesta empresarial a una nueva dinámica del empleo: ¿Eficiencia
económica versus eficiencia social en clave ética?
Santiago García Echevarría
Nº 71 La profesión: enclave ético de la moderna sociedad diferenciada
Fernando Múgica
Nº 72 El empresario servidor-líder
Enrique de Sendagorta
Nº 73 Peter Drucker (I): Hacia una biografía intelectual
Guido Stein
Nº 74 Peter Drucker (II): Sobre empresa y sociedad
Guido Stein
Nº 75 La narrativa anglo-americana de la propiedad
Alejo Sison
Nº 76 La empresa como sujeto de las relaciones internacionales
Javier Herrero
Nº 77 Clima y Cultura empresarial
Iñaki Vélaz
Nº 78 Valores burgueses y valores aristocráticos en el capitalismo moderno: Una
reflexión histórica
Agustín González Enciso
Nº 79 Hacia una nueva teoría de la empresa
Miguel Alfonso Martínez-Echevarría
Nº 80 Los pliegues ocultos de las relaciones en la empresa
Tomás Calleja
Nº 81 La empresa entre el psicologismo y el conductismo
Miguel Alfonso Martínez-Echevarría
Nº 82 La Tercera Vía en Wilhelm Röpke
Jerónimo Molina Cano

Serie en inglés:

Nº 9 Managerial work and operative work within enterprise


Carlos Llano
Nº 10 The altruism of enterprise
George Gilder
Nº 15 Business and the new complexity
Alejandro Llano
Nº 17 Enterprise and Humanism
Rafael Alvira
Nº 22 The social revolution of management
Tomás Calleja
Nº 30 The socio-political environment that enterprise may face
Daniel Bell

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