Medidas de prevención
El embarazo adolescente se previene, no se cura. A partir desde esa premisa los
padres pueden ayudar a sus hijos a transitar por una sexualidad responsable, las
conversaciones respecto a la importancia del correcto uso de métodos de
protección (no sólo por el embarazo sino también por las ETS) y abrir los espacios
para las dudas adolescentes puede hacer la diferencia en la vida de los hijos.
Es común escuchar en charlas con adolescentes que ellos sienten “vergüenza” al
hablar de sexualidad con sus padres. Esta incomodidad basada en la sensación de
que serán reprendidos por su curiosidad sexual los aparta de los consejos paternos,
dejándolos a merced de información compartida entre pares y exponiéndolos de
forma innecesaria a conductas de riesgo.
Educación en la escuela
Los padres deberían exigir que en las escuelas se hable de sexualidad como de
cualquier otro tema relevante para la vida de los estudiantes. El poder generar un
espacio abierto al diálogo, guiado por un adulto capacitado permite que los jóvenes
expresen sus dudas al interior del grupo de pares donde, por cercanía de edades e
intereses, se sienten más cómodos que preguntándolo en sus casas.
La posibilidad de tener un docente instruido debe ser vista como una alternativa
saludable en pos de disminuir las tasas de embarazo adolescente y no como una
ofensa a la moral o a los valores familiares que prefieren no hablar de sexualidad
con sus hijos.
o Numerosas parejas sexuales. Las personas que tienen contacto sexual (no
solamente relaciones, sino cualquier forma de actividad íntima) con muchas
parejas diferentes corren un mayor riesgo que quienes permanecen con la
misma pareja.