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LEPTOSPIROSIS

1. Definición:

La leptospirosis es una enfermedad zoonótica de potencial epidémico, principalmente después de


lluvias fuertes, causada por una bacteria llamada leptospira. Leptospira interrogans es patogénica
para los hombres y los animales, con más de 200 variedades serológicas o serovariedades. Los
seres humanos generalmente adquieren la leptospirosis por contacto directo con la orina de
animales infectados o con un ambiente contaminado por orina. La transmisión de humano a
humano ocurre muy raramente. La leptospirosis puede presentarse con una amplia variedad de
manifestaciones clínicas, desde una forma leve a una enfermedad grave y a veces fatal. Sus
síntomas pueden parecerse a varias enfermedades, como influenza, dengue y otras enfermedades
hemorrágicas de origen viral; es importante el diagnóstico correcto (clínico y de laboratorio) al
inicio de los síntomas para evitar casos graves y salvar vidas principalmente en situaciones de
brotes. (OPS/OMS, 2017)

2. Etiología:
Agente etiológico

El agente etiológico es la Leptospira, microorganismo helicoidal, aeróbico obligatorio, que


presenta una o ambas extremidades en forma de gancho, dotado de gran motilidad conferida por
un axóstilo. Por medio de pruebas serológicas fueron determinadas más de 240 serovariedades.
En el Perú se han identificado más de 60 serovariedades

Reservorios

Los reservorios domésticos más importantes son los bovinos, porcinos, equinos, caninos, ovinos
y caprinos, así como un amplio rango de mamíferos silvestres y roedores sinantrópicos (ratas y
ratones); siendo los roedores y marsupiales los principales reservorios de la enfermedad, los
cuales albergan la leptospira en los riñones y la eliminan al medio ambiente, contaminando de
esta manera el agua, suelo y alimentos.

Transmisión

Ingresan a través de la piel erosionada o de las mucosas orofaríngea, nasal, ocular, aunque también
pueden penetrar por la piel íntegra si permanece inmersa en agua por un tiempo. (SALUD, 2014)

Hay dos mecanismos:

Directo: a través del contacto con la orina y tejidos de animales infectados, generalmente origina
casos aislados.

Indirecto: por el contacto con fuentes de agua, suelo o alimentos contaminados con leptospira,
generalmente ocasiona brotes epidémicos.

Se considera una enfermedad ocupacional en aquellos grupos expuestos como: agricultores


principalmente de arrozales y cañaverales; trabajadores de alcantarillados, camales; criadores de
ganado, médicos veterinarios, etc.

En las áreas urbana y rural, los grupos poblacionales más expuestos son aquellos que trabajan o
viven en condiciones precarias de vivienda, sin saneamiento básico o en contacto con fuentes de
agua o suelos contaminados con orina de roedores infectados o de otros animales domésticos y
silvestres. Es rara la transmisión de persona a persona.

Período de incubación

El período de incubación es de 7 a 14 días en promedio, pudiendo oscilar de 2 a 20 dias.

Período de transmisibilidad

Las Leptospiras en humanos se eliminan por la orina (leptospiruria) generalmente a partir de la


2da a la 5ta semana de la enfermedad. En los animales reservorios y hospederos accidentales
pueden eliminarse a través de la orina durante meses o años.

Susceptibilidad y resistencia

Todas las personas son susceptibles independientemente del sexo y edad. La inmunidad a una
serovariedad específica aparece después de la infección, no confiriéndole protección permanente.
(MINSA, 2006)

3. Patogenia:

Leptospira penetra en el hombre a través de la piel erosionada o mucosas sanas, difunde


rápidamente y después de 48 horas se la encuentra en todos los humores y tejidos, con localización
especial en riñón, hígado, corazón y músculo esquelético (fase leptospirémica de la enfermedad).
Leptospira es resistente a la actividad bactericida del suero normal y en ausencia de anticuerpos
específicos no es fagocitada ni destruida por los polimorfonucleares o macrófagos. Entre los días
5 y 7 los anticuerpos específicos formados favorecen la opsonización del microorganismo que
deja de ser encontrado en la sangre y se eliminan por la orina durante semanas o meses (fase
inmune o de leptospiruria).

La leptospirosis puede ser considerada como una enfermedad generalizada, sistémica, traducida
fundamentalmente por una vasculitis infecciosa. La lesión vascular, predominantemente capilar,
es un factor prominente de la leptospirosis y responsable del edema y la diátesis hemorrágica.
Afecta fundamentalmente a los capilares de hígado, pulmón y riñón.
El gran daño celular en presencia de pocos microorganismos sugirió la mediación de factores
tóxicos tanto de la espiroqueta como del huésped. Así como la pobreza de alteraciones patológicas
en determinados órganos, a pesar de los profundos disturbios funcionales, hizo pensar que muchos
de los aspectos de la enfermedad fueran ocasionados por productos tóxicos liberados por el
germen. Durante la fase septicémica la migración de bacterias, toxinas, enzimas y/o productos
antigénicos liberados a través de la lisis bacteriana conducen a una permeabilidad vascular
aumentada que es la manifestación más precoz y constante de la enfermedad. Las lesiones
celulares de los diversos órganos tienen como base patogénica estos mismos factores, que actúan
inicialmente sobre la membrana celular, adicionada a eventual hipoxemia derivada del daño
vascular.
La respuesta inmune está impicada en la patogénesis de la leptospirosis, como la formación de
inmunocomplejos, liberación de citoquinas y vasculitis autoinmune. Es así que los signos y
síntomas del compromiso pulmonar, renal y hepático aparecen en la fase inmune cuando las
aglutininas específicas comienzan a ser detectadas. En estudios autópsicos se observaron
hemorragias difusas a nivel de los tejidos, además de las ostensibles hemorragias externas
(epistaxis, hemoptisis, hematemesis, melenas). La nefritis intersticial focal y necrosis tubular
aguda, también focal, se han relacionado a la migración de leptospiras a través del riñón y al
depósito de antígenos. El daño capilar pulmonar conduce a fallo respiratorio agudo y hemoptisis.
Se han observado miocarditis intersticial y arteritis coronaria. En el músculo esquelético se ven
áreas de necrosis hialina y hemorragias.
La leptospira induce inmunidad de tipo humoral que protege solo frente al serovar infectante.
(DRA. Adelina, 2010)

4. Factores de riesgo

El riesgo de infección depende de la exposición a animales infectados o a ambientes


contaminados, que a su vez se relaciona con las condiciones sanitarias y de higiene en las
diferentes áreas, tanto en los domicilios como en su entorno inmediato. Los grupos poblacionales
más expuestos son aquellos que trabajan o viven en áreas sujetas a condiciones precarias de
vivienda, sin saneamiento, o en contacto con fuentes de aguas residuales o suelos contaminados
con orina de roedores infectados o de otros animales domésticos y silvestres. La leptospirosis
también puede ser un riesgo ocupacional para los que trabajan al aire libre o con animales, por
ejemplo los plantadores de arroz y caña de azúcar, agricultores, trabajadores en alcantarillas,
veterinarios, trabajadores de lechería, y personal militar. También puede ser un riesgo para
aquellos que hacen recreación en aguas contaminadas. Animales domésticos y silvestres en estado
de portador pueden liberar leptospiras intermitentemente por muchos años o hasta durante toda la
vida. El hombre también pueden infectarse en actividades recreativas al entrar en contacto con
agua dulce estancada contaminada (baño, pesca, deportes acuáticos) y por contacto con su
mascota.

Se encontraron dos factores de riesgo para la seropositividad a Leptospira: el nivel educacional y


el vivir cerca de un río (MAS, Smith H, & Joseph H, 2004).

5. Epidemiología

La leptospirosis ocurre mundialmente pero es endémica principalmente en países con climas


húmedos subtropicales y tropicales. Estimaciones indican que hay más de 500,000 casos
mundiales de leptospirosis anualmente. Se han registrados brotes en Brasil, Nicaragua, Guyana y
en otros países de América Latina. La mayoría de casos registrados tienen una manifestación
severa, por lo cual mortalidad es mayor de 10% (OPS/OMS, 2017). No se conoce precisamente
el número de casos humanos debido al subdiagnóstico o diagnóstico erróneo. En estudios
desarrollados en la selva del Perú (regiones de Loreto y Madre de Dios), se halló una proporción
muy alta (20-30%) con evidencia serológica de leptospirosis aguda en pacientes con síndrome
febril indiferenciado (Céspedes, 2005).

Es más frecuente en la población rural que en la urbana y predomina en el hombre, con un pico
de incidencia en la 4ª década de la vida. Las condiciones ambientales prevalentes en la mayoría
de países tropicales y subtropicales de América (lluvias abundantes, desborde de aguas residuales
durante las inundaciones, suelos no ácidos, altas temperaturas) favorecen la transmisión (DRA.
Adelina, 2010).

En nuestro país la leptospirosis se comporta como una enfermedad endémica, con brotes
epidémicos, siendo observada en zonas urbana, suburbana y rural. Desde 1998 la tasa de
incidencia está en aumento, al igual que en otros países del Cono Sur. Este aumento se relaciona
a la situación regional y a factores climáticos como las inundaciones sufridas (DRA. Adelina,
2010).

6. Transmisión y grupos de riesgo

La infección humana es el resultado de la exposición a la orina infectada de mamíferos portadores,


ya sea directamente o vía la contaminación de tierra o agua. Las puertas usuales de entrada de la
Leptospira son las abrasiones, cortes en la piel y por vía conjuntivar; la infección también puede
darse después de la inmersión prolongada en el agua. La transmisión en el agua se ha
documentado en muchos brotes de leptospirosis. Se ha reportado también que por la inhalación
de agua o por aerosoles y el ingreso hacia las vías respiratorias se puede producir la infección.
Raramente la infección puede darse por mordeduras de animales. La transmisión directa entre los
humanos ocasionalmente se ha demostrado porque el pH bajo de la orina limita la sobrevivencia
de la Leptospira después de la excreción. También se ha reportado la transmisión por relaciones
sexuales.

Las infecciones humanas pueden adquirirse a través actividades profesionales, recreativas, o


exposiciones involuntarias. La ocupación es un factor de riesgo importante para los humanos. El
contacto directo con las orina de los animales infectados puede causar infecciones en granjeros,
veterinarios, matarifes trabajadores que realizan el control de roedores, y otras ocupaciones en el
que se tiene acercamiento con animales. El contacto indirecto es importante para los obreros de
desagüe, mineros, militares, los limpiadores de tanque sépticos, criadores de peces,
guardabosques, obreros de canales, agricultores que se dedican al cultivo de arroz, plátanos, caña
de azúcar y otros.

Los mineros fueron el primer grupo de riesgo en ser conocido. La ocurrencia de la enfermedad de
Weil se detectó primero en obreros de desagües en los años treinta, el serovar comprometido fue
el Icterohaemorrhagiae, que se aisló mediante inoculación con muestras de los pacientes a
cobayos y también de las ratas atrapadas en los desagües5. El reconocimiento de esta actividad
como un riesgo, llevó a la adopción, en el programa de control de roedores, del uso de ropa de
protección lo que repercutió en la reducción de casos.

Los pescadores son otro grupo de riesgo para contraer leptospirosis. Recientemente se ha
demostrado casos en pescadores contagiados, presumiblemente, por el contacto con orina de ratas,
en este caso la infección fue con serovares del serogrupo Icterohaemorrhagiae, el cual se asocia
por su alta mortalidad36.

Los ganaderos son un grupo ocupacional de riesgo importante a lo largo del mundo,
principalmente asociado a la enfermedad del ganado (mastitis), la presencia del serovar Hardjo y
el ordeñamiento.

En los últimos años se han incrementado los casos asociados con actividades recreacionales,
particularmente en deportes de agua como natación, canotaje, balseo en agua dulce y pesca en
agua dulce; también se ha producido un gran número de casos cuando la exposición ocurre durante
eventos deportivos en áreas tropicales.

Se han reportado varios brotes de leptospirosis asociadas a fuentes de agua, aumentando el riesgo
en casos de inundación.

Los casos de leptospirosis en las regiones tropicales son debido a exposiciones accidentales
adquiridas durante actividades de la vida diaria44. Muchas infecciones se han atribuido al caminar
descalzo en suelos húmedos o cultivando un huerto o jardín con las manos desnudas.

Los perros son una fuente importante para la infección humana en muchos países tropicales y
puede ser una fuente importante para el inicio de brotes. Nosotros hemos encontrado dos brotes
asociados a cerdos y perros en la selva y costa del Perú (Céspedes, 2005)

Las variaciones en los ecosistemas, ya sea por el clima, las migraciones, invasión de selvas
vírgenes o las actividades socioculturales de la población, cambian las interacciones entre los
seres vivos y modifican las condiciones medioambientales, lo cual afecta notablemente a las
poblaciones de reservorios y modifican la transmisión de la leptospirosis.

En el estudio de la ecología de la transmisión de la leptospirosis en la amazonía peruana se ha


obtenido una gran variedad de aislamientos provenientes de mamíferos silvestres y animales
domésticos.

Para entender mejor la transmisión de la leptospirosis, Faine et al. propone tres modelos
epidemiológicos; el primero ocurre en climas templados donde son pocos los serovares que están
involucrados en la infección humana y generalmente es por contacto directo con ganado y cerdos.
El control se realiza por inmunización de animales o humanos.

El segundo ocurre en áreas tropicales donde hay muchos serovares que infectan a humanos y
animales, además hay un gran número de reservorios como los roedores, animales de granja y
perros. La exposición humana no está limitada a la ocupación sino a la contaminación
medioambiental, en especial durante la época de lluvias. El control se realiza en roedores,
mejorando el saneamiento en estas áreas y higiene profesional para prevenir los casos de
leptospirosis humana. Posiblemente son áreas donde ocurran los
grandes brotes después de diluvios, huracanes u otros desastres.

El tercer modelo se da cuando la infección en los roedores es llevada al ambiente urbano. Es un


caso importante cuando la infraestructura urbana se rompe debido a la guerra o por catástrofes
naturales. Este tipo de infección es rara en países desarrollados, pero se observó un brote de
leptospirosis urbano en Baltimore luego de una inundación; también ocurren en barrios pobres de
los países en desarrollo (Céspedes, 2005).

7. Manifestaciones clínicas

La expresión clínica de la infección por Leptospira varía ampliamente en el ser humano, con
oscilaciones que van desde procesos totalmente asintomático, que son los más frecuentes, pasando
por las formas de evolución generalmente benignas, hasta el desarrollo de cuadros graves ictero-
hemorrágicos con colapso vascular y serio compromiso de funcionamiento hepático-renal, que
pude ser de evolución fatal (enfermedad de Weil). De las formas clínicas sintomáticas de la
enfermedad, el 80-90% evoluciona en una forma anictérica benigna y 10-20% como leptospirosis
grave con ictericia e insuficiencia renal.

Enfermedad infecciosa de cuadro polimórfico. Los síntomas más comunes son fiebre, escalofríos,
mialgias, cefalea, conjuntivitis y síntomas respiratorios. Ocasionalmente, cursa con erupción
cutánea, meningitis y uveítis. Puede presentarse ictericia, insuficiencia hepática y renal, anemia
hemolítica y hemorragia en piel y mucosa. En el 90% de los casos la enfermedad es sistémica y
autolimitada, en el 10% restante la enfermedad es potencialmente fatal con falla renal, hepática
y/o neumonitis. Son reconocidas dos formas clínicas: La anictérica y la ictérica.

a. Forma anictérica

La enfermedad puede ser discreta, con fiebre, cefalea, dolores musculares, anorexia, náuseas
y vómitos, de inicio generalmente súbito. Es la más frecuente y representa un 85 a 90% de
los casos, erróneamente se le diagnostica como influenza, dengue y arbovirosis. Con duración
de uno o varios días, siendo frecuentemente catalogada como “síndrome febril”, “virosis”,
“síndrome meníngeo”. Puede ocurrir una infección más grave, presentándose clásicamente
como una enfermedad febril bifásica.

- Primera fase septicémica o leptospirémica Se inicia abruptamente con fiebre elevada,


escalofríos, cefalea intensa, postración, mialgias que involucran principalmente las
pantorrillas, caderas, regiones paravertebrales y abdomen, evidenciándose dolor a la
palpación, pudiendo simular un abdomen agudo quirúrgico. Puede presentar anorexia,
náuseas, vómitos, constipación o diarrea, artralgias, hiperemia o hemorragia conjuntival,
fotofobia y dolor ocular. Puede haber hepatomegalia leve, raramente hemorragia
digestiva y esplenomegalia. La gravedad de las manifestaciones gastrointestinales puede
exteriorizar la presencia de melena o enterorragia o también pancreatitis.
Epistaxis, dolor torácico, tos seca o con expectoración hemoptóica (hemorragia
intraalveolar) pueden presentarse, la hemoptisis franca es rara. Recientemente en el país
han sido descritos casos anictéricos que evolucionan con importante sintomatología
respiratoria llegando inclusive a un cuadro de insuficiencia respiratoria aguda y muerte.

Disturbios mentales como confusión, delirio, alucinaciones y signos de irritación


meníngea pueden estar presentes.

Las lesiones cutáneas pueden ser variadas: Exantemas maculares, máculopapulares,


eritematosos, urticariformes, petequias o hemorrágicos. Generalmente ocurre hiperemia
de mucosas. Esta fase dura de 4 a 7 días, habiendo una mejora acentuada de los síntomas
a su término.

- Segunda fase o fase inmune


El paciente puede curar o evolucionar con recrudecimiento de la fiebre, síntomas
generales y con la instalación de un cuadro de meningitis, caracterizado por cefalea
intensa, vómitos y signos de irritación meníngea, semejando clínicamente y por examen
de líquido cefalorraquídeo (L.C.R) a una meningitis viral. Hay manifestaciones
respiratorias, cardíacas y oculares (uveitis).
Las manifestaciones clínicas se inician generalmente en la 2da semana de la enfermedad
y desaparecen de una a tres semanas.
Muy pocos pacientes pueden presentar insuficiencia renal aguda en la leptospirosis
anictérica. Presentando alteraciones del sedimento urinario a partir de la primera semana
y del volumen urinario a partir de la segunda semana de la enfermedad.

b. Forma ictérica o hepatonefrítica (Síndrome de Weil) o grave

En algunos pacientes la fase septicémica evoluciona a una enfermedad ictérica grave, con
disfunción renal, fenómenos hemorrágicos, alteraciones hemodinámicas cardiacas,
pulmonares y del estado de conciencia, asociados a tasas de letalidad que varían de 5 a 20%
de acuerdo a diversos estudios. En esta forma de la enfermedad, el curso bifásico es raro. Los
síntomas y signos que preceden a la ictericia son más intensos y de mayor duración que la
forma anictérica. Destaca la presencia de mialgias, sobretodo en las pantorrillas, durante las
dos semanas iniciales. La ictericia tiene su inicio entre el tercer y séptimo día de la enfermedad
y presenta característicamente una tonalidad anaranjada (ictericia rubínica) bastante intensa.
En la mayoría de los casos la palidez es enmascarada por la ictericia. Al examen de abdomen
con frecuencia hay dolor a la palpación y hepatomegalia en aproximadamente 70% de los
casos. La esplenomegalia es rara. La insuficiencia renal aguda y la deshidratación ocurren en
la mayoría de los pacientes. La forma oligúrica es menos frecuente que la poliúrica, pero está
asociado a un mal pronóstico. Una característica importante de la insuficiencia renal
relacionada con la leptospirosis es su asociación con alteraciones hemodinámicas,
generalmente deshidratación intensa e hipotensión que pueden agravar el cuadro y llevar a
necrosis tubular aguda.

El choque circulatorio y la insuficiencia cardíaca pueden ser encontrados, siendo menos


frecuentes que las alteraciones electrocardiográficas como son las alteraciones del ritmo y
despolarización ventricular con bloqueos diversos. Esas alteraciones pueden ser agravadas
por los disturbios metabólicos, en especial por la hiperpotasemia y uremia. Los fenómenos
hemorrágicos son frecuentes y pueden manifestarse con petequias, equimosis y sangrado en
los lugares de venopunción o hemorragia gastrointestinal exteriorizada por hematemesis,
melena o enterorragia.
El compromiso pulmonar en la leptospirosis ictérica es frecuente, manifestándose
clínicamente por tos, disnea, esputo hemoptoico y hemoptisis, asociados a alteraciones
radiológicas diversas, que varían desde infiltrado intersticial focal hasta intersticial alveolar
difuso. Recientemente han sido observados en nuestro medio, cuadros respiratorios mas
graves evolucionando para insuficiencia respiratoria aguda, con hemorragia pulmonar masiva
y Síndrome de Distress Respiratorio del Adulto, pudiendo alcanzar hasta un 60% de letalidad.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS:
Céspedes, M. (2005). Leptospirosis: Enfermedad Zoonótica Emergente. Revista Peruana de
Medicina Experimental y Salud Pública.

DRA. Adelina, B. (2010). LEPTOSPIROSIS . REVISTA DE INFECTOLOGIA , 1.

MAS, J., Smith H, & Joseph H. (2004). Environmental exposure and leptospirosis, Peru. Emerg
Infect Dis. Revista Panamerica de Salud Pública.

MINSA. (2006). ATENCION INTEGRAL DE LA PERSONA AFECTADA CON LEPTOSPIROSIS . NORMA


TECNICA DE SALUD , 12-13.

OPS/OMS. (2017). LEPTOSPIROSIS . OPS/ OMS , 1-2.

SALUD, G. P. (2014). ENFERMEDADES INFECCIOSAS DE LEPTOSPIROSIS . MINSA - ARGENTINA ,


5-8.

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