1. Definición:
2. Etiología:
Agente etiológico
Reservorios
Los reservorios domésticos más importantes son los bovinos, porcinos, equinos, caninos, ovinos
y caprinos, así como un amplio rango de mamíferos silvestres y roedores sinantrópicos (ratas y
ratones); siendo los roedores y marsupiales los principales reservorios de la enfermedad, los
cuales albergan la leptospira en los riñones y la eliminan al medio ambiente, contaminando de
esta manera el agua, suelo y alimentos.
Transmisión
Ingresan a través de la piel erosionada o de las mucosas orofaríngea, nasal, ocular, aunque también
pueden penetrar por la piel íntegra si permanece inmersa en agua por un tiempo. (SALUD, 2014)
Directo: a través del contacto con la orina y tejidos de animales infectados, generalmente origina
casos aislados.
Indirecto: por el contacto con fuentes de agua, suelo o alimentos contaminados con leptospira,
generalmente ocasiona brotes epidémicos.
En las áreas urbana y rural, los grupos poblacionales más expuestos son aquellos que trabajan o
viven en condiciones precarias de vivienda, sin saneamiento básico o en contacto con fuentes de
agua o suelos contaminados con orina de roedores infectados o de otros animales domésticos y
silvestres. Es rara la transmisión de persona a persona.
Período de incubación
Período de transmisibilidad
Susceptibilidad y resistencia
Todas las personas son susceptibles independientemente del sexo y edad. La inmunidad a una
serovariedad específica aparece después de la infección, no confiriéndole protección permanente.
(MINSA, 2006)
3. Patogenia:
La leptospirosis puede ser considerada como una enfermedad generalizada, sistémica, traducida
fundamentalmente por una vasculitis infecciosa. La lesión vascular, predominantemente capilar,
es un factor prominente de la leptospirosis y responsable del edema y la diátesis hemorrágica.
Afecta fundamentalmente a los capilares de hígado, pulmón y riñón.
El gran daño celular en presencia de pocos microorganismos sugirió la mediación de factores
tóxicos tanto de la espiroqueta como del huésped. Así como la pobreza de alteraciones patológicas
en determinados órganos, a pesar de los profundos disturbios funcionales, hizo pensar que muchos
de los aspectos de la enfermedad fueran ocasionados por productos tóxicos liberados por el
germen. Durante la fase septicémica la migración de bacterias, toxinas, enzimas y/o productos
antigénicos liberados a través de la lisis bacteriana conducen a una permeabilidad vascular
aumentada que es la manifestación más precoz y constante de la enfermedad. Las lesiones
celulares de los diversos órganos tienen como base patogénica estos mismos factores, que actúan
inicialmente sobre la membrana celular, adicionada a eventual hipoxemia derivada del daño
vascular.
La respuesta inmune está impicada en la patogénesis de la leptospirosis, como la formación de
inmunocomplejos, liberación de citoquinas y vasculitis autoinmune. Es así que los signos y
síntomas del compromiso pulmonar, renal y hepático aparecen en la fase inmune cuando las
aglutininas específicas comienzan a ser detectadas. En estudios autópsicos se observaron
hemorragias difusas a nivel de los tejidos, además de las ostensibles hemorragias externas
(epistaxis, hemoptisis, hematemesis, melenas). La nefritis intersticial focal y necrosis tubular
aguda, también focal, se han relacionado a la migración de leptospiras a través del riñón y al
depósito de antígenos. El daño capilar pulmonar conduce a fallo respiratorio agudo y hemoptisis.
Se han observado miocarditis intersticial y arteritis coronaria. En el músculo esquelético se ven
áreas de necrosis hialina y hemorragias.
La leptospira induce inmunidad de tipo humoral que protege solo frente al serovar infectante.
(DRA. Adelina, 2010)
4. Factores de riesgo
5. Epidemiología
Es más frecuente en la población rural que en la urbana y predomina en el hombre, con un pico
de incidencia en la 4ª década de la vida. Las condiciones ambientales prevalentes en la mayoría
de países tropicales y subtropicales de América (lluvias abundantes, desborde de aguas residuales
durante las inundaciones, suelos no ácidos, altas temperaturas) favorecen la transmisión (DRA.
Adelina, 2010).
En nuestro país la leptospirosis se comporta como una enfermedad endémica, con brotes
epidémicos, siendo observada en zonas urbana, suburbana y rural. Desde 1998 la tasa de
incidencia está en aumento, al igual que en otros países del Cono Sur. Este aumento se relaciona
a la situación regional y a factores climáticos como las inundaciones sufridas (DRA. Adelina,
2010).
Los mineros fueron el primer grupo de riesgo en ser conocido. La ocurrencia de la enfermedad de
Weil se detectó primero en obreros de desagües en los años treinta, el serovar comprometido fue
el Icterohaemorrhagiae, que se aisló mediante inoculación con muestras de los pacientes a
cobayos y también de las ratas atrapadas en los desagües5. El reconocimiento de esta actividad
como un riesgo, llevó a la adopción, en el programa de control de roedores, del uso de ropa de
protección lo que repercutió en la reducción de casos.
Los pescadores son otro grupo de riesgo para contraer leptospirosis. Recientemente se ha
demostrado casos en pescadores contagiados, presumiblemente, por el contacto con orina de ratas,
en este caso la infección fue con serovares del serogrupo Icterohaemorrhagiae, el cual se asocia
por su alta mortalidad36.
Los ganaderos son un grupo ocupacional de riesgo importante a lo largo del mundo,
principalmente asociado a la enfermedad del ganado (mastitis), la presencia del serovar Hardjo y
el ordeñamiento.
En los últimos años se han incrementado los casos asociados con actividades recreacionales,
particularmente en deportes de agua como natación, canotaje, balseo en agua dulce y pesca en
agua dulce; también se ha producido un gran número de casos cuando la exposición ocurre durante
eventos deportivos en áreas tropicales.
Se han reportado varios brotes de leptospirosis asociadas a fuentes de agua, aumentando el riesgo
en casos de inundación.
Los casos de leptospirosis en las regiones tropicales son debido a exposiciones accidentales
adquiridas durante actividades de la vida diaria44. Muchas infecciones se han atribuido al caminar
descalzo en suelos húmedos o cultivando un huerto o jardín con las manos desnudas.
Los perros son una fuente importante para la infección humana en muchos países tropicales y
puede ser una fuente importante para el inicio de brotes. Nosotros hemos encontrado dos brotes
asociados a cerdos y perros en la selva y costa del Perú (Céspedes, 2005)
Las variaciones en los ecosistemas, ya sea por el clima, las migraciones, invasión de selvas
vírgenes o las actividades socioculturales de la población, cambian las interacciones entre los
seres vivos y modifican las condiciones medioambientales, lo cual afecta notablemente a las
poblaciones de reservorios y modifican la transmisión de la leptospirosis.
Para entender mejor la transmisión de la leptospirosis, Faine et al. propone tres modelos
epidemiológicos; el primero ocurre en climas templados donde son pocos los serovares que están
involucrados en la infección humana y generalmente es por contacto directo con ganado y cerdos.
El control se realiza por inmunización de animales o humanos.
El segundo ocurre en áreas tropicales donde hay muchos serovares que infectan a humanos y
animales, además hay un gran número de reservorios como los roedores, animales de granja y
perros. La exposición humana no está limitada a la ocupación sino a la contaminación
medioambiental, en especial durante la época de lluvias. El control se realiza en roedores,
mejorando el saneamiento en estas áreas y higiene profesional para prevenir los casos de
leptospirosis humana. Posiblemente son áreas donde ocurran los
grandes brotes después de diluvios, huracanes u otros desastres.
7. Manifestaciones clínicas
La expresión clínica de la infección por Leptospira varía ampliamente en el ser humano, con
oscilaciones que van desde procesos totalmente asintomático, que son los más frecuentes, pasando
por las formas de evolución generalmente benignas, hasta el desarrollo de cuadros graves ictero-
hemorrágicos con colapso vascular y serio compromiso de funcionamiento hepático-renal, que
pude ser de evolución fatal (enfermedad de Weil). De las formas clínicas sintomáticas de la
enfermedad, el 80-90% evoluciona en una forma anictérica benigna y 10-20% como leptospirosis
grave con ictericia e insuficiencia renal.
Enfermedad infecciosa de cuadro polimórfico. Los síntomas más comunes son fiebre, escalofríos,
mialgias, cefalea, conjuntivitis y síntomas respiratorios. Ocasionalmente, cursa con erupción
cutánea, meningitis y uveítis. Puede presentarse ictericia, insuficiencia hepática y renal, anemia
hemolítica y hemorragia en piel y mucosa. En el 90% de los casos la enfermedad es sistémica y
autolimitada, en el 10% restante la enfermedad es potencialmente fatal con falla renal, hepática
y/o neumonitis. Son reconocidas dos formas clínicas: La anictérica y la ictérica.
a. Forma anictérica
La enfermedad puede ser discreta, con fiebre, cefalea, dolores musculares, anorexia, náuseas
y vómitos, de inicio generalmente súbito. Es la más frecuente y representa un 85 a 90% de
los casos, erróneamente se le diagnostica como influenza, dengue y arbovirosis. Con duración
de uno o varios días, siendo frecuentemente catalogada como “síndrome febril”, “virosis”,
“síndrome meníngeo”. Puede ocurrir una infección más grave, presentándose clásicamente
como una enfermedad febril bifásica.
En algunos pacientes la fase septicémica evoluciona a una enfermedad ictérica grave, con
disfunción renal, fenómenos hemorrágicos, alteraciones hemodinámicas cardiacas,
pulmonares y del estado de conciencia, asociados a tasas de letalidad que varían de 5 a 20%
de acuerdo a diversos estudios. En esta forma de la enfermedad, el curso bifásico es raro. Los
síntomas y signos que preceden a la ictericia son más intensos y de mayor duración que la
forma anictérica. Destaca la presencia de mialgias, sobretodo en las pantorrillas, durante las
dos semanas iniciales. La ictericia tiene su inicio entre el tercer y séptimo día de la enfermedad
y presenta característicamente una tonalidad anaranjada (ictericia rubínica) bastante intensa.
En la mayoría de los casos la palidez es enmascarada por la ictericia. Al examen de abdomen
con frecuencia hay dolor a la palpación y hepatomegalia en aproximadamente 70% de los
casos. La esplenomegalia es rara. La insuficiencia renal aguda y la deshidratación ocurren en
la mayoría de los pacientes. La forma oligúrica es menos frecuente que la poliúrica, pero está
asociado a un mal pronóstico. Una característica importante de la insuficiencia renal
relacionada con la leptospirosis es su asociación con alteraciones hemodinámicas,
generalmente deshidratación intensa e hipotensión que pueden agravar el cuadro y llevar a
necrosis tubular aguda.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS:
Céspedes, M. (2005). Leptospirosis: Enfermedad Zoonótica Emergente. Revista Peruana de
Medicina Experimental y Salud Pública.
MAS, J., Smith H, & Joseph H. (2004). Environmental exposure and leptospirosis, Peru. Emerg
Infect Dis. Revista Panamerica de Salud Pública.