Hasta ese momento, eran las disposiciones de las Leyes de Burgos de 1512 las
que pretendian encauzar las acciones de los españoles en las Indias y corregir
ciertos errores y en la práctica no afectaban mucho a la vida del Conquistador-
Colono y se toleraban por los desplazados al Nuevo Mundo..
Por indicación del Emperador, se constituyó una junta cuya misión era estudiar el
problema de las Encomiendas, cuestiones sobre la esclavitud indígena, la forma
de realizar los descubrimientos y las normas sobre la Conquista. Tres medidas
álgidas, entonces discutidas con vehemencia, presentó fray Bartolomé de Las
Casas ante la Corona, en 1542: Se trataba de suprimir de una vez por todas:
2) La nuevas encomiendas
Así fue como con las Leyes Nuevas (también llamadas Las 40 Leyes) se
determinanó finalmente: la creación de un Consejo de Indias, la fundación de dos
nuevas Audiencias, la prohibición de la esclavitud de los indios, moderación en los
repartimientos, y prohibición de nuevas encomiendas. También se establecían las
condiciones del asentamiento de Colonos en nuevas tierras, y los tributos y
servicios que los indios debían pagar como súbditos del Rey.
- Sobre la esclavitud:
- Que los oficiales reales, del virrey para abajo, no tuvieran derecho a
la encomienda de indios, lo mismo que las órdenes religiosas,
hospitales, obras comunales o cofradías.
Antes de que los encargados de hacerlas cumplir llegaran a las Indias, los nuevos
y viejos Conquistadores y Colonos debatían lo que se les venía encima. Se
consideraba incluso rechazar las leyes por las armas.
El Rey de España, — o más precisamente, en forma personal los Reyes Católicos y luego quienes
los sucedieron — eran los Reyes del Reino de Indias; y como tales eran quienes ejercían en forma
total la autoridad de gobierno sobre esos territorios y sus habitantes. Los conquistadores y los
colonizadores que vinieron a América tras ellos, no eran súbditos del Rey por ser españoles —
sobre todo cuando se sucedieron nuevas generaciones nacidas en América — sino que eran
súbditos del Rey de Indias, aunque se tratara de la misma persona. Este concepto adquirió gran
importancia al producirse el proceso que condujo a la Independencia de las colonias americanas.
Pero los Reyes residían en España, de manera que la distancia y las escasas posibilidades que
existían en esa época para las comunicaciones con América, hicieron que necesariamente
tuvieran que designar autoridades que, residiendo en las colonias, ejercieran el gobierno
inmediato a su nombre; y a medida que las colonias fueron desarrollándose, fueran adquiriendo
los caracteres propios de una organización institucional y administrativa apta para dirigir la vida
política y económica de esas colonias.
Como se ha estudiado antes, los Adelantados fueron en cierta medida los primeros que ejercieron
el gobierno delegado por el Rey de las Indias; en cuanto vinieron a América con la finalidad de
completar los descubrimientos, e iniciar la ocupación efectiva y colonización de los nuevos
territorios, investidos de toda la autoridad por parte de la Corona. En los primeros
establecimientos constituídos en territorio americano, especialmente los primeros fuertes y
pueblos que fueron fundados por los colonizadores, se establecía un Gobernador; que era
principalmente un Comandante militar, pero que forzosamente tenía que ejercer autoridad en
todo otro tipo de situaciones que lo requirieran.
LOS PUEBLOS DE INDIOS ESTRUCTURA SOCIAL DISTINTAS CLASES DE
REPARTIMIENTO Y ENCOMIENDOS SUS CONTRADICCIONES
constituyó una forma de trabajo forzoso para los indígenas por parte de los
españoles durante la Conquista y Colonización de Guatemala. Fue el principal
medio por el que los hacendados seculares y eclesiásticos, así como las
autoridades, se proveían de mano de obra indígena (Diccionario Histórico
Biográfico, 2004).
Las Leyes Nuevas prohibieron el empleo de los indios para obtener mano de obra,
sin embargo, en 1565, la Corona españolaautorizó el repartimiento de los
indígenas que habitaban los pueblos asentados en la periferia de la ciudad
de Santiago de Guatemala, para que trabajaran en la cosecha y molienda del
trigo. La legalización definitiva de esta institución se produjo en el Reino de
Guatemala, en 1574, cuando el Consejo de las Indias la autorizó para que los
españoles pudieran atender las labores en el cultivo del trigo y sus necesidades
domésticas (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
De esta fecha en adelante, todos los indios varones comprendidos entre los 16 y
los 60 años, de la mayoría de los 77 pueblos del Corregimiento del Valle, ya sea
que pertenecieran a un pueblo realengo o a uno de encomienda, tenían que
cumplir con el requerimiento, es decir, trabajar una semana de cada mes en
beneficio de los españoles (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
Los alcaldes indígenas ayudaban, obligadamente, a formar el padrón y a
organizar, en cuatro grupos, a los hombres de su respectivo pueblo. El
reclutamiento correspondiente se hacía los domingos, después de misa, y los
reclutados se entregaban a los jueces repartidores, durante la madrugada del día
siguiente. Los empleadores, por su parte, debían pagar, al juez repartidor, medio
real por cada indígena enrolado, y a éste, un real de plata, por cada día trabajado,
inclusive el lunes, que era utilizado para el viaje (Diccionario Histórico Biográfico,
2004).
A finales del siglo XVI y principios del XVII, el Obispo fray Juan Ramírez de
Arellano denunció y condenó, en varios escritos, tal sistema laboral, que era
empleado por encomenderos, terratenientes y funcionarios españoles. Entre 1661
y 1663, el Fiscal de la Audiencia de Guatemala promovió, ante la Corona, la
abolición del repartimiento. Para justificar la petición, enumeró los abusos que se
cometían en los ingenios de azúcar, en las labores de trigo y, en especial en los
obrajes añileros (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
Como parte del repartimiento se obligó, también, a las mujeres, a servir en casa
de los españoles, en condición de molenderas, cocineras, chichiguas, lavanderas
y planchadoras. En repetidas ocasiones, la Corona exigió corregir dicha situación
y que se castigara a los culpables. Paradójicamente, en 1717, la misma Corona
trató de sobornar a los dueños de los obrajes, cuando les ofreció no enviar
inspectores a sus propiedades si contribuían con una donación voluntaria. Los
empeños de cualquier corregidor o alcalde mayor por hacer cumplir la ley que
prohibía utilizar indígenas en la actividad añilera, eran bloqueados por los dueños
de obrajes, con sobornos o con argumentos falaces (Diccionario Histórico
Biográfico, 2004).
En 1735, el Ayuntamiento de Santiago solicitó que se autorizara el empleo de
indios de repartimiento en los obrajes de añil.Y el Obispo de Guatemala, Juan
Gómez de Parada, a instancias de la Corona, pidió a sus curas párrocos que
informaran, de manera reservada, sobre la participación de los aborígenes en
dichas labores. En 1738, la Corona autorizó el empleo de naturales en los obrajes
de añil, siempre que fuera de modo voluntario. La autorización no satisfizo
plenamente a los cultivadores de jiquilite, quienes, en 1769, se quejaron porque no
conseguían mano de obra por culpa de tal disposición (Diccionario Histórico
Biográfico, 2004).
RELACIONES DE PRODUCCION Y POLITICA AGRARIA
Lenin fue partidario de la Nueva Política Económica (N.E.P)[29], que entra en vigor
en marzo de 1921, esta consistió esencialmente en incentivar a los campesinos y a
los obreros que tuvieran interés en integrarse a la producción.
La N.E.P, también les ha permitido vender sus productos a precios elevados y las
nuevas leyes les han asegurado la posesión de sus tierras y el control de la inflación,
de la cual habían sido sus principales víctimas; en 1922 con la magnifica cosecha, se
consigue incluso una pequeña exportación, lo que demuestra las mejoras en las
condiciones que no se habían producido desde la revolución.