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1.

2 LA CIENCIA

El hombre tiene la capacidad de aprender el mundo en que está inmerso mediante la razón.
Ejercitando esta facultad, obtiene ideas o representaciones conceptuales en el mundo que
vive. Estas ideas en fin, al informarle sobre la realidad que le rodea, son la base de su
actuación, por tanto, de su vida en el mundo.

Pero el conocimiento, formado por el conjunto de ideas obtenidas que proporcionan al


hombre información para que pueda actuar, no es único, sino que presenta diversas clases; por
ejemplo, el conocimiento vulgar, el filosófico y el científico. Entre todas estas clases, el
conocimiento científico o ciencia es, en su campo, el de la realidad observable, el que tiene la
primacía por ser el más preciso, exacto, elaborado y cualificado. Por ello, es también el que
proporciona, para actuar en el mundo, una información más detallada más completa y eficaz.

La ciencia se puede definir, en sentido estricto, como un conjunto sistemático de


conocimientos sobre la realidad observable, obtenidos mediante el método de investigación
científico. Según esta definición. Son tres los elementos que configuran su naturaleza: un
contenido, un campo de actuación y un procedimiento o forma de actuar.

La ciencia, en cuanto a su contenido, está constituida exclusivamente sobre un conjunto de


conocimientos sobre la realidad, en forma de conceptos y de enunciados. Las ideas de este
conjunto se hallan interrelacionadas entre sí o sistematizadas y forman lo que se llama la
teoría.

El campo de actuación propio y único de la ciencia es la realidad observable, la realidad de


este mundo en que vivimos. Lo no empírico, digamos lo trascendente. Cae fuera del campo de
la ciencia en sentido estricto.

Por último, la ciencia utiliza el método de investigación científico, que es lo que la tipifica
como procedimiento o forma de actuación en la forma de conocimientos que la integran.

La ciencia, en cuanto cuerpo de conocimientos teóricos, no es otra cosa que resultado de la


investigación científica realizada de acuerdo con el método de investigación científico. En este
sentido, es claro que la investigación científica es la fuente de la ciencia. Según escribe Mario
Bunge (1972, 189), “El conocimiento científico, es por definición, el resultado de la
investigación realizada con el método y objetivo de la ciencia”. En cuanto fuente de la ciencia,
la investigación

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Es también es el fundamento más firme y seguro de la actuación del hombre para el
conocimiento, utilización y dominio del mundo que nos rodea.

1.3 OBJETIVOS Y FINES DE LA CIENCIA.

Los objetivos fundamentales de la ciencia en relación con su capo de actuación (la realidad de
este mundo), son cuatro: analizar, explicar, prever, o predecir y actuar. El primer objetivo de la
ciencia es sabe cuál es la realidad que elementos la forman y cuáles son sus rasgos. Después de
conocer como es la realidad, su segundo objetivo es explicar, llegar a establecer cómo se
relacionan sus distintas partes y por qué es como es la realidad.

Estos son los objetivos básicos principales de la ciencia. Su consecución la capacita para
alcanzar los otros dos objetivos indicados, que por ellos son derivados o aplicados: la
predicción y la actuación. Por una parte, si la ciencia logra saber cómo es un sector de la
realidad y los factores que la explican, entonces estará en condiciones de prever los
acontecimientos que tendrán lugar en dicho sector de la realidad. Por otra parte, el mismo
conocimiento del cómo y por qué de un sector de la realidad, faculta también para actuar, da
poder para transformar esa realidad e influir en ella en mayor o menor grado.

La ciencia, de hecho, en nuestros días, ha concedido un poder inmenso al hombre. Este poder
es peligroso, ya que puede ser utilizado para el bien o para el mal. De aquí que B. Russell diga
(1969, 219) que “para que la civilización científica sea una buena civilización es necesario que
el aumento de conocimiento vaya acompañado de sabiduría. Entiendo por sabiduría, dice, una
concepción justa de los fines de la vida. Esto es algo que la ciencia por sí misma no proporciona
“, y en lo que, sin duda, nuestra civilización es defectuosa.

Respecto al fin, se ha de señalar, en primer lugar, su importancia en la ciencia, ya que, como


señala juan pablo II (Discurso, 28.10.1986), “la ciencia no puede descuidar las cuestiones
fundamentales sobre su papel y su finalidad”.

El fin próximo que persigue inmediatamente la ciencia es conocer la realidad lo más


exactamente posible, es decir, descubrir su verdad. “la investigación de la verdad, afirma juan
pablo II(Discurso 10.11.1979), es tarea fundamental de la …. Pág. 25
Ciencia”. A conocer la verdad de la realidad se dirigen el objetivo de la ciencia indicados de
analizar y explicar.

Pero los hombre no solo buscan con la ciencia el puro conocimiento de lo que las cosas son, su
realidad, sino que también, juntamente con ello y como su consecuencia, pretenden dominar
esa realidad y hacer que sea útil para el servicio del hombre. Aquí, sin duda esta su fin
intermedio. Juan Pablo II (Disc. 10.11.1979) dice también que la ciencia es necesaria “a la
Humanidad para satisfacer las exigencias justas de la vida y vencer los diferentes males que la
amenazan”. Al cumplimiento de este fin intermedio se orientan los otros dos objetivos de la
ciencia antes señalados: predecir y actuar.

En cuanto a su fin último, la ciencia no se debe quedar en la verdad de las cosas, sino que debe
tender la sabiduría y todo lo que esta representa de justicia y servicio al hombre completo, es
decir, teniendo en cuenta su destino sobrenatural, y de modo especial a dios mismo. Decía juan
pablo II (Disc. 8.5.1983): “en una palabra nuestra ciencia debe expandirse en sabiduría, es
decir, convertirse en crecimiento del hombre y del hombre entero; abrid ampliamente vuestras
mentes y vuestros corazones a los imperativos del mundo de hoy, que aspira la justicia y a la
dignidad fundadas sobre la verdad. Y vosotros mismos estad disponibles para la búsqueda de
todo lo verdadero, convencidos de que las realidades del espíritu forman parte de lo real y de
la verdad integral”.

1.4 CIENCIA, FILOSOFIA, TEOLOGIA

ESTA noción estricta de ciencia plantea la cuestión de si la filosofía y la teología quedan fuera
totalmente del campo científico.

Esta duda se funda respecto a la filosofía, porque si bien esta se ocupa de problemas últimos
referentes a las realidades de este mundo (de su esencia, causas, origen y fin último), se trata
de temas tan abstractos que trascienden lo real y no son susceptibles del contraste empírico
propio de la ciencia estricta. ….

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Respecto a la teología, la cuestión es distinta, según se le considere como doctrina rebelada o
más propiamente como comprensión racional de la fe.

Es obvio que la revelación, es en cuanto conocimiento de las cosas divinas revelado por Dios,
cae fuera del campo de la ciencia por su origen divino y no humano y por su justificación, que
es el mismo Dios que, por definición, todo lo sabe y no puede engañarse ni engañarnos.

En cambio, la teología, como inteligencia o comprensión racional de la fe, se ocupa de una


materia que con la revelación ha adquirido una cierta realidad “física”, respecto
a cuyo alcance e interpretación se pueden plantear problemas y tratar de
solucionarlos racional y críticamente, aunque persista la irrefutabilidad
empírica ultima del contenido dela revelación.

Por todo ello es indudable que existe una distinción entre las ciencias empíricas y la filosofía y
la teología basada en que las teorías e hipótesis de dichas ciencias son contrastables y
refutables empíricamente, pero no las de la filósofa y la teología.

Sin embargo, del mismo modo que no se discute hoy el carácter científico de la ciencia formal:
la lógica y las matemáticas, a pesar de que se ocupan no de realidades físicas observables sino
de realidades ideales: los números y los conceptos: juicios y razonamientos y de que tampoco
viene vigencia en ellas la prueba empírica de las ciencias reales, sino q esta prueba la
encuentran en sí mismas, en la corrección formal de sus operaciones, es decir, en la
consistencia de las mismas con las reglas matemáticas y lógicas, tampoco se debe discutir el de
la filosofía y la teología positiva.

Ambas se ocupan de problemas que tiene una manifestación empírica según se ha indicado y
aunque estos problemas no sean contrastables ni refutables empíricamente en ultimo termino,
sin embargo, como subraya K. R. Popper (1983, p. 245) “si consideramos una teoría como una
solución propuesta a un conjunto de problemas, entonces la teoría se presta inmediatamente a
la discusión critica, aunque no sea empírica ni refutable. Pues en tal caso podemos plantear
cuestiones tales como: ¿resuelve el problema?, ¿lo resuelve mejor que otras teorías?, ¿ha
desplazado simplemente el problema?, ¿es simple la solución?, ¿es fecunda?, ¿contradice a
otras teorías filosóficas que son necesarias para resolver otros problemas?”.

Por ejemplo, tanto la misma existencia de Dios como su inexistencia no son contrastables ni
refutables empíricamente; sin embargo si se puede discutir racionalmente ambos supuestos y
discernir cual de ellas es más razonable. A este respecto, H. Kung en su obra La existencia de
Dios (Ed. Guadarrama) demuestra que el mundo y el hombre encuentran su explicación última
en la existencia de Dios, sin la cual su única justificación es la no explicación o el absurdo.

En conclusión, la ciencia y la filosofía, y también la teología positiva, no son “compartimentos


impermeables” (Bunge). La primera, si se prolonga el análisis

comunicaciones entre interrogaciones científicas y filosóficas, deje de verse frustrada por


separaciones, o destruida por enfrentamientos.

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