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CIUDADES Y SOSTENIBILIDAD

Roser Masjuan Lladó

Documents de Recerca del Programa de Doctorat d’Economia Aplicada

Universitat Autònoma de Barcelona

Novembre de 2009

Departament d’Economia Aplicada

Universitat Autònoma de Barcelona

E-08193 Bellaterra (Cerdanyola del Vallès)

www.ecap.uab.es

Aquest treball constitueix una versió reduïda del treball de recerca “Modelització dels
determinants urbans de la petjada ecològica”, dirigit pel Dr. Ivan Muñiz Olivera i presentat com
a part del Programa de Doctorat d’Economia Aplicada de la Universitat Autònoma de
Barcelona.
Abstract

Since 1986 human demand exceeds the planet’s ability to meet this demand. As these annual deficits
accrue into an ever larger ecological debt, ecological reserves are being depleted, so future generations
for a sustainable development are in trouble. The main object of the analysis consists in identifying the
urban determinants of the ecological footprints of a sample of ninety-eight countries following two
theories of urban sustainability: the compact city and the green cities debates. On the one hand, from
the results obtained for all countries, density and income become the most important determinants for
urban sustainability. This is the reason why the sample is divided into rich and poor countries. The
results for the rich countries suggest that density is very important for sustainability, but not for poor
countries. In conclusion, the theory of the compact cities becomes the most favorable for urban
sustainability, especially for rich countries.

Resumen

Desde 1986 la demanda que hace el ser humano sobre el planeta excede la capacidad de este último.
Todos estos déficits contribuyen a un déficit ecológico aún mayor, por lo que las reservas ecológicas
están disminuyendo, de modo que el desarrollo sostenible para las generaciones futuras está en peligro.
El objetivo principal de este análisis consiste en identificar los factores urbanos que determinan la huella
ecológica para una muestra de noventa y ocho países siguiendo dos teorías de sostenibilidad urbana: la
teoría de la ciudad compacta y la de green cities. En primer lugar, para el conjunto total de la muestra, la
densidad es uno de los determinantes más importantes de la sostenibilidad urbana, y especialmente
también la renta per cápita de los países. La importancia de la renta nos conduce a dividir la muestra
entre países ricos y pobres. En segundo lugar, los resultados para los países ricos nos muestran de nuevo
que la densidad es relevante, pero no para los países pobres. En conclusión, la teoría de la ciudad
compacta es la más favorecedora de la sostenibilidad de los países, especialmente para los ricos.

2
1- Introducción

Según estudios publicados recientemente es sabido que el ser humano es el causante de los
impactos y de la transformación del medio ambiente debido al crecimiento económico y a los
patrones de consumo basados en la creciente utilización de recursos escasos. También se ha
puesto en relevancia que es en el sí de las ciudades donde más recursos se consumen y dónde
más deshechos se producen. Es por este motivo que las ciudades, y especialmente su forma,
son claves para la consecución de una mayor sostenibilidad global.

A nivel teórico algunos autores (Rueda, 1995, Vidal, 2007, Domene y Saurí, 2006, Muñoz, 2003,
Newman y Kenworthy, 1989) explicitan las consecuencias del urbanismo de baja densidad,
como por ejemplo un elevado consumo hídrico, patrones de movilidad insostenibles, pérdida
de cohesión social, entre otros muchos efectos, por lo que dan a entender que la forma que
adoptan las ciudades, en especial, la ciudad difusa, contribuye a la sostenibilidad en forma de
un mayor impacto ambiental.

En el presente artículo se quiere contrastar si la huella ecológica de noventa y ocho países


puede explicarse a través de la forma urbana, especialmente bajo dos teorías contrapuestas: la
de la ciudad compacta y la de green cities, ya que ambas persiguen objetivos de sostenibilidad
pero con formas urbanas distintas. La hipótesis que se va a contrastar es si la huella ecológica
per cápita de noventa y ocho países se puede explicar por alguna de estas dos teorías de
sostenibilidad urbana y si la teoría de la ciudad compacta se consolida como la más importante
para la consecución de ciudades más sostenibles.

Los resultados obtenidos reafirman la hipótesis esperada. En este sentido se concluye que
aquellas ciudades más densas contribuyen negativamente a la huella ecológica de los países,
de modo que aquellas ciudades más compactas son más sostenibles que aquellas
descentralizadas y que seguirían las teorías de green cities.

Por último, la estructura del artículo es, en primer lugar, una breve descripción de la huella
ecológica como indicador de sostenibilidad urbana, en segundo lugar, se presenta el modelo
que se va a contrastar, explicando las variables que incluye. En tercer lugar, se exponen las
variables que caracterizan la forma urbana y los resultados esperados para tales variables. En
el quinto apartado se presentan los resultados y en el sexto, las conclusiones.

3
2- La huella ecológica

La huella ecológica es una medida de la demanda de la humanidad sobre la biosfera. Este


indicador de presión ambiental mide la cantidad de agua y de tierra biológicamente productiva
necesaria para producir todos aquellos recursos que un individuo, una determinada población
o que una actividad consume, además de absorber todos los residuos generados, dado un
nivel de tecnología y unas prácticas determinadas; se expresa en hectáreas de tierra globales,
en adelante, hag (Wackernagel y Rees, 1996). Esta superficie que expresa la huella ecológica se
puede comparar con la biocapacidad de la tierra, es decir, el área de tierra disponible para
generar estos recursos y para absorber tales deshechos. En este sentido, la huella ecológica
está en concordancia con la definición de desarrollo sostenible: aquel nivel de desarrollo que
es capaz de dar respuesta a las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de
las futuras generaciones (WCDE, 1987). En consecuencia, si la huella ecológica excede la
biocapacidad estamos siguiendo unos patrones de desarrollo insostenibles, ya que las
generaciones futuras dispondrán de un nivel de recursos no renovables inferiores para poder
satisfacer sus necesidades.

Wackernagel y Rees, 1996 desarrollaron un marco para el cálculo de la huella ecológica


mediante una matriz de consumo de tierra que consiste en cinco categorías de consumo y en
seis categorías de uso de la tierra. Las categorías de consumo son: alimentos, vivienda,
transporte, bienes de consumo, servicios y residuos. Las categorías de tierra para servir de
base a la economía son: tierras de cultivo, tierra construida, terrenos forestales, áreas
pesqueras y capacidad de asimilación de carbono.

Según datos publicados recientemente, a partir de 1986 la demanda de recursos renovables y


no renovables de la humanidad excedió la biocapacidad del planeta año tras año. En concreto,
la huella ecológica global de 2005 fue de 17,5 billones de hag con una población de 6,5 billones
de habitantes, los cuales ejercen una presión ambiental de 2,7 hag per cápita. El conflicto
reside en que la biocapacidad per cápita de la Tierra fue de sólo 2,1 hag per cápita. Este déficit
ambiental del 30% en el año 2005 implica que la humanidad consume el equivalente a 1,3
veces la superficie de la Tierra (Ewing et al., 2008).

Cabe destacar como uno de los puntos a favor de la huella ecológica su simplicidad conceptual,
aunque no de cálculo, porque nos permite efectuar fácilmente comparaciones entre países y
4
nos facilita la concienciación de los problemas ambientales más allá de la escala local para la
consecución de una mayor sostenibilidad global. La huella ecológica nos da la posibilidad de
identificar el límite al cual un planeta puede soportar un determinado nivel de crecimiento.
Este indicador nos proporciona una fuente de información y de análisis para entender los
niveles en que la sociedad tiene que disminuir su consumo o mejorar la tecnología para
conseguir un desarrollo más sostenible para así vivir de acuerdo con la biocapacidad
disponible.

Las limitaciones de la huella ecológica, y en especial, las críticas alrededor de su metodología,


son múltiples. Son relevantes las críticas a los métodos para la agregación de distintas
categorías de tierra en un único número. En este sentido, para su cálculo se utilizan factores de
conversión, todos ellos discutibles y mejorables, pero también es importante mencionar que
solo incluye las categorías de consumo y emisiones que requieren áreas de tierra, por lo que
algunas sustancias, como por ejemplo, las radioactivas o las emisiones de metales pesados no
están incluidas. A nivel conceptual podríamos decir que la huella ecológica busca básicamente
la reducción de la misma, pero esto podría representar un problema, pues su reducción no
implica un descenso del impacto ambiental necesariamente, ya que hay formas de reducirla
que no contribuyen a la disminución de los impactos ambientales del consumo y por lo tanto,
no estaríamos realmente promoviendo un desarrollo más sostenible (McManus y Haughton,
2006).

3- El modelo IPAT

Entre los científicos existe un elevado grado consenso sobre la cuestión que el ser humano ha
sido el responsable de la alteración del medio ambiente, es por esta razón que el modelo IPAT
(Erlich y Holdren, 1972) y otras especificaciones de éste se preguntan por cuáles son los
efectos de la actividad humana sobre el medio ambiente.
Esta ecuación especifica que los impactos ambientales (I) son una función multiplicativa de la
población (P), de la renta (A) y de la tecnología (T). Este modelo identifica con precisión la
relación entre los factores causantes del impacto ambiental y este mismo. El modelo entrevé
que no todos los factores de impacto (P, A o T) influencian independientemente a I, es decir,
ningún factor por sí solo es responsable de los impactos ambientales. York, et al. (2003) y York,
5
et al. (2003) reformularon el modelo IPAT en un modelo estocástico, llamado STIRPAT, el cual
permite analizar los efectos de los factores que contribuyen al impacto ambiental sin imponer
impactos proporcionales. Con esta especificación estocástica el modelo deja de ser una
ecuación y nos permite contrastar hipótesis empíricamente. La especificación del modelo
STIRPAT es:

Ii=aPib Aic Tid ei

La constante a escala el modelo, b, c y d son los exponentes de P, A y T respectivamente, los


cuales serán estimados y e es el término de error (el supuesto de proporcionalidad establece
que a=b=c=d=e=1). El subíndice i indica que estas cantidades (I, P, A, T y e) varían con las
distintas observaciones.

Un modelo de regresión aditivo en el que todas las variables están en forma logarítmica facilita
el contraste de hipótesis. En las aplicaciones típicas del modelo STIRPAT, T se incluye en el
término de error, pero en la aplicación empírica que se presenta a continuación se ha optado
por alimentar a T con todas aquellas variables que pueden afectar al valor de I. Además,
debido al reducido número de observaciones de que se dispone, la población ha dejado de ser
una variable explicativa y la variable dependiente, el impacto ambiental, se expresa en
términos per cápita.

A nivel operativo la variable dependiente del modelo es la huella ecológica per cápita del año
2005 de noventa y ocho países (Global footprint network, 2008). Las variables explicativas son,
en primer lugar, la renta nacional bruta per cápita (RNBpc) para el año 2005 en dólares
americanos según la metodología del Atlas del Banco Mundial. Esta variable A del modelo se
espera que mantenga una relación positiva con el impacto ambiental, pues aquellos países con
elevados niveles de producción suelen tener mayor impacto ambiental.

Como se ha dicho anteriormente, T se ha alimentado con todas aquellas variables que afectan
al impacto ambiental per cápita, de las cuales algunas son caracterizadoras de la forma urbana
de los países mientras que las otras son de carácter no urbano. Las variables no urbanas son,
en primer lugar, una ficticia sobre si el país es exportador de petróleo o no, y la latitud media
de los países. El objetivo de la primera sería capturar el efecto del precio interior de la energía
sobre el consumo. El problema es que estos datos no están disponibles para el caso de los
6
países pobres, por lo tanto, la solución se basa en la idea que aquellos países que disponen de
este factor de manera abundante, por un efecto de oferta, tenderán a tener un precio menor,
y por lo tanto, mayor consumo per cápita. Por lo que respecta a la latitud pretende controlar el
efecto de la climatología sobre el consumo energético de un país. En particular, se espera que
en aumentar la latitud aumente la huella ecológica debido al consumo extra de energía
necesaria para combatir el frío. Las variables urbanas que se incluyen también dentro de T
son, en primer lugar, el porcentaje de población que concentra la ciudad principal del país, el
porcentaje de población que vive en asentamientos de menos de 500.000 habitantes y una
ficticia en caso de tener una megaciudad (Naciones Unidas, 2002). La fuente de las dos
primeras variables urbanas es World Urbanisation Prospects de la ONU. Dentro de T también
se ha incluido la densidad media de las ciudades (European urban kwnowledge network y
World urban areas and population projections, 2009) y el porcentaje de población urbana de
un país (World urbanisation prospects de la ONU).

4- Variables urbanas

La finalidad de este apartado es intentar ver las relaciones que se establecen, si es que existen,
entre la huella ecológica de los países y su forma urbana. En este sentido, nos estamos
preguntando por aquella forma urbana más sostenible. Trabajos recientes han intentado
comparar la huella ecológica de distintas ciudades y explicar las diferencias obtenidas en
función de la densidad urbana. Por ejemplo, Muñiz y Galindo (2005) para la región
metropolitana de Barcelona calculan la huella ecológica del commuting y contrastan los
factores que la determinan. Estos autores concluyen que tanto la densidad como la
accesibilidad, entendida como la distancia a los ejes de transporte, son relevantes y que con el
tiempo cada vez lo van siendo más. La densidad de las áreas urbanas mantendría una relación
negativa con la huella ecológica tal y como apuntaban Newman y Kenworthy (1989), aquellas
ciudades más densas consumen menos recursos para la movilidad, de manera que disminuye
su huella ecológica. Los resultados también ponen en relevancia que a medida que incrementa
la distancia a la ciudad principal, la huella ecológica también aumenta, y demuestran así que la
suburbanización de las áreas periféricas en baja densidad tiene efectos negativos para la
sostenibilidad. Dichos autores también incluyen variables de control como la renta y los
lugares de trabajo. En conclusión, este estudio evidencia que las variables que determinan la
forma urbana son relevantes, si bien las socioeconómicas también, pero la dispersión urbana,

7
es decir, el urbanismo de baja densidad, es el responsable de los consumos energéticos del
transporte que se dan en el sí de una ciudad y de su área de influencia y por lo tanto, la forma
urbana es un importante determinante de la forma urbana de las ciudades.

Para la región metropolitana de Oslo Hoyer y Holden (2003) contrastan también esta hipótesis
de relación entre la forma urbana y la huella ecológica. Estos autores evidencian que la
densidad es significativa para explicar el consumo energético de los hogares, ya que en áreas
dispersas los residentes consumen más energía debido a la tipología edificatoria unifamiliar, al
tamaño de la vivienda y a su antigüedad. Cuando se fijan en la huella ecológica del transporte
diario (movilidad obligada) la densidad no es relevante, en cambio sí cobra relevancia la
distancia al centro, ya que la proximidad a éste favorece un menor consumo energético, de
modo que contrastan el efecto de la descentralización sobre la sostenibilidad. Cabe destacar
que aunque la densidad no sea significativa para explicar la energía consumida para la
movilidad obligada esta variable está muy correlacionada con la distancia al centro y es difícil
separar los efectos (Holden y Norland, 2005). Para la movilidad no obligada evidencian que en
zonas de elevada densidad como Oslo, la movilidad no obligada se realiza con vehículos
privados y en avión, de modo que su menor movilidad obligada es completamente
compensada en los desplazamientos por motivos vacacionales y de ocio. Dicha evidencia es lo
que los autores llaman hipótesis de la sustitución: aquellas personas que residen en áreas de
elevada densidad, es decir, áreas centrales de las grandes ciudades, en mayor proporción que
aquellas que residen en áreas dispersas, viajan lejos los fines de semana. De todos modos,
destacar que la huella ecológica total de las áreas de baja densidad es superior a la de las
zonas de elevada densidad y que la hipótesis de la sustitución solo se ha contrastado para los
países ricos.

En conclusión, Hoyer y Holden, (2003) igual que Muñiz y Galindo, (2005) demuestran que el
modelo de ciudad compacta es el más sostenible, ya que la huella ecológica de las ciudades
densas es menor que la de las ciudades dispersas, pero que una gran megaciudad compacta no
es la solución, ya que se demuestra el cumplimiento de la hipótesis de la sustitución,
proponiendo un modelo urbano de concentración descentralizada, es decir, ciudades densas y
concentradas dentro de una gran ciudad, bien conectadas a través de transporte público.

Además de la densidad como factor determinante de la sostenibilidad urbana, recientemente


se han publicado estudios que contrastan la relación entre la descentralización de las ciudades
8
y la huella ecológica. Para dos condados de Inglaterra (Eaton et al., 2007) calculan la huella
ecológica y la biocapacidad correspondiente para dos áreas bien diferenciadas a nivel urbano.
En ambas regiones la huella ecológica excede su biocapacidad, en particular, la huella
ecológica de la energía es la que más excede su biocapacidad. De todas formas, el condado
más rural y más descentralizado tiene mayor biocapacidad y por lo tanto, los autores
concluyen que aunque las densidades no sean elevadas y la población se localice de forma
muy descentralizada es el que tiene más posibilidades de vivir dentro de su propia
biocapacidad. De todas formas, Moles et al. (2008) y O’Regan (2009) contrastan que son los
asentamientos con más población centralizada los más sostenibles, ya que la huella ecológica
de la energía, del transporte, y del agua corresponde a Dublín y no a las muchas otras ciudades
descentralizadas dentro de su área de influencia.

Por lo tanto, como conclusión a todos estos estudios se puede decir que existe una relación
entre la forma urbana de las ciudades y la huella ecológica, en particular, ciudades densas y
centralizadas son menos consumidoras de recursos, lo que repercute en una menor huella
ecológica, y por lo tanto, en una mayor sostenibilidad urbana.

Todos estos estudios evidencian que el modelo de ciudad compacta, es decir, aquellas
ciudades densas son más sostenibles, pero no es la única teoría existente. La teoría de green
cities (Girardet, 1992 y Morris, 1982) defiende un modelo urbano muy distinto, persiguiendo
también una mayor sostenibilidad urbana. En este caso, se escoge como estrategia de
sostenibilidad un modelo urbano donde la densidad no es tan relevante como su tamaño. El
modelo de green cities defiende como más sostenible un sistema de asentamientos
descentralizados, pequeños y capaces de internalizar las externalidades que se generen. Es por
este motivo, que no son partidarios de megaciudades compactas como máximo exponente de
la sostenibilidad urbana.

Después de explicar la relevancia de la forma urbana como determinante del impacto


ambiental, este es el motivo por el que se han introducido dentro de T toda una serie de
variables caracterizadoras de dos modelos urbanos contrapuestos, pero que su finalidad es la
consecución de unas ciudades más sostenibles.

En particular, para contrastar la teoría de la ciudad compacta se ha introducido como variable


explicativa la densidad media de las áreas urbanas residualizada. Esta variable se ha
9
residualizado para intentar corregir su elevada correlación con la RNBpc (véase figura 1). Sería
de esperar que la densidad presentara un signo negativo en nuestras estimaciones, ya que
como predice la teoría de la ciudad compacta, una mayor densidad urbana contribuye
positivamente a la sostenibilidad en forma de una menor huella ecológica. Por lo tanto, la
densidad media de las áreas urbanas residualizada estaría indicando que aquellos países que
tienen ciudades con densidades por encima de lo que les correspondería según su nivel de
renta cabría esperar que tuvieran un efecto negativo sobre la huella ecológica.

Figura 1: Relación entre la densidad media de la áreas urbanas y la RNBpc


70000

N orueg a

60000
Suiza

50000 Dinamarca

EUA
Suecia
Ir landa
Países Bajos
40000
Dens idad media

Finlandia Japón
R eino Unido
Austria
Bélg ica
Fr ancia Alemania
Canadá
Kuwait
Italia
30000 Austr alia

España
Nueva Zelanda
Grecia
Israel
20000
Por tug al

Arabia Saudí
República Checa
H ung r ía
10000
M éxico
Polonia
Líbano Turq uía
Chile
Malaysia
África delCosta
Sud Rica RusiaPanamá Venezuela
Arg entina
Br Urug uay
asil Rumania
Bulgaria
Kazakstán Bielorrusia
Tailandia
Ecuador el Salvador
DIrán Perú C olombia
Guatemala China Jor dania República ominicana Marruecos
Ucrania Azerbaiján Georg Ar menia
ia Indonesia
Ang olaHondur as Siria Eg
• • Bolivia ong olia Camerún
MGuinea Nicarag ua ipto
C osta deHaití
Ivori Filipinas Seneg al India
R uanda U zbekistán
Zimbabue KirgGhana
uizistán Burkina
SierraBenín
Tog o ZambiaN íg
Faso
Leona erSudán
Cambodia
M ali C ong oKenia
Chad NigYemen
eria Vietnam Pakistán
Etiopía
Mozambiq ue Bang ladesh
0
0 2000 4000 6000 8000 10000 12000 14000 16000 18000

RNBpc
PNBpc

Para contrastar el modelo de green cities se han introducido tres variables: el porcentaje de
población que concentra la principal ciudad del país, el porcentaje de población que vive en
asentamientos de menos de 500.000 habitantes y una ficticia en caso de tener una
megaciudad. En virtud del modelo de green cities cabe esperar un signo positivo para la
primera, negativo para la segunda y positivo para la tercera.

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Adicionalmente, se ha querido contrastar el efecto del grado de urbanización de un país sobre
la huella ecológica. Nuevamente, el porcentaje de población urbana y la RNBpc están muy
correlacionados (véase figura 2), de modo que se ha utilizado también como regresor el
residuo de una estimación donde el porcentaje de población urbana se explica en función de la
RNBpc. El coeficiente de sobreurbanización nos estaría indicando que aquellos países con un
porcentaje de población urbana superior al que les correspondería según su nivel de renta,
deberían presentar una huella ecológica superior.

Figura 2: Relación entre el porcentaje de población urbana y la RNBpc

Kuwait
Bélgica
Uruguay
Venezuela
Argentina
Chile Israel Australia
ReinoDinamarca
Unido
4,5 Pakistán Brasil Líbano Arabia
Nueva Zelanda
Saudí Canadá Suecia
Países EUA
Bajos
Jordania
Colombia México
República Checa España Francia Noruega
Bielorrusia
Perú Rusia
Panamá Alemania Suiza
Bolivia
Ucrania
Armenia IránBulgariaMalaysia
República Ecuador
Dominicana Turquía Hungría Italia
Austria
Japón
Congo Filipinas el Salvador Costa RicaPolonia Grecia Finlandia
Irlanda
Mongolia
Nicaragua África
Kazakstán del Sud Portugal
Camerún SiriaMarruecos Rumania
Angola
Azerbaiján
Georgia
4 GhanaNigeria Indonesia
Costa de Ivori Guatemala
Honduras
Haití Sudán
Senegal EgiptoChina
Togo Benín
Sierra Leona • •
U zbekistán
Zimbabue
Kirguizistán
Mozambique Zambia
Guinea Tailandia
3,5 Mali YemenIndia
Bangladesh
Chad Vietnam

Kenia
ln%población urbana

Cambodia
3 Ruanda
Burkina Faso
Etiopía Níger

2,5

1,5

0,5

0
4 5 6 7 8 9 10 11 12
lnRNBpc
lnPNBpc

11
5- Resultados

El objetivo de este apartado es contrastar los efectos de la riqueza per cápita, de las variables
urbanas (densidad, coeficiente de sobreurbanización, % de población de la ciudad principal, %
de población que reside en asentamientos de menos de 500.000 habitantes y megaciudad), y
de las variables no urbanas (latitud y exportadores de petróleo) sobre la huella ecológica de los
países para poder evaluar cuál de las dos teorías urbanizadoras –la de la ciudad compacta o la
de green cities- contribuye más a la sostenibilidad de los países.

En las tablas 1, 2 y 3 se presentan las estimaciones por Mínimos Cuadrados Ordinarios (MCO)
de un modelo de regresión simple para el conjunto de la muestra, para los países ricos y para
los pobres. Las estimaciones se han realizado con las variables expresadas en su forma
logarítmica, excepto para las variables ficticias.

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Tabla 1:
Determinantes de la huella ecológica per cápita

(i) (ii) (iii)


-2,23 -2,24 -2,01
Constante (-1,37)** (-1,42)** (-3,17)**
0,34 0,34 0,34
RNBpc (1,43)** (1,41)** (1,38)**
0,11 0,11 0,11
Latitud (2,45)*** (2,57)*** (2,60)***
Exportadores 0,03 0,01 0,01
petróleo (0,28) (0,04) (0,05)
% de
sobreurbanización -0,07 -0,01 -0,01
(residualizado) (-0,66) (-0,06) (-0,14)
Densidad -0,19 -0,19
(residualizada) (-2,90)*** (-2,74)***
-0,10
Megaciudad (-0,87)
(%) Población
residente
-0,05
asentamientos de
(-0,47)
menos de 500.000
habitantes
(%) Población
-0,01
residente ciudad
(-0,02)
principal
Número de
observaciones 98 98 98
R2 0,79 0,82 0,82
Nota: los valores entre paréntesis reflejan los estadísticos t
***, ** i * = significación estadística al 99, 95 i 90%,
respectivamente

En primer lugar, destacar el efecto positivo esperado de la RNBpc sobre la huella ecológica per
cápita. En segundo lugar, las variables no urbanas, la latitud de los países es significativa y
positiva para explicar la huella ecológica de los países. Aquellos países con latitudes más
elevadas, y por lo tanto, con climas más fríos, son más consumidores de recursos para el
mantenimiento y la climatización de sus hogares, de modo que revierte en una huella
ecológica per cápita superior. La variable ficticia que expresa si un país es o no exportador de
petróleo no contribuye a explicar la huella ecológica per cápita de los países. En tercer lugar, el
grupo de variables urbanas revela que la densidad de las áreas urbanas es relevante para
explicar la huella ecológica per cápita de los países, presentando una relación negativa.
13
Aquellos países con ciudades más densas presentan una huella ecológica per cápita inferior,
por lo tanto, se consolida la hipótesis de la teoría de la ciudad compacta como estrategia de
sostenibilidad urbana. El resto de variables urbanas bajo el paradigma de green cities no son
relevantes.
La tabla 2 presenta los resultados de la estimación por MCO de los determinantes de la huella
per cápita de 2005 para la submuestra de países ricos (RNBpc comprendida entre 3.856$ y
11.906$ o más)1.

Tabla 2:
Determinantes de la huella ecológica per cápita de los países ricos

(i) (ii) (iii)


-2,72 -2,63 -2,30
Constante (-5,03)** (-5,00)** (-2,53)**
0,38 0,37 0,35
RNBpc (6,73)*** (6,72)*** (6,00)***
0,13 0,13 0,17
Latitud (1,74)** (1,83)** (2,13)***
Exportadores 0,05 0,02 0,07
petróleo (0,50) (0,21) (0,58)
% de
sobreurbanización 0,53 0,54 0,51
(residualizado) (2,08)*** (2,20)*** (-1,97)**
Densidad -0,17 -0,19
(residualizada) (-1,85)*** (-1,91)***
-0,07
Megaciudad (-0,62)
(%) Población
residente
-0,09
asentamientos de
(-0,63)
menos de 500.000
habitantes
(%) Población
0,04
residente ciudad
(0,62)
principal
Número de
observaciones 45 45 45
2
R 0,69 0,72 0,73
Nota: los valores entre paréntesis reflejan los estadísticos t
***, ** i * = significación estadística al 99, 95 i 90%,
respectivamente

1
Esta clasificación según ingresos del país se ha realizado según la propuesta por el Banco Mundial.

14
En primer lugar, destacar de nuevo el signo positivo de la RNBpc de los países ricos como un
importante determinante de la huella ecológica per cápita. Como se ha mencionado
anteriormente, los países ricos consumen una elevada cantidad de recursos no renovables
para la producción de bienes y servicios, de manera que este modelo productivo no favorece la
sostenibilidad de los mismos. Por lo que respecta a las variables no urbanas, los países con
elevadas latitudes son más consumidores de recursos, de modo que afecta negativamente a su
sostenibilidad ambiental. De nuevo, que los países sean exportadores de petróleo es
irrelevante. En tercer lugar, del grupo de variables urbanas destacar nuevamente la densidad
media de las áreas urbanas porque mantiene una relación negativa con el indicador de presión
ambiental, ya que aquellos países con ciudades de elevada densidad, contribuyen
positivamente a la sostenibilidad. En este caso, a diferencia del anterior, el coeficiente de
sobreurbanización es significativo y positivo, de modo que nos indica que aquellos países que
están urbanizados por encima del nivel que les correspondería según su nivel de renta, tienen
una huella per cápita superior. Como en el caso anterior, las variables urbanas bajo las teorías
de green cities no son relevantes.

15
La tabla 3 presenta los resultados de la estimación por MCO de los determinantes de la huella
ecológica per cápita de 2005 para la submuestra de países pobres (RNBpc comprendida entre
975$ o menos y 3.855$) 2.

Tabla 3:
Determinantes de la huella ecológica per cápita de los países pobres

(i) (ii) (iii)


-1,87 -2,21 -1,74
Constante (-4,08)** (-4,46)** (-1,72)**
0,28 0,34 0,33
RNBpc (4,06)*** (4,45)*** (4,14)***
0,10 0,10 0,09
Latitud (1,80)** (1,88)** (1,70)**
Exportadores -0,09 -0,09 -0,09
petróleo (-0,46) (-0,45) (-0,48)
% de
sobreurbanización -0,18 -0,16 -0,18
(residualizado) (-1,16) (-1,02) (-1,09)
Densidad -0,18 -0,14
(residualizada) (-1,65)* (-1,30)
-0,35
Megaciudad (-1,61)
(%) Población
residente
0,01
asentamientos de
(-0,02)
menos de 500.000
habitantes
(%) Población
-0,11
residente ciudad
(-1,07)
principal
Número de
observaciones 53 53 53
2
R 0,33 0,37 0,42
Nota: los valores entre paréntesis reflejan los estadísticos t
***, ** i * = significación estadística al 99, 95 i 90%,
respectivamente

Tal y como sucedía para la muestra entera y para los países ricos, la RNBpc y la latitud son
significativos y presentan signo positivo. Por lo que respecta a las variables urbanas vemos que
la densidad es significativa, pero a medida que se introducen en el modelo el resto de variables
caracterizadoras de la forma urbana ésta pierde su significatividad debido a la elevada

2
Esta clasificación según ingresos del país se ha realizado según la propuesta por el Banco Mundial.

16
correlación entre la RNBpc y la huella ecológica per cápita. Estos resultados para los países
pobres evidencian que para éstos la forma de sus ciudades no contribuye a su sostenibilidad,
ya que lo que realmente condiciona el grado de impacto ambiental es el modelo productivo
caracterizado por un elevado consumo de recursos no renovables escasos.
El resultado de la estimación para los países pobres está totalmente en relación con el
argumento que los países en vías de desarrollo son mucho más sostenibles que los países
desarrollados porque los consumos de materiales per cápita son mucho más reducidos, y por
lo tanto, su huella ecológica per cápita es inferior (Richardson, et al. 2000). Los residentes en
ciudades con menores ingresos son modelos de consumo sostenible per sé, en el sentido que
usan pocos recursos no renovables y generan pocos residuos. El problema es que este
comportamiento queda lejos de estar relacionado con la compacidad urbana, la cual puede
contribuir muy ligeramente a niveles de consumo más reducidos, con la única excepción de los
servicios de transporte.

6- Conclusiones

En este artículo se ha querido contrastar el impacto de la forma urbana sobre la sostenibilidad


de noventa y ocho países. Para contrastar el efecto de la forma urbana, en especial, de la
densidad de las ciudades, como máxima representación del modelo de ciudad compacta y de
la descentralización de las ciudades, siguiendo el modelo de green cities, se ha contrastado si
las variables urbanas contribuyen a explicar la mayor o menor presión ambiental de los países.
En particular, el presente análisis demuestra para noventa y ocho países que una mayor
densidad urbana contribuye a incrementar la sostenibilidad. Debido a que la RNBpc de los
países es una variable muy relevante para explicar las diferencias de huella ecológica entre los
países se ha segregado la muestra total de países según esta variable económica, ya que así se
encuentran resultados diferentes para grupos de países similares según nivel de renta. En este
caso, los resultados para los países ricos son concluyentes: la elevada densidad de las áreas
urbanas contribuye positivamente a la sostenibilidad, de manera que se confirma la teoría de
la ciudad compacta como paradigma de sostenibilidad urbana, ya que las variables que dan
soporte a las teorías de green cities no son significativas. También es relevante mencionar que
serán aquellos países ricos y urbanizados por encima de lo que les correspondería según su
nivel de renta los que tienen un efecto negativo sobre su sostenibilidad, ya que el efecto sobre
el indicador de presión ambiental es positivo. Para los países pobres las variables urbanas no
son relevantes para explicar la huella ecológica per cápita de los países, ya que la RNBpc de los

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países es la variable más relevante para explicar las diferentes presiones ambientales de cada
uno de ellos.

18
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