demuestra la crítica al naciente feminismo tradas implican la salida del orden del esta-
de la diferencia por su énfasis excesivo en tus por naturaleza impulsada por un sano
la autoconciencia, que terminaba degra- nominalismo que deja atrás el realismo de
dando la fuerza revolucionaria del lema los universales que legitimaba la jerarquía
«lo personal es político» a una identifica- estamental, racial y de género. El femi-
ción de lo político con las prácticas de lo nismo es la vindicación de la salida de las
personal: el ser social determina la con- mujeres del mundo de «las idénticas» 5
ciencia y no a la inversa, recuerda C. Amo- para alcanzar el cstatus de individuo pro-
rós a las teóricas de lo que llamará «fe- pio del ámbito de «los iguales». Frente a
minismos helenísticos». No es posible algunas teóricas críticas de la Modernidad
obviar el paso por la política; el consuelo que consideran el concepto de individuo
estoico de ser libre en las cadenas o el como eminentemente masculino, Amorós
jardín epicúreo de los placeres del retiro sostiene su capacidad de universalización.
son soluciones falsas al problema de la falta Dado que toda abstracción se constituye
de poder. Los valores femeninos han sido por selección de ciertas características con-
generados por la historia de la dominación sideradas relevantes, ninguna es posible sin
y su exaltación encierra el peligro del «afuera constitutivos». Pero los afuera
conformismo. constitutivos ligados a la exclusión ilegí-
Doce años más tarde nuestra autora se tima en la Modernidad no son compar-
supera a sí misma en Tiempo de feminismo. timentos estancos que aseguren la estabi-
Sobre feminismo, proyecto ilustrado y post- lidad de las identidades de sexo norma-
modernidad. El intervalo temporal entre tivas. Por imprevistos mecanismos de
ambas obras fue un período de intenso tra- inclusión operan imperceptiblemente la
bajo en solitario y de decisiva influencia universalización propia de la dinámica
en el panorama filosófico feminista a tra- democrática, procediendo a la erosión de
vés de la creación de un equipo investi- las identidades adscriptívas.
gador en la Universidad Complutense de El índice de Tiempo de feminismo nos
Madrid en torno al Seminario Permanente muestra una arquitectura guiada por la
«Feminismo e Ilustración», del que fue cronología: nominalismo y Renacimiento,
creadora y directora. Esta iniciativa per- Reforma protestante, cartesianismo, Ilus-
mitió la reunión de un grupo de investi- tración, Revolución francesa, misoginia
gadoras que, desde sus diferentes énfasis romántica, sociedad moderna surgida de
y centros de interés, reconocen hoy en día las teorías del contrato, postmodernidad.
su deuda intelectual con esta filósofa 4. El Pero no se trata de una ociosa investiga-
título del Seminario es ya toda una tesis ción histórica sobre el pensamiento femi-
adelantada en Hacia una critica.e. y nista, sino de una reconstrucción de sus
desarrollada minuciosamente en Tiempo condiciones de posibilidad desde la que
de feminismo, obra de prosa densa en la Celia Amorós polemiza con otras interpre-
que cada línea es un condensado de largas taciones del origen, sentido y políticas
reflexiones y extensas lecturas críticas: el apropiadas para el colectivo femenino. Así,
feminismo es la radicalización de las ideas por ejemplo, al hilo de la recreación his-
ilustradas de igualdady autonomía. No pue- tórica de los movimientos protofeministas
de hablarse de feminismo pre-moderno ni de la Revolución francesa refuta la afir-
postmoderno. En todo caso, puede acep- mación de Richard Rorty de la rigidez del
tarse la calificación de «postmoderno» marco conceptual universalísta. El proce-
como Ilustración de la Ilustración o revi- dimiento de resignificación del lenguaje
sión de la Ilustración en cuanto fidelidad revolucionario llevado a cabo por mujeres
a su talante crítico. Las abstracciones ilus- de la época -entre otros casos, la auto-
designación como «Tercer Estado dentro uno de los déficits democráticos de nues-
del Tercer Estado» y la descalificación del tras sociedades contemporáneas: el abru-
poder masculino como «aristocráticos-e- mador predominio de varones en los pues-
aparecen como prueba de la capacidad del tos clave de poder. Esta propuesta se pre-
universalismo ilustrado para proveer de senta como medio provisional de acceder
instrumentos de irracionalización de las a una igualdad real. Amorós rechaza las
jerarquías ilegítimas, incluso más allá del políticas de la identidad que se apoyan en
ámbito de aplicación para el que habían supuestos ontológicos diferencíalístas
sido creados sus conceptos. Se reafirma de -como es el caso de la representación
esta manera la tesis central de la indiso- sexuada de las pensadoras italianas- y
luble unión de feminismo y universalismo. también las planteadas desde otras posi-
La aparición del feminismo depende de ciones (por ejemplo, los proyectos de ciu-
la emergencia de los conceptos ilustrados, dadanía diferenciada de Carol Pateman 90
y su estrategia ha de consistir en utilizar de Iris Maríon Young)", Tales políticas
tales abstracciones (individuo, ciudadanía, presentan siempre el peligro de un retomo
derechos humanos...), universalizándolas, a las identidades de género reifícadas, Con
para deslegítimar el sistema de géne- respecto al nominalismo radical postmo-
ro-sexo. La razón ilustrada es un construc- derno, subraya la paradoja de su ánimo
to saber-poder con potencialidades eman- deconstructor de abstracciones, que termi-
cípatorias que no posee la razón debilitada na hipostasiando identidades de género,
y estetizante de la postmodernidad. Coin- de etnia, etc.
cidiendo con Habermas en señalar los pun- Es conocida la autodefínición de Celia
tos de contacto entre postmodernos (<<jó- Amorós como "nominalista moderada».
venes conservadores») 6 Y prernodernos, No hay esencias que correspondan a los
Amores denuncia los cantos de sirena de nombres de «hombre», «mujer», «mascu-
la ética de la transgresión supuestamente lino» y «femenino». Pero su nominalismo
revolucionaria. La línea Sade-Nietzs- no es radical al punto de sostener que no
che-Bataille-Foucault pertenece, como la hay nada que corresponda a tales términos.
misoginia romántica de Schopenhauer y No son meras construcciones discursivas
Kierkegaard 1, al «imaginario reactivo con- como sostiene el postestructuralismo. Son
tra el mundo de las vindicaciones femi- efectos del sistema patriarcal, el cual es
nistas» 8. De ahí que la proliferación paró- concebido a su vez como organización
dica de géneros incongruentes propuesta social o conjunto de prácticas derivadas
por la foucaultiana Judith Butler sea ino- de pactos patriarcales. El sistema de géne-
fensiva para las estructuras profundas ro es sartreanamente definido como «un
patriarcales. conjunto práctico, es decir, que se cons-
Pero el objetivo al que antes nos refe- tituye en y mediante un sistema de prác-
ríamos de universalizar los conceptos ilus- ticas reales y simbólicas y toma su con-
trados es sólo condición necesaria, no sufi- sistencia en estas prácticas» 11.
ciente. La experiencia histórica nos Me parece interesante señalar que
demuestra la incapacidad de las abstrac- Tiempo de feminismo mantiene una actitud
ciones «individuo» y «ciudadano» de neu- de desconfianza ante lo que se ha dado
tralizar la jerarquía de género. Por ello, en llamar la «crítica al androcentrismo»
C. Amorós propone la vía política de la proveniente sobre todo, aunque no exclu-
acción afirmativa y la discriminación inver- sivamente, de las teorías feministas de la
sa como medidas correctoras o, lo que es diferencia. La ética del cuidado de Gilli-
lo mismo, como «mecanismo interruptor gan, la GynlEcology de Mary Daly o el paci-
de las interrupciones», que constituyen fismo de Sara Ruddick no sólo pecarían
que ésta podría ser la propuesta de algunas quien se encuentra ya en una posición de
teorías ecoferninistas de «segunda gene- poder. No se deben confundir las abstrac-
ración», es decir de las herederas críticas ciones ilustradas con su perfil de género.
del ecoferninismo clásico esencialista El sujeto iniciático masculino ha de ser
característico de los años ochenta, tan justa reemplazado por un sujeto autónomo
y duramente enjuiciado por Tiempo de verosímil. Y ante las dudas sobre su posi-
feminismo. bilidad, C. Amorós señala que el feminis-
En el artículo que comentamos Celia mo atestigua la existencia de un margen
Amorós parece inclinarse a admitir de de autonomía frente a las teorías que redu-
manera más decidida la pertinencia de un cen el sujeto a un efecto del discurso: la
programa de identificación de esos sesgos capacidad de las mujeres de haberse
androcéntricos de lo universal que Simone opuesto a la identidad adscriptiva de géne-
de Beauvoír habría «convalidado acrítica- ro es la prueba máxima de autonomía.
mente» calificándolo de «tarea compleja ¿Qué otra identidad se hallaba grabada
y abierta» que puede y debe acompañar más profundamente que ésta? ASÍ, con
ese otro programa todavía inconcluso que Tiempo de feminismo el pensamiento femi-
es la vindicación de la igualdad en un mun- nista, deudor de la razón emancípatoría
do que, desde luego, no se caracteriza aún ilustrada, devuelve a ésta el oportuno apo-
como «fin del patriarcado», a pesar de las yo en un momento de escepticismo y crisis
declaraciones optimistas de las pensadoras de los Grandes Relatos.
italianas de «la diferenza sessuale- 13. Queda mucho por decir. Por razones
He comenzado hablando de una «pen- de espacio me he referido únicamente a
sadora intempestiva». Marcando clara- algunos de los temas principales de la obra
mente sus distancias con respecto a ese n- de Celia Amores. Sólo puedo añadir una
cialismos y deconstructívismos, la obra de observación final: la extraordinaria maes-
Celia Amorós nos permite entrar en con- tría en el manejo del concepto, unida a
tacto con la autenticidad, honestidad inte- la pasión por la justicia, nos sitúa frente
lectual y potencia de un pensamiento que a una filosofía moral y política en estado
no precisa plegarse a los cambiantes vien- puro. Por ello, esta pensadora puede ser
tos filosóficos. La filósofa nos recuerda que considerada -y 10 es- una «maestra»,
la muerte de la razón, la muerte del sujeto, asignando a este término todas las exce-
la muerte de la Historia y de la totalidad, lencias que nuestra tradición filosófica
tan proclamadas hoy en día, son costosas androcéntrica reserva ilegítimamente en
«exequias» 14 que sólo puede permitirse exclusiva al sustantivo masculino.
NOTAS
1 Celia Amores, Tiempo de feminismo. Sobre femi- • Para una apreciación del trabajo realizado por
nismo, proyecto dustrado y postmodemidad, ed, Cátedra, este grupo puede consultarse el apéndice II de Tiempo
Madrid, 1997, p. 283. de feminismo, titulado «Feminismo filosófico español:
, Barcelona, ed. Anthropcs. modulaciones hispánicas de la polémica feminista
, En el comentario a este libro Javier Muguerza igualdad-diferencia». Entre las obras colectivas publi-
subrayaba el racionalismo de C. Amurús, y con respecto cadas citaré: Celia Arnorós (ed.), Feminismo y Ética
al feminismo filosófico concluía señalando que «su cau- (número monográfico de tsegoria. Revista de Filosofía
sa (...) es la causa de la razón» (J. Muguerza, «La Moral y Política, núm. 6, noviembre 1992), Celia Amo-
sinrazón de la razón patriarcal", en Desde laperpleiidad, rós (dir.), Actas del Seminario Permanente eFeminismo
FCE. México, 1990, p. 628). e llustracián» (Instituto de Investigaciones Feministas
de la Universidad Complutense de Madrid, 1992); s c. Amorós, Tiempo de feminismo, ed. cit., p. 259.
Celia Amorós (coord.), Historia de la Teoria Feminista • C. Pateman, El Contrato sexual, Introducción de
(Instituto de Investigaciones Feministas de la Univer- María-Xosé Agra Romero, traducción de M.a Luisa
sidad Complutense de Madrid, 1994); Celia Amorós Femenías revisada por María-Xosé Agra Romero, Bar'
(dir.), Diezpalabrasclave sobre Mujer (ed. Verbo Divi- celona, Anthropos, 1995.
no, 1995); Celia Amorós (dir.), Feminismo y Filosofía JO 1. M. Young, «Vida política y diferencia de grupo:
(ed. Síntesis, publicación prevista: 1999). una crítica del ideal de ciudadanía universal», en Cas-
, Celia Arnorós, «Espacio de los iguales, espacio tells (eomp.), Perspectivasfeministas en teoria politica,
de las idénticas. Notas sobre poder y principio de indi- Barcelona, Paidós, 1996.
viduación», en ArOOr, núm. 1,503·504. " Celia Amores, «Notas para una teoría nomina-
• J. Habermas, «Modernidad versus postmoderni- lista del patriarcado», Asparkia. Invesugaciá feminista,
dad», en Josep Picó (cornp.], Modernidad y Postmo- núm. 1,1992, Publicacions de la Univcrsitat Jaume 1,
dcmidad, Madrid, Alianza Editorial, 1992, p. 100. Castellón.
, En SorenKierkegaard o lasubjetividaddel caballero 12 De próxima publicación en la revista Arenal.
(Anthropos, 1987) Celia Amorós expone su lectura del l } VVAA, "El fin del patriarcado», articulo publi-
pensamiento del filósofo danés como manifestación cado en versión castellana de María Milagros Rivera
de una crisis de legitimación patriarcal que lleva al Garretas en El vieio Topo, núm. 96, 1996, pp. 46-59.
individuo a enfrentarse con el vacío de sentido y le t4 Celia Amorós, Tiempo de feminismo, ed, cit.,