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El presente escrito tiene como objetivo realizar un breve comentario sobre la pintura “frau niepenberg” ( señora

niepenberg) óleo sobre tela (140x100cm) 1965. Del artista plástico alemán Gerhard Richter (Dresde 1932). El cuadro
presenta el retrato difuminado de una mujer en una tarde soleada. El motivo por el cual he elegido dicha obra es, que en
su contemplación he experimentado aquella definición dual propuesta por Plazaola1. al respecto de la vivencia estética,
esto es, por una parte, el rapto; así como la exaltación del sentimiento de vida. Mirarla es Sumergirme en la
contemplación, es desligarme de las exigencias de la cotidianidad; de mis apetitos y afecciones, en palabras del autor, es
olvidarse de “las mezquindades de nuestra existencia”2. Mas esta no es una contemplación pasiva, ella desencadena en mi
diversos sentimientos, percepciones, así como un “libre juego de imágenes”3, imágenes, en muchas ocasiones ajenas a la
pintura.
Al contemplar esta pintura no me relaciono únicamente con el contenido que el pintor deposito en ella, “El artista pone lo
que es de él y la contemplación lo que es de los otros”4, la observación de esta pintura me lleva a realizar una serie de
conexiones de ella con varias ideas que le son extrañas, en este caso, me ha llevado a pensar en las reflexiones de Agustín
de Hipona5 al respecto del tiempo. Aquello que observo en esta pintura no es solamente una persona en una tarde soleada,
es una representación del tiempo presente, o mejor aún, de su carácter inasible. Más, si admitimos que pueden realizarse
este tipo de conexiones poco evidentes, e incluso extravagantes, es necesario presuponer que en las obras de arte no se
reproduce simplemente la realidad, se debe aceptar que la pintura no se comporta como un espejo, que se limita a reflejar
aquello que se encuentra frente a él. De ser así, seguramente la impresión que la contemplación de la pintura generaría
sería similar a la impresión que tenemos frente a los objetos que ella reflejaría, o, en el mejor de los casos, nos
sorprenderíamos por la capacidad técnica del pintor, mas no por su genio como artista. De acuerdo con esto es necesario
admitir que en la pintura se alude a algo más que a la realidad. Por ello debo afirmar que esta pintura no es solo una
copia de las cualidades sensibles del objeto representado, como postularían los partidarios del realismo intelectualista al
respecto de la mimesis, por ejemplo Cennini “por encima de todo, dibujar copiando la naturaleza”6 más al observar este
cuadro aquello que me cautiva es, precisamente, el elemento que el artista añade al objeto representado o a la
“naturaleza”. Siguiendo a Aristóteles, podemos pensar que, el arte no se limita a imitar la naturaleza, en el, ella se ve
“prolongada” o “completada”7, no muestra lo que es, muestra lo que debería ser, es en este sentido que tomo en
consideración los postulados de M. Merlau-Pontie: “el ojo ve el mundo y lo que le falta para ser cuadro, y lo que le falta
al cuadro para ser el mismo”8, así, el artista “completa” su precepción añadiendo a ella elementos que le son ajenos, el
arte no se limitara a rescatar la apariencia sensible de la realidad, sino a superarla.
Por otra parte, aun es necesario explicar cuál es aquella similitud que encuentro entre la pintura de Richter y el
pensamiento de Hipona. El pensamiento de san Agustín que me interesa en este momento es el siguiente 9.: ¿puede el
tiempo presente ser largo?, pues si consideramos que tenemos la capacidad de medir la duración, por ejemplo, cuando,
usando un reloj medimos el número de minutos o horas que nos toma ir de la casa al trabajo, deberíamos poder percibir si
el presente es susceptible de ser largo, como cuando, tomando como referencia el número de minutos o horas afirmamos
que el tiempo que nos toma ir de un lugar a otro es largo. El autor de las “confesiones “contestara a la pregunta
considerando si podríamos pensar que un periodo de cien años presentes sería un tiempo largo, mas aquello que nota es
que, del conjunto de cien años solo podríamos encontrarnos en uno, así los noventa y nueve años restantes, o ya abrían
sucedido o estarían por suceder, de igual manera podríamos pensar que ese año presente se divide a su vez en doce meses,
de los cuales solo podríamos situarnos en uno y los restantes, igualmente estarían por suceder o abrían sucedido, lo mismo
pasaría con las semanas en relación con los días , a los días con las horas, hasta llegar a los minutos con los segundos, de
lo cual se sigue que la única manera en que podríamos conocer la extensión del tiempo presente seria encontrar una
extensión de tiempo que no pueda ser susceptible a dividirse, la cual si se prolongara, volvería a tornarse divisible, mas,
no conocemos dicho “átomo” de tiempo, de ello el autor sigue a afirmar que “el presente no posee por lo tanto ningún
espacio temporal”10 de acurdo con este razonamiento, podríamos decir que el presente es para nosotros inasible, se escapa
como el agua entre los dedos.
Por su parte, la pintura de Richter es un retrato, el cual nos presenta, con una precisión casi fotográfica, la imagen de una
mujer junto a un arbusto en una tarde soleada, mas, como mencione anteriormente, el pintor no se ha limitado a reproducir
fielmente la naturaleza, sino que, ejerciendo violencia sobre ella la transforma, agrega los elementos que hacen pasar a la
imagen en el cuadro de la simple representación de un objeto real a la materialización de la “imagen interior”que el pintor
tiene de dicho objeto. La imagen de la mujer que contemplamos en el cuadro parece difuminarse, como si el instante que
este pretendía aprisionar escapara o se resistiera. Mas no podríamos negar su carácter realista cuasi fotográfico, como no
podríamos negar que al menos creemos saber a que nos referimos cuando hablamos del presente, mas tanto en el caso de
esta pintura como en el del tiempo presente, una mirada más profunda nos demuestra que ambos se desvanecen ante
nuestros ojos, es ente sentido que me parece encontrar una similitud entre la conclusión a que llega san Agustín en su
reflexión sobre el presente y la pintura de Richter.
Notas:
1. Juan plazaola. Introducción a la estética: historia, teoría , textos. Universidad de Deusto. 2012.
2.ibid. (p.296)
3.loc.cit.
4.Philippe Minguet: revue philosophique .1961 ( p.247-261.)citado por Plazaola: ibid ( p.297)
5. Agustín de Hipona. Que es el tiempo. Trotta (2011)
6.Trattato della pittura (c. 1390). Citado por plazaola: ibid (p.360)
7. Aristóteles .Pol.Vll 17,1357ª.fis.ll 199a . Citado por plazaola: ibid (p359)
8.M. Merlau pontie. El ojo y el espíritu. Trotta .2013. (p.26)
9. Agustín de Hipona. Que es el tiempo. Ibid. (p. 61-63)
10. Agustín de Hipona. Loc.cit.
Garcia morales yakin ivan

Estética 2

Segundo examen parcial.

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