Antecedentes
Inicios
El primer paso fue la coalición que surgió del voto parlamentario que lo hizo
Presidente. Bajo el férreo manejo personal del primer mandatario, se sumaron al
MNR el MRTKL del vicepresidente Cárdenas, el Movimiento Bolivia Libre que fue
el socio más leal y que más ideas aportó en la aplicación del plan de gobierno.
Antonio Áranibar, presidente de ese partido, fue el único ministro (RR.EE) que
ocupó el cargo durante los cuatro años y Miguel Urioste jefe en ejercicio del MBL,
fue el principal articulador en la coalición. Fue también socio, aunque errático,
UCS de Max Fernández que se retiró y volvió al gobierno más de una vez. En
noviembre de 1995 Fernández murió trágicamente en un accidente aéreo. Causó
también conmoción nacional la muerte en accidente de aviación del empresario,
político adenista y dirigente deportivo, Mario Mercado también víctima de un
accidente de aviación.
El primer paso para emprender los cambios fue la ley del poder ejecutivo. Con ella
el gobierno cedió inexplicablemente al legislativo la potestad del Presidente de
establecer el número y funciones de sus ministros. La ley redujo el número de
ministerios de 17 a 12;10 con función permanente y dos sin cartera (uno dedicado
a la Capitalización y el otro a Desarrollo Económico). La gran innovación fue la
creación de tres “superministerios”, el de Desarrollo Humano que integró
educación y salud e hizo énfasis en las etnias y la mujer, dos sectores claramente
desatendidos y discriminados en el pasado; el de Hacienda y Desarrollo
Económico que muy pronto tuvo que desdoblarse ante la imposibilidad de
controlar su gigantesca estructura y el de Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente;
un salto de Bolivia a una nueva concepción del crecimiento y un lugar de jerarquía
para el tema de la protección ambiental, clave en este final de siglo. Como otras
muchas reformas parecidas, este modelo no sobrevivió la gestión de su creador.
Hay que subrayar también la diferencia muy grande entre su primer y segundo
gobierno. La apertura del primero a independientes e incluso militantes de la
izquierda seducidos por el ambicioso programa de cambios, fue uno de sus rasgos
distintivos. Técnicos e intelectuales de primer nivel tuvieron cabida en esa gestión.
En el segundo gobierno la consigna fue “ahora le toca al MNR”. Un gobierno de
partido, basado en prebendas y privilegios para la- militancia y no por la
excelencia, sustituyó la lógica anterior. El 35% de voto popular de 1993 que pasó
a un reducido 22% en las elecciones de 2002, colocó al Presidente en posición
débil, lo que lo forzó a acuerdos apadrinados por los Estados Unidos entre el MNR
y el MIR, entre Gonzalo Sánchez y Jaime Paz, cuyos rencores personales nunca
se superaron. Los débiles aliados del MBL y UCS no pudieron contrarrestar a un
MIR que controló y debilitó al gobernante desde el primer día.
La situación económica que heredó era muy crítica. La recesión que se había
iniciado en 1999 remitió leve aunque insuficientemente en el 2002, el 2003 fue el
año de inflexión de la economía. El principal problema era el déficit fiscal. En los
gobiernos de Banzer y Quiroga subió de 4,65 a 8,81. A pesar de esa realidad, el
gasto público se incrementó por la presión del cuoteo político. Al terminar el 2003,
el déficit había bajado apenas 0.9 puntos. Para lograr ese resultado se incrementó
los impuestos sobre beneficios a las refinerías de petróleo en manos privadas. Se
calcula que en 2003 el contrabando le restó al TGN ingresos por 480 millones de
U$., alrededor de un 5 % del PIB. Se aprobó el nuevo código tributario cuyo
objetivo era hacer más eficientes las recaudaciones. Las exportaciones crecieron
en un 17% en el periodo 2002-2003. En tanto, el sistema financiero seguía con
dificultades, altos niveles de mora, casi 10.000 juicios a deudores y más de 210
millones de U$. de propiedades agrícolas entregadas en dación de pago. La crisis
había dejado a la empresa privada local devastada y exhausta, con serias
dificultades, gigantescas deudas financieras y también deudas con el estado
(impuestos, Afp's y CNS). El proyecto del “hospital de empresas”, basado en el
apoyo a empresas en dificultades que se acogieran al programa, no arrancó por la
imposibilidad de acuerdos con los entes financiadores del proyecto.