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Gonzalo Sánchez de Lozada

Gonzalo Sánchez de Lozada y Sánchez Bustamante (La Paz, Bolivia; 1 de julio de


1930) es un político y empresario boliviano, quien fuera Presidente de Bolivia en
dos períodos; primer mandato desde el 6 de agosto de 1993 al 6 de agosto de
1997 y su segundo mandato desde el 6 de agosto de 2002 hasta su renuncia del
17 de octubre de 2003.

Antecedentes

Gonzalo Sánchez de Lozada es hijo del matrimonio conformado por Enrique


Sánchez de Lozada Irigoyen y de Carmen Sánchez Bustamante. Su abuelo
materno fue el educador, político y escritor boliviano Daniel Sánchez Bustamante,
fundador a comienzos del siglo XX de las primeras escuelas fiscales y la primera
escuela normal de formación de maestros de Bolivia.

Perteneciente a una de las familias más prominentes de Bolivia, vinculada al


partido Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR, fundado en 1942), su padre
ejerció durante muchos años en Estados Unidos, ya al frente de la legación
diplomática en Washington, entre 1930 y 1936, ya como catedrático de Ciencia
Política en la Universidad de Harvard. Bien relacionado con sectores de la élite
política y empresarial del país norteamericano.

Inicios

Obtuvo su licenciatura en Filosofía y Letras en la Universidad de Chicago en 1952


(Existe controversia al respecto ya que según informes posteriores demostraron
que jamás terminó sus estudios en dicha universidad por lo cual no tendría ningún
título) y luego retornó a Bolivia donde se inició en el mundo empresarial como
productor de cine con la empresa Telecine. Posteriormente entró en el negocio de
extracción de minerales con la empresa de servicios petroleros, Andean Geo-
Services Limitada, para luego pasar a la minería creando la Compañía Minera del
Sur (COMSUR), explotadora y comercializadora de minerales en canteras del
altiplano boliviano.

El joven se reencontró con su país en 1951, cuando llegó a La Paz dispuesto a


radicarse y con una serie de proyectos empresariales bajo el brazo. Esta mudanza
vital se produjo en vísperas del levantamiento revolucionario de abril de 1952, con
el que el MNR tomó el poder y llevó al Gobierno a sus dos máximos líderes, Víctor
Paz Estenssoro y Hernán Siles Zuazo, y a raíz del cual don Enrique puso término
a su exilio en Estados Unidos. Entre las variadas empresas que el hijo fundó y
dirigió en los siguientes 25 años se destacaron la productora cinematográfica
Telecine (1953), la Andean Geo-Services, dedicada a las prospecciones petroleras
y los trabajos de geodesia (1957), y, sobre todo, la Compañía Minera del Sur
(Comsur), echada a andar en 1962 a partir de la lucrativa explotación de la mina
Porco, en el departamento de Potosí.

Gobierno Sánchez de Lozada 1993-1997

La llegada de Sánchez de Lozada a la presidencia coincidió con un momento


crucial para el país, habían pasado dos períodos desde el comienzo de la
aplicación de la nueva política económica, de la que él mismo fue gestor y se
hacía indispensable un salto cualitativo que transformara la estructura social y
económica del país, que respondiera al desafío de un nuevo estado que
sustituyera el agotado andamiaje que el MNR había fundado en 1952.

El primer paso fue la coalición que surgió del voto parlamentario que lo hizo
Presidente. Bajo el férreo manejo personal del primer mandatario, se sumaron al
MNR el MRTKL del vicepresidente Cárdenas, el Movimiento Bolivia Libre que fue
el socio más leal y que más ideas aportó en la aplicación del plan de gobierno.
Antonio Áranibar, presidente de ese partido, fue el único ministro (RR.EE) que
ocupó el cargo durante los cuatro años y Miguel Urioste jefe en ejercicio del MBL,
fue el principal articulador en la coalición. Fue también socio, aunque errático,
UCS de Max Fernández que se retiró y volvió al gobierno más de una vez. En
noviembre de 1995 Fernández murió trágicamente en un accidente aéreo. Causó
también conmoción nacional la muerte en accidente de aviación del empresario,
político adenista y dirigente deportivo, Mario Mercado también víctima de un
accidente de aviación.

El Presidente propuso al país un plan de gobierno que denominó “Plan de Todos”,


cuya base eran tres pilares: la capitalización, la participación popular y la reforma
educativa. La ecuación que buscaba resolver era uno de los puntos más
polémicos del denominado modelo neoliberal, su capacidad para conjugar la
aplicación clara e inequívoca de una economía de mercado sin restricciones, con
una política social adecuada a los requerimientos de una nación pobre y con
graves brechas socio - económicas.

El primer paso para emprender los cambios fue la ley del poder ejecutivo. Con ella
el gobierno cedió inexplicablemente al legislativo la potestad del Presidente de
establecer el número y funciones de sus ministros. La ley redujo el número de
ministerios de 17 a 12;10 con función permanente y dos sin cartera (uno dedicado
a la Capitalización y el otro a Desarrollo Económico). La gran innovación fue la
creación de tres “superministerios”, el de Desarrollo Humano que integró
educación y salud e hizo énfasis en las etnias y la mujer, dos sectores claramente
desatendidos y discriminados en el pasado; el de Hacienda y Desarrollo
Económico que muy pronto tuvo que desdoblarse ante la imposibilidad de
controlar su gigantesca estructura y el de Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente;
un salto de Bolivia a una nueva concepción del crecimiento y un lugar de jerarquía
para el tema de la protección ambiental, clave en este final de siglo. Como otras
muchas reformas parecidas, este modelo no sobrevivió la gestión de su creador.

La obra caminera más importante (continuidad de un contrato logrado por la


gestión Paz Zamora) fue la carretera Patacamaya - Tambo Quemado que une por
primera vez por vía asfaltada al país con el Océano Pacífico. Se empezó la
ejecución de Cotapata -Santa Bárbara para unir La Paz con el norte del país y
Brasil, y la carretera también asfaltada La Paz - Desaguadero, para unir Bolivia
con el Puerto de Ilo. También se completó el asfalto de la vía La Paz -
Cochabamba.
En 1995 se desató una crisis bancaria con la caída, intervención y quiebra de tres
bancos privados: el Sur, el de Cochabamba y el Boliviano Americano
Internacional. Entraron en prisión varios banqueros entre ellos Guillermo Gutiérrez,
Jorge Córdoba y Marita Siles acusados de malos manejos y malversación de
fondos de los depositantes. La crisis fue superada por el estado en medio de una
polémica sobre la legitimidad del respaldo oficial a operaciones irregulares del
sistema financiero.

El empresario y dirigente político Samuel Doria Medina fue secuestrado por


militantes del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) del Perú. Tras
varias semanas de cautiverio, su familia pagó el rescate pedido (cuya cifra nunca
fue revelada) y él recuperó su libertad. Ese dinero se usó para organizar la toma
de la embajada de Japón en Lima. Poco después, el gobierno apresó a los
secuestradores de Doria. En 1996, el embajador de Bolivia en Perú, Jorge
Gumucio fue secuestrado junto a centenares de invitados en la embajada
Japonesa por el MRTA. El secuestro terminó con el rescate exitoso de los rehenes
y la muerte de todos los secuestradores.

Segundo Gobierno Sánchez de Lozada 2002-2003

Uno de los objetivos del retorno de Sánchez de Lozada a la presidencia, fue


recuperar la imagen y la dirección de las reformas estructurales de su primer
gobierno, duramente criticadas (y en algunos casos frenadas o boicoteadas desde
el gobierno) en las gestiones de Banzer-Quiroga (ADN-MIR) y desde las
posiciones de izquierda contrarias al supuesto liberalismo de ese proceso.
Sánchez de Lozada, sin embargo, no hizo una lectura correcta del escenario
nacional de principios de siglo. El rechazo masivo a la capitalización lo identificó
ante las grandes mayorías como responsable de la enajenación del recurso
natural más importante del país, el gas. Se había producido además un recambio
generacional que marcó claramente la presidencia de Jorge Quiroga, quien tras
siete mandatarios sexagenarios y septuagenarios desde 1979, se posesionó con
apenas 41 años (el Presidente civil más joven de la historia). La saga de los
Banzer (ya fallecido), Sánchez de Lozada y Paz Zamora, había concluido por
razones generacionales y por agotamiento de propuestas.

Hay que subrayar también la diferencia muy grande entre su primer y segundo
gobierno. La apertura del primero a independientes e incluso militantes de la
izquierda seducidos por el ambicioso programa de cambios, fue uno de sus rasgos
distintivos. Técnicos e intelectuales de primer nivel tuvieron cabida en esa gestión.
En el segundo gobierno la consigna fue “ahora le toca al MNR”. Un gobierno de
partido, basado en prebendas y privilegios para la- militancia y no por la
excelencia, sustituyó la lógica anterior. El 35% de voto popular de 1993 que pasó
a un reducido 22% en las elecciones de 2002, colocó al Presidente en posición
débil, lo que lo forzó a acuerdos apadrinados por los Estados Unidos entre el MNR
y el MIR, entre Gonzalo Sánchez y Jaime Paz, cuyos rencores personales nunca
se superaron. Los débiles aliados del MBL y UCS no pudieron contrarrestar a un
MIR que controló y debilitó al gobernante desde el primer día.

El acuerdo, como en 1989 y 1997 cuando d MIR fue protagonista de gestiones de


estado, se basó en un reparto de cargos y cuotas de poder así al 50% para cada
uno, desnaturalizando cualquier opción de una gestión que recuperase el espíritu
de 1993. La responsabilidad de lo que ocurrió en este periodo fue en
consecuencia de ambos líderes y de ambos partidos. El parlamento marcó por su
parte una nueva composición que parecía reflejar un cambio histórico, pero que
mostró muy rápidamente su incapacidad y la repetición de viejas prácticas
prebéndales y de sujeción al ejecutivo terriblemente negativas para el país. La
cámara alta tuvo 3 senadores indígenas sobre 27, el 11%. La cámara de
diputados contó con 24 indígenas sobre 130 representantes, el 18 %, un
crecimiento significativo aunque insuficiente en la proporción de la población india,
que de acuerdo al censo de 2001 (manipulado por una pregunta que obligaba a
una identificación étnica, desconociendo la categoría de mestizaje) representaba
el 62% del total por auto identificación de los censados y solo 45 % de acuerdo a
la lengua materna indígena hablada por los censados.
La oferta gubernamental básica fue la generación de obras con empleos. El
principal problema del país, el desempleo, se había agudizado por la recesión. De
hecho el gobierno solo pudo paliar la situación con la continuación del “Plañe”, un
programa de empleo temporal equivalente al salario mínimo nacional para obras
de infraestructura a cargo del gobierno que no pudo encarar la solución estructural
del desempleo.

La situación económica que heredó era muy crítica. La recesión que se había
iniciado en 1999 remitió leve aunque insuficientemente en el 2002, el 2003 fue el
año de inflexión de la economía. El principal problema era el déficit fiscal. En los
gobiernos de Banzer y Quiroga subió de 4,65 a 8,81. A pesar de esa realidad, el
gasto público se incrementó por la presión del cuoteo político. Al terminar el 2003,
el déficit había bajado apenas 0.9 puntos. Para lograr ese resultado se incrementó
los impuestos sobre beneficios a las refinerías de petróleo en manos privadas. Se
calcula que en 2003 el contrabando le restó al TGN ingresos por 480 millones de
U$., alrededor de un 5 % del PIB. Se aprobó el nuevo código tributario cuyo
objetivo era hacer más eficientes las recaudaciones. Las exportaciones crecieron
en un 17% en el periodo 2002-2003. En tanto, el sistema financiero seguía con
dificultades, altos niveles de mora, casi 10.000 juicios a deudores y más de 210
millones de U$. de propiedades agrícolas entregadas en dación de pago. La crisis
había dejado a la empresa privada local devastada y exhausta, con serias
dificultades, gigantescas deudas financieras y también deudas con el estado
(impuestos, Afp's y CNS). El proyecto del “hospital de empresas”, basado en el
apoyo a empresas en dificultades que se acogieran al programa, no arrancó por la
imposibilidad de acuerdos con los entes financiadores del proyecto.

Los sucesivos conflictos sociales de enero, febrero y septiembre de 2003,


debilitaron progresivamente al gobierno y lo llevaron a su caída. Tras los hechos
de febrero el MBL se retiró del gobierno. En su mensaje litúrgico de 20 junio de
ese año, el cardenal Julio Terrazas describió al ejecutivo como hipócrita y
soberbio. En respuesta la administración buscó a la iglesia que aceptó promover
un acuerdo nacional que se frustró el 2 de septiembre cuando Evo Morales
boicoteó su firma. En agosto de 2003, en un último esfuerzo por reposicionarse,
Sánchez de Lozada y el cogobernante Paz Zamora, que habían dejado el manejo
político en manos de Carlos Sánchez Berzaín y Óscar Eid, intentaron apuntalarse
inútilmente con el ingreso al gobierno del NFR de Manfred Reyes Villa en agosto.
Se recompuso el gabinete con un nuevo socio para el reparto de cargos del
estado.

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