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Los Momentos Difíciles en Psicoterapia:

Una oportunidad para el cambio
Ana Cristina Amézaga A.*
Yolanda Dávila P.*
y Oriana Vilches-Álvarez**

Resumen

En el presente trabajo se exponen las conclusiones de una investigación cualitativa, cuyo obje-
tivo fue indagar la percepción de terapeutas sobre los momentos difíciles en el proceso psicotera-
péutico. El recurso metodológico utilizado fue la aplicación de una entrevista semi-estructurada y
la muestra estuvo conformada por ocho terapeutas de diferentes enfoques: psicoanalíticos, cogni-
tivo-conductuales, humanistas, sistémicos y construccionistas sociales.
Los terapeutas coincidieron en que los momentos difíciles son una oportunidad para avanzar
en el proceso terapéutico y que estos están determinados por la alianza terapéutica en la que in-
tervienen las características personales del consultante y del terapeuta, del contexto y las técnicas
psicoterapéuticas.

Palabras clave: proceso psicoterapéutico, momentos difíciles, percepción de los terapeutas,

alianza terapéutica.
Key words: psychotherapy process research, difficult moments, therapist’s perception,
alliance.

Introducción focalizado en las características del terapeuta han

La investigación en psicoterapia se ha centrado
en evaluar los resultados y la evolución del proce-
so psicoterapéutico en el cual se han observado los
momentos relevantes de cambio subjetivos del con-
sultante en relación a sí mismo, a los otros y en el
contexto (Krause, 2005). Actualmente se han reali-
zado algunas investigaciones teóricas (Herrera, Fer-
nández-González, Krause, Vilches-Álvarez, Valdés y
Dagnino, 2009) y en la práctica clínica para analizar
aquellas partes del proceso donde se mantiene el
diálogo entre terapeuta y consultante pero no se
observan momentos de cambio (Krause, Echávarri,
Ramírez, Valdés y Vilches-Álvarez, 2007).
Diversos estudios, han demostrado que las ca-
racterísticas tanto del terapeuta como del consul-
tante son elementos importantes en los resultados
de la psicoterapia. Las investigaciones que se han
* Ana Cristina Amézaga A.y Yolanda Dávila P., Doctorado en Psico-
terapia Universidad de Chile, Chile
** Oriana Vilches-Álvarez, Psicóloga Clínica, Escuela de Psicología
Universidad de Valparaíso, Chile
E-Mail:amezaga0@hotmail.com; yolydavila@yahoo.com
REVISTA ARGENTINA DE CLÍNICA PSICOLÓGICA XXIII p.p. 131–144
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enfatizado la importancia del estilo personal. Según
Barón y Kenny (1986) al relacionar las características
del paciente, su patología y el contexto de aplicación
terapéutica con el estilo personal del terapeuta este
último se postula como una variable moderadora de
los procesos, que influirá en diferente grado sobre
los resultados de las acciones terapéuticas.
Fernández-Álvarez y García (1998) definen el es-
tilo personal del terapeuta como un constructo mul-
tidimensional que integra un conjunto de funciones
que expresan las disposiciones, rasgos y actitudes
que todo terapeuta pone en juego en su práctica
profesional. Además señala que intervienen tres va-
riables como; a) la posición socio-profesional, b) la
situación vital, personalidad, actitud y los posiciona-
mientos, c) Los modos dominantes de comunicación
que utiliza. Este estilo condiciona, los alcances del
modelo teórico empleado y las técnicas específicas
que aplica en cada tratamiento (Fernández-Álvarez,
García, Lo Bianco y Corbella-Santomá, 2003; García
y Fernández-Álvarez, 2007).
Por otra parte Beutler, Moleiro, y Talebi, (2002)
han desarrollado el Modelo de Psicoterapia Eclécti-

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ca Sistemática” partiendo de tres elementos que ha
encontrado como relevantes en el éxito terapéutico:
1.- Estilos terapéuticos de intervención que se
relaciona con lo señalado por Fernández-Álvarez y
García (1998) y que Beutler sintetiza y agrupa en as-
pectos relacionales como “directivo-no directivo” y
terapias “centrada en el síntoma vs centrada en el
conflicto”.
2.- Variables de personalidad del paciente enfati-
zando en tres aspectos: a) complejidad del síntoma,
b) el estilo de afrontamiento” c) Nivel de reactancia.
El estilo de afrontamiento consiste en el conjunto de
maniobras que usa un sujeto para afrontar la ansie-
dad, y puede ser internalizante, orientado hacia las
propias emociones, o externalizante, que atribuyen
su malestar a situaciones externas o a otras perso-
nas. El nivel de reactancia se refiere a la tendencia a
resistirse a la influencia interpersonal.
3.- El emparejamiento entre estilos terapéuti-
cos del terapeuta y variables de la personalidad
del paciente. Este último punto le permitió generar
una matriz de intervenciones específicas, como a su
vez proponer el modelo terapéutico (psicoanalítico,
rogeriano, cognitivo-conductual, estratégico, expe-
riencial, o gestáltica) más adecuado considerando
la combinación de estas variables.
Pocas investigaciones han conducido sus es-
fuerzos a establecer una posible relación entre las
características personales del terapeuta y cómo
estas influyen en los momentos de no cambio. En
los últimos años a estos momentos difíciles dentro
del proceso terapéutico se les ha nominado de di-
versas maneras, de acuerdo a la conceptualización
que tienen los investigadores acerca del origen o la
causa de los momentos difíciles en psicoterapia. Es
decir, su foco de estudio será el proceso reflexivo
del cliente o la relación terapeuta-consultante.
Es así como Krause, Echávarri, Ramírez, Valdés
y Vilches-Álvarez (2007) nominan “estancamiento“
a los momentos difíciles y lo conceptualizan como
la reiteración persistente del consultante, durante la
sesión, de un patrón de funcionamiento que puede
ser cognitivo, emocional o comportamental, relacio-
nado con su problema e incompatible con el cambio.
Por otro lado, hay autores teóricos que consideran
que los momentos difíciles pueden ser una oportu-
nidad para el cambio o una señal del consultante al
terapeuta para que cambie el foco o la forma de sus
intervenciones (Norcross, 2002).
Es a partir de la revisión de los autores señala-
dos que nació el presente proyecto para profundizar
en el campo de la investigación en psicoterapia, y
que plantea como objetivo general describir la per-
cepción de terapeutas de distintas orientaciones
psicológicas, sobre la posible relación existente en-
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tre las características del terapeuta y los momentos
difíciles en psicoterapia.
Es importante señalar que la presente investi-
gación fue de carácter exploratorio, descriptivo y
analítico relacional. Se utilizó como instrumento de
recolección de datos una entrevista semi-estructu-
rada. Los resultados fueron analizados mediante la
metodología de la Grounded Theory o Teoría funda-
mentada (Glaser y Strauss, 1967).
Antecedentes teóricos y empíricos
La psicoterapia sólo se podría concebir con el
establecimiento de una relación entre consultante
y terapeuta (Corbella, Balmaña, Fernández-Álvarez,
Saúl, Botella y García, 2009).
Diversos son los autores que han investigado
sobre este tema entre ellos (Assay y Lambert, 1999;
Lambert, 1989; Santibañez, Román, Lucero, Espino-
za, Irribarra y Müller, 2008), quienes se han preocu-
pado de las características del terapeuta que influ-
yen en el proceso terapéutico. Ellos han señalado
las siguientes:
1. Variables del terapeuta: demográficas, rasgos
de personalidad, valores y adecuación personal.
2. Variables de la formación del terapeuta: entre-
namiento, orientación teórica, nivel de experiencia.
3. Variables dependientes del terapeuta durante
el proceso psicoterapéutico: técnicas, actitud en la
relación terapéutica
Desde esta conceptualización resulta interesan-
te revisar algunas de estas variables que podrían ser
comunes a cualquier terapeuta independiente de su
modelo teórico.
Variables del Terapeuta
Actitud
Estudios con respecto a la actitud del terapeuta
que fomenta el cambio, han sido efectuados por la
Escuela Rogeriana, la cual postula que la actitud te-
rapéutica se debe caracterizar por empatía, calidez,
aceptación incondicional, autenticidad y congruen-
cia (Rogers, 1957). Más aún, Rogers plantea que “el
terapeuta ideal es, por encima de todo, empático
y el grado de empatía presente en los inicios de la
relación, permite prever el resultado final del trata-
miento”
Personalidad
Uno de los primeros autores preocupados en
este tema fue Rogers (1957), sin embargo diversos
autores (Brammer, 1979; Lambert, 1978) destaca-
 Los Momentos Difíciles en Psicoterapia: Una oportunidad para el cambio
ron que uno de los componentes fundamentales en
el éxito o fracaso del tratamiento psicoterapéutico
incluye las características de personalidad del tera-
peuta.
Lerner (1974), resalto que aspectos como las
cualidades personales del terapeuta son más impor-
tantes que la formación científica que éste tenga.
Asimismo mencionó que características como la pa-
ciencia, honestidad, capacidad para establecer vín-
culos, intuición, perceptividad, empatía, seguridad,
son elementos que promueven el establecimiento
de una relación terapéutica que incide en el éxito
terapéutico. Lafferty, Beutler y Crago (1989) señalan
como características que influyen en su efectividad
las destrezas relacionales, su ajuste emocional, em-
patía y capacidad de permitir credibilidad al consul-
tante
Nivel de experiencia
La experiencia del terapeuta en el trabajo clínico
frecuentemente ha sido asociada a la experticia de
éste, y a la calidad de la atención que brinda.
Existen estudios (Navarro, Schindler y Silva,
1987) en los que se ha encontrado una directa rela-
ción entre la edad y experiencia del terapeuta y su
estilo de comportamiento en terapia. A mayor edad
y experiencia, los terapeutas tenderán a actuar con
más empatía y exploración, conductas que podrían
estar altamente relacionadas con cambios positivos
en los clientes. La diferencia entre terapeutas expe-
rimentados e inexpertos estaría en que los primeros
adoptarían sólo esporádicamente actitudes con-
frontacionales e interpretativas
Género
Beutler, Crago y Arizmendi (1986) opinan que el
género femenino del terapeuta, y la expresión de los
clientes acerca de cuál género es el de su preferen-
cia, son elementos clave que inciden en la efectivi-
dad del tratamiento.
Sin embargo, existe controversia respecto a este
hallazgo antes enunciado, ya que otros estudios,
señalados por Garfield (1994) y Blatt (1996) no han
encontrado diferencias estadísticamente significati-
vas de la eficacia de los terapeutas y el resultado de
la psicoterapia en función del género
Edad
Bermann y Norton (1985) mencionan en sus ha-
llazgos que los terapeutas son más eficaces en el
tratamiento de clientes que tienen una edad similar
a ellos y que los clientes mayores consiguen mejo-
res resultados con profesionales de más edad.
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La alianza terapéutica
El concepto de alianza, ha sido usado para expli-
car la relación existente entre terapeuta y consultan-
te durante el proceso psicoterapéutico (Horvath, Del
Re, Fluckiger y Symonds 2011). Horvath y Luborsky
(1993) consideran a la alianza terapéutica como una
entidad dinámica que evoluciona a lo largo del pro-
ceso, en la medida que surgen diferentes demandas
relacionales y comunicacionales entre terapeuta
y consultantes. La alianza terapéutica, es un im-
portante predictor del éxito terapéutico, lo que se
comprueba a lo largo de una amplia variedad de mo-
dalidades terapéuticas (Alexander y Luborsky 1986;
Horvath y Symonds, 1991; Horvath y Bedi, 2002; Or-
linsky, Grawe y Parks, 1994). Están ciertos que una
alianza al comienzo de la terapia es un buen pronos-
ticador de un término prematuro. Además, señalan
que las fluctuaciones en la alianza, particularmente
en la fase media, parecen reflejar la emergencia de
los patrones relacionales disfuncionales del consul-
tante y que requiere destrezas en el terapeuta reco-
nocer y resolver estos aspectos.
Según Rogers (1957) y Safran, Muran, Wallnwe
y Christopher (2002), existe una relación entre los
factores de la alianza y la manifestación de los mo-
mentos difíciles en la psicoterapia. Esta relación
puede ser positiva o negativa, la positiva se da
cuando existe confianza y aceptación entre consul-
tante y terapeuta, lo que conduce a co-construir un
vínculo facilitando el avance dentro del proceso.
Cuando la interacción terapéutica es negativa se
manifiesta una dinámica relacional difícil, en la que
se presentan problemas en la comunicación, malos
entendidos, tensión relacional, desencuentros y
descoordinación que dificulta la evolución del pro-
ceso terapéutico.
Según Lambert (1992) la alianza es uno de los
factores que explican un mayor porcentaje de cam-
bio en los consultantes, lo que alcanzaría un 30%
en relación a otras variables tales como las carac-
terísticas del terapeuta, del consultante, modelo
teórico y técnicas usadas. Maione y Chenail (1999)
identificaron que las percepciones del consultante
sobre la relación terapéutica influyen en la terapia
y que deberían tenerse en cuenta en cualquier pro-
ceso terapéutico, sin importar la orientación teórica
que se tenga.
Técnicas terapéuticas
Bergin y Lambert (1978) en su revisión acerca
de los predictores del resultado terapéutico conclu-
yeron que las variables del consultante tenían ma-
yor influencia que las del terapeuta pero a su vez
que estas variables tenían más importancia que las
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técnicas que él usaba. Lambert, Oggles, y Masters, de estrés, También se ha señalado que influye en
(1992), en sus investigaciones han concluido que la evolución del proceso terapéutico ciertas carac-
sólo un 15% de la proporción de mejoría del consul- terísticas del consultante, como el tipo de locus de
tante sería explicada por las técnicas empleadas. control que posea, es decir si éste es interno o exter-
Sin embargo, Bados y García (2011) sostienen no favorecerá la modalidad terapéutica ya si ésta es
que para llevar a cabo un proceso psicoterapéutico directiva o no directiva.
el terapeuta debe haber recibido una buena forma-
ción teórica y práctica sobre las técnicas así como Tipos de perturbación
también debe tener la capacidad de adaptarlas a los
problemas y características de cada cliente. La variable que más se relaciona con los resul-
Es decir, no hay acuerdo entre los investigadores tados del tratamiento es el nivel de perturbación
respecto de la preponderancia del uso de determi- psicológica (Bergin y Lambert, 1978; Beutler, 1983).
nadas técnicas en relación a las otras variables, en Los clientes con perturbaciones afectivas y conduc-
el desarrollo del proceso. tuales leves muestran mayor mejoría que consul-
tantes con otro tipo de patología (Truax y Carkhuff,
1967). Los clientes que obtuvieron puntuaciones
Variables del consultante
altas en paranoia y esquizofrenia en el test de per-
sonalidad del MMPI presentan escasos índices de
Entre las variables del consultante que con ma-
mejoría, mientras que trastornos como los adicti-
yor frecuencia se han abordado en la literatura y las
vos, alimenticios y depresivos crónicos son los más
investigaciones se encuentran: variables demográfi-
susceptibles de recaídas (Garfield, 1978).
cas, diagnóstico clínico, expectativas, y disposición
personal (Winkler, Cáceres y Sanhueza, 1989).
Complejidad de los síntomas
Variables demográficas
Beutler (1983) identifico que los consultantes
que presentan síntomas monosintomáticos, tien-
Fisher y Cohen (1972) señalaron que los consul-
den a responden mejor a tratamientos orientados
tantes que tienen un nivel superior de educación
conductualmente. Por otro lado, los que presentan
tienden a presentar una actitud positiva hacia la
multisintomatología, generalmente consultantes
ayuda profesional. En relación a la educación y al
psiquiátricos, podrían favorecer más de terapias de
nivel socioeconómico, Mac Nair y Corazzini (1994)
insight.
identificaron que a más años de educación y mejor
nivel socioeconómico del consultante, mayor será
su permanencia en el tratamiento Creencia y expectativas
De acuerdo a investigaciones, el género y la edad
Varios son los autores de la década de 1950, 60
del consultante no tiene una relación directa con el
y 70 que han puesto su atención en las creencias y
resultado de la psicoterapia (Garfield, 1994) sino su
expectativas de los consultantes y su influencia en
relación es indirecta ya que están condicionadas por
los resultados de la psicoterapia (Garfield,1994).
la actitud del terapeuta a aquellas características,
como se señaló anteriormente. Investigaciones acerca del proceso terapéutico
han mostrado que, al menos para algunas diadas
En referencia al diagnóstico clínico se hará
cliente-terapeuta, el curso de la terapia es definida
mención a las características de personalidad, tipos
por el aumento de aproximación entre las actitudes
de perturbación presentada, complejidad de los sín-
y valores del cliente y aquellas del terapeuta. En re-
tomas, creencias y expectativas y disposición perso-
lación al tema, Arizmendi, Beutler, Shanfield, Crago
nal.
y Hagaman (1985) identificaron que las ganancias
son mayores o se logran más tempranamente cuan-
Características de personalidad do la orientación actitudinal entre terapeuta y clien-
te es similar en cuanto al resultado del tratamiento,
De acuerdo a los hallazgos de algunos investi- que cuando esta orientación es diferente.
gadores (Garfield, 1978; Frances, Sweeney y Clarkin,
Según Zalaquett, Manzi, Duque, Krebs y Aninat
1985), los resultados positivos dentro del proceso
(1982) las expectativas de los consultantes, influye
psicoterapéutico están relacionados a variables tan-
en varios aspectos del proceso psicoterapéutico en-
to cognitivas como afectivas del consultante: nivel
tre ellos están: la duración del tratamiento, deser-
de desarrollo intelectual, habilidades reflexivas y
ción del consultante y resultados del tratamiento.
asociativas, productividad verbal, flexibilidad, varie-
Las expectativas del consultante hacia la psicotera-
dad de intereses, sensibilidad al ambiente, profun-
pia no solamente están puestas en el tratamiento,
didad de los sentimientos, niveles de energía, nivel

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 Los Momentos Difíciles en Psicoterapia: Una oportunidad para el cambio
sino que también incluyen al terapeuta y creencias
en relación a los logros o beneficios que éste pueda
obtener de la atención (Stiles, Shapiro y Elliot, 1986;
Navarro y cols., 1987).
Disposición personal
De acuerdo a Frances y cols. (1985) los consul-
tantes que tienen una disposición positiva al trata-
miento y al cambio favorecerían el logro de resul-
tados exitosos en la psicoterapia y aquellos que
presentan dificultad en reconocer los esfuerzos del
terapeuta por establecer la alianza terapéutica, ob-
tienen resultados negativos.
La motivación, y las expectativas altas son con-
sideradas como una de las fuerzas más importan-
te para la presencia del cambio en la psicoterapia
(Garfield, 1994). Se ha observado que cuando las
personas son forzadas a consultar, rara vez se be-
nefician de la experiencia (Puerta, Domínguez, Mi-
randa, Pedrero y Pérez, 2008) o bien abandonan su
tratamiento (Gavino y Godoy, 1993).
Momentos difíciles a lo largo del proceso
terapéutico
El estudio sistemático de las dificultades que in-
ciden en el proceso terapéutico es reciente (Herrera
y cols., 2009; Muran, 2002). Diferentes autores han
conceptualizado e investigado empíricamente el
tema, desde distintas perspectivas teóricas y meto-
dológicas que han aportado riqueza al estudio del
fenómeno de “las dificultades en psicoterapia”. Es-
tas diferentes perspectivas en psicoterapia se han
traducido en múltiples conceptos con diversos gra-
dos de superposición y sin suficiente diferenciación
metodológica y teórica (Beutler, Moleiro y Talebi,
2002).
Por tal motivo, algunos investigadores denomi-
nan la dificultad en el proceso terapéutico focaliza-
da en el consultante, con términos como: “resisten-
cia”, “reactancia”, “rechazo”, “consultante difícil”,
(Beutler, Moleiro, y Talebi, 2002). Cabe señalar que
el estancamiento no solamente se puede producir
por errores técnicos, sino que existen caracterís-
ticas personales del terapeuta que influyen cómo
evoluciona el proceso terapéutico (Beutler, Macha-
do y Neufeldt, 1994).
Para algunos autores, las dificultades en psico-
terapia señalan un contenido reprimido importante
(Freud, 1926), para otros las dificultades podrían ser
un propulsor de cambio (O’Hanlon, 1993), o una se-
ñal del paciente al terapeuta para que cambie el foco
o la forma de sus intervenciones (Norcross, 2002).
De Shazer (1984), propone abandonar los concep-
tos que se enfocan en procesos homeostáticos y/o
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feedback negativo y reemplazar la “resistencia” por
la “no cooperación”.
En los últimos años, al estudiar aquellos momen-
tos en que se dificulta el cambio durante el proceso
terapéutico se ha puesto énfasis en aspectos rela-
cionales, acuñándose conceptos tales como “rup-
tura de la alianza”, “impasse”, “incomprensiones”,
“desencuentros” (Safran y cols., 2002).
Otro concepto que se ha utilizado por algunos
investigadores (Krause, Echávarri, Ramírez, Valdés
y Vilches-Álvarez, 2007) para denominar los mo-
mentos difíciles en la psicoterapia, es el término de
“estancamiento”, el que definen como “la reitera-
ción persistente del paciente, durante la sesión, de
un patrón de funcionamiento (cognitivo, emocional
o comportamental) relacionado con su problema e
incompatible con el cambio”. A su vez este equipo
de investigación señala que los momentos difíciles
en psicoterapia es “un fenómeno o factor que se re-
laciona a resultados negativos del proceso o a una
disminución en el avance o logros esperados” (He-
rrera-Salinas y cols., 2009).
Método
Procedimiento
Todos los participantes de esta investigación
fueron contactados personalmente por los inves-
tigadores quienes les informaron los objetivos, la
metodología y confidencialidad de los datos, dejan-
do estipulado en un formulario de consentimiento
informado el carácter voluntario de su participación.
Se realizaron ocho entrevistas semi-estructuradas
las cuales fueron grabadas y transcritas posterior-
mente por profesionales capacitados para ello.
Participantes
Participaron del estudio ocho psicoterapeutas
de distintos enfoques terapéuticos: psicoanalítico,
cognitivo-conductual, sistémico, construccionista
social, humanista, y gestáltico; cuatro mujeres y
cuatro hombres, acreditados como especialistas en
psicoterapia con al menos cinco años de desempe-
ño profesional, que ejercieran como docentes de
psicología de pregrado, postgrado o ambas y que
a su vez fueran investigadores en psicología clínica
y/o psicoterapia y que en la actualidad se encuen-
tren en ejercicio clínico.
Recolección de datos
El instrumento utilizado para la recolección de
información fue una entrevista semi estructurada.
Este tipo de entrevista se caracteriza por un guion
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de preguntas preestablecidas que tuvo una dura-
ción aproximada de 60 minutos (Anexo 1).
En la entrevista con el terapeuta se trataron
temas relacionados a la conceptualización de los
momentos difíciles, cómo los manejaron y cuáles
fueron las herramientas y recursos utilizados para
ello. Asimismo, se abordó la posible relación de las
características personales del terapeuta y del con-
sultante con estos momentos como a su vez el con-
texto en el que se realizaba la terapia.
Análisis de los datos
Los datos obtenidos de la entrevista semi-estruc-
turada se analizaron mediante la Teoría fundamen-
tada, método inductivo para el desarrollo de mode-
los teóricos (Strauss y Corbin, 2002), permitiendo
analizar y codificar la narrativa de los entrevistados.
La primera etapa de análisis se realizó a través
de la codificación abierta la cual ha sido definida
como aquella donde primero se fraccionan los datos
luego se clasifican las expresiones por sus unidades
de significado para asignarles anotaciones y sobre
todo conceptos (Flick, 2004). En este trabajo esta
codificación se realizó a través de la primera entre-
vista ordenando y clasificando los conceptos, lo que
permitió elaborar un árbol de categorías prelimina-
res y finalmente se realizo un análisis hasta obtener
la saturación teórica en las ocho entrevistas.
Luego, se pasó a la segunda etapa en donde se
realizó la codificación axial, a través de la cual los
conceptos fueron identificados, así como sus di-
mensiones y propiedades donde se descubrieron
los datos relevantes, que permitieron establecer las
relaciones entre los fenómenos, sus causas y con-
secuencias, su contexto y las estrategias utilizados
por quienes estaban implicados (Strauss y Corbin,
2002).
Posteriormente, se realizó la última etapa de co-
dificación selectiva, la que permitió elaborar la cate-
goría central en torno a la cual las otras categorías
desarrolladas se agruparon. Este análisis permitió
explicar y establecer el hilo conductor para repor-
tar los datos obtenidos en esta investigación (Flick,
2004; Strauss y Corbin, 2002).
Resultados
Los resultados detallan primeramente la concep-
tualización de los momentos difíciles por los entre-
vistados y luego se señala su opinión respecto a los
factores que inciden en que estos se produzcan en
la terapia.
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Conceptualización y denominación de los
“momentos difíciles”
Desde la perspectiva de los entrevistados, los
momentos difíciles fueron definidos como situa-
ciones complejas y particulares de la relación tera-
péutica y como elementos inherentes del proceso
que se caracterizan por la sensación de no avance,
tendencia hacia el aburrimiento, desmotivación e
impotencia. Asimismo son identificados como una
oportunidad de cambio que permite pasar a una
nueva etapa del proceso. Consideraron que el tener
conocimiento y experiencia sobre los momentos di-
fíciles brinda al terapeuta la posibilidad de conocer
el modo de funcionamiento del consultante y saber
cómo intervenir en esos momentos.
“(…) el estancamiento apunta al no cambio,
(…) el consultante está, sin salida (…) es
un momentos de atrapamiento que genera
aburrimiento mutuo, (…) entran en juego
características del consultante y del tera-
peuta, estos momentos están cargados de
mucha tensión, de descoordinación o de
pérdida de sintonía (…)” (II, 41).
“(…) el estancamiento es parte del trabajo
terapéutico, es inherente a la dinámica rela-
cional, (…) se le debe dedicar tiempo ya que
nos conduce a reflexionar sobre el proceso
y el conocimiento del consultante” (IV, 35,
77).
Respecto a la denominación se expresaron di-
ferencias, los psicoanalistas los nombraron como
momentos de ruptura, quiebre, confrontación y des-
conexión emocional.
“Estos momentos son particularmente di-
fíciles, son momento de confrontación, de
extremo distanciamiento de parte del pa-
ciente (…), se hace presente una sensación
de rechazo hacia el terapeuta y el proceso
(…)”(II, 11).
“(…) hay una desconexión emocional donde
no se han producido cambios (VI, 6)”
Los humanistas los denominan como bloqueo o
impasse, concordando con los sistémicos.
“(…) los impasses son momentos en los que
se rompe la alianza, se produce un no cam-
bio, por lo tanto la terapia no avanza, el pro-
ceso terapéutico es más lento (...)” (VI, 41).
Por otro lado, la terapeuta construccionista so-
cial los denomina como un entrampe de la relación,
 Los Momentos Difíciles en Psicoterapia: Una oportunidad para el cambio
“(…) el estilo funcional del consultante ge-
nera un entrampe en la relación psicotera-
péutica, el consultante ve el problema en un
otro, le cuesta reflexionar sobre sí mismo,
no se abre a nuevas posibilidades, (…)” (IV,
33).
Y el integrativo, como dificultades relacionales.
“(….) en los momentos difíciles en psicote-
rapia se producen dificultades para relacio-
narse del cliente, así como sus dificultades
para tomar contacto con las propias expe-
riencias, (…)” (VIII, 34).
Factores que inciden en los momentos difíciles
en la terapia
Estos factores fueron agrupados en cinco cate-
gorías: 1) Características del consultante, 2) Carac-
terísticas del terapeuta, 3) Técnicas terapéuticas, 4)
Alianza terapéutica y 5) Contexto terapéutico.
Características del consultante
Las características del consultante que pueden
influir en los momentos difíciles de la terapia se
describen como aquellos aspectos cognitivos, afec-
tivos, de comportamiento y la historia de vida.
De acuerdo a los entrevistados hay factores
cognitivos del consultante que influyen en los mo-
mentos difíciles como la poca conciencia sobre el
problema, la tendencia a la intelectualización, a la
racionalización y la rigidez e inflexibilidad del pen-
samiento.
“(…) cuando los clientes funcionan sola-
mente a nivel cognitivo, lo racionalizan
todo, no se conectan con sus emociones,
lo que dificulta el proceso terapéutico” (III,
65).
En cuanto a elementos afectivos del consultante
que influyen en el proceso y que pueden ser causa-
les de momentos difíciles, los terapeutas señalaron
la percepción y la sensación de amenaza, de recha-
zo, miedo al abandono, no sentirse reconocido por
parte del terapeuta. Además enfatizaron la manifes-
tación de emociones de enojo, de pena, ansiedad,
disgusto, poca motivación, como otras conductas
que pueden interferir en el proceso.
“(…) cuando el consultante se siente ame-
nazado con una pregunta, en ocasiones
puede responder agresivamente, ya que las
percibe como persecutorias, lo que produci-
ría en él exasperación. (…)” (I, 50).
Vol. XXIII
137
Por último, otros factores que influyen en estos
momentos difíciles son aquellos relacionados con
experiencias de la biografía del consultante. Entre
las cuales se encuentran circunstancias complejas
y dolorosas, como duelos, separaciones, problemas
afectivos, relaciones psicoterapéuticas negativas y
malas condiciones económicas.
“(...) todo consultante por definición va a
tener problemas tanto por su condición
económica, como por la disponibilidad de
tiempo (…) lo que repercute en la disposi-
ción que muestra ante el proceso terapéu-
tico” (VI, 84).
“(…) los momentos difíciles tienen que ver
con los estilos relacionales, características
de personalidad y déficit de los recursos
psicológicos del consultante, (…) tiene que
ver con los problemas que trae el consultan-
te a la terapia, como el motivo de consulta
(VI, 60).
Características del terapeuta
Para analizar los resultados en relación a las
características de los terapeutas se han integrado
elementos tanto de su formación, factores de tipo
cognitivo y afectivo, de comportamiento e historia
de vida que influyen en los momentos difíciles del
proceso terapéutico.
En lo que se refiere a la formación señalan la
importancia del conocimiento teórico-práctico de
la disciplina clínica, el manejo de las técnicas, así
como el entrenamiento y la experiencia académica,
las que se complementan con la supervisión de su
quehacer.
“(…) He visto en las supervisiones y en las
investigaciones que la formación del tera-
peuta y el dominio de la técnica son facto-
res indispensables para trabajar en los mo-
mentos difíciles de la psicoterapia así como
también la formación teórico – práctica (…)”
(I, 71)
“(…) Son importantes, las variables ines-
pecíficas y especificas del terapeuta. Ines-
pecíficas como la habilidad para construir
alianza hacia la búsqueda de objetivos mu-
tuamente acordados, la habilidad de acoger
y movilizar los procesos de cambio. Espe-
cificas como contar con un marco teórico y
las destrezas en el manejo de las técnicas
que movilicen procesos de cambio y nuevas
oportunidades frente a los conflictos y pro-
blemas” (VIII, 44).
REVISTA ARGENTINA
2 AGOSTO 2014 DE CLÍNICA PSICOLÓGICA
138 Ana Cristina Amézaga A., Yolanda Dávila P. y Oriana Vilches-Álvarez
Los aspectos cognitivos, que los terapeutas se-
ñalan como incidentes en los momentos difíciles en
la sesión terapéutica, son la manera personal de en-
tender el problema, los juicios de valor del terapeu-
ta y la poca atención en los datos entregados por el
consultante antes o durante la sesión terapéutica.
(…) la rigidez de pensamiento del terapeuta
le impide aceptar de manera incondicional
al consultante haciéndolo caer en la tentati-
va de criticarlo y juzgarlo contribuyendo así
a la presencia de momentos difíciles en el
proceso (I, 65).
Por otra parte, las características afectivas del
terapeuta que influyen en los momentos difíciles,
serian: sentir y manifestar ansiedad, desesperación,
tensión y temor, lo que produce reacciones emocio-
nales negativas en el consultante, provocando un
entrampe en el proceso terapéutico.
“(…) mi ansiedad me lleva a la desesperan-
za, a estresarme y activarme…, entonces yo
empiezo a decir cosas al consultante gene-
radas por mi estado emocional, lo que pro-
duce dificultad en la relación terapéutica.
(…)” (VI, 52)
“(…) hay muchas características del tera-
peuta que influyen en el entrampe, como el
tipo de preguntas que hace, los comenta-
rios, la tensión, el temor, (…)” (III,59).
Los entrevistados además mencionaron com-
portamientos comunicacionales y relacionales que
debiera tener un terapeuta para evitar los momen-
tos difíciles, tales como: estar muy atento al uso de
su lenguaje, mostrarse disponible con el consultan-
te y a reconocer en sí mismo sus propios límites.
“Tengo la impresión que existen cualidades
del terapeuta como: mostrar disponibili-
dad hacia el consultante, la capacidad de
escuchar, de ver al otro, de empatizar, de
aceptarlo, la paciencia (…) que facilitan el
desarrollo del vínculo entre consultante y
terapeuta (…)”. (III, 32)
“los terapeutas debieran tener las siguien-
tes características: sincera motivación por
el trabajo con un otro, sensibilidad consigo
mismo y con el consultante, (…) capacidad
cognitiva de darse cuenta (…)”(I,105).
En cuanto a la historia de vida del terapeuta, se
señaló que la experiencia en torno a vivencias pasa-
das y presentes, así como situaciones difíciles a ni-
vel personal, el estado de ánimo, cansancio, dificul-
tades económicas, son aspectos que pueden incidir
REVISTA ARGENTINA
Vol. XXIII 2 AGOSTO 2014 DE CLÍNICA PSICOLÓGICA
en la aparición de los momentos difíciles durante el
proceso terapéutico.
“Hay veces en la vida en las que estoy muy
cansada, o estoy pasando por situaciones
difíciles, creo que en esos momentos es
más difícil poder estar disponible, contac-
tarse con el otro, para poder entender y rea-
lizar un trabajo óptimo. No estoy como para
hacer grandes intervenciones, (...) Creo que
las circunstancias de la vida afectan, (…)”
(V, 30)
“Existen múltiples dificultades desde el te-
rapeuta que impiden relacionarse adecua-
damente con el cliente, (…) dificultades re-
lacionadas a sus propias experiencias, a su
estado anímico en un día particular” (VIII,
8).
“hay que considerar que muchos terapeu-
tas tienen sus historias complejas, tienen
que lidiar con sus emociones, sensaciones,
relaciones, etc., las que intervienen en el
proceso (…)” (I, 105).
“(…) o sea yo creo que uno se puede entram-
par, y lo veo con la formación de terapeuta,
y conecto con lo que hemos propuesto tanto
de que la persona haga un trabajo personal,
yo creo que uno se puede entrampar con te-
mas que para uno han sido difíciles, o con
temas que…, los ha vivido como difíciles, o
simplemente a nivel racional los siente difí-
cil (...)” (III, 35)
Técnicas terapéuticas
Respecto al manejo de los momentos difíciles,
en general los entrevistados se focalizaron prefe-
rentemente en las características de ambos partici-
pantes y de la relación más que a un uso específico
de técnicas y cuando lo hicieron fue de manera muy
ocasional y soslayada. De acuerdo a lo hallado en
esta investigación, las técnicas terapéuticas fueron
percibidas por los terapeutas, como herramientas y
recursos que son utilizados en el proceso terapéuti-
co con la finalidad de favorecer el cambio. Los tera-
peutas entrevistados, según el modelo terapéutico
que sustentan, señalaron preferentemente algunas
técnicas que permiten trabajar con los recursos del
consultante de tal manera que el terapeuta pueda
enfrentar y superar los momentos difíciles que se
presentan a lo largo del proceso. Por ejemplo los
psicoanalistas señalaron el trabajo con la contra-
transferencia, el acercamiento y distanciamiento
afectivo o la confrontación; la terapeuta dialógica,
 Los Momentos Difíciles en Psicoterapia: Una oportunidad para el cambio
el uso del reflejo de la situación estancada manifes-
tada en el discurso del consultante y la narración
de historias o cuentos de situaciones similares que
favorecieran la reflexión; la metacomunicación y la
incorporación de disciplinas teatrales. Por otro lado,
los terapeutas humanista, y sistémicos, considera-
ron que el uso de estas últimas técnicas permite ha-
blar sobre las dificultades en la relación terapéutica.
“(…) cuando el cliente se encuentra en-
trampado, estancado, es necesario que el
terapeuta incorpore en su trabajo técnicas
alternativas como literarias, teatrales, entre
otras” (IV, 32).
“(…) cuando se produce un impasse dentro
del proceso terapéutico es importante uti-
lizar la meta-comunicación para reflexionar
sobre la relación terapéutica, lo que es tre-
mendamente terapéutico y generativo (…)”
(IV,77)
(…) y cuando uno ve que la persona vuelve
una y otra vez, una y otra vez…, en que la
persona siente que el otro tiene que cam-
biar, y él no tiene que cambiar, y empiezan
a repetir una y otra vez el mismo discurso…
uno aplica técnicas usadas por diversas de
líneas teóricas, y uno refleja lo que está su-
cediendo.(…)” (III, 29)
Alianza terapéutica
La alianza terapéutica, de acuerdo a los entre-
vistados, se construye por la interacción dinámica
entre consultante y terapeuta. Es un encuentro en
el cual se repite el estilo relacional del consultante
y del terapeuta en la que se establecerá una diná-
mica particular que fluctúa durante todo el proceso
siendo ambos responsables de ella. En ésta, se es-
tablece un vínculo, lo que permite construir metas y
objetivos flexibles y bidireccionales durante todo el
proceso que favorece el cambio y evita los momen-
tos difíciles.
“ (…) Los problemas se construyen rela-
cionalmente, por lo tanto se van a llevar
también a la relación terapéutica, (…) por
eso que es tan interesante mirar la terapia
desde el punto de vista relacional, y saber
cuánto estoy influyendo en el otro, y cómo
influye en mí esa relación con el otro, cómo
yo me puedo expresar, y puedo trabajar o
no puedo trabajar” (III, 45).
“La efectividad de la terapia tiene que ver
con un proceso vincular entre consultante
Vol. XXIII
139
y terapeuta, no es cualquier vínculo, es un
vínculo profesional” (V, 30).
“(…) la relación terapéutica nunca es res-
ponsabilidad exclusiva de los consultantes,
ni de los terapeutas, (…) la presencia de un
impasse en esta relación es responsabili-
dad de los actores del proceso terapéutico
(…) (IV, 57).
“(…) una consultante consultaba, porque
era tímida, no se atrevía a hacer muchas co-
sas, estaba desmotivada, (…) yo sentí que la
estaba empujando, ella esperaba que yo le
dijera lo que tenía que hacer, (…) sentí que
no fluía la terapia, me di cuenta que estaba
repitiendo la dinámica relacional que ella
mantenía con otra gente, ella siempre pasi-
va y los demás empujándola a hacer cosas”
(VI, 44).
Contexto terapéutico
De acuerdo a la visión de los terapeutas, el con-
texto terapéutico está conformado por el contrato
terapéutico, los honorarios, y horarios, los cuales
deben estar establecidos con claridad, en forma
compartida, bidireccional. Lo anterior debe aplicar-
se también para las metas y objetivos del tratamien-
to.
“Conecto al contrato terapéutico con los
momentos difíciles, porque es el primer
acercamiento entre consultante y tera-
peuta, en el que se encuentra detallado el
compromiso de las dos partes. En aquellas
circunstancias en las cuales los momentos
de impasse son definidos como parte de la
relación terapéutica resulta importante revi-
sar el contrato terapéutico (…)” (IV, 47).
“(…) el contrato terapéutico define el cómo,
con qué frecuencia, con quién trabajar, el
problema que presenta el consultante (…)
tiendo a asociar que cualquier impasse o di-
ficultad está directamente relacionado con
el contrato terapéutico establecido, contra-
to que en algunas ocasiones requiere reno-
vación” (V,45).
“entonces tiendo a asociar que cualquier
impasse o dificultad está directamente rela-
cionado con el contrato terapéutico…” (VI,
47)
“ (…) Una pareja luego de ocho sesiones
plantea la necesidad de hacer algo con la
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2 AGOSTO 2014 DE CLÍNICA PSICOLÓGICA
140 Ana Cristina Amézaga A., Yolanda Dávila P. y Oriana Vilches-Álvarez
terapia, porque sienten que la temática por
la cual ellos llegaron de alguna manera ha
sido, resuelta, necesitaban una renovación
del contrato terapéutico (…), debido a que
sentían que existía aletargamiento, bloqueo
en la terapia” (IV, 43).
Discusión
Este estudio respondió al objetivo general, de
describir la percepción de los terapeutas de dis-
tintas orientaciones teóricas, sobre la relación que
ellos establecían entre los momentos difíciles du-
rante el proceso terapéutico y las características del
terapeuta, del consultante, de la alianza y del con-
texto.
Corroborando lo planteado por Safran y cols.
(2002), todos los entrevistados conceptualizaron
los momentos difíciles en la psicoterapia, como si-
tuaciones complejas y particulares de la relación
terapéutica. Esta es una interacción dinámica entre
los participantes que se construye durante el proce-
so y se ve influida por las características personales
del terapeuta y del consultante ya sean de tipo cog-
nitivo, conductual o afectivo, así como por condicio-
nes e historias de vida y estilos de funcionamiento
de los participantes.
Los resultados señalaron que existe una simili-
tud de la percepción de los terapeutas independien-
te de su orientación teórica, sobre la influencia tanto
de sus características formales y personales en los
momentos difíciles en psicoterapia y también del
consultante, lo que coincide con lo que ha expresa-
do por Beutler (1994). Sin embargo, hay diferencias
en el énfasis que se da a cada una de las variables
ya sea del consultante, del terapeuta y aún del con-
texto.
Es importante señalar que una de las diferencias
que se encontraron entre los psicoterapeutas entre-
vistados fue en el uso del lenguaje para conceptua-
lizar, nominar los momentos difíciles y la forma de
intervenir para solucionarlos. Esto conlleva a que
dentro de la conceptualización de los momentos
difíciles aluda a diferentes fenómenos lo que re-
presenta el énfasis en diferentes focos y forma de
intervención, ya sea en las variables personales del
terapeuta y del consultante, en la relación, en el uso
de las técnicas y del contexto.
Los psicoanalistas los nombraron como mo-
mentos de ruptura, quiebre, confrontación y desco-
nexión emocional; los humanistas concordando con
los sistémicos los denominaron como bloqueo y/o
impasse. Por otro lado, tanto el terapeuta dialógi-
co socio-construccionista y el integrativo los deno-
minan como un entrampe o dificultades de la rela-
Vol. XXIII
ción que dificultan la reflexión del consultante y el
accionar del terapeuta. Esto confirma lo planteado
por otros autores (Herrera y Araya, 2007; Herrera y
cols., 2009; Muran, 2002) quienes mencionan que
existen diferencias respecto de quién define, descri-
be y califican los momentos difíciles en psicoterapia
y que aún consideran que es una etapa esperable en
todo proceso e idiosincrática al desarrollo del cam-
bio subjetivo del consultante.
Respecto a la relación entre factores de la alianza
y la identificación de momentos difíciles, ratificando
lo que dicen los teóricos y empíricos (Rogers, 1957;
Safran y cols., 2002), los terapeutas señalan que es
posible que esta relación fluctué a lo largo del pro-
ceso terapéutico en forma positiva o negativa y en
cada tipo de relación se producirán diferentes con-
secuencias.
Los entrevistados opinaron que una relación
terapéutica negativa es producto de la no conside-
ración de elementos como la empatía la sincronía
y confianza que lleva finalmente al fenómeno de la
ruptura durante el proceso. Esta ruptura puede dis-
minuir la calidad de la interacción, al incrementarse
la tensión relacional y llevar a desencuentros, con-
dición que no permite enfrentar ciertos temas que
son difíciles al conectarse ambos con su biografía,
produciéndose la suspensión o abandono de la te-
rapia y/o el fracaso terapéutico. No se puede dejar
de señalar que también pueden existir momentos
previos a este proceso terapéutico, que están teñi-
dos por la desconexión y distanciamiento del con-
sultante hacia la terapia y que pueden ser momen-
tos difíciles de manejar por parte del terapeuta. Es
decir, hay que destacar que todos los terapeutas
entrevistados señalan la importancia de los factores
relacionales tanto para prevenir como para resolver
los momentos difíciles.
Respecto a la forma de intervenir el psicoanalis-
ta, el humanista y psicoterapeuta dialógico mencio-
naron que ante los momentos difíciles es importan-
te estar alerta a las diferencias y particularidades
del consultante respetando su propio “timing”, y
el uso adecuado del lenguaje expresivo especial-
mente el corporal. La terapeuta dialógica enfatiza
la importancia del lenguaje expresivo verbal del
terapeuta en cuanto al uso de las formas lingüísti-
cas apropiadas y que serán las preguntas más que
las afirmaciones, instrucciones y consejos las que
favorecerán la reflexión entre ambos actores y el
consiguiente cambio de significados acerca de los
dilemas por parte del consultante. La reflexión de
los participantes permitirá abordar los momentos
difíciles y favorecer el cambio terapéutico. Por otro
lado, el terapeuta sistémico destaca que el contrato
terapéutico está directamente relacionado con la
presencia de un impasse, por lo que aquel se debe
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2 AGOSTO 2014 DE CLÍNICA PSICOLÓGICA
 Los Momentos Difíciles en Psicoterapia: Una oportunidad para el cambio
replantear y redefinir de acuerdo a las necesidades
del paciente.
Sin embargo, coinciden en la idea de que los mo-
mentos difíciles de la psicoterapia, son una oportu-
nidad para el avance del proceso terapéutico, sólo
y cuando el terapeuta esté siempre alerta a diferen-
ciar si posterior a dicho momento se logra la fluidez
reflexiva que permita el momento de cambio y evo-
lución del proceso o cuando el terapeuta cambia la
forma de intervenir al observar que el pensamiento
reiterativo, que manifiesta un momento difícil se
mantiene. Esto exige el desarrollo de la flexibilidad
cognitiva, afectiva y de comportamiento en el tera-
peuta.
En este trabajo los terapeutas entrevistados alu-
den escasamente y le dan poco peso a la influencia
de la técnica en la aparición y resolución de los mo-
mentos difíciles, utilizando preferentemente el for-
talecimiento del vínculo terapéutico. Sólo señalan
algunas técnicas terapéuticas como confrontación,
distanciamiento afectivo, reflejo, narración de cuen-
tos e historias o la metacomunicación, donde se ha-
bla precisamente de las dificultades en la relación
terapéutica llegando a acuerdos sobre la relación
vincular. Así podrá cambiar el patrón relacional de
ambos, lo que permitiría flexibilidad y fluidez en el
diálogo conduciendo el proceso terapéutico hacia
el éxito. Esto coincide con lo planteado por Lambert
(1992) donde menciona que un 15% de la proporción
de mejoría del paciente es explicada por las técnicas
empleadas por el terapeuta y la proporción explica-
da por la relación terapéutica es de 30%.
Se considera que este estudio es un aporte a la
clínica permitiendo trasmitir a los psicoterapeutas y
profesionales en proceso de formación, que es im-
portante identificar en si mismo cuales son las ca-
racterísticas personales y formales como terapeuta
que inciden en el avance y dificultades del proceso
terapéutico.
Desarrollos futuros
Será de gran importancia continuar publicacio-
nes que divulguen estas diferencias de conceptua-
lización que se utilizan tanto en investigaciones
teóricas y empíricas en psicoterapia, acerca de los
fenómenos destacados en el proceso terapéutico ya
que ello dificulta la clarificación respecto a lo que se
habla y también en llegar a consenso de resultados.
De acuerdo a los hallazgos encontrados, las fu-
turas investigaciones pueden estar conducidas a fo-
calizarse paralelamente en los momentos de cambio
y los momentos difíciles dentro del proceso terapéu-
tico ya que ambos forman parte de este proceso y se
presentan en la práctica clínica.
Vol. XXIII
141
A su vez hacer estudios secuenciales respecto a
la aparición de estos momentos relevantes, durante
el proceso terapéutico, focalizándose en el accio-
nar lingüístico del terapeuta y del consultante. Esto
permitirá no sólo comprender los fenómenos del
proceso terapéutico sino estar alerta a los aciertos
o desaciertos que puede ejercer cada uno de los
participantes en su relación vincular y en su comu-
nicación.
Hay que destacar que todos los terapeutas en-
trevistados señalan la importancia de los factores
relacionales tanto para prevenir como para resolver
los momentos difíciles. Sería importante incluir esta
temática en la formación de los psicoterapeutas
porque al conocerla y estudiarla le permitirá evaluar
el desarrollo del proceso terapéutico identificando
los factores que están interfiriendo o facilitando su
evolución.
Asimismo es válido destacar la importancia del
trabajo personal que debe tener el terapeuta, de-
bido a que sus características personales y estilos
relacionales repercuten en el éxito o el fracaso te-
rapéutico. Aquellas temáticas que han ocasionado
algún dilema en el pasado o aun están en el pre-
sente pueden influir en su accionar y en el vínculo
terapéutico.
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Abstract: This paper presents the findings of a piece
of qualitative research aimed at investigating the perception
therapists have of difficult moments in the psychotherapeutic
process. The applied methodological resource was a semi-
structured interview, and the sample consisted of eight therapists
‘from different approaches: psychoanalytic, cognitive-behavioral,
humanistic, systemic and social constructionist. The therapists
agree on the fact that difficult moments are an opportunity to
advance in the therapeutic process and that these are determined
by the therapeutic alliance, which involves both the patient’s
and the therapist’s personal characteristics, the context and the
psychotherapeutic techniques.

REVISTA ARGENTINA
Vol. XXIII 2 AGOSTO 2014 DE CLÍNICA PSICOLÓGICA
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