Anda di halaman 1dari 47

¿

Catherine LeGrand

COLONTZACION Y PROTESTA
CAMPESINA EN COLOMBIA
(1850-1950)

Traducción: de Hernando Valencia G.

Centro Editorial
UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA
INDICE

AGRADECIMIENTOS

INTRODUCCION ll
l. EL ESCENARIO 2l
La frontera colombiana 2t
La economía de exportación agrícola 27
El gobierno y las leyes de baldíos 3l

2. LOS COLONIZADORES CAMPESINOS 43

Orígenes y migraciones 43
Actividades económicas 49
Relaciones sociales entre colonos 52
Relaciones jurídicas de los colonos con la tierra 56

3. LOS EMPRESARIOS TERRITORIALES 6l


Motivaciones 6l
El problema laboral 66
Privatización de la tierra: las concesiones de baldíos 69
Privatización de la tierra: las apropiaciones ilegales 80
La transición de colono a arrendatario 87

4. LA LUCHA POR LA TIERRA Y LA MANO DE OBRA 93

Formas de resistencia de los colonos . 93


Los aliados del sector medio 100
La respuesta a los empresarios I 13
El gobierno nacional y las disputas sobre baldíos l17
Consqcuencias económicas hasta 1920 t22

05 I J5'l o
5. LA TRANSFORMACION DE LOS CONFLICTOS t27
El crecimiento económico en el campo, 1920-1929 t28
Centralizaciín del Estado y política agraria t32
la experiencia campesina: mejora del nivel de vida, I

emigración rural y orga nización laboral, 1920-1928 t4t


La depresión 145

6. LOS CAMPESINOS TOMAN LA INICIATIVA l5l


Los movimientos de ocupación: su regionalización 152
La respuesta de los propietarios 165
Dirigentes de los colonos: nuevos aliados políticos 168
Intervención del gobierno 180

7. EL ESTADO Y EL PROBLEMA AGRARIO, 1930-1936 185

La solución jurídica r86


El programa de parcelación 188
La respuesta legislativa 193

8. EPILOGO 209

Resultado del conflicto agrario para los colonos 2t0


La repercusión de la Ley 200 de 1936: conflicto social
y formación de una clase rural asalariada 2t6
El descontento agrario en los últimos años: transformación
continua de las tensiones terrateniente-colono 219

NOTA SOBRE FUENTES Y ORIENTACIONES


PARA LA HISTORIA AGRARIA DE COLOMBIA
DURANTE LOS SIGLOS XIX Y XX 231

Fuentes 23r
La nueva historia colombiana: temas agrarios 234

APENDICES 239

BIBLIOGRAFIA 267

INDICE DE MAPAS Y GRAFICAS 287

rf
.h
Primera Edición
u.N. r988

@ Catherine LeGrand
Universidad Nacional de Colombia, 1988.

ISBN: 958- 17 -0042-0

Preparación litográfica:
Servigraphic Ltda., Bogotá

Impreso en Colombia por


Empresa Editorial Universidad Nacional
Apdo. Aéreo 37855
Bogotá, Colombia, 1988
AGRADECIMIENTOS

Para mí es grato reconocer las muchas deudas contraídas durante la investi-


gación y redacción de este estudio. Quiero darle las gracias en particular a los
muchos peritos colombianos quienes, en su afán por dar a conocer la realidad
del pasado rural de su país, compartieron conmigo su saber y su entusiasmo. Las
primeras conversaciones con Hermes Tovar Pinzón, Darío Fajardo, Eduardo
Santa y el fallecido Jorge Villegas dieron orientación y propósito a mi investiga-
ción, en tanto que coloquios posteriores con Marco Palacios, Germán Colmena-
res, Jaime Jaramillo Uribe, Mario Valderrama y José Antonio Ocampo me
permitieron adentrarme en las profundidades de la vida rural colombiana.
Humberto Rojas Ruiz, de la Oficina para Investigaciones Socioeconómicas y
Legales (OFISEL), me dio su cálido apoyo y un lugaragradable para trabajar. En
los dos años que pasé en Bogotá, la estimulante compañía intelectual de Gonza-
lo Sánchez y de Terry Horgan fue una fuente constante de ideas y archivos
nuevos. Fue Terry quien descubrió en el Archivo Nacional la Correspondencia
de Baldíos, la cual no había sido catalogada, y quien generosamente me informó
cle su existencia.
Al regresar a Norteamérica, amigos y maestros me ayudaron a obtener un
entendimiento más coherente y conciso de mi sujeto. Alan Tully, Barbara
Nunberg, Jean Barman, Roderick Barman, Charles Bergquist, John Wirth,
Thomas Holloway, Frank Safford, Renato Rosaldo y Chris Debresson me
ofrecieron comentarios y sugerencias muy oportunos. Otras dos personas han
sido muy importantes en mi formación como historiadora. John J. Johnson,
quien supervisó la redacción de la tesis en la cual se basa este libro, insistía en que
sus estudiantes enfrentaran temas importantes y nos daba autonomía para
cxaminarlos. Le estoy profundamente agradecida. También quiero darle las
gracias a Charles Gibson, quien leyó y criticó la tesis y ha sido para mí un
cjemplo magnánimo de lo que debe ser un erudito. Los mapas e ilustraciones
originales fueron dibujados por Paul Patmore y luego reelaborados por Paul
.lance y Frank Flynn.

frrtr¿F t
Si bien hubiera sido imposible completar este estudio en su forma actual sin
la ayuda de los atrás mencionados, sus conclusiones y limitaciones son sólo
mías. Esta investigación fue subvencionada por becas de la Fulbright-Hays
Commission y el Social Science Research Council y pensiones del Weter Memo-
rial Fund de Stanford University, el Humanities and Social Sciences Fund del
Social Science and Humanities Research Council de Canadá, el Humanities
Research Council de la Univenity of British Columbia.

INTRODUCCION

Cuando yo era estudiante, la universidad ente ra se entretenía con un juego de


preguntas y respuestas sobre trivialidades académicas. Una vez tras una serie de
preguntas ingeniosas y, como era de rigor, frívolas, de pronto alguien salió con
csta: "En Asia hay cuarenta millones de campesinos muriéndose de hambre. Dé
cl nombre de uno de ellos". Se produjo un largo silencio. Ninguno de nosotros
conocía un campesino. No sabíamos cómo vivían, y mucho menos lo que
pensaban y lo que les era importante. Sin embargo, la mayor parte de los
habitantes del mundo son campesinos. Si se ha de lograr el desarrollo económi-
c(). es necesario comprender sus problemas y sus puntos de vista.
En muchas partes del mundo los campesinos están dando a conocer vigoro-
samente sus aspiraciones a través de movimientos de protesta. Han desempeña-
tkr un papel principal en las conmociones sociales que dan forma al mundo
contemporáneo. A pesar de que a todo lo largo de la historia se han presentado
rcbeliones rurales, es en este siglo cuando la protesta agraria ha asumido por
prime ra vez una vasta significación política. La revolución mexicana, la revolu-
ción rusa, el movimiento de independencia de la India, la revolución china, la
guerra de Vietnam y la crisis de los años ochenta en El Salvador se originaron
todos en problemas agrarios. ¿Cuáles son, entonces, las raíces del conflicto rural?
¿,Por qué protestan los campesinos? ¿Contra quién? ¿Y qué es lo que quieren? Es-
tas son las preguntas a las que debemos contestar a fin de comprender los conflic-
tos sociales en el Tercer Mundo y las implicaciones sociales del desarrollo
cconómico.
Hoy, casi la tercera parte de los latinoamericanos viven en el campo. Las
rurales de América Latina se caracterizan por un lado por grandes latifun-
¿ircas
clios que producen para el comercio interno y frecuentemente para la exporta-
cidln, y por el otro por una agricultura campesina de subsistencia. Conocida por
cl nombre de sistema de latifundios y minifundios, esta estructura de tenencia de
la tierra ha sido considerada desde hace largo tiempo como una de las causas
básicas del subdesarrollo económico y la desigualdad social en América Latina.
La mayor parte de los especialistas en esta región sostienen que dicha estructura

l0
..¡
Y
se originó en el período colonial y que desde entonces se ha mantenido funda-
lil crecimicnto económico no es un proceso unilinear gencrado cxclus¡v¡l-
rncnte por fuerzas objetivas como el comercio, los mercados o el crecimiento tlc
mcntalmente intacta.
la población. Es también un proceso social moldeado por los intereses a mcnudtl
Esta imagen estática de un campo tradicional impregna buena parte de la
conflictivos de las distintas clases sociales que participan en é13. El asunto crucial
literatura sobre el desarrollo en América Latina. En las décadas de los cincuenta
en una sociedad agraria es el acceso a la tierra decir, la definición de los
y los sesenta los teóricos de la modernizaciín solían aplicarle el calificativo de -es
derechos de propiedad- y el control de la mano de obra. Lo que parece haber
lradicional tanto a la estructura de tenencia de la tierra como a los campesinos
acontecido en América Latina después de 1850 es que la ampliación de los
mismos. Con tradicional querían decir arcaico, resistente al cambio, carente de
mercados de ultramar ofreció nuevas oportunidades económicas a las que
valores económicos. Así, se decía que a los grandes terratenientes les preocupaba
respondieron al par los terratenientes y los campesinos. El resultado fue una
más el prestigio social que el rendimiento económico, en tanto que los campesi-
competencia en busca de tierra y trabajo. En algunas partes, los terratenientes
nos, pasivos y fatalistas, sólo pensaban en la subsistencia. Dentro de esta rígida
descripción, los teóricos de la modernización insisten en que el estímulo al
lograron ampliar sus propiedades y constituir una clase laboral dependiente
cuando desalojaron de sus tierras a los campesinos. En otras, estallaron luchas
cambio, ya fuese la modernización económica o la movilización política, tiene
que proceder de afueral. abiertas entre campesings y terratenientes. Los modelos de tenencia de la tierra y
los tipos de actividad económica que aparecen en una región dada reflejan el
Pese a su prevalencia, este enfoque no ofrece una percepción adecuada de la
génesis del conflicto rural en América Latina. Tiene el defecto de que le arrebata desenlace de estas luchas. El antagonismo básico entre campesinos y terratenien-
su propia historia a las gentes del campo. Y, lo que es más grave, hace caso omiso
tes no se ha resuelto en ninguna parte: a medida que sigue ampliándose la
de las transformaciones en la vida rural que coincidieron con el crecimiento de la
economía agrícola exportadora prosiguen los conflictos. En efecto, muchos
conflictos contemporáneos representan a la vez una prolongación y una trans-
economía agrícola exportadora después de 1850'z. Exportadoras de materias
primas durante el régimen español, las naciones de América Latina continuaron fbrmación de conflictos previos.
Las modalidades de conflicto rural en los años de crecimiento de las exporta-
haciendo un papel semejante en la economía mundial después de su independen-
ciones después de 1850 fueron afectadas por modelos prevalecientes de utiliza-
cia. Sin embargo, en el siglo XIX se produjo un cambio decisivo en el tipo de
productos exportados. Mientras que en la época colonial la gran riqueza de ción de la tierra. En áreas donde la tierra estaba ya ocupada por densas
poblaciones indígenas, las disputas surgían a raiz de la constitución de grandes
América Latina consistía en sus recursos minerales, especialmente la plata y el
oro, después de 1850 las exportaciones agrícolas llegaron a ser una fuente lincas comerciales. Ya fueran estas las haciendas azucareras de Morelos, en
importante de ingresos. De 1850 a 1930, el crecimiento econórnico en América México, o las fincas cafeteras establecidas en Guatemala y El Salvador, o las
Latina se produjo en gran parte a través de exparrsión de la agricultura y la ganaderías ovinas creadas en Perú y Bolivia, los conflictos enfrentaban terrate-
ganadería comerciales para abastecer los florecientes centros industriales de nicntes deseosos de ampliar su propiedad privada contra comunidades indíge-
Europa y los Estados Unidos. El crecimiento de la población y la urbanización nas campesinas resueltas a conservar sus tierras ancestrales4. Como lo indican
Ios estudios de David Browning, Andrew Pearse y otros, los campesinos solían
en Europa y América del Norte originaron una continua demanda de alimentos
como café, az{rcar, trigo, bananos y carnes, los que América Latina podía resultar perdedores. Algunos, desprovistos de todo, se veían reducidos a la
proveer gracias a los nuevos sistemas de transporte. El aumento de la produc-
ción para los rnercados de exportación afectó profundamente la tenencia de la
tierra y las relaciones sociales en los campos latinoamericanos.
-J. Sobre este enfoque véase Robert Brenner. "Agrarian Class Structure and Economic Develop-
ment in Pre-lndustrial Europe", Past and present, 70 (febrero, 1976), 30-75.
4. Véanse John Womack, Jr., Zapata and the Mexican Revolution (New York, l9ó8)*; David
Itrrrwnirrg. El Salvador: Landscape and Societ.t'(Oxford, l97l). págs. 155-222: Gerrit Huizer y
l. Paraestaperspectivaver,porejemplo,JacquesLambert,OsdoisBrasís(RíodeJaneiro,1959); I(otlollir Stavenhagen, "Peasant Movements and Land Reform in Latin America: Mexico and
Jacques Lambert, Latin America: Social Structures and Political Institutions (Berkeley, 1967); y llolivia", en Rura! Prote.st: Peasant Movement and Social Change,ed. por Henry A. Landsberger (New
Solon Barraclough y Arthur Domike, "Agrarian Structure in Seven Latin American Countries" en lrrrk. 1973), págs. 378410; Eric J. I{obsbawm, "Peasant Land Occupations", Past and Present62
Iatin America: Problems in Economic Development, ed. Charles T. Nisbet (New York, 1969) págs. (li.brcro, 1974\,120-52 Robert Wassetrom, "Revolution in Guatemala: Peasants and Politics Under
9l-131. El argumento de que los latifundios constituyen un obstáculo para el desarrollo ha sido r hc Arbenz Government, Comparative Studies in Society and Historv l7 (octubre 197il, al0-42;DJ.

sustentado por Ernest Feder, The Rape of the Peasantry: Latin America's Landholdi[g.S.]'rlen (Garden Mc('rcerv, "Coffee and Class: The Structure of Development in Liberal Guatemala", Hispanic
City, N.Y., l97l)ty Solon Barraclough, Agrorian Structure in Latin America (Lexington, Mass., .luLrirun Ilistorical Revie¡'56 (agosto, I976),438-601 y Arturo Warman, "We come to Objet":The
r973). l\'uwnts ol'Morclos oncl thc National State (Baltimore, 1980)t.
2. Véase Roberto Cortés Conde. The First Stages of Modernization in Sponi.eh Americo (New
York, 1974). ( I lndica t¡ue hay una vcrsión en cspañol).

r3
t2
condición de arrendatarios en sus antiguas parcclas, y otros, que conservaban un MAPA I
pedazo dc tierra insuficiente para mantenerlos, se veían obligados a trabajar
DIVISIONES INTERNAS ADMINISTRATIVAS DE COLOMBIA. I93O
como asalariados a tiempo parcial para los terratenientes de la vecindadt.
Otra forma de conflicto se presentó en las regiones de frontera, muy distintas
a las zonas sedentarias de los indígenas. En 1850 buena parte de América Latina
estaba inexplotada pues nunca había penetrado en ella la economía colonial.
Estas regiones de frontera incluían los desiertos del norte de México, las costas
insalubres de América Central, Venezuela, Colombia y Ecuador, la cuenca Santa Mart
amazónica, las vastas mesetas del interior del Brasil, la rica pampa argentina y Atlántico
los bosques del sur de Chileó. L¿s zonas de fronte ra estaban casi deshabitadas y Cartagena
Magdalena
por lo general no pertenecían a la propiedad privada. Eran tierras baldías
o públicas, pertenecientes al gobiemo nacional o locáI. Con el aumento en la
demanda por productos de zonas templadas o tropicales en el mercado mundial
. M on tería
después de 1850, y con la extensión de las redes de transporte, muchas regiones Norte
Bolívar
de frontera en América Latina comenzaron a adquirir valor económico. Even- cle 'l

tualmente algunas se convirtieron en centros importantes de producción para la Santander


exportación. En la ocupación de esas áreas solían presentarseconflictos entre
campesinos colonizadores y empresarios territoriales con respecto al acceso a la Antioquia
Arauca
tierra y al control de la mano de obra. Aparte de estudios sobre el Brasil, es Medellín
sorprendente la escasez de investigaciones sobre la ocupación de fronteras y
conflictos fronterizos en otras áreas de América LatinaT. Chocó Boyacá
Colombia, una de las más grandes y pobladas de las naciones latinoamerica- Cundinamarca
nas, posee una estructura agrarb especialmente compleja y una larga tradición Vichada
de protesta campesina. El desarrollo económico del país entre 1850 y 1930 se
basó en la exportación de una serie de productos agrícolas, de los cuales elcafé
era el más importante. La intensificación de la producción comercial, consi-
guiente a la ampliación de los mercados externos, se presentó primordialmente Huila

Vaupés
5. Véanse Browning, El Salvador: Landscape and Socrety; y Andrew Pearse,The Latin American Nariño
Peasant (London, 1975), págs. 120-40. Caquetá
6. Véanse Frank Tannenbatm,The Mexican Agrarian Revolutíon (Washington, D.c., 1929), págs. Putumayo
ll-14: Carl C. Taylor,.Rural Life in Argentina (Baton Rouge, 1948), págs. 177-86; Browning, páCs.
222-70;Ciro F. S. Cardoió, "The Formation ofthe Coffee Estate in Nineteenth Century Costa Rica",
en Land and Labour in Latin America, editado por Kenneth Duncan y Ian Rutledge (Cambridge,
England, 1977), págs. 165-202: Manuel Chiriboga: j"Conformación histórica del régimen agro-
exportador de la costa ecuatoriana: la plantación cacaotera", Estudios Ruroles Latinoamericanos I
(enero-abril, 1978), I I l-43; y Olivier Delahaye, "Formación de la propiedad y renta de la tierra: un
análisis regional en Venezuela", Serie Ciencias Sociales No. 3, Facultad de Agronomía, Universidad
Central de Venezuela, Maracay (iunio 1980).
7. Se acepta generalmente que el desarrollo agrícola del Brasil ha ocurrido a través de la extensión
de las fronteras regionales hacia el interior. El actual énfasis en el desarrollo de la vasta hoya
amazónica no es sino una consecuencia lógica del sucesivo proceso de expansión fronteriza que dio
origen a la economía azucarera brasileña del siglo XVII. la economía ganadera del XVI I I y la cafetera
dc I XIX. Véanse Preston James, Latin Amerrca(Nueva York, 1942), págs.40l-559;Celso Furtado,The
Economic Growth of Brozil (Berkeley, 1963)l Stanlcy Stein, Vassouras: A llrazilion Coflee County,
1850- I8n,2a. edición (Nueva York, 1974); Warren Dean, Rlo Claro: A Brazilian Plantation System,

l4
cn las regiones occidentales y en la costa atlántica, zonas que permanecían l'rontera funcionó como una válvula de seguridad para descargar las tensi()ncs
baldías en 1850. Así, Colombia es un ejemplo excelente de la expansión de la sociales que existían en el campo. La mayoría de los historiadores colombianos
agricultura exportadora a tierras de dominio público y de los consiguientes parten de la hipótesis de que antes de 1920 no se produjeron protestas sociales
conflictos entre colonos campesinos y empresarios territoriales en torno al colectivas en las áreas rurales. Algunos atribuyen esta supuesta carencia de
control de las regiones fronterizas. El propósito de esta obra es analizar la conflicto entre las clases al vigor de la identificación partidista entre liberales y
dinámica de esta forma de conflicto rural, un problema importante que hasta conservadores. Otros, en cambio, se refieren a la existencia de fronteras abiertas
ahora ha sido pasado por alto, y de evaluar su repercusión en [a historia reciente Ias que, según ehos, ofrecían a los campesinos una alternativa frente a la
de Colombia. opresión de las grandes propiedades. Arrendatarios y aparceros descontentos no
;\ Previos estudios sobre la historia de la frontera colombiana se han basado tenían por qué enfrentarse directamente a los hacendados sino que siempre
casi exclusivamente en la colonización antioqueña. Esta región, que comprende p<ldían migrar a fronteras con tierras gratis disponiblesr0.
el sur del departamento de Antioquia, Caldas Viejo, y las áreas septentrionales Recientemente se ha puesto en cuestión la imagen democrática de la coloni-
de Tolima y Valle, es hoy la más importante zona cafetera del país. Area zación antioqueña en varios estudios que recalcan el papel decisivo que jugaron
fronteriza y de escasa población, fue poblada en los mil ochocientos por peque- Ios comerciantes y especuladores territoriales en la dirección de la colonización y
ños agricultores que se desplazaban hacia el sur de Antioquia para cultivar las cl provecho que sacaron de ellarr. Al utilizar el movimie nto de colonización para
vertientes de las montañas. Hoy, esta región cafetera occidental se caracteriza aumentar el valor de sus propiedades y al controlar el procesamiento y el
por una distribución relativamente amplia de tenencia de tierras. mercadeo del café producido por pequeños propietarios, los grupos de la élite
Muchos historiadores del movimiento de colonización antioqueña han visto acumularon el capital que después habrían de invertir en Me dellín para crear el
en él la génesis de una sociedad de pequeños campesinos, democrática y próspe- complejo industrial más grande de Colombia12.
rat. La experiencia antioqueña ha influido profundamente sobre las interpreta- Si bien estudios sobre la colonización antioqueña han contribuido en mucho
ciones generales de la expansión de la frontera en Colombia. Se dice que la a nuestro conocimiento de la historia regional, ellos no se refieren sino a una
colonización de los baldíos es una alternativa democrática al rígido sistema de pequeña parte de la historia de la expansión de la frontera en Colombia. En
latifundios. ¡!a colonización de la frontera le da acceso a la tierra a los campesi- rcalidad, el movimiento antioqueño fue un episodio más bien excepcional en un
nos pobres y les ofrece no sólo independencia sino la oportunidad de mejorar su proceso mucho más vasto del desarrollo de la frontera, que tuvo lugar en las
situación económicae¡ Por otra parte, algunos investigadores sugieren que la ticrras templadas y cálidas a finales del siglo XIX y comienzos del XX. Al pasarlo
¡ror alto, los historiadores han malentendido fundamentalmente el carácter de la
expansión de la frontera en Colombia. El mito de mocrático tiene pocas bases en
1820-1920 (Stanford, 1976); Martin Katzman, Cities and Frontiers in Brazil: Regional Dimensions of
Economic Developmmt (Cambridge, Mass.. 1977); Malori Pompermayer, "The State and the Fron-
tier in Brazil: A Case Study of the Amazon" (Tesis doctoral en la Universidad de Stanford, 1979) y
tr¡lonización amazónica en Colombia", Enfoques Colombianos,5 ( 1975), 401 e Instituto Colombiano
Joe Foweracker ,The Strugglefor Land: A Political Economy ofthe Pioneer Frontier in Brazilfrom 1930
tlc la Reforma Agraria e Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas, L¿ Colonización en Colom-
to the Present Day (Cambridge, England, 198 l). Entre otras obras más generales sobre el tema de la
hiu: evaluación de un proceso,2 vols. (Bogotá, 1974).
expa.nsión de la frontera interna en la historia de l¿tinoamérica están las siguientes: Alvaro Jaray
10. Sobre este punto de vista véanse Gustavo DeRoux, "The Social Basis of Peasant Unrest: A
otros, Tierras nuevas: Expansión territorial y ocupación del suelo en América (siglos XVI-XIX)México, 'l hcoretical Framework with Special Reference to the Colombian Case" (Tesis doctoral
en la Univ.
1969; Alistair Hennessy, The Frontier in Latin American l/rttory(Albuquerque, 1978); y Silvio R.
rlc Wisconsin, 1974), págs. 206208 y Paul Oquist. Violence, Conflict and Politics in Colombia(New
Duncan Baretta y John Markoff, "Civilization and Barbarism:Cattle Frontiers in l¿tin America",
York, 1980) págs. 9G9l +.
Comparative Studies in Society and History,20 (octubre 1978), 587-ó20.
I t. Véanse Alvaro Lépez Toro, Migración y cambio social en Antioquia durante el siglo diez y
8. Sobre este punto de vista véase el clásico estudio de James Parsons, Anrioqueño Colonizalion in
nucvc (Bogolá, 1970); José Fernando Ocampo, Dominio de clase en la ciudad colombiana (Medellín,
Western Colombia (Berkeley, 1949)r. Véanse también: Luis Eduardo Nieto Arteta, El Café en la
1972); Brew; Absalón Machado C., El café: de la aparcerío al capitalismo(Bogotá, 1977);y Keith H.
sociefudcolombiana,?a. edición (Bogotá, l97l); OttoMorales Benitez, Testimoniodcunpueblo,2a. ('hristie, "Antioqueño Colonization in Western Colombia: A Reappraisal", Hispanic American
edición(Bogotá,1962);y WilliamPaulMcGreevey,AnEconomicHistoryofColonbia, 1845-1930
IlivoricalR¿vreu' 58 (mayo 1978), 2óG83.
(Cambridge, England, l97l)*. Esta imagen del movimiento antioqueño caracteriza también las
12. VéaseMarianoArango: Caféeindustia, 185&1930(Bogotá, 1977). Estainterpretaciónse
publicaciones de la Federación Nacional de Cafeteros (FEDECAFE) y numerosas historias de
olx)nc a la propuesta por McGreevey y otros, según la cual la economía cafetera contribuyó
municipios de la región antioqueña. Una lista de estas historias puede encontrarse en las bibliografias
de R. J. Brew, "The Economic Development of Antioquia, 1820-1920" (Tesis doctoral en la ¡rtintariamente a la industrialización al suministrar un mercado interno amplio para bienes de
consumo producidos dentro del país. Los nuevos estudios presentan una Colombia semejante a la
universidad de oxford, 1975x y Keith H. Christie, "oligarchy and Society en caldas, colombia" (i)sta Rica del mismo período. En Costa Rica. donde el café también era producido por pequeños
(Tesis doctoral en la Univ. de Oxford, 1974)*.
9. VéanseAlbertO.Hirschmann,"LandUseandLandReforminColombia",JourneysTou'ards l)r()pictarios, las élites mantuvieron su dominio económico y político a través del control del crédito
rural y del pr()ceso y mercadeo dc las cosechas cafeteras (véase Cardoso).
hogress (Garden Cily, N.Y., l9ó5), págs. 187-91 ; Camilo A. Domíngue z, "Problemas generalcs dc la

l6 t7
grandes propiedades cr¡nvirtió en una dccisión entre dos caminos alternos para el desarrollo rur¡l:
la rcalidad. El avancc de la colonización y la formación dc uno basado en un sistema de grandes propiedades, otro en un sistema de parcclas
fenómenos contradictorios: más aún' entre
no f,r"ron, como se ha supuesto, familiares.
a la consolida-
iiso v rg3O la adjudicaciü ¡" Uat¿ic contribuyó directamente
productivas El estudio del desarrollo de las regiones de frontera en Colombia de 1850 a
á" grandcs órop¡"¿"¿"" en las regiones más económicamente
sociales 1950 ayuda a comprender cómo procesos quc llevaron a la concentración de la
"ió;
á"ip.ir.-e*i .ir-o, "iá;;p" cobábiano se presentaron conflictos tenencia de la tierra dieron origen a conflictos rurales y cómo esos conflictos, a
las fronteras en desarrollo'
antcs de 1920, y dichos conflictos se concentrato. "n su vez, afectaron tanto el proceso de cambio como la política del gobierno frente
de la frontera en colombia se llevó a cabo cn dos
ior lo g"rr"i.l, t" a esos cambios. En el capítulo I un esbozo de las negiones fronterizas en la
,rj.ir*: "*punri¿n
nit"it", familias campesinastrasladaban a las fronteras y
se
"op". por el trabajo que en Colombia del siglo XIX ilustra las fuerzas económicas que estimularon la
limoiaban y sembraban la tierra, aumenlando así su valor expansión de la frontera y las leyes destinadas a reglamentar la adjudicación de
similares a propietarios campesinos
.ii'""i"li"ti¡*""Ur;.-n"os pioneros eran
los baldíos. Los dos capítulos siguientes introducen a los protagonistas
á" p""es del país,[r"ó" ufr" difcrencia crucial: no tenían títulos legales colonos y empresarios territoriales- y^examinan sus orígenes sociales, sus
-los
",t*las ticrras qu"-ii"U"j"Uatr; En la segunda etapa €ntran e¡ escena los
sobrc
Lmpeñados en formar grandes propiedades en
y motivaciones sus metas. En el capítulo'4'se estudian los conflictos entre los dos
y
grupos entre 1870 y l92O,centrados en la resistencia de los colonizadores a las
".pi"ot¡ot
transformar a""o-bd"do.,
los colonos originales en arrendatarios al hacer valer sus derechos
usurpaciones de los empresarios. El capítulo concluye con una descripción de los
;;r"t;d"J J" U ti"na. fit" conflicto básico de intereses entre familias de
rnodelos de tenencia de la tierra y relaciones laborales surgidos en las regiones
colonos autónomos ion"rsiottistas de la élite determinados a controlar la tierra l-ronterizas de Colombia alrededor de 1920.
y-et traua¡o de los " es característico de la experiencia fronteriza en
'coromuia. Dentro ¿u ""r"n* La segunda parte del libro se centra en las transformaciones de los conflictos,
ü. condiciones de una economla de exportación en
agrícolas tierra- cuando los campesinos pasaron a la ofensiva a finales de los años veinte y
crecimiento, la lucha poi cl más decisivo de los recursos -la durante los treinta. El capítulo 5 examina los cambios económicos y políticosen
en torno a los
en efecto, l-t"-áirp"t",. más fundamental todavía, los años veinte que dieron nuevas armas a los campesinos en su lucha contra los
"qoiu"ti" del crecimiento económico'
bineficios latifundios. A partir de 1928, miles de arrendatarios y otros campesinos, adop-
I-atensiónMsicacntecolonosyempresariosenlasregionesdefrontera tando la denominación de colonos, invadieron muchas de las grandes propieda-
La
formas ¿irtinü. en varios ieriodos de la historia de Colombia' des que se habían formado en las regiones de frontera durante el período de
"ru,niO y resultado dependían de las condiciones
opr"ri¿n específica á"i su
crecimiento de exportaciones agrícolas. Los movimientos de colonos surgidos
"ánni.t"
económicas, sociales i iuiz¿s las más importantes-
políticas que configura-
un momento dado sus cn siete regiones de Colombia entre 1928 y 193ó son el tema del capítulo 6.tsue .
ñ l" ""p""id"d
relativa'de cada gfupo para lograr en
cntonces cuando el asunto de los baldíos se convirtió en un problema político de
objetivos.
--'l;po[tica rulcance nacional. El capítulo 7 $e ocupa de la respuesta del gobierno de Colom-
de tierras del gobierno colombiano tiene particular importancia
que fundame¡talmente estaba bia a estos conflictos con la aprobación de la Ley 200 de 1936, la cual se
en las t¿icticas .Aopt"Oat pori", p"'t"'' Como lo interpreta generalmente como la primera ley moderna de reforma agraria en la
;; j;;g; "ran ¿"nni"ián"-, opuoi", del dcrecho de propiedad, era natural que
historia de Colombia. Considerada habitualmente como favorable a los colonos,
tratara de reforzar sus pretensiones al obtener para ellas
sanción
""d" ñ"""
guU"á".""ta¡. Con ia eipansión dil radio de acción del gobierno a comienzos
cn la práctica, la Ley 200 reforzó las aspiraciones de los grandes terratenientes y
contribuyó así a implantar estructuras de tenencia de la tierra que hasta la fecha
á"i.ig;Xx, la actitud qul adoptaran las.autoridades nacionales llegó a ser un
en el equilibrio de poder entre terratenientes
y ¡rrcvalecen en el territorio colombiano.
factor cada t", *ari-pirtante La Ley de Tierras de 1936 clausuró una e ra en la historia de Colombia que,
colonos. Así mismo, i"- intensidad de loi conflictos por los baldíos
"i""i""t" definición iniciada en 1850, se había caracterizado por un crecimiento orientado a la
;Utgó la intervenciOn O"t gobierno, al procurar por primera Y"t-yt" cxportación. Pero no concluyó allí la tensión entre colonos y empresarios con
discusión era la
¡"iiiio clara de ptói"Áádeprivada. Ei
la tierra
punto
en las
fundamental
antiguas
de
zonas- de frontera' La rcspecto a los baldíos. Un breve epílogo sugiere que esa tensión ha seguido
estructura de la tenencia rrrnnifestándose en formas distintas en años recientes y en nuevas regiones
decisión entre las aspiraciones de los terratenientes y las de los colonos se
*
f ronterizas. Contribuyó, por ejemplo, a la Violencia, e_sp_gue$a.civil.anárguic¿

t¡uc costó 200.000 vidas en los años cincuenta dio y pábulo a los movimientos
pequeños
13. un término muy dcbatido, ca mpesinoscltzltilizado en
estc cstudio para designar a ¡¡uerrilleros que actúan hoy en las zonas frontérizas dé"Cdlombia.
qrr ;;;;; d. L n,"no dc obra familiar para producir lo que consumen. El La interpretación del desarrollo de la frontera en Colombia en este trabajo se
cr¡ltivadorcs ruralcs
pcqueños propietarios, y colonos de
término campcsino ir"hyJ;-i;;p"rccroe, arrcndatarios, hasa en una fuente no consultada previamente por los investigadores, la Corres-
frontcra. !l

l9
l8
ftr'o
,l 7 JUU

res de peticiones provenientes de fami


condicionesdevidaysusluchascontraterratenientesyespeculadores.Estas
mayoría su
comunicaciones dan t* p"itpt"'iva única de las vidas de gentes en Archivo 1..
en el de EL ESCENARIO
analfabetas y silenciosas'hi.ióri"u."nte. Los documentos
BaldíosilustrandosprocesosconexosimportantesnosóloenColombiasinoen
agrícolas y la historia de los
toda América Latina: la .*puntiOn de las fronteras
la renencia de la
También itu-inuí tá, orígenes de_la concentración de
"oionor, que caracterizan hoy el campo
tierra, la pobreza rural y las tensiJnes sociales
colombiano.
Iin mil ochocientos cincuenta el geógrafo italiano Agustín Codazzi viajó a
tr¡tlrr lo largo y ancho ds Colombia, estudiando las características físicas del país
v srr cconomía. Al concluir sus viajes Codazziconcluyó que aproximadamente el
/5 por ciento del territorio colombiano consistía en terrenos baldíos sobre los
t:r¡¡rlcs nadie reclamaba derechos de propiedadr. La mayor parte estaban en
rr'¡¡iones que aun hoy siguen siendo fronteras no explotadas vastos llanos
-los
(luc se extienden por la parte oriental del país y las selvas amazónicas del sur.
l'crr¡ el dominio público incluía también áreas que habrían de ser objeto de
cr¡ccndidas disputas en el siglo siguiente éxtensiones de tierra en el
-enormes
cor¡rzón mismo del país y en las estribaciones de los Andes, así como en las tierras
hirjrrs del Caribe2.

I tt l:ronlera colombiana

lJn esbozo de la geografía de Colombia y de sus modelos de población es


rrcccsario para comprender por qué a mediados del siglo XIX todavía existían
¿onas de fronteras dispersas y sin dueño. El paisaje colombiano es uno de los

l. Véase "Informe del Sr. Visitador Fiscal de Ferrocarriles... l2 agosto 1915", reimpreso en
( ol¡r¡rrbia, Ministerir-r de Industrias, Memoria clel Mittisterio de Industias al Congreso Nacional de
(Bogotá, l93l ), vol. 5, págs. 4tA-45. Excluyendo a Panamá que perteneció a Colombia hasta
/r).1/
l()0.1. Codazzi calculó el dominio público en aproximadamente 98 millones de hectáreas en la década
rle ltl50. otros cálculos de la extensión de las tierras públicas en C<¡lombia pueden verse en José
Mrrria Rivas Groot, Asuntos ecotúmicos yfíscales,2a. edición (Bogotá, 1952), pág. 170; y Francisco
Ver¡¡iurr y Velasco, Nueva geog, flo de Colombia, vol. 2 (Bogotá, l90l), págs. 795-800.
-1. Iin ltlT3secalculóquecstosbaldíoscentralmentoubicadoscomprendíanaproximadamente
.).1 I nrillrrnes de hectáreas. Véasc Felipe Pérez, Geografia Jísica i política de los Estados Unidos de

30 < tútnthiu, citado en Colombia, Ministerio de Hacienda, Meraoria del Ministerio de Hacienda al
l,4. Véanse corombiano de ra Reforma Agraria, Bienes Nacionales'
It nr.rrivo del Instituto ( '(Dt!!rt'to Nacional dc 187-l (Bo9ol^, I 873), pág. 65. De aquí en adelante, los informes anuales de los
Ministerio de Industrias: corresponden-
volúmenes; Y el Archivo Histórico Nacional de colombia, Mirristros rlc llacicntla al Congrcso Nacional serán citados como Memoria de Hacienda.
cia de Baldíos, 78 volúmenes.

2l
20
más espectaculares y complejos de América Latinal. Como lo muestra el mapa2, MAPA 2
el tercio occidental del país está cortado por tres cadenas paralelas de tos Andes LAS SIERRAS Y RIOS PRINCIPALES DE COLOMBIA
que corren en diagonal del norte al suroeste, donde confluyen cerca de los límites
con el Ecr¡ador en cl llamado Macizo Central. Cada una de estas cordilleras llega
a alturas de 3.000 y a 5.5(X) metros, para precipitarse luego a los hondos valles de
18"
los ríos Magdalena y Cauca. Como Colombia está cerca del ecuador, carece de
estaciones y'el clima varía de acuerdo con la altura sobre el nivel del mar. Las tres
zonas climáticas en que los colombianos suelen dividir su país caliente -tcABlgú Santa Marta
(0-1.000 metros), tierra templada (1.00G2.000 metros) y tierra fría -tierra
(2.00G3.000 Dt''
úAB ..É)
metros)- albergan diferentes bosques, cultivos, pastos y razas ganaderas.rl-a Cartagena
,
rcgió¡ andina, jur-rto 9q-n_ las llanu¡as-cenagosas-de-la costa del -C4¡ibg, constituye
el núcleo económico del país. Más del 95 por ciento de loscolombianos han vivido
siempre en esa zona. á
Los orígenes de esta concentración se remontan a los modelos de poblamien-
VENEZUELA
to en la época precolombina. En los siglos anteriores al descubrimiento del \\
nuevo mundo por Colón los pueblos indígenas de Colombiar como los de /
Ecuador y Perú, habitaban principalmente las tierras altas. Culturas indígenas .t\/
sedentarias de especial importancia se hallaban en el sudeste, en los actuales
departamentos de Cauca y Nariño, y en la Cordillera Oriental al norte de
Bogotá. Cuando los españoles entraron en escena en el siglo XVI, gravitaron fro
U
naturalmente hacia las áreas de densa población indígena, en las que había
abundancia de mano de obra servil. También los atrajeron las montañas de
!
\
U
Antioquia, d9nd9 la minería aurífera ena remunerativa. En esas áreas y en unos \
cuantos sitios a lo largo del río Magdalena y de la costa atlántica, aptos para ¡o DOGOTA

servir de puertos, los españoles fundaron centros urbanosa.


4"$ Orientales
o
La demanda de alimentos de las nuevas ciudades y campamentos mineros Cali !

pronto dio nacimiento a mercados regionales para la producción agrícola. COLOMBIA


Algunas de las necesidades de las fundaciones españolas eran atendidas por
comunidades indígenas, llamadas resguardos, cuyos derechos comunales a la
tierra habían sido confirmados por la corona española. En ciertas partes del
país, especialmente en los Santanderes y en el centro de Antioquia, pequeños
Selva Amazónica
campesinos de extracción española o mestiza producían también una serie de
alimentos para el consumo local.
Las grandes haciendas formadas por españoles de clase alta constituían una ECUADOR
tercera fuente de abastos agrícolas. Hacia el final del siglo XVI y a todo lo largo
del XVII las élites españolas comenzaron a consolidar grandes propiedades
privadas en cercanía de los centros urbanos en los altiplanos, a lo largo de los
ríos y cerca de los puertos. Algunas de estas propiedades coloniales se origina- Altitud 1.000
ban en concesiones de territorio adjudicadas por la corona. Otras tenían su metros y arriba

qr t 00 200
¡ - A, I 3ü)
--¡-
3. James, págs. 78- I I 8, presenta una útil descripción de la geografia colombiana. Véase también Kilómetros
Ernesto Guhl, Colombia, Bosquejo de su geografía tropical, vol. I (Bogotá, 1975).
4. Sobre la prehistoria de Colombia y laconquista española. véase Jorge Orlando Melo, H¿¡torio 74"
de Colombia: el establecimiento de la dominación española (Medellín, 1975).

22
23
r's¡rirñol dc baldio. En contraste con América del Norte, eran escasos alll los
lrrrbitantes indígenas.
lil mapa 3 indica la localización general de los baldíos en la época de la inde-
¡re ntlcncia. En las tierras altas de los Andes y la vecindad de los puertos principa-
It's cran los únicos sitios donde no había baldíos. Reconstruido a partir de datos
,,ohrc c<¡nflictos posteriores de baldíos, el mapa debe considerarse tan sólo como
una tosca aproximación. El hecho es que, a comienzos del siglo XIX, nadie sabía
('x:lctamente cuáles eran las tierras de propiedad privada y cuáles las de dominio
Pese a la acentuada tendencia a formar propiedades privadas como respuesta
al crecimiento de los mercados urbanos, la tierra donde se implantó la propiedad ¡rriblico. Las propiedades privadas en tierras medias y bajas colindaban a veces
de individuos y de instituciones durante el período colonial abarcaba apenas una
con baldios, pero los límites no estaban definidos exactamente. En la época
t okrnial no existían normas para las medidas de la tierra y eran muy pocos los
pequeña proporción del territorio colombiano. Como el terreno montañoso era
ian irnp".t"tiable, el sistema vial rudimentario y la mano de obra escasa, el ;r¡¡rirnensores competentes. Además, los límites solían establecerse con base en
lc¡rrirrrenos no permanentes como árboles, piedras, cauces de arroyos, lomas o
territorio un tanto alejado de las poblaciones tenía poco valor económico. Esas
tierras continuaron a ser vírgenes durante la era colonial, impidiendo el comer- li¡rtlcros de I propietario vecino. Con el paso del tiempo se olvidaban los nombres
rlc csas marcas, las que podían cambiar de posición o desaparecer completamen-
cio y las comunicaciones entre los distintos núcleos regionales y contribuyendo a
la cristalización de las intensas solidaridades regionales que todavia hoy divi- tc. l'ara aumentar la confusión, muchos títulos coloniales omitían completamen-
den la sociedad colombiana. Legalmente, tales tierras formaron parte del patri-
tc krs límites en uno o más lados de la propiedad. El resultado es que pocas eran
l:rs pcrsonas que supieran exactamente cuánta tierra poseían o cuáles eran sus
monio de la corona hasta 1821, cuando Colombia obtuvo su independencia. En
vcr(laderos linderos; lo que tampoco les importaba mucho6.
ese momento la jurisdicción sobre los baldíos pasó de la corona al recién consti-
l:l gobierno colombiano no estaba mejor informado. Carecía de un registro
rlc las concesiones otorgadas en el período colonial y de datos exactos sobre la
cxtcnsión del dominio público?. La pericia técnica, los recursos financieros y la
rlclt:rminación necesarios para un catastro nacional, por útil que éste hubiera
rcsrrltado, estaban fuera del alcance del recién constituido gobierno nacional.
L¡rs autoridades reconocían abiertamente su ignorancia en una cláusula incluida
crr todas las concesiones efectuadas durante el siglo XIX y comienzos del XX, en
5. puede obtenerse información sobre la historia agraria de Colombia durante el período l:r r¡rrc se hacía responsables a los propios solicitantes deverificarquelospredios
colonialenLuisOspinaVásquez, IndustriayprotecciónenColombia,lst0'1930(Bogotá,1955)págs' :r r¡uc aspiraban eran realmente dominio público y no propiedad particulart.'
32-48; Germán Colmenares, Haciendas de los Jesuitas en el Nuevo Reino de Gran¿da' siglo XVIil
(Bogotá, 1969); Germán Colmenares, Historia económica t'social de Colombia, 1537-1719(Czli'
Así, a comienzos del siglo XIX en Colombia no estaban definidos claramente
igzl); o.lan¿o Fals Borda, El hombre ), la rierra en Bo1'acá (Bogotá, 1973); orlando Fals Borda. krs titulos de propiedad sobre la tierra. Había también distintas clases de
Historia de la cuesrión agraria en Colombia (Bogotá, 1975); Juan A. Villamarín, "Haciendas en la rlorninio, las que incluían no sólo baldíos, propiedades privadas y resguardos
y plantacio-
sabana de Bogotá, Colombia en la época colonial, 1539- t8 10", en " Haciendas, Iatifundios rrrrlígenas, sino también tierras de la iglesia y ejidos, o sea tierras comunales de
nes cn Amériia l-atiná, ed. Enrique Florescano (México. 1975) págs. 327-45; Orlando
Fals Borda,
Capiralirmo, hacienda .v poblamiento en Ia Costa Atlántica (Bogotá. 1976); Salomón Kalmanowitz'
..El régimen agrario duiante la Colonia", en Lo nueva historia de Colombia, ed' Darío Jaramillo
Agudeio (Bogátá, 1976), págs. 367454: Orlando Fals Borda, "Influencia del vecindario pobre 6 Sobre agrimensura en los tiempos coloniales y el sistema colombiano de mojones y lindcros
colonial en las relaciones de froducción de la costa atlántica colombiana", en El agro en desarrollo r r'¡rsc l.u is Il. Páez Courvel, Historia de las medidas agrarias antiguas (Bogotá, 1940); José Maria Ots
histórico colombiano lBogotá, 1977) págs. t29-60; Jaime Jaramillo lJribe,ed., Manual de historia de t'.r¡xlcquí, lilrógimendelotierraenlaAméricaespañoladuranteelperlodocolonial(CiudadTrujillo,
Colombia, vol. l, (Bogotri, 1978): Margarita González, "La hacienda colonial y los orígenes de la
propiedad territorial en Colombia", Cuadernos Colombiano.s, l2 (marzo, 1979),567-fr: Germán
f
').16); l'. l.ynnSmith, Colombia:SocialStructureandtheProcessof Development(Gainesville, 1967)
¡r;i¡1s 147-57; Fals Borda, EI hombre y Ia tierra, págs. ll7-29; y Luis Arévalo Salazar,
..The L,egal
bolmenares, Historio económica y social de Colombia, vol.2: Popa¡'án, uno sociedad esclavisla' lrrrccurityof Rural PropertyinColombia:ACaseStudyof theNotarialandRegistrySystcms"(Tesis
t680-t800 (Bogotá, 1979); Orlando Fals Borda, Historia dobte de lo costa,vol. l: Mompox y Loba rLrrtot¿¡l cn la [Jniv. dc Wisconsin, 1970).
(Bogotá, 1980)l Hermes Tovar Pinzón, Grantles enpresas agrícolas t'ganaderas' ';u desarrollo en el
,igt; xv'ttt (Bogotá, 1980)t Ann Twinam, Minert, Merchants and Farmers in (-olonial Colombia 7 ('ol<¡mbia, Ministerio de Agricultura, Memoria al Congreso Nacional de 1922,(Bogotá,19231,
(Atrstin, 1982)+l y .lane M. Rausch, A Tropicat Ploin.s Frontier: Thc Llonos ttfColombia' l53l-1831 ¡r:i¡1 tl
(Albuquerque, 1984). Para un vistazo general de los escritos colombianos sobre el período colonial
ll. (irlornhia, Congreso Nacional, Ley ll0 de I9l2 (Código Fiscal),(Bogotá, l9l3),pág. l5(ar-
ir rrlo 47).
véasc Bcrnarclo'l'ovar Zambrano, La <'olonia en lu hi,;toriogro.lía colomhiana (Bogotá. l9tl4)'
t

24 25
Ios municipios. La situación sc mantuvo básicamente estable durante la primera
MAPA 3
mitad del siglo XIX. Después de las guerras de independencia bajaron tas
UBICACION DE TIERRAS BALDIAS EN COLOMBIA, C. I82I cxJxrrtaciones de oro, sin que las sustituyeran otros prductos. Tercero cn
¡roblación entrc los países de América del sur, hasta l8T0,colombiafigurabadc
séptimo por conccpto de ingresos derivados de las exportaciones. La economía
ngrlcola colombiana, concentrada en las tierras altas, seguía atrasada y estanca-
Regiones de propiedades privadas
rla. l.os mercados agrícolas estaban dispersos y el precio de la tierra seguía
y/o dc rcsguardos indlgenas. sicndo bajoe.
Regiones de ticrras baldas
y proprodadcs privadas qrtrcmezcladas-

Lu t conomía de exportación agrícola

lil aspecto colonial del campo colombiano empezó a transformarse solamen-


tc con el desarrollo de una economía agrícola exportadora después de 1850. La
rrrtcgración de Colombia a los mercados mundiales como exportadora de pro
rh¡ctos tropicales agrícolas y forestales fomentó la ampliación espectacular de la
ct'onomía rural hacia las regiones de baldíos. Entre 1850 y 1885, Colombia
cx¡xrimcntó una serie de breves bonanzas exportadoras con eltabaco(185+77),
cl algodón (18ó2-70), el índigo (1868-76) y la chinchona (18ó9-82), corteza de la
r¡rc sc extraía la quinina usada en el tratamiento de la malariatfl. Se enüaron
t¡¡r¡rbién a Europa y a los Estados Unidos pequeñas cahtidades de café, caucho,
rr¡mbreros tejidos, tagua y tinturas vegetalesrt. La diversidad de productos en
eslc período inicial señala no una saludable tendencia a la diversificación sino
r¡¡l¡s bien una succsión de fracasos.

0
Véanse Frank Safford, "Commerce and Enterprise in Ccr¡tral Colombia, l82l-70" (Tcsis
ral en Columbia Univcrsity, 1965); D¿virt C . Johnson, Santandersiglo XIX, cambios nciecot6
¡lr x rr
nrtr or (Bogotá, 1985); Frank Safford, Tle l&al oÍ thc Pructical: Colo¡nbia's Stngglc to Form a
I n hnical Elire (Austin, 1976), págs ,21-27, 4146; y Marí¡ Tercsa Uribc dc H. y Jcsüs María Alva¡cz,
"Rcgirrncs,economíayespacionacionalcnColombia, 182(}'lE5()",Lcctu¡asdeEanomla 13(errro-
nlrrrl l9fl4). 151222.
lll. l'll recuentoqucsiguedelcrecimientocconómicocolombianoafinalcsdclsiglodiczynuvcy
¡rr rrrcipirrs del vcinte cstá sacado de Luis Fcrnando Sicrra, EI tabaco en Ia aonnb abnúiou del
tt,th, X I X (Bogotá, l9ól); Alvaro Tirado I|rlqia, Intducción a Ia hisnria dc Colornbia,3a. cdición,
( llrr¡otá, 1974); Luis EduardoNietoArtcta,Eanomlayanlumen lohistoriadcColomái¿,6a.¿dición,
( lü r¡ol:1, 1975): José Antonio Ocampo, "Dcsarrollo exportador y desarrollo capitalisa colombiano
,'rr cl siglo XIX (una hipótaisl", Desarrollo y Sociedd I (enem, 1979), 135-44; Jorgc Orlando Mclo,
'' I n cconomía colombiana en la cuarta década del siglo XIX", cn Sobre historia y plítica(M&llm,
', /'¡), págs. 90-144; Marco Palacios, El café enColotnbia, lE50-1970: Unahisto¡iaecuónica. ncioly
f

¡,últtt'o,7a. edición (México y Bogotá, 1983): José Antonio Ocampo, "Las cxportaciorrs colombia-
r¡¡rr cn cl siglo XlX", Desorrollo y Sociedod 4 (iulio 1980), 16í226; José Antonio Ocampo, "El
r¡'rr'¡ttlo mundial del café y el surgimicnto dc Colombia como un pals cafetcro", Deurrollo y
\t,t,.'.l.rd 5 (cnero l98l), 127-5ó; y José Antonio Ocampo, "Dcsarrollo exportador y dcsarroüo
, ¡rt¡rr¡¡lista colombiano en el siglo XlX", Desarrollo y Sociedad 8 (mayo, 1982), 37-75.
I I . la tagua cs un producto forcstal utilizado cn la manufactura dc botones en Europa cn cl siglo
rltcr y nuevc. Entrc las madcras dc tintc exportadas desde Colombia estabon el palo bmsil,cl polo
ntnttt y cl divi4iYi.
FUENTE: ANCB vols. l-78 y Memoria de Industrias, 1931, vol. 5, págs.249410.
i
2t
'i, 26
'I'an sólo después de 1870 empezó a asumir significación el producto de rh rs li¡lcs medios de transporte eran lentos, peligrosos y costosos. Hacia ltt20 sc
rcr¡rrcrlan aún entrc dos a cinco mcses para viajar dcl puerto de Cartagena, cn la
exportación que irabría de promovlr un crecimiento económico continuado.
Se
en la r¡rst¡r ¡¡tlántica, a la capital del país. Durante las dos temporadas anuales dc
trata, claro óstá, del café. Cultivado primero en Norte de Santander'
por Santander y ll¡rvl¡r, las balsas a veccs se volcaban y los tortuosos senderos de mulas a través de
Cordillera Oriental que linda con Venezuela, el café se diseminó l¡rr rr¡<¡nt¿¡ñas eran casi impasables. En esa época los empresarios del transporte
a los
cundinamarca. En los mil ochocientos noventa, cundinamarca sustituyó ,r ¡rsir¡nalmente reemplazaban las mulas, más susceptibles de resbalar, por
produc-
santanderes como principal productor. En el siglo XIX el café, como
los
de expan- Irt ¡tt t:r os.
tos de exportación que lb antecedieron, pasó por una serie de-ciclos
llegó a obtener verdadera l)r¡r¡rntc el período de crecimiento de exportaciones agrícolas, la mula y la
sión y recesión. Después de 1900 la economía del café lr¡rls¡¡ t:ontinuaron siendo medios esenciales de transporte. Pero la introducción
una
importancia. En ese moménto el centro geográfico del cultivo se desplazó rlr v:r¡lorcs y, posteriormente, de ferrocarriles integró en forma nueva al país.
rió cultivando en las laderas del occiden-
vez más hacia occidente. Aunque se srg I os lrtrt¡ucs de vapor se utilizaron por primera vez en los mil ochocientos veinte
la
te de Cundinamarca, su principal expansión en el siglo XX se produjo en crr cl r io Magdalena, la ruta principal del Caribe hacia el interior. Pero el servicio
Ántioquia, Caldas, el norte de Tolima y del Valle. Al
Cordillera Central
-"n
café se debió un aumento ¿et iSO por ciento en los ingresos
por concepto de rrgrrkrr <lc vapores no se inició sino con la bonanza de las exportaciones de
aproximadamente r¡rlr¡reo :r mediados de siglo. La mayor parte del tabaco exportado de Colombia
.*portu.ion.s entre I 870 y I 9 I 8. En I 920 el café representaba r'¡r h rs ¡nil ochocientos cincuenta y sesenta se cultivaba a orillas del Magdalena,
et ZO por ciento de los ingresos por exportaciones en Colombiar2' ¡rlrctlcrkrr cle Ambalema (Tolima), más o menos a medio camino del curso del
del
A pesar de que el café ña sido el proáucto de exportación más importante rftr l.os nuevos embarques de tabaco hicieron de la inversión en vaporesun
siglo ix, en l9ó0 apareció uno nu.uo en la costa atlántica: el banano. Colombia
rrr'¡:1oe io productivo en el cual se apresuraron a tomar parte las principales firmas
ha"bía producido siempre grandes cantidades de plátanos,
una variedad que se
rr¡lor llttloras.
pued o cocida en sopas' La producción de bananos dulces
l.¡¡ olra innovación importante en el transporte colombiano durante el siglo
para fue una innovación
XtX lucron los ferrocarriles. Aunque los gobernantes colombianos habían
iede 1930' la United Frui
n¡.str¡rtkr interés por los ferrocarriles desde 1840, fue sólo en l8ó0 que se
enclave bananero que abarcaba cinco munic | | rlo( ir | ()n los primeros rieles. La expansión de la economía cafetera y la cons-
Marta. En 1930 la exportación de bananos' pr trrrtt rtin cle ferrocarriles se produjeron concatenadamente. Estimulados por
cos, representaba el 8 por ciento de las divisas colombianasr3. La
economía
extranjera en la agricultura de ',rrl¡,,rrlros del gobierno y por un empresario cubano que poseía los conocimien-
bananera es el principal ejemplo de inversión
^Colombia- exportaciones fueron lr r', l¡:t nict)s necesarios, los inversionistas colombianos tomaron la iniciativa. Se
.*fortuciOn de La mayor parte de las otras
trrrrlrcron tan sólo 500 kilómetros de vías durante los años finales del siglo XIX,
desarrolladas por colombianos. r¡rrc lrrcron llenos de incertidumbres económicas y desórdenes políticos. En
El crecimiento de la economía de exportación agrícola de 1850 a 1930 rrrrr¡nslancias más propicias, en los dos primeros decenios del siglo XX se
se valió de ellas- en el transporte internora. Hasta 1850,
la
propició mejoras
-y
mayoriu de ia carga en Colombia se transportaba en mula o en balsas por los lrrrltcron otros 800 kilómetros15. Estos ferrocarriles consistían generalmente en
llrrr'¡rs tlc carga que conectaban los sectores de producción exportadora con el río
f\lrr¡1rl:rlcrra o con el puerto marítimo más cercano. Aunque el gobierno trató
I rrl)i¿'n dc impulsar a los inversionistas colombianos a construir nuevas carrete-
N- 1940"
lZ. Robert Beyer, "The Colombian Coffee Industry: Origins and Major Trends, 'r
17
r ¡¡ \ . cst ( )s esfuerzos fueron menos exitosos. Tan sólo después de 1930, cuando e I
(Tesis doctoral en la Univ' de Minnesota' 1947\,págs' 362-67'
Fernando Botero y lrrr', y cl camión llegaron a ser las formas predilectas de transporte, empezó a
13. Ibid., págs. ó65-óó. La historia de la Unite¡ Fruit en Colombia la cuentan
Alvaro Cuzmán Barney en "El enclave agrícola en la zona bananera de
Santa Marta"' Cuademos rrr'l.r'rlr sustancialmente la red vial colombiana.
Colombianos I I (1977), 309-90. A rrrrque sin la extensión que alcanzaran en otros países latinoamericanos, las
14. Sobre el transporte en colombia y su desarrollo en el siglo diez
y nueve véanse Beyer,
rr'torirs cn el transporte en Colombia entre 1850 y 1930 fueron significativas. Al
..Colombian Coffee", págs. 17-28, 185-2ó5: Robert C' Beyer, "Transportation and the Coffee
L' Gilmore y John
Industry in Colombia", Inr er-Amerlican Economic Affairs 2( 1948). l7-301 Robert
p. Harrison, .,Juan Bernardo Elbers and the IntroJuction ofsteam Navfuation on the Magdalena
48),335-59; Safford"'Commerce"' págs'
River", f \ Mc (irccvy, An Í]conomic History,pág.255;yJoelleDiot, "Colombiaeconómica, 1923-1979;
85-102;abioZambrano,..Lanavegaciónavapor ,¡rrill\rr(irs históricas". IJoletín Mensual de Estadística [DANE] 3(X) (ulio 1976), 169-71. véase
porelrSocio!ydelaCulturag(1979)'6J.77;y lr(rn crlo Ortega l)iitz., Íb¡rot'arriles colombianos: resumen histórico (Bogotá, 1923), y Alfredo
and Entrepreneurship in Nineteenth Century Co- I rrr A llr
Hernán 'r
r tr t, ¡,r I ti¡tt, l'ernxztrrilt'.t coktmbianos: legisloción Jerroviario (Bogotá, 1949).
lombia", Journal of Latin Americon Studies 14 (mayo t982)' 33-53'

29
28
cicrtas. resi-orys dcl pals, los
eomienzos dc lo¡ mil bchocicntos sctenta ¡ 4.fD tonclad¡s cn l9l0r¡. Dur¡ntc
reducir los costos dc trafisportc y al integrar mejor rkrs perlodos breves a fines dcl siglo XIX y comicnzos dcl XX sc vcndl¡n
interregional. Estas mejoras,
;;;;, t i.rraanifer esli-utaton el comerció de ingtesos por las ¡rcqueflas cantidadcs de ganado en pic, principalmente a Cuba y a otras islas dcl
j;;;; pout""ion v el aumento
('uribe. Además, entre 1903 y 1914, el ganado colombiano iba a Venezuela y a
"i "r"cim¡"n;-d";
;;;;;;,ampliaron ta.uie" et mercado interno de alimcntos, particular-
l'nnumá para alimentar a los milcs de trabajadorcs quc estaban construyendo el
mente de carnes- u¡¡tul.
Lacxpansióndelaindustriaganaderacolombianaresporrdiótantoal
que hablan l,a expansión de la producción agrlcola para la exportación representó cl
las mejoras técnicas
aumento en el precio interno de la carne como a c¡t lmulo primordial para el crecimiento económico rural a fines del siglo XIX y
trareformado t" gon ¿",". Antes de lE?O, rlbalos de ganado criollo
""-o-i" vastos llanos orientales y la comicnzos del XX. Este perfodo presenció la tremenda expansión del cultivo del
pastaban en los potreros na-n¡rales dispersos por los c¡¡lé, el augc de la ganadcría y la construcción de ferrocarriles. Pero ese c¡eci-
p"J* *,in*
dei país no podlan alimentar sino a un solo
costa attántica. Los r¡¡ie¡rto no se distribuyó uniformemente por el pals. Las regiones altas habitadas
noülloendosot,ot,ot¿'"a,;yetgana-aoerapequeñoydecarnedurayfibrosa. hrcus que hablan sido el ccntro de la vida colonial- se estancaron o entraron
y bien educados hicieron
A finalcs del siglo iii, ,"ittii de ganaderos ricos err tlecadencia, mientras que las nuevas actividades comerciales seconoentra¡on
innovacio-
hatos' Tres
un csfi¡crzo conjunto ;;G;;;ra pto-¿uctiuidad adeeselosobje¡ivo.:--la siembra de err lrs ticrras templadas y calientes que estaban casi incxploadas y poco pG
ncs rfiutuam*,".offi."í*i"r clntribuyeron
nuevas de blndns.
pastos cultivados, r"i¡" ."r""tiva y el alambre de
prlas. Semillas
Aunque su siembra requerla l.u razón tiene que ver con el clima. Como las ticrras altas de Colombia son
del Biasil y Africa.
ñ; ," iior"rorr" Coio-ui"
á;-ói"t, permitía- tambien que los ganaderos criaran lr l¡¡r, ulll se pueden cultivar cosechas como papa, el trigo, la cebada y el msfz,
una alta inversión rluc se dan también en Europa y América dcl Nortc. Pero lo que querlan y no
alimentaran más animales en superfi-
;;"d";re;", pr*¡".át"lnuiiliobl.r, más peso¡ó. Al mismo tiempoquelos ¡xxllnn cosechar las naciones industriales, eran productos tropicales que, cn
chs más pequcñas y p;;;ñ; lanago de
( irtombia, se pueden sembrarsóloentier¡astcmpladasycálidas. Elcafécreceen
con nneuot pastos, algunos caballeros
;|"|;á.Ao*Uí"n* "iperim-entaban de Europa toros ccb{r de.Pura estifpe
para ( irkr¡nbia en las laderas de las tres cordilleras a alturas que van de los l.000alos
acomodados /,21X) metros. La chinchona se da también en bosques dc altitud similar. I¿s
".p"""ián
mejorar las razas.
"i-pott"t
i" io,rJ""ción del alámbre de púas, inventado en los
lrtr¡s cxportaciones colombianas, como banano, tabaco, atgodón y caucho son
EstadosUnidosenlosmilochocientossetenta,'p"rmitifelaprovechamiento
nuevls razas ganaderas' Al ¡rrrxluctos de la zona baja.
cfcctivo tanto de to, pasto, sembrados como de las Asl, durante el período de crecimiento exporüador la intensificación de l¡
de piras permitió a los
reducir los costos y'i""ili el cercado, el alambre
"t
propi"tatios criar sú ganado en ciertos potreros definidos
y comenzar un proce- ¡rr rxlrrrrión comercial se produjo fundamentalmcnte en tierras dealturamediay
de hacicndas especializadas lrnir cn el occidente del pals y en la costa atlántica, sectores constituidos cn gran
so de crianza s"tectini. Et iesultado fue la creación
de la industria ganadcra en las ¡ru lc por baldlos. Esta incorporación de las zonas de frontera a la economía
an el engord" y
ti;;t """ "ñpii""¡Onlgnift"ativa
y, io¿"i" más, en las llanurasr?'
¡¡¡¡t'ional fue uno de los aspectos más importantes del cambio que s€ produjo en
"ñ^la mayor parte de la carne era para el mercado interno, la exportación rl t:umpo colombiano a fines del siglo XIX y comienzos del XX. Hombres y
Si bien rr('rrrsos se dirigicron a las regiones fronterizas. Si bien tales individuos reslx)n-
de cucros cfa una p"to i-pott t t" dc divisas durante el siglo
d;;;C"of" ¡llnn ¡¡ inentivos económicos ofrecidos en última instancia por el sistema de
XlX.Dichasexportacionesaumentaroncontinuamente,del.4{)0toneladasa r¡¡c¡c¡rdo mundial, la política de tierras del gobierno colombiano desempcñó un
¡rn¡rcl muy importante en la definición de las oportunidades y actividades
rt.o¡rómicas de los grupos participantes.
Ió.vcascParsons,pág9.t32-3ó.EntfclospastosdcangordeimportadosaColombiacnclsiglo del
dicz y nucve y a principios?ct rclrrt" * ..r.rrt"n .t India o G-uinea (ianian maximura) originario
r.,.rá (puticui b;;in"drl dcl ambos cspccialmcnte adaptablqs a las tierras
Africa, y cl Brasil,
(Áxonoprts spp.)dernostraron scr igual-
caticntcs bajas. El yaguará (Melinis mitwtiflara)y cl Micay I I ythierno y las leyes de balüos
rmnte utilizablcs cn altitudes mcdias y más altas'
t" ¡n¿u.ua ganadcra, véasc Donaldo Bos.sa Hcrazo, Cartogetu ('r¡¡¡ndo Colombia se separó de España en los mil ochocientos veinte, se
17. Sobrc las innovacionc.
i¿i*iotto
independiente: rraüción
"n (BogotÁ, lSOzl-págs' 3&45' E3-E5'-l0G'103 v 147-53; Brew' r r¡¡¡virtió en una república constitucional con unpresidenteelegido, unsongrcso
..Economic o"n.rop-*i'i-ó;ptÑ";;'Árc¡"nar"'ri"[= Posada, tt i!rylo v Nder poutico: la
y rrrr ¡roder judicial. Pero en el siglo XIX este sistema formal de gobiemo existfr
lncienfu ganadcra- s*- iüí.¿ isZb): v Éabm¿n lialmanowitz, "El régimcn agrario durantc cl
2, ed. Jaime Jaramillo uribc
siglo XIX cn colombia," Á-íir,,¡*t ai nircr11 g cotombia,
vol.
(Bogotá,19?9),págs.Zz+8¿.Xalmanowitz(p'280)calculaquelascabc.zasdcganadocnColombia
y a 6'? milloncs cn 1925' I l{ ( )cnmpo, "Exportaciones", | 7G77, 179.
aumentaron de 1.4 milloncs cn lEf) a 4.4 milloncs en 1898

3l
30
llr ¡xrlítica rlc baldí<ls cn ('<llombi¡r Ir¡¡ nrostrado siemprc dos tcntlcnciits
más cn nombre que en la realidad. Reflcjo de la abrupta geografia, de las lurrrl¡rr¡rcnl¿rlr¡rcntc c()ntradict<lrias, originadas ambas en la actitud dcl régimcrt
comunicaciones imposibles y de la economía rcgionalizada, la vida
política de
r ¡,lo¡rlrl lrcntc ¿r la ticrra. De un lado, la política de tierras estaba destinada a
Colombia estaba también fiagmentada. Aunque la mayor parte de las leyes se
poder efectivo: carecía de l'rrrt'rrt¡rr cl crcci¡rricnto económico rural y lacolonización,mediante ladistribu-
dictaban en Bogotá, el gobierno central tenía esc¿so
pudieran imponer sus , r,ir¡ rlc tictra a prccio mínimo entre cultivadores ansiosos por trabajarla. Con
rccursos económicos, dJ burocracia y de un cjército que
r'.,rc obictivo, las autoridades coloniales permitían el cultivo de la tierra o la cría
ái.fo.i"ion"s. El núcieo de la política residía en lealtades y rivalidades familiares ,h' ¡i:rrrirrlo crr los dt¡minios de la corona. Quienes hacían tal cosaeranmerecedo-
y iá"4"r; la manera de conseguir lo que cultivar las conexiones
se deseaba era
del siglo XIX las rr',, lx)l krtantodetítuloslegalesalastierrasque habíanpuestoenproducción21.
óÁon"r"r con los caciques lócales y regionales. A mediados polltica con la creación I I otro cnlilque considera los baldíos como fuente d9 ingresos para el Estado.
asociaciones entre patronos y clientes asumieron forma
partidos se congrega- | )r'..rlc cstc punto de vista, resulta lógico vender la tierra al mejor postor, en lugar
de partidos nacionales (liberal conservador).
y En ambos
intermedios, campesinos y obreros ,lt r cgrrl:rrlu. En apuros financieros, la corona recurrió a estas medidas en el siglo
ban miembros de las ciases alias, sectores
verticales de patrocinio. El significado de la división entre \\'tl, vcrrrlicndo títulos a inmensas extensiones de tierras incultas a cualquiera
integrados en redes
r¡rr' tuvicra con qué pagarlos22. Esta tendencia predominó en Colombia en los
tiUeátes y conservadores es ciertamente complejo y sigue siendo objeto de
econó- pr rn('r()s clccenios después de la independencia.
debate enire colombianistaste. En ella intervinieron factores regionales,
.-. I )cstlc I tt20 hasta 1870 la política de baldíos de Colombia estuvo basada en
micos, ideológicos y familiares. Durante el siglo XIX y hasta entrado el xx los r¡n;r l)l c()cupación fundame ntal: la de financiar a un gobierno en quiebra2s. La
dos parüdos lucharon violentamente por el control del Estado. Las guerras
t',u('n¡r tlc Independencia había dejado a Colombia abrumada con la deuda
civilis recurrentes enfrentaron conservadores contra liberales, hasta culminar en r'\ t('r n:l rn¿is alta de todos los países suramericanos. La nueva nación se encontró
la Guerra de los Mil Días (1899-1902), en la que perecieron 100.000 colombia- ,r I lr, rr tk: del colapso, obligaba a apelar a repetidas exacciones a sus ciudadanos y
nos. Había mucho en juego: tener a su partido en poder representaba acceso a ,¡ p¡ t:strrrnos externos para poder cumplir sus obligaciones. La €scasez de ingre-
orgor gubemamentalós, á contratos y a influencia con las personalidades del .,",, por cxportacrones y la inestabilidad política contribuyeron a crear una
alto gobierno. plrl)ctua crisis fiscal que se prolongó durante todo el siglo XIX2a. Da{4 la
g-n colombia, responsabilidad por la adjudicación de los baldíos le corres-
rft'¡rlrrirble situación financiera del país, no es sorprendente que el congreso
pondía al gobierno nácional2o.iMediAn-tp--l-eyqs, el congreso establecía los proce-
iinri.rrtorion los cuales los territorios de frontera saldrían del dominio público
r
'r¡.,¡1lg¡¡¡¿ los baldíos como una fuente adicional de recursos. A partirde 1830,
1,,', lr:rklíos representaron un ingrediente esencial dentro del sistema crediticio
y especificaba cuáles eran los ciudadanos que podían reivindicar su propiedad.
rft'l l'stado. El congreso colombiano emitía bonos yvalesterritoriales redimibles
Í{asta hace poco, esa política era el medio principal del que disponía el gobierno
para ejercei su podei sobre las estructuras de tenencia de la tierra. Aunque a ¡r,'r lr:rltlíos, a fin de respaldar la deuda nacional y pagar a los veteranos de la
rrr,h ¡rcrrdencia. Esos bonos servían también para subsidiar la construcción de
u""., 1", leyes no se aplicaban, influyeron de todas-maneras en la evolución de | .u r('tcr¿rs y ferrocarriles. Las compañías ferroviarias, por ejemplo, recibían por
de
los modelos de tenencia de la tierra y de las relaciones sociales en las regiones
frontera.
'l
Vi'irsc Ots Capdequí, págs.4l-52,77; y Smith, págs.8l-82.
19. Véanse por ejemplo, Germán Colmenares, Partidos políticos y clases sociales en Colombia Vi':u¡sc Ots Capdequí, págs. 53-78; David E. Vassberg, "The Sale of Baldíos in Sixteenth
' '
(Bogotrá, 1968); Frani Sáfford, "social Aspects of Politics in Nineteenth century Spanish America: L nrur v ( :rstilc", .lournal o.f Modern History 47 (diciembre 19751,629-54; y David E. Vassberg, La
Ñ"nicr"nada, I 825-l 850", Jou rnal of Sociil History 5 (19721,344-70; Charles Bergquist' Coffee and , , ttttt ,h t itt t us haldías: el comunitarismo agrario ¡, la corona de Castilla durante el siglo XVI (Madrid,

Conflict in Colombia, I88GIgl0 (Durham, N.C., 1980)*l y Marco Palacios"'La fra¡imentación li,r,i I I
regilnal de las clases dominantes en Colombia: una perspectiva histórica", Rexisla Mexicana de 'l Isr¡rsccci(rnseapoyasustancialmenteenunainvestigacióndelaOficinaparalnvestigaciones
Sociología 42 (octubre-diciembre 1980)' 1.663-89 ' ., ,, r,
' | icas y Legales ( oFI SEL) titulada "La acción del Estado en Colombia y sus beneficia-
,r orrrinr
gobierno ¡r,,, lx.)() l()11". Ilogotá, I975 (mimeografiada), págs.82-l¿14. Véanse también Jorge Villegas,
20. ln Coiombia la política y distribución de baldíos fue siempre responsabilidad del
central. Debe anotarse, sin embargo, que durante el período de la descentralización administrativa I I r'.t ¡ r r;r tlc l:r propiedad agraria en Colombia, l8l9- 1936", Capítulos 5, l2 y 13, Bogotá, 197ó (escri-
liberal ( lgó3- 1885), el gobierno en-Bogótá cedió miles de hectáreas de baldios a losestados soberanos r,, .r ¡rr.rr[rirr¡¡ ). v ('athcrine LeGrand, "From Public Lands into Private Properties: Landholding and
como contribución a sus ingresos. óuando estas concesiones fueron anuladas por el
gobiemO l,lr,rl ( i,¡rllicl in ('olt¡mbia, I850-1936",(TesisdoctoralenlaUniv.deStanford, 1980),Capítulo3.
," .upo que, de los relativamente pocos bonos de baldíos efectivamente
conservador en 1890. '.1 M:rlcolnr I)cas. "-I'he Fiscal Problems of Nineteenth Century Colombia", Journal of Latin
distribuidos por las autoridadei regionales, la mayoría había sido utilizada para promover
la tntt t tt ttil \ttditt 14 (noviembre 1982\. 287-328. Véanse también David Bushnell, The Santander
construcción de vías de transporte-auspiciados por los estados. Véase Colombia,
Ministerio de li, tt¡¡tt ttt (ittut ('oktnhia,2a. edición (Westport, Conn., 1970), pitgs.7G126*;ySafford,Ideal,págs.
vol.
Industrias, M¿z oria al Congreio Nacionit de 193l, vol. 3 (Bogotá, 1932), págs. 6ó,97-98; ¡NcB
y r, lrr .'l .r7. 4l-42 v 44-45.
10, folio 145, v. I I f. 30, Y v. 19 f. 156.

33
32
lo general títulos a 200 6 300 hectáreas de baldios por cada kilómetro de carrilera lrr rrr¡rlciclatl dc sus vecinos, las leyes quc <ltorgaban tierras gratuitas a c<lklniz¡t-
concluido2s. rLrlcs cn l<¡s límites con Perú y Venezucla tampoco dieron mayor resultad<tle.
La primera emisión de estos bonos territoriales se produjo en 1838 y hubo l'r¡ls lronteras, en los llanos orientales o en las selvas del Amazonas, estaban
varias más en los sesenta años siguientes. Unavez colocados no era necesario rlcrrr¡rsi¡¡rlo aisladas para atraer colonizadores, tanto del país como del exterior.
cambiar los bonos por tierras, sino que podían comprarse y venderse libremente ( ''r¡ lar cxcepción de algunos grupos indígenas, esas regiones continúan siendo
en el mercado. En Bogotá y Medellín, negociantes denominados agiotistas se vnlr¡¡¡h¡rcnte deshabitadas. Las leyes que otorgaban concesiones a los colonos
especializaban en esas transacciones. Las personas que querían adquirir baldíos r".l¡rblcciclos a lo largo de los caminos nacionales en las zonas fronterizas
compraban tantos bonos como necesitaban y luego solicitaban del gobierno una t¡u¡rpo(:o tuvieron consecuencias prácticas. El objetivo era poblar los bordes de
concesión de tierras en aquella parte del territorio nacional que le pareciera más Lr., t'¡tnrinos para ofrecer comida y alojamiento a los viajeros, forraje para las
llamativa. Hasta 1880 la ley no fijaba límites para el número o el tamaño de las Irc:'ti¡rs tlc carga y el mantenimiento del trazado en la época de lluvias. Pero los
concesiones que podían ser adquiridas por un tenedor de bonos. ¡r,rr()s col<)nos que llegaron a esas tierras eran demasiado pobres o ignorantes
Aunque lo fundamental era la cuestión fiscal, desde el principio los congre- ll¡rr¡r lc¡¡alizar sus tenencias. En consecuencia, desde 1820 hasta 1870 fueron po-
sistas colombianos mostraron cierto interés en fomentar la colonización de r .s l¡rs col<¡nos independientes que obtuvieron títulos a las tierras que labraban.
baldíos. Como en épocas pasadas, se les permitía a los pobres asentarse en los l.os colonos que lograron obtener derechos de propiedad lo hicieron princi-
baldíos. Pero sólo en determinadas circunstancias podían aspirar a obtener I¡rlrncntc como miembros de grandes colonias,llamadas poblaciones. En el siglo
título a las tierras. La política de colonización en Colombia entre 1820 y 1870 \lX cl c()ngreso colombiano otorgó una serie de concesiones colectivas de
estaba orientada hacia tres objetivos específicos: mediante la oferta gratis de lr¡¡klirs ¡rara permitir el establecimiento de pueblos consagrados a la agricultura
tierras, el gobierno procuraba atraer inmigrantes extranjeros, poblar las regio- r.rr lirs rcgiones de frontera. Este tipo de colonización prolongaba prácticas
nes adyacentes a sus límites territoriales, y mantener la red vial. En contraste con r'..¡ririlrrlas en la colonia parala población de territorios nuevos3o.
las grandes superficies otorgadas a los tenedores de bonos y vales, los legisladores, lrrr ocasión el congreso aprobó leyes otorgando tierra a pueblos nuevos para
en cambio, limitaban estrictamente el tamaño de las parcelas que podían adjudi- r',rrnullr la migración de cultivadores a áreas deshabitadas. En los mil ocho-
carse a los cultivadores de baldíos26. r r('nt()s trcinta, por ejemplo, se designaron territorios para la fundación de
Esas políticas iniciales de colonización produjeron pocos resultados concre- ¡r'hl:rcioncs nuevas en varias regiones aisladas de la costa atlántica3l. Sin
tos. Pese a la reiterada aspiración de atraer campesinos norteamericanos y ,'rrrlr¡rr,¡o, ninguna de esas fundaciones llegó a prosperar.
europeos, el esperado flujo de inmigrantes no se materializó jamás27. Los Sírkr cn la región antioqueña dio frutos la legislación sobre poblaciones. Por
motivos tienen que ver con el clima tropical, las constantes guerras civiles yla h r rucnos veintiún municipios importantes, productores de café en la Cordillera
endeblez financiera del Estado, que le impedía impulsar activamente programas I i'ntral, surgieron de la concesión de baldíos a grupos de colonizadores durante
de inmigración. Los pocos alemanes, ingleses y libaneses que buscaron fortuna r'l ,'r¡1lo XlXr2. Por lo general, tales concesiones se otorgaban en respuesta a
en Colombia fueron comerciantes, tenderos e ingenieros de minas, no campesi- ',.1¡1 i¡¡¡.¡"* hechas por grupos considerables de colonos establecidos ya en los
nos28. Dictada con miras a defender las fronteras internacionales del país contra

l¡¡rtrl,¡r ¡t'rtt tlc una inusitada colonia agrícola alemana en Colombia, véase Juan Friede, "Colonos
25. Véase la Ley del 20 de abril de 1838 en Colombia, Consejo de Estado (Sala de Negocios .¡1, r¡¡,rrrcs cn la Sicrra Nevada de Santa Marta", Revista Colombiana de
Antropología 12 (1963\,
Generales), Codificación nacional de rodas las leyes de Colombia desde el año de I 82 I hecha conforme a till II
la Le-v I 3 de I9 I2 (Bogotá, 192ó), vol. 8, págs. 3l-42. Una compilación de las leyes más importantes, .r¡l Sobrc las lcyes que estimulaban el asentamiento y colonización de las regiones fronterizas
junto con las respectivas reglamentaciones y resoluciones relativas a baldíos en Colombia en los años
',,t',c llrnttúu de lndustrias, 1931, vol. 3, págs. 9,27,29,35, 38-39.
l82l-1931 puedeencontrarseenColombia,Ministeriodelndustrias,M¿moriaalCongresoNacional lll Vi.¡rsc Snrirh. págs. 269-70.
de 19J1, vol. 3 (Bogotá, l93l). De aquí en adelante los informes anuales de los Ministerios de tl llttnoria dc Industrias, 1931, vol. 3, p. 13, y Mapa 4, pág. 44.
Industrias colombianos al Congreso Nacional serán citados como Memoria de Industrias. l.r Vi':tsc Parsons para información sobre la historia de estos municipios. Las principales
2ó. El límite de adjudicaciones a familias de cultivadores antes de 1874 varió de 15 a 130 ,l¡ r t'.r¡ ttrcs tct ritorialcs dc (i¡lombia son los departamentos (llamados estados durante el período de
hectáreas, dependiendo de la región colonizada. Véase LeGrand "From Public Lands", págs.44-48. r,¡ ,lrt¡'r trr t lihcr l I dc I tl(r3 a llllió) y los municipios. Los departamentos, de los cuales había trece en
27. Para una compilación de las leyes colombianas sobre inmigración, de l82l a 1931, véase l', ll), \,,rr ¡rtlrninistratkrs por un gobernador, nombrado por el presidente, y una asamblea departa-
Memoria de Industrias, 1931, vol. 4, págs.67-209. ¡ttr t¡l.tl tlt' lcgisladorcs clcgidos popularmente. Cada departamento está compuesto de un cierto
28. Paru obtener información sobre esta clase de inmigrante véase Vicente Restrepo, Estndia t r r n r, r o r lc rtt ttn icipios. ('ada munic ipio tiene u na cabecera
con las oficinas del alcalde, el personero, y
sobre las minas de oro y' plata en Colombia (Bogotá, 1952); Bossa Herazo y Horacio Rodríguez Plata, ¡| . ('to rntuticipal, cntrc otras olicinas administrativas. Los municipios pueden comprender otros
' 'rr
La inmigración alemana al estado soberano de Santander en el siglo XIX (Bogotá, I9ó8). Sobrc la ,, r¡l¡r,s ¿trhttiltistr¿rtiv()s mÍrs pct¡ucños llamad<ls corregimientos, en los cuales el corregidor es la

34 35
a los cuales pedían título' Cad r on(:cpl() y la oportuna renegociación de la deuda externa en algo habían ali-
territorios
vr¡¡tkr los problemas financieros del gobierno3a. Estaba muy en claro que,
hectáreas de tierra, de las cuales entre 2
rk'bitlt¡ a la depreciación de los bonos territoriales, los baldíos ya no representa-
del pueblo o área de Población' U
b:ur silxr una muy exigua fuente de ingresos. Entre tanto, las bonanzas exporta-
departamental Y Pagado conjuntam
rlrr'¡¡¡¡ {g I<¡s mil ochocientos cincuenta y sesenta convencieron a las clases altas
áróa de la concesión. Esta se repartía
he cho por el agrimensJt V t"":t"t"
a-Sra1!3 de tres personas respefables escogi c'krrnbianas de las posibilidades para el desarrollo nacional y ganancias indivi-
lote en la aldea, suficien- rlu¡rlcs que ofrecía la agricultura comercial. A medida que subía la fiebre
das por las autoridad.r i*uf.t."Cuda fámilia recibíaun
cx¡rortadora, los principales comerciantes y políticos escribían tratados sobre
tementegrandepu'"'u..u'uypatioounatiendayunaparcelaenelcampo.La
32hectáreas de tierra cultivable' ( ultiv()s, invertían en empresas agrícolas a grande escala, y exhortaban a los
mayoría de las familiar .uiináúun para obtener
o ü' qu" cultivaban ya parcelas considerables' rlt'rrr¡is a que participaran en tan laudables y "patrióticas" iniciativas3s. Al
Incluso las de hijos .t;;;;,
de r¡risrrro ticmpo, el propio gobierno colombiano empezó a mostrar un interés
no poaian aspirár a más 150 hectáreas33'
ta, antioqueñas que recibieron concesiones ;¡t tivo crr fi>mentar el crecimiento económico rural. A finales de los mil ocho-
La mayoría ¿"
"otonizaciones el siglo, a medida que el r rt'nlos scsenta, las autoridades nacionales comenzaron a subsidiar la cons-
colectivas se establecierol.n,r. lg60 y lgg0. AI concl,uir
límites geográficos natu- tr ut ciírrr de ferrocarriles, y el congreso estableció un Ministerio de Agricultura
movimiento de colonizaci aba a sus
las migraciones p;u;r (luc fomentara la adopción de nuevos cultivos y de nuevos métodos agrí-
,"i* v ftt comerciantes y habían fomentado
sobre poblaciones cayó en t ¡rl¡¡s1".
se interesaban en otros ación
l,¡¡ rclirrma de la política de baldíos constituyó otro medio de estimular la
desuso.
¡rr rxlrrcción rural por parte del gobierno. Su propósito era aumentar la produc-
Laintencióndelasleyesquepropiciabanlacolonizaciónenpoblacionesera , rr'rrr conrercial al recompensar con títulos de propiedad a aquellos que utilizaran
impulsar la proliferación de
evitar la concentración ár lu't.n"n"ia de tierras e
por sus dueños' Pero n,rrírnicamente la tierra. La Ley 6l de 1874y la Ley 48 de lS82expresaban los
fincas de tamaño -.áio, bien cultivadas y manejadas
iólo purt. de un repertorio Iuntllrrncntos de la nueva política37. Desechando las consideraciones fiscales,
también hay que ...ono".. que esas leyes eran de bonos r',,t;rs lcycs introducían un nuevo criterio para la tenencia de la tierra: "la
i"grrtutiuo Árr.fro.á, u",to'tl cual, "i f"uot"t"t a los tenedores
enación de grandes extensiones de bal- ¡rr o¡ricclad de baldíos se adquiere por cultivo, cualquiera que sea su extensión",
territoriales, propiciaba también la en¿ ,h't l¡rr'¡rba la Ley 48 de 1882. De acuerdo con este principio, quienquiera utiliza-
díos. ,.r' blklíos para siembras o para pastos cultivados calificaba para recibir la
reflejaba primordialmente
En suma, de lg20 a lg70la legislación de baldíos r,rrrt'csión de ese territorio, más otro adyacente de igual extensión3t.
A l'ines del siglo XIX y comienzos del XX todavía podían comprarse baldíos
{ | )n l()s :rntiguos bonos. Pero al sancionar "los de rechos de los cultivadores",las

financieras que previamente habían l.l Vé¿rse OFISEL, págs. l13-14. También Memoria de Industrias,1931, vol.3, págs.90-91,
cambio de rumbo político provino ta 'r','rf¡, y vrrl. 5, págs. 232-33, 235.
gradual de ingresos por ese
miento de la economía exportadora' El aumento l\ Vi'anscBrew,"EconomicDevelopment",pá9.204;OspinaVásquez,págs.300-l0,ySafford,
l,/, rrl, ¡r:igs. 197-200. José Manuel Restrepo, Mariano Ospina Rodríguez, Rafael Uribe Uribe, Nicolás
',,r'rr,t, ltulircl Reyes, Salvador Camacho Roldán, Miguel Samper, y José María Samper se cuentan
, ¡rt¡r' l:rs ligur:rs públicas más importantes dedicadas al desarrollo de la agricultura comercial y la

ipio forma parte de un circuito judicial' Las l',rrr,rrk'ril¡ cn aqucl tiempo.


, en los Llanos Orientales
y en las selvas ama It, S¡¡lli¡rrl. Idcal. págs. 185-200.
y c misarías) y administradas dtttt'o"''-" v-' --'-" |/ lrl tcxto de estas leyes puede encontrarse en Memoria de Indusrr¡¿s, 1931, vol.3,págs. l2l-24
llamadas territorios nacionales (intendencias
dadesnombradasporelgoUi"inácentrul.Véáse )FISEL,óápítuto2sobrelahistoriadelaevolución r l,l') I l.
ll( lis¡rcílicamcnte la Ley 48 de 1882 declaraba que a los cultivadores que plantaran pastos
de las unidades administrativas en Colombia'
las tierras de colonización eran la Ley rrr''lor;rrkrs y crrltivos pcrcnnes como café. cacao o caña de azúcar, se les debían adjudicar las tierras
33. tas leyes qu" 0.,".*inut"n cómo debían adjudicarse
de 834. la l¿ á"liió, Oecreto 520de 1878. (Véase: Colombia'-Consejo de Estado' .¡r' r\ruvicra cultivando, más una porción de igual tamaño, adyacente, aún no cultivada. Los
vol. 2 j' páes. l8-2 I ; v vol' 29' págs ' 249-52\'
clel 5 de mayo t v
"f ,,,|'¡¡¡¡r 1¡¡¡¡ coscchaban anualmente debían recibir la parcela cultivada y treinta hectáreas más,
Codilicoción nacional de naÁ ni Ur,á,,rol. 5, pág. 178;
pueden encontr"rr. d"r"rip"ion". á" fu"'¿iitribuida la tieria en las poblaciones de Villahermo- rrr{ rt r:r\ (lr¡(' :rt¡ucllos t¡rrc c()nstrr¡yeran cercos merecían todo el territorio cercado, siempre y cuando
"ámo rr, r I rrcr:r nr:is tlc trcs vcccs cl iirca cxplotada en ese momento. Para solicitar una adjudicación de estas,
sayelLíbano(Tolima)enlasdécadasdelST0yl8S0enINBNvol'10folios659.867,884y895;vol. l2fs' 33-38' 50-53'
I vol. l2 fs. 40-9; y aNCnv. I fs' I l6-201 135-381 v v'
I folios 447,4?3, 55ó,581-82; ' l, nltivir(l()l tlchí¡r h:rhcr cst¿rdo trabaiando y viviendo en la parcela un mínimo de cinco años.

36 It
¡r,rprcs() cconómico y un ordcn p<llítico rcpublican<l y cstablcre. Si hit:lr olr¡rs
reformas legislativas instituyeron una nueva vía para que rrlonn¡rs libcralcs, comt¡ la dcsamortizacirin dc los bie nes eclesiástic<ls. cncort-
adquirir deñchos de propiedad a las tierras públicas' Estas rr¡rro¡r l¡r vcl¡cnrcntc oposición dc los cclnservadores colombianos, la iniciativa
ron el camino a un nuevo tipo de cultivador cuyas oportu ,r'lrrc los balclír¡s no suscitó mayor controversia. Y cuando los conservadorcs
propiedad legal no estaban rrp.rc\¡¡r()r¡ al podcr después de 1885 nada hicieron para derogar esas leyes.
llegar a centenares, incluso I ;r rr¡r:rrcntc aceptación por los conservadores de la iniciativa liberal sugiere
que dispusiera. De esta m ,ll(' un¡r ¡xrlítica f avorable a los campesinos reflejaba no sólo la ideología liberal
ochenta animaban a personas ricas, que ,.rrr, r I ¡¡¡r¡bién un enfoque para el desarrollo rural aceptable para ambos partidos.
de obra a fundar productivas en las regiones de frontera' I rrr¡x'r'iirtlos cn promover el crecimiento económico rural, los políticos colom-
"mptesas a que
Las reformas buscaban, así mismo, proteger a los colonos estimular
y I'r¡r¡tils clr l<ls mil ochocientos sesenta y setenta se mostraban cada vez más
por
otros los imitaran a poblar zonas de frontera. Las leyes reconocieron r r I I r( r )\ tlc r¡ n sistema de latifundios que mantenía improductivas grandes exten-
ependientes que no formaban parte de ,,rr rrc\ c¡r las regiones originalmente ocupadas. Los debates en el congreso durante

rocuraban garantizarles un título a sus , t,' ¡x'r iorkr, donde se les reprochaba a las grandes haciendas ser un impedimento
arbitrario. Según la Ley de 1882, "los ¡rrrrr cl tlcs¡rrrollo, demuestran que los políticos colombianos se daban perfecta
cidos en ellas con casa y labranza, serán r rrtnt¡¡ tlc t¡uc la mera titulación de los baldíos no necesariamente resultaría en su

considerados como poseedores de buena fe y no podrán ser


privados de la rtrlr,r;rr'rír¡ ccclnómica. Por consiguiente, uno de los objetivos primordiales de la
especifi-
posesión sino por sentencia dictada en juicio civil ordinario". Las leyes rrrrrvir ¡rolítica de tierras era prevenir la formación de latifundios en regiones
caban que aunque no hubieran so[óitado título legal, por el hecho de su r¡ucr,¡rs4". l:xaminada bajo esta luz, la politica que permitía la cesión gratuita de
ocupación, los colonos adquirían derechos a la tierra' trcr r r\ ¡r k¡s colonos equivalía al reconocimiento público de la realidad de la vida
a los tenedores de bonos la adquisición de territorios r ur ¡rl r'okr¡¡rbiana. Los campesinos explotaban sus tierras más intensamente que

en los pleitos sobre derechos a la tierra la ley favorecí l,'., ¡1r:rrrtlcs latifundistasal, y los pequeños propietarios en Colombia producían
tes a cálonos que la hubieran labrado durante cinco o más
años' Así, en los años ,,,',r't lr:ls clc exportación como tabaco, café y cacao, así como bienes agrícolas
pori.rior.. igZO el congreso colombiano reconoció explícitamente un conflic- ll¡il¡t ('l lncrc¿rdo interno.
io potencial" de interés en
o I ;r ¡rrcocupación por impedir el monopolio de las tierras de frontera por
o
p"itido por los colonos.
-o.p"tino ¡rrrrtc rlt'concesionarios que no querían o no podían utilizarlas se manifestaba
c i- r¡rrrlr¡r1¡r cn ()tras formas. En 1882 el congreso colombiano decidió por primera
de Colombia
ta a- fines del siglo XIX y comienzos rr r lrrr¡il¿rr la extensión máxima de las adjudicaciones de baldíos. La Ley 48 de
legales la
colombiano incitaba a los colonos independientes a solicitar por vías , ,,r ¡rrl() l'i.jó un máximo de 5.000 hectáreas para una adjudicación individual;este
de la tierra que cultivab"n, pu"t sin títulos de propiedad no podían ',,' rctlrrjrr a 2.500 hectáreas en l9l2a2. Otra disposición establecía que todas las
"ájuái.".i¿n Al fortalecer así los derechos legales de los ,,,rr('si()ncs de baldíos que hubieran permanecido inexplotadas durante un
u.nd., o hipotecar sus iarcelas.
al facilitariis la obtención de sus títulos de propiedad, el gobierno
cultivadores y-buscaba
colombiano estimular la colonización y utilización económica de los l', I xplicacioncs sobre el liberalismo colombiano pueden encontrarse en Gerardo Molina, L¿s
baldíos por ambos, grandes y pequeños productores' t,l'tt ltlu'tuh't cn ('olomhia, 1849-1914 (Bogotá, 1970); Bergquist, Coffee and Conflict; y Helen
era la
Podrá parecer sorprendente que en un continente donde la política lrr l¡,ru. /irz/.4gninst Rlue: The Liberal Party in Colombian Politics(Alabama, l98l). La mejorfuente
convertido ley un criterio aparentem€nte tan rrl, 'f nr;r I r\'¡r sohrc la historia intelectual colombiana es EI pensamiento colombiano en el siglo XIX,de
esfera proiia de las éliies se haya en
l,¡¡r¡rl l¡urnrilkrllribc,(Bogotá. l9ó4).CharlesHaleanalizalaimportanciadelpequeñopropietario
favorable-a los intereses de lós campesinos. En otros países latinoamericanos rrr,rl r.¡r ;urrl¡¿rs tradicioncs liberales, la europea y la latinoamericana, en Mexican Liberalism in the
los
y Chile, por ejemplo- la poiítica de baldíos en el siglo XIX reflejaba tt, ttl l8)l-lll5.l (New Haven, l9ó8). págs. 177-81.
-Brasil
intereses de los grandls tirratenientes y caciques. No está¡_del todo claras las l(f ^lt't.t.
Vtr:rse NictoArteta,f¿ttnomía¡,cultura,págs. I l8-35. Losdebatespolíticosylosantecedentes
orientación diferente' Pero se han l, !r'.l.rrr\'o\ tlc lu rclirrnla de la política sobre terrenos baldíos están presentados en OFISEL, págs.
razones por las cuales Colombia asumió una ,,h lil /
sugerido varios posibles motivos. I I Vri¡rsc l{. Albert Berry, "[-and Distribution. Income Distribution, and the Productive Effi-
cuando se aprobaron las reformas , r, r, \ ,¡l ( ¡rlon¡bi¡rrr Agriculturc", I"ood llescorch Institute Studies in Agricultural Economics, Trade,
liberales colombianos, como sus ho ,n,l ltt'rt'htlntrnl lStanfirrd tlniversityl 3 (1973), 199-231.
construir una sociedad de Pequeños l' ( ¡rl¡rnrhia,('orr¡lrcsoNacional. I.e.y ll0dc l9l2(CódigoFiscal),pá9. I5.LaLey85de1920
, ,,¡¡lu rr¡i¡ cst¡r rcstrict:itin para krs grnaderos y poscedores de bonos, añadiendo que para las tierras
amplio reparto de la tenencia de la tie

39
38
período de diez años revertirían al dominio público. Encaminada a obligar a los
Mrtxico y cn otros paises durantc el siglo Xl También eran muy comuncs cn cl
tenedores de bonos a que pusieran a producir las tierras que habían comprado, Xaó.
esta disposición también figura en la legislación de 188}l.
ilrsilr() pcriod<l los esfuerzos por estimular la formación de un estrato dc
|'¡'(lucños propietarios independientes mediante adjudicaciones gratuitas a fa-
Si las reformas en las leyes de baldíos de los mil ochocientos setenta y ochenta
r¡¡rli¡rs <lc inmigrantes. En Argentina, el sur del Brasil y el sur-de
procedieron del deseo del gobierno por estimular la producción rural, respon- chile esos
.rlr¡c'z.s resultaron en el desarrollo de colonizaciones por campesinos alemanes
dían también a los intereses económicos de los políticos mismos y de los grupos . rt¡rli¡urosa7. En países como Brasil y Argentina, donde la inmigración europea
sociales a quienes ellos representaban. Al otorgar derechos legales a los campesi-
rr¡r,r lír también una proporción significativa de la mano de obra en la agricuitu-
nos colonizadores, la legislación estimulaba la migración de campesinos pobres
r rr rlc cxportación, los campesinos del país
a las tierras templadas y cálidas. El poblamiento de zonas de frontera abría eran tenidos por perezosos, atrasados
c rrrrírrsccamente inferiores. Las leyes que dieron derechos
oportunidades para el establecimiento de empresas productivas a gran escala. á los colonos nativos
.il cs(,s países se dictaron tardíamente, o no se dictaron nuncaas.
Como observaba en l9l8 el ingeniero británico Juan H. White:
lir ('r¡lombia, en cambio, donde la inmigración no constituía una fuerza
l¡rlr.l¡rl altcrnativa, el colono nativo era enCo-iado como un ser laborioso,
"Pocas ef4presas mineras y aún menos en las industrias agrícolas, una vez rIsrrclro, O hasta heroico, cuyos esfuefzos por abrir nuevas tierras contribuían
establecidas, representan al empresario el valor que invirtió en su montaje a
l¡r r ¡rrs¡r clel desarrollo nacionalae. La prosperidad de Ia región
de colonización
en selvas escasamente habitadas y sólo adquieren valor con el concurso de ¡rrrr.tlr¡cña contribuyó particularmente a crear esta imagin, que contrastaba
otros a la vecindad y la apertura de vías de comunicación"aa. irhr rr¡rr:rrncnte con la visión negativa del asentado que
exii-tía en grasil y chile.
l'l l¡ct:ho .de que los pequeños propietarios desempiñaran un paper importante
La presencia de colonos era necesaria para valorizar la tierra, crear mercados .rr cl crrltivo de ciertos productos de exportación, especialmenté et
tabaco y el
regionales y suministrar mano de obra no sólo para las parcelas familiares sino , ¡rltr, lc clio credibilidad a.l retrato del pequeño
cultivador como productor
también para las grandes empresas comerciales. El hecho de que la legislación no ¡r.tcrrciirlmente activo de bienes agrícolas, t"nto p"r" la exportación
hubiera hecho esfuerzos para retener a los trabajadores residentes en los viejos .l rrt'rc¡rclo internos'. Tan sólo en costa Rica, donde.hs óndicionescomo para
del cieci-
latifundios de las tierras altas confirma lo que ya sugería la literatura histórica: ,r.rrr() cxportador eran similares a las de colombia, la legislación del siglo XIX
que en los mil ochocientos setenta y ochenta el poder político en Colombia l.rrcrt<i también la colonización por parte de los campesinos del país. En costa
residía en esos comerciantes, financistas, agricultores comerciales y especulado- Itrr':r, c.m<¡ en colombia, la concentración de la agricultura de exportación
en
res en tierras interesados en la expansión dinámica de la economía exportado- *r:rr¡cs de baldíos y la escasez de inmigración contribuyeron a laiormulación
raas.
'|1.
rr¡r política de baldíos favorable a los pequeños culiivadoressr.
Cuando se compara la política de baldíos de Colombia con la de otros países
latinoamericanos aparecen similitudes y diferencias instructivas. La utilización 'lrf V¿'anscWinstano Luis Orozco, Legislación y jurisprudencia sobre teryenos baldíos
2 vols.
de baldíos para complementar los ingresos del gobierno, mediante la emisión de rl\lr'¡Í¡r, llt95): carl F. Solberg, "A Discriminatory FrontierLand poricy: chile, lg70-r914", ráe
l,n(, tt tlt 2(r (octubre l9ó9), r r 5-33; y James Hamon y Stephen Niblo, piec¿rso
bonos territoriales, ofertas de tierra para las compañías de transporte, o la .,t',tn,.t t',t Móxiut (México, 1975) págs. 45_59.
rís de Ia revolución
simple venta, era práctica común en toda América Latina. Tales medidas ,l / VéanseTaylor,págs.
I24-73; Solberg,páes. l2i_2l:Rolliepoppino,Brazil:TheLandand
contribuyeron notablemente a la concentración de la tenencia de la tierra en /i'7y'r'(Ncw York, l9ó8), págs. lSzl-88; y Robert C. Eidt, Pioneer- Sertlement
in Northeastern
I t \(n t,,til (Matlison, I97 I
).
'll( Vi'arrsc warren Dean, "Latifundia and Land policy in Nineteenth cen turyBrazil",Hispnic
dedicadas a la agricultura, las concesiones se limitarían a 1.000 hectáreas. (Memoria de Industrios,
luilttttt¡ llivork'al Review5l (noüembre l97l),ó0ó-25; AngelCárcano,Evoluciónhistóricadelré-
¿.' lu ti.'rra pública, 18l0- l9ló, 3a. edición, (Buenos Airei, 1972);yDa,n,Ríoctaro,págs.14-21.
1931, vol. 3, págs. 387-88). "t 'r.'n
43. Ley 48 de 1882, artículo 7. Al establecer la proporción de una concesión que debla ser 'lrr Vi'anscl')lAgrirurror,febrerolgg3,págs,392-95;parsons,pág.g3;yJorgevilregas,Corom-
explotada, este estatuto fijó una escala decreciente que iba de un 40 por ciento para concesioncs dc l,ut t t,hmizutión de vcrtiente en el siglo XIX (Medellin, 19711.
menos de 200 hectáreas a un l0 por ciento para aquellas de 3.000 a 5.000 hectáreas. Las Leyes 56 de
tlt lrrr ¡¡cncral, cl tabaco en colombia se producia en pequeña escala. No obstante,
como
1905, ll0 de l9l2 y 85 de 1920, que reiteraron la cláusula de reversión, frjaron el requisito de uti- t' rtrll;ttl¡r tlc l¡t conccntración de la propiedad agraria en Ia zona iabacalera
en la década de 1g40, la
lización de la tierra entre 20 y 50 por ciento del área de la concesión para granjcros y entre 50 y 67 t ¡ l¡l <lc los cl¡ll ivadores <!e tabaco (cosecheros) perdieron su posición
¡¡¡ vr ¡r
como productores indepen-
lrr ¡tlcs. t onvirlióntlosc cn cambio en aparceros de
por ciento del total dcl área, para ganaderos. ' los grandes terratenientes, Véase Sierra, y René de
44. ANCB, vol. 40 f. 478. Véase también Alejandro L6pez, Problemas colombianos(París, 1927), lrr l'rrlr;r¡:r li¡rnán. "l,os coscchcrr¡s de Amoalema: un esbozo preliminar",
Anuorio Colombiano de
págs.42,50. lltttt,,t.t .\tniul t'ilc la ('ulturo 9 (1979),39_ó2.
45. Véase, por ejemplo, Bergquist, Coffee and Contlictt. 1l Sohrc la cx¡rcricncia coslarriccnse véanse Mitchell A. Seligson, '.Agrarian policies
in Depen-
'l' ilr lirxrcrics: ('osr¿¡ Ricr", Journar ol'Interamericon studies ind woriá Affairs 19 (mayo 1977)

40
4l
Consecuentemente, estos son los rasgos propios de Colombia: fronteras
altamente esparcidas; una economía exportadora que se desarrollaba en las
vertientes de las montañas y en las tierras bajas; y una política de tierras que
estimulaba tanto la inversión capitalista como la colonización campesina en las
regiones de baldíos. Sabemos que tras unos inicios titubeantes la economía
exportadora comenzó a prosperar. Sabemos también que a fines del siglo XIX y
comienzos del XX muchas áreas de frontera se conürtieron en centros de 2.
actividad económica y que fueron colonizadas y repartidas en propiedades LOS COTONIZADORES CAMPESINOS
privadas. Pero hay todavía preguntas importantes. ¿Cómo ocurrió tal cosa?
¿Qué grupos sociales respondieron al nuevo mercado y a los incentivos de la
legislación y de qué manera se relacionaron? ¿Y cuáles formas específicas de
tenencia de la tierra, de relaciones sociales y de actividad económica surgieron de
aquella interacción? Para responder a estas preguntas es necesario examinar el
proceso de expansión de la frontera tal como aparece en la Correspondencia de
Baldíos. l.as primeras cosechas de exportación en Colombia fueron producidas por
pr urrtlcs terratenientes en sus propiedades privadas. La economía tabacalera de
krr rnil ochocientos cincuenta y sesenta transcurrió en torno a Ambalema
I lolima), una antigua región ganadera donde habla escasos baldíos. Los prime-
ror c¡rl'ctos en Norte de Santander, en la provincia de Tequendama en Cundina-
rrrrc¡¡ y en el sudeste de Antioquia se plantaron en haciendas que databan de la
ó¡r.r'ir colonial. con el éxito de esos cultivos y la mejora de los transportes se
rrrreiír un proceso de expansión de la frontera
-de la
lr¡rkll<¡s a la economía nacional. El camino lo abrieron
incorporación de los
los campesinos, quienes
rrr ('oklmbia son conocidos por el nombre de colonosl.

t tt l(rnes .y migraciones

lil origen de los colonos colombianos es oscuro. Algunos habían vivido


rlrrr¡¡nlc muchos años en áreas de frontera. Desde la época colonial, los pobres
rl.l t':urrp<l tendían a construir sus ranchos y a plantar sus sembrados en territo-
r r.s n() ¡¡cotados cerca de haciendas o a distancia caminable de los pueblos. Con

ll ¡rirso dcl tiempo iban ampliando gradualmente sus posesiones y, si nadie


r r ¡nl r'ovcrtía sus de rechos, las legaban a sus hijos. Así, algunos colonos habían

201-32; Mitchell A. Seligson, Peasants of Costa Rica and the Development of Agrarian Capitalism
l lrr('olombiaellérminocolonoseaplicabaaunavaricdaddecampesinos.Arrendatarioscuyos
(Madison, 1980); C-arolyn Hall, El café y el desarrollo histórico-geogrdfico de Costa Rr'ca (San José, , ,rl | ¡r I o\ los rcquerían limpiar o abrir nuevas tierras cn las haciendas solían ser llamados colonos. La
,
1982); y Lowell Gudmundson, "La Costa Rica Cafetalera, en contexto comparado", Revista de
ttttrttttt tlcsigrtación se aplicaba también a los trabajado¡es de los scmbrados de caña de azúcar,
HistoriallJniversidad de Costa Rical l4 (ulio-diciembre 1986), I l-24. El terreno montañoso impedia rrrr'ro\ cn algunas partes del país, y colonizadores de baldíos. Ignorando la divcrsidad de usos
la mecanización las economías de escala- en la producción cafetera, tanto en
-y en consecuencia
Colombia como en Costa Rica; esto pudo también haber contribuido a la evolución paralela de las
,,'|rr¡tttttlcs, la iurispru<lcncia colombiana le dio un significado legal al término. Legalmentceran
políticas de baldios en ambos países. En Colombia, sin embargo, las reformas crucialcs de ltl70 y
,
"l"n',\ ¿r(lrrcll(ts, y vrlo aqucllos individuos que cultivaban la tierra o criaban ganado en tierras
lrnkll¡n r¡rt tlisponcr de un título escrito al territorio explotado. Este capítuto se refiere a estos colonos
ttl80 precedieron por varias décadas el florecimiento de la cconomia cal'ctera por partc tle pequcños ¡lr lr¡¡hllos.
propictarios cn la Cordillcra ('cntral.

42 43
rn,li¡4crrirs cn la primcra mitad del siglo XIX dio origen a poblaciones de colo¡¡r¡s
heredado su condición, y algunas familias, especialmente en áreas muy remotas,
continuaban ocupando esas tierras a lo largo de generaciones2. rrr,lt¡4r'rr:rs. l.as usurpaciones por parte de intrusos, la fragmentación dc krs
Los colonos eran de diverso origen racial. Algunos eran negros, otros r,',.¡r.rr;rrkrs y, por último, las leyes liberales de los mil ochocientos cincuenta,
indígenas, pero la mayoría eran de ancestro mezclado. En las costas del Caribe y rrr ¡rl)iu con l¿r tenencia comunal de la tierra y despojafon a muchos indios e n
'ln
del Pacífico, y €D el valle del río Cauca, donde en la época colonial había ll,'yir ii y ('undinamarca de sus posesiones tradicionales6. Algunos de estos se
predominado un sistema de trabajo basado en la esclavitud, la mayoría de los rrr ¡¡nrn¡tr()n cventualmente a los baldíos montaña abajo.
colonos descendían de esclavos africanos. Antes de la abolición, esclavos esca- I rr los primcros decenios del siglo XX empezó a crecer también el número de
pados buscaban refugio en selvas tropicales inaccesibles donde se congregaban ',1,r.s irrrlígenas en las cordilleras Central y Occidental. Seestablecieronhacien-
rlrr', ¡';¡¡¡¡¡1¡"t',¡s en los resguardos sobreüvientes, lo que obligó a algunos indios a
para formar palenques, o colonias agrícolas armadas. Estos poblamientos forti-
,1,'.,¡rl;rr:rrsc a baldíos montaña arriba o hacia el sur, a las selvas de Caquetá y de
ficados, donde los blancos penetraban a su propio riesgo, se hallaban en la
costa atlántica, en Chocó, Antioquia, Cauca, Valle, Cundinamarca y los llanos l'rrrrrrrr:ryo7. []sta situación dio origen a un vigoroso movimiento indígena de
orientales a fines del siglo XVIII y comienzos del XIX. Cada población incluía rr',¡',tt'rrci¡r tlcdicado a preservar los resguardos, movimiento que continúa hoy
r ¡¡ r'l ¡ rr t itlcntc de Colombia. Además de sus esfuerzos en defensa de los resguar-
centenares, cuando no miles, de antiguos esclavos3.
Otros negros manumitidos legalmente se retraían también de la sociedad ¡1,',, L¡\ ¡rlimeros dirigentes del movimiento, Manuel Quintín Lame y José
t r¡,r/¡rhr S¡inchez, también presentaron peticiones al gobierno nacional para
blanca. Los libertos de las cuadrillas mineras de Chocó se trasladaban a las
selvas tropicales a lo largo de la costa del Pacífico, donde se hicieron agricultores '¡il' lrrrrt(:gicra a los colonos indios en los baldíost.
de subsistencia, mientras que esclavos del valle del Cauca que lograban comprar 'ir crr r:icrtas áreas predominaban los colonos negros o indios, la mayoría
I r,ur rl.' ;urccstro mixto hispano-indio, reflejo de lacomposición primordialmen-
su libertad formaban pequeños poblados en las montañas abruptas que daban
sobre las haciendas que monopolizaban las tierras del valle. Con la abolición r, rrrr'\tr./a tlc la poblacióncolombiana. Muchoseranhijosdepequeñospropieta-
r r, ,,,, ;r r r crrtlatarios, aparceros o artesanos de las montañase. Se habían dirigido a
formal de la esclavitud en 1851, el traslado de negros y mulatos hacia tierras
baldías asumió proporciones mayores. Muchos ex-esclavos se resistían a los 1,,, lr;rklios bien porque las condiciones adversas en su tierra los obligaban a
intentos de sus antiguos dueños para persuadirlos a que permanecieran en las ,nrtir,u, bicn porque la vida del colono independiente parecía ofrecerles un
haciendas. En busca de independencia económica se iban a trabajar por su It¡ltrto tlt(:l()r.
cuenta en los baldíos cercanosa.
En otras regiones los colonos eran de pura sangre indígena. Diversas comu- t¡ lilt lht I't,, h titrru: historia de los resguardos del macizo central mlombiano,3a. ed. (Bogotá, 197ó),
nidades indígenas en el occidente de Colombia y en la costa atlántica carecían de ¡,rp', I'l t, 154.
títulos al territorio donde habían vivido desde los tiempos de la colonia, bien r, \'ri.rrc (ilenn Curry. "The Disappearance of the Resguardos indígenas of Cundinamarca,
porque el gobierno español nunca hubiera creado resguardos, bien porque los ¡,,1,'¡rrlrr;r. l8(X)-ltió3" (Tesis doctoral en la Universidad Vanderbilt, l98l). Una historia de la
I' sr ,l,rr rr'rrr r cl¡rci¡rnada con los resguardos en Colombia puede encontrane en OFf SEL, págs . l&59.
gobiernos provinciales hubieran decretado su disolución. Aunque formaron
comunidades estrechamente integradas y dotadas de sus propias autoridades ' I ¡¡erlc, lrulio en la lucha, págs. 89, 134 y 138; y Clara Inés Rodriguez Córdoba y Aydée
I .rrr, r¡rhl¡r Morcno ('oronado, "Desintegración del resguardo y consolidación de la propiedad
políticas, en su relación legal con la tierra los indios eran colonos que ocupaban
t,, ,, .,,l¡r , n N:rtagaima. siglo XIX" (Tesis de grado, Univcrsidad Nacional dc Colombia, Bogotá,
baldíos5. En las tierras altas del oriente, la disolución final de las comunidades l'rrll
r \ N( lt v 57 f. 44lt y v. ó5 f. 391 . Respecto a otros ejemplos de cultivadorcs indigcnas véase
2. ANcnvol.10f.32,v.28f.240,v.54f.587,v.ó4f.504yv.68f.533.VéasetambiénFalsBorda, \!¡, r\ ', l ls 155,.15óyv.57f.3l5.TambiénAC,"MemorialcsalaCámara,sesionesextraordina-
"Vecindario" y Mompox y Loba. ,r'r ,f, f t,',1 v l()25", vol. l3folio238:y BoleríndelaOticinaGeneral&lTrabajo5(enero-junio 1934),
3. Véase Fals Borda, Historia de la cuestión agraria, pétgs. 57-61: y Oquist, págs. 2628. l,l ll rrrovinricnlr¡indigenaenel suroestecolombiano,véaseDiegoCastrillónArboleda,E/
.,rlrrr
4. Veanse: EI Agricultor l4 (mayo 1898), 213-16; Robe¡t West, The PaciJic Lowlands of Colombia 'a'1, '
ttun,tt,t /arrr,(lhgotá. l97l); y Manuel Quintín Lame, Las luchas del ittdio que bajó de Ia
,,,,tt,ttt.t
'tl wlk ¡lr lu
(Baton Rouge, 1957), págs. 103-08; William F. Sharp, S/auery on the Spanish Frontier: The Colombian "riyilización' ' (Bogotá, 1973).
Chocó, 168G1810 (Norman, Oklahoma, 1976), págs. 153-70; Fals Bo¡da, Historia de la cuestión ', l)'lx'ler¡r¡tl¡rrsct¡rrcalgunasfamiliasdecolonosestabanencabezadaspormujeressolteraso
agraria, págs. ól-631 Mateo Mina, Esc/avitud y libertad en el valle del rlo Cauca (Bogotá, 1975), págs. r,,,l,r' l,¡'. rcnrtn rlc Villahcrmosa y del Líbano (Tolima) indican que tales mujercs recibieron
43-82; Michael Taussig, "The Evolution of Rural Wage Labor in the Cauca Valley of Colombia , t, r ¡ ¡ r r| | r,rr l.r nr' n tc cl 5 por cicnto de las concesiones de baldíos en aquellas poblaciones (vcr Capítulo
1700-1970", in Land and Labour in Latin America, ed. Kenneth Duncan y lan Rutledge (Cambridge, I :i.,r,¡ ll) l:rp¡opolr:iritrtlcmujerescabezasdefamiliaentrecolonosindependientesfueradelas
England, 1977), págs. 4ú-21; y José Escorcia, Sociedad y economía en el Valle ful Cauca, vol. 3: ¡, l,l.r, r,rrrr', .rrrtiot¡rrcñas cra probablemcnte similar. Las mujeres tomaban pafte activa en las
Desorrollo polltico, social y económico ],80G1,854 (Bogotá, l9tl3), págs.74-75. r, t ¡. r,l.r¡ l¡ r ,rt'.r ir ¡ ¡l¡rs: tlc hccho la rccolección de café y la clasificación del grano eran principalmente

5..tuanFriede, I-aexplotaciónind{genaenColombiabafuel gobk,rnodclasmisionts:clcasodelo.r '. ,, t'¡r, r, ,n{ '. llnrcrtirt¡ts crt cl sigkr X I X. Sobre la historia de las mujeres en la agricultura colombiana
Aruuutr dc la Sit'rra Nevada dc Santa Marto, 2a. ccl. ( Bogrlt á. l97l ), pág. 96; y .luan l;ricdc,Iil indio en ' , , [\l.r¡rrl.rlr.rr:r I crin tlc l.cll y otras, Mujcr ¡' <'apitalismo agrorio (Bogotá. 19801.

44
En la última parte del siglo XIX factores de atracción y repulsión se combina-
l'rlr ('srs r¿rz()ncs, la crnigracidln dc l<¡s pobres del campo haci¿t krs baldí<¡s sc
ron para dirigir la atención de las clases trabajadoras hacia la colonización de
,rr.lcrri rlt'sprrós tlc ltt50. l-os pocos colonos se multiplicart>n. P¿¡ra algunas
baldíos. Con el crecimiento de la economía exportadora, las regiones montaño-
l.rr¡rrlrrs. lir ocu¡ración de baldíos implicaba un desplazamie¡rkr dc sol<l al¡1unos
sas del oriente, densamente pobladas, experimentaron una relativa decadencia
l.rl,rr¡rctros nl¡is¿rll¿idesulugardeorigen.Otrosrecorríandistanciasmáslargas.
económica. Los artesanos en los pueblos y áreas rurales de Santander y Boyacá
,rp,rrr'nt('nlcr'rtc sabicndo ya dónde se encontraban tierras'.sin dueño aptas para la
habían perdido sus mercados a medida que importaciones poco costosas reem-
r I rl¡rltl/:l('l(ill.
plazaban a la industria local. En algunas áreas se producía una creciente
,,\l ¡lrrcccr', algunos iban atraídos por los señuelos de empresarios territoria-
concentración de la tenencia de la tierra, y las tierras agrícolas se convertían en
l, .. y r orrr¡r:rñías colonizadoras. En la Colombia del siglo XIX era habitual que cl
ganaderías que necesitaban menos mano de obra. [,os salarios reales de los
F, rl¡rcrno l)¿rtt,¡lra a los contratistas de carreteras con peajes y con concesi<lncs dc
arrendatarios y jornaleros en las grandes haciendas tendían a disminuir, mien-
lr,rlrlr¡r', crr ¡lroxintidad de las vías. Tan sólo con la aceleración de la actividad
tras que los hacendados imponían cargas laborales más pesadas. Entre tanto, en
,,,rr( r(r:rl ¡rrovcniente de un aumento en la población podían estos espcrar
esas zonas altas con su multitud de pequeñas propiedades, la continua subdivi-
,rl¡'rrrr;r rrtilitli¡d proveniente de inversiones. En la región antioqueña especial-
sión por medio de la herencia acentuaba el problema del minifundismo, hasta
que eran muchas las familias incapaces de mantenersero. Algo semejante aconte-
lr ntr'. ¡rcr o larnbién en otras partes de Colombia,los contratistas de camin<ls y
1,, , rrrrlrvrrlrros rlueños de bienes raíces en regiones aisladas trataban de estimul¡tr
ció en las tierras altas de Cauca y Antioquia. Un observador, un sacerdote que ,l rrrllrr¡o tlc colonos para que aumentara así el valor de sus propiedadc.¡l l'or
escribía en 1890, atribuía la emigración del centro de Antioquia, donde él vivía,
al monopolio de la tierra por los ricos, a contratos de arrendamiento expoliado- ' t{ rrpln, un()s comerciantes de Medellín que habían comprado 10.000 hectárcas
,1, lr.rhlir¡s cn cl centro de Caldas hacia 1900 poco después distribuyeron ho.jas
res, al agotamiento de los suelos y al enorme aumento del precio de los alimen-
,rr'lt.r\ ('n cl ¡rucblo de Támesis, en las que anunciaban que al sur había ticrri¡
tosl l.
,lr'.¡rrrrrhlt'¡r:rra la colonización. La acogida fue enorme: entre lll90 y l9l0
Tanto como las dificultades económicas, las tensiones políticas también \,rr',', lf f ilcs tlc colonos se dirigieron alazona y se creó el nuevo municipio tlc
forzaban a muchas gentes a desplazarse de las tierras altas hacia los baldíos. Las ll lr ;r / rr r I r. ( )t ro grupo de comerciantes que construyó una carretera u nicntlo ¡r
l.r
guerras civiles entre liberales y conservadores obligaron a muchos campesinos a ll,r¡'rrt:r t'oll krs llanos orientales hizo un esfuerzo concertado por poblar lirs
abandonar sus casas. Algunos lo hacían para escapar al reclutamiento, otros por tr' n,r', :rlrirvcs:rdas por la carretera. Las actividades de esa compañía cn cl
el temor a las represalias políticas o a la devastación causada por las guerras. lr¡¡rrr'r¡to tlc l¡¡ colonización dieron origen a los actuales municipiosdeC<¡l<lmhia
En el mismo período durante el cual las condiciones de vida se deterioraban tllrrrl.r) v llribc (Meta)'4. Debe señalarse que, con el fin de atraer colonos.
en las áreas pobladas durante la colonia, baldíos en las tierras medias y cálidas ,lr, l¡,r,, r orrrp:rñías describían como baldíos disponibles tierras ya tituladas. P()r
eran particularmente atrayentes. El crecimiento económico en esas regiones y la ,
',r'.rl,,ur('nl(:. cn las primeras etapas del desarrollo de la frontera, algunos
concomitante construcción de rutas de transporte aumentaban el atractivo de ,,,1,'rt,'r sc ¿lsclltaron sin saberlo en propiedades tituladas, a menudo con cl
los baldíos. Al cultivar baldíos en zonas donde las comunicaciones y la cercanía ,,,¡r'.r'rrtnlrit'rrto t¿icito de los propietariosr5.
de mercados daban campo a la actividad productiva, los antiguos arrendatarios, ,,\rrnt¡rrc tlr¡r¿¡nte fines del siglo XIX y comienzosdel XX no eran raros cn
artesanos y minifundistas podían aspirar a mejorar su situación económica. La t ' '1,,rnlrrir los planes de colonización dirigidos por particulares, aparte dc aqttc-
nueva legislación aprobada en los mil ochocientos setenta y ochenta, que 11,,.. ,,¡¡r¡:rrlos cn la región antioqueña fueron relativamente pocos los que rcsrrl-
prometía el apoyo y protección del Estado a pobladores de baldíos, fue posible- r,u,,n lnr( lu()s()s. No eran muchos los empresarios, extranjeros o colombianrls,
mente un estímulo para que algunos se resolvieran a adoptar la condición de ,¡rr, ,lr',¡rrrsrt'r':ur dc los recursos, pericia y determinación de llevarlos a cabcl. Así,
colonos. r,rl, . ¡rr tos n() rcpresentan sino una pequeña parte del movimiento de cokr-
'yt't
ilr,,.r( roil (luc sc protlujo.

I | \N( ll. !' 25 l. 2lil.


10. La historia social y económica de las tierras altas colombianas es un tema importante que se I I ,\N( lr, v 7l l. 27Ot y Wollgang Brucher, In <'olonizadón de la:selva pluvial cnel pietlumtnk'
ha investigado muy poco. Respecto a la recesión del siglo diez y nueve puede encontrarse alguna .t'.t,t ,,nt,,' ,lr ( tlt¡niliu. tr¿rtlr¡cci<in dc (icrda Wcstenclorp dc Núñcz (Bogotá, 1974). págs. 1l-.1,2,
información en McGreevey, págs. 132-46,164-73; Ospina Vásquez, págs. 509-13, 539.40; y Johnson. rrrr.,,t,rrr¡rl,rsrlc¡rroycctostlccolonizacioncsiniciadasprivadamenteseencuentranenlNllNv. ltl,
ll.ANCB, v. 13 fs. 219 y 287.
rilr r r .rf l'. 609y91(5. l¡rnrbióncn AN('uv.24l'.415,v.34f.302,v.441'.2t19,v.74fs. l7y 5ll,yA(',
12. Tirado Mejia, Intoducción, pág. 150. Para una mejor comprensión del impacto social de las
l'r.,,, ¡ t¡,.. ¡r;rr:r cl rc¡¡rrntkr tlch:rtc, l9l2 (Scnatlo)". vol. 2, firlio 442.
guerras civiles en la Colombia del siglo diez y nueve véase Alvaro Tirado Mejia, Aspectos socisles de
las guerras civiles en Colombia (Bogotá, 1976),y Bergquist, Coffee and C'onfiict.
l, \',,¡.,¡ llrtut¡tiuhllutit'ttdu, llJlJ.l,ancxos,plig.45:A(',"1)r()ycct()s, 192(r(('iinrara)",vr¡l.ll
l,,lr,' l'r, r A( . "l cycs;ruttigrafas tlc 1917", vol.4, lirlios 74-7ó.

46
47
Las guerras civiles ofrecieron a los campesinos otro medio para enterarse de I' lrrcg. sc desplazaban de la zona templada cafetera hacia la región frla y
la existencia de áreas de colonización. Si algunos se trasladaron a las fronteras r¡¡.nlaños¿r de Murillo, a unos kilómetros de distancia. En los baldfos quc
para protegerse de los combates, otros se familiarizaron con esas zonas mediante ,¡rrctluban allí, esta segunda oleadade migrantescomenzabaasembrarpequeñas
su participación activa en las interminables guerras del siglo XIX. Los combates r,r'il'r:h¡rs de papa, como lo habían hecho en Boyacá, antes de comenzar su
llevaban a los campesinos pobres, reclutados por el gobierno o por los rebeldes, ¡rcrc¡qrinación18. Así, el municipio del Líbano se formó a través de migraciones
lejos de sus comunidades natales, a regiones que muchos encontraban preferi- ',ur'csivas condicionadas por las expansiones y contracciones de la economía
bles a los lugares que habían dejado atrás. Y se quedaban allí, para labrargranjas r x lx r¡ tadora.
pequeñas después de la guerra. De este modo surgieron nuevos pueblos agríco- l,irs migraciones de colonos a finales del siglo XIX y comienzos del XX
las, de filiación política unipartidista, en Huila, Tolima, Valle y Bolívart6. El r,'llc¡;rn así los movimientos económicos, sociales e institucionales que tuvieron
último y más sangriento de los conflictos del siglo XIX, la Guerra de los Mil Días lrr¡iirr cn la vida colornbiana. En algunas áreas la colonización estaba condicio-
(1899-1902) también precipitó movimientos importantes de colonización en la rrirrl;r ¡ror factores de repulsión aborrecimiento a la esclavitud por parte de
región de Sumapaz en Cundinamarca, y cerca del puerto caribeño de Santa l,rs t'sclÍrv{)s, la pérdida de sus -el
tierras comunales por parte de los indígenas, la
Marta, donde acababa de hacer su aparición la United Fruit CompanytT. ,l'¡rrcsir'rn económica, la presión de la población, las querellas políticas. Así, la
El ejemplo de la United Fruit Company alude a otro incentivo para la Ir'1¡¡¡¡¡¡ sc convirtió en una especie de refugio donde familias ahuyentadas de
migración a los baldíos. Numerosos campesinos de las montañas se encamina- '.rr'. lrr¡¡arcs podían satisfacer sus necesidades básicas con cierto grado de inde-
ron primero a tierras templadas y cálidas buscando oportunidades de empleo en ¡'r'ttrlcttciit. En muchas de las migraciones iniciadas después de 1850 los factores
la agricultura de exportación, la mineria o la industria forestal. Algunos de ellos ,h' ¡rlurcción también desempeñaron un papel. Dichas migraciones adquirieron
penetraron a las densas selvas que cubrían buena parte de los baldíos para Irrr¡r.lrr con la expansión de la agricultura de exportación y la concomitante
recolectar chinchona y otros productos tropicales que podían venderse a los ¡ilil1)lr¿rci(in de la red de transportes. Los campesinos, por su parte, respondían al
exportadores. Otros eran atraídos por los salarios más elevados y condiciones de ilrr cr¡lrvo de tierras gratuitas y nuevos mercados que surgían en las regiones de
trabajo más satisfactorias en el cultivo del tabaco, las haciendas cafeteras o las rlr4t t( illlura exportadora.
plantaciones de banano. Cuando esas gentes se habían familiarizado con la
región y acumulado algunos ahorros, abandonaban las plantaciones y se hacían
productores independientes en baldíos vecinos. Así, produjo un efecto de difu- I t tt t, itlule.r económicas
sión a medida que nuevas tierras iban entrando en producción.
La colonización del Líbano, (Tolima), una región de frontera en la Cordi- l n rnuchas regiones, en el período de ocupación inicial de la tierra, cada
llera Central, es un buen ejemplo de este tipo de migración por etapas. El colapso , ,
'h
rn. lilnpiaba varias parcelas pequeñas a cierta distancia una de otrale. No se
de la bonanza tabacalera en Ambalema, hacia 1870, envió a muchos migrantes al lr¡¡rr clr¡citlado bien las razones de este comportamiento. En las tierras altas o
área previamente deshabitada del Líbano, unos setenta kilómetros al noroeste. rrr,lrr¡rs irlgunos cultivadores procuraban quizás reducir al mínimo los riesgos
Ayudados por un empresario cafetero liberal que tenía acceso a dinero produci- r¡rlrcrc|rtcs a la producción agrícola al mantener cultivos en más de una zona
do por el tabaco, esos migrantes, de origen antioqueño, fundaron un nuevo ,,,rl'¡[ica. [,a escasez de tierra en otras regiones puede haber obligado a los
municipio. El Libano pronto se convirtió en un centro importante de produc- ,,,1,)u()s ir adoptar prácticas similares. Un habitante de Lorica (Bolívar) en la
ción cafetera. En los primeros decenios del siglo XX, los productores de café se r ¡r.,t:r ¡rlliintica, se explicaba así:
habían acostumbrado a enviar agentes de reclutamiento a las tierras altas de
Boyacá, para contratar trabajadores migratorios. En cuanto llegaban, algunos "lkrs pequeños colonos] tienen forzosamente que limitar el desarrollo de
de estos cosecheros permanecían durante algunos años a título de arrendatarios, a... donde el voraz acaparamiento del rico les deja campos
srrs cncrgías

ló. Véanse ANCB v. l0 f. 94; Eduardo Santa, Arrieros y fundadores: aspectos de Ia colonización l ri I rtt ¡cv st'¡ con don Luis Eduardo Gómez, Líbano, 26 de se ptiembre de 1975. Véase tam-
antioqueña (Bogoui, 196l); Luis F. Bottía y Rodolfo Escobedo D., "La Violencia en el sur del l,tr'¡¡ l.rt¡res I ). I lcnderson, "Origins of the Violencia in Colombia" (Tesis doctoral en Texas Chris-
departamento de Córdoba" (Tesis de grado, Universidad de los Andes. 1979), p. 5l y Darío r'rr Irnrvcrsity, 19721, p. 2411.t
Betancourt, "Los pájaros en el Valle del Cauca: colonización, café y violencia" (Tesis de grado. 1,, rNnNv. 19fs. l0-lllyANCBv.i3f.272,v.3gf. 191,v.42f.304,v.43fs.34y379,v.6gf.
Universidad de Santo Tomás, 1984) p. 20. 'l1l r r /6 I 245. llstc csqlrema cle propiedades pequeñas y dispersas prevalece también en las
17. Véanse Roberto Velandia, Enc.r,clopedia histórica de Cundinamarto, vol.2 (Bogotá, 1979). l pf',f ft'1 nrutilttntlislas dcl altiplano boyacense. Véase Fernando LópezG.,Evolución de la tenencia
pítgs. 6tt0-tll; y Gabriel Fonncgra, Banancras: tcstimonio vivo dc una epoperc (Bogotá. 1980) p. ltl. 'L ltt tt.',,tt til u,t.t zono minifunili.rtu (llogotá, 1975), págs. 28,42.

4t4 49
I rr krs ¡irc¿¡s m¿is aisladas de la costa dcl Pacífico y del golfb de lJrab¿'¡ k¡s
intermedios para trabajar; de donde resulta lugar común, el que pequeños , ,,1,'nr ¡s vivi¡rn clc la recolección de productos fbrestales, especialmente caucho y
cultivadores .."n pot..dores a la vez de dos o más pequeñas porciones rrrf'u:r, rluc vcndían compañías exportadoras. Mientras los precios se mantuvie-
cultivadas, pero distanciadas unas de otras y que unidas no vendrían a rrlr ,rll()s, los colonos consagraban la mayor parte de sus energías a la recolec-
sumar las veinte hectáreas2o. , r,''rr y srikr scmbraban algunos cultivos de subsistencia. Cuando el mercado falló
l¡r nr;r vol parte consagraba todo su tiempo a la agricultura2a. Ingrediente esencial
Otro motivo puede haber sido la especulación. Al limpiar varios sectores ,l' l,r', ctlpits iniciales de colonización, esas diversas actividades suministraban
distintos, los colonos intentaban establecer derechos de propiedad a las tierras rn rrl,.rcs() adicional a las familias campesinas, incluso después de estar ya
intermedias, que podrían entonces ser vendidas a migrantes más tardíos2r. , ,.t.rlrlccitl¡rs cn la tierra.
y
La limpíeá se efectuaba con las técnicas de tumbar y quemar: con hachas I .s t¡rrc vivían en comarcas alejadas, por lo general los más pobres, practica-
durante un
machetes ie derribaban árboles y arbustos, los que se dejaban secar lr¡rr l;r rotación de tierras (,thifting cultivation\. Tras varias cosechas de maiz,
iññ y a los que después se les ponía fuego' La quema no-sólo ahorraba paso
Irtt¡rlt's v yuca en una parcela, se trasladaban a un lugar cerca parapreparar
traUa¡o ,ino q.,. iroducía un suelo rico en sustancias vegetales. El siguiente rur'\'()rr (:¡unpos, mientras la selva volvía a crecer en los espacios desmontados2s.
básico productivo que ril cabo de
era sembrar úna cosecha de maí2, un alimento '\ nrt'rlrrl¡r que aumentaba el valor de las cosechas comerciales y se intensificaba
de la familia y producir tarnbién un
unos meses podía proveer a la subsistencia lrr r por los baldíos, los colonos, en especial los que vivían en las
'nr¡rctcncia
excedente comercializable22. r.l'r,'n('s rn¿is centrales, tendían a permanecer en un solo sitio. Todos los años
El período inicial era dificil para la mayor parte de los colonos, ya que rililPlr;tl)iln sus parcelas por una o dos hectáreas, hasta convertirlas en pequeñas
,.qu"rü inversiones en herramienlas, semillas y alimentos antes de que la tierra Irrrr ;rs t'rrlrc diez y veinte hectáreas.
a producir. Los colonos recurrían a diversos expedientes para atender I l¡r:r vcz
arraigados en un sitio, los colonos e mpezaban a sembrar una mayor
a esos gastos . Cazabany pescaban para alimentar a sus familias. otros vendían
"rnparuru
r ,r r r,',1;rtlrle productos, incluyendo alimentos básicos para consumo local y una
leña y Jarbón vege tal en lós pueblos, o a los barcos fluviales. Otros buscaban
oro
',, r r,' rlt' c<lsechas comerciales. Maí2, fríjoles, yuca, papas, plátanos, arracacha y
en lós ríos. En Caldas, lleno de tumbas precolombinas, algunos colonos se
joyas y Irrrt,rs liguraban entre los productos básicos de la agricultura colonizadora, de
convirtieron en guaqueros y saqueaban los entierros en busca de las
,r, r('r(l() con el clima de la región. Producían también cantidades significativas
que vivían
artefactos de oro que le dan-famá a los aborígenes colombianos. Los rlr r;rñir tlc azúcar, trigo, arroz, algodón, tabaco, cacao y café, todos los cuales
cerca de pueblos grandes se contrataban a veces como
jornaleros en las hacien-
t,' '/.¡l)¡ur clc un mercado amplio. Aunque muchos tenían además cerdos, gallinas
das cercanas. Muchos tenían que recurrir también a los prestamistas locales23'
r un,r () dos vacas, no dedicaban sus tierras a la ganadería extensiva. Sólo en la
' r',1¡¡ ¡¡¡l¿i¡¡isa poseían a veces los colonos pequeños hatos donde el ganado se
rrlrrrrcrrl¡rba en los pastos naturales típicos de esa parte del país26.
20. ANCB v. 43 f . 379.
21. rNBNv. l0 fs. l0-l l; y ANCB v.l2f. 193, v. 38 f. l8l, v. 42f.304, yv.76f .245.Véasetambién
Memoria de Induslrias, 1930, anexos, p. ll7.
22. Véanse Antonio García, Geografía económica de Colombia: Caldas
(Bogotá, 1937), págs. '.1 Vi'rrnscANCBv.44f.29yv.58f.374;AC,"Leyesautógrafasde19l3(Senado)",vol.3folio
págs. 79-109; Raymond E. Crist ,, The Cauca Valley: Land Tenure and Land Use li1 llrr'r!,"licontrmicDevelopment",p.2T;Colombia,Antioquia, Informedel SecretariodeCobier-
238-40; Parsons,
(Baltimore, 1952), p. 70; y Smith, p. 199. ü', ,tl t,t'h.'rrtu.lor del Deportamenlo (Medellín, 1932), p. 57; y Colombia, Antioquia, Informe del
23. La Corresjondencia de Baldíos casi no menciona el asunto del endeudamiento
de los ',., tt tt,,t.t ¿( lladendo al Gobernador del Departamento(Med.ellín, 1934), anexos, p. | 14. De aquí en
las selvas sureñas de colombia
'r,1, Lrltc l,rs inlirrmes anuales del secretario de gobierno de un departamento al gobernador del
colonos. Algunos istudios sobre colonizaciones contemporáneas en
para
indican, sin-embargo, qué relaciones de endeudamiento fueron un mecanismo importante r¡rr rrr,'rcr:incitadoscom<¡ InformedelSecretariodeGobierno, precedidosdelnombredeldeparta-
a los colonoJde sus tierras. La tierra pasa a las manos del almacenero, abacero o tendero que rl. v st'¡¡rtitkrs tlc la fecha. Los informes anuales de los secretarios de hacienda serán igualmente
friuu. 'r,
abastece al colono de elementos de primera necesidad, se convierte así en
un gran teratenlente' y ¡ rr.r,f¡,.. ( (ffff() Inlitrtne dcl Secrelario de HOcienda
colonización
outig" u los colonos a irse a otra p"rt.. vé"r" camilo Domínguez ossa, "El proceso de "' S¡rlv¡rtlor ('amacho Roldán, Artículos escogidos (Bogotá, sin fecha), p. 25; y Parsons, pág.
y cl de los recursos naturales", Revista Colombiana de
en ü Amazonia su incidencia en uso lll',
Ayerbe, "Aspectos generales de los territorios 'r, l st:r cl¡¡sc dc inlirrmación aparece revelada en una encuesta sobre la extensión y utilización
Anrropología lS (iSZSl, 293-304; Alejandro Acosta
nacionalei: perspectivas y requisitos para absorber un volumen grande de población",
Enfoques I '1,'nrnio ptiblico al nivcl municipal iniciada por el Ministerio de Agricultura de Colombia en
'1,
4¿-SO; Jorge Vallejo Murillo, "Los colonos del Putumayo", Enfoques f.,tr' f ¡f\rcsr¡ltadossccncuentranenANCB,volúmenes32,39,40,43,44,46,47,48,y67.Aunque
Colombianoi Z, itSZSl, V
Colombianos 5 (1975), 59-78. Álguna información sobre el endeudamiento
de los colonos, visto ,rl' rr'..urlr', cslc rlalcrial cs incomplcto y de dudosa precisión ya que como los funcionarios locales
históricamente, puede encontrarsi en ANCB v.75f.295,y v.77 f.210; Colombia,
Bolivar,Informe ,¡,lrrrrllrr ritt ;ttrb:tgcs, i¡ rrrcnudo n<l sabian cuáles terrenos eran o no baldíos, dentro de sus
di Gobierno al Gobernador del Deparramento (Cartagena, 1932), p' 4 y J. A. Osorio
del Secretorio trrr,rllr(l0llCS
Lizaraz.o. I.a cosecha (Manizales. 1935).

5l
50
rr¡,r r r.rl crr l¡¡ costa atlírntica dondc las condiciones ecológicas daban origcn:r
Como la mayoría de los campesinos latinoamericanos, los colonos en Co-
lombia sembraban los cultivoscntremezclados. En lugar de tener campos distin- ¡rrrr lrlr,', cstlcchatnc¡'ttc integrados en tierras comunales. En las tierras bajas tlc
lrrr r r ¡'.t¡rs, cl r itnro dc la vida campesina giraba en torno a la sucesión de lluvias y
tos para cada producto, sembraban conjuntamente tubérculos, vegetales y
*,¡r¡¡r,, ('r¡¡urtlo las aguas de los ríos y pantanos retrocedían en la sequía, los
árboles productivos. Había a veces hasta setenta variedades de plantas en
r, r', sc tlcs¡rluzaban a las fértiles orillas donde sembraban cosechas y criaban
predios qu. no pasaban de las dos hectáreas' Lo que parecíauna masa abarrota- ',1,,r
ia Oe neg"tucién era en realidad un sistema agrícola altamente productivo y É,lr¡r h r ( i rn cl rcllrcs() de las lluvias y de las inundacione s, llevaban el ganado a
trr rr,r', rrr:is lrlt:rs y cazaban y pescaban en las aguas desbordadas. La utilización
eficienteJapaz de alimentar a la familia del colono y satisfacer sus necesidades
,ilrrrr;r rlt'l rrrctli<l ambiente fluvial requería un concepto flexible de la tenencia
básicas. De esas parcelas extraían también materiales de construcción para los
ranchos de bamúú y adobe con tejo de paja donde vivían, así como leña
y rlr l¡r trt'n¡r. l)¡rrcclas individuales acotadas no tenían sentido en este terreno
lrrrl'l,rlrlr', V ¡rsi las aldeas campesinas continuaban a considerar las riberas
calabazas para cocinar y plantas médicinales para curas domésticas27.
,tunqui limitados u.i"t a la agricultura de subsistencia durante los prime- l.rrrrl,rilr '\:ts v lits colinas cubiertas de arbustos como tierras comunales
-territo-
rr,, r¡r, ¡r,rrlitr scr utilizado por todos los pobladores hasta bien entrado el siglo
ros años, la mayoría "de los colonos no se contentaban con eso. Trataban en
cambio de mejoiar su situación económica por medio de producción para los
\\ \rlr,,. tlcspués de que se hubieran legalmente suprimido en Colombia los
mercados comirciales. Al elegir sus asentamientos, los colonos en toda Colom- 'I'1". ilililri('i¡r:rlcs. se mantenían esas tierras comunales, llamadas también
r il,l,,', "'
bia mostraban una decidida inclinación por lugares con acceso a los mercados.
y de ',r ¡'l rnctlio costeño era propicio a una vigorosa tendencia comunal, en la
Muchos se congregaban a lo largo de las vías fluviales -a orillas de arroyos
productos podían llevarse rrt,r',n,rr(lin¡r los colonos recurrían también a la ayuda mutua, en especial
ríos y en tas f¿ñilei islas fluviales- desde donde sus
rlr¡r,rrrrr lrrs ¡rrinrcras etapas de la colonizaciín. Por lo general abrían áreas
.n al pueblo. Se asentaban también a lo largo de carreteras y-ferrocarriles
mr, \.r', t'rr ¡¡rirntlcs grupos familiares o "en compañía": en estas últimas unos
en áreas donde la tierra no estaba ya monopolizada por especuladores2s. En
"áno"
, il,ilr1,, ' ;rrrrigos prometían labrar juntos la tierra y repartirse el producto duran-
regiones como la Cordillera Central y el valle del Cauca, donde podían sembrar-
rr ,rl¡,rrrros ¡rilos. Irl pesado trabajo inicial de limpiar y sembrar tierras vírgenes
se cosechas comerciales lucrativas como café o cacao' los pequeños colonos
lrr,,lr¡r t ¡rhrt ¿¡ lotlo el vecindario mediante intercambios laborales denominados
cultivaban gran parte de la producción. En áreas menos ventajosamente locali-
zadas los colonos se esforzaban por aumentar sus ingresos estableciendo contac- "'n\rt,"," l'cro. cn contraste con la costa, los colonos de la región andina
tos con los mercados. Grupos áe colonos en regiones especialmente aisladas ¡r ' I' r r;r r krs ¡lrrcclas individuales y fue en el interior que el aspecto individualis-
r

t¡r r r ¡rrrrpt'titivo de la actividad colonizadora se manifestó más nítidamente.


construían a menudo trochas hacia el río o pueblo más próximo. En ocasiones
| .,¡rr't r;rlisl:rs en la frontera brasilera han identificado dos tipos distintos de
enviaban apasionadas peticiones al gobierno central, solicitando la construcción
, , rl,,rf ,'¡ t'l ¡rcr¡ucño especulador (grilheiro) que limpiaba la tierra para vender-
de vías de ienetración que les permitieran cambiar la economía de subsistencia
hacia la de mercado2e.
l,r r , I r ultiv¿rtlor c¡ue venía después32. No es posible hacer esa distinción en
tlonrlc rnr¡chos cultivadores de baldíos trataban también de especular
t'sc¿rl¿r. A veces los primeros colonos que penetraban en una región
sc itpocleraban de grandes áreas de territorio virgen alrededor de
Relaciones sociales enlre colonos
,u. ,,rup()s. I'rataban de impedir que otros se establecieran allí, o de cobrarles
Las circunstancias económicas de la vida de los colonos influían profunda- l¡'rr r'l rlt'rt'cho a colonizarrr. Según la ley colombiana, los baldíos no podían
|,| ;I r st' rri vcndersc. pero sí se podían negociar las mejoras efectuadas
mente sobre sus relaciones sociales. Evidencias de cooperación son notables en '''r ||
-lim-
ueño propietario actual se parece mucho a la de hace
rrr |i.f'r'f¡rlsllrrda,MompoxyLoba;yANCBv.26n.7ls,v.33fs.507-15,v.47f.317yv.49fs.
de ' l l \olrrt' los ¡novinrierrtos
ael Taussig, "Peasant Economicsandthe Development of
'lr ' de colonos en la costa caribe se puede encontrar información tam-
mo r,rr rr ¡ ¡r ( rrl¡r¡rrlrr l;uls Bortla, Ilittorio doble de la Costa,vol,2: El Presidente Nieto(Bogotá, l98l);
ù Colombia"' I-arin Ameican Perspectives 5 (Yerano' 1978)'
har t Family Farm Mode of Production: El Palmar' Colombia r'.¡! I I 14l
(Tesis doctoral en la Uni- Vr';rrrsr' ( i:rrcí¿r , ('ulluT, pitgs.238-40; y Joel Darío Sánchez Reyes, "Colonizaciónquindiana;
lg90-1978, A Study of Economic Development and Agrarian Structure" , , r, rlil it o- itlcolrigico crt l¿r conformación del campesinado cafetero, 1 840- 1920" (Tesis de
'-
versidad de California en Berkeley, l98l). ¡

tn.r l,rr r¡lt¡ttl tlc ('icncia ['olítica, Universidad de los Andes, 1982), págs. 79-88.
iS. Añcsu.6f.99,v.13fs.2t9y287,v.14fs.356,365y36'1,v.49f.202,v.50fs.258,411,424y I
72f. 140, v. 75 f. 371, y v. I l,owcnrckcr, ¡liigs. ll0, l4l.
Vr',r.,('
507, v. 54 fs. 203 y 553-1, v. 57 f. 146,v.58 f. 603, v.70 f.76, v. 7 I f. 35ó, v.
II Vr:,rr(' f'. .173,v.271'.24.v.24f.359,v.33 f.272.,v.38f. 181,v.39 f.232yv.43f.
AN('ttv.22
77 Í. 33.
I Lurrlrt'n Alrtttoriu dc Indurtrius, 1934, piigs. 379-tll.
29. Véanse ANCB v. 15 f. 375, v' 20 f.21, v.22 f. 349 y v' 77 f' 385'

53
52
pieza, siembras, cercas Y cons lrrr lco <lc cokrnos sc había asentado en una región particularmente fértil, <¡tros
mejoras entre colonos, Y en rr rlr¡ur irrstala¡rdo en las cercanías. Formaban pequeños grupos de familias con
negociaciones Para sustentar lrr/r,,, (lc sangre, matrimonio o compadrazgo. En las regiones más aisladas hasta
frecuente que un colono que ve rlrr r rr vcir¡tc f'amilias se congregaban en un solo sitio.
hectáreas incluyera en la escritura entr I ;r tc¡rrlcncia de las familias colonizadoras a establecerse a lo largo de las
u."in", inexplotadas. Si un recién llegado trataba de asentarse allí, el nuevo rrt,r,. (lc transporte dio origen a ese patrón especial de asentamiento que los
"propietario" quejaba a las autori
se
propiedad el documento de cesión'
',r rol(,!l()s rurales llaman aldea lineal. Frecuentes en las regiones fronterizas de
I r' lon lri¡r, tan to en las costas como en el interior, estos asentamientos consistían
¡

esos títulos de facto, los primeros c I run;r sr¡ccsión de parcelas a lo largo de un río o de un camino, las cuales se
dentro de la sociedad local3a. En otras p ¡'r,'1,'rr¡1;rbiln cn franjas alargadas y angostas hasta los bordes de la selva.
,"n complacientes y donde los nuevos colonos se negaban a reconocerles l)'rn(lc una extensión de baldíos suministraba oportunidades adecuadas de
"i"n
sus títulos, el resultado Lt" un" situación de hostilidad
crónica'
rr, rr;r(lc() y la población crecía con rapidez, los colonos solían agruparse en
rar su situación econo-
,r,. rrr¡clcadas llamadas cas€ríos. En la costa, los colonizadores vivían por lo
s conflictos entre los 'rl,h
p, r. r,r I cn caseríos de este tipo, de los que salían todos los días para trabajar en
r
rme redactado en 1919
I',', (,¡url)()s. [:n el área andina del interior, eran más comunes los modelos de
roccidente de Colombia se refería a ¡r,,r.rrt;r¡rriclrto disperso: cada familia construía su propio rancho en su parcela a
tras zonas de colonización: ,r,¡t;¡ tlist¿rncia de sus vecinos; los caseríos surgían entonces como centros
con r,lrtir{):i()s t¡ de mercado. Muchos asumieron después funciones administrati-
"Ocurre con frecuencia la llegada de colonos que se consideran I rl .
lr'
ni ocupada ni ha-sido adjudicada
derecho p"r" O.itiúui montaña'que está
I I ¡rrirncr paso para la fundación de un caserío era la construcción de la
que un
a nadie, y quieren llevar su desmonte hasta el propio límite en r rr ¡rrll;r, r¡na tarea cole ctiva. Venían luego la plaza del mercado, el cemente rio y la
p ltivos. Co ,,irrr'l l)osteriormente quizás se edificaban una escuela y una oficina para el
p sin el alici rr.tx ( t()r dc policía asignado allí por las autoridades departamentales. Al
P el caso' la rr'.nrr ticmpo entraban en escena tenderos y art€sanos, ansiosos de proveer
h allíse susc rr' r',lr( ills como machetes, telas, sal y fósforos, cuya producción no estaba al
narse el conflicto muchas veces en favo ('
ya porque 'rl, .rr( tlc los colonos. Poco a poco esos asentamientos de frontera se fueron
obligada que el primer ocupante .hace de sus cultivos o
este
,rrrrq¡¡li1'¡¡{e en pequeños pueblos complejos y vigorosos, como los de las
pague al último los desmontes"'"35' r,l,r,,n('\ nrírs antiguas3T. Con la continua inmigración, algunos caseríos eran
r, ' ',n,( irkrs oficialmente como corregimientos. Eventualmente, los más impor-
tierra dio lugar a
Así, en sectores de rápido desarrollo la competencia porla r,rrrr¡", lrrcron elevados a municipios. Muchos municipios nuevos se formaron
incipiente diferenciación
muchos pleitos. Estas teniiones eran sintomáticás de la ,r¡l,,lrvrtlicrrdo los antiguos en las zonas de frontera a fines del siglo XIX y
socioeconómicaentreloscolonos.Señalabantambiénunavetafuertemente ,nr{ n¡/os tlcl XX38.
Hasta un grado '
individualista y comp"titiva dentro de la sociedad colonizadora' \ l¡lrrnus colonizaciones espontáneas adquirieron un tamaño considerable.
imposiblededeterminar'esosroces.endémicospr<ibablementeredujeronla l¡¡ lt)ll, cl caserío de Guayaconero, localizado en baldíos a treinta y cinco
capacidad de los colonos Para org ! rl,,¡rrt't ros tlcl municipio de Cunday (Tolima), tenía 500 casas y 3.000 habitan-
posteriores, sus reclamos de propie
Pese a estas tensiones, los co
establecerse lo más cerca posible de otr rr, \'( ;r\c Sntith, págs. 257-86 para una descripción de los modelos de asentamientos rurales en
t,,l,,iltlrt.l
r' l'.r:r rrlonnación sobre los caseríos de frontera y su formación, véase Demetrio Daniel
,'Resolución del Ministerio de Hacienda de 23 de noviembre de 1894" en colombia'
34. Véanse 8l: Memoria de
ll,rr¡r,trrr'u. lluutgro.líatomplctadelazonabananera(SanlaMarta, 1939);UrbanoCampo,Urbani-
Congreso Nacional' t vri'v ¿i,pot¡/j¡on-e1 de ty\\no1^baldíos (Bogotár' 9in f99!a]a¡' ',1,t,,tt t tk,lrn(iaanel Vallc (Bogotá, 1980)págs. l7-55; yCarlosOrtiz,"Fundadoresynegociantes
Agricultura,t922,p.7;yoÑól'".2cf.384,v.33fs.48y246,v.3¿r.:oo,v.¿1f.273,v,46Í.166'v'47 ." L,,,'l¡rn/¡¡cirin del Quindío",l.edura.s de Economía l3 (enero-abril 1984), ll7-20.
5s f. 3ó4, v. 68 f. 3ó, v. 70 f. 75, v' 75 fs' !9 v 795' v
v' 76 f' ll3' tti l;rlcs nrrrrricipios irrcluycn San l]crnardo y Cabrera (Cundinamarca), Tierralta y Montelí-
' -JJ.u.¡Ncs
r.ioz,
v.44f .283' Véase también ANCB v' 4l f' l9l' l, rr', t( ¡r¡¡loh¿¡) y ('i¡nitarra (Sant¡nrlcr). Véase ANCB v. ó4 f. 508 y v. 77 f. 385.

54 55
,',1,t r,tzrill los historiatlt¡rcs hart pasado allo la importancia de los colonos
¡ror
tes, en su mayoría colonos. Al mismompo el corregimiento costeño de San
tie ,,,rr,, iln srrbgrupo clistinto dcl canrpcsinacl<l colombiano. En realictad, los
Juan en Turbo (Antioquia) decía tener 2.000 moradores, casi todos colonos t r rl,,rrt,', t'rt los b¿tltlíos dil'erían significativarnente de sus homólogos
en las tierras
procedentes de Bolívar3e. Diseminados por las regiones de frontera de Colombia 'rlr.r. ¡r,'r cl hcch. tlc carecer de título legal a la tierra que trabajaban.
había centenares de asentamientos semejantes. hl,r r'\ s()r'l'rrcntlc¡rtc que en la primera mitad del siglo XIX hubieran sido
El movimiento de colonizaciín de fines del siglo XIX y comienzos del XX |rrr rr', l'r t'.krl<¡s quc consiguieron títulos. Los bonos territoriales se podían
abrió a la producción muchas regiones incultas. Fue importante su aporte a la r r'rrIr¡rr rilricluilcntc cn las ciudades importantes a las que
rara vez, o nunca,
economía rural colombiana. Los colonos de las fronteras no se limitaban a rl'.r, 1,", t;urrPcsirlr¡s. Además, eran escasos ros colonos con el dinero y los
alimentarse sino que alimentaban al país. Junto con otros campesinos |,il", rrr¡r('rrlos rct¡ttcridos para servirse de los bonos para adquirir tierra. Así los
ños propietarios de tierras altas, arrendatarios y aparceros- los colonos-peque-
de ,,,1,,il,,".;rl):iltc rlc aquellos en las poblaciones antioqueñas, carecían de la
frontera producían casi todos los alimentos consumidos en los mercados locales f "' lllllr(lr(ltlc tittrlar sus tierras. Despuésde l8T4estageneralizacióndejade ser
y regionales. Los observadores de la época se daban bien cuenta del papel r'rlr,l,r ( ,,nro villl<¡s, las reformas a la política de tierras en los milochocientos
económico desempeñado por los colonos. "La generalidad de los productos de ',, rr rr.r V .( lrcnt¿r aparentemente ofrecían a todos los colonos la oportunidad
de
primera necesidad son cosechados en tierras baldías por la clase menesterosa del ,r,il., l'ilil litiltuttanlcnte sus parcelas. Teniendoen cuentaesasleyes,esdescon-
pais", escribía un congresista en I85940. El medio siglo posterior aportó pocos ,, r r,rrr. r¡ut' lir rnayor parte de los colonos colombianos jamás hubieran logrado
cambios. "La agricultura, por regla general, ...está limitada a la pequeña indus- , r,rlrlr r r.r titrrlos de propiedad en áreas de frontera.
tria", señalaba otro en 1917. "Se ejerce por las clases pobres, por los moradores l', ,r lr r;r \rJ)()ncrse que la culpa era de los propios colonos, ya que simplemen-
de nuestras cordilleras"ar. Esta productividad respondía a necesidades a las que lr rr, rl¡"¡¡¡¡¡¡iatl dc l<¡sconocimientos indispensablesparasolicitarlasconcesio-
no atendían las grandes haciendas, propiedad de las clases altas; en Colombia, r, ,r ,¡rr,' tcrriilr'r dcrecho. Sin embargo, esta suposición carece de fundamento.
como en otras partes de América Latina, estas solían especializarse en la \ rn,lr, l;r rrr:rvor parte de los colonos no sabían leer ni escribir, mostraban
una
ganadería o en siembras para la exportación. Al suministrar alimentos para el l,' r', l, r,,il s,rrprcnclente del impacto de la legislación sobre sus propias vidas.
consumo interno, las familias de colonos desempeñabán así una función econó- f l,, lr¡r lrr r¡¡rr.rancia de los colonos
sino la de los legisladores la que fue
mica vital dentro de la sociedad colombiana, e igualmente producían cantidades r' l"'il",r1)l('tlcr¡ucesasleyesresultaraninoperantes. Intencionalmenteono,los
significativas de café, cacao y otras cosechas de exportación42. Ir,'rrl,rr', t¡rrt' tlictaban la política de tierras en los mil ochocientos setenta y
,,, lr, r r r.r r r ¡( )\l r ir r()rr. l'rente a las condiciones materiales de vida de loscolonos, una

Relación jurídico de lo.s colonos con la tierra


ll,'lr¡¡r¡l,r rrrscnsibilidad la cual, en última instancia, hizo virtualmente imposi-
Irl' l.r r¡tul:rcirin tlc sus tierras por parte de los últimos.
Para el observador ocasional, los colonos en regiones de frontera podrían \rrrrr¡rrt' lir lcy ofrecia concesiones gratuitas a los cultivadores, existían
parecer similares a los pequeños propietarios de otras partes del país. Quizás por
,rr' lr'', r r)\r()s ocultr¡s. Los más gravosos eran los honorarios del agrimensor.
I 'r l, r r ',rr¡rul:rbir t¡rrc todo solicitante de una concesión de baldíos debía contra-
r'r r, ,rtilnncns()r para la medición y levantamiento del territorio. para los
39. Tolima, I4formedelSccretariodeGobierno, I933,p.31;yAntioquia, Informedel Secretario ,,ilill,',ilr,,s ¡rohlcs csto resultaba prohibitivo: en una parcela de menos de
de Gobierno, 1930, p.264.
| ilr, il, iltjr lrt'cl¿ircas, cl costo del levantamiento excedía por lo generalelvalorde
40. Ac, "Proyectos pendientes de 1859 (Cámara)", vol. 3 folio ló.
41. Ac, "Leyes autógrafas de 1917", vol. ó folio 153. Véase también ANcB v. 43 f. 172. l,r rr, r.r r'r¡ t'l nlcrcad.ar. Y había que hacer muchos otros gastos a un
42. Este dualismo funcional marcado por la existencia de un sector orientado comercialmente. lr, ,¡"rr l. ¡r:r r;r rctl:rctar el memorial, y los costos de papel se llado, -pagar
'r stampillas de e
donde la tierra está altamente concentrada, y el llamado sector de subsistencia de productores ,,,r,,, \ r'l rcgistro cle la propiedad. El colono tenía que pagar también los
familiares que suministra alimentos para el mercado interno, ha caracterizado históricamente a la r,rrr,,,', rlt' krs tcstigos
agricultura en la mayoría de los países latinoamericanos. Entre lo\estudios sobre los orígenes y
! y autoridades locales que viajaban desde el centro
significación de esta estructura de producción se encuentran Gervasio Castro de Rezende, "Planta-
il, l',r l l r;rst r¡ srr parcela. Para el colono pobre, cuyas tierras estaban a veinte o
il il il r

, rr r¡r ¡rl.r krlrirnclros tlcl pueblo por un sendero


tion Systems, Land Tenure and Labor Supply; An Historical Analysis of the Brazilian Case With a de mulas, estos costos eran
Contemporary Study of the Cacao Regions of Bahia, Brazil" (Tesis doctoral en la Univ. de llr ' 'Ir rt l,rlllt'ltlCttlC ClCVad<fSaa.
Wisconsin, 1976); José F. G raziano da Silva y otros, Esturura agniria e produgdo de subsistdncia na
agriculturo brasileira (Sáo Paulo. 1977); Alain de Janvry y Carlos Garramón, "The Dynamics of'
Rural Poverty in Latin America". .lournal of Peasant Studies,4 (abril 1977),20ó-ló; Bernardo Sorj. tr \Nrn,! 41.7lvv 261.713.
"Estrutura agrária e dinámica política no Brasil actual" (London, 1977, mimeografiado); y Ger- II \ ¡,r'.¡ A( , "lcvcs :rrrrrigrariis de r9r7", vor. 6 folios r4g-149; Antioquia, Informe det
vasio Castro de Rezende, "Estrutura agrária, produgáo e emprégo no nordeste: uma visáo geral", ', tr t,tu.' ,h. lltrirnlu, 1915, p 10; v AN(.I] v. 4-1 f. 251 v v.74f . 366.
Rio de Janeiro. 1978 (minreografiado).

57
56
Otro elemento desalentador era la perspectiva de demoras interminables en ¡¡ctiv<¡s en la producción tanto la motivación como los medios para pagar los
el procesamiento de las solicitudes. Tales demoras procedían tanto de la incom- c()stos de los agrimensores. En todo el resto del país sólo 628 familias fronterizas
petencia de los abogados rurales,los que presentaban a veces solicitudes incom- krgraron conseguir títulos a sus tierras convirtiéndose así en propietarios't. Lo
pletas, como de la centralización del mecanismo de adjudicación que, en una eual es sólo una fracción de los muchos miles de colonos que labraban baldíos a
época de ineficacia y comunicaciones precarias, requerla el envío de múltiples lines del siglo XIX y comienzos del XX.
despachos entre los ministerios y las oficinas departamentales y localesa5. Otra Durante el período de crecimiento de las exportaciones, el campo colombia-
carga era la importancia de la propina para agilizar la maquinaria burocrática. n() era un campo en movimiento. A medida que aumentaba la atracción de las
Un abogado de Tolima se lamentaba así: I ronteras, indígenas, ex-esclavos, arrendatarios, artesanos y pequeños propieta-
lios emigraron de regiones que habían sido pobladas por mucho tiempo hacia
¿'La propia experiencia ha venido a enseñarme que para conseguir la ticrras de dominio público. La colonización espontánea de los baldíos contribu-
adjudicación de un baldío, se necesitan pequeño que éste sea- yri significativamente al desplazamiento económico y demográfico de la cordi.
-por
grandes influencias en esos ministerios que cuestan mucho, a tiempo que llcra Oriental hacia el occidente y, en menor medida, hacia la costa atlántica,que
un colono apenas puede a costa de grandes sacrificios pagar 50 ó 60 pesos tuvo lugar entre 1850 y 1930.
por gastos de levantamientos de pruebas y mensura, pero de ninguna El comportamiento económico de los colonos no corresponde en nada a la
manera ese otro gasto mucho más costoso"46. irnagen del campesino inerte, atado a la tradición, que prevalece en la literatura
sobre América Latinaae. Su afán por mejorar su situación económica se destaca
En la práctica, la promesa de concesiones gratuitas a los cultivadores fue una t'laramente en sus modelos de poblamiento y actividades económicas. Aunque
gran ilusión. cn los años iniciales muchas familias estaban limitadas a la producción de
Las estadísticas oficiales dan lugar a las siguientes conclusiones sbbre las subsistencia, hacían todos los esfuerzos posibles por incorporarse a la economía
concesiones a colonos de 1827 a 1917. La mayoría de los que recibieron títulos tlc mercado al sembrar cosechas comerciales, buscar fuentes externas de ingreso
formaban parte de poblaciones antioqueñas. Entre 1840 y l9l4 el gobierno y construir caminos de penetración. En la compra y venta de mejoras y derechos,
concedió un total de 250.760 hectáreas de baldíos a veintiuna poblaciones antio- los colonizadores de la frontera colombiana manifestaban también su apeten-
queñas en el sur de Antioquia, el norte de Tolima y Caldasa?. Suponiendo que cia por el lucro económico.
este territorio se hubiera dividido en parcelas familiares de 32 hectáreas requeri- La vida de los colonos no era fácil. El agotamiento de los suelos, las plagas y
das por la ley, 7.ó00 colonos obtuvieron derechos de propiedad. Como estos las catástrofes naturales destruían a veces los sembrados, mientras que la fiebre
pequeños propietarios conservaron sus fincas y como los nuevos municipios que rrrnarilla, la malaria, la anemia y los parásitos afligían a los seres humanos.
se constituyeron a su alrededor llegaron a ser centros cafeteros importantes Además, era dificil soportar el aislamiento. Pero esta dura etapa inicial de
después de 1900, toda la atención se ha concentrado en ellos' Estos son los cxpansión de la frontera en última instancia dio origen a nuevas aldeas que
colonos visibles de la historia colombiana, cuya existencia promovía el ideal de ¡rroducían un gran excedente de productos que abastecían a los mercados locales
una frontera democrática. y regionales y aumentaban el volumen de las exportaciones cafeteras colombia-
La mayoría de los colonos en las fronteras, e incluso la mayoría de los rras. Aunque la ley estipulaba que a cambio de sus esfuerzos los colonos deberían
colonos de origen antioqueño, no contaron con tanta suerte. Según las listas ser recompensados con títulos de propiedad, la mayoría de ellos jamás los
oficiales de adjudicaciones, de 1827 a l9l7 sólo 1.25ó campesinos, aparte de obtuvieron. La inseguridad de sus derechos hacía que las familias de colonizado-
aquellos en las poblaciones antioqueñas, lograron obtener concesiones del rcs fueran particularmente vulnerables a las contrarreivindicacrones de gentes de
gobierno "a título de cultivador". El tamaño de estas era de una a cien hectáreas,
para un total de 65.000 hectáreas. Casi la mitad fueron otorgadas en el departa-
48. Estas cifras se han calculado sobre la base de la lista de todas las concesiones de baldlos
mento de Caldas, donde la expansión del café después de 1900 le dio a colonos lrcchas por el gobierno de Colombia entre 1827 y l93l , publicada en la Memoria de Industrias, 1931,
v<rl. 5 págs. 249410. En ellas probablemente se sobreestima el número de concesiones obrcnidas por
Ios colonos campesinos, ya que la mayoría de los cultivadores no tenían más de 5 a l0 hectárcas de
45. ANCBv.44f.4l6,v.ó9f.398,v.70f.218,v.71fs.1,86y194,yv.77f.113.Véasetambién licrra en cultivo. Desde 1827 hasta 1917, solamente 254 concesiones de I a 20 hectáreas fueron
Ac, "Leyes autógrafas de 1917", vol. 6 f. 149. otorgadas, para un total de 2.700 hectáreas.
46. Samuel Silva R. al Ministro de Agricultura, 25 de septiembre de 1919, en eNcB v. 45 f. ó55. 49. Véanse, por ejemplo, Everett Hagen, "How Economic Growth Begins: A Theory of Social
47. Parsons, p. 98. La lista de concesiones publicada por el Ministerio de Industrias (véase Nota ( 'hange", 'l'he Journal of Social Issues 19 (enero 19631,20-3,4; y George M. Foster, "Peasant Society
48) presenta una cifra más baja para las poblaciones antioqueñas. Según esta lista sólo fueron irnd thc Image of [.imited Good" ,en Peamnt Society: A Reoder, editado por Jack Potter, May Díaz, y
adjudicadas 141.8 19 hectáreas. (;c()rltc Fostcr (lkrston, 1967), págs. 300-23.

58 59
más alta condición social y más expertas en la adquisición de títulos de propie-
dad. En realidad, la mayoiía de los colonos permanecían en un sitio determina-
do durante no más de diez a treinta años antes de que sus aspiraciones a la tierra
que
fueran controvertidas por individuos más poderosos y más ricos -aquellos
podrían designarse como empresarios territoriales.

3.
LOS EMPRESARIOS TERRITORIALES

A fines del siglo XIX y comienzos del XX las regiones de frontera no atraían
únicamente a los campesinos. En esos mismos años, individuos de los estratos
rnedio y alto de la sociedad colombiana volvieron también sus ojos a los baldíos.
lin cualquier región, la llegada de estos empresarios fue el preludio de la segunda
ctapa en la ampliación de la frontera. Gentes enérgicas, con dinero y con
conexiones políticas, se esforzaban por establecer derechos privados de propie-
dad sobre grandes extensiones de tierras baldías, y de convertir en trabajadores
tlependientes a los campesinos que habitaban en ellas.

Motivaciones

Entre los empresarios que intentaban establecer haciendas nuevas en las


regiones de frontera había una amplia muestra de los sectores medio y alto de la
sociedad colombiana. Algunos eran comerciantes, abogados, terratenientes o
políticos pertenecientes a familias prominentes en Colombia desde la época
colonial. Otros eran individuos en ascenso ambiciosos de provincia
-jóvenes
que iban a Bogotá o Medellín en busca de educación superior y que se quedaban
allí para hacer fortuna. Otros eran caciques políticos, tenderos y prestamistas
conocidos sólo en los pueblos de frontera donde habían fijado su residencia.
Pese a lo diverso de sus antecedentes, los empresarios compartían ciertas carac-
terísticas: todos tenían recursos económicos y conexiones políticas, y todos
buscaban aprovecharse de las nuevas oportunidades creadas por el crecimiento
de la economía exportadora.
Así como se dice a menudo de los campesinos que son tradicionales, también
el rótulo se le aplicaba a las clases altas rurales de América Latina grandes
-los
terratenientes o hacendados. El término "tradicional", aplicado a ambos gru-
pos, signiñca simplemente "no económico", en el sentido de que su motivación
primordial no es el máximo de ganancia. Según este criterio, la ética española
del siglo XVI engendró en América hispana un conjunto de valores que asociaba

60
¡r¡i¡rcría y krs contratos de transportc, y
la tenencia de la tierra primordialmente con el prestigio social, más que con la poscían propiedades tanr..,rb¡r'l¡s
r'¡lrno rurales.
producción o la acumulación económica. Por ese motivo, los terratenientes se
Iisa diversificación de ros activos, tan típica
contentaban con monopolizar grandes extensiones de tierra que no querían ni de ra vida económica c<¡r'mbia_
rr¡¡ cn el siglo XIX, no sólo reducía
vender ni explotar e n forma económicamente productiva. Esos valores consuetu- ar minimo ros riesgos en clrcunstancias
rrrrprcdcc'ibles sino que también permitía
dinarios, se dice, contribuyeron al mantenimiento de las grandes propiedades ra flexibiridad";; i; isignacion oe
hasta los siglos XIX y XX. Y como los grandes terratenientes no eran plenamente ¡rri'ridades de inversión. Los miembros de la érite colomb,ana respondían
¡rrr¡tabilidad de las circunstancias y en a ra
susceptibles a los incentivos económicos, ellos eran también en parte responsa- un momento determinado tendían a
r'r¡ncentrarse en los sectores que parecieran
bles del atraso en las regiones ruralesl. más promisorios. ourant. la prime_
¡;¡ nritad del siglo XIX, cuando ra economía
La imagen del terrateniente tradicional, que se encuentra en la literatura rural estaba estancada, la agricultura
c incluso la ganadería ofrecían pocos
sobre el desarrollo en los años cincuenta y sesenta, no se ajusta a esos colombia- atractivos. Los terratenientes se aferraban
-nos :r sus propiedades rurales pero su interés
que trataban de consolidar haciendas nuevas en las regiones de frontera. principal estaba en er comer_
en ra mineri" uu.íf.ru. E"t;,""ntoio
( r() v' en elcaso de Antioquia,
Bajo su barniz aristocrático, las élites colombianas se han ocupado siempre de ig¡0 tls50, urguno,
r hacer dinero2. Riqueza y posición social iban de la mano, y aunque los miembros
lr.gotanos efectuaron incursiones breves y
desafortunadas en la industria
de las clases altas no se rebajaban al trabajo manual, había muchas otras ocupa-
r r r¡r lr ufacturera.
I)espués de 1850' con el crecimiento de
ciones más honorables y lucrativas. La tenencia de la tierra era una, como lo eran la agricultura exportadora, se produ-
también el comercio y la minería. Algunas de las fortunas más cuantiosas y rr¡ t¡n rotundo cambio de énfasis. A medida que se ampliaban
ros mercados,
t:rrto el interno como el externo, que mejorab"n
respetables de Colombia se forjaron en las minas de Antioquia y en el comercio tor t."nti;;*; qL..or.nr"-
l¡rrr seriamente los movimientos de colonización,
de importación-exportación. tierra .n lu"ráí"i'templadas y
r'¡rlicntes se veía cada vez más atrayente. Muchos
En los años después de la independencia, los individuos interesados en ganar bardíos y hasta
(''r()nces fuera de la economía nacional, "u"n¿orr"¿os
dinero se enfrentaban a un medio ambiente económico muy incierto. Los empezaron a adquirir un valor en el
transportes y las comunicaciones se hallaban en un estado abominable, los rrt:rcado. Parecía que la inversión en las fronteras
era sensata desde er punto de
vtsta económico.
mercados estaban fragmentados, los precios eran impredecibles, escaseaban el
capital y el crédito, y a menudo era dificil conseguir mano de obra. Las continuas Muchos comer iantes
urbanos, bien individualmente o en compañías
blccidas con ese propósito, se dedicaron esta-
guerras civiles constituían otro riesgo: las luchas políticas acarreaban casi al desanoilo de las tierras agrícolas y al
t¡¡crcadeo de sus productos. Aunque los
invariablemente el desbarajuste del comercio, la destrucción de la propiedad, comerciantes abrieron el ca|ino, otros
préstamos forzosos y confiscaciones. En tales condiciones, sólo una amplia red \(' vreron atraídos a invertir en tierras de
frontera por la promesa de ganancias.
I ;r lista de solicitantes a grandes concesiones
familiar confería modesta seguridad económica. Así, la familia extendida se de tierras públicas comprende
convirtió en la base fundamental para la organización de la mayoría de las ¡rrlíticos y generales de rospartidos liberar y conservador, médicos,
rr'p.rtadores, exportadores, terratenientes, propietarios abogados,
actiüdades económicas. áe ,ninur,'b"nqu"ror,
Para protegerse contra la muy real posibilidad de fracaso en cualquie r sector,
rr8c'''ero-s y empresarios del transporte3.
En la iista están nombres como el de,
I rmás Mo.sq-uera, un presidente
las familias se inclinaban a distribuir sus inversiones entre muchas y distintas de corombia que en ros mil ochocientos sesenta
¡r¡virtió en la bonanza de ra chinchona; Indareció
actividades económicas. Incluso en el período colonial, no era insólito hallar a I-i¿u"no,lng.n,"-l
rlt: .bras públicas; Gabriel Echeverri, "ont.atista
grandes terratenientes involucrados también en la minería y en el comercio. Esa comerclante, propie taiio de minas de oro y
crupresario de colonizaciones; Andrés Rocha
tendencia a la diversificación se hizo más pronunciada en el siglo XIX. Los castilra,'el poríticá iiberal; y Ma-
rrucl Dáv-ila Pumarejo, prominente terrateniente
mismos clanes familiares
-y a veces los mismos individuos- se dedicaban al
negocio de importación y exportación, a las ventas al detal, las finanzas, la Alfirnso López Pumarejo, presidente de colombia
de la costa y antepasado de
en los años treinta.
Los empresarios territoriares se sentian atraídos
a las regione, á. front.ru
¡r'r diversas razones. Algunos querian establecer .-p..r"i com.iciat.s que
l. Véase Frank Tannenbaum, Ten Ke.ys to Latin America (New York, l9ó7), págs. 77-941'y
Lambert, Latin America, págs. 59-105. l' vóase Ministerio de Industrias, I93r,
2. La siguiente interpretación de la composición y orientación económica de las clases altas vol.5, págs. 249-4r0. Información
biográficasobre
¡rr¡t:rlrlcs de la sociedad corombiana puede
colombianas está basada en Safford, "Commerce and Enterprise"; López Toro; Safford, Ideal; encontra.J"."n Joaquín ospina. oirrlonoriotiogra¡"oy
lullios¡¡ili¡'¡¡ ¡¡¿ c'olombia (Bogot¿, lózl;
Bergquist, Coffee and Contlia,' Palacios, El café en Colomá¡a; y Richard Hyland, "The Secularization g"uri.l nr""ó
Mejía, Genealogías de Anrioquia y Cardas,
(Medellín, 19421: v J.l"t. co.¿ouer'M
of Credit in the Cauca Valley, Colombia, 1850-1880" (Tesis doctoral en la Univ. de California, ,ilH:ililols' oure, Reninisciic¡as ¿e iann re .¡, Bogortí
Berkeley, 1979)*.

62 63
produjeran para el mercado de exportación. La recolccción dc la cortcza de ¡
rostcriorcs criticaban csas actividaclcs corno un dcspcnlicio dc cncrgia producl i-
.frin.t on" fue la primera iniciativa exportadora de importattcia quc atrajo \';r (¡¡c cn poc() contribuía al dcsarroll<l naciona16, desde el punt<l dc vista rlcl
hacia las fronteras remotas. El café llevó también a los grandes r'..¡rccrrlador, la especulación era una actividad económica racional como
".pr.rario,
empresarios a buscar baldíos en tierras templadas' La mayor parte del
café r rr:rlt¡rricr r¡tra. listo representó un medio importante parala acumulación de

por Colombia a fines del siglo XIX y comienzos del XXeraproducido t:r¡rital para las clases altas de Colombia.
"*p-ortudo
en grandes haciendas. Algunas de estasse remontaban al período colonial;
pero Aunque la especulación en pequeña escala proliferaba en la sociedad de
baldíos. El dinamismo t olon{)s, eran los empresarios territoriales quienes tenían los medios y conexio-
otrft eran propiedades ní"n", consolidadas con base en
a muchos rrt's nccesarios para monopolizar regiones mucho más vastas. Algunos colom-
de la economíá bananera después de lgl0lanzó también a la frontera
colombianos. Si bien como el café, los primeros bananos se planta- h¡¡uros acomodados atraídos por los baldios eran primordialmente especulado-
"mpre.ario,
roí"n propiedades privadas, los provechos extraordinarios del cultivo llevaron a rcs; muchos caficultores, bananeros, ganaderos y otros procuraron también
cotomúianos qu. t.níun contratos con la United Fruit Company, a abrir nuevas ,unr¡sar grandes propiedades, cuanto más grandes mejor. No importaba que no,
plantaciones en más de 50.000 hectáreas de baldíos alrededor de Santa Marta' ¡rrulieran poner a producir la mayor parte de la tierra; esta se le vendería después
en ,r r¡rrien estuviese en capacidad de comprarla. Así la posibilidad de utilidades a
Mientras algunos empresarios querían establecer empresas exportadoras
las regiones d" front"ra, otros funáaban ganaderías. Como se recordará, des- l,rlgo plazo condujo a muchos empresarios a acumular tanto terreno como les
pués áe 1850 la economía ganadera se transformó con la siembra de nuevos lrrcra posible, mucho más del que cualquier persona podría explotar.
iár*r, la introducción de nuevas ',zas y el uso del alambre de púas. La l-a actividad especulativa era más intensa en zonas donde podían esperarse
exigía inversiones sustan- r¡rur amortización rápida y altos rendimientos, por ejemplo en áreas por las
ianadería que se aprovechaba de estas innovaciones
liules p.ro pror.tL también altos dividendos: desde 1860, novillos criados en ,¡rrc iba a pasar un ferrocarril o donde compañias extranjeras habían mostrado
p"rto i. Guinea producían un precio dos o tres veces superior al de otros rrrtcrés en comprar tierrasT, Pero tales circunstancias eran poco comunes. En
al t'okrmbia había por lo general escasez de capital y el mercado de la tierra era
alimentados con pastos autóctonosa. Las ganancias previsibles atrajeron
sector a un nuevo tipo de ganadero: comerciantes o terratenientes progresistas h'rrto. En contraste con los Estados Unidos, donde los especuladores vendían
vinculados al comeróio. OJUi¿o a sus esfuerzos y a la extraordinaria adaptabili- tr('rra a los colonizadores que se encaminaban hacia el oestes, la población rural
dad de los nuevos pastos, la cría comenzó a extenderse hacia áreas incultas, r okrmbiana era demasiado pobre y el sistema de crédito muy rudimentario para

previamente consideradas como inapropiadas para el ganado' A comienzos del (rc¿rr un mercado masivo de tierras. En la mayor parte de las regiones de
('r¡lombia, un propietario podía esp€rar años enteros antes de que se concretara
Iigto Xx, las haciendas ganaderas se multiplicaron a lo largo de los ríos del
interior y en la costa atlántica. una venta provechosa. Los individuos que habían constituido grandes propieda-
Una razón no menos importante del inte rés de los empresarios en la frontera tlcs con base en baldíos tendían e ntre tanto a aferrarse a sus bienes. Siempre había
y se l;r csperariza de que un ferrocarril pasara cerca de ellos o de que se descubriera un
era la especulación con la tierra. A medida que mejoraban las.carreteras
construíán ferrocarriles, que los colonos desmontaban áreas incultas, y que rrrrcvo producto de exportación, lo cual provocaría vna alza súbita en el precio.
entraban en producción nuevos territorios, los precios de la tierra empezaron a Mientras tanto, la posesión de baldíos no constituía una carga. Como los
subir. Asi acbnteció en todo el país, pero especialmente en las áreas exportado- irnpuestos eran bajos, la tributación no urgía a los terratenientes a vendersus
ras de clima medio y cálido5. Allí, el aumento afectaba no sólo a las tierras ticrras o a ponerlas a producir. Al mismo tiempo, la inversión en tierras
cultivadas sino a los territorios inexplotados, e igual a los baldíos que a las t'onstituía una valla contra la inflación, y las propiedades rurales servían como
propiedades privadas. A medida que el precio de la tierra subía, apareciero¡ ¡irrrantía para la obtención de préstamos destinados a otras actividadese. En
individuos que naturalment€ trataban de monopolizar un recurso cada vez más t'stas circunstancias, a la gente le convenía económicamente adquirir vastas
'

valioso, .n érp"r" de futuras ganancias. No es sorprendente así que la inflación ticrras en regiones de frontera.
alimentara la especulación. Muchos miembros de las clases altas especulaban
simultáneamente en propiedades rurales, bienes raíces urbanos y papeles de
deuda del gobierno. ii Ui"n algunos de sus contemporáneos así como analistas 6. Véase Hyland, "Secularization of Credit", págs. ló&73, 203-14.
7. VéanselasdescripcionesdelaugeenelpreciodebienesraícesenYolombó(Antioquia),enla
rli'cadade lS90,cuandofueconstluidounnuevoferrocarril,yenlazonabananeraexplotadaporla
I lrritcd Fruit Company en la década de 1920, en LeGrand, "From Public Lands", p ágs. 145-fiy 225.
4. Richard Hyland, "A Fragile Prosperity: credit and Agrarian structurein the cauca Valley' tt. Véase Paul W. Gates, Landlords andTenants on the Prairie Frontier: Studies in American Land
Colombia. l85l-87". Hispanic )merican Historical Reviex'62 (agosto 1982), 383-84. /'rrlio' (lthaca, 1973).
5. Véase McGreevey, págs. ll9-2ll y Palacios, Coffee in Colombia' págs' 35-37' 9. Vóase A. López, Problemas colombianos, págs. 6ó-82.

64 65
EI problema laboral campo. En el siglo XIX y los primeros decenios de I XX no existía aún una reserva
móvil de jornaleros. La mayor parte de la población rural estaba atada a la tierra,
de frontera bien como pequeños propietarios o como arrendatarios y aparceros en las tierras
Los dirigentes colombianos partían de la base de que en las zonas
había tierra suficiente tunto p"rá los grandes como para los pequeños agriculto- altas, densamente pobladas. Estos factores, combinados con los problemas de
res. Sin embargo, los empreiarios territoriales empeñados en constituir nuevas transporte y comunicaciones, restringían hasta cierto punto el libre movimiento
por baldíos vírgenes inexplotados. sino por lps de gente hacia las tierras templadas y cálidas. Pero lo más importante es que los
propiedades móstraban interés no
qu.'yu estaban ocupados por colónos. Es decir que trataban de circundar las campesinos que migraban hacia zonas de frontera en desarrollo no tenían
parcelas de los camPesinos. ninguna intención de quedar subordinados a nuevos patronos. Preservaban
celosamente su independencia económica, producían para ellos mismos y cose-
Tal conducta estaba basada en un claro razonamiento económico. El territo-
chaban los beneficios. La situación de Colombia refuerza claramente la observa-
rio elegido por los colonos era por lo general fértil, con acceso a los mercados'
Más iñporiante todavía, las tierras de los colonos estaban ya desmontadas
y ción del antropólogo Sidney Mintz de que "los hombres libres no están dispues-
listas paia la producción. Para formar una hacienda cafetera o sembrar nuevos tos a trabajar para empresarios aglícolas cuando la tierra es casi un bien
p"rto, había que desbrozar la selva y sembrar un par de cosechas de maíz para gratuito"l5.
actiuar el suel,o. Para el empresario dependiente de trabajadores asalariados,
A fines del siglo XIX y comienzos del XX, los terratenientes colombianos
campesinos expresaban constante preocupación por asegurarse una oferta suficiente de
esas tareas podían resultar cóstosasr0. Así apropiarse de las tierras de
mano de obra16. Los grandes terratenientes tomaron varias iniciativas para
representaba una economía significativa. en tiempo y en dinero' Además'
el
tráU"¡o que los colonos habíanlonsagrado a la tierra aumentaba su valor
en el aliviar el problema. Hacendados del occidente de Cundinamarca y de Tolima
importaban trabajadores de las tierras altas del oriente mediante un sistema de
n,.r"ádo. De acuerdo con una investigación efectuada por el Ministerio de
Agricultura en 1916, tierras públicas mejoradas por colonos obtenían precios trabajo contractual denominado engancherT. Otros terratenientes acudían al
dos o tres veces superiores a los de baldíos incultos en la mayoría de las
gobiemo para pedir una política efectiva de inmigración. Pero Colombia, como
se observó atrás, tenía pocos halagos para extranjeros. El resultado fue que los
regionesrr.
empresarios colombianos se vieron obligados a basarse en la disponibilidad
Lo que aumentaba todavía más el valor de la tierra era la presencia fisica de
interna para afrontar la demanda creciente de mano de obra, generada por una
los colónos mismos. Sin brazos, una hacienda cafetera, una plantación de
los colonos economía de exportaciones primarias.
banano y hasta una ganadería dejan de ser viables12. La atracción de
grave Los colonos representaban la mayor parte de la población en muchas zonas
para los empresarioi territoriales sólo se puede entender en términos del
que surgieron como centros de agricultura y ganadería comercial a finales del
problema de la escasez de mano de obra.
siglo XIX. Los colombianos que se proponían constituir nuevas propiedades en
Hasta los años treinta, hubo una relativa escasez de brazos en el campo
las regiones de frontera naturalmente veían en esos colonos una fuente disponi-
colombiano, especialmente en las regiones de frotrtera que' por definición,
están
El hecho de que en aquella época la población colombiana era ble de mano de obra. A fin de forzarlos a trabajar para las haciendas, era
foco habitadurir.
mucho más pequeña explica in p"rt" las dificultades de los empresarios en
obtener nrano á" obrari. Un facior adicional era la organización social del
Colombia, Contraloría General de la República, Anuario general de estadlstica (Bogotá, 1938); y
Colombia, Departamento de Antioquia, Anuario estadístico de Antioquia, 1976, (Medellin, 197'l).
de café en 15. Sidney Mintz, "The Caribbean Region", Daedalus 103 (Primavera 1974),46.
10. Hasta la década de 1950, más del 75 por ciento del costo de la producción
ín Latin 16. Véanse Taussig, "Evolution" y Malcolm Deas. "A Colombian Coffee Estate: Sta. Bárbara,
colombia estaba representado pof el factor trabajo. véase charles Bergquist, Labor ('undinamarca, 1870-1912", en Land and Labour in Latin America, ed. por Kenneth Duncan y Ian
America: Comparatiie Essays on Chile, Argentina, Vinezuela, and Colombia (Stanford, 1986)' pág'
R u tledge (Cambridge, I nglaterra, 197 7), págs. 269 -98.
318*.
I 7. La clase de reclutamiento laboral llamada "enganche" en Colombia no ha sido investigada
l. Sobre las referencias de esta encuesta véase arriba la Nota 2ó del Capítulo 2'
I
sistemáticamente. Parece haber sido semejante al sistema de enganche empleado por las plantaciones
12. véanse Galindo, páE:s.257-59; Gates, pág. ll; y Magnus Morner, "The spanish American
Review 53 (mayo azucareras de la costa peruana para conseguir trabajadores rurales de los altiplanos andinos durante
Hacienda: A Survey of Receát Research an dDebate", Hispanic American Historical
cl mismo período. Véanse Peter Klaren, "The Social and Economic Consequences of Modemization
t973), t92-93.
in the Peruvian Sugar Industry, 1870-1930"t en Land ond Labour in lntin America, ed. por Kenneth
{i. estetín Industrial (8 mayo ls?5); E/ Agricultor 2 (ó octubre 1879),77; ibid. 2 (8 diciembre l)uncan y Ian Rutledge (Cambridge, Inglaterra, 1977'¡,págs.229-52;PelerBlanchard,"The Recruit-
1879), 109; ibid. 4 (noviembre 1882), 5ló; e ibid. 14 (mayo 1898). 213;
Brew, "Economic Develop-
desarrollo agrícola, 1900-1930" (Tesisde mcnt of Workers in the Peruvian Sierra at the Turn of the Century: The Enganche System",
meni", pág. 29*; y Fabio Zambrano y otros, "Colombia:
capítulo 2' Inter-Amtrican I')conomic Affairs 33 (lnvierno 1979). ó3-84; y Michael González,"Capitalist Agricul-
grado, Universidad Jorge Tadeo Lozano, 1974),
- 14. Mientras que la población de colombia era un poco por debajo de 3 millones
de habitantes iure and Labor Contracting in Northern Peru, 1880-1905", Journal of Latin American Studies 12
( 1980). 29 l-.1 I 5
en l870,yaen lg3bhabíiaumentadohastallegaraS.Tmillones,yen 1973erade20.7millones'Véase

67
66
¡qrandcs cmpresarios para comenzar sus acciones contra los colonos variaba de
económica' Por esta razón' los empre-
menester despojarlos de su independencia un sitio a otro. En general esto ocurriría al momento de la aumentación
sariosterritoriat"sp,o"u,uu"ng"n"'almenteestablecerderechosagrandeszo- sigrrif icativa del precio de la tierra, debido al aflujo de colonos,la construcción
si_los campesinosro-podían trabajar la
nas de baldlos o...p"¿ál'ior tlc rutas de transporte, la introducción de nuevas cosechas o la apertura de
"Jrono.. más dispuestos a vender
tierra para su propio u.nJri"io se verían forzosamente ¡ncrcados. En ese momento, por lo general entre diez y treinta años después de la
su trabajort. contribuye a llc:gada de los colonos, hacían su aparición los grandes inversionistas.
de mano de obra
: Esta solución al problema de la escasez Los métodos empleados por los empresarios territoriales para apropiarse de
explicar el porqué tratauan.de acaparar lotes de baldíos mucho
ltt ;;;;;;;;ios la tierra de los campesinos involucraban dos etapas sucesivas. Primero trataban
q". poáiian Solamente restringiendo el libre acceso
más grandes ¿. ro "*ptot"t. tlc cstablecer derechos de propiedad sobre grandes extensiones de baldíos en
privándolos así de.una alternativa
de campesinos a los uáráio, *.¡ór situados, ¡)ilrte ocupados por los colonos. Luego, título en mano, presionaban a los
a los trabajadores a las
económica, podían l* ierrateniente'
"tt""t colonos para que se sujetaran a contratos de trabajo, amenazándolos con el
"iu'"' acaparabanvastas posesiones en áreas económi-
haciendas. Así, los tlcsalojo si se negaban a ello. Esos contratos permitían a los colonos continuar
"rnpttt*iot relacionados con la especulación sino
camente dinámicas no sólo por motivos pocas áreas que l¡rbrando las parcelas que habían desmontado a condición de que renunciaran a
también p"r" g.n.ru, t"" fit"" de trabajo barato para las srrs supuestos derechos sobre la tierra y se convirtieran en arrendatarios de las
estaban en Producciónle' a la mano de obra huciendas.
La Correspona.n"i" ie Baldíos se refiere
repetidamente
pur"i" creación de latifundioi en regiones de frontera. Una
como el motivo
en 1882 que:
.árnitiOn investigi ora del Congreso informaba l'rivatización de'la tierra: las concesiones de baldíos
los ricos con el
"El dominio lo adquieren generalmente y en gran-escala. baldíos] un comer- A fin de obtener mano de obra, proteger sus inversiones y aprovecharse del
s"' hace] sobre [los
despojo Ae tos poUÉt cultivádore [se
:nlnrento de valor de las tierras, lógicamente los empresarios trataban de conver-
ciodeespecutaciónodereservaquetieneporúnicoobjetoadquiririnmen- a la r i l a los baldíos en propiedades privadas. Lo que había resultado imposible para
sas extension., ;;i;r;;;!ara exctuir a íos cultivadores o reducirles
l,rs colonizadores resultaba sencillo para los empresarios.
condición de siervos"20' I:l procedimiento legal para titular baldíos consistía en dirigirse al gobierno
ElConcejoMunicipaldeEspejuelo(Cauca)eratodavíamásexplícitoenl907: rr;rcional en solicitud de una concesión. Muchos empresarios que adoptaron este
¡rrútodo comp¡aban la tierra con bonos territoriales. Durante el siglo XIX y
zonas de
"La mayoría de los hacendados se han adueñado de inmensas t onricnzos del XX, estos representaban un recurso legítimo para obtener cohce-
terrenosbaldíosyaunhastadelosresguardosdelosindígenasenlosqueni sioncs. Una vez en el me rcado, los bonos tendían a devaluarse rápidamente a una
a la industria
fin de arrebatar
trabajan ni dej#trabajar, sin más qué con el que
t r:rcción apenas de su valor nominal. En 1873, se vendían a entre veinticinco y

agrícola ,u, .uiiiuuioi"''p"'" formar de ellos c11p":.9:,]:rnaleros I r cinta y cinco centavos por hectárea, y cincuenta años después su precio seguía
graves perjuicios a la Agricul-
vivan bajo ,u arf.ná.ncia ocasionando así r¡grral22. Cualquiera con ahorros y conexiones en Bogotá podía adquirirlos
tura"2l. l¡icilmente. Tarea más ímproba era lograr la adjudicación efectiva a través de la
a seguir a los colonos que
lrrrrocracia. Como consecuencia, muchos empresarios recurrían a unas cuantas
Así, los empresarios territoriales se apresuraban li¡ rnas financieras en Bogotá, especializadas en adquirir concesiones a comisión.
La coyuntura aprovechada por los
habían abierto primero las zonas de frontera. A fincs del siglo se contaban entre ellas las muy prestigiosas firmas de Santiago
I'crcira Gamba, Camacho Roldán Hermanos y Koppel y Schloss23. Pese a esos
D' Domar' "The Causes of Slavery or
18. Este punto está discutido teóricamente
en Evsey ¡',:rstos adicionales y, claro está, a los honorarios del agrimensor, los bonos
Serfdom:AHypothesis','JournalofEconomicHi,to,yS0(1970),18-3^2;MartinKatzm4fi,..The tcrritoriales proveían un sistema relativamente poco costosode adquirirgrandes
perspective", studies in society ond History l7 (iulio
co_mpárarive
Brazilian Frontier in comparative págs' 9-13l' cxlc¡rsir¡nes de baldíos para quienes dispusiesen de los recursos necesarios.
siii,n+ls,y Castro de Rezende, "Élantation Svstems"' págs'
Oomif<e'bels' 98' 105' 127; McGreevey'
19. Este punto es sugerido por Barraclougtl v Indio en la lucha' págs' 36'
págs. 192-93i'riede,
387-g9; Morner,..Sp"ni.'iÁrerican Hacienda". Desarrollode la 22. Vóasc Memorio tle Hacienda,1873, pág.59; y Ac, "Leyes autógrafas de 1913", vol. 13folio
l0lt Kalmanowitz,..El régimen...colonial,,, pags-. rti-rs; v Salomón Kalmanowitz. tt.l
:';ó.';¿, en Colombia (Bogotá'
igriuturo 1978)' págs'. 23.-24' 2.1. ()l,fsl,l., págs. ti5-1t6. Véase también Bushnell, págs. 276-78; lópez Toro, págs. 39-'t0;
¿e lggz lSenaao¡"' vol' 2 folios 250' 266'
"t-eves autogiaf;s Álrnnriu de Imlustriat 1931, vol. 5, págs. 13-14; y INBN, v. I fs. 138-ó2.
2t.ANCB,v.32f.lll,VéasctambiénANCBv.12f.l93,v.44fs.335y345'yv.ó9f.581.
69
68
Las reformas de los mil ochocientgs setenta y ochenta ol'rccicron <ltro. (;RAl.t('A I

camino a los empresarios para adquirir concesiones: la explotación de la tierra. I ('AN l ll)AI) A('tJMt,l.Al)A l)l:'¡'lliRRAS DIS'I'RIBI.JIDAS
En los años siguientes a 1874, un número cada vez mayor de empresarios adoptó l1N Al).ltJI)l('AC'IONI:S l)l: IIAI-DIOS, ltl27-1931
ese sistema24. En realidad, fueron personas acomodadas, no simples colonos, las
que más se beneficiaron de las nuevas leyes que permitían la adjudicación
I 't l( I
gratuita a quienes explotaran baldíos. La mayoría de los grandes empresarios no
explotaba directamente la tierra. Algunos enviaban desde las tierras altas a rlilxl
grupos de peones o aparceros para que desmontaran y sembraran la tiena bajo
la vigilancia de un mayordomo. Otros se dirigían a regiones abiertas ya por los 'llt0
colonos, les compraban varias mejoras y solicitaban luego las adjudicaciones a
titulo de propietarios de las cosechas. La mayoría de las grandes concesiones 'l)lxl
otorgadas de acuerdo con estas reformas recayeron en ganaderos que habían
establecido "derechos de cultivador" al sembrar nuevos pastos y cercar sus {
; lf ,ll( )

potreros. Otras fueron otorgadas a caficultores. ilI


tt
Las listas de adjudicaciones de baldíos publicadas por el gobierno colombia- , I rll(l
no suministran una información detallada sobre la formación de propiedades I
lr

privadas durante la segunda etapa de expansión de la frontera25. Entre 1827 y l,I


t
l(lll
i93l tenedores de bonós y grandes cultivadores recibieron l.?Ú2concesionesdel
.l(xl
gobierno, para un total de 2.657.000 hectáreas26. La gráñcá I húestra el número
acumulado de hectáreas otorgadas cada año. Los mapas 4-6, que vienen des-
pués, señalan la localización de las concesiones en períodos sucesivos, y el mapa I ri,r / I 8.17 lg47 1857 1867 1877 1887 I 897 1907 t9 t7 t927 t937
7 señala las áreas económicas a las'que se hace referencid. La grálica y los mapas
muestran las principales áreas de ampliación de fronte ras a lo largo del tiempo y
la relación entre el desarrollo de la frontera y el crecimiento de la economía I I I '¡ I I ll(,n.,tiu lc Industrias,1931, vol. 5, págs, 249-410.
exportadora.
Antes de 1865, cuando la economía de exportación empezó a influir sobre el
campo colombiano, eran pocos los empresarios en busca de baldíos y fueron ',rl'r.r l\l u rn:rl() y que fomentaban la colonización del territorio con propósitos
relativamente pocas las concesiones que se otorgaron. La mayor parte de la Irrl.rtrlr¡,,r/. lir¡cr¿r de esta concesión, el promedio anual de adjudicaciones fue
privatización de la tierra durante ese período Se produjo en Antioquia, donde la ,1, .,'lr' / lt55 hcctírreas úe 1827 a 1869.
expansión de la industria minera alz6 el valor de empresas agrícolas y donde las Lr , rct ie ¡rtc clcmanda exte ma de productos forestales y agrícolas colombia-
élites se involucraron tempranamente en inversiones especulativas en bienes rr,, ,,'rrrlulo u un aumento significativo en la cantidad de baldíos solicitados
raíces y en proyectos de colonización. La más grande concesión de todas, ,1, ,¡,¡¡,', tlc ll{69. Iin su informe de 1870 el Ministro de Hacienda establecía
102.7N hectáreas en 1835, fue adjudicada a tres antioqueños ricos de Caraman- , l,r rrrrlnlr' llr rclación:
ta que habían construido un camino para unir la región con la zona minera de
"l o\
tcn'cnos baldíos que dan quina, caucho, vainilla, las mejores f,rbras
\ ('¡('l:rlcs para cuerdas, tejidos fuertes, seda vegetal i de arafia, maderas
24. véanse ANCB v. 9 f. 21, v. 19 f. 235, v. 36 f. 268, v. 37 f. 478; y LeGrand "From Public
Lands", págs. 102-03 y 164.67. lr r('( r( )s:ts (lc construcción, una riquísima variedad de sustancias medicina-
25. Véase Memoria de Industrias, 1931, vol. 5 págs.249-410. Esta lista contiene información 1r",, r los nro.jores terrenos para el cultivo del añil, el tabaco,elcafé iel cacao
detallada sobre más de 5.900 concesiones de baldios, incluyendo el nombre del beneficiario, el ll,urr:ur hoi l¿r atención de hombres de empresa iprometen un desarrollo
número de hectáreas adjudicadas y el nombre del municipio en que estaba localizada cada una de las rrr(Irrsl ¡'i¿rl"2r{.
concesiones. Para un análisis de los problemas con respecto a estos datos véase LeGrand, "From
Public Lands", párys. 77-78.
2ó. Cuando digo tenedores de bonos y grandes cultivadores, me refiero a aquellos que en otra
parte denomino empresarios territoriales. Los así clasificados incluyen todos los adjudicatarios que f',u,,r 'rrs. ¡xigs t(4-tt5; y Christie, "Antioqueño Colonization: A reappraisal",264.
recibieron concesiones superiores a 100 hectáreas. llt'ntt,t ttt th' I lut it'ndu, l ll70, pig. LIll.

70 7t
MAPA 4 MAPA 5
ADJUDICACIONES DE TIERRAS BALDIAS POR MUNICIPIOS, 1827 - I869 ADJUDICACIONES DE TIERRAS BALDIAS POR MUNICIPIOS, I87O-I9OO

100.000 y más
100.000 y más 50.000 - 99.999
50.000 - 99.999 20.000 - 49.999
20.000 - 49.999 10.000 - 19.999
10.000 - 19.999 5.000 - 9.999
5.000 - 9.999 1.000 - 4.99
1.000 - 4.999 100 - 999
100 - 999
(hectáreas)
(hectáreas)

A adjudicaciones a propietarios
\-/ individuales o compañías
aAludicaciones a Poblacio
I

Cadasimbolo representa un municipiodondc se hizo una o más adjudicaciones dc ticrras Cad¡ slmbolo repr€scnta un municipio donde sc hizo una o más adjudicaciones de tierras
baldías. El tamaño del círculo indica la cantidad total de'tierras baldías concedida por el baldlas. El tamaño del círculo indica la cantidad total de tierras baldías concedida por el
Gobicrno Nacional en aquel municipio. Véase apéndice D donde se hallan los nombres Gobierno Nacional en aquel municipio. Véase apéndice D donde se hallan los nombres
de los municipios, el número de concesiones y el número de hectiíreas otorgados. de los municipios, el número de concesiones y el número de hectáreas otorgados.
FUENTE: Memoria de Industias, 1931, vol. 5, págs. 249-410. FUENTE: Memoria de Industrias, 1931, vol. 5, págs. 249-410.

72 73
MAPA 6 MAPA 7
ADJUDICACIONES DE TIERRAS BALDIAS POR MUNICIPIOS, I9OI.I93I REGIONES DE PRODUCCION EN COLOMBIA

100.000 y más
50.000 - 9.999
20.000 - 49.999
10.000 - 19.999
5.000 - 9.999
1.000 - 4.999
r00 - 999
(h ectáreas )

Urabá-Chocó
productos Íorestales
(un poco de minerla|

b1

por planraciones de café

roeste'\
forestales.

Cada slmbolo reprcscn hizo una o más adjudicaciones de tierras


baldías. El tamaño del total de tierras baldías concedida por el
Gobierno Nacional en péndice D donde se hallan los nombres
de los municipios, el número de concesiones y el número de hectáreas otorgados.
FUENTE: Memoria de Industrias, 1931, vol. 5, págs. 249_410.

74 75
El espectacular aumento en la extensión de concesiones en lB72 y 1g73, Cuando la Guerra de los Mil Días estalló en 1899, el gobierno colombiano
cuando llegaron a 394.843 hectáreas, estaba relacionado directament€ con el suspendió virtualmente la adjudicación de baldíos. Cuando volvió la paz en
auge de la quina, que precisamente en ese momento había llegado a su apogeo, y 1902, el número de hectáreas distribuidas ascendió rápidamente a 31.375 por
con la especulación en torno al trazado de un ferrocarril que se pensaba tender año. Estas adjudicaciones provenían fundamentalmente de la continua expan-
en el departamento costeño de Bolívar2e. Las cifras de esos años se inflaron sión en la producción de café y ganado y a la reanudación de la construcción de
también con concesiones a varias poblaciones antioqueñas en caldas y Tolima. l'errocarriles. En los primeros años del siglo XX, las concesiones en el interior
Después de este momento excepcional, la enajenación de baldíos prosiguió a un siguieron el movimiento del café desde la Cordillera Oriental hacia la Cordillera
ritmo más lento, pero notablemente superior al de los comienzos del siglo XIX. Central, es decir hacia los departamentos de Tolima, Caldas y Valle. Muchos
Entre 1874 y 1900, el promedio anual de adjudicaciones fue de 41.644 hectáreas. grandes empresarios trataban de fundar cafetales y ganaderías cerca de las
Las concesiones estaban destinadas a varios tipos de actividad económica. poblaciones antioqueñas32.
En aquellos años varios comerciantes de Bogotá, como Emiliano Restrepo, José La última zona paÍa reactivarse fue la zona cafetera del departamento de
Bonnett y Sergio convers, obtuvieron múltiples concesiones de miles de hectá- Valle del Cauca, en el suroeste de Colombia. Aislado, Valle se hallaba económi-
reas en los llanos, al pie de la cordillera oriental. Es posible que se propusieran camente deprimido a fines del siglo XX33. La construcción de una red ferrovia-
explotar productos forestales y establecer grandes empresas ganaderas y agri- ria que lo unía tanto con el interior como con el puerto de Buenaventura en el
colas a lo largo del río Meta, en el cual se estaba tratando de implantar entonces Pacífico, y la construcción del canal de Panamá en l9l4 contribuyeron en mucho
la navegación a vapor3o. Otros empresarios solicitaban concesiones en las zonas a revitalizar la región. Esas innovaciones en el transporte dieron lugar a un auge
cafeteras en desarrollo de los Santanderes, cundinamarca y el sur de Tolima, y en el precio de la tierra, acompañado de un gran número de solicitudes de
en el norte de Tolima y en caldas, donde el influjo de colonizadores antioqueños baldíos. Después de 1915, muchos empresarios solicitaron grandes concesiones
y la construcción de vías hacían factible el establecimiento de explotaciones a tanto en el norte, hacia donde se estaban desplazando los colonos antioqueños,
gran escala. En esas áreas las cifras de las concesiones reflejan también la como en las montañas cerca del río Cauca, más al sur.
expansión de la ganadería. En la costa atlántica la mayoría de las concesiones Para esa época otros factores nuevos llevaban a los empresarios a solicitar
estaban directamente vinculadas al sector ganadero. Después de 1870 esas del gobierno adjudicaciones en la costa atlántica. La llegada de la United Fruit
regiones presenciaron la rápida expansión de la ganadería, debido en parte a la Company provocó una estampida en busca de tierra que llegó a su apogeo en
apertura del mercado antioqueño, que antes era abastecido desde el sur. Desde Santa Marta, hacia los años veinte3a. La inversión extranjera en ganadería,
1880 hasta 1930, las concesiones de baldíos en la costa atlántica se concentraron productos forestales y exploración petrolera atrajo también el interés de colom-
en el valle del Sinú, en torno a Montería, donde empresarios antioqueños bianos que buscaban concesiones en otros sitios de la costa, para vendérselas a
establecieron hatos ihmensos. El ganado allí producido se trasladaba por tierra extranjeros3s. Juntamente con la continua expansión de la industria ganadera,
o se embarcaba por el río Magdalena hasta las tierras bajas del oriente de tales incentivos hicieron de la costa atlántica uno de los principales centros de
Antioquia, donde otras concesiones constituían la base de haciendas especializa- inversión en baldíos durante los primeros decenios del siglo XX.
das en el engorde de ganado con destino a las tierras altas3r . otras concesiones en Modelos distintos de propiedad de la tierra, o sea la proporción relativa de
la costa atlántica se apiñaban a orillas del Magdalena (principal ruta de trans- grandes, medianas y pequeñas propiedades comenzaron a aparecer en las varias
porte a los mercados de Antioquia y Tolima) y cerca del límite con los Santande- regiones fronterizas36. Entre 1827 y l93l particulares, compañías territoriales y
res, donde también se consumían cantidades significativas de ganado costeño.
32. Véase Christie, "Oligarchy and Society", pá9.23-46; y Sánchez Reyes.
33. VéaseHyland,"FragileProsperity"paraunaexcelentedescripcióndelValleenestaépoca.
29. Memoria de Hacienda, 1874, págs. 54-55.
34.. Véanse Botero y Guzmán Bamey, págs. 337-55; LeGrand, "From Public lands", págs.
30. Emiliano Restr€po, Una excursün al ,erritorio de San Martín (Bogotá, 1952) describc las
14+50; y los informes de la Comisión Especial de Baldíos &laZnna Bananera en ANCBvs. 52, 53,
esperanzas de uno de esos empresarios respecto al desa¡rollo económico de la región. El libro fue
5ó,59, ó0, ól y 66.
publicado por primera vez en 1870. Véase también Jane M. Loy, "The Llanos in Colombia History:
35. Véase Fals Borda, Capitalismo, págs. 5l-62.
Some Implications of a Static Frontier", Univ. de Massachusetts, Program in Latin American
36. La cantidad de terreno que en cualquier país o región constituye una propiedad grande,
Studies, Occasional Papers Series No. 2, t97ó.
mediana o pbqueña, depende de la calidad de la tierra, su potencial (y real) uso económico, sus
31. Parsons, págs. 93-94, 13G.33; Cecilia de Rodriguez, La Costa Atldntica: algunos aspectos
facilidades de acceso al mercado, y el nivel de tecnología disponible. En la Colombia de linales del
socio-económicos de su desarrollo (Bogotá, 1973) págs. l5zt-57; Ospina Vásquez, págs. 297,42ó; Brew,
siglo XIX y comienzos del XX, de l0 a 20 hectáreas sembradas de café, con mercados cercanos,
"Economic Development", págs. 183-85, 195; y orlando Fals Borda, "El secreto de la acumulación
podían sostcner cómodamente a una familia, dejando un margen de utilidad; mientras que en los
originaria de capital: una aproximación empírica", Revista de Extensión Cultural (Universidad
Llanos r¡rra hacicnda ganadera de 500 hectáreas podia ser considerada pequeña y producir menos
Nacional de Colombia, Medellín) 7 (sin fecha), 28-39.

76 77
GRAFICA 2 poblaciones desde 1827 hasta l93l se repartieron en concesiones de 1.001
CANTIDAD ACUMULADA DE BALDIOS OTORGADOS A INDIVIDUOS, irectáreas o más. Estas cifras respaldan la hipótesis que la privatización de los
CoMPAÑIAS Y PoBLACIoNES PoR TAMAÑo DE LA ADJUDICACIoN baldíos reforzl el predominio de la gran hacienda en el campo colombiano. Tan
sólo se le concedió el 5 por ciento de la tierra a las poblaciones antioqueñas,
1000 sobre las cuales tanto se ha escrito, y sólo otro 4 por ciento está representado en
parcelas inferiores a 100 hectáreas. Ciertamente, las grandes concesiones eran
más frecuentes en áreas ganaderas que en zonas cafeteras, pero incluso en
Io 800 el departamento de Caldas, corazón de la llamada frontera democrática del
café, casi el 30 por ciento de la tierra adjudicada correspondió a predios de miás
x I de 1.000 hectáreas.
a 600 i l00l - 2500 La concentración efectiva de la tierra adjudicada mediante concesiones era
t¡¡ ¡ todavía mayor de lo que indican las cifras precedentes. Algunos empresarios
ú
i recibían más de una concesión grande, lo cual era perfectamente legal mientras
F las concesiones no lindaran entre sí. De 1875a l8g5diezcomerciantes de Bogotá
() 400
i I
,
f¡¡
H
r , obtuvieron treinta y tres concesiones que abarcaban más de 200.000 hectáreas en
¡¡r
j t 501 - 1000
200
': Poblaciones
.-o,-r. (:-E 2t -
---r00 GRAFICA 3
f -tltJ ----- -l
-20 DISTRIBUCION DE TIERRAS BALDIAS
0
t827 I 837 I 847 r 857 I 867 1877 I 887 I 897 1907 t9t7 1927 t937 POR TAMNÑO OE LA ADJUDICACION

Si un adjudicatario recibió más de una adjudicación en un año, el total de ellas se empleó


como su adjudicación anual. - 1000 Hectáreas - (8.07o)
501
FUENTE: Memoria de Industrias, 1931, vol. 5, págs. 249-410. l00l - 2500 Hectáreas - (20.370)
l0l - 500 Hectáreas
(7 .t%o)
poblaciones recibieron.un total de 5.914 concesiones, para un total de 2.900.000
hectáreas. Las gráficas 2 y 3 muestran la distribución por tamaño de esas poblaciones - @.9%o)
concesiones. Con el tiempo, el tamaño promedio de las concesiones disminuyó
perceptiblemente, como consecuencia de las restricciones legales en el tamaño 2l - 100 Hectáreas
_ (2.6To)
máximo adjudicable y el creciente número de concesiones a cultivadores me- | - 20 Hectáreas
dianos, particularmente en la zona cafetera de occidente. Pero lo que más _ (r.2To)
, claramente se destaca es la concentración en la tenencia de la tierra. Más de las
2501 - 5000 Hectáreas
tres cuartas partes de todo el territorio otorgado a particulares, compañías y
- ( l8 .4To)

ganancias. Dadas estas circunstancias, toda tentativa de describir una propiedad en Colombia mn los
términos grande, mediana o pequeña sería necesariamente arbitraria. En este libro se ha utilizado la
siguiente convención: "grande" se usa para concesiones de más de 500 hectáreas, "mediana" para 5000 * Hectáreas - (37.6V0)
aquellas entre 100 y 500, y "pequeña" para las de menos de lfi) hectáreas. De hecho, dada la
dificultad de abrir la mayoría de los baldíos,las familias de colonos que trabajaban para sí mismas no
podrían consolidar sino entre l0 y 30 hectáreas de terreno. Tan pronto la tierra quedaba abierta y
adaptada para el cultivo, una familia podía explotar hasta 100 hectáreas sin peones, si una propor- empleó como su
ción apreciable de la propiedad se dedicaba a la ganaderia. En Colombia. las propiedades agrarias de
Si un adjudicatario recibió más de una adjudicación, el total de ellas se

subsistencia generalmente comprenden entre una y diez hectáreas. En el texto, los cálculos de adjudicación.
distribución por tamaño se han derivado de la Memorio de Industrias, 1931. vol. 5. págs. 249-410. FUENTE: Memoria de Industrias, 1931, vol. 5, págs. 249-410.

78 4.$""
el occidente de cundinamarca, el sur de Tolima y ros lranos37.
otros individuos, entraban cn colusión para lograr que los límites indicados abarcaran en rcalidad
tratando de consolidar propiedades que excedián el límite legal,
contrataban mucha más tierra de la que el gobierno se proponía adjudicalo. En 1888 Ruperto
"hombres de paja" para que solicitaran concesiones con bonoJo
vales suminis- Ferreira, comisionado por el gobierno para recomendar:cambios en la política
trados por sus clientes. Obtenidas las concesiones, los beneficiarios
las cedían de tierras, estudió este aspecto del problema:
inmediatamente a los empresarios, mediante escrituras de venta
falsas. Transac-
ciones de esta indole contribuyeron a la formación de propieaaaes
Antioquia, Caldas y Bolívar durante los primeros anós dil siglo
inmensas en "La mesura de terrenos baldíos ofrece bastantes dificultades a los que se
XX3B. encargan de ella. Comúnmente estos terrenos se componen de bosques
desconocidos, están distantes de los centros de población, carecen de
caminos, etc. Por este motivo sucede que raras veces se encargan de la
Privatización de la tierra: las apropiaciones ilegales
operación los ingenieros experimentados que pueden dar garantía sufi-
ciente de exactitud en las medidas y que naturalmente exigirían por su
Por reveladoras que sean, las listas de concesiones no cuentan sino parte
del trabajo mayor valor que quien se preocupe menos por la escrupulosidad en
cuento. Para comprender plenamente la formación de la propiedad
privada en la este punto. Por otra parte, los interesados sólo se afanan por llenar la
frontera colombiana también hay que tener en cuenta la aprbpiación
de facto de formalidad de presentar un plano cualquiera hecho por quien se compro-
los baldios. Fuera del sistema oficial de concesiones y en uLu"ián
¿. las leyes de meta a levantarlo a menor costo y que para ellos será tanto mejor cuanto
baldíos, empresarios territoriales lograron convertir en propiedades
privadas más terreno comprenda, pues saben que nada pierden con eso y sí les queda
varios millones de hectáreas de baldíos miis. La usurpáción generalizada
de la probabilidad de una ganancia positiva con el excedente... Merece fijar la
baldíos contribuyó de manera significativa aia consolidación
de nuevos latifun- atención el hecho de que en los pocos planos de adjudicaciones que ha
dios en regiones en vía de desarrollo.
habido ocasión de rectificar, han resultado en los terrenos cabidas que
empresarios que usurpaban batdíos en lugar de solicitar concesiones
.hacían
lor por ro difieren de una manera enorme por exoe so respecto de la que debían tener y
varios motivos. por to general, era menos costoso que hacerlo a
en ningún caso se ha demostrado que haya defecto. Citaré los dos ejemplos
través de los canales burocráticos. Es posible que los usurpadores
no tuvieran siguientes: en 1849 se hizo la adjudicación de un lote que debía tener 7.680
acceso a bonos territoriales. o no quisieran hacer la inveriión
necesaria para hectáreas y que rectificado últimamente dio un excedente de 13.459 hectá-
reivindicar derechos de cultivador. Las dilataciones uuro.t¿ii."llih"..nt.,
ul reas; más tarde en 1878 se hicieron unas adjudicaciones respecto de las
trámite de las concesiones eran un desestímulo adicionar3e. Siempre que
promotor fuera persona de ciertos recursos e influencia, su cuales los planos presentados declaraban una medida de 2.396 hectáreas y
la usurpación de la la rectificación puso de manifiesto un error, también por exceso en la
tierra resultaba por lo generar menos costosa, más eficiente y no'mucho
más medida real del t€rreno, que alcanzaba a 2.964 hectáreas"ar.
incierta que los procedimientos legales.
una revisión de los medios a que acudían ros empresarios para acumurar
La cantidad de baldíos añadida a las concesiones era muy variable de un caso
tierras ilícita o cuasi-ilícitamente ilumina la magnitud oet proceso-f
las variantes a otro. Sin embargo, tendía a ser mayor en regiones despobladas con abundancia
regionales que se producían. En todas las áreas donde r. otorgabaí
concesiones de baldíos. Así, algunos empresarios de los llanos y de Panamá se las arreglaban
los empresarios solían esconder grandes apropiaciones
dentro"de las concesiones fiácilmente para inflar al doble, al triple y hasta al quíntuple las adjudicaciones de
mismas. Era la responsabilidad de cada cóncisionario de contratar
un agrimen- 5.000 hectáreasa2. En menor escala se presentaban apropiaciones similares en las
sor para la medición y el levantamiento del territorio solicitado.
Debido al adjudicaciones a tenedores de bonos territoriales y cultivadores, en todo el país.
método de amojonamiento usado para señalar los linderos con
fenómenos Otro recurso al que apelaban los concesionarios era la extensión del control de
naturales tales como árboles, ríos y piedras, nadie sabía bien
cuánto territorio facto sobre baldíos adyacentes después de establecer un monopolio sobre las
comprendían esos linderos. Frecuentemente el concesionario y
el agrimensor aguas y caminos de acceso. Los funcionarios gubernamentales tomaron nota de
esta práctica en el preámbulo a la Ley 48 de 1882, donde se deplora "el extendido
37. véase Ma¡co Palacios, coffee in Corombia, rgs}-tg7l(cambridge,
Ingraterra, r9s0), pág.
l7l'. Las.concesiones múltiples a Lmpresarios en gran escala fueron parñcuh.r,',.n,.
Antioquia y en los Llanos. fr".u.nt.,
"n 40. ANCB v. 13 f ,123,v. 14 f. 360, v. 15 f. 58, v. l7 f. 381, v. 19f.305, v.25f .210,v.26f .326,v.45
38. Véanse ANCB v. 4r f . 17, v. 44 f . i62, v. 47 f. 29s, v. 4g f . i9;y García,
Caldas, pág. 237. v.46 f .284, v. 55 f .456 y v. 57 f. 154.
f'. 633,
39. ANCBv.44f.2l6,v.69f.398,v.70f.2rg,v.7tfs.g6yl94.una-demoraáecincoadiezaños
41. ANCB v. 9 fs. 16-17. véase también ANCB v. 19 f. 350 y v. 20 f. 8.
no era rara.
42. ANCB v. 13 f. 123 y v. 15 f. 58.

80
8r
abuso" de individuos que solicitaban adjudicaciones largas y angostas, a menu- cado jamás los requisitos legales mediante los cuales podían distinguirse los
do en la base de las montañas, con el fin de apropiarse también de las alturas baldíos dc las propiedades privadas. En el siglo XIX, los jueces habitualmente
adyacentesa3. aceptaban escrituras de venta o testamentos como pruebas de propiedad, cuan-
Se presentaban también apropiaciones que carecían_ incluso de apariencia do tales documentos indicaban posesión por un tiempo mínimo de treinta
legal. En muchos lugares los empresarios simplemente se apoderaban de baldíos añosat. Así, muchas tierras que oficialmente no habían salido del dominio
y después los vendían sin el menor respaldo legal. Tales prácticas eran especial- público se incorporaron a propiedades privadas mediante títulos de facto o
mente frecuentes en regiones remotas, donde escaseaban funcionarios con cono- ventas y sucesiones posteriores.
cimientos legales y donde la tierra costaba poco. A fines del siglo XIX, en los Otro medio empleado para monopolizar baldíos era la presentación de
llanos y en el Chocó, en las laderas de Santander y en el norte del Valle les títulos mineros. De acuerdo con la ley colombiana, los individuos que solicita-
resultaba muy sencillo a individuos que disfrutaban de influencia local, obtener ban derechos a las minas obtenían también el uso exclusivo de entre 500 y 1.000
títulos de facto a grandes extensiones de baldíos. Cerca de Ocaña (Norte de hectáreas en la superficie. Para reivindicar derechos mineros, al interesado le
Santande r), por ejemplo, en 1906 unos especuladores marcaron grandes baldíos, bastaba con declarar que existía un yacimiento y pagar un impuesto anual de un
de más de 100.000 hectáreas cada uno, e hicieron creer que eran sus legítimos peso. Si se pagaban cuarenta pesos al contado, la supuesta mina y el territorio
propietarios, a fin de justificar futuras transaccionesaa. adyacente pasaban a ser usufructo perpetuo del concesionarioae. En grandes
La expansión de la industria ganadera y el aumento en la inversión extranjera zonas del Chocó, del nordeste de Antioquia y en las regiones montañosas de
incitaron muchas usurpaciones similares en la costa atlántica después de 1900. Huila, Caldas y Valle, los empresarios se valieron de estas disposiciones para
Allí, empresarios ricos utilizaban alambre de púas para cercar grandes lotes de reivindicar minas a menudo imaginarias y asegurarse así el control de los baldíos
baldíos, habitados a veces por pueblos enteros de colonos, y alegaban que se y bosques5o.
trataba de propiedades privadasa5. En ocasiones, pequeñas concesiones o com- En algunas partes del interior donde gran parte de la tierra estaba ya titulada,
pras constituían la base para cercamientos subsiguientes. Por ejemplo, en Río de la usurpación de los baldíos tomó una forma diferente. Los terratenientes
Oro (Bolívar), una persona a quien habían sido adjudicadas 100 hectáreas en ensanchaban las viejas haciendas hasta abarcar los baldíos adyacentes5r. Tales
1907 procedió a cercar otras 4.0ü) hectáreas de baldíosa6. La situación en maniobras se facilitaban mucho debido a deficiencias en la agrimensura tradi-
Magangué (Bolívar) a comienzos del siglo XX era típica de muchas comunidades cional. Los títulos coloniales rata vez establecían linderos precisos. Con esa
costeñas. En 1907 un ciudadano informaba que: vaguedad, los hacendados cuyas tierras colindaban con baldíos podían más,
tarde "aclarar" esos linderos en su propio beneficio. Con cada venta y con cada
herencia los propietarios iban ensanchando los límites de sus propiedades. Se le'
"Aquí... el alambre de púas está preparando grandes males para el porve- atribuía el nombre de un río a otro que estaba uno o dos kilómetros más allá, se
nir. Es el caso que el aumento de la propiedad territorial está en razón decía que tal colina era otra, que tal mojón era otro distinto. Salvo que se
directa de la facilidad que tenga cada cual para conseguir mayor cantidad efectuara una inspección ocular, era imposible encontrar esos cambios en las
de alambre con lo cual encierra grandes cantidades de terreno que no se escrituras de propiedad. La cantidad de tierra implicada en estas artimañas no
cultiva, y sólo con el propósito de dejar eso de herencia a sus hijos"a7. era despreciable. Se decía, por ejemplo, que el doctor,Lisandro Caicedo, de
Salento (Caldas), había añadido de esa manera más de 100.m0 hectáreas de
Si aparecía un comprador, los empresarios no vacilaban en venderle sus baldíos a su hacienda "La Paila"r2. Por sorprendente que parezca, elcasodista
supuestos bienes; si no, le legaban esas "propiedades" a sus hijos. de ser único. Los grandes propletarios en los valles del Cauca y del Magdalena
Aunque esas usurpaciones eran ilegales con el tiempo muchas eran ratifica-
das por el poder judicial colombiano. Hasta 1926 el gobierno no había especifi-
48. Smith, pág. 103.
49. Véase Ia Ley 75 de 1887 en AC "Leyes autógrafas dc 1887", vol. l0folio l21:y Memoriade
43. lc, "Leyes autógrafas de 1882", vol. 2folio260. Véase también ANCB v. 5f.269 v.9f.22,v. lndustrios, 1932, pá9. 12.
22f.373,y v.29 f. 164. 50. véascANCBv.t2f.87,v.25f.657,v.26f.2,v.30f.190,v.46fs.358y392,v.47f.225,v.48f.
44. ANCBv.26f.326.VéasetambiénANCBv.34f.366,v.43f.273,v.47f.302,v.70f.75,v.75 58,v.50f. l36,v.62f.98,yv.72foliosl89y256.TambiénMemoriadelndustrias, 1930,anexos,págs.
f.295,y v.76f. l13. lt5-t8.
45. ANcnv.32f.452,v.33fs.394y471,v.43f.283,v.46f.22,v.47f.392,v.48f.79,v.54f.424, 51. VéaseANCBv. llf. 11,v.26f.326,v.4f.326,v.4(,f.235,v.55f.476,v.56fs.4y15,v.60fs.
v. ó0 f. 170, v. 6l f. 186. v.74 f. 106 y v. 75 fs. 229 y 258. 164 y 216: Memorio de Agricultura, t923, págs. l4-15; y Boletín fu ta o/icina General de Trabajo 4
46. ANCB v. 30 f . 23'1. Véase también v. 46 f . 375 y v. 56 f. L (octubre-diciembre 1933), págs. 1523-47 y ftal-62.
47. FranciscoGarcíaCarbonellalPresidenteReyes,25demarzodel90T.enANCBv.42Í.485. 52. ANCB v. 24 f. 335.

82 83
solían aflirmar que sus dominios se extendían hasta la cima de las cordilleras rlas. La mayoria de los baldíos incorporados a las viejas haciendas se preserva-
adyacentes53.
han con propósitos especulativos; rara vez entraban a producir56. Así, en la
Además de la modificación de los linderos en los testamentos y escrituras de rcgión andina se falsificaban continuamente nuevos títulos con base en los
juicios rrntiguos, y haciendas relativamente pequeñas, provenientes del período colo-
venta, los hacendados empleaban otros dos procedimientos legales, los
de paitición y los juicios di deslinde, para fines similares. Los de partición eran ¡lial, continuaron ensanchándose durante los siglns XIX y XX.
inióiados por un grupo de poseedorei en común -comuneros- de un predio En la costa atlántica había una variación sobre el mismo tema. En el período
indiviso o6tenido poi medió de una concesión, sucesión o la compra de acciones colonial cerca de los puertos de Santa Marta y Cartagena y a lo largo del río
en la propiedad. El objeto del juicio era dividir legalmente la propiedad y Magdalena, se repartieron en nombre solamente grandes extensiones de tierra
delimiür ia porción de óada propietario individual. Los juicios de deslinde, en cntre las familias más poderosas de la región. Estas familias criaban ganado y
cambio, trat;ban de determiñar ios límites entre dos o más propiedades priva- producían modestas cantidades de tabaco y cacao en una pequeña porción de la
das, o entre las de un individuo y los baldíos adyacentes' Gene¡almente los ticrra, pero con el trauma de la independencia y la abolición de la esclavitud esas
entablaba un propietario interesado. Muchos recurrían a ellos deliberadamente :rctividades se vinieron abajo. En el siglo XIX no estaban registrados los títulos
para establec"r lind.tor nuevos que, en ocasión, absorbían miles de hectáreas de tlc propiedad ni se pagaban impuestos prediales. La tierra quedó en desuso.
Laldíos. Como los títulos de propiedad no eran claros, como los agrimensores llancheríos de campesinos se establecieron allí sin oposición, y ganaderos
jueces casi ocasionalmente criaban ganado en esas extensiones que se tenían por baldíos57.
eran a menudo incompetente i y muchas veces parciales, y como los
nunca se tomaban el tiempo de estudiar con seriedad los antiguos títulos, por lo La llegada de compañías norteamericanas, francesas, británicas y alemanas
los terratenientes lograban manipular las pruebas en favor suyosa. ¡r comienzos de siglo precipitó la resurrección de los viejos derechos de propie-
lene.al
El caso de la familia Iriarte, de Chaparral (Tolima) constituye un ejemplo rlad. Las élites de la costa rebuscaban en los baúles de la familia viejos títulos a
instructivo de cómo se podían utilizar con tales fines los procedimientos lega- tierras que jamás habían visto y, en un negocio fácil, vendían esos títulos a los
lesss. Hacia 1875, en'un remate de bienes eclesiásticos desamortizados, Marco cxtranjeros5t. Esas transacciones de bienes raíces eran frecuentes especialmente
Aurelio Iriarte adquirió una gran hacienda llamada "Ambeima" por 300 pesos' cn la zona bananera de Santa Marta, donde la United Fruit Company acumuló
que ó0.000 hectáreas entre 1899 y 1929. Eran también notorias en el área de Mom-
o sea más o menot la décima parte de su valor comercial. Iriarte alegó luego
hásta el departamento del Cauca, con lo cual se pós, donde hacia l9l0la American Colombian Corporation adquirió los exten-
su propiedad se extendía
aprlpiaUa entre 50.000 y 100.000 hectáreas de baldíos. En un juicio de deslinde sos "Terrenos de Loba", más de 100.000 hectáreas repartidas en cinco munici-
iniciá¿o posteriormente en un municipio vecino, el juez aceptó el límite con el pios. Firmas extranjeras adquirieron también tierras en Tenerife, Plato,
Cauca sin efectuar la inspección ocular exigida por la ley. Iriarte logró que la Ohiriguaná y El Banco (Magdalena) y en Majagual y Magangué (Bolívar) en los
primeros años del siglo XX5e. Vemos aquí la reafirmación de derechos de
Corte Suprema de BogoUá ratificara esa sentencia, y en 1881. estaba cobrando
alquileres a las persoñas que se habían trasladado a la región para sembrar
cosechas o para iecolectar caucho y chinchona. Pese a las protestas de algunos
5ó. Véasc ANCB v. 13 f. 48 y v. 42f.365. En el caso de México, John Coatsworth descubrió una
ciudadanoJde h localidad, así como las del tesorero departamental, la nación tr¡rrelación directa entre la construcción de ferrocarriles, el incremento en el precio de la tierra, y la
nunca exigió la restitución de esas tierras. tcrrdencia de grandes terratenientes a ensanchar sus propiedades. Véase Coatsworth, "Railroads,
haciendas mediante la usurpación de baldíos
, L^ exfansión de las antiguasTolima, I .andholding, and Agrarian Protest in the Early Porfiriato", Hispanic American Historical Reviev'54

'"ru *uy fiecuente en Antioquia, Huila, Caldasy Valle. Enesos departa- (lcbrero 1974),48-7l.
57. Véase Fals Borda, Capitalismo. [: Correspondencia de Baldios (ANCB) también contiene
mentos, el aumento del precio de la tierra era la consideración miás importante
nrucha información sobre tenencia de la tierra y utilización de la misma en la costa atlántica.
para que los terratenientls trataran de ampliar sus linderos. A veces bastaba con 58. ANCBv.46f.220,v.50f.351,v.54f.5,{0,v.56f.ó5.v.58f.535,v.60f.164,v.61f.84,v.70f.
ia sola expectativa de futuras ganancias. Rumores sobfe una nueva carretera o 169, y v. 72f.241.
un nu.uo i".rocarril daban origen a una profusión de solicitudes de concesión de 59. Sobre estas transacciones véans€ ANCB v. 14 f. 373, v. 34 fs. 78 y 3fi,v . ¿+6f .262, v. 49 fs. 50 y
baldíos, así como a juicios de partición y de deslinde para ensanchar las hacien- e(1. v. 50 f. 40, v. 54 fs. 595 y 598, v. 55 fs. 41,202, y 408, v.57f. 501, v.75f.197,v.77 fs.280y423;
Memoria de Industrias, 1931, vol. 5, págs. 313-14; y Orlando Fals Borda, Historia doble de la costa,
v<rl. 3: Resistencia en el San Jorge (Bogotá, 1984) págs. l68b-71b. Según una publicación mimeogra-
148. liatta de la Caja de Crédito Agrario, Industrial y Minero, titulada "lnforme sobre la propiedad de la
53. Véase ANCBv. 13f.48,v.24fs.335y336,v.25f.210,v.35f.595,v.45f-624yv.55f.
American Colombian Corporation en el Departamento de Bolívar, República de Colombia",
54. ANcgv.4f.1,v.21f.348,v.25f.30i,v.32f.438,v.37f.328,v.44f.326,v.55f.476,v.69f.
lkrgotá, 1960, las propiedades de la mencionada corporación llegaron eventualmente a comprender
25 y v.7l fs. 317-50.
(1X1.000 hectáreas. Otras compañías extranjeras que poseyeron tieira en Colombia incluían la
55. El episodio está extraído de los informes del Tesorero de Tolima al Ministerio de Hacien{a
l.ancashire General lnvestment Company of Great Britain, una empresa ganadera en Magdalena;
en 1881. en ANCB v. 3 fs. l8l y 183-88.

84 85
propiedad que nunca fueron definidos claramente y que habían caducado a lo rnicntos para restituir tierras robadas al dominio nacional, los empresarios
largo de decenios, si no de siglos. tcrritoriales se valieron de los mismos para confirmar sus usurpaciones6o. La
La usurpación de baldíos tuvo lugar en muchas regiones de Colombia a fines t:videncia más bien atestigua que el gobierno colombiano ignoraba o era indife-
del siglo XIX y comienzos del XX. La conversión ilícita de tierras públicas en rcnte a la muy frecuente usurpación de baldíos.
propiedad privada era más común en las regiones que estaban experimentando
un intenso crecimiento económico. Como las concesiones de baldíos, las usurpa-
ciones se concentraron en el occidente de Colombia y en la costa atlántica. Dada Lu lransición de colono a arrendatario
la naturaleza furtiva de tales actividades, resulta imposible precisar exactamente
cuánta tierra se arrebató al dominio público. Pero referencias cualitativas Evidentemente, Ios que estaban más conscientes de lo que acontecía eran los
sugieren que la extensión de tierras transferidas ilegalmente a la tenencia privada t'olonos en las regiones de frontera. La privatizaciín de la tierra había tenido
igualó y probablemente superó a la adjudicada en concesiones gubernamentales. cnorme s repercusiones en sus vidas. Esto significaba, en efecto, la pérdida de sus
Es claro que los promotores de este proceso eran por lo general gente rlcrechos a la tierra. Para comprender cómo fueron despojados de sus parcelas
pudiente. Los actos de solicitar concesiones, reclamar títulos a minas, iniciar krs colonos, se necesita también conocer las formas como los empresarios
juicios de deslinde o de partición, o comprar alambre de púas requerían mucho ch¡dían las leyes destinadas a la protección de los campesinos. Como se vio, las
más capital del que disponían los campesinos pobres. De hecho, los principales r.clbrmas legislativas de 1874 y 1882 estaban encaminadas en parte a impedir la
beneficiarios de las usurpaciones de baldíos fueron terratenientes, comerciantes cr¡ncesión de tierras ocupadas por colonos a los grandes inversionistas. De
y financistas importantes, la mayor parte de los óuales veían en la acumulación ;rcuerdo con esas leyes, los individuos que solicitaban concesiones sólo podían
de baldíos una inversión relativamente poco costosa y potencialmente lucrativa. rccibirlas en baldíos inexplotados o territorios que ellos mismos hubieran puesto
En esta segunda etapa de expansión de la frontera empresarios particulares ir producir. Si en el área solicitada había ya colonos, sus posesiones deberían
se apropiaron de grandes tajadas del dominio público. El proceso paralelo de cxcluirse de la concesión.
enajenación y de usurpación transformó el campo colombiano. Zonas inmensas Las leyes establecían varios procedimientos concretos para defender los
de baldíos en las regiones templadas y cálidas de la región andina pasaron a intereses de los campesinos. Por ejemplo, al solicitar una concesión, era necesa-
manos de particulares. Entre tanto, un cambio de no menor alcance se estaba rio presentar tres testigos de la región que declararan si en el área vivían colonos
produciendo en la costa atlántica después de 1870; muchos baldíos, así como r ¡ no. Se le exigía al agrimensor de la conce sión que señalara la localización de las

muchos ejidos, fueron absorbidos por hacendados o por concesionarios y, salvo ¡rarcelas de colonos en los planos que presentaría al gobierno nacional. Los
en la zona bananera, transformados en grandes dominios de ganadería. La colonos cuyas tierras quedaban así anotadas tenían asegurado el título a sus
formación de la propiedad privada en el campo colombiano fue un proceso tierras. Había que fijar también edictos durante un mes a fin de dar a los colonos
continuo; desde la Independencia, muchas grandes propiedades fueron creadas t¡ue hubieran pasado por alto la oportunidad una nueva posibilidad de oponerse
o ampliadas significativamente. ir la concesión. Y finalmente, antes de que el alcalde transfiriera formalmente la
La consolidación de nuevos latifundios en regiones de baldíos no llamó ¡rropiedad al beneficiado, las autoridades locales debían una vez más notificar a
mayormente la atención a las autoridades de Bogotá. De vez en cuando los todos los colonos cuyos derechos pudieran haber sido afectados y posponer la
congresistas deploraban la usurpación de tierras públicas, pero nunca estable- cntrega si estos formulaban una protesta6l.
cieron sanciones penales. Aunque el gobierno implementó algunos procedi- Es claro que la eficacia de esas leyes dependía de su acatamiento por parte de
las autoridades locales, de los testigos y de los agrimensores, y de la capacidad de
krs colonos para hacerse sentir. El problema residía en el escaso poder efectivo
las compañías mineras norteamericanas en el nordeste de Caldas (ANCB v. 37 f. 476); la East
rlcl gobierno nacional en las zonas rurales, donde muchos empresarios territo-
Magdalena Exploitation Company en h¡erto Wilches (Santander), (ANCB v. 33 f . 320y v. 50 f. 187);
la Lobitos Oilfields Corporation de Bolír¿ar (Santander) (ANcB v. 57 f. 187); y la Union Oil
Company, que Ie compró a la firma colombiana de Herrera y Uribe aproximadamente ló0.000
hectáreas de tierra, que incluía muchos baldíos, según se decía, en Cundinamarca, Huila y Meta 60. Véase LeGrand, "From Public Lands", págs. 13G50 para un análisis más detallado de la
(ANCB v. 50, f. 504). Un mapaque muestradónde estaban localizadas lascompañías extranjeras que rcspuesta del gobierno colombiano a la usurpación de tierras de dominio público.
tenían tierra en el departamento de Bolívar, puede engontrarse en el libro Capitalismo, de Fals ó1. Ley 48 de 1882, artículo 9; Decreto 832 de 1884, artículos 5 y ó; Circular No. 94 de 1884
Borda, pág. 53. Información detallada sobre las propiedades extranjeras en Colombia en la década (Sccrctario de Estado del Despacho de Hacienda) y Decreto ó78 de 1890en: Colombia, Consejo de
de 1920 también puede encontrarse en Arno S. Pearse, Colombia, With Special Reference to Cotton I \t1t.Jo, Codücación nacional de las leyes de Colombia desde el año de 1821, vol. 32 (Bogotá, l95l)
(Being the Report of the International Cotton Mission Through the Republic of Colombia)(Manchesteq ¡r;igs. 93-95; Vicentc C)larte Camacho, Recopilación de leyes y dispbsiciones administrativas (Bogo-
Inglaterra, 1926). r;i. l90l), págs. 299-305: ibid, págs. 313-17; y págs. 30G07, respectivamente.

8ó 87
El territorio abierto por colonos era también objeto de usurpaciones en gran
riales disfrutaban de una enorne influencia. La mayoría de los empresarios se
cscala68. Los hacendados solían permitir a los colonos que ocuparan baldíos
limitaban a comprar testigos. Generalmente, estos eran gente pobre que juraban
colindantes con sus propiedades, tan sólo para reclamar el territorio a su favor
que las tierras estaban deshabitadas, así llevaran años trabajando en ellas los
rrnos años después, cuando las tierras se habían valorizado. Si los colonos
colonos62. Sumisos a los concesionarios que les pagaban sus honorarios, los agri-
lrataban de titular sus posesiones, los hacendados inmediatamente se les adelan-
mensores casi nunca señalaban la existencia de colonos en sus levantamientos,
mientras que los alcaldes sólo fijaban, si acaso, por unos cuantos días el edicto taban iniciando juicios de deslinde o de partición. En muchas regiones, colonos
que a veces llevaban cuarenta años establecidos allí se encontraban con que sus
público sobre la concesión solicitada63. Incluso cuando se fijaban, no siempre
solicitudes quedaban detenidas por hacendados locales quienesjuraban que el
eran exactos. Como le escribía al Presidente Rafael Reyes en 1906 un ciudadano
tcrritorio formaba parte de sus propiedades6e. La inseguridad con respecto a si la
de un pequeño pueblo en las montañas orientales de Antioquia:
tierra que ocupaban era realmente baldía así como el temor de provocar la
agresión de grandes terratenientes, posiblemente impidió que muchos colonos
"Se denuncia una extensión de tierras como baldías por linderos que no
solicitaran concesiones del gobierno.
son los propios que ellas tienen, o se cambian los nombres de los...
Cuando los colonos habían ocupado efectivamente propiedades abandona-
dueños... todo esto pasa para que no se aperciban los ciudadanos que
pueda haber interesados... Al darse la posesión al denunciante es cuando se tlas, los propietarios por lo general actualizaban sus títulos en cuanto aumenta-
ba el precio de la tierra7o. Una carta enviada desde Santa Marta al Ministro de
descubre el artificio inmoral de que se hizo uso, porque solo se sabe al
tiempo que se va a tocar con el poseedor de buena fé para lanzarlo... si no
Agricultura en l919 describe otra variación de esta táctica:
puede sostener una cuestión judicial (y esto es lo más común) es víctima del
agiotisla influyente, a quien por su poder le sobran testigos para probarque "[Hay personas] que encierran en escritura posterior a la adjudicación
porción de terreno mayor que la adjudicada, dejan que se establezcan
la tierra de un desamparado es baldía. Así se ha despojado a muchos
colonos, y luego con tales títulos reivindican todo el globo como si fuera de
infelices, reduciéndoles a la miseria"ó4.
su propiedad, privando al pobre colono del derecho que la ley ordena
hacer respetar"?1.
Incluso cuando, contra todas las probabilidades, los colonos se enteraban de
una concesión pendiente que abarcaba sus tierras, las autoridades locales sim-
plemente se negaban a admitir sus objeciones65. El resultado fue que, en flagran- La apropiación encubierta de baldíos por medio de títulos falsificados,
ventas ilícitas, reivindicaciones mineras y pleitos jurídicos imposibilitaba a los
te violación de las nuevas leyes, después de 1874 los empresarios continuaron a
solicitar y obtener concesiones de tierras públicas ocupadas por colonos66. colonos de entablar una oposición legal. Esta circunstancia explica por qué a
rnenudo los empresarios recurrían a tales subterfugios para titular baldíos72.
Esas apropiaciones se dieron generalmente en concesiones tanto a grandes
cultivadores como atenedores de bonos territoriales. Algunas afectaban sólo a Una vez que los empresarios habían obtenido títulos de propiedad, ya fuera a
través de concesiones o de procedimientos ilícitos, tomaban medidas para
unos cuantos colonos, mientras que otras incluían las siembras de centenares de
campesinos. Por ejemplo, los habitantes del caserío de Pedral (Santander),
despertaron una mañana de 1880 con la desagradable sorpresa de que todo el
pueblo había sido concedido a un individuo6T. El gobierno central generalmente ó8. VéaseANCBv.7f.175,v.14fs.342y348,v.18fs.463y495,v.22f.392,v.26fs.326y625,v.
no se daba cuenta de que las tierras estaban habitadas, y los colonos sólo se 28 [. 240, v. 30 fs. 126 y 225,v. 37 fs. 63 y 122, v. 4l f. 227 y v. 63 f. 353.
69. VéanseANCBv.5f.302,v. 15fs.246y253, v.20f. 131,v.24f.336,v.25f.7ü;Cauca,
daban cuenta demasiado tarde de que alguien había reivindicado sus parcelas. Informe del Secretario de Hacienda, 1935, p. 39; y Colombia, Valle del Cauca, Mensoje del Goberna-
dor del departamento a la Asamblea Departamental en el año de 1936 (Cali,193ó) p. ll. De aquí en
adelante los informes anuales del gobernador de departamento a la asamblea de ese departamento
62. ANCBv.18fs.26,420y452,v.21f.172,v.32f.584,v.4tf.451,v.58f.535,yv.70fs.36y
serán citados como Mensaje del Gobernador, precedidos del nombre del departamento y seguidos de
138. Vease también Ac, "hoyectos pendientes 1924-25 (Cámara)", vol. 9 folio 135.
la fecha.
63. Véase ANCB v. I I fs. 184, 188 y 245, v. 16 fs. 93 y 251, v. 38 fs. 99,375,417,y 425,yv.44f.
70. ANCB v. 22 f . 3N, v. 23 f . 133, v. 24 fs. 242 y 581 y v. 25 f . 281.
332.
71. ANCB v.45f.626.
64. ANcB v. 2 f. 312. Subrayado en el original.
ó5. Véase ANCB v. 14 f. 285, v. 38 f. t94, v. 39 fs. 57-8 y 255, y v. 45 f. 589. 72. Debe recoidarse que en ciertas regiones aisladas de Colombia, las compañías mineras
¿rumentaban a menudo su fuerza de trabajo exigiendo a los colonos que vivían en territorios aledaños
ó6. ANCB v. 15 f. 375, v. l0 f. 94, v. 14 f. 335, v. 15 fs. 342 y 378,v. 26 f. ó98 y v. 34f. 34; y Ac,
:¡ las minas, a firmar contratos en los cuales los colonos aceptaban pagar arriendo sobre sus parcelas
"Leyes autógrafas de 1917", vol. ó folio 148.
67. ANCB v. 3 f. I 30. En este caso el gobierno ordenó que la concesión fuera anulada y el cascríg cn forma de laboreo minero. Véase Alvaro Tirado Mejía, Colombia en Ia repartición imperialista
t870-1914, (Medellín, 1976), págs. 80, 99.
protegido (v. 3 f. l2ó).

89
88
despojar de su independencia a los colonos. Acompañados por el alcaldc o por la v¡¡canlcs atraían simultáneamente tanto a especuladores como a colonos. l,ln
policía, informaban a los colonos que habían abierto las tierras que pertenecían (:s()ssectores los empresarios orientaban sus principales esfuerzos a la adquisi-
a una propiedad privada. Les presentaban entonces dos alternativas a los ción de derechos sobre la tierra per se, la cual, gracias a su localización privilegia-
campesinos: abandonar inmediatamente el predio o aceptar contratos de arren- da, podía, al venderse, producir utilidades inmediatas. En tales condiciones, los
damiento. Si accedían a esto último, abandonaban sus aspiraciones a la tierra y cmpresarios no se preocupaban de obtener mano de obra. Igual que en las
perdían también su libertad de trabajo. Como alquiler por el uso continuo de sus rcgiones muy remotas, trataban de excluir completamente a los colonos para
parcelas se veían obligados a dar parte de su trabajo a los supuestos propietarios. prevenir dificultades. Tal situación se presentó en Yolombó (Antioquia) en los
La instalación de colonos en una propiedad resultaba beneficiosa para los mil ochocientos noventa, cuando algunos grandes solicitantes chocaron con
empresarios territoriales por varios conceptos. A aquellos interesados en la centenares de colonos que querían abrir tierras a lo largo del ferrocarril Medellín-
usurpación de baldíos, el establecimiento de relaciones propietario-arrendátario l)uerto Berrío, en construcción por aquel entoncesT5.
con los colonos establecidos allí ofrecía otro medio de legitimar sus títulos. En En el departamento de Caldas varias familias prominentes, asícomo compa-
los contratos de arrendamiento en Colombia, el arrendatario reconocía explíci- ñías comerciales, unas y otras con títulos coloniales a grandes extensiones de
tamente los derechos del arrendador a la tierra. Como los tribunales aceptaban terreno, adoptaron una política diferente en relación con los arrendatarios.
esos contratos como prueba de posesión legítima, equivalente a sembrar cose- l;undaron poblaciones, construyeron caminos y promovie ron la colonización de
chas, pastar ganado, o construir cercas y edificaciones, los contratos de arrenda- sus tierras con el ánimo de subdividirlas y vendérselas a los campesinosT6. El
miento podían reforzar títulos discutibles por otras razonesT3. ímpetu del movimie nto colonizador hacia e I sur de Antioquia, la relativa prospe-
Para los hacendados dedicados a cosechas comerciales, los contratos de ridad de los colonos y las alternativas de inversión suministradas por el insólito
arrendamiento les permitían también satisfacer sus necesidades de mano de obra dinamismo de la economía regional antioqueña pueden explicar la forma que
con un gasto mínimo. El uso del trabajo de los arrendatarios refleja la abundan- asumieron las relaciones empresario-colono en esas partes de Caldas. Cuales-
cia de tierra y la escasez de capital líquido, típicos de la Colombia rural durante quiera sus motivos, ese tipo de transacciones eran excepcionales dentro del con-
este período. Incluso en regiones donde la producción comercial rendía sólo texto colombiano. Sin embargo, un esquema similar de desarrollo territorial pre-
utilidades mínimas, siempre resultaba conveniente tener arrendatarios en una dominaba en algunas partes del Brasil y muchas regiones de frontera de los Esta-
hacienda. La instalación de arrendatarios en la periferia de la hacienda servía dos unidos, donde los especuladores y las compañías se habían insertado entre el
para prevenir usurpaciones por parte de terratenientes vecinos u ocupantes de gobierno y los colonizadores efectivosTT.
hecho. Además, le suministraban al propietario un ingreso básico procedente de otra variación más en las relaciones empresario-colono se produjo en las
los arriendos y simultáneamente, al sembrar los campos y mantener los caminos selvas tropicales pluviosas de la costa del Pacífico y del golfo de urabá, las que
y cercados, aumentaban el valor de la propiedad. Por otra parte, para el fueron designadas como bosques nacionales no enajenables después de 1900.
especulador interesado en convencer a un presunto comprador de la viabilidad Los empresarios privados a quienes el gobierno nacional les arrendaba las selvas
comercial del predio, la presencia en él de una fuerza laboral constituía de por sí
un atractivo innegable. Así, por lo general, los empresarios se aseguraban 75. Véase ANCB v. 13 fs. 30, 2t9, y 287, y v. 14 fs. 356, 365 y 367.
primero de los títulos de propiedad y luego presionaban a los colonos para que 76. Véase Brew, "Economic Development", págs. l5G8t; christie, "oligarchy and Society",
aceptaran contratos de arrendamiento. págs. l3-60; christie, "Antioqueño colonization", págs. 160-68; y López Toro. Los actores princi-
Vale la pena mencionar algunas variantes del esquema general. En regiones pales en estas transacciones de finca raíz fueron la familia Vitlegas, la familia Aranzazu,González,
Salazar y Cía., y la Compañía Burila.
muy remotas, los individuos que trataban de monopolizar baldíos sin funda-
77. El modelo antioqueño de expansión fronteriza se parece en muchos aspectos al de la parte
mento legal por lo general se oponían a que se instalaran colonos en ellos. La centro-occidental de los Estados Unidos y al de la frontera cafetera del Paraná en el Brasil. (Véase
exclusión de los colonos constituía en sí misma una afirmación del derecho a la Gates; y Katzman, "Brazilian Frontier", 2lB-79). La subdivisión de grandes propiedadcs también
propiedad mientras que dada la falta de mercados, era imposible llevar a cabo trcurrió en el distrito de Misiones en Argentina en las décadas de 1920 y 1930 (Eidt, p. 203). Segrin
actividades económicas que requirieran una mano de obra permanenteTa. Katzman, "La clave del modelo de subdivisión de la propiedad en las fronteras estimuladas por las
cxportaciones está en Ia existencia de un amplio espectro de instrumentos financieros que permitían
En otras regiones donde el precio de la tierra subía muy de prisa, como, por
a los terratenientes hacer inversiones alternativas tan pronto como sus propiedades eran liquida-
ejemplo, a lo largo del trazado de ferrocarriles, los territorios anteriormente tlas" (pág. 284). Debido al excepcional dinamismo de la economia regional antioqueña que se
originó en la mineria, oportunidades alternativas de inversión parecen haber estado disponibles en
73. ANCB v. l8 f. 452, v. 33 fs. 507,509 y 5ll y v.63 f.238. lquella parte del país, mientras eran generalmente inexistentis en el resto de Colombia durante el
74. Véase ANCB v.26fs.276y291,v.29f . 164,v. 34f. 366, v. 35 f. 595, v. 4l f. 148, v. 43 f.254y siglo xlx' Esta hipótesis puede ayudar a expticar las formas peculiares que tomó la e:<pansión
v. 70 fs. 75 y 264. lronteriza en el área de colonización antioqueña

90 9t
monopolizaban la exportación de productos madereros en las regiones bajo
su control. Contra su voluntad, los colonos establecidos previamente en el área
de las concesiones tuvieron que convertirse en trabajadores de esos concesiona-
rios, quienes los obligaban a venderles todo el caucho o la tagua que recolecta-
ban a un precio dete rminado, muy por debajo del verdadero valor en el mercado.
Así, al adquirir una concesión forestal, los contratistas se aseguraban también
una mano de obra cautiva. Como el territorio que ocupaban no era técnicamente
baldío, los colonos en los bosques nacionales no disfrutaban de la protección 4.
ante la ley otorgada a los demás colonosTt. LA LUCHA POR LA TIERRA Y LA MANO DE OBRA
Fuera de las variantes enumeradas, las áreas de frontera en Colombia fueron
abiertas generalmente por familias de colonos que le daban una utilización
productiva a la tierra. La integración gradual de los baldíos a mercados más
extensos condujo a una segunda etapa de actividad económica en la que grandes
empresarios reivindicaban extensos baldíos con el propósito de apoderarse de la
tierra y del trabajo de los colonos independientes. Para lograr la consolidación de sus nuevas propiedades, los empresarios
Tanto los colonos, los cuales dominaron la primera etapa del desarrollo de la necesitaban la aquiescencia no sólo de las autoridades sino de los colonos. El
frontera, como los empresarios, quienes dominaron la segunda, se constituían momento crucial se presentaba en cada región cuando el representante del
protagonistas principales en la actividad económica. Pero la lógica económica empresario les informaba a los colonos que la tierra donde estaban trabajando
de los empresarios se oponía fundamentalmente a la de los campesinos coloniza- era propiedad privada y que por consiguiente deberían firmar contratos de
dores. Al desplazarse a las regiones de frontera, los colonos buscaban indepen- arrendamiento o abandonarla. Si los campesinos aceptaban esas condiciones
dencia económica, es decir, control sobre los procesos de producción; buscaban culminaba así la transformación de una economía de minifundios indepen-
también cómo alimentar a sus familias y mejorar su situación al producir un dientes en otra basada en el sistema de grandes haciendas. Pero fueron muchos
excedente de alimentos para el mercado. La visión campesina del desarrollo de la los colonos que se negaron a aceptar pasivamente la pérdida de sus tierras.
frontera era Ia de una economía de pequeñas propiedades y de una tierra Desde 1874 hasta 1920, la determinación de preservar su independencia dio
ampliamente repartida entre los que la cultivaban. Aunque algunos trataron de lugar a centenares de conflictos locales en las tierras medias y bajas. La forma
monopolizar grandes extensiones (y unos cuantos lo lograron), los colonos por específica que esas luchas asumieron es reflejo del contexto legal e institucional
lo general fueron incapaces de establecer la propiedad privada de la tierra. Por lo donde se originaron.
tanto, el criterio que predominaba entre ellos para el acceso a la tierra consistía
en la explotación efectiva de esta. Los empresarios, en cambio, buscaban ganan-
cias las cuales podían obtenerse, en vista de su dependencia sobre la mano de Formas de resistencia de los colonos
obra asalariada, solamente con la producción de cultivos exportables, la eleva-
ción del ganado, o la especulación. Para que esas iniciativas ambiciosas tuvieran Antes de 1874 eran pocas las opciones de que disponían los colonos indepen-
éxito, necesitaban con urgencia brazos, los que se buscaban al despojar a los dientes amenazados por los grandes empresarios. O bien aceptaban contratos de
campesinos de su independencia económica y forzarlos a trabajar en las nuevas arre¡tdamiento, con lo cual podrían seguir trabajando las tierras que habían
haciendas. La visión de los empresarios era la de una economía rural constituida abierto, aunque en condiciones desfavorables, o bien rehusaban los contratos y
por grandes propiedades trabajadas por una serie de arrendatarios y aparceros se iban a otra parte. La decisión de quedarse o de emigrar, adoptada individual-
con el complemento adicional de algunos jornaleros. Así, su lógica económica mente por cada familia, implicaba la inexistencia de una organización colectiva.
exigía que el sistema latifundista se implantara en las regiones nuevas. Sólo en las poblaciones antioqueñas hubo oposición abierta a los grandes
terratenientes que reafirmaban sus derechos al territorio donde se habían esta-
blecido las poblaciones. Dirigidas por élites locales educadas y poderosas, a
mediados del siglo XIX algunas poblaciones antioqueñas disputaron tales afir-
maciones ante los tribunales. La importancia económica de las regiones involu-
cradas condujo a que el gobierno interviniera en varios de esosjuicios, con lo que
78. ANCB v.26 fs. 67 y 282, v. 33 fs. 156, 159,543 y 546,v.34f .28,v.37 f.491 y v. 41, f. 414.
se lograron acuerdos de compromiso beneficiosos tanto para los colonos como

92 93

Anda mungkin juga menyukai