GRUPO A
GRUPO B
El presente trabajo se basa en una metodología que considera las más importantes
recomendaciones sobre los parámetros de diseño del horno y de su operación. En tal sentido,
se evalúan la altura efectiva del horno, el área total de toberas, las dimensiones de los
conductos de aire, entre otros parámetros de diseño. De igual forma se evalúan la
productividad, el consumo de aire, la altura de la cama, el peso de la carga, y otros parámetros
de operación del horno.
I. El horno de cubilote.
A pesar de que la primera patente de lo que se considera el cubilote moderno cumplió en
1994 doscientos años de ser otorgada a John Wilkinson (Inglaterra), se puede decir que el
cubilote mantiene su diseño fundamental hasta nuestros días. Naturalmente, ha sufrido
variaciones estructurales, se le han incorporado aditamentos, se han rediseñado algunas de
sus partes, particularmente el sistema de toberas, pero su concepción inicial de horno tubular,
en posición vertical, con la entrada de la carga metálica por la parte superior y un contacto
directo entre el combustible sólido y dicha carga metálica, se ha mantenido inalterable.
Esto se debe a una causa fundamental: el cubilote posee una eficiencia de fusión alta en
comparación con los demás hornos empleados con el mismo fin. Esto se explica, porque en
este tipo de horno la carga metálica a fundir (arrabio, chatarra de acero, ferroaleaciones,
rechazos de la producción, etc.), está en contacto directo con el combustible sólido (coque),
que se emplea para su fusión. Esta eficiencia de fusión se entiende como la relación que existe
entre el calor potencial que hay en el hierro fundido que sale del cubilote y el total del calor
que entra al proceso (combustión de coque, procesos de oxidación de índole exotérmica y
calor sensible en el aire que se sopla dentro del horno). Así, por ejemplo, en condiciones
favorables de eficiencia (empleando soplo caliente), se pueden alcanzar valores algo
superiores al 40 %. En cambio, en condiciones muy desfavorables (soplo frío, revestimiento del
horno en mal estado, mala operación del horno, etc.), este valor puede descender hasta 30 %
o más. Sin embargo, la eficiencia de la combustión en este tipo de horno no sobrepasa el 60 al
70 %, lo cual es un valor bajo en comparación con los demás hornos que queman combustible.
Esto se debe, principalmente, a que no se puede hacer un uso total del contenido calórico del
coque sin interferir en los requerimientos metalúrgicos del proceso, en tanto, el coque y sus
gases de combustión son elementos activos en dicho proceso.
Por todo lo expresado hasta aquí, es que se ha afirmado que operar bien un cubilote no es
tanto controlar un proceso metalúrgico, como dirigir una combustión. Por ese motivo, todo lo
concerniente a las características del combustible empleado, así como el volumen y presión
del aire que se introduce en el horno (sin olvidar la humedad relativa), posee una importancia
primordial para la buena marcha del mismo. Paralelo a esto, el horno debe poseer
determinadas relaciones entre sus parámetros de diseño, de manera tal que el proceso de
combustión que se produzca dentro de él permita obtener un hierro fundido a la temperatura
requerida.
El presente trabajo tiene como objetivo relacionar los parámetros de diseño y operación,
mediante una metodología pre-establecida, de manera que se obtenga un cuadro general que
caracterice el horno objeto de análisis.
Introducción.
Estructura.
Estructura y funcionamiento del horno de cubilote.
El cubilote está constituido por las siguientes partes (ver figura No.1, Pág. 7):
Envoltura cilíndrica de chapa de acero soldada.
Revestimiento interno de material refractario (entre este y la envoltura se deja una capa
intermedia de unos 2 cm, rellena de arena seca, para permitir las dilataciones radiales y axiales
de refractario).
Chimenea y su correspondiente cobertura. Algunas veces se añade apagachispas.
Boca de carga: pequeña y provista de una plancha inclinada para la introducción de las cargas
cuando se realizan a mano, más amplia si se hace mecánicamente.
Cámara de aire anular, de plancha delgada, que circunda del todo o en parte la envoltura y
dentro de la cual, pasa aire o viento (enviado por una máquina soplante) para la combustión
del coque.
Toberas, de hierro colado o chapas de acero, en forma de caja horadada y adaptada al
revestimiento para conducir el aire al interior del cubilote. En la parte correspondiente de
cada tobera, la pared exterior está agujereada y provista de portillos con mirillas (de mica o
cristal) para vigilar la combustión.
Piquera de escoria. Abertura dispuesta a unos 15 o 20 cm aproximadamente por debajo del
plano de toberas, inclinada de 30 a 40º, respecto a la horizontal, para facilitar la salida de la
escoria.
Puerta lateral de encendido y limpieza. Antes de cerrarla, al comienzo de la fusión, hay que
rehacer el murete que completa el revestimiento.
Canal de colada, de plancha de hierro, revestido de masa refractaria. Mantiene la misma
inclinación de la solera (10º), para hacer caer el hierro fundido en el caldero de colada.
Solera a fondo de cubilote. Consiste en arena de moldeo apisonada e inclinada 10º hacia la
piquera de sangría del horno.
Plancha base de envoltura cilíndrica; de hierro colado o chapa fuerte. En su centro hay una
abertura del diámetro de la solera, que puede cerrarse con un portillo de descarga de uno o
dos batientes que se abren hacia abajo por medio de un cerrojo, de una palanca o quitando el
puntal. A través de ella se descarga el contenido de coque de la cama, al final de la operación
del horno.
Columnas de apoyo: casi siempre son cuatro, de hierro fundido y son sostenidas a su vez por
unos cimientos de ladrillos de hormigón.
Crisol: es la parte inferior del cubilote comprendido entre la solera y el plano de las toberas. Se
estima que el metal ocupa en él, el 46 % del volumen. El 54 % restante está ocupado por
coque incandescente.
1. Funcionamiento del cubilote.
a. La reparación puede efectuarse también por medio de unos aparatos especialmente creados para este
uso, que proyectan la masa refractaria contra las paredes que hay que reparar por medio
de aire comprimido. Este sistema es aplicable a los hornos de dimensiones grande y mediana.
Al día siguiente se puede encender de nuevo. Algunas veces se repara durante la noche o la madrugada
para fundir todos los días. Aunque esto requiere de un esfuerzo considerable por parte de los
reberberistas.
b. Reparación. – Después de cada fusión de 3 a 10 horas, el cubilote se deja enfriar y, al día siguiente, se
repara. A este fin, con un cincel o una piqueta, se quita la escoria o el material refractario vitrificado
adherido al revestimiento, que se presenta más o menos corroído en torno a las toberas hasta alcanzar el
material refractario que no ha sufrido deterioro. Las partes afectadas se recubren entonces con material
nuevo, a mano y dejándolo reposar por lo menos 24 horas. Si el espesor a recubrir es muy grande, se
utilizan trozos de ladrillos, siempre del mismo material refractario.
Dos horas antes de dar comienzo a la colada, por la portilla de encendido (o desde arriba) se introduce un
montoncito de leña seca que se enciende hasta obtener un fuego abundante y vivo, favorecido por el
enérgico tiro que producen la portilla de encendido, las mirillas de las toberas, la piquera de colada y la de
escoria, todas abiertas, así como la propia chimenea del horno.
Se empieza entonces a introducir el coque encendido, en una capa de unos 32 cm para cada carga, a
razón de 140 Kg por metro cuadrado de horno; con el coque debe mezclarse un 5 a 10 % de piedra
caliza, llamada también fundente; antes de introducir una nueva capa hay que asegurarse de que el
coque situado debajo esté bien encendido.
El coque de encendido debe alcanzar de 1 a 1.60 metros sobre el plano de toberas. El nivel se
comprueba introduciendo por la boca de carga una cadena o una cabilla doblada en (Z), el encendido de
la columna se comprueba observando el color rojo del revestimiento refractario u observando
directamente los trozos de coque por la mirilla de las toberas. Se activa el encendido dando viento por
espacio de 4 a 5 minutos, lo cual sirve también para desulfurar el coque.
c. Encendido. – Se repara la solera del horno con arena de moldear seca con una pequeña adición de
grafito, arcilla y agua, secándose con fuego de leña o con una llama de fuel-oil o de gas.
La carga de coque de encendido (cama), cuya función es sostener las cargas colocadas encima y dar,
con su combustión, la energía térmica necesaria, debe estar constituida por una cantidad de combustible
cuya altura permanezca invariable durante toda la colada.
Para ello, el coque consumido se reintegra de modo regular a través de las cargas sucesivas de coque,
que entran por la puerta de carga.
d. Introducción de la carga. – La carga del horno comienza colocando sobre la capa de coque de
encendido una carga de coque adicionada de la necesaria cantidad de fundente y encima de esta la
carga metálica. A continuación se coloca una segunda carga de coque con fundente y la segunda carga
metálica, y así alternativamente hasta alcanzar la puerta de carga. A continuación, se espera un período
de tiempo de 60 a 90 minutos (según el tamaño del horno), para que el coque encendido de la cama
precaliente las cargas añadidas al horno. Transcurrido ese tiempo, se cierran las mirillas de las toberas y
las portillas, se conecta el ventilador y si todo ha sido bien ejecutado, transcurrido de 6 a 9 minutos, se
presentará el primer hierro fundido en la piquera de colada. Este hierro se considera frío y no se utiliza.
Solo se emplea cuando comienza a salir caliente y con buena fluidez por el canal.
En el sistema por sifón (Pinar del Río), desde un inicio el orificio de sangría permanece abierto, el hierro y
la escoria se separan en el sifón. Esto es lo que se conoce como colada continua.
e. Período de operación. – A partir de que el primer hierro fluye libremente por el canal de sangría, se
cierra este orificio con un tapón de barro refractario. Se deben disponer de varios tapones (humedecidos,
próximos al horno), ya que se utilizarán cada vez que se pique el horno. Ahora se espera a que se
acumule el hierro líquido en el crisol del horno. La medida de que el crisol estará lleno le dará la salida de
escoria por la piquera correspondiente. La fluidez con que salga la escoria es índice del buen
funcionamiento del horno. Inmediatamente que salga toda la escoria (comienza a salir hierro, junto con la
escoria), quiere decir que el crisol está lleno de hierro líquido. Entonces se rompe el tapón del orificio de
sangría y se recibe el hierro en las cazuelas de vertido. Vaciado el crisol se coloca un nuevo tapón en el
orificio de sangría y se repite todo el proceso. Lo descrito aquí es lo que se denomina operar el horno por
picada y se hace cuando se demandan grandes cantidades de hierro de una vez o por práctica
establecida.
f. Fin de la fusión. – Después de algunas horas de funcionamiento se comprueba la cantidad de piezas
que quedan todavía por colar y se introduce la última carga, reservado para esta los trozos de metal más
ligeros. Cuando el nivel de la carga alcanza aproximadamente las tres cuartas partes de la altura del
horno, se reduce gradualmente el viento, cerrando por completo la entrada de aire al horno cuando está
próxima la fusión del último hierro colado. Cuando aparece escoria en la piquera se vacía el horno.
g. Vaciado del horno. – Hay que asegurarse de que el pavimento debajo del horno esté bien seco; se
abren los portillos de las toberas, se abre el canal de colada y la portilla de encendido y se hace correr
cerrojo o el puntal que cierra la puerta inferior del horno. La solera del horno cae al igual que los residuos
de la capa de coque y de material contenidos, que se apagan con chorros de agua y se retiran para que
no se estropee el cubilote. El coque recuperado se aprovecha para las estufas o para el relleno de
machos muy voluminosos. El hierro se funde para las piezas corrientes.
5)
Otros diseñadores prefieren calcular el área de las toberas por la relación Fe/coque en las cargas, donde:
S1= F
=P/P’
P- peso de la carga de coque, en Kg.
P’- peso de la carga de hierro, en Kg.
2.1.3 Conductos de aire.
La ubicación de las toberas está en dependencia de la capacidad del crisol del horno. Una recomendación
puede ser la siguiente: la hilera de toberas debe colocarse a 30 cm aproximadamente del fondo de la solera
del horno, si este se opera por colada continua y de 90 a 120 cm, si este se opera por picadas.
La tubería, desde el ventilador hasta la caja de aire del horno, debe ser recta y de sección circular. El área de
su sección (S2) debe ser el doble de la sección de salida del ventilador. La tubería, debe entrar
tangencialmente en la caja de aire, de sección (S3). Debe cumplirse que:
S3= (2.5 3) S2 S3 – Área de la sección de la caja de aire.
Que se haya formado un puente, es decir, un atasco de la carga metálica de forma que mantengan
suspendidas las cargas superiores. Hay que deshacer el puente con una barra puntiaguda y pesada, que se
introduce por la boca de la carga. Una vez roto el puente, se añade el coque de encendido que se consumió
entre tanto. Si las cargas metálicas se efectúan en trozos de tamaño adecuado no se produce este
inconveniente.
Que queden obstruidas las toberas a causa de la escoria que, enfriada por la corriente de aire, se deposita
enfrente de ellas.
Hay que vigilar las toberas a través de mirillas y, periódicamente, librarlas de suciedad que las cubre por
medio de una barra que se le introduce a través de las mirillas hasta que queden limpias.
Que se empleen fundentes inadecuados, o que el coque sea de bajo poder calorífico o con exceso de
cenizas, o refractario de mala calidad.
Si a los 20 o 30 minutos de obtenido el primer hierro fundido la producción del cubilote resulta anormal, o
la temperatura del hierro colado es persistentemente baja, hay que indagar las causas que pueden ser:
o Carga metálica de tamaño inadecuado a las dimensiones del cubilote (nunca mayor de 1/3 del diámetro del
horno).
o Carga muy oxidada, con exceso de tierra o de arena adherida.
o Coque en trozos de tamaño inadecuado, con escaso poder calorífico o con elevado contenido de cenizas.
o Piedra caliza de mala calidad, con exceso de sílice.
o Revestimiento refractario de mala calidad.
o Obstrucción de las toberas.
o Reducción de la sección del cubilote por encoronamiento, acumulación de escoria adherida al revestimiento.
La piquera de escoria debe permanecer normalmente cerrada para evitar escapes de aire y para asegurar una
capa de 12 a 15 cm de escoria sobre baño metálico que proteja a este último de las oxidaciones. Se debe
escoriar en intervalo de 40 a 60 minutos.
La marcha del cubilote puede juzgarse por la llama de la boca de carga y por la fractura de la escoria. Por
ejemplo:
Llama:
1. Ausencia de llama en la boca de carga, salvo en la fase final (indica funcionamiento y proporción
normales del horno);
Llama azul turquesa: indica que prevalece el CO (hay exceso de carbón en las cargas);
Llama blanca brillante: indica que prevalece el CO2 (hay exceso de viento);
Llama humosa: es indicio de una marcha lenta (exceso de coque);
Escoria:
Escoria fluida, pero no demasiado vítrea, compacta, color verde botella: indica buena marcha con oxidación
escasa;
Escoria demasiado fluida, con fractura quebradiza y oscura: indica exceso de fundente;
Escoria demasiado viscosa: indica escasez de fundente;
Escoria compacta, parda, con fractura vítrea de color amarillento: indica buena marcha y elevado contenido de
manganeso en la carga;
Escoria negra: indica la presencia de óxidos pesados (de hierro y manganeso) y, por lo tanto, oxidación
excesiva;
En la tabla 1 del anexo, se muestra un resumen de algunos de los principales parámetros de operación de los
hornos de cubilote, según las normas aceptadas a nivel internacional (A.F.S 1954) (Capello, 1974).
CONCLUSIONES.
Con la realización de este trabajo se pueden analizar los parámetros de funcionamiento de los hornos de
cubilote. En cuanto a las toberas se puede concluir si hay insuficiente área o sobredimensionado de la misma
que se traduce en cantidad de toberas. Además con la caja de aire se puede observar cuándo las
dimensiones no están en correspondencia con las de diseño. En cuanto a los parámetros de operación se
puede concluir que, en la productividad, se observa cuándo los hornos aprovechan al máximo su producción
horaria relacionada con su diámetro interior, otro parámetro, la altura de la cama, este parámetro se puede
comprobar si se mantiene dentro de los límites obtenidos en la metodología.
Contenido
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Cubilote
Un cubilote es un horno vertical para refundir los lingotes de hierro que se obtienen en
los altos hornos, chatarra reutilizada, alimentadores y bebederos de piezas fundidas
anteriormente, principalmente se usa para fundir fundición gris y con la ayuda de metales
añadidos al momento del sangrado denominados inoculantes se puede obtener fundición
nodular, eventualmente se usa también para aleaciones de cobre pero el uso no es muy
difundido. Del material líquido vaciado en moldes apropiados se podrá fabricar directamente
piezas de maquinaria y objetos de hierro fundido. El cubilote es básicamente un tubo vertical
que sirve de soporte al refractario que lo recubre interiormente. Se han dado casos de
cubilotes hechos hasta de cilindros vacíos de aceite apilados uno encima del otro y recubiertos
de arcilla que sea refractaria, lógicamente los lotes de producción serán para uso eventual o
en zonas aisladas. Comercialmente los cubilotes oscilan entre los 450 mm (18") de diámetro
interior con producciones de algunos cientos de kilos hora de fundición gris hasta unidades de
más de 2 m de diámetro interno (80") con producción de varias toneladas por hora.
Al cubilote lo rodea un anillo cerrado de mayor diámetro denominado caja de viento donde se
sopla aire externo con una cierta presión que estará en función del diámetro y altura del
cubilote llegando desde los 400 mm de columna de agua de presión estática hasta más de
1200 mm de la misma. El cubilote consume en términos generales el mismo peso en aire que
el del metal que logra fundir y la relacdión de metal a carbón que son cargados por la boca de
carga alternativamente puede oscilar entre una parte de carbón por seis de metal hasta una
de carbón por diez de metal, dependiendo de las características del carbón, de las
dimensiones del cubilote y del diseño de las toberas de soplado. Existen cubilotes que
aprovechan los gases de escape para precalentar el aire de soplado y los resultados han sido
variados desde unidades que logran gran eficiencia térmica precalentando hasta los +525 °C
el aire de soplado hasta unidades cuyos costos de operación y mantenimiento del sistema de
precalentamiento suben tanto que hacen que el sistema no sea rentable.
El cubilote es el único horno de fusión secundaria, no siderúrgico, que tiene al metal y al
combustible en contacto directo por lo que logra altos grados de eficiencia térmica. El
combustible más usado es el coque de carbón, el carbón mineral y el carbón vegetal
obteniéndose con este último hierro fundido de muy bajo contenido de azufre, la implicancia
de tipo ecológico hace que esto solo sea posible actualmente con carbón obtenido de bosques
cultivados. Actualmente hay una empresa inglesa que ha desarrollado un cubilote que no usa
carbón y lo reemplaza por quemadores de gas natural con la adición de unas bolas cerámicas
dentro del horno para permitir el paso de los gases de combustión.
El cubilote está forrado interiormente de ladrillos refractarios y tiene dos aberturas opuestas en
la parte baja a las cuales se les da el nombre de boca de sangría y de escoriado: por ellas
sale el metal líquido fundido y por la otra la escoria de fundición que no es otra cosa que las
cenizas de combustión, los óxidos metálicos no reducidos, las impurezas de la chatarra, el
refractario consumido y cualquier otro elemento diferente al metal deseado. Con la finalidad de
darle mayor fluidez a la escoria se carga junto con el carbón un porcentaje de alrededor de 6%
de piedra caliza en trozos que se fundirá y dará facilidad a la descarga de la escoria del horno.
En cubilotes primitivos la boca de sangrado se usaba para vaciar el caldillo del metal después
de fundido, el cual viene por un caño de hierro y cae en la cuchara corriendo por ella hasta la
pieza que debe fundirse. En la actualidad es frecuente en las operaciones comerciales la
descarga continua en un ante crisol que es un recipiente de almacenaje temporal que permite
vaciar piezas de mayores dimensiones y sobre todo de una calidad más homogénea al
permitir la mezcla de las diferentes cargas que se han realizado al cubilote. En el fondo del
cubilote se encuentra una tapa articulada cuya función es descargar los sobrantes de carbón,
metal y escoria cuando se desea acabar con el ciclo de fundido.
En la parte alta tiene el cubilote otra abertura llamada boca de carga por la cual se echa
el metal que debe fundirse con el carbón que se cargaran junto con el fundente en cargas
alternadas sobre una cama de carbón incandescente que se carga inicialmente al prender el
cubilote sin ningún metal, una vez esta carga denominada cama se encuentra totalmente
encendida se inician las cargas alternadas de metal y carbón/fundente, la altura de la cama
debe de mantenerse a lo largo de la fusión para asegurar una temperatura homogénea en el
metal obtenido y el lograrlo es la parte más compleja de la operación del cubilote.
Además de las aberturas indicadas, hay otros agujeros circulares o rectangulares para que a
través de ellos entre el aire de soplado, en la actualidad el número de toberas será
dependiente del diámetro del cubilote y su área es usualmente proporcional al área interna del
mismo. Hay numerosas disposiciones de las mismas en una o dos capas, con funcionamiento
alternante para prevenir la obturación de las mismas y aún las hay fabricadas de bronce con
refrigeración interna para producir un soplado que penetre más al centro del cubilote a fin de
que arda el combustible más eficientemente.
El cubilote aún en la actualidad sigue siendo el horno de fundición para metal ferroso de uso
más extendido en el mundo teniendo solo como limitante el que no llega a fundir aceros por la
ganancia de carbono que se produce dentro del cubilote aún cargando solo chatarra de acero.
Se usa también como elemento primario de fusión para trabajar en forma "duplex" con hornos
eléctricos de inducción o arco en donde se hace la reducción del carbono y ajuste metalúrgico.
http://www.buenastareas.com/ensayos/Horno-De-Cubilote/6425393.html
http://www.editum.org/Hornos-de-cubilote-p-1285.html
http://www.buenastareas.com/ensayos/Alto-Horno-Horno-De-
Cubilote/37845.html
http://www.sepi.upiicsa.ipn.mx/sab/ProcManuf/UMD/Unidad2/Contenido/2.2.3.a
.htm
Los HORNOS DE CUBILOTE para fundir Hierro son tipo cuba vertical de sección cilíndrica, donde se
refunden Chatarras de Hierro y Acero, así como lingotes de Arrabio, utilizando como combustible
COQUE y como fundentes Caliza y Espato Fluor. La combustión del Combustible se hace por la
inyección de aire a presión, por toberas que se encuentran arriba del crisol, para lo cual se utiliza
un Soplador.
La carga se hace por una puerta que se encuentra en la parte superior, aproximadamente a la
mitad de su altura. Los gases de la combustión suben a través de la carga, que va descendiendo,
precalentándola.
En el Crisol hay dos Piqueras, la superior para salida de la Escoria, y la inferior para salida del
metal. El refractario de las paredes suele ser Ácido y el Crisol puede ser Grafito refrigerado por
agua. El fondo consiste en arena sílice fuertemente apisonada con declive hacia la piquera del
metal. la carga se va haciendo en capas de Metal, Coque y Fundentes, sucesivamente.
El Coque es un carbón furo, poroso, desprovisto de la mayoría de materia volátil por una
combustión incompleta partiendo de carbón mineral, llevada a cabo en compartimentos cerrados
en los que se alcanza la temperatura de fusión, enfriándose después bruscamente. Se clasifica por
su contenido de carbono fijo, tamaño y uso final, como por ejemplo el Coque para Fundición.
La mayoría de los cubilotes tienen el fondo con bisagras para facilitar su descarga al terminar la
operación o campaña. Existen cubiloes modernos en los cuales se precalienta el aire para
combustión, mejorándose en esta forma su eficiencia.
a) Los únicos Hornos de Fundición en los cuales la salida de metal puede ser continua.
d) Sencillos de operar.
Sin embargo estos hornos se han ido sustituyendo por Hornos de Induscción, los cuales permiten
un mejor control del análisis químico y temperatura del metal y, sobre todo, son menos
contaminantes.
Fundición (metalurgia)
Índice
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Proceso[editar]
La fundición es un proceso que implica más que la simple fusión del metal para extraerlo de la
mena. La mayoría de las menas minerales son compuestos en los que el metal está
combinado con el oxígeno (en los óxidos), el azufre (en los sulfuros) o el carbono y el oxígeno
(en los carbonatos), entre otros. Para obtener el metal en su forma elemental se debe producir
una reacción química de reducción que descomponga estos compuestos. Por ello en la
fundición se requiere el uso de sustancias reductoras que al reaccionar con los elementos
metálicos oxidados los transformen en sus formas metálicas.
Calcinación[editar]
La calcinación es el proceso de calentar el mineral hasta altas temperaturas para disipar su
materia volátil. En el caso de los carbonatos y sulfatos este proceso sirve para eliminar el
azufre y el carbono no deseados, transformándolos en óxidos que pueden reducirse
directamente. Por ello la calcinación en estos casos se hace en ambientes oxidantes. Algunos
ejemplos prácticos son:
Historia[editar]
De los siete metales conocidos en la antigüedad
(oro, plata, cobre, estaño, plomo, mercurio y hierro) solo el oro se encuentra regularmente
en forma nativa en la naturaleza. Los demás se encuentran principalmente formando parte
de minerales, aunque todos ellos pueden aparecer en pequeñas cantidades en forma nativa
(comercialmente insignificantes). Estos minerales son principalmente óxidos, sulfuros y
carbonatos del metal mezclados con otros componentes como sílice y alúmina. Al calcinar los
carbonatos y sulfuros en contacto con el aire se convierten en óxidos. Los óxidos no necesitan
transformación previa en el proceso de fundición. El monóxido de carbono (CO) era (y es) el
principal agente reductor elegido para la fundición. Se produce fácilmente durante el proceso
de combustión usado para calentar los minerales en el horno y como es un gas entra en
contacto con la mena mineral directamente.
En el Viejo Mundo los hombres aprendieron a obtener metales mediante fundición en
la prehistoria, alrededor del VII milenio a. C. El descubrimiento y uso de los metales útiles para
la fabricación de herramientas, el cobre y el bronce primeramente, y posteriormente el hierro,
causaron un gran impacto en las sociedades humanas de la época. El efecto fue tan
generalizado que los historiadores han dividido la historia de la antigüedad en Edad de
Piedra, Edad del Bronce y Edad del Hierro.
En América, las sociedades prehispánicas de los Andes centrales del actual Perú consiguieron
la fundición del cobre y la plata independientemente al menos seis siglos antes de que
empezara la colonización europea del siglo XVI.1
Estaño y plomo[editar]
Los primeros metales obtenidos por fundición en la prehistoria fueron el estaño y el plomo. Los
vestigios de plomo más antiguos conocidos son abalorios encontrados en el yacimiento
de Çatalhöyük en Anatolia (Turquía), que están datados alrededor del 6400 a. C.,2 aunque es
probable que la fundición de este metal sea más antigua. Como el descubrimiento de la
fundición de ambos metales se produjo varios milenios antes de la invención de la escritura,
no existen registros de cómo se produjo; pero como la fundición tanto del plomo como del
estaño se puede producir simplemente poniendo alguna roca de sus menas sobre una pira de
madera, posiblemente su descubrimiento fuera accidental.
Aunque el plomo es un metal común su descubrimiento tuvo relativamente poco impacto en el
mundo antiguo. Es demasiado blando para ser el componente estructural de herramientas o
armas, salvo para la fabricación de proyectiles para las hondas que se hacían de plomo por su
característica de ser excepcionalmente pesado, y que es otro impedimento para los demás
usos de este metal. Posteriormente como era fácil de obtener y de dar forma, en antigüedad
clásica de Grecia y Roma se utilizó para fabricar tuberías y recipientes para el agua (se
desconocía que este uso era tóxico). También se usó el plomo como juntura en los edificios de
piedra y en las vidrieras.
El estaño es mucho menos abundante que el plomo y solo un poco más duro que él, por lo
que las consecuencias que produjo por sí mismo fueron incluso menores, hasta el
descubrimiento del bronce.
Cobre y bronce[editar]
Artículos principales: Edad del Bronce y Bronce.
Tras el estaño y el plomo el siguiente metal que se consiguió obtener por fundición fue
el cobre. Cómo pudo descubrirse es objeto de debate. Las hogueras se quedan 200 °C por
debajo de la temperatura necesaria, así que se especula que la primera fundición de cobre
pudo haberse logrado en el interior de un horno de cerámica. El posterior descubrimiento de la
fundición del cobre en los Andes podría haber sucedido del mismo modo aunque se desarrolló
de forma independiente a la del Viejo Mundo.1 Los primeros vestigios de fundición de cobre,
datados entre el 5500 a. C. y 5000 a. C., se han encontrado en Pločnik y Belovode, Serbia.34
Se ha encontrado una cabeza de mazo en Can Hasan, Turquía, datada en el 5000 a. C., esta
herramienta es la más antigua de cobre encontrada, aunque se cree que podría haberse
forjado con cobre nativo.5
Al mezclarse el cobre con estaño o arsénico en las proporciones adecuadas se consigue
el bronce, una aleación que es más dura que el cobre. Los primeros bronces
arsenicales datan del V milenio a. C. de Asia Menor. Las bronces incas también son de este
tipo. El arsénico es una impureza que se encuentra con frecuencia en las menas del cobre,
por lo que su descubrimiento podría haber sido accidental, pero posteriormente se añadieron
minerales que contenían arsénico intencionadamente en el proceso de fundición. Los bronces
de cobre y estaño son todavía más duros y resistentes y se desarrollaron alrededor del
3200 a. C. también en Asia Menor. De nuevo el modo en que los forjadores aprendieron a
producir bronces de estaño es un misterio. El primero de estos bronces podría haber sido un
afortunado accidente de contaminación con estaño de las menas de cobre, pero se sabe que
ya en 2000 a. C. se explotaban minas de estaño con objeto de producir bronce. Hay que
destacar que el estaño es un metal escaso e incluso en su mena más rica, la casiterita, el
estaño representa solo el 5%. Además se necesitan habilidades especiales (o instrumentos
especiales) para encontrarla y localizar las vetas más ricas. Pero fueran los que fueran los
pasos necesarios para dominar las dificultades del estaño eran conocidos alrededor del
2000 a. C.
El descubrimiento de la manufactura del cobre y el bronce tuvo un impacto significativo en la
historia de la antigüedad. Los metales eran lo suficientemente duros como para fabricar armas
más fuertes, pesadas y resistentes con ellos y que producían mayores daños que las similares
de piedra, madera o hueso. Durante varios milenios el bronce fue el material elegido para
fabricar espadas, puñales, hachas de batalla, puntas de lanza y flecha, además del equipo de
protección como escudos, cascos y diversos elementos de armadura. Pero el bronce también
sustituyó a los demás materiales en la fabricación de herramientas como azadas, azuelas,
sierras, cinceles, clavos, cuchillos, tijeras, agujas y alfileres, jarras, ollas, calderos, espejos
y arneses de caballería, entre otros. El estaño y el cobre contribuyeron a que se establecieran
redes comerciales que unían alejadas regiones de Europa y Asia, e influyeron de forma
importante en la distribución de la riqueza entre los individuos y los pueblos.
Plata[editar]
Los objetos de plata empezaron a fabricarse por primera vez en cantidades significativas
alrededor del 4000 a. C.,6 y la escasez de plata nativa obligaba a obtenerla a partir de la
fundición de sus menas principales, la argentita (Ag2S) y la clorargirita (AgCl).6 La plata
también aparece como impureza en las menas del plomo, y cuando las poco abundantes
menas de la plata se fueron agotando la plata pasó a obtenerse principalmente por la
purificación del plomo durante su fundición, por un proceso conocido como copelado, ya
descrito por las fuentes de la Antigüedad como Plinio el Viejo.67 En cambio en América cuando
se desarrollaron independientemente los métodos de fundición de metales en los inicios de la
Edad Media,1 la plata no se obtuvo por fundición directa de sus propias menas, sino por la
purificación del oro y el cobre que contenían impurezas de plata.
La plata era un metal demasiado blando para destinarse a la fabricación de herramientas
resistentes, pero desde sus orígenes fue usado con fines ornamentales y suntuarios.
Inicios de la fundición del hierro[editar]
Artículos principales: Edad del Hierro e Historia de la siderurgia.
Ilustración de De re metallica(1556).
A partir de la Edad Media la reducción directa en pequeños hornos empieza a ser sustituida
por un proceso indirecto. Así se usa un alto horno para producir arrabio a partir de las menas
minerales, que tenía que someterse a otro proceso posterior para producir barras de hierro
forjables. Los procesos de esta segunda fase eran el afino en una ferrería, y a partir de
la Revolución Industrial, la pudelación. Su resultado era el hierro forjado, aunque ambos
procesos han quedado obsoletos ya que actualmente casi no se fabrica. En su lugar se
produce acero mediante el convertidor Thomas-Bessemer o por medio de otros procesos de
fundición reductivos como el proceso Corex.
Zinc[editar]
El Zinc fue descubierto en la Edad Media, y como en la Antigüedad se conocían siete metales
se le denomina el octavo metal. Existe una disputa sobre si las técnicas de fundición del zinc
puro se desarrollaron en la India o en China alrededor del siglo XIV.18 En cambio
las aleaciones de zinc se usaron desde antiguo. Existen piezas de latón datadas en 1000-
1500 a. C. se han encontrado en Canaán y otros objetos con contenidos de hasta el 87% de
zinc han aparecido en la antigua región de Transilvania— sin embargo, por su bajo punto de
fusión y reactividad química el metal tiende a evaporarse por lo que la verdadera naturaleza
del metal no fue comprendida por los antiguos. Se sabe que la fabricación de latón era
conocida por los romanos hacia 30 a. C. Plinio y Dioscórides describen la obtención
de aurichalcum (latón) por el procedimiento de calentar en un crisol una mezcla
de cadmia (calamina) con cobre; el latón obtenido posteriormente era fundido o forjado para
fabricar objetos. En occidente, hacia 1248, Alberto Magno describe la fabricación de latón
en Europa.
La fundición y extracción de zinc impuro se llevó a cabo hacia el año 1000 en India —en la
obra Rasarnava (c. 1200) de autor desconocido se describe el procedimiento, y los indios
conocían ya la existencia del zinc como metal distinto desde la Antigüedad. En 1597 Andreas
Libavius describe una «peculiar clase de estaño» que se producía en la India y llegó a sus
manos en pequeña cantidad a través de un amigo; de sus descripciones se deduce que se
trataba del zinc aunque no llegó a reconocerlo como el metal procedente de la
calamina. GeorgiusAgricola (1490-1555) observó en 1546 que podía rascarse un metal blanco
condensado de las paredes de los hornos en los que se fundían minerales de zinc; añadiendo
en sus notas que un metal similar denominado zincum se producía en Silesia.19 Por lo que
hasta el siglo XVI no se generalizó su conocimiento en Europa.
Para la selección adecuada del horno se requiere tomar en consideración varios factores que
pueden influir de manera significativa en la calidad de las fundiciones, así como la economía de las
operaciones de fundición. Dentro de las necesidades de selección de un horno en general depende
de los siguientes factores entre otros:
De re metallica es un libro publicado en latín a mediados del siglo XVI que cataloga el estado
del arte de la minería, el refinado y la fundición de metales, publicado un año póstumamente
en 1556 debido a un retraso en la preparación de las xilografías para el texto. El autor
fue Georg Bauer, cuyo pseudónimo era el nombre latino de GeorgiusAgricola. El libro siguió
siendo el texto autoridad sobre la minería durante los siguientes 180 años después de su
publicación. También fue un texto importante de química del período y es significativo en la
historia de la química.1
La minería se dejaba normalmente a los profesionales, artesanos y expertos que no estaban
dispuestos a compartir sus conocimientos. Muchos de esos conocimientos eran experienciales
y se habían ido acumulado a lo largo del tiempo. Ese conocimiento era transmitido oralmente
por un pequeño grupo de técnicos y supervisores de minería. En la Edad Media, esas
personas tenían el mismo papel de liderazgo que el que desempeñaan los maestros
constructores de las grandes catedrales, o tal vez también, de los propios alquimistas. Eran
una pequeña élite cosmopolita dentro de la cual el conocimiento existente era trnasmitio y
desarrollado, pero no compartido con el mundo exterior. Sólo unos pocos autores de esa
época escribieron algo sobre la minería en sí. En parte, eso fue porque ese conocimiento era
de difícil acceso y también a que la mayoría de los escritores encontraban que simplemente
no valía la pena el esfuerzo de escribir sobre ello. Sólo en el Renacimiento la percepción
comenzó a cambiar. Con el transporte mejorado y con la invención de la imprenta, el
conocimiento se difundió mucho más fácil y rápidamente que antes. En 1500 se publicó el
primer libro impreso dedicado a la ingeniería minera, llamado NutzlichBergbuchleyn (de
UlrichRulein von Calw). El trabajo más importante en este género fue, sin embargo, los doce
libros De Re Metallica de GeorgiusAgricola, publicado en 1556.
El libro fue muy influyente, y durante más de un siglo después de su publicación, De Re
Metallica siguió siendo el tratado estándar utilizado en toda Europa. La tecnología de la
minería alemana que retrató fue reconocida como la más avanzada del momento, y la riqueza
metálica producida en los distritos mineros alemanes era la envidia de muchas otras naciones
europeas
Siemens, Sir Charles William (1823-1883).
Nació en 1823 en Alemania, y fue hermano de otros dos destacados ingenieros, Werner y August
Friedrich, con quienes trabajo, sobre todo con este último.
Karl Wilhelm (nombre original de Charles William), en 1843 se traslada a Inglaterra donde trabaja
en el perfeccionamiento de un método de fabricación de acero, mediante el cual se podía
recuperar el calor residual de los altos hornos, con un calentamiento previo del aire de inyección y
mejorar de esta forma su rendimiento. La limitada capacidad de producción y el alto coste de los
aceros hasta entonces fabricados, favorecieron el desarrollo de otros métodos de fabricación
como los procedimientos Bessemer y Martin-Siemens.
En 1845, junto con su hermano mayor Werner, fabrica una piedra artificial a partir de arena de
cuarzo, vidrio soluble (silicatos alcalinos, transparentes e hidrosolubles) y piedra caliza. Este tipo
de material se empleó para construir distintos edificios.
En 1861, y junto con el menor de los hermanos Siemens, August Friedrich, diseña un horno de
crisol abierto para el tratamiento del acero; con él y con un generador de gas se logró obtener
acero empleando como materia prima carbón de baja calidad. Es el procedimiento conocido como
de refino en solera abierta. El horno tenía en uno de sus ladrillos una caldera hecha de ladrillos
resistentes al fuego; ambas cámaras se calentaban de manera alternativa y, debido a ello, se
elevaba la temperatura de la mezcla de gas y aire fresco utilizado. Este horno es conocido como
Martin-Siemens. En 1863, Pierre y Émile Martin utilizaron un horno de regeneración construido
por ingenieros de Siemens para fundir barras de acero y chatarra, pero, sobre todo, su importancia
radica en que emplearon el método para obtener acero fundiendo, una mezcla de hierro colado
compuesta de mineral de hierro del Elba e hierro maleable: este es precisamente el proceso
Martin-Siemens. Los dos hermanos Siemens, primero en Birmingham y después en el sur de Gales,
fabricaron acero descarburando hierro colado con mineral de hierro: este es el proceso Siemens.
Este proceso tenia tres grandes ventajas, permitía alcanzar una temperatura de trabajo muy alta
(alrededor de 1650 ºC), era económico pues podía usarse chatarra de hierro y carbón de baja
calidad, y por último era un proceso lento lo que facilitaba su control.
En 1869, inventa el pirómetro eléctrico, algo que hace también y de forma simultánea pero
independiente, el físico alemán Karl Ferdinand Braun.
En 1883, junto con el ingeniero Hutington, construye el primer horno de fusión eléctrico a escala
industrial en Inglaterra; su funcionamiento se basaba en que el crisol del carbón hace de
electrodo, y la corriente fluye a través de la masa que hay que fundir; el calentamiento de esta
masa se origina a causa del calor desprendido por el arco voltáico y por la resistencia al paso de la
corriente. Aunque en 1849 el francés Cesar Mansuète ya había construido un horno de arco
voltáico equipado con un electrodo de crisol hecho de carbón, hubo que esperar hasta Siemens,
pues en aquel entonces no había fuentes de corriente suficientemente potentes.
A finales del siglo XIX era el procedimiento mas empleado en la obtención del acero, superando al
proceso de Bessemer y fue desarrollado después en Estados Unidos, donde, en 1899, Benjamin
Talbot construyó en Filadelfia los primeros hornos de marcha continua que proporcionaban mayor
economía de combustible.
Horno de inducción
Un horno de arco eléctrico (siglas en inglés: EAF ('Electric ArcFurnace')) es un horno que se
calienta por medio de un arco eléctrico.
Los tamaños de un horno de arco eléctrico van desde la tonelada de capacidad (utilizado
en fundiciones) hasta las 400 toneladas de capacidad utilizado en la industria metalúrgica.
Además, existen hornos de laboratorio y usados por dentistas que tienen una capacidad de
apenas doce gramos.
La temperatura en el interior de un horno de arco eléctrico puede alcanzar los 3800
grados Celsius.
Índice
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1Historia
2Construcción
3Requerimientos de energía eléctrica
4Referencias
5Enlaces externos
Historia[editar]
El primer horno eléctrico de arco se desarrolló por el francés Paul Héroult, con una planta
comercial establecida en EE. UU. en 1907. En principio, el acero obtenido por horno eléctrico
era un producto especial para la fabricación de máquinas herramienta y de acero para
resortes. También se utilizaron para preparar carburo de calcio para las lámparas de carburo.
En el s. XIX, el horno de arco eléctrico se empezó a emplear en la fundición de hierro.
Sir Humphry Davy llevó a cabo una demostración experimental del horno en 1810; el método
de soldadura por arco eléctrico fue investigado por Pepys en 1815; Pinchon intentó crear un
horno electrotérmico en 1853; y, en 1878 - 79, Wilhelm Siemens patentó el horno de arco
eléctrico. El horno eléctrico de Stessano era un horno de arco que rotaba para mezclar la
colada.
Los hornos de arco eléctrico fueron utilizados en la Segunda Guerra Mundial para la
producción de aleaciones de acero, fue después cuando la fabricación de acero por este
método comenzó a expandirse. El bajo coste en relación a su capacidad de producción
permitió establecerse nuevas acerías en Europa en la postguerra, y también permitió competir
en bajo coste con los grandes fabricantes de Estados Unidos, tales como Bethlehem
Steel y U.S. Steel, con productos de viguería, cables y laminados para el mercado
estadounidense. Cuando Nucor, que ahora es uno de los mayores productores de acero de
los Estados Unidos,1 decidió entrar en el mercado de aceros alargados en 1969, comenzaron
con una acería pequeña, en cuyo interior se encontraba el horno de arco eléctrico. Pronto le
siguieron otros fabricantes. Mientras Nucor crecía rápidamente a lo largo de la costa este de
los Estados Unidos, las empresas que le seguían con operaciones mercantiles localizadas
para aceros alargados y viguería, donde el uso del horno de arco eléctrico permitía flexibilidad
en las plantas de producción, adaptándose a la demanda local. Este mismo patrón fue seguido
en otros países, en donde el horno de arco eléctrico se utilizaba principalmente para
producción de viguería.
En 1987, la compañía Nucor tomó la decisión de expandir su negocio en el mercado de
productos laminados, utilizando para ello el horno de arco eléctrico.2El hecho de que un horno
de arco eléctrico use acero procedente de chatarra como materia prima tiene un impacto en la
calidad de un producto laminado, debido al control de calidad limitado sobre las impurezas que
contiene un acero procedente de chatarra.
Construcción[editar]
Un esquema de la sección transversal de un horno de arco eléctrico. Tres electrodos, material fundido,
desembocadura a la izquierda, bóveda extraíble de ladrillo refractario, paredes de ladrillo y un hogar con
forma de tazón y de material refractario.
La fusión consiste en hacer pasar los metales y sus aleaciones del estado solido al estado líquido,
generando determinada cantidad de calor, bien definida y característica para cada metal y
aleación. Después de que se ha alcanzado la temperatura o punto de fusión es necesario generar
calor para poder transformar el metal o la aleación de solido a liquido.
HORNOS
Los hornos que se usan para fundir metales y sus aleaciones varían mucho en capacidad y diseño.
Varían desde los pequeños hornos de crisol que contienen unos pocos kilogramos de metal hasta
hornos de varios centenares de toneladas de capacidad del horno.
El horno de fundición es usado para crear metales a partir de su forma mineral como el aluminio o
acero
· Horno de crisol
· Horno eléctrico.
· Horno basculante.
· Horno de cubilote.
HORNOS DE ARCO ELÉCTRICO
Estos hornos tienen tapas removibles para cargarlos por arriba y el sangrado se realiza inclinando
el horno.
Existen normalmente 3 electrodos de grafito en el horno que pueden ser de asta 750 mm de
diámetro y de 1.5 mts a 2.5 mts de longitud. Su altura dentro del horno se puede ajustar de
acuerdo a la cantidad de metal presente y al desgaste de los electrodos.
En el horno eléctrico se introduce hierro y acero junto con los ingredientes aleantes (adecuadas
para tal composición deseada) y la piedra caliza (fundente) la tapa se cierra y se bajan los
electrodos. Se establece la conexión y dentro de un periodo de aproximadamente 2 horas el metal
se funde (el tiempo varia de acuerdo a las necesidades), la corriente es desconectada, se elevan
los electrodos, el horno es inclinado y el metal fundido es vaciado en un recipiente de traslado
hacia moldes. La capacidad de los hornos eléctricos va de 60 a 90 toneladas de acero.
HORNOS DE RESISTENCIA
En este tipo de hornos el calor es originado por la corriente que recorre los hilos de los electrodos
de aleaciones múltiples especiales o de grafito envueltos en espiral o doblados en forma de “S”,
esto con el fin de que puedan desarrollar la máxima longitud en el mínimo espacio.
La temperatura máxima de trabajo que pueden resistir para un trabajo continuo se encuentra
entre los 1000 y 1300 ºC.
Los hornos son de construcción distinta según el empleo que se vaya a dar. Este tipo de horno se
utiliza actualmente en fundiciones que trabajan con aleaciones ligeras porque en el mismo se
puede regular automáticamente la necesaria temperatura de trabajo.
HORNOS DE INDUCCION
Un horno de inducción usa corriente alterna a través de una bobina que genera un campo
magnético en el metal, el resultado de la corriente inducida causa un rápido calentamiento y la
fusión del metal
El campo de fuerza electromagnético provoca una acción de mezclado en el metal líquido. Además
el metal no esta en contacto directo con ningún elemento de calefacción, se uede controlar
cuidadosamente el ambiente donde tiene lugar la fusión. El resultado es una fundición de alta
calidad y pureza. Los hornos de inducción se usan para casi cualquier aleación cuyos
requerimientos de calidad sean importantes. Sus aplicaciones para fundir aleaciones de acero,
hierro gris nodular y aluminio son las más comunes que se pueden hacer
4. Posibilidad de mantener los hornos sin vigilancia fuera de las horas de trabajo por eliminación
del peligro de explosiones
5. Más simple utilización de las fibras cerámicas como aislamiento del horno
Estos hornos utilizan un recipiente o crisol, hecho de material refractario (arcilla y grafito) o de
acero aleado a alta temperatura para contener la carga a fundir.
Se utilizan para la fundición de aleaciones no ferrosas tales como latón, bronce, aleaciones de zinc,
aluminio y otras más.
CRISOL MÓVIL
El crisol se coloca dentro del horno y una vez fundida la carga el crisol se levanta y saca del horno y
se usa como cuchara colada.
CRISOL ESTACIONARIO
Posee un quemador integrado y el crisol no se mueve, una vez hundida la carga esta se saca con
cucharas fuera del recipiente.
CRISOL BASCULANTE
HORNO DE CUBILOTE
La carga que utiliza está constituida por hierro, coque, fundente y otros elementos de aleación que
se cargan a través de una puerta ubicada en la parte superior. El coque constituye el combustible
para calentar el horno a través de las aberturas cerca del fondo de la carcasa, se introduce aire
forzado para la combustión del coque.
El fundante es cal, compuesto alcalino que reacciona con la ceniza de coque y otras impurezas
para formar la escoria, que sirve para cubrir la fundición, protegiéndola de reaccionar con la
atmosfera interior del cubilote y reduciendo las perdidas de calor. Los cubilotes operan de manera
continua, tiene elevadas velocidades de fusión y producen grandes cantidades de metal líquido.
Para la selección adecuada del horno se requiere tomar en consideración varios factores que
pueden influir de manera significativa en la calidad de las fundiciones, así como la economía de las
operaciones de fundición. Dentro de las necesidades de selección de un horno en general depende
de los siguientes factores entre otros:
· Consideraciones económicas, como costo inicial, costo de operación y mantenimiento, costo
de combustibles.