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  El yo y su confrontación

SEMANA 5
 

En el análisis motivacional del Yo surgen tres problemas cruciales:

1. Definir o crear al Yo: Se da en torno a las preguntas por quién se es, cómo se
es visto por los demás, cuán similar o diferente se es de los demás, si se puede
llegar a ser la persona que se desea ser. Definir y crear el yo muestra el
desarrollo del autoconcepto y orienta la conducta. Ciertos aspectos de
autodefinición se dan por sentado, por ejemplo el género, otros deben ganarse,
deben lograrse y escogerse, por ejemplo el círculo social, los valores que se
asumirán, la profesión, por esta razón el esfuerzo por definir el yo se convierte en
una confrontación motivacional.
2. Relacionar al yo con la sociedad: Se analiza cuando alguien desea
relacionarse con los demás, qué lugar desea ocupar en el mundo social y qué
roles está dispuesto a asumir. Indica la manera en que la identidad energiza y
orienta la conducta. La sociedad puede llegar a ser rígida con los roles
disponibles para asumir, pero puede ser flexible en cuanto permite que el
individuo escoja y construya relaciones personales con los demás. La elección e
internalización de responsabilidad hace que la relación del yo con la sociedad
sea una confrontación motivacional.
3. Descubrir y desarrollar el potencial personal: Se exploran los intereses, se
busca crear sentido y descubrir los talentos y habilidades. El esfuerzo
motivacional que representa se denomina agencia, que significa que el agente
(el yo) tiene poder para actuar, por lo que se posee un impulso a la acción
 

4. originado desde el interior de la persona. El yo posee una fuerza motivacional


natural para desarrollarse desde el interior, para encontrar sentido y
complejizarse.

Generalmente se cree que para aumentar la motivación de otra persona se debe


incrementar su autoestima, es decir, haciéndole sentir bien respecto a quién es y
observando cómo se orienta para obtener mejores resultados. Aumentar la autoestima
es relevante, sin embargo no existen pruebas de que la autoestima, por sí sola,
provoque algo en absoluto. En lugar de ello, la autoestima es el resultado de todo un
conjunto de éxitos y de fracasos. Lo que se necesita es mejorar las habilidades con las
cuales nos enfrentamos a los retos y desafíos. La autoestima resultaría de la
acumulación de éxitos y fracasos relacionados con el logro. El aumento de la
autoestima no causa un incremento correspondiente en el logro o productividad, en
lugar de ello, el crecimiento del logro ocasiona un incremento en la autoestima.

Es importante anotar algunas cosas finales sobre la autoestima:

1. Las personas con poca autoestima tienden a sufrir elevados niveles de ansiedad.
2. Exagerar la autoestima genera cierta propensión a la agresión cuando su
autopercepción se ve amenazada.
3. La autoestima es el resultado final del funcionamiento adaptativo y productivo del
yo.
4. La autoestima es una consecuencia de estar a la altura de las aspiraciones
personales y de las normas culturales exigidas.

Autoconcepto

Son representaciones mentales que los individuos tienen de sí mismos. Para construir
el autoconcepto las personas ponen atención a la retroalimentación que reciben en sus
asuntos cotidianos, que revelan sus atributos, características y preferencias personales.

 
2 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
 

La mayor parte de la información que el individuo utiliza para construir y definir al yo


proviene de experiencias específicas de la vida, como las siguientes:

• En un análisis grupal: sentirse incómodo y autoconsciente.


• En el almuerzo: evitar sentarse y hablar con los demás.

Los individuos traducen múltiples experiencias en una representación general del yo,
por ejemplo, alguien se define como una persona tímida. La conclusión general de ser
tímida es la suma de experiencias subsumidas en conclusiones generales que las
personas usan para construir su autoconcepto.

Los autoesquemas son generalizaciones cognitivas sobre el yo, que son dominios
específicos y se aprenden a partir de experiencias pasadas. La generalización
temprana de ser tímido es un ejemplo de lo que es un autoesquema. Un estudiante
puede tener autoesquemas diferentes en escenarios distintos: por ejemplo, generalizará
un yo que es incompetente en los deportes (por fallos repetidos en este escenario),
pero competente en matemáticas (por logros repetidos en esta área).

El autoconcepto es, pues, una colección de autoesquemas de dominio específico. En el


ciclo vital se desarrollan ciertos dominios relevantes en torno a los cuales se generan
los autoesquemas.

Los autoesquemas generan motivación de dos maneras:

1. Una vez constituidos, los autoesquemas provocan que un individuo se comporte


en formas que posibilitan la retroalimentación social consistente con los
autoesquemas establecidos. Si tu autoesquema dice que eres tímido, te
comportarás como tímido y los demás pensarán que efectivamente eres tímido
Si la retroalimentación no es consistente se genera una tensión motivacional,
por ejemplo, decirle a una persona que es inútil cuando su autoesquema le
indica que es muy buena en lo que hace. La tensión motiva que el yo recupere
consistencia. Las personas se comportan en formas consistentes con sus
autoesquemas para evitar sentir la tensión motivacional aversiva.

 
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2. Los autoesquemas generan una motivación para transformar al yo presente


hacia un futuro yo deseado. La búsqueda de posibles yo es un proceso de
establecimiento de metas, que invita a cambiar el autoconcepto, en tanto que la
búsqueda de una autopercepción consistente es un proceso de verificación que
preserva la estabilidad del autoconcepto.

Cuando el individuo establece un autoesquema bien articulado en un dominio particular,


por lo general actúa para preservar dicha autopercepción. Cuando están establecidos
los autoesquemas se vuelven cada vez más resistentes a la información contradictoria,
de tal manera que se ignora la información que contradice su autopercepción. La
inconformidad y la contradicción generan una incomodidad emocional indicadora de
que la consistencia necesita restaurarse. Este estado afectivo negativo propicia la
motivación para buscar la información y la retroalimentación confirmadoras, así como
evitar aquellas que no lo confirman.

Para que las personas vean al individuo como este se ve, se adoptan signos y símbolos
de autopresentación. Mediante apariencias externas, se anuncia la percepción
(autoesquemas) a los demás: por ejemplo, cierta forma de vestir, cirugías, posesiones
como carros o relojes. Para preservar el autoesquema se elige de manera intencional la
forma de interactuar con los demás que tratan al individuo en formas que son
consistentes con su autopercepción y se evade a otros que la tratan de forma
inconsistente con la propia percepción. Se eligen a los amigos que confirman la propia
autopercepción y se mantiene la distancia de aquellos que la contradicen.

Cuando se recibe una retroalimentación que va en contra del autoesquema, se busca


distorsionar dicha información hasta que pierde su estatus de información contradictoria.
También se busca establecer si la retroalimentación resulta válida y si la persona que la
emite es una fuente confiable. Las personas contrarrestan la retroalimentación
disonante mediante una autoinflación compensadora y una autoafirmación
compensadora. La efectividad de estos mecanismos de defensa dependen de que los
contraejemplos convincentes sean accesibles con facilidad para reforzar las

 
4 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
 

autopercepciones preexistentes. Todos estos medios para mantener la consistencia del


autoconcepto tienen en común poner en orden los contraejemplos y
contraexplicaciones que en esencia desacreditan la retroalimentación autodiscrepante.

La confianza de un individuo de que su autoesquema resulta válido y verdadero


constituye la “certidumbre del autoconcepto” y su función es anclar autoesquemas
estables. Cuando la certidumbre del autoconcepto es elevada, la retroalimentación
discrepante rara vez cambia un autoesquema, solo provoca una ligera disminución de
la certidumbre de este. Cuando la certidumbre del autoconcepto es baja, la
retroalimentación discrepante instiga un cambio del autoesquema. El conflicto entre un
autoesquema incierto y la retroalimentación discrepante causa una “crisis de
autoverificación”. Las personas resuelven estas crisis buscando retroalimentación
adicional relevante para el dominio.

En ocasiones los autoesquemas cambian como respuesta a la retroalimentación social,


pero también varían por un esfuerzo deliberado del yo que busca avanzar hacia un
futuro yo deseado, que representan las ideas de los individuos acerca de lo que les
gustaría llegar a ser, aquello en lo que podrían transformarse. Estos posibles yo son
sociales en su origen, en la medida en que el individuo observa a los otros y hace una
inferencia para llegar a ser un yo deseado con base en el éxito de un otro similar. Una
persona puede ver a un deportista y desear prepararse para lograr algo semejante. El
papel motivacional de un posible yo funciona como el de una meta, un posible yo
proporciona al individuo un objetivo por la cual luchar, genera un impulso para la acción,
energiza el esfuerzo y la persistencia al dirigir la atención y la planeación estratégica

Los posibles yo son representaciones mentales de atributos, características y


habilidades que el yo todavía no posee. La ausencia de evidencia para confirmar el
posible yo evidente propicia que el yo rechace y abandone ese posible yo. El papel
motivacional del posible yo consiste en vincular al yo presente para que se transforme
en el posible yo. El individuo que busca un posible yo se basa en menor grado en el

 
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autoesquema presente y, en mayor medida, en el yo esperado, para ello puede hacerse


preguntas como:

• ¿Cómo debería actuar?


• ¿Qué actividades debería realizar?
• ¿Qué educación debería tomar?

La noción de posibles yo revela al yo como una entidad dinámica con pasado, con
presente y con futuro. Un individuo que vislumbra un posible yo en el dominio engendra
sentimientos de competencia y actúa para lograr la visión futura del yo.

Identidad

Es el medio por el cual el yo se relaciona con la sociedad y adopta la esencia de quién


es dentro de un contexto cultural. Dentro de ese contexto desempeña roles que
proporcionan una base para la identidad social tales como: relaciones, vocaciones,
afiliaciones políticas, grupos étnicos. El individuo desempeña roles dentro de estos
parámetros y se encuentra a sí mismo asumiendo otros roles: miembro de una familia,
profesional, etc.

Un rol se compone de expectativas culturales. El rol que alguien tiene en un momento


dado depende de la situación en que se encuentra y de las personas con quienes
interactúa. Una persona tiene un rol en su empresa, un método particular de
comportarse y de relacionarse, muy diferente de su rol en la familia o de en un viernes
de fiesta. Al desempeñar un rol en lugar de otro, las personas cambian sus
dimensiones: formas de actuar, tema de conversación, apariencia, vocabulario que
emplea, etc. Es más preciso afirmar que tenemos un conjunto de identidades, más que
una sola identidad, alternamos unas y otras dependiendo de la situación y del contexto.

La teoría del control del afecto:

 
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De acuerdo a esta teoría las personas actúan de modo diferente en cada situación,
pues en ellos conviven diferentes identidades. Las personas se comportan de forma
que minimizan la desviación afectiva, es decir, crea nuevas situaciones, en términos de
conductas, con el fin de mantener viejos significados (identidad). Para minimizar la
desviación afectiva, el individuo actúa de forma que mantiene sus identidades y las
restaura cuando surge la desviación. Los siguientes cinco constructos fundamentan la
teoría del control del afecto:

1. Sentimientos fundamentales: La sociedad define los sentimientos


fundamentales asociados con cada una de sus identidades (un ejecutivo puede
verse como alguien exitoso, pero quizá un poco frío y calculador).
2. Impresiones transitorias: Las interacciones sociales crean impresiones
transitorias sobre quién es la persona (en una fiesta alguien puede parecer
divertido y generar la opinión de que es extrovertido).
3. Desviaciones: Se generan por las discrepancias entre los sentimientos
fundamentales y las impresiones transitorias (un ejecutivo percibido como frío
puede ser divertido en un contexto de fiesta). Una desviación es una interrupción
en el significado de la identidad de alguien.
4. Conductas confirmadoras de la identidad: Las personas se comportan de
manera en que la cultura espera, cuando las identifican en un rol.
5. Conductas restauradoras de identidad: Siempre que la interacción social crea
una discrepancia, la persona usa una variedad de medios para eliminar la
desviación y restaurar su identidad.

En la teoría del control del afecto, la motivación y la emoción causan conductas


reafirmadoras (que afirman los sentimientos fundamentales) y restauradoras de la
identidad.

Conductas reafirmadoras de la identidad: Los seres humanos poseen una amplia


gama de comportamientos potenciales, pero solo un subconjunto resulta apropiado y
esperado en un escenario particular. Las conductas y emociones que son más

 
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apropiadas se determinan mediante la identidad que alberga la persona. Para un amigo,


se consideran como conductas apropiadas la ayuda, la colaboración, la escucha, la
diversión. Cuando el significado cultural de la identidad encaja con el significado cultural
de la conducta de una persona, se da la confirmación de la identidad, de tal manera que
la persona experimenta poca desviación afectiva. Las identidades agradables propician
que la persona se comporte de forma amable; las identidades poderosas provocan que
las personas se comporten en formas poderosas.

Comportamientos restauradores de identidad: Cuando las situaciones causan una


desviación de la identidad personal, el individuo inicia acciones restauradoras para
hacer que los acontecimientos afectivamente distractores vuelvan a concordar con su
identidad establecida. Existen dos maneras en la que las personas restauran la
identidad desviada: mediante muestras estratégicas de emoción y a través de
interacción asertiva. Un ejecutivo que se porta desinhibido en una fiesta puede
restaurar su imagen de seriedad y frialdad en la oficina, mostrando ciertas emociones
propias a esta imagen, para crear impresiones transitorias.

El uso de muestras de emoción postconductual para realizar inferencias acerca de la


identidad o el carácter de la gente es común en el contexto de los abogados. Los cuales
deben inferir el carácter subyacente de un extraño quien está acusado con cargos,
debiendo decidir si es inocente o culpable, las evidencias están expresadas en la
emoción que expresan de manera pública las personas, de hecho los inocentes
deberían actuar de cierta forma, diferente a las personas culpables. El cálculo mental
consiste en usar la conducta y la emoción para adivinar cuál es el carácter subyacente
del acusado.

También puede tenerse en cuenta la forma en que un individuo recupera su identidad al


elegir de manera selectiva con quién sí y con quién no interactúa, con el fin de
encontrar personas que verifiquen o confirmen su identidad y evitar a las personas que
no la validen. Como regla, las personas buscan compañeros de interacción que
confirmen su identidad sin importar si dicha identidad es valorada o no culturalmente.

 
8 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
 

La teoría de la autoverificación supone que la clave para las relaciones interpersonales


tranquilas está en la habilidad de la persona para reconocer cómo otra persona y la
sociedad en general, perciben al yo. El yo, a su vez, advierte la forma en que otros
responden a él e interioriza tales respuestas sociales y culturales en un autoconcepto y
un cierto sentido de identidad. Los autoconceptos e identidades estables desempeñan
un papel central en la negociación de la realidad social del yo, pues el yo prefiere la
retroalimentación social que confirma sus autoesquemas e identidades. Las personas
con autopercepciones positivas prefieren relacionarse con amigos que aumenten la
retroalimentación positiva y aminoren la negativa, caso contrario al de las personas con
autopercepciones negativas.

Agencia:

Dentro del yo se despliega una motivación intrínseca que le brinda una cualidad de
agencia. El yo actúa y se desarrolla desde el interior, como procesos y motivaciones
innatas.

La motivación intrínseca está coordinada de manera inseparable con la naturaleza


activa del yo que está en desarrollo. La fuente de la motivación subyacente es la
agencia, pues energiza en forma espontánea a las personas para alcanzar sus
intereses, buscar desafíos ambientales, ejercitar sus habilidades y desarrollar talentos.

Diferenciación e integración: Son dos procesos inherentes a la agencia que guían el


desarrollo. La diferenciación expande e incluye al yo en una complejidad creciente, se
da conforme un individuo ejercita sus intereses, preferencias y capacidades, de tal
forma que llega a especializarse en varios dominios de la vida. Se da gracias a la
motivación intrínseca, los intereses y las preferencias que actúan como motivadores. La
integración sintetiza dicha complejidad en un todo coherente y, de ese modo, preserva
un sentido de un yo cohesionado.

 
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Interiorización: Lo que se denomina interiorización es el proceso mediante el cual un


individuo toma, acepta como propias formas de pensar, sentir o actuar prescritas de
una manera externa y las transforma, las interioriza. La interiorización tiene un valor
adaptativo interpersonal para el yo, en la medida en que lo vincula con la sociedad.

La disonancia cognitiva: Cuando las creencias acerca de quién se es y lo que hace el


yo resultan inconsistentes, creyendo una cosa aunque se comporte otra, se genera un
estado psicológico de incomodidad denominado “disonancia cognitiva”. Dos creencias
son consonantes cuando una se deriva de la otra, por ejemplo, ser una persona moral y
evitar la mentira. Dos creencias son disonantes cuando lo opuesto de una creencia se
deriva de la otra (ser una persona moral pero mentir frecuentemente). Cuando la
disonancia es muy fuerte la persona busca formas para reducirla y, si es posible,
eliminarla. Al ser la disonancia una experiencia psicológicamente aversiva hace que la
persona busque reducir la incomodidad con alguna de las siguientes estrategias:

• Eliminar la creencia disonante.


• Reducir la importancia de la creencia disonante.
• Agregar una creencia consonante.
• Aumentar la creencia consonante.

Los seres humanos con frecuencia encuentran información que es disonante con sus
creencias y valores o asumen comportamientos disonantes con los mismos. Hay cuatro
situaciones y formas que ilustran circunstancias que elicitan la disonancia:

1. Elección: Ciertas elecciones son difíciles cuando ambas alternativas ofrecen


ventajas y desventajas, por lo tanto es difícil apreciar la elección correcta. Las
personas reducen la disonancia realizando una elección y rechazando las demás
alternativas.
2. Justificación insuficiente: Se remite a la forma en que las personas explican
sus acciones, las cuales tienen poco o ningún estímulo externo. Por ejemplo, por
qué alguien se detiene a donar dinero a un mendigo, o por qué se detiene para
levantar basura, o por qué dije una mentira sin necesidad.

 
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3. Justificación del esfuerzo: El atractivo de una tarea aumenta en relación


directa a la magnitud del esfuerzo empleado para completarla.
4. Nueva información: Conocer una nueva información puede reafirmar una
creencia o ponerla en debate creando disonancia.

Referencias:

Garrido Gutiérrez, I. (1996). Psicología de la Motivación. Madrid: Síntesis.

Palmero, F., Fernández-Abascal, E.G., Martínez, F. y Chóliz, M. (Coords.). (2002).


Psicología de la Motivación y la Emoción. Madrid: McGraw-Hill.

Reeve, J. (2003). Motivación y emoción (3ª ed.). México: McGraw Hill Interamericana.

   

 
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