Se preguntará el letrado ¿pero en que nos puede ayudar un libro que, además de
reducir conceptos complejos en palabras coloquiales, a veces coquetea con conceptos como
“energías extrasensoriales”, pisando el terreno sinuoso de la pseudociencia? Pues, justo por
eso son necesarias lecturas así, porque el hecho de plantear viejas interrogantes pone a
prueba a la ciencia, mas allá de si los conceptos son reales o no, el hecho de planteárselos
como una duda plausible y comprobar su veracidad por medio de la inducción lleva a la
ciencia a sus limites y amplía de manera considerable los límites de un saber que se va
construyendo de forma colectiva, acercando a la humanidad a una interpretación más o
menos coherente de la realidad en donde habitamos. En este sentido, desde el campo de la
psicología se pueden identificar muchas interrogantes que este libro deja sobre la mesa,
entre todas, la que desde mi punto de vista es la mas relevante es la interpretación simbólica
del infante, o en este caso, del feto.
En este orden de ideas, para las ciencias de la mente, el proceso cognitivo inicia
cuando el infante es capaz de introyectar con relativa eficacia conceptos simbólicos y
construir a partir de ellos una representación mental de la realidad teniendo como punto de
partida su ego, su propia existencia. Para la psicología estos símbolos se obtienen por
medio del lenguaje, y dicha estructura comienza a crearse cuando el niño tiene contacto con
las personas, su familia y en especial sus padres. Sin embargo, según lo expresado en el
libro “un e-mail pare el bebe in-útero” este proceso de socialización comienza incluso antes
del nacimiento, por medio de una asimilación de representaciones que más allá de símbolo
semántico tienen un carácter comunicacional prosódico, obviamente básico y si se quiere
llamar “primitivo” pero el punto principal es que si, así como al construir una casa es
necesario cimientos sólidos, es probable que el niño al nacer ya posea una representación
básica, meramente emocional, de lo que es o será la realidad a la que se enfrentará, y por
medio de la cual se comenzará a hilar el contenido semántico del pensamiento. Estas y
muchas otras interrogantes son las que dejan abiertas un libro de naturaleza “provocadora”
para la academia y de naturaleza “curiosa” para las masas.