Edelmira Pérez
Pontificia Universidad Javeriana
1 PNUD: Informe sobre Desarrollo Humano 2005. Madrid: Ediciones Mundi-Prensa, 2005.
230 EDELMIRA PÉREZ
tancia del sector en la economía nacional. Casi todos los esfuerzos hechos en
el tema del desarrollo rural en los últimos años se restringen al Programa de
Desarrollo Alternativo, cuyos frutos dejan mucho que desear después de casi
diez años de su inicio.
Es importante señalar la dificultad para conseguir información coheren-
te para los temas tratados en este trabajo. Hay grandes diferencias en los
datos según las fuentes, pero también poca disponibilidad de información
comparable y consistente. En muchos casos, incluso, la información es con-
tradictoria.
empleos. En ese mismo año el maíz produjo 137 mil empleos en cerca de 500
mil ha sembradas.2
El cultivo del algodón, que vivió varios años de crisis, se empezó a recu-
perar a partir del 2003, y para el 2004 había logrado tener un área sembrada
de 65.973 ha.
Por su parte, la palma africana, un cultivo que se está utilizando en varios
departamentos para sustituir los cultivos ilícitos, en el 2003 tenía un área sem-
brada de 210.409 ha, de las cuales 150.399 estaban en producción y 60.010 en
desarrollo, según información obtenida en la Federación Nacional de Cultiva-
dores de Palma de Aceite (Fedepalma).
El área dedicada a la agricultura en el país es de 51’308.047 ha y genera
27 por ciento del empleo. De esas hectáreas, en la actualidad se calcula que
hay solo un poco más de 80 mil destinadas a cultivos de coca y amapola, que
generan apenas 2 por ciento de los empleos del sector.
Para apreciar la importancia de la agricultura en el país, el mejor ejemplo
es quizá el del café. Las fincas cafeteras tienen un área de 3’600 mil ha. De
ellas, 869.500 están sembradas con café, aunque el área ha decrecido, sobre
todo a partir de la ruptura del pacto del café. Más de 50 por ciento de los
municipios del país son cafeteros, pues son 590, y hay un total de 566 mil
caficultores. El cultivo del café genera más de un millón de empleos directos
e indirectos, y 2,5 millones de personas dependen económicamente de él. Los
empleos directos ascienden a 560 mil y representan 37 por ciento del total
del empleo agrícola.
Un fenómeno interesante de la caficultura colombiana es que está en manos
principalmente de pequeños productores. Así, 88,9 por ciento de los predios
cafeteros son inferiores a 3 ha; solo hay 0,5 por ciento de productores con 20
y más ha, pero que ocupan un área de 2.769 ha.
En el 2005 la producción neta de café fue de 11’119.000 sacos de 60 kilos,
y las exportaciones ascendieron a 10.813 millones de sacos por un valor de
1.557 millones de dólares. Esto equivale a 32 por ciento de las exportaciones
agropecuarias y a 7 por ciento de las exportaciones totales del país. A partir
del 2001 el café ha pasado a ocupar el tercer puesto en las exportaciones
nacionales.3 El café colombiano se exporta a más de 36 países, y los mayores
compradores son, en ese orden, los Estados Unidos, el Japón, Alemania, el
Canadá y Bélgica.
En los últimos años la zona cafetera ha sido infiltrada con cultivos de coca,
pero no hay datos muy precisos de las dimensiones de esa infiltración. En el
departamento de Caldas, en el 2003 se detectó por primera vez 53 ha de coca,
y para el 2004 el cultivo ya contaba con 358 ha.4
La ruptura del pacto cafetero, con la consecuente caída del área sembrada,
la reducción del volumen de las exportaciones y, sobre todo, la caída del precio
por libra, han modificado el panorama cafetero del país y producido muchos
efectos negativos, entre ellos el de la penetración de los cultivos ilícitos y el des-
plazamiento forzado de campesinos que tradicionalmente se dedicaban al café.
A pesar de que el área y la producción agrícola son tan importantes para la
economía, es indudable que la producción de ilícitos lesiona toda la estructura
económica y social del sector y afecta la asignación de recursos y la puesta en
marcha de programas de desarrollo rural. La alta rentabilidad de estos cultivos,
sustentada en su ilegalidad, ha contribuido a la modificación de la estructura
de la tenencia de la tierra, al agravamiento del conflicto interno y, sobre todo,
al desplazamiento forzado de los pobladores rurales, con el consecuente aban-
dono de predios y bienes.
pequeños productores (90 por ciento). El 62,4 por ciento de los cultivos son
inferiores a 3 ha, y el promedio de tamaño del cultivo era de 1,4 ha en el 2004,
lo que muestra un leve incremento frente al año anterior, cuando el promedio
era de 1,3 ha. La densidad del cultivo de coca se puede apreciar en el mapa 1.
MAPA 1
DENSIDAD DEL CULTIVO DE COCA EN COLOMBIA, 2004
CUADRO 1
CULTIVOS DE COCA EN COLOMBIA, PERIODO 1999–2004.
CIFRAS FINALES OBTENIDAS POR DEPARTAMENTOS
CUADRO 2
LOTES DE COCA ESTABLES Y NUEVOS EN 2004
Número % del Área (ha) % del Número % del Área % del Total de Área
de total de total del de total de (ha) total del lotes total
lotes lotes áreas lotes lotes áreas (ha)
5 Ibid.
236 EDELMIRA PÉREZ
GRÁFICO 1
CULTIVOS DE COCA EN LA REGIÓN ANDINA 1994-2004
(ha)
250.000 –
200.000 –
150.000 –
Hectáreas
100.000 –
50.000 –
0 –
_
1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004
6 Ibid.
AGRICULTURA, CULTIVOS ILÍCITOS Y DESARROLLO RURAL EN COLOMBIA 237
CUADRO 3
CULTIVOS DE COCA EN LA REGIÓN ANDINA, 1994-2004
(has)
1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 % cambio
2003-2004
Bolivia 48.100 48.600 48.100 45.800 38.000 21.800 14.600 19.900 24.400 23.800 27.700 17
Perú 108.600 115.300 94.400 68.800 51.000 38.700 43.400 46.200 46.700 44.200 50.300 14
Colombia 45.000 51.000 67.000 79.000 102.000 160.000 163.000 145.000 102.000 86.000 80.000 -7
Total 201.700 214.900 209.500 193.600 191.000 220.500 221.000 211.100 173.100 153.800 158.000 3
Fuentes: Departamento de Estado de EE.UU. Sistema Nacional de Monitoreo —SIMCI— apoyado por UNODC.
MAPA 2
GRUPOS ARMADOS ILEGALES Y CULTIVOS DE COCA EN COLOMBIA, 2004
muestran uno de los índices más altos del país. Varios estudios y análisis dan
cuenta de una estrecha correlación entre pobreza y zonas de cultivos ilícitos.
Como es obvio, ligado con lo anterior está la gran inequidad en la distri-
bución del ingreso y de acceso a los bienes productivos en estas zonas para
la gran mayoría de los pobladores rurales. En muchos de los departamentos
afectados por los cultivos ilícitos prevalece el minifundio o la contradicción
minifundio-latifundio. Las posibilidades de acceso a la tierra son lejanas para
muchos pobladores rurales, y experiencias como las zonas de reserva campesina
son apenas intentos demostrativos que no se regularizan.
Por años, el Estado ha sido casi inexistente en la mayoría de estos terri-
torios, y hay una gran debilidad de las instituciones regionales y locales para
atender las demandas de los ciudadanos. El Estado solo aparece como elemento
de represión para controlar el orden público y erradicar los cultivos ilícitos. Es
cierto que se han adelantado algunos procesos de desarrollo alternativo, como
veremos más adelante, pero el problema tiene unas dimensiones gigantescas
frente a las minúsculas propuestas de solución.
La mayoría de los cultivos ilícitos están en zonas de alta fragilidad ambien-
tal, política y social. Se ubican en la frontera agrícola, y en muchos casos
han contribuido a ampliarla mediante la deforestación de zonas en la región
amazónica. Casi todas ellas fueron zonas de colonización y de llegada de
población desplazada por la violencia de la década de 1950. Sin embargo,
esos pobladores, como ya se dijo, permanecen marginados de los supuestos
beneficios del desarrollo. Otros cultivos ilícitos, como la amapola, se ubican
en los valles interandinos, que albergan importantes reservas de agua, flora y
fauna pero que son, a la vez, de alta pobreza; es el caso, por ejemplo, de los
departamentos de Huila y Nariño.
Las zonas de cultivos ilícitos sufren de fenómenos migratorios que afectan
desde el tejido social y la economía hasta la estructura de la tenencia de la tierra.
No solo llegan posibles cultivadores tentados por las “bonanzas” del mercado
sino, sobre todo, población flotante para la recolección y procesamiento, pero en
especial para la recolección. Muchos de esos pobladores son de origen urbano,
de zonas marginales, o de origen rural, que han perdido su empleo por efectos
de la crisis de la agricultura en el contexto de la apertura económica. A este
drama se suma el de otros migrantes, los desplazados por la violencia que, en
parte, se origina y desarrolla asociada a los cultivos ilícitos.
Esta breve descripción sirve para entender las dificultades de la formula-
ción y puesta en marcha de programas de desarrollo rural de gran alcance, que
cumplan con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de los pobladores
rurales, para que no solo salgan de su condición de pobreza sino para que se
240 EDELMIRA PÉREZ
9 Véase, entre otros, Pérez C., Edelmira: “El mundo rural latinoamericano y la nueva rurali-
dad”, en revista Nómadas n.º 20. Bogotá: Fundación Universidad Central, 2002, pp. 180-193.
Pérez C., Edelmira: “Lo rural y el desarrollo en América Latina”, en Edelmira Pérez y Román
Rodríguez, editores: Espacios y desarrollos rurales: Una visión múltiple desde Europa y Lati-
noamérica. Gijón: Ediciones Trea S.L., 2004, pp. 49-66. Pérez C., Edelmira: “América Latina:
Nueva ruralidad y exclusión social”, en revista Polígonos. Castilla de León: Universidad
de León, 2005. Gómez, Sergio: La “nueva ruralidad”: ¿Qué tan nueva? Santiago de Chile:
Universidad Austral de Chile/LOM Ediciones Ltda., 2002. Gómez, Sergio: “Nueva ruralidad:
Fundamentos teóricos y necesidad de avances empíricos”, en Nueva ruralidad: Avances
teóricos y evidencias empíricas en América Latina. Bogotá: CLACSO/Pontificia Universidad
Javeriana, 2005. Echeverri, R. y M. Ribero: Nueva ruralidad: Visión del territorio en Améri-
ca Latina y el Caribe. Bogotá: IICA/CIDER/Corporación Latinoamericana Misión Rural, 2002.
Llambi, Luis: “Nueva ruralidad, multifuncionalidad de los espacios rurales y desarrollo local
endógeno”, en E. Pérez y M. A. Farah, compiladores: Desarrollo rural y nueva ruralidad
en América Latina y la Unión Europea. Bogotá: CIRAD/Pontificia Universidad Javeriana/Ja-
vegraf, 2004, pp. 91-107. Da Silva, Graciano et al.: “El nuevo mundo rural brasileño”, en
Nueva Época. Análisis latinoamericano del medio rural. México: ALASRU, 2005. Bonnal,
P. et al.: “Multifuncionalidad de la agricultura y nueva ruralidad: ¿Reestructuración de las
políticas públicas a la hora de la globalización?”, en E. Pérez y M. A. Farah, compiladores:
Desarrollo rural y nueva ruralidad en América Latina y la Unión Europea. Bogotá: CIRAD/
Pontificia Universidad Javeriana/Javegraf, 2004, pp. 19-41. De Grammont, H.: “La nueva
ruralidad en América Latina”, en Revista Mexicana de Sociología, año 66, 2004.
10 Dirección Nacional de Estupefacientes: La lucha de Colombia contra las drogas ilícitas:
Acciones y resultados 2001. Bogotá: Ministerio de Justicia, 2001.
242 EDELMIRA PÉREZ
[…] erradicar del territorio nacional los cultivos ilícitos de subsistencia, garantizando
que los campesinos, colonos e indígenas se desvinculen definitivamente de estas
actividades como medio de subsistencia […] se pretende además consolidar proce-
sos competitivos y sostenibles de desarrollo rural que aseguren el bienestar de la
población, el ejercicio de la democracia y la integración de las zonas de economía
campesina […] en la dinámica del desarrollo regional y nacional.12
Pero:
11 Ibid.
12 Ibid.
13 Vargas, Ricardo: “La política de control de la oferta de drogas, los cultivos ilícitos y el de-
sarrollo alternativo: Recomendaciones de política”, en Restrepo, Luis Fernando et al.: La
política de desarrollo alternativo y su modelo institucional: Retos y desafíos. Memorias del
seminario internacional. s.l.: s.e., 2004.
AGRICULTURA, CULTIVOS ILÍCITOS Y DESARROLLO RURAL EN COLOMBIA 243
GRÁFICO 2
CULTIVOS DE COCA, DESARROLLO ALTERNATIVO Y ASPERSIÓN AÉREA
EN COLOMBIA, 2000-2004
US$ Hectáreas
90’000.000 180.000
80’000.000 160.000
70’000.000 140.000
60’000.000 120.000
50’000.000 100.000
40’000.000 80.000
30’000.000 60.000
20’000.000 40.000
10’000.000 20.000
0 0
2000 2001 2002 2003 2004
Presupuesto anual 2’900.000 8’400.000 27’900.000 38’200.000 78’000.000
desarrollo alternativo (US$)
Cultivos de coca (ha) 163.000 145.000 102.000 86.000 80.000
Fumigación aérea 58.000 96.000 133.000 137.000 139.000
y erradicación (ha)
14 Ibid.
244 EDELMIRA PÉREZ
15 Cano, Carlos Gustavo: “Desarrollo rural y desarrollo alternativo”, en Restrepo, Luis Fernando
et al.: La política de desarrollo alternativo y su modelo institucional: Retos y desafíos. Memo-
rias del seminario internacional. s.l.: s.e., 2004.
AGRICULTURA, CULTIVOS ILÍCITOS Y DESARROLLO RURAL EN COLOMBIA 245