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El chupadedos ya no

Erik es un niño que se chupa el dedo chico de la mano izquierda.


A su mamá no le gusta que se chupe el dedo porque se ve mal, le dice: “Erik no te chupes
el dedo porque se ve mal”, pero su hijo no le hace caso y se sigue chupando el dedo.
Su mamá le puso chile en el dedo para que ya no se lo chupara, pero eso no funcionó
porque a Erik le gustaba el chile y se lo chupaba más.
A la mañana siguiente mientras estaba desayunando su mamá vio que Erik se estaba
chupando el dedo.
La mamá le dijo “ya no te chupes el dedo o se te van a enchuecar los dientes”.
En la escuela los niños se burlaban de Erik porque se chupaba el dedo. Pero Erik no se
preocupaba y seguía chupándose el dedo.
Hasta que un día Erik decidió dejar de chuparse el dedo, se dio cuenta que en verdad los
niños que se chupaban el dedo tenían los dientes chuecos y feos.
Pero no sabía qué hacer para dejar de chuparse el dedo. Así que le preguntó a su papá.
Su papá le dijo: “ lo importante es que hayas decidido dejar de chuparte el dedo, cada vez
que quieras chuparte el dedo, detenlo con el otro dedo o juega con el para que lo tengas
ocupado…”
“… Además cada vez que tu mamá o yo veamos que no te chupas el dedo te vamos a
regalar una canica de las que te gustan”
Pero poco después de recibir la canica Erik se volvía a chupar el dedo.
Una tarde los visitó su tía Marcela y los papás de Erik le contaron lo sucedido.
Tía Marcela les dijo: “A Erik se le puede olvidar pronto que le dieron la canica por eso
vuelve a chuparse el dedo. Es más fácil que se acuerde si el tiene que darles algo a ustedes
cada que se chupa el dedo, además si este plan funciona Erik podrá tener un premio al
final”
Al día siguiente el papá de Erik le dijo: “Vamos a pegar 100 estrellitas en tu cuarto y cada
vez que te chupes el dedo vamos a arrancar una. Por cada estrellita que te quede cuando
hayas dejado de chuparte el dedo podrás escoger un lugar donde ir a divertirnos”
Hicieron una cartulina con estrellitas y la colgaron en una pared del cuarto de Erik.
Erik empezó a intentar no chuparse el dedo y a hacer lo que le decía su papá. Cada vez
que se chupaba el dedo arrancaba una estrellita.
Al principio fue muy difícil y se olvidaba que había decido ya no chuparse no más el dedo,
así que arrancaba más y más estrellitas de su cartulina.
Esa noche también tuvo que arrancar una estrellita de su cartulina.
Con el paso del tiempo después de dos semanas solo se chupa el dedo algunas noches,
pero de día ya no.
Un día Erik descubrió que casi ya no le quedaban estrellitas así que decidió esforzarse
mucho más.
Cada vez que se quería chupar el dedo se imaginaba su tablero de estrellitas y ponía sus
manos atrás.
Ahora Erik ya no chupa sus dedos y está muy orgulloso.

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