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ARTE DEL RENACIMIENTO

El Renacimiento es el movimiento cultural y artístico iniciado en Italia en el siglo


XV que dirige sus ojos al clasicismo romano y al hombre como centro de las
cosas, superada la tradición teocéntrica medieval.

No es de extrañar que sea en Italia donde se produce tal proceso pues el


impresionante legado del viejo imperio romano estuvo presente incluso en plena
época medieval y el mundo italiano nunca se llegó a desapegar del todo, como
demuestra, incluso, su arte románico peculiar.

El trasvase de la cultura y arte del Renacimiento al resto de Europa fue lento y


desigual y para lo que centra nuestro interés, el arte en España, podemos decir
que sus primeras manifestaciones comienzan en la penúltima década del siglo XV
y se finaliza en los primeros años del siglo XVII.

Desde esta sección del portal Arteguias podra acceder a información y artículos
relacionados con la arquitectura, escultura y pintura española del siglo XVI.

En el apartado de arquitectura renacentista se pondrá especial atención a dos


subestilos o modalidades tan castizas como el plateresco y el estilo herreriano. En
la página de escultura se dividen los artistas en los tres tercios de la centuria pues
se trata de un arte en constante evolución. Trataremos escultores tan significativos
como Vasco de la Zarza, Diego de Siloe, Juan de Juni, Alonso Berruguete, la
familia Leoni, etc.

En lo concerniente a la pintura renacentista del siglo XVI hay que tratar a Juan de
Juanes, Alonso y Pedro Berruguete, Sánchez Coello, Juan Pantoja de la Cruz,
Luis de Morales "El Divino" pero muy especialmente el sublime y espiritual genio
del manierismo "El Greco".

ETAPAS HISTÓRICAS
Diferentes etapas históricas marcan el desarrollo del Renacimiento:

Quattrocento
Tiene como espacio cronológico todo el siglo XV, es el denominado Quattrocento,
y comprende el Renacimiento temprano que se desarrolla en Italia.

El Quattrocento (término que en castellano significa cuatrocientos, por los años


pertenecientes al siglo XV) es uno de los períodos más importantes del panorama
artístico europeo. Se sitúa a lo largo de todo el siglo XV y es la primera fase del
movimiento conocido como renacimiento.
El Quattrocento (1401-1500) se inició en Florencia impulsado por la familia Médici.
En esta época aparece la figura del artista y creador en detrimento del anonimato.
Surge el taller del maestro, que es quien recibe los encargos de los clientes. Este
hecho podría sindicarse como el nacimiento de la categoría de autor. El hombre es
la obra más perfecta de Dios. Se pinta la figura humana independientemente de lo
que represente.

En este arte evolucionan técnicas de pintura, consiguiendo la perspectiva; en


escultura se vuelve a la imitación de la clásica griega y romana, y con respecto a
la arquitectura hay un retorno a las líneas del arte griego y romano.

Los máximos exponentes de esta época son:

Escultura: los escultores se interesaron por representar el cuerpo humano, como


Donatello (por ejemplo, en el David o Ghiberti en el Sacrificio de Isaac en las
puertas del baptisterio de la catedral de Florencia.

Pintura: aplicaron en los cuadros la perspectiva, representando la profundidad,


como Masaccio, Fra Angélico, Sandro Botticelli, Piero della Francesca, Paolo
Uccello, Filippo Lippi y Andrea Mantegna.

Arquitectura: los arquitectos buscaron el dominio del espacio introduciendo


elementos simples y proporcionados, como Filippo Brunelleschi y Leon Battista
Alberti.

Cinquecento
La segunda, afecta al siglo XVI, se denomina Cinquecento, y su dominio artístico
queda referido al Alto Renacimiento, que se centra en el primer cuarto del siglo.
Esta etapa desemboca hacia 1520-1530 en una reacción anti clásica que
conforma el Manierismo.

Mientras que en Italia se estaba desarrollando el Renacimiento, en el resto de


Europa se mantiene el gótico en sus formas tardías, situación que se va a
mantener, exceptuando casos concretos, hasta comienzos del siglo XVI.

En Italia el enfrentamiento y convivencia con la antigüedad clásica, considerada


como un legado nacional, proporcionó una amplia base para una evolución
estilística homogénea y de validez general. Por ello, allí, es posible su surgimiento
y precede a todas las demás naciones.

Fuera de Italia la Antigüedad Clásica supondrá un caudal académico asimilable, y


el desarrollo del Renacimiento dependerá constantemente de los impulsos
marcados por Italia. Artistas importados desde Italia o formados allí, hacen el
papel de verdaderos transmisores.

Cinquecento en el resto de Europa

Los focos artísticos principales en el resto de Europa Occidental experimentaron a


lo largo del siglo XVI (como ya venían haciendo en mayor o menor medida desde
finales del XV) la influencia y transmisión de las formas renacentistas y de la
nueva teoría del arte (Alberti, Serlio, Vasari, Vignola, Palladio, etc.). Aun así,
mantuvieron una fuerte personalidad, especialmente en la zona conocida como
Flandes o Países Bajos (la pintura flamenca -El Bosco, Joaquín Patinir, Mabuse,
los Brueghel- y la influyente figura intelectual de Erasmo de Rotterdam); Alemania
(la pintura alemana -Grünewald, Altdorfer, Durero, la escuela del Danubio, los
Cranach, los Holbein- y sobre todo el movimiento intelectual ligado a la Reforma
protestante (Lutero, Melanchton); Francia (escuela de Fontainebleau, literatos
como Rabelais o Ronsard, pensadores como Montaigne y los politiques de la
época de las guerras de religión, y reformistas religiosos como Calvino); Inglaterra
(el estilo Tudor y la arquitectura isabelina, además de la figura intelectual de
Tomás Moro y el inicio de la edad de oro de la literatura inglesa con Christopher
Marlowe y Shakespeare). En cuanto al renacimiento español, inició los
denominados Siglos de Oro, que en el siglo XVI destacó en artes plásticas (Juan
de Juni, Fernando Yáñez de la Almedina, Juan de Juanes, Alonso Berruguete,
Pedro Machuca, Bartolomé Ordónez, Diego de Siloé, Juan Bautista de Toledo,
Juan de Herrera, Gaspar Becerra o los Vandelvira; culminando con El Greco -
proveniente de Creta-) tanto como en literatura (Luis Vives, Fray Luis de León,
Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz, Lope de Rueda, el primer Lope de
Vega y el primer Cervantes) y en toda clase de disciplinas intelectuales (véase
mercantilismo, escuela de Salamanca, historia de la ciencia y la tecnología en
España e historia del cristianismo en España).

ARQUITECTURA
Arquitectura del Renacimiento o renacentista es aquella diseñada y construida
durante el período artístico del Renacimiento europeo, que abarcó los siglos XV y
XVI. Se caracteriza por ser un momento de ruptura en la Historia de la
Arquitectura, en especial con respecto al estilo arquitectónico previo: el Gótico;
mientras que, por el contrario, busca su inspiración en una interpretación propia
del Arte clásico, en particular en su vertiente arquitectónica, que se consideraba
modelo perfecto de las Bellas Artes.
Produjo innovaciones en diferentes esferas: tanto en los medios de producción
(técnicas de construcción y materiales constructivos) como en el lenguaje
arquitectónico, que se plasmaron en una adecuada y completa teorización.

Otra de las notas que caracteriza este movimiento es la nueva actitud de los
arquitectos, que pasaron del anonimato del artesano a una nueva concepción de
la profesionalidad, marcando en cada obra su estilo personal: se consideraban a sí
mismos, y acabaron por conseguir esa consideración social, como artistas
interdisciplinares y humanistas, como correspondía a la concepción integral del
humanismo renacentista. Conocemos poco de los maestros de obras románicos y
de los atrevidos arquitectos de las grandes catedrales góticas; mientras que no
sólo las grandes obras renacentistas, sino muchos pequeños edificios o incluso
meros proyectos, fueron cuidadosamente documentados desde sus orígenes, y
objeto del estudio de tratadistas contemporáneos.

ESCULTURA
La escultura del Renacimiento en España tiene una clara influencia italianizante, a
la que no son ajenas al relación entre Aragón e Italia.

A pesar de su marcado clasicismo, la gran influencia católica española hace que


los temas mitológicos sean superados por los religiosos y los funerarios,
desapareciendo casi por completo el desnudo.

Se trata de una escultura de hondo sentido religioso y de gran emotividad.

Presenta gran originalidad por los materiales empleados. Tal es el caso de la


escultura hecha en madera policromada con la técnica del estofado, técnica
empleada de manera casi sistemática en los retablos.
La Pintura Renacentista
Secularmente se ha considerado a Italia como cuna del Renacimiento. En el caso
español, y valenciano en particular, podemos afirmar que Valencia fue la primera
receptora de las modernas corrientes pictóricas italianas. Esta primacia se debe a
la llegada a esta ciudad de pinturas procedentes de allá y al desplazamiento o
intercambio de artistas entre uno y otro país.

Pablo de San Leocadio.


Virgen con el Niño y san Juanito.
Tabla, hacia 1510.

Sin embargo, será el efecto inverso, es


decir, el viaje de artistas españoles a
tierras italianas, importando el lenguaje del
Renacimiento cincuecentista, el que mayor
repercusión tenga en Valencia. Así sucede
con los Hernandos, Hernando de los
Llanos y Hernando Yánez de la Almedina,
quienes tras salir del entorno de Leonardo
da Vinci en Florencia asimilando su
técnica, tipos y maneras, se asientan en
Valencia en 1506 introduciendo
importantes novedades, que
revolucionarán la pintura valenciana del
quinientos. El prestigioso ejercicio de su
arte se pone de manifiesto en una serie de
tablas, de pequeño formato, con la Aparición de Cristo
resucitado a la Virgen, San Vicente Ferrer y San
Antonino de Florencia, San Bernardo expectante ante
La Virgen con el Niño y Santa Ana, y Ecce Homo, en
las que resalta el estilo severo y monumental que sólo
una madurez pictórica es capaz de conseguir; y en
grandes composiciones como Resurrección de Cristo,
que es toda una lección de reposada grandeza,
concebida con un colorido intenso y estudio de las
líneas ortogonales de distribución matemática.

Bernardino di Betto Bardi, Il Pinturicchio


Virgen de las Fiebres. Tabla, hacia 1497.

Entre las pinturas importadas destaca, por su singular


belleza, la tabla de la Virgen de las Fiebres, única
obra conocida de Il Pinturicchio en España, traída por
los Borja para su capilla en la Seo setabense.
Pero es a través de los viajes de artistas de donde procederán la mayor parte
de las enseñanzas pictóricas del Renacimiento. Así ocurre con los pintores
Francesco Pagano, Ricardo Quartararo y Pablo da San Leocadio traídos por el
cardenal Rodrigo Borja para trabajar a su servicio en la Catedral de Valencia. De
este San Leocadio, el Museo conserva una Virgen con el Niño y San Juanito, obra
de hacia 1510 en la que se refleja una clara evocación leonardesca por la
influencia en esos años de los Hernandos.

MIGUEL ANGEL
(Miguel Ángel Buonarrotti, en italiano Michelangelo; Caprese, actual Italia, 1475 -
Roma, 1564) Escultor, pintor y arquitecto italiano. Habitualmente se reconoce a
Miguel Ángel como la gran figura del Renacimiento italiano, un hombre cuya
excepcional personalidad artística dominó el panorama creativo del siglo XVI y
cuya figura está en la base de la concepción del artista como un ser excepcional,
que rebasa ampliamente las convenciones ordinarias.

Durante los cerca de setenta años que duró su carrera, Miguel Ángel cultivó por
igual la pintura, la escultura y la arquitectura, con resultados extraordinarios en
cada una de estas facetas artísticas. Sus coetáneos veían en las realizaciones de
Miguel Ángel una cualidad, denominada terribilità, a la que puede atribuirse la
grandeza de su genio; dicho término se refiere a aspectos como el vigor físico, la
intensidad emocional y el entusiasmo creativo, verdaderas constantes en las obras
de este creador que les confieren su grandeza y su personalidad inimitables.

La vida de Miguel Ángel transcurrió entre Florencia y Roma, ciudades en las que
dejó sus obras maestras. Aprendió pintura en el taller de Ghirlandaio y escultura
en el jardín de los Médicis, que habían reunido una excepcional colección de
estatuas antiguas. Dio sus primeros pasos haciendo copias de frescos de Giotto o
de Masaccio que le sirvieron para definir su estilo.

Miguel Ángel Buonarrotti


La Piedad (c. 1499) de Miguel Ángel

En 1496 se trasladó a Roma, donde realizó dos esculturas que lo proyectaron a la


fama: el Baco y la Piedad de San Pedro. Esta última, su obra maestra de los años
de juventud, es una escultura de gran belleza y de un acabado impecable que
refleja su maestría técnica. Al cabo de cinco años regresó a Florencia, donde
recibió diversos encargos, entre ellos el David, el joven desnudo de cuatro metros
de altura que representa la belleza perfecta y sintetiza los valores del humanismo
renacentista.
LEONARDO DA VINCI
Nació en 1452 en la villa toscana de Vinci, hijo natural de una campesina, Caterina
(que se casó poco después con un artesano de la región), y de Ser Piero, un rico
notario florentino. Italia era entonces un mosaico de ciudades-estados como
Florencia, pequeñas repúblicas como Venecia y feudos bajo el poder de los
príncipes o el papa. El Imperio romano de Oriente cayó en 1453 ante los turcos y
apenas sobrevivía aún, muy reducido, el Sacro Imperio Romano Germánico; era
una época violenta en la que, sin embargo, el esplendor de las cortes no tenía
límites.

A pesar de que su padre se casó cuatro veces, sólo tuvo hijos (once en total, con
los que Leonardo acabó teniendo pleitos por la herencia paterna) en sus dos
últimos matrimonios, por lo que Leonardo se crió como hijo único. Su enorme
curiosidad se manifestó tempranamente, dibujando animales mitológicos de su
propia invención, inspirados en una profunda observación del entorno natural en el
que creció. Giorgio Vasari, su primer biógrafo, relata cómo el genio de Leonardo,
siendo aún un niño, creó un escudo de Medusa con dragones que aterrorizó a su
padre cuando se topó con él por sorpresa.

Recreación del autorretrato de Leonardo

Consciente ya del talento de su hijo, su padre lo autorizó, cuando Leonardo


cumplió los catorce años, a ingresar como aprendiz en el taller de Andrea del
Verrocchio, en donde, a lo largo de los seis años que el gremio de pintores
prescribía como instrucción antes de ser reconocido como artista libre, aprendió
pintura, escultura, técnicas y mecánicas de la creación artística. El primer trabajo
suyo del que se tiene certera noticia fue la construcción de la esfera de cobre
proyectada por Brunelleschi para coronar la iglesia de Santa Maria dei Fiori. Junto
al taller de Verrocchio, además, se encontraba el de Antonio Pollaiuollo, en donde
Leonardo hizo sus primeros estudios de anatomía y, quizá, se inició también en el
conocimiento del latín y el griego.

Era un joven agraciado y vigoroso que había heredado la fuerza física de la estirpe
de su padre; es muy probable que fuera el modelo para la cabeza de San Miguel
en el cuadro de Verrocchio Tobías y el ángel, de finos y bellos rasgos. Por lo
demás, su gran imaginación creativa y la temprana maestría de su pincel, no
tardaron en superar a las de su maestro: en el Bautismo de Cristo, por ejemplo,
donde un dinámico e inspirado ángel pintado por Leonardo contrasta con la
brusquedad del Bautista hecho por Verrocchio.

El joven discípulo utilizaba allí por vez primera una novedosa técnica recién
llegada de los Países Bajos: la pintura al óleo, que permitía una mayor blandura
en el trazo y una más profunda penetración en la tela. Además de los
extraordinarios dibujos y de la participación virtuosa en otras obras de su maestro,
sus grandes obras de este período son un San Jerónimo y el gran panel La
adoración de los Magos (ambos inconclusos), notables por el innovador
dinamismo otorgado por la maestría en los contrastes de rasgos, en la
composición geométrica de la escena y en el extraordinario manejo de la técnica
del claroscuro.

Leonardo da Vinci - Gioconda o Monna Lisa (Louvre)


Leonardo da Vinci - Ginevra Benci

RAFAEL
Raffaello Santi o Sanzio; Urbino, actual Italia, 1483 - Roma, 1520) Pintor y
arquitecto italiano. Sus obras representan el paradigma del Renacimiento por su
clasicismo equilibrado y sereno basado en la perfección de la luz, la composición y
la perspectiva.

Su padre, que fue el pintor y humanista Giovanni Santi, lo introdujo pronto en las
ideas filosóficas de la época y en el arte de la pintura, pero falleció cuando Rafael
contaba once años; para ganarse la vida, a los diecisiete años trabajaba ya como
artista independiente.

No se conoce con exactitud qué tipo de relación mantuvo Rafael con Perugino, del
que unos lo consideran discípulo y otros socio o colaborador. Sea como fuere, lo
cierto es que superó rápidamente a Perugino, como se desprende de la
comparación de sus Desposorios de la Virgen con los de este último. Desde 1504
hasta 1508, trabajó fundamentalmente en Florencia, en donde recibió la influencia
del arte de Leonardo da Vinci y Miguel Ángel.

De entre sus obras de este período (El sueño del caballero, Las tres Gracias), las
más celebradas son sus variaciones sobre el tema de la Virgen y la Sagrada
Familia. Los personajes sagrados, dotados de cautivadores toques de gracia,
nobleza y ternura, están situados en un marco de paisajes sencillos y tranquilos,
intemporales. En estas telas, Rafael da muestras de su inigualable talento para
traducir a un lenguaje sencillo y asequible los temas religiosos. Su maestría en la
composición y la expresión y la característica serenidad de su arte se despliegan
ya en plenitud en la Madona del gran duque, La bella jardinera o La Madona del
jilguero, entre otras obras.
En 1508, el papa Julio II lo llamó a Roma para que decorara sus aposentos en el
Vaticano. Aunque contaba sólo veinticinco años, era ya un pintor de enorme
reputación. En las habitaciones de Julio II, conocidas en la actualidad como
Estancias del Vaticano, Rafael pintó uno de los ciclos de frescos más famosos de
la historia de la pintura.

Entre 1509 y 1511 decoró la Estancia de la Signatura, donde pintó las figuras de la
Teología, la Filosofía, la Poesía y la Justicia en los cuatro medallones de la
bóveda, para desarrollar de forma alegórica estos mismos temas en cinco grandes
composiciones sobre las paredes: El triunfo de la Eucaristía, La escuela de
Atenas, El Parnaso, Gregorio IX promulgando las Decretales y Triboniano
remitiendo las pandectas a Justiniano, estas dos últimas alusivas a la justicia. En
un espacio de gran amplitud, organizado con un perfecto sentido de la
perspectiva, Rafael dispone una serie de grupos y figuras, con un absoluto
equilibrio de fuerzas y una sublime elegancia de líneas. No se puede pedir mayor
rigor compositivo ni un uso más magistral de la perspectiva lineal.

La escuela de Atenas, de Rafael

En la Estancia de Heliodoro, decorada de 1511 a 1514, Rafael desarrolló cuatro


temas históricos, acentuando en cada uno de ellos un rasgo plástico determinado:
el claroscuro en La liberación de San Pedro, la riqueza del colorido en la Misa de
Bolsena, etc. En la estancia del Incendio del Borgo (1514-1517) predomina ya la
aportación de los discípulos sobre la del maestro, lo mismo que en la Estancia de
Constantino, donde sólo la concepción del conjunto corresponde a Rafael.

El pintor simultaneó la decoración de las Estancias del Vaticano con la realización


de otras obras, como los frescos de El triunfo de Galatea para la Villa Farnesina. A
este período corresponden también numerosos cuadros de la Virgen con el Niño,
algo más solemnes y menos cautivadores que los de la etapa florentina. Los
retratos romanos, en cambio, superan en veracidad y penetración psicológica a los
florentinos. En ambos casos, el dibujo es de una calidad inigualable y el colorido,
discreto, servidor de la forma.

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