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COLECCIÓN CLAVES

Dirigida por Hugo Vezzetti


Carlo Galli
'

ESPACIOS POLÍTICOS
La edad moderna
y la edad global
Léxico de política

• 1
INTRODUCCIÓN

"Ich verliere meine Zeit und gewinne meínen Raum": pierdo


mi tiempo y gano mi espacío. 1 Así se expresaba Car! Schmitt
después de la catástrofe de la Segunda Guerra Mundial,
cuando -ya hostil a su propio tiempo, en su ínactualidad de
"vencido que escribe la historia"- creía haber alcanzado el
secreto de Ja espacialidad de la política. O sea de haber
aprehendido a través del concepto de nomos la clave interpre-
tativa que le permitiría p1ensar una vez más la genealogía de
la política moderna, el nexo real de apropiación y distribución,
de orden y de orientación, de derecho y violencia, en contra-
posición a los vicLoríosm; univcrsalismos iiberalclemocnilicos
y comunistas. Los cuales, después de la pnmera mundializa-
ción -la jurídica, conformada en los inicios del siglo, cuando
entre La Haya y Ginebra se construyó un derecho internacio-
nal ya ·no totalmente eurocéntrico-, prosiguiendo entonces
con la segunda, la ideológico-mílitar, que, desbrozado el c::uni-
no ·de las hipótesis fascistas de articular el planeta con
Grandes Espacios cerrados, lo convertía en escenario de
confrontación entro ln liboraldemocrncin individualista y ca-
pitalista, y el comunismo colectivista y planificador.
Pero la tercera i1rnndialización -lá tecnológica-financiera
o, dicho en una palabra, la globalización-2 deberá ser inter-
pretada de acuerdo a principios distintos de los schmittianos,
1 C Schmitt, Glossariu111. Aufze1c/t1¡¡mgen der Jahre 1947-1951, B'erlin,

Dunker & Humblot, 1991, p. 236.(26/IV/1949).


2 Los términos "mundializació11" y "globalización" son usados en literatu-

ra a veces como si9cinimos y a veces en contraposirnin. La distinción que l'°ll-


Q_ hacemos aquí, y que está relacionada con la suces1on de intensidad, es afín
a la propuesta de S. Am111, Le fiabe del rnptlal* (1998), Molfetta, La <('Z'
r:.,<t-
meridiana, 1999;cn donde se delinean lres fases dtd proceso de mundializa-<.>,.
ción del siglo XX.
. ,0
V"
*Toda vez que aparezca el asterisco se quiere mdicar que de ese libl$-)]ay
edición en castellano.IN. del T.J Á?¿j!
-~ <·>--..·.:.-:.. .·.·.·.:.-..:.·-·.. .;. ...... ···-----·-·- .· ..
q.ue, nacwos en c1 oorae extremo au ia riuau 1v10u~r;1'.1, ouu u sostiene. rimera 11 ótesi~ de trabajo es. precisamente ..\
veces ideológicos o mitológicos, y sobre todo chficilmente ~ue el· spac1 -s una e l::is imensí01ics imprescindibles pa-
utilizables fuera del horizonte de la modcrni~lntl: t. , • ~r~lg_p_9_~_~1,i::~.es a trnvés de las representa.ciones espaciales
Asílas rosas, ya que ahora se puede advertir sm dificultad que las teorías políticas forman sus propios conceptos, distri-
alguna una seria discontinuidad entre etl~d moderna y edad buyen los actores, organizan las acciones y disefian los fines
global, está claro qu.e en est~_mar se cleqera navegar con otros de la política en términos de colaboración y de conflicto, de
instrumentos, con otras bru.iulas y con otras cartas. orden.y desorden, de jerarquía y de igualdad, de inclusión y
de exclusión, de límites y libertad, de ·scdentarjedad y de
nomadismo, de marginalidad y de centralidacl.CSe trata de
Ü13.JETIVOS, HIPÓTESIS Y METODOS una dimensión menos visible que la del, tiempo: sobre el
pro~·eso, sobre la scculnrízacíón y sobre el fin de la histo1·ia se
tili,'-il.e libro se propo1H: com~> lijdiv_ 1111r:1r l:t mtill.'..plc fe_n'.111}~!:~ ha refl1?XÍ011ado mucho m:'ts que sohn? lns wlacioncs 1~nLrc
nolog·ía de la glubal1zm:1011 con O.JOS q1w s:tl~<!ll c,1ptnr. so?• e espncio y polílicn, o al nwnos se lo ha hecho cfo llHlllC~l':I mús
tocio lo que se presenta como novcdnd;.y quiere contnbuu:,ª .. ci.entític:t;men~e soli~t.icadií.JSin embnrg? ?e trata de una
incliviclualizar las categorías que penmtan comprend~rcua- d1mens1on que, exphc1tadct";iicaso pueda Dnndar una luz en
]es son -si es que existen- los nuevos principios ~spaciales Y cierta medid::i nueva sobre algunas secciones y nrticulaciones
Q cuftl es la nueva rclnciún 1~spncio/pol íl.icn que le es mmanentc.
Es para medil' pienamentc este 1wuu.m que s.e ha h;~ho ne-
in~'rnns de In historia del pcnsnmicnto polítirn.
···. La~~g~n?~ hipótesi0cs que.~sfas 1:ep1:e.sentnci'.ll!eS espn-
cesario el largo periplo a través de los espac10s pohtlcos ele '"" c1 es, imphc1tas en el pensanuento pohtico, denvan de la
OccidentiJ un víaje que no remite ~e ninguna maner~ a un (a::ercepción y organización concretas del espacio geográfico del
presunto esquema de etnpns progres1vns quev~n de la Cmdad ~~ue toma experienci::i una civiliznción determin::icla; lo cual
al Imperio, después al EsL::ido, luego a lo,Un.1versa~ Y_ final- remite a la explícita dislocación del espacio realizada por ia
mente a 1o Global, o bien, desde un punto ae vISta ~e~nco, del articulación concreta del poder, de los poderes, en el escenario
espacio complejo de la tradición al espacio l?eon::tn~o de la del mundo, y responden a clesafíús históricos reales, ayudan-
modernidad y al espacio informe de la globahzac10n, smo que do, criticando y rechazando las modalidades con que una
esr:i_iucho más tortuoso. . época determinada se enriquece del espacio, y creando así la
l!ln viaje por los espacios políticos debe someterse a p:os, propia espacialidad política, económica y cultur~
retornos, retn1sos y, sobre todo, ?e~e prest~~ la max1ma Pero el hecho de que el espacio tenga importancia para l::i
atención a las trarn as de la espacmhclad oh.tica moclern~, política no significa que le dicte normas. que la someta a
que -con sus comp ejas estructuras.y ~ontrad1c~onas arqui- alguna "~ceRid~d" interna que le es propia, significa en tocio
tecturas, con sus encastres y rcvcst11mentos chmos, c~n sus .. caso qu~ política no puede no compctll' con el espacw, que
precarios equilibrios entre ir:- terno y externo, en~re partlCl~lar el trol del espacio es una de las apuestas en el juego del
y universal, orden y movnmento, forma y confhct;o. ?top1~ ";? ode 'unto con el control del tiempu,..deJ.o.simbólico, tlc la
proyecto, re8 lismo e idealismo, figurns de la geometn.a pohti- ~o;.-r-o-:cl~ucción)/JEn resumidas cuentns: es la política la que se
t:a y dinamismo universnli!:iLn; discíplinam1ento-". libertad, desplieg-n eíÍ el espncio, lrr que dis¡iíii1(~-crc-i{ .. fo r¡ue lo
estados continentales y formas políticas angloamericanas-es determina; y esto es a!:ií no súlo porque lo r.epresenl:1 1~n c!I _
~el antecedente ele la globali_zació1~._aunque haya. sido "supcrn- pensamiento, sino también porque lo ¡)!)liLiza, porque lo,prn-
\.!::) da". El análisis del espacio polittco moderno, actualment.e duco x lo estructun1 cnln..rC.'1Jíclricl. Sienclci.. risí:Iri-osjúú~irilíficf
trastornado y revolucionado, nos permite al menos una pn-. (impHcltn}cfé fopoifflca es también poiiticidacl (explkita) del
mera comprensión, con signo negativo, de lo glo~ml. .
. El espacio que estamos 8bordando es el espacio poUti~o. O ' D. Harvey, Justíce, Nalure a11d the Geogrn¡;hy o( Di(fere11cc, Oxford,
fil>. mejor dicho, es el espacio de las representa~wnes esp,a~iales Blackwell. 1996; R. D. Sach, J/omo gcogmnh1cus, Ballimore, Md,, Johns
'<!!!!implícitas, gracias a !::is cuales el pcnsmmento pohtico se Hopkins University Prcss, 1997; N. Tloomlcy. Lr111>, 8pace and the Geogm-
ph11"' o{' l'ot1'<'f", Nt11?Va Ynrk. Guilforcl Pn•ss, Í!J!J4.

s
J, ,,
espacio. Y si el pensamiento político se construye sobre repre- c10n del historiador del derecho, el cual -sabiendo que el
sentaciones espaciales, esto sucede porque la política organi- espacio es interno a la sociedad, V no Una dimensión Vacía
za concretamente los espacios de libertad, de ciudadanía de e inerte, y a la vez externa a ell;- individualiza, recorre e
.A . vig~ncia del derecho, de eficacia de las instituciones, por~ue interpreta las modalidades concretas, con las cuales, durante
extiende los espacios de dominio, traza líneas qe exclusión, la marcha ele la..civilización, las comunidades humanas orga-
\ diseiia límites externos e internos, determina el centro y la pe- nizadas exploraron el espacio geográfico, las tierras y los
riferia, los "altos" y los "bajos", y articula los espacios <le ln mares, y lo hnn hucho prnductivo 11wdianle lo;; óniunus econó-
producción el consumo. micos y políticcm;'; o de la operación de un politólogo con sensibi-
La •rcera hi ótesi ·-ilustrada mediante ejemplos de las lidad hístól'icn, nos referimos a lfokkau, que diseiló un mapa
diversas espacialidades implícitas en el pensamiento político geopolítico de Europa en el que entrecruzó el cleauage ciudad/
moderno, pero que no pretenden de ninguna manera ser campo (Este-Oeste) con el de Estado/religión (Norte/Sur).º
exhaustivos- es que la modernidad entreteje con el espacio En resumidas cuentas, nos ocupa aquí el otro lado de la
© u-~ª.r~-~.~~!1 particul'.'lrmente difícil, ~a que la a.Qillllli!Q~e es
la pohtica, cuyo suJeto es el Estado y .la sociedad, y no
mis1Fn' constelación, del mismo encuentro, de espacio y polí-
ticaetrata pues de entend·e· (cóm~ ~l pensamiento pol~ti~o1!0..ua
precisamente el espacio entendido en sentido natural. En el ha pensado )' piensa esta d1mens10n espacial del existir ~A\(
interior de esta hipótesis se sostendrá luego que!as categorías
".(
humano organizado, cómo reacciona y la modifica, la refleja o, ~­
político-espaciales interno y externo, universal y particular por el contrario, la orienta y directamente la hace posible en
público y privado, cosnwpolítico y local, que enervan l~ términos generale-;lY por lo tanto no se dará ni una historia
modernidad y sus autorepresentaciones políticas e institucio- de las ideas científil'li-naturales del espacío, 7 ni una hist~r.ia de
nales, son geometrías contingentes e ii1estables, impulsadas su idea filosófica, y ni siquiera se procederá a una reconstruc-
por dinamismos · , nos, por universalidades dialécticas. ción histórica, o a una deconstrucción, de las ideas geográfi-
, La cuarta hi ótesis por fin, por lo demás la que' específica=. cas, de aquellas que apropiadamente se pueden llamar las
, .?1ente _rn ge:i~ra o y ?rientado es.te trabajo, ~s que las· diversas "imágenes del munclo". 8
catc:~nas pohtico-espacmles de lo Moderno no s0Jn1tilizables
~1_1 ~1._~1,:tun'lidaCJ._-:-ASu.l.Luz, la glu!JñTizaé.íófl.., iiiLc-1~j1i:.e:·Tñlltcci-iño ' V.:uso tc111liio11 S. Ort.i1111, /1 1/1/PIJP Nu11111s t!c/111 1'crr11, Bolo11i11, 11
Mulino, JO!J!J y pp. (i!J y ti~ .. lJlll! dosan·ollu la ublinc1on entre civilizacwn
rnfacwn rnmcchata entre lo local y lo global, resulta rncum-
prensible, dado que, a un habiéndose conqum¡:tdo, ahora impli- potámica, talásica y atlántica.
, 6
S. Rokkan, Cittadini, elezio11i, pnrtití (1970), Bolonia, 11 Muiino, 1982,
ca la ~~~pió!J:__ i.!e _l()~j_rdenes «;;?t.(:!goriales modernos. En en especial las pp, 131-229; el predomínio de muchos cíudades fortalezas en
suma, cambian tanto la organización reafí:lefespacio político la campiña hizo muy dificil la construcción del Estado en Ja franja central de
como la percepción social y cultural, y su repr~sentación Europa, desde Jn Alema1iia renanu hasta la Italia septentrional, y fncilitó
implícita en el pensamiento polítici\." . que se hiciera en las li-anjas lall!rnles; la mi!\mn construcción del Estado se
hizo tanto müs dificil cuando se hacia en las ccrcanius ue la Iglesia de !loma
El método y los límites temáticos de este trabajo derivan de los (en el Sur) y más fácil cuando esto se producía más lejos de ella (en el Norte).
etivos y d_e li:_s hipóte.sis que enunciamos: en cierto sentido
7
M. Jammer, Storrn ele/ conc~lto di spcwo (1954), Milán, Feltrinelli, 1979.
'A. Von Humboldt, L'inuenziolle del molldo lluDuo. Cntica della C'11ws-
trata de d1senar el reverso complementario de la operación cenzageografica* (1836-1837), Florencía, La Nuova Italia.1992; M. Büttn'er,
geógrafo político; es decir de quien -habiéndose apropia- 1Vandlungen ím geographischen Denke11 uon Aristoteles bis Kallt, Pader-
do d.e la pe~cepción de Braudel, en el sentido de 'que "toda born, Schoenrngh, 1979; al respecto, véase también Geotema, 1995, nº 1,
realidad social es ante todo espacio"- persigue la comprensión ' núiwo monográfico dedicado a "L'officína geografi~a. Teoríe e metodi tra
geográfica.!f~;I~9ce.?os_p~s, la interpretación geográ- ; t : . r n o e posmoderno"; en lo que respecta a la ·deconslruccíón, véase el
fica de la pobtica.J¡O el reverso complementario de la opera- ¡: to, algo azaroso pero estimulante, de M. Doel, Puststructuralis/. Geogra-
lúes. The Diabolical Art of Spatial Sc1e11ce, Lan.ham-Boulder-Nueva York-

4
_Como sucede. en Ja destacada .obra dei sociólogo J. Lévy, L 'espace
1
v Oxford, Rowman & Littlefield, 1999, un esfuerzo por refundar las disciplinas
legitune: sur la dunensLOn géographique de la fonction politiq.ue, París, I ~'l:r espaciales sobre Ja base de los estímulos teoréticos de Derrida, Deleuze y
PrP.SSPS rfp 1~ Fnnrl:ttinn n~c: ~f'IPnrn.c: PnliHn1u:.:.c: 1 QQ.d ,....J?i Guattarí, Baudrillard e In¡;aray.
. ,. -··.·- .·--- ···- ........... . ·-·- .. -·:··-·_-:.·.·· . ·. ··- ~ :· - -- -···· :. - -~: ....• -··· '· - - - .·J•:._-
.. ... - - -- ---~- ..... , ....... v '-..-..• ..__., JH... .tl.::iC:UUlt::Jl"l·U_ Ut!i relacionada con formas y cdn dcfornrncícrncs males del espacio
espacw, s1110, lo repetimos, el Qspacio en el pensamiento. Más político; con conflictos que nacen de dinámicas deíncl':1sió1: Y
precisamente: cl:cspac10 en In historia del pcnsam1c.nTo polí- de exclusión, de pertenencia O de eXpU]SHÍn; COn detenrnn~CIO­
tif~· _A~í l:rn cosas, en_ ~l inter'ior d~~ e¡; ta historia no se h~rá un neS antagónicas dé identidad y de alteridad, d?_~ubaltcr~1da~l
.anal1s1s de las metaloras espacwles de. fas que se srrve• ~l de dominación. El _éspado c~mo catcgo~ín del p:!ns:::mwnto
lenguaje político, que sería un tema dema:siado vasto,e inde- olítico es comprensible a partir del espac10 como amb1to de la
terminado, y ni siquiera nQS limitáremos a C0l1Sider~r las raxís, como t.eatro del poder real. '
• ¡ " '•
consideraciones explícitas de un nexo entre espacio y pÓlítica
-en la forma tanto de la geopolítica!! com'o de las ontologías En fin si en este trabajo existe un, esis loba, que emerge
de la Tierra y del Mar, y de los símbolos de la Casa y ele la del se1;0 mis1~10 de su desarrollo, la po ernos enunciar de la
N.ave- 10 que en el fondo sería Jna restricción respecto de ~siguiente mairnra: tenicnd·o en .cuenta que los espacios políti-
nuestro propósito. Tampoco se pretende proveer los linea- cos modernos nacen como respuestas n desafíos y no se
111icnL1J p:1rn unn historia del conn~¡;I<! de espacio ¡mlílico,'tal configurnn de mónera precaria y conlingentc, sino que estún
como se hn configurado en la Ednd Moderna y tal como se en condiciones de hospedar en su mismo seno, para bien o para
viene presumiblemente configurando, ·de manera nueva, en mal las fuer'zas móvilizadoras de la libertad subjetiva y
los albores ele la era global, si con este intento histórico-
conceptual se pretende, convencionalmente, el análisis de un • 1 l soci~l, de la misma manera hoy se hace' necesario afrontar la _,~
, gran crisis de la globalización -que ?s In efectivi~a~ión de®
te1iia, de un toµos del pensamiento. 1 la crisis de lo Moderno- con un nuevo rntento espaciahzador.
Por cierto, lo que sigue puede ser presentado 'como una I' Es m~s, si durante In era moderna la libertad era el compor-
contribución a la historia del concepto de "espado político" l tamiento s'ubjetivo que se· proponía abrir el espacio cerrado
sólo si está clafo que este "concepto" es buscado y también dél Estado, en nuestros días Ja libertad se manifiesta en la
erícontrndo, y sobre todo en ciertos aspect~ allí donde no es
tematizado explícit_ament?. As~ Jµs cosas es c1aro1por tanto
l' blísqueda de nuevos límites, pero por cierto no .para poner
diques ante los reclamos del 1míedo a lo ilimitado, o a las
que el espac10 sea en realidad mterpreta o (reafirmando la 1 · nuevas colisiones, sino para diseñar nuevas líneas-guía orien-
primera hipótesis) como una categoría de la pensabilidad de tadoras, que delimiten los espacios en el que los nuevos
1
la política., como dimensión imprescindible de !,os conceptos e~frentamientos de las nuevas subjetividades consigo mis-
con l<JS¡que el pensamiento polí1tico construye sus propios con- y
mas con las_ otras,re~ult~,n posibles y sensa.tos. ·· , .
cepto.:;q¡ De acuerdo con el desarrollo del tratamiento resultará En··resum1das ouentas; se trata de un mtento pohtico
ta,mbien que§. refiriéndose :¡¡l espacio conl.o el pensamiento sostenido por un comportamiento lo suficíentem~nte d~s~n­
~olítico orgarnza sus propios conceptos -por ejemplo., "demo- cantado como para permariecer inalterado, como s1 no ex:stie-
Wª~i~";, pero t'.im~i.?~, ",!ibertad:'.- "soueranía'', ''.Est~d_r¡", "In~= spn 1.}a0.. geometrías polít~cas·'modernas con sus t,;nsrn_nes
peno , global 1znc10n 1 Europa -, y que todos, 11nphc1t,ame-n- ahoni"cicfrisüiriadas entre libertad y orden, entre las particu-
te, tienen una dimensión espacial, o sea que todos, también laridades universales" de la subjetividad y la "uníversni
1
impl ícilanwnte, remí ten n.: unn ro presentación política del particular" del Estado.·un comportamiento que tampoco se .1
espacio, a ln que se buscn explicilnr. 1 proponga como objetivo una suerte de ~u. ?.vo Ordr.n·l~efiniti- .~~
Al analizar el tado inLelcctunl de lri rdadón histórica 1 vo, pero que, no obstante, tenga la suf1crnnte cncrgw para ,,..X{){
rnncn?l.:t e 11 Lrn c?sp:icio y poi íl.icn, l'S dt!t:Í r, al i nd ivid un liznr sus delinear cun eficacia, en aquel m<~re 111r1¡p1.11n en l~lle se ha \ . '.,..--"
r::· implicnciopes concerní en Les a .los conc.eptos políticos, no se convertido ahora la Tierra, el espacio de las n_1levas libertades /
podrá olvítlar lo que sb ha esbozado comó seg'unda hipótesis, para las nuevas subjetividades de~ sigl_o X..\I. La .tarea, que es
esto es, que la espacialidad implícita en el pensamrnnto está política precisamente porque es mev1tablemei1~~ e~pacrnl,
es Ja de formar, en nuevas figuras, un nuevo cqmhbr10 entre
"Ph. Morenu Defiu¡.:cs, llltnul11zio11" al/a ¡.:ropolilica (1994), Bolonin, Il
Mulino, HJ96; C. Jnan, G1•n¡J1i/i1tcn, H.omn-Ban, Lnterza, 1995.
particulaFes y universal<;:s:
'°C. Schmil.t. Terra e Mare (1!J42), Mil6n, Giuffré, 1986.

12
Capítulo III intersecciones y las distnncias, las inclusiones y las exclusw-
GEOMETRÍAS POLÍTICAS nes, tas accio~~s Y_ las reac~iones entre l~s figuras -el sujeto,
e_l~stadoy los umversales -que se mscnben en el espacio po-
htic~ r:ioderno. La geometría política es a la geografía política
t~ad1c10n_a~ como la teologí~ política-la matriz de la tempora-
lidad P?l~~1ca de la modermdad-, 2 es a la política teológica de
la trad1c10n; o sea como una continuidad formal en el repre-
sentar la polít.ica, J¡¡ políLica imwrtu en una espacialidad
dotada de sentido, pero como una discontinuidad sustancial
en ~~anto a los modos con que el espacio es.convertido en algo
pohticamente sensato. En este sentido, el espacio 0 íttco
o er s geométrico porque, a diferencia de que expresaba
·'.~6'.¡iaLJfpJ;ib,esi~r:li1, o si se quiere ~ ra ic10n, es un espacio determinado por la política, pues ha ¡/._
an o un·'espacio"ña'tural amorfo (ca- s~do repres~i;.tad9 ?~modo. ta~ que está dispuesto a acoger en
rente de "lugares", de nudos de ··concreción, de sentido) y ~1 la figurac10n pohtica artificial y a ser organizado mediante
disponible, y a la vez la exigencia del sujeto por delimitar nguras ~ue pue?~n cl_dinir las categ01:ías espaciales de la
racionalmente, por sí mismo, el espacio artificial y liso de la modernidad politica. Estas son las respuestas a las crisis que
política-, donde se debe insistir, porque ella, no obstante ser abr~n. la Edad Moderna, sobre todo al descubrimiento de
una dimensión de pensamiento, y qúe en forma pura no se ~enea (las.c~~egorías del espacio "externo") y a las guerras
reálice nunca en el curso de la historia (aunque con la Revo- civiles de rehg10n (las categorías del espacio "interno"). y hi
lución Fran~~.l?.~.~~~)~a,Y,é:l_ ap.r(lximado),.¡¡ip .embargo !'lll\~f~W~'; r.esp1;1:sta se expresa ciertamente en el sentido de la neutra-
hzac10n, de la c?nstrucción de un "cristal" político neutral;
~~~lr~·n~tf*~~~\~~~!t~lt~~i~ta .·ei;;~tr~Jti~r~~:~~ pero su he1:1trahdad está al mismo tiempo "orientada" a la
salvaguardia de un típo humano nuevo: el sujeto moderno
De esta lógica espacial se mostrará la complejidad, gue es
ínherente a su simplificación espacial; y a través de ella nos huésped necesario y al mísmo tiempo incón;odo de esta~
--···--geom~
esforzaremos en destacar que, en el vacío 1 :¡::re:T,i~i1:oderna
tierra uesolada y carente de' cualidad, no es -al men.os en El~ se constituye comó particular en el interior del
principio- el espacio el que da sentido a la política, sino que es .iUniversal político, del Estado; pero el sujeto es un "particu-
)\' la política la que da sentido al espacio, que recorta porciones, lar universal", que busca proyectarse fuera del Estado de
que lo estría según las 111últiples modalidades, los límites ~ra~pasar los lí~nítes ,,(v~~se el cap. IV); y el ~es' un
móviles y las numen1sas figuras de la geometría poUtica. umversal part1culnr , mcapaz de verdadera e mconclicio-
Con este término se alude a la dimensión espacial implícita nada universalida?, y n la vez capaz durante un largo tiempo
en la mediación racíonal moderna, a la matriz topológica y -hasta fines del s:glo .xx- de modelar sobre sí mismo y de
simbólica de la forma política de la Eda oderna. En resu- ha?er recaer en el amb1 to de las propias lógicas, los impulsos
midas cuentas, el término eometría política designa las umversales del sujeto. El es acio político moderno es aquél
í arquitecturas del pensamiento po i ico mo erno, desde el en el que se entrecruzan por lo tanto os es mos del sujeto y
~punto de vista de los actos políticos racionales que establecen cy del ~stado.' cada uno con su propia universalidad y su propia
artificialmente los límites internos y externos, los lindes, las &;- p~rticulandad. Y es un espacio de movimiento, en movi-
' J? miento.
' A. Giddcns (Le c:oiisefiLLe/lzc della mndermta, cit., pp. 28 y ss.J habla O:. ~n efecto, es la presencia del sujeto con sus proyecciones
también de espacio moderno vacío, separado del tiempo y del "lugar" (o sea ;.!J umversales lo que hace que, no obstante la pretensión mocler-
de las determínac10nes concretas) como condicíón del di11amismo, desde una
perspectiva política, además, el dinamismo muestra cómo el espacio vació es •W 2
• •• • • ~.. 1 1 ri • -l -
C. Galli, Genealogrn della politic:a, cít., cap. IX.
las categorías espaciales de la política moderna resultan en empujar hacia el exterior la guerra, para delimitar un espacio
realidad inestables y cambiantes; es su "libre" obrar el que a interno pacificado.
pesar ele todo lo moviliza, aunque no se libera verdaderamen- La más clara demoRtración histórica del tal nexo es la lógica
Le del Estado, sino c¡ue es llHHJclndo y disciplinado por él; delcujus regio ejus rcligio,•·el princí pio de política interna que
incluso porque el espacio político del Estado no es otra cosa desde la segunda mitad del siglo· xv1, y con aun más clara
que la organización artificial provisoria de un e~cio natural formalización desde la mitad del siglo xv11, ha gobernado la
de,svalorizado y, como hemos dicho, "disponib~e" La combina- política europea (de una Europa, lo repetünos, que ya no tiene
c10n de ambos elementos -la presencia del suJe la falta de su propio baricentro político y económico en Italia sino en las
fundamento ontológico del espacio moderno- permite que no áreas abiertas sobre el Atlántico). La regio que determina la
sólo Jos límíles externos entre Jos estados, sino también religión, y por lo tanto la pertenencia políti~a pacífica, no es
Dquellos que están entre las figuras que pueblan el espacio ante todo un espacio "natural", sino que cst:'í a su vez determí-
interno de la política rnodernn ,-sujeto, ;;ucicdad, Estado-, nacla por el soberano, por RU contingente.decisión (por una
resulten móviles y atravesable¡.; en ludas hu; direcciones. En conversión, por una sucesión, etc.), y es objeto de su gobierno
efecto, el Estado no llega verdaderamente a "estar", a cerrar (como muestra bien Botero en suRela.zioni u.níuersa.li). Aun-
ele manera cristalina el espacio político, sino que más bien está que la espacialidad centralizadora de la írnmarquía absoluta
siempre empeilarlo en domesticar las subjetividades y en se haya manifestado históricamente a través de la teoría de la
rnterferir en ellas y con ellas; a In vez, por otra parte -esto lo Razón de Estado y mediante In práclicade la "policía";1 y haga
veremos en el próx11no capítulo- el sujeto no llega verdadera- todavía referencia a un "cosmos" plural y jerárquico por
mente a desarrollar las propias energías mültiples en un gobernar (permanece aún la aristocracia como diferencia
sentido acabadamente universal. La modernidad es más bien organizada) más que a un espacio liso y unitario por configu-
.-·-----!
un precario e inestable equilibrio entre movimiento universal rar; aunque se proyecte sobre un theatrum mundi que es
del sujdo y figura política particular del Estado, entre obrar organizado por Dios y no implique por lo tanto que el espacio
político-económico del sujeto en dirección de la apertura y sea la arena disponible a la configuración geométri~a; aun-
obrar disciplinador del Estado en dirección de una clausura. que, en resumidas cuentas, no coincida con la categorización
La contingencia, que se pretendía excluida de la política, es en , filosófica hobbesiana, sin enibargo también ella está por lo
realidad un componente originario y actúa en su interior como tanto marcada por una crisis esp'acial que ningún organismo
factor de inestabilidad. Dicho sin ninguna desaprobación, en llqg.¡.i. verdaderamente a sanear. ,.
efecto, sólo en esta contingencia de- los espacios políticos, l.S.ubre la plur'tilidad de los Estados como "un!versales par-
en esta constitutiva conti:adicción, está la condición de la ticulares", y mas precisamente sobre el nexo entre interno y
libertad ele lus modernos: 1 externo, se organiza m:ís adelante el lado internacional de la
política moderna, el. nomos de la tierra en la época del jus
publicum europaeum. Como ha enseñado Schmitt, la vigencia
l. lNTERNOiEXTEHNO
i
de esto demuestra, en contra de lo que sostenía Hobbes, que
no es verdad que los.Estados mudemos tengan entre elloR una
Gu primeraes denexo
'ñ10clcr11a
la;; caLeguría;; 1fo la geo111drín de la política
l'i cnl:rn en el ámbito de las
interno y f':rf1•nw,
relaciún de cstndoR de nnturalezn. O nie.Jnr: que e;;o solo vnlc
en negativo, en el senbdo de que no existe ningún niuga-
relaciones e11Lre Estado:-;. l;~sle e~ el nexu que marca la supe- Estadu ::;uperonlenado que dicte sus norma::; de cumportn-
rnci1í11 de las gul'rras civile;; de rcli~i10J en el ámbito de una
espacialidad dcl.erminada por la política, y como su ejemplo ' M. Stolleis, 8111/0 (' Hrr.'-!ion di 8/11/o ndlu /!rtlll« elá 11101frmu ( HHJOI.
Bolonin, 11 Mulino, 1998; /\. E. Ualdini ('comp.), La ragiwz di Slalo dnpo
1
· C. Gnlli, "La 'nrnc::hinn' delln modernítii. Melnfigicn e contingenzn nel Meineclw e Croce. Dibattilo su reeenli publicazirmr, Génovn. Name, 19~!9;
moderno pensiero polilico", en C. Galli <comp.), Lr1giclre e crisi della moder- sobre la "policín", véase In sección monognífica de Filosn{ta politica i:tº .1,
nllri, Bolonín. 11 fllulino, HJ9l. pp. 83-141. 1988.

<[fJ
A'

miento vinculante. Su relación, en este sentido "natural'', es lógicas privadas y ltig1cns marítimas), o bien que ;;e trata del
sin embar o una relación entre artífices olíticos soberanos equilib.rio entre .guerra limitada y guerra a~solut_~· entr,;
ue se. reconocen el uno al atto como tal s la moderna potencia perseguida expresam~nte y poten.c1~. mo.r,a11za1;t.e ,
lim1 ac10n e aguerrainterestatal-guerranonatural,sino en entre ~spaci~ l~s? y e.spacio ~stnado, ~ntre . ~•phzac1on poht1ca
alguna medida "artificial", entre Esta~os soberanos, el uno atlántica y clV1hzacJOn pol1t.1ca cont111ent.:!.!.J _
oor el otrojustus lwstis- lo demuestra." En fin tanto Ja diferencia entre Estados europeos comu el
· Esta "pequeña" diferencia entre igi.rnles implica por lo equilibri~ enlre co11l.i11e11l.e y mar, se inscriben ei1 la prol'und1-
tanto la determinación política de un espacio, Europa, en el sima diferencia entre Europa y resto del mundo, entre quwn
que no rige el principio, propio del estado de naturaleza, es ínter quien t!S exll!rno respecto d'"l cuntro político dtd
de que todo es posible en cualquier lado. El espacio europeo, planeta Fuera de Euro)' ·
el sistema "westfaliano?' de la estatalidad moderna y de la tran ning:¡ín Justus hostis, o sea ningún .Estado, Y. pueden
"guerra en forma", conoce diversos modos de orga.nización, dedicarse a Ja conguista,acaso con el esQíritu de cruzada de
que van desde el equilibrio entre estados, y de los Juegos de quien hace avanzar el cristianismo, o bien con el de la civili-
alianza que allí se ¡nanifiestan, a los intentos -precursores zación europea ele las Luces. Y ya que no se trata ele re.lac1 nes
de la guerra en' toda la Edad .Moderna-. de al~ún E.stado entre Estados, sino de "guerra justa", allí todo es posible. En
(según los casos: Ei:¡paña, Francia, Alemama, RuSia) de impo- suma, el Estado, para usar la termino ogía e Deleuze y
ner un¡;¡ hegemonía sobre los otros; sin embargo, esto no Guattari, 10 "captura" la potencia "nómade" de la gue::·a, pero
implica el a;¡iiquilamiento de los Estados hegemonizados ni sólo sobre el continente europeo llega plenamente a hprla en
una calificación "natural" del espacio, cuya participación el suelo: en otra parte, por mar y fuera de Europa, no puede
q¡a confiada a relaciones de fuerza, sólo cuantitativas. 6 y no quiere ponerla del todo "en forma".
Son los órdenes políticps, con sus límites, los que logran La política mod'erna·se determina por lo tanto a través de
di erenciar el espacio informe y uniforme sobre el que insiste crecientes diferencias espaciales, con e '1tro en Europa, lleva-
la política moderna. Así, ante todo tenemos la delimitación de das a cabo por la política misma; y son todas diferencias que,
un espacio interno en el que nada es posible (el ámbito interno por ser radicales (ser ciudadanos del Estado europ.eo.y se'.· ha-
del Estado, despolitizado y a la vez "liso" y seguro) yfde un bitante de las tierras extraeuropeas es muy d1st111LoJ, no
espacio externo (Europa) en el que no todo esrE?sibl~, o sea~ nacen de una cualidad intrínseca al espacio. En efecto, no ~'5
un espacio externo relativamente ordena4'ª !!::!§.ta diferencia trata primariamente de una oposición e.ntre bárbaro.s Y,g_rie-
notable pero todavía relativamente pequena (en el fondo 1 s gos, o entre cristianos e infieles: el espac10 se vuelve s1grnhca-
Estados europeos son ·c,ualitativamei:te hon:ogéneos)fstá a tiv..o.sobre todo por la presencia o ausencia <le la forma-Estado.
su vez inscnpta en la mucho mayor dlforencia entre Tierra y En suma, 'en la Edad Moderna es la política a través do su
Mar; pero, para evitar ontologismos y mitologismos, es nece- portador, el Estado, la que logra dif'ercnciar el espacio; a .su
:-;ario aclarar que se trata mó.s precisamente del equilibrio vez _.Tie.r.ra y Mar, lo .rnpclimos, no valen como untolog1as
entre las lógicas político-militares de las potencia:stc.rritoria- .... ----naturales, sin u que son clüsli nos (es pací alida<les) política nwn-
les y las, :lógicas político-militares de la .potenci{l marítima, ,te decididos. 11 Es pues la política la que determina el espac10
Inglaterra (que, segun Schmitt, debe tal cualidad también al
peso de los intereses de los "privados" qu~ se hacen "piratas"; 7 8
C. Schmitt. Nomos. cit., pp. 223-224; véase también Souranllá dellu
lo que en parte es un forzamiento polém_ico, aunque la Ingla- f}Jato e liberta dei man (1941), en\C. Schmitt,L 'unitá dei mondo e altn saggi,
terra moderna realiza verdaderamente' un encuentro entre ~ma, Pellicani, 1994, pp. 217-252.
Q..Q) 9 C. Schmitt, Nomos, cit .. pp. 270-271.
5
C. Schmitt, Nomos, cit., pp. 179-206. qy 10
G. Deleuze y F. Guattarí, Mil/e pian.z * (1980), Roma. lstituto
6
L. Deluo, Equílibrw o e11cnwnia (1948), Bolonia, H Mulino, 1988; M. -....J dell'Enciclopedia Italiana. 1987, 2 vals.
Bazzoli (comp.), L'equilibrlu di polcnza nc/L'etá moderna, Milán, Unícopli, ~ 11 En Maree terra (p. 55) Schrnilt habla. ~espetuosamenle de "decisiones"

1998. ' iij de Inglaterra respecto de la existencia mantima (es Inglaterra la que realiza
7
C; Schmitt, Terra e mare, cit., pp. 48-54. la revolución espacial, decídiéndose por la ex1stenc1a marítima); véase tam-
hiP.n C. Schmitt. Amielo o Ecuba (1956), Bolonia, Il Mu lino, 1983, pp. 115-116.
y caII1u1anLe, ~menos en lo retendo a l~ relación
u1e::;o<:tu1e
cíón del espacio mundial, Europa, c¿nstituirse có~~-~;d~-n entre interno y externo aunque Hobbes haya intentado
político, diferenciado del des~en natural, pero que es posi- fijarla en la figura .de eviatán "universal" sólidamente
ble a partir de este últ.imo. Que el bien "paz" sea escaso y constituido por individuos "particulares"; y se trata de una
apetecible para el sujeto, es e punto a partir del cuai tiene relación que adhiere a una política pensada no como algo or-
inicio la política moderna; pues bien, este principio está gánico sino como algo artificialmente construido, y por lo tanto
espacialmente representado por la exigüidad de las tierras en en oposición a la tradición premoderna e incluso con diferencias
las que la guerra encuentra limite: la Europa de los Estados significativas respecto de la civilización política atlántica.
se constituye como el ojo de la tromenta de la política interna-
cional; una precisa orientaci<ín 1 ~ a la diferenciaci<Ín y al 2.i.@1 efecto, si la diferencia estrat(•gícaent~e la espacialidad
desequilibrio entre Europa y el ,resto del mundo hace po'sible 1
i externa de los Estados continentales e Inglaterra estñ en las
,;
su orden racional. También aquí el universal se presenta oposiciones de.Tierra y Mar, y de Estado e Imperio (véase el
como "opaco", corno "pnrticular''. cap. IV), desde el punto de vista interno se debe cli8tinguir
Ii~n fin, qtwdn por recordar qll<! ílu Ja liígica espacial que entre la soberanía del Estado contínenta 1(en el modelo teórico
. uisLingue entre externo e interno, o sea el jus publiczun hobbesiano), repres\:)ntada geométricamente y hnbitada por
europaeum, deriva también lu distinción entre enemigo y "individuos" que sólÜ ella convierte en "pueblo", y la versión
criminal, entre intervención militar (externa) e intervención inglesa de soberanía, que, en cambio, es la corporeidad real
policial (ínternaj, así como la distinción entre ciudadano y del país, encarnada en la corona y en la persona concreta del
extranjPro; en particulnr, estas dos últimas categorías, se monarca, y·habitacln por una plural iclnd de "corpontciones". 14
determinan cada vez m{is clnr:111wnl.e sobre Ja base del Jus. Pues.bicn;:nste espacio poi ílico com piejo permite-a diferencin
solí, u sea sobre la base de m;trale¡;ias políticas clcúidiisión y de lo que sucede en el espacio artificial que es por su natura-
de exclusión en un espacio que no e)!")rntural sino delimitado leza exclusivo y absoluto porque de él depende la existencia
y perimetrado por el poder soberar\2J 13 . · misma de la política organizada-la es,trategia originariamen-
te an~sajona de limita~ión del pode: que es el constitucí.ona-
lismo.1 Todo esto se extiende tambwn a los Estados Umdos,
~.
(,
2. PARTICULAR/UNIVERSAL en don e, sin embargo, se manifiesta con una significativa

Gm to a la representación espacial que distingue entre interno


y externo, y entrecruzada con clln, In modernidad política
diferencia: allí es el pueblo, más que el país, el que subsiste
concretamente y-aunque la constitución se organice en torno
a los derechos y a la acción de cada sujeto-se constituye en un
conoce, en el pensamiento y en las instituciones, otra igual- "Nosotros" político que nunca puede ser totalmente reabsor-
mente potente: me refiero a aquella que, respecto de la política bido en el interior de la lá · de la forma política. 16
interna, coloca el nexo entre sujeto y orden en la relación entre En resumidas cuentas, en el ámbito de la cultura polí-
particular y unwcrsal, que a su vez lleva consigo también la tica ·urídica e institucionn an osn·m
relación entre público y priuado. Esta relación también es política -sustraí o a a lógica del estatalismo racionalista, a
la determinación de la sol;ierania como construcción artificiCT l.
"Sobre Ord111111g 1111rl Orl1111g. véase C. SchmiLl. N11mos, cit .. pp. 19-29;
rlr"d'~ punlos rl1~ vista políticos y g'cogr:íficos o¡J11eslos. véase K Dusscl,
sobre una tabula rasa-, no está diseñado sólo por el Eslado,
!.'t1tT11llt11111•nfn r/rifl'ullrn" 1\//'011nutr' tlr•I 1111tn dN!a 111mlr 1 r11Ílrí, Cnllrtrto, Ln 11 K 11. 1Ca lornwicz. l t/111• 1·w·¡Ji del !t'í!. /,'it/1·11 di rc¡.:a/itú 111'1/u /('(J/n¡:1•1
11
l'iccoln Edilrir:1·, l!J!l:I, quí1•11 "" qur s1·1111 n pnrl.ir del dcscubrimicnlo de pofilica medieuale (1957), Turín, Einaudi, 1989.
América empieza a cunslituirsr un sislc•mn mundial en el que Europa es . 15 Ch. Ü. Mcllwain, Coslituzionalismo antfco e moderno (1947!, Bolonin,
centro y el reslo del mundo constituye la perifena.
13
11 Mulino, 1990.
C. Galli, Cittodi110/Slra11iem/Osp1le, cíL: C. Galli, "Guerra e política: "N. l'v!alleuccí,La Rivoluzione a111erica11a: una nuoluúone cosliiuz1011a.-
modelli d'inlcrprr.l.azione", en l?rtgion prat1rn n" .14, 2000, pp. 163-195; R. le, Bolonia, II Mulino.1987; T. Bonazzi, "Un costituzionalisrno rivoluciona-
Brulx1k<:'1', Cit1adi11a11zn " 11r1z111nr1lilri 111. Fru11cw e in Germania (1992), rio: il 'demos basileus' e la nascita degli Sta ti Unili'', en Filosofia politica n"
Doloní:i, rl l\folino. 1997.
2. 1991. pp. 283-302.
sino por una pluralidad reexistente de.su· etas or una sa- se distienden acabadanwnte sólo en el interior del espacio
cie a CLVL • n estos contextos, la transición entre una artificial del Estado, de la soberanía representativa. Esb.f:;
espacia i a política. interna compleja y una espacialidad significa que)\:lñ~J:iJHE'dtrg:lYJodernase está produciendo una co-
modernamente simplificada en sentido individualista, puede ~p~ión al ordén'(júe,' desde el punto de vista espacial, es una
aeontecertambién de manera relativamente no traumática o f.Q~cción simbólica: el "partieular" (el sujeto) tiene el deber del
seu 110 de acuerdo Con las iógicas de }a J'OVOJución Sino de ia (Ú:liversal político, la necesidad de querer el espac10 univcrsnl
evolución, o de la revolución constitucional. También la demo- dql Estado; y, por otra parte, ésLe tiene el deber del partí cu lür,
crncia de las subjetividades modernas se p1:l!i[!ii:úi-aquí, a ·-·-ia::·i1er.8sldad de querer el u::;pacio del ciudadnno (libre "de" y
dif"crcncia de la espacialidacfpolítica del Estado' continental, libre "por", en los límites que hemos mencionado, y que
como no determinada exclusivamente por el Estudo, sino veremos también en el próximo capítulo). Para ser efoctíva, la
también por la..s.ociedad civil. , identidad del individuo exige el espacio de la identificación; el
En general,J1!s'fit6¡a:r¡:as'.pp1fticas anglosajonas se.caracteri- Estado, y esto, a su vez, no e~tá a la altura de la época sí no hace
zátii'f;[Q;rµn,i:t~9E!;lSJ!1ti~!;l,g}1q~ce_rr9.da1.sea. ésta elmar, que por; asible la realización de las identidades individuales.
cll.lllllJ.Q,¡g_füJ!:Kte.n1a~a.ella.;1v.J:iüfríJfi-.Jroiit~r~fote~;iía·c¡u1ra.váhzá'. .
•~n.-.el,_,?!3Racio .ilimitado de América. Estas formas políticas
_ri,~_~;~y~~1§f~;1~~i~~~f~fJ~~~Jg~~~,P~tiio .rrrvaClo;'.~ste ·es:~'·
.. · .~Pn.i::op:i~atibles ~on. ?1n~ n:ovi}i~ad que n,o es. sólg( ero este "hacer posible" no es ciertamente un "hacerse
p_ , imperial , smo tambien' privada'. En este amb1to el aparte". sino mucho máS' es 1rn "educar" y un "disciplinar".
espacio es verdaderamente una naturaleza que está disponi- En la praxis histórica del Estado absoluto, en efecto, es
ble para el conflicto, para la aventura y para el dominio de los característica de la política moderna, desde este punto de
pioneros y de los p_iratas; 16 y ~~mbíén para la con~ista de vis.ta, que en la labor de "policía" clpj gobierno -aunque ésta
aqu~lla suerte de prnnero maritimo que fue Robinsonj quien, suceda con el signo moral de la prudencia- se manifieste el
mediante su duro trabajo de "burgués" carente de fantasía, re- poder de disciplinamiento que transforma al hombre en
crea en el espacio exótico de una isla remota la misma ciudadano y en productor, identificado en el Estado y por el
laboriosa cotidianeidad de la patria. Estado; que para hacerlo ser "sujeto" lo plasma como el ob1eto
de un poder que en realidad se extiende también a la esfera
2.2. j.;n. la ve~tien~e
continental, en cambio)-desp~és
del privada e íntima de la costumbre, de la mentalidad, de la
esc~~c:smo libertino que, con Montaigne, advierte que la creencia, en una co-lonización trisecular de.mundos vitales. 19
subJetiv1da~ moderna, perdida la relación con un espacio Esta sistemática extralimitación del poder público-hecho de
externo calificado, busca refugio y salvación en el infinito-e inclusiones y exclusiones, pero también de la utilización
inaferrable espacio interno a Ja conciencia-(el sujeto, aunque de lugares laterales como las "heterotopías" de Foucault-
He p1en):-;e como un "átomo", en rua.liclad tiune nccm;idad de muestra que lambiém en la ronlidacl históricn, y no ::;ólo en la
uspacio _aunque so libera tanto de espacios y de determinadas teoría política, las dis,1.íncione:-> del usp11cio interno enLre
situaciones natur.alcs, de organicismos y dc·buenos orígenes, público y privado son no sólo móviles y roversibles, sino, al
como del espac10 msensato y privado de medida por Ja natu- _, mismo tiempo, también internas a una única lógica de poder:
1
raleza,fes ulta portador de una exigencia den uevo espacio -liso la lógica geométrica de la disponibilidad del espacio por.Ja
y uní forme, a diferencia de aquel otro natural y amorfo- en el cu política y su orde3
que hace valer los propios derechos individuales naturales, que ¿i" Si ésta es la potencia y la novedad de la política moderna,
Q..Cb capaz de hospeda!· al sujeto en su pro pío espac10, y no pade,cer-
Se Lrnta d~ un.resultado de la evolución de I; sociedad tradicional, que lo o reprimirlo sino formarlo, también es verdad que en este
17
CU
no e11Ln1. u1111,~d1atanwnlt~ en la.s t:otH·denadas 8U111ínl!ilradn:t por H. Scazzie-
J'i, "Model!i di societa civile", en Filu.w/ia polit1ca nº 3, 1999, pp. 3G3-378, pero '" M. FuucaulL, Micrn/is1c:fl del /}()/ere, * Tunn, Einaudi, Ifl77; M.
c¡uu cunsL1Luye el anLL!cedenLc de su "modelo comercial'.' de sociedad civil. QS Foucnult, Spazi altri (.1!l84 ), Mil:in, Mi111csi, 2001; P Schiera, Sprn:ch1 della
rn M. Red'l
1 rnr, S u 11 e traccc de1· p1rat1.
· · · La slona
· afascinante della
' vita sui
· •:;t
'§.. polittca, Boloni11, ll l\'lulino, l!J99; V. Dini, JI gouerno della prndenza. Virllt
mnr! rinl'7nn 11QA'71 f'.ocnlA Mnnf1>1·rntn PiPmlllR 1!1fln.' ' _§. deí priva_ti e disciplina dei custudi, Milan Angeli, 2000.
.t'" ...................... ' J ....,..; ..... _ ........ ._ ..... ---- r-,,.. _ .. _........................... -i-- - - --· -~--·- -

e11cazmen-cc, 1a persona md1v1dual tiene necesidad de lo línea con las iglesias protestantes (que en el contrnente
impersonal, del Estado que pone la ley (y éste, a su vez, es la apelan a la conciencia de los fíele~, mientras que en el
persona soberana, hasta asumir, en la cima de su parábola, mundo inglés -en el que la estat?hdad no. a~ume f?rmas
una verdadera personalidadjurídica). 20 Asílas cosas, aunque cerradas- se presentan como sujetos de. reh?ve p~~lico,
desde el punto de vista histórico el derecho privado obviamen- como "iglesias constituidas") que con la iglesia catohca Y
te preexista al derecho público, sin .embargo, en la Edad con su "publicidad"; ésta, a lo sumo -pero más adel~mte en
Moderna, bajo el perfil político debe ser reinterpretado como las vicisitudes modernas-, encuentra al Estado media~te la
si fuera hecho posible por aquél. En este sentido, la mediación forma jurídica del Concordato, que lleva 11- c~bo la coex1Ste.n-
racional moderna no actúa como una gestión "gubernamen- cia de dos espacialid~des públicas independientes en el mis-
tal" de la Justiéia, sino que E'l"i la creación ordenadora de mo territorio.
espacios polítícos artificiales que se encuentran en la dimen-
sión pública de In ciudndnnía, el espacio liso universal pcrime- 2.3.Asílnscosns,el oclernop()( erpnlíl.ico cg-ít1111c qconcjbe
Lra<lo por el Estndo, hnbit.ndo por "particulares" iguales y y se qrganiza en fnrmns no na ·ura t:s n 111ve.r~ales, ~1110
re~1do por la ley. . · .---· particulares,:vinculadas con una ~rec1s~ pr.estac10n de eh~a­
Bajo el perfil teórico, Ja partida política de la tiiódernidad cia racional en un preciso espac10 artificia a sido
es a al y continental se juega ~1~~~ntre el in?ivíduo y creado por el gesto político-geométrico ~~ a soberaní que
el Estado. En este modelo, fa ~no constituye (no determina el espacio político porque, qbvrnment?, ie1~e nece-
debería constituir) Pn problema, no debería tener existencia sidad de un espacio para~anifcstarse, ~ues su v1rtuahdad no
autónoma ni consistencia separada, sino que debería ser sólo puede dejar de ser eficaz La s~beram.a no P:1ede no ser el
el conjunto de ciudadanos, que son unidos y formados por el comando universal que e en el espacio particular, que ella
..-_:---Estado. 21 En este sentido, "sociedad" es sólo el lado despoliti- miE ha hecho liso y ordenado. . .
zado del Estado político, y por tanto es un espacio en el que 'n el interior de este espacio político carente de diferencias
los sujetos realizan formas de coexistencia orientada más ·, na urales de autoridades infieles, las formas de gobierno m.ás
hacia una distancia jurídica entre los ínclividuos que hacia adecuada~ son aquell¡is en las que tiene libre juego la subje-
una "cálida" vecindad; hacia la democracia de los individuos tividad política individuai, pero también aquellas que se
"atomizados" En efecto. los sujetos de Jos que estamos ha- fundan en Ja igualdad de los individuos y en su porler.' dentro
blando, en la medida en que están conceptualmente adecua- de límites est · s. En suma, este espac10 es la
dos a la estatalidad moderna, son sujetos individuales: Jos condición d. democracia pues ciertamente, ésta, como
sujetos colectivos dotados de una consideración política autó- forma política (otra cosa es la teorización espinbzíana de la·
noma a lo largo ele la Edad Media (por ejemplo, las corpora- , potencia constituyente de un pueblo) 22 e;:ige, en Rousseau,
ciones) sólo esforzadamente, y únicamente mediante impor- que la soberanía esté en el pueblo y no so10, como. sucede en
tuntes rcdefimciones jurídicas acerca de su naturaleza, en- Hobbes, en la institución que lo representa; pero 1!1d~d.able­
cuentran un lugar en el Estado moderno..i cuya, cualidad mente, en cuanto dimensión política adecuada al mdlV1dua-
fu ndn mental es l n de ser m ú l liplu un 01 exterior pero unitario lismo moclerno, 2:1 o dicho de otra mane~a: en la form? ~e la
r'll Pi Interior, y la de no tolerar por lo t.anto centros alterna- "democracia de los í1~clivid~s", esbí e.1 éx1 Lo de la cHpacial 1c.lnd
Livffs de podPr DeHdc 1d pu11l.o dr~ vista tnt'Jríco, particular- lisa del E::;tado cont.incmtnl. .
lllcllLl' lu rel igiú11 pí1mlu su propio 1~sp:1cio externo y se hace Será Tocqueville el que recunocerü después que "la aristo-
cracia hizo con todos los ciudadanos una larga cadena que se
'" G. l\'l iglio. "L'unítú fondnnwnlnlc di svolg1mcnlo dell'esperienza poiiti-
cn occidenlnlc" (1957), en G. ~liglio. Le re.~oloriléi della politico, Milán.
' 22 /l.. Negri, Spinoza, * Rnmn. Derive-/1.pprodi, l!l~S; R_ Cn¡1nrnli, La
Giuffre, HJSS..-2 vols., Vol. J. pp. :!2!i-:JGO.
" Es el modelo "político" de sociedad civil, seglin lns coordenndas de fabbricu dcll'J111peri11111. Saggío su Spínoza, Nápoles, L1guor1, 20~0.
23 A. Laurent,Sloria dcll'indiuid11alismo(l993l, Bolonrn, II l'vluhno, 1994.
Scnzz1l'n, /lfudelli di sonda cwile. cil.

fí6 fí7
remontaba desde el aldeano al rey; la 'democracia rompe la como un te~·~·itorí¡; disponible a la mirada del Estado, que
cadena y separa cada eslabón"-;2l o bien el que destacará que, controla y ÍlJa al su.ieto en un orden rígido, en suma, entre
precisamente por su génesis interna al espacio artificial y quien ha pr~mo:_ido el Panópticon.~ 5 para estabilizar la políti-
monista del Estado, la democracia :reconoce intrínsecamente ca en la 111mtac10n formal de sus 111stiLuc1ones; y, quien, por
graves límites, sobre todo en lo que :respecta a la posibilidad ot~o lado, la ha movilizado, afirmando la preminencía del
de instituir entre los individuos que la componen un vínculo su.i_eto, l~ autonomía del espacio social y de la producción quf',
social no extrínseco; límites que a su vez se agravan en su alh realizan los actores mdividuales. El límite, interno en eí.
forma continen La] y que, en cambio, son prnübles do corrección espacio del Estndo, f!ntrn individuo, socit!clad y Estado, entre
en la fon~nglosajo•na, alimentada de pluralismo social. Por privado, fi.úblico y estatal, es 111üs bien. como ya
dijimos, una
lo demás, esta democracia, cuando q ni era hacerse concreta, o frontera, 'ltn lugar dl! lucha, de avanzada v dl! ret1rncl;1 ¡Jp
sea desde· ieyes en adelante, llevará en el seno de la espacia- movimiento. ·· ·
lidad lisa del Estado el conflicto lacerante contra el"enemigo ...--- ...:i:..~r.c:i_rpás allá de esta"$_yaríaciones espaciales, entre diver-
interno", y terminará asítr¡rntocando la tarea y-el objetivo de sas medidas y excesos, en el espacio político moderno está
la estatalidad moderna: la pa,D ; tembién la revolución, ~ 7 que en poco tiempo ya no 'significará
el representarse ab integro del lvfognus Orclo, sino la modifi-
cación radical del espacio político, el fin, momentáneo, del
3. LA GEOMETRÍA VARIABLE confinamiento y de la neutralización del conflicto. Con la
Revolución Francesa, la espacialidad aún parcialmente este-
Esta geometría política es una geometría variable, o, si se reo~étrica, orgánica y jerárquica (de capas) del Antiguo
quiere, .en ella es legible también la realidad de las luchas :8-egimen,_ se transforma en la moderna espacialidad lisa de la
políticas modernas y contemporáneas, la inestabilidad intrín- igualdad mterna a la que tiende la democracia· además la re-
seca de la geometría que se quiere "estática" del Estado. El es- volución genera -como se verá- un universaÚsmo nu~vo el
pacio político interno es el espacio de la neutralización y del ideo,lógico.' que tras.lada fuera del Estado el gran conflicto ~ue
confinamiento del conflicto. Sin embargo, dentro de este habia nacido en su.mtenor. Y desde ese momento irrumpe en
marco se dala dinámica de las fricciones-de conflictos que de- la_Edad Modern~ la constanteyosibilidad defilfe sus geome-
searían ser no destrn·ivos-·ent:relos espacios del Estado, del tnas sean sometidas a la movilización políti~
sujeto, de la sociedad. •1 origen- de tal dinámica se encuentra Y además existe la dinámica de la superacion reformista -a
en las diversas moví izaciones en sentido universal del espa- través de las larga luchas históricas de los movimientos sociales
cio político moderno (de las cuales lw.blaremos en el próximo que han urgido para que desde Ja periferia del sistema ciertas
capítulo) y en la ínterve~·'n disciplinadora del Estado res- clases.º capas pudiesen conquistar el centro, o bien Ja igualdad,
pecto de ell~<L En cambio dm;de ei punto devü;t~ "geométrico" o la cmdadanín en c!l mismo plano- de los fenómenos de
<le este capitulo, aquellas ncc10nes.p1wdcn ser mterprctadas exclusión (por re11La, ndig·ícín, üdad, sexo, clase) de la ciu-
como coníljctos tendientes a establecer prioridades o "reser- d~danía plena, que, s1 bwn son h1stórícamente de gran mag-
vas" espaciales (no se puede hablar propiamente de "jé.rar- mtud, no correspondían al COI}Cepto del Estado moderno, que
quías" en la política moderna): para delimitar, ampliar o
~ M..Fouc~ult, Sorucglic1re e pumrc. Nasc1ta del/u pngwne * (197,G),
2

restringir ámbitos de libertad privada, de iniciativa


1
social, y ! {ilurm._ Emaud1, 1993, pp. 213-247; véase también Z. Bauman, Dentro fo
de intervención pública, .de franquicias 0 de autoridad. Se ¡ f!J globaltzzazwne. Le conseguenze su/le persone '1' (1998) Roma-Bari Laterza
trata esencialmente de conflictos, entre quien, por un lado, en : Q) 1999, p. 55. . . ' ' .
nombre del Estado y de su vocación-coacción a la producción ~ ~I 26
, Sobre l~. disti~dón entre confines y fronteras, véase P. Zanlni, Signi·

de orden,.lrn pensado en el espado liso de la política interna. ~~~~.del co11/11w. l /11111/11111/11r"/1, s/11r11:1, 111w1lcili, Mi Jan, Brnno Mondadori,

,., A. ?e 'l'ocq~eville: La lJcll!~<:razw w Alllcnca '' (1835, 1840), en A. Dec§' ' .'·; 11. Arendl, S11/fo nl'11l11z11JJ1e * ! IDO:JJ, fl'lil:ín, Cumuníla, 1983; K
Tunn, Utet, · 1968.'. 2 vals., p. 590 (libro Il; pai;~~ j
!,ocque~1}!e, $.s:nt.~1 ~iolit1c1, Gnewank, 11 concetlo di rwu/uzwne ncll'eta moderna. Ongw 1 e suilupµu
-· .. __________ - ' _g_ ! (1969), Florencía, La Nuova llnlia, 1979.
-----~·V·ª "1 a v "" ue ern.1 se muestra que, enciertas condiciones
]izado precisamente cuando ei Estado a funcionado "a régi- a~n en la modernidad el espacio polític,o ha sido pensado de
men", o sea en el siglo XIX y en la segunda mitad del siglo XX. manera tal de no parecer indiferenlc y artificial, sino aún
Se entiende pues que en la,Edad Moderna la ausencia de "natural" y portador' de medidas intrínsecas para la política;
coordenadas naturales del espacio político interno es precisa- o al menos de un espacio cuyas características naturales no
mente la característica que permite la segmentación en dere- son indiferentes a la política, sino que la condicionan. En
cha, centro e izquierda: una división no necesariamente verdad, au11 en este caso, es claro que Sldrata de la'determi-
ontológica o "de civilización" sino funcional, que se instaui::¡i~~ nacióh_poJX-!J~<l del espacio, y no de la determinación espacial
28
el contínuum espacial unitario interno al Estado: ·--··· de la política. Se trata sólo de una política que, en cuanto a
lógicas y en cuanto a objetivos, en todo o•en parte diverge de
la determinación estat.nlistn-hobbesi:;uw, que aquí se asume
4. Es1•J\1:111s J\I :r1·:11NAT!Vos: como p.iligrnúf · ' ' Ednd Moderna. J~n resumida 8
1·:1.. "Pl·:QIJJ·:No EsTJ\llO" Y LA !"1m1rni\c1óN cue:1.tas, el ' ' .ueiio Estad ' ~s un 111~HJ~lo de pensamiento
pol!tico a crnativo respecto de la espacrnhdad específicamen-
e:· Con respecto a las lógicas del Estado y de las ..geome,ti::ías te estatal, de ia que pone de manifiesto las aporías v nos
políticas que hemos esbozado desde un punto de vJSta teor~co, responde con modalidades aparentemente "geográficas< pero
en la Edad Moderna otros espacios políticos tienen una vida que en verdad son políticas y polémicas; en este caso la
sólo imaginaria, o residual, o polémica. polémica es en nombre de la antigua idealidad republica~a.
En el topos -típico del pensamiento republicano- del "pe-
4.1. El sueño de Campanella2!i acerca clQ la monarquía univer- queño Estado" se nrnnifiestn In resi·stencia del espacio políti-
sal católica -respecto de un espacio político global, calificado co de la cíuc.lad a dejarse "superar" por el espacio político del
y homogéneo, de impronta religiosa, en el que s~ realiza ~na Estado, o bien -aun en la edad de la representación (en el
suerte de renovación espiritual de la humamdad de tipo ámbito de la filosofía política) y de los estados monárquicos ..
escatológico- es de por sí anacrónico, y en este lugar resulta (en la realidad histórica)- muestra hasta qué punto es duro
en todo caso interesante, si se lo consid_era como síntoma de la de morir (y cómo de hecho no ha muerto) el impulso hacia la
percepción del hecho de que en el espacio político eur~I?eo participación política en la vida pública de una ciudad libre
la paz es cada vez más un problema; y por ende como critica y virtuosa. El pequeño Estado es en primer .!uga~na ciudad
implícita a la forma-Estado y a su imposibilidad de sustraerse clásica: Esparta o Atenas, o la Roma republicana cuyo mito
al destino de la guerra. Se trata de un sueño de clara impronta político-trasmitido por Livio, por Cicerón. por P t tarco y por
providencialista y que se apoya en la interpretación de las Tµcídides- ha sido rei:rnltado por muchos autores a partir de
30 la mitad del siglo XVI en adelante, contra las monarquías
profecías universalistas y milcnarislas de El libro deDaniel,
que será la fuente también de las reflexiones históricas de europeas, yen particular contra Ja opulencia, la desigualdad,
Bossuet sobre las monarquías universales.
31 la corrupción de las costumbres y el espíritu de conquista que
lo caracterizan. Quien tiene predilección por Atenas estnrá
4.2. En dl'Xlrl'l110 opuesto, en cunnt.o n ln escab de grandeza, más atento a ias actividadq; comerciales y n los beneficios de
se sitúa la temática, mucho mús afortunada, del peque1io la civilización -pero siempre excluyend~ ~I lujo-, mientras
quien piensa en Espnrt<1 y'en la Romn rc¡rniilicnnn L1?1Hlr:'t l!ll
'' /\. S:1nlnrnllro¡:¡:m, f)1•slrn/.C,ºi111slrn. (i11·n11í1/is1 sociologica, Roma- mente una socieda~ás pobre y más militar, pero nunca
ll:i ri, f ,al <'l"Z'1, ¡ !J!J8; "H rlislini.n la Jl"rpndiva d<' N. Uohbio,Drslra e sinislra.
sól~ ~onc¡uistadorn~l l.emn del "pequefio Estado" aparece
Jlag11J11Ie~ s1g11i/h·a/.1 tli 1111<1 di,,li11z1111if' ¡wlit1n1,''' Homn, Donzclli, 1995.
"' T. Cnm¡mnelln, La Mo11archia di Spr1g11a (1598), Nápoles, Istituto positivamente connotado. en Moritesquieu con valoracio-
Italiano per gli Studi Filosofici. 1989. nes antimonárquicas, no necesariamente filofeudales, f\.Un-
00 Dan., 2, 31-45, 11-27. · que reconociendo la i..!::!posibilidad de realización e·n el
~' J.-B. l3ossuel, Discours sur /'hislmn' 1111werselle,"' París, Garníer- moderno contextd~europeo. El considera n la monarqu.ía
Flamm;-inon, JDGG.
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como la forma de Estado y de_gobierno m~s apropiada,p~r.a • ,~...s

gestionar con equilibrio (sin d_eJar que lasoc;;dad sea des~r ~1'Í:i.'.: del pueblo en relación con el tiempo, u sea del nivel ele
da) la nueva reali.dad comercial de Europa. Por lo dema_s!,~ _: civilización 1 ·ado, a purtir del espacio físico y de los vínculos
·11¡jma.,del "pe . eño Estado" será desarrollado con amplitud que él pon~ se lantca la necesidad de un e uilibrio ent ·
"pÚ-mfüsscal.fJ· . blo extensión del E · · · , y se argu-
•.· La estructura "moderna" del pensami?nto de ~()~!?.~~e_a_u-~en­ menta que "cuando el vínculo social más se extiende, más :oc
tradu en ta soberanía arLiliciai,.aunque esl•t rp::.11<ln,e~1 ul__PtH:?,lo .... relaja,-y¡..·ei1 general, un Est:ado r>cque11o es, en r1·017ordün,
r¡uc;· se ú~itoconstituye por contrato, y no e~ la ms~1tucwn müs vigoro1:;0 que uno grandu", mienLrns que un Estado
p·r¿sentativa-emerge con claridad en Ja política exter10r que, grande se derrumba aplnstndo por su propio peso_:i.¡ Esta bús-
r: ¡0 humos visto, es t:oncebida como confrontación ?e ~stados; queda de un "equifibrio" entre espacio y poJítíca a los fines de
~~~entras que, en to que respecta ni espacio político rnten:10, individualizar ln forma 1ipLi1mn de J•;stndo y d1! gohit!l'IW pura
Rousseau se/!!arta significativamente_ del mo_d~lo hobl;msia-, cada pueblo, pl'eve de nlguna manera la unícícfad de cada pue-
no En efect~füi°f>B~e,'a\1!1';PiE\W?fl.;E)];l;µ·Il;·s;µ3,et,9,¡10)1ti.o~q1!.e-.sea;¡io, blo,36 y no está por cierto exenta de un cierto elemento -ob-
sÚo obediente'~·y¿··tey, sino también capaz de amarla_ en viamente ideológico- de "naturalidad", declarado como "ca-
cuanto expresión de la Voluntad ge~~ral; o s~a en un su1eto rácter nacional". Y esto haca que el espacio político roussonia-
e sea no sólo "honesto" en la acepcion legalista que rr;oder- no sea un antecedente, s.i no de la coI/nidad, ciertamente sí
~~mente ha pre.valecido, 33 sino también puro_ ~e cor~~on; ;n del "lugar" (al respecto véase el cap. V .
un vínculo social no sólo mecánico, sino tambi~n esp1ntu'.11 Y El tema del pequeño Estado -y to - o lo que está conectado
emotivo; y en un fin de la política que no sea_ ~olo el de evitar con él: la evaluación de la relativa pobreza y del aislamiento
el summwn malum, Ja muerte, sino tamb1en alcanzar un montañoso del país; privilegio de la agricultura de subsisten-
summum bonwn en sentido positivo (a pesar de qu_e l_a cia, sustraída al mercado y al comercio; teorización sobre una
inocencia natural se haya perdido para sie!11pre), es decir relación inversa (de claro origen maquíavélicoJ entre el valor
la Voluntad general. Ésta es al mismo. tiern~~ product~ _de la militar y la virtud cívica, por una parte, y el dinero, por la
su-prema alienación contractualista y tambien 18: ocas10n de otra; reanudación de la polémica sobre la ciudad considera-
la suprema reconciliación consigo 1:i1sma, y consiste ~1:1 ~na da "capital" de un Estado moderno; ponderación de la
su-prema libertad que se sitúa prec1sai~rnnte ?n la par~i~ip~­ relación directa entre naturaleza físico-geográfica y el
ción total en el cuerpo político; es, al nusmo bem_po, aitific:_10 carácter nacional- está presente y a la vez encuentra su
y sustancia. , . . , ., d t más célebre37
expresión en Proyécto de Constitución para
En esta finalidad de la poht1ca esta la necesi~a , por par e Oórcega. Pero en Consideraciones sobre el gobier'f!!- de
de Housseau, de recuperar elementos de ~epubhcamsmo_y_de Polonia tampoc.? faltan incl~cacionos del hecho de qu~asi
hacerlo coexistir con el planteo contractual y dem?crahco , todos los pequen os estados [... ]prosperan por el solo hecho
de su pensamiento. En efecto, ~l!~\~)~~\'~~~~):~~~fü}':Rf~;~mlª'~i:t:~, de ser pequeños", mienl.1·as que, por el contrario, lavaste-
úi!í:U•vróv,'é vricjud adanir, que lo es nó'ü1ñt5'él'ct~sta(Jo s1no;n1as,,'. dad de los Estados es la "primera y pnncipal fuente de lrn,;
='tr~'Y8.'"éiudad"(sin embargo, no como "capit~l"), en donde . :?infortunios del gé1ncro humano", dndo que los Estados dema-
k~~<f!lci~iea,;:;e«ia:noen cuanto es r~pres~rit_a~ s1i:o en cu~nto siados grandes exigen de hecho un gobierno despótico-buro-
és:·participaciónvirtuosa en la vida pubhc~1 Asi, en el libro crático, y la ausencia de conocimiento recíproco de los cmda~
segundo de El c@ntrato social, des pué~. de que se ha hablado 3
{!1 • J.-J. Rousseau, ll Conlral/u socw/e*(l762), en J.-J. Rousseau, Scrtu
1
{jlolittct, Barí, Laterza, 1971, vol. JI, pp. 79-205 (libro ll, caps., IX-X, pp. 120-
32 Cambiano, Polis, cit., pp. 261-311. . Q...©125; la. cita es de la p. 120). Lo.que decimos del leg1slalivo vale tambien para
¡ 'tr el ¡;obierno; sobre la proporc10n entre n10narqu1n y extensión, veanse Jl
Pett~t
"'F. Ri¡;otti L'cmore degli Ollesti, Milán, Feltrinelli, Hl98.' .
:11 M. Viroli.' Re¡w.hb/icwwsimo, Romn-Barí, Lalerza, 1999¡ P. .. [{ 1 Contralto socinle c.il., libro 111, cap. VI, p. 145, y sobre Ludo el libro III, cap.
re¡mhhlicanesúno: u.na teoria della liberlá e' de! gobemo. '.1997), IV!ilan, VIII, pp. 149-154.
l"eltrinelli, 2000; para 'una inlerprel.acirin alenla ele la cuest10~ rnpubhcana :l'-.; [ 36 !bid., libro ll, cap. XL

en Rousseau ve ase M. 0Viroli,Jean.-Jc1cques Rousseau e la leona della societa•.f:? 1 n J.-J. ítousseau, Progetlo di costttuzwrie perla Corsicu * (1765), en J.-
' · n-1-~: Tl Mnlinn 1993. ~ J. R.oussefi~Íílj,>$~~ltti politici, cít., vol. Ill. pp. 115-172.
danos impide la sinceridad, la participación y el amor por la En la sociedad no atomizada que t•l esboza, el pueblo, e!
patría.: 18 · conjunto de círculos integTmlo por diversns capas, se sitúa de
La alternativa entre la política de la virtud (el pequeño frente al rcprnsentanlc: no estú consliluído. no Pstú incorpo-
~stado) y la política de la potencia (el gran Estado) está rado a su interior; el cuerpo político. en el que los cuerpDs
ciertament~ cerca de la alternativa entre espacio calificado y intermedios participan libremente, nace en la moral y en !as
espacio 111d1ferente, entre geografía politicn y geometría polí- leyes de Dios, no por el deseo ele orden de cadn individuo. Yla
tica; pero no hay coincidencias totales, pues la diferencia política es por lo tanto "simbiótica", o bil'n una risocinción a
e'.1t~e la finalidad de la política constituye el verdaqero rasgo la vezhorizontalyvertical,cn laque el poderse manifiesta aún
chstmtivo del que dependen las diferencias de evaluación de como Gobierno que comunica el Bien en un espacio complejo,
la espacialidad. En todo caso, s trata de una alternativa que cuya estereomct.rfo, ,sín cmlrnrgo, no es sól_o expresión del
el mismo ·, a ·na ue se rncc e •v r . o si se orden del Her, sino también cxpresir"111 de una voiunlnd con-
recurre a lo que podemos dcíinir .como una suerte de tertium tractual. '
renus de es rncialidad o se " ·s; le de robiernos federa- ~complejidad y la alternativídml de es le cspacíofode1·aclo
les, e único gue reúne las ventajas de los grandes y pP.qucños es muy clr.ra en Elazar;11 quien muestra cj'ue el modelo fcddtnl
estados".:m .... __ ... ·-·-·" ...- .... de In coiirifüídad política -en la medida en que sea algo
distinto de una simple Liga de formas políticas soberanas-
4.3 ..;tlti1~:~Fe¡:p.'yercládernmente~Jel :omodelo., de una ímplica un espacio que no tiene ní la forma de una pirámide,
:p-~Hti~a alt_ernativa-,..nacida del contrato pero no"de las lógicas organizada según la lógica alto/bajo, f1i la de un cerco, tomada
~!J[ltv1c~un·Iistns-y el modelo de una sociedad, que no es el lado de la relacil>n centro/periferia. Por io tanto, no se trata de un
de_s~olibzado del Estado, sino que ella misma ·es, autónoma y espac10 que es sólo Lrad icíonaL cstereoÍnétríco, ni scilo moder-
(::"·onginanamente, un cúmulo de subjetividades que en sLmiis- no, geométrico; un espacio que no conoce ni los "niveles"
rirns son políticas. Pero el federalismo no repropone simple- jerárquicos del espacio tradicional, ni la unidad coactiva (no
ment~ el organicismo premoderno y su espacialidad califica- obstante la separación de los poderes) ele la soberanía moder-
da, abierta a 1a trascendencia, contraponiéndola al artificio de na, y que sin embargo no es mero desorden, porque es un
la modernidad. En efecto, para el pensamiento federal el espacio con matriz, e1i. el que "la distribución de los poderes
hombre e~ .aún un verdadero anima'. polftico, que vive ''.natu- implica competencias diversas en arenas diversas para fines
ralmen_te Junto a los otr:os, y que no tiene neces1dad de mngún diversos". Para Elazar, en resmilidas cuentas, el espacio
Leviatan para estar umdo a sus semejantes; pero los círculos federal es un espacio diferenciado de acuerdo con los diversos
que se forman naturaimenle se unen por un acto de libre objetivos (defensa, educndón, fisco, protección del territorio,
vol~i:tacl en círculo~ cada vez m:ís grandes, en un cuerpo
pohtico que no es la unidad abstrada v formal de individua- suilu¡¡po s/ortco d!'/fo lcur11• poliliehe g111s1111/¡1m/isl1c:h1' 11880), Turín. Ein-
li?ades semej.ante~, sino que es la libr~ unificación de partes audi,, 1874 (que hncP dP Althusius un ll'orico de la soberanía popular.
dl\·:~sas, de 1dent~clarl.es seguras de ::;í. La exc/usión de la "moclernizündolo"'); K. \V, Dahm, W. Krnwiclz y D. Wyduckel ·ícon1ps.J
Politisdtt' Tl11"11ri1• r¡,.s .fnh1111111•s Alth11s111s, P.Prlin. ,Dunckt•r ,'\: ll11111hl11I,
polit1cn como nrtil1c10 -o sea de 1:1 snlwranía 1ú~erna- no l !JRS; (~. IJ11s11. "Su lla ¡!Pnl's1 ril'I 111od1•nw t•11111·plto di Rllrll'lú: la 'ronsnciat in'
1111p1de que lo orga111co coexista con lo "conslruid~. di Allhusi11s ''la 'sociniitas' di l'11fÍ•ndorf"', 1'11 Vilnsr1/i11 ¡111lilt1'fl 11" l, 1!l!Hi, pp.
De tal diferencia respecto tanto de~ ln tradición como de la 5.:n Í<JUP. disl.in¡:;ur 11ilirh11nf'nlr a J\ll.h11s1us rl" la nrnrl1'rn:l pnlilícn ''lwhl""
rnoderniducl es claro e.ie111plo el pt~11s:lll1ie11Lo de Althusius.''º Sin na"): ( i. ( )us!-111, "l lnn pr1111:t r•spn:.;íz111111• d1•I p1•11s11•r11 pnlit ico dí J\l l.h11s111s:
la dol.1.nna 11<,1 p:illo e la l'ost1luzionr d1~I rer.:no"'. <'11 quarir·r111 /i'nrl'!1/1111 ,,,.,.
'" J ...J. Hou!<st•au, C,,11s1rfrr11z1<111Í s11/ .'i"'"'!'ll<1 rli /'olo11ict * (1771), llfl J.- la slrJ/·111 cid /Jl'11s1cr11 g111n,/í1·11 1111irl1·r110, l!l!Hi, pp. 1;;,.(:!Ci: e:_ lh1';'"'· \\'
,J. ftousseau, Scnll1 politic1, cit., \"OI. 111, pp. 17G-27:J y, especialmente, cap. KrnwiP.tz y D. WyduckPI lrnmps.), Ko11sc11s 1111d A-1111snz1a/m11 111 rfor /Jr1fil1s·
V, pp. 195-197.
chcn Thcone des fi·iilic11 Fiidcrnlis11111s, "HC'chlstlrnorie"-Beihefl IG. BP.rlin.
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Dunr.ker & TTumblot. l!Jfl7.
.J. ~llhusíus. Polil.1ca melhodicc digesto ( Hil 4), Arden, Scientia Verlag,
10
11
· D.•J. g1azar. /d1•t•" (t11·1111! del ferlemlisnw (.1987), !Vlil;in, Edizioni di
1981; sourr. Althus111s, véanse O. Von Ci<>rke, Gim1wrni Allhusius e /o Comunitit. l!J!J!J, pp. 28 y s:-;,

G4 (lfí
1.
I'
etc.) que la política persigue mediante distintas funciones .. Cúpitulo IV
políticas (estados, cantones, regiones, federaciones, etc.), para LOS UNIVERSALES MODERNOS
lo cual tiene como método la explícita y revocable negociación
entre los componentes del sistema. Así las cosas, de todo esto
resulta un espacio pluralista y flexible, entrecruzado por
líneas de autoridades formales y por líneas de comunicación
tanto formales como informales, y capaz de obtener y conser-
vnr al mismo tiempo unid:id políLicn y diversidad iclonLita-
rinY gn reimmidm; cuentas, se trata de un eHpacio en el que
el poder se manilim;ta mús en el dialogar que en el represen-
tar. Todo lo cual lo torna ncaso no ut.cípico, sino~po1· cierto con
la muy relevante ~xcepción de los Estados Unidos-. segura-
mente alternativo o l;;¡ modernidad continentalJ-;estatalista_:l 3 g~!omctría
----f¡;-esri"iicialidad del Est::1d_o y du! sujeto, la unitaria
hace ue sólo en la era osmoderna pueda encontrar algún pero doble de la moderrnclad, con su mov1li<lacl _mternn, en
grado de plausibilidad realidad es un campo de batalla, un teatro de conflicto. Dentro
del espacio político moderno su,r.gen energías subjetivas, que
son una de las causas ele la1variá:dón de sus geometrías, Y que
sobre todo las movilizan, abriéndolas a dimensiones universa-
les, que de por sí no son inmediatamente portadoras de orden
espacial, y que más bien son capaces de ~;sestructurar todo es:
pacio político cerrado. El Estado como u111versal particular
y como máquina disciplinadora, durant~ to_do el decurso de la
modernidad es desafiado por otras espaciahdades tendencial-
mente ilimitadas...:.]as más agresivas de las cuales nacen en su
propio seno- que pr~tcnclen ser mucho más _ra~J~calmente
"universales". :Más allá de estar en con trachcc1on con su
interior, estas universalidades instituyen también vectores
de contradicción respecto de las geometrías del Estado. En la
Edad Moderna esta tensión entre espacio cerrado y espacio
universal o ili~itado no es explosiva; como ya lo hemos dicho,
en todo caso ¡;u forman rn1uilihrioR que, HÍ bien puednn ser
precarios, se convierten en vehículos de movilización soci~l,Y
de libertad individual y colectiva. Pero se trata de una tenswn
que está cada vnz mrí.s exp.uo~ta al riesgo de mnnife~ta~·se
como una aporín, como un m(ructuoso g1rf\.::::e¡n el vac10 por
parte de las categorías propias de lo Mo<lcrn~
~
1 J~

~
Rq¡ ~ · l. Iw:1m10 Y E:sTAIJO

,,.... ' n la praxi~ e!


histórica, poder ¡;obcrnno del I:stado -como ~a
"lhtd., pp. 32-33. ~ lo hemos dicho, en la forma del Estado absoluto, no en su~
13
Sobre Ja h1~Lona del foderalismo, viia~e ibul., pp. 113 y ss. .'ti
r: forma teórica "hobbesiana"- conquista el control del pr,op10..3
~'.~::: ','.~;;~~·;'~~i 1:'.~~·:d~~~~; ;;~~:~~~.: !~ ',~:·::~~ ~:
~a::>i Le1 nLurH:u, 111gntLerra e::; purLaaora ue u11ct "'"!'ª"''-'"~'-'~

:::
cspacwl id ndC's poi íticas; o bien, no1stilo contra los particularis-
marítima abierta, que se manifiesta también en la organiza-
ción de su compleja territorialidad imperial. La_independen-
cía de las colonias d.e América del Norte nacera, entre otras
mos y !ns m ú 11.i plcs,1ernrquíns <k In nrisLocrncia feudal y de las cosas, tomo respuesta ele las colonias n la centralizacíún con
ciudndcs, RÍno también contra los diversos y preexistentes que la madre patria inglesa reaccionaba a la creciente comple-
universalismos de la iglesia y del Impcrio. 1 jidad q!1-~_J1Imperio acarreaba su misma expansión geo-
gráfica:::i ·-- -· ··
l. L Como I mpcrio terrestre de los Ausliur¡,.'o: este úlÜ~1·;-=;~;--·
le.1os de clcsapnrecer en la Eclrt<l Moderna, fue precursor de la 1.2. Respecto de estas espacialidades imperiales y universales
lrnclic1ón del Sacro lmpcrío Romano~ hnsta el inido del siglo concurrentes (y además, evidentemente, respecto de los par-
x1x- es porlnclor de un univers<llisnrn ntin parcialmente pre- ticularismos, diversos entre si, ele la ciudnd y el feudo), In
mod<~rno, qul~ desde Carlos V en :1dcl:111Lc cnmdstc en la caraclerísticn del Estado es la cenlraiizacicín-tamliíén si mbú-
¿:;irnbinaci1i11 t~nlrc el principio cnl.úlirn de lu universalidad lica- del comando y de la administración del territorio, que es
rnis10naria y irts dinámicas coloniab; dul]uii publicum euro- pensado como si fuera homogéneo, todo él igualmente exp~es­
paeum.. Su espncínlidad es por lo tanto cnlificnda y seii.alada to a la potencia ordenadora del soberano y de sus leyes. As1 las
no tanto por In CL'll tral izaciún del poder político, sino más bien .
cosas, el espacio del Est;:ulo contiene . t amen t e ttn " cen t ro "
cier
por In cent.rnlidnd de unn a11furiclcrn que se lcgilímn sobre la y muchas "periforias", per,9 8e tratn de dete:min_aciones espa-
li;1sl~ de un principio no Lerrilorial sino universal, y que se ciales políticamente modificable¡.¡ en la h1stun_a y no d? la
rnnnilicsl;1 en un comando pulílico capriz de conservar y subsistencia de entidades políticas autónomas e mdepenchcn-
proteger una pl11rcilulad de realidades políticas subordina- tes dentro de su territorio. La centralización es por lo tanto
cbs. subsunción disciplinadorn de esferas po]íticns y existenciales,
Tamlllén l'I Imperio marítinw y comercial de las nacio- de mundos vitales en un único espacio político; y en el plano
nes anglosajonas es pluralista. Y esto vale tanto para ei histórico resulta por lo tanto como el equivalente de lo que, a
interior -donde, como hemos dicho, el espacio del Estado no nivel teórico es la indiferencia de la politicamodernarespecto
pretende coincidir plenamente con el de la sociedad-como pa- de las parti~ularidades espaciales de la ~r~dición, y, como
ra el exterior, donde el espacio es visto como parámetro ésta. se funda en la disponibilidad del espac10 moderno parn
natural que tiene efectos sobre las formas políticas, que recibir una forma geométrica de la acción política.
precisamente en función del espacio sufren transformacio- Aun en sus relaciones con el exterior, el Estado continental,
ne,;. Ésta no es unarccalilicacion naturalista y ontológica del no obstante derivar su propia existencia de un complqjo
rn;pncio, sino müs bien un modo d ist1 n to de "tratarlo" política- sistema de diforencins espaciales, se piensa y busca realizarse
mente, de rnancrn eíicaz pero no constructivi::;ta. Y aquí la -sin lograrlo del·todo- como espacio c~ntrnlizaclo'. estable ,Y
forma del espacio político haci<1 lo exterior es no tanto el cerrado. En Europa las relaciones exteriores se pronucen bn.10
Estado como-PI Im¡H'rin marítimo. dt• gt•ogrnfía abiertn, fun- f la forma de trntndos de nlianza, de In guerra, o bien por fuern,
d;1do no soi>;·p el l.t•1Tilono acol.ndo 111 snhn· universalismos a través de lns "ex¡wdiciones'' y nn!dinnl.e las misiones de
rl!l i giosos, si 110 su rendo por ru l.:1s oc1~ú11 ic:1s rn i1itares y corncr- descubrimiento y de conquisla.'1 Convinne adverlír que :~si.as
c1: tlt~:-;. en pr1111<·r lug:ir :1Ll;'111l.ic:1s. N1111li:-:l.;111lP haber intentn- cJinúm icas y e~tns lügicas s~n üti lm; 110 súlo pnra los ct~11l11w11-
do -oponiendo Seldcn n l~rozio. p:dudín de la competente
Holanda- aplicar a los mares de la zona una lógíca de cerco , T. llonazzi, "'Gli uomini come i liori e le lianlc se trapianlalí prcndono
dnl terrcn'o en cui crescono'. Riflessioni s¡Jll'alterítá e la política a proposito·
1
1!. Spruyl. Tlw 81J1•crr:1g11 8t11/r1 rrnr/ 11,, (..'r1111¡1r·l1tr1rs, Princcton. N. J., dellc origine dcgliStnti U ni ti d"Amcrica'º, en M.VV., l'errnrsi della/ibertir,
PrinceLon Un1vrrnil~· Prc~s, 19H4. cit., pp. lOí-129. . , . , . ..
~ A Dcmpf, Srwru111 fmJlemun: la /ilo.~o{i'a della sturía e dello Slalo nel 'E. J. Leed,Perrlhrc e pcrtcrrn. Viaggí, seo perle. Sped1z10111 a/la seoperla
medioeuu e 11r/ln n1111.'C1!11za pnlit1rn ( 19291, Flnrr.ncrn, Le Lcttere, 1988. del monda (1995~, Eolonín, n·M.ulino, 1996.
tes extraeuropeos sinó también para los confines orí en tales de terminada. Estas contradicciones estallan plenamente en la ern
la Europa de los Estadu!:l, confines que han sido objeto de in- de la globaliznción, pero por cierto han nacido en .el interior de
cesantes redefinicionos y contiendas-pero no de guerra entre la modernidad.
justi hostes, dada la sustancial diferencia de la dimensión La primera contradicción es que los universales ele lapo-
:estatal de P_~lonia y de Rusia-entre los sectores germánicos y lítica .moderna tienen un origen particular, y se dirigen
eslavos. pnlómicanwnl.t? ct111l.rn los "ct111fi1H?s" dt!nl.ro de los cu:dt:s st?
han originado, que lt1s ha11 IH:cl10 nacer. En ot.rm; Lt~rm11ws: la
lucha entre In libertad ''abierla" del sujeto y el c!:lpacw cerrado
2. LAS ,A'J'E:GOHÍAS UNIVEHSAl,ES DE LA l\JODEHNIDAD del Estado -el nivel más obvio de lectura de !ns v1cisiludl~S
Y SUS CONTllADICCIONE!:l políticas modt?J'll:1s-- s1• des:trroll:i t.od:i tdla 1·11 l!i i11l.t?!'l11r del
Estado. La liberLad poliLica y civil Líende a alirmarse prime-
Pero las espacialidades políticas modernas deben enfrentar ramente como "libertad de", respecto del Estado, pero de
desafíos muy complejos, que provienen de los elementos de aquel "de" en realidad no puede prescindir nunca; la libcrlaci
u111versalidafl.,¡:¡ue nacen en su interior. de los confines es, en l'l!!:lumidas cuenta!:l, una libertad cüíÍli-
En efecto{§!nbién_ en el int~rior de lm: g~ometrías po!íti- nada. Del Estado, el sujeto libre (en este 8entidoi tiene,
cas modernas se marnfiestan log1cas y practicas caracteriza- efectivamente, siempre neces.idacl, por Ju menos para garan-
das poruna espacialidad ilimitada, que tienen origen en la tizar eficazmente la propia libertad, los propios derechos;
capacidad de movihzación individual que pertenece al sujeto también tiene 1iece81dad en cuanto punto de partida, punto de
moderno, en la libertad ("de" y "para'.', siempre juntas, como apoyo para proyectarse fuera de sí, para expandir la propia
se verá) que -por más que sea residual- el Esta:<fo.no puede ·· ·-··· ···"libe-.ilad de" en libertad sín límite. Así las cosas, los universa-
no pernútir o conferir. Se trata de los universales1de la cl-ítica, les modernos son "pnrticulares", yn sea porque recaen en el
de 1a producción ecónómica y del deber moral. Uno de estos interior de la lógica de la soberanía, o porque tienen necesidad
universales, el económico, es capaz, como se verá, de unirse de defenderse y de afirmarse, o bien porque constituyen la
a la forma política "marítíma" del Imperio para determinar proyección en el espacio externo (respecto del Estado) de
una configuración del poder mucho mus eficaz; pero esfo no subjetividades que han nacido en su interior. En la era gfol.ial
significa que los univernales sean ontulógicamente distintos esta dialéctica será aun más clara: los uní versales son cierta-
y opuestos respecto de los espacios cerrados, como en una mente percibidos como proyección mundial de lógicas y valo-
oposición frontal entre Tierra y Mar. A lo sumo, la verdadera res· ínternos a In cultura occ1dcntal.
característica de los universales mo9ernos es Ja de ser subje- Aestacontrndiccion se agn?ga luego otra: despué!:l ele la fase
tivos en lo referido a su origen, y en esto se diferencian de los de equilibrio entre libertad y Estado, que sustancialmente
universales premodernos; y sobre todo de los católicos, que corresponde al siglox1x:ci éxito de la proyección univernal de
son y permanecen objetivos; pero además .también están las energías del sujdo se mnnifiesla, en el sig-lo xx, un la
en condiciones de transformarla movilización individual en formación de cunstelacwnes supra-subjetivas, de lógica!:l ob-
movilización sociaL Los universales modernos llegan así a re- jetivas e impersonales extra!'ias u ho!:ltíles a la subjetividad, de
articular los límites entre individuo, sociedad y Estado, y-en espacios inhabitables para el individuo. Al igual que la btra,
Ja medida en que son capaces de proyectar hacia el exterior, esta contradicción, en sí misma, es insuperabl!J
primero en la sociedad y luego en la escala potencialmente
mundial, las energías del sujeto que han nacido en el interior 2.1. La crítica y los derechos
del Estado- por .lo tanto resultan a la vez factores de libertad
para el sujeto y de riesgo para la geometría política moderna. (É!nt1:0 del espn~it~ qu? el.• ·tndo ha lwchu liso, se forma el
Más aun, en la dialéctica de los universales, en sq~ contradi.c- '/! espac10 problemal.1co oc ·1 sociec e .. Al cum1enzu, se trata de
ciones, se manifiesta hasta qué punto Ja espm;ialidad política. 'G un lado que es neutralizado por el E!:ltadu, pero a la vez es un
moderna es intrínsecamente inestable y profundamente inde~ espacio en el que se manifíe!:ltnn las energías universales,
a
rnmv1a un les y colectivas, que se revelnn capaces de·at.ravesa:r-_..... Pcr"c:i erícTEstado continental, donde el espacio político está
y desestructurarel espacio cerrado de In política, de erosionar perimetrado por Ja soberanía, el impul.so religiosos resulta
los límites de su esfera, es decir, que se revelan como. las neutralizado y al sujeto se le garantiza sólo una limitada
contratendcncins que se op01 disciplinamiento político. "libertad de", una libertad confinndn. en elinteriorcle las leyes,
Una de estas energías e.. ncríiicr, cuya génesis es bastante de sus intersticios. Pero muy pronto ésta se convierte eli una
compltüa. En efecto, el su'e no se limita a constituir- pretensión distinta, en una aspiración nueva: ejercer la posi-
<:'.j'e corno titular de los derechos que reclama Rl Estado Runque lo tiva "libertad de", es decir, libertad de palabra, libertad de
combata. Él muestra también la dimensión de la "res · crítica. Las subjetividades críticas, que en sus inicíos eran
terír " · n conciencia, que se sustrne secretas y privadas, constituyen así el ámbito de la esfera
@mo un 110-lugnr, a In cspncinliclnd ch•l Estado.'; E nacimiento pública, o sea <le In opinitin públic:1 que quiere ser :1bierta Y
dc·csta di mensiún no-espacial y privada, o sea políticamente de libre, y que muy prontos~ hace ilumínista, poi·Lador:1 de u11
mucha relevancia, es el resultado de In ncdún neutrniizadora universalismo racionalista especílico. Un universalismo que
de l;1 sobcrnnía t!stntnl. que, pnra volvcrlns inol'cnsívas, ha ya no es providencial y cat<ilico, sino subjetivo y luego genérí-
con !i nado ni in l.crior del su.ido !ns encr¡:;íns políticas generadas cnmcnte humnno, que puede .ser qjemplilicado en'la historia
por d conflicto de religión. Así las cosns, dentro de cada Estado "total" de Voltaire, quien, en polémica con la historia'"univer-.
se ha establecido una relación ínterno/externo que es totalmen- sal" de Bossuet, en el Essai sur les nweurs et l'esprit des
te <lis-tinta de la que se ha t~stnblecido en el espacio intcrnacio- nations, ex erá la mirada del historiador hacia el espacio
11::11, pues en este scgu ndo crn;n lo inlPrno <)s Pl espacio íntimo del de Óriente. El universalismo crítico-racional del Iluminismo
111-d iv1d 110, In co11cu•nci:1 i nieinl 1111.'n 1'~ sccrdn del sujclo, y no el quiqr<' sPr rc:!prmjstn, o son grnc un , e 1 · , las fo111ws
es pncio pcn mclrado por l<1s fron lcrns del a formn política. En rc- estatales subsistentes, pero como todos Jos uníversalismos
su midas cuentas, este ínt.erno se sustrae al Estado y a supo- modernos es tan z de lacerar el es acio olíbco,
lít.ica, que tm todo cnso -en tanto "interno que ha salido a lo trnzán<lonos las líneas del conflicto, potencia mente destnl'c-
cxlerno"- cuestinna,?)111 poderosos cfoclos "críticos", desde un tivo, entre razón y no razón, entre barbarie y civilización,
punto de vista moml.:.J entre sociedad i1uminada y sociedad oscutantista. Como ya lo
La potencia crítica del protestantismo extremista -que se hemos dicho, de él surgirá la revoluCión. que codificará el
lrncefuerte medinntr. una conciencia suqjet.iva en la que la Tras- impulso unive'i='sal de la razón subjetiva en la afirmación
cendencia cJi.vina irrumpe sin mediaciones, atravesando toda polémica de. los derechos del hombre. cuya universahdacl
Pspacia lidnd y todo contorno instilucimwl,y otorgando así al su- habría debido coexistir con la determinación del ciudadano.º
.1cto la cnpncidad de efectuar ncgncioncs rnclicnles del presente Esta coexistencia se ha revelado problemática, pues. en
y la voluntad ele red isci1ar desdl' los ru 1Hb mentos el espacio po- efecto, ln afirmación <le los t)ercchos, lejos de ser univqrnal, ha
líL1co, y de realizar en Ja Tierra la utopía ele ln comunidad de los resultado históricamente uno de lo$ vehículos principales·de
Santos-en lnglntc1Ta (desde lG·.JO hnsln .1 GGO), y con mayor for- reforzamiento y de legitimación de la soberanía, del "univer-,
t.u na en el 111 un do nortenmcricann. <~11c11c11Lrn, si bien esforzada- sal particular'' del Estado. Ltigica'de los derechos individuales
mente y no sm compromisos Internos. espacios abiertos en los y lógica de la soberanía se han reforzado recíprocai'twntc,
que es posible intentar el experimento de realizar en el ámbito ·~. ' '
snc1nl y político la propia teología políl.íca revolucionaria. 6
pur1/w1tt. llnloni:i. ÍI 1\1.ulino. l!l'70; I', J\d:11w"/,a lilwrl1i dCLso11f1. /•'ttflibi/Í'.;...
H. l\1•...;.'-:t'llt•ck. (.'nt1n1 i/111111111s/11 ,. rns1 rfrllu s11t·11•fu lwrJ..fht•st• (.l!Jfj~JJ, 11111" /o{fi:nc11za lll'ffu T1'ii•of11z111111• 111gfes1• /{i-10-lli-l.'J. l\lilün. i\n~"li, 1D!J8.
l'.olonin. 11 ~lulin11. l!l'i'.!: pt'ro rsl.n l<'s1s nan• d1• C. Schmitl., "ll Levinlnno 'VoltuirC', EssCTi sur fr,, moe11rn ul l'espril cfos llC1iwns· * \17GGl. l'aris,
nclla dotlnnn dello Slnl.o di Thnmns iiolilwo. Scnso e. fnllimento di un Garnicr, 1963, vol. I, p. 197: "ni instruiros como lilósoío. sobre lo que
s1mbolo político" 1 Hl38J. en C. Schmill, Scrttlt su Thomas Hobbes, l\-1ilñn, concierne ni globo, volved antes vuestra mirada hncia Oriente, cuna de todas
Giuffre. 1986. pp. 61-14:1. c>specinlmente pp. 101-113 (donde se estnblece un las artes, que ha donado todo. n Occidente'.'; véase M. L. Lanzillo, VoltC1ir<!. Lfl
n~xo ¡::l'nr>l1co. por rl Íl.ll'rl.e linle anl1s1~111itn, "nin• nlisolutismo y lihernlis- política della tuffera11za, Hoiírn-1.lari, LatC'rza. 2000, pp.133 y ss.
111<1, cnll'nclid11 1•sl1' ú'IL11110 rnmo s;tlid;1 ni L•xlc·rinr dt' la inl.crioriclncl). 'F'. J3altaglia, Le rnrll' clc1 diritti, Rcggio Culabria, Lnruffa, 1H!J8, pp.
'· T. Ilnnnzz1. /1 ml'rn rs¡u•1·11111•11fu. 'frn/ugw e pofilit:a nelf"AmericC1. 117, SS.
mientras se combatían, durante los siglosx1x yx.'\; aunque en No obstante, el éxito totalitario del universalismo rac
quíen (desde Robespierre a Cavour y Lenin) afirmaba los ,Usta no es su u t1111a igura. a segunda mitad del siglo xx
"derechos" -desde los derechos civiles y de nacionalidad hasta desarrollara nuevas cspac1al1dadt~s políLícas (el Estado so-
los derechos sociales-era más o menos límpida la intención de cial), e inmediatamente t" -... · ersc a la tuieta_cleL
limitar el poder soberano del Estado, el Estado se ha revelado Esta o lena era rlobal _afirmar tambicn el micleo
de hecho como eJ instrumento más apto e históricamente más nictico tlu C'sLe u11ívcrsal 1smo: a universa 1t i"I((- e
c!icaz a los efectos de instrumentar aquellos derechos, ganan- los derechos lrnmanos, no casua-llH!llle iec w so- ul111H;111entv
do en extensión por In propia elicacialu que acaso (pern en rea- pública en 1~48, porn despues duque Ll!rminara la guerrn.
11

lidad sólo en la proclamación ele las intenciones) perdía en lo Finalmente se11al:iremos una ligura ¡wculiar de la crítica
referido al carácter intenso y absoluto del mando. De este moderna y de su prdl'lls1ú11 de unívt!rsal.id:1d, que de lwclw
modo, ademús de lns determinación territorial del derecho, el entra en tensión con in espacinlidad del Estndo: la puteslus
Estado ha producido de hecho también una determinación indirecta de la I -Icsia Católica. Esta, por su parte, ya no
territorial de los derechos. ensei'ia más la quimera e universalismo político directo, y
Por lo tanto, en sus inicios la revolución es un movimiento entrega su propia vigencia uiryrsal precisamente a la teori-
interno al espacio político del Estado, que, más que destruirlo, zación de lapotestas 111directy-1ue, por otro lado fue aclelan-
lo impulsa a adecuarse .al propio concepto, o sea que lo hace tada, por ejemplo, por Bellannrno en el Tracia tus de potes tate
capaz de acoger en sí la libertad del sujeto; y queda como Suinmí Pontiftcis in rebus temporalib1~10)· no ' ·ual-
únicamente teóríci¡t su importancia intrínsecamente umver- mente objeto de Ja polémica de Hobbes La atestas mdil:c:3ta
sal, que debería forzar la espacialidad particular del Estado y es la apelación ele la Iglesia a la ínterion -ad ele la conciencia,
liberar al mundo entero. En cambio, desde un punto de vJSta sustraída . al poder direclo del soberano temporal, y determi-
prácti§}_y sin que síqu,ier~, tengamos la i:e~esidad de cit_ar "l,a na, de hecho, el cortocircuito del espacio político determinado
revolución en un s~~? país , aun el caso, m1c1al y parad1gnr por el Estado, ptesenüinelose como una suerte de modermza-
tico, de la Revoluc10n Francesa pone de mamfiesto que~ ción del universalismo católico, en el que el lado subjetivo (la
1iberacióµ{universal" está en realidad limitada al solo espac10 _:_~:íti.¡::a del poder polít.ico, hnsl.a la desobedicmcia ndival es en
ele Europ~ Se puede ciertamente deducir lo qiicñuri¡)ey~n. las - cierta medida rnod1!rn11 l!ll los efectos críticos, pero aLin esLa
diferencias entre Europa y el resto del mundo de las v1c1s1tu- argumentado ele acuerdo a cm~rdenadas de ungen tomísta que
des de Haití y de las dificultades de la lucha que el líder negro se refieren al "orden del ser". Sobre todo, el elemento subjetivo
Toussaint LouvertureH ha conducido allí contra la esclavitud, resulta estar al servicio del elemento trnclic10nalrnente obje-
e~mbre de los ideales revolucionari.ps. tivo de la Trascenelc!J.Cja. tal como es interpretada por la
~de esta crítica que se hace de la revolución emergerá el es- auctoritas del pontílicj
pacio nuevamente unitario y liso del Estado burgués, en el cual
se afrontan "opiniones" qµe se presentan necesariamente como 2.2. El universal ec:onomu:o
t·elativas y n.o destructivas; pero cuando la crítica se haga
ideologla -es decir, no sólo manifestación del ansia de libertad &üo al poder ele la tecnica -que, en la medida en que es la
del sujeto, sino aserción positiva de una Verdad objetiva y ab- actitud que considera al espacio natural como infinitam'ente
-sol uta, como ha sucedido en el caso de las ideologías de los siglos "disponible", es el horizonte mismo de lo Moderno, la condi-
XIX y xx-será nuevamente capaz de quebrantar la espacialidad :q;,-ción de creación, formación y habitabilidad de su espac10
del Estado, y en ese punto destruirá radicalmente también la ¿ji político, pero que sólo en el siglo xx se manifestará como un
subjetividad moderna, ele la cual además era expresión. io Q.q; "universal" capaz de aLravcsar la espacialidad cerrada dl~l
°F, D. Toussaint Louverlure, La libertá del popolo·nero. Scrilti politici, <U
'-1 "subjetiva" y rcvolucion diecíochesca por una parle, e ídeologia "obJel1v<1" y
cuidado por S. Chí¡:;nola, Turin, La Rosa, 1997,
tolalitaria ele! siglo; cfr. C. Galli. Prese11tazwne. pp. Xl-XX.'U, parlic. p¡;_
'°J. Talmon, Le O/'l!-flllt drlla democrazw lotalitana (1952), Bologn¡i, II
XXVI y SS.
M nlinn 91)()() m~rrn lHl nP.lrn Urobablemcnle demasiado clírecto entre crítica ,_i.,-. Jl Hntt<:lCTiin L(J r·r11·1,, rl111 n1rrl/1 rit. n !).1R-fi41.
.L...>VlJl.l.'-1.V J '-l...., l l l i j J \ . l l l \..d. Ul <..JU_J\.....\.-U .lLl jJJ V}.JJ.C.t Vl.JjC:L-lVlUCl.U- 1 Cll 10.· A.Ciernas cte no ser ontoJOgicamenrn separaow ae ia polll:1ca,
C:sociedad se manifiesta también la potencia ilimitada del tra- la economía es tendencíaln1ente i li mi tncln. expresa una liber-
bajo y de b producción, en el c¡ue la moderna movilización in- tad que carece ele fronteras: en el espacio "interno" e ilimitado
dividual se hace aun más manifiestamente movilización so- de Ja com pclencin y del n producción, el sujeto, con su trnbajo,
cial. alimenta una lógica universal, un universalismo de lo útil
No obstante la larga permanencia histcirica del modelo po- que, si es "bien atemperado", aun estando todo centrado en un
lítico y organizativo del oilws 1i desde e!. seno mismo de lo sujeto individual, pone a este ú !timo en condiciones de encon-
l\'loclerno,·bajo el perfil teórico de la modernidad el espacio de trar, en ·e] mismo terreno, a los otros sujetos, en unn cadena
la producción no cstó separado cualitntJvamente de la políti- potencialmente univcrsnl de particulnridndes: un universal
q1, corno sucedín en cambio con Ja dimensión doméstica indirecto, ele algún modo; o, más jJrecisamcnLe. una "mmfo
ant:ig-ua, puesto que también en la EdatlTVlotlerna nos hemos invisible". Dentro del "un iversn 1 part:icu lat·"·, rlc11tro ele un
esfon:ndn por rnnnf.ener como distinlns. n la sociedad y el ddcrminndo cspncio liso, dentro d1~I Esl:ado, s1~ g't!ncrn c11
Estado, n In l'C1Jno111ía y In política, y la producción es una· suma el "particular univcrnal", el espacio li}!o indeterminndü
neLividad que e8 regulada por el derecho privado y que tiene del mercado; artificiales los primeroH, presuntamente "nntu-
su origen en nquella misma subjetividad que quiere la cons- rales" los segundos. Y Ri bien no son inmediatamente destruc-
trucción del "universal particular", del Estado y del derecho tivos, el dinamismo y el movimiento que se generan dentro del
püblico. De ncuerclo con el modelo rncionalistn hobbesiano es espacio político moderno cntrnn potencinlment.e en ·conflicto
In políticn ln c¡tw hnci~ posible In crenci(m del espacio liso en el con In cstnbilidnd qt11! pcrL<~nccc nl)~stndo. Ln moviliznci<'in .Y
que, bajo In prnLcc:citin de la ley y en los espacios que ella lo ilimitado nncen en el espacio que Jn¡.; .instituciones limitnn.
conv1rtiú en libres, se explica con seguridad el obrar económi- y tienden a superarlos en un espacio mundial: el espacio liso,
co del sujeto, su "libertad de": un obrar en el que el sujeto que se restringe a medida que se dilata el radio de las
produce él ,.mis1110 y su propia condición existencial en el circulncioncs y de los comercios, de la producción y del consu- .... ----·-·-
111 terior ele la sociedad c1vi l. mo universales. Así !ns cosns, aunque ln prnpíedad tengn
Cierta111ente el obrar económico, el trabajo, debería estar tradicionalmente que ver con el gesto de cercar el suelo -se-
limitado a la competencia, y su energía no debería estar en gún la imagen hecha-suya por Roussseau en el Segundo
condiciones de fracturar radicalmente la uní dad de la política discurso-, en la Edad Moderna el espacio económico está
interna (tambíón en este caso, en el siglo xx, la desmentida fundado· sobre la propierlnd pero ro sobrn límites n olb, y en
vendrá en seguida). Pero.y:;.en Locke está claro que política.}'. todo en.so se configura como uno de loH mús potentes upiver-
' 1omía tiei · · · n sub ebvo, y remiten salisrnos que, sobre una base privada, se encanüna tenden-
n dos espacialidades que no pueden distinguirse la una e a cialmente hacia'~un espacio liso mundial. A diferencia del
otra sobre a mse e e prece enc1as on o og1cas y e·_ ' 1
mod1·lo hobbeRi ano, nquí t?l espacio 1nundial no es amorfo-y
.J2.Q.:_eS a) ec1 as; an :es ien, se pue e rnsta plantear Ja hipó- peligToso, sino 'que más bíen adquiere cierta cualidnd por
tesis de una prcccclcnc1a lú¡_,ricn de In ccon<;imín sobre la aquel "bien" que es la cireulnci!Ín univcrsnl de la riqueza, de
políticn, in tcrpretnda por lo tnn to, si no co1110 un ''.maLilecesa- acuerdo con el modelo nntiproteccionistn y anticoloninlista
rio", sí como una funci1in sec11ndarin respecl:o del sujeto y del de In ccnnom ía polít.íc;n chísicn: c;on d incrnnwnto r~qu ilihrmlo d1!
r~sracio f'll rrdncir'in ron s11s rn1'ill:íplr>s lilH·r! ad<~8, entre lns que 111 útil sr• g1•111•r:i pfecl !\'·:11111•11!1~ 1·!· prn¡:rr·Ho d1~ l:i civiliF.ncicí11
1•sl.:1-pn~c1s:1111c11l.1• la 1~co111·1111ica. '" q\le, en sústancín, se mídc n partir d1! lns ¡_;nr:111Líns y d!•I
incremento del comercio y del dcn'cho privado internncio-
" O. Brunner. Lo "cosa come co111plesso"' e !'a11t1ca "'cconomica" europea
nal.14 ,
1J9Gill. en O. Brunncr. l'er una 1111rwa strma c11sl1t11zwnale e socwle (1968),
~lil:in. Vil'1 e Pens1Pro. 1!170. pp. J:l3-Hl4.
La espncialidnd del mercado es por l1i tnnto ln·del "dulce
"' ,J. Lork<', Srn111r/11 Tmltlf/11 sril .L!nilf'mo '1 { IG!JO), r.n J. Locke, Due comercio", que es una alternativa.-Hcgtín unn línea de pcnf'n-
Tmll«fl su/ ~r1/wrnn t' o/In scnll1 J"'iitícP, ,. T11rin. Utct. 1982, pjJ. 227-412, J.! /l. Zanini, 1\dn111 S111it'1. F:co11n1111fl, 111<>rn/,.. din/111, ~lil:in, Tlrnnn
Pn 1•spt•ci:1l el cap. IX, par:i¡~r:iíos I:n-1'.,!4. pp. :JJ.'l-:ll!J.
Momlndnri, 1D!J7, pp. ·2fi0 y ss. lsohrP c:I cnlnnialísmoi.

7(i 77
miento que vn desde Sn;ith n Spcncer-: respecto <le ln frag- (según el modelo capiLnlisLal con la libertad exLerna de los
mentación del espacio internaqional producida por los Esta- mares y con ellibre comercio, sostenidos también con la fuerza
dos y' a la vez productora de gú'erra. La "calificación" ~e este político-militar (piénsese en los Estados Unidos, que a mitad
espacio universal no est:í. dada por lo tanto por alguna d1for~n­ del siglox1x fuerzan ni ,Japón a abrirse nl mercado mundiall,
cia respecto de otros espacios contemporáneos (como la cahfi- y realizando así la superposición entre la cspacialiclacl umvcr-
rneión por opo;;ición que da origen al bellumju.stlim) sino por sal del mercado y la ele su Imperio marítimo, Y.ª sea formal o
diferencia respecto a otros tiempos: es, en suma, un progreso. informal. Aunque ncaso sea exngcrndn sw,;tener que "thc ex-
No obstante, esta {.\Spacialidad puede ha.cerse también polé- pansion ofEnglancl in lheSeven!.eenth <.:cnturywas an cxpan-
mica y opositora cuando se encuentra frenada por formas sion of society ancl not of" Stnlu", 11 <!stn superposición dl~ dos
espaciales "atrrn;adas", .por ejL~mplo por cercos proteccionis- universales, uno Prn1wmico-social y uno polít ícu-im¡wrinl.
tas. 'feóricamente, tnmbién por otrn vía este espacio liso de la realizada por lns polencím; mnríLimns y cnpítalislas anglo-
economía internacional puede fracturarse, como sucede cuan- sajonas, constituye un elemento perrnanen te, estructurnl y
do se agravan los desequilibrios qu_e le pertenecen constituti- autónomo de la espacialidad política moderna.
vamente, y qu.c' en realidad lo convierten en una cosa muy La alternativa estú dndn por los Estados continentales,
distinta a algo "liso". Se trataría de "guerras de libe.ración que en vez de tratar ele conservar un control político rnús
económica", que sin embargo generalmente no se presentan explícito sobre la economía, permanecen vincula~s a una
co:i:no ·tales, pero que se generan en términos de "liberación 'espacialidad fundada en deliniitaciones fronteriza piénse-
nacional" ... se, por ejemplo, en el Estado comercial cerrado ele ·' ichte, o
Aunque desde Locke en delante.se haya ido configurando en los Grandes Espacios del imperialismo autárquico de las
el intento de convertir a la economía \:ln algo distinto de la potencias fascistas, o bíen en la "economía dirigida" del
política, es importante· destacar aun que el universalismo modelo sovi~o,"abiertamente contrapuesta a la economía
económico nace, por impulsos_s'l.lbjetivos, dentro del espacio de mercadoQ' todo esto, a pesar de haber triunfado sobre el
determinado por los Estados, que han controlado las dinámi- enemigo comunista, en nuestro días expresa en los hechos la
cas por lo menos durante dos siglos. Por lo demás, el propio dialéctica que ya hemos bosquejado, o bien se l~ncuentrn
Locke previó, en lo que respecta al espacio abierto i;ntre los habiendo concretndo t~n los hechos un univorsal no subj<'L1vo
Estados, una situación "hobbesiana" de estado de naturale- sino objetivo: las lógicas del mercado, aun todavía pasi bles.\!.'.i~
za, i,; y no una unidad económica o comercial de la Tierra.l!':T' revisión en el origen y la orientación "particular", trascien-
sistema mundial del capitalismo,w que se forma en la Edad den ya desde hace tiempo la voluntad y los intereses sub.1eti-
Moderna, durante largo tiempo no es algo decisivo. Su espa- vos, y se imponen de acuerdo con automatismos que se
cialidad universal, si bien subsi::;te, no es ciertamente lu única deducen fos unos de los otros y que se refuerzan ambos
forma de espacio, pues durante largo tiempo tiene preeminen• prescindiendo en gran medida de las subjetividades implica-
cía la espacialidad política de los estados contínentales y daJLE1>..decir, tul como el pensamiento clinléctico había cnt.en-
tlo lns form¡is pu1ítietis anglosajonas, lrn; cu.:de85liú::éapaces de ··-·- dido, si bien e~iem:Hicamente, y tal corno se mnnil'im;ln t'n
impedir que la movilización social impulsada pbr la moviliza- la globalizació!.::f
ción individual se convierta en movilización política, en revo-
lución. 2.3. El uniuersal_iurídico-moral
Este control se ejerce ciertamente de manera muy diversa: \

la potencias ~nglo¡ia~onas -Inglaterra Y. ~o~ Es_t~dos Unido_s- ~acionalismo .moderno, junto al universalismo de la crítica
conjugan la libertad mterna de producc10n 111d1v1dual y social ¡j¡"áe los derechos, y al universalismo económico, conoce otro
~que es directo, no indirecto: el umversalismo kantiano del
15 J. Locke, Sem11d1J 'J'rattc1lu, ciL., cap. XII, en especial parrlgrnfos 145-
"V deber, y más precisamente de aquel deber político-jurídico
146, p. 338. '
l. Wallerstein. 11 sisteuw 111011diale dell'economia moderna * (1974- •.[p'
iG ~ 17 R. M. Maciver, The Mudcrn Sta te,* Oxfonl, 1936, pp. 291-292, cit. en
, OQO\ 'P.nlnniR TI M11iino. 3 vols .. '1978, 1982, 1995.
·~ C. Schmitt Nomos, cit., p. 329.
'-!'-'"-' u v "-•'lJU. C l l \.tt... •icn... ln..:tU\J Lllll lll lfltJrt:lJ, t'S uec..:1r ··e1 concepto Este universalismo hace de Kant no sólo un "reformista"
del dcliL•r ele ];1 paz perpetua'' 1·' Este universal se presenta que intenta racionalizar el espac10 interno del Estado, sino
como "!Jb¡dívo", pero no Pn el SC'nlldo <(11stancialista de los a la vez un "revolucionario",2 1 precisamente porque Rresenta
u ni vcrsnles pn·11HHlcrnos, pues sti ol ijdiv1dad es más bien la la exigencin del irnjironrnl eomo e¡:¡.¡;¡.::iz de ir más allrí de la es-
auL!Jcv1dcnci;1 e],, In r;17.1i111?n la lún11a d<'I d<!recho. En reHumi- -¡IBcialiclnd política moderna como • er ll!Jral incond1c1011a-
das cucn lns, J\:<:i n t trnt.a <le f'orza r v su icrar la espacialidad de do, rcspec o e e cual el condicionarnient~ a po 1 ica no
In libertad moderna - imitada" e "ilimitada", a i er a e puede estar en oposición smo sól ' · t' cíón convergente
y la "libertad por"-, para nfirnrnr la 1ibcrtnd como "hecho" gue Para Kant -como es evidente en Jos "Artículos pre 11111118-
se da ley pnr sí mlsmn, como "lev :rnoclídica de la razón res"-~~ la política no JUede Jcrmanecer cor.no un "universal
. práctica" l!J cnmo "lev Jrúctica incondic10nada"; 20 libertad ab- particu ar" ni estar :;irrna runa o acr a a ae
soluta o rr.gul;1da, scg-ún sen que nos reliramos a 10mbre a la razón ro e ·dó 1 Jrúctica esto es el derecho. No
"f¡•110111(!11ico" o ni lwmlm• "11ounH'.~11íco". Y en este ámbito el hay motivo que no sea In pereza mornl e intelectu<:i e e quien
rfrrechu t•s v1:-d11 colll!J id nn í l lo q1w fH!l'lll í le cn lnzar la teoría y 1110 quiere salir de una culpnble minoridad, ¡mrn que la pnz y
la prúcl.ica, corno la clisp!Js1c1on y rl1•si.i11!J nnt.urul (como deber) la razón deban estar limitada:; al interior de las frontcrns del
del hombre a vivir según la liberl:id. i~;; est.e distanciamiento Estado,. aisladas tJ:t:. razones imperfectas que manchan un
teorético- ue h:1ce de! racrnnal ismo cie Kant un racionalis.1)10 espacio irracional(!:: o ha.y motivos para que en Europa deba-
le! derecho como deber, . , no de os e orce ios- o ue renera Ja mos contentarnos con los "armisticios" entre Estados sobera-
csp;1cialidnd po ít1rn lrnnti:rna y est.:-dilect~ su dif'crencia res- nos, por otro lado libres para hncorsc alguna guerra limitada
pecto de nquella of.rn que es propia del r;icíonalismo moderno. en el viejo conLinente y parn lanzarse a la conquista del rnsl.o
Sin embargo, conviene scfialar q uc, no obstante la objetivi- del mundo. En resumidas cuentas, no es verdad que para que
dtid del umversalismo kantiano, es el sujeto índ1v1dual el que en Europa no pueda suceder de todo se debe dejar que de todo
-1.:11i1stitu_y<• lo lrnmn y In wrlimhrn d"l lcpclo del unlVQrsal ra- pueda en cambio suceder fuera de Europa. b la reprosQ+ltn-
cional; que no es ot.rn cusa que la comunirnción libre, racional ción política de im fjmjtc1dp espacio rncíonnl (e! Estado) Kant
y -~nsable entre los hombres. Y por lo tanto el~ opone el ilfrnitado deber moral racional de la paz universal
K~~ es <iún un individuo particular, el cual, sin embargo, (aunque sea sólo como Iederac10n de Estados :X no aún como
no acota su propia libertad dentro de los límites del "universal ciuitas gentíu.niJ;~:i Jal deber se concretiza en la universal
p;irticubr" <del Estado), s1110 que, por e'! contrario, en cuanto j idicidad o'-bien racionalización, de la olítica, hoy hecha
renunf'l:i ::i privileginr h1s k1~~1c~1s dl' la prop1:ú;eguridad y de posible por el prog-reso < e a natura eza.i·1 Esto permite que los
la pote11c1<1 poi íf.1ca del Est :ido, se coloc:1 a :Ja altura de su hombres salgan de In situación que ve C'rt la guerra ia posib1-
propia digníc.htrl y vocnc1(111 rnoral universal; y también de la lidad permanente de In política, e instaurar más bien la
unidad rnc101wl del mundo. 1'\sí h1s cos:is, la vocación univer- comunicación racio:nal universal entre !;is formas políticas,
s;d del su¡do kanti:rno es l:rnto la V<!rdad alcanzada por el que -superando el acotamiento ·del Estado sobre su propia
11111\'l'rs;1Ji:-;m11 il11m1111sl;1 cu;111[0 1111;1 dt~ lns fuentes del uni- razón de ser (como sucede en I-Iobbesl, pt'ro sin acceder :1 In
n·1·sali~1110 "lilwrnl" c1111I cm¡mr:i11t·11. injerencin "hu11wnitnrin "~:.(como en cnm bio sucede en l\Ioro )-
11· /\. Tosrd, /(1111/ n1•u/11z1011r1n11. !Jiri/111" ¡111/i/11·11 l l!JHHJ, l{omn. !\-l:inifr,s-
- l. l\:1111 f'n /u ¡1nn·¡1r...-¡Jt'/11u 1 17!1:!1_ :\id.111. H11.:c-r1n1. JH!J7, p. 1o;if"dns
1

! 11lil'l1lill'::nlf \'111111·\~1¡:1·11 Fri1·d1·11 .. I; :.111111· l:t ;111 .i·1w1;1 de• ¡fp~;u:11t~rd11 !'Jll.n· l11I iliri, 1\l!J\J
¡1rilíl.w;i \' d1·n·d1n_ \"1•:1!:1• dJJi! .. pp 1:1:1 \' '~- l":\¡q11·111lici"): \'c~asc C. f\Jnrini. ,., l. Kanl. ¡•,.,.fu ¡1111·r· ¡1<'r¡Jl'/I/({ cit., pfl. [1 l-Wi.
'f'n• .<..,/t1<il '-111 n ·111u¡Ju!it1sn1t_1 lt'<111!1t111n l'l:::;i-Ho111~1. ist.Hutl Eclitorh11i e
1•• ·1:1 !bid .. pp. 8.l-89; SI' lrnsl¡1d:t :1q11i l:i 1·c.rn/11 r/lllH'S/111 dt•l:1 inll'rprnl:iuú11

Poligrnr1n lnlPn1:1z!(1nnli. 199R. de la elección provisori:i de Kant a f11vor delfi•crlus ge11twm, del Viilkerbund,
'" !. I\:111l. ('nt1rn rÍ<'ilo rog11111 ¡111rn 1· l.!/H'i1. Bnn. Lnt.crza, 1969, vol. Il, y no de l:i ciu1ln.~mnxí111u, de I:i Weflreµubli/1 1 del \liilf.oerslaal, sobre lo cual
l'I' íi]().fil··I: l. l\;1nl. C'nl1rn ti,./ (;iilfíi:10·' ! l'i!HJI, B;iri, L:itc17.'1, l!J70 vuedc \'l'l'Rt! M. l'nnsn, '"7.um cwig" l"rit~dl'n' f ,Pllurc inl.nrprdalive cli!I
'1.:1r;1gr:lfi1 !JI. flfL .'l!i 1-:ir,¿ . pacifismo Jrnnlinnn", en 1'curia poli!1rn n" l. JH\l!J, pp. 14:~-Jfj'.,!,
.,., l. 1\:1111.. L'n/11'11 c/1'//11 mt;1u11 ¡m1!1f'11 11188!, Bari, L:itcrzn, 1971, .,, l. Kant, Pa In pon• perpetua, cit., pp. !l!l- t 17 .
p:1r:1grnfo fi. p. :r1 ,,; lhid., p. fü).

81 ·!
!

' ~
pued1¡m ahora perder su autorreferencialidad, su soberanía dor y contiene la ¡;iosjbílidad, como Heine ya lo había adverti-
·exclusiva. En resumidas q}entasJ;ransformando la lógica de do, de" erturbar dcspíadadan1cnte con la espada y el hacha
1.Qs derechos en lógica del deber, la libertad "de" y' "por" en el terreno ele nuestra vi a auropea, para cstruir hasta las
libertad como "hecho" mcondicionudo, el racionalismo esca a últimas raíces del pasado"/7 se c;;tá pues ante el rie;;go, típico
a la ia ec ica que eva a os u111versa es1no ernos a con.Y.fil~ de todo universalismo, de que el universal, por cierto con .
tir_se en particulares y;a compenetrarse con ésto$. derecho propio, ;;e quiera afirmar a toda costa, contra toclG ..
La de Rant es la rnwgen de un espacio politico liso, o sea " articular" C(lll! sustraign al pro )ÍO closlino universal. Una
jurídico, en primer lugar en el interior: In forma política .eos1 1 1 ne rcvo uc1onar1n quu, desde! un puntc~.de visLn fuer-
republicana, pretendida en el primer "Artículo definitivo", temente onentado a la espac1al.izac1ón de la política como
implica la libertad .Política y la igualdad jurídica de los postulaba Schmitt,~ 8 contiene ol riesgo de Ja abstracción
ciudadanos, en una estrlictura global de "Estado de derecho"; porque permite que la leuría do Kanb;ca utd1zable hasta iara
y significa que la política no puede tener como objetivo algo relanzar a guerra disq1minntorin, PI bdlum 1w;t11m, u qtw,
particular comó la potencia del Estado ni como método la sea como fuere, la torna incapaz de ponerlo frenfj
autointerpretación de la soberanía; sustraída a la racionali-
dad pública de los ciudadanos (aunque empíricamente es la
coerción fundada'por el.derecho público). El mismo acuerdo
entre política y derecho vale, sin pausa alguna, en lo externo,
en donde el segundo '.'Artículo definitivo" preyé un espac10
universal pero no ¡rnjforme, yacía de orden objetivo, pero
teleológicamente preparado por la naturaleza y por su evolu-
ción para hospedar la racionalidad humana en Sll forma
j_!!Tídica, y por lo tanto intrínsecamente calificadj. En suma,
ésta es la íma en de un universalismo positivo -que no es
utópico porque no es una uga, porque e es a o e naturaleza,
salvo que lo deseemos, no es algo que tengamos que evitar
dado que ya Jo hemos dejado atrás, y porque Kant afirma con
decisión la aplicabilidad, aquí y ahora, del deber ser al ser-,
según el cual en ningún espacio, ni en el interior del Estado,
ni entre los Estados europeos, ni entre Europa y el resto del
mundo, debe poder suceder de todo.
El derecho cosmopotílico del tercer "Artículo definitivo" 2H
(distinto del derecho internacional de In federación de Esta-
dos enunciado en él segundo} muestra, ratiñcando la no
exhaustívidad de las lógicas estatales de la ciudadanía inclu-
siva y de la extraüoidad exclusiva, la vigencia Ün!vúi;sb.l de la
individu.alid~~- En efücto, en lodos la~os ~s.t.\4arantizado el
derecho de visita y negado el de colomzac1ó~
No obstante, aunque no intentajusti.ficar intervencionis-
mos de ninguna esp·ecie, aunque no se enganche a políticas de
potencia alguna, aunque sea en principio independiente de las
in · uciones histórico-políticas en su realidad empírica, aun n H. Héine, Per la sltJtW della religíu11e e della filosofi·a 111 Germania
as el universalismo kantiano tiene un efecto crítico-moviliz.a- (1834), en H. Heine, La Ger111an1a, Bari, Laterza, 1972, p. 313.
20 TJ..i 2ª C. Schmitt, Nomu.~. cit., p]J. 201-206.
-en formas destructivas- a la "naturaleza" y a la "ideología"); Capítulo VII
así las cosas, dejaba ele ser sólo el espacio perimetrado del LA GLOBALIZACIÓN
Estado para permitir las iriteracciones económicas y jurídicas
de los ciudadanos, y se convertía en el espacio de la democra-
cia ele masa, que no sólo garantizaba los derechos de todo8,
sino que se hace cargo de los ciudadanos, y que -en ciertos
ámbitos, como el fiscal- los trata de modo distinto, a los efoctos
de atender .preferentemente a los más desfavorecidos. Al
mi;;mo tiempo la verLic:alidad de la soberanía so atenuaba
lll llCho, y estaba acompañada por un conjunto de institucionm;
capaces de contener, como en un escenario, el pluralismo
· político, y de no ser trastornadas por las oleadas sociales que
desde la periferia del _sistema avanzan ha.cia el centro a la Desre ulac · ' ulación ele ca itales derrumbe del
-conquista de In plena ~íudadaní:!. , comunismo y boom ele In electrúnica son ios tres eventos
El Estado social ha actuado -a la par dc¡,la guerra fría- de desencadenantes -económico, político y tecnológico- .lli!f_on
hate,r:hon (ele freno retardan te) respecto de la potencial oblite- fos últimos diez años de! siglo X.,'\ han permitido dar un salto
ración de la dimensión esl?acial de la política que era conteni- de calidad a l¡¡ p;vm,.Qi;:¡l:i_~ació1hd~!.:~~P;ifü:rilpfe.~q,i;i1~1!~. q1~e'
da en la movilización total -en el' encuentro de producción,
técnica y conflictividad que se había manifestado en la prime- ~e~"~~,2mKl:rf~~É~,r~~~~t~~~~~)1i!éY~i·~~t~i~~~~~f1'~~e~·¡
ra mitad del siglo xx- y que há sido retomada, bajo formas conjunto de fenómenos que resulta de todo esto es el desarro-
nuevas, por la globalización. Y que ha contribuido a hacer de llo de algunas tendencias ya en curso y una profunda modifi-
la democracia, entendida como respeto de los derechos huma- cación de las relaciones entre economía y política; más aún,
nos y como pluralismo político, el horizonte.normativo de gran hm nueva y radical es la globali~,g.9iQ,n1-el nombi;e que se da
parte del pensamiento polítíco, el espacio político n mantener a estos procesos, tod nvfa in fi"eri- 8.~~.r.11c;:,~R/?~'.,f,.81'fl.J.[11 iel a com º'
abíerto contra los encierros autoritarios y contra las devasta- la consigna emblemnt1ca que cnli licacl fin_ él.iu:figlsI (y proba-
ciones autoritarias: Como veremos, la globalización ha des- blemente los próximos dcccni<lls), :Ci'ifri~ó'Ja;'.¡11o'd::iíTélacLde. ac-
plazado el problema, imponiendo de hecho el objetivo de .~ic:S91',~~,r,,~·~~~ c:~~·~\?'1;~\H:~~Jf~1B~\~.9Jp}};q,1~JtPI~tq)J. e fo1J~ regn a y,..
rntentar conseguir, aunque sea de manera nueva, en contli- det~;i.m:r:J!Qfl,';J.od.qs;:clos:'"rnvelewaff la ex1stenc1a, es decir, corno
l:iün de "cm-rudo" -o sen do formarlo y estructurarlo dentro de una época./
reglirn ciertas, que limiten el poder-el espacio político de la Mientras la crítica marxista t.iendo a el"edunr de la globn-
democracia, amenazado por la apertura gfobal de la economía lización una lectura monocausnl, y n percibir una complicn-
. y de la tócnica·, cuya potencia univenml tienden trastrocar ción y un aggiom.c111wnlo de !ns cli11(11nicas del cnpíLnli;;mo y
Lodo límite y. Lod1i coní"ín, toda cerl.ezn y loda regla. ' un n fose pnrtic11 lar cfol clt!S:t rrol lo clcd ca pi l.a 1, 1 o t. ros, pn!ft!l"l!ll-
ternon te desdo el ámbi Lo dl• la sociulogín, destacan, con énfasis
diferentes, los elementos de discontinuidad o de diferencia-
ción, y, reinterpretada de modo multícausal, consideran a la
~globalización como un conjunto ele procesos que denvan
Qi
c:z,c.; 1
S. Amm, Les défh·~'de la 111r11ulcilisul111ns, * Paris, L'Harmattan, 1993;
B. Amomso,J)ellagl<1lwlizzazió11e, Molfetta, La !l:lendiana, 1995; G. Arrigh 1,
11 lungo XX seco/o. De1wru. /J11/cr" e le 1Jnguu del 1111stro tempo, *. Mil:in, 11
Saggwtore, 19!JG; AA.V\',, U/ol1alizz""''"'" e trn11sizw11e, l\'lil:in, l<:diz 11111 1
PunLo llossu, 1!J!J8; lt. L:11ula111. "'M:1rx1s11111 "glolializz;1~.io1w, La lilnsolia de>
István Mészaros a pnrt1re da 'Bcyond Capít~I"'. en Filoso/in µuliticn n" 3,
2000. pp. 397-402.
··-""
etectívarnente de la modernización, pero que en parte llevan
tales dinámicas más allá de sí mismas. 2
Conviene nhorn con ti r'mar nlgu !los ns un tos que guían estas
reflexwnes: en primer lugar, 'mgl'olfriÜznciún es analizada•
contrario, parece exigir. si no una rccspacialización de la
po1ítica, sí una rcdefinición;'-aunque más no sea díaléc'tica, de
nuevos límites."El espncio totalmente nbierto (o aJ menos que.
tiende a presentarse com'o tal) de fo globalidad puede ser tnn
1a
K
,

aquí prestando mayor ate!1ción a l~s factores de contradicción sofocante como lo. es el espacio estre~ (que tendía apresen-
interna que a los elementos ele integración y de inclusión que tarse como cerrago) de la estatalida~ ·
también se manifiestan en ella; en segundo lugar, desde el
punto ele vista de la espacialidad políbcn, ella individualiza
una nueva. epocaliclacl; en tercer lugar, s,e asume que la l. FENOJ\lENOLOGiA:
~".':Í~_~_nte _cte_:'al U,?_C.i.q_1~ __ cte. Jo_l'2__\'...C.C.lQres tenwor?l.!!~_y-'-c}e las LA AUSENCIA DE Lill!ITES
nrq~1ilecluras cspa_c_ir¡ies de la políl.ic:i moderna-se hnllnn en
t:rísis. t•11 t•l"t!do. la irlt~:1 tlt? progr:t?so y, t?ll ..;;¡ ,.spm:io interno, el En n~alidad, no <?S u11a Plllprn:;a í:ícil trazar unn fo11onw110lo-
_g;.:'?b.t~Jo socral, mientras que en pf t'SJlacio <!XLerno nsistimo::; a gía ele la ¡,:-lobalizaci(!n, /no por falla de evidencias nrnterialm;,
ia diferencia entre fü;taclos y a otrn müs relevante aun: entre sino más bien P-Or ue se trata de disei'iar un mapa sin utilizar
~~-t~x.Qc:s~~-- está ciertamente vehículizada por las lógicas las coordenadas geome T1co-
del "proyecto moderno", por el impul:;o a la neutralizacicín ha ce 10 a ver .,1r. , o Ja 1zac1ó1 n efecto, es esencialmen-
técnica de lo "político" que gobierna todn la época moderna,:' te, ruptura, ause1ú:in { c-·i11ú.:es, dcf'ormacíóii ele geometrías
pero que tal cumplimienLo es también un vuelco ,v una supe- políf.icás:-De tal dificultad deriva que gran parte de las
ración de la modernidad, y que por tanto nos coloca ante el definiciones que se clnrán ele la espacialidad implícita en la
desaffo de entender ele qué manera se_ pueden reconceptuali- globalización son en primera instancia.:';9ativas", y que súlo
zar las actuales dinámicas de la política y de qué modo, en la a veces se puede formular positivame~
era del desplazamiento ele la polític;1, del Dlsplacement o(
Politícs,4 ~pueden eve~~ualmen te redefinir los espacios Y, los 1.1. Economía
1 ------ .. .... ... .. ·----
ugé:\I:~L
......J:.U-">-u.-w·JLn.íunto, parece que se puede sostener que la Entre los rincipales indicadores de la globalización, 5 ue
alizac·, es el cumulo ele procesos en el que todas las ten-
" Para Úna primera nmoxínrncíón bibliográficn, véanse Iv( E. Portr,r,
siones de la modcrnidhd explotan y devienen configuraciones
CampclilwÚ 1n Global lndu.slncs, Boslon, Mass., Harvard Business School
acabada mente riosrnoclcrnas; y que tocias las contradicciones Prcss, 1986; fil. Fcntherslone (comp.), Global Cullurc, Natinnafi.,m, Gloha-
espaciales inherente:;; a la relación entre lo universal y lo lization and l\1oderlllly, Londrel', Sn¡:;c>. Hl91; F. Chesnais.La mnndalisatirm
particu ln r, y Lodns fas di ficu l tade:; para hacer coexistir espn- du. Capi111!, París. Syn1s. J!J!lfi; ,J. J l. Mitt.r.lmnn <comp.) molJC1/iwlíon.
cw cerrado y espacio ilimitado, :;e numífíe;;tan aquí como Crílfcal He/li!clions, ílouldcr, Colo .. Lync l{iPnnrr l'uhlif:hers, l!l!J!j; K
aporíns, que ya no producen ní forrnn política ni ,libertad. Pnrise (comp.), Sla/11 noz11111ah'. lcwarn 1! 1111111cfa 11el síslen1n nwndiale
'artícu !armen l.t• ésl.a, que en el 111 u ndo moclcrnp se planteaba inlc[.[rala, Nápolcs. L1guori. l!J!Jí, K P;irisP. "Gli incerti; senlil'ri della
globalizznzione. Nc;ln di lcllcrnlurn cconornica"', en Filowfin palitirn nº él.
la Larca cln "abrir" las gl'orndrí:is d1•! l!~stado, hoy, por el
2000, fJJl .•17:!1-:lf)fi; ~J. J\l"l'l'Jli kmnp. ), (ifp/iri/i.-.-11.-1Pl/I' i/r•i 11/r'/"l"llfl !' llT"Í::::011/1
., 1\. N:1·:rli, ( '1111/r·111¡u1J lfl"\' /'11/1t1nd .~.;111 111Ín·•r ( ,'/11hrr/1.·utir1n, /'ulítu·.•1 u11t! dl'i n1¡u/11/ís1n11, H11111a-Jl:in. L:ilt•rz:i. 1!1!17; I' l lirsl. y CL Tl111mps1111. /,11
l't111•1·1, U.1/u1tl. l\l:wkwr·ll. '.'.11111), 1•11. 1;.f 1· ._ .. nluhulí.-·Nt.'fflltl' tl1•//'1•t•rt11n1111tt. I !!!!JfiJ, 1\011111. l :dil11ri ºl{íuníl.i, l!!!J"i; H. f\.
1

., Sol1n• 1•! nd 1·1·1tlr;d di' la l1·1·nw;1 c111w1lf•rdn11 ;1t1forr•s ~ 1 11tre t~Hos Schrffer, U11d1•rsfu11rling {;/,,/mli<a/111n. '/'lw S1w11il C.'1111s1·1¡m·11ccs 11( /',,/i/1·
di:ll.:1nlf's. rn111<i. p»r 1·.1ernplo, I' llan·1·ll1111:1. //,¡,.,.¡¡//"dello Slalll, Bad, col. Jl'¡·,,11111111c, 0111/ 1~111•1nl'i1111c11tcil Cl111 ng<'. L:i nha 111' N11m:a. Yoi·k-1 luu Id« r·
U1•rl;1Jo. l!!!J8. \" J.,. J\onrs10. '"T1•rra. s1111:ril:inl:1. p:irsa¡;¡;i··. Pn L. Bonesio Oxfonl, Rowm:1n & Lil.tlcficld. 1997; K Ohmae !comp.): ll .~euso d<'lla
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J:W 121
.lt\.~ >.,.:~ .._...._. ._,.._.Ó l.~L.l.~
reru no es m s1qmera una contradicción simple, inmedi~.
\...tV \ . } \...\,.Jt.ll\.J U U.l L'iiV\,., IL' .L..fU,Ll\..I. .Ll..\.VU\....l Jl.Ll.' .._,JI .lL.' l.L.-l L.Ll.

del "peligro", se podía determinar e individualizar claramente Que las geometrías políticas modernas sean obsoletas, que lE!'S
en el nivel antropológ"ico y político) es la categoría central del catcg?r!as espacia!?.s de la era moderna ya no basten para
presente: un riesgo que desde l~ comrl.ejidad del mundo descnbll' la comple,pdad ele la_moclcrnización, que su espacio no
rebota inmediatamente sobre el su.ieto ind1v1dual;·H el Estado sea representación de la necesidad de orden dél s1tjeto y tampo-
-construido "para nq_J~_ner miedo"- está atravesado P.ºr co manifestación de su libertad de movilización, no significa qw~
elementos de inquietud: los efectos no qúeridos, las contradic- la espacialidad artificial de la modernidad haya sido sustituida
ciones del proyecto moderno, han tomado la dirección de. su por un retorno al "Estado de naturaleza". En efecto, el artificio
racionalidad geométrica y configuran lo que Beck ha definido ha sido suplantado por lo virtual, es decir por el nuevo modo
corno "segunda modernidad". · de ser del que la globalización es portadora. La virtualidad
En la más optimista de las inlcrprctacíones, este proceso podrá ser también el espacio de nu9v.ns formas de libertad
posibilita que la moclcrnidarl s<~n le11n111e11t?1:e exiua o.sea extraterritorial, pero por ahora es en realidad el último rnHtro,
que es a en con 1c1011cs e e wccr inLerncLunr rnmtcrru~np1da­ acaso el más solistícado, de la técnica,.Ja cual ahora no parece
mente el n ivcl de la acción con el n ível ele la cultura, o bien que querer más dejar rasgos visibles de sí, no querer dominar más
es capaz de rerncorporar en un nuevo orden "elástico" lo el mundo de lo externo, sino que parece más bien estar toda
"político" que la moderna "razón geométrica''. no ha sabido empeñada y dirigida a excluir y a hacer olvidar a los "usuarios"
"lindar" plenamente en el Estado, y que, precisamente para que puede existir algo corno un mu11do material, sustraído a la
desmentir las hipótesis de derrumbe de la política, ha re-po- manipulación y formado por mediaciones aun bajo control, al
litizado la·sociedad. 32 Lo que puede ofrecer al comportamiento menos parcial, de algunas subjetividades. Naturalmente, el
político nuevas oportunidades, pero a la vez lo priva de nuevas elemento inmaterial de la comunicación, el nivel "culturaF'-y--
certezas: ya no se puede platear la hipótesis acerca de una "representativo" transformado por la electrónica, es hoy como
nueva modalidad de pensamiento en condiciones de adueñar- nunca antes un factmreal y concreto de poder, en su nueva
se de la realidad con los modos cierto y seguro que podían forma desoft power.:1 I:o que en plena Edad Moderna-desde el
exhibir el constructivismo racionalista con su capacidad geomé- pm;ito de vista estata - era el orden del Panopticon, actualmen-
trica o la dialéctica con su capacidad para adecuarse al perfil ' te es el orden, dístinfo pero real, del Synopticon, de la visibilidad
"agit~do" de lo real. · . , . mediática global que parece la visibilidad de todos.por parte de
Lo cierto es que aquello que en el espacio pohtico del Estado todos, pero que en verdad es la visibilidad de pocos, portadores
social, en el espacío de ia democracia, era el pluralismo de los del poder $Ímbólico, por parte de los muchos "espectador~"
intereses y de las ideologías, hoy, en el espacio globaliz~do, se ha 34
seducidos; la imagen del mundo, o mejor dicho, el mundo
convertido en inexLricable complqjidad. Y ~ste conjunto de reducid_'.l'1imagen, no está por eso mismo sustraída a la realidad
universalización y de particularízación, de.homogeneización delpod::J
y de diferenciación y de fragmentacuín, de dislocaciones ~ de
nuevas espacializaciones, de caoticídacly de nuevas oportumda-
clcs, de aperturas y de cierres, está en contn¡idicción. en un .'3. LA lv!OVILIZAC!ON GLOBAL
:-;pulido 1w Ps!.rud11rnl ni cliali'•dil'o.1•:11 s11mn: noeH uns1.stemn. • y r-:r. "n1.rn~Af.lS~I()"
'" {I 11 .... k, /,11 -'"""-''" ,¡..¡ nm·hw '1 t 1!JH<il, H11111:1, Ca roed, 2000; sobre el
rwsgo, vénnsi: tnmhien A. lliddens, L1! rn11se¡:111:11zc della mudernílci, cit.,. pp, Si a esla altura se quiere defi11ir ·1 espacialidad típien de la
J 25 y ss., A. Giddcns. 11 mondo cht• rnmhrn. Come la g/ohaltzzaz1one
ndis1•g11c1 la ""slrn vita" (l999i, Bolonw, ll il'lulino, 2000. '"S. LatouchP. L'occide11/alizzazio11c dcl 11ul/ulo, ;f:Turín, Bollnli !1oring-
,., A. Giddens, Le co1rnegucnzc della mocfrnulá cit., PP- 44 y ss. A. M. hieri, 1992; S. Lntouche, La Mcgamacch/110, Turfo, l3ollati Boring'hien,
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Saggiatore, 1998; P Virílio. La bomba rn(ormaltca '' (1998) IV!ilnn Cortína
2000_ - ' ' '
ri/lcss/ll{I, Tn.,sl<', .1\slenos, l!l9!J.
"' Z. Bnumnn. Dc!11/ro la ~lohalizacio11c cit., p. 59.
.. · globalizació"ii> los efectos d~ ana!iz~r luego las pi;opuestas de
intervención política a una espacialidad que ya f,e ha adecua-
do, es nec¡:esario, en primera instancia proceder de n:anera lo querramos o no, estén físicamente bien o no. Y este movi-
negativa, y reconocer ala vez q,ue se ~rata d~ un espac~o _gue, miento perpetuo crea una polarización entre "ricos g!Obaliza-
aun cuando esté relacionado con el umversahsmo de lo. u ti l., no dos", "turistas" -que experin'wntan, después de la conversión
coincide con él, porque lo que domina ~n la l~amada p:1:atiza- de lo "lejano" en "exótico" propia del siglo XIX, su transforma-
ción del mundoª 5 es en realidad una eéonomin cuyas log1cas no ción en "cotidiano"-, para los cuales el espacio tiende a
son casi nunca imputables n privndos, los cuales, ?u ando s.e d.a desaparecer, y "pobn!s localizados", atrapados en espacios no
este caso, son la figura personal de fuerzas téc111co-econon11- calificados u ob!ig:idos a movc!rse, a ser "v:ignbundm;" porque
<c:us ímpersunales (lo .que no significa que sean neutras o su mundo local se ha convertido en algo inhóspito o ha
neutrales). Se trata·.entonces de una universalidad que no .es desparec:i§ se trata de una polaridad enti'.e quien está en
tampocoJa que, paradoJ1camentc, esta u11plíc1t_a en la utopia, donde quiera que sea en casa propia y quí'en se escapa ele
ues la globalizac1ón no es tanto una uto ~a ue :iiere cualquier lugar del murHN en cualquier lado es rechazado e
hacerse rea , sino. que mas wn or su esencia e!la m1.sma indeseado. Por lu _demús~1~.obstan~e ~a asirn~tría entre estas
carece e espacia 1dad y adquiere la forma de .una virtualidad figuras, se manrfresta en ellas un umco destmo, una común
sde hace tiem o consumada y segura de s1. ausencia de direccionalidad, de orientación: mientras el capí-
La dialéctica moderna e os umversa es se presenta por ~o talismo de fin de siglo estimula deseos y con:mmos i.10.rn los
tanto en fo~~as nuevas. El de la globalizació1: es _un espac10 ricos, y atrae cada vez más nuevas migraciones de sectores
amorfo e inmediato, en el sentido de que esta privado de la empobrecidos,.todos se mueven sin una meta razonable, y con
, propia "contraparte" de espacialidad acota?a,_ _estat~l~ esta Ja incertidumbre y el ansia que caracteriza al mundo gfobal.
inmediatez significa únicamente que la mediac10n pohtica ya Si se extiende la argumentación de las personas a olítica
- no·tiene un rol relevante en la determinación de las formas de y a la economía, se logra por lo tanto que wuihzacióngloba
la espacialidad, sino sólo que lo univers::iI tal como se prese~ta sea con gran probabilidad el nombre adecua· o e oc o el
hoy es "natu~al". Si la lógica ant~gómca .naturaleza/media- proceso de g1obalízación. Pero esto significa que 1n rJobaJiza-
ción es ahora obsoleta, la espacialidad umversal y amo:fa de ción es "inasible" desde el pqnto de yista de la espacialicla
1 moderna. En efecto, después que la movilización "individual"
la g1obalización no es una inmediatez·simple, i:at~ral, smo. en
todo caso la inmediatez universal de las m.edwcwnes, o bic_n -que, en la medida en que se trad'ucía en moviiización "social"
una mediación universal no calificada, casual: el espa~10 y en movilización "política", era capaz ele poner potencíalmen--
global es universal, pero no unitario, y más bien, por así decir, te en, crisis la geografía política moderna-, y r~Q_yilizac..~1
atravesado de fracturas. "total" que expresaba la furia paroxística con que los totalita-
finrn definir ahora de manera positiva la espaci?li.dad de la rismos implosionan el espacio moderno, esta última movili.za-
gloliali:wción es decisivo reco~«lar que la c<~ra.ctenst1cn de u~1 ción, la "gfobnl'', en realidnd cnnc:1!l11 toda determinr~:ión '·
mundo que tiene un flujo pes1gual de mov11mentos -de capi- espacial ii'wclerna porque couoce s1ílo energías de movimiento
tales de materias primas de mercancías, de hombres. que y µo de factores de estabilidad. Sin embargo, esta caracterís-
huye~ por la pobreza ó por miedo a la guer:~~ es fundamen- tica no ·¡a hace afín a la movilización totalitaria, ni torna
talmenteJa movilidad. Desde el punto de vista de los efectos científicamente correcta la definición de "globalitarisñ10" que
..__§~ h,ª_dado: el totalitafismo es, en efecto, la degeneración de
37
sobre la personas, como lo entiende bien Bauman;::·e:i:cyyo
libro 3<! el sentido global del mísnio es que en el muntl~ 1~esta­ los espacios políticos modernos y de sus dinámicas internas,
ble de la globalización económica todos están en mov1mrnnto, a partir de una energía destructiva con fuerte prevalencia
:is M. R. Ferraresc, Le ísltlllzioni del/aglohalizzazwne, Bolonia, Il Mu lino,
política, mientras la globalización conoce una movilización
2000, sostiene que la globalización es el interés p,articular que se. hace primariamente económica. Pero, además, el primero es un fin,
universal, y el triunfo do la forma jurídica del contrato de derecho pnvado ~.@' una implosión, micntrás la segunda, por el contrario, es un
sobre el derecho público.
R~nmRn Dentro la ¡:;lobalizzaziane, cit.
#
. •
,...(f
inicio, una explosión.
,. '7 Lo que se puede ahora comprobar es que -de todas hc:
opoS1c1ones espat:mie;; ue ta era 111uue1 JJU -euL1"' .t 1e1 i a y 1v.n11,
entre Europa y el resto del mundo, entre Imperio y Estado, en- ble-~ co~trol~-bl~lTaj"_~~;;~-succde en economía, también en
tre mercado y patria, entre derechos y soberanía, entre pol1t1ca la globnl1brc10n implica que el baricentro se des ¡. ·
de la p d ·, ( ¡ . . , P aza .
particulnr 'y uní versal- nínguna es precisamente un modo ro ucc1~n e ·PI oycd~) al consumo (la pasividad).'
específico de Ia movilización global, y que en su seno toda otra E~ta ausencia de espacialidad política moderna está testi~ · ---
oposición tiende a perder sentido: tamJ;iíén la relación dere- ;romada por el ~~cho de que la movilización global no conoce
cha/izquierda~sí como que democracia/autoritarísmo, se e manera pos!ti~a, otra espacialidad que ,no sea Ja que'.
desdrarnatizan. Todo esto plantea el problema de cómo dar de~contando ab1ercnmente Ja superación del nexo particular/
voz y hacer res· tar las contradicciones que permanecen en la umve:sal, se defi~e a través d~ la relación entre local y.global.
· globalización, que le son in. man Fes; pero sobre esto discurri- En primer lugar, esto es tan mdeterminado que 110 significa
remos en el próximo parágrafo&' que nquí queremos decir es nada que .no sea la .desc.ali0caciún ·del espado, que se h~
que [5.füovilizncítin global, por su parte, impulsa a sus ideólo- quedado,~m centro 111 penfcnn, sin Ort 11 nR ni Ordnung; y en
gos a reinterprctar y a redcfinfr las contn1posicíones que s:gm;d~ luga;;. n~ e.s una verdadera oposición, dado que ,,
hemos mencionado como conflicto entre civilización avanzada nmgun . lug~r. mantiene la fuerza y la autenticidad de opo-
y áreas residuales. En el espacio presuntamente liso de .la nerse a las logicas globales.
globalidad, éstas no son otra cosa que enclaves de atraso-ex- Más allá de las diversas interpretaciones de lo "1oca.1" _ ara
cepciones anacrónicas desde el punto de vista cronológico de Ba_uman tobi.lment: ne~ativo, en la medida en que es puna
los procesos "progresivos" en curso- en los que pueden aún s::iaI d~ derrota, de mfenopdad, de vaciamiento, de margina-
anidarse regímenes autoritarios hasta que la avanzada del crnn, nucntr,~s qu ? Gcertz es, en cambio, m:ís po:sibilista
porque e~1 lo local capta la posible vitalidad de Jos conílícto~ ·
1
mundo libre no les limpie el camino, según las lógicas espacia-
les "utópicas" que ya hemos sei'ialado. 38 de !dentidad, ya que, para él, "global" es en realidad el
Mientras tanto las contraposíciones políticas tradicionales C011Junto no homogéneo de los "locales"-, l.,u opos 1•crnn
·, ·
SJgn1 ·fi1-
parecen disiparse en un trend que va hacia su.homologación ca, en to do caso, q1:1e todo punto puede ser expuesto inmedia-
recíproca en Ja democracia ufrtua.l. Ésta es la definición más tamente a la totalidad de las mediaciones ímuecliatas. No es
adecuada de la política tal como se da ante la ausencia de ca~u~l por tanto. que se hable ~ás propiamente deglocaliza.-
espacíopolít.ico q-ue es típico de la movilización global. Ésta, en f i~n. Esta pr~pwdad del ~spac10 fflobal no significa que todos
efecto, transforma la representación y la militancia -las os pun~os son 1g:ia~es -l~J:rarquía como diferencia de poder,
·formas ntcionalcs del proyecto, ele la construcción del espacio se h~ di.cho, contmua existiendo~, sino que se ha consumado
político moclcrnri- en el ncompal'iruniento carente de influen- la J?erd1da de toda referencia organizativa del espacio es.
cia respecto de los procesos en. dcsnrrollo, mediante la vía decir, q;:? e!. 1.nun.<!o está "fragmentado".41 En resumi~las
mediática de los sondeos de opinión. Esto logra exactamente cuentas, mov1hzac10n global significa que en cualquier lacio
lo contrario de la opintón pública, y en general del sistema de pu.ed; s~ced?r de todo, aunque en ciertos ]urrarcs esto se
las mediuciones racionales modernm;; en efecto:; da vida al atenue: 0 .· que e ¡ 0 esteb g-cogTúfrco
· ~ • . Occ1d '.1üe" es' hoy.' rn,ls •
e
eterno presente de las opínínncs privadrrn que en vivo y en 1~IStonco, la frnn.1a septcntrwnal del mundo europeo y ameri-
·directo y en tiempo real rcnccionnn pasivamente, creyendo ~no (n la que se ngrega tmnb!én la cxcepcíün de Ausi:rnlia y
con c<.~laccncia que "participan" en la sucesión de los ueva Zelar~da, restos del ex unperio inglés), que, infiltrncla
eve_nt~ Una sucr_tc ~le "romanticismo pol~tí.co" 39 de gran por lo que era el Tercer 1:1un~o, tiene menores posibilidades
estilo, que, para atnbuirla a la mnsn de los rnd1v1duos, sustrae de.hospedar la guerra y 1as dictaduras.
al intelectual la prctcnsiün ilusoria ele estar en el centro de un -~sí las cosas, definida la globaJizaci.<?n en tórminos de
, Z. B:iumnn, Dentro la globalizzazio11e cit p 79· R I' l ·t
·" Ifospeclo de lns rcnc:cionc~ nnlc !ns jusdficncioncR idcológicns de In G/ ! [' · · ' .. · · ·
o m tzzaz1011c. Teoria socia/e e c11fl11m ¡;lulmlc (1992) T.· .l
'º\ie1t son
· '
guerrn en Kosovo, vénsr IC Chernrdi, "Nell'Europn clclln guerra: sovranítñ 199,9, en especinl pp. 137 v ss. · ues e, J s enos,
e dirit.t.i lrn po!ít1cn r clof.lrirn>", rn 8cic11zq & !'11/ít1e:a n" 21, 1999, pp. 21-46. " C. Gcertz, Mo11do !!lo-bale, mundi lucali cit pn 13 y ss ("U ¡ ·
, \'° gn !'I ~cni.ido el" Schmitl., Un111a111í<.·1s11111 ¡J01ilic:u, cit. frnmmenti"). ' " -· · n monr o rn

'· ~: ¡ ;¡7
-~·-t"M 1
.. _
·~. ' '~, '~

~~isis, de contradicción, de movilización gl~al, degloca,lidad,


~ef;.~ ;~~ ~~~oªf.~ \~~~~~ ª~ creen, Y a verlo no. sólo como u 11 tren.el
. emerge un desafío verdaderamente nuevo/ ¿se perfila acaso
para el futuro una políticn carente de espacialidad? En ca- 1
Dicho de ot1· ' 1 1
l .J..,.UUI¡~"' no una oportun1dacl n aprovechar.
0 mu( º· ~ respuestas . · .
so afirmativo, ¿cuáles son las características? En caso negati- expresan primero (las reunidas en to que aqu1 se analizan
vo, ¿cuáles espacios de la política, o, si se quíere, cuáles
geometrías políticas son individualizables o realizables?
crai:ia~ la co1_iviccjón de qiie los pi!rl i~:~ra~·~~e1;~~ ~e J~demo-
c.s.tan mmcd1n!.nnw11te expuc!stos q la 111li ,·." !' ::dl1v1duos,
Avanzando un poco más al.respecto, y teniendo en cuenta ero u • · I· - ,. , . . vu sd 1c ,H glohnl
• t· e .i .t vez s1111 11111wd1ata1JH!lll.n por!.adon·s · Íir . .· .. '
que en un tiempo era posible definir a lo "interno", ¿cómo se mc.n .e en cua11lo particulares e e . . •. . . ::. ' <-us.i-
pueden orgnniznr: lo!:i e::;pm:ios políl.icof\. sin poder trazar loR universalmcnte. y ;w¡_;tín aJg·un:>s ·w',;;;.~~ ws g<11<1n .iza ift!S
límites? Q bien, ¿cuál puede ser hoy elespF.tcio político de un haya necc~id:.id de rcc.:urri r a nwd in~i ~n-~ ~'.Jc~o~, !:il n cuie
o;w .
Estado si ya no puede ser el "universal particulnr" que mente sc,yroblematiz:i J;1 ídL!'1 de est:;"' .. ~~:. º.~~c.rn>r¡
responde al fin de salvar Ja vicia de los individuos y de confinar putnto dedicado a Jn libertad), y se muestra que és~~un dic:_1, ~!.
el conflicto,. pero que debe ser al mismo tiempo unitario y m
. d'ernretada
'd como Js sperttir..1 l l .
e e espac10 . part1cul
puc e sc1 d l
ph1ral, para responder al fin de "contener" identidades dife- m 1v1 uonoaloun1vcrsalgenéricu sinoaot ~t·
¿ '
ar e
rentes, si, en resumidas cuentas, ya úo puede aspirar a ser el cuyo - , . . , ro < • • ..e.u.u..
' . , mov1m1e1.1to se realiza una infinitud determinada· '
productor de las identidades individuales de lds ciudadanos y
de la idt'!ntidad homogénea del pueblo? ¿Cómo pueden convi-
rar
mo tJcular
En f entJ a aq U! en cortOCll"CUJt 0 " vir t uoso cons1 'ºmis- . el
--:-" In, e nuevo mpeno es a pos1c1ón t,. _. d
vir identidades subjetivas individuales y colectivás que recha- ·piensa que el espacio global va es d . e011c~, e quien
zan, o preceden, la identificación en un espacio político co-
mún, y que quieren algo mucho má¡;, comprometido que haber
lo particular y lo universal, a"'sumid~:~:n~~\~~ºs~~~~~f~'dy cd¡ue
que se producen en el · t , . d . J 1 a es
salvado la vida, dado que exigen reconocimiento? habitan allí en . m .~r101 e Ja megamaquina global
Y finalmente, bajo el perfil "internacional", ¿el espacio dialéctica materi~ relac10n de negación d.eterminada, d~
- - - -~global puede asumir (o bien contiene ya en sí) una nueva
~ configuración en laque la relación entre particular y univer- 4.1. La democracia, entre globa~idad y reesp.acialización
sal se restablezca? ¿O continuará todavía por largo tiempq
oscilando, como lo hace.ahora, entre la ficción de la soberanía
y su "concierto" mundial, y la realidad de la anarquía y del '-a,
~·erelación
, entre pºi·ti'c u ¡ar Y urnversal
u
un11orn11dad, que se trata de re e
· <>ntre d'D
- • ,-
,
. ! erencrn y
panintervencionismo "moral"? mente como cuestión de la " p ndsa1. se a_rt1cu1a notable-
Estos interroga.ntes ¡mscitados por la globalización están · n ueva emocracia".
resumidos en uno soloL¿qué es el espacio de la política (que
desde la mitad del ,siglo XX coincide con la democracia) des-
pués del colapso de las figcuras y de los límites que la consti-
tuían en las distintas fases de la Ednd Moderna. Sujqto,
• sociedad, EstadGo sistema internacional de los estados, con-
- flicto Este/Oe~te? ··,~. - ~

4. RESPUESTAS Y DESAFÍO

Corno es evidente, actualmente atal pregunta se dan múlti-


ples respuestas, que aquí se presentan obviamente seleccio- t:';-,
~on
<2 I R este ' u d e a. ¡ ¡·1.
lérrnrno ·se ·d wern ¡·18mo económico IN d T ¡
nadas y organizadas sobre la base de una creciente propen- ·. amonet, F, Gim•annim \' G. llicoveri ll , . ,' · e ·
sión a interpretar la globalizacíón como un espacio menos liso 1:-,adro1.1t del mo11d11. Roma, La stm!PfT'" "º"~· P."nsw'.~ _ul!lco e t iwovt
,_ ..
cíones subsidiarias, fecl¿rativas, democráticas. No se trata de
fuviamentc para estos autores fuertement~. polémicos ~ u.n ~~pcPEstado mun.dial, sino ele una Weltrepublih (afina la
antagonistas, que se nutren de op1mones catohcas Y te~cer­ cw1.ta.~ !1wxrnw knnhana), fundada en Ia hipótesis de que
rnundistas, y por cierto tambLén de mnrx1srno, en la ~eahdad la p~hticn no puede ser suslituicla totalmente por Ja eco-
concreta la globaliznci<in <le ninguna 111;111crn está pnva<la de nor. ., '
contradicciones. Aun individualizando la novedad de la globa- l!:'.,ero esh liipótesis de un derecho positivo efectivo desvin-Cfff1
1ización en el potentísimo "rebote" de la economía sobre 1a cula?o del'jus soli, a su vez oculta otra: que precisamente ..¡,
po\ítíca y sobre la cultura, estos ~ut~res destacan sobre todo ~~cias a la globalización existe algo así como una sociedad
su naturaleza esencialmente capitalista y el heyho de ser, en clVll mundial, que el espacio liso planetario es judiciable. Y,
re'sumi.das cuentas, una manifestación del imp,erial~smo eco- por lo tanto, en realidad aquí se produce uh cortocircuito en el
nómico y político anglonorteamericano, que es e.nemigo de las ~stado, dándolo por muerto, precisamente mientras al mismo
formas espnciales cerradas, de las culturas i:acionales_Y de la ti?mpo se.asume, como si se diera por descontado, uno de Jos
sobcranín del Est.mlo. Ln relncítin entre pnrticular y universal efectos prmc!palcs: In existencia de una sociedad, además en
se presenta aquí totalmente desbalanceada a favor de Jo escala i1'. undial~la cu_ al aplicar unjus coge ns gracias a la obra
~rtículiiJ de los tnbunale~ Esta claro que la coincidencia de la política
~on, ~l derecho y la moral, principal fruto del globalismo
4.1.2G-ros en camhio Jre1Lla misma (y a.ceptándola c~n de- 1und1co, está fundada en unn "anrilogín doméstica", o sea en el
masiada facilidad )tmidad del mundo, el mismo espac10 hso de..
hecho ~c. que la \Vel~µ_olit~h puede ser trans~nada en Weltin-·
la globalización. con otros ojos, orientados má~ a aprov~ch~ nenpolitik, en pohtica mterna mundial. Estas formas de
en estas condiciones y situaciones la oportumd~d de i~~re­ pensamiento est~n p~~ lo tan~o caracteriza as por el deseo de
mentar Jos uniyersalismos nacidos en los espacios pohticos aphcm· a la gJ?bal~zacwn, es c1el'to que con alguna ingenuidad
n1odernos v ue. iem re han es · ion eros de las geome- la concept~al~zac1ón moderna, partida en dos';'deshistoriznd~
Gas_P-olítica.s de la modernidad. Nos referimosª. os m.uver- Y ?esespaciahzada, o sea reducida sólo a "universales" (y, más
salismos rac10nales de los derechos humanos, progresrvus Y aun, a alguno de ellos: la razón, los derechos, la moral) oue son
mora men e o 1 atorios ue -hoy nna men e au onomos Y acepta.dos de inmediato. Pero de esta manera el espacio de la
sustrai os a la tutela deJ Estado- pueden y ~eben resultar el glo~ahzac1ón resultaría un interno carente de. externo, un
fundamento de la cosmó olis. Si ln globai1zm:1Ún e~, como d~to
umvers~l ca~e~te de partirnlar: En resum~clas cuenl;;J una
cmpinco, · · . · i1 , : ibre !ª
olít1ca aqu1 ~e

~~J~?:~.~~1st.:h,:a: ~au::zb:::s11::~:::11:~:áe: ~:o;:::·ó: ~e


1
piensa que todo el proceso Ruede lodavin ser P1:1est~ ba10
@Dtrol µc:u: una polítiea qHe g¡; en t<'olirla~l 10 c01!1pmac1ón..d.e
derecho y de moral. En efecto, esla muncltalizac1on de los de-
m a pesar de que también él esté.Q.cientado a consi-
rechos humanos pasa irirnero a través del lema de .. ue su derar< ue la moderna democracin occidental •dc&e cont.inunr
tii\.!•ln ·uricr :· 11ivt~nml sl'n cllnlindn 111~ n Estnclos. nac10nnles
cc¡nsUtuyrnrlq "' !wrjwn.l.e drn!.ro le cua acompminr ¡08
si no a l.ril>n n · ' · · · ",cuyo l u 11~n~:1~o~'u.1.1........,,.l.Jj,\,j~~'1. procmms <~e 1.dobpliz;icit'Jn, Pnrn (~\.se t.rnla de poner a salvo la
!·a~n\.;1rln el nrinll'r iaso lincia la nuevn 1•1110crCTcia. gl .. . ·I dmnocrnc1~ de la crii;ii; del Estndo y del triunfo del mcrcnrlo,
J Je ost.::1 p11sic1ú11(~S1111 e.J!!lllP o ·.am 11e11 n rn ex10.n e ol el que es JUzgndo incapaz de aulorregulnrse. Salir dt• In
que f>oi;quuja un orden políl1co i.;lolml carncter.1zacl1~ po~· u\
constelnción na.cinnnl -dnl nexo esL:it:ü tmtr-c cspacío y políti-
dclÍililam 1cn Lll tkl Es lado y por In elicaz prcsencm de m§titu~
ca, entre .e,spacJO y ?cunomía- y pensar la democracia en Ja
·" !ll. R ferrnrcse, Le 1st1tr1z10111 della ¡;/obulizzazione, cit., pp. 159 Y ss.; constelac10n posnac1onal es por lo tanto, pará él, el desafi~~J
N. Bobbio, L"etci der dirrtti, * Turin. Einnudi 1990; D. Archibugí.Y ~·
B~dhnm, Orrillr 11111u111 e ck111<wrnc1<1 co.>11W/Jti!i/Jccr., Milán, Feltn~e.lh, .,; ~; Zolo, ."! si~nori <.lcUn pnn• dl.; E. Greb!o, "Globalízznzionc e dfritti
19\l8; T Dunnc v N. ,J. Wheclr.r (comps.), Fl11111on Righ!s in Global Polttics, 1¡ umnm , en Frloso/10 poltlica n" 3. 2000, ¡1¡1. 421-431
ffJ . . .
Crunbricl¡:;e, (;n111b1'itlgc lln1versily Press, 19\J9. . .· l · I-Inbennns. La coslellnztonl' n.osl-11ozw11a/c. li1crcalo globalc, 1wzimn
..i O iiorre. [)r11whrnt1c im Zertnltcr dcr G/r1/wlis1crung, Mumch, Beck,- e de111ocracia · \l!J9~). Miliin, Fellnnclli, 1999.
1

l )~
J!19!l .

140 l
,,,,,, . ¡¡,¡¡., __
141
De este planteo surge claramentJ}';°co1~ciencia de la dimen-
r1
;
!
sión espacial de los problema~y d~novedad que representa
la globalizació1'0a pesar de to'éíos los problemas. Por cierto que
est~ c.:oncie.nciá'i'10~1ce suyo~ los rnovim!entos ~e~ globalismo
JUnchco, smo que se 'ha onentadJl, mns trad1c1onnlmente,
hacia la dirección e una rees aciahzación <le ·la olítica, en
1l n ¡ o 1 e mtcn o r e c nusurar" el universal amenazador del
mercado, esto es, por unil parte, la foderadún europea, capaz
de udtwr aun a escula supram;Lalul,.las pulít.icas rediHi.ribu-
tivas del Estado socíal, y, por la otra -en la perspectiva de la e~ la~10s se puede HH1sar un 111HlíLuir 110 u11a l{¡rma cerrada
democracia deliberativa, de una suerte de "universalismo de smo un marco estnble dttra_ble" Jara "C::;tiunar democmli-
las diferencias"-.Jas redes telemáticas de discusión, adminis- ~ (~~1 el sentido de la democracia deliberativa, e la
tradas por las múltiples subjetividades autónomas que la glo- coi:frontac10i:i ele arg-umentacionesJ ~ relación, cada vez müs
balización ha liberado. Una reespacializacíón que, por su- abierta Y variable, C!n!.re ubediencia al poder y participacion·en
puesto, no confía al es acío cerrado, cualquiera que sea él, la os. rocesos ecis10nnles con e o JC 1vo te · _
tarea de fijar las identidades políticas e os SUJe os, smo so o tat:va_mente al menos 1_0 s ~UCJ_asmás-uia~ . un en
arantizarla· ue no pro one una nueva geometría políti- la opt~ca d: la re:spacrnhzaci~n democrática de la política, Ja
~lobahza_c10n, por lo tanto, debtl1ta notablemente Ja proyectua-
- ndad rac10nal que tambwn recientemente ha sido re propuesta
4.1.4. Una estrategia de rees por Rawls en The Lmu of Peoples (1999), de cuii.o neokantían;.
sido Iantea a a em r e arn ien>e cons1 era que
las po· iciones tradicionales, l erales o marxistas, son inade- 4.1,;5. En.sustancia, estas posiciones teóricas "reespacializan-
cuadas para la edad global, cuya, característica es la de tes consisten en reaccionar ante los universales económicos
"dispersar" las formas políticas unitarias -y las lógicas políti- fuer~ ~e control_ (el tnunfo del capitalismo y de la técnica a su
cas unívocas- de la modernidad. A la vez, él también se serv1c10) a traves de la propuesta de universales ético-políti-
orienta.a hacer ue esta "ruptura de límites" no implique una cos, de los cu3:les se supone q1:1e tienen la capacidad de dar
derrota racrn e a cua , con an enon a , a nueva forma ciertamente universal pero a la vez determina-
de meado sus características "cosmopolíticas", como lo demues- da, global pero ql'.e ? su vez responde a 1111 proyecto humano
tra la creación de parlamentos regionales y, en perspectiva, de Y rac10n_al, a las drnam:cas de la globalización. En resumidas
un parlamento mundial, como así también la formación de una cuentas. la clegenerac10n global de la moderni'da.·cl es "c - d "
cada vez más obligatorio derecho internacional, que ya preveía Co n " me d.icma
· " aun moderna . u1 a a
la creación de., una nueva carta de los derechos y ele los deberes . Se rep.ropone ln Ln~díci.onal npnrín de Ja espncialidnd polí-
referída a nuevos '.'ámbitos ele pudcr".4° Pero para el objetivo ele tica moaen~n, q.L~e esta l!nlattzada peru no superada en Ja edad
salvar la democracia no bastan ni la ingeniería con.st~tucional de 13: globahzac1on: n111gún universal puede ser objetivamente
ni los anhelos comunitarios. En cambio es.posible valorizar la tal smo que perman~ce :iempre como un particular, mientrns
pluralidad de mu.nclos vitales y ele experiencias, y pensarlos que por otra p~rte .nmgun particular es realmente un espacio
reespacializados y sustraídos a la dispersión global. Se trata ("
t cerrado, y esta deformado por la potencia del universal. y en
Q)' efecto, aunque el Estado ha perdido la capacidad de contener
•11
D. Held. Democrazia e ordine globale. Dallo stato moderno al gobemo ~
cosmopolitico (.1995), Trieste, Asteríos, 1999; sobre esta obra, véase G. ~ Y d~ dar form~ a los impulsos universales que también han
.Manganaro li'a_vareLLo, "Glulmlizzazíone e <lemocracia: considerncícin su D. '37 nacido e:i s~ mtei~wr, e~ decir a los derec_hos humanos, y
Held, 'Democruzía e ordine globale'", en Et1ca e po/itica n" 1, 2000nl (http1~ aunque e~tos hnn sido pr opuestos·como vüliclos para todo el
/www:unív.trieste.it.dipfilo). e§- planeta, siempre permanecen internos n un ámbito particu-
- .. _ · "- 11 - ~:Hñ.c<atn A 11n nl'rline cosmopolitíc~~n
ict 11t:vét·.ét'ut:;:;cu111rnr.ue iw; esi;racegias pont1cas exclusivamente
lar, a una cultura y a una c1v1hzac1on espec1~1ca, ia,ut: vi.,uu";u-
racionalistas- resulta, en el contexto de la globalizacíón una
!.e, y que por lo demás no casualmente hans1d.o recn~z~dos por
rnudrns culturas como manifcstadoncs del ¡mpenalismo oc- posici?nl.ib~ral, o s?a una forma específica de ttniversa!Ísmo,
cidental. La-globalización es la occidentalizació~ del Mundo, y un femm1smo exigente pero no extremista. 1-l:ara ella, dar
que se encuentra hoy teniendo un solo punto cardmal: el Oeste. una respuesta a la cuestión de la difusión global de la teoría
49
En lo que respecta al espaciopolíticointerno, de todo e?toha de los derechós yde lajusticúa de Rawls -al problema de hacer
habido una clara conciencia en e1 reciente debate ~ntre, l~bera­ verdaderamente universales los universales- equivale a re-
solver el problema de la relación entre valores universales y ·
lismo y comunitarismOlAl espaci? liso y plai:o u~ph~1~0 e~
Teorín d.e la).usticia del:tawls, habitado po~ suJetos teoncos , c:ilturas loca!es tradicionales, que en gran parte del mundo
' monocul turales, políticamente iguales y eqmv.alent,e~ en cuanto tienen sometidas a las mujeres. Y para confanuar afirmando
a proycctualidad, se ha contrapuesto un cs1:ac10pohticocomple- un universalismo que no sea ímperialista-occidental, Nuss-
.Jll, organizndn en nníllíplt~s "csf'1~r:is", lrnlntmlo por .los muchos
baum sabe hicn C]tll' dt~be :;alir de la l1igica ele los derechos, de
Yo enraizados en la hisloria, en divcrsa~rtcne1~c~as, concep- su u.niversali.smo i1.1!nediato y de su tendencia a exigir, en
ciones del Bien y proyectos de v1da. l!:_ la P.ohtica i;e~tral
realidad, la d1mens1on de la soberanía estatal (o de la cultura
ocddental) como soporte; y en efecto, antes que de derechos,
procedimental se le ha objetado que tal neutral~dad esta siem-
la au~ora prefiere hablar de "capacidad'', o sea de· la posibili-
pre orientada pqr lo menos a hospedar un tipo de homb~e
dctermmado: el hombre moderno occidental. Y que la ~losof~a dad, .mnata en cada ser humano, de llevar una "vida buena". '
política debe en todo caso pensar las condicione? de con~vencia Más que simples "preferencias" utilitaristas v menos que
de la pluralidad de h1~ "vicias políticas" yno la sunple umdad de ideas del "bien" monistas, las "capacidades" son-aun algo más
que "libertad de", porque implican la posibilidad de que un ser
la proyección rncionatista del hombr~ modern? "!de su proye~to.
No es casual que el mismo liberalismo poht~co ha;:a de?1do
humano "flore:i'ca" y lleve una vida plena, libre de necesida-
des, miedo y opresión, pero también activa y que realice sus
reducir; en alguna medida, las prop1 as pr~tens10nes e imagmar
que el espacio político sea la arena -por ciert? pertrechada con propios objetivos. Sólo a los efectos de remó'ver los obstáculos
instituciones liberales- diseñada no geograficam~nte por el
que impiden-la formación de la personalidad "floreciente" la
contra tu sino por la superposición de valores y creencias diferen- intervención pública resulta en ciertos casos necesaria a'un
por cuestiones aparentemente "privadas", como las cree~cias
ciadas.';º · rel¡~osas, los roles familiares, la vida sexual, €te.; el objetivo
A escn la ¡;lubal, l!S p;~ru1·11hrm011l:<' soíi~tica~.ª la .respuesta
2
prov1sla por N ussb;iurn { n1yo 1woar1slotel rnmo" de fondo-que es l,a 1gualdacl de las posibilidades de "florecer", tanto para ros
hombres como para las mujeres.
·"'Un rnti!JÜll di· utilizar l'i t.l'r1111110/c11111·1•pl.11 "c1>111unidacl" en el ümbilo de En resumidas cuentas, por esta vía los univers;les no
¡~ 5 rclacion1!S 1ntl!rnncion<1l"s ha s1<Jn prup111~s;o por I~._ Ri~hler, '"CommunI· r~~ultan abstr::;ctos ~~se agotan.en .el.hecho de ser la imposi-
Lv' ¡11 t.hc (;( 11 iial n<'Lwork: /\ M"Ll10dol11g1ral hxploral1on '.en M. Albert, L.
c1011 de valores especd1cos de Occ1dcn te, sfoo que son transfor-
rirork v !<. ll. \Vnlr (co111ps.1. (.'i11ilim1g \\lnrl<i l'o/il1cs, c1l., pp. 69~70; l~s
rf'Sll ll ;~·dns fin~! :1 ,tl1nr:1 ~llfl llH'lt'l'lflS, H(':lSO pnr 1:1 :1dí]UÍf;jCÍÓn de Ja e~1denc1a rnmlos en el respeto por el ser hu1úano como ser en sí: un
dt! qu•! "co ti: 11 1" ¡ 111 plir:i dt• y,¡., intensos o~jetivo universal pcr~ concrclo, compatible con lns especifi-
11111111 11 n·1·h'" 111d11s11111 Pxclf1si1in 1111í>1

que soc1ndad"
11
.~ ; , , • • , • J
cidades locales, o bien con aquello:; valores tradicionale:; de
'"',J. f (aw b, / 111 11 t1•1J1·11 1 tlf'i/11¡:wsf1,7111 1 t 1!l1 !ll, M ilnn, Fcltnnclli, 1982,.; · las divPriins c111!.11r:is que hayan sido librumunt.u ulugidw;
ltawls. Lillf'rnli.""'1 p11/if/c:11·1' ( l!l\l:H, l\lil;i11, J·:dizinni di Comunito. 19fl4; ~1. por las personas. ·
Wnlzer,.':l/l·1·c c/i g 111 s1iz111· 1 ( J :i:-1:11, M il:i11, l"1·lt rin1•lli, UJS7; C. Taylor,R.ad1c:
ddl'io. Lu c11struzi1111e dcll'idc11l1in 11111d!'nw * (1989), ~ilan.' Feltrrnelh, 4.2. Libertad
1 •

1993; vens•! lambien A. Ferrara, Co11111111111tonsmo e liberalismo, Roma,


Editorí Riuníti, 2000. •. . .
s1 M.C. Nussbaum, 1l'n 111 cn and J/¡¡111011 JJeue/opmenl. The Capabihttcs f'Antes qu~ int:;itar el ci;~re .del espacio pr~~untamente liso de
Approach, C::unbndge, Cambridge Unl\·crsíty Press, 2000. . ~fflobahzac1011 para lumtar los daños" que la economía•
º"M.C. Nussbaum, La fí·agilitá del hc11e. Fortuna ed el.tea nella lragedm mflmge a la política,.o bien, antes que intentar salir de lns
e nelln fi/oso(io greca! 198G'I, Bnlonm, 11 Mu lino, 1996.
145
144
~ -.¡'

aporías que aquí se abren mediante el .uso de categorías


tomadas del aristotelismo, otras posiciones asumen eri cam- Y hacerla concreta1:wnte ,disfrutable. Así las cosas, ~·todo
bio la globálización ,c;:omo un desafío que conduce a una esto r~sulta una hbcrtact agónica, en ciertos aspectos en
exigencia. aun más radical: el desafío de pensar y hacer arm_o.ma con aqueHa c~ue en Maquiavelo (pero el conflicto es
política prescindiendo de toda oclusión del ,espacio, ya sea aqm u:ip:il.sado hacia fines no de "gloria" sino ele afirmación de
global, estatal o temático. la sub3etiy1dad) torna al espacio corno algo que está atravesa-
do por mult1ples vedores de conl1icto.
4.2.l. Para evitar. caer en la "trampa" de la espacialización,
ar¡uí se teorizan .Jos derechos sin una iíjación espada! e 4:2.2. ~~n mi'ts radicai. pero n~enos atenta a la conu~i
identidades que no tiene necesidad éle Estado; o al menos que du~rnnswn del poder y del conflicto, es la.posición de Nancy,r
desconfían.einstauran con él r.elaciones contractuales de de- qmen reconstruye correctamente las vías a través de -Ths
recho. privado, de intercambio, y no de derecho público, de :.1
cu:les, en :urso de la h1.s(;oria n;o~ernn, J:!:uropa ha fijado
representnción,.política. Se piensa con subjetividades nóma- sus f~ontm as :-en el sentido de hnutes cerrados, no dn Ja
des que repugnan al esp'acio, que llevan en sí una identidad acepción amencana, o sea abierta- internas y externas
afirm ar su pr_opia ' 1'el ent1'd ad, o más bíen, para constituirse e para
que no coincide con la estabilidad, con identificación con el
Estado (y con el ser identificado con el Estado); que no aceptan como el espac10 en el que conviven muchas iclC!ntidades dif'e-
la lógica estática de la ciudadanía, sino que conforman en todo ~ent~.o: Y qu'.3 ,luego ha reforzado, cuando, con la "nación", el
caso un concepto polémico. Esta subjetividad tiene su propio dom.1~10 poht1co ha devemdo homotétíco respecto al s ¡
modelo en los migrantes, pero, a diferencia de muchos de (~ntien~ase _aquí ,;l "lugar" que se presume calificado, e~ :oe
éstos, no piden inclusión e integración, sino más bien movili- simple terr~.10 sobre el que se ejerce la soberanía espacial
dad, posibilidad de no adhesión, de secesión, de lucha (térmi- del Estado).IEI
·f - . intento ., ele .Nancy es el de no "fiJ'a1·"] a f ron t e1.a
no más apropiado que "revolución"), de ciudadanías múlti- con:o s1 uese un conf111, srno de "movilizarla" en dirección de
ples, temporarias parciales, etc. Para ellos, perdida la eficacia la hberta_d y no de la lucha en el sentido que hemos menciona-
geométrico-política de los límites, estáticos y estatales, don- d~ antenormente. Y se trata de una libertad que no .1
dequiera habría fronteras, en todos lados el' espacio habría1de "libertad
. . d e 'I- m, 1a 'Tb
I erta d por", o sea que no es la opos·es 1 .,a

ser·" espacio de transición", más conflictivo que delimitado en mte:na ala'f1gur_a ?eométrica del orden público, CJUC no se ~~j:~
base a lógicas de seguridad. 5ª , , capturar por ~a log1ca de la relación particular/universal, sii~o
En.resumidas cuentas, 'en el mundo en movimiento de la ql'.e es, kantianamente, un hecho que se da una ley por sí
1globalización, estas subjetividades ejercerían.. é'l "derecho de rmsm.~, y a la vez_ una experiencia concreta (y aquí jue a
tamb1en l~ herencia de Heiclegger).56
fuga"; 54 .a. la movilización global opondrían l~ movilización
subjetiv'h, que, a diferencin de la movilización liberal protomo-
dorna, exigiría no ser confinada en alguna geometría política.
d

r ancy i.:itcrpretn ln front~m1 como ex iresiún ele una iden{i-
sub3eti~a que CJ~ e1. prop10 límite no tiene una limitación· o
g

En suma, aquí.se quiere ír más allá dei destino moderno que sea qu~ en eJ propw !mute ~o sólo encuentra el propio fin' no sÓlo
ve la libertad universal de lo part:cular -la "libertad por", c~sa, smo que cesando -o bien entrando en contacto con el Ot.
hostil a las fijaciones en el espacio- en~reg~r~.~ §\la esmtciali- sm P.erde~se en él y sin :esistirle absolutamente-, comienz'l:i· :1~
_dad política del.univ;ersE1l particular, del Estado, y establecer- una identid~d que s,e afmna sólo exponiéndose, sólo presenÚn-
--· --- ~ se así en el interior del dominio político que debería protegerla b- dose con:o smgulandad que enfrenta su propia alteración
in ' . ' .
A. Zanini, Significati del confine, cit.; É. Balibar, Le frontiere della ,;,' d' l' f h , . J o límite en sentido
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óO

<. .J
ia ec ico- egeliano (pero sin que de la dialéctica se acepte a
(1995), Trieste, Asterios, 1996; E. Balibar, "Qu'est-ce une frontiere" (1995), rÓ' - ss J.-L. Nancy, "A la frontiere, {igures et couieurs" en J -L N L
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n .. 1 nut n° 9.QR i11lin-a!!OStO de 2000, pp. 133-153. .9.:f .L-L. NHnr.v. f,P.Sllr'rl«llzn rlelln. lih~rtn. 'f'urin F.inA11rli ?.000 rnn
"superación" del límite) excluye por lo tanto ue ella se a . del exterior (si no de Dios, de su sustituto funcional como la
líneasobrelaquesccnfrentancomu ic · ·cscerradas;perova historia, el progreso, etcétera), o de In propia y cerrada
mucho más allá también del universalismo tradicional mo- inmanencia (del Estado como identidad universal de las
derno. En efecto, por esta vía Nancy piensa una política cuyo singulares identidades particulares). En todo caso, se cumple,
espacio esté formado por sujetos que ponen en común no lo !4.t.W com_o el siglo xx lo ha demostrado, en la insensatez nihilista.
tienen de universal -,-la razón, en el caso de políticas univer- Esta coacción moderna a representar y valorizar ha sido
sahstas, o también la ciudadanía, en el caso de políticas superada precisamente en la globálización, en la cual se
estatalistas- filno la propia e irreductible singularidad. En realiza (o mejor dicho, se puede realizar) un "ser en común"
esta óptica la frontera deja de ser larígída fijación de la figura que no pretende tener un significado global; hoy el sentido del
política en el espncio, contorno ele nnn identidad ya dada, y mundo no es una producciím política de identidad, algo que
vienen indicar lo< ue hace posible In con tigii ídad y Ju roximi- pueda .ser nnúlogo al espncio moderno cerrado pero en g-ran
dnd · no es lo e ue sepnra s1110 o que urw aun s111 unificar estilo y en gran escüla, sino que es preciimmente este mundo,
de' ando mús bien su 1s1s 1r ns s111gu ariclndes ue en su el ofrecerse de las cosas; y el espacio político de la globalización
existencia fraccionqcla. aleatorin, irregu nr, constituyen una es una comunidad que realiza la apropiación de la propia
!2_llerte de universal polícromo, una "exposición" de los "colo- negatividad, que no pone nada de positivo en común, que no
res11 -de las ident1dndes singulnres-, los unos con los otros1 es comunidad del Uno; es un espacio político·noteatral, sino
~ vn m:ís nllú de In lúg-icn univ1•ri-;:d/p;1rticulnr. Esta,"expo~ representado, constituido por el puro ser contingente de los
i-;ici6n" <~8 la co11.li11ge11.cia co11w !iherf1HI, <~H In i1rntnncia para ente:c;, por Ja,i-;irnplc humnnidnd d<~ loi-; hombrbs, éle renliznr
con tener Ja cun 1 hnn nncido lns g-eo111cl.rí:rn políticas moder- inmcdiatamcnle-sin tdcr intencionalmente-su red de n~la­
nas, y que en el interior de éstas se ha transformado en ciones,' de su recíproco relacionarse que las hace libre.
"libertad por"; una instancia que ahora se hace camino entre La globalización -el fin..,de la teología política y ele la geo-
los escombros de las figuraciones cspnciales, sin hundirlas metría política modernas- es, en resumidas--cuentas, la oca-
confliétivamente, smo exponiéndolas a su reverso "impolí- _ sión para que el "sentido del mundo" d'eje de provenir de la
tíco". 5; mediación pontificia entre Cielo y Tierra, o de la mediación
Esta frontera "impolítica" es la condición de posibilidad de racional del sujeto que dispone del mundo y dispone en el
una configuración espacial gue no es figura, que no es forma, mundo de los objetos. En cuanto mediación inmediata, el dar- _
:tiiue se realiza-o ni menos puede realizarse-en io que Naucy se inmediato de la relación entre los entes, es la ocasión que
llama "mundialización" (equivalente desde 'este punto de hace posible el espacio en el que el ser a la vez no es reabsor-
vista a la global1zac16n).'ifi Esto es ciertamente un proceso bido en la Verdad sino que-coincide simplemente con el
ciego, generado por lógicas técnico-económicas, ·pero puede sentido local,' paÍ·ticular, que está.en cada "nodo" de la "red",
también ser la condición de un devenir humano sin límites, sin que reenyíe ni a sí ni a un Otro teológico. Se trata por lo
que inventa la h11ma11itas del hombre enrnncipúndola de la _tanto de un espacio que no es el de la jerarquía ni siquiera de
moderna coaccicín parn hacer coincidir "scnt.ido dél mundo" y la igualdad (que es demasiado poco) o de la fraternidad (que
Verdad. Según Nancy esta conccirín se había manifestado en es demasiado), sino de lrrcontingencia, o bien de Ja proxim id:id
1:1 "Lcologi;1 políf.ir;¡", !'S dc·¡·rr, p;1r:1 <·l. c•11 !:i l.Poiogizm:iún ele o de In llünn fn, du l:i scpnr:1ci(i11 y del t!ll rt!do. Así ins cosw:i, fJél rn
In político, pero Ln111b1é11 e11 lo que dc~li11i111os como la "geome- Nancy la globalización, por el hecho de ser un espacio en red,
tría política" o sen en el gesto por el cual las identidades siStémico, no una geometría de confines ni un disefio univer-
políticas modernas se construyen como representaciones ce- sal constituidó por identidades confinadas, rei¡diza potencial-
rradas que traen un "sentido" -un Valor, una Verdad-, ya sea mente una transformación radical de la espacialidad política
que, en evidente deuda con Heidegger, él reformulay conside-
5 ; En el sentido de R. Esposilo, Categonc del/'impolit1co, * Bolonia, Il
ra como el conjunto de relaciones entre las "cosas-lugares", sin
Mulino, 1999. que, en el fondo, se pueda plantear la hipótesis de que el Ser

J
.,, ,J.-J,. Nnnc;'. // srnsn del mnndo (]!J\J:Jl. l\.lil:in, Lnnfranchi, 1997, pp.
las sostenga, ni siquicrn en formas pos-metafísicas.
111-1 fj l.

149
'I
externo. Y en todo caso es la excepción la clave tanto del
4.3. El nuevo Imperio d.erecho interno como del dere~ho internacional; una excep-
1 ~ " c1ón a remover continuamente en nombre de valores éticos
Es iguálmente radical cuando considera a la globalización superiores o universales.61
más cmho un umbral epocal que dé be ser abierto hacia nuevas Exigencias_ sistémicas, ló¡,ricas decisionistas, legitimacio-
espacialidades que como un desafío a enfrentar para "limitar nes umversahstas; el Imperio es verdaderamente algo nuevo
los dafios"; pero mucho má~~ndarnente comprometido en un "monstruo" que realiza síntesis inauditas, mucho má~
captar la-.dimensión del ~que allí se manifiesta es el audac7s que la "co1rnlitución mixta" del Imperio roman 0 .1;2 EJ-
mo<lelu de interpretación de la.globulización en términos de Impeno es n la vm~ pli1ralisb1 y unitario, es la'sincrgia y el
Imperio elaborado por Negri y Hard,5u pues se trata de un contrato entre los poderes residuales de las soberanías nacio-
ambicioso intento de1:edefinirtodo el aparato categorial, y por i:ales, la de las organizaciones supranacionales y los impern-
tanto también- espacial, de la política global. ti_vo~ de la~ lógi~as_ sIStén'.i~as. Además, es también algo
En realidad se trata de un Imperio de nuevo tipo, que no se d1stmt? ~e.l 1r:1pennl1smo clas1co, porque no puede ser rem íti-
define en el espacio ni en el tiempo, o bien que no tiene un do a la 1111c1at1va ele un Estado del primer mundo que constru-
centro territorial de poder sino sólo un aparato descentraliza- y~ esferas de dominio impermeables a los otros estados; mejor
do y desterritoria-lizado,. y que no se propone realizar algún dicho, los Tres mundos ahora se intercambian y se colocan el
"universal" progresivo, sino sólo lograr y mantener el equili- ~no dentro del otro_s en un espacio unitario y dividido al mismo
brio sistémico en el interior de la máquina productiva mun- tiempo, q~e opern internalizanclo lo externo.H'1Su normalidad
dial, y congelar el tiempo en una eterna necesidad. Más allá es excepc10nalidad.
de su autopresentación ideológica, en realidad el Imperio es Negr~ ~ Hard ª~1:unen que éstas .son las expresiones jurídi-
evocado por la máquina productiva debido a su capacidad cas, pohticas y n11htarcs de la máquina económica global, y
para resolver conflictos: no es fundado ni creado,.pero se ha que estas ?peran pasando de la tradicional subsunción formal
tornado en algo sistemáticamente necesario a la exigencia del trabajo en_ el,capit.al a su subsunción real. El Imperio
de paz, de remover continuamente las crisis que nacen den- produce~areahdad social a través del derecho y la fuerza, pero
tro de la máquina productiva mundial. Es por tanto la econo- es esencialmente bwpoder, un poder biopolítico que aferra
mía la que .quiere la política, la que apela a una autoridad; y con:pletamente el cuerpo social, ¡:;in siquiera tener necesidad
ésta se legitima como exigencia permanente y necesaria, de mstaurar una dictadura totalitaria. En su nivel más
fundada en valores éticos universales, proyectados en valores profundo y esencial, el Imperio organiza trabajo vivo inmate-
jurídicos que, en las áreas de crisis, legitiman la policía ri_al ~n :una dimensión inmediatamente social y comunicativ;;:;
.internacional, la guerra justa. 60 d1sc1plma las singularidades para hacerlas compatibles res-
En resumidas cuentas, la existencia misma de este poder pe~to de.los tlujos productivo1> ele los que está constituida su
imperial, de este apm~ato militar legitimado éticamente y e;x1stencia, En resumidas cuentas, el poder industrial y finan-
justificado po;r elfüi de la paz y del orden, demuestra que la ciero no produce sólo mercancías sino también subjetividad:
glo~lizaciónes contradicción, que se reproduce como "e. xcep- l~_vida en el Imperio está hecha para trabajar para la produc-
ciór(J Por lo tanto.es equivocada la analo'gía doméstiea kelse- ___ .c10n;y1aproduccíón está hecha para trabajar para la vida. I,as
niana, que ve.en el _mundo externo un espaciO liso anáfogo al "corporaciones" internacionales son las estructuras conecti-
mundo interno; en todo caso es verdad lo contrario, esto es que &0f!1S fundamentales del mundo biopolítico. Éstas, lejos de ser
los hechos internos del Imperio son gobernados con ·las mis- vQJ s~mples prosecuciones del imperialismo europeo, estructuran
maFy-Jilgicas de crisis de los hechos supr~nacionales. En reali- ><21 d1rect~mente t~rritoríos y 1poblac10nes, distribuyen trabajo y
dadLel Imperio no tiene límites, pues es'un espacio sin bordes v orgamzan las Jerarquías de la producción. La racionalidad
que sÜspende la relación entre interno y externo, o mejor~,'(;>
GI fhíd., pp. 13 ,\' SS ,Y Jll'· 18:J y SS.
dicho, en el que todo es al mismo tiempo tanto interno cor§!."f 02
!bid., pp. 304.y s~.
cP-q . J\ '. 63 J~¡\1'1i.f p. 221 j' SS.
}Jl\JlL•llU(.l .1.Jllt't....LLV v._,.._.._ .. .._..._.._,._., , ...,..._, !-'..,,~ ... ......,...., -....., ... _.0 ____ _

jurídicas tradicionales, sino por la historia del management, ~1:1 resumidas cuentas, la globalización es aquí un espacio
por el uso político de ·las tecnologías y de las teorías de la poht~co, a~nque, el. big government esté sustituido por una
comunícación. En efecto, mientras produce mercancías, el ii:tehge~cia S1stern1ca; mejor dic!10: la gfobalización es Impe- -
Imperio produce también la propia imagen de autoridad, no prec1samen te porque es· un sistema de contradicciones a
grandes narraciones autolegitimantes, fundamentales para pesar de que tal sistematicidad no les confiera subjetivid~d
lograr equilibrios o reducir complejidad, antes que la autori- suprapers_oi:ial, com? sucedía en cambio. en la noci_ón hegelia-
dad militar administre militarmente la excepción. 64 na de Espmtu. Es sIStema. del no-sujeto, del no-Estado y del
Pero según los autores, el Imperio no es invencible: antes no-l~ga.~, d~ la p~oducción "negativa" y "corruptora'~, de la
,. bien, 1mentras nace ya experimenta su propia declinación y su , rnediac1on mrnediata dentro de cuyo cuerpo virtu~l pero
propia caída, pues la organización global del poder es, en efecto, ~ltra-eficaz se forman por una suerte de necesidad matería-
desafiada por los nuevos bárbaros internos. El nombre de las ~1sta l~s bases ~ntológicas del antagonismo; y se genera la
fuerzas creativas opositoras que crecen dentro del vórtice del mmediatez mech~ta de las fuerzns cr·eativas opositoras, como
Imperio c;omo un contra-Imperio, comolaotracarade la espiral, dentro del ~rnpeno romano se formó la enorme subjetividad,
es multitud: un "reverso" del espacio político imperial que no la alternativa absoluta de la Cristiandad. En esta visión
quiere ser impolítico, sino una política de la libertad contrapues- despué.s de t?do optimista, en la que el materialismo d~
ta a la política del dominio. En efecto, como las luchas modernas Lucrec10 Y Sp_moza se esp?sa al de Marx, la globalización es
contra la expropiación, el nacionalismo, el colonialismo, el im- transf?r_mac10n de espé\~1.0, de produccíón, de P?lítica, de
perialismo, produjeron una primera forma de unidad de la su.bJet1v~dad, y se ca~a.ctonza por un espacio liso y estriado al -.,,
humanidad, huy, según los autores, es la multitud que tiene en rn1smp_ tiempo, p.rcc1p!tada en la alienación y realzada en la
sí la fuerza de constituirse como el punto de vista concreto: poten~ia r~".'oluc1onana; la era' global es la época nueva que
material, la que muestra cómo el Imperio es un no-lugar, un por as1 dec1.r, entreabre la posibilidad de los nuevos Ci'elos y d~
vórtice, el "pozo negro" de la expropiación al cual es at:raída y la nueva T1err~a.
aniquiladu la humanidad. Pero este no-Jugar es también algo
"vivíente": tiene cuerpo y cerebro, es la universalidad de la
creatividad humana, la síntesis de libertad, deseo y trabajo vivo 5. LA EUROPA "NECESARIA"
que los autores definen como "republicanismo" (significativa-
mente distinlo de la "dcmocracin de lns derechos" del globalismo Si corno se ha dicho, la apuesta es redefinir la~ relaciones
jurídico). Como en el Estadnrnundial de J ünger el organismo e- ent:e umversal?s y yarticula~·es, obviamente no son ai'.in
mergía desde el interior de la orguniwci<Ín, así-pero no mítica- P.os~bles conclus10nes al respecto. La globalización está in
mente como en el literato alemán, sino dialécticamente, y con ~en, Y nosotr~s afrontamos, o padecernos, sus procesos en
decidido desplazarnien to desde la ontología hacia la pluralidad ti.empo real: s1 no es posible una cartografía, aun con Jas
n11 U1go11 ística ele las su bjcLiv1dadt•s concretus, de los "particula- d1ficulta?es que se enunciaban, no es aún posible trazar una
res" vivientes- la 111ulLitud dentro del Imperio, pero contra el perspectiva.
Imperio, se constituye corno h." innumerables experiencias A?e.más, lo que aquí ?stá en discusión no son ciertamente
vivientes núrnmlas y "li:irlmr<is", quP no obstante la corrupci<'in 1 las umcas respuestas ni desafío "espacial" de la ern glnbnl,
(de la sc?gmt•nl;ici6n. dP la el ivisi<"m la l.ravé•s de la cual el Imperio pues me~ecen ser recordndos tanto el utopismo dialéctico de
opera, pueden unin;c en in nuevn generm:ión materialista, en Ja ·I 1-Inrvey/r.. como el neofedornlismo de Elazar,r.1 orientado a
nueva potencia que se apropia de los nuevos derechos de "D·H
. · .' nrvey, S paces o{ Hope, Berkeley-Los . Ángeles, Univcrsity of
ciudadanía global, y del propio cuerpo a través del salario social Cnhformn Press, 2000. en especial p. 196. ·
garantizado."; 61
p. ,J. Eln~~.r, Idee e forme del federalismo, cit., pp. 184-218 (lu que es
"' l/JI(/., pp. :l.19 y ss .. ("l'nHsages uf l'roducLion"). definida como epoca posmodernn" es la globnlizncíónJ; D. J. Elnzur, The
o; [/1¡r/., pp. :ll)5 y SS.'.)" pp. :l/ l y SS. Postmud~·m Remual o{ Co11(edcral Arra11gcmc11ts, Lnnhnm-Boulder-NuPva
York-Ox~onl, Rowmnn ,~, Littlcficlcl, 1998. ·

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