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Apuntes charla con…

Ricardo Chiesa, traductor público y abogado argentino

Mariana Kenig, Buenos Aires

El siguiente diálogo se basó en la ponencia del Traductor Público y Abogado Ricardo Chiesa en
el II Congreso Latinoamericano de Traducción e Interpretación, Colegio de Traductores
Públicos de la Ciudad de Buenos Aires: El análisis componencial aplicado a la traducción de
textos jurídicos

Ricardo Chiesa es egresado de la Universidad de Buenos Aires, en la que se desempeña como


Profesor Adjunto de Lengua Inglesa III en la Carrera de Traductor Público. En la misma casa de
estudios ha dictado cursos de posgrado sobre Lengua y Traducción Jurídica y también lo ha
hecho en el Colegio de Traductores Públicos de la Ciudad de Buenos Aires, de la Provincia de
Córdoba, en la Universidad Nacional del Comahue, en el Círculo de Traductores Públicos de la
Zona Norte de la Provincia de Buenos Aires y en el Círculo de Traductores Públicos de la Zona
Oeste de la misma provincia.

M: ¿En qué consiste el análisis componencial, y cómo se relaciona con la traducción?

R: Es una herramienta utilizada en Lingüística -más precisamente, en el campo de la


Semántica- que apunta a descomponer el sentido de un vocablo o lexema en sus componentes
semánticos, componentes de sentido, marcadores semánticos o semas. Como procedimiento
aplicado a la traducción, no es novedoso, pero lo que propongo destacar es la necesidad y la
conveniencia de utilizarlo específica-mente en el área de la traducción jurídica, tanto directa
como inversa, para resolver problemas de falta de equivalencia funcional o de mayor o menor
amplitud conceptual, es decir de "polisemia" y de "polivalencia" del léxico jurídico.

M: ¿Cómo se desarrolla este proceso de descomposición léxica?

R: Hay que tener presente que los vocablos que componen el léxico de una lengua pueden
presentar, por una parte, componentes semánticos en común con otros vocablos de
significado similar (ej. : "odontólogo" y "oftalmólogo" tienen en común el componente [+
MEDICO] o [+ PROFESIONAL DE LA SALUD]); por otra parte, componentes semánticos propios
pero contrastables con los de otros vocablos de similar significado (ej. : "odontólogo" y
"oftalmó-logo" tienen como caracteres contrastantes

[+ ESPECIALISTA EN DOLENCIAS DENTALES] y [+ESPECIALISTA EN ENFERMEDADES DE LOS


OJOS], respectivamente.

Tomaremos sólo aquellas palabras que pertenezcan a un mismo conjunto léxico el cual se
identifica con lo que se llama el componente genérico o nuclear, siguiendo a Mildred Larson en
"Meaning-Based Translation".

Ahora bien, para trasladar este análisis propio de la Lingüística al campo de la Traducción
Jurídica, vamos a dividir la tarea en tres partes: primero examinamos el sentido que se
atribuye al término dentro del sistema jurídico propio en una cierta comunidad lingüística en la
lengua de origen; luego repetimos el análisis con un término que a priori surja como
equivalente en la comunidad y el sistema jurídico de la lengua meta, y por último, cotejamos el
resultado de ambos análisis para cerciorarnos de que estamos ante el equivalente deseado.

M: ¿Qué ejemplos podés darnos del uso de esta técnica en el campo de la traducción jurídica?

R: Primero debemos decidir cuál es el componente genérico que dos o más términos jurídicos
tienen en común, y para eso es imprescindible consultar la Ley y la Doctrina. En el Derecho
argentino veremos, por ejemplo, que el "plazo" y la "condición" no son ni "hechos" ni "actos",
sino "modalidades" de los actos jurídicos, y ése es su componente genérico común.

Después nos abocamos a la determinación de los componentes propios de cada término y


contrastantes con los de otros vocablos pertenecientes al mismo conjunto léxico. Y para esta
tarea debe tenerse presente que en el ámbito de cualquier lengua de especialidad estos
componentes no serán necesariamente "universales", sino que son el producto de
caracterizaciones convencionales o arbitrarias originadas especialmente en la Ley y la Doctrina.

Si comparamos, por ejemplo, los términos que mencioné antes, "condición" y "plazo", tal
como se los utiliza en el Derecho Argentino, veremos que ambos comparten el componente
genérico remoto [+ INSTITUTO JURÍDICO], el más próximo [+ MODALIDAD DE LOS ACTOS
JURÍDICOS], y un tercero mucho más específico que es el de [+ CLÁUSULA INSERTA EN UN
INSTRUMENTO]. Pero mientras "condición" se refiere a la cláusula por la cual se subordina la
adquisición o pérdida de un derecho al acontecimiento de un hecho, el "plazo" tiene un
alcance diverso, o sea, el de diferir o limitar en el tiempo los efectos de un acto jurídico. Así
encontramos un primer elemento contrastante en cada vocablo que permite diferenciar el uno
del otro: su objeto o alcance.

Además, en la Condición, es necesario el acaecimiento de un hecho; en el Plazo, es necesario


el transcurso del tiempo; en la Condición, el hecho en cuestión debe ser futuro e incierto; en el
Plazo, el cumplimiento de éste es fatal; por último, el Plazo admite un desdoblamiento en dos
hipónimos que la Condición no permite: puede ser "cierto" (si su fecha está establecida con
precisión, por ej. , "20 de julio de 1998"), o "incierto" (si se desconoce la fecha de su
cumplimiento en el futuro, por ej. , "a la muerte de Fulano").

M: ¿Qué ocurre con los posibles equivalentes de estos términos en el Derecho


angloamericano?

R: En el Derecho angloamericano, también existe esta distinción entre los conceptos de


"condición" y "plazo", significados, por una parte, con el término "condition", y por la otra, con
diversas construcciones nominales que incluyen a las palabras "term", "period", o "time". A
primera vista, podríamos decir que hay una relación de correspondencia entre ellos.

Sin embargo, el término inglés "Condition" suele utilizarse con un alcance más amplio que
"condición" en el sistema jurídico argentino. Por ejemplo, con respecto a los Títulos
Circulatorios, el Uniform Commercial Code de los Estados Unidos dispone que "todo título
cambiario debe contener una orden o promesa incondicional de pagar una suma cierta en
dinero, a la vista o en un determinado momento del futuro". Para luego aclarar que si el pago
queda sujeto al acaecimiento de un hecho fatal pero cuya fecha de cumplimiento es incierta
(por ej., la muerte de una persona), la promesa u orden de pago tiene carácter condicional, y
por ende el título no es negociable. De lo dicho se desprende que el lexema "Condition" del
cual deriva el adjetivo "unconditional" utilizado en esta especialidad jurídica contiene también
el componente contrastante [+ CUMPLIMIENTO FATAL EN FECHA IMPRECISA], que en nuestro
análisis componencial de los dos vocablos castellanos comparados era integrante del sentido
de "plazo".

M: Con lo cual la correspondencia no es tan transparente como podría pensarse...

R: Claro. Si nuestra tarea consiste en traducir del inglés al castellano la definición de un


"negotiable instrument" tal como se lo concibe en los Estados Unidos de América, no bastará
con decir que la promesa u orden de pago no puede "estar sujeta a condición"; debemos
agregar " ... ni a plazo incierto", para rescatar un componente de sentido que está presente en
el original "condition" y que es ajeno al supuesto equiva-lente castellano "condición". Por eso
es necesario cotejar los componentes de sentido del término de la lengua de origen y el
elegido en la lengua meta, para establecer en qué medida hay identidad conceptual o mayor o
menor amplitud semántica en uno o en otro. Si no lo hacemos, podríamos caer en la
infratraducción o en la sobretraducción, o sea, proporcionar un término más impreciso o
genérico o proveer un término innecesaria o incorrectamente más específico,
respectivamente.

M: ¿Y qué sucede cuando la equivalencia funcional es parcial o directamente inexistente?

R: Si lo que nos preocupa es preservar la integridad de sentido del original, y no meramente


"salir del paso", habrá que hacer una descripción, explicación o ampliación. Y eso se consigue
con mayor exactitud si trabajamos con los componentes de sentido del vocablo en cuestión. Te
doy un ejemplo: supongamos que debemos traducir un término propio del sistema jurídico
argentino tan específico como "inhabilitación civil", que, al menos en el mundo
angloamericano, no posee un equivalente exacto. Nuestra ley y nuestra doctrina, a través de
definiciones, descripciones y explicaciones, nos permiten averiguar cada uno de los
componentes de sentido del instituto. El alcance podría caracterizarse así: [+ PRIVACION DEL
DERECHO DE DISPONER POR SI] & [ASISTENCIA DE UN CURADOR] / [+ CONSERVACION DEL
DERECHO DE REALIZAR ACTOS DE ADMINISTRACION <SALVO EXCEPCIONES>] [- DECLARACION
DE INCAPACIDAD]; el sujeto pasivo: [+ EBRIOS HABITUALES] / [+ TOXICOMANOS] / [+
DISMINUIDOS EN SUS FACULTADES MENTALES] / [+ PRODIGOS] [- PENADOS]; y la materia: [+
ACTOS PATRIMONIALES] / [+ ACTOS ENTRE VIVOS] / [- OTORGAMIENTO DE TESTAMENTO].
Con todos estos elementos podemos construir una traducción fiel.

M: ¡Claro, pero puede argumentarse que además de fiel sería larguísima!


R: Tal vez, sobre todo en esta época de frenesí informativo en que lo "breve", aunque
impreciso y oscuro, parece tener más aceptación que lo "extenso" pero decididamente más
claro. Son posturas frente a la comunicación, finalmente. En lo que concierne a la traducción
jurídica, yo me inclino por relegar los aspectos estéticos o estilísticos frente al más importante,
que, insisto, es la preservación de la integridad de sentido. De cualquier modo, y atendiendo a
las características formales del texto a traducir, a su objeto y a su destinatario, el traductor
siempre dispondrá de soluciones: puede rescatar algunos de los elementos de sentido
solamente, o bien todos ellos y ubicar su traducción a modo de glosa o nota, para no
entorpecer en demasía la fluidez del discurso en la lengua meta.

M: Parecería ser, entonces, que los diccionarios jurídicos son una fuente de consulta valiosa
pero insuficiente.

R: Sin duda. Y creo que el análisis componencial realizado sobre la base de fuentes primarias
como lo son la Ley y la Doctrina es una técnica idónea para rescatar esa integridad de sentido
que las fuentes secundarias, como diccionarios y glosarios, a menudo nos retacean o
directamente nos niegan.

M: Bueno, Ricardo, te estoy sumamente agradecida; la verdad que el desarrollo del tema me
pareció muy interesante. Espero que tengamos otra oportunidad para charlar sobre
traducción. Y, para los que estén interesados, quiero recordarles que la versión completa se
encuentra a la venta en la sede del Colegio de Traductores Públicos de la Ciudad de Buenos
Aires, Callao 289, 4° P, 1022-Cap. Fed. Tel/ Fax: 371-8616, postmaster@bibtra.edu.ar,
biblioctpba@overnet.com.ar.

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