Los puntos principales que preocupan en la contabilidad de los ingresos aparecen tratados a
continuación:
Es mucha la atención que gira en torno del momento del reconocimiento, ya que se ha demostrado
que el mismo tiene máximo interés en la práctica. Esto ira seguido de una presentación
y exposición del reconocimiento de los ingresos.
Definición.
Los ingresos al igual que la utilidad, constituyen un concepto fluido, y a base del dinero podría
definírseles como la realización productiva del producto neto de una entidad, el ingreso se define
como la expresión monetaria de las mercancías de una entidad, el ingreso se debe definir como la
expresión monetaria de las mercancías creadas o de los servicios prestados, la definición que dice que
los ingresos son resultado de la venta de mercancías resulta indebidamente restringida.
Los ingresos también se han definido como aumento del activo neto, o como un aflujo de activo
resultante de la producción o entrega de mercancías o de las prestaciones de servicios.
La expresión " realización productiva " incluye lo que a menudo se denomina " actividades no de
operación de la entidad " los resultados de estas actividades (intereses, dividendos, precios de
arrendamientos) quedan incluidos en la definición del ingreso.
El mejor modo de medir los ingresos de una entidad es aplicando el valor intermedio de cambio de los
artículos o servicios que los han producido. En la práctica corriente, el ingreso se contabiliza,
típicamente el precio al que se ha llegado en el convenio con el cliente, pero este precio mide el valor
de intercambio y el ingreso implicado, solamente cuando el efectivo se recibe de inmediato, e incluso
en ese último caso quizás se necesite algún otro ajuste por bonificaciones y márgenes esperados.
En la práctica real, generalmente se hace caso omiso del descuento de promesas de pago de sumas
futuras debido a que:
I. Se plantea la pregunta acerca de cuál habrá de ser el tipo de interés que debe aplicarse.
II. Puesto que intervienen promesas a corto plazo, es probablemente que las cantidades
carezcan de importancia.
III. Incluso si el interés implícito tiene importancia sus efectos en la utilidad periódica es posible
que no la tenga, puesto que el proceso del descuento implica, en gran medida, una
reclasificación de los ingresos entre ingresos por venta de productos e ingresos por intereses,
lo que quizás no sea una información importante.
El ingreso se mide valorando el elemento activo que se recibe y el valor de un elemento del activo lo
constituyen sus ingresos netos esperados tras haberles hecho el descuento adecuado por intereses y
factores de probabilidad.
Puestos que los descuentos de contado, bonificaciones y otras concesiones disminuyen el aflujo
esperado de efectivo, disminuyen también el valor del elemento del activo.
Cuando una cantidad funciona puramente como una agencia de cobros, tal como es el caso de
los costos adelantados por fletes o por impuestos pagados, los servicios así proporcionados no son los
de la entidad.
Dicho en otras palabras se les puede denominar: obtención y realización del mismo.
Proceso de obtención.
Todas las actividades de una entidad se emprenden para que produzcan ingresos, aunque
corrientemente se les reconozca sólo en el momento de la venta del producto creado. Como resultado
de ello, ser da por sentado que el ingreso se ha logrado con el transcurso del tiempo, a medida que
los diversos factores de la producción se conjuntan para que se cree un producto o se preste
un servicio.
De igual modo cabe aceptar la idea de que le valor de cambio se crea a medida que un producto va
avanzando a lo largo de una línea de montaje de una empresa grande y complicada hasta que sale
materialmente terminado por el final de la línea.
Puede haber disponibles medidas satisfactorias del ingreso cuando una división un producto hecho
por la primera y la segunda de estas divisiones utilizan el producto para armar otro al que venderá a
gente ajena a la entidad.
En entidades más pequeñas, con una sola división o una sola instalación fabril, típicamente el contador
se niega a reconocer ingreso alguno sino hasta que se ha determinado sustancialmente todas las
actividades necesarias para la producción.
Pero la actividad relacionada con estos ingresos queda eliminada en la preparación de los estados
financieros consolidados, si el producto no se ha vendido a terceros.
Realización:
La realización es, sin duda alguna, uno de los principios más importantes de la contabilidad. Por
desdicha no existe un consenso acerca de su significado exacto y del grado en que ha de aplicársela.
2. Porque el hincapié que hace en el acto de la venta está en conflicto con el postulado de la
continuidad de la actividad de la empresa.
Sin embargo probablemente se obtuviese una imagen más exacta de la actividad económica si se
hiciera hincapié en elementos conmensurables del activo más bien que en el activo líquido.
El hecho de sostener que la realización implica participación en una transacción de mercado veda a
todos la contabilización de un valor de mercado, salvo a quienes toman parte en la transacción que lo
establece.
Así pues, desde el punto de vista del contador en ejercicio, la realización no es un principio universal,
es una orientación general, que exige determinadas excepciones.
Pero la constante negativa del contador en ejercicio a reconocer como ingresos al aumento definido
y objetivo del valor de títulos comercializables parece estar justificado solamente si
la interpretación que sé de a la palabra " definido " es que significa " permanente”.
En definiciones recientes de la realización se ha eliminado de ellas la distinción entre ganar un ingreso
y su realización. En este caso la realización la determinan tres pruebas:
Así pues, el adelanto de efectivo, al que anteriormente podía llamársele ingreso no devengado,
actualmente ha de llamarse ingreso no realizado. Pero la posición así sostenida quizás atraiga algo de
apoyo por parte de los usuarios de información financiera. Quienes la defienden instan el
reconocimiento de los cambios de valor basados en pruebas comprobables, y estos cambios se
contabilizan como ganancias que no quedan realizadas sino hasta que cobran realidad por medio de
una transacción de mercado.
El acontecimiento crítico:
Debido a que el ingreso es producto de actividades conjuntadas "Cuando deberá considerarse que se
ha ganado o devengado un ingreso"
El concepto de acontecimiento crucial cabe ilustrarlo con una venta de contado de una suscripción
por tres años a una revista.
El ingreso se reparte uniformemente entre los tres ejercicios durante los cuales se entregara la revista,
atribuyendo así todo el ingreso a un solo factor: la actividad de redacción y edición.
La cantidad que haya de reconocerse varía según el grado de confianza en la estimación de los costos
futuros.
Base de la venta.
Por lo general el ingreso se contabiliza en el momento de la venta. Debido a que no este totalmente
enterado de las ramificaciones que tienen el traspaso legal del titulo de propiedad.
En muchos casos, el titulo queda realmente traspasado con la entrega, son muchas razones que
apoyan el reconocimiento del ingreso:
2. Con el traspaso del título, el riesgo de pérdida por disminución del precio o por destrucción
queda a cargo del comprador.
3. El ingreso es conmensurable.
Por consiguiente la base del efectivo para la contabilidad está sancionada por su comodidad,
objetividad, y conservadurismo, más bien que por su teoría.
Cuando el cobro final de ingresos está circundado por una incertidumbre extrema, deberá
contabilizársele siguiendo el enfoque del costo de recuperación.
Esta forma de contabilización será la adecuada respecto a efectivo recibido por el fiduciario de la
empresa que emite obligaciones, algunas de las cuales se adquieren, como una inversión de
especulación, con un descuento apreciable sobre su valor nominal más la acumulación de intereses
impagados correspondientes a muchos años.
En el caso en que hay disponibles valores de mercado para productos en fases intermedias de
crecimiento, estos valores pueden ser considerablemente más bajos que los que la entidad espera
para el producto cuando el mismo haya madurado, menos los costos en que se incurrirá para llevar el
producto a su madurez pero si se permite que la acreción afecte la utilidad neta en
la industria agrícola, en la que el aumento natural del ganado poseído se hace figura en
el inventario en el precio neto de mercado.
Estos aumentos se restan, como parte del inventario, para determinar así el costo del producto
vendido, y de este modo afectan indirectamente la utilidad neta contabilizada.
5. Reconocimiento de gastos
Definición.
Gasto es la corriente de recursos o potenciales de servicios que se consumen en la obtención del
producto neto de la entidad: sus ingresos.
El gasto de define como expiración de elementos del activo en la que se han incurrido voluntariamente
para producir ingresos.
Las pérdidas son expiraciones involuntarias de elementos del activo que no guardan relación con la
producción de ingresos.
Básicamente el Activo lo constituye beneficios futuros; para que sean de beneficios futuros estos
potenciales de servicios no han de haber expirados, han de tener un valor positivo y tiene que ir a dar
a una entidad específica que tiene un derecho exigible de tal naturaleza que puede excluir a terceros
de que lo reciban o utilicen.
Los atributos esenciales y pertinentes del activo son la existencia de un potencial de servicio y del
derecho a recibirlo.
Conceptualmente, las perdidas pueden distinguirse de los gastos y, por lo tanto, debe de excluírselas
de toda determinación de la utilidad neta de las operaciones. Pero, debido que afectan el bienestar
de una entidad, son adecuadamente deducibles de los ingresos para llegar a la utilidad periódica neta.
Debido a que la utilidad neta permanece inalterada, en la práctica corriente no se establece diferencia
entre los gastos y las modificaciones de los ingresos.
Debido a que los intereses es más una recompensa al uso del capital que una causa de ingreso, en la
teoría de la entidad cabe establecer un poderoso argumento a favor de la definición del interés como
una distribución de la utilidad más bien como una determinante de la misma. Proceder a restar los
intereses de los ingresos cual si fuera un gasto es, al parecer, adecuado solamente dentro de la teoría
patrimonial.
También sostiene que los impuestos sobre la renta no son un gasto, sino distribuciones de la utilidad
y se hace notar específicamente que no se les devenga en años con pérdida.
El costo neto de conseguir capital con la emisión de acciones o títulos se determina, generalmente
comparándolo con el producto así recibido, siguiendo la misma línea de razonamiento ¿Deberían
considerarse como gastos de los costos en que se incurren al preparar o expedir cheques periódicos
por dividendos? De no ser así ¿qué son?
Puesto que estos costos son necesarios para las operaciones de la empresa, debemos dar por supuesta
una relación indirecta de los mismos con los ingresos., y estos costos han de tratarse como gastos.
Todas las restas necesarias para llegar a la utilidad neta para los accionistas son gastos y, aunque
quizás sea teóricamente deficiente, este enfoque encierra las ventajas prácticas de que gira en torno
de un residuo importante.
Y aunque el estado de pérdidas y ganancias que el contador prepara, presenta los gastos clasificados
y generalmente enumerados en el orden de: costo de mercancías vendidas, gastos de venta, gastos
administrativos e impuestos, todos los gastos son homogéneos en cuanto se le resta de los ingresos.
No hay prioridades en el orden de recuperación.
Medición de los gastos.
Idealmente la medición de los gastos deberá expresarse a base de valor que para el dueño tiene los
potenciales de servicios, consumidos en la producción de ingresos. Esto se infiere naturalmente, de
las ideas de que la base conceptualmente superior de la valorización de los elementos del activo es el
valor que estos elementos tiene para su dueño, y que los gastos son elementos expirados del activo.
Por lo general, la idea es que el valor para el dueño es le valor actual de los cobros futuros netos en
efectivos que se esperan de aquel elemento del activo. Debidos a su subjetividad, las mediciones de
los gastos se exponen en gran medida, a base de algún concepto de costo o valor corriente.
Hemos de hacer notar que el costo de la sustitución se sostiene sobre la base de que el valor que un
elemento del activo tiene para su dueño no puede ser superior al costo de sustituirlo.
Presumiblemente, si el valor actual de un elemento del activo es mayor que el costo de adquirirlo, se
adquirirá otros elementos más del activo, siempre que sean suficientemente divisibles en pequeños
incrementos, hasta que de los dos montos sean iguales.
Se considera que la base de valorización de los elementos del activo es el precios corriente de venta
de los mismos, menos los costos que se desprenden de él, si los hay, debido a que: 1) representa el
valor que el elemento del activo tiene para su dueño, en el sentido de que le permite hacerse de
mercancías y servicios; 2) puede ser el costo de oportunidad del elemento del activo, representando
así el sacrificio económico real en que se incurre cuando el elemento del activo se consume en la
producción de ingresos, siempre que no haya asequibles otros usos más valiosos y 3) representa el
valor mínimo del elemento del activo para su dueño. Por regla general, se rechaza el uso de los
valores de mercado, debido a que estos valores no existen respecto a muchos elementos del activo,
ya que el punto de vista de la liquidación, implícitos en su uso, choca con el concepto de empresa en
marcha.
Pero, a veces, hay partidas de inventarios y otros elementos del activo a los que se retiran de servicios
y que, en espera de su venta, se le evalúa a su valor neto realizable.
Un elemento del activo puede tener, naturalmente, para su dueño, un valor inferior a su costo de
sustitución pero superior al valor neto realizable. Esto sería cierto respecto a elementos del activo a
los que los cambios tecnológicos han vuelto anticuados.
Estos elementos del activo pueden utilizarse en la producción de mercancías que puedan venderse
con beneficios mientras que, de por si, quizá no tenga valor alguno o valor negativo, es decir, que los
costos de eliminarlos quizá sean superiores al precio de venta. Así pues, no existe al parecer, ninguna
medida sustitutiva única que, en todo momento y en todas condiciones, constituya la aproximación al
valor actual tal como se le determina descontando futuros cobros netos esperados en efectivo.
El contador rechaza, por lo general, el costo de la sustitución como base para la medición de
elementos del activo y los gastos. Pero hay excepciones, Reconocidas, en especial cuando las
mediciones sobre base corrientes es por demás probable que discrepen sustancialmente de las
mediciones contabilizadas.
Costos.
Aunque la práctica común para la medición de los gastos, a base del costo histórico, está a menudo
justificada por la objetividad, puede existir algún fundamento teórico de la misma. Pero por lo general,
el apoyo dado al costo histórico no obedece a que pueda dar un valor aproximado. El fin primordial
de la contabilidad es de que dé cuenta a los accionistas de la actitud para la administración propia de
la dirección de la S.A.
En esencia la idea del hermanamiento exige que los ingresos, y los gastos en los que se ha incurrido
para producirlos, reciban en las cuentas un reconocimiento periódico concurrente. Solamente si el
esfuerzo (gasto) está debidamente relacionado con el logro (ingreso) será cuando la diferencia
(utilidad) tendrá algún significado como índice de la eficacia en el uso de los recursos. Así pues el
principio del hermanamiento es un reconocimiento de la relación de causa efecto que existe entre
gasto e ingreso.
Pero por desdicha, falta una correlación positiva claramente discernible entre gasto e ingreso. Aunque
son necesarios para las operaciones de una empresa muchos gastos no guardan sencillamente una
relación discernible con los ingresos. Como resultado de ello, se han empleado como guía burlas, para
el reconocimiento de gastos las ideas menos exactas de costos del producto y costos del ejercicio.
De igual modo cabe establecer una relación bastante estrecha entre los costos en que se incurre para
promover un producto nuevo y los ingresos que son resultado de la venta de dicho producto. Estos
costos no deberán cargarse a gastos sino hasta que se reconozcan los ingresos por la venta de los
productos.
Los costos de cobranza en el que se esperan habrán de incurrirse, cabe también asignarlos como
gastos del ejercicio en el que se hizo la venta, con la alternativa de aplazar el reconocimiento del
ingreso hasta que se ha cobrado el efectivo si se espera que los costos habrán de ser apreciables y si
el cobro es por demás inseguro.
Paton y Littleton sostienen que, en circunstancias ideales todos los costos estarían ligados a productos
y se les daría por gastados en el momento del reconocimiento del ingreso dimanante de su venta. La
realización del ideal de Paton y Littleton exigiría que todos los costos pasaran por una cuenta de
inventario y que se le reconociese como el único gasto de la entidad: costo de las mercancías vendidas.
Sin embargo el concepto del costo del ejercicio parecerá un expediente debido solamente a que el
reconocimiento del ingreso esta gobernado por otro expediente: la realización.
En los casos en que los ingresos quedan reconocidos cuando se le crea (en el sentido de valor añadido
o plusvalía), todos los costos relacionados con su producción son costos del ejercicio, así pues el
intento del contador por disminuir las incertidumbres en la medición del ingreso confiado para ello en
la realización, tiene como una de sus consecuencias naturales un momento de la incertidumbre que
rodea la medición del gasto del ejercicio.
Sin embargo, ningún costo pose un atributo a el inherente que exija que se le cargue a gastos,
inmediatamente y todas las veces en que se incurren en el. No se puede dar por supuesto que sean
cauda del ingreso corriente puesto que no hay tal ingreso corriente ni se ha hecho intento alguno por
obtenerlo. Por lo tanto estos costos hay que relacionarlos con ingresos futuros.
Perdidas.
No debe hacerse intento alguno por el hermanar perdidas con ingresos específicos puesto que por
definición, son potenciales expirados de servicios, deberá cargarse contra los ingresos del ejercicio en
que aquellos perdieron su "capacidad de discernible para producir ingresos".
La distinción entre pérdida y costo del ejercicio no es un asunto fácil y a menudo es cuestión de juicios.
La dificultad en trazar esta distinción sirve de base para que tanto los gastos como las pérdidas se
carguen a los ingresos corrientes dejando ver, naturalmente, tan claro como sea posible dicha
distinción.
Por otra parte determinadas expiraciones del potencial del servicio pueden ser correcciones echas a
gastos del ejercicio anteriores; si tal es el caso, se le debe cargar directamente a ganancias retenidas,
cuando sean pertinentes.
Resumen
Aunque se les ha definido de diferentes maneras, los gastos son, básicamente, expiraciones de
elementos del activo en las que se han incurridos voluntariamente en el intento para la producción de
ingresos, mientras que las pérdidas son expiraciones involuntarias que no guardan relación alguna con
la producción de ingresos. Aunque conceptualmente, cabe la distinción entre pérdidas,
modificaciones del ingreso y distribuciones de utilidades (intereses) no se establece en la práctica,
distinción alguna entre ellas y los gastos.
Idealmente, los gastos deberían medirse a base del valor que los elementos consumidos del activo
tienen para el dueño. Hay algo de base teórica para la afirmación de que este valor puede ser igual al
costo histórico en el momento en que se adquiere tal elemento del activo pero típicamente los gastos
se miden en costos históricos y se les justifica a base su objetivad e idoneidad, como base para dar
cuenta de la eficacia de la administración.
Si la utilidad ha de ser índice de la eficacia, los gastos (esfuerzos) y los ingresos (logros) tienen que
quedar reconocidos coincidentemente. El principio de la realización aplaza el reconocimiento de los
ingresos y el principio del hermanamiento reclama que el reconocimiento de los gastos se demore
hasta que se reconozca el ingreso debido a que menudo no se llega a discernir una correlación positiva
entre gastos e ingresos se emplean las ideas de costos del producto y costo del ejercicio para que se
facilite el reconocimiento de los gastos. Los costos del producto van ligados al producto y se les carga
a gastos cuando se venden los productos. Los costos del ejercicio se cargan a gastos cuando se incurren
en ellos. Las pérdidas se reconocen dentro del periodo en que se incurrió en ella.