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EXAMEN FINAL INTEGRADOR PRESENCIAL

AÑO 2016

DERECHO CONSTITUCIONAL
DERECHO PENAL
DERECHO PRIVADO I
DERECHO PRIVADO III
DERECHO PROCESAL

ALUMNO
GUSTAVO GABRIEL CUELLAR

CAU
RIO GALLEGOS SANTA CRUZ ARGENTINA
UNIVERSIDAD SIGLO21
CARRERA DE ABOGACÍA

PROGRAMA EXAMEN EFIP I ACTUALIZADO AL NUEVO CODIGO CIVIL Y COMERCIAL

COMPETENCIAS GENÉRICAS
 Trabajo en equipo y colaborativo.
 Resolución de problemas.
 Capacidad de análisis y juicio crítico.
 Conocimientos curriculares y técnicos de la profesión.
COMPETENCIAS ESPECÍFICAS
 Desarrollo de la expresión escrita y la argumentación oral: Conjunto de capacidades para manifestar
pensamientos a través de palabras y justificar una idea en base a conceptos claros y lógicos.
 Razonamiento lógico: Capacidad para resolver problemas, extraer conclusiones y aprender de manera
consciente, realizando conexiones causales entre las partes.
 Ética profesional: Disposición para reconocer el bien hacia uno mismo y los demás y preservarlo como
condición para la convivencia dentro de un entorno.

INTEGRACIÓN DE RAMAS DE LOS DERECHOS PÚBLICOS


EJE TEMÁTICO DERECHO CONSTITUCIONAL

Sub-Eje Temático 1: TEORÍA CONSTITUCIONAL Y FEDERALISMO

Poder constituyente: concepto, clasificación, titular y límites. Reforma constitucional: etapas, procedimiento.
Supremacía Constitucional: recepción en el texto de la Constitución Nacional. El orden jerárquico de las normas y los
tratados. Supremacía y bloque de constitucionalidad federal.
Control de Constitucionalidad: clasificación de los sistemas de control en el derecho comparado. Características del
sistema argentino de control de constitucionalidad en el orden federal.
Formas de Estado: Clasificación de las formas de Estado (Unitarios, Federales y Confederales).
El federalismo argentino: su evolución. Relaciones de subordinación, participación y coordinación. El sistema de
distribución de competencias en el federalismo argentino.

Sub-Eje Temático 2: DECLARACIONES, DERECHOS Y GARANTÍAS


Conceptos de: Declaraciones, derechos y garantías. Los derechos de primera, segunda y tercera generación
(enumeración y caracterización). Garantías: concepto, garantías procesales, las garantías del art. 18 CN y del art. 8 de
la CADH.

Sub-Eje Temático 3: ORGANIZACIÓN Y FUNCIONAMIENTO DEL PODER


Poder Legislativo: Estructura y composición del Congreso de la Nación. Atribuciones.
Poder Ejecutivo: Requisitos. Elección Presidente y Vicepresidente. Atribuciones. Jefe de Gabinete de Ministros:
designación, remoción, atribuciones.
Poder Judicial: Organización del PJ de la Nación. Designación y remoción delos jueces federales. Garantías de
independencia. Consejo de la Magistratura y Jurado de Enjuiciamiento. Ministerio Público.

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA
Título 1: Compendio de Derecho Constitucional-BIDART CAMPOS, Germán-1ra-2005-Ediar-Buenos Aires
Título 2: Manual de Derecho Constitucional-SAGÜES, Néstor-1ra-2008-s/d-s/d
Constitución Nacional
EJE TEMÁTICO DERECHO PENAL I

Sub-Eje Temático 1: DERECHO PENAL Y CONSTITUCIÓN. GARANTÍAS CONSTITUCIONALES


Principios de derecho penal. Análisis y consecuencias. De legalidad. De reserva. De mínima suficiencia. De subsidiaridad.
De fragmentariedad. De proporcionalidad. De lesividad. De acción-exterioridad. De privacidad De culpabilidad. De
judicialidad. Del non bis in ídem. De humanidad y personalidad de las penas. De resocialización. De prohibición de
prisión por deudas.

Sub-Eje Temático 2: TEORÍA DEL DELITO – DOGMÁTICA PENAL


La teoría del delito en cuanto modelo de comprensión. Concepto analítico. Las categorías de la estructura del delito.
La acción. Caracterización de su contenido. El tipo penal o delictivo. Concepto. La antijuridicidad. Concepto. La
culpabilidad. Capacidad de culpabilidad: Imputabilidad. Concepto. Madurez mental. Concepto. La culpabilidad como
categoría del delito. Concepto.

Sub-Eje Temático 3: PARTICIPACIÓN CRIMINAL./ UNIDAD Y PLURALIDAD DELICTIVA.


El autor: Concepto. Coautoría. Concepto. Requisitos subjetivos y objetivos. Autoría mediata. Concepto. Participación
en sentido restringido. Formas de complicidad. Complicidad necesaria o primaria. Complicidad no necesaria o
secundaria. Criterios de distinción .Concurso ideal de delitos: Concepto y penalidad. Delito continuado: Concepto,
requisitos, consecuencia jurídicas. Concurso real de delitos: Concepto. Sistema de punición. Punibilidad. Distintas clases
de acciones: La acción pública. La acción privada.

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA
LASCANO, Carlos Julio (h); -2008-2008-s/d-s/d. "Lecciones de Derecho Penal - Parte General".
Código Penal Argentino.

INTEGRACIÓN DE RAMAS DE LOS DERECHOS PRIVADOS


EJE TEMÁTICO DERECHO PRIVADO I

Sub-Eje Temático 1: PERSONA HUMANA. Derechos y actos personalísimos. Concepto. Naturaleza jurídica. Caracteres.
Atributos de las personas. Concepto. Naturaleza. Caracteres. Nombre. Noción. Régimen legal. Acciones de protección.
Domicilio. Noción. Caracteres. Capacidad. Noción. Clases. Estado civil. Personas por nacer. Importancia jurídica de la
concepción. Ausencia de la persona. Definición. Presupuestos. Muerte presunta. Régimen legal. Casos y términos.
Efectos de la declaración.

Sub-Eje Temático 2: LA INCAPACIDAD. Noción. Clasificación. Incapacidad de ejercicio. Concepto. Caracteres.


Enumeración legal. Distinción entre menor de edad y adolescente. El derecho a ser oído. Decisiones en materia de salud.
Noción de persona con capacidad restringida y con incapacidad. Distinción. Presupuestos jurídicos y fácticos.
Procedimiento para su declaración. Sentencia. Alcances. Revisión. Inhabilitados. Noción. Presupuestos fácticos. Efectos
de la declaración.

Sub-Eje Temático 3: PERSONA JURÍDICA. Noción. Naturaleza jurídica. Concepción de la personalidad de las personas
jurídicas. Inoponibilidad de la personalidad jurídica. Clasificación. Atributos de las personas jurídicas. Noción. Nombre.
Régimen legal. Domicilio y sede social. Patrimonio. Capacidad de derecho Representación. Noción. Régimen legal.
Responsabilidad civil.

Sub-Eje Temático 4: EL OBJETO DE LA RELACIÓN JURÍDICA PRIVADA: Concepto de bienes y cosas. Distintas
clasificaciones. Criterios de distinción. Inmuebles y muebles. Distintas clases. Cosas divisibles y no divisibles. Cosas
consumibles y no consumibles. Frutos y productos. El patrimonio. Definición. Caracteres. Vivienda. Concepto. Régimen
de afectación: presupuestos fácticos.

Sub-Eje Temático 5: LA CAUSA FUENTE DEL ACTO JURÍDICO: Hecho jurídico. Concepto. Voluntad jurídica. Concepto. El
discernimiento. Concepto. Causas obstativas del discernimiento. La intención. Concepto. La libertad. Concepto. .
Elemento externo. Vicios de los actos voluntarios. El error. Noción. Error de hecho. Concepto. Caracteres. Clases de error.
Efectos. El dolo. Dolo esencial e incidental. Efectos. La violencia. Noción. Clases. Efectos.

Sub-Eje Temático 6: Los actos jurídicos: Definición. Elementos esenciales y accidentales. Vicios de los actos jurídicos. La
lesión. Concepto. Presupuestos de procedencia. Acciones del lesionado. Efectos. La simulación. Concepto. Elementos.
Clases. Acción entre partes y por terceros. Efectos. El fraude. Noción. La acción de inoponibilidad. Requisitos de
procedencia. Efectos. Ineficacia de los actos jurídicos. Concepto. Categorías de ineficacia. Efectos.

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA

Nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, comentado por especialistas, Julio César Rivera (dir.), Graciela Medina
(coord.), VV.AA., La Ley, Buenos Aires, 2014.

Bueres, A. J. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación analizado, comparado y concordado. Buenos Aires:
Hammurabi.
Buteler Caceres, J. (2000). Manual de Derecho Civil. Parte General. Córdoba: Advocatus.
Rivera, J. C.y Medina, G. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación Comentado. Buenos Aires: La Ley.
Tagle, M. V. (2002). Derecho Privado Parte General. Tres Tomos. Córdoba: Alveroni.

EJE TEMÁTICO DERECHO PRIVADO III

Sub-Eje Temático 1: CONCEPTO, CLASIFICACIÓN Y FORMACIÓN


Contrato. Concepto. Naturaleza jurídica. Ubicación metodológica. Elementos esenciales, naturales y accidentales.
Autonomía de la voluntad y fuerza obligatoria del contrato. Contrato entre particulares, celebrado por vía de adhesión
y de consumo. Contrato de consumo y relación de consumo. Contratos bilaterales y unilaterales, onerosos y gratuitos,
conmutativos y aleatorios. Oferta. Concepto. Requisitos. Retractación. Aceptación. Concepto. Formación del contrato
entre ausentes y entre presentes.

Sub-Eje Temático 2: CONTENIDO DEL CONTRATO


Capacidad para contratar. Incapacidad e inhabilidad para contratar. Efectos de la invalidez. Representación. Concepto.
Representación legal y convencional. Efectos. Poder. Concepto. Inexistencia o exceso de representación. Abuso de poder.
Objeto del contrato. Concepto. Requisitos (análisis pormenorizado). Causa. Concepto. Sistema del Código Civil y
Comercial. Necesidad de causa. Forma. Concepto. Contratos formales y no formales. Clasificación. Otorgamiento
pendiente del instrumento. Prueba. Nociones generales. Prueba de los contratos formales. Principio de prueba por
escrito.

Sub-Eje Temático 3: VICISITUDES


Suspensión (excepción) de incumplimiento. Concepto. Tutela preventiva. Concepto. Obligación de saneamiento.
Concepto. Ámbito de aplicación. Sujetos responsables. Régimen legal. Responsabilidad por saneamiento.
Responsabilidad por daños. Responsabilidad por evicción. Concepto. Régimen legal. Responsabilidad por vicios ocultos.
Concepto. Régimen legal. Caducidad.

Sub-Eje Temático 4 : EXTINCIÓN


Frustración del contrato. Concepto. Régimen legal. Teoría de la imprevisión. Concepto. Régimen legal. Lesión en materia
contractual. Concepto. Régimen legal. Rescisión bilateral y rescisión unilateral. Concepto. Régimen legal. Revocación.
Concepto. Resolución. Concepto. Efectos. Régimen extrajudicial y judicial. Cláusula resolutoria expresa y cláusula
resolutoria implícita. Presupuestos. Funcionamiento.

Sub-Eje Temático 5: CONTRATOS QUE, POR SU IMPORTANCIA, SE APLICAN ANALÓGICAMENTE A OTROS


Compraventa. Concepto. Caracteres. Diferencias con otros contratos. La cosa y el previo. Modalidades especiales. Boleto
de compraventa. Cesión de Derechos. Concepto. Caracteres. Cesión de créditos. Concepto. Efectos. Cesión de deudas.
Concepto. Cesión de posición contractual. Concepto. Efectos. Locación de cosas. Concepto. Caracteres. Plazos máximos
y mínimos. Derechos y obligaciones de las partes. Régimen de mejoras y reparaciones. Conclusión de la locación y
entrega de la cosa. Contrato de obra. Diferencia entre obra y servicio. Sistemas de contratación de obras. Obligaciones
de las partes. Responsabilidad del contratista.

Sub-Eje Temático 6: CONTRATOS COLABORATIVOS, GRATUITOS Y DE PRÉSTAMO


Mandato. Concepto. Mandato con representación y sin representación. Diferencias entre mandato, representación y
poder. Derechos y obligaciones de las partes. Mandato irrevocable. Extinción del mandato. Fianza. Concepto. Fianza
simple y solidaria. Beneficio de excusión. Beneficio de división. Efectos entre acreedor y fiador y entre fiador y deudor.
Donación. Concepto. Forma. Donación remuneratoria. Donación con cargo. Revocación de la donación. Comodato.
Concepto. Diferencia con otros contratos. Mutuo. Concepto. Régimen legal. Depósito. Concepto. Caracteres.
Obligaciones de las partes. Depósito irregular. Depósito necesario.

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA Nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, comentado por especialistas, Julio César Rivera (dir.),
Graciela Medina (coord.), VV.AA., La Ley, Buenos Aires, 2001.

INTEGRACIÓN DE RAMAS DE LOS DERECHOS PROCESALES


EJE TEMÁTICO DERECHO PROCESAL I

Sub-Eje Temático 1: EL PROCESO JUDICIAL

Concepto. Caracteres y elementos. Objeto y contenido. Presupuestos Procesales y Sentenciales: concepto. Etapas en el
procedimiento civil, penal de familia y laboral. Concepto. Tipos o Sistemas Procesales. Concepto y caracteres. Dispositivo
o Inquisitivo; acusatorio y mixto; oral o escrito, de instancia única o plural. Principios que gobiernan el proceso.
Publicidad, Inmediación, Bilateralidad, Economía Procesal. Adquisición.

Sub-Eje Temático 2: JURISDICCIÓN Y COMPETENCIA:

Jurisdicción: Concepto. Caracteres. Límites. Competencia: Concepto. Determinación de la competencia en materia civil,
penal, laboral y familiar. Competencia Provincial: Criterios para su determinación. Prorroga; Fuero de atracción.
Competencia Federal: Concepto. Criterios para su determinación. El Juez o Tribunal: Inhibición y Recusación.

Sub-Eje Temático 3: PODER DE ACCIÓN – EXCEPCIÓN PROCESAL

Acción Procesal: Concepto. Caracteres. La Pretensión: elementos. El Ejercicio de la Acción en el procedimiento civil, penal,
laboral y de familia: Requisitos. Efectos. Excepción Procesal: Concepto. Contenido. Oposición a la pretensión en el
procedimiento civil: contingencias resultantes de la conducta del demandado en la contestación de la demanda.

Sub-Eje Temático 4: SUJETOS DEL PROCESO - ACTOS PROCESALES:

Sujetos Procesales: Esenciales y Eventuales. En el Proceso Civil, Familiar y Laboral: Las partes. Cargas procesales. Sujetos
en el Proceso Penal: El Tribunal, Ministerio Público, Querellante particular, actor civil. Actos Procesales: Concepto.
Elementos. Clasificación. Comunicación procesal. Conceptos. La Comunicación entre Jueces. La Notificación en el
Proceso: Sistemas y formas. Plazos Procesales: concepto. Clasificación y efectos. Sanciones Procesales: concepto

Sub-Eje Temático 5: TEORIA GENERAL DE LA PRUEBA JUDICIAL

La Prueba: concepto. Objeto y medios de Prueba. Los Principios de Prueba. Admisibilidad y eficacia de la prueba.
Procedimiento probatorio. Momentos. La verdad jurídica objetiva. Valoración de la prueba. Sistemas. Carga de la Prueba
en el proceso civil, laboral y familiar. Concepción clásica. Reformulación. Responsabilidad probatoria en el proceso penal.

Sub-Eje Temático 6: ACTOS RESOLUTORIOS – LA IMPUGNACIÓN PROCESAL – MEDIDAS CAUTELARES

Sentencia: concepto. Clasificación. Fundamentación. Principio de congruencia. La cosa juzgada. Clases. La impugnación
procesal. Concepto. Fundamento. Efectos. Clasificación. Vías recursivas ordinarias y extraordinarias. Incidentes.
Procedencia. Vías complementarias: Aclaratoria e interpretación. Queja. Medidas Cautelares: Concepto. Caracteres.
Requisitos. Efectos.

BIBLIOGRAFIA BASICA: Teoría General del Proceso”, Tomos I y II.-FERREYRA DE DE LA RUA, ANGELINA Y GONZÁLEZ DE
LA VEGA DE OPL, CRISTINA-SIN DATOS-2003-Advocatus-Córdoba.
Código Procesal.

FIN
E.F.I.P. 1
EXAMEN INTEGRADOR FINAL PRESENCIAL 

INTEGRACIÓN DE RAMAS DE LOS DERECHOS 
PUBLICOS
EJE TEMÁTICO DERECHO CONSTITUCIONAL
SUB­EJE TEMATICO 1: TEORÍA CONSTITUCIONAL Y FEDERALISMO

Introducción: 
El Derecho constitucional es una rama del Derecho público cuyo campo de estudio incluye el 
análisis  de  las  leyes  fundamentales  que  definen  un  Estado.  De  esta  manera,  es  materia  de 
estudio todo lo relativo a la forma de Estado, forma de gobierno, derechos fundamentales y 
la regulación de los poderes públicos, incluyendo tanto las relaciones entre poderes públicos, 
como las relaciones entre los poderes públicos y los ciudadanos. 
La  Constitución  Es  un  texto  de  carácter  jurídico­político  fruto  del  poder  constituyente  que 
fundamenta  (según  el  normativismo)  todo  el  ordenamiento,  situándose  en  él  como  norma 
que  recoge,  define  y  crea  los  poderes  constituidos  limitándolos  al  servicio  de  la  persona 
humana.  Además,  tendrá  el  carácter  de  norma  suprema,  de  manera  que  prevalecerá  sobre 
cualquier  otra  que  fuese  posterior  y  contraria  a  ella  (jerarquía  constitucional).  Al  decir  de 
Kelsen,  es  la  norma  que  da  lógica  a  todo  el  sistema.  El  derecho  común  surgirá  de  ella  por 
mecanismos de derivación y aplicación

Poder Constituyente:
­ Concepto:
Definido  por  Linares  Quintana,  “la  facultad  soberana  del  pueblo  a  darse  su  ordenamiento 
jurídico­político fundamental originario, por medio de una Constitución y a revisar a ésta total 
o parcialmente cuando sea necesario”.
­ Clasificación: 
Poder Constituyente Originario: El Originario es aquél que aparece en el primer momento en 
que se sanciona la Constitución; 
Poder  Constituyente  Derivado:  El  Derivado  es  aquel  cuyo  ejercicio  se  manifiesta  con  su 
reforma.
­ Titular del Poder Constituyente 
Es  el  pueblo.  El  fundamento  de  que  la  titularidad  del  poder  constituyente  corresponde  al 
pueblo  constituye  la  base  de  la  legitimidad  democrática  y  del  Estado  de  derecho.  No  es  la 
Nación la que se constituye sino su establecimiento político. El poder constituyente originario 
tiene  como  titular  al  pueblo  o  la  comunidad,  porque  es  la  colectividad  toda  la  que  debe 
proveer a su organización política y jurídica en el momento de crearse el estado. La noción 
responde  a  la  búsqueda  de  la  legitimidad  en  el  uso  del  poder  constituyente  originario.    El 
preámbulo  de  nuestra  constitución  de  1853­1860  acoge  este  principio  definitorio  cuando 
incluye la fórmula de “nos los representantes del pueblo…”.
­ Limites
En  principio  el  “poder  constituyente  originario  es  ilimitado”.  Por  su  parte  Bidart  Campos 
establece  ciertos  límites:  A)  Límites  del  valor  justicia  o  derecho  natural;  B)  Límites  que 
puedan  derivar  del  derecho  internacional  público  (tratados);  C)  El  condicionamiento  de  la 
realidad  social.  Valores  naturales  y  absolutos  como  la  libertad,  la  dignidad  del  hombre,  la 
justicia, etc., Vélez Sárfield sostenía “Que estos derechos son superiores a toda Constitución, 
superiores a toda ley y a todo cuerpo legislativo, y tan extensos que no pueden estar escritos 
en la Constitución”. En cuanto al “poder constituyente derivado, es esencialmente limitado”, 
porque  tiene  que  cumplir  con  las  prescripciones  que  al  respecto  le  ha  fijado  la  propia 
Constitución sobre los órganos destinados a la reforma.

Supremacía Constitucional
­ Recepción en el texto de la Constitución Nacional. El orden Jerárquico de las normas y 
los tratados.Supremacía y Bloque de constitucionalidad federal

Concepto procedente del antiquísimo precedente jurisprudencial 'Marbury vs Madison", y 
que supone la estructuración del ordenamiento jurídico en una pirámide jerárquica en la que 
la Constitución ocuparía la cúspide. Así, la supremacía supone el punto más alto en la escala 
jerárquica  normativa,  de  manera  que  cualquier  norma  posterior  y  contraria  que 
eventualmente entrase en colisión con la norma suprema provocaría la nulidad de la norma 
inferior. 
En la República Argentina ha existido un conflicto jurisprudencial sobre la jerarquía de los 
tratados internacionales que fue finalmente resuelto con la reforma constitucional de 1994. El 
artículo 75 inciso 22 de la Constitución Argentina otorga la misma jerarquía de la constitución 
a  un  grupo  de  tratados  internacionales  sobre  Derechos  Humanos.  También  en  la  misma 
reforma  se  estableció  un  proceso  legislativo  particular  para  anexar  otros  tratados  a  ese 
grupo,  sin  necesidad  de  reformar  nuevamente  la  Constitución.  La  pirámide  jurídica  en 
Argentina  quedaría  con  la  Constitución  y  los  Tratados  sobre  DD.HH.  en  la  cima,  los  demás 
tratados internacionales inmediatamente después y las demás leyes por debajo.

Desde 1994 
El punto de partida sigue siendo el artículo 31 de la Constitución Nacional, que reza: “ 
Esta Constitución, las leyes de la nación que en su consecuencia se dicten por el Congreso y 
los tratados con las potencia extranjeras son la ley suprema de la Nación, ...” 
Es decir que debajo de la Constitución, con la misma jerarquía, pero sin la posibilidad 
de modificar la 1ª parte de la misma, está los tratados y convenciones internacionales del Art. 
75  inc.  22  CN.  Los  cuales  gozan  de  una  presunción  de  constitucionalidad  por  haber  sido 
analizados pormenorizadamente por los convencionales constituyentes. 
Por  debajo  de  los  mismos  se  encuentran  los  convenios  y  tratados  internacionales  de 
derechos Humanos aprobados por el Congreso con mayoría agravada, y gozan de la misma 
jerarquía constitucional que los anteriores. 
Por último se encuentran los tratados que no son de derechos humanos, pero que han 
sido  aprobados  y  ratificados  por  nuestro  país.  Éstos  tiene  jerarquía  superior  a  las  leyes 
federales. 
Debajo  de  las  leyes  federales,  se  encuentran  los  Tratado  que  el  Art.  124  CN  les 
permite celebrar a las provincias.
De  esta  manera  queda  conformada  nuestra  pirámide  después  de  la  reforma 
constitucional de 1994. Bidart Campos, en oportunidad de la reforma, elabora la doctrina del 
“Bloque de Constitucionalidad Federal”. Este bloque está formado por la Constitución Nacional 
y  los  11  tratados  del  artículo  75  inc.  22  CN.  Estos  tratados  no  están  incorporados  a  la  CN, 
está enumerado en la misma, pero gozan de supremacía constitucional. 
Por lo tanto la interpretación en cuanto a que los derechos que sean reconocidos por 
tratados  no  sólo  pertenecen  al  derecho  interno  sino  que  no  es  necesario  un  posterior 
reconocimiento  por  parte  del  Estado,  (Corte  Interamericana,  Ekmedjian  c/  Sofovich) 
DERECHO  A  REPLICA  aparece  reconocido  implícitamente  por  la  CN  y  expresamente  por  la 
Convención  Americana  sobre  Derechos  Humanos  Art.  14  ley  23.054.,  y  esa  va  a  ser  la 
interpretación que la Corte va a adoptar en los sucesivos fallos. 

Incisos 22 y 24 del art. 75. De estos puede extraerse la siguiente clasificación: 
a) Tratados de derechos humanos: ver detalle en inciso 22 artículo 75. Estos tratados 
se  incorporan  con  jerarquía  constitucional  y  las  siguientes  características:  1°)  “En  las 
condiciones de su vigencia”. 2°) Si bien tienen jerarquía constitucional, “no derogan artículo 
alguno  de  la  primera  parte  de  la  Constitución  y  deben  entenderse  complementarios  de  los 
derechos y garantías por ella reconocidos.; 
b) Tratados de integración: Las normas dictadas tienen jerarquía superior a las leyes, 
pero  inferior  a  la  Constitución,  la  técnica  legislativa  para  aprobar  estos  tratados  de 
Latinoamérica, en cuyo caso requieren la mayorá absoluta de la totalidad de los miembros de 
cada Cámara. En cambio, en la hipótesis de tratados con otros estados, el procedimiento es 
complejo  o  de  doble  aprobación:  1°  el  Congreso  declara  la  conveniencia  con  la  mayoría 
absoluta de los miembros presentes de cada Cámara y 2° dentro de los 120 días posteriores 
el tratado debe ser aprobado por la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada 
Cámara. 
c)  Tratados  y  concordatos  comunes:  tienen  jerarquía  superior  a  las  leyes.  PIRÁMIDE 
JURÍDICA:  1°  Constitución  y  Tratados  sobre  derechos  humanos,  con  la  única  salvedad  que 
los  tratados  no  deroguen  artículo  alguno  de  la  primera  parte  de  la  Constitución  y  además 
deben  entenderse  como  complementarios  de  los  derechos  y  garantías  por  ella  reconocidos. 
2°) Tratados de integración. 3°) Las Leyes de la Nación que se sancionen “en consecuencia” 
de la Constitución.

Control de Constitucional
­ Clasificación de los sistemas de control en el derecho comparado
El Control de constitucionalidad:es el mecanismo jurídico por el cual, para asegurar el 
cumplimiento  de  las normas  constitucionales,  se  realiza  un  procedimiento  de  revisión  de  las 
normas ordinarias, y en caso de contradicción con la Constitución se procede a la invalidación 
de  las  normas  de  rango  inferior  que  no  hayan  sido  hechas  en  conformidad  con  aquellas.  El 
fundamento de este control es el mantenimiento del Principio de Supremacía Constitucional.
Hablar de la importancia del control de constitucionalidad es hablar de la importancia 
misma  que  cada  ordenamiento  jurídico  estatal  le  asigna  a  su  propio  texto  constitucional, 
reconociéndolo  como  la  base  inexorable  de  toda  la  estructura  normativa  que  sobre  él  se 
construye, y a la cual debe integrarse armónicamente.
Si son hoy reconocidas como premisas validas las que establecen que la Constitución 
es la ley suprema de un Estado y que a ella debe acomodarse todo el ordenamiento jurídico, 
se desprende como necesaria conclusión la necesidad de la existencia de mecanismos aptos e 
idóneos que certifiquen y aseguren tal correspondencia, y con ello la vigencia y el respeto de 
los derechos fundamentales y las libertades públicas contenidos en el texto legal supremo.
Justamente  el  control  de  constitucionalidad  tiene  esa  clara  finalidad:  verificar  si 
determinadas  normas  o  determinados  actos  guardan  congruencia  con  la  Constitución, 
pudiendo, llegado el caso, a declarar la invalidez de aquellos que se encuentren en pugna con 
ella, asegurando de tal modo, el imperio o supremacía constitucional.
La Constitución solo puede erigirse como norma fundamental y funcionar en la práctica 
como tal, únicamente si ella es debidamente resguardada y para ello es que se han creado 
los  diversos  mecanismos  que,  funcionando  como  verdaderos  medios  o  canales,  permiten 
plasmar  en  la  realidad  esta  función  de  control,  como  son  las  acciones  de  habeas  corpus, 
habeas  data,  acción  de  amparo,  el  recurso  extraordinario  federal  y  la  acción  declarativa  de 
inconstitucionalidad  ,  acciones  todas  que  participan  de  un  idéntico  fin  que  es  obtener  el 
mayor grado de cumplimiento de los preceptos constitucionales.
El  llamado  “Estado  de  derecho”  ,  en  contraposición  con  lo  que  sucede  en  los 
regimenes totalitarios y contrarios al sentir republicano, es aquel que asegura a los habitantes 
un acabado respeto de todas las normas que lo integran, comenzando justamente desde la 
norma  de  mayor  rango  que  es  la  Constitución.  Y  el  respeto,  solo  se  alcanza  mediante  el 
adecuado control.
­ Definición del control de constitucionalidad
En  términos  sencillos,  el  control  de  constitucionalidad  es  aquel  proceso  que  permite 
verificar y establecer si los actos, provenientes éstos tanto de particulares como de agentes 
estatales, derivados de tanto de acciones como de omisiones, y las normas que conforman el 
plexo normativo, colisionan con las reglas que integran el texto de la Constitución Nacional, 
teniendo siempre y en todos los casos como propósito último el hacer efectiva la supremacía 
constitucional.
­ Los  diversos  sistemas  de  control  constitucional.El  control  de  constitucionalidad  en  la 
República Argentina
Los  distintos  Estados  han  ido  construyendo  a  partir  de  sus  regímenes  jurídicos,  distintos 
mecanismos  para  llevar  adelante  el  control  constitucional,  pero  sin  embargo  podemos 
precisar tres sistemas de control por ser éstos los mayormente elegidos por la legislación en 
occidente:
o El Sistema Político
o El Sistema Jurisdiccional Concentrado
o El Sistema Jurisdiccional Difuso
 
En  el  sistema  político,  también  se  encuentra  presente  la  idéntica  finalidad  de  
resguardo  de  la  supremacía  constitucional,  ni  tampoco  presenta  diferencias  en  lo  que 
respecta  al  alcance  de  la  decisión,  sino  que,  lo  que  lo  distingue  radica  esencialmente  en 
comoestá compuesto el órgano a cargo del ejercicio de la función.
Es diferente en cuanto al órgano ya que no es requisito sine qua non que se trate de 
juristas ya que la función de control también puede ser llevada adelante por personas ajenas 
al Poder Judicial.
  En el sistema jurisdiccional serán miembros de aquel Poder quienes se encarguen de 
éste ejercicio de función de control, idea lógica si se entiende que el Poder Judicial es el que 
tiene  la  misión  principal  de  control  permaneciendo  siempre  fuera  de  la  ejecución  del  poder 
político.
Cuando  en  manos  de  cualquier  magistrado  recae  la  función  de  llevar  adelante  el 
control  de  constitucionalidad,  estamos  en  condiciones  de  afirmar  de  que  se  trata  de  un 
sistema  de  control  difuso;  cuando  por  el  contrario  cuenta  con  dicha  facultad  un  tribunal 
específico para realizarlo, lo denominamos control de constitucionalidad concentrado.

Características del sistema argentino de control de constitucionalidad en el orden Federal
En la República Argentina, el sistema de control es jurisdiccional difuso, en oposición al 
control de constitucionalidad europeo­continental  que se caracteriza por la existencia de un 
único  tribunal  u  órgano  creado  para  tales  fines,  que  cumple  la  función  de  resolver  toda 
cuestión atinente a la inconstitucionalidad, con un efecto erga omnes de su decisión.
En el control difuso de constitucionalidad, la función jurisdiccional que cabe a cada uno 
de  los  jueces,  es  comprensiva  de  seleccionar  la  norma  aplicable,  juzgar  su  validez  si  se 
hubiese cuestionado su armonía con el texto constitucional, así como también cerciorarse de 
que se trata de un caso justiciable.
El resultado de ese análisis, es decir, la decisión judicial a la que se arribe, solo podrá 
ser cuestionada ­ si se encuentra comprometida una cuestión federal suficiente­ , a través de 
los  recursos  que  establece  la  Ley  48  en  su  artículo  14  (recurso  extraordinario  federal)  y 
siempre que se trate de una sentencia definitiva o asimilable a ella.
Los  constituyentes  de  la  Convención  de  1853  optaron,  al  momento  de  elegir  la 
conformación de las normas de nuestro texto constitucional, servirse en muchos aspectos de 
la  Constitución  Norteamericana.  Entonces,  adoptó  con  ello  un  mecanismo  de  control  de 
constitucionalidad, que luego fundamentó en los arts. 100 y 101 de la Carta Magna, solo que 
en  ellos  tampoco  se  brindaba  explicación  acerca  del  funcionamiento  y  el  alcance  de  dicho 
poder de revisión.
Según la interpretación que históricamente se le ha dado a dichos artículos, el Poder 
Judicial  puede  conocer  en  todas  las  causas  que  versaren  sobre  puntos  regidos  por  la 
Constitución, y con ello la facultad del Poder Judicial de declarar la inconstitucionalidad de las 
leyes del Congreso y los actos provenientes del Poder Ejecutivo.
Este poder o esta función que ejerce prioritariamente la Corte Suprema de la Nación, y 
que  pertenece  a  todos  los  tribunales  –federales  y  provinciales  –  es  el  que  le  ha  permitido 
tener  en  la  realidad  un  papel  preponderante  al  Poder  Judicial  en  todo  lo  relativo  a  la 
resolución  de  los  casos  de  crisis  constitucionales,  así  también  como  ha  suscitado 
innumerables  casos  de  controversia  sobre  el  alcance  de  dicho  control  sobre  leyes  y  actos 
propios de otros poderes de la Nación, argumentando a este último respecto que un poder no 
puede influir en las esferas que le son privativas de los otros.
Son  éstas  preguntas  que  a  lo  largo  del  desarrollo  de  la  doctrina  sobre  el  control  de 
constitucionalidad  se  han  ido  tratando  de  responder  ante  –como  he  dicho­  la  falta  de 
descripción en aquellas dos normas constitucionales.
El  primer  precedente  relativo  al  control  de  constitucionalidad  en  nuestro  país  lo 
constituye el caso “Sojo”1. En este fallo lo que el Tribunal analiza es la facultad de esa Corte  
para conocer originaria y exclusivamente en el mismo ó si por el contrario, le compete dicho 
conocimiento a otro Juez del Poder Judicial.

1 CS, Sojo, Eduardo, Fallos, 32:120 en Millar­Gelli­Cayuso, Constitución y Poder Político, Ed Astrea, Buenos Aires, 1992, pag.16  y ss.
Por  un  dibujo  aparecido  en  el  periódico  Don  Quijote,  el  4  de  septiembre  de  1887,  el 
redactor,  Eduardo  Sojo,  fue  puesto  en  prisión  por  orden  de  la  Cámara  de  Diputados  de  la 
Nación hasta el término del periodo de sesiones. Sojo interpuso una acción de habeas corpus 
ante la Suprema Corte, fundando la competencia de la misma para entender en esta cuestión 
en el art. 20 de la ley del 14 de septiembre de 1863 sobre jurisdicción y competencia de los 
tribunales nacionales.

Dice la Suprema Corte:
“La misión que incumbe a la Suprema Corte de mantener a los diversos poderes, tanto 
nacionales  como  provinciales  de  la  esfera  de  las  facultades  trazadas  por  la  Constitución,  la 
obliga a ella misma a absoluta estrictez para no extralimitar la suya, como la mayor garantía 
que puede ofrecer a los derechos individuales.
En estos casos, (los de jurisdicción federal establecidos por el artículo anterior) dice el 
art.  101,  la  Corte  Suprema  ejercerá  su  jurisdicción  por  apelación  según  las  reglas  y 
excepciones  que  prescriba  el  Congreso,  pero  en  todos  los  asuntos  concernientes  a 
embajadores, ministros y cónsules extranjeros y en los que alguna provincia fuere parte, la 
ejercerá originaria y exclusivamente.
La garantía acordada por el recurso de habeas corpus, fundada en la igualdad ante la 
ley, no tiene otra excepción que cuando la persona ha sido objeto de un mandato indebido 
contra su libertad, pueda extraer un conflicto internacional. En los demás casos, el juez mas 
inmediato, mas expedito en sus resoluciones, es y debe ser el objeto  primordial de las leyes, 
la condición esencial de los fallos de la justicia federal.
No  es  posible  reconocer  en  la  H.  Cámara  de  Diputados  de  la  Nación,  de  cuyo 
mandamiento  de  prisión  procede  el  recurso  entablado  de  habeas   corpus,  el  carácter  de 
tribunal en el caso, sujeto al recurso de apelación para ante esta Corte. Ello es repugnante a 
la independencia de los Poderes Legislativo y Judicial y a otros principios fundamentales del 
orden  constitucional  que  nos  rigen.  Para  tal  consideración  seria  necesario  que  esta  Corte 
hubiese sido investida de la facultad de revisar los actos de las Cámaras Legislativas en los 
casos  en  que  ellas  tienen  peculiar  y  exclusiva  jurisdicción,  lo  que  no  se  puede  sostener  sin 
evidente error.
No puede fundarse pues, el derecho de ocurrir en apelación a esta Corte, de un acto 
de una Cámara Legislativa, en que se recurre en los Estados Unidos de autos de los jueces o 
tribunales de justicia.
Por  las  consideraciones  expuestas,  se  declara  que  esta  Corte  no  tiene  jurisdicción 
originaria en la presente causa, debiendo el recurrente ocurrir donde corresponda”.
    
Formas de Estado
­ Clasificación de las formas de Estado (Unitarios, Federales y Confederales)
La  constitución  argentina  de  1853­1860  acoge  la  forma  federal  de  estado.  Ella  importa 
una relación entre el poder y el territorio, en cuanto el poder se descentraliza políticamente 
con base física, geográfica o territorial. 
El  federalismo  es  la  forma  opuesta  a  la  unitaria,  que  centraliza  territorialmente  al  poder 
del estado. 
El federalismo significa una combinación de dos fuerzas: la centrípeta y la centrífuga, en 
cuanto  compensa  en  la  unidad  de  un  solo  estado  la  pluralidad  y  la  autonomía  de  varios.  El 
estado  federal  se  compone  de  muchos  estados  miembros  (que  en  nuestro  caso  se  llaman 
“provincias”),  organizando  una  dualidad  de  poderes:  el  del  estado  federal,  y  tantos  locales 
cuantas unidades políticas lo forman. 
Esta  dualidad  de  poderes  se  triplica  cuando  tomamos  en  cuenta  que  con  la  reforma  de 
1994 no es posible dudar de que, dentro de cada provincia, los municipios invisten un tercer 
poder, que es el poder municipal, también autónomo; lo atestigua, en respaldo del viejo art. 
5º, el actual art. 123. 
El  origen  lógico  (o  la  base)  de  todo  estado  federal  es  siempre  su  constitución.  El  origen 
histórico o cronológico es, en cambio, variable y propio de cada federación; algunas pueden 
surgir a posteriori de una confederación; otras, convirtiendo en federal a un estado unitario. 
Desde el punto de vista del derecho constitucional cuando hablamos de Estado hablamos de 
Estado  de  Derecho,  que  se  caracteriza  por  establecer  la  división  del  poder  en  funciones, 
garantizar  a  los  ciudadanos  sus  derechos  fundamentales,  limitando  eficazmente  el  poder 
político por medio de normas constitucionales. HermannSéller “lo mismo las comunidades que 
las sociedades precisan siempre de la organización para conseguir la capacidad de decisión y 
acción”. El pueblo tiene la potestad de darse su propio orden jurídico a través del ejercicio del 
poder constituyente en donde la sociedad se juridiza y da nacimiento institucional y jurídico al 
Estado.  El  Estado  está  conformado  por  una  serie  de  elementos  esenciales  como  son: 
Territorio,  Población  y  Poder,  algunos  constitucionalistas  (Bidart  Campos)  le  agregan  un 
cuarto  elemento  como  lo  es  el  Gobierno.  Nacimiento  del  Estado  Argentino  es  la  fecha  de 
sanción de la Constitución Nacional en el año 1853. La forma de Estado, conforme la doctrina 
tradicional,  se  identifica  con  el  modo  en  que  se  establecen  las  normas  constitucionales 
relacionadas al ejercicio del poder del Estado en su aspecto espacial o territorial. 
Para estudiar la forma de Estado debemos preguntarnos ¿Cómo se manda? 
A) Estado Unitario: centralización del poder estatal, quedando fraccionado el territorio 
en  meras  secciones  administrativas.  Tenemos  el  caso  de  fuerzas  centrípetas,  tienden  a 
concentrarse  en  un  solo  núcleo  de  poder  (ejemplo  Panamá,  Chile,  Paraguay,  Portugal, 
Noruega, Francia, etc.). Antecedentes en Argentina, constituciones 1819 y 1826. 
B) Estado Federal: descentralización del ejercicio del poder del Estado, el poder no se 
concentra  en  un  solo  órgano  de  decisión  y  de  acción  del  cual  dependa  toda  la  estructura  y 
actividad  estatal.  Se  produce  un  fenómeno  de  correlación  e  integración  de  competencias  y 
factores  de  poderes  que  se  identifican  como  fuerzas  centrípetas  (de  un  nivel  de  gobierno 
regional o estadal al nacional o central) y centrífuga (que van del orden nacional o central al 
orden local o provincial) produciéndose una relación de solidaridad, integración, colaboración 
y coordinación. Con respecto al grado de competencias de las órbitas de gobierno tenemos: 
soberanía,  autonomía  y  autarquía.  Algunos  autores  nos  recuerdan  que  existe  la  llamada 
descentralización administrativa en donde se mantienen lazos de subordinación con el poder 
central  y  que  se  utiliza  a  los  fines  de  la  prestación  de  ciertos  servicios  públicos.  Kelsen  nos 
enseña  que  la  descentralización  del  poder  del  Estado  tiene  un  carácter  normativo,  en  el 
sentido de la validez de las normas o leyes dictadas referidas a todo el territorio o a una parte 
de él. De lo que se desprende, que el objeto de la descentralización lo constituye la actividad, 
las  normas  y  los  órganos  del  Estado.  Ejemplos:  Estados  Unidos,  Canadá,  Brasil,  México, 
Venezuela, Argentina, Alemania, Suiza, Austria. 
C) Estados confederados: la característica principal es que surge de la unión de varios 
estados  independientes.  Los  estados  partes  mantienen  su  soberanía  y  ciertos  derechos 
concretos  como  son  los  de  secesión  posibilidad  de  retirarse  de  la  confederación  en  el 
momento que lo crean oportuno y por lo tanto denunciar el pacto, y la nulificación lo cual le 
permite  no  aplicar  las  normas  generales  en  su  territorio  y  que  fueran  sancionadas  por  los 
órganos  de  la  Confederación.  Según  Jellinek:  “el  poder  de  la  confederación  sólo  se  ejerce 
sobre  los  órganos  de  los  estados  confederados  y  no  sobre  los  ciudadanos  particulares  que 
integran  cada  uno  de  estos  últimos”.  Existe  un  órgano  de  gobierno  de  la  confederación 
denominado dieta. Ejemplo: Unión Europea, la extinta URSS se consideraba intermedia entre 
un Estado Federal y una confederación.

El Federalismo Argentino
­ Su evolución. Relaciones de subordinación, participación y coordinación.El sistema de 
distribución de competencias en el Federalismo Argentino
Nuestra  Constitución  recepta,  según  lo  observamos  en  los  arts.  1°,  5°,  6°,  44  y  121  al 
128, aun no siendo muy clara en lo que hace a la terminología para diferenciar la forma de 
Estado  y  de  gobierno,  la  Forma  de  Estado  es  “Federal”,  ya  que  existen  dos  órbitas  de 
gobierno:  la  provincial  (estados  partes  denominados  provincias)  y  la  nacional  o  federal,  en 
donde  están  representados  los  estados  partes,  habiendo  surgido  gracias  a  la  unión  de  las 
provincias preexistentes en el momento de sancionarse la Constitución Nacional.

Las tres relaciones típicas de la estructura federal
La estructura constitucional de nuestra federación presenta los rasgos fundamentales 
de  todos  los  estados  federales,  a  saber,  las  tres  relaciones  vertebrales:  a) 
de subordinación; b) de participación, colaboración o inordinación; c) de coordinación.
­ La  subordinación:  La  relación  de subordinación se  expresa  en  la  llamada supremacía 
federal. El equilibrio del  principio  de unidad con  el  de pluralidad tiende  a  proporcionar 
cohesión y armonía mediante la subordinación de los ordenamientos jurídico­políticos 
locales al ordenamiento federal, para que las "partes" sean congruentes con el "todo". 
Ello quiere decir que la constitución federal impone ciertas pautas en las estructuras de 
lineamiento  que  deben  ser  acatadas  y  reproducidas  por  las  constituciones  de  los 
estados  miembros.  A  partir  de  la  reforma  de  1994  podemos  comprender  que  el 
principio de subordinación viene formulado por la interrelación de los arts. 5º, 31, 123, 
y  75  incisos  22  y  24.  A  su  modo,  hay  que  com­putar  asimismo  el  art.  128,  que 
reproduce el texto del viejo art. 110. La relación de subordinación no permite decir que 
los  "gobiernos"  provinciales  se  subordinan  al  "gobierno"  federal,  ni  siquiera  que  las 
"provincias" se subordinan al "estado" federal, porque lo que se subordina es el "orden 
jurídico" provincial al "orden jurídico" federal. Aquellas formulaciones no son, en rigor, 
correctas.
­ La  participación:  La  relación  de participación implica  reconocer  en  alguna  medida 
la colaboración de  las  provincias  en  la  formación  de  decisiones  del  gobierno  federal. 
Nuestra  constitución  la  institucionaliza  componiendo  dentro  del  gobierno  federal  al 
órgano congreso con  una  cámara  de senadores, cuyos  miembros  representan  a  las 
provincias.  Nuestro  bicamarismo  responde,  pues,  a  la  forma  federal  del  estado.Cabe 
también  incluir,  con  un  sentido  amplio  de  la  relación  de  participación,  todo  lo  que  el 
llamado federalismo  concertado presupone  en materia de negociación,  cooperación, 
coordinación, y lealtad federal (ver nos. 64 y 65).
­ La  coordinación:  La  relación  de coordinación delimita  las  competencias  propias  del 
estado federal y de las provincias. Se trata de distribuir o repartir las competencias que 
caen en el área del gobierno federal y de los gobiernos locales.
Para  ello,  el  derecho  comparado  sigue sistemas diversos:  a)  todo  lo  que  la  constitución 
federal  no  atribuye  al  estado  federal,  se  considera  reservado  a  los  estados  miembros;  la 
capacidad  es  la  regla  para  éstos,  y  la  incapacidad  es  la  excepción,  en  tanto  para  el  estado 
federal  ocurre  lo  contrario:  la  incapacidad  es  la  regla,  y  la  capacidad  es  la  excepción;  b) 
inversamente,  todo  lo  que  la  constitución  federal  no  atribuye  a  los  estados  miembros,  se 
considera  reservado  al  estado  federal,  para  quien,  entonces,  la  capacidad  es  la  regla  y  la 
incapacidad  es  la  excepción;  c)  enumeración  de  las  competencias  que  incumben  al  estado 
federal y a los estados miembros.

El reparto de competencias
Nuestra  constitución  ha  escogido  el  primer sistema.  Así  lo  estipula  el  art.  121: "las 
provincias conservan todo el poder no delegado por esta constitución al gobierno federal, y el 
que expresamente se hayan reservado por pactos especiales al tiempo de su incorporación".
Donde  leemos  "poder  no  delegado  por  esta  constitución"  debemos  interpretar  que  la 
delegación  es  hecha por  las  provincias "a  través"  de la  constitución como  instrumento 
originario de formación y estructura de la federación. Son las "provincias" las que "mediante" 
la "constitución" han hecho la delegación al gobierno federal.
La  fórmula  del  art.  121,  que  mantiene  la  del  anterior  art.  104,  ha  merecido 
interpretación  del  derecho  judicial  a  través  de  la jurisprudencia de  la  Corte  Suprema,  en  la 
que encontramos otros dos principios que la completan: a) las provincias conservan, después 
de  la adopción de  la  constitución,  todos  los  poderes  que  tenían  antes  y  con  la  misma 
extensión, a menos de contenerse en la constitución alguna disposición expresa que restrinja 
o prohíba su ejercicio; b) los actos provinciales no pueden ser invalidados sino cuando: b") la 
constitución  concede  al  gobierno  federal  un  poder  exclusivo  en  términos  expresos;  b"")  el 
ejercicio  de  idénticos  poderes  ha  sido  prohibido  a  las  provincias;  b""")  hay  incompatibilidad 
absoluta y directa en el ejercicio de los mismos por parte de las provincias.
Puede verse también este párrafo extractado de una sentencia de la Corte: "Es cierto 
que en tanto los poderes de las provincias son originarios e indefinidos (art. 104, constitución 
nacional), los delegados a la nación son definidos y expresos, pero no lo es menos que estos 
últimos  no  constituyen  meras  declaraciones  teóricas,  sino  que  necesariamente  han  de 
considerarse  munidos  de  todos  los medios y  posibilidades  deinstrumentación indispensables 
para la consecución real y efectiva de los fines para los cuales se instituyeron tales poderes, 
en  tanto  éstos  se  usen  conforme  a  los  principios  de  su  institución.  De  no  ser  así,  aquellos 
poderes  resultarían  ilusorios  y  condenados  al  fracaso  por  las  mismas  provincias  que  los 
otorgaron.  De  aquí  que  las supra mencionadas  facultades  provinciales  no  pueden  amparar 
una conducta que  interfiera  en  la  satisfacción  de  un interés público  nacional  (Fallos,  263­
437),  ni  justifiquen  la  prescindencia  de  la solidaridad requerida  por  el  destino  común  de 
la nación toda (Fallos, 257­159; 270;11)."
En  más  reciente  fallo  del  15  de  octubre  de  1991,  en  el  caso  "Estado  Nacional 
c/Provincia  del  Chubut",  la  Corte  ha  expresado  que  ella  "tiene  dicho  que  "si  bien  es  muy 
cierto que todo aquello que involucre el peligro de limitar las autonomías provinciales ha de 
instrumentarse  con  la  prudencia  necesaria  para  evitar  el  cercenamiento  de  los  poderes  no 
delegados  de  las  provincias,  no  lo  es  menos  que  el  ejercicio  por  parte  de  la  nación,  de  las 
facultades referidas… no puede ser enervado por aquéllas, so pena de convertir en ilusorios 
los  propósitos  y objetivos de  las  citadas  facultades  que  fincan  en  la  necesidad  de  procurar 
eficazmente  el  bien  común  de  la  nación  toda,  en  el  que  necesariamente  se  encuentran 
engarzadas y del cual participan las provincias". A lo cual añadió la Corte que "en ese orden 
de ideas debe subrayarse que, conforme al principio de que quien tiene el deber de procurar 
un  determinado  fin,  tiene  el  derecho  de  disponer  de  los  medios  necesarios  para  su  logro 
efectivo  y,  habida  cuenta  que  los  objetivos  enunciados  en  el  preámbulo  y  los  deberes­
facultades  establecidos  en  los supra citados  incisos  del  art.  67  de  la  constitución  nacional 
tienen razón de causa final y móvil principal del gobierno federal, no cabe sino concluir que 
éste  no  puede  ser  enervado  en  el  ejercicio  de  estos  poderes  delegados,  en  tanto  se 
mantenga en los límites razonables de los mismos conforme a las circunstancias; éste es, por 
lo  demás,  el  principio  de  supremacía  que  consagra  el  art.  31  de  la  constitución  nacional" 
(Fallos, 304­1187 y otros)."
(Las  anteriores  transcripciones  de  jurisprudencia  de  la  Corte  citan  los  artículos  de  la 
constitución con la numeración de la época, antes de la reforma de 1994.)

En  el  reparto  de  competencias,  suele  hacerse  distinción  entre:  a) 
competencias exclusivas  del  estado  federal; b)  competencias exclusivas  de  las  provincias; c) 
competencias concurrentes; d)  competencias excepcionales del  estado  federal  y  de  las 
provincias; e) competencias compartidas por el estado federal y las provincias.

a)  Entre  las  competencias exclusivas  del  gobierno  federal podemos  citar 


enunciativamente:  intervención  federal;  declaración  del  estado  de  sitio;  relaciones 
internacionales;  dictar  los  códigos  de  fondo  o  de  derecho  común  y  las  leyes  federales  o 
especiales, etc. En general, y como principio, la casi totalidad de competencias asignadas a 
los órganos de gobierno federal por la constitución pueden considerarse exclusivas del estado 
federal.
Paralelamente  a  estas  competencias  exclusivas,  hallamos  en  los  arts.  126  y  127  las 
que están prohibidas a las provincias.
Debemos  dejar  aclarado  que  las  competencias  exclusivas  del  estado  federal  no 
requieren  estar  taxativa  ni  expresamente  establecidas  a  su  favor  en  la  constitución,  porque 
las  hay implícitas.  Dentro  de  estas  competencias  implícitas,  hay  un  tipo  especialmente 
contemplado por la constitución que es el de los llamados "poderes implícitos del congreso ", 
reconocidos en el art. 75 inc. 32.

b)  Entre  las  competencias exclusivas  de  las  provincias, cabe  incluir:  dictar  la 
constitución provincial, establecer impuestos directos, dictar sus leyes procesales, asegurar su 
régimen  municipal  y  su educación primaria,  etc.  Esta  masa  de  competencias  se  encuentra 
latente en la reserva del art. 121, y en la autonomía consagrada por los arts. 122 y 123, con 
el añadido del nuevo art. 124.
Como principio, las competencias exclusivas de las provincias se reputan prohibidas al 
estado federal.
Las competencias exclusivas de las provincias se desdoblan en: b") las no delegadas al 
gobierno federal; b"") las expresamente reservadas por pactos especiales.

c) Entre las competencias concurrentes, o sea, las que pertenecen en común al estado 
federal y a las provincias, se hallan: los im­puestos indirectos internos, y las que surgen del 
art. 125 concordado con el 75 inc. 18, más las del art. 41 y el art. 75 inc. 17.
d) Hay competencias excepcionales del estado federal, es decir, las que en principio y 
habitualmente  son  provinciales,  pero  alguna  vez  y  con  determinados  recaudos  entran  en  la 
órbita  federal.  Así,  el  establecimiento  de  impuestos  directos  por  el  congreso,  cuando  la 
defensa, seguridad común  y  bien  general  lo  exigen,  y  por  tiempo  determinado  (art.  75  inc. 
2º).
Hay  competencias excepcionales  de  las  provincias en  iguales  condiciones.  Así,  dictar  los 
códigos de fondo o de derecho común hasta tanto los dicte el congreso (art. 126), y armar 
buques  de guerra o  levantar  ejércitos  en  caso  de  invasión  exterior  o  de  un  peligro  tan 
inminente que no admita dilación, dando luego cuenta al gobierno federal (art. 126).

e)  Hay  también  facultades compartidas por  el  estado  federal  y  las  provincias,  que  no 
deben  confundirse  con  las  "concurrentes",  porque  las  "compartidas"  reclaman  para  su 
ejercicio  una doble decisión  integratoria:  del  estado  federal  y  de  cada  provincia  participante 
(una o varias). Por ej.: la fijación de la capital federal, la creación de nuevas provincias (arts. 
3º y 13), etcétera.
En  el derecho  constitucional  material se  ha  observado  una  marcada  inflación  de  las 
competencias federales, a veces en desmedro del reparto que efectúa la constitución formal. 
Hay pues, en este punto, una mutación que, cuando implica violarla, es inconstitucional.

El  gobierno  de  Argentina  adopta  constitucionalmente  la  forma  de  una  democracia 
representativa,  republicana  y  federal.  Debido  a  su  carácter  federal,  la  Argentina  posee  dos 
estructuras de gobierno: el gobierno nacional o federal; 23 gobiernos provinciales, cada una 
de  las  cuales  son  consideradas  preexistentes  a  la  Nación  y  detentan  todos  los  poderes  no 
delegados expresamente al gobierno federal. 
Adicionalmente  la  Ciudad  de  Buenos  Aires  está  regida  por  un  sistema  de  autonomía, 
mientras que las provincias poseen subdivisiones administrativas y municipios.
El  Poder  Ejecutivo  argentino  está  compuesto  por  el  Presidente  de  la  Nación  y  el  Vice­
presidente  electos,  por  el  Jefe  de  Gabinete  de  Ministros  y  por  los  demás  Ministros  y 
Secretarios.

SUB­EJE TEMATICO 2: DECLARACIONES, DERECHOS Y GARANTIAS
Conceptos de:
­ Declaraciones, derechos y garantías
­ Los derechos de primera, segunda y tercera generación (enumeración y 
caracterización)
­ Garantías. Concepto, garantías procesales, las garantías del Art. 18 de la CN y del art. 
8 del CADH

La  Primera  Parte  de  la Constitución es  conocida  como  la  parte  dogmática.  En  ella  se 
reconocen los derechos individuales y de los ciudadanos. Está integrada por 43 artículos. Los 
treinta  y  cinco  primeros  forman  el  primer  capítulo  denominado  "Declaraciones,  Derechos  y 
Garantías".
Declaraciones:  son  expresiones,  manifestaciones  o  afirmaciones  en  las  que  se  toma 
posición  acerca  de  cuestiones  fundamentales,  como  la  forma  de gobierno o 
la organización de las provincias.
Derechos: son facultades que la Constitución reconoce a los habitantes del país para que 
puedan vivir con dignidad. Al estar así reconocidas, los habitantes pueden exigir su respeto.
Garantías: son protecciones, establecidas en la Constitución para asegurar el respeto de 
los derechos y las libertades que ella reconoce.
El  segundo  capítulo  de  la  Primera  Parte  de  la  Constitución  fue  incorporada  en  la  última 
reforma  (1994).  Incluye  derechos  y  garantías  sobre  temas  que  la sociedad argentina  fue 
considerando esenciales en los últimos años.

Hábeas corpus
Procedimiento destinado a la protección del derecho a la libertad personal, por el que 
se  trata  de  impedir  que  la autoridad o  alguno  de  sus  agentes  puedan  prolongar  de  forma 
arbitraria  la  detención  o  la  prisión  de  un  ciudadano.  A  través  del  hábeas  corpus, 
una persona privada  de  libertad  puede  obtener  su  inmediata  puesta  a  disposición  de  la 
autoridad judicial competente, que resolverá acerca de la legalidad o no de la detención.

Amparo
El amparo puede promoverse cuando no existía una garantía judicial mejor. Tiene por 
finalidad  que  se  dejen  sin  efecto  actos  u  omisiones  que  de  manera  actual  o  inminente 
lesionen,  restrinjan  o  amanecen,  en  forma  ilegal  o  arbitraria,  derechos  y  garantías 
reconocidos.

Hábeas Data
Todas las personas tiene derecho a:
 Conocer los datos personales que a su respecto existan en un banco de datos.
 Que el registro de datos certifique la existencia de datos que a ella se refieren.
 Que  se  rectifiquen  los  datos  inexactos  recopilados  y  que  se  comuniquen 
inmediatamente  a  aquellas  personas  que  hubiesen  recibido  previamente 
la información inexacta.
 Impedir la difusión de un dato dudoso hasta que sea aclarado.
 Que  se  cancelen  los  datos  personales  almacenados  ilegalmente  o  cuya  conservación 
no se justifique.

Nómina de los Derechos
 Art.  14:  Derecho  a  los  trabajadores  –  Peticionar  –  Libre  tránsito  –  Publicar  ideas  – 
Usar y disponer de su propiedad – de asociarse – libertad de culto
 Art. 14 bis: Derecho a trabajador – seguro social – jubilación  ­ vivienda digna
 Art. 15: Derecho de la Libertad (No esclavos)
 Art. 16: Derecho a la igualdad (ante a ley)
 Art. 17: Derecho a la propiedad 
 Art.  18:  Garantías  Procesales  –  Juicio  Previo  –  Irretroactividad  de  la  Ley  –  Jueces 
naturales – No bisn in ídem – Debido Proceso
 Art. 19: Derecho a la privacidad – Principio de reserva Penal
 Art. 41: Derechos ambiental (Ambiente sano)
 Art. 42: Derechos a la relación del consumidor 

 Art. 8 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH)
Artículo 8.  Garantías Judiciales
1. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo 
razonable,  por  un  juez  o  tribunal  competente,  independiente  e  imparcial,  establecido  con 
anterioridad  por  la  ley,  en  la  sustanciación  de  cualquier  acusación  penal  formulada  contra 
ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de 
cualquier otro carácter.
 2.  Toda  persona  inculpada  de  delito  tiene  derecho  a  que  se  presuma  su  inocencia 
mientras no se establezca legalmente su culpabilidad.  Durante el proceso, toda persona tiene 
derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas:
 a)  derecho  del  inculpado  de  ser  asistido  gratuitamente  por  el  traductor  o 
intérprete, si no comprende o no habla el idioma del juzgado o tribunal;
 b) comunicación previa y detallada al inculpado de la acusación formulada;
 c) concesión al inculpado del tiempo y de los medios adecuados para la preparación 
de su defensa;
 d)  derecho  del  inculpado  de  defenderse  personalmente  o  de  ser  asistido  por  un 
defensor de su elección y de comunicarse libre y privadamente con su defensor;
 e)  derecho  irrenunciable  de  ser  asistido  por  un  defensor  proporcionado  por  el 
Estado, remunerado o no según la legislación interna, si el inculpado no se defendiere 
por sí mismo ni nombrare defensor dentro del plazo establecido por la ley;
 f) derecho de la defensa de interrogar a los testigos presentes en el tribunal y 
de obtener la comparecencia, como testigos o peritos, de otras personas que puedan 
arrojar luz sobre los hechos;
 g) derecho a no ser obligado a declarar contra sí mismo ni a declararse culpable, 
y
 h) derecho de recurrir del fallo ante juez o tribunal superior.
 3.  La  confesión  del  inculpado  solamente  es  válida  si  es  hecha  sin  coacción  de 
ninguna naturaleza.
 4. El inculpado absuelto por una sentencia firme no podrá ser sometido a nuevo juicio 
por los mismos hechos.
 5.  El  proceso  penal  debe  ser  público,  salvo  en  lo  que  sea  necesario  para  preservar  los 
intereses de la justicia.

Los Derechos de Primera Generación o Derechos Civiles y Políticos se refieren a 
los  primeros  derechos  que  fueron  consagrados  en  los  ordenamientos  jurídicos  internos  e 
internacionales. Estos Derechos surgieron como respuesta a los reclamos que motivaron los 
principales  movimientos  revolucionarios  de  finales  del  siglo  XVIII  en  occidente.  Estas 
exigencias  fueron  consagradas  como  auténticos  derechos  y  como  tales  difundidos 
internacionalmente. 
Los  Derechos  Civiles  y  Políticos  están  destinados  a  la  protección  del  ser  humano 
individualmente,  contra  cualquier  agresión  de  algún  órgano  público.  Se  caracterizan 
porque  imponen  al  Estado  el  deber  de  abstenerse  de  interferir  en  el  ejercicio  y 
pleno goce de estos derechos por parte del ser humano.
Los  derechos  de  Segunda  Generación  o  Derechos  Económicos,  Sociales  y 
Culturales  tienen  como  objetivo  fundamental  garantizar  el  bienestar  económico,  el 
acceso al trabajo, la educación y a la cultura, de tal forma que asegure el desarrollo de 
los  seres  humanos  y  de  los  pueblos.   Son  los  también  llamados  derechos  de  los  pueblos, 
colectivos o solidarios, que comenzaron a gestarse a partir de la Segunda Guerra Mundial, o 
sea en la segunda mitad del siglo XX. El sujeto protegido ya no es el individuo en sí mismo, 
como en los de primera generación, o por su rol social, como en los de segunda generación, 
sino  por  integrar  un  pueblo,  una  nación,  o  ser  parte  de  toda  la  humanidad.  Se  toma  en 
cuenta  a  las  personas,  como  integrantes  de  una  comunidad  con  conciencia  de 
identidad colectiva.
­ Derecho a una vivienda digna;
­ Derecho al agua;
­ Derecho  a  la  salud (asistencia  social, asistencia  médica, seguridad  social y cobertura 
sanitaria universal);
­ Derecho a una educación adecuada;
­ Derecho a una alimentación adecuada;
­ Derecho  al  trabajo (incluyendo Derecho  de  huelga y  libertad  en  la  elección  de 
empleo);
­ Derecho al medio ambiente.

Por  su  parte,  la  tercera  generación  de  derechos,  surgida  en  la  doctrina  en  los  años 
1980, se vincula con la solidaridad. Los unifica su incidencia en la vida de todos, a escala 
universal, por lo que precisan para su realización una serie de esfuerzos y cooperaciones en 
un  nivel  planetario.  Normalmente  se  incluyen  en  ella  derechos  a  la  paz,  a  la  calidad  de 
vida 
­ El uso de los avances de las ciencias y la tecnología.
­ La solución de los problemas alimenticios, demográficos, educativos y ecológicos
­ El ambiente.
­ Los derechos del consumidor.
­ El desarrollo que permita una vida digna.
­ El libre desarrollo de la personalidad.

También  se  llaman  derecho  de  cuarta  generación  a  los  relacionados  al  medio 
ambiente y/o bioética, y a las nuevas tecnologías: Ej:
­ El derecho a existir digitalmente
­ El derecho a la reputación digital
­ La estima digital
­ La libertad y responsabilidad digital
­ La privacidad virtual, el derecho al olvido, el derecho al anonimato
­ El derecho al big­reply
­ El derecho al domicilio digital
­ El derecho a la técnica, al update, al parche
­ El derecho a la paz cibernética y a la seguridad informática
­ El derecho al testamento digital

SUB­EJE TEMATICO 3: ORGANIZACIÓN, FUNCIONAMIENTO DEL PODER
Poder legislativo
­ Estructura y Composición del Congreso de la Nación
­ Atribuciones 

Poder Legislativo:
El  sistema  es  bicameral:  hay  una  Cámara  de  Diputados  y  otra  de  Senadores,  ambos 
elegidos  por  sufragio  en  las  provincias  y  en  la  capital.  La  Cámara  de  Diputados  tiene  257 
miembros elegidos para un mandato de cuatro años, habiendo posibilidad de reelección. La 
proporción es de un diputado para cada 33.000 habitantes. Cada dos años la Cámara renueva 
mitad de su composición. 

El Senado posee 72 miembros electos por las Asambleas Provinciales, tres senadores por 
provincia  y  tres  por  la  ciudad  de  Buenos  Aires.  El  mandato  es  de  6  años,  renovándose  un 
tercio de la bancada cada dos años.

Poder Ejecutivo
­ Requisitos. Elección Presidente y Vicepresidente. Atribuciones. Jefe de Gabinete de 
Ministros. Designación, remoción, atribuciones.

El Poder Ejecutivo  de  la Nación.  Art.  87; el poder  ejecutivo de  la nación será 


desempeñado por un ciudadano con el titulo de "Presidente de la Nación Argentina".

El Presidente es el jefe supremo de la nación, jefe de gobierno y responsable político por 
la  administración  del  país.  A  él  le  compete  también  ejercer  la  Jefatura  Suprema  de  las 
Fuerzas  Armadas,  nombrar  embajadores  e  indicar  los  ministros  de  la  Suprema  Corte,  ad 
referendum  del  Senado  Federal.  El  Vice­presidente  reemplaza  al  Presidente  en  casos  de 
impedimento y ejerce la Presidencia del Senado.

­ Funciones ejecutivas, "legislativas" y "judiciales".
El  Art.  99  de  la Constitución nacional  establece  en  sus  20  incisos,  las  atribuciones  del 
Poder Ejecutivo Nacional. En cierto modo, la competencia del poder ejecutivo es residual, ya 
que  comprende  el  ejercicio  de  aquellas  funciones  administrativas  que  no  estén  atribuidas  a 
los otros dos poderes.
Dentro  de  estas  atribuciones  podemos  encontrar  las  típicamente  ejecutivas,  que  están 
únicamente  reservadas  a  esta  investidura;  las  llamadas  "colegislativas"  como  ser,  la 
participación  de  la  formación  de  las  leyes,  su  promulgación;  dictar  los  decretos 
reglamentarios para la aplicación de las mismas; ejerce el derecho de veto, con el que puede 
oponerse total o parcialmente a la sanción de una ley; convoca a sesiones extraordinarias del 
congreso  y  puede  prorrogarlas;  puede  dictar  decretos  de  necesidad  y  urgencia,  etc.;  y  las 
"judiciales" como podrían ser el indulto o la conmutación de penas.
­ Requisitos para ser presidente de la Nación (Art. 89).
Art. 89; para ser elegido presidente o vicepresidente de la Nación, se requiere haber nacido 
en el territorio argentino, o ser hijo ciudadano nativo, habiendo nacido en país extranjero; y 
las demás calidades exigidas para ser elegido senador.
Calidades de senador; tener 30 años de edad cumplidos, haber sido ciudadano por 6 años de 
la nación, disfrutar de una renta anual de dos mil pesos fuertes o de una entrada equivalente 
a la que nos referimos.

­ El Vicepresidente de la Nación. Naturaleza.
El vicepresidente, en tanto no ejerza la titularidad del Poder Ejecutivo, no tiene funciones 
propias  en  éste.  Es  un  funcionario  de  reserva,  cuya  principal misión es  reemplazar  al 
presidente  en  caso  de  vacancia  transitoria  o  definitiva  de  éste.  (es  un  órgano  extrapoder 
porque se encuentra fuera del ejecutivo).
Por ello, el Art. 49 de la Constitución le otorga una función de gran jerarquía: presidir el 
Senado de la Nación.
Este  cargo  de  presidente  nato  del  Senado  le  otorga  al  vicepresidente  una  naturaleza 
jurídica híbrida, ya que no pertenece al Poder Ejecutivo, y aun presidiendo el Senado, no se 
puede afirmar que pertenezca a él, dado el carácter eminentemente federal de esta cámara.
­ Requisitos para ser Vicepresidente.
Son los mismos que para ser elegido Presidente de la Nación, y se encuentran enunciados 
en  el Art.  89: Para  ser  elegido  presidente  o  vicepresidente  de  la  Nación,  se  requiere  haber 
nacido  en  el  territorio  argentino,  o  ser  hijo  de  ciudadano  nativo,  habiendo  nacido  en  país 
extranjero;  y  las  demás  calidades  para  ser  elegido  senador.  (Tener  30  años  de  edad 
cumplidos, haber sido ciudadano por 6 años de la nación, disfrutar de una renta anual de dos 
mil pesos fuertes o de una entrada equivalente a la que nos referimos.)

­ El jefe de gabinete de ministros
El  Jefe  de  Gabinete  es  nombrado  por  el  Presidente  para  ejercer  la  coordinación  de  los 
Ministerios, la administración, además de representar al Poder Ejecutivo ante el Congreso. El 
Presidente  también  nombra  los  ocho  Ministros  y  los  Secretarios  de  Estado  responsables  por 
las 16 Secretarías dependientes directamente de la Presidencia, entre las cuales están la de la 
Pequeña  y  Mediana  Empresa,  la  de  Recursos  Naturales  y  Desarrollo  Sustentable  y  la  de 
Turismo. Estos últimos gozan, en la práctica, del status de Ministro.
a) Naturaleza y funciones 
La jefatura de gabinete es un órgano dependiente del poder ejecutivo, y su titular el jefe de 
gabinete es uno de los ministros del Poder Ejecutivo, que tiene como tal, las atribuciones que 
la Constitución le otorga en su art. 100.
Con la reforma de 1994 ha aparecido el jefe de gabinete de ministros que, sin ser un primer 
ministro, ha recibido competencias especiales y diferentes a las genéricas ministeriales.
b) Su nombramiento y remoción 
El  jefe  de  gabinete  es  nombrado  por  el  presidente  de  la  nación.  Por  el  voto  de  la  mayoría 
absoluta de los miembros de cada una de las cámaras el jefe de gabinete puede ser removido 
de  su  cargo;  aquí  hace  falta  la  coincidencia  de  las  dos  cámaras  en  la  remoción,  con  el 
quórum de votos indicado.
Para  tratar  una  moción  de  censura  como  etapa  previa  a  la  remoción  del  jefe  de 
gabinete es menester que cualquiera de las cámaras alcance favorablemente la interpelación 
ante sí, con el voto de la mayoría absoluta, computada sobre la totalidad de miembros que la 
componen.
Si  una  sola  cámara  logra,  con  ese  quórum  de  votos,  interpelar  al  jefe  de  gabinete  y 
censurarlo,  su  voto  de  censura  no  surte  efecto  destitutorio,  porque  la  remoción  precisa 
decisión concordante de las dos cámaras. En cambio, si la interpelación y el recíproco voto de 
censura se producen en las dos cámaras, la remoción se opera cuando amas así lo resuelven 
por mayoría absoluta de sus miembros.  
En  síntesis,  la  remoción  solo  es  viable  cuando  la  ha  precedido  un  voto  de  censura 
conjunto de ambas cámaras, y cuando a continuación también las dos coinciden en la sanción 
destitutoria.
c) Sus atribuciones 
Procurando reagrupar sus competencias podemos intentar una rápida clasificación:

1)  Expedición  de  actos  y  reglamentos  necesarios  para  ejercer  las  facultades  que  le 
acuerda el art. 100 y las que le delegue el presidente; todo ello conforme al inc. 2. 
2) Ejercicio directos de las funciones y atribuciones que le delegue el presidente, según 
el inc. 4.
3)  Resolución,  en  acuerdo  de  gabinete,  sobre  materias  que  le  indique  el  poder 
ejecutivo, y resolución por decisión propia en las materias que estime necesario por su 
importancia en el ámbito de su competencia; todo ello conforme al inc. 4.
4)  Nombramiento  de  empleados  de  la  administración,  con  excepción  de  los  que 
corresponden al presidente
5) Coordinación, preparación y convocatoria de las reuniones de gabinete de ministros 
y presidencia de las mismas en ausencia del presidente; todo ello conforme al inc. 5.
6) Remisión al congreso de los proyectos de ley de ministerios y de presupuesto, una 
vez  que  se  han  tratado  en  acuerdo  de  gabinete  y  han  sido  aprobados  por  el  poder 
ejecutivo; todo ello conforme al inc. 6.
7) Concurrir a las sesiones del congreso y participar, sin voto, en sus debates, según el 
inc. 9, y producir los informes y explicaciones verbales o escritos que sean solicitados 
por cualquiera de las cámaras al poder ejecutivo según el inc. 11; presentar junto a los 
demás  ministros,  al  iniciarse  las  sesiones  ordinarias  del  congreso,  una  memoria 
detallada  del  estado  de  la  nación  en  cuanto  a  los  negocios  de  los  respectivos 
departamentos, según el inc. 10; concurrir como mínimo una vez por mes al congreso, 
alternativamente  a  cada  cámara,  para    informar  sobre  la  marcha  del  gobierno, 
conforme al art. 101. 
8)  Tomar  intervención  en  el  procedimiento  inmediato  al  dictado  de  decretos  de 
necesidad y urgencia para someterlos a la Comisión Bicameral Permanente, conforme 
al  inciso  13  en  relación  con  el  art.  99  inc.  3  y  en  el  correspondiente  a  decretos  de 
promulgación  parcial  de  leyes,  conforme  al  inc.  13  en  relación  con  el  art.  80  y  en  el 
correspondiente  a  decretos  dictados  en  ejercicio  de  facultades  delegadas  por  el 
congreso,  al  poder  ejecutivo,  conforme  al  inc.  12  en  relación  con  el  art.  76,  para 
control de la Comisión Bicameral Permanente.  
9)  Refrendar  los  decretos  del  poder  ejecutivo:  que  prorrogan  las  sesiones  ordinarias 
del congreso y que convocan a sesiones extraordinarias, todo ello conforme al inc. 3; 
que  reglamenten  leyes,  según  el  inc.  8;  que  ejerzan  facultades  delegadas  por  el 
congreso al poder ejecutivo, según el inc. 12; que se dictan por razones de necesidad 
y urgencia, según el inc. 13; que promulgan parcialmente una ley, según el inc. 13. 
10)  Refrendar  los  mensajes  del  presidente  que  promuevan  la  iniciativa  legislativa, 
según el inc. 8.
­ Elecciones
Presidente  y  vice  son  elegidos  para  un  mandato  de  4  años,  siendo  posible  la  reelección 
por un solo período consecutivo. La elección se da en dos vueltas, siempre y cuando uno de 
los candidatos no obtenga más del 45% de los votos en la primera vuelta. 
Poder  Legislativo:  El  sistema  es  bicameral:  hay  una  Cámara  de  Diputados  y  otra  de 
Senadores,  ambos  elegidos  por  sufragio  en  las  provincias  y  en  la  capital.  La  Cámara  de 
Diputados  tiene  257  miembros  elegidos  para  un  mandato  de  cuatro  años,  habiendo 
posibilidad de reelección. La proporción es de un diputado para cada 33.000 habitantes. Cada 
dos años la Cámara renueva mitad de su composición. 
El Senado posee 72 miembros electos por las Asambleas Provinciales, tres senadores por 
provincia  y  tres  por  la  ciudad  de  Buenos  Aires.  El  mandato  es  de  6  años,  renovándose  un 
tercio  de  la  bancada  cada  dos  años.  El  Vice­presidente  de  la  Nación  es  el  Presidente  del 
Congreso. 

Poder Judicial
­ Organización del PJ de la Nación

Poder Judicial: El Poder Judicial argentino es ejercido por una Corte Suprema de Justicia 
compuesta  por  9  magitrados  (indicados  por  el  presidente  y  aprobados  por  el  Senado)  y 
también  por  los  tribunales  inferiores  establecidos  por  el  Congreso.  A  ellos  les  compete  el 
conocimiento  y  la  decisión  de  todas  las  causas  que  versen  sobre  puntos  regidos  por  la 
Constitución, por las leyes de la Nación y por tratados con naciones extranjeras. El Consejo 
de  la  Magistratura,  reglado  por  una  ley  especial  sancionada  por  el  Congreso,  tiene  como 
atribuciones la selección de los magistrados y la administración del Poder Judicial. El Consejo 
está  integrado  de  modo  que  se  procure  el  equilibrio  entre  los  representantes  de  los 
organismos políticos resultantes de elección popular, los jueces de todas las instancias y los 
abogados  de  la  Nación.  El  Ministerio  Público  es  un  órgano  independiente  con  autonomía 
funcional y financiera que tiene por atribución promover la justicia en defensa de la legalidad 
de  los  intereses  generales  de  la  sociedad  en  coordinación  con  las  demás  autoridades  de  la 
República. Está integrado por un Procurador General y un Defensor General de la Nación.

La designación de los jueces la realiza el Presidente de la Nación con acuerdo del Senado, 
sobre la base de una terna integrada por candidatos seleccionados en concurso público por 
el Consejo de la Magistratura, órgano de composición multisectorial, a quien corresponde el 
control directo de los jueces y la administración del Poder judicial.Los jueces permanecen en 
sus  cargos  "mientras  dure  su  buena  conducta"  y  solo  pueden  ser  removidos  en  caso  de 
infracciones graves, por un Jurado de Enjuiciamiento, integrado por legisladores, magistrados 
y abogados.
El  juzgamiento  de  los  jueces  de  los  tribunales  inferiores  de  la  Nación  estará  a  cargo  del 
Jurado  de  Enjuiciamiento  de  los  Magistrados  según  lo  prescripto  por  el  artículo  115  de  la 
Constitución Nacional. El mandato de los miembros es por seis meses. El desempeño de las 
funciones será considerado una carga pública. Ninguna persona podrá integrar el Jurado de 
Enjuiciamiento  de  los  magistrados  en  más  de  una  oportunidad.  Los  jueces  de  cámara  y  los 
legisladores  no  podrán  ser  nuevamente  miembros  de  este  cuerpo,  hasta  tanto  lo  hayan 
integrado  el  resto  de  sus  pares.  La  ley  24.937  precisa  la  integración  del  organismo  en  su 
artículo 22, cuyo texto obedece a la ley 26.080 de 2006.
El  Poder  Judicial  argentino  es  ejercido  por  una  Corte  Suprema  de  Justicia  compuesta 
por 9 magitrados (indicados por el presidente y aprobados por el Senado) y también por los 
tribunales  inferiores  establecidos  por  el  Congreso.  A  ellos  les  compete  el  conocimiento  y  la 
decisión  de  todas  las  causas  que  versen  sobre  puntos  regidos  por  la  Constitución,  por  las 
leyes de la Nación y por tratados con naciones extranjeras. 
El  Consejo  de  la  Magistratura,  reglado  por  una  ley  especial  sancionada  por  el 
Congreso,  tiene  como  atribuciones  la  selección  de  los  magistrados  y  la  administración  del 
Poder  Judicial.  El  Consejo  está  integrado  de  modo  que  se  procure  el  equilibrio  entre  los 
representantes  de  los  organismos  políticos  resultantes  de  elección  popular,  los  jueces  de 
todas las instancias y los abogados de la Nación. 
El Ministerio Público es un órgano independiente con autonomía funcional y financiera 
que  tiene  por  atribución  promover  la  justicia  en  defensa  de  la  legalidad  de  los  intereses 
generales  de  la  sociedad  en  coordinación  con  las  demás  autoridades  de  la  República.  Está 
integrado por un Procurador General y un Defensor General de la Nación.
EJE TEMÁTICO DERECHO PENAL I
SUB­EJE TEMATICO 1: DERECHO PENAL Y CONSTITUCIÓN
 Principios de derecho penal. Análisis y consecuencias.  
 De  legalidad,  de  Reserva,  De  mínima  suficiencia,  De  subsidiaridad,  De 
fragmentariedad,  De  proporcionalidad,  De  lesividad,  De  acción­exterioridad,  De 
privacidad,  De  culpabilidad,  De  judicialidad,  Del  non  bis  in  ídem,  De  humanidad  y 
personalidad de las penas, De resocialización, De prohibición de prisión por deudas. 

Principio de Legalidad: 
Está  consagrado  como  garantía  penal  por  la  cláusula  del  Art.  18  de  la  C.N:  Ningún 
habitante  de  la  Nación  puede  ser  penado  sin  juicio  previo  fundado  en  ley  anterior  al  hecho 
del  proceso.  Establece  así  la  garantía  del  nullum  crimen  nullapoena  sine 
praevialegepoenali. Significa que la configuración de una infracción, por leve que sea, así 
como su represión, es materia que hace a la esencia del Poder Legislativo y escapa a la órbita 
de  las  facultades  ejecutivas  y  judiciales,  pues  nadie  está  obligado  a  hacer  lo  que  la  ley  no 
manda, ni privado de hacer lo que ella no prohíbe. Pero, según el mismo precepto, para que 
al  violador  de  esa  norma  se  le  pueda  aplicar  una  sanción  penal,  es  preciso  además,  que  al 
lado  de  la  infracción  configurada,  exista  al  mismo  tiempo  una  sanción  destinada  para  el 
violador.

Consecuencias del principio:
­ Indelegabilidad de la Facultad Legislativa Penal: La garantía de la legalidad implica el 
régimen  republicano,  que  supone  la  división  de  los  poderes  de  gobierno,  que  el  Poder 
Legislativo no puede pasar el ejercicio de su poder de sancionar la ley penal, ni al Ejecutivo ni 
al Judicial.
La facultad reglamentaria del Ejecutivo no significa una excepción a esa indelegabilidad, sino 
que  no  es  otra  cosa  que  la  autoridad  que  tiene  para  reglar  los  pormenores  y  detalles 
necesarios para la ejecución de la ley, no la definición de infracción y la determinación de la 
pertinente pena.
Art 18 C.N “Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo fundado 
en ley anterior al hecho del proceso, ni juzgado por comisiones especiales, o sacado de los 
jueces designados por la ley antes del hecho de la causa. Nadie puede ser obligado a declarar 
contra  sí  mismo;  ni  arrestado  sino  en  virtud  de  orden  escrita  de  autoridad  competente.  Es 
inviolable la defensa en juicio de la persona y de los derechos……”

Del principio de legalidad surgen diversas garantías, las que también deben exigirse respecto 
de la imposición de medidas de seguridad:
 La  garantía  criminal  exige  que  el  delito  (=  crimen)  se  halle  determinado  por  la  ley 
(nullum crimen sine lege). 
 La  garantía  penal  requiere  que  la  ley  señale  la  pena  que  corresponda  al  hecho 
(nullapoena sine lege). 
 La garantía jurisdiccional o judicial exige que la existencia del delito y la imposición de 
la pena se determinen por medio de una sentencia judicial y según un procedimiento 
legalmente establecido. 
 La garantía de ejecución requiere que también la ejecución de la pena se sujete a una 
ley que la regule.

Asimismo,  la  norma  jurídica  (ley)  reguladora  del  hecho  delictivo  y  su  sanción  debe 
cumplimentar determinados requisitos:
 Exigencia  de  ley  previa  que  consagra  el  principio  de  irretroactividad  de  la  ley  penal 
más  severa,  ya  que  es  preciso  que  el  sujeto  pueda  conocer  en  el  momento  en  el 
momento  en  que  actúa  (momento  del  hecho)  si  va  a  incurrir  en  un  delito  y,  en  su 
caso, cual es su pena. Contrariamente, en beneficio del imputado rige el principio de 
retroactividad  y  ultraactividad  de  la  ley  penal  más  benigna  (artículo  9º  de  la 
Convención  Americana  sobre  Derechos  Humanos;  artículo  15º  inciso  1  del  Pacto 
Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el artículo 2º del Código Penal).
ARTÍCULO  2º.­  Si  la  ley  vigente  al  tiempo  de  cometerse  el  delito  fuere  distinta  de  la  que 
exista al pronunciarse el fallo o en el tiempo intermedio, se aplicará siempre la más benigna.
Si durante la condena se dictare una ley más benigna, la pena se limitará a la establecida por 
esa ley. 
En  todos  los  casos  del  presente  artículo,  los  efectos  de  la  nueva  ley  se  operarán  de 
pleno derecho.
 Exigencia de ley escrita con la cual queda excluida la costumbre como posible fuente 
de delitos y penas. Es preciso que se trate de una ley emanada del Poder Legislativo, 
en  su  condición  de  representante  del  pueblo,  que  no  puede  delegar  sus  funciones 
legislativas  a  los  poderes  Ejecutivo  o  Judicial.  La  Constitución  Nacional  prohíbe 
expresamente  dicha  delegación  (artículo  76º),  así  como  la  emisión  por  parte  del 
Ejecutivo,  de  disposiciones  de  carácter  legislativo  (artículo  99º,  inciso  3,  segundo 
párrafo).

Dos  cuestiones  se  plantean  con  relación  a  esta  "indelegabilidad"  legislativa:  en  primer 
lugar,  la  facultad  reglamentaria  del  Poder  Ejecutivo,  respecto  de  las  leyes  dictadas  por  el 
Congreso,  implica  la  posibilidad  que  tiene  este  último  poder  para  reglar  los  pormenores  y 
detalles  necesarios  para  la  ejecución  de  la  ley  y,  dentro  de  estos  límites,  no  constituye  una 
excepción al principio de legalidad. En segundo lugar, se presenta el problema de las leyes 
penales en blanco (leyes que refieren una pena determinada a un género de infracciones 
cuyos  contenidos  específicos  dependen  de  las  disposiciones  de  otras  normas  jurídicas)  y  de 
los  tipos  penales  abiertos  (en  los  que  sólo  una  parte  del  tipo  está  legalmente  descrito, 
mientras que la otra parte ha de ser construida por el juez, mediante complementación del 
tipo penal que se trate).
 Exigencia  de  ley  estricta  que  impone  un  cierto  grado  de  precisión  de  la  ley  penal  y 
excluye la analogía en perjuicio del imputado. Tal como expresa Santiago Mir Puig, "el 
postulado de precisión de la ley da lugar al mandato de determinación que exige que 
la  ley  determine  de  forma  suficientemente  diferenciada,  las  distintas  conductas 
punibles  y  las  penas  que  pueden  acarrear.  Dicho  mandato  de  determinación  plantea 
especiales  problemas  con  las  medidas  de  seguridad  puesto  que  es  difícil  determinar 
con una precisión suficiente el presupuesto de peligrosidad del sujeto y la duración y 
características  concretas  de  las  propias  medidas,  por  cuya  causa  conviene  señalar 
límites máximos a la duración de las medidas".
En consecuencia, el principio de legalidad no es sólo una exigencia de seguridad jurídica, 
sino también una garantía política.
La  regla  mencionada  adquirió  categoría  de  garantía  limitadora  de  la  ley  penal,  en  el 
derecho  constitucional  norteamericano  (1776)  y  en  la  Declaración  de  los  Derechos  del 
Hombre y del Ciudadano de la Revolución Francesa (1789).
En Argentina se halla consagrado como garantía penal por la Constitución Nacional, la que 
en  su  artículo  18º  reza:  "Ningún  habitante  de  la  Nación  puede  ser  penado  sin  juicio  previo 
fundado en ley anterior al hecho del proceso…".

 Principio de Reserva Penal y sus presupuestos: 
Está  ínsito  en  la  garantía  de  legalidad  de  la  represión.  Presupone  que  el  ámbito  de  lo 
punible  debe  estar  determinado  exhaustivamente  por  la  ley,  y  que  todo  lo  que  queda  al 
margen  de  ese  ámbito  está  reservado  como  esfera  de  impunidad,  por  ilícitos,  inmorales  o 
perjudiciales que sean los hechos cometidos.

Condiciones para su existencia: 
1­  La  determinación  legal  de  los  hechos  punibles:  el  hecho  punible  no  se  limita  a  la 
definición formal de los hechos delictivos, sino que comprende todos los presupuestos legales 
de  la  pena  como  son  el  disvalor  jurídico  del  hecho  definido(su  antijuridicidad),  la 
reprochabilidad a su autor ( su culpabilidad) y la posibilidad de su castigo en el caso concreto 
( su punibilidad). 
2­ La determinación legal de las penas correspondientes: no se satisface con la simple 
declaración de que el hecho debe ser castigado o que merece una pena, sino que demanda la 
determinación  concreta  de  la  pena  conminada  para  cada  delito.  Esto  requiere  que  la  pena 
esté  directamente  referida  al  respectivo  hecho  delictivo  y  que  esté  individualizada  por  su 
especie  y  medida.  Tratándose  de  penas  medibles  por  razón  del  tiempo,  basta  que  la  ley 
señale si es temporal o perpetua. Las penas medibles en razón de su cantidad deben estar 
siempre determinadas en su monto. 
3­ La prohibición de la analogía: al poder Judicial le está vedado castigar un hecho por 
su analogía con otro que la ley castiga ( analogía legal ) o por analogía de la necesidad de 
protección en el caso concreto ( analogía jurídica ). 
La  analogía  legal  conduce  a  la  aplicación  de  la  pena  determinada  por  la  ley  para  un 
determinado  tipo  delictivo,  a  otro  hecho  que  no  se  adecua  al  previsto  en  dicho  tipo,  pero 
respecto del cual, por la semejanza de las respectivas situaciones, existe la misma razón para 
castigarlo.  Ej:  el  que  arrojare  cuerpos  contundentes  contra  un  tren  o  tranvía,  al  que  los 
arrojare contra un ómnibus. 
La analogía jurídica no parte de la semejanza del hecho tipificado por la ley penal con el no 
tipificado, sino que, en razón de la exigencia de un interés por una razón política se le aplica 
la pena correspondiente al tipo delictivo de significación más semejante. 
La  prohibición  de  la  aplicación,  sólo  rige  cuando  perjudica  al  imputado  (  analogía  in 
malampartem ). Tal es la que fundamenta la imposición de la pena o el agravamiento de la 
situación  del  imputado  o  condenado.  Por  el  contrario,  es  admisible  la  analogía  in 
bonampartem,  la  que  se  hace  para  excluír  o  minorar  la  pena  o  mejorar  la  situación  del 
interesado. 
4­ Irretroactividad de la ley penal ( más adelante ).
 Principio de privacidad 
La  garantía  constitucional  de  la  privacidad  está  preceptuada  en  la  primera  parte  del 
artículo  19º  dela  Constitución  Nacional  como  así  también  en  los  artículos  14º,  17º  in  fine  y 
18º  de  la  misma.  En  igual  sentido,  se  pronuncian  diversos documentos como  la  Declaración 
Universal de Derechos Humanos (artículo 12º) y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y 
Políticos (artículo 17º).
De esta forma se ha consagrado una zona de intimidad o área privada del individuo que no 
puede ser amenazada ni lesionada por el Estado, implicando de esta forma un respeto a la 
dignidad humana. De esta garantía se desprenden distintos aspectos:
 Según el artículo 19º de la CN esta zona de privacidad comprende el fuero interno del 
hombre  y  las  acciones  personales  que  no  afectan  el  orden  social,  la  moral  pública  ni 
perjudican a terceros.
 Esta  garantía  se  extiende  a  una  serie  de  ámbitos  vinculados  con  la  vida  privada  del 
individuo  (domicilio,  correspondencia,  papeles  privados),  que  sólo  pueden  ser 
invadidos legítimamente por orden judicial fundada de autoridad competente.
 Esta privacidad ha conceptualizado el principio de privacidad como "el derecho a que 
se respeten por el Estado, aquellos ámbitos privados donde sus titulares han exhibido 
un interés en que así se mantenga".

Así  formulado  este  principio  protege  la  privacidad  de  aquellos  ámbitos  no  resguardados 
como  garantía  constitucional  pero  sobre  los  cuales  la  persona  tiene  interés  de  resguardo. 
Según Alejandro Carrió para que exista esta tutela jurídica deben exigirse dos condiciones: a) 
que el individuo se haya comportado de manera tal de exhibir un interés por mantenerla y, b) 
simultáneamente la expectativa de privacidad deberá ser tal que el Estado esté dispuesto a 
reconocer como razonable.

 De mínima suficiencia (o de mínima intervención)
Este  principio  "…  supone  aceptar  un  cierto  nivel  de  conflictividad  sin  una  consecuente 
reacción de las instancias de control jurídico­penal, pese a no haber dudas sobre la lesividad 
del comportamiento…  Ello  se  asume  a cambio de  los  beneficios  en  libertad  individual 
obtenidos,  los  posibles  errores  en  las  decisiones  penalizadoras  que  se  puedan  y  la 
potenciación  de  una  sociedad dinámica abierta  a  la  eventual  modificación  de  ciertas 
perspectivas valorativas" (Diez Ripollés).
En consecuencia todo programa de derecho penal mínimo debe apuntar a una reducción 
de los bienes penales y de las prohibiciones legales, como condición de su legitimidad política 
y jurídica.
Partiendo  del  principio  de  lesividad,  Ferrajoli  apunta  a  la  restricción  de  numerosos  tipos 
legales consolidados, tomando como parámetros los siguientes:
 un carácter cuantitativo que afectaría a los delitos de bagatela,
 un carácter cualitativo que afectaría a los delitos en los que no se concretan lesiones a 
las personas, y
 una restricción estructural que afectaría a los delitos de peligro abstracto.
Este  principio  halla  su  razón  de  ser  en  los  principios  de  lesividad  y  de  proporcionalidad, 
además  de  las  normas  constitucionales  que  los  fundamentan;  y  se  integra  con  los 
subprincipios de subsidiariedad y de fragmentación del Derecho penal.
Finalmente  debe  decirse  que  el  alcance  de  este  principio  no  debe  rebasar  los  límites 
existentes de cara al mantenimiento de los elementos esenciales de convivencia.

 De subsidiaridad.  
Se  deriva  del  principio  anterior.  En  virtud  de  él,  y  para  proteger  los  derechos 
fundamentales, el Estado debe agotar los medios menos lesivos que el Derecho penal, antes 
de  acudir  a  éste,  de  forma  tal  que  el  citado  Derecho  debe  constituir  una  arma  subsidiaria, 
una última ratio.
Se deberá preferir ante todo la utilización de medios desprovistos del carácter de sanción, 
como política social, siguiendo a éstos, las sanciones no penales (civiles y administrativas). Si 
alguno de estos medios no es suficiente, recién estará legitimado el recurso de la pena o de 
la medida de seguridad.
Este  principio  se  encuentra  conectado  con  el  de  "necesidad"  del  Derecho  penal  y  en 
consecuencia, si la protección de los bienes jurídicos se logra a través de medios no penales, 
aquél dejará de existir.

 De fragmentariedad.  
Para  proteger  los  bienes  jurídicos,  el  derecho  penal  ha  de  limitarse  a  sancionar  sólo 
aquellas  modalidades  más  peligrosas  para  aquellos.  Es  decir,  no  todos  los  ataques  a  los 
bienes  jurídicos  deben  constituir  delitos  sino  únicamente  los  considerados  especialmente 
peligrosos.
El  primero  en  hablar  de  este  principio  fue  Binding  y,  en  nuestros  días,  aparece  incluso 
como un postulado positivo del derecho penal.
Este  carácter,  al  igual  que  el  principio  de  subsidiariedad,  deriva  de  la  limitación  del 
derecho  penal  a  lo  estrictamente  necesario  (principio  de  mínima  suficiencia  o  mínima 
intervención).

 De proporcionalidad. 
Así como el principio de culpabilidad fija cuando una persona es considerada responsable 
por un hecho delictivo, este principio limita la especie y medida de la pena a aplicar en cada 
caso en concreto.
La  gravedad  de  la  pena  debe  resultar  proporcional  a  la  gravedad  del  delito.  Esta 
exigencia,  que  nació  para  ser  aplicada  a  las  medidas  de  seguridad,  fue  luego  trasladada  al 
campo de las penas.
Al decir de Roberto Vázquez la especie y envergadura de la pena conminada debe tener 
correspondencia con el hecho dañino previsto por el tipo básico, agravado o atenuado con las 
características  criminológicas  del  autor,  con  su  estado  anímico  al  momento  de  cometer  el 
hecho, con los perjuicios individuales y sociales causados, etcétera.
También  las  valoraciones  sociales  han  de  servir  como  parámetro  para  la  imposición  de 
medidas  de  seguridad,  que  deberán  guardar  proporcionalidad  con  el  grado  de  peligrosidad 
del sujeto y con la gravedad del hecho.
Algunos  ejemplos  de  desproporción  son  los  siguientes:  El  artículo  872  de  la  ley  22.415 
(Código  Aduanero)  establece  la  misma  pena  para  la  tentativa  de contrabando que  para  el 
contrabando  efectuado;  el  artículo  38  del  decreto  –  ley  6.582/58,  hoy  derogado,  establecía 
una pena mínima para el delito de robo de automotor dejando en la vía pública mayor que el 
mínimo previsto para el homicidio.
 De lesividad.  
Este principio de lesividad, que tiene su origen en Aristóteles, (primer párrafo del artículo 
19º  de  la  Constitución  Nacional)  es  la  base  del  derecho  penal  liberal  y  tiene  como  regla 
esencial  aquella  que  impide  prohibir  y  castigar  una acción humana  si  no  perjudica  u  ofende 
los derechos individuales o sociales de un tercero, la moral o el orden públicos.
Para entender este principio se debe partir del principio de utilidad penal que, al decir de 
Luigi Ferrajoli "es idóneo para justificar la limitación de la esfera de las prohibiciones penales 
–  en  coherencia  con  la  función  preventiva  de  la  pena  –  sólo  a  las acciones reprobables  por 
sus efectos lesivos para terceros" y de la separación axiológica entre derecho y moral, la que 
veta el castigo de comportamientos meramente inmorales o de estados de ánimo pervertidos, 
hostiles o incluso peligrosos, e impone la tolerancia jurídica de toda actitud o comportamiento 
no lesivo para terceros.
La  necesaria  lesividad  del  resultado  condiciona  toda  justificación  utilitarista  del  derecho 
penal como instrumento de tutela y constituye su principal límite axiológico externo.

 De acción­exterioridad. 
El derecho penal se caracteriza como un conjunto de ilicitudes definidas, que tienen por 
objeto  la  prohibición  de  acciones  determinadas,  en  tanto  sólo  a  través  de  éstas  se  pueden 
lesionar  los  bienes  jurídicos  objeto  de  protección  penal.  En  consecuencia,  donde  no  hay 
acción, exteriorización, no hay delito. La sanción sólo puede ser impuesta a alguien por algo 
realmente hecho por él, y no por algo pensado, deseado o propuesto, pues nuestro derecho 
penal es un derecho de hechos y no un derecho de autor.
Este  principio  se  desprende  implícitamente  del  principio  de  legalidad  y  surge  de  lo 
dispuesto en la primera parte del artículo 19º del la Constitución Nacional.

 De culpabilidad.
Este  principio  es  una  conquista  moderna  ignorada  por  la  mayor  parte  de  los 
ordenamientos primitivos. Exige como presupuesto de la pena que pueda culparse, a quien lo 
sufra,  del  hecho  que  la  motiva.  Para  ello  es  necesario,  en  primer  lugar,  que  no  se  haga 
responsable a una persona por delitos ajenos (principio de la personalidad de las penas); en 
segundo  lugar,  no  pueden  castigarse  formas  de  ser  sino  sólo  conductas  (principio 
de responsabilidad). Además no alcanza con que el hecho sea causado por el sujeto para que 
se  lo  pueda  hacer  responsable  penalmente,  puesto  que  es  preciso  que  el  hecho  haya  sido 
querido o se haya debido a la imprudencia (principio de dolo o culpa). Por último, para que 
pueda  considerarse  culpable  del  hecho  a  su  autor  ha  de  poder  atribuírsele  el  mismo 
como producto de una motivación racional normal (principio de imputación personal).
En  última  instancia,  la  culpabilidad  del  individuo  se  funda  en  su  libre  albedrío;  es  decir, 
que él es el que elige delinquir.
Este principio se fundamenta en los artículos 1º y 33º de la Constitución Nacional y en el 
principio de legalidad.

 De judicialidad.
Es la garantía que tienen los acusados respecto de la imparcial y correcta aplicación de la 
ley penal. Su fundamento son los principios de juez natural, de la división de poderes y del 
juicio previo.
Según Ricardo Núñez "la realización judicial de la ley penal no es libre, sino que exige un 
juicio previo fundado en la ley anterior al hecho del proceso (artículo 18º de la CN), que debe 
observar las formas sustanciales de la acusación, defensa, prueba y sentencia dictada por los 
jueces  naturales  del  imputado  y  en  el  cual  es  inviolable  la  defensa  de  la  persona  y  de  sus 
derechos; defensa que supone para el imputada la posibilidad de concurrir ante algún órgano 
judicial en procura de justicia, para ser oído, en un debido procedimiento judicial con arreglo 
a las leyes de procedimiento.

 Del non bis in ídem.
Este principio tiene garantía de rango constitucional a partir de la Convención Americana 
sobre  Derechos  Humanos  y  del  Pacto  de  Derechos  Civiles  y  Políticos  incorporados  a  la 
Constitución Nacional por el artículo 75º inciso 22.
El primero de los mencionados prohibe que el inculpado absuelto sea procesado de nuevo por 
el  mismo  hecho,  mientras  que  el  segundo  abarca  la  doble hipótesis del  condenado  y  del 
absuelto, prohibiendo en ambos casos que se proceda a un nuevo juzgamiento y sanción.
En  este  sentido,  la  Corte  Suprema  de  Justicia  de  la  Nación  ha  entendido  que  esta 
garantía  no  es  sólo  para  el  caso  de  "cosa  juzgada"  sino  también  para  el  supuesto  de 
pretenderse  un  juzgamiento  por  separado  de  presuntos  delitos  resultantes  de  un  único 
hecho.
Procesalmente a los fines de la aplicación de esta garantía, se requiere la concurrencia 
de tres "identidades": persona, causa y objeto.

 De humanidad y personalidad de las penas.  
Este principio resulta de la evolución y humanización del rigor de las penas previstas en el 
derecho penal anterior a la Ilustración.
La evolución ha llevado de los primeros sistemas penales que giraban en torno de la pena 
de muerte y de las penas corporales a otros basados en penas privativas de la libertad y, más 
modernamente, a penas como la multa o trabajos en beneficio de la comunidad.
En  esta  línea,  también  se  inscribe  la  tendencia  a  la  despenalización  de  ciertas 
conductas,  la  atenuación  de  la  pena  prevista  para  ciertos  delitos  y  al  disminución  de  los 
límites máximos de las penas privativas de la libertad.
En  su  favor  hay  dos  grandes  argumentos:  1)  que  la  pena  ha  de  ser  la  estrictamente 
necesaria  para  prevenir  nuevos  delitos  y,  2)  el  principio  moral  del  respeto  a  la  persona 
humana.

 De resocialización.
La participación de todos los ciudadanos en la vida social exige, democráticamente, que el 
derecho  penal  evite  la  marginación  de  los  condenados.  Esto  hace  preferible,  en  lo  posible, 
penas  que  no  impliquen  separación  del  individuo  de  la  sociedad.  No  obstante,  si  esto  es 
inevitable,  su  ejecución  será  de  forma  tal  que  fomente  la comunicación con  el  exterior  y 
facilite la adecuada reincorporación del recluso a la vida en libertad.
El  principio  de  resocialización  debe  constituir  la  finalidad  de  la  ejecución  de  las  penas 
privativas  de  la  libertad  (Pacto  Internacional  de  Derechos  Civiles  y  Políticos  y  Convención 
Americana  sobre  Derechos  Humanos)  y  no  debe  entenderse  como  la  sustitución  de  los 
valores  del  sujeto  ni  como  la  manipulación  de  su  personalidad,  sino  más  bien  como  un 
intento  de  ampliar  las  posibilidades  de  participación  en  la  vida  social  (programa  de 
readaptación social mínimo).

 De prohibición de prisión por deudas. 
Se  encuentra  incorporado  en  nuestro  derecho  constitucional  a  partir  de  la  Convención 
Americana sobre Derechos Humanos. El principio afirma que nadie será detenido por deudas, 
pero  no  limita  los  mandatos  de  autoridad  judicial  competente  dictados  por  incumplimientos 
de deberes alimentarios.

RESUMEN PRINCIPIOS PENALES
Surgen diversas garantías:
­ Criminal: el delito debe estar determinado.
­ Penal: la pena debe estar determinada.
De  Legalidad:  debe  existir  ley  previa,  escrita 
­  Judicial:  exige  sentencia  judicial  según 
y estricta.(Art. 19 1° párrafo CN)
proceso establecido.
­  De  ejecución:  la  ejecución  de  la  pena  debe 
sujetarse a ley que la regule
De Reserva: Se reserva a los individuos zonas exentas de castigos para hechos no configurados 
y castigados por ley previa.(Art. 19 2° párrafo CN)
De  Mínima  suficiencia  (o  de  Se desprenden dos principios:
Intervención):  Limita  el  derecho  penal  a  lo  ­  De  subsidiariedad:  La  pena  o  medida  de 
estrictamente  necesario.(Halla  su  razón  en  seguridad es el último recurso.
el  principio  de  lesividad  y  de  ­ De fragmentariedad: Sólo deben considerarse 
proporcionalidad) delitos los más peligrosos.
De proporcionalidad: la pena debe ser proporcional al delito cometido.
De Lesividad: Impide prohibir o castigar acciones si no perjudican derechos individuales o 
sociales.(Art. 19 1° párrafo CN)
De  Acción  –  Exterioridad:  Donde  no  hay  acción  no  hay  delito.(implícito  en  Art.  19  1° 
párrafo CN)
De  Privacidad:  Se  fija  un  ámbito  privado  que  no  puede  ser  amenazado.(en  Art.  19  1° 
párrafo CN, 14, 17 in fine y 18)
Se requiere que se cumplan los principio de:
­ Personalidad de la pena: No puede castigarse 
a un tercero en reemplazo del culpable.
De  Culpabilidad:  Se  castigan  sólo  a  los 
­  Responsabilidad:  Solamente  se  castigan 
culpables.
conductas.
(Art. 1 y 33 CN y en el Principio de 
­ Dolo o culpa: Que el hecho haya sido querido 
legalidad)
e imprudente.
­  Imputación  persona:  Que  haya  sido  como 
producto de una motivación racional normal.
De Judicialidad: garantía de una imparcial y correcta aplicación de la ley penal.(Art. 18 CN)
Non  bis  in  idem:  Los  absueltos  o  condenados  no  pueden  ser  vueltos  a  juzgar  por  el  mismo 
delito.(Convención Americana de DDHH y Pacto de Derechos Cciviles y Políticos – Inc. 
Art. 75 inc. 22)
De  Humanidad  de  la  pena:  Humanizar  el  rigor  de  las  penas  por  respeto  a  la  persona.(Art. 
119 CN)
De  Resocialización:  Deben  preferirse  penas  que  eviten  separar  al  individuo  de  la 
sociedad(Convención  Americana  de  DDHH  y  Pacto  de  Derechos  Cciviles  y  Políticos  – 
Inc. Art. 75 inc. 22)
De  prohibición  de  prisión  por  deudas:  Nadie  será  detenido  por  deudas,  salvo  casos  de 
deberes alimentarios.(Convención Americana de DDHH)
SUB­EJE TEMATICO 2: TEORÍA DEL DELITO. DOGMÁTICA PENAL

 La teoría del delito en cuanto modelo de comprensión. Concepto analítico.
Las  definiciones  que  los  dogmáticos  han  dado  del  delito  varían  de  acuerdo  con  sus 
respectivas  posiciones  científicas.  A  pesar  de  que,  como  regla  general,  las  definiciones 
dogmáticas  giran  alrededor  de  los  conceptos  de  acción,  tipicidad,  antijuridicidad  y 
culpabilidad.
Teorías científicas que las sustentan:

­ Positivismo jurídico o científico
Elaboró  la  definición  del  delito  partiendo,  como  elemento  básico  de  ella,  de  la  acción 
concebida  como  puro  fenómeno  causal,  esto  es,  como  abstención  o  movimiento  corporal 
producto de la voluntad del agente. De esta manera, el positivismo concibió el tipo delictivo 
sólo como descripción de la abstención o movimiento corporal propio de cada delito. Al tipo le 
atribuía, como exclusiva función, la de constituir una garantía para el imputado en razón del 
principio  nullum  crimen  nullapoena  sine  praevialegepoenali:  "Para  el  jurista,  toda  conducta 
que  no  puede  incluirse  entre  los  tipos  descriptos  por  la  ley  ­lo  atípico­,  por  muy  injusta  y 
culpable que sea, es una conducta no penable..." 
La  antijuridicidad  fue  concebida  en  sentido  objetivo,  por  estar  determinada  sólo  por 
elementos  materiales  ajenos  a  la  subjetividad  del  autor.  A  los  elementos  subjetivos  se  los 
ubicaba  en  la  culpabilidad,  en  la  que  se  veía  una  situación  puramente  sicológica,  cuyas 
especies eran el dolo y la culpa. 
La  tipicidad  y  la  antijuridicidad  comprendían  todo  lo  objetivo  del  delito,  y  la 
culpabilidad todo lo subjetivo. La tipicidad del hecho no implicaba ya el disvalor jurídico de la 
acción descripta; únicamente constituia un indicio de su antijuridicidad. 
Desde  el  punto  de  vista  negativo  de  la  delictuosidad  de  las  acciones  adecuadas  a  un 
tipo penal, no admitía otras causas de justificación o de exclusión de la culpabilidad del autor, 
que  las  admitidas  por  el  derecho  positivo.  Rechazaba,  así,  de  manera  terminante,  la 
existencia  de  causas  supralegales  por  tener  su  fuente  más  allá  de  la  ley,  en  normas  no 
jurídicas, como son las normas de cultura social. 
BELING  definió  el  delito,  diciendo:  "Delito  es  la  acción  típica,  antijurídica,  culpable, 
sujeta a una amenaza penal adecuada, cuyas condiciones satisface"

­ Normativismo
La  concepción  del  delito  del  positivismo  jurídico,  fundada  en  la  consideración  lógico­
formal de las reglas jurídicas positivas, fue sustituida por la corriente normativa o teleológica, 
que  concibe  el  derecho  penal  con  arreglo  a  sus  fines  y  a  las  valoraciones  que  expresa.  El 
normativismo elabora la definición del delito tomando en consideración la finalidad que cada 
uno de los elementos que lo estructuran están llamados a cumplir. De esta manera, atiende 
al  significado  material­valorativo  de  esos  elementos  [función  normativa).  La  acción,  aunque 
concebida causalmente al igual que el positivismo jurídico, representa para el derecho, según 
esta  corriente,  un  concepto  de  valor,  una  conducta  valorizada  de  determinada  manera.  Por 
ello, al tipo se le tribuye un significado valorativo: es un tipo de injusto. El tipo ya no es, por 
consiguiente, un indicio de la antijuridicidad de la acción sino que es antijuridicidad tipificada. 
La antijuridicidad no es concebida sólo como simple oposición formal de la acción con 
la  norma  jurídica  [antijuridicidadformal),  sino  también  en  su  sustancia  {antijuridicidad 
material). Esta reside en la dañosidad social de la acción lesionadora de bienes jurídicos. La 
admisión de que el tipo contiene, a la par que elementos objetivos o materiales, elementos 
que  residen  en  la  mente  del  autor  (elementos  subjetivos),  tiene  por  efecto  que  a  la 
antijuridicidad se le atribuye un fundamento subjetivo, a la par del objetivo reconocido por el 
positivismo jurídico. 
La  culpabilidad  es,  ahora,  una  situación  sicológica  valorizada  jurídicamente,  que  a  la 
par  del  dolo  o  de  la  culpa  y  de  la  imputabilidad  del  autor,  depende  de  circunstancias 
concomitantes  a  la  acción  que  sirven  para  su  valoración  jurídica.  La  culpabilidad  es,  en 
síntesis,  para  esta  teoría,  una  "situación  de  hecho  valorizada  normativamente",  cuya 
exclusión también puede obedecer a causas supralegales. 
El  tipo  es  antijuridicidad  tipificada  y  la  antijuridicidad  también  tiene,  a  través  de  los 
elementos subjetivos de lo injusto, un fundamento subjetivo, la consecuencia de esta teoría 
es que elimina la clara separación que los elementos de la definición del delito presentaban 
en la definición del positivismo jurídico. 
Exponentes: FRANK­ GOLDSCHMIDT

­ Finalismo
Respecto  de  la  antijuridicidad,  piensa  que  reside  siempre,  en  todos  los  delitos,  en  el 
disvalor de la acción en sí misma, y que únicamente en los delitos de daño o de peligro se 
presenta también como disvalor del resultado 
La  acción  ya  no  representa  un  comportamiento  causado  por  la  voluntad,  ni  un 
concepto  de  valor,  sino  una  actividad  dirigida  hacia  su  meta  por  la  voluntad.  Esto  trae 
consecuencias respecto de la estructura de todos los elementos del delito. 
La  acción  correspondiente  a  los  tipos  de  delitos  dolosos  comprende  ahora  el  dolo, 
porque éste es la finalidad delictiva que dirige la actividad del autor y la convierte en acción. 
Se aparta, así, del positivismo y del normativismo. . Innova en lo que atañe a la culpabilidad, 
se  caracteriza  por  llevar  a  sus  últimos  extremos  el  concepto  normativo  de  la  culpabilidad. 
Para el normativismo, la culpabilidad no es pura reprochabilidad, sino una situación de hecho 
sicológica  reprochable.  Por  el  contrario,  para  el  finalismo,  liberada  la  culpabilidad  de  ese 
elemento psicológico por su traslado a la acción, la culpabilidad queda reducida a su aspecto 
normativo, esto es, a un puro juicio de reprochabilidad. La culpabilidad consistiría, entonces, 
en el reproche personal hecho al autor de que no ha actuado correctamente, conforme a lo 
que le exigía el derecho, a pesar de haber podido hacerlo. 
HANS WELZEL.

 Las categorías de la estructura del delito.
La Definición del Delito con arreglo al derecho positivo:
El  hecho  ­que  es  equivalente  a  la  "acción  en  sentido  amplio"  de  que  hablan  los 
autores­  es,  a  veces,  una  actividad  [acción  en  sentido  estricto),  y  otras  un  no  hacer 
[omisión). 
La  delincuencia  tiene  en  la  actividad  su  fuente  mayoritaria.  La  actividad  no  sólo  se 
traduce en movimientos corporales, sino, también, en actitudes (p. ej., la injuria) o palabras 
(p. ej., además de la injuria, la calumnia). Constituyen ejemplos de no hacer, la omisión de 
auxilio de acto de oficio, la denegación de justicia y el retardo de ella 
De  tal  manera,  en  el  derecho  positivo,  al  hecho  o  acción  en  sentido  amplio 
corresponden como especies, la acción en sentido estricto y la omisión. 
Sólo la acción es susceptible de ser concebida desde el punto de vista exclusivamente 
natural,  pues  para  estructurarla  basta  la  actividad  como  tal.  No  sucede  lo  mismo  con  la 
omisión, ya que ésta no es un simple no hacer. Para concebirla es necesario, además de la 
inactividad, requiere una exigencia jurídica de hacer lo que no se hizo. 
Código Penal, asienta la responsabilidad delictiva en la posesión por parte del autor de 
la  conciencia  de  la  criminalidad  de  su  acto  y  en  su  posibilidad  de  dirigir  su  acción  y  de 
determinarse con libertad. 
Si bien el hecho, la tipicidad, la antijuridicidad y la culpabilidad del autor representan 
los conceptos estructurantes del ente jurídico delito, a la ley penal no le interesa como objeto 
principal  el  delito  en  sí,  sino  el  delito  como  expresión  de  los  presupuestos  legales  de  la 
procedencia de la pena, el delito punible, vale decir, el delito que, además de sus elementos 
estructurantes,  admite  que  se  lo  castigue  en  el  caso  concreto  por  satisfacer  las  otras 
condiciones establecidas por la ley para que proceda el castigo. Esta exigencia se trasluce en 
la necesidad de que el hecho sea perseguible penalmente. 
Con arreglo a lo dicho hasta aquí, el delito, como hecho punible, se puede definir como 
el hecho (acción en sentido amplio), típico, antijurídico, culpable y punible.

La acción. Caracterización de su contenido. 
A  partir  de  la  definición  usual  de  delito  (acción  típica,  antijurídica  y  culpable),  se  ha 
estructurado la teoría del delito, correspondiéndole a cada uno de los elementos de aquélla 
un  capítulo  en  ésta.  Así  se  divide  esta  teoría  general  en:  acción  o  conducta,  tipicidad, 
antijuricidad  y  culpabilidad  (aunque  también  algunos  autores  agregan  a  lo  anterior,  la 
punibilidad).
No  obstante,  aunque  hay  un  cierto  acuerdo  respecto  de  tal  definición,  no  todos  le 
atribuyen  el  mismo  contenido.  Así  son  especialmente  debatidas  las  relaciones  entre  sus 
diversos elementos y los componentes de cada uno de ellos.

La acción
La  conducta  humana  (acción  u  omisión)  es  la  base  sobre  la  cual  descansa  toda  la 
estructura  del  delito.  Si  no  hay  acción  humana,  si  no  hay  conducta,  no  hay  delito.  Sin 
embargo,  el  concepto  de  acción  engloba  igualmente  el  de  omisión,  en  la  cual  existe  una 
conducta en la que conscientemente se evita una acción concreta.
Constituye el soporte conceptual de la teoría del delito y el eje de la consideración axiológica 
y natural del hecho punible.
El concepto de acción:
Una de las principales funciones del concepto de acción es servir de límite o filtro para 
seleccionar previamente las acciones que pueden ser relevantes para el Derecho penal.
El  concepto  de  acción  ha  experimentado  una  evolución  en  la  que  se  han  entremezclado 
puntos de vista filosóficos, político­criminales y dogmáticos.
Concepto causal de acción:
El  concepto  natural  de  acción  es  creación  de  von  Liszt  y  Beling,  quienes  son  los 
fundadores del "sistema clásico del delito".
Von  Liszt  define  por  primera  vez  el  concepto  de  acción  como  la  producción,  reconducible  a 
una voluntad humana, de una modificación en el mundo exterior. En este concepto, para la 
modificación  causal  del  mundo  exterior  debía  bastar  cualquier  efecto  en  el  mismo,  por 
mínimo que sea.
Debido a la imposibilidad del concepto señalado de explicar la omisión, von Liszt fórmula más 
tarde  una  segunda  descripción,  diciendo  que  acción  es  conducta  voluntaria  hacia  el  mundo 
exterior;  más  exactamente:  modificación,  es  decir,  causación  o  no  evitación  de  una 
modificación (de un resultado) del mundo exterior mediante una conducta voluntaria.
Correlativamente, Beling sostiene que existe acción si objetivamente alguien ha emprendido 
cualquier  movimiento  o  no  movimiento,  a  lo  que  subjetivamente  ha  de  añadirse  la 
comprobación de que en ese movimiento corporal o en esa falta de movimiento animaba una 
voluntad.  En  resumen,  el  concepto  de  Beling  consiste  en  que  la  acción  debe  afirmarse 
siempre  que  concurra  una  conducta  humana  llevada  por  la  voluntad,  con  independencia  de 
en qué consista esa voluntad (es decir, no considera dentro de su concepto el contenido de la 
voluntad).
Concepto finalista de acción. HanzWelzel.
Toda la vida comunitaria del hombre se estructura sobre la actividad final del hombre. 
Los  miembros  de  la  sociedad  pueden  actuar  conscientes  del  fin,  es  decir,  proponerse  fines, 
elegir los medios requeridos para su obtención y ponerlos en movimiento con conciencia del 
fin. Esta actividad final se llama “acción”.
Cuando el hombre es corporalmente causal sin que pueda dominar su movimiento corporal a 
través  de  un  posible  acto  de  voluntad  –sea  que  obre  como  simple  masa  mecánica  o  que 
ejecute movimientos reflejos­ tales movimientos corporales quedan excluidos de las normas 
del  derecho  penal.  Por  eso  se  exige  la  voluntariedad  de  la  conducta  humana  como 
presupuesto esencial del juicio jurídico­penal. Voluntariedad es la posibilidad de dominio de la 
actividad o pasividad corporal a través de la voluntad.
El  objeto  de  las  normas  penales  es  la  conducta  humana,  esto  es,  la  actividad  o 
pasividad corporal del hombre sometida a la capacidad de dirección final de la voluntad. Esta 
conducta puede ser una acción (el ejercicio efectivo de actividad final), o la omisión de una 
acción (el no ejercicio de una actividad final posible).

EL CONCEPTO DE ACCIÓN
Acción  humana  es  ejercicio  de  actividad  final.  La  finalidad  o  el  carácter  final  de  la 
acción se basa en que el hombre, gracias a su saber causal, puede prever, dentro de ciertos 
límites,  las  consecuencias  posibles  de  su  actividad,  ponerse  fines  diversos  y  dirigir  su 
actividad, conforme a su plan, a la consecución es estos fines.
Actividad  final  es  un  obrar  orientado  conscientemente  desde  el  fin,  mientras  que  el 
acontecer  causal  no  está  dirigido  desde  el  fin,  sino  que  es  la  resultante  causal  de  los 
componentes  causales  existentes  en  cada  caso.  Por  eso  la  finalidad  es  “vidente”,  y  la 
causalidad “ciega”.
La dirección final de una acción se lleva a cabo en dos etapas:
1.  La  primera  transcurre  totalmente  en  la  esfera  del  pensamiento.  Empieza  con  la 
anticipación (el proponerse) del fin, que el autor quiere realizar. De ello sigue la selección de 
los medios de la acción para la consecución del fin. El autor determina los factores causales 
que son requeridos para el logro del mismo. 
2. De acuerdo con la anticipación mental del fin y la elección de los medios, el actor 
efectúa su acción en el mundo real. Pone en movimiento, conforme a su plan, los medios de 
acción escogidos con anterioridad, cuyo resultado es el fin. La segunda etapa de la dirección 
final se lleva a cabo en el mundo real.

La ausencia de acción
Puesto que no hay delito sin acción, obviamente cuando no existe acción tampoco hay 
delito.  Invariablemente  ocurre  así  cuando  falta  una  manifestación  exterior,  o  sea,  una 
modificación externa.
No obstante, se prestan a dudas aquellos casos en que existe un hecho externo, pero 
respecto del cual hay una ausencia de voluntad que lo haya dirigido. Para resolverlos se ha 
establecido,  como  criterio  general,  que  no  hay  acción  cuando  se  puede  afirmar  que  la 
persona involucrada sólo ha tomado parte físicamente en el hecho, pero sin intervención de 
voluntad consciente en la conducción de dicho proceso causal.

Fuerza irresistible
El  concepto  de  fuerza  irresistible  ya  era  contemplado  en  el  Derecho  romano  y  en  el 
Derecho común con el nombre de vis physica absoluta o ablativa.
Podemos  definirla  como  aquella  fuerza  que  imposibilita  desde  todo  punto  al  sujeto 
para moverse (o para dejarse de mover). Esto es, lo mantiene en el mismo estado en que el 
sujeto se encontraba en el momento en que se ve sorprendido por esa vis physica.
Este  concepto  se  contrapone  al  concepto  de  miedo  insuperable  (importante  concepto  en  el 
Derecho penal), y que se denominó vis moralis. En este caso (vis moralis), el sujeto sí puede 
moverse físicamente y por tanto posee una voluntad libre, aunque coartada en el ejercicio de 
su libertad.
La  fuerza  física  irresistible  puede  provenir  de  la  naturaleza  o  de  un  tercero,  lo 
importante es que produce que una persona actúe sin capacidad de control. Esta fuerza física 
irresistible debe ser absoluta, es decir el sujeto no debe tener la posibilidad de actuar de otra 
forma. Por ejemplo: se produce un terremoto y las personas que viven en un edificio pugnan 
por salir, al llegar a las escaleras, una resbala y cae sobre otra produciéndole la muerte; en 
este caso el sujeto que resbaló actuó con fuerza física irresistible ­ el temblor ­, por lo que no 
hay  acción.  Un  caso  diferente  se  da  si  fue  una  persona  la  que  produjo  la  fuerza  física 
irresistible,  pues  ésta  si  reponde,  por  ejemplo:  si  "A"  empuja  a  "B"  para  que  impulse  a  "C" 
que se encuentra en el borde de un barco y, efectivamente "C" cae y muere, "A" responde 
por  la  muerte  de  "C",  mientras  "B"  sólo  fue  víctima  de  una  fuerza  irresistible  ­  empujón  ­ 
producido por "A".
El concepto de fuerza irresistible también es de gran importancia en el Derecho penal, 
porque excluye la acción del individuo, ya que quita toda voluntariedad a su conducta. O si 
queremos ser más preciso, el individuo que se ve afectado por una vis physica, no se da en él 
una conducta humana.
Claro  está,  que  si  el  individuo  no  ejecuta  una  acción,  puede  realizar  el  hecho  típico, 
antijurídico  y  penado  en  el  Derecho  positivo,  pero  no  podemos,  en  puridad  ,  hablar  de 
comisión de delito: el actor del "delito" (entendamos ahora como hecho típico, antijurídico y 
penado), es inimputable.
Así, y repitiendo lo dicho, para que podamos hablar de delito o falta debe haber una 
acción o una omisión, y la vis physica excluye la misma.
Movimientos reflejos
No constituyen acción ya que dichos movimientos no son controlados ­ o producidos ­ 
por la voluntad de la persona. Como indica el profesor Muñoz Conde: "El estímulo del mundo 
exterior  es  percibido  por  los  centros  sensores  que  los  trasmiten,  sin  intervención  de  la 
voluntad,  directamente  a  los  centros  motores".  Es  aquí  donde  radica  la  diferencia  con  los 
denominados  actos  de  corto  circuito,  explicados  anteriormente.  Ejemplo  de  movimiento 
reflejos es: cuando un sujeto efectúa un movimiento brusco al tocar una conducción eléctrica, 
producto de lo cual hiere a otra persona

Estados de inconsciencia.
Se  trata  de  momentos  en  los  que  el  sujeto  que  realiza  la  acción  no  es  plenamente 
consciente de sus actos. Si A bajo efectos de hipnosis mata a B, A no es responsable por la 
muerte de B puesto que no tenía control consciente sobre sus actos.

 El tipo penal o delictivo.  Concepto.  
Es la descripción abstracta de la conducta prohibida por la norma dictada por el legislador. 

Determinación conceptual de la figura formal del hecho punible. 
Desde  el  punto  de  vista  dogmático,  el  tipo  constituye  la  característica  del  hecho  punible 
que  representa  la  base  fáctica  alrededor  de  la  cual  giran  la  antijuridicidad,  culpabilidad  y 
punibilidad.  El  tipo  es  una  selección  de  hechos  que  por  su  dañosidad  el  legislador  declara 
dignos de pena

TIPO OBJETIVO­Clases: 
 De pura actividad: solo requieren el comportamiento del autor, sin exigir un resultado.
 De  resultado:  El  comportamiento  causante  puede  ser  una  actividad  o  una  omisión 
(delitos de omisión impropia o de comisión por omisión). 
 De lesión
 De  Peligro:  no  es  necesario  que  se  haya  causado  un  daño,  es  suficiente  con  que  el 
bien protegido haya sido puesto en riesgo de sufrir la lesion que se quiere evitar. 

TIPO SUBJETIVO 
 Dolosos
 Culposos 

ATIPICIDAD: 
 Es la falta de adecuación del hecho concreto a la descripción abstracta contenida en el 
tipo penal

 La antijuridicidad.  Concepto.
El tipo es la descricion concreta de la conducta prohibida. La antijuridicidad es siempre 
la contradccion entre la conducta real y el ordenamiento juridico. 
La antijuridicidad del hecho representa la ofensa que él implica a los intereses sociales 
receptados por los tipos delictivos. Esta ofensa es de naturaleza objetiva, porque se traduce 
en la lesión, de daño o de peligro del bien jurídico. 
La  antijuridicidad  es  formal  porque  únicamente  el  derecho  positivo,  mediante  la 
formulación  de  los  tipos  y  de  las  reglas  especiales  de  justificación,  constituye  su  fuente,  y, 
por  consiguiente,  la  antijuridicidad  solo  existe  si  el  hecho  ha  sido  cometido  contrariando  la 
norma prohibitiva u ordenadora del pertinente tipo delictivo, sin que concurra una causa de 
justificación. 
La  antijuridicidad  material  tienen  un  contenido  real,  que  no  consiste  en  la  oposición 
formal del hecho a una especial norma jurídica, sino que a la antijuridicidad se la hace residir 
en la falta de adecuación del hecho a determinadas pautas decisorias.

 La culpabilidad.
La  culpabilidad  es  la  actitud  anímica  jurídicamente  reprochable  del  autor  respecto  de  la 
consumación de un hecho penalmente típico y antijurídico. 
Reproche se funda en: 
 En  la  capacidad  del  autor  para  comportarse  con  arreglo  a  las  exigencias  del  derecho 
penal (imputabilidad), 
 En  la  conciencia  del  autor  del  significado  de  lo  que  hace  y  su  voluntad  de  hacerlo 
(dolo) o en su falta de precaución (culpa), 
 En su libertad de decisión (inexistencia de coacción) 

 Capacidad de culpabilidad: Imputabilidad.  Concepto.
Imputabilidad: Es la capacidad para ser penalmente culpable. 

Esta  capacidad  presupone:  madurez,  salud  mental  y  conciencia,  en  una  medida  que 
habiliten  al  autor  para  comprender  la  criminalidad  del  acto  y  dirigir  sus  acciones  (art.  34 
inc.1º CP). Es un criterio bio­psicológico. 
La  imputabilidad  debe  existir  en  el  momento  del  hecho.  Ese  momento  no  es  el  del 
resultado, sino el del comportamiento delictivo. 
Esto  se  ve  claro  en  la  llamada  actio  libera  in  causa:  el  autor  que  al  producirse  el 
resultado  delictivo  estaba  en  estado  de  inimputabilidad,  responde  penalmente  si,  en  el 
momento del comportamiento, activo u omisivo, gozaba de capacidad. 
La imputabilidad no presupone sólo que el autor del delito goce de salud mental y de 
conciencia,  sino  que  demanda  que  las  posea  en  una  medida  tal  que,  en  el  momento  del 
hecho, tenga la posibilidad de comprender la criminalidad del acto y dirigir sus acciones. 
La posibilidad de comprender la criminalidad del acto no equivale a comprender que la 
ley penal castiga al acto, sino que se refiere a la posibilidad del autor de saber lo que hace y 
comprender el significado social de ello: la criminalidad del acto alude a su dañosidad para un 
interés  ajeno,  individual  o  general,  por  implicar  una  indebida  interferencia  violenta, 
fraudulenta, arbitraria, intemperante o negligente con relación a un tercero o a la comunidad. 
La  posibilidad  de  comprender  la  criminalidad  del  acto  en  el  momento  del  hecho,  no 
basta  par  que  el  autor  sea  imputable  o  capaz  penalmente.  Para  ello,  es  necesario,  además 
que  en  ese  momento  el  autor  tenga  la  posibilidad  de  dirigir  sus  acciones,  es  decir,  que  el 
autor,  al  cometer  el  hecho,  debe  tener  posibilidad  de  gobernar  su  conducta  con  arreglo  al 
sentido  de  su  comprensión  del  acto  que  ejecuta.  Si  esto  sucede,  el  autor  es  inimputable 
aunque  haya  comprendido  la  criminalidad  del  acto.  Esta  falla  del  elemento  volitivo,  sin 
defecto del intelectual, suele producirse en los individuos inconscientes por embriaguez y en 
aquellos que, como los afectados por psicopatías, neurosis o perturbaciones impulsivas, están 
totalmente dominados por un estímulo morboso hacia el delito.

 Madurez mental. Concepto.
Inimputabilidad de los menores.
La in­madurez en nuestro derecho depende del factor biológico “edad”. En realidad son dos 
los  criterios  que  se  pueden  aplicar  para  determinar  si  un  sujeto  es  o  no  maduro  para 
comprender y dirigir sus acciones:

1.­ El del discernimiento, según el cuál hay que examinar en cada caso particular si el 
individuo posee dicha capacidad y;
2.­ El objetivo en el que, por una edad fija se presume “juris et de jure” la inmadurez 
del sujeto.

Este último es el seguido por la ley argentina que actualmente declara “no punible al 
menor que no haya cumplido 16 años de edad”
Nuestra ley se refiere también a otra categoría de menores de 16 a 18 años a los que 
también declara “no punibles”, pero únicamente con relación a ciertos delitos: “los que solo 
están reprimidos con multa e inhabilitación, o tengan asignadas penas privativas de libertad 
de menos de 2 años, y lo que sean perseguibles por acción privada”.
Es dudoso (según Creus) que esto se signifique una presunción de inimputabilidad; se 
muestra  más  bien  como  una  renuncia  a  la  pena,  para  poder  sustituirla  por  las 
medidas educativas que la ley preve en sustitución de aquella.
Pero cuando los menores entre 16 y 18 años incurrieren en delitos de acción pública 
reprimidos  con  pena  privativa  de  libertad  superior  a  dos  años,  son  sometidos  a  proceso 
penal. Eso significó que fuego del mismo pueden llegar a recibir una sanción de las previstas 
en los tipos penales del Código como consecuencia de su delito.

 La culpabilidad como categoría del delito. Concepto.
La culpabilidad, en Derecho penal, es la conciencia de la antijuridicidad de la conducta, es 
decir supone la reprochabilidad del hecho ya calificado como típico y antijurídico, fundada en 
el  desacato  del  autor  frente  al Derecho por  medio  de  su  conducta,  mediante  la  cual 
menoscaba la confianza general en la vigencia de las normas.1 El problema de la culpabilidad 
es  central  en  el Derecho  penal,  por  cuanto  determina  finalmente  la  posibilidad  de  ejercicio 
del iuspuniendi.
Bajo  la  categoría  de  la  culpabilidad,  como  último  elemento  de  la teoría  del  delito,  se 
agrupan  todas  aquellas  cuestiones  relacionadas  con  las  circunstancias  específicas  que 
concurrieron  en  la  persona  del  autor  en  el  momento  de  la  comisión  del  hecho  típico  y 
antijurídico.

El DOLO 
El Codigo NO lo define de manera expresa. Consiste en el conocimiento y voluntad de 
realización del tipo penal. El sujeto es plenamente consciente de que su actuar lesiona el bien 
juridico y a pesar de ello, quiere efectuarlo. El autor debe saber: 
 Que realiza el hecho 
 Qué hecho realiza y las circunstancias que lo rodean 
 Debe querer realizar el hecho 

Está compuesto por DOS elementos: 
 la intención de realizar el hecho y 
 el conocimiento de su carácter ilicito. 

Clases de DOLO 
 Directo: el resultado típico constituye el objetivo del autor. tiene la intención directa de 
ejecutarlo (dolo directo)
 Indirecto: abarca los resultados NO queridos por el autor, pero que resultan unidos de 
modo necesario e ineludible con la conducta realizada por el autor.
 Eventual: quien realiza la accion conoce que probablemente se produzca el resultado 
tipico  y  sin  embargo  no  deja  de  actuar  por  ello  (se  requiere  que  el  autor  se  haya 
representado  el  resultado  lesivo  como  probable  y  que  en  su  esfera  interna  lo  haya 
consentido)
 Especifico: a veces el tipo delictivo exige como elemento subjetivo especial del delito, 
un  conocimiento  o  una  intención  especial  (dolo  específico  o  elemento  subjetivo  del 
tipo). Esta especialización del dolo excluye la imputación del mismo delito a título de 
culpa  o,  cuando  consiste  en  una  intención  especial,  la  imputación  a  título  de  dolo 
eventual. 

CULPA 
Quien  actúa  culposamente  causa  una  acción  dañosa  pero  NO  tiene  intención  de 
realizar  el  TIPO  penal.  Es  un  comportamiento  imprudente,  negligente,  imperito  o 
inobservante  de  reglamentos  o  deberes  cuyo  cumplimiento  corresponde  al  autor  en  el  caso 
concreto. La razón de ser de la culpa reside en la voluntad contraria a la precaución que el 
autor  está  obligado  a  observar  en  determinadas  circunstancias  para  no  dañar  intereses 
ajenos. 
Modalidad:  Según  el  CP.,  4  son  las  formas  en  que  una  persona  puede  actuar  con  culpa  a 
saber: 
 IMPRUDENCIA:  Es  imprudente  el  comportamiento  que,  con  arreglo  a  las 
circunstancias, es atrevido, riesgoso o peligroso para las personas o los bienes ajenos.
 NEGLIGENCIA:  Es  negligente  el  comportamiento  que,  de  acuerdo,  con  las 
circunstancias es descuidado Presuponen la posibilidad del autor de prever el resultado 
delictivo, ya que sin ella, subjetivamente no existe un deber de precaución. 
 IMPERICIA  EN  EL  PROPIO  ARTE  O  PROFESIÓN:  Es  una  forma  de  imprudencia  o 
negligencia  en  el  ejercicio  del  propio  arte  o  profesión.  Es  una  culpa  profesional. 
Consiste  en  la  actuación  en  el  propio  arte  o  profesión  sin  el  saber,  experiencia  o 
habilidad mínimos exigibles para su ejercicio beneficioso.
 INOBSERVANCIA  DE  LOS  REGLAMENTOS  O  DE  LOS  DEBERES  DEL  CARGO:  Es  una 
forma  de  culpa  caracterizada  porque  la  precaución  exigible  está  predeterminada  por 
las  normas  reguladoras  de  una  actividad  o  cargo.  Ésta  solo  implica  una  presunción 
iuris tantum de responsabilidad por el resultado delictivo, ya que esta presunción cede 
ante prueba en contrario de que la inobservancia fue la causante del hecho. 

Clasificación de los delitos culposos 
 De resultado
 De lesión
 De peligro concreto
 De peligro abstracto
 De mera actividad 
Los de RESULTADO pueden ser por COMISION o por OMISION IMPROPIA, NO existen en 
nuestro derecho penal delitos CUPOSOS por OMISION PROPIA. 
Nuestro  ordenamiento  solo  pune  TENTATIVAS  DOLOSAS,  Nunca  una  TENTATIVA 
CULPOSA.

SUB­EJE  TEMATICO  3:  PARTICIPACION  CRIMINAL  /  UNIDAD  Y  PLURALIDAD 


DELICTIVA
Existe participación criminal si varias personas intervienen como sujetos activos en el 
proceso de comisión del mismo hecho delictivo (comunidad de hecho), en ayuda recíproca o 
unilateral (convergencia intencional). 
Implican una participación criminal no regulable por los artículos 45 y sgtes. del Código 
penal,  sino  por  los  particulares  tipos  delictivos,  los  casos  de  participación  necesaria,  en  los 
cuales  la  ley  requiere  la  pluralidad  del  sujeto  activo  del  delito  (duelo,  asociación  ilícita, 
rebelión, homicidio por precio o promesa remuneratoria, etc.). También, según lo dispuesto 
por  el  artículo  49,  quedan  al  margen,  las  personas  que,  en  los  delitos  cometidos  por  la 
prensa,  con  o  sin  propósito  criminal,  sólo  le  prestaren  al  autor  del  escrito  o  grabado  la 
cooperación material necesaria para su publicación, difusión o venta. 
La  intervención  en  el  proceso  comisivo  del  delito  puede  realizarse  mediante  actos 
positivos  o  negativos;  por  aportes  indirectos,  inmediatos  o  mediatos,  anteriores  o 
concomitantes  al  hecho.  La  ayuda  posterior  al  delito  sólo  es  participación  si  se  debe  a  su 
promesa anterior al mismo (C.P, 46). 
La participación gira alrededor de un hecho común a todos los partícipes en el delito. 
Por esto se dice que es accesoria. Esta accesoriedad es real y no personal, pues se refiere al 
hecho ejecutado y no a la persona de un ejecutor penalmente responsable. 
El hecho común puede ser un delito consumado o tentado. Se puede participar en los 
delitos  de  acción  o  en  los  de  omisión,  en  los  delitos  dolosos  y  en  los  culposos  también  es 
posible la participación en los delitos preterintencionales.

Principio determinador de la calidad de partícipe
Para  el  Código  penal  son  partícipes  en  el  delito  los  que  han  hecho  aportes  para  su 
comisión,  sea  tomando  parte  en  la  ejecución,  sea  determinado  a  ella  o  auxiliando  o 
cooperando  en  esa  tarea.  Ha  adoptado  así  el  principio  causal  como  punto  de  partida  para 
determinar el ámbito de la participación criminal. 

Categorías de partícipes y penas aplicables 
Sobre la base de un concepto restrictivo de la autoría, el Código penal distingue: 
a) los que toman parte en la ejecución del hecho (art. 45, primera disposición, primer 
supuesto) {autor o autores); 
b) los que prestasen al autor o autores un auxilio o cooperación sin los cuales el hecho 
no  habría  podido  cometerse  (art.  45,  primera  disposición,  segundo  supuesto) 
(cómplices necesarios) 
c)  los  que  hubiesen  determinado  directamente  a  otro  a  cometer  el  hecho  (art.  45, 
segunda disposición) {instigadores), y 
d) los que cooperen de cualquier otro modo a la ejecución del hecho y los que presten 
una ayuda posterior cumpliendo promesas anteriores al mismo (art. 46) {cómplices no 
necesarios) 
A  pesar  de  la  diferenciación  conceptual,  el  artículo  45  somete  a  la  misma  pena  (la 
"establecida par a el delito") a los autores, cómplices necesarios e instigadores. 
Sólo  los  cómplices  no  necesarios  están  sometidos  a  penas  menores  que  las 
establecidas para al delito, a saber:
a) si la pena establecida para el delito fuere divisible en razón de tiempo o cantidad, 
los  cómplices  no  necesarios  serán  reprimidos  con  la  pena  correspondiente  al  delito, 
disminuida de un tercio a la mitad (art. 46, primera disposición) 
b) si la pena establecida para el delito fuese de reclusión perpetua, al cómplice se le 
aplicará  reclusión  de  quince  a  veinte  años,  y  si  fuere  de  prisión  perpetua,  la  del 
cómplice será prisión de diez a quince años (art. 46, segunda disposición); 
c) si el hecho sólo se intentase, la pena del cómplice será la que le correspondería por 
el  delito  con  arreglo  al  artículo  46,  disminuida  en  la  forma  determinada  par  a  la 
tentativa (art. 47).

El autor: Concepto.
Autoría y complicidad 
Distintas  teorías  se  han  expuesto  sobre  el  deslinde  de  la  autoría  y  la  complicidad.  La 
teoría receptada por el art 45 del Código penal
Teoría formal­objetiva. Según esta teoría, el autor realiza el tipo delictivo, ejecutándolo 
o  interviniendo  en  su  ejecución.  El  cómplice  se  limita  a  prestarle  auxilio  o  cooperación  al 
autor.

Autor 
El artículo 45 no se propone definir al autor del delito, sino a la coautoría o pluralidad 
de autores, pues es una regla cuyo objeto es la participación criminal . Empero, el artículo 45 
permite  deducir  que  autor  es  el  que  ejecuta  el  delito,  vale  decir,  el  que  pone  en  obra  la 
acción o la omisión definida por la ley. Cada tipo delictivo equivale a una forma de autoría. 
El autor puede ejecutar por sí mismo el delito con sus manos o valiéndose de cualquier 
instrumento [autor directo).

Coautoría. Concepto. Requisitos subjetivos y objetivos. 
El Código penal , artículo 45, considera coautores del delito a los que toman parte en 
la ejecución del hecho38 
La coautoría supone la división de tareas en el ámbito de la ejecución del delito. Ese 
ámbito comprende todos los actos principales y accesorios que en el caso concreto integran 
la  conducta  consumativa  del  delito.  Abarca  a  los  que  cometen  actos  típicamente 
consumativos y a quienes cumplen actos que ayudan o complementan dichos actos.
Importa también coautoría la presencia concomitante al delito, si el que está presente 
adopta una conducta principal o cohacedora. No, la presencia activamente ineficaz 
Si se trata de un delito especializado por la calidad, estado, situación o ánimo que se 
exige en la persona para incurrir en él, únicamente son coautores los participantes que tienen 
esa  calidad,  y  los  que  carecen  de  ella  sólo  son  cómplices,  ya  que  la  complicidad  no  debe 
llenar las exigencias de la particular figura delictiva.

Autoría mediata. Concepto. Participación en sentido restringido.  
No debe confundirse autoría mediata con coautoría. En la primera, hay un solo autor, a 
pesar de que en la trama delictiva intervienen dos individuos. Ello ocurre cuando uno de los 
intervinientes  ejecuta  materialmente  el  delito  pero  no  lo  hace  sino  como  instrumento 
inculpable del otro interviniente que es el verdadero autor del delito (autor mediato). El otro, 
el autor material, es el instrumento humano con que, manejando la voluntad, opera el autor 
mediato. La persona se convierte en un instrumento de esta clase cuando, por su incapacidad 
delictiva,  ignorancia  o  error  no  comprende  la  criminalidad  del  acto  o  si  la  comprende,  se 
encuentra  dominada  por  fuerza  física  o  moral.  Pero  cuando  se  trata  de  la  fuerza  física,  la 
autoría mediata sólo funciona si el instrumento. 
Si  la  autoría  mediata  presupone  que  el  tercero,  por  las  razones  expuestas,  obrando 
como  instrumento  del  autor  mediato,  no  puede  darse  cuenta  de  lo  que  hace  o,  si  lo  hace, 
actúa dominado, bajo este aspecto, se puede diferenciar /la autoría mediata de la instigación, 
que  requiere  que  el  ejecutor  del  delito  sea  determinado  a  cometerlo,  lo  que  supone  su 
decisión consciente y libre. 
La  autoría  mediata  exige,  por  último,  que  en  el  autor  concurran  las  características 
personales  típicas.  Así,  en  él  y  no  en  el  tercero  deben  darse  los  elementos  subjetivos  o  las 
calidades especiales del autor. 
La  autoría  mediata  no  puede  darse  en  los  delitos  que  sólo  pueden  perpetrarse 
personalmente por el autor (delitos de propia mano). 

Formas  de  complicidad.  Complicidad  necesaria  o  primaria.  Complicidad  no  necesaria  o 


secundaria. Criterios de distinción
Los cómplices pueden ser necesarios (art. 45) o no necesarios (art. 46). Los primeros 
están sometidos a la escala penal establecida para el autor del delito. Los segundos lo están 
a escalas penales más benignas (art. 46). 
A  los  efectos  de  distinguir  la  complicidad  necesaria  de  la  no  necesaria,  el  artículo  45 
requiere la valoración del aporte. 
Es  un  cómplice  necesario  aquél  sin  cuyo  auxilio  o  cooperación  el  hecho  no  habría 
podido cometerse. 
Son cómplices no necesarios los que cooperan de cualquier otro modo a la ejecución 
del  hecho  y  los  que  prestan  una  ayuda  posterior  cumpliendo  promesas  anteriores  al  mismo 
(art. 46). Estos son partícipes cuya intervención no fue necesaria para que el hecho sucediera 
tal  como  sucedió,  porque  no  contribuyeron  con  nada  cuyo  defecto  hubiera  variado  la 
ejecución o sus modalidades. 
Instigación 
El  que  hubiese  determinado  directamente  a  otro  a  cometer  el  delito.  La  participación 
del instigador, equiparado en la pena al autor, está al margen de la ejecución del delito y del 
auxilio  o  de  la  cooperación  en  ella.  Es  una  participación  puramente  síquica,  consistente  en 
haberle hecho tomar al autor la resolución de ejecutar el delito consumado o intentado. Si el 
tercero ya está determinado a delinquir no puede haber instigación. 
La  determinación  del  autor  al  delito  por  el  instigador,  supone  la  cooperación 
consciente,  voluntaria  y  libre  de  ambos.  Esto  requiere  la  individualización  del  o  de  los 
instigadores y de los instigados. No hay instigación por culpa. Tampoco existe la cooperación 
síquica  requerida  por  la  instigación  si  el  autor  resulta  un  instrumento  del  tercero  (autor 
mediato).

Concurso ideal de delitos: Concepto y penalidad. 
Existe concurso de delitos si una persona ha cometido dos o más delitos no juzgados 
con anterioridad. Los delitos ya juzgados no originan un concurso de delitos, sino, en ciertas 
condiciones,  la  reincidencia  del  condenado.  El  Código  penal  comprende  el  concurso  ideal 
(formal) (art. 54) y el concurso real (material) (arts. 55 y 56).
Concurso ideal 
Concepto 
Existe un concurso ideal de delitos si el autor comete un hecho que cae bajo más de 
una  sanción  penal  (art.  54).  Sanción  no  significa  pena,  sino  precepto  o  ley  que  la  impone, 
vale  decir,  el  tipo  delictivo  y  la  pena  respectiva.  Presupone  que  los  tipos  penales  no  se 
excluyen entre sí en razón de un concurso aparente de leyes penales. 
Dos son las características , a saber: la comisión de un hecho por el autor y la pluralidad de 
sanciones penales bajo las que cae. 
Al significado de la fórmula "un hecho", que representa la base material del concurso 
ideal, lo señalan muy claramente los arts. 34, inc. I, 45, 46 y 47 del Código. Cuando el art. 
34, se refiere al "momento del hecho" o cuando los arts. 45 y 46 aluden a la "ejecución del 
hecho" y el art. 47 menciona "un hecho menos grave que el cometido por el autor", no puede 
caber ninguna duda que se están refiriendo a un hecho previsto y penado como delito en el 
Libro Segundo del Código. 
Implica que una unidad material (el hecho único) constituye formal o idealmente más 
de un delito porque cae bajo más de una sanción penal, es decir, bajo más de una definición 
represiva. El concurso ideal no es otra cosa que una cuestión de doble tipicidad de un hecho 
naturalmente único. La razón de esta doble tipicidad es que la conducta del agente, esto es, 
lo que ha hecho o dejado de hacer, que ya cae como tal en una sanción penal, debido a una 
circunstancia de modo, lugar, tiempo, etc., también cae bajo otra sanción penal. El pariente 
de una menor que la accede carnalmente, supuesto que el incesto esté castigado, incurre por 
su conducta carnal en la sanción del estupro, pero por la circunstancia de ser pariente de la 
víctima, también cae bajo la sanción del incesto. En fin, situaciones, en las cuales accidentes 
de  tiempo,  modo,  lugar,  personas,  etc.,  que,  sin  multiplicar  materialmente  la  conducta  del 
autor de un delito, multiplican la delictuosidad de ella. 

Pena aplicable 
A  los  efectos  de  la  pena  la  unidad  de  hecho,  que  implica  unidad  de  culpabilidad15, 
determina la unidad de la pena. 
El Código penal, que aquí sigue el principio de la absorción, unifica la pena en la pena 
mayor conminada para el hecho por la ley. 
La mayoría de la pena depende, en primer lugar, de su naturaleza (ver C.P, 5 y 57). 
Siendo de la misma naturaleza, es mayor la pena cuya cantidad es superior en su máximo. Si 
los máximos son iguales, la mayoría de la pena se determina por el mínimo. 
En el caso de penas conjuntas o alternativas, la mayoría se determina por la pena de 
naturaleza más grave. 
La pena mayor no es sólo la pena establecida para el delito consumado, sino, cuando 
sea el caso, la establecida para la tentativa o la complicidad no necesaria. 
La pena mayor implica la aplicación, en su caso, de la pena conjunta correspondiente, 
que es la que determina la mayoría de la pena si las penas de naturaleza más grave de las 
sanciones en juego, son iguales. También subsiste la aplicación de las penas y consecuencias 
accesorias de la pena mayor.

Delito continuado: Concepto, requisitos, consecuencia jurídicas.
Delito continuado 
Bajo  el  epígrafe  de  "concurso  de  delitos"  el  Código  Penal  prevé  y  regula  de  manera 
expresa dos casos, a saber: el de un hecho delictivo que genera un concurso ideal de delitos, 
y el de varios hechos delictivos que son independientes y que originan un concurso real de 
delitos. 
La  concurrencia  de  varios  hechos  que  no  son  independientes,  excluida  del  concurso 
ideal  por  la  pluralidad  de  los  hechos  y  del  concurso  real  por  la  falta  de  independencia  de 
ellos, y que legalmente no puede caer nada más que en la sanción legal a la que se adecúa 
cada uno de ellos, es lo que en el Código Penal, se debe calificar como un delito continuado. 
En  tanto  que  en  el  concurso  real  de  delitos  la  imputación  delictiva  es  plural  fáctica  y 
legalmente  y  en  el  concurso  ideal  es  fácticamente  única  y  legalmente  plural,  en  el  delito 
continuado esa imputación es fácticamente plural pero legalmente única. 
Elementos 
a) pluralidad de hechos; 
b) la dependencia de los hechos entre sí, y 
c) su sometimiento a una misma sanción legal. 

A.  Pluralidad  de  hechos.  Exige  que  la  misma  persona  cometa  dos  o  más  hechos 
discontinuos,  incluso  en  tiempos  y  lugares  distintos.  La  prolongación  discontinua  de  la 
conducta delictiva diferencia el delito continuado del delito permanente, que consiste en una 
conducta delictiva continua. 
B.  Dependencia  de  los  hechos  entre  sí.  Que  el  agente  vincule  subjetivamente  los 
distintos  hechos  mediante  la  unidad  de  su  resolución,  designio,  propósito,  intención, 
voluntad, ánimo o conciencia delictivos formados de antemano o precedentemente 
La unidad propia del delito continuado reside en que el autor prosigue cometiendo el mismo 
delito con cada uno de los hechos ejecutados. Esta identidad comisiva sólo es compatible con 
hechos que por su homogeneidad material no la desvirtúan o alteran de una manera esencial 
y  que  por  su  conexidad  aparecen  vinculados  como  momentos  de  una  misma  conducta 
comisiva. 
C. Sometimiento a una misma sanción legal 
Esta  es  la  condición  que  le  confiere  unidad  legal  a  los  hechos  que  materialmente  no  son 
independientes. El sometimiento a una misma sanción depende: 
a)  de  que  todos  los  hechos  constitutivos  de  la  empresa  delictiva  merezcan  la  misma 
calificación delictiva, y 
b) de que, en el caso de pluralidad de ofendidos, la naturaleza de los bienes lesionados 
admita esa unificación delictiva. 

La  unificación  de  la  calificación  no  varía  en  razón  del  grado  de  la  comisión  delictiva 
(consumación  y  tentativa),  ni  del  grado  de  la  imputación  delictiva  (delito  simple  y  delito 
calificado),  siempre  que  la  circunstancia  calificativa  no  implique  una  modalidad  ejecutiva 
materialmente distinta de la forma simple. 

Concurso real de delitos: Concepto. 
Los hechos son independientes entre sí cuando no están vinculados, como partes, de 
una misma empresa delictiva. 
Los hechos son concurrentes si, no habiendo condena firme, son imputables al mismo 
autor. La sentencia condenatoria firme excluye el concurso de delitos y constituye la base de 
la  reincidencia  (C.P,  50),  pero  no  impide  la  aplicación  de  las  reglas  sobre  la  penalidad  de 
concurso real (C. P, 58). 
La pena del concurso real varía, pero siempre rige el principio de la pena única. 
Si  se  trata  de  hechos  reprimidos  con  una  misma  especie  de  pena,  el  artículo  55 
establece una acumulación jurídica o cúmulo jurídico. El máximum de la pena única no puede 
exceder  del  máximum  legal  de  la  especie  de  pena  de  que  se  trate.  El  mínimum  de  la  pena 
única es el mínimum mayor de las penas correspondientes a los delitos concurrentes.

Sistema de punición. Punibilidad. 
La Acción Penal como pretensión punitiva. 
Concepto: La potestad represiva del Estado se manifiesta bajo la forma de las acciones 
penales.  Estas  son  las  modalidades  del  derecho­deber  del  Estado  de  aplicarle  la  pena 
establecida por la ley al partícipe de un hecho penalmente típico, antijurídico y culpable.
Ese  derecho­deber  del  Estado  {acción  penal  en  sentido  material)  se  diferencia  del 
derecho  de  ejercerlo  en  un  proceso  {acción  penal  en  sentido  formal  o  procesal).  La 
regulación  de  la  primera  corresponde  al  legislador  nacional.  La  de  la  segunda,  a  los 
legisladores locales. 
Puede  ser  pública,  de  instancia  privada  o  privada,  pero  su  naturaleza  es  siempre 
pública  porque,  aunque  su  ejercicio  puede  depender  de  la  instancia  del  particular  ofendido 
por el delito o pertenecer a éste, el derecho­deber tiene por objeto la aplicación de una pena 
pública.

Distintas clases de acciones: La acción pública. La acción privada.
Acción pública 
Por regla, la acción penal es pública y se ejerce de oficio. Excepcionalmente la acción 
penal es pública pero de instancia privada, o es privada. El titular del ejercicio es el órgano 
del Estado (Ministerio Público o Fiscal), el cual debe iniciar su ejercicio de oficio (principio de 
la oficialidad de la acción). Una consecuencia del ejercicio de oficio de la acción pública, esto 
es, por propia iniciativa y obligatoriamente, es que su ejercicio está regido por los principios 
de legalidad e indivisibilidad. 
El principio de legalidad, en oposición al de oportunidad, que supedita el ejercicio de la 
acción  al  examen  de  su  conveniencia,  le  exige  al  órgano  público  que  inicie  ese  ejercicio  si 
prima facie resulta que se ha cometido un delito perseguible por acción pública, salvo que, en 
razón de la función pública del autor, ese ejercicio esté constitucionalmente supeditado a la 
resolución  de  un  antejuicio.  Éste  puede  consistir  en  un  procedimiento  de  desafuero,  o  de 
juicio político o de enjuiciamiento ante un jury). La existencia del delito puede ser denunciada 
por  cualquier  persona  capaz,  pero  únicamente  la  persona  particularmente  ofendida  por  el 
delito (el agraviado), puede asumir la calidad de querellante. 
El  ejercicio  de  la  acción  pública  es  indivisible,  porque  debe  realizarse  en  contra  de 
todos los participantes en el delito y no sólo de algunos; y es irretractable.

Acción dependiente de instancia privada 
Es una acción pública cuyo ejercicio corresponde al órgano público, pero no de oficio, 
sino que sólo corresponde formar causa contra el imputado a instancia (esto es, denuncia o 
acusación  del  agraviado  por  el  delito).  Siendo  éste  incapaz,  la  instancia  corresponde  a  su 
tutor guardador o representante legal. La titularidad de la facultad de instar es instranferible, 
pero el titular puede actuar por mandatario. 
Son  acciones  dependientes  de  instancia  privada  las  que  nacen  de  los  siguientes 
delitos: 
­ Violación,  estupro,  rapto  y  abuso  deshonesto,  cuando  no  resultare  la  muerte  de  la 
persona ofendida o lesiones de las mencionadas en el artículo 
­ Lesiones leves, sean dolosas o culposas. Sin embargo, en los casos de este inciso se 
procederá de oficio cuando mediaren razones de seguridad o interés públicos; 
­ Impedimento de contacto de los hijos menores con sus padres no convivientes; 

Concurren razones de interés público par a ejercer de oficio la acción por lesiones leves, 
cuando su conocimiento y juzgamiento resulta útil, conveniente o necesario para el orden o 
bienestar de la comunidad. Por el contrario, median razones de seguridad pública, si por su 
naturaleza  o  circunstancias  el  hecho  resulta  sintomático  de  un  peligro  potencial  para  la 
incolumidad de las personas o bienes de los terceros en general. 
La instancia, que es irretractable, no tiene por objeto persona determinada, sino hechos 
determinados  y  comprende,  por  lo  tanto,  a  todos  los  partícipes  en  ellos.  La  instancia  es 
subjetivamente indivisible, pero es objetivamente divisible. 

Acción Privada 
Aquellas que en atención a la preponderancia del interés del ofendido o agraviado por 
el  delito  en  el  castigo  o  impunidad  del  hecho,  su  ejercicio  está  reservado  a  él  o,  siendo 
incapaz,  a  sus  guardadores  o  representantes;  o  tratándose  de  calumnias  o  injurias,  a  los 
sucesores  de  aquél;  o,  si  la  ofendida  es  una  persona  colectiva,  a  sus  autoridades 
representativas. Las emergentes de los delitos de calumnias e injurias, violación de secretos, 
salvo  en  los  casos  de  concurrencia  desleal  e  incumplimiento  de  los  deberes  de  asistencia 
familiar, cuando la víctima fuere el cónyuge. 
A pesar de que el artículo 76 admite que en los casos de delitos de acción privada se 
proceda por querella o denuncia, sólo la primera es procesalmente apta par a hacerlo, pues la 
segunda no significa ejercicio de la acción, ni liga al denunciante al procedimiento. 
El ofendido o agraviado tiene el gobierno pleno de la acción. 
Puede  querellar  a  uno  o  a  todos  los  culpables  (divisibilidad  subjetiva)  o  renunciar  la 
acción, y después de la condena, puede extinguir la pena por perdón.

Extinción de las acciones penales. 
Producido  el  delito,  la  acción  correspondiente  no  obra  indefinidamente,  sino  que 
existen  causas  que  la  extinguen  y,  así,  excluyen  la  punibilidad.  Una  causa  extintiva  puede 
operar  desde  la  comisión  del  delito  hasta  la  sentencia  firme.  Su  efecto  procesal  es  el  cierre 
del  proceso  por  sobreseimiento  y  no  la  absolución  del  imputado,  ya  que  la  causa  extintiva 
impide que el juez se pronuncie sobre el fondo del asunto. 
Esas causas pueden tener un carácter objetivo, personal o mixto! Son causas objetivas 
las  que  excluyen  la  punibilidad  del  delito  en  sí,  como  sucede  con  la  amnistía.  Son  causas 
personales  las  que,  como  la  prescripción,  la  oblación  voluntaria  de  la  multa  y  la  muerte  del 
imputado,  dejando  intacta  la  punibilidad  del  delito,  benefician  a  los  participantes  a  que  se 
refieren. Es mixta la causa que, como la renuncia, puede tener un efecto objetivo o personal 
según  la  voluntad  del  que  la  haga.  La  sentencia  firme,  condenatoria  o  absolutoria,  no 
extingue la acción, sino que la agota porque realiza su finalidad propia. 
­ Muerte del Imputado 
Es un efecto del carácter personal de la pena, incluso de la de naturaleza pecuniaria 
El efecto de la muerte del imputado es de carácter estrictamente personal. No favorece a los 
otros  participantes,  aunque  se  trate  de  la  muerte  del  autor  del  hecho;  ni  perjudica  a  los 
herederos del muerto, desviando hacia ellos la acción penal 
­ Amnistía
En  materia  penal  es  el  olvido  de  una  infracción  punible  para  restablecer  la  calma  y  la 
concordia  social.  Su  objeto  no  es  el  olvido  de  las  circunstancias  agravantes  de  aquella 
infracción,  sino  la  infracción  punible  en  sí  misma.  Es  un  acto  de  naturaleza  política  que, 
interfiriendo en el ámbito de la delictuosidad aniquila la acción penal o ia pena. Se inspira en 
el principio supremo de la necesidad de evitar el mal mayor consistente en la intranquilidad 
social, mediante el mal menor del olvido del delito o de la infracción. 
Consulta, así, el fundamento político de la pena, aunque es admisible respecto de toda 
clase de delitos e infracciones punibles, es constitucionalmente una facultad del Congreso de 
la Nación (C. N. , 75, inc. 20) y de las legislaturas provinciales. 
Aunque la amnistía es un acto político, puede constituir cuestión judiciable si media exceso de 
poder  por  el  Congreso,  quien  no  puede  decidir  discrecional­mente  que  algo  que 
razonablemente  es  perjudicial  para  la  tranquilidad  o  bienestar  sociales,  lo  autoriza  a 
amnistiar. Puede dictarse mientras no exista sentencia condenatoria firme, debe ser general, 
significa  que  el  olvido  debe  referirse  a  una  o  más  especies  de  delitos  o  a  todos  los  delitos 
cualquiera que sea su especie. 
Si  la  amnistía  no  ha  sido  condicionada  a  que  la  soliciten  los  imputados  o  terceros,  debe 
ser  declarada  de  oficio.  Sus  efectos  se  producen  de  pleno  derecho  a  partir  del  momento 
establecido  de  manera  expresa  por  la  ley  o,  en  caso  contrario,  desde  que  aquélla  entra  en 
vigencia,  y  no  pueden  ser  rehusados  por  sus  beneficiarios.  Pero  la  amnistía  no  extingue  la 
acción civil emergente del delito. 
­ Prescripción 
Se funda en la destrucción por el transcurso del tiempo de los efectos morales del delito 
en  la  sociedad:  extingue  la  alarma  social  ante  el  delito  y  la  correlativa  exigencia  de  la 
sociedad de que se lo reprima, que es lo que constituye el fundamento político de la pena. 
Naturaleza  jurídica:  naturaleza  material  de  la  prescripción,  ya  que  extingue  la  potestad 
represiva misma, que corresponde al derecho penal sustancial. No tiene naturaleza objetiva, 
sino personal. La prescripción corre, se suspende o se interrumpe separadamente para cada 
uno de los partícipes del delito.
El  Código  penal  no  admite  un  único  término  de  prescripción.  Ésta  se  produce  en  los 
diferentes  tiempos  fijados  de  acuerdo  a  la  especie  y  medida  de  la  pena  correspondiente  al 
delito imputado. 
El tiempo máximo para la prescripción, que corresponde a los delitos cuya pena fuere 
la de reclusión o prisión perpetua, es de quince años. El mínimo, que pertenece a los hechos 
reprimidos  únicamente  con  inhabilitación  temporal,  es  de  un  año.  La  regla  general  para  los 
delitos  reprimidos  con  reclusión  o  prisión  temporal,  es  que  la  acción  se  prescribe  una  vez 
transcurrido el máximo de la pena señalada por la ley para el delito, sin que el término pueda 
exceder  de  doce  años  ni  bajar  de  dos.  Es  de  cinco  años,  si  el  hecho  está  reprimido 
únicamente con inhabilitación perpetua; y es de dos años, si la pena es de multa, cualquiera 
que sea su cantidad. El término de la prescripción comienza a la medianoche del día en que 
se cometió el delito, y el plazo se cuenta con arreglo a las disposiciones del Código civil. Debe 
declararse de oficio. 
La  suspensión  no  aniquila  el  término  de  prescripción  ya  corrido.  Sólo  impide  que  ese 
término  comience  a  correr  o  que  siga  corriendo.  Terminada  la  causa  de  la  suspensión,  la 
prescripción  sigue  su  curso.  el  curso  del  término  de  prescripción  se  interrumpe:  por  la 
comisión de otro delito, y por la secuela del juicio. 
Interrumpida  la  prescripción,  queda  sin  efecto  el  tiempo  transcurrido,  y  se  inicia  un  nuevo 
término. 
­ Renuncia del agraviado
Extingue la acción respecto de los delitos de los delitos de acción privada. La renuncia es 
la  dimisión  por  el  agraviado  u  ofendido  por  el  delito  a  su  facultad  de  iniciar  o  proseguir  el 
ejercicio de la acción penal privada. Es irretractable, aunque puede ser condicionada, opera 
por  sí,  sin  necesidad  de  la  aceptación  del  beneficiario.  Éste,  por  consiguiente,  no  puede 
renunciar a sus efectos. Debe ser expresa, salvo si el ofendido hubiere renunciado a la acción 
civil emergente del delito o hubiese hecho convenidos sobre el pago del daño, caso en el que 
se  tendrá  por  renunciada  la  acción  criminal  privada.  No  exige  formalidades  determinadas, 
pero  si  fuera  hecha  fuera  de  la  causa  en  una  forma  no  amparada  por  la  fe  pública,  para 
hacerla valer en aquélla, debe ser ratificada.
El efecto activo de la renuncia es personal, pues no perjudica a todos los ofendidos por el 
delito, sino sólo al renunciante y a sus herederos. Su efecto pasivo no es objetivo, y depende 
del renunciante extenderla a uno o más partícipes en el delito. 
­ Oblación voluntaria 
No  enumerada  en  el  Art.  59  del  Código,  y  tiene,  en  cuanto  a  sus  efectos,  un  carácter 
personal, por lo que si el delito ha sido obra de varios partícipes, se extingue la acción sólo 
respecto  de  aquel  que  hizo  el  pago.  Pese  a  que  éste  significa  reconocimiento  de  la 
responsabilidad, no coloca al imputado en la condición de condenado. 
La  causal  funciona  respecto  de  los  delitos  reprimidos  únicamente  con  multa;  no,  si 
además media otra pena, alternativa, conjunta, accesoria o complementaria. 
El objeto de la oblación voluntaria deber ser: el mínimum de la multa correspondiente 
al  delito  imputado,  en  cualquier  estado  de  la  instrucción  y  mientras  no  se  haya  iniciado  el 
juicio  o  el  máximum  de  la  multa  correspondiente,  si  se  hubiera  iniciado  el  juicio  y,  la 
reparación de los daños causados por el delito. El "máximum de la multa" es el que la ley fija 
en abstracto para el delito imputado, que puede estar establecido de manera fija (vgr., C.P. 
108)  o  tener  que  establecerse  en  el  caso  concreto  (vgr.,  C.P.  262).  La  reparación  de  los 
daños causados por el delito son los que surgen del daño material y moral causado a todos 
los que tengan derecho a esa reparación, como directa o indirectamente damnificados, y las 
costas.  Pero  el  pago  de  esta  reparación  es  obligatorio  sólo  si  se  ha  reclamado  por  el 
damnificado, que es el titular del derecho reparatorio. 
Cualquiera  sea  de  las  dos  previstas  la  oportunidad  en  que  se  efectúe  el  pago,  el 
imputado, además, "deberá abandonar en favor del Estado, los objetos que presumiblemente 
resultarían decomisados en caso de que recayera condena. 
El  imputado  puede  recurrir  a  este  procedimiento  sólo  en  dos  oportunidades,  la 
segunda de ellas, cuando "el nuevo delito ha sido cometido después de haber transcurrido 8 
años  a  partir  de  la  fecha  de  la  resolución  que  hubiese  declarado  la  extinción  de  la  acción 
penal en la causa anterior".
INTEGRACIÓN DE RAMAS DE LOS DERECHOS 
PRIVADOS
EJE TEMÁTICO DERECHO PRIVADO I
SUB­EJE TEMATICO 1: PERSONA HUMANA

La noción de persona es muy importante para nuestro sistema jurídico ya que posee 
una cantidad de connotaciones necesarias para comprender su protección. 
Nuestra  ley  no  da  una  noción  de  lo  que  debe  entenderse  por  persona;  directamente 
empieza el Título I, refiriendo al comienzo de su existencia. Matilde Zavala expresa: 

…mientras que el hombre es una realidad ontológica (un "ente" biosíquico y espiritual); 
persona  es,  dentro  del  derecho,  una  categoría  jurídica  (el  ente,  humano  o  no,  que 
goza  de  capacidad  de  derecho)  […]  El  hombre  existe  en  la  naturaleza,  la  persona 
solamente en el derecho. (Zavala de González, 1983, p. 4)

Es decir que,cuando hablamos de “persona”, hacemos alusión a una categoría jurídica, 
a una calidad que contiene en sí misma la aptitud de ser portadorade derechos.
Así  las  cosas,  se  puede  deducir  que  la  palabra  persona  hace  referencia  a  la 
personalidad  jurídica  –la  investidura  jurídica  de  la  que  goza  el  sujeto–,  a  la  aptitud,  la 
disposición potencial para tener derechos, para adquirirlos, para ser sujeto activo o pasivo de 
las  relaciones  jurídicas.  Hombre  hace  referencia  al  sustrato  o  soporte  biológico  de  las 
personas humanas, que, para estar protegido, necesita de esa personalidad jurídica.
Por  último,  la  expresión  sujeto  de  derecho  alude  a  las  personas  cuando  están 
interactuando  en  interferencia  intersubjetiva,  por  ejemplo  cuando  le  están  dando  vida  a  un 
contrato. Gráficamente, es la persona en movimiento.

­ Derechos y actos personalísimos. Concepto. Naturaleza jurídica. Caracteres. 

Concepto. Naturaleza jurídica 
Los  derechos  personalísimos  son  los  que  recaen  sobre  ciertos  aspectos  o 
manifestaciones  de  la  personalidad  del  hombre  para  proteger  su  libre  desenvolvimiento: 
derecho al honor, a la intimidad, a la libertad, a la integridad física, etc. 
Estos  derechos  subjetivos  no  sólo  tienen  reconocimiento  expreso  en  el  Código  Civil  y 
Comercial; el derecho supranacional de derechos humanos constitucionalizado (art. 75 inc. 22 
CN) establece las bases fundacionales del régimen de los derechos personalísimos, toda vez 
que  la  dignidad  personal  como  sus  emanaciones  (intimidad,  imagen,  identidad,  honor  y 
derechos  sobre  el  propio  cuerpo)  son  reconocidos  de  manera  explícita  en  la  Convención 
Americana sobre Derechos Humanos y en otros instrumentos supranacionales.

Caracteres
Estos  derechos  son  absolutos,  extrapatrimoniales,  irrenunciables,  relativamente 
disponibles por las partes y por ende no transmisibles. Otro carácter es que la vulneración de 
ellos da derecho a su titular a reclamar la prevención y reparación de los daños conforme lo 
estipulado en los arts. 1708 a 1780 inclusive del Código Civil y Comercial. 
Son absolutos porque se dan contra todos, erga omnes, ya que todos y cada uno de 
los  miembros  que  constituyen  la  comunidad  jurídicamente  organizada  están  obligados  a 
respetar la persona de los demás. 
Decimos que son relativamente disponibles por las partes pues, de conformidad al art. 
55  del  Código  Civil  y  Comercial,  se  puede  disponer  de  los  derechos  personalísimos  bajo 
ciertas condiciones: que medie consentimiento por el titular de los derechos, que éste no sea 
contrario a la ley, la moral o las buenas costumbres. 
Asimismo, prevé que el consentimiento no se presume, es decir que debe otorgarse en 
forma  clara,  ya  sea  expresa,  tácita,  o  incluso  por  vía  de  silencio,  y  “es  de  interpretación 
restrictiva, y libremente revocable” Art. 55

­ Atributos  de  las  personas.  Concepto.  Naturaleza.  Caracteres.  Nombre. 


Noción. Régimen legal. Acciones de protección.

Concepto
La  persona,  en  tanto  tal,  posee  ciertos  atributos  que  son  sus  cualidades  esenciales. 
Éstas  son  inherentes  y  consideradas  a  priori  de  la  persona,  es  decir  que  comienzan  con  su 
existencia. 
Estos  atributos  de  la  persona  humana  son:  capacidad,  nombre,  estado  y  domicilio.  A 
toda  persona  individual  le  es  inherente  la  capacidad,  cualidad  que  la  distingue  como  sujeto 
potencial de derechos y deberes; el nombre que la individualiza, el estado que la sitúa en el 
medio familiar en el que se desenvuelve y el domicilio que la sitúa jurídicamente en un lugar 
determinado.

Naturaleza
Los atributos no son derechos ni deberes, sino cualidades inherentes a la calidad de la 
persona  que  no  se  adquieren  luego,  sino  que  son  contemporáneos  a  la  persona,  a  su 
existencia, y la acompañan toda su vida protegiéndola e identificándola.

Caracteres
Los atributos participan de los siguientes caracteres: 
­ Son necesarios e inherentes a las personas: no se concibe que la persona física 
pueda  carecer  de  alguno  de  estos  atributos  por  cuanto,  la  determinan  en  su 
individualidad. 
­ Son únicos: una misma persona no puede poseer más de un atributo de cada clase 
en un momento determinado. Así, la persona humana no puede ser capaz e incapaz a 
la vez de adquirir un derecho, no puede tener más estados civiles familiares del mismo 
orden, por ejemplo soltero­casado. 
­ Son indisponibles: no pueden ser transferidos, pues están fuera del comercio. 
­ Son inmutables: sólo se modifican cuando se verifica el supuesto normativo que así 
lo prevé. 
­ Son  imprescriptibles:  por  cuanto  no  se  adquieren  ni  pierden  por  el  transcurso  del 
tiempo.
­ Nombre. Noción

El  nombre  es  el  atributo  de  la  persona  que  la  identifica  y  la  individualiza  del  resto.  Está 
compuesto por dos elementos: el pronombre o nombre de pila (o apelativo) y el apellido (o 
cognomen  o  patronímico).  Ambos  cumplen  funciones  diferentes;  el  nombre  de  pila 
individualiza a la persona en su familia y el apellido la individualiza en la sociedad.

­ Régimen legal
o El prenombre 
o Apellido de los hijos. 

Es dable señalar que el apellido, nombre familiar o patronímico, es la designación común 
a todos los miembros de una misma familia, que, unido al prenombre, identifica a la persona 
física, conformando su nombre propiamente dicho. Así, el apellido designa el grupo familiar, 
pues cada individuo lleva el apellido que le corresponde en razón de su pertenencia a dicho 
grupo. 
El art. 64 del CCCN prevé que el hijo matrimonial lleva el primer apellido de alguno de 
los cónyuges; en caso de no haber acuerdo, se determina por sorteo realizado en el Registro 
del  Estado  Civil  y  Capacidad  de  las  Personas.  A  pedido  de  los  padres,  o  del  interesado  con 
edad y madurez suficiente, se puede agregar el apellido del otro. Asimismo, dispone que, en 
caso de que un mismo matrimonio tuviera muchos hijos, todos deben llevar el mismo que se 
haya decidido para el primero. 
Ahora bien, en el caso del hijo extramatrimonial con un solo vínculo filial, éste lleva el 
apellido de ese progenitor. 
Si  la  filiación  de  ambos  padres  se  determina  simultáneamente,  se  sigue  la  regla 
establecida para los hijos matrimoniales en cuanto a que llevarán el primer apellido de alguno 
de los cónyuges. 
Si la segunda filiación se determina después, ambos padres deberán acordar el orden de 
los apellidos. A falta de acuerdo, será determinado por el juez según sea el interés superior 
del niño. 
Para el supuesto de la persona menor de edad sin filiación determinada, se establece que 
debe ser anotada por el oficial del Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas con 
el  apellido  que  esté  usando  o,  en  su  defecto,  con  un  apellido  común  (art.  65)  o  bien,  si  la 
persona tiene edad y grado de madurez suficiente, puede solicitar la inscripción del apellido 
que esté usando (art. 66). 

­ Apellido  de  los  cónyuges.  Por  otro  lado,  en  relación  al  apellido  de  los 
cónyuges,  el  art.  67  dispone:    Cualquiera  de  los  cónyuges  puede  optar  por  usar  el 
apellido del otro, con la preposición “de” o sin ella.
La  persona  divorciada  o  cuyo  matrimonio  ha  sido  declarado  nulo  no  puede  usar  el 
apellido  del  otro  cónyuge,  excepto  que,  por  motivos  razonables,  el  juez  la  autorice  a 
conservarlo. 
El  cónyuge  viudo  puede  seguir  usando  el  apellido  del  otro  cónyuge  mientras  no 
contraiga nuevas nupcias, ni constituya unión convivencial (art. 67).
Como  se  advierte,  en  materia  de  apellido  y  matrimonio,  el  Código  posibilita  a  que 
cualquiera de ellos pueda utilizar el apellido del otro con o sin la preposición “de”. 
Ahora bien, en el caso de persona divorciada y nulidad del matrimonio, la regla es la 
prohibición  de  empleo  del  apellido  y,  sólo  de  mediar  razonables  motivos,  el  juez  puede 
acordar su conservación. 
En cuanto al viudo, éste puede seguir usando el apellido del otro cónyuge mientras no 
contraiga nuevas nupcias ni constituya unión convivencial. 

­ Cambio del prenombre y del apellido 
Los  arts.  69  y  70  del  Código  Civil  y  Comercial  receptan  la  posibilidad  del  cambio  del 
prenombre  y  del  apellido  sólo  de  mediar,  a  criterio  del  juez,  justos  motivos.  Al  respecto, 
formula  una  enunciación  de  justos  motivos:  a)  cuando  el  seudónimo  hubiese  adquirido 
notoriedad;  b)  por  “la  raigambre  cultural,  étnica  o  religiosa”19;  c)  por  “la  afectación  de  la 
personalidad  de  la  persona  interesada,  cualquiera  sea  su  causa,  siempre  que  se  encuentre 
acreditada”Art. 69. 
Así,  para  lograr  el  cambio  del  nombre  y/o  del  prenombre,  es  precisa  la  intervención  del 
Poder  Judicial  y  esa  es  la  regla,  con  excepción  de  los  dos  supuestos  contemplados  en  el 
último párrafo del art. 69. 

En  tales  casos  no  se  requiere  la  intervención  judicial  y  se  consideran  justos  motivos 
cuando se pretende “el cambio del prenombre por razón de identidad de género y el cambio 
de prenombre y apellido por haber sido víctima de desaparición forzada, apropiación ilegal o 
alteración o supresión del estado civil o de la identidad”Art. 69. 

El cambio de nombre tramitará “por el proceso más abreviado que prevea la ley local, con 
intervención del Ministerio Público” Art. 70, debiendo “publicarse en el diario oficial una vez 
por  mes  en  el  lapso  de  dos  meses”,  a  fin  de  que  presenten  las  oposiciones  y  se  soliciten 
informes respecto de “las medidas precautorias que existieren con relación al interesado” Art. 
70. 
Una vez inscrita en el Registro de Estado Civil y Capacidad de las Personas, será oponible 
a terceros.

­ Acciones de protección.
Art.  71.  Acciones  de  protección  del  nombre.  Puede  ejercer  acciones  en  defensa  de  su 
nombre: 
a) aquel a quien le es desconocido el uso de su nombre, para que le sea reconocido y se 
prohíba toda futura impugnación por quien lo niega; se debe ordenar la publicación de la 
sentencia a costa del demandado; 
b) aquel cuyo nombre es indebidamente usado por otro, para que cese en ese uso; 
c) aquel cuyo nombre es usado para la designación de cosas o personajes de fantasía, si 
ello le causa perjuicio material o moral, para que cese el uso. 
En todos los casos puede demandarse la reparación de los daños y el juez puede disponer 
la publicación de la sentencia. 
Las  acciones  pueden  ser  ejercidas  exclusivamente  por  el  interesado;  si  ha  fallecido,  por 
sus  descendientes,  cónyuge  o  conviviente,  y  a  falta  de  éstos,  por  los  ascendientes  o 
hermanos. Art. 71
Así, las acciones para proteger el nombre son tres: 
­ la acción de reclamación o reconocimiento del nombre: se requiere que el demandado 
haya desconocido el derecho de usar el nombre por pare del sujeto afectado, debiendo 
el juez ordenar la publicación de sentencia a costa del demandado. 
­ la  acción  de  impugnación,  o  usurpación  del  nombre:  se  requiere  que  el  demandado 
use en forma indebida el nombre de otra persona y el efecto propio de la sentencia es 
el cese en dicho uso indebido. 
­ la  acción  de  supresión  del  nombre:  debe  mediar  un  uso  indebido  por  parte  del 
demandado  del  nombre  de  otra  persona  para  individualizar  una  cosa  o  un  personaje 
de  fantasía  y  dicho  uso  provocar  un  perjuicio  material  o  moral.  El  efecto  de  la 
sentencia es el cese de dicho uso indebido. 

Por  último  y  en  orden  a  quiénes  pueden  interponer  estas  acciones,  se  establece  que  el 
titular  exclusivo  es  el  interesado  y,  si  éste  ha  fallecido,  podrá  ser  ejercida  por  sus 
descendientes, cónyuge o conviviente, y a falta de éstos, por los ascendientes o hermanos.

­ Domicilio. Noción. Caracteres.

El  ordenamiento  jurídico  requiere  situar  a  la  persona  en  un  determinado  lugar,  aun 
cuando  no  actúe  necesariamente  allí.  Domicilio,  en  sentido  jurídico,  es  el  lugar  que  la  ley 
considera como centro o sede legal de la persona. 
Como veremos seguidamente existen distintas clases de domicilio, el domicilio general y el 
especial. El domicilio general es el atributo, cualidad o propiedad inherente a la persona que 
representa  su  indispensable  asiento  o  sede  legal  para  el  ejercicio  de  sus  derechos  y 
cumplimiento de sus obligaciones (Tagle, 2002). 
Este  domicilio  general  puede  ser  legal,  es  decir  instituido  por  la  ley  o  real,  que  es  la 
efectiva residencia de la persona en un cierto lugar con ánimo de permanecer allí. El domicilio 
general sea legal o real, es necesario, ya que no puede faltar en ninguna persona y es único 
ya que una persona no puede tener más de un domicilio general. 
Por  último  decimos  que  el  domicilio  general  es  mutable,  es  decir  que  es  modificable,  ya 
sea  por  cambio  en  la  capacidad  de  las  personas  (por  ejemplo,  un  menor  que  cumple  la 
mayoría  de  edad  pasa  de  domicilio  legal  a  domicilio  real)  o  por  un  cambio  en  la  de  su 
situación (por ejemplo: una persona que es designada en un puesto de funcionario público y 
que requiere trasladarse, cambia de domicilio real a domicilio legal). 

Clases de Domicilio
Por último decimos que el domicilio general es mutable, es decir que es modificable, ya 
sea  por  cambio  en  la  capacidad  de  las  personas  (por  ejemplo,  un  menor  que  cumple  la 
mayoría  de  edad  pasa  de  domicilio  legal  a  domicilio  real)  o  por  un  cambio  en  la  de  su 
situación (por ejemplo: una persona que es designada en un puesto de funcionario público y 
que requiere trasladarse, cambia de domicilio real a domicilio legal).
El domicilio real, definido en el art. 73 del CCCN, es donde la persona humana tiene su 
residencia  habitual.  Ahora  bien,  si  ejerce  actividad  profesional  o  económica,  lo  tiene  en  el 
lugar  donde  la  desempeña  para  el  cumplimiento  de  las  obligaciones  emergentes  de  dicha 
actividad. 
Como  podemos  ver,  la  ley  contempla  la  residencia  como  un  elemento  del  domicilio, 
dado  que  el  mismo  se  determina  en  función  de  la  residencia  habitual,  entendida  como  el 
lugar en el que habitual y permanentemente habita una persona. 
También se considera domicilio real el lugar de desempeño de la actividad profesional 
o económica para las obligaciones nacidas de éstas. 
Este domicilio toma en cuenta la efectiva residencia de la persona, es voluntario, pues 
sólo depende de la voluntad del individuo, y, además, es de libre elección e inviolable (art. 18 
CN).
El art. 74 del CCCN define el domicilio legal como el lugar donde la ley presume, sin 
admitir prueba en contra, que una persona reside de manera permanente para el ejercicio de 
sus derechos y el cumplimiento de sus obligaciones.

Así, prevé los casos de personas que tiene domicilio legal: 
a)  los  funcionarios  públicos  tienen  su  domicilio  en  el  lugar  en  que  deben  cumplir  sus 
funciones, no siendo éstas temporarias, periódicas, o de simple comisión; 
b)  los  militares  en  servicio  activo  tienen  su  domicilio  en  el  lugar  que  lo  están 
prestando; 
c)  los  transeúntes  o  las  personas  de  ejercicio  ambulante,  como  los  que  no  tienen 
domicilio conocido, lo tienen en el lugar de su residencia actual; 
d) las personas incapaces lo tienen en el domicilio de sus representantes. Art. 74

Este domicilio es forzoso, en tanto la ley lo impone independientemente de la voluntad 
del  interesado;  es  ficticio,  pues  el  sujeto  puede  no  estar  allí  presente;  es  excepcional  y  de 
interpretación restrictiva, pues sólo funciona en los casos previstos por la ley; y es único, en 
tanto es una clase de domicilio general u ordinario. 
Por último y en relación al domicilio especial, cabe poner de relieve que éste no es un 
atributo de la persona, sólo lo es el general en todas sus clasificaciones. 
El  domicilio  especial  es  el  que  las  partes  de  un  contrato  eligen  para  el  ejercicio  de  los 
derechos y obligaciones que de él emanan (art. 75). 
Este  domicilio  produce  sus  efectos  limitados  a  una  o  varias  relaciones  jurídicas 
determinadas, es decir, tiene eficacia sólo para aquellas relaciones jurídicas para las que ha 
sido instituido. Es elegido libremente por las partes y el domicilio convenido tiene fuerza de 
ley para los contratantes, es decir que tiene efecto vinculante, salvo que, por acuerdo común 
de partes, lo modifiquen. 
Este domicilio es temporario en principio y se termina cuando la situación finaliza. Por 
eso  no  se  puede  decir  que  éste  sea  un  atributo  de  las  personas,  sino  que  puede  faltar.  Un 
ejemplo  de  domicilio  especial  es,  en  el  caso  de  las  sociedades  que  poseen  este  tipo  de 
domicilio, el de la jurisdicción en el que se encuentra constituida; además pueden tener una 
sede diferente donde funciona. 
El domicilio especial participa de los siguientes caracteres: 
a)  no  es  necesario,  pues  la  persona  puede  no  tener  constituido  domicilio  especial 
alguno; 
b) puede ser múltiple, porque la persona puede tener varios domicilios especiales; 
c)  es  voluntario,  convencional,  transmisible  tanto  a  los  sucesores  universales  como  a 
los singulares.

­ Capacidad. Noción. 
La  capacidad  es  uno  de  los  atributos  más  importantes  de  la  persona.  Como  se  expuso 
anteriormente,  este  atributo  forma  parte  del  concepto  mismo  de  persona;  la  capacidad  de 
derecho siempre está presente.

­ Clases
La noción de capacidad no se agota en la capacidad de derecho –atributo de la persona– 
puesto que comprende también la capacidad de hecho o de obrar, que consiste en la aptitud 
de las personas físicas para ejercer por sí mismas los actos de la vida civil. 
La capacidad tiene los siguientes caracteres: 
a)  las  reglas  que  gobiernan  la  capacidad  son  de  orden  público  y  no  pueden  ser 
modificadas por voluntad de los particulares; 
b)  es  principio  general  que  tanto  las  incapacidades  como  las  restricciones  a  la 
capacidad son la excepción; 
c) las restricciones a la capacidad son de interpretación restrictiva. 

Capacidad de derecho.
El  artículo  22  del  CCCN  definela  capacidad  de  derecho:“Capacidad  de  derecho.  Toda 
persona  humana  goza  de  la  aptitud  para  ser  titular  de  derechos  y  deberes  jurídicos.  La  ley 
puede  privar  o  limitar  esta  capacidad  respecto  de  hechos,  simples  actos,  o  actos  jurídicos 
determinados.”Art.  22.  Así,  la  capacidad  de  derecho  se  define  como  la  aptitud  de  que  goza 
toda persona humana para ser titular de derechos y deberes jurídicos.
Capacidad de ejercicio
Por  su  parte,  el  artículo  23  define  la  capacidad  de  ejercicio  o  de  hecho,  y  prevé 
“Capacidad  de  ejercicio.Toda  persona  humana  puede  ejercer  por  sí  misma  sus  derechos, 
excepto  las  limitaciones  expresamente  previstas  en  este  Código  y  en  una  sentencia 
judicial”Art.  23.  La  capacidad  de  ejercicio  es  la  aptitud  para  ejercer  derechos  por  sí  mismo. 
Comparación:
­ Estado civil.
El estado es un atributo propio de las personas físicas y hace referencia a la posición o rol 
que  ocupa  una  persona  en  la  sociedad,  por  ejemplo  estado  civil,  o  en  una  familia,  por 
ejemplo estado de padre, de hijo, etc.
Caracteres
El estado participa de los siguientes caracteres: 
a) las normas que regulan el estado de las personas son de orden público; no 
pueden ser modificadas por la voluntad de los interesados; 
b) es indivisible y oponible erga omnes; 
c)  generalmente  es  recíproco  o  correlativo,  porque  a  cada  estado  de  una 
persona le corresponde el de otro que resulta correlativo; 
d) es inalienable, es decir intransmisible; 

­ Personas por nacer. 
Noción de persona y viuda humana
En  primer  lugar  cabe  distinguir  entre  persona  y  vida  humana.  Tal  como  señalamos 
anteriormente, la noción de persona es una categoría jurídica, pues se trata de ser portador 
de  derechos,mientras  que  la  vida  humana  es  un  suceso  de  la  naturaleza,  es  su  asiento 
natural.

­ Importancia jurídica de la concepción. 
El artículo 19 del Código Civil y Comercial prevé: “Comienzo de la existencia. La existencia 
de la persona humana comienza con la concepción”Art. 19 .
De conformidad al mencionado artículo, la concepción determina el momento a partir del 
cual se es persona, es decir que el sujeto tiene personalidad jurídica y goza de protección de 
la ley. 
Así, el Código Civil y Comercial subsume el concepto de vida humana con el de persona en 
el  sentido  técnico  del  término,  reconociendo  su  comienzo  en  el  momento  mismo  de  la 
concepción.  De  esta  manera,  se  considera  que  hay  persona  durante  todo  el  proceso  de 
gestación:  desde  su  inicio  hasta  el  nacimiento  y,luego,  habrá  persona  física  desde  ese 
instante hasta la muerte. En igual línea, Vélez Sarsfieldaclaraba en la nota a su art. 63, que 
“las  personas  por  nacer,  no  son  personas  futuras,  pues  ya  existen  en  el  vientre  de  la 
madre”Nota del Art. 63 de viegoCodigo de VZ. 
Ahora bien, esta solución no podría habersido diferente a la adoptada, toda vez que el art. 
4.1 del Pacto de San José de Costa Rica, establece: “... Toda persona tiene derecho a que se 
respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento 
de la concepción…”32.
El dispositivo de jerarquía constitucional (art. 75 inc. 22 CN) asigna tutela jurídica a la vida 
humana  desde  estemomento  de  la  concepción.  Así  se  visualiza  con  claridad  que,  bajo  el 
enfoque  de  la  jerarquía  normativa,  de  conformidad  a  la  pauta  del  art.  31  de  la  CN,la 
asignación  de  personalidad  al  ente  natural  no  puede  ser  ubicada  por  nuestra  legislación 
común, en momento posterior a éste. 
Lo  propio  puede  afirmarse  sobre  la  Convención  de  los  Derechosdel  Niño,queen  su  art. 
1°,establece que “niño” es todo ser humano menor de dieciocho años de edad. Con respecto 
al  comienzo  de  la  vida,  la  Convención  nada  aclara,pero  sí  lo  hace  la  ley  23.849  –la  de 
ratificación  del  Tratado–en  su  art.  2,  el  cual  declara  que,conrelación  al  artículo  1º  de  la 
Convención sobre los Derechos del Niño, la República Argentina entiendo por niño a todo ser 
humano desde el momento de la concepción y hasta los 18 años.Repárese que lo que goza 
de  jerarquía  constitucional  es  el  texto  de  la  Convenciónjunto  a  la  ley  de  ratificación 
porque,como  bien  lo  señala  el  art.  75  inc.  22  de  la  carta  magna,  cada  Tratado  adquiere 
jerarquía  constitucional  “en  las  condiciones  de  su  vigencia”,  incluyendo  así  a  la  ratificación 
como  una  unidad  que  debe  ser  considerada  de  ese  modo  a  la  hora  de  valorar  las 
disposiciones con jerarquía constitucional.

­ Ausencia de la persona. Definición
El Código Civil y Comercial contempla en seis artículos(79 a 84)las normas sustantivas 
y  procedimentales  correspondientes  a  la  simple  ausencia  y  al  procedimiento  previsto  a  los 
fines  de  obtener  tal  declaración.  El  fin  último  de  esta  regulación  es  la  protección  del 
patrimonio del ausente, pues lo que se pretende es la designación de un curador especial a 
los bienes para que estos puedan ser administrados en debida forma mientras dure el estado 
de ausencia.  

­ Presupuestos Juridicos
Art.  79.  Ausencia  simple.  Si  una  persona  ha  desaparecido  de  su  domicilio,  sin  tenerse 
noticias de ella, y sin haber dejado apoderado, puede designarse un curador a sus bienes si 
el  cuidado  de  éstos  lo  exige.  La  misma  regla  se  debe  aplicar  si  existe  apoderado,  pero  sus 
poderes soninsuficientes o no desempeña convenientemente el mandato. 38 
De  conformidad  a  dicho  artículo,  para  configurarse  el  presupuesto  de  la  ausencia  simple  es 
preciso que: 
­ La  persona  haya  desaparecido  de  su  domicilio,  sin  que  se  tenga  noticias  sobre  su 
existencia; 
­ Haya dejado bienes que exijan protección; 
­ No  haya  dejado  apoderado  o  que  los  poderes  del  apoderado  del  ausente  resulten 
insuficientes  o  que  éste  haya  incurrido  en  un  desempeño  inconveniente  de  su 
mandato. 

Como se advierte,la ley no exige que haya transcurrido plazo alguno para peticionar ante 
el juez competente la declaración de ausencia simple, ni que la desaparición se vincule con 
un  hecho  extremo  del  cual  se  presuma  la  muerte  del  ausente;sólo  se  impone  que  existan 
bienes para cuidar, de manera tal que se adopten aquellas medidas necesarias para proteger 
el patrimonio del ausente.

­ Muerte presunta. Régimen legal. Casos y términos. 
La  presunción  de  fallecimiento,al  igual  que  la  muerte,constituyensupuestos  jurídicos 
extintivos  de  la  persona  humana.  Así,  los  efectos  de  la  sentencia  judicial  que  declara  el 
fallecimiento  presunto  son  idénticos  a  los  de  la  muerte,  pero  la  ley  establece  diferencias 
fundadas  en  la  eventual  reaparición  del  declarado  muerto  presunto  y  en  la  necesidad  de 
proteger sus intereses. 
El Código prevé distintos supuestos, ya sea  porque se ha perdido totalmente la noción 
o los datos del paradero de una persona durante un tiempo prolongado o porquela persona 
se haya encontrado en circunstancias en las que se presume su muerte.
Así,el  Código  contempla  en  el  art.  85  el  caso  ordinario  y  en  el  art.  86  los  supuestos 
extraordinarios.
Caso ordinario. La ausencia de una persona de su domicilio sin que se tenga noticia 
de  ella  por  el  término  de  tres  años,  causa  la  presunción  de  su  fallecimiento  aunque 
haya dejado apoderado. 
El plazo debe contarse desde la fecha de la última noticia del ausente. (Art. 85)

Casos extraordinarios. Se presume también el fallecimiento de un ausente: 
a) si por última vez se encontró en el lugar de un incendio, terremoto, acción de 
guerra u otro suceso semejante, susceptible de ocasionar la muerte, o participó 
de una actividad que implique el mismo riesgo, y no se tiene noticia de él por el 
término  de  dos  años,  contados  desde  el  día  en  que  el  suceso  ocurrió  o  pudo 
haber ocurrido; 
b)  si  encontrándose  en  un  buque  o  aeronave  naufragados  o  perdidos,  no  se 
tuviese noticia de su existencia por el término de seis meses desde el día en que 
el suceso ocurrió o pudo haber ocurrido.41 

Conforme  lo  prescribe  el  art.  85,  para  que  nazca  la  presunción  de  fallecimiento  es 
preciso  que  la  persona  se  ausente  de  su  domicilio  sin  que  se  tenga  noticias  de  ella  por  el 
término de tres años, sin requerir la norma que la ausencia de la persona haya ocurrido en 
virtud  de  una  circunstancia  que  traiga  aparejada  la  muerte  (supuesto  de  buque  o  aeronave 
naufragada, incendio, terremoto, etc.),como ocurre en los casos extraordinarios. Por último, 
el plazo de tres años debe contarse desde la fecha de la última noticia que se haya tenido del 
ausente. 
La  disminución  de  los  plazosen  los  casos  extraordinariosen  relación  al  supuesto 
ordinario, se debe a que se trata de hipótesis que se sustentan en circunstancias particulares, 
en las que las posibilidades de supervivencia resultan ínfimas.

­ Efectos de la declaración.
En orden a los efectos patrimoniales, los artículos 90 y 91 regulan sobre elpunto.
Así,tenemos que,dictada la declaratoria, el juez mandará abrir, si existiese, el testamento 
que hubiese dejado el desaparecido;los herederos y los legatarios deben recibir los bienes del 
declarado  presuntamente  fallecido,  previo  inventario.  El  dominio  se  inscribirá  en  el  registro 
correspondiente  (Registro  de  la  Propiedad,  Registro  de  la  Propiedad  del  Automotor)  con  la 
prenotación del caso, a nombre de los herederos o legatarios que podrán hacer partición de 
los mismos, pero no enajenarlos ni gravarlos sin autorización judicial.
Ahora  bien,  si,entregados  los  bienes,aparece  el  ausente  o  se  tiene  noticia  cierta  de  su 
existencia, queda sin efecto la declaración de fallecimiento, procediéndose a la devolución de 
aquéllos a petición del interesado. 
La conclusión de la prenotación se encuentra regulada en el art. 92. Ésteprevé que la 
prenotación  queda  sin  efecto  transcurridos  cinco  años  desde  la  fecha  presuntiva  del 
fallecimiento u ochenta años desde el nacimiento de la persona. Desde esemomento puede 
disponerselibremente de los bienes, es decir que los herederos y legatarios pasan a tener el 
dominio pleno. 
Efectos  sobre  el  matrimonio:según  el  art.  435  inc.“b”,  la  declaración  de  ausencia  con 
presunción  de  fallecimiento  es  una  causal  de  disolución  del  matrimonio,  por  lo  que  el  otro 
cónyuge podrá contraer nuevo matrimonio.

Reaparición del presunto muerto:
Ahora bien, si el ausente reaparece, puede reclamar: 
a) la entrega de los bienes que existen en el estado e que se encuentran; 
b) los adquiridos con el valor de los que faltan; 
c) el precio adeudado de los enajenados; 
d) los frutos no consumidos.

SUB­EJE TEMATICO 2: INCAPACIDAD

­ Noción. Clasificación. 

El correcto estudio y la internalización de este concepto es esencial para entender el resto 
de la materia. Todo nuestro sistema se basa en las capacidades, por lo tanto es conveniente 
prestar especial atención sobre este tema. 
Tal  como  señaláramos  anteriormente,  la  capacidad  es  uno  de  los  atributos  más 
importantes  de  la  persona.  Este  atributo,  como  hemos  expuesto,  forma  parte  del  concepto 
mismo de persona, pues la capacidad de derecho siempre está presente.
Existen diferentes tipos de capacidades: la de derecho, que es atributo de la persona, y la de 
hecho o de ejercicio, que no es un atributo, puesto que puede faltar por completo.
La  capacidad  de  derecho,  también  llamada  capacidad  de  goce,  se  define  como  la 
aptitud  de  que  goza  toda  persona  humana  para  ser  titular  de  derechos  y  deberes  jurídicos. 
Esta aptitud se vincula con la personalidad humana, por ello decimos que es un atributo y por 
lo tanto no puede concebirse una incapacidad de derecho absoluta, porque sería contrario al 
orden natural. (Borda, 2008).
El  Código  Civil  y  Comercial,  en  el  art.  22,  prescribe  “Capacidad  de  derecho.  Toda 
persona  humana  goza  de  la  aptitud  para  ser  titular  de  derechos  y  deberes  jurídicos.  La  ley 
puede  privar  o  limitar  esta  capacidad  respecto  de  hechos,  simples  actos,  o  actos  jurídicos 
determinados. ”Art. 22 
Por  otro  lado,  la  capacidad  de  hecho  o  de  ejercicio  es  la  aptitud  o  grado  de  aptitud  de  las 
personas  físicas  para  ejercer  los  derechos  de  los  que  se  es  titular  o  para  ejercer  por  sí  los 
actos  de  la  vida  civil.  Es  decir  que,  en  este  caso,  sí  se  pudieron  adquirir  ciertos  derechos, 
pero,  por  alguna  situación  en  especial,  no  se  los  puede  ejercer  sino  es  a  través  de  un 
representante. 
Esta  capacidad  está  expresamente  prevista  en  el  art.  23  del  código  único,  que 
establece  “Capacidad  de  ejercicio.  Toda  persona  humana  puede  ejercer  por  sí  misma  sus 
derechos, excepto las limitaciones expresamente previstas en este Código y en una sentencia 
judicial.”2

­ Incapacidad de ejercicio. Concepto. Caracteres. Enumeración legal. 
Concepto. Caracteres.
Tal como sostuvimos, debe partirse de que la capacidad es la regla y la incapacidad la 
excepción.  La  incapacidad  de  obrar  resulta  de  un  precepto  legal  que  establece  quiénes  son 
los incapaces de ejercicio (art. 24 CCCN). Consiste en la falta de aptitud o en la imposibilidad 
del sujeto para realizar por sí mismo actos jurídicos válidos, pero esta ineptitud legal puede 
suplirse a través del instituto de la representación, previsto en los arts. 100 y 101 del código 
único. 
Las incapacidades de hecho –de ejercicio o de obrar–han sido establecidas en interés 
mismo del incapaz y por ello la ley ha procedido con un criterio tutelar.
Esta incapacidad es susceptible de grados, ya que una persona puede carecer de capacidad 
de hecho de manera absoluta,o bien, sólo para determinados actos jurídicos.

Enumeración legal.
El art. 24 del Código Civil y Comercial dispone:
Personas incapaces de ejercicio.Son incapaces de ejercicio:
a. la persona por nacer;
b. la persona que no cuenta con la edad y grado de madurez suficiente, con el 
alcance dispuesto en la Sección 2ª de este Capítulo;
c. la persona declarada incapaz por sentencia judicial, en la extensión dispuesta 
en esa decisión. Art. 24

De acuerdo al precepto, tenemos que son incapaces de hecho:

a. La persona por nacer, que es la persona que está concebida en el seno materno y 
aún no ha nacido; para que sus derechos y obligaciones queden irrevocablemente adquiridos, 
debe nacer con vida, pues, de lo contrario, se considerará que ella nunca existió. 
b. Menores de edad y mayores que no cuentan con edad y grado de madurez 
suficiente. Este inciso debe estudiarse en correlación con lo dispuesto en el art. 25, el que 
dispone que “menor de edad es la persona que no ha cumplido dieciocho años”6. En efecto, 
el supuesto de análisis refiere que son incapaces de ejercicio las personas “que no cuentan 
con la edad y grado de madurez suficiente”7, por lo que incluye a todas las personas que no 
han cumplido los dieciocho años, salvo: a) el supuesto de los adolescentes en relación a los 
tratamientos  no  invasivos  (que  veremos  más  adelante);  b)  el  caso  de  los  menores 
emancipados por matrimonio que gozan de plena capacidad de ejercicio con las limitaciones 
previstas (arts. 27 y 28) y c) la persona menor de edad con título profesional habilitante que 
puede ejercer profesión sin necesidad de previa autorización (art. 30).
Fuera de estas situaciones excepcionales, la regla es que las personas, para gozar de 
la plena facultad para ejercer los derechos, deben ser mayores de dieciocho años. 
También son considerados incapaces de obrar las personas mayores de edad que no 
cuenten  con  madurez  suficiente,  pues  el  artículo  utiliza  la  conjunción  copulativa  “y”, 
requiriéndose ambos requisitos para que alguien sea considerado capaz. 
En definitiva, estas dos pautas, edad y madurez suficiente, predeterminan el límite, ya 
que, si la persona tiene edad y madurez suficiente, puede validar su actuación autónoma; de 
lo contrario es incapaz de ejercicio. (Fernández, 2014). 
c. La persona incapaz por sentencia judicial. Este supuesto implica que, mediante 
sentencia,  se  puede  restringir  la  capacidad  para  determinados  actos,  debiendo  partirse 
siempre del presupuesto de la capacidad, y que sus limitaciones son de carácter excepcional. 
Cuando la persona se encuentre absolutamente imposibilitada de interaccionar y expresar su 
voluntad,  el  sentenciante  puede  declarar  la  incapacidad  y  designar  un  curador.  Por  último, 
comprende a los inhabilitados por prodigalidad, a quienes se les designará un apoyo para el 
otorgamiento  de  actos  de  disposición  ente  vivos  y  en  los  demás  actos  que  determine  la 
sentencia.

Sobre  este  supuesto,  volveremos  al  abordar  las  restricciones  a  la  capacidad,  a  cuya 
lectura nos remitimos.

­ Distinción entre menor de edad y adolescente. 
Definición
De conformidad al art. 25 del Código Civil y Comercial, menor de edad es la persona 
que  no  ha  cumplido  dieciocho  años  y  adolescente,  la  persona  menor  de  edad  que  cumplió 
trece años. 
Es  decir  que  todas  las  personas,desde  su  nacimiento  hasta  que  cumplen  dieciocho 
años, son “menores de edad”, especificando la denominación de “adolescente” a la persona 
menor de edad que ha cumplido la edad de trece años.

La Real Academia Española define adolescencia como la “Edad que sucede a la niñez y 
que  transcurre  desde  la  pubertad  hasta  el  completo  desarrollo  del  organismo”(RAE,  2015, 
http://lema.rae.es/drae/?val=adolescencia). 
La diferente categoría entre menor de edad y adolescente parece tomar el antecedente de 
la  Ley  de  Protección  Integral  de  los  Derechos  de  las  Niñas,  Niños  y  Adolescentes  (Ley 
26.061),  creando  una  categoría  jurídica  no  prevista  por  la  Convención  de  los  Derechos  del 
Niño,que  integra  nuestro  ordenamiento  jurídico  dentro  del  bloque  federal  de 
constitucionalidad y define alniño como “todo ser humano menor de dieciocho años de edad, 
salvo  que,  en  virtud  de  la  ley  que  le  sea  aplicable,  haya  alcanzado  antes  la  mayoría  de 
edad”8.  De  tal  modo,  en  nuestro  ordenamiento  jurídico,los  “adolescentes”  son 
indudablemente niños, sin que el Códigopueda afectar este carácter, por estar consagrado en 
una norma de jerarquía superior.

­ El derecho a ser oído. 
El artículo 26 del Código Civil y Comercial,en concordanciacon el art. 12 de la Convención 
de  los  Derechos  del  Niño  y  con  la  ley  26.061,  consagra  el  derecho  de  los  menores  a  ser 
oídos,  el  que  implica  que,siempre  que  los  menores  tengan  edad  para  poder  expresar  una 
opinión con fundamento, deben ser escuchados y debe ser tenido en cuenta su parecer.
De esta forma, se contempla y reafirma un importante protagonismo del niño, en cuanto 
se  le  reconoce  mayor  intervención  en  los  actos  que  le  competen  y  afectan.  Este 
reconocimiento  implica  destacar  la  autonomía  de  la  voluntad  del  sujeto,  a  pesar  de  su 
condición de menor. 
En  definitiva,  se  establecen  las  condiciones  de  participación  de  los  menores  en  los 
procesos  judiciales  que  le  conciernen,  teniendo  en  cuenta  el  juez  el  grado  de  madurez, 
reconociendo en forma progresiva su capacidad sobre la base de la regla del discernimiento, 
en  particular  en  aquellos  casos  en  los  que  pudiera  haber  conflictos  de  intereses  entre  el 
menor y sus representantes legales.

­ Decisiones en materia de salud.
a) Tratamientos no invasivos
El  artículo  26  del  código  unificado  establece  una  presunciónde  que  el  adolescente  de 
entre  trece  y  dieciséis  años  puede  y  se  considera  facultado  para  aceptar  y  consentir  por  sí 
mismo  ciertos  tratamientos,  siempre  que  estos  no  resulten  invasivos  ni  comprometan  su 
estado de salud o provoquen un riesgo grave en su vida o integridad física. 
Esta  presunción  funcionará  siempre  que  el  adolescente  pueda  comprender  los  aspectos 
esenciales  relativos  a  la  práctica  propuesta,  aunque,de  ser  necesario,  una  última 
determinación siempre quedará en manos de los tribunales, la lexartis y la costumbre, y,por 
lo general,será el médico tratante quien decida acerca de la aptitud del tratamiento, con base 
en criterios que desde el ámbito médico se van pautando. 
b) Tratamientos que comprometen la salud del menor
Ahora,  si  se  trata  de  un  tratamiento  que  compromete  su  estado  de  salud  o  está  en 
riesgo  su  vida,  el  adolescente  debe  prestar  su  consentimiento  con  la  asistencia  de  sus 
progenitores,  y,en  caso  de  existir  un  conflicto  entre  ambos,  se  resolverá  judicialmente 
teniendo  en  cuenta  el  interés  superior  del  niño  y  la  opinión  médica  respecto  de  las 
consecuencias de la realización del acto.
c) Los cuidados del propio cuerpo del mayor de dieciséis años
Por último, el art. 26 establece que la persona mayor de dieciséis años es considerada 
como un adulto para las decisiones sobre el cuidado de su propio cuerpo.
De  esta  manera,  se  reconoce  una  anticipación  de  la  capacidad  de  los  menores  para  dar 
consentimiento o asentimiento para ciertos actos de intrusión en su cuerpo. 
En el caso de desacuerdo entre el menor, el médico y los padres, deberá intervenir la justicia 
a fin de que se valore la situación concreta del sujeto.

­ Noción  de  persona  con  capacidad  restringida  y  con  incapacidad. 


Distinción.Presupuestos  jurídicos  y  fácticos.  Procedimiento  para  su 
declaración. Sentencia. Alcances. Revisión. 

­ Noción de persona con capacidad restringida y con incapacidad
Previo  a  establecer  la  distinción  entre  personas  con  capacidad  restringida  y  con 
incapacidad,  es  dable  señalar  que  el  art.  31  del  Código  Civil  y  Comercial  establece  reglas 
generalesen materia de restricción a la capacidad. 
Así, dispone:
Reglas  generales.  La  restricción  al  ejercicio  de  la  capacidad  jurídica  se 
rige por las siguientes reglas generales: 
a)  la  capacidad  general  de  ejercicio  de  la  persona  humana  se 
presume,  aun  cuando  se  encuentre  internada  en  un 
establecimiento asistencial; 
b) las limitaciones a la capacidad son de carácterexcepcional y se 
imponen siempre en beneficio de la persona; 
c)  la  intervenciónestatal  tiene  siempre  carácter  interdisciplinario, 
tanto en el tratamientocomo en el proceso judicial; 
d)  la  persona  tiene  derecho  a  recibir  información  a  través  de 
medios y tecnologías adecuadas parasu comprensión; 
e) la persona tiene derecho a participar en el proceso judicial con 
asistencia  letrada  que  debe  ser  proporcionada  por  el  Estado  si 
carece de medios; 
f) deben priorizarse las alternativas terapéuticas menos restrictivas 
de los derechos y libertades. Art. 31 

Estas  reglas  generales  que  se  agrupan  en  la  norma  rigen  todo  lo  referido  a  las 
restricciones  al  ejercicio  de  la  capacidad  jurídica  de  las  personas,  yson  producto 
especialmente  de  la  aprobación  de  la  Convención  sobre  los  Derechos  de  las  Personas  con 
Discapacidad (ley 26.378) y de la Ley Nacional de Salud Mental (ley 26.557). 
Manteniendo  el  criterio  biológico­jurídico,  el  art.  32  del  código  unificado  prevé  dos 
supuestos diferenciados: a) incapacidad de ejercicio relativa, que alcanza los actos señalados 
en cada sentencia y b) incapacidad de ejercicio absoluta. 
De la lectura del art. 32 del Código se advierte que,a partir de los trece años se puede 
restringirjudicialmente  la  capacidad  de  una  persona  cuandoésta  padece  una  adicción  o 
alteración  mental  permanente  o  prolongada  de  entidadsuficiente–elemento  biológico­y  se 
estime  que  de  no  restringirle  la  capacidad  pueda  ocasionar  un  daño  a  su  persona  o  a  sus 
bienes –elemento jurídico; o excepcionalmente declarar la incapacidad “cuando la persona se 
encuentreabsolutamente  imposibilitada  de  interaccionar  con  su  entorno  y  expresar  su 
voluntad  por  cualquier  modo,  medio  o  formatoadecuado  y  el  sistema  de  apoyos  resulte 
ineficaz”Art. 32.

­ Presupuestos jurídicos y fácticos
La  persona  con  capacidad  restringida  es,por  regla,una  persona  capaz  y  sólo  no  podrá 
ejercer por sí sola determinados actos que se especifiquen en la sentencia (art. 24 inc. “c”). 
El  juez,en  la  sentencia,debe  designar  el  o  los  apoyos  que  estime  convenientes,  siempre 
tratando de limitar lo menos posible la autonomía de la persona,  favorecer las decisiones que 
respondan a las preferencias de la persona tutelada y,de esta manera, garantizar el respeto 
de los derechos de la persona protegida. 
El o los apoyos que se designen no tienen por misión sustituir la voluntad del sujeto, sino 
todo lo contrario;promueven la libertad, la autonomía, “la comunicación, la comprensión y la 
manifestación de la voluntad de la persona para el ejercicio de sus derechos”Art. 43. 
Ahora  bien,  se  considerará  una  persona  incapaz  de  ejercicio  absolutacuando:  a)  se 
encuentre imposibilitada de interaccionar con su entorno y expresar su voluntad por cualquier 
modo,  medio  o  formato  adecuado  y  b)  el  sistema  de  apoyos  cualquiera  que  fuere  resulte 
ineficaz.  En  este  supuesto,  el  juez  deberá  designarle  un  curador  para  que  represente  al 
incapaz, siendo de aplicación los arts. 138 a 140 (curatela).
Es  dable  señalar  que,si  no  se  dieran  estos  requisitos  esenciales,  corresponderá  una 
sentencia de capacidad restringida y no una declaración de incapacidad absoluta.

­ Procedimiento para su declaración
Medios de protección: noción y enunciación.Legitimados.
Tal como hemos señalado anteriormente, los medios de protección de la persona que 
padece  de  alguna  discapacidad,  son:  a)  la  declaración  de  capacidad  restringida;  b)  la 
incapacidad,cuando  la  persona  padece  una  incapacidad  absoluta,  es  decir  que  no  puede 
accionar  con  el  medio  que  la  circunda  y  los  medios  de  apoyo  son  ineficaces  y  c)  como 
veremos más adelante, la declaración de inhabilitación en el caso del pródigo. 
Ahora  bien,  la  declaración  de  incapacidad,  sea  éstaabsoluta  o  restringida  a 
determinados actos, no procede de oficio, sino que es necesario que las personaslegitimadas 
a tal fin lo soliciten. 
El  artículo  33  del  Código  Civil  y  Comercial  establece  quiénes  son  las 
personaslegitimadas y,en primer lugar, autoriza al propio interesado a iniciar la acción. De ser 
éste quien lo solicite, deberá presentarse con abogado;de no hacerlo, se le deberá nombrar 
un asesor que lo represente. 
También  se  encuentra  legitimado  el  cónyuge  no  separado  de  hecho  y  el  conviviente 
mientras la convivencia no haya cesado, es decir, la unión basada en relaciones afectivasde 
carácter  singular,  pública,notoria,  estable  y  permanente  de  dos  personas  queconviven  y 
comparten un proyecto de vida común,sean del mismo o diferente sexo (art. 509). 
Asimismo, están legitimados los parientes dentro del cuarto grado, sea que se trate de 
un parentesco por naturaleza, por métodos de reproducción humana asistida o por adopción, 
en línea recta o colateral y,si fueran por afinidad, sólo hasta el segundo grado. 
Finalmente, se prevé que puede iniciar la acción el Ministerio Público. 
Se sostiene que la enumeración que realiza el mencionado artículo es taxativa de las 
personas quese hallan facultadas para peticionar la declaración de incapacidad. Sin embargo, 
en caso de tratarse de personas que no están legitimadas para iniciar la acción, podrán hacer 
una  presentación  ante  el  Ministerio  Público,  a  fin  de  que  evalúe  la  posibilidad  de  iniciar  el 
proceso. (Rivera y Medina, 2014, p. 157).

­ Entrevista personal. Importancia
El  conocimiento  personal  del  juez  con  el  interesado  debe  ser  obligatorio  y  no 
facultativo. Es por ello que la entrevista personal prevista en el art. 35 del CCCN no será una 
facultad  sino  un  deber  indelegable  en  cabeza  del  juez,  quien  deberá  asegurarla  en  cada 
proceso  y  previo  a  dictar  cualquier  resolución,  salvo  las  medidas  cautelares  que  puede 
ordenar  en  caso  de  urgencia  para  garantizar  los  derechos  personales  y  patrimoniales  de  la 
persona (art. 34). 
En  la  audiencia,  deberán  concurrir  el  interesado,  el  Ministerio  Público  y  al  menos  un 
letrado que ejerza la defensa técnica de la persona. 
Esta  entrevista  es  de  fundamental  importancia,  ya  que  el  juez  tomará  contacto 
personal  con  el  padeciente  para  garantizarle  el  goce  o  ejercicio  en  igualdadde  condiciones 
con los demás y para darle un trato más personalizado y humanitario, así como la garantía de 
acceso directo al órgano de decisión. 

­ Intervención del interesado. Competencia 
La  persona  en  cuyo  interés  se  lleva  adelante  el  proceso  es  parte  y,como  tal,  puede 
aportar todas las pruebas que hacen a su defensa. 
Así,  la  persona  podrá  comparecer  con  un  abogado  particular  y,en  caso  de  no  hacerlo, 
necesariamente  se  le  deberá  designar  un  defensor  que  ejerza  su  defensa  técnica  desde  el 
inicio del proceso. 
En  relación  a  la  prueba  que  puede  acercar  al  proceso,  rige  el  principio  de  amplitud 
probatoria, pudiendo aportar todos los elementos que hagan a su defensa.Por ejemplo,podrá 
proponer el nombramiento de un perito médico que actúe juntamente con los designados de 
oficio como medida que hace a la defensa de su capacidad. 
Por otro lado, el art. 36 contiene una norma de competencia procesal y establece que el 
juez  competente  para  entender  en  la  causa  es  el  correspondiente  al  del  domicilio  de  la 
persona o el de su lugar de internación.

­ Valor del dictamen del equipo interdisciplinario 
Previo  al  dictado  de  la  sentencia  es  imprescindible  el  dictamen  de  un  equipo 
interdisciplinario.  Este  dictamen  es  una  prueba  necesaria  pues,sin  su  realización,no  podrá 
arribarse luego al dictado de una sentencia válida. 
Los equipos interdisciplinarios para realizar la evaluación incluyen las áreas de psicología, 
psiquiatría,  trabajo  social,enfermería,  terapia  ocupacionaly  otras  disciplinas  o  campos 
pertinentes (Rivera y Medina, 2014, p. 164). 
El  dictamen  deberá  ser  valorado  por  el  juez  junto  con  los  otros  elementos  traídos  al 
proceso,  quedando  a  cargo  del  juzgadorla  consideración  de  la  incapacidad  en  la  medida  en 
que éstaimpida al sujeto dirigirsu persona o administrar sus bienes. 
Sentencia. Alcances
Luego de la valoracióndel dictamen interdisciplinario, el juez debe resolver con relación 
al  ejercicio  de  la  capacidad  jurídica,  considerando  especialmente  la  voluntad,  deseos  y 
preferencias  de  la  persona,  y  procurando  que  la  afectaciónde  la  autonomía  personal  sea  la 
menor posible. 
De tal modo, la sentencia puede: a) desestimar la acción; b) restringirla capacidad del 
sujeto y c) declarar la incapacidad. 
La sentencia que limite o restrinja la capacidaddebe señalar los actos y funciones que 
la persona no puede realizar por sí misma y, a fin de que tome las decisiones pertinentes, le 
designará  los  apoyos  que  considere  necesarios    e  indicará  la  modalidad  de  actuación,  es 
decir,si  la  función  debe  ser  cumplida  por  dos  o  más  personas,si  la  actuación  debe  ser 
conjunta o indistinta, o si la validez de los actos jurídicos requieren del asentimiento otorgado 
por el apoyo. 
Asimismo, la sentencia que disponga la incapacidaddeberá indicar los curadores que se 
designan  (puedeser  unao  más  personas),permitiendo  que  la  persona  capaz  pueda  designar 
quién  ejercerá  sucuratela,  ya  sea  mediante  una  directiva  anticipada  (art.  60),  ya  sea 
descubriendo  su  verdadera  voluntad  por  alguna  manifestación(art.  43).  En  una  palabra,  la 
sentencia que limitela capacidad, ya sea en forma total o parcial, es un verdadero estatuto de 
cómo debe actuar la persona del incapaz.

­ Registración de la sentencia
La sentencia que restrinja la capacidad ylos sistemas de apoyo que se designen deben 
ser  inscriptosen  el  Registro  de  Estado  Civil  y  Capacidad  de  las  Personas,  debiendo  dejar 
constancia marginal en la partida de nacimiento de la persona. Este régimen,lo que pretende 
es  dar  publicidad  de  la  sentencia  y,a  su  vez,  resguardar  los  derechos  de  terceros  que 
contraten con la persona a la quese le ha restringido su capacidad jurídica. 
Una  vez  que  las  restricciones  sean  dejadas  sin  efecto,o  bien  modificadas  por  una 
nueva  sentencia  dictada,  se  deberá  ordenar  la  inmediata  cancelación  o  inscripciónregistral, 
respectivamente. 

­ Revisión
La sentencia puede ser revisada en cualquier momento, a instancias del interesado. 
Asimismo, se impone al juez la carga de impulsar de oficio la revisión de los términos de 
la  sentencia  en  un  plazo  no  mayor  a  tres  años,  a  partir  de  la  realización  de  nuevas 
evaluaciones  interdisciplinarias  y  tras  haber  entrevistado  nuevamente  en  forma  personal  al 
interesado; de lo que se desprende el rol activo que se le asigna al juez. En caso de que ello 
no ocurra, será el Ministerio Público quien deberá instar a que se lleve a cabo la revisión. 
El plazo de los tres años es un plazo máximo;es posibleinstar su revisión con anterioridad si 
las circunstancias del caso así lo aconsejan. 

­ Cese de la incapacidad 
El cese de la incapacidad o de la restriccióna la capacidad debe decretarse por el juez que 
la  declaró,  previo  examen  de  un  equipo  interdisciplinario  integrado,  que  dictamine  sobre  el 
restablecimiento de la persona.
El  juez  competente  para  declarar  el  cese  de  las  restricciones  será  el  mismo  que  en  su 
momento lashabía impuesto. 
El  juez,  ante  la  solicitud  de  los  legitimados  –quienes  podrán  promover  un  nuevo 
procedimiento para determinar el cese de las restricciones a través del dictado de una nueva 
sentencia–,  podrá  disponer  el  cese  total  de  las  restricciones,  o  bien,que  éste  sea  sólo  sea 
parcial, en cuyo caso se podrá ampliar la nómina de actos y funciones que la persona podrá 
realizar por sí misma o con asistencia de los apoyos. 
En  efecto,  cuando  la  sentencia  haya  sido  de  incapacidad,  en  el  marco  del 
procedimientopara el cese se podrá dictar una nueva sentencia: a) que resuelva el cese totaly 
definitivode  la  incapacidad;  b)  queconfirme  la  situación  actual;  o  c)  que  convierte  la 
incapacidad en capacidad restringida, debiendo especificar las restricciones y nombrando el o 
los apoyos necesarios. 
En cambio, cuando la sentencia haya sido de “capacidad restringida”, la nueva sentencia 
podrá: a) resolver el cese total de las restricciones; b) ampliaro disminuirla nómina de actos 
que  la  persona  podrá  realizar  por  sí  sola  y  si  requiere  de  nuevos  apoyos;  c)  mantener  la 
situación actual sin modificaciones. (Rivera y Medina, 2014).
De acuerdo a lo dicho anteriormente, sea la sentencia que se dictedeberá inscribirse en el 
Registro de Estado Civil y Capacidad de las Personas para la debida oponibilidad a terceros.

­ Inhabilitados. Noción. Presupuestos fácticos. 
De  conformidad  al  art.  48  del  Código  Civil  y  Comercial,  podrán  ser  inhabilitados  los 
pródigos,  es  decir  aquellos  a  quienes,por  la  mala  gestión  de  sus  bienes,  en  el  sentido  de 
dilapidar, malgastar, expongan el patrimonio familiara que se vea menoscabado.
El  mencionado  artículo  define  a  la  persona  del  pródigo  como  aquéllaque  padece  una 
alteración  funcional  permanente  o  prolongada,  física  o  mental,  que,en  relación  a  su  edad  y 
medio  social,implica  desventajas  considerables  para  su  integración  familiar,  social, 
educacional o laboral. 
Lo que la ley pretende es justamente proteger al grupo familiar –es decir a las personas  
del  cónyuge,  conviviente,  hijos  menores  de  edad  o  con  discapacidad–dela  pérdida  del 
patrimonio, legitimando a promover la inhabilitación al cónyuge, conviviente, ascendientes y 
descendientes. 
En definitiva,para que proceda la inhabilitación se requiere: personas a quienes proteger y 
prodigalidad en la gestión del patrimonio por parte de la persona que se pretende inhabilitar.
­ Efectos de la declaración.
Declarada  la  inhabilitación,  se  restringe  la  capacidad  jurídica  de  la  persona,  quien  ya 
no podrá ejercer libremente determinados actos por sí misma. Así, no podrá ejercer actos de 
disposición  entre  vivos,  sí  los  de  última  voluntad,  y  para  aquéllos  requerirá  contar  con  un 
apoyoque  lo  asista.  Además  de  estos  actos,  el  apoyo  deberá  asistir  al  inhabilitado  en  todos 
aquellos actos que hayan sido indicados por el juez en su sentencia de inhabilitación. 
La  figura  del  apoyo  es  necesaria  a  fin  de  evitar  que  el  inhabilitado  realice  actos  de 
otorgamiento  que  puedan  perjudicar  la  integridad  del  patrimonio  y  perjudicar  así  a  las 
personas del cónyuge, conviviente e hijos menores o con discapacidad. 
El juez,en la sentencia, deberá establecer las condiciones de validez de los actos y la 
modalidad  de  actuación  del  apoyo,  debiendo  inscribirse  esta  sentencia  en  el  Registro  de 
Estado Civil y Capacidad de las Personas a fin de resguardar a los terceros que contratan con 
la persona del inhabilitado.

SUB­EJE TEMATICO 3: PERSONA JURÍDICA
­ Noción. 
El  artículo  141  del  Código  Civil  y  Comercial  precisa  el  concepto  de  persona  jurídica. 
Dispone que “Son personas jurídicas todos los entes a los cuales el ordenamiento jurídico les 
confiere  aptitud  para  adquirir  derechos  y  contraer  obligaciones  para  el  cumplimiento  de  su 
objeto y los fines de su creación.”19 
Así,  puede  conceptualizarse  a  la  persona  jurídica  como  categoría  normativa  conformada 
por  una  colectividad  de  individuos  o  un  conjunto  de  intereses  humanos  considerados 
intelectivamente como un solo ser con  individualidad, o como un centro de imputación con 
capacidad para adquirir derechos y contraer obligaciones, y determinar las consecuencias de 
las diversas concepciones en el ámbito jurídico(Tagle, 2002).
Según Buteler Cáceres (2000), las personas de existencia ideal son abstracciones que se 
originan  en  la  realidad  social  y  representan  la  posibilidad  de  los  hombres  de  unir  sus 
esfuerzos  en  pos  de  un  fin  común;  por  ello,  estos  entes  se  encuentran  provistos  de 
personalidad  jurídica  y  están  dotados  de  capacidad  para  adquirir  derechos  y  contraer 
obligaciones.

­ Naturaleza Jurídica
Existieron  tres  grandes  posturas  a  lo  largo  de  la  historia  que  trataron  de  descifrar  la 
naturaleza  jurídica  de  estos  entes  de  existencia  ideal;al  respecto  de  las  teorías  existen 
distintas maneras de agruparlas. 
Buteler Cáceres (2000), las clasifica o agrupa de la siguiente manera: 
a.  La  teoría  de  la  ficción:  elaborada  por  Savigny,parte  de  la  proposición  de  que  el 
derecho subjetivo es un poder que se sustenta en la voluntad moral, por lo tanto,la única 
persona que lo puede detentar es la real, la persona física. Pero la realidad demuestra la 
necesidad  de  los  hombres  de  actuar  conjuntamente  y  administrar  bienes  durante  esa 
actuación, por lo tanto sólo pueden lograrlo a través de la creación de un ente artificial, 
producto de la ficción, al que denomina “sujeto del derecho de bienes”; sin embargo, este 
sujeto no tiene voluntad propia, por eso actúan por el mismo las personas físicas que lo 
representan. 
b. Las teorías negatorias de la personalidad jurídica: estas teorías parten dela base 
de  que  estos  sujetos  que  se  unen  para  lograr  sus  objetivos  no  logran  crear  un  sujeto 
distinto,  por  lo  tanto  ese  sujeto  no  existe;  la  base  para  lograr  la  protección  de  la  ley  es 
sólo  que  estos  grupos  persiguen  fines  de  acuerdo  a  la  solidaridad  social.  Entre  estas 
teorías se encuentran las de los patrimonios de afectación y la de la propiedad colectiva. 
c.  Las  teorías  realistas:  éstas  reconocen  que  el  sujeto  creado  por  sus  miembros 
conforma un ente diferente. Estas teorías a su vez presentan diferentes posturas: 
i).  Las  que  se  fundan  en  la  voluntad:  sostienen  que  la  persona  jurídica  es  un 
verdadero  ente  semejante  al  organismo  de  las  personas  físicas,  se  basa  en  una 
fantasía que asimila biológicamente y orgánicamente a las personas físicas y jurídicas. 
Este grupo a su vez tienen un subgrupo:
ii).  La  teoría  del  órgano:  este  es  un  concepto  que  se  toma  en  la  actualidad  y 
reemplaza el concepto de la representación de la persona jurídica por el del órgano de 
voluntad de la misma 
iii).  Las  que  se  basan  en  los  intereses:  y  sostienen  que  las  personas  jurídicas 
poseen un interés distinto al de los miembros que las componen, entonces este ente 
representa la configuración jurídico legal de ese interés 
iv). La teoría de la institución: de Hauriou, quien sostiene que la persona jurídica es 
una institución,es una idea de obra o de empresa que se realiza y dura jurídicamente 
en  un  medio  social;  para  la  realización  de  esta  idea,  se  organiza  un  poder  que  le 
procura  los  órganos  necesarios.Por  otra  parte,  entre  los  miembros  del  grupo  social 
interesado  en  la  realización  de  la  idea,  se  producen  manifestaciones  de  comunión 
dirigidas por órganos de poder y reglamentadas por procedimientos. El elemento más 
importante de toda institución corporativa es la idea de la obra a realizar. Todo cuerpo 
constituido  lo  es  por  la  realización  de  una  obra  o  de  una  empresa.  La  idea  de  la 
empresa  es  el  objeto  de  la  empresa,  porque  la  empresa  tiene  por  objeto  realizar  la 
idea.El  segundo  elemento  de  toda  institución  corporativa  es  unpoder  de  gobierno 
organizado para la realización de la idea de la empresa, y que está a su servicio. Y el 
tercer  elemento  de  la  institución  corporativa,  para  Hauriou,  es  la  "manifestación  de 
comunión" de los miembros del cuerpo y también de los órganos degobierno, tanto en 
la idea de la obra a realizar como en los medios a emplear.
Buteler Cáceres adhiere a la concepción realista, destacandoque la persona jurídica es 
una  realidad,  pero  es  tan  sólo  realidad­idea,  realidad  que  vive  en  el  mundo  del 
pensamiento jurídico.

­ Concepción de la personalidad de las personas jurídicas.
Tal como hemos señalado, cuando hablamos de persona jurídica hacemos referencia a un 
ente  ideal  distinto  delos  socios  que  locomponen.  Este  ente  cuenta  con  capacidad  jurídica 
plena para el cumplimiento de su objeto y los fines de su creación y,por ende, puedeadquirir 
compromisos  propios  frente  a  los  tercerosy  constituye  un  centro  de  imputación  distinto  del 
patrimonio de los socios.
El principio de la personalidad diferenciada está consagrado explícitamente en el art. 143 
del código, que establece que la persona jurídica tiene una personalidad jurídica distinta de la 
de sus miembros y ellos no responden por las obligaciones contraídas por la persona jurídica, 
salvo en los casos previstos en la ley. 
Así, se consagra el principio de separación de patrimonios entre la persona jurídica y sus 
miembros, que esuno de los ejes rectores de la personalidad de las personas jurídicas. Este 
principio opera en relación a los bienes de titularidad de la persona jurídica, que,por ende,no 
pertenecen  a  ninguno  ni  a  todos  sus  miembros,y  en  relacióna  las  obligaciones,  ya  que 
ninguno de sus miembros, ni el conjunto de ellos,es responsable por éstas.
Este principio sólo se puede dejar de lado ante circunstancias excepcionales previstas en 
el  Código  Civil  y  Comercial  o  en  otras  leyes  especiales  o  generales,  como  la  Ley  19.550  de 
Sociedades o la Ley 24.522 de Concursos y Quiebras.(Rivera y Medina, 2014).

­ Inoponibilidad de la personalidad jurídica. 
Cuando el accionar de la persona jurídica esté destinada a la consecución de fines ajenos 
a la persona jurídica o constituya un recurso para violar la ley, el orden públicoyla buena fe,o 
para frustrar derechos de cualquier persona, procede la inoponibilidad de la persona jurídica, 
es  decir  que,en  tales  casos,la  actuación  del  ente  se  imputará  directamente  a  los  socios, 
asociados,  miembros,  controlantes  directos  e  indirectos  que  la  hicieron  posible,  quienes 
responderán solidaria e ilimitadamente por los perjuicios causados (art. 144 CCCN). 
Es  decir  que  la  inoponibilidad  de  la  personalidad  jurídicaopera  enun  doble  sentido:  a)  la 
imputación  diferenciada,  esto  es,  atribuye  la  actuación  al  miembro  del  ente  en  su  propia 
persona;b)  la  limitación  de  la  responsabilidad,  debiendo  responder  el  miembro  ilimitada  y 
solidariamente por los daños causados

­ Clasificación
Las personas jurídicas se clasifican en públicas y privadas.
La distinción de las personas jurídicas en públicas y privadas tiene gran interés práctico. 
Lloveras de Resk(1995)entiendeque son personas jurídicas públicas aquellas que son titulares 
de poderes o prerrogativas públicas. Mientras que son personas jurídicas privadas las que no 
los poseen, lo cual determina que las personas públicas seanreguladasprincipalmente por el 
derecho  público,  yque  las  personas  jurídicas  privadas  lo  sean  por  el  derecho  privado 
respectivo,  sobre  todo  en  orden  a  su  creación,  organización  y  funcionamiento  (Lloveras  de 
Resk,  1995,  p.  302).  Esta  afirmación  no  importa  desconocer  que  las  personas  jurídicas 
públicas  puedendesarrollar  parte  de  su  actividad  en  el  ámbito  del  derecho  privado  y  las 
personas jurídicas privadas pueden hacerlo en el campo del derecho público, con lo cual cada 
una de estas personas se regirá por la rama del derecho que corresponda a esa actividad.
­ Atributos de las personas jurídicas.  Noción. 
La persona jurídica resulta no sólo una regulación del derecho constitucional de asociarse 
con  fines  útiles  y  una  forma  de  ejercer  libremente  una  actividad  económica,  sino  que 
constituye una realidad jurídica que la ley reconoce como medio técnico para que todo grupo 
de individuos pueda realizar el fin lícito que se propone.
Hemos señalado que la persona jurídica tiene personalidad jurídica yque,por ende, posee 
atributos:  el  nombrepara  individualizarse,  el  domiciliopara  determinar  la  ley  aplicable  y  la 
jurisdicción donde puede demandar o ser demandada, la capacidad siempre de derechoy 
limitada al objeto para el que se constituyó y el patrimonio, a los fines del cumplimiento de 
sus fines.

­ Nombre. Régimen legal. 
El nombreo razón sociales un atributo de las personas jurídicas, toda vez que es necesario 
a los fines de su individualización y designación que permita distinguirlas.
De acuerdo a lo normado en el art. 151 del Código, el nombre debe reunir los siguientes 
requisitos: 
a)  aditamento  de  la  forma  jurídica  utilizada  para  que  los  terceros  conozcan  la 
naturaleza y extensión de la responsabilidad, por ejemplo “SRL”, “SA”. 
b)cumplir  con  los  recaudos  de  veracidad,  novedad  y  aptitud  distintiva,  ello  así  a  los 
fines de que se distingan entre las personas jurídicas.
c) no contener términos contrarios a la ley, el orden público o las buenas costumbres. 
d) no inducir a error sobre la clase u objeto de la persona jurídica. 
e) la inclusión en el nombre de la persona jurídica del nombre de personas humanas 
requiere la conformidad de éstas, que se presume si son sus miembros.

­ Domicilio y sede social.
El artículo 152 del Código Civil y Comercial regula el atributo domicilio. 
En primer lugar, cabe distinguir entre domicilio y sede social. El término “domicilio” remite 
a la indicación genérica de la ciudad, localidad o región donde se ha constituido la sociedad, 
mientras  que  el  término  “sede”  alude  al  lugar  geográfico  concreto  (dirección)  donde  se  ha 
instalado la persona jurídica. Por ejemplo, Córdoba capital es el domicilio y Bv. San Juan 710 
es la sede. 
En el estatuto de las personas jurídicas deberá consignarseobligatoriamente el domicilio y 
la  sede  o  dirección,  esto  es,  no  sólo  la  ciudad  o  localidad  sino  también  la  calle,  número  y 
designación de la unidad funcional si la hubiera.
Por  otro  lado,  el  precepto  establece  que  la  persona  jurídica  que  posee  muchos 
establecimientos  o  sucursales  tiene  su  domicilio  especial  en  el  lugar  de  dichos 
establecimientos, pero sólo para la ejecución de las obligaciones allí contraídas. 
Porúltimo,prevé que,para el caso que se quiera cambiar el domicilio, debe modificarse el 
estatuto,y,si se quiere cambiar la sede, puede ser resuelto por el órgano de administración. 
Las notificaciones que se realicen en la sede inscriptade la persona jurídicaserán vinculantes, 
aunque ya no funcione allí, pues lo que se pretende es proteger los derechos de terceros que 
contraten con el ente social.

­ Patrimonio
El  patrimonio  constituye  un  elemento  esencial  de  la  persona  jurídica;es  un  atributo 
y,consecuentemente, no se concibe la idea de persona jurídica sin patrimonio. 
Es  por  ello  que  el  artículo  154  del  código  de  fondo  estatuye:“la  persona  jurídica  debe 
tener un patrimonio”Art. 154
Así,  el  patrimonio  comienza  a  formarse  desde  el  mismo  momento  en  que  los  socios 
secomprometen a realizar aportes y esel conjunto de bienes de la persona jurídica con el cual 
la sociedad actúa y afronta el pasivo que lo integra. 
Este  patrimonio  no  se  confunde  con  elde  los  individuos  que  concurren  a  conformar  el 
sustrato material de la entidad.

­ Capacidad de derecho. 
La capacidad vinculada a las personas jurídicas se refiere sólo a la capacidad de derecho o 
aptitud para ser titular de derechos y deberes jurídicos y ejercer por sí o por otros los actos 
inherentes  a  los  derechos  de  los  que  se  es  titular.  La  noción  de  capacidad  de  obrar  es 
absolutamente  ajena,  pues  estos  sujetos  de  derechos  siempre  actuarán  a  través  de  sus 
órganos o representantes. 
La  regla  general  en  materia  de  capacidad  de  las  personas  jurídicas  es  que  tienen 
capacidad  de  derecho  para  todos  los  actos  ytodos  los  derechos  que  no  les 
esténexpresamente prohibidos. 
Esta capacidad,sin embargo, tiene sus limitaciones en razóndel principio de especialidad y 
de la naturaleza de las cosas. 
a) El principio de la especialidad:significa que las personas jurídicas tienen capacidad 
para celebrar aquellos actos inherentes a la finalidad para la que ha sido creadas, es decir 
en función de su objeto y su fin. De tal modo, no pueden celebrar actos que nada tengan 
que ver son su objeto de creación, pero ello no significa que no puedan ejecutar los que 
son convenientes o necesarios para la mejor obtención de aquél. 
b) Limitaciones impuestas por la naturaleza de las cosas:las personas jurídicas no 
pueden ser titulares

­ Representación. Noción. Régimen legal.  
Las personas jurídicas desarrollan su actividad por medio de personas físicas que actúan 
en su nombre y por su cuenta, de modo tal que su gestión es atribuida a la misma entidad. 
Así,  las  personas  jurídicas  actúan  a  través  de  sus  órganos,  es  decir  aquellas  personas 
autorizadas  a  manifestar  la  voluntad  del  ente  y  a  desarrollar  la  actividad  jurídica  necesaria 
para la consecución de sus fines.
El  artículo  159establece  una  pauta  general  a  la  cual  debe  adecuarse  la  conducta  de  los 
administradores sociales, disponiendo que los administradores deben obrar con lealtad con la 
persona que les encarga la función de administrar sus intereses y con diligencia, es decir con 
idoneidad,con  aptitud  profesional  para  el  exitoso  desenvolvimiento  de  la  clase  de  actividad 
que constituye el objeto social.
El  deber  de  obrar  con  lealtadtiene  por  fundamento  la  obligación  de  fidelidad  del 
mandatario  (art.  1324  CCCN),  que  se  extiende  a  todos  los  casos  de  representación  de 
intereses ajenos, y el deber de buena fe (art. 9 CCCN).
El administrador se debe conducir con la corrección de un hombre honrado, en defensa de 
los  intereses  cuya  administración  se  le  ha  confiado,  por  encima  de  cualquier  otra 
consideración,  evitando  obtener  un  beneficio  particular  a  expensas  de  la  persona  jurídica. 
Tiene  prohibido  contratar  con  ésta,  salvo  que  se  trate  de  contratos  referidos  a  su  actividad 
ordinaria y en las mismas condiciones en que el ente lo hubiera hecho con terceros. Deberá 
abstenerse de intervenir en la toma de decisiones en las que tenga un interés contrario a la 
persona jurídica y no podrá competir con ella.(Roitman, 2006). 
En efecto, el art. 159 menciona las siguientes reglas de conducta: 1) El administrador no 
puede  perseguir  ni  favorecer  intereses  contrarios  a  los  de  la  persona  jurídica.  2)  Si,en 
determinada operación,los tuviera por sí o por interpósita persona, debe hacerlo saber a los 
demás  miembros  del  órgano  de  administración  o  en  su  caso  al  órgano  de  gobierno,  y 
abstenerse de cualquier intervención relacionada con dicha operación.
En  estos  supuestos  se  encuentra  comprometido  el  deber  de  lealtad,  más  allá  de  que  se 
puedan incorporar situaciones no contempladas normativamente. 
El  deber  del  administrador  de  actuar  con  diligenciadebe  examinarse  según  las 
circunstancias  de  las  personas,  el  tiempo  y  el  lugar,  debiendo  tenerse  en  cuenta  los 
siguientes  aspectos:  1)  La  dimensión  de  la  sociedad.  2)  El  objeto  social.  3)  Las  funciones 
genéricas  que  le  incumben  y  las  específicas  que  le  hubieran  confiado.  4)  Las  circunstancias 
en  que  debió  actuar.  5)  La  aptitud  que  es  común  encontrar  en  personas  que  administran 
negocios similares.

­ Responsabilidad civil.
Responsabilidad contractual y extracontractual
La  responsabilidad  civil  por  daño,  entendida  en  sentido  amplio,  incluye  tanto  la 
responsabilidad  dimanada  del  incumplimiento  de  obligaciones  contractuales  cuanto  la 
proveniente  de  los  daños  causados  por  los  actos  ilícitos  obrados  polos  administradores  o 
representantes de la persona jurídica.
Así,  losadministradores  y  representantes  de  la  persona  jurídica  son  responsables 
ilimitada y solidariamente frente a la persona jurídica, sus miembros y terceros, por los daños 
causados  por  su  culpa  en  el  ejercicio  o  con  ocasión  de  sus  funciones  (arts.  160y  1763  del 
CCCN).  
Responderán ilimitadamente con todo su patrimonio por los daños que produzcan a la 
persona  jurídica,pues  quien  causa  un  daño  debe  repararlo,ysolidariamenteentre 
losadministradores  que  faltaren  a  sus  obligaciones  de  lealtad  y  diligencia  en  los  casos  de 
administración plural.
Para  que  surja  la  responsabilidad,  es  necesario  que  hayan  ocasionado  un  daño 
causado ya sea por dolo o culpa, en el ejercicio o con ocasión de sus funciones. 
El  daño  se  considera  ocasionado  en  ejercicio  de  la  funcióncuando  existe  congruencia 
entre  el  daño  y  la  actuación  propia  de  la  esfera  de  competencia  del  órgano,  cuando  es  el 
resultado  directo  del  desempeño  de  la  función.  El  daño  se  causa  con  ocasión  de  la 
funcióncuando el hecho que lo produce es extraño por su índole, contenido o naturaleza, a la 
actividad propia del órgano de la persona jurídica, aunque mantiene alguna vinculación con 
ésta.  Es  decir,  son  actos  ajenos  a  la  función  propiamente  dicha,  pero  que  sólo  han  podido 
cometerse por el órgano de la persona jurídica en esa calidad. (Tagle, 2002). 
Por último, debemos señalar que la responsabilidad de los administradores respecto a 
la  persona  jurídica  es  de  naturaleza  contractual,  y  es  extracontractual  respecto  de  los 
terceros. (Rivera y Medina, 2014).

SUB­EJE TEMATICO 4: EL OBJETO DE LA RELACIÓN JURÍDICA PRIVADA

Puesto que las relaciones jurídicas y los derechos subjetivos que ellas contienen son de 
diferente  naturaleza,  el  objeto  variará  según  la  clase  de  relación  y  de  derecho  subjetivo  de 
que se trate. 
Así,  en  las  relacionesque  tienen  por  contenido  los  derechos  personalísimoso  los 
derechos humanos, el objeto está dado por las diversas manifestaciones o proyecciones que 
integran  la  personalidad  de  la  persona  física,  como  su  honor,  libertad,  integridad  físicao 
espiritual; en las que tienen por contenido los derechos subjetivos potestativos, el objeto está 
dado  por  el  conjunto  de  deberes  y  prerrogativas  de  los  padres  para  la  educación  y  pleno 
desarrollo  de  la  personalidad  de  sus  hijos.  En  las  que  tienen  por  contenido  los  derechos 
reales, el objeto es la cosa, objeto material susceptible de valor, sobre las que se ejercen las 
facultades o prerrogativas del titular. 
Por  otro  lado,  en  las  relaciones  jurídicas  que  recaen  sobre  derechos  personales  o  de 
crédito,  elobjeto  se  proyecta  sobre  la  conducta  del  deudor,  denominada  prestacióny  por 
último,en  los  derechos  intelectuales  el  objeto  es  la  obra  científica,  literaria  o  artística,  la 
expresión de ideas, procedimientos, es decir, el producto del intelecto humano. 
En  una  palabra,  objeto  de  las  relaciones  jurídicas  puede  ser:  cosas,  hechos  uobjetos 
inmateriales. (Tagle, 2002).

­ Concepto de bienes y cosas. 
De  la  lectura  de  los  fundamentos  del  anteproyecto  del  Código  Civil  y  Comercial  de  la 
Nación se sigue que se identifica a los bienes con la valoración económica. 
Se  explica  allí  que,para  este  fin,  no  es  determinante  si  son  materiales  (cosas)  o 
inmateriales, porque lo que interesa es que tengan valor, y este elemento es económico y no 
afectivo.Así,  la  noción  de  bien  está  estrechamente  vinculada  al  enfoque  económico  y,por  lo 
tanto, no podría aplicarse a los bienes ambientales, o al cuerpo, o partes del cadáver. 
En relación a las cosas, se las define como los objetos materiales susceptibles de tener un 
valor.  Desde  el  punto  de  vista  físico,  cosa  es  todo  lo  que  existe;  no  sólo  los  objetos  que 
pueden ser propiedad del hombre, sino también todo lo que en la naturaleza escapa a esta 
apropiación exclusiva: el mar, el aire, el sol, etc. Desde el punto de vista jurídico, esta noción 
se  ha  circunscripto  para  no  abarcar  toda  la  materialidad  ni  la  utilidad,  y  por  ello  “debemos 
limitar  la  extensión  de  esta  palabra  a  todo  lo  que  tiene  un  valor  entre  los  bienes  delos 
particulares” Nota del Art. 2311 del CC de VZ.
El  artículo  16  del  código  único  prevé  que  los  derechos  individuales  pueden  recaer  sobre 
bienes  susceptibles  de  valor  económico.  Los  bienes  materiales  se  llaman  cosas  y  las 
disposiciones  referentes  a  las  cosas  son  aplicables  a  la  energía  y  a  las  fuerzas  naturales 
susceptibles de ser puestas al servicio del hombre.

­ Distintas clasificaciones. 
Importancia e interés práctico
El Código Civil y Comercial contiene varias clasificaciones de las cosas consideradas en 
sí mismas: a) muebles  e inmuebles; b) cosas divisibles e indivisibles; c) cosas principales y 
accesorias; d) cosas consumibles y no consumibles; e) cosas fungibles y no fungibles. 
La importancia de estas clasificaciones radica en que, según el estatuto que reciba la cosa, el 
régimen jurídico que se le aplique variará.

o Así por ejemplo,la distinción entre muebles e inmueblestiene importancia desde 
diferentes aspectos:

a) Por un lado,la determinación  de la ley aplicable.Las cosas inmuebles se rigen por la 
ley del lugar de su situación (art. 2663 del CCCN), mientras que las cosas muebles se 
rigen por el domicilio del demandado si se trata de las cosas que lleva consigo o son 
de  uso  personal,o  bien  por  el  lugar  de  situación  de  los  bienes(arts.  2665  y  2666  del 
CCCN). 
b) También tiene incidencia en relación al régimen de prescripción adquisitiva, que es 
un  modo  de  adquirir  el  dominio  por  la  continuación  de  la  posesión  en  forma  pública, 
pacífica, continua e ininterrumpida durante el tiempo que 
establece la ley. Así, las cosas inmuebles se adquieren por la posesión continua de diez 
años cuando ésta es con justo título y buena fe (art. 1898 CCCN) o bien, veinte años 
sin  necesidad  de  título  y  buena  fe  por  parte  del  poseedor  (art.  1899  CCCN).  Ahora 
bien,  el  dominio  sobre  cosa  mueble  se  adquiere  por  la  simple  posesión  de  buena  fe, 
salvo que se trate de cosas muebles hurtadas o perdidas, en cuyo caso el dominio se 
adquiere  por  la  posesión  continua  y  de  buena  fe  de  dos  años  (art.  1898).Si  no  hay 
justo  título  y  buena  fe  y  se  trata  de  una  cosa  mueble  registrable,  se  adquiere  si  se 
posee durante diez años (art. 1899). 
c)  Asimismo,  esta  clasificación  influye  en  losderechos  reales.  Así  por  ejemplo,  el 
derecho  real  de  propiedad  horizontal  sólo  puede  recaer  sobre  inmuebles  (art.  2037), 
talcomo  el  derecho  de  superficie  (art.  2114)y  el  de  hipoteca  (art.  2205).  En  tanto,el 
derecho  real  de  prensa  sólo  puede  recaer  sobre  cosas  muebles  no  registrables  o 
créditos instrumentados (art. 2219). 

o En relación a la división de cosas fungibles y no fungibles, habrá contratos como 
el  de  locación,  en  virtud  del  cual  se  entrega  a  otra  persona  el  uso  y  goce 
temporario de una cosa a cambio del pago de un precio en dinero (art. 1187);el 
alquiler  o  arrendamiento  deberá  recaer  sobre  una  cosa  no  fungible,  es  decir 
sobre una cosa que conserve su individualidad,pues la persona que recibe una 
cosa  para  usarla  estará  obligada  al  término  del  contrato  a  restituir  la  misma 
cosa que le fue entregada y no otra. Lo mismo sucede en el comodato, acerca 
del  cual,el  art.  1533  expresamente  establece  “hay  comodato  si  una  parte  se 
obliga a entregar a otra una cosa no fungible, mueble o inmueble, para que se 
sirva gratuitamente de ella y restituya la misma cosa recibida”Art. 1533. 
Mientras  que  el  contrato  de  mutuo,por  ejemplo,  sólo  puede  recaer  sobre  cosas 
fungibles,  pues  el  mutuario,al  término  del  contrato,no  estará  obligado  a  devolver  lo  mismo 
que recibió sino igual cantidad de cosas de la misma calidad y especie (art. 1525). 

o La distinción entre cosas consumibles y no consumiblestiene importancia debido 
a  que  determinados  contratos  sólo  pueden  tener  por  objeto  a  las  primeras  y 
otros  únicamente  a  las  segundas,  como  el  mutuo  y  el  comodato, 
respectivamente. 
Además, la distinción es importante en materia de derechos reales, pues el usufructo 
sólo  puede  recaer  sobre  cosas  no  consumibles,  puesto  que  el  usufructuario  y  el  usuario 
pueden usar y gozar de la cosa ajena sin alterar su sustancia

o La  clasificación  entre  cosas  divisibles  y  no  divisiblestiene  importanciapues,al 


dividirse un condominio o la partición de una herencia, sólo las 

­ Criterios de distinción.
El Código Civil y Comercial realiza una clasificación de las cosas:
a) Cosas consideradas en sí mismas;distingue inmuebles y muebles, cosas fungibles y 
no  fungibles,  cosas  principales  y  accesorias,  cosas  consumibles  y  no  consumibles, 
frutos y productos, entre otros.
b)  Bienes  con  relación  a  las  personas;distingue  los  bienes  pertenecientes  al  dominio 
público, al dominio privado del Estado y los bienes de los particulares.
c) Bienes con relación a los derechos de incidencia colectiva;relativizando los derechos 
individuales en función de la protección de los derechos de incidencia colectiva. 

Inmuebles y muebles. Distintas clases.
Los  artículos225  y  226  del  Código  Civil  y  Comercial  determinan  quédebe  entenderse 
por inmuebles y el art. 227,por muebles. 

­ Art.  225:Inmuebles  por  su  naturaleza.  Son  inmuebles  por  su  naturaleza  el  suelo,  las 
cosas incorporadas a él de una manera orgánica y las que se encuentran bajo el suelo 
sin el hecho del hombre.Art. 225
­ Art. 226: Inmuebles por accesión. Son inmuebles por accesión las cosas muebles que 
se  encuentran  inmovilizadas  por  su  adhesión  física  al  suelo,  con  carácter  perdurable. 
En este caso, los muebles forman un todo con el inmueble y no pueden ser objeto de 
un derecho separado sin la voluntad del propietario.
No  se  consideran  inmuebles  por  accesión  las  cosas  afectadas  a  la  explotación  del 
inmueble o a la actividad del propietario.Art. 226
Así,  son  inmuebles  por  su  naturaleza:el  suelo,  es  decir  la  corteza  terrestre,  lo 
incorporado orgánicamente a él,como los vegetales, y lo que está debajo de él, es decir los 
árboles, ríos, minerales enterrados, etc. 
Son  inmuebles  por  accesión:  las  cosas  muebles  que  se  encuentran  inmovilizadas 
por su adhesión física al suelo con carácter de perdurabilidad, como son todas las clases de 
construcciones, casas, edificios, obras de infraestructuras en general. Las cosas mueblesque 
se incorporan de manera permanente a todas estas construcciones, como las estufas de una 
casa,  las  ventanas  de  un  edificio,  las  barandas,  etc.  son  también  inmuebles  por  accesión, 
mientras permanezcan en esa condición (Rivera y Medina, 2014). 
El  precepto  mencionado  (art.  226)  establece  la  regla  general  de  que  “los  muebles 
forman  un  todo  con  el  inmueble  y  no  pueden  ser  objeto  de  un  derecho  separado  sin  la 
voluntad”,  por  lo  que,celebrado  un  negocio  jurídico  sobre  el  inmueble,  todo  lo  que  esté  en 
él,adherido  e  inmovilizado  con  carácter  perdurable,forma  parte  de  la  contratación,  salvo 
acuerdo en contrario. 
Ahora  bien,  no  se  consideran  inmuebles  por  accesiónlas  cosas  que  se  adhieren 
transitoriamente  al  suelo  (una  carpa),  ni  las  afectadas  a  la  explotación  del  inmueble  o  a  la 
actividad  del  propietario,  como  ser  las  semillas  puestas  intencionalmente  por  el  dueño  del 
inmueble, o los utensilios o máquinas de labranza, los animales puestos para el cultivo, entre 
otros. 
­ Art.  227:  “Cosas  muebles.  Son  cosas  muebleslas  que  pueden  desplazarse  por  sí 
mismas o por una fuerza externa”.5 

Este concepto engloba las cosas que pueden transportarse fácilmente de un lugar a otro, 
movidas  ya  por  una  influencia  extraña,como  son  los  automóviles,o  por  sí  mismas,  como 
sonlos animales que se denominan semovientes.

­ Cosas divisibles y no divisibles. 
En cuanto a las primeras, según el art. 228:
Cosas  divisibles.  Son  cosas  divisibles  las  que  pueden  ser  divididas  en 
porciones  reales  sin  ser  destruidas,  cada  de  las  cuales  forma  un  todo 
homogéneo y análogo tanto a las otras partes como a la cosa misma. 
Las  cosas  no  pueden  ser  divididas  si  su  fraccionamiento  convierteen 
antieconómico  su  uso  y  aprovechamiento.  En  materia  de  inmuebles,  la 
reglamentación  del  fraccionamiento  parcelario  corresponde  a  las  autoridades 
locales.6 

Así las cosas, para que una cosa sea divisibledeben darse los siguientes presupuestos: 
­ Que la cosa pueda dividirse de hecho.
­ Que las cosas obtenidas formen un todo homogéneo.
­ Que sean análogas a las demás partes y a toda la cosa. 

Todas  estas  particularidades  deben  presentarse  conjuntamente,pues,de  lo 


contrario,podría  llegarse  a  conclusiones  desacertadas,  como  sostener  que  un  automóvil  es 
divisible pues se pueden separar el volante, las ruedas, las puertas y esos objetos forman un 
todo homogéneo. Pero falta el requisito de que sean análogas en todas las partes ya toda la 
cosa, por lo que no es una cosa divisible. 
Son  cosas  divisibles  el  dinero,  en  general  los  granos,  los  líquidos;  y  no  son  divisibles,por 
ejemplo, loslibros. (Rivera y Medina, 2014, p. 507). 
Ahora bien, las cosas no podrán ser divididas,aunque se den todos los requisitos 
desarrollados  anteriormente,  si  su  división  convierte  en  antieconómico  su  uso.  Esto  puede 
ocurrir  con  una  colección  de  monedas,por  ejemplo,o  con  la  división  de  la  tierra  en  parcelas 
que impidansu adecuado aprovechamiento (en tal caso, ello dependeráde las características 
del  suelo,pues  puede  influir,para  determinar  si  es  divisible  o  no,cuán  fértil  sea  la  tierra  ola 
extensión del terrenooel clima). 
Es  por  ello  que,en  materia  de  inmuebles,  la  reglamentación  del  fraccionamiento 
parcelario  lescorresponde  a  las  autoridades  locales,  pues  es  un  problema  de  política 
económica agraria.

­ Cosas consumibles y no consumibles. 
Dispone el art. 231:
Cosas  consumibles.  Son  cosas  consumibles  aquellas  cuya  existencia  termina 
con el primer uso. Son cosas no consumibles las que no dejan de existir por el 
primer  uso  que  de  ellas  se  hace,  aunque  sean  susceptibles  de  consumirse  o 
deteriorarse después de algún tiempo. Art. 231

Así pues,existen dos clases de cosas consumibles: 
a)  Las  cosas  que  se  extinguen  con  el  uso  que  de  ellas  se  haga,  como  los 
alimentos. 
b) Las que dejan de existir para su propietario, como el dinero. 

Las cosas no consumiblesno se extinguen con el primer uso, aunquepuedan consumirse o 
deteriorarse  por  el  uso  más  o  menos  prologado,  como  los  muebles  de  una  casa,  la 
vestimenta, etc.

­ Frutos y productos. 
Dispone el art. 233:
Frutos  y  productos.  Frutos  son  los  objetos  que  un  bien  produce,  de  modo 
renovable, sin que se altere o disminuya su sustancia. 
Frutos naturales son las producciones espontáneas de la naturaleza. 
Frutos  industriales  son  los  que  se  producen  por  la  industria  del  hombre  o  la 
cultura de la tierra. 
Frutos civiles son las rentas que la cosa produce. 
Las remuneraciones del trabajo se asimilan a los frutos civiles. 
Productos  son  los  objetos  no  renovables  que  separados  o  sacados  de  la  cosa 
alteran o disminuyen su sustancia. 
Los frutos naturales o industriales y los productos forman un todo con la cosa, si 
no son separados. Art. 233

Los frutos y los productosson cosas que produce la cosa, pero entre ambas 
categorías  existen  diferencias  sustanciales:  a)  los  frutos  se  producen  y 
reproducenen forma periódica y regular; los productos no se reproducen; b) la 
extracción  de  los  frutos  no  altera  ni  disminuye  la  sustancia  de  la  cosa,  que 
continúa siendo la misma; la extracción de los productos, por el contrario, trae 
como consecuencia la extinción paulatina de la cosa (Tagle, 2002, p. 67). 

Por ejemplo, una vaca produce leche como fruto y carne como producto. 
La norma clasifica los frutos en:
Frutos naturales: son los que la cosa produce espontáneamente,como las crías de ganado, 
la leche de los animales. 
Frutos industriales: son los que se producen por la industria del hombre o de la cultura de 
la tierra,como ser la sojaoel trigo que se obtienende una cosecha. 
Frutos civiles: las rentas de una cosa, como el alquiler de un inmueble. 

Por  último,  debe  señalarse  que  los  frutos  naturales  e  industriales  y  los  productos  no 
son accesorios de la cosa, sino que forman un todocon ella mientras estén unidos,pero,una 
vez  separados,adquieren  existencia  propia  e  independiente  y  deben  ser  considerados  cosas 
principales.

­ El patrimonio. Definición. Caracteres. 

El  patrimonio  constituyeuna  unidad  jurídica  compuesta  por  elementos  singulares  que  lo 
integran, los cuales pueden ingresar o egresar, aumentar o disminuir o aun ser nulos, sin que 
el patrimonio deje de ser tal. 
El patrimonio como universalidad jurídica está integrado por los bienes materiales (cosas), 
inmateriales (prestaciones, derechos) y por las relaciones jurídicas y derechos que se ejercen 
sobre  ellos,  existiendo  acuerdo  en  que  integran  la  categoría  de  derechos  patrimoniales:  los 
derechos crediticios, reales, y de propiedadintelectual (Rivera y Medina, 2014). 

El patrimonio, conjunto de bienes susceptibles de valoración económica del que es titular 
la persona, junto conlas cargas que lo gravan, responde al concepto de patrimonio general, al 
que  se  contrapone  el  de  los  patrimonios  especiales,  conjunto  de  bienes  afectados  a  un  fin 
determinado y sometidos a un régimen especial. 

El patrimonio generalpresenta los siguientes caracteres: 
Es  único  e  indivisible:  la  persona  no  puede  ser  titular  de  más  de  un  patrimonio 
general. 
Es  inalienable  e  intransmisible:  no  puede  ser  enajenado  ni  transmitido  en  su 
totalidad como unidad.
Es idéntico a símismo: las variaciones en los elementos singulares que lo componen 
no alteran al patrimonio como unidad o universalidad jurídica.

Por  otro  lado,  los  patrimonios  especialesson  conjuntos  de  bienes  que  están 
afectados  a  un  fin  determinado  y  sujetos  a  un  especial  régimen  legal.  En  cuanto  a  sus 
caracteres, podemos decir: 
Su existencia depende de la ley: la voluntad del titular de los bienes noes suficiente 
por sí sola para crear un patrimonio especial, sino que se trata de supuestos previstos por la 
ley.
Está sujeto a un régimen legal especial: el patrimonio especial es independiente 
del patrimonio general, los bienes que lo integran sólo responden por determinadas deudas. 
(Tagle, 2014). 
Podemos citar,como ejemplos de patrimonios especiales, el patrimonio de la sociedad, 
el patrimonio del causante mientras se mantiene separado del patrimonio de los herederos, el 
patrimonio del emancipado constituido por los bienes recibidos a título gratuito, el patrimonio 
deldeclarado presuntamente fallecido durante el período de prenotación, entre otros.

­ Vivienda.Concepto. 
Los fundamentos del anteproyecto del Código Civil y Comercial de la Nación, refieren en 
relación a este instituto: 
El  derecho  de  acceso  a  la  vivienda  es  underecho  humano  reconocido  en  diversos 
tratados  internacionales.  Esto  justifica  que  se  dedique  un  Capítulo  especial  para  la 
vivienda; el régimen proyectado sustituye al del bien de familia de la ley 14.394. Las 
modificaciones  son  importantes,  en  tanto:  (a)  se  autoriza  la  constitución  del  bien  de 
familia  a  favor  del  titular  del  dominio  sin  familia,  atendiendo  a  la  situación,  cada  vez 
más  frecuente,  de  la  persona  que  vive  sola;  se  permite  que  el  bien  de  familia  sea 
constituido  por  todos  los  condóminos,  aunque  no  sean  parientes  ni  cónyuges;  (b)  la 
afectación también puede ser decidida por el juez, a petición de parte, en la resolución 
que  atribuye  la  vivienda  en  el  juicio  de  divorcio  o  en  el  que  resuelve  las  cuestiones 
relativas  a  la  conclusión  de  la  convivencia,  si  hay  beneficiarios  incapaces  o  con 
capacidad  restringida;  c)  se  amplía  la  lista  de  los  beneficiarios  al  conviviente;  (d)  se 
prevé  expresamente  la  subrogación  real,  reclamada  por  la  doctrina  y  recogida  en 
diversos  pronunciamientos  judiciales,  que  permite  adquirir  una  nueva  vivienda  y 
mantener  la  afectación,  así  como  extender  la  protección  a  la  indemnización  que 
provenga del seguro o de la expropiación; (e) se resuelven problemas discutidos en la 
doctrina,  los  cuales  son:  la  situación  de  la  quiebra,  adoptándose  el  criterio  según  el 
cual el activo liquidado pertenece sólo a los acreedores anteriores a la afectación, y si 
hay remanente se entrega al propietario; la admisión de la retroprioridad registral, en 
tanto se remite a las normas de la ley registral que así lo autorizan; la inoponibilidad a 
los  créditos  por  expensas  en  la  propiedad  horizontal  y  a  los  créditos  alimentarios, 
etcétera. Fundamentos del anteproyecto del CCCN

El régimen legal de protección de la vivienda,regulado en el art. 244 del CCCN, tiene 
un alcance amplio, pues no sólo protege la vivienda donde reside la familia, sino también la 
persona individual. 
La  característica  fundamental  de  este  régimen  es  que,una  vez  afectada  la  vivienda  e 
inscripta en el Registro de la Propiedad, la misma se torna inembargable e inejecutable por 
deudas que contraiga su titular, aun en caso de concurso o quiebra e independientemente de 
cuál sea la causa de la obligación, si ésta es posterior a la afectación.

­ Régimen de afectación: presupuestos fácticos.
De  acuerdo  al  art.  244  del  código  unificado,  puede  afectarse  un  inmueble  destinado  a 
vivienda  por  su  totalidad  o  hasta  una  parte  de  su  valor.  Es  decirque  la  leypermite  una 
protección  parcial  a  quien  posee  un  inmueble  de  gran  valor,  lo  que,por  un  lado,asegura  la 
vivienda y,por otro, evita el abuso que significa proteger la vida lujosa del deudor mientras su 
acreedor no puede cobrar lo que es legítimamente debido. 
Por  otro  lado,  tampoco  puede  afectarse  más  de  un  inmueble,  por  lo  que,si  alguien  es 
propietario único de dos o más inmuebles, debe optar por la subsistencia de uno solo dentro 
del plazo que fije la autoridad de aplicación, so pena de considerar afectado el constituido en 
primer término.

SUB­EJE TEMATICO 5: LA CAUSA FUENTE DEL ACTO JURÍDICO

­ Hecho jurídico. Concepto. 
Definiciónde causa eficiente de los derechos
Además de las ideas cardinales de sujeto y objeto de las relaciones jurídicas, tenemos 
también otra noción cuya importancia procuraremos destacar: la causa eficiente, en virtud 
de la cual las relaciones jurídicas nacen, se modifican, transforman, transmiten o extinguen. 
Los  hechos  jurídicosson  todos  los  acontecimientos  que,según  el  ordenamiento 
jurídico, producen el nacimiento, modificación o extinción de relaciones o situaciones jurídicas 
(art. 257 CCCN).
Cuando  nos  referimos  a  los  hechos  jurídicos  como  causa  eficiente,  debe  entenderse 
que  el  suceso  o  acontecimientoestá  previsto  de  antemano  por  la  ley,para  que,según  las 
circunstancias  y  siempre  que  se  reúnan  los  requisitos  que  impone  una  determinada  norma, 
produzca efectos jurídicos. 
Por ejemplo,elnacimiento con vida es causa eficiente porque,luego de que se produce,el ser 
humano  adquiere  automáticamente,con  carácter  definitivo  e  irrevocable,la  personalidad 
jurídica. 
En el Código Civily Comercial se encuentran regulados en el Título IV del Libro I,Parte 
General; en este título se trata con gran extensión la teoría de los hechos y actos jurídicos. 
Los  hechos  jurídicos  se  clasifican  en  hechos  externos  o  naturales  y  hechos 
humanos.Los  primeros  son  aquellos  en  los  que  no  interviene  para  nada  la  conducta 
humana, como el nacimiento, la muerte, la destrucción natural de una cosa, el derrumbe de 
un edificio por un terremoto, etc. Estos,si bien son hechos en los que no intervino la voluntad 
del hombre, son jurídicos en tanto producenconsecuencias para el derecho. 
Los  hechos  jurídicos  humanos  son  voluntarios  o  involuntarios.Se  considera 
que  son  voluntarios  si  son  realizados  con  discernimiento  (capacidad  general  de  razonar,  de 
conocer,que  aumenta  a  medida  que  el  sujeto  crece  o  madura),  intención  (la  posibilidad  de 
dirigir la voluntad hacia lo querido o deseado sobre la base del discernimiento) y libertad (la 
posibilidad  de  movimiento,libertad  física,  y  la  posibilidad  de  decidir  sin  presión  externa, 
libertad moral). Los hechos involuntarios,son losejecutados sin discernimiento o sin intención 
o sin libertad y no producen obligaciones salvo que causaran daño en otro y se enriqueciera 
con  ello  el  autor  del  hecho;  la  obligación  se  producirá  según  la  medida  de  ese 
enriquecimiento. 
Los  hechos  voluntarios,a  su  vez,se  dividen  en  lícitos  e  ilícitos,  según  sean 
conformes o contrarios a la ley. Los hechos voluntarios ilícitos pueden ser: delitos (se supone 
la  intención  de  causar  un  daño)  o  cuasidelitos  (se  causa  el  daño  aunque  no  haya  habido 
intención;es  por  culpa:  imprudencia,  negligencia  o  impericia),y  los  lícitos  son  los  actos 
jurídicos ypueden serlos simples actos lícitos.
Diferencia entre simple acto lícito y acto jurídico
El  artículo  258  del  código  único  define  al  simple  acto  lícito“como  la  acción 
voluntariano  prohibida  por  la  ley,  de  la  que  resulta  alguna  adquisición,  modificación  o 
extinción de relaciones o situaciones jurídicas” Art. 258; mientras que el art. 259 del mismo 
cuerpo legal brinda el concepto de acto jurídicoy refiere que “es el acto voluntario lícito que 
tiene  por  fin  inmediato  la  adquisición,  modificación  o  extinción  de  relaciones  o  situaciones 
jurídicas.”20 
Así las cosas,la principal diferencia entre ambos es que el simple acto lícitono tienepor 
fin  inmediato  crear,  modificar  o  extinguir  relaciones  o  situaciones  jurídicas,  sino  que,por  el 
contrario,  carece  de  este  fin  inmediato  y  sus  efectos  jurídicos  se  darán  prescindiendo  de  la 
voluntad del agente y por la simplecircunstancia de haberse colocadoen la situación prevista 
por la norma como supuesto de hecho. Por ejemplo,el que hace reparaciones urgentes en la 
propiedad de un amigo ausente no tiene en miras (o sea, no tienepor fin inmediato)entablar 
una  relación  jurídica  (el  arreglo  de  una  casa),  sino  simplemente  prevenir  un  perjuicio 
patrimonial al amigo ausente. La ley es entonces la que establece,más allá de la intención de 
esta  persona,que  el  beneficiado  por  esa  reparación  debe  indemnizar  al  amigo  benefactor  y 
dentro de la medida del beneficio que obtuvo por los gastos hechos por su amigo. 
Por  su  parte,  los  actos  jurídicostienen  por  fin  inmediato  adquirir,  modificar,  extinguir 
relaciones  o  situaciones  jurídicas.  Es  decirqueel  acto  jurídico  es  el  acto  de  autonomía 
privadamedianteel  cual  simplemente  se  persigue  un  fin  práctico  autorizado  por  el 
ordenamiento. 
Ahora bien,¿para qué determinar la distinción entre actos jurídicos y simples 
actos lícitos? Ello así, por el régimen aplicable. En efecto, si estamos frente a una categoría 
como  la  de  los  simples  actos  lícitos,  que  producirá  efectos  por  designio  legal  y  con 
independencia del querer del sujeto, no serían entonces aplicables las normas del Código en 
materia de elementos, vicios e ineficacia de los actos jurídicos,quedando cada acto regido por 
lo  que  se  disponga  en  cada  hipótesis.  Esto  nos  lleva  a  señalar  otra  distinción  entre  el  acto 
jurídico y el simple acto lícito: el primero siempre es voluntario, mientras que el segundo es 
indiferente que lo sea, requiriéndose cuanto mucho que el sujeto cuente con discernimiento. 
(Rivera y Medina, 2014).
­ Voluntad jurídica. Concepto.

La  voluntad  individual  apreciada  en  el  mundo  de  las  relaciones  jurídicas  juega  un  papel 
fundamental.  
Así,  ButelerCáceres  (2000)  explica  que,si  partimos  de  los  atributos  de  las  personas 
y,dentro de ello, de la capacidad, se advierte que la voluntad o la aptitud de voluntad es el 
presupuesto primario, indispensable de la capacidad de hecho.
Asimismo,  señala  que,si  se  tiene  en  cuenta  el  domicilio,  dentro  de  éste  se  encuentra  el 
real  o  voluntario,  el  que  se  constituye  por  la  voluntad  soberana  de  una  persona  capaz,  en 
cuanto esté materializada de un modo concreto. 
En  relación  a  los  contratos,  hay  contrato  cuando  dos  o  más  partes  manifiestan  su 
consentimiento  para  crear,  regular,  modificar,  transferir  o  extinguir  relaciones  jurídicas 
patrimoniales (art. 957 CCCN).
En definitiva, lo que quiere poner de manifiesto el mencionado autor es que la voluntad 
individual,mirada en sí misma y a través de su ejercicio efectivo, a través de su declaración y 
condicionada  de  antemano  por  la  ley,  es  el  factor  predominante  destinado  a  reglar  las 
relaciones jurídicas de carácter privado.

Enunciación de los elementos internos y externos
El artículo 260 del Código Civil y Comercial prevé “Acto voluntario. El acto voluntario 
es  el  ejecutado  con  discernimiento,  intención  y  libertad,  que  se  manifiesta  por  un  hecho 
exterior”.21 
Los  actos  voluntariosson  aquellos  ejecutados  con  discernimiento,  intención  y 
libertad,  presupuestos  estos  que  integran  el  elemento  moral  o  interno  del  acto  voluntario, 
además del elemento material o externo,que es lamanifestación de la voluntad. 
Cada  elemento  interno,  comose  verá,  puede  verse  obstado  por  determinadas  circunstancias 
como  la  minoridad,  la  declaración  de  incapacidad  o  vicios,  oel  error,  dolooviolencia,  que 
afectarán a uno o varios de esos elementos,ocasionandola involuntariedad del acto.
­ El discernimiento. Concepto. 
Elementos Internos. El discernimiento
El  discernimiento  se  refiere  a  la  aptitud  general  de  conocer,  es  decir,  ala  madurez 
intelectual  para  razonar,  comprender  y  valorar  el  acto  y  sus  consecuencias.  Se  trata,en 
definitiva, de tener una conciencia cabal de nuestras propias acciones, de su conveniencia e 
inconveniencia, de su bondad o maldad, de su licitud o ilicitud(Buteler Cáceres, 2000). 
Esta aptitud depende del grado de madurez que se haya alcanzado y puede faltar por la edad 
o por cuestionesde salud mental.
El discernimiento debe ser distinguido de la capacidad pues,en tanto el primero es una 
cualidad  o  aptitud  natural  del  sujeto  de  conocer,  razonar  y  comprender,la  capacidad  es  la 
cualidad o aptitud jurídica de obrar, de ejercer actos válidos. En una palabra, se puede tener 
discernimiento  y  ser  sin  embargo  incapaz,  como  c  los  menores  mayores  de  diez  años 
que,conforme  la  ley  (art.  261,  inc.  “b”del  CCCN),poseen  discernimiento  para  ejecutar  actos 
ilícitos  y  por  ende  son  responsables  de  sus  consecuencias,  y  sin  embargo  son  incapaces  de 
obrar, por lo que nopueden celebrar actos jurídicos válidos por sí mismos (Tagle, 2002). 

­ Causas obstativas del discernimiento. 
El artículo 261 del código único reza 
Acto involuntario. Es involuntario por falta de discernimiento: 
a) el acto de quien, al momento de realizarlo, está privado de la razón; 
b) el acto ilícito de la persona menor de edad que no hay cumplido diez años; 
c)  el  acto  lícito  de  la  persona  menor  de  edad  que  no  ha  cumplido  trece  años,  sin 
perjuicio de lo establecido en disposiciones especiales. Art. 261

Tal  como  hemos  señalado  anteriormente,  el  discernimiento  es  uno  de  los  elementos 
necesariospara  que  exista  voluntad  jurídica,  por  lo  que  la  ausenciade  ésteconlleva  la 
involuntariedad del acto. 
La falta de discernimiento determina la falta de aptitud del sujeto para hacer uso de la 
autonomía privada y no se produce a raíz de vicio alguno sino por una circunstancia inherente 
a la aptitud intelectual general del sujeto. 
Las causas que obstan el discernimientopueden agruparseen dos grandes grupos: 
aquellas  que  presuponen  un  desenvolvimiento  insuficiente  de  la  inteligencia  (minoridad,  en 
tanto  inmadurez;puntos  “b”y  “c”)  y  las  que  importan  considerar  que  el  sujeto  no  estaba  en 
pleno uso de sus facultades intelectuales al realizar el acto (privación de la razón, punto “a”). 
Respecto  a  la  privación  de  razón,  ésta  puede  ser  de  dos  clases  según  la  falta  de  razón 
refleje  alguna  clase  de  patología  más  o  menos  permanente  o  bien  un  oscurecimiento  del 
intelecto temporal o accidental y sólo relacionado con el acto en cuestión; circunstancias que 
incidirán  en  los  extremos  a  acreditar  en  un  eventual  juicio  y,  todo  ello,  debiendo  tener  en 
cuenta los alcances concretos de la inhabilidad del sujeto en caso de que hubiera sido objeto 
de una declaración (Rivera y Medina, 2014). 
En relación a la edad, debe señalarse que,de acuerdo alsistema que adopta el Código 
Civil y Comercial, según el cual se presume, sin admitir prueba en contrario, que las personas 
obran  con  discernimiento  a  partir  de  determinadas  edades,  éstas  deben  ser  capaces  de 
distinguir entre actos lícitos y actos ilícitos.
En  el  caso  de  actos  ilícitos,  la  ley  ha  entendido  que  el  ser  humano  capta  antes  la 
noción de lo bueno y de lo malo que la apreciación de lo que para él puede ser conveniente o 
inconveniente y,por ello, presume,sin admitir prueba en contrario, que los menores mayores 
de  diez  años  tienen  discernimiento  para  ejecutar  actos  ilícitos  y  por  ende  habrán  de 
responder  por  sus  consecuencias,  es  decir  que  responderán  civilmente  con  su  propio 
patrimonio.Esto, sin perjuicio de la responsabilidad de los padres y del derecho de repetición 
que,en razón de este discernimiento, estos tienen contra sus hijos (art. 1754 CCCN). 
En cambio, respecto de los actos lícitos,la ley considera que se tiene discernimiento 
desde  los  trece  años,  pero  no  para  todos  losactos,  sino  sólo  para  que  aquellos  que  la  ley 
expresamente les permite realizar,como ser: la persona adolescente de entre trece y dieciséis 
años puede tomar decisiones respecto de aquellos tratamientos que no resultan invasivos;a 
partir de los dieciséisaños,el adolescente puede tomar decisiones sobre el cuidado del propio 
cuerpo  (art.  26  CCCN);puede  ejercer  profesión  si  ha  obtenido  título  habilitante  aunque  sea 
menor de edad (art. 30 CCCN).

­ La intención. Concepto. 
Se  ha  definido  la  intencióncomo  el  discernimiento  aplicado  al  acto  concreto  de  que  se 
trata. Es representarse los motivos determinantes de la acción y tener conocimiento concreto 
del estado de casos (Buteler Cáceres, 2000). 
Aun cuando haya discernimiento, puede faltar laintención. Ya veremos,más adelante, que 
pueden concurrir vicios como el error o la ignorancia o bien el dolo y en ese caso faltará la 
intención. Pero,a la inversa, la intención presupone siempre el discernimiento, ya que no se 
puede concebir intención sin discernimiento (Buteler Cáceres, 2000). 
En  una  palabra,  es  la  conciencia  plena  y  cabal  del  acto  de  los  alcances  de  un  acto 
determinado.

­ La libertad. Concepto. Elemento externo. Vicios de los actos voluntarios. 
La libertad consiste en el imperio de sí, en la posibilidad de elección sincoacción, en la 
determinación  propia,  la  independencia  de  la  voluntad.  Consiste  en  la  posibilidad  de  elegir 
entre distintas opciones sin presiones de ningunanaturaleza. 
Este  concepto  comprende  dos  aspectos:  la  libertad  física  y  la  libertad  moral  olibre 
albedrío. 
Así, la libertad moral es la espontaneidad en la determinación adoptada por lapersona, sin 
ningún influjo extraño que pueda torcerla o desvirtuarla. 
La libertad física es el poder material de hacer lo que de antemano se haresuelto hacer, o 
bien, abstenerse de hacer lo que de antemano se ha resueltono hacer. 

­ Elemento externo
La manifestación de la voluntad. Nocion
Tal  como  hemos  señalado  anteriormente,  la  voluntad  jurídica  debemanifestarse  a 
través  de  un  hecho  exterior.  Esta  exigencia  luce  razonable,  dadoque,  de  no  existir  alguna 
exteriorización,  el  mero  suceso  interno  no  puede  servalorado  por  el  ordenamiento.  Es  decir 
que una voluntad no manifestada no esde interés para el derecho, ya que, sin exteriorización, 
no sólo no puede haberhecho voluntario, sino tampoco involuntario: a los efectos legales, en 
amboscasos  no  habría  modificación  alguna  susceptible  de  ser  aprehendida  por  elderecho 
(Rivera y Medina, 2014). 
Ahora  debemos  preguntarnos:  ¿qué  sucede  en  aquellos  casos  en  los  que 
lavoluntad interna no coincide con la declarada? 
Es  importante,  como  se  ha  sostenido  anteriormente,  que  los  elementosinternos  y  el 
elemento externo se sumen para lograr efectos en el mundo delderecho. Sin embargo, puede 
haber falta de coincidencia; por ejemplo, cuandose expresa algo que no se tiene la intención 
de expresar, algo diferente a loquerido. En estos casos se plantean cuestiones relativas a la 
posibilidad de queesos actos sean válidos y, además, a los criterios de interpretación que se 
debenutilizar  para  determinar  qué  es  lo  correcto,  si  lo  que  se  quiso  o  lo  que  semanifestó. 
Respecto  de  este  dilema  se  han  planteado  teorías  que  trataron  dedar  respuesta  y  que  son 
explicadas con gran claridad por Tagle (2002). 
Señala  la  mencionada  autora  que,  en  la  doctrina  jurídica  moderna,  el  problemade  la 
divergencia  es  resuelto  por  dos  teorías  opuestas:  la  teoría  de  la  voluntad  yla  teoría  de  la 
declaración. 
­ La  teoría  de  la  voluntad,  también  conocida  como  teoría  francesa,expuesta 
originariamente  por  el  alemán  Savigny,  considera  que  el  efecto    jurídico  se  produce 
por consecuencia de la voluntad interna y no por ladeclaración que de ella se hace. Es 
decir  que,  para  este  teoría,  elelemento  importante  es  el  elemento  interno  o  voluntad 
real,  en  tantoque  la  declaración  o  elemento  externo  no  es  más  que  el  medio  de  dar 
aconocer la voluntad real, por lo que, en caso de divergencia, debe darsepreeminencia 
a la intención efectiva del agente.  
­ Por otro lado, la teoría de la declaración, o teoría alemana, sostiene que la voluntad 
interna carece de relevancia jurídica puesto que no esconocida por el derecho sino a 
través  de  sus  manifestaciones  exteriores,por  lo  que  sólo  la  declaración  de  voluntad 
tiene valor y merece respeto.
­ En  otro  orden  de  ideas  se  encuentran  las  teorías  intermedias,  queadvierten  que, 
llevadas  a  sus  extremos,  la  teoría  de  la  voluntad  real  y  lade  la  declaración  resultan 
inaceptables;  la  primera  porque  protegeexclusivamente  el  interés  del  autor  de  la 
declaración,  dándole  laposibilidad  de  impugnarla  cuando  no  coincide  con  la  voluntad 
interna,  loque  atenta  contra  la  seguridad  jurídica.  La  segunda,  a  la  inversa,  lesionael 
principio de autonomía de la voluntad sobre el que se construye todala teoría del acto 
jurídico.  

De tal modo, las teorías intermedias, partiendo de uno u otro punto, elaboransoluciones 
que  combinan  la  necesidad  de  respetar  la  real  intención  de  laspartes  con  la  seguridad  y 
confianza  que  deben  prevalecer  en  las  relacionesjurídicas.  Así,  la  teoría  de  la 
responsabilidad  considera  que  debe  respetarse  lavoluntad  interna,  a  menos  que  la 
divergencia  entre  la  manifestación  y  lavoluntad  real  sea  producto  de  la  negligencia  del 
declarante, en cuyo caso, éstedeberá soportar las consecuencias. Por otro lado, la teoría de 
la confianzaafirma que la declaración debe prevalecer sobre la voluntad interna cuandohaya 
suscitado  legítima  expectativa  en  el  destinatario,  y  siempre  que  éste  nohaya  obrado 
culposamente  al  no  poner  la  debida  atención  que  le  habríapermitido  captar  los  elementos 
objetivos que indicaban la falta de voluntad. 
Ahora bien, descrito el debate, debemos preguntarnos ¿qué ocurre en elCódigo Civil y 
Comercial Argentino?
Si  bien  nuestro  Código  no  contiene  precepto  alguno  que  expresamenteestablezca  cómo 
debe  resolverse  la  cuestión,  diversas  disposiciones  demuestranque  se  ha  acogido  como 
principio  rector  la  doctrina  de  la  voluntad,  haciendopredominar  la  voluntad  real  del  agente 
sobre  la  declaración.  Esto  se  evidenciaen  la  reglamentación  de  la  teoría  general  del  acto 
voluntario, en la recepción dela teoría general de los vicios de la voluntad, en la consagración 
del  respeto  al  principio  de  la  autonomía  de  la  voluntad  que  importa  la  facultad  de 
losparticulares de reglar sus relaciones jurídicas. 
Sin embargo, este principio de respeto a la voluntad interna se encuentraatenuado en 
diversas  disposiciones  particulares,  en  resguardo  del  valorseguridad  en  el  tráfico  jurídico,  y 
tienen eficacia ciertas declaraciones de lavoluntad no obstante su discordancia con el íntimo 
querer del sujeto que lasrealiza. 
Así, por ejemplo, en diversas normas, la ley hace prevalecer la buena fe, laconfianza o 
la  responsabilidad  a  fin  de  proteger  al  destinatario  de  ladeclaración.  Ello  sucede  en  la 
adopción  del  error  reconocible  (arts.  265  y  266),en  la  preeminencia  de  la  buena  fe  en  el 
ejercicio  de  los  derechos  –como  en  laejecución  e  interpretación  de  las  relaciones  jurídicas 
(arts.  9,  10)  –,  así  como  enel  no  amparo  del  dolo  recíproco  (art.  272)  ni  de  la  simulación 
dirigida aperjudicar terceros (Arts. 333 y 334). (Rivera y Medina, 2015). 

Los diversos modos de manifestación de la voluntad
El  elemento  externo  es  la  declaración  de  voluntad,  la  conducta  por  la  cual  elsujeto 
exterioriza  o  manifiesta  su  voluntad.  A  este  elemento  alude  el  art.  262del  Código  Civil  y 
Comercial  “Manifestación  de  la  voluntad.  Los  actos  puedenexteriorizarse  oralmente,  por 
escrito, por signos inequívocos o por la ejecuciónde un hecho material”. Art. 262
Este  precepto  contempla  la  manifestación  de  la  voluntad  expresa,  que  se 
dacuando hay un signo exterior sensible emitido por el declarante con el únicoobjeto de dar a 
conocer su voluntad concreta. 
Esta declaración positiva puede concretarse a través de: 
a)  Manifestación  verbal.  La  manifestación  de  la  voluntad  por  medio  de  la 
palabrahablada,  si  bien  es  un  medio  que  traduce  exactamente  la  voluntad  interna 
delemisor, tiene el inconveniente de que éste puede más tarde negar o alterar lodicho, 
haciendo muy difícil probar su existencia, por lo que sólo se utiliza enactos de menor 
importancia. 
b)  Manifestación  escrita.  Ésta  se  traduce  en  la  exteriorización  de  la  voluntad  en 
uncuerpo  de  escritura  que  contiene  la  voluntad  de  quien  la  emite.  Es  la  quemayores 
garantías  ofrece,  ya  que  da  certeza  plena,  pudiendo  estar  contenida  eninstrumento 
público  o  privado.  Es  la  más  conveniente  sin  dudas,  pues,  al  quedar  consagrada  por 
escrito,  adquiere  fijeza  y  por  ende  otorga  seguridad,  ya  quefacilita  la  prueba  de  la 
declaración de voluntad.  
c)  Manifestación  por  signos.  Esta  declaración  consiste  en  la  utilización  de  gestos 
oactitudes dirigidos a otro u otros respecto de determinados objetos,permitiendo lograr 
un significado único e inconfundible. Es decir, hay unaactitud física del sujeto que no 
deja lugar a dudas sobre su voluntad interna. Porejemplo, quien levanta la mano en un 
remate  para  hacer  una  postura,  o  quienlevanta  la  mano  en  la  votación  de  una 
asamblea.  
d) La última parte del artículo alude a “hechos materiales”; aquí salimos, sinembargo, 
del campo de las declaraciones para pasar al de la meramanifestación, con lo cual se 
ingresa al terreno de la exteriorización tácita de lavoluntad (Rivera y Medina, 2014, p. 
602). 

­ Vicios de los actos voluntarios.
Al  tratar  los  vicios  de  la  voluntad  resulta  necesario  recordar  la  definición  devoluntad 
jurídica según la cual: es la voluntad sana y manifestada que genera,modifica, transforma o 
extingue relaciones o situaciones jurídicas. 
Esta  voluntad,  tal  como  señalamos  anteriormente,  está  condicionada  por  latrinidad  de: 
discernimiento, intención y libertad. 
Ya dijimos que el discernimiento es la aptitud general de conocer, la facultad dediscurrir, 
es tener conocimiento pleno de las consecuencias de los actos. 
Respecto del discernimiento, éste existe o no en caso de que hayan causasobstativas, 
pero no es pasible de vicios. 
En cambio, en relación a los otros dos elementos, intención y libertad, sípueden concurrir 
vicios. Así, respecto a la intención, pueden afectarla los viciosde error o ignorancia o el vicio 
del  dolo.  En  estos  casos,  no  habrá  intención.  Y,respecto  de  la  libertad,  pueden  concurrir  la 
fuerza irresistible o la intimidación.  

­ El error. Noción. 
El primero de los vicios que afecta la intención es el error, y consiste en unconocimiento 
inexacto  de  la  realidad.  Es  el  falso  conocimiento  o  la  falsa  nociónacerca  de  alguno  de  los 
elementos de las circunstancias vinculadas al acto quese ejecuta o a su régimen legal. 
Cabe distinguir entre error de derecho y error de hecho, según el falsoconocimiento 
se dé respecto de una norma jurídica aplicable a unadeterminada situación o relación jurídica 
o se le dé un alcance distinto; o sobrelas circunstancias  o elementos fácticos que hacen al 
negocio o relación jurídicade que se trate.
También  se  distingue  entre  error  espontáneo  o  provocado,  según  la  personahaya 
cometido la falsa noción por ella misma o haya sido inducida a la falsacreencia. Y entre error 
esencial o accidental: el primero es el que recae sobre lanaturaleza del acto, su objeto, la 
causa  principal,  las  cualidades  sustanciales  dela  cosa  o  la  persona  del  otro  contratante;  el 
segundo  es  el  que  recae  sobrealgún  accesorio  de  la  cosa.  Finalmente,  el  error  puede  ser 
excusable  oinexcusable,  según  haya  habido  culpa  o  no  del  agente  en  el  yerro  (Rivera 
yMedina, 2014).

­ Error de derecho. Concepto. Caracteres. 
El  error  de  derecho  consiste  en  desconocer  la  existencia  o  contenido  de  unanorma 
jurídica,  o  interpretar  su  significado  de  una  manera  distinta  a  la  real,  ohacer  una  aplicación 
inexacta de esa norma a una situación jurídica que no laregula, o atribuir a un hecho o una 
situación  jurídica  una  calificación  jurídicaincorrecta,  o  suponer  en  vigor  una  norma 
inexistente.  En  una  palabra,  es  ladefectuosa  imputación  de  las  consecuencias  jurídicas 
vinculadas  a  unadeterminada  relación  o  negocio,  en  razón  de  una  falsa  noción  sobre  el 
alcance,sentido y significación de la ley (Tagle, 2002).
El  artículo  8  del  Código  Civil  y  Comercial  dispone  “Principio  de  inexcusabilidad.La 
ignorancia  de  las  leyes  no  sirve  de  excusa  para  su  cumplimiento,  si  laexcepción  no  está 
autorizada por el ordenamiento jurídico”.Art. 8
De  este  modo,  el  precepto  establece  el  principio  general  de  que  nadie,  sopretexto 
de  ignorancia,  podrá  impedir  la  fuerza  obligatoria  de  la  ley  o  eludir  lassanciones  o 
responsabilidades  que  la  ley  impone  en  razón  de  nuestros  propiosactos.  Ello  así,  pues,  si  a 
cada  uno  le  fuese  permitido  aducir  el  desconocimientode  las  leyes  para  eludir  las 
consecuencias que emanan de sus prescripciones(para sustraerse de las obligaciones que la 
ley impone), estaríamos ante unverdadero caos jurídico, pues ningún derecho podría subsistir 
y no habríaseguridad jurídica. 
Ahora  bien,  este  principio  no  es  absolutamente  rígido,  ya  que  puede  ceder 
anteexcepciones  que  contemple  el  ordenamiento  jurídico;  así  también  cuando,  poruna 
interpretación judicial, se pueda hacer mérito de las situaciones devulnerabilidad. 

­ Error de hecho. Concepto. Caracteres. 
El  error  de  hecho,  tal  como  ya  referimos,  es  la  falsa  noción  que  recae  sobre 
loselementos o circunstancias fácticas vinculadas al negocio o a la relación jurídicade que se 
trate. Éste puede recaer en el contenido o presupuesto del acto, asícomo en la identidad de 
las  personas,  en  la  naturaleza  o  características  de  lascosas  o  los  hechos  materiales 
constitutivos de la conducta.
El error de hecho que vicia la voluntad debe ser espontáneo y esencial, ello deacuerdo lo 
prescribe el art. 265 del código único, que prevé “Error de hecho. Elerror de hecho esencial 
vicia  la  voluntad  y  causa  la  nulidad  del  acto.  Si  el  acto  esbilateral  o  unilateral  recepticio,  el 
error debe, además, ser reconocible por eldestinatario para causar la nulidad”. Art. 265
Así  las  cosas,  para  que  el  error  de  hecho  pueda  ser  invocado  por  quien  lo 
hasufrido, debe tratarse de un error esencial, espontáneo y además reconocible. 
El  error  es  esencial  si  recae  sobre  la  naturaleza  del  acto,  sobre  un  bien  o  unhecho 
diverso  o  de  distinta  especie  que  el  que  se  pretendió  designar,  o  unacalidad,  extensión  o 
suma  diversa  a  la  querida;  sobre  la  cualidad  sustancial  delbien  que  haya  sido  determinante 
de  la  voluntad  jurídica  según  la  apreciacióncomún  o  las  circunstancias  del  caso;  sobre  los 
motivos  personales  relevantesque  hayan  sido  incorporados  expresa  o  tácitamente;  sobre  la 
persona con lacual se celebró o a la cual se refiere el acto si ella fue determinante para su
celebración (art. 267 del CCCN); en una palabra, sobre los aspectos primordialesdel acto. 
El error es espontáneo si se ha cometido por una falsa noción de la personamisma y 
no porque la otra parte del negocio jurídico la indujo a error, pues seríaun error provocado.
Es  reconocible  cuando  el  destinatario  de  la  declaración  lo  pudo  conocer  segúnla 
naturaleza  del  acto,  las  circunstancias  de  persona,  tiempo  y  lugar  (art.  266  del  CCCN).  El 
error debe ser reconocible en los actos jurídicos bilaterales –porejemplo el contrato– y en los 
actos unilaterales recepticios, en los que ladeclaración va dirigida a otra persona y, una vez 
conocida  por  ella,  comienza  aproducir  efectos  (por  ejemplo  una  oferta  contractual,  una 
notificación de lacesión del deudor cedido). 
Este  requisito  de  la  reconocibilidad  significa  que  cada  persona  debecomportarse 
diligentemente,  y  sólo  se  habilita  la  anulación  del  acto  a  favor  delemisor  cuando  el  yerro 
tendría que haber sido conocido por el receptor dehaber actuado con diligencia. Es decir que 
lo que hay que determinar es si lapersona afectada por la declaración del que yerra estuvo o 
no  en  condicionesde  percibir  que  el  emisor  se  había  equivocado  y,  en  consecuencia,  de 
haberleadvertido, ya que, de ser efectivamente así y no haberlo hecho, sería anulableel acto 
por haber actuado de mala fe. 
Lo  que  la  ley  pretende  es  que  ambas  partes  sean  diligentes  al  celebrar  unnegocio  y 
leales  la  una  con  la  otra:  al  emisor  se  le  exige  que  no  declarecualquier  cosa  sin  medir  las 
expectativas que genera y al receptor, que, depercibir que se está incurriendo en error, se lo 
advierta  a  la  otra  parte  para  quepueda  rectificar,  so  pena  de  poder  incurrir  en  reticencia 
dolosa (art. 271 CCCN).(Rivera y Medina, 2014).   
En una palabra, que sea reconocible por el destinatario de la declaraciónimplica que, si 
ella no conoció el error ni lo pudo conocer actuando con unanormal diligencia, el acto viciado 
por error y, por ende, involuntario, produce laplenitud de sus efectos.  

­ Clases de error. Efectos. 
Hemos puesto de relieve anteriormente que hay distintas clases de error. 
Así, tenemos por un lado la gran distinción entre error de hecho y error dederecho; 
tal como señalamos, el primero recae sobre los elementos ocircunstancias fácticas vinculadas 
al  negocio  o  a  la  relación  jurídica  de  que  setrate,  sobre  el  dato  de  hecho,  contenido  o 
presupuesto  del  acto,  sobre  laidentidad  de  las  personas;  mientras  que  el  error  de  derecho 
consiste  endesconocer  la  existencia  o  contenido  de  una  norma  jurídica  o  interpretar 
susignificado de una manera distinta a la real o hacer una aplicación inexacta. 
Ahora  bien,  dentro  del  error  de  hecho  caben  dos  categorías:  error  esencial  yerror 
accidental. 
El error esencial, regulado en el art. 267 del Código Civil y Comercial, es el queafecta los 
aspectos primordiales del acto. El precepto contempla distintossupuestos. 

a) Error en la naturaleza del acto: es aquel que recae sobre la especie jurídica delacto 
que se celebra, produciéndose una divergencia o falta de concordanciaentre la declaración 
o comportamiento de una de las partes y la representaciónde lo declarado o actuado. Por 
ejemplo, cuando alguien presta algo a quienentiende que se lo están regalando. 
b)  Error  sobre  el  objeto:  este  error  se  produce  cuando  el  sujeto  cree  celebrar 
unnegocio  jurídico  respecto  de  un  determinado  objeto  o  de  un  determinadohecho  y,  en 
realidad, se trata de una cosa o hecho distinto. Puede afectar laindividualidad de la cosa, 
por  ejemplo:  creo  estar  comprando  un  terreno  en  undeterminado  lugar  y  lo  estoy 
comprando en otro; en su especie: por ejemplo,en una venta de granos, el vendedor ha 
entendido  que  se  trata  de  cebada  y  elcomprador  de  trigo;  error  sobre  la    cantidad, 
extensión o suma, este error decantidad  no debe consistir en un mero error en el cálculo. 
c)  Error  en  la  sustancia:  debe  entenderse  por  sustancia  o  cualidades  sustancialesde 
una cosa, todas las partes y todas las propiedades de una cosa, sin las cualesdejaría de 
ser lo que ella es. Es decir, no sólo debe tratarse de una cualidad dela cosa sino que esa 
cualidad  se  ha  tenido  en  mira  al  contratar,  es  decir,  no  debeser  accidental.  En  una 
palabra, habrá que ver en cada caso cuáles son lascualidades esenciales de la cosa, que 
son  aquellas  que  las  partes  esperaronencontrar  en  el  objeto  adquirido  y  que  fueron 
especialmente tenidas en cuenta,como también el supuesto de que, sin esas cualidades, 
el  acto  no  se  habríacelebrado,  cuestión  que  debe  ser  apreciada  conforme  a  las 
circunstancias delcaso.  
d) Error en la causa: se trata del error que recae sobre el elemento moral, es decir, el 
motivo interno que ha inclinado a ejecutar el acto. Al pertenecer al fuerointerno de cada 
sujeto,  los  motivos  sólo  pueden  llevar  a  una  anulación  cuandosurjan  expresa  o 
implícitamente  del  acto,  ya  que,  de  lo  contrario,  se  estaríaperjudicando  a  la  otra  parte, 
que  no  tiene  forma  de  conocer  lo  que  pensaba  elotro.  Así,  quien  compra  un  automóvil 
creyendo por error que el suyo no tienearreglo no podría, una vez advertido de la realidad 
de las cosas, demandar lanulidad del acto, ya que se trata de motivos ajenos al vendedor. 
e) Error en la persona: el error sobre la persona es aquel que recae sobre algunode los 
sujetos  o  partes  del  negocio,  ya  sea  respecto  de  la  identidad  de  uno  deellos  o  de  sus 
cualidades.  Este  error  es  causa  de  nulidad  solamente  cuando  laconsideración  de  la 
persona  ha  sido  causa  determinante  para  su  celebración,como  la  donación  hecha  a  una 
persona a quien se toma por otra, o en lasobligaciones intuitaepersonae; pero no es causa 
de  nulidad  cuando  la  personadel  contratante  es  indiferente,  como  en  el  caso  de  un 
prestamista, vendedor olocador. 

Por otro lado, el art. 270 del Código prevé el error en la declaración y el erroren la 
transmisión.  El  primero  consiste  en  que  lo  querido  queda  desvirtuado  ensu  manifestación 
externa por distracción, apresuramiento o inadvertencia. Estacategoría tiene dos variantes: la 
primera,  cuando  hay  una  divergencia  entre  lavoluntad  interna  y  la  declaración,  que  puede 
darse al haber escrito algoincorrecto (lapsus calami) o empleado palabras no queridas (lapsus 
linguae),por  ejemplo,  si  escribo  “compro”  cuando,  en  realidad,  quiero  decir  “vendo”. 
Lasegunda  variante  se  da  cuando  ni  siquiera  tenía  la  intención  de  manifestar  algo,por 
ejemplo:  si  alguien  ingresa  a  una  sala  de  remate  y  levanta  la  mano  parasaludar,  y  se 
interpreta que está ofertando. 
El error en la transmisión se origina en una persona distinta del emisor que,encargada 
de  trasmitir  la  declaración  de  voluntad  del  sujeto  dueño  del  negociojurídico,  la  expresa 
desvirtuándola.  Ambos  errores,  tanto  en  la  declaración  como  en  la  transmisión, 
puedenreferirse  a  cualquiera  de  los  casos  de  error  esencial  y,  por  ende,  invalidar  elacto. 
(Rivera y Medina, 2014). 
Por último, es dable señalar que el error de hecho esencial y reconocible es elque justifica 
la nulidad del acto y por ende puede ser invocado por quien lo hasufrido a fin de que se deje 
sin efecto el acto celebrado, pues se ha viciado lavoluntad o, más precisamente, el elemento 
interno “intención”. 
Ahora bien, si la otra persona afectada por el acto acepta realizarlo en lamanera en que la 
entendió el otro, el error en la práctica desaparece y elnegocio deviene exactamente lo que la 
víctima  del  yerro  pensaba  celebrar  desde  un  principio.  Así  las  cosas,  desaparecido  el  error, 
desaparece la causa queda origen a la anulación y el consecuente derecho a reclamarla por 
parte dequien antes se veía afectado, todo ello de conformidad al art. 269 del códigoúnico. 
Por  otro  lado,  está  el  error  accidental,  que  es  el  que  recae  sobre  las  cualidadesno 
sustanciales de las cosas o sobre los motivos no determinantes del acto, porlo que no acarrea 
la nulidad. 
El artículo 268 del Código Civil y Comercial prevé “Error de cálculo. El error decálculo no da 
lugar  a  la  nulidad  del  acto,  sino  solamente  a  su  rectificación,excepto  que  sea  determinante 
del consentimiento”.Art. 268
El  error  de  cálculo  es  un  tipo  de  error  accidental  que  se  da  cuando,  en  el  acto,se 
establecen las bases para fijar el precio, pero se realiza mal el cálculo parafijarlo, se adicionan 
mal  las  cuotas  que  integran  el  saldo  del  precio,  etc.  En  lapráctica,  este  error  no  invalida  el 
negocio jurídico, pues del acto mismo sepuede llegar a la voluntad real y determinar que es 
un error. Esto es así siempreque no fuera determinante del consentimiento, pues en ese caso 
se convertiríaen error esencial y habilitaría a la nulidad del acto (Rivera y Medina, 2014). 

­ El dolo. 
La  palabra  dolo  tiene  en  derecho  distintas  acepciones:  a)  como  elementointencional  del 
acto ilícito, es la intención o propósito de causar un daño; b) enel ámbito obligacional, el dolo 
es la deliberada intención de no cumplirpudiendo hacerlo y c) como vicio de la voluntad, en 
tanto  interviene  en  laformación  del  acto  jurídico,  consiste  en  maniobras  engañosas 
empleadas  poruna  de  las  partes  para  inducir  a  la  otra  a  celebrar  un  determinado  acto 
jurídico. 

­ Dolo esencial e incidental. Efectos. 
El artículo 272 del Código prevé “Dolo esencial. El dolo es esencial y causa lanulidad del 
acto  si  es  grave,  es  determinante  de  la  voluntad,  causa  un  dañoimportante  y  no  ha  habido 
dolo por ambas partes” Art. 272
De tal modo, el dolo esencial es el que ha sido causa determinante, causaeficiente del 
consentimiento del engañado para la celebración del acto y puedeser invocado para anularlo. 
Para determinar si el dolo es esencial, habrá queverificar que se reúnan los cuatro requisitos 
que fija el precepto: 
Que sea grave: la gravedad del dolo alude a la entidad del engaño, astucia oardid. La 
conducta o maniobra empleada debe ser apta para inducir a engaño auna persona que pone 
la  diligencia  necesaria  en  los  asuntos,  calidad  que  ha  deser  evaluada  en  función  de  las 
circunstancias y condiciones personales delsujeto engañado. 
Debe ser determinante de la voluntad: ello es así cuando, de no habermediado el engaño, el 
sujeto  no  hubiere  celebrado  el  negocio  jurídico.  Ésta  es  laprincipal  diferencia  con  el  dolo 
incidental que seguidamente veremos. 
Debe probar un daño importante: el artículo no sólo requiere que la víctimahaya 
sufrido  un  daño,  sino  que  éste  haya  sido  de  relevancia,  con  cierta  significación  para  la 
persona  que  lo  sufre,  pero  no  sólo  de  significacióneconómica,  pues  puede  tratarse  de  un 
daño moral. (Tagle, 2002). 
Ausencia de dolo de ambas partes: quien obra con dolo no puede pretenderque se 
anule el acto alegando el cometido en su perjuicio por la otra parte. Elloasí, pues se trata de 
una  exigencia  negativa,  cuyo  fundamento  radica  en  la  reglade  que  nadie  puede  alegar  la 
propia torpeza.  Además, se trata de un debermoral que deben presidir las relaciones entre 
las  personas,  por  ello  “quien  juegasucio  no  tiene  derecho  a  exigir  juego  limpio”  (Rivera  y 
Medina, 2014, p. 626).  
Por su parte, el dolo incidental es aquel en el que le faltan uno o más requisitosque 
exige el art. 272 para que el dolo sea apto para actuar como vicio. El doloincidental no afecta 
la celebración del acto, sino sus condiciones. Es decir, laparte que lo sufre lo habría celebrado 
aun de no haber mediado el engaño,aunque en condiciones distintas; por ende, no es causa 
de  invalidez  del  acto,aunque  quien  lo  comete  debe  resarcir  los  daños  causados  de 
conformidad alart. 275 del Código Civil y Comercial.

Finalmente,  debemos  señalar  que  el  dolo  esencial  y  el  dolo  incidental  puedenser 
directo,  si  es  cometido  por  una  de  las  partes  del  acto  jurídico,  sudependiente  o 
representante;  o  indirecto,  si  proviene  de  la  conducta  de  untercero  ajeno  a  la  relación  de 
que se trata para beneficiar a alguna de las partes.Una y otra clase de dolo afectan la validez 
del acto (art. 274 del CCCN). 

­ La violencia. Noción.

La libertad como tercer requisito de la voluntad es aquélla que permiteautodeterminarse sin 
influencias  mayores  a  las  habituales.  Precisamente,  laviolencia  importaría  una  influencia 
superior a la tolerable: consiste en ejercercoerción sobre una persona para obligarla a realizar 
un acto.   
Nuestro Código emplea los términos “fuerza irresistible” e “intimidación” parareferirse a 
la  violencia  como  vicio  de  la  voluntad  que  excluye  la  libertad.  Así,  laviolencia  en  términos 
jurídicos es la coerción que por distintos medios seemplea sobre una persona para obligarla a 
ejecutar  un  acto  que  no  estabadispuesta  realizar.  La  violencia  se  presenta  en  dos  formas 
diferentes: la fuerzairresistible, que tiene lugar cuando se excluye la voluntad mediante el 
empleode  una  presión  física  irresistible  o  de  malos  tratamientos  corporales;  o  bien, 
laintimidación  o  amenazas  que  inspiran  en  la  víctima  el  temor  fundado  de  sufrirun  mal 
inminente y grave que suprime su libertad en el obrar. 
­ Clases. Efectos.
El artículo 276 del Código Civil y Comercial prevé:
Fuerza  e  intimidación.  La  fuerza  irresistible  y  las  amenazas  quegeneran  el 
temor  de  sufrir  un  mal  grave  e  inminente  que  no  sepueden  contrarrestar  o 
evitar en la persona o bienes de la parteo de un tercero, causan la nulidad del 
acto.  La  relevancia  de  lasamenazas  debe  ser  juzgada  teniendo  en  cuenta  la 
situación delamenazado y las demás circunstancias del caso. Art. 276
Así, de acuerdo al precepto mencionado, la violencia se puede ejercer a travésde dos 
modalidades: la fuerza irresistible y las amenazas o intimidación. 

La  fuerza  irresistible  es  la  coacción  física  o  material  que  suprime  la 
libertadconstriñendo  al  sujeto  a  obrar  en  determinado  sentido  o  a  dejar  de  hacerlo.  Setrata 
de una fuerza suficientemente grave como para impedir a la víctimarepelerla (Tagle, 2002). 

Esta  fuera  gravita  sobre  la  persona  de  quien  la  padece  a  modo  dereducirla  a 
mero instrumento pasivo de la voluntad y del designiode otro. Indiscutiblemente 
invalida el acto jurídico. Por unaparte, entenderemos que el acto no sólo no es 
voluntario,  sin  que  anti­voluntario  y  por  otra  parte,  que  en  este  caso  se 
configuraun  tipo  penal,  vale  decir  cuando  se  ha  ejercitado  violencia  sobreuna 
persona humana. (Buteler Cáceres, 2000, p. 259). 

Por  otro  lado,  tenemos  la  violencia  moral  o  intimidación,  que  consiste  eninspirar 
temor por medio de amenazas para infundir miedo, alterando el ánimoy la libertad de obrar 
para que el amenazado ceda en perjuicio de sus propiosintereses.
Estas  amenazas  deben  ser  graves,  es  decir,  deben  tener  aptitud  para  crear  eltemor 
racionalmente  fundado,  lo  que  se  valorará  de  acuerdo  a  la  situación  delamenazado  y  las 
demás circunstancias del caso (art. 276 del CCCN).
La  gravedad  se  valorará  teniendo  en  cuenta  los  bienes  jurídicos  –que  puedenser  de 
naturaleza  patrimonial  o  no;  la  vida,  la  salud,  la  honra,  la  reputación,  laintimidad,  etc.–  del 
propio  amenazado,  así  como  de  cualquier  otro  sujeto  entanto  y  en  cuanto  se  demuestren 
aptos para alterar la conducta del afectado. 
Asimismo,  el  mal  amenazado  ha  de  ser  inminente,  no  necesariamente  presenteo 
actual,  pero  sí  de  realización  en  un  lapso  más  o  menos  próximo,  de  modo  queno  pueda 
evitarse  a  tiempo  ni  reclamarse  el  auxilio  de  la  autoridad  pública  paraimpedir  la  amenaza  o 
defenderse de ella. 
Sin  embargo,  es  menester  atribuir  al  término  de  “inminente”  un  significado 
másamplio, pues, en ocasiones, el factor tiempo carece ciertamente de relevancia. 
La  amenaza  puede  recaer  sobre  cuestiones  que  el  amenazado  no  quiere 
revelar(deshonra por la revelación de hechos inmorales, intimidades indicativas dehechos de 
esa  naturaleza)  o  situaciones  en  que  las  características  de  lasamenazas  obstan  a  que  la 
persona  se  decida  a  recurrir  a  la  autoridad  pública  oadoptar  otro  tipo  de  medidas  para 
contrarrestarlas.  En  definitiva,  lo  relevanteno  es  siempre  la  temporalidad  próxima,  sino  la 
convicción de la dificultad oimposibilidad para contrarrestarlas o evitarlas. 
Aunque la ley no lo diga expresamente, la violencia, en cualquiera de susmodalidades, 
debe haber sido la causa determinante de la ejecución del acto,pues, si el sujeto, por otros 
motivos, igualmente lo habría celebrado, no puedeconsiderare que el vicio de violencia haya 
excluido la voluntariedad.
Tanto la fuerza irresistible como las amenazas pueden provenir de una de laspartes del 
acto  o  de  un  tercero  (art.  277  del  CCCN)  y  el  autor  debe  reparar  losdaños  (art.  278  del 
CCCN).
A  diferencia  de  lo  que  ocurre  con  el  dolo,  la  existencia  de  dañosno  es  un 
requisito para que se configure el vicio de violencia. Sinembargo, en la práctica 
al  ser  un  ataque  a  la  integridad  de  lapersona,  la  violencia  siempre  apareja  un 
daño al menos denaturaleza moral. 
Quien  deberá  resarcir  será  la  parte  del  acto  o  el  tercero  autor  dela  violencia; 
ahora bien, si proviene de un tercero, pero ésta eraconocida por la otra parte, 
se  le  atribuye  la  condición  decómplice  y  responde  solidariamente,  aun  cuando 
hubieratomado conocimiento a posteriori y guardara silencio al respecto(Rivera 
y Medina, 2014, p. 638).   

SUB­EJE TEMATICO 6: LOS ACTOS JURÍDICOS 
­ Definición. Elementos esenciales y accidentales.

El  artículo  259  del  Código  Civil  y  Comercial  define  al  acto  jurídico  en  los  siguientes 
términos:  “El  acto  jurídico  es  el  acto  voluntario  lícito  que  tiene  por  fin  inmediato  la 
adquisición, modificación o extinción de relaciones o situaciones jurídicas”. Art. 259
Así,  dentro  de  las  clasificaciones  y  sub­clasificaciones  en  las  que  se  funda  el  Código,  tal 
como hemos señalado en el Módulo 3, el acto jurídico se presenta como un hecho humano 
–acto–voluntario  y  lícito  que  tiene  además  la  particularidad  de  tener  por  fin  inmediato  la 
adquisición, modificación o extinción de relaciones o situaciones jurídicas. 
De tal definición se advierten los caracteres que presenta el acto jurídico: 
1)  Es  un  acto  voluntario:  el  acto  jurídico  es  en  esencia  un  acto  voluntario,  es  decir 
ejecutado  con  discernimiento,  intención  y  libertad.Esta  voluntad  interna  debe  traducirse 
en una acción material que la dé aconocer. 
2)  Acto  lícito:  el  acto  jurídico  debe  ser  conforme  a  los  preceptos  del  derecho,  pues  no 
podría  concebirse  que  el  ordenamiento  tutelara  actos  contrarios  al  ordenamiento 
mismo.De  modo  que,cuando  aparece  en  sus  elementos  lo  contrario  a  la  ley,  al  orden 
público  o  a  las  buenas  costumbres,  la  ilicitud  se  comunica  a  todo  el  acto  que,  en 
consecuencia, es inválido. 
3)  El  fin  jurídico  inmediato:  el  fin  jurídico  es  la  realización  de  un  interés  que  la  ley 
considera digno de tutela, característica sobresaliente del acto jurídico porque en ella se 
manifiesta el aspecto funcional del negocio jurídico como instrumento destinado a cumplir 
una  función  económico­social.  Este  aspecto  funcionales  elque  permite  distinguir  el  acto 
jurídico  de  otros  actos  que,  siendo  voluntarios  y  lícitos,  no  son  actos  jurídicos,  ya  que 
lavoluntadnoestá  encaminada  a  establecer  relaciones  jurídicas,  o  no  tiene  por  objeto 
inmediato la producción de efectos jurídicos (Tagle, 2002).

­ Elementos esenciales y accidentales.
En relación al sujeto: voluntad, capacidad, parte otorgante y representante 
En la estructura del acto jurídico se distingue el contenido que lo integra, conformado 
por  las  reglas  establecidas  por  los  sujetos  en  ejercicio  de  la  autonomía  privada,  de  los 
elementos que concurren a formarlo. Estos últimosson los elementos esenciales que,por ser 
tales, constituyen el negocio jurídico. Ellos son: los sujetos, el objeto, la causa y la forma. 
Diferentes personas o sujetos pueden intervenir en el otorgamiento de un acto jurídico, por lo 
que corresponde distinguir entre partes, otorgantesy representantes. 
Las partes:son las personas o sujetos que,con la declaración de voluntad,ejercen una 
prerrogativa  jurídica  que  les  es  propia,  por  repercutir  directamente  en  su  esfera  de  interés 
patrimonial o extrapatrimonial. Es decir, son los sujetos a quienes se imputan las relaciones 
jurídicas  que  el  acto  tiene  por  fin  establecer,  aquellos  cuyos  derechos  se  crean,  modifican, 
transfieren, extinguen, etc. 
Los  otorgantes:  son  quienes  intervienen  en  la  celebración  de  un  acto  emitiendo  la 
declaración de voluntad que conforma su contenido. Generalmente, quien otorga el acto es la 
parte,  pero  en  muchas  ocasiones  ocurre  que  quien  otorga  el  acto  no  es  la  parte,  sino  otro 
sujeto que obra en su representación. 
Los  representantes:son  quienes,envirtud  de  una  autorización  legal  o 
convencional,emitenuna declaración de voluntad en nombre, por cuenta y en interés de otra, 
denominada  representado.  Según  la  naturaleza  de  la  autorización  para  obrar  en  nombre  de 
otro, los representantes son legales o voluntarios.
Ahora  bien,  la  validez  del  acto  jurídico  en  relación  a  los  sujetos  depende  de  dos 
requisitos: a) la capacidad; b) la voluntariedad. 

La  exigencia  de  la  capacidadsupone  la  aptitud  para  ejercer  por  sí  mismos  actos 
jurídicos  válidos–capacidad  de  ejercicio–por  lo  que,tratándose  de  una  persona  menor  de 
edad, el acto será válido cuando se trate de aquél que la ley autoriza otorgar (por ejemplo,el 
supuesto de que el adolescente puede decidir por sí respecto de aquellos tratamientos que no 
resulten  invasivos  ni  comprometan  su  salud  o  provoquen  un  riesgo  grave  en  su  vida  o 
integridad física). 
En cuanto a la voluntariedad,supone que el sujeto haya obrado con discernimiento, 
intención  y  libertad,  debiendo  concurrir  los  tres  elementos  integrantes  de  latrinidad  que 
condiciona la voluntariedad de los actos.
­ Elementos accidentales 
Las modalidades. Enumeración
Se  denominan  modalidades  o  elementos  accidentales  del  acto  jurídico  aquellas 
disposiciones  accesorias  introducidas  por  las  partes,  que  modifican  los  efectos  normales  del 
tipo  legal,  subordinando  a  un  acontecimiento  futuro  la  adquisición  de  un  derecho  o  la 
resolución de un derecho ya adquirido, postergando su exigibilidad, o imponiendo un deber 
jurídico excepcional y accesorio al adquirente de un derecho. 
Las  modalidades  que  las  partes,  de  conformidad  a  la  autonomía  de  la  voluntad, 
pueden introducir a los actos jurídicos son: a) condición; b) plazo; c) cargo.

a) Condición
El artículo 343 del CCCN establece:
Alcance y especies. Se denomina condición a la cláusula de los actos jurídicos, por la 
cual las partes subordinan su plena eficacia o resolución a un hecho futuro e incierto. 
Las  disposiciones  de  este  capítulo  son  aplicables,  en  cuanto  fueran  compatibles,a  la 
cláusula  por  la  cual  las  partes  sujetan  la  adquisición  o  extinción  de  un  derecho  a 
hechos presentes o pasados ignorados.

b) Plazo
El  plazo  es  “la  fijación  en  el  tiempo  del  momento  a  partir  del  cual  el  acto  jurídico 
comenzará  a  producir  efectos,  o  dejará  de  producirlos”(Bustamante  Alsina,2005,  p. 
228). El plazo es la modalidad de los actos jurídicos por la cual las partes subordinan,a 
un acontecimientoque esfuturo pero que fatalmentese ha de producir, la exigibilidad o 
la aniquilación de los derechos. El hecho previsto como plazo debe reunir los siguientes 
caracteres:a)ha de ser un hecho futuro, b)ha de ser un hecho fatal. 

En este sentido, tanto el plazo como la condición refieren a un hecho futuro, aunque,a 
diferencia de la condición,en laque el suceso es contingente (es decir que no se sabe si se va 
a producir), en el plazo, el acontecimiento debe fatalmente ocurrir.
c) Cargo.
El artículo 354 dispone:
Cargo.  Especies.  Presunción.  El  cargo  es  una  obligación  accesoria  impuesta  al 
adquirente  de  un  derecho.  No  impide  los  efectos  del  acto,  excepto  que  su 
cumplimiento se haya previsto como condición suspensiva, ni los resuelve, excepto que 
su  cumplimiento  se  haya  estipulado  como  condición  resolutoria.  En  caso  de  duda  se 
entiende que tal condición no existe.8

­ Instrumentos
­ Vicios de los actos jurídicos. 
Definicióny fundamento
La buena fe es un principio general del derecho (art. 9 del CCCN) que veda el ejercicio 
abusivo de los derechos y sustenta nuestro ordenamiento jurídico positivo. Como derivación 
de este principio, se impone a los sujetos el deber de actuar de manera leal, recta, honesta, 
con una actitud de cooperación y generaciónde confianza en las propias declaraciones. 
La buena fe es un requisito indispensable para la validez del acto jurídico y,por ende, 
cuando falta (como ocurre en los casos de la simulación, del fraude, de la lesión)concurre un 
vicio que lo invalida.
De  este  modo,  los  vicios  de  los  actos  jurídicos  son  defectos,  imperfecciones  o 
anomalías susceptibles de provocar la ineficacia del negocio, por atentar contra la licitud, la 
buena fe o perjudicar los intereses de terceros. 
Son vicios propios de los actos jurídicos la lesión, la simulación y el fraude.

­ La lesión. Concepto. 

El Libro Primero, Título IV del CCCN, Capítulo 6,da tratamiento a los denominados vicios 
de  los  actos  jurídicos:  lesión,  simulación  y  fraude.  Así,  la  Sección  1ªdesarrolla  la  llamada 
“lesión subjetiva­objetiva”.
El artículo 332 dispone: 
Lesión. Puede demandarse la nulidad o la modificación de los actos jurídicos cuando 
una de las partes explotando la necesidad, debilidad síquica o inexperiencia de la otra, 
obtuviera por medio de ellos una ventaja patrimonial evidentemente desproporcionada 
y sinjustificación. Se presume, excepto prueba en contrario, que existe tal explotación 
en caso de notable desproporción de las prestaciones. 
Los cálculos deben hacerse según valores al tiempo del acto y la desproporción debe 
subsistir en el momento de la demanda. 
El  afectado  tiene  opción  para  demandar  la  nulidad  o  un  reajuste  equitativo  del 
convenio, pero la primera de estas acciones se debe transformar en acción de reajuste 
si éste es ofrecido por el demandado al contestar la demanda. 
Sólo el lesionado o sus herederos pueden ejercer la acción.

El vicio de lesión queda configuradocuando una de las partes, explotando la necesidad, 
debilidad  síquica  o  inexperiencia  de  la  otra,  obtuviere  por  medio  de  un  acto  jurídico  una 
ventaja patrimonial evidentemente desproporcionada y sin justificación. 
El  fundamento  de  la  norma  está  dado,por  un  lado,por  la  existencia  de  la  voluntad 
viciada en el sujeto pasivo;por el otro, por el principio de buena fe que debe primar en todo 
convenio.Es  decirquedebe  haber  equidad  entre  las  prestaciones  recíprocas,  por  lo  que  la 
ventaja de un contratante sobre el otro,en razón de la explotación de la situación jurídica de 
inferioridad  del  primero  sobre  el  segundo,  constituye  una  conducta  reprochable  por  el 
derecho.

­ Presupuestos de procedencia.
Para  que  se  configure  la  figura  de  la  “lesión  subjetiva­objetiva”,  es  necesario  que 
concurran: a) la grave desproporción en las prestaciones que debe existir al momento de la 
celebración  del  negocio  jurídico  –elemento  objetivo–y  b)  el  elemento  subjetivo,  que  es  la 
explotación  por  parte  del  beneficiario  dela  “necesidad”,  “debilidad  síquica”  o  “inexperiencia” 
del lesionado.

El elemento objetivo
En  relación  al  primer  presupuesto,  es  decir  “la  ventaja  patrimonial  evidentemente 
desproporcionada y sin justificación”, éste debe ser concomitante a la celebración del negocio 
y  la  desarmonía  entre  las  prestaciones  debe  ser  “notable”,  “evidente”  a  la  época  en  que  el 
negocio  tuvo  nacimiento  y  no  surgir  con  posterioridad  por  acontecimientos  ajenos  a  la 
voluntad de las partes y que no eran previsibles al tiempo de celebrarse el acto, puesen tal 
caso,se podrá revisar el negocio por aplicación de la cláusula rebus sic statibus(López Mesa, 
2008). 
Además, se exigeque esa ventaja excesiva se obtenga sin justificación, lo que implica 
efectuar una indagación acerca de la causa fin del negocio, pues,si quien celebró el negocio 
pretendió efectuar una liberalidad, dicho acto jurídico escapará a la teoría de la lesión. 
Por  último,  “la  desproporción  debe  subsistir  en  el  momento  de  la  demanda”,  lo  que 
resulta  lógico  en  razón  del  axioma  “el  interés  es  la  medida  de  la  acción”;por  ende,  si,al 
momento  de  entablarse  la  acción,  las  prestaciones  por  diversas  circunstancias  se  tornaron 
equivalentes, desaparece el interés jurídicamente protegido para promoverla.

El elemento subjetivo
Por otro lado, en lo atinente al elemento subjetivo, deben coexistir dos presupuestos 
que incluso aparecen en sujetos distintos: la necesidad, debilidad síquica o inexperiencia en el 
lesionado,  y  el  aprovechamiento  de  esa  situación  de  inferioridad  por  parte  del  lesionante  o 
sujeto activo. 
a)  Necesidad:  esta  noción  se  asocia  a  la  de  escasez  o  privación  y  comprende  un 
estado carencial que puede ser material y también espiritual. Es decir, significa falta de 
las  cosas  que  son  menester  para  la  conservación  de  la  vida,  lo  quetraduce  una 
situación  de  angustia  y  agobio  derivada  de  la  falta  de  medios  elementales  para 
subsistir,  de  lo  imprescindible  o  necesario,  teniendo  en  cuenta  las  circunstancias 
propias de cada persona. 
b)  Debilidad  síquica:  se  trata  de  trastornos  síquicos  de  conducta  que,por  razones 
ajenas a la voluntad de quien los padece, lo colocan en una situación de inferioridad. 
Esta  cuestión  deberá  ser  ponderada  en  cada  caso,  teniendo  en  cuenta  las  concretas 
aptitudes del sujeto.
c) Inexperiencia: importa la falta de conocimientos que tiene el sujeto respecto del 
acto  en  el  momento  de  su  celebración.  El  término  resulta  de  difícil  delimitación, 
porcuanto la inexperiencia debe referirse concretamente al acto de que se trate y del 
que se sigue el perjuicio por las prestaciones inequivalentes. 

Y  el  otro  recaudo  que  hace  al  elemento  subjetivo  es  el  aprovechamiento  o 
explotación por parte del lesiónante, que constituye un acto de mala fe de parte de él, que 
presupone  la  intención  de  obtener  una  ventaja  desproporcionada,  ya  que  el  estado  de 
inferioridad no basta por sí solo para nulificar o modificar el acto jurídico.

­ Acciones del lesionado. Efectos.
El vicio de lesión subjetiva origina en cabeza del lesionado o sus herederos dos acciones. 
Ninguna otra persona puede ejercer esta acción;ello resultaasídel art. 332 del Código Civil y 
Comercial.  Es  decir  que  los  sucesores  singulares  no  pueden  accionar  por  acto  entre 
vivos,porque laacción es de carácter personalísima. La intransmisibilidad se funda en que la 
parte lesionada es la única que puede saber si se dan las circunstancias subjetivas necesarias 
para la configuración del vicio de lesión. 
Así, los legitimados activos tendrán la posibilidad de entablar,tanto por vía de acción como 
de excepción,la nulidad  (“nulidad relativa”en los términos de losarts. 386 y 388 del Código 
Civil y Comercial,que más adelante veremos)como la modificación del acto lesivo, es decir, un 
reajuste equitativo del convenio. Si el lesionado opta por esta segunda opción, el litigio queda 
“trabado” en ese aspecto y el demandado no puede reconvenir por nulidad. 
Ahora bien, en el caso deque el lesionante demande por nulidad, el demandado puede,al 
contestar  la  demanda,  modificar  dicho  reclamo  en  acción  de  reajuste,  si  ofrece  suprimir  la 
desproporción de las prestaciones.

­ La simulación. Concepto. Elementos. Clases. 
El  vicio  de  simulación,  se  encuentra  definido  en  el  art.  333  del  Código  Civil  y  Comercial, 
que dispone:
Caracterización. La simulación tiene lugar cuando se encubre el carácter jurídico de 
un  acto  bajo  la  apariencia  de  otro,  o  cuando  el  acto  contiene  cláusulas  que  no  son 
sinceras, o fechas que no son verdaderas, o cuando por él se constituyen o transmiten 
derechos  o  personas  interpuestas,  que  no  son  aquellas  para  quienes  en  realidad  se 
constituyen o transmiten. Art. 333
Así,  se  define  la  simulación  como  el  acto  que,por  acuerdo  de  partes,se  celebra 
exteriorizando una declaración recepticia no verdadera para engañar a terceros, sea que ésta 
carezca de todo contenido,o bien, que esconda uno verdadero diferente al declarado. (López 
Mesa, 2008).
Es  decir,  hay  simulación  cuando  los  contratantes  crean,con  su  declaración,  sólo  la 
apariencia  exterior  de  un  contrato  del  que  no  quieren  los  efectos,  o  cuando  crean  la 
apariencia exterior de un contrato diverso del querido por ellos. 

Elementos del negocio simulado
Los  elementos  del  negocio  simulado  son:  a)la  declaración  deliberadamente 
disconforme  con  la  verdadera  intención  de  las  partes;  b)el  acuerdo  de  partes  sobre  la  falsa 
declaración y c)el propósito de engañar a terceros. 
a)El  primer  recaudo  supone  que  la  disconformidad  entre  la  voluntad  interna  y  la 
declarada por las partes es intencional, no es producto del error, sino que es querida y 
conocida  por  ambas  partes.  En  otras  palabras,  en  el  acuerdo  simulatorio,la  voluntad 
interna  y  declarada  coinciden;las  partes,de  común  acuerdo,producen  la  apariencia 
externa de un negocio jurídico ficticio para engañar a terceros, sin pretenderdar lugar 
al efecto jurídico de dicho negocio.
b)El segundo presupuesto supone la conformidad de todos los otorgantes del acto en 
el  negocio  simulado  sobre  la  disconformidad  entre  lo  querido  y  lo  declarado,y  se 
caracteriza por el querer común de no atribuir al acto aparente efectos vinculatorios. 
c)Por  último,  la  acción  de  simulación  requiere  el  propósito  de  engañar,  que  no 
necesariamente  implica  ocasionar  un  perjuicio  jurídico  a  terceros  (porque  su  causa 
puede  ser  inocua,  en  cuyo  caso  estaremos  en  presencia  de  una  simulación  lícita)o 
bien,puede sí implicarlo, es decirpuede existir el fin de defraudar a terceros –quienes 
desconocen que el acto es falso–o el de ocultar una violencia legal. 

Por último, debe señalarse que la enumeración de los supuestos de negocio simulado 
que realiza elartículo 333 del CCCNes meramente ejemplificativa

­ Clases de simulación.
Por un lado, tenemos la simulación absoluta y relativa.
La simulación absolutatiene lugar cuando se celebra un acto jurídico que nada tiene de 
real;el  acto  es  completamente  ficticio,  irreal.  Es  decir,  las  partes  no  quieren  en  realidad 
celebrar ningún negocio jurídico, sino que quieren modificar la apariencia de una disminución 
del activo o un amento ficticio del pasivo de una de las partes, en perjuicio de los acreedores; 
aunque a veces puede ser una simulación lícita. 
En la simulación relativa,las partes encubren la verdadera naturaleza del acto, es decir, 
se  disimula  lo  que  verdaderamente  es.  Esta  simulación  puede  versar  sobre:la  naturaleza, 
cuando  “se  encubre  el  carácter  jurídico  de  un  acto  bajo  la  apariencia  de  otro”Art.  333,  por 
ejemplo:una  donación  bajo  el  ropaje  jurídico  de  una  compraventa;  sobre  “cláusulas  que  no 
son  sinceras”Art.  333,  por  ejemplo:se  expresa  un  precio  que  no  es  el  real;o  bien,sobre 
“fechas que no son verdaderas” Art. 333.
Por otro lado, la simulación se clasifica en lícita e ilícita, que tendrá que ver con la causa 
determinante que dio origen al acto. 
Tal  como  hemos  explicado,  la  simulación  importa  necesariamente  un  acuerdo  entre 
quienes  celebran  el  negocio  jurídico,  consistente  en  el  concierto  para  producir  una 
declaración  de  voluntad  diferente  de  la  voluntad  real,  y  ello  obedece  a  una  razón 
determinante que se conoce como causa simulandi.
La  causa  simulandi  es  el  interés  que  induce  a  las  partes  a  dar  apariencia  a  un  negocio 
jurídico que no existe, o a presentarlo en forma distinta de lo que verdaderamente es. Esta 
razón  que  tuvieron  para  celebrar  el  negocio  aparente  puede  ser  perfectamente  inocente  o 
bien  perjudicial  a  terceros,  lo  que  reviste  fundamental  importancia  para  distinguir  la 
simulación lícita de la ilícita.
La  simulación  ilícita  se  verifica  cuando  el  negocio  jurídico  tiene  como  fin  perjudicar  a 
terceros  o  quebrantar  el  ordenamiento  jurídico,  hipótesis,ésta  última,en  que  se  habla  de 
“fraude a la ley”. Este tipo de simulación causa la nulidad –relativa–del acto ostensible.
Por su parte, la simulación es lícitacuando el negocio simulado no es ilícito ni perjudica a 
un tercero.

­ Acción entre partes y por terceros. Efectos. 
El artículo 335 del Código Civil y Comercial regula esta cuestión. Así prevé:
Acción entre las partes. Contradocumento. Los que otorgan un acto simulado ilícito 
o que perjudica a terceros no pueden ejercer acción alguna el uno contra el otro sobre 
la  simulación,  excepto  que  las  partes  no  puedan  obtener  beneficio  alguno  de  las 
resultas del ejercicio de la acción de simulación. 
La  simulación  alegada  por  las  partes  debe  probarse  mediante  el  respectivo 
contradocumento.  Puede  prescindirse  de  él,  cuando  la  parte  justifica  las  razones  por 
las  cuales  no  existe  o  no  puede  ser  presentado  y  median  circunstancias  que  hacen 
inequívoca la simulación. Art. 335

El principio generales que los simuladores del negocio jurídico carecen de toda acción 
entre ellos.
Ello  es  así,  toda  vez  que  las  partes  se  pusieron  de  acuerdo  en  eludir  una  prohibición 
legal o perjudicar a terceros, por lo que pierden, en principio,el derecho de impugnar el acto 
por el vicio de simulación.
Ahora  bien,  sí  se  podrá  entablar  acción  de  simulación  cuando  el  simulador  se  haya 
arrepentido de su acto y quiera recuperar el bien para entregarlo a sus acreedores. En este 
supuesto,quien acciona pidiendo la declaración de invalidez del acto simulado lo hace no ya 
para consumar el perjuicio a los terceros o el fraude a la ley, sino porque,arrepentido,quiere 
recuperar  los  bienes  aparentemente  enajenados  para  afrontar  con  ellos  el  pago  de  sus 
obligaciones.  En  este  supuesto,  la  acción  es  admisible  siempre  que  se  tenga  un  propósito 
sincero y no interesado de volver las cosas al estado anterior.

El contradocumento
El contradocumento es la prueba por excelencia entre las partes de la simulación.
Éste  consiste  en  la  prueba  inequívoca  de  los  hechos,  ya  que  es  la  constancia  escrita 
–ya  sea  mediante  instrumento  público  o  privado–en  el  cual  las  partes  manifiestan  el 
verdadero carácter del acto que ellas han celebrado, por lo que deviene innecesario el aporte 
de indicios y presunciones que corroboren la realidad a que se refiere.

­ Acción interpuesta por terceros. Prueba
El  artículo  336  del  código  único  establece  “Acción  de  terceros.  Los  terceros  cuyos 
derechos  o  intereses  legítimos  son  afectados  por  el  acto  simulado  pueden  demandar  su 
nulidad. Pueden acreditar la simulación por cualquier medio de prueba.”
Así, los terceros titulares de un derecho subjetivo o de un interés legítimo amenazado por 
un negocio simulado pueden deducir acción de simulación, debiendo demostrar la existencia 
de daño sufrido como consecuencia dela incertidumbre que el estado de cosas provoca en el 
demandante. Se exige la existencia de daño –actual o potencial–aunque se trate de derechos 
litigiosos o dudosos.
De  este  modo,  el  tercero  que  ejerza  la  acción  debe  demandar  a  ambas  partes  del  acto 
simulado;si  la  simulación  fuese  por  interpósita  persona,  también  al  prestanombre, 
conformándose un litisconsorcio pasivo con todos ellos. 
Hemos señalado anteriormente que la prueba por excelencia en la acción de simulación es 
el  contradocumento.  No  obstante,  en  esta  hipótesis  carece  de  toda  lógica  la  exigencia  de 
éstedebido a su carácter reservado y a la imposibilidad de su obtención,por lo que el tercero 
que  entable  la  acción  podrá  acreditar  la  apariencia  del  negocio  jurídico  mediante  cualquier 
medio de prueba, incluso testigos, indicios y presunciones.  

El fraude. Noción. 
La noción de fraude implica una inmediata referencia al engaño, al acto contrario a la 
verdadyal  recto  proceder.  El  fraude  supone  una  conducta  tendiente  a  eludir  los  efectos  de 
una norma imperativa o de origen convencional, utilizando otra vía negocial no reprobada por 
ley.  El  fraude  se  configura  mediante  actos  reales,  serios  y  no  aparentes,  no  simulados.  No 
diverge la voluntad de la realidad declarada, sino que esta realidad amparada en una norma 
legal  eludelas  disposiciones  de  otra  o  perjudica  a  un  tercero.  Este  fraude  no  es  otro  que  el 
fraude a la ley y que está contemplado en el art. 12 del Código Civil y Comercial.
El fraude a los acreedores
El  concepto  de  fraude  a  los  acreedores  hace  referencia  a  los  actos  otorgados  por  el 
deudor, que tienen como nota común una afectación de su patrimonio de tal magnitud que 
provoca o agrava su insolvencia, impidiendo así la satisfacción de los créditos concedidos con 
anterioridad a aquéllos y con evidente perjuicio para los mismos. Es decir que el fraude a los 
acreedores  es  la  provocación  o  agravación  de  la  insolvencia  del  deudor  mediante  actos  u 
omisiones del deudor en perjuicio de sus acreedores, sustrayendo bienes de su patrimonio. 
Esta caracterización permite señalar tres notas que se hallan presentes en la noción de 
fraude  a  los  acreedores:  a)otorgamiento  por  el  deudor  de  actos  o  negocios  jurídicos; 
b)provocación  o  agravación  de  la  insolvencia  del  deudor  y  c)sustracción  de  bienes  del 
patrimonio del deudor en perjuicio de los derechos de los acreedores.

­ La acción de inoponibilidad. Requisitos de procedencia. Efectos. 

En primer lugar, cabe señalar que el efecto de la acción de fraude no es la nulidad, sino la 
inoponibilidad.  Este  efecto  implica  que  el  acto  otorgado  por  el  deudor  en  fraude  a  los 
acreedores esválido entre éste y el tercero con quien celebró el acto y sólo queda privado de 
eficacia  frente  al  acreedor  que  acciona,  es  decirqueno  puede  hacerse  valer  contra  él  en  la 
medida necesaria para la satisfacción de su crédito. 
Seguidamente  veremos  cuándo  procede  esta  acción,  es  decircontra  qué  tipo  de  actos, 
cuáles  son  los  requisitos  de  procedencia  y  quiénes  pueden  solicitar  la  declaración  de 
inoponibilidad

­ Requisitos de procedencia
El  artículo  339  del  código  unificado  establece  las  condiciones  generales  para  la  procedencia 
de la acción de inoponibilidad. Dispone:
Requisitos.  Son  requisitos  de  procedencia  de  la  acción  de  declaración  de 
inoponibilidad: 
a) que el crédito sea de causa anterior al acto impugnado, excepto que el deudor haya 
actuado con el propósito de defraudar a futuros acreedores; 
b) que el acto haya causado o agravado la insolvencia del deudor; 
c) que quien contrató con el deudor a título oneroso haya conocido o debido conocer 
que el acto provocaba o agravaba la insolvencia.

Tenemos, entonces, tres condiciones de procedencia de la acción de inoponibilidad.
a. El crédito por el que se acciona debe ser anterior al acto.
El primer presupuesto es que el crédito de quien acciona sea de causa anterior al acto 
impugnado,  excepto  que  el  deudor  haya  actuado  con  el  propósito  de  defraudar  a  futuros 
acreedores. 
La  razón  de  ser  de  este  primer  recaudo  es  que  los  acreedores  de  fecha  posterior  al 
acto del deudor no podrían invocar fraude en su perjuicio, pues,cuando llegaron a constituirse 
en  acreedores,  sea  por  contrato,  sea  por  disposición  de  la  ley,  los  bienes  habían  salido  del 
patrimonio del deudor y,por ende, no conformaban parte de su garantía patrimonial. 
Ahora  bien,  la  norma  establece  una  excepción,  y  es  en  el  caso  de  que  el  acto 
impugnado,  aunque  posterior  al  origen  del  crédito,  haya  sido  realizado  en  previsión  de  la 
obligación  que  nacería  más  tarde.  Es  decir  que,si  el  deudor  hubiere  realizado  el  negocio 
teniendo  en  miras  perjudicar  a  futuros  acreedores,  estos  podrán  incoar  la  acción  de 
inoponibilidad. Ello así, en razón de castigar la conducta dolosa del deudor. 

b. Relación de causalidad entre la insolvencia y el acto del deudor.
El segundo requisito supone que entre el acto que se ataca y la insolvencia del deudor 
haya una relación de causalidad. Este recaudo se explica porque lo que caracteriza al negocio 
fraudulento es el perjuicio que acarrea para el patrimonio del deudor el generar o agravar su 
insolvencia,  toda  vez  que  se  verá  imposibilitado  de  responder  a  todas  su  obligaciones 
contraídas y,por ende, el daño que causa al acreedor es no satisfacer su acreencia. 
En  otras  palabras,  la  procedencia  de  la  acción  requiere  la  existencia  de  un  perjuicio 
causado  al  acreedor,  el  que  proviene  de  la  insatisfacción  actual  o  futura  de  los  créditos 
vigentes  producto  de  un  estado  de  impotencia  patrimonial,  provocado  o  agravado 
precisamente por los negocios inoponibles 

c. Mala fe del tercero contratante.
El último de los presupuestos exige que el tercero que contrató con el deudor a título 
oneroso  haya  obrado  de  mala  fe,  es  decir,haya  conocido  o  debido  conocer  que  dicho  acto 
provocaba o agravaba su insolvencia. 
Distinto  será  el  supuesto  del  tercero  que  contrató  a  título  gratuito,  en  cuyo  caso  no 
interesa la buena o mala fe del adquirente, pues se prefiere el interés de los acreedores por 
sobre eldeladquirente y,por ende, sólo habrá que acreditar queel acto fue a título gratuito.

­ Ineficacia de los actos jurídicos. Concepto. Categorías de ineficacia. Efectos.
La validez del negocio jurídico no se confundecon su eficacia, aunque la eficacia del acto 
jurídico  presupone  su  validez.  El  acto  jurídico  es  válido  cuando  está  perfectamente 
conformado,cuando no presenta vicios o defectos congénitos que afectan su estructura. Sin 
embargo, un acto jurídico válido puede ser ineficaz o devenir ineficaz.
Cuando hablamos de “ineficacia”hacemos referencia a la privación o disminución de los 
efectos  propios  de  un  determinado  negocio  jurídico,  que  las  partes  tuvieron  en  cuenta  al 
momento de su celebración.
Ahora bien, la ineficacia puede ser considerada estructuralo funcional. En el primero de 
los  supuestos,  la  privación  de  los  efectos  propios  de  un  negocio  jurídico  se  produce  por 
defectos  en  su  estructura  y  existentes  desde  el  momento  mismo  de  celebrarse  el  acto, 
primando la idea de nulidad; en cambio la ineficacia es funcionalcuando el negocio deja de 
ser apto para satisfacer los fines o interés prácticos que los sujetos se propusieron alcanzar 
en  virtud  de  una  causa  extrínseca  a  la  estructura  del  negocio  y  sobrevinientes  a  su 
constitución.
De esta manera, se advierte que cuando nos referimos a la ineficacia de los actos jurídicos 
hacemos  referencia  a  un  concepto  con  significado  amplio,  que  comprende  a  todos  aquellos 
supuestos  en  los  cuales  el  negocio  jurídico  carece  de  fuerza  o  eficacia  para  producir  los 
efectos normales, propios, que las partes tuvieron en cuenta al tiempo de su celebración, ya 
sea por un vicio existente al momento de la celebración del acto, referido a la estructura del 
acto  jurídico  (ineficacia  estructural)  o  por  circunstancias  extrínsecas  aparecidas  con 
posterioridad a su celebración (ineficacia funcional).
Así las cosas, la ineficacia como noción genérica, comprende por un lado la invalidez de 
los  actos  jurídicos,  es  decir  la  nulidado  ineficacia  estructuraly  también  la  de  inoponibilidado 
ineficacia  funcional,  que  es  la  que  priva  al  acto  de  efectos  sólo  respecto  de  determinadas 
personas.
EJE TEMÁTICO DERECHO PRIVADO III
SUB­EJE TEMATICO 1: CONTRATOS. CONCEPTO, CLASIFICACIÓN Y FORMACIÓN
­ Contrato. Concepto. Naturaleza jurídica. Ubicación metodológica. 

Nuestro  Código  regula  el  contrato  en  el  Libro  III  (“Derechos  personales”),  Título  II 
(“Contratos  en  general”).  Además,  establece  otros  dos  títulos:  Título  III  (“Contratos  de 
consumos”) y Título IV (“Contratos en particular”).

­ El concepto de contrato y la definición en el Código Civil y Comercial
El  Contrato  es  una  especie  de  acto  jurídico  y  regla  exclusivamente  de  un  modo 
inmediato  o  directo  las  relaciones  jurídicas  patrimoniales  que  son  propias  del  derecho 
creditorio.  El  Código  Civil  y  Comercial  (de  ahora  en  más,  nos  referiremos  a  él  como  el 
“Código”)  define  al  contrato  como:  “el  acto  jurídico  mediante  el  cual  dos  o  más  partes 
manifiestan su consentimiento para crear, regular, modificar, transferir o extinguir relaciones 
jurídicas  patrimoniales”.  Art.  957  Supone,  entonces,  que  debe  haber,  por  lo  menos,  dos 
centros de intereses, un acuerdo sobre una declaración de voluntad común (y no una mera 
coincidencia de voluntad), que se exteriorice a través de la manifestación del consentimiento.
El  contrato  sirve  a  los  contratantes  para  la  obtención  de  las  más  variadas  finalidades 
prácticas, y tiene una doble función: la individual y social.

­ Naturaleza jurídica.
Para abordar esta cuestión, podrá recurrir al comentario al art. 957 de Rivera, J. (2015). 
Libro  III:  Derechos  personales,  Título  II:  Contratos  en  general,  Capítulo  1:  Disposiciones 
generales. En J. Rivera, y G. Medina (dir.), Código Civil y Comercial de la Nación comentado, 
Tomo III (pp. 399­421). Buenos Aires: La Ley.

Convención, contrato y pacto 
Si  bien  en  el  derecho  romano  fueron  conocidas  las  figuras  de  convención,  pacto  y 
contrato, los primeros eran conceptos equivalentes. Y, en la actualidad, la doctrina moderna 
los distingue del siguiente modo: la convención es el género aplicable a toda clase de acto o 
negocio jurídico bilateral, el contrato en nuestro derecho actúa en el campo de las relaciones 
jurídicas creditorias u obligacionales, y el pacto alude a cláusulas accesorias que modifican los 
efectos naturales del contrato.

Requisitos de existencia y requisitos de validez 
Trataremos  en  este  punto  los  requisitos  de  existencia  y  de  validez  de  los  contratos, 
distinguiendo la noción de presupuestos y elementos. 

Presupuestos y elementos de los contratos: clasificación clásica y contemporánea 
Tradicionalmente,  y  sin  que  el  Código  Civil  y  Comercial  de  la  Nación  los  enuncie,  se 
han  distinguido  los  elementos  esenciales,  naturales  y  accidentales  de  los  contratos.  Desde 
una  concepción  más  moderna,  se  distingue  entre  presupuestos,  elementos  y  circunstancias 
del contrato. 
Así,  define  a  los  presupuestos  del  contrato  como  los  requisitos  extrínsecos  al  mismo, 
pero que determinan su eficacia y que son valorados antes de él como un prius. En general, 
estos requisitos son: la voluntad jurídica, la capacidad, la aptitud del objeto y la legitimación 
(Alterini, 2012). 
En  relación  a  los  elementos  del  contrato,  los  define  como  aquellos  requisitos 
intrínsecos,  constitutivos  del  contrato:  sus  cláusulas  (corresponden  con  el  contenido  de  la 
contratación, tema que será desarrollado más adelante). 
Las  circunstancias  del  contrato  son  entendidas  como  factores  externos  que  tienen 
trascendencia durante la formación del contrato, y luego durante la ejecución del mismo. 

­ Elementos esenciales, naturales y accidentales. Autonomía de la voluntad y 
fuerza obligatoria del contrato.
Esenciales: noción y contenido 
Los  elementos  esenciales  son  aquellos  necesarios  para  que  exista  un  contrato.  Sin 
ellos,  no  hay  contrato  en  los  términos  en  que  ya  definimos.  Así,  encontramos  como 
elementos esenciales de los contratos a los sujetos, el objeto, la causa y la forma. 

Asimismo, cada contrato en particular tiene sus elementos esenciales y especiales, que 
varían de acuerdo con el tipo de contrato. En el contrato de compraventa “una de las partes 
se obliga a transferir la propiedad de una cosa, y la otra a pagar un precio en dinero”.4 En 
consecuencia, es necesaria la existencia de cláusulas vinculadas con la cosa y el precio.

Naturales: noción y contenido 
Los elementos naturales son aquellos que ya se encuentran en el contrato porque así 
están dispuestos por la ley, y que pueden ser dejados de lado por disposición expresa de los 
contratantes.  Estos  dependen  del  tipo  de  contrato.  Así,  por  ejemplo,  en  los  contratos 
onerosos,  quien  enajena  una  cosa  está  obligado  por  garantía  de  evicción  y  vicios 
redhibitorios.  Sin  embargo,  las  partes  pueden  disponer  expresamente  la  liberación  del 
enajenante,  puesto  que  se  trata  de  un  elemento  natural  que  puede  ser  modificado  por  los 
contratantes. 

Accidentales: noción y contenido 
Los  elementos  accidentales  son  aquellos  que  naturalmente  no  se  encuentran  en  el 
contrato, pero que pueden ser incorporados por disposición expresa de los contratantes; por 
ejemplo:  las  modalidades  de  un  acto  jurídico,  tales  como  el  plazo,  el  cargo  o  la  condición. 
Incorporar este tipo de cláusulas depende de la decisión de las partes.

­ Clasificación en el Código Civil y Comercial 
El  Código  Civil  y  Comercial  de  la  Nación  establece  la  clasificación  de  los  contratos  en  el 
Capítulo II, del Título II, Libro Tercero.

­ Contrato entre particulares, celebrado por vía de adhesión y de consumo. 
Contratos celebrados por adhesión a cláusulas generales predispuestas 
La  sección  2º  del  Código,  dentro  del  Capítulo  3,  “Formación  del  consentimiento”, 
contempla  el  caso  de  los  contratos  celebrados  por  adhesión  a  cláusulas  generales 
predispuestas.  Define  a  estos  contratos  como  aquellos  mediante  los  cuales  “uno  de  los 
contratantes adhiere a cláusulas generales predispuestas unilateralmente, por la otra parte o 
por un tercero, sin que el adherente haya participado en su redacción”.2
Es decir, nos encontramos ante casos de contratos en que una de las partes no puede 
intervenir  en  la  redacción  y  determinación  de  las  cláusulas  que  forman  el  contenido  de  la 
contratación.  Constituyen  una  singular  manifestación  del  consentimiento.  Quien  contrata  se 
limita a aceptar los términos contractuales dispuestos por el predisponente. Los contratos por 
adhesión  son  utilizados  ampliamente  en  las  contrataciones  de  consumo  en  masa,  en  tanto 
facilitan  los  procedimientos  de  la  contratación  masiva.  Inclusive,  son  utilizados  en  contratos 
entre empresas, en los que no necesariamente existe una situación de debilidad jurídica de 
una de las partes. 
A los efectos de brindar protección a la parte que no interviene en la redacción de las 
cláusulas  en  este  tipo  de  contratos,  el  Código  establece  una  serie  de  normas  de  carácter 
tuitivo. A saber: 
a)  Las  clausulas  deben  ser  comprensibles  y  autosuficientes,  y  la  redacción  debe  ser 
clara, completa y fácilmente legible.3
b)  Se  tienen  por  no  convenidas  las  cláusulas  que  efectúan  reenvíos  a  textos  o 
documentos que no son facilitados a la otra parte de manera previa o simultánea a la 
celebración del contrato.4
c) Se brinda preeminencia a las cláusulas particulares, entendidas como aquellas que 
son  negociadas  individualmente,  y,  por  ello,  amplían,  limitan,  suprimen  o  interpretan 
una cláusula general.5
d)  Establece,  como  principio,  la  interpretación  contra  preferentem.  Esto  es,  que  en 
caso de que existan cláusulas ambiguas predispuestas por una de las partes, se deben 
interpretar  en  sentido  contrario  a  la  parte  predisponente,  que  fue  quien  la  redactó  y 
debería haberlo hecho de manera clara y sin ambigüedades.6

Asimismo, el Código establece una regulación expresa para los casos de cláusulas abusivas, 
recogiendo principios tomados de la Ley de defensa del consumidor.7 Considera que se tienen 
por no escritas, y, por lo tanto, no tienen efecto las cláusulas8:

a)  que  desnaturalizan  las  obligaciones  del  predisponente  (es  decir,  que  quitan  el 
carácter  de  “natural”  o  “normal”  y  limitan  o  restringen  las  obligaciones  de  quien 
redacta la cláusula, en su propio beneficio); 
b)  que  implican  una  renuncia  o  restricción  a  los  derechos  del  adherente  (en  tanto 
suponen un menoscabo para la parte que no intervino en la redacción de la cláusula); 
c) sorpresivas, es decir, aquellas que, por su contenido, redacción o por la manera en 
que están presentadas, no son razonablemente previsibles. 

La  sanción  para  las  cláusulas  abusivas  es  que  se  las  tengan  por  no  convenidas,  es 
decir, por no escritas, no produciendo ninguno de sus efectos.9

2Art. 984 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina  
3Art. 985 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.  
4Art. 985 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina  
5Art. 986 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.  
6Art. 987 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.  
7 Ley 24.240 del 22 de septiembre de 1993. Defensa del consumidor. Régimen legal. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
8Art. 988 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.  
Control judicial de las cláusulas abusivas: el art. 989 del Código dispone expresamente 
que el control administrativo de este tipo de cláusulas no impide su control judicial. Esto es 
relevante, pues existen contratos (como, por ejemplo, los contratos de seguros que requieren 
de la conformidad de la Superintendencia de Seguros de la Nación), que, inclusive contando 
con  dicha  conformidad,  pueden  ser  sometidos  a  control  judicial  en  relación  al  carácter 
abusivo de sus cláusulas. Si el juez declara la nulidad parcial del contrato, simultáneamente 
debe integrarlo de conformidad con las reglas previstas en el art. 964 del Código.80

­ Contrato de consumo y relación de consumo. 
Contratos de consumo. Importancias de las normas constitucionales 
La incorporación de los contratos de consumo fue uno de los aspectos más discutidos 
en el marco de la reforma del Código. Este aspecto será desarrollado con mayor profundidad 
en la Lectura Nº 2, al referirnos detalladamente a los contratos de consumo y su regulación 
en el Código. 
En  los  “Fundamentos  del  Anteproyecto  de  Código  Civil  y  Comercial  de  la  Nación” 
(2012),  se  sostuvo  la  necesidad  de  considerar  el  rango  constitucional  de  los  derechos  del 
consumidor  en  nuestro  régimen  legal,  la  amplia  aplicación  de  estas  normas  en  los  casos 
judiciales y la opinión de la mayoría de la doctrina. Siguiendo estos lineamientos, se incentivó 
la necesidad de también incorporar a los contratos de consumo en el marco de la regulación 
del Código Civil y Comercial. En definitiva, y tal como surge de tales fundamentos, se dispuso 
la  regulación  de  los  contratos  de  consumo  atendiendo  a  que  no  son  un  tipo  especial  más 
como,  por  ejemplo,  la  compraventa,  sino  una  fragmentación  del  tipo  general  de  contratos 
que  influye  sobre  los  tipos  especiales  (por  ejemplo:  compraventa  de  consumo).  Y  de  allí  la 
necesidad de incorporar su regulación en la parte general. Se consideró que esta solución era 
consistente con la Constitución Nacional, la cual considera al consumidor como un sujeto de 
derechos  fundamentales,  como  así  también  con  la  legislación  especial  y  la  voluminosa 
jurisprudencia  y  doctrina  existentes  en  la  materia.  (Sobre  este  respecto,  se  recomienda 
profundizar con la lectura de los fundamentos al anteproyecto). 
Concretamente, el Código regula, en el Título III, la relación de consumo (capítulo 1), 
la  formación  del  consentimiento  (capítulo  2),  las  modalidades  especiales  (capítulo  3),  y  las 
cláusulas abusivas (Capítulo 4). Tal regulación está comprendida en los arts. 1.092 al 1.122 
del Código. Además, esta regulación se complementa con la ley Nº 24.240 (Ley de Defensa 
del  consumidor)25;  ésta  es  una  ley  especial  que  continúa  vigente  con  sus  correspondientes 
modificaciones parciales (leyes número 24.56826, 24.78727, 24.99928 y 26.36129).

­ Contratos  bilaterales  y  unilaterales,  onerosos  y  gratuitos,  conmutativos  y 


aleatorios. 
Contratos unilaterales y bilaterales 
Dadas  las  obligaciones  que  surgen  al  momento  de  celebrar  los  contratos,  se  pueden 
clasificar a estos últimos en bilaterales y unilaterales.10
Los contratos son unilaterales cuando se forman con la voluntad de un solo centro de 
intereses;  y  son  bilaterales  cuando  requieren  el  consentimiento  unánime  de  dos  o  más 
centros  de  intereses.  Por  lo  tanto,  los  contratos  son  siempre  negocios  bilaterales  y  no  se 
tienen en cuenta el número de centros, sino los efectos del contrato. 

9Art. 988 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina  
10Art. 966 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina  
En referencia al contrato bilateral, es menester que concurran dos características: que 
ambas  partes  estén  obligadas,  y  que  dichas  obligaciones  sean  recíprocas,  es  decir: 
obligaciones  principales,  interdependientes  y  que  se  expliquen  mutuamente.  Así,  será 
unilateral aquel contrato en el que una sola de las partes se obliga hacia la otra, sin que esta 
otra  quede  obligada,  y  cuando,  existiendo  obligaciones  a  cargo  de  ambas  partes,  faltara  la 
reciprocidad.

Son  ejemplos  de  contratos  bilaterales:  compraventa,  permuta,  cesión  onerosa, 


mandato  oneroso,  locación  de  cosa,  obra  o  servicio.  Y  de  contratos  unilaterales:  donación, 
fianza, mandato gratuito, mutuo, comodato, depósito.

­ Contratos a título oneroso y a título gratuito 
Según  el  costo  de  las  ventajas,  es  decir,  si  al  momento  de  celebrase  traen  aparejadas 
ventajas  para  una  o  para  las  dos  partes,  los  contratos  se  clasifican  en  onerosos  o 
gratuitos.11 A su vez, los contratos onerosos se dividen en conmutativos y aleatorios.12
En la vida de relación son más comunes los contratos onerosos. En éstos, cada una de las 
partes se somete a un sacrifico y cuyos extremos son equivalentes. 
En  los  contratos  gratuitos,  una  sola  de  las  partes  efectúa  el  sacrificio,  y  la  otra  sólo  es 
destinataria de una ventaja. 

Son un ejemplo de contrato oneroso la compraventa o locación de cosas. Y de contratos 
gratuitos: donación, comodato, etc.

­ Contratos conmutativos y aleatorios 
Según  la  determinación  de  las  ventajas,  los  contratos  pueden  ser  conmutativos  o 
aleatorios. 
Cuando  las  ventajas  para  todos  los  contratantes  son  ciertas,  entonces  el  contrato  se 
denomina conmutativo. 
Y  cuando  no  es  posible  apreciar  dicha  relación  inicialmente  o  ab­initio,  dado  que  las 
ventajas  o  las  pérdidas  para  uno  de  ellos,  o  para  todos,  dependen  de  un  acontecimiento 
incierto  (es  decir,  cuando  no  se  sabe  si  acaecerá  o  se  ignora  el  momento  en  el  cual  se 
verificará), se dice que el contrato es aleatorio.Art. 968

Ejemplos de contratos conmutativos: la mayoría; compraventa, locación, cesión. Ejemplos 
de  contratos  aleatorios:  juego,  apuesta  de  lotería,  contrato  oneroso  de  renta  vitalicia.  Es 
dable  destacar  que  estos  contratos  aleatorios  mencionados  se  encuentran  regulados  en  la 
ley, pero hay otros que pueden convertirse en aleatorios por voluntad de las partes, en virtud 
de cláusulas agregadas.

­ Oferta. Concepto. Requisitos.
Oferta 
El consentimiento en los contratos está conformado a través de conceptos tales como 
la oferta y la aceptación. A continuación analizaremos concretamente a la oferta.

11Art. 967 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.  
12Art. 968 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina  
Concepto 
A diferencia del Código Civil reformado, el actual Código Civil y Comercial de la Nación, 
define  expresamente  a  la  oferta:  “La  oferta  es  la  manifestación  dirigida  a  persona 
determinada  o  determinable,  con  la  intención  de  obligarse  y  con  las  precisiones  necesarias 
para establecer los efectos que debe producir de ser aceptada”.13
La  oferta  es  una  manifestación  unilateral  de  voluntad,  comprendiendo  aquellos  casos 
en que es expresa o tácita, recepticia o no, dirigida a persona determinada o indeterminada. 
Naturaleza jurídica 
Según  el  Código,  la  oferta  es  un  acto  jurídico  unilateral.14  Esto  es  así  porque  se 
configura con la sola voluntad del oferente. Es recepticio, en tanto tiene un destinatario, pues 
no puede pensarse a la oferta sino dirigida a otros, para que esos terceros la conozcan y, en 
su caso, la acepten. Y, por último, tiene una finalidad esencial, que la diferencia de las meras 
tratativas contractuales, y que implica la intención de obligarse por parte del oferente. 
Requisitos 

La  oferta  debe  estar  dirigida  a  una  persona  determinada  o  determinable,  debe  ser 
completa y contener la intención de obligarse. Según el art. 972 del Código, son requisitos de 
la oferta15: 
a) Direccionalidad. Con respecto al elemento "sujeto", la oferta debe ser recepticia. 
Esto implica decir que tenga destinatario, o sea, una o más personas determinadas o 
determinables que, en su caso, asumirán la condición de aceptante. 
b)  Completitividad.  Supone  la  autosuficiencia  o  plenitud  de  la  declaración 
contractual  emitida,  que  debe  contener  las  precisiones  necesarias  vinculadas  a  los 
efectos que van a derivarse del contrato, en caso que ella sea aceptada. 
El  art.  972  sólo  exige  que  contenga  las  precisiones  necesarias  para  establecer  los 
efectos que debe producir de ser aceptada, aunque no contenga todos los elementos 
constitutivos del contrato. Esto implica que la oferta es completa aún cuando carezca 
de  cuestiones  accesorias,  lo  que  puede  variar,  lógicamente,  de  acuerdo  con  las 
circunstancias particulares del caso. 
En  aquel  sentido,  en  los  principios  UNIDROIT  se  establece  que:  “una  propuesta  para 
celebrar  un  contrato  constituye  una  oferta,  si  es  suficientemente  precisa  e  indica  la 
intención del oferente de quedar obligado en caso de aceptación”.84 
c) Vinculante. La oferta debe ser hecha por el oferente con la intención de obligarse, 
es  decir,  de  quedar  obligado  cuando  el  destinatario  la  acepte.  Esto  se  relaciona 
directamente  con  la  finalidad  de  la  oferta.  La  oferta  se  hace  con  la  intención  de 
producir efectos jurídicos, ya sea crear, modificar o extinguir un contrato. 
Es  evidente  que  no  hay  intención  de  obligarse  en  los  casos  de  declaraciones  que  se 
formulan  como  bromas,  o  ejemplos,  o  enseñanzas,  o  cualquier  otro  tipo  de 
manifestaciones  que,  por  no  contar  con  la  intención  de  obligarse,  carecen  de 
trascendencia jurídica.

13 Art. 972 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.  
14Art. 259 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.  
15Art. 972 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.  
­ Retractación. Aceptación. Concepto.
Una  vez  emitida  la  declaración  contractual  de  oferta,  puede  acaecer  una  serie  de 
circunstancias que modifiquen su eficacia jurídica, en la medida en que la aceptación no se 
produzca en forma inmediata. 

Retractación 
Es  una  manifestación  de  voluntad  del  oferente  que  tiene  por  efecto  retirar  la  oferta.  El 
Código  permite  que  el  oferente  retire  libremente  su  oferta,  en  tanto  el  destinatario  tome 
conocimiento de la retractación antes de haber conocido la oferta, o en el mismo momento 
de conocerla16. 
Este  sistema  difiere  del  seguido  por  el  Código  Civil  Alemán,  en  el  cual  la  oferta  es 
irrevocable (salvo reserva en contrario). Y no pierde vigor en caso de muerte o incapacidad 
del oferente. 
Así, nuestro Código establece que “la oferta dirigida a una persona determinada puede ser 
retractada  si  la  comunicación  de  su  retiro  es  recibida  por  el  destinatario  antes  o  al  mismo 
tiempo  que  la  oferta”.17  De  manera  similar,  en  los  principios  de  UNIDROIT,  al  referirse  al 
retiro de la oferta, se establece que “cualquier oferta, aun cuando sea irrevocable, puede ser 
retirada  si  la  notificación  de  su  retiro  llega  al  destinatario  antes  o  al  mismo  tiempo  que  la 
oferta”.18
Debe entenderse que la retractación no sólo debe haber sido hecha, sino también remitida 
en tiempo útil, de manera que sea recibida por el destinatario por lo menos hasta el mismo 
momento  en  que  llegue  la  oferta.  En  esos  casos,  la  retractación  de  la  oferta  no  acarreará 
ninguna consecuencia jurídica para el oferente. 
Por aplicación de los principios generales, y del criterio seguido por el Código para el caso 
de  muerte  o  incapacidad  de  las  partes,  si  la  retractación  de  la  oferta  es  posterior  y  ha 
perjudicado al destinatario, este podrá reclamar su reparación.19
En  los  casos  en  que  el  tiempo  es  indeterminado,  habiéndose  renunciado  pura  y 
simplemente a la facultad de revocar, es de aplicación el párrafo tercero del art. 974, según 
el  cual  “el  proponente  queda  obligado  hasta  el  momento  en  que  puede  razonablemente 
esperarse la recepción de la respuesta, expedida por los medios usuales de comunicación”.20

Caducidad 
Supone  la  pérdida  de  eficacia  de  la  declaración  por  el  acaecimiento  de  determinados 
hechos objetivos, tales como el fallecimiento o incapacitación del proponente o destinatario, 
conforme analizaremos en el punto 3.2.5.

­ Aceptación

16Previamente, en el Código Civil, la regla era que la oferta podía ser revocada mientras no hubiera sido aceptada; aceptación que, entre ausentes, se 
producía cuando se enviaba la oferta al proponente. Esto era en virtud de los arts. 1.150 y 1.154 del Cód. Civ., sustituidos por art. 975 de la Ley Nº 
26.994 B.O. 08/10/2014 Suplemento. Vigencia: 1° de agosto de 2015, texto según art. 1° de la Ley Nº 27.077 B.O. 19/12/2014. Honorable Congreso de 
la Nación Argentina.  
17Art. 975 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.  
18Art. 2.1.3, inc. 2 Principios UNIDROIT sobre los contratos comerciales internacionales 2010. Instituto Internacional para la Unificación del Derecho 
Privado.  
19Art. 976 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.  
20Esta situación no estaba resuelta anteriormente en el Código Civil, por lo que se entendía que sin perjuicio de que el derecho del destinatario se 
prescribía  a  los  diez  años,  le  cabía  al  oferente  pedir  al  juez  que  fije  un  término  de  vencimiento  conforme  a  lo  que  verosímilmente  las  partes 
entendieron que debía ser. Ello en virtud de los arts. 541, 618, 752, y 620 del Cód. Civ., sustituidos por art. 974 de la Ley Nº 26.994 B.O. 08/10/2014 
Suplemento. Vigencia: 1° de agosto de 2015, texto según art. 1° de la Ley Nº 27.077 B.O. 19/12/2014. Honorable Congreso de la Nación Argentina  
En  la  doctrina  hay  coincidencia  en  cuanto  a  considerar  a  la  aceptación  como  una 
manifestación  unilateral  de  la  voluntad,  recepticia,  de  contenido  coincidente  con  el  de  la 
oferta, que está dirigida al oferente y destinada a la formación del contrato.
Modos de aceptación
a)  Direccionalidad.  Así  como  la  oferta  es  direccional,  la  aceptación,  lógicamente, 
debe estar dirigida al ofertante o proponente de la oferta. Esto marca su carácter de 
recepticia:  el  destinatario  no  puede  ser  otro  que  aquel  que  le  propuso  la  oferta  en 
cuestión.
Se evidencia aún más en la actual redacción del Código, en donde es clave el hecho de 
la recepción por el proponente de la aceptación, lo que delimita el momento en que el 
contrato queda perfeccionado, en los contratos entre ausentes.21
b) La plena conformidad con la oferta. La oferta supone una declaración unilateral 
de voluntad realmente encauzada a concluir el negocio, por lo que debe ser eficaz a tal 
fin. 
Para  que  el  contrato  se  concluya,  la  aceptación  debe  expresar  la  plena  conformidad 
con la oferta. 
La  regulación  en  nuestro  Código:  mediante  el  principio  de  identidad,  establece  que 
“para que el contrato se concluya, la aceptación debe expresar plena conformidad con 
la oferta”.22
La norma no discrimina entre elementos esenciales y secundarios del contrato, por lo 
que el acuerdo debe ser absoluto. Para ello, debe existir una total coincidencia con la 
proposición enviada, tanto en los puntos esenciales, como en los accidentales. A tenor 
de  ello,  cualquier  modificación  que  el  destinatario  hace  a  la  oferta,  al  manifestar  su 
aceptación,  se  reputa  como  una  propuesta  de  un  nuevo  contrato  que  requiere  de 
aceptación por parte de quien era el oferente original para su formalización. Esta es la 
postura receptada por el art. 978 del Código, que además contempla la posibilidad de 
que las modificaciones sean admitidas por el oferente si lo comunica de inmediato al 
aceptante. Es decir, en este caso, el tiempo es relevante a los efectos de determinar si 
el contrato queda concluido con las modificaciones formuladas. 
Es  necesario  distinguir  el  problema  tratado  de  la  falta  de  previsión  de  determinados 
aspectos del contrato por las partes. Una cosa es que las partes contraten, dejando sin 
resolver  diversos  aspectos  de  la  convención  (plazo,  determinación  exacta  del  objeto, 
precio,  etc.),  pero  manifestando  pleno  acuerdo  sobre  los  que  sí  han  tratado.  Y  otra 
muy  diferente  es  que  mantengan  diferencias  sobre  el  contenido  del  contrato, 
plasmadas  en  la  aceptación  (que  supone  una  propuesta  de  nuevo  contrato  de 
conformidad  con  el  art.  978).103  Es  este  segundo  caso,  al  que  se  refiere  el  artículo 
citado,  en  el  que  nunca  habrá  contrato,  produciéndose  una  contrapropuesta  que 
deberá ser considerada por el oferente original.
La  aceptación,  entonces,  debe  consistir  en  una  adhesión  lisa  y  llana  a  la  propuesta 
efectuada  y  debe  ser  oportuna.104  La  oferta  debe  subsistir  (recordemos  que  el 
proponente puede retractarse de conformidad con el art. 975 antes, o hasta el mismo 
momento de la recepción de la oferta). Ello implica que si la oferta llega al destinatario 
antes  que  la  comunicación  de  su  retiro,  tiene  eficacia  jurídica  y  subsiste  para  el 
destinatario, quien puede aceptarla.

21Art. 971 y 980 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina  
22Art. 978 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina  
­ Formación del contrato entre ausentes y entre presentes.
Contratos entre presentes 
En los contratos celebrados entre presentes, la oferta y la aceptación se producen en 
forma inmediata, por lo que la formación del contrato es instantánea. Se recepta el principio 
de la tempestividad de la aceptación. 
Esto comprende la noción de contratos entre presentes como así también aquellos en 
los que la oferta y aceptación se formulan a través de medios de comunicación instantáneos. 
El  segundo  párrafo  del  art.  974  del  Código  prevé  que:  “la  oferta  hecha  a  una  persona 
presente o la formulada por un medio de comunicación instantáneo, sin fijación de plazo, solo 
puede ser aceptada inmediatamente”.23 Asimismo, el art. 980 del Código dispone que entre 
presentes se perfecciona el contrato cuando la aceptación es manifestada.24
Al no existir espacio temporal entre la manifestación de la aceptación y la recepción de 
la misma (teoría receptada en el Código para la formación del consentimiento), la primera es 
suficiente para lograr el perfeccionamiento del contrato. Se aplica en los casos de contratos 
entre  presentes,  o  en  aquellos  en  los  que  estén  involucrados  medios  de  comunicación 
instantáneos. 

Contratos entre ausentes 
Son  contratos  entre  ausentes  aquellos  celebrados  por  sujetos  que  se  encuentran  en 
distinto lugar geográfico. 
Los  efectos  de  calificar  una  convención  como  contrato  entre  ausentes  recaen  en  el 
momento de perfeccionamiento del contrato. 
No obstante, aunque el contrato sea entre ausentes, deberá ser juzgado en cuanto al 
momento  de  perfeccionamiento  por  las  reglas  relativas  a  los  contratos  entre  presentes 
cuando  existe  inmediatez  en  la  emisión  de  las  respectivas  declaraciones  contractuales  y, 
correlativamente, instantaneidad en la formación del consentimiento.25
El  Código  dispone  que,  en  el  caso  de  contratos  entre  ausentes,  la  aceptación 
perfecciona  el  contrato  “si  es  recibida  por  el  proponente  durante  el  plazo  de  vigencia  de  la 
oferta”.26
Es  posible  que  la  oferta  contenga  un  plazo  de  vigencia.  Cumplido  el  plazo,  si  la 
aceptación no fue recibida por el proponente, no hay contrato perfeccionado. Ahora bien, la 
mayoría  de  las  ofertas  no  incluyen  un  plazo  de  duración.  El  Código  resuelve  esta  situación 
disponiendo que, en el caso de contratos entre ausentes (entre presentes la aceptación debe 
ser inmediata), “el proponente quede obligado en relación a su oferta hasta el momento en 
que pueda razonablemente esperarse la recepción de la respuesta, mediante medios usuales 
de comunicación”.27 La aceptación, entonces, debe ser oportuna. 

SUB­EJE TEMATICO 2: CONTENIDO DE LOS CONTRATOS
­ Capacidad para contratar. 
El  régimen  de  la  capacidad  está  regulado  en  el  Capítulo  2,  Título  Primero,  del  Libro 
Primero del Código Civil y Comercial. 

23Art. 974 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina  
24Art. 980, inc. a Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.  
25Tal es el caso de contratos celebrados telefónicamente, por correo electrónico, skype, etc. Ello, de conformidad a la regla establecida en el segundo 
párrafo del art. 974 del Código, el que incluye a la oferta formulada por un medio de comunicación instantáneo y sin fijación de plazo  
26Art. 980, inc. b Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.  
27Art. 974, párrafo tercero Código Civil y Comercial de la Nación Argentina  
El  Código  reconoce  a  la  capacidad  de  derecho  como  la  aptitud  de  la  que  goza  toda 
persona humana para ser “titular de derechos y deberes jurídicos” 134, y establece que “la 
ley puede privar o limitar esta capacidad respecto de hechos, simples actos, o actos jurídicos 
determinados”.28
Asimismo,  distingue  a  la  capacidad  de  ejercicio  como  la  posibilidad  de  que  “toda 
persona  humana  pueda  ejercer  por  sí  misma  sus  derechos,  excepto  las  limitaciones 
expresamente  previstas  en  [el]  Código  y  en  una  sentencia  judicial”.  136  Establece  casos 
específicos de incapacidad de ejercicio, a saber:
a) la persona por nacer; 
b) la persona que no cuenta con la edad y grado de madurez suficiente, con el alcance 
dispuesto en la sección 2ª del capítulo 2 [es decir, todas las reglas establecidas para la 
persona menor de edad]; 
c) la persona declarada incapaz por sentencia judicial, en la extensión dispuesta en esa 
decisión [conf. art. 24 Código].29

Asimismo,  el  Código  se  refiere  a  la  restricción  de  la  capacidad.  Nos  referimos 
concretamente a la restricción de la capacidad jurídica, disponiendo ciertas reglas: 
a) la capacidad general de ejercicio de la persona humana se presume aún cuando se 
encuentre internada en un establecimiento asistencial; 
b) las limitaciones a la capacidad son de carácter excepcional, y se imponen siempre 
en beneficio de la persona; 
c)  la  intervención  estatal  tiene  siempre  carácter  interdisciplinario,  tanto  en  el 
tratamiento como en el proceso judicial; 
d)  la  persona  tiene  derecho  a  recibir  información  a  través  de  medios  y  tecnologías 
adecuadas para su comprensión; 
e) la persona tiene derecho a participar en el proceso judicial con asistencia letrada, la 
cual debe ser proporcionada por el Estado si carece de medios; 
f) deben priorizarse las alternativas terapéuticas menos restrictivas de los derechos y 
libertades.30

­ Incapacidad e inhabilidad para contratar. Efectos de la invalidez. 
El  Código  se  refiere  expresamente  a  los  actos  realizados  por  persona  incapaz  o  con 
capacidad restringida. Así, dispone: 
o Actos  posteriores  a  la  inscripción  de  la  sentencia:  “Son  nulos  los  actos  de  la 
persona  incapaz  y  con  capacidad  restringida  que  contrarían  lo  dispuesto  en  la 
sentencia realizados con posterioridad a su inscripción en el Registro de Estado 
Civil y Capacidad de las Personas”.31
o Actos anteriores a la inscripción: 
Los actos anteriores a la inscripción de la sentencia pueden ser declarados nulos 
si  perjudican  a  la  persona  incapaz  o  con  capacidad  restringida,  y  si  se  cumple 
alguno de los siguientes extremos: 

28Art. 22 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.  
29Art. 23 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.  
30 Art. 31 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina
31Art. 44 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.  
a) la enfermedad mental era ostensible a la época de la celebración del 
acto; 
b) quien contrató con él era de mala fe; 
c) el acto es a título gratuito.32

o Persona fallecida: 
Luego de su fallecimiento, los actos entre vivos anteriores a la inscripción de la 
sentencia no pueden impugnarse, excepto que la enfermedad mental resulte del 
acto  mismo,  que  la  muerte  haya  acontecido  después  de  promovida  la  acción 
para  la  declaración  de  incapacidad  o  capacidad  restringida,  que  el  acto  sea  a 
título gratuito, o que se pruebe que quien contrató con ella actuó de mala fe.33

­ Efectos de la invalidez del contrato 
“Declarada  la  nulidad  del  contrato  celebrado  por  la  persona  incapaz  o  con  capacidad 
restringida, la parte capaz no tiene derecho para exigir la restitución o reembolso de lo que 
ha pagado o gastado”.34 Esto se realiza a los efectos de no perjudicar a la parte contraria. 
Ahora  bien,  si  el  contrato  ha  enriquecido  a  la  parte  incapaz  o  con  capacidad  restringida, 
entonces  la  parte  capaz  (una  vez  declarada  la  nulidad  del  contrato)  tiene  derecho  a 
reclamarle a aquella en la medida de ese enriquecimiento.

­ Representación. Concepto. Representación legal y convencional. Efectos. 
Representación: definición. Efectos 
Siguiendo  a  Fontanarrosa,  la  representación  surge  cuando  un  individuo  (representante, 
sujeto  de  la  declaración  de  voluntad)  ejecuta  un  negocio  jurídico  en  nombre  de  otro 
(representado,  sujeto  del  interés),  de  modo  que  el  negocio  se  considera  como  celebrado 
directamente  por  éste  último,  y  los  derechos  y  las  obligaciones  emergentes  del  acto 
celebrado por el representante pasan inmediatamente al representado (Fontanarrosa, 2013). 
Es decir que la representación implica que una persona, el representante, que se encuentra 
investida de poder y autorización suficiente, actúe frente a terceros en nombre y por cuenta 
ajena.  La  particularidad  de  esta  actuación  se  ve  reflejada  en  la  circunstancia  de  que  los 
efectos  de  los  actos  jurídicos  llevados  a  cabo  por  el  representante  recaen  en  forma  directa 
sobre  la  persona  del  representado  como  si  éste  los  hubiera  ejecutado.  La  regla  general  en 
materia de representación es que “los actos jurídicos entre vivos pueden ser celebrados por 
representante”35  .  Ahora  bien,  como  toda  regla  tiene  una  excepción  y,  frente  a  esta 
posibilidad  de  celebrar  actos  jurídicos  por  medio  de  representantes,  la  norma  limita  dicha 
facultad a “los casos en los que la ley exige que sean otorgados por el titular del derecho”36 ; 
por ejemplo, los actos de última voluntad, como el testamento (art. 2465), o personalísimos 
(art. 55), como el matrimonio (art. 406).

­Clases  de  Representación  La  representación  puede  ser  legal,  voluntaria  u 


orgánica.
Representación Legal

32Art. 45 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.  
33Art. 46 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.  
34Art. 1.000 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.  
35 2 Art. 358 del CCCN
36 2 Art. 358 del CCCN
La representación es legal cuando resulta de una norma de derecho, esto es, cuando 
tiene su origen en la ley, cuando es la propia norma la que dispone la actuación por medio de 
un representante de manera necesaria y forzosa para integrar la capacidad de aquellos que, 
de  hecho,  no  la  ostentan.  A  modo  de  ejemplo,  son  representantes  legales  los  curadores 
(respecto a las personas incapaces o con capacidad restringida por razones de salud mental y 
los  inhabilitados,  arts.  32,  49,  101,  102,  138  a  140  del  CCCN),  los  tutores  (respecto  de  los 
niños, niñas o adolescentes que no han alcanzado la plenitud de su capacidad civil cuando no 
haya persona que ejerza la responsabilidad parental, arts. 104 a 137 del CCCN), y los padres 
(respecto de las personas por nacer y de los menores de edad no emancipados, art. 101 del 
CCCN).  Representación  voluntaria  Por  otro  lado,  la  representación  puede  también  tener  su 
origen  en  la  voluntad  del  representado.  En  efecto,  la  representación  es  voluntaria  cuando 
resulta  de  un  acto  jurídico,  refiriéndose  al  apoderamiento  que  se  manifiesta  a  través  de  la 
declaración unilateral de una persona que otorga a favor de otra un poder o autorización para 
que actúe frente a terceros a nombre y por cuenta suya, de manera tal que los efectos de los 
actos jurídicos celebrados por el representante recaigan en forma directa sobre el patrimonio 
del  representado.  Representación  orgánica.  La  teoría  del  Órgano  Desde  otro  costado,  la 
representación  orgánica  corresponde  a  las  personas  jurídicas,  las  cuales,  como  hemos 
señalado,  son  definidas  en  el  art.  141  como  todos  los  entes  a  los  cuales  el  ordenamiento 
jurídico  les  confiere  aptitud  para  adquirir  derechos  y  contraer  obligaciones  para  el 
cumplimiento de su objeto y los fines de su creación. En el caso de las personas jurídicas, la 
particularidad  se  centra  en  el  hecho  de  que  la  teoría  del  órgano  implica  que  no  haya  un 
tercero  (representante)  que  actúe  en  nombre  del  ente  ideal,  sino  que  es  la  misma  persona 
jurídica la que actúa a través de su órgano de representación. Esta representación orgánica 
es la manera a partir de la cual las personas jurídicas pueden vincularse y obligarse frente a 
los terceros, en tanto se genera una imputación directa sobre los entes ideales de lo realizado 
por sus representantes. 
El artículo 359 dispone “Efectos. Los actos celebrados por el representante en nombre 
del  representado  y  en  los  límites  de  las  facultades  conferidas  por  la  ley  o  por  el  acto  de 
apoderamiento,  producen  efecto  directamente  para  el  representado”37  .  Así,  el  artículo 
establece  el  principal  efecto  de  este  instituto  jurídico.  Los  actos  que  se  hubieran  llevado  a 
cabo por medio de un representante, en cumplimiento de los requisitos propios de esta figura 
(es decir, siempre y cuando se haya actuado con facultad para representar, haciendo conocer 
al  tercero  que  se  actúa  por  otra  persona  y  dentro  de  los  límites  de  su  actuación,  ya  sea 
dispuesta  por  ley  o  por  un  acto  de  voluntad),  producen  efectos  directos  sobre  el 
representado, como si éste último personalmente hubiese celebrado el acto.

­ Poder. Concepto. 
Para actuar en nombre ajeno y obtener que los efectos del negocio celebrado recaigan en 
la persona por quien se obra, es indispensable contar con un poder. Este poder surge en un 
acto  previo  denominado  apoderamiento.  El  poder  de  representación  puede  basarse  en  una 
regla de derecho o en una ordenación pública, en la constitución de una persona jurídica o en 
un negocio jurídico, esto es, un poder. El negocio jurídico por el cual se confiere un poder de 
representación  se  denomina  también  en  la  práctica  española  “poder”  El  poder  de 
representación  es  el  fundamento  de  la  eficacia  del  negocio  representativo:  Constituye  un 
requisito legal de la eficacia de este. Dicho poder como se ha señalado puede derivar de la 

37 Art. 359 del CCCN.
ley, o de esta y su puntualización en un acto judicial o administrativo o, en fin de un acto del 
interesado. El representante, cuyo poder de representación descansa inmediatamente en una 
disposición  legal,  puede  ser  calificado  de  representante  legal.  El  efecto  inmediato  de  la 
declaración de voluntad emitida o recibida, en pro y en contra del representado, depende de 
que el representante tuviera poder de representación y de que la declaración fuese emitida 
por  él  o  a  él  dentro  de  los  límites  de  ese  poder  de  representación.  Sin  embargo  la  falta  de 
poder  de  representación  puede  subsanarse  en  algunos  casos  mediante  la  ratificación.  En 
cambio no se protege, en principio, la creencia de la buena fe en el poder de representación.
Llámese poder a la autorización que el representado da al representante, por medio de un 
negocio  jurídico,  para  que  contrate  en  su  nombre.  En  síntesis  el  poder  es  la  facultad  de 
representación  otorgada  por  negocio  jurídico,  que  da  al  apoderado  la  potestad  de  producir 
efectos jurídicos a favor a favor y en contra del poderdante, mediante los negocios concluidos 
a  su  nombre,  y  por  esto  cae  en  este  aspecto  bajo  el  concepto  de  los  derechos  de 
modificación. Este carácter de potestad resalta con máxima claridad en el poder irrevocable, 
pero se da también en el revocable en tanto no haya sido revocado.
El otorgamiento de poder (apoderamiento) tiene íntimo parentesco con el consentimiento, 
y se hace como éste, mediante declaración unilateral recepticia. Es la declaración de que los 
negocios a realizar en nuestro nombre por el apoderado o las declaraciones de voluntad que 
ha de recibir el mismo en nuestro nombre, deban surtir efecto inmediato a favor y en contra 
de  nosotros,  mientras  que  el  consentimiento  se  refiere  a  negocios  a  celebrar  en  nombre 
propio. El poder se otorga o bien frente al apoderado (poder interno) o bien frente al tercero 
con  relación  al  cual  ha  de  tener  lugar  la  representación  (poder  externo).  Es  la  facultad  de 
representación  o  de  celebración  negocios  jurídicos  para  otro,  concedida  por  voluntad  del 
interesado. Se utiliza en sentido estricto el término poder cuando se habla exclusivamente de 
la  facultad  de  representación  concedida  por  voluntad  del  interesado,  mediante  negocio 
jurídico. También se utiliza el término para designar el negocio jurídico –apoderamiento­ por 
el que el poder se concede y el documento en el que aquél se otorgó. El negocio jurídico de 
concesión u otorgamiento de poder se llama apoderamiento. La declaración de voluntad del 
poderdante es una declaración recepticia, sin embargo la doctrina no es unánime al señalar 
en quién es su destinatario: si el representante, el tercero para celebrar el negocio con el cual 
se  otorga  el  poder  o  cualquiera  de  ellos  indistintamente,  siendo  la  posición  mayoritaria  la 
última  tesis.  Se  denomina  apoderamiento  interno  al  conferido  frente  al  representante  y 
externo  al  declarado  al  tercero.  La  doctrina  nacional  define  al  poder  como  un  negocio 
unilateral  por  medio  del  cual  se  confiere  facultades  para  actuar  en  nombre  ajeno,  y  su 
incidencia  se  realiza,  precisamente,  en  el  ámbito  externo,  en  cuanto  el  apoderado  tiene  la 
facultad de actuar en sustitución, y como si fuese, el poderdante o el titular de los derechos 
objeto de disposición. Nuestra definición se refiere, más que al hecho de que el representante 
actúe  directamente  para  el  representado,  a  que  lo  hace  «en  nombre»  de  éste.  Con  ello  se 
quiere subrayar del poder su aspecto externo y su función informativa para que los terceros 
sepan que contratan con el poderdante.

­ Inexistencia o exceso de representación. 
ARTICULO 376.­Responsabilidad por inexistencia o exceso en la representación. Si alguien 
actúa como representante de otro sin serlo, o en exceso de las facultades conferidas por el 
representado, es responsable del daño que la otra parte sufra por haber confiado, sin culpa 
suya,  en  la  validez  del  acto;  si  hace  saber  al  tercero  la falta o  deficiencia  de  su  poder,  está 
exento de dicha responsabilidad.

­ Abuso de poder. 
Extinción
ARTÍCULO  380.­  Extinción.  El  poder  se  extingue:  a.  por  el  cumplimiento  del  o  de  los 
actos  encomendados  en  el  apoderamiento;  b.  por  la  muerte  del  representante  o  del 
representado;  sin  embargo  subsiste  en  caso  de  muerte  del  representado  siempre  que  haya 
sido conferido para actos especialmente determinados y en razón de un interés legítimo que 
puede  ser  solamente  del  representante,  de  un  tercero  o  común  a  representante  y 
representado,  o  a  representante  y  un  tercero,  o  a  representado  y  tercero;  c.  por  la 
revocación  efectuada  por  el  representado;  sin  embargo,  un  poder  puede  ser  conferido  de 
modo  irrevocable,  siempre  que  lo  sea  para  actos  especialmente  determinados,  limitado  por 
un plazo cierto, y en razón de un interés legítimo que puede ser solamente del representante, 
o de un tercero, o común a representante y representado, o a representante y un tercero, o a 
representado y tercero; se extingue llegado el transcurso del plazo fijado y puede revocarse 
si  media  justa  causa;  d.  por  la  renuncia  del  representante,  pero  éste  debe  continuar  en 
funciones  hasta  que  notifique  aquélla  al  representado,  quien  puede  actuar  por  sí  o 
reemplazarlo,  excepto  que  acredite  un  impedimento  que  configure  justa  causa;  e.  por  la 
declaración de muerte presunta del representante o del representado; f. por la declaración de 
ausencia  del  representante;  g.  por  la  quiebra  del  representante  o  representado;  h.  por  la 
pérdida de la capacidad exigida en el representante o en el representado.

ARTÍCULO  10.­  Abuso  del  derecho.  El  ejercicio  regular  de  un  derecho  propio  o  el 
cumplimiento de una obligación legal no puede constituir como ilícito ningún acto. La ley no 
ampara  el  ejercicio  abusivo  de  los  derechos.  Se  considera  tal  el  que  contraría  los  fines  del 
ordenamiento  jurídico  o  el  que  excede  los  límites  impuestos  por  la  buena  fe,  la  moral  y  las 
buenas  costumbres.  El  juez  debe  ordenar  lo  necesario  para  evitar  los  efectos  del  ejercicio 
abusivo o de la situación jurídica abusiva y, si correspondiere, procurar la reposición al estado 
de hecho anterior y fijar una indemnización.

­ Objeto  del  contrato.  Concepto.  Requisitos  (análisis  pormenorizado).  Causa. 


Concepto.
Se aplican al objeto de los contrato las disposiciones de la Sección 1ª, Capítulo 5, Título 
IV, del Libro Primero del Código Civil y Comercial de la Nación. 

El objeto de los contratos y la prestación 
Tal como sostiene Alterini (2012), “con el sustantivo objeto del contrato se designa a 
la prestación a propósito de la cual se produce el acuerdo de voluntades y en torno a la cual 
se  ordena  la  economía  del  contrato”  (p.  197).  Él  distingue  entre  el  objeto  inmediato  del 
contrato, que consiste en la obligación que se genera a raíz del contrato, y el objeto mediato: 
(…)  que  a  su  vez  es  el  objeto  de  la  obligación,  vale  decir,  la  cosa  o  el  hecho, 
positivo  o  negativo,  que  constituye  el  interés  del  acreedor.  El  objeto  de  la 
obligación consiste en el bien apetecible para el acreedor sobre el cual recae su 
interés  implicado  en  la  relación  jurídica.  (…)  Así  el  objeto  de  la  obligación  de 
entregar  la  cosa  vendida  que  tiene  a  su  cargo  el  vendedor  es  la  cosa  misma; 
esta cosa, precisamente, es lo que pretende el comprador, acreedor de aquella 
obligación. El contenido de la obligación es cierta conducta humana, a la que se 
designa técnicamente como prestación; se trata del comportamiento del deudor 
destinado  a  satisfacer  el  interés  del  acreedor  respecto  de  ese  objeto.  En  el 
ejemplo  dado,  el  contenido  de  la  obligación  del  vendedor  consiste  en  su 
comportamiento tendiente a entregar al comprador la cosa vendida, que –como 
vimos­ es el objeto, centro de su interés. (Alterini, 2012, p. 198). 

Caracteres. Posibilidad, determinación, licitud y valor patrimonial 
De  conformidad  con  lo  que  dispone  el  Código,  el  objeto  “debe  ser  lícito,  posible, 
determinado  o  determinable,  susceptible  de  valoración  económica  y  corresponder  a  un 
interés de las partes, aun cuando éste no sea patrimonial”.38

Objetos prohibidos 
El objeto de los contratos no puede ser prohibido. De conformidad con el art. 1.004: 
No  pueden  ser  objeto  de  los  contratos  los  hechos  que  son  imposibles  o  están 
prohibidos  por  las  leyes,  son  contrarios  a  la  moral,  al  orden  público,  a  la 
dignidad de la persona humana, o lesivos de los derechos ajenos; ni los bienes 
que por un motivo especial se prohíbe que lo sean. Cuando tengan por objeto 
derechos sobre el cuerpo humano se aplican los artículos 17 y 56.146 

Esta  norma  se  corresponde  con  el  art.  279  que  refiere  al  objeto  de  los  actos 
jurídicos.39

Determinación y determinación por un tercero 
Como  dijimos  anteriormente,  el  objeto  de  los  contratos  debe  ser  determinado  o 
determinable.40 Ahora bien, el Código trata específicamente los casos de determinación del 
objeto de la siguiente manera: 
o Determinación  [énfasis  agregado].  Cuando  el  objeto  se  refiere  a  bienes,  éstos 
deben estar determinados en su especie o género según sea el caso, aunque no 
lo estén en su cantidad, si ésta puede ser determinada. Es determinable cuando 
se establecen los criterios suficientes para su individualización.41
o Determinación por un tercero [énfasis agregado]. Las partes pueden pactar que 
la  determinación  del  objeto  sea  efectuada  por  un  tercero.  En  caso  de  que  el 
tercero  no  realice  la  elección,  sea  imposible  o  no  haya  observado  los  criterios 
expresamente  establecidos  por  las  partes  o  por  los  usos  y  costumbres,  puede 
recurrirse  a  la  determinación  judicial,  petición  que  debe  tramitar  por  el 
procedimiento más breve que prevea la legislación procesal.42

Bienes existentes y futuros 

38Art. 1.003 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.  
39Art. 279 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.  
40Art. 1.003 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina  
41Art. 1.005 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina  
42Art. 1.006 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.  
Los  bienes  futuros  pueden  ser  objeto  de  los  contratos.  Y,  en  ese  caso,  el  contrato 
funciona como una promesa de transmitirlos, lo que está subordinado a la condición de que 
lleguen a existir, excepto que se trate de contratos aleatorios.43

Bienes ajenos, bienes litigiosos, gravados o sujetos a medidas cautelares 
Respecto de los bienes ajenos, el Código dispone:
Los  bienes  ajenos  pueden  ser  objeto  de  los  contratos.  Si  el  que  promete 
transmitirlos  no  ha  garantizado  el  éxito  de  la  promesa,  sólo  está  obligado  a 
emplear  los  medios  necesarios  para  que  la  prestación  se  realice  y,  si  por  su 
culpa, el bien no se transmite, debe reparar los daños causados. Debe también 
indemnizarlos cuando ha garantizado la promesa y ésta no se cumple. El que ha 
contratado sobre bienes ajenos como propios es responsable de los daños si no 
hace entrega de ellos.44

En relación a los bienes litigiosos, gravados, o sujetos a medidas cautelares, el Código 
dispone: 
Los  bienes  litigiosos,  gravados,  o  sujetos  a  medidas  cautelares,  pueden  ser 
objeto de los contratos, sin perjuicio de los derechos de terceros. Quien de mala 
fe  contrata  sobre  esos  bienes  como  si  estuviesen  libres  debe  repararlos  daños 
causados a la otra parte si ésta ha obrado de buena fe.45

­ Sistema del Código Civil y Comercial. Necesidad de causa. 
Causa 
A  la  causa  de  los  contratos  se  aplican  las  disposiciones  de  la  Sección  2ª,  Capítulo  5, 
Título  IV,  del  Libro  Primero  de  este  Código.  Son  disposiciones  vinculadas  a  la  causa  de  los 
actos jurídicos.

Noción 
Cuando en términos generales se ha debatido doctrinariamente al tema de la causa de 
los contratos, las cuestiones controvertidas se refieren a la causa fin y no a la causa fuente. 
Es decir, la causa fuente alude al hecho, acto o relación jurídica que engendra la obligación. 
Lorenzetti  (2010)  se  refiere  a  las  diferentes  posiciones  doctrinarias  en  torno  al  tema  de 
causa.  Así,  menciona  al  causalismo  clásico;  y,  como  principal  exponente,  a  Domat,  quien  la 
entendía  como  una  razón  que  se  manifestaba  en  tres  tipos  de  contratos  (los  onerosos,  los 
reales y los gratuitos), concluyendo que la causa era un elemento esencial de la obligación. 
Por  otro  lado,  están  los  anticausalistas,  quienes  niegan  la  autonomía  de  la  noción  de  causa 
como elemento integrante de los requisitos del acto jurídico. Para esta postura, los elementos 
esenciales  son  sólo  el  consentimiento,  la  capacidad  y  el  objeto.  Y,  finalmente,  los 
neocausalistas son autores modernos que defienden la noción de causa, en coincidencia con 
los  clásicos,  pero  advierten  que  ésta  última  es  un  elemento  del  acto  jurídico,  no  de  la 
obligación. Esta corriente importa toda una renovación en el tema de la causa, al reconocer 
los motivos como incorporados a la noción de la misma. Se configura la noción de causa en 

43Art. 1.007 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina  
44Art. 1.008 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina  
45Art. 1.009 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina  
un  plano  objetivo­subjetivo  (tomando  en  cuenta  los  móviles  determinantes  del  acto,  que 
inciden  en  la  finalidad;  los  motivos  adquieren  relevancia  jurídica  al  tiempo  de  regular  los 
efectos  de  la  convención).  Esta  posición  es  la  que  adopta  nuestra  legislación  al  definir  la 
causa del acto jurídico en el art. 281 del Código.46

El artículo 281 dispone que la causa: 
(…)  es  el  fin  inmediato  autorizado  por  el  ordenamiento  jurídico  que  ha  sido 
determinante  de  la  voluntad.  También  integran  la  causa  los  motivos 
exteriorizados  cuando  sean  lícitos  y  hayan  sido  incorporados  al  acto  en  forma 
expresa, o tácitamente si son esenciales para ambas partes.47

Así,  el  Código  opta  por  receptar  la  noción  de  causa  fin,  como  determinante  de  la 
voluntad de celebración del contrato. Además, incorpora la noción de presunción de causa y 
de acto abstracto, en los siguientes términos: “Aunque la causa no esté expresada en el acto 
se  presume  que  existe  mientras  no  se  pruebe  lo  contrario”.48  Es  que  lo  cierto  es  que  las 
partes en un contrato se obligan por un motivo, por eso se presume la existencia de causa, 
ya  que  difícilmente  lo  hagan  sin  un  motivo.  Ello  da  validez  a  las  declaraciones  y  seguridad 
jurídica  (Lorenzetti,  2010).  Luego,  el  artículo  dispone:  “El  acto  es  válido  aunque  la  causa 
expresada sea falsa si se funda en otra causa verdadera”.49 Ello alude a la simulación de la 
causa manifestada en el acto, la que no es verdadera, y, por lo tanto, es simulada, pero que 
es válida en tanto la causa real exista, aunque esté solapada. 
Además: “La inexistencia, falsedad o ilicitud de la causa no son discutibles en el acto 
abstracto mientras no se haya cumplido, excepto que la ley lo autorice”.50

Necesidad 
El art. 1.013 del Código recepta el principio de la necesidad de causa, disponiendo que 
“la  causa  debe  existir  en  la  formación  del  contrato  y  durante  su  celebración,  y  subsistir 
durante su ejecución. La falta de causa da lugar, según los casos, a la nulidad, adecuación o 
extinción  del  contrato”.51  Esto  es  coherente  con  lo  mencionado  en  el  punto  5.1.2  de  la 
presente lectura, respecto a la presunción de la existencia de causa en los actos jurídicos.

­ Forma. Concepto.
Formas de los contratos 
Todo  contrato  requiere  una  forma,  entendida  como  un  hecho  exterior  por  el  que  la 
voluntad se manifiesta. Seguidamente, nos referiremos a la forma de los contratos en nuestra 
legislación. 

Nociones generales. Sistema de la ley argentina 
La  forma  es  el  modo  de  ser  del  acto,  la  manera  en  que  se  hace  reconocible  en  el 
medio social. En nuestro derecho rige el principio de libertad de formas, según el 1.015 del 
Código. Cuando la forma es exigida con mayor rigorismo y con carácter absoluto, es decir, de 
manera constitutiva, visceral, si la misma no es observada, acarreará la nulidad del acto.52

46Art. 281 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.  
47Art. 281 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.  
48Art. 282 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina  
49Art. 282 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.  
50Art. 283 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.  
51Art. 1.013 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.  
­ Contratos formales y no formales. Clasificación. Otorgamiento pendiente del 
instrumento. 
Contratos formales y no formales 
Como ya explicáramos al referirnos a la clasificación de los contratos, éstos pueden ser 
formales o no formales. El art. 969 del Código define a los contratos formales como “aquellos 
para los cuales la ley exige una forma para su validez, por lo tanto son nulos si la solemnidad 
no ha sido satisfecha”.53
Ahora  bien,  cuando  la  forma  requerida  para  los  contratos  lo  es  sólo  para  que  éstos 
produzcan  sus  efectos  propios,  sin  sanción  de  nulidad,  no  quedan  concluidos  como  tales 
mientras no se haya otorgado el instrumento previsto, pero valen como contratos en los que 
las partes se obligaron a cumplir con la expresada formalidad. 
Si, por el contrario, la ley o las partes no imponen una forma determinada, ésta debe 
constituir sólo un medio de prueba de la celebración del contrato.

­ Otorgamiento pendiente del instrumento 
El art. 1.018 del Código regula el caso del otorgamiento pendiente del instrumento: 
El otorgamiento pendiente de un instrumento previsto constituye una obligación 
de hacer, si el futuro contrato no requiere una forma bajo sanción de nulidad. Si 
la parte condenada a otorgarlo es remisa, el juez lo hace en su representación, 
siempre  que  las  contraprestaciones  estén  cumplidas,  o  sea  asegurado  su 
cumplimiento.54

Es  decir  que  el  incumplimiento  del  otorgamiento  del  instrumento  previsto  trae 
aparejado la conversión del negocio jurídico en una obligación de hacer, siendo aplicables las 
reglas previstas para estas obligaciones, excepto que se prevea como sanción la nulidad por 
la falta de la forma.

­ Prueba. Nociones generales. Prueba de los contratos formales.

El Código Civil y Comercial de la Nación regula la prueba de los contratos en el Capítulo 8, 
del Título II, del Libro III (arts. 1.019 y 1.020).

­Nociones generales 
Conforme  lo  señala  Alterini  (2012),  “la  forma  es  el  elemento  externo  del  contrato;  la 
prueba es el medio para demostrar que fue celebrado” (2012, p. 431). Continúa, al respecto: 
Al  Código  Civil  (ley  de  fondo)  le  incumbe  precisar  qué  medio  de  prueba  es 
idóneo para cada acto, pues muchas veces la prueba está íntimamente ligada a 
la  naturaleza  del  acto;  piénsese,  por  ejemplo,  en  la  prueba  del  estado  de  las 
personas. Pero incumbe a las Provincias regular, a través de sus leyes de forma, 
la  manera  en  que  se  llevará  a  cabo  la  prueba,  esto  es,  la  regulación 
pormenorizada  de  la  producción,  y  en  su  caso  de  la  apreciación  de  la  prueba. 
(Alterini, 2012, p. 434).

521.015 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.  
53Art. 969 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.  
54Art. 1.018 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.  
­ Carga de la prueba 
La  expresión  “onusprobandi”  alude  a  quien  tiene  la  carga  procesal  de  demostrar  un 
hecho;  en  este  caso,  la  existencia  de  un  contrato  y  el  resto  de  las  vicisitudes  que  puedan 
derivarse de una relación contractual. Es un principio propio del derecho procesal que tiene 
múltiples derivaciones. 

Medios de prueba 
El art. 1.019 del Código dispone al respecto: 
Los contratos pueden ser probados por todos los medios aptos para llegar a una 
razonable convicción según las reglas de la sana crítica, y con arreglo a lo que 
disponen  las  leyes  procesales,  excepto  disposición  legal  que  establezca  un 
medio  especial.  Los  contratos  que  sea  de  uso  instrumentar  no  pueden  ser 
probados exclusivamente por testigos.55

El  Código,  a  través  de  esa  norma,  dispone  una  regla  general  que  es  la  amplitud  de 
medios  de  prueba.  No  hay  una  descripción  concreta  de  los  medios  de  prueba,  por  lo  que 
todos serán aptos en la medida en que formen una razonable convicción según las reglas de 
la  sana  crítica.  La  excepción  constituye  el  caso  de  los  contratos  que  tengan  un  medio  de 
prueba específico. 
En relación a la sana crítica, como sistema de apreciación judicial de las pruebas, éste 
funciona, siguiendo a Alterini (2012), de manera que 
(…)  el  juez  tiene  libertad  para  formar  un  criterio  sobre  el  caso  según  su 
convicción,  pero  requiere  que  el  juzgador  exhiba  el  proceso  de  razonamiento 
que lo ha llevado a su conclusión, que diga por qué tiene probado un hecho, lo 
que constituye una garantía para el sujeto de derechos, ya que le permite saber 
la razón que motivó el pronunciamiento judicial. (p. 434).

­ Prueba de los contratos formales ­ Principio de prueba por escrito.
En el caso de los contratos formales en los que se exige una determinada forma para su 
validez, es claro que la forma es esencial y debe respetarse. Si una donación de un inmueble 
se hace por instrumento privado, poco importará que se pruebe esta circunstancia, ya que la 
escritura pública es exigida bajo pena de nulidad. 
Sin embargo, en otros casos, cuando la forma se aconseja a los efectos de la prueba del 
contrato,  entonces  también  se  puede  lograr  ese  cometido  (probar  el  contrato)  por  otros 
medios. 
El art. 1.020 del Código dispone: 
Prueba  de  los  contratos  formales.  Los  contratos  en  los  cuales  la  formalidad  es 
requerida  a  los  fines  probatorios  pueden  ser  probados  por  otros  medios, 
inclusive  por  testigos,  si  hay  imposibilidad  de  obtener  la  prueba  de  haber  sido 
cumplida la formalidad o si existe principio de prueba instrumental, o comienzo 
de  ejecución.  Se  considera  principio  de  prueba  instrumental  cualquier 
instrumento que emane de la otra parte, de su causante o de parte interesada 
en el asunto, que haga verosímil la existencia del contrato.56

55 Art. 1.019 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
56Art. 1.020 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.  
De  conformidad  con  ese  artículo,  los  contratos  a  los  que  la  ley  les  asigna  una 
formalidad específica (a los efectos de su prueba) pueden ser probados por otros medios de 
prueba.  El  artículo  se  refiere  a  la  imposibilidad  de  obtener  la  prueba  designada  por  ley 
justamente  por  no  haber  cumplido  con  la  forma  requerida  o  por  la  imposibilidad  de 
presentarla a los efectos requeridos. 
Cobra, en estos casos, especial relevancia la noción de principio de prueba por escrito, 
entendida  como  la  existencia  de  cualquier  instrumento  que  emane  de  la  otra  parte,  de  su 
causante  o  de  parte  interesada  en  el  asunto,  que  haga  verosímil  la  existencia  del  contrato. 
Como  señala  Alterini  (2012),  “el  principio  de  prueba  por  escrito  constituye  un  indicio, 
resultante de un instrumento no firmado por la otra parte que, teniendo relación directa con 
el contrato, resulta elemento de juicio útil para tenerlo por probado” (2012, p. 449).

SUB­EJE TEMÁTICO 3: VICISITUDES
­ Suspensión (excepción) de incumplimiento. Concepto.

ARTÍCULO  1031.­  Suspensión  del  cumplimiento.  En  los  contratos  bilaterales,  cuando 
las partes deben cumplir simultáneamente, una de ellas puede suspender el cumplimiento de 
la prestación, hasta que la otra cumpla u ofrezca cumplir. La suspensión puede ser deducida 
judicialmente  como  acción  o  como  excepción.  Si  la  prestación  es  a  favor  de  varios 
interesados, puede suspenderse la parte debida a cada uno hasta la ejecución completa de la 
contraprestación.

Introducción
La  norma  contiene  estipulaciones  basadas  en  los  mismos  principios  que  la  excepción 
de  incumplimiento  regulada  en  el  CC  y  está  destinada  a  preservar  la  efectividad  de  las 
contraprestaciones que hace al equilibrio de los contratos bilaterales. Se aplica en supuestos 
en los que aún hay esperanza de cumplimiento, con riesgo de incumplimiento, frente a cuyos 
efectos intenta preservarse una de las partes. 
La  suspensión  se  adopta  ante  la  posibilidad  seria  de  un  incumplimiento  parcial 
sustancial o total de las obligaciones a cargo de la contraparte; situación prevista en el art. 71 
de la Convención de las Naciones Unidas sobre Compraventa Internacional de Mercaderías y 
en el punto 7.3.4 de los Principios de Unidroit sobre los contratos comerciales internacionales.

Interpretación
Para que proceda la suspensión del cumplimiento se requiere: 
1. que se trate de un contrato bilateral (art. 966 CCyC); y 
2.  que  el  cumplimiento  de  las  prestaciones  a  cargo  de  cada  una  de  las  partes  deba 
producirse en forma simultánea; por lo que la previsión no resulta de aplicación en los 
casos de contraprestaciones sucesivas. 

El planteo de la suspensión puede hacerse en forma extrajudicial o judicial —lo que se 
deriva del empleo del “puede” en su redacción—, supuesto en el que podrá articularse por vía 
de acción o de excepción dilatoria, con efectividad hasta que la parte eventualmente remisa 
dé cumplimiento u ofrezca seriamente cumplir. 
En  el  supuesto  de  existir  una  pluralidad  de  interesados  en  el  cumplimiento  de  una 
prestación, puede suspenderse el cumplimiento de la parte debida a cada uno hasta tanto se 
haya  ejecutado  completamente  la  contraprestación;  ello,  claro  está,  en  caso  de  tratarse  de 
obligaciones de prestación divisible. En caso de ser la prestación indivisible (art. 815 CCyC), la 
suspensión operará por entero contra cualquiera de los acreedores, en razón de la naturaleza 
de la obligación

Tutela preventiva. Concepto.
ARTÍCULO  1032.­  Tutela  preventiva.  Una  parte  puede  suspender  su  propio  cum­ 
plimiento  si  sus  derechos  sufriesen  una  grave  amenaza  de  daño  porque  la  otra  parte  ha 
sufrido  un  menoscabo  significativo  en  su  aptitud  para  cumplir,  o  en  su  solvencia.  La 
suspensión queda sin efecto cuando la otra parte cumple o da seguridades suficientes de que 
el cumplimiento será realizado.

Introducción
 La norma, siguiendo la línea de la función preventiva del daño de la que dan cuenta 
los  arts.  1710  a  1715  CCyC,  incorpora  una  regulación  novedosa  para  nuestro  derecho 
privado, por la que se prevé un supuesto de autoprotección de una de las partes contratantes 
ante situaciones objetivamente verificables que hacen peligrar la posibilidad de cumplimiento 
de  la  contraria  y  que  podrían  determinar  que,  en  caso  de  cumplir  con  la  prestación  a  su 
cargo, quien invoca la tutela podría sufrir un perjuicio patrimonial. 

Interpretación
A  diferencia  de  lo  establecido  en  el  art.  1031  CCyC,  en  esta  norma  no  se  requiere 
simultaneidad  en  las  contraprestaciones;  basta  que  una  parte  declare  su  intención  de  no 
cumplir; que actúe de modo tal que una persona razonable pueda establecer que no cumplirá 
su  obligación;  que  se  vea  afectada  su  aptitud  para  cumplir  —lo  que  puede  ocurrir,  por 
ejemplo,  por  la  pérdida  de  derechos  para  la  explotación  de  determinados  recursos 
naturales— o que evidencie una situación de insolvencia, para que la otra pueda considerarse 
habilitada para efectuar el planteo de una tutela preventiva. 
La suspensión es tal y no una resolución del vínculo contractual, por lo que perdurará 
en tanto subsista la situación de riesgo por déficit de aptitud patrimonial de la contraria o su 
actitud  reticente  al  cumplimiento,  la  que  cesará  cuando  se  produzca  el  cumplimiento  o  la 
destinataria de la medida dé seguridades suficientes de su concreción.
Obviamente, de no alcanzarse tales seguridades en un tiempo razonable según el tipo 
de  prestación  de  la  que  se  trate,  la  situación  podrá  devenir  en  ineficacia  definitiva,  dando 
lugar a las acciones propias de la función resarcitoria, por agotamiento de la preventiva

­ Obligación  de  saneamiento.  Concepto.  Ámbito  de  aplicación.  Sujetos 


responsables. Régimen legal.

ARTÍCULO 1033.­ Sujetos responsables. Están obligados al saneamiento:
a. el transmitente de bienes a título oneroso; 
b. quien ha dividido bienes con otros; 
c.  sus  respectivos  antecesores,  si  han  efectuado  la  correspondiente 
transferencia a título oneroso. 
ARTÍCULO 1034.­ Garantías comprendidas en la obligación de saneamiento. El 
obligado al saneamiento garantiza por evicción y por vicios ocultos conforme a lo dispuesto 
en esta Sección, sin perjuicio de las normas especiales. 

Introducción 
La fuente de la obligación de sanear los vicios jurídicos o materiales ocultos, existentes 
en  la  cosa  al  tiempo  de  la  entrega,  es  la  transmisión.  Es,  a  partir  de  ella,  que  nace  la 
obligación de sanear. 
Evicción  y  vicios  ocultos  son  especies  de  la  garantía  general  de  saneamiento.  Este 
Código  regula  los  aspectos  comunes  de  ambas,  considerando  su  ámbito  de  aplicación, 
naturaleza  jurídica  y  efectos.  En  la  evicción  se  regulan  los  requisitos  de  admisibilidad  de  la 
acción, el régimen de defensa en juicio, la cesación de la responsabilidad y la prescripción. En 
el  parágrafo  tercero,  dedicado  a  los  vicios  ocultos  o  redhibitorios,  se  ocupa  del  ámbito  de 
aplicación, la modificación de la garantía, su caducidad y las acciones por responsabilidad. 
A diferencia del CC, que ubicaba la cuestión de la garantía de saneamiento en medio 
de  los  contratos  en  particular,  este  Código  la  regula  en  la  parte  general  de  los  contratos, 
mejorando con ello la metodología empleada. Tal como se hacía en el Proyecto de 1998 se 
incluyen,  en  primer  término,  disposiciones  generales  y  luego,  normas  específicas  para  la 
responsabilidad  por  evicción  y  por  vicios  ocultos.  La  regulación  se  integra  con  lo  dispuesto 
sobre  evicción  en  otras  partes  del  Código,  entre  las  que  se  encuentran  los  contratos  en 
particular:  dación  en  pago  (art.  943  CCyC);  permuta  (art.  1174  CCyC);  locación  (art.  1220 
CCyC);  donación  (arts.  1556  y  1557  CCyC);  fianza  (art.  1598  CCyC);  cesión  (arts.  1628  a 
1631 y 1639 a 1640 CCyC); cesión de herencia (art. 2305 CCyC); partición (arts. 2404 a 2406 
CCyC); evicción con relación a los donatarios (art. 2419 CCyC); partición por testamento (art. 
2423 CCyC); y evicción en los legados (art. 2503 CCyC). 

Interpretación
Sujetos responsables por la garantía de saneamiento 
De  acuerdo  a  lo  regulado  en  el  art.  1033  CCyC,  están  obligados  a  responder  por 
saneamiento: 
a.  Quien  transmite  bienes  a  título  oneroso:  La  garantía  se  dará  en  todos  los 
supuestos  en  los  que  medien  transmisiones  a  título  oneroso  y  comprende  las 
donaciones  con  cargo  (arts.  1562  y  1563  CCyC)  o  remuneratorias  (art.  1561  CCyC) 
que,  de  acuerdo  a  lo  establecido  en  el  art.  1564  CCyC,  se  consideran  como  actos  a 
título  oneroso  en  la  medida  en  que  se  limiten  a  una  equitativa  retribución  de  los 
servicios recibidos o en que exista equivalencia de valores entre la cosa donada y los 
cargos  impuestos.  No  obstante,  cabe  señalar  que  en  la  donación  sin  componente  de 
onerosidad,  el  donante  puede  responder  por  saneamiento  en  los  supuestos 
contemplados en los arts. 1556 a 1558 CCyC. 
b. Quien ha dividido bienes con otros: Cuando varias personas son cotitulares de 
los mismos bienes, no poseen una parte determinada de ellos, sino una parte indivisa, 
una porción ideal. La división de bienes produce la determinación material de lo que a 
cada uno corresponde y por vía de lo aquí dispuesto se procura mantener la equidad 
en la distribución, la que se vería afectada si quien recibe un determinado bien se ve 
luego  vencido  por  un  tercero  en  juicio  sobre  su  titularidad  o  sufre  un  detrimento 
patrimonial  en  razón  de  un  vicio  oculto  de  la  cosa,  situación  que  el  ordenamiento 
jurídico prevé, estableciendo la garantía, también en este caso. 
c.  Los  antecesores  de  quienes  se  encuentren  comprendidos  en  los  dos 
supuestos anteriores, si la transferencia que realizaron fue a título oneroso: 
En  razón  de  lo  establecido  en  este  inciso,  si  el  adquirente  de  un  bien  es  a  título 
gratuito  y  carece  de  acción  contra  su  transmitente  inmediato,  podrá  accionar  contra 
cualquiera de los antecesores de este, avanzando en la cadena de transmisiones hasta 
llegar a quien era el titular del derecho al tiempo de la aparición del vicio en el derecho 
o en la materialidad de la cosa. Lo que resulta justo pues, de lo contrario, la existencia 
de  un  acto  a  título  gratuito  en  una  secuencia  de  transmisiones  liberaría  de 
responsabilidad a quien transmitió originalmente un derecho viciado

Garantías comprendidas en la obligación de saneamiento 
En este tramo del Código se trata de la obligación de saneamiento, que es la que tiene 
el transmitente, de reparar el daño que sufre el adquirente si es vencido en el derecho por un 
tercero  (evicción)  o  si  la  cosa  transmitida  tiene  un  vicio  en  su  materialidad  (vicio  oculto  o 
redhibitorio).  Se  trata,  pues,  de  una  garantía  referida  a  los  aspectos  jurídicos  y  de  otra 
relativa a la faz material de la operación realizada entre las partes.

­ Responsabilidad por saneamiento. 
ARTÍCULO  1039.­  Responsabilidad  por  saneamiento.  El  acreedor  de  la  obligación  de 
saneamiento tiene derecho a optar entre: 
a. reclamar el saneamiento del título o la subsanación de los vicios; 
b. reclamar un bien equivalente, si es fungible; 
c. declarar la resolución del contrato, excepto en los casos previstos por los artículos 1050 
y 1057. 

Introducción
Las  opciones  establecidas  en  este  artículo  a  favor  del  acreedor  por  saneamiento 
constituyen un adelanto respecto de la regulación preexistente, que solo permitía, en materia 
de evicción, extinguir el acto y requerir la restitución del precio con más daños y perjuicios, 
en algunos supuestos. 

Interpretación 
De acuerdo a lo regulado en esta norma, el acreedor de la obligación de saneamiento 
tiene  la  facultad  jurídica  de  elegir  entre  dos  opciones  que  conducen  a  la  conservación  del 
vínculo contractual y una tercera, que le pone fin. Así, puede: 
a.  Reclamar  el  saneamiento  del  título  o  la  subsanación  de  los  vicios:  La 
subsanación del vicio puede darse, en caso de evicción, por ejemplo, por la adquisición que el 
transmitente  haga  del  bien  de  quien  sea  su  dueño  tras  haberlo  entregado  como  si  fuera 
propio al acreedor de la garantía. En el caso del vicio redhibitorio, ella puede producirse por 
vía de la reparación del vicio a costa del transmitente. 
b. Reclamar un bien equivalente, en caso de ser el transmitido de naturaleza 
fungible: La sustitución por el transmitente de cosa fungible por otra de igual especie que 
no  se  encuentre  afectada  por  reclamos  jurídicos  de  terceros  o  por  defectos  ocultos  en  su 
materialidad, según el caso, constituye una vía idónea para la satisfacción de la garantía de 
saneamiento. 
c. Declarar resuelto del contrato: El artículo no prevé la posibilidad de resolución 
parcial, con reducción del precio, que contemplaba el Proyecto de 1998. 

La  resolución  puede  aquí  pedirse  en  tanto  no  se  hubiera  producido  la  prescripción 
adquisitiva  (art.  1050  CCyC)  o  el  vicio  oculto  fuera  subsanable  y  tal  subsanación  fuera 
ofrecida por el transmitente (art. 1057 CCyC).

­ Responsabilidad por daños. 
ARTÍCULO  1040.­  Responsabilidad  por  daños.  El  acreedor  de  la  obligación  de 
saneamiento también tiene derecho a la reparación de los daños en los casos previstos en el 
artículo 1039, excepto: 
a.  si  el  adquirente  conoció,  o  pudo  conocer  el  peligro  de  la  evicción  o  la  existencia  de 
vicios; 
b. si el enajenante no conoció, ni pudo conocer el peligro de la evicción o la existencia de 
vicios; 
c. si la transmisión fue hecha a riesgo del adquirente; 
d. si la adquisición resulta de una subasta judicial o administrativa. 

La  exención  de  responsabilidad  por  daños  prevista  en  los  incisos  a)  y  b)  no  puede 
invocarse por el enajenante que actúa profesionalmente en la actividad a la que corresponde 
la enajenación, a menos que el adquirente también se desempeñe profesionalmente en esa 
actividad.

Introducción
Se prevé en esta norma la posibilidad, para el acreedor de la garantía de saneamiento, 
de reclamar por los daños y perjuicios que pudo haber sufrido como derivación del negocio 
alterado por la existencia de vicios. 

Interpretación
El artículo enuncia, de modo general, el derecho del acreedor de la responsabilidad por 
saneamiento  —prevista  en  el  art.  1039  CCyC—  de  reclamar  el  resarcimiento  de  los  daños  y 
perjuicios  que  pudo  haber  sufrido,  del  que  gozará,  salvo  que  se  verifique  alguna  de  las 
siguientes circunstancias: 
a. Que el adquirente haya podido conocer el peligro de la evicción o la existencia de 
los  vicios  y  no  haya  tomado  conocimiento  de  ellos  en  razón  de  una  conducta  poco 
diligente de su parte. 
b. Que el enajenante no haya podido conocer el peligro de evicción o la existencia de 
vicios,  supuesto  en  el  que  la  garantía  opera  limitando  a  la  cobertura  relativa  al  bien, 
mas no a los daños que pudieron haberse derivado para el adquirente de la evicción o 
de los vicios ocultos. Se tiene en consideración la buena fe del transmitente. 
c. Que la transmisión haya sido hecha a riesgo del adquirente, supuesto en el que se 
considera  que  hizo  su  evaluación  y  asumió  tal  circunstancia,  a  menudo  con 
disminución del precio. Esta cláusula debe tenerse por no escrita cuando se trata de un 
contrato celebrado por adhesión a cláusulas predispuestas por el enajenante (art. 988, 
inc. b, CCyC) o de consumo (art. 1117 CCyC). 
d. Que la adquisición haya resultado de una subasta judicial o administrativa; ello, sin 
perjuicio de la eventual responsabilidad del Estado en caso de haber mediado defectos 
en el trámite que hubieran generado una publicidad defectuosa. Según se establece en 
el  párrafo  final  del  artículo,  en  los  casos  mencionados  en  los  apartados  a)  y  b),  la 
responsabilidad no podrá ser invocada por quien desarrolla como actividad profesional 
la transmisión de bienes de la naturaleza del que se trate; ello, salvo que ambas partes 
sean profesionales en la misma área de mercado.

­ Responsabilidad por evicción. Concepto. Régimen legal. 
ARTÍCULO 1044.­ Contenido de la responsabilidad por evicción. La responsabilidad 
por evicción asegura la existencia y la legitimidad del derecho transmitido, y se extiende a: 
a. toda turbación de derecho, total o parcial, que recae sobre el bien, por causa anterior o 
contemporánea a la adquisición; 
b. los reclamos de terceros fundados en derechos resultantes de la propiedad intelectual o 
industrial,  excepto  si  el  enajenante  se  ajustó  a  especificaciones  suministradas  por  el 
adquirente; 
c. las turbaciones de hecho causadas por el transmitente.

Introducción
En  términos  generales,  y  sin  perjuicio  de  las  variaciones  de  régimen  previstas  para 
situaciones concretas, la evicción como garantía constituye la obligación de quien transmitió 
un  derecho  a  título  oneroso,  por  la  que  debe  asistir  o  sustituir  en  un  proceso  judicial  al 
adquirente  frente  a  todo  planteo  de  causa  jurídica  anterior  o  contemporánea  al  acto  de 
transmisión,  que  podría  conducir  a  que  se  lo  privara  total  o  parcialmente  del  derecho 
adquirido;  ella  comprende,  asimismo,  la  obligación  subsidiaria  de  indemnizarlo  en  caso  de 
incumplimiento o de intervención infructuosa. 

Interpretación
De  acuerdo  a  lo  establecido  en  el  art.  1044  CCyC,  la  responsabilidad  por  evicción 
asegura  la  existencia  y  la  legitimidad  del  derecho  transmitido;  vale  decir  que  este  se 
encuentra  en  la  esfera  de  disponibilidad  del  enajenante  para  el  acto  de  que  se  trata.  Esa 
responsabilidad alcanza a: 
1.  Toda  turbación  de  derecho,  total  o  parcial,  que  recae  sobre  el  bien,  por  causa 
anterior  o  contemporánea  a  la  adquisición,  sea  ella  canalizada  por  una  acción 
reivindicatoria  o  por  cualquier  tipo  de  reclamo  que  pueda  incidir  en  la  posibilidad  de 
goce pleno del bien. Ello se da en todos los supuestos en los que un tercero invoque 
un mejor derecho. Quedan excluidos de la garantía los planteos que se formulen por 
causa  posterior  a  la  transmisión,  las  turbaciones  de  derecho  provenientes  de  una 
disposición legal (art. 1045, inc. b, CCyC) y los supuestos de evicción resultante de un 
derecho  con  origen  anterior  a  la  transferencia,  consolidado  luego  de  ocurrida  ella, 
como es el generado por un planteo de prescripción adquisitiva victorioso; supuesto en 
el  que  el  juez  puede  apartarse  de  la  disposición  para  establecer  una  solución 
equitativa, de generar ella un desequilibrio económico desproporcionado. 
2.  Los  reclamos  de  terceros,  fundados  en  derechos  resultantes  de  la  propiedad 
intelectual o industrial, salvo que el enajenante se hubiera ajustado a especificaciones 
suministradas  por  el  adquirente,  como  lo  prevé  el  art.  42,  inc.  2,  apart.  b)  de  la 
Convención de Viena de 1980, sobre Compraventa Internacional de Mercaderías. 
3. Toda turbación de hecho causada por el propio transmitente, pues las provenientes 
de  terceros  ajenos  al  transmitente  quedan  excluidas  de  la  garantía  en  razón  de  lo 
previsto en el art. 1045, inc. a, CCyC. 

De acuerdo a lo expuesto y a lo regulado en los restantes artículos de la Sección, para 
que  proceda  la  responsabilidad  por  evicción,  deben  satisfacerse  los  siguientes  requisitos, 
establecidos en los arts. 1033 y 1044 CCyC: 
a.  que  se  trate  de  un  acto  oneroso  de  transmisión  de  derechos  o  de  la  división  de 
bienes entre cotitulares (art. 1033, inc. a y b, CCyC); 
b. que exista turbación de derecho que recaiga sobre el bien o de turbación de hecho 
proveniente del propio enajenante (art. 1044, inc. a y c, CCyC), pues las provenientes 
de  terceros  son  ajenas  a  la  aplicación  de  este  instituto  (art.  1045,  inc.  a,  CCyC)  y 
deben ser enfrentadas por vía del ejercicio de las acciones posesorias reguladas en el 
Libro Cuarto, Título XIII de este Código; 
c. que la causa de la evicción sea anterior o contemporánea a la adquisición (art. 1044, 
inc. a, CCyC).

­ Responsabilidad por vicios ocultos. Concepto. Régimen legal. 

ARTÍCULO  1051.­  Contenido  de  la  responsabilidad  por  vicios  ocultos.  La 
responsabilidad por defectos ocultos se extiende a: 
a. los defectos no comprendidos en las exclusiones del artículo 1053; 
b. los vicios redhibitorios, considerándose tales los defectos que hacen a la cosa impropia 
para  su  destino  por  razones  estructurales  o  funcionales,  o  disminuyen  su  utilidad  a  tal 
extremo  que,  de  haberlos  conocido,  el  adquirente  no  la  habría  adquirido,  o  su 
contraprestación hubiese sido significativamente menor.

ARTÍCULO 1053.­ Exclusiones. La responsabilidad por defectos ocultos no comprende:
a.  los  defectos  del  bien  que  el  adquirente  conoció,  o  debió  haber  conocido  mediante 
un  examen  adecuado  a  las  circunstancias  del  caso  al  momento  de  la  adquisición, 
excepto  que  haya  hecho  reserva  expresa  respecto  de  aquéllos.  Si  reviste 
características  especiales  de  complejidad,  y  la  posibilidad  de  conocer  el  defecto 
requiere  cierta  preparación  científica  o  técnica,  para  determinar  esa  posibilidad  se 
aplican los usos del lugar de entrega; 
b. los defectos del bien que no existían al tiempo de la adquisición. La prueba de su 
existencia incumbe al adquirente, excepto si el transmitente actúa profesionalmente en 
la actividad a la que corresponde la transmisión.

Introducción
A  menudo  ocurre  en  el  tráfico  negocial  que  se  transmiten  cosas  que  no  tienen  en  la 
realidad la calidad material o la funcionalidad que se les atribuye, por lo que quien las recibe 
a  título  oneroso  se  encuentra  con  que  no  resultan  aptas  para  la  finalidad  razonablemente 
tenida  en  consideración  al  celebrarse  el  contrato.  La  responsabilidad  por  vicios  ocultos 
proporciona una vía de solución para tales situaciones, posibilitando tanto que quien recibió 
un  bien  lo  conserve,  con  disminución  del  precio  que  pagó  por  él  —a  menudo,  como  ocurre 
con  la  adquisición  de  inmuebles,  quien  lo  recibió  y  ya  se  estableció  no  tiene  interés  en 
dejarlo,  en  encarar  una  nueva  búsqueda  y  mudanza  y  prefiere  una  solución  alternativa—  o 
que deje la operación sin efecto. 
La responsabilidad por vicios ocultos de la cosa es inherente a los contratos onerosos y 
está destinada a proteger los intereses del adquirente, permitiéndole exigir una disminución 
del precio o dejar sin efecto la operación en caso de presentar el bien defectos que lo hagan 
impropio para su destino.
Lo que en este parágrafo del Código se considera es el defecto en la materialidad de la 
cosa,  de  una  entidad  suficiente  como  para  cercenar  gravemente  su  utilidad  o  hacerla 
impropia para su destino.
La  garantía  rige  básicamente  en  los  contratos  a  título  oneroso  (art.  967  CCyC,  1ª 
parte);  pero  los  subadquirentes  a  título  gratuito  que  hubieran  obtenido  el  bien  de  un 
adquirente a título oneroso, pueden disponer de la garantía y ejercerla contra quien hizo una 
anterior transmisión viciada. 
Si las partes no prevén nada sobre la obligación de saneamiento, debe tenérsela por 
existente en la relación contractual (art. 1036 CCyC). Fuera de esta regulación se encuentra 
la establecida en la Ley de Defensa del Consumidor para la regulación de la responsabilidad 
por  vicios  de  toda  índole  cuando  afecten  la  identidad  entre  lo  ofrecido  y  lo  entregado  o  su 
correcto funcionamiento. 

Interpretación 
Vicios ocultos y vicios redhibitorios
Todo defecto no ostensible en la materialidad de una cosa puede ser considerado vicio 
oculto,  género  que  comprende  a  los  vicios  redhibitorios,  definidos  en  el  art.  1051,  inc.  b, 
CCyC,  como  los  defectos  que  hacen  a  la  cosa  impropia  para  su  destino  por  razones 
estructurales  o  funcionales  o  bien  que  disminuyen  su  utilidad  a  tal  extremo,  que  —de 
haberlos  conocido—  el  adquirente  no  la  habría  adquirido  o  hubiera  dado  por  ella  una 
contraprestación de menor valor. 
El  primer  tramo  del  concepto  coincide  con  el  enunciado  tradicional  del  instituto,  pero 
luego el Código, con una innovación interesante, incorpora el defecto estructural o funcional 
que disminuye o elimina la aptitud de la cosa, lo que es de especial aplicación a la adquisición 
de bienes generados por la innovación tecnológica. 

Alcance de la responsabilidad por vicios ocultos
La norma establece que la responsabilidad por defectos ocultos se extiende a los que 
no se encuentren comprendidos en las exclusiones determinadas en el art. 1053 CCyC, que 
deja  fuera  del  ámbito  de  la  garantía  los  defectos  que  el  adquirente  conoció  o  debió  haber 
conocido  por  medio  de  un  examen  diligente,  adecuado  a  las  circunstancias  en  las  que  se 
efectuó  la  transmisión,  en  tanto  no  hubiera  hecho  reserva  expresa  de  incluirlos  entre  los 
supuestos abarcados por la responsabilidad, según los usos del lugar de entrega cuando para 
la evaluación se requiriera preparación científica o técnica. 
Las partes pueden ampliar la garantía mencionada, dando trato de vicios redhibitorios 
a los que, en principio, no se encuentran por su naturaleza comprendidos en esa categoría, 
incluyendo en ella a: 
1. ciertos defectos específicos, aun cuando el adquirente debiera haberlos conocido, lo 
que es de utilidad para posibilitar la concreción de operaciones negociales cuando por 
ese  mecanismo  se  otorga  al  adquirente  una  garantía  especial  que  determina  su 
consentimiento —así, puede incluirse el deterioro provocado por una humedad visible 
en la pared de un inmueble, para el caso de su agravamiento—; 
2.  cierta  calidad  de  la  cosa  transmitida  o  la  inexistencia  de  defectos  —supuesto  de 
asunción amplia de riesgos por el enajenante—; y 
3.  las  garantías  especiales  proporcionadas  por  el  fabricante  o  quien  interviene  en  la 
comercialización de la cosa (distribuidor, concesionario, vendedor, etc.), supuesto en el 
que,  salvo  estipulación  en  contrario,  el  adquirente  puede  optar  por  ejercer  los 
derechos resultantes de esa garantía, en cuyo caso no podrá hacer uso de las acciones 
previstas en el art. 1039 CCyC, ni del reclamo por daños del art. 1049 CCyC. 

De tal modo, la responsabilidad por defectos ocultos comprende:
1. Los defectos no comprendidos en las exclusiones del art. 1053 CCyC, referidas a los 
defectos  del  bien  que  el  adquirente  conoció  o  debió  haber  conocido  mediante  un  examen 
adecuado a las circunstancias del caso al tiempo de la adquisición y los defectos del bien que 
no existían al tiempo de la adquisición. Así, la garantía alcanza a: 
i.  los  defectos  ocultos  del  bien  que  el  adquirente  no  pudo  haber  conocido 
mediante  un  examen  adecuado  al  tiempo  de  la  entrega  (art.  1053,  inc.  a, 
CCyC); 
ii.  los  defectos  ocultos  del  bien  con  relación  a  los  que  se  haya  hecho  reserva 
expresa (art. 1053, inc. a, CCyC); y 
iii.  los  defectos  ocultos  del  bien  que  existían  al  tiempo  de  la  adquisición  (art. 
1053, inc. b, CCyC). 

2.  Los  vicios  redhibitorios,  defectos  que  hacen  a  la  cosa  impropia  para  su  destino  o 
disminuyen su utilidad en grado tal que, de haber sido conocidos por el adquirente, este no 
habría contratado como lo hizo; categoría que puede comprender: 
i. defectos ocultos que no revistan dicha envergadura pero a los que las partes 
decidan  dar  el  tratamiento  jurídico  de  los  vicios  redhibitorios  (art.  1052,  inc.  a 
CCyC); 
ii.  defectos  cuya  atención  haya  sido  expresamente  garantizada  por  el 
enajenante,  aunque  el  adquirente  debiera  haber  conocido  su  existencia  (art. 
1052, inc. b, CCyC); y 
iii.  defectos  con  relación  a  los  que  los  partícipes  de  la  cadena  de 
comercialización  del  bien  otorgaron  garantías  especiales  (art.  1052,  inc.  c, 
CCyC). 

No serán defectos ocultos: 
1.  los  defectos  aparentes,  ostensibles  o  manifiestos  que  el  adquirente  pudo  haber 
conocido por medio de la práctica de un examen ordinario. En caso de ser requerida 
una preparación científica o técnica para la evaluación, se aplicarán los usos del lugar 
de  la  entrega,  a  fin  de  determinar  qué  puede  considerarse  vicio  oculto  y  qué  no,  así 
ocurre, por ejemplo, con la compra de hacienda; y 
2.  los  defectos  que  al  momento  de  la  adquisición  no  existían  y  sobrevienen  después 
del  momento  de  la  adquisición  de  la  cosa  y  que,  en  modo  alguno,  se  encontraban 
presentes en ella al tiempo de la tradición. La prueba sobre la existencia del defecto al 
tiempo  de  la  tradición  incumbe  al  adquirente,  salvo  que  el  enajenante  sea  un 
profesional del área de mercado, en cuyo caso se invierte la carga. De tratarse de una 
cuestión  que  requiere  especiales  conocimientos,  dicha  prueba  deberá  también  estar 
destinada a acreditar tal circunstancia.

­ Caducidad.
ARTÍCULO 1055.­ Caducidad de la garantía por defectos ocultos. La responsabilidad 
por defectos ocultos caduca: 
a. si la cosa es inmueble, cuando transcurren tres años desde que la recibió; 
b.  si  la  cosa  es  mueble,  cuando  transcurren  seis  meses  desde  que  la  recibió  o  puso  en 
funcionamiento. 

Estos plazos pueden ser aumentados convencionalmente. La prescripción de la acción está 
sujeta a lo dispuesto en el Libro Sexto. 

Introducción
En algún momento el defecto oculto se hace ostensible: afloran humedades o grietas en 
los inmuebles, presentan problemas funcionales las máquinas o se evidencia una enfermedad 
congénita en un animal. Tal afloramiento marca el punto de partida para el cómputo de los 
plazos  establecidos  para  el  ejercicio  de  las  acciones  conferidas  para  hacer  efectiva  esta 
responsabilidad. 

Interpretación 
La  denuncia  del  defecto  En  el  art.  1054  CCyC  se  impone  al  adquirente  la  carga  de 
denunciar  la  manifestación  del  defecto  oculto  dentro  de  los  sesenta  días  de  haberse  hecho 
este  ostensible.  Se  trata  de  una  carga  y  no  de  una  obligación;  un  imperativo  del  propio 
interés  del  adquirente  quien,  de  no  dar  cuenta  de  la  aparición  del  defecto,  pierde  la 
posibilidad de hacer efectiva la responsabilidad del transmitente, operándose un supuesto de 
caducidad  que  solo  puede  verse  enervado  por  la  acreditación  de  una  circunstancia:  que  el 
enajenante  haya  conocido  o  debido  conocer  la  existencia  del  defecto;  supuesto  en  el  que, 
con fundamento en la buena fe del adquirente, se puede soslayar el término fatal.
En  caso  de  manifestarse  el  derecho  en  forma  gradual,  el  plazo  de  todos  modos  se 
cuenta desde que se hizo evidente y también rige el supuesto de excepción por conocimiento 
debido del enajenante. 
Dadas  las  consecuencias  derivadas  de  la  falta  de  denuncia  expresa  en  el  plazo 
indicado, es conveniente que ella se efectúe por algún medio fehaciente cuyo empleo pueda 
ser luego acreditado en juicio, de ser ello necesario.

SUB­EJE TEMÁTICO 4: EXTINCIÓN

­ Frustración del contrato. Concepto. Régimen legal. 
La  ley  contempla  un  caso  particular  de  resolución  del  contrato,  entendida  como  la 
extinción por la frustración definitiva de la finalidad del contrato. En este caso, se quiebra la 
causa del contrato.
Esta  teoría  no  había  tenido  recepción  legislativa  antes  de  la  reforma  introducida  por  ley 
26.994.82 Sin embargo, su uso se había extendido jurisprudencialmente y ha tenido mucho 
desarrollo doctrinario.

Origen de la teoría de la frustración del fin del contrato

En cuanto a su origen es casi unánime la doctrina en señalar al derecho anglosajón. El 
instituto de la frustración del fin del contrato vino a morigerar el principio fundamental 
en  el  derecho  contractual  inglés  que  establecía  que  quien  había  asumido 
contractualmente  una  determinada  obligación  debía  estrictamente  cumplirla  y,  salvo 
que  se  hubiese  previsto  expresamente  una  exoneración  o  limitación  de  su 
responsabilidad  contractual,  este  debía  hacer  frente  a  las  consecuencias  de  la 
imposibilidad de cumplimiento frente al cambio de las circunstancias que pudiera haber 
sobrevenido  con  posterioridad  al  contrato  Este  principio  había  sido  consagrado  en  el 
clásico precedente Paradine V. Jane del año 1647, en el que a un locatario se le hizo 
responder por el pago del alquiler a pesar de que había sido privado del uso y goce del 
bien por un enemigo del rey.

Dicho  precedente  fue  modificado  en  1863  con  el  caso  Taylor  V.  Caldwell,  que 
determinó  que  habiéndose  destruido  materialmente  el  objeto  de  la  prestación  se 
frustraba  el  contrato  y  el  obligado  no  era  responsable  del  incumplimiento, 
consagrándose en el derecho inglés lo que en el derecho continental podría asimilarse 
al  caso  fortuito  o  fuerza  mayor.  Donde  mayormente  se  desarrolló  el  instituto  de  la 
frustación  fue  en  el  derecho  marítimo,  tomándose  como  base  para  la  aplicación  del 
instituto de marras la frustración de la aventura comercial que las partes habían tenido 
al contratar; en estos supuestos es donde la teoría de la frustración tuvo aplicaciones 
más amplias, alcanzando situaciones donde no se había producido la destruccion de la 
cosa  ni  la  imposibilidad  material  de  incumplimiento  de  la  obligación.  (Barocelli,  2004, 
Apartado III).

Tradicionalmente,  para  referirnos  a  la  teoría  de  la  frustración  de  la  finalidad  del 
contrato, se invocan los casos de la coronación, ya que es allí donde la teoría se perfeccionó:

A la muerte de la Reina Victoria en 1901 hubo gran interés en presenciar el desfile de 
la  coronación  de  Eduardo  VII  ya  que  hacía  64  años  que  no  se  presenciaba  una 
ceremonia de coronación. Con tal motivo, un Sr. Henry arrendó a un Sr. Krell una casa 
situada  en  una  calle  donde  pasaría  el  desfile  de  la  coronación.  A  su  vez,  éste  había 
subarrendado balcones y ventanas. El futuro rey enfermó y el desfile no se realizó. Los 
arrendatarios reclamaron la devolución de lo pagado por no haberse cumplido con la 
finalidad del contrato. La Corte entendió que había una frustración del fin del contrato 
y  correspondía  acoger  los  reclamos.  Para  ello  se  fundó  en  que  si  las  partes  habían 
partido  de  la  base  de  la  existencia  de  un  determinado  estado  de  cosas  que  después 
desaparece sin su responsabilidad, había lugar a excepcionarse de cumplir. (Guarnieri, 
2012, Apartado II).

A través del art. 1.090 del Código se autoriza a la parte perjudicada por la frustración 
de  la  finalidad  del  contrato  a  declarar  su  resolución.57  Ello  en  tanto  se  den  ciertas 
condiciones. A saber:

a)  que  la  frustración  de  la  finalidad  tenga  causa  en  una  alteración  de  carácter 
extraordinario de las circunstancias existentes al tiempo de su celebración,
b) que esa situación sea ajena a las partes;
c) que la alteración de las circunstancias supere el riesgo asumido por la perjudicada.

Como  en  los  casos  analizados  anteriormente,  para  que  la  resolución  surta  efectos, 
quien la solicita debe comunicar su declaración extintiva a la otra parte.
Por último, si la frustración de la finalidad es temporaria, hay derecho a resolución sólo si 
se impide el cumplimiento oportuno de una obligación cuyo tiempo de ejecución es esencial.

­ Teoría de la imprevisión. Concepto. Régimen legal. 

Este instituto se encuentra regulado en el art. 1.091 del Código, el cual establece:

Si  en  un  contrato  conmutativo  de  ejecución  diferida  o  permanente,  la  prestación  a 
cargo  de  una  de  las  partes  se  torna  excesivamente  onerosa,  por  una  alteración 
extraordinaria de las circunstancias existentes al tiempo de su celebración, sobrevenida 
por causas ajenas a las partes y al riesgo asumido por la que es afectada, ésta tiene 
derecho  a  plantear  extrajudicialmente,  o  pedir  ante  un  juez,  por  acción  o  como 
excepción,  la  resolución  total  o  parcial  del  contrato,  o  su  adecuación.  Igual  regla  se 
aplica  al  tercero  a  quien  le  han  sido  conferidos  derechos,  o  asignadas  obligaciones, 
resultantes del contrato; y al contrato aleatorio si la prestación se torna excesivamente 
onerosa por causas extrañas a su álea propia.58

Las  condiciones  de  aplicación  son:  contratos  bilaterales  conmutativos  de  ejecución 
diferida  o  permanente,  y  los  aleatorios  en  la  medida  en  que  la  excesiva  onerosidad  exceda 
dicha álea.
A diferencia de la frustración de la finalidad del contrato, en la que existe un quiebre 
en  la  causa  del  mismo,  en  la  imprevisión  lo  que  se  afecta  es  la  cuantía  de  las  prestaciones 
comprometidas.  No  se  trata  de  casos  que  necesariamente  impidan  el  cumplimiento  de  las 
prestaciones comprometidas, pero las tornan excesivamente onerosas para el deudor.

­ Lesión en materia contractual. Concepto. Régimen legal. 
Naturaleza Juridica
La lesión es un vicio propio de los actos jurídicos. La diferencia básica entre lesión e imprevisión radica 
en que ésta se aplica a los actos que originariamente contenían prestaciones equivalentes. Pero 
circunstancias sobrevinientes, imprevisibles y extraordinarias convierten en excesivamente oneroso 

57 Art. 1.090 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
58 Art. 1.091 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina
para una de las partes el cumplimiento de las prestaciones. En la lesión, el defecto está presente 
desde el mismo momento de la celebración y debe subsistir al tiempo de la demanda. Además, la 
lesión contiene elementos subjetivos: estado de inferioridad y explotación, que no aparecen en la 
imprevisión.

Evolución:
La  lesión  no  era  admitida  en  el  código  civil  de  Vélez  Sarsfield,  quien  rechazó 
categóricamente la lesión como vicio en los contratos. 
La reforma introducida por la ley 17.711 del año 196859, incorporó al Código Civil (hoy 
derogado por ley 26.994) en su art. 954, la lesión mediante una fórmula objetivo­subjetiva, 
donde aparecen invariablemente ambos elementos: la desproporción entre las prestaciones, 
que debe derivar de la explotación por una de las partes de un estado de inferioridad típico 
de la otra.
La  ley  26.994  que  sanciona  el  Código  Civil  y  Comercial  de  la  Nación60,  regula  a  la 
lesión  en  el  art.  332  (Capítulo  6,  “Vicios  de  los  actos  jurídicos”,  Título  IV,  Libro  Primero  del 
Código) como un vicio de los actos jurídicos, junto con la simulación y el fraude:

Puede  demandarse  la  nulidad  o  la  modificación  de  los  actos  jurídicos  cuando  una  de 
las  partes  explotando  la  necesidad,  debilidad  síquica  o  inexperiencia  de  la  otra, 
obtuviera por medio de ellos una ventaja patrimonial evidentemente desproporcionada 
y sin justificación. Se presume, excepto prueba en contrario, que existe tal explotación 
en  caso  de  notable  desproporción  de  las  prestaciones.  Los  cálculos  deben  hacerse 
según valores al tiempo del acto y la desproporción debe subsistir en el momento de la 
demanda. El afectado tiene opción para demandar la nulidad o un reajuste equitativo 
del  convenio,  pero  la  primera  de  estas  acciones  se  debe  transformar  en  acción  de 
reajuste  si  éste  es  ofrecido  por  el  demandado  al  contestar  la  demanda.  Sólo  el 
lesionado o sus herederos pueden ejercer la acción.61

Se  presume  que  existe  el  aprovechamiento  o  explotación  cuando  medie  notable 
desproporción de las prestaciones; los cálculos deberán hacerse según valores al tiempo del 
acto y la desproporción deberá subsistir en el momento de la demanda. Debe tratarse de una 
ventaja  patrimonial  que  excede  lo  que  habitualmente  ocurre  en  los  negocios.  La  notable 
desproporción debe ser un grosero desequilibrio entre las prestaciones. También se exige que 
esa ventaja patrimonial no tenga justificación. La desproporción debe existir en el momento 
de la celebración del acto y subsistir al tiempo de la demanda.
Se  requiere:  el  elemento  subjetivo  de  la  víctima,  de  necesidad,  debilidad  psíquica  o 
inexperiencia de una de las partes.
El  elemento  subjetivo  del  lesionante  o  beneficiado:  es  el  aprovechamiento  de  la 
situación  de  inferioridad  en  que  se  halla  la  víctima  del  acto  lesivo.  No  es  suficiente  el  sólo 
conocimiento de la existencia de la necesidad, debilidad psíquica o inexperiencia, sino que es 
necesario  que,  a  partir  del  conocimiento  de  ese  estado,  se  pretenda  obtener  un  beneficio 
desproporcionado,  tomando  posesión  psicológica  de  ellos  para  explotarlos  e  instrumentarlos 
para sus fines.

59 Ley 17.711 del 22 de abril de 1968. Código Civil. Modificaciones. Poder Ejecutivo de la Nación Argentina.
60 Ley 17.711 del 22 de abril de 1968. Código Civil. Modificaciones. Poder Ejecutivo de la Nación Argentina.
61 Art. 332 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
Tal como sostiene Alterini (2012), para diferenciar la lesión de la figura antes vista de la 
imprevisión, en los dos casos el deudor sufre un perjuicio patrimonial exorbitante e inicuo. Sin 
embargo,  en  la  imprevisión,  el  perjuicio  se  produce  en  otro  momento,  al  tiempo  del 
cumplimiento del contrato, es decir que en la imprevisión hay una lesión que es sobreviniente 
pero por circunstancias extrañas al comportamiento de las partes. Por otro lado, en la lesión 
el  perjuicio  sucede  en  otro  momento  diferente,  cuando  se  celebra  el  acto  jurídico  y  como 
consecuencia  del  aprovechamiento  de  una  de  las  partes  de  las  características  de  la  otra. 
Asimismo, la imprevisión no incide sobre los efectos ya cumplidos del contrato, a diferencia 
de la lesión cuando el afectado requierela nulidad del contrato.

­ Rescisión bilateral y rescisión unilateral. Concepto. Régimen legal. 

ARTÍCULO  1076.­  Rescisión  bilateral.  El  contrato  puede  ser  extinguido  por  rescisión 
bilateral. Esta extinción, excepto estipulación en contrario, sólo produce efectos para el futuro 
y no afecta derechos de terceros.

Introducción
El  cumplimiento  de  las  obligaciones  asumidas  por  las  partes  es  la  vía  natural  de 
extinción de un contrato eficaz. Pero puede que, en los contratos en los que el vínculo fluye 
en el tiempo, que no son de ejecución instantánea, tras su celebración se produzcan cambios 
en los intereses tenidos en cuenta por las partes al contratar y que eso determine que, por 
imperio contrario de la misma voluntad por la que concluyeron el contrato, decidan ponerle 
fin por medio de una rescisión bilateral, el primero de los supuestos de ineficacia considerado 
en este Capítulo del Código.
Las  vías  a  las  que  se  refieren  los  distintos  artículos  de  este  Capítulo  corresponden  a 
supuestos de ineficacia, y constituyen puertas de salida del ámbito de un contrato que, por 
distintas razones, no habrá ya de alcanzar la finalidad perseguida por quienes lo celebraron. 
Hablamos de ineficacia toda vez que un contrato válido no alcanza los objetivos previstos por 
las partes al tiempo de su celebración, lo que puede ocurrir por factores atribuibles a alguna 
de  ellas  —como  ocurre  en  la  resolución  por  incumplimiento  (art.  1083  CCyC)—  o  por  la 
incidencia  de  circunstancias  ajenas  que  alteran  lo  previsto  —imposibilidad  de  cumplimiento 
sobreviniente por caso fortuito o fuerza mayor (arts. 955 y 1730 a 1733 CCyC), frustración de 
la finalidad (art. 1090 CCyC) o imprevisión (art. 1091 CCyC)—.

Interpretación
La rescisión bilateral es un contrato sujeto a las reglas de los actos jurídicos bilaterales, aun 
cuando se lo emplee para dejar sin efecto contratos unilaterales, pues la bilateralidad alude 
aquí a las voluntades que concurren a la formación del consentimiento para el acto extintivo y 
no a la existencia o no de contraprestaciones.
La  voluntad  por  la  que  se  expresa  la  rescisión  bilateral  debe  exteriorizarse  por  los 
medios  previstos  para  la  celebración  del  contrato  que  las  partes  procuran  extinguir, 
ajustándose  a  los  recaudos  formales  necesarios  para  ello.  En  caso  de  no  requerirse,  o 
haberse válidamente estipulado por las partes una forma determinada para la celebración del 
contrato que se intenta rescindir, habrá libertad de formas para la formulación de la rescisión.
Se aplica para la extinción de todo tipo de contratos, aun de los que tienen eficacia real, por 
lo  que  si  por  la  rescisión  bilateral  se  deja  sin  efecto  el  título  por  el  que  se  constituyó  un 
derecho real, se extinguirá también este.
Si  la  naturaleza  de  las  prestaciones  debidas  en  un  determinado  contrato  lo  amerita, 
nada obsta a que la rescisión pueda ser parcial.
La  rescisión  produce  efectos  desde  el  momento  en  que  es  convenida  por  los 
contratantes (ex nunc) y por lo que las partes estipulen en ella, en tanto no afecte a terceros. 
Siempre que no se incurra en tal afectación, establecida en lógica vinculación con lo pautado 
en el art. 1021 CCyC, se extinguen las obligaciones y los derechos reales a los que se hubiera
dado lugar en la relación entre las partes, sin modificación de lo ya ejecutado. Ella no tiene 
efecto  respecto  de  terceros  que  hayan  adquirido  derechos  en  virtud  de  la  existencia  del 
contrato  de  que  se  trate.  Si  la  naturaleza  de  las  obligaciones  lo  autoriza,  las  partes  pueden 
acordar  conceder  a  la  rescisión  efectos  retroactivos  con  relación  a  algunos  aspectos  del 
vínculo, efectuando intercambios de prestaciones ya cumplidas.
La carga de la prueba sobre la existencia de la rescisión recae sobre quien la invoca.

ARTÍCULO 1077.­ Extinción por declaración de una de las partes. El contrato puede ser 
extinguido  total  o  parcialmente  por  la  declaración  de  una  de  las  partes,  mediante  rescisión 
unilateral,  revocación  o  resolución,  en  los  casos  en  que  el  mismo  contrato,  o  la  ley,  le 
atribuyen esa facultad.

Introducción
La extinción de un vínculo contractual puede darse por consentimiento de las distintas 
partes contratantes, quienes por vía de una rescisión bilateral alcanzan un mutuo disenso o 
distracto por el que, en ejercicio de la misma libertad por la que contrataron, dejan sin efecto 
el  vínculo  jurídico  que,  en  su  momento  establecieron,  en  cuyo  caso  hablamos  de  rescisión 
bilateral; pero puede producirse también a partir de la voluntad de una parte, por vía de la 
rescisión unilateral, la revocación o la resolución —según los casos—, puertas de salida para 
un ámbito contractual que ya no habrá de cumplir su finalidad.
Este Código supera en claridad y precisión del lenguaje técnico a los que lo antecedieron.
Los términos rescisión, resolución y revocación tienen un significado particular, con efectos
y circunstancias de aplicación distintos para cada uno de tales supuestos.

Interpretación
Rescisión unilateral
La  rescisión  unilateral  es  un  medio  de  extinción  de  un  contrato  que  depende  de  la 
exteriorización  de  voluntad  de  una  de  las  partes  contratantes  y  puede  ser  ejercida  cuando 
ello se encuentra habilitado por una norma legal o convencional, incorporada por las partes
en previsión de tal posibilidad.
A diferencia de lo que ocurre con la resolución, no hay en este caso una alteración del 
equilibrio  contractual  derivado  de  la  conducta  de  la  contraria,  como  en  la  resolución  por 
incumplimiento,  o  de  la  alteración  de  las  circunstancias  tenidas  en  mira  al  tiempo  de 
contratar, como en la imprevisión; sino que lo que se produce por lo general es un cambio en
el interés de la parte que la formula o un agotamiento por desgaste de la relación entre las 
partes, aun cuando no medie incumplimiento alguno.
Como el agotamiento de las relaciones de larga duración es una posibilidad que no debe ser 
descartada  desde  el  inicio,  es  de  buena  práctica  en  el  diseño  de  contratos  paritarios  de 
obligaciones fluyentes el incorporar una cláusula que permita la rescisión unilateral, la que no 
podrá ser ejercida en forma abusiva en aquellos vínculos en los que el transcurso del tiempo 
es esencial para el cumplimiento del objeto, en los que la parte que decide la rescisión debe 
dar  a  la  otra  la  oportunidad  razonable  de  renegociar  de  buena  fe,  sin  incurrir  en  ejercicio 
abusivo de los derechos (art. 1011, último párrafo, CCyC).
Cabe  señalar  que  la  cláusula  resolutoria  unilateral  puede  ser  considerada  abusiva 
cuando  favorece  al  predisponente,  en  los  contratos  de  adhesión,  o  al  proveedor  en  los  de 
consumo,  y  que  se  encuentra  especialmente  vedada  para  el  empresario  en  el  contrato  de 
medicina prepaga (art. 9º de la ley 26.682, que emplea erróneamente el término “rescisión” 
para referirse a un supuesto de resolución por falta de pago).
Salvo  disposición  en  contrario,  la  rescisión  unilateral  opera  para  el  futuro  (art.  1079 
CCyC), pero debe tenerse presente lo establecido en los arts. 1080 y 1081 CCyC.
Entre  otros  supuestos  de  aplicación  posible,  este  Código  prevé  la  rescisión  de  la 
locación  por  frustración  del  uso  o  goce  de  la  cosa  (art.  1203  CCyC);  la  de  los  contratos 
bancarios (art. 1383 CCyC); la del contrato de cuenta corriente (arts. 1432, inc. b y 1441, inc. 
b, CCyC) y la del contrato de concesión por tiempo indeterminado (art. 1508 CCyC).

­ Revocación. Concepto. 
La  revocación  es  un  medio  de  extinción  de  los  actos  jurídicos  que,  en  el  caso  de  los 
contratos, se presenta como la facultad de una de las partes de dejar sin efecto el vínculo en 
los  casos  previstos  por  el  legislador.  Opera  por  medio  de  una  declaración  unilateral  de 
voluntad que tiene por fin inmediato extinguir la relación jurídica.
La  revocación  es  un  medio  de  extinción  de  un  contrato  en  que  se  concluyó  el  proceso  de 
formación  del  consentimiento,  a  diferencia  de  la  retractación,  por  la  que  se  deja  sin  efecto 
una oferta en el proceso de formación del consentimiento contractual (art. 975 CCyC).
Al igual que la rescisión, la revocación opera a partir de su ejercicio, para el futuro (art. 
1079,  inc.  a,  CCyC)  y  deja  subsistentes  los  efectos  producidos  en  el  período  transcurrido 
desde la existencia del contrato y hasta su extinción.
También en este caso debe tenerse presente lo previsto en los arts. 1080, 1081 CCyC
—según  los  casos—  en  materia  de  restitución,  y  en  el  art.  1082  CCyC,  en  lo  relativo  a  la 
reparación del daño.
Son  casos  de  revocación  previstos  en  este  Código  en  materia  de  contratos:  el  de  la 
donación  cuando  es  planteada  por  incumplimiento  del  cargo  o  por  ingratitud,  y  la  que  deja 
sin efecto el contrato por verificarse supernascencia de hijos (art. 1569 CCyC) o la derivada 
del cambio de objeto de una fundación, cuando se estableció la revocación de la donación de 
los  bienes  aportados  en  caso  de  producirse  dicho  cambio  (art.  218  CCyC);  el  supuesto  de 
extinción  del  mandato  por  revocación  del  mandante  (art.  1329,  inc.  c,  CCyC)  y,  en  el 
fideicomiso,  la  revocación  por  el  fiduciante  que  se  reservó  expresamente  esa  facultad,  en 
tanto  no  se  trate  de  un  fideicomiso  financiero  en  el  que  se  inició  la  oferta  pública  de  los 
certificados de participación o de los títulos (art. 1697 CCyC).

­ Resolución. Concepto. Efectos. Régimen extrajudicial y judicial. 
­
Resolución
La  resolución  es  un  acto  jurídico  unilateral  que  genera  la  extinción  del  vínculo 
contractual  en  etapa  de  cumplimiento,  por  causas  sobrevinientes.  Opera  retroactivamente, 
aunque con excepciones, y puede ser total o parcial (art. 1083 CCyC).
El hecho resolutorio pudo ser previsto por las partes o por la ley (art. 1089 CCyC); ser 
expreso  (art.  1086  CCyC);  o  surgir  tácitamente  (arts.  1087  y  1088  CCyC).  La  resolución 
depende  de  la  previsión  legal  o  del  acuerdo  de  las  partes,  formulado  en  el  momento  de  su 
celebración;  ellas  pueden  estipular  la  cláusula  resolutoria  que  consideren  conveniente.  Ella 
puede darse por cumplimiento de una condición resolutoria (arts. 343 y 348 CCyC, supuesto 
en  el  que  no  actúa  retroactivamente,  conf.  art.  346  CCyC);  por  cumplimieno  de  un  plazo 
resolutorio  (art.  350  CCyC)  o  por  alguno  de  los  supuestos  de  ineficacia  previstos  como 
resolutorios en este Capítulo del Código, en los que opera con efecto retroactivo (ex tunc, art. 
1079, inc. b, CCyC), quedando a salvo los derechos constituidos a favor de terceros de buena 
fe a título oneroso. Para las restituciones a realizar y la determinación de daños y perjuicios 
debe estarse a lo regulado en los artículos 1080, 1081 y 1082 CCyC.
Se  encuentran  aplicaciones  de  la  resolución  en  materia  de  compraventa  (arts.  1163, 
1164,  1165,  1168  y  1169  CCyC);  en  el  contrato  de  suministro  (art.  1184  CCyC);  en  el 
contrato de agencia (arts. 1492 y 1494 CCyC); en el de concesión (art. 1509 CCyC) y en el 
oneroso de renta vitalicia (arts. 1607 y 1608 CCyC).
En relación a la resolución del contrato, el Código contiene normas aplicables al pacto 
comisorio expreso y tácito (arts. 1083 a 108562). Luego, de manera específica el art. 108663  
regula el pacto comisorio expreso y los arts. 1087 a 108964 el tácito.
Al  respecto  del  pacto  comisorio  se  ha  dicho:  “Cuando  la  condición  a  la  que  se 
subordina  la  resolución  de  un  contrato  bilateral  es  el  incumplimiento  de  la  prestación, 
estamos frente a un pacto comisorio, que puede ser convencional o legal” (Quinteros, citado 
en Alterini, 2012, p. 455).
­ Resolución total o parcial
La  resolución  es  un  modo  de  extinción  del  contrato  por  incumplimiento.  Como  señala 
Garrido  Cordobera  (2015),  "la  resolución  es  la  extinción  del  contrato,  en  la  etapa  de 
cumplimiento,  como  consecuencia  de  causas  sobrevinientes  y  que  extinguiría,  en  principio, 
retroactivamente los efectos del contrato" (2015, p. 203).
El  Código,  en  el  artículo  1.083,  le  otorga  la  facultad  a  quien  incumple  el  contrato,  de 
resolverlo total o parcialmente.70 Si bien se otorga esta opción a quien está en condiciones 
de  resolver  el  contrato,  la  facultad  de  hacerlo  total  o  parcialmente  es  excluyente.  Esto 
significa que quien optó por la resolución
parcial,  luego  no  puede  solicitar  la  resolución  total  como  consecuencia  del  incumplimiento 
que motivó la resolución original, y viceversa.
En  los  casos  en  que  hubo  ejecuciones  parciales  del  contrato  por  parte  de  quien  ha 
incumplido  (entendido  como  parte  deudora),  entonces  el  acreedor  (cumplidor)  solo  puede 
resolver íntegramente el contrato en tanto y en cuanto la prestación parcial, ejecutada de esa 
manera, no le produzca ningún beneficio o interés.

Configuración del incumplimiento

62 Arts. 1.083‐1.085 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
63 Art. 1.086 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
64 Arts. 1.087‐1.089 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina
Es  sumamente  relevante  que  comprendan  los  casos  en  los  que  el  incumplimiento 
puede motivar la resolución de los contratos bilaterales con prestaciones recíprocas. Es que 
no cualquier incumplimiento puede justificar este mecanismo de extinción. El incumplimiento 
debe ser esencial, evaluando este carácter en relación a la finalidad del contrato.
Veremos  cuándo  el  cumplimiento  es  esencial,  en  consideración  a  los  términos  del 
Código71. A saber:
a) en los casos en que el cumplimiento estricto de la prestación es fundamental en el 
contexto del contrato;
b) el cumplimiento en tiempo de la prestación es dirimente para el acreedor, quien de 
lo  contrario  pierde  su  interés.  Esto  de  alguna  manera  nos  dirige  al  instituto  de  la 
frustración de la finalidad del contrato, regulada en el art. 1.090 del Código;72
c) en los casos en que el incumplimiento se vuelve relevante en tanto priva a la parte 
cumplidora (perjudicada) de lo que tenía derecho a esperar en razón del contrato;
d) cuando el incumplimiento es intencional (hay dolo o mala fe de la contraria);
e)  cuando  el  incumplimiento  fue  manifestado  a  través  de  una  declaración  seria  y 
definitiva por parte del deudor.

Conversión de la demanda por cumplimiento
De  conformidad  con  el  art.  1.085  del  Código,  cuando  en  el  marco  de  un  proceso 
judicial  de  cumplimiento  de  contrato  se  dicta  una  sentencia  que  ordena  el  cumplimiento, 
condenando  al  deudor,  la  ley  prevé  que  esta  resolución  lleva  implícita  el  apercibimiento  de 
que si no se cumple la condena en la etapa de ejecución de sentencia, entonces el acreedor 
puede optar por la resolución del contrato.65
De acuerdo con lo sostenido en el Código comentado de Rivera en relación a este artículo,
(...)  en  el  presente  artículo  se  autoriza  el  uso  del  jus  variandi  ya  dentro  del  proceso 
judicial  y  se  establece  que  ante  el  incumplimiento  de  la  sentencia  que  condena  a 
efectuar  la  prestación,  es  decir,  a  cumplir,  el  acreedor  puede  optar  por  dirigir  el 
procedimiento hacia la resolución e indemnización de daños y perjuicios sin necesidad 
de incoar otro proceso. (Leiva
Fernández, 2015, p. 672).

­ Cláusula  resolutoria  expresa  y  cláusula  resolutoria  implícita.  Presupuestos. 


Funcionamiento.
Cláusula resolutoria expresa
El pacto comisorio expreso “es una cláusula accidental del contrato en virtud de la cual 
la  parte  cumplidora  tiene  derecho  a  resolver  el  contrato  ante  el  incumplimiento  de  la  otra” 
(Alterini, 2012, p. 456). Como dijimos, el art. 1.086 del Código regula este instituto.
Para que produzca efectos, la parte que ejerce el pacto comisorio debe comunicarle a 
la incumplidora, de manera fehaciente, su intención de resolver el contrato.

Cláusula resolutoria implícita. 
Presupuestos de la resolución por cláusula resolutoria implícita

El  pacto  comisorio  tácito  “es  una  cláusula  natural  de  los  contratos  con  prestaciones 
recíprocas  en  virtud  de  la  cual  la  parte  cumplidora  puede,  mediante  ciertos  trámites 

65 Art. 1.085 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
extrajudiciales, resolver el contrato ante el incumplimiento de la otra parte” (Alterini, 2012, p. 
456).
Es una cláusula natural porque está inserta en los contratos bilaterales, aun cuando las 
partes  no  lo  hayan  previsto  expresamente.  Es  que  es  lógico  que  quien  cumplió,  ante  el 
incumplimiento de la otra parte, tenga derecho a extinguir el contrato que las vinculara. No 
opera de pleno derecho, sino que debe ser requerida por la parte que pretenda la resolución.
Ahora  bien,  el  ejercicio  de  la  cláusula  resolutoria  implícita  tiene  ciertas  reglas  que 
deben respetarse. Esas reglas están contempladas en el art. 1.088 del Código.66
Veremos:
a)  debe  existir  un  incumplimiento  esencial  en  atención  a  la  finalidad  del  contrato,  de 
conformidad con el art. 1.084 del Código.67 Es decir, no puede tratarse de cualquier 
incumplimiento;
b) el incumplidor, deudor, debe estar en mora;
c) el acreedor no debe estar en mora;
d) debe haber un requerimiento del acreedor al deudor, para que cumpla el contrato 
en un plazo no inferior a 15 días bajo apercibimiento de resolución. Conforme lo señala 
Leiva Fernández (2015), este requisito está vinculado con el principio de conservación 
de  los  actos  jurídicos.  El  acreedor  debe,  de  manera  previa,  solicitar  al  deudor  que 
cumpla con su prestación bajo apercibimiento de resolver el contrato.
Vencido el plazo otorgado para el cumplimiento, si éste no se verifica, entonces en ese 
momento se produce la resolución del contrato de pleno derecho.
Otra posibilidad es que el deudor cumpla en el plazo exigido. Es cumplimiento, purga 
la  mora,  pero  sigue  siendo  responsable  por  los  daños  y  perjuicios  que  pudiera  haber 
causado como consecuencia del retardo en el cumplimiento.

SUB­EJE  TEMÁTICO  5:  CONTRATOS  QUE,  POR  SU  IMPORTANCIA,  SE  APLICAN 
ANALÓGICAMENTE A OTROS
­ Compraventa. Concepto. Caracteres. 
El Código Civil y Comercial regula el contrato de compraventa en el capítulo 1 del título IV, 
en  los  arts.  1.123  a  1.171.  En  la  Sección  1a  se  establecen  disposiciones  generales;  en  la 
Sección 2a, reglas en relación a la cosa vendida; en la Sección 3a, reglas vinculadas al precio. 
La Sección 4a establece las obligaciones a cargo del vendedor; la Sección 5a, las obligaciones 
a cargo del comprador. La Sección 6a fija las pautas de la compraventa de cosas muebles. La 
Sección 7a regula algunas cláusulas que pueden ser anexadas al contrato de compraventa. Y 
la Sección 8a regula el boleto de compraventa. 
A partir del Título IV del Libro III, el Código Civil y Comercial de la Nación comienza con la 
regulación  de  los  contratos  en  particular.  Esta  regulación  de  cada  tipo  contractual  no 
diferencia a aquellos contratos de consumo; esto es, no hay una regulación, por ejemplo, de 
la compraventa de consumo.
En los “Fundamentos del Anteproyecto de Código Civil y Comercial de la Nación” (2012) los 
motivos  de  este  método  fueron  explicados,  argumentando  que  existe  una  división  de  tipo 
general.  “Cuando  existe  una  regulación  general  del  contrato  siguiendo  el  modelo  clásico  o 

66 Art. 1.088 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
67 Art. 1.084 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina
paritario o entre iguales, es necesario luego, en cada contrato en especial, definir qué reglas 
se aplican o no a los vínculos de consumo” (Comisión para la elaboración del proyecto de Ley
de reforma, actualización y unificación de los Códigos Civil y Comercial de la Nación, 2012, p. 
136, recuperado de http://goo.gl/rGbU0F).
Esto es así ya que el Código presenta una ruptura del tipo general. Entonces el sistema 
funciona de la siguiente manera:
a) Si hay un contrato discrecional, hay plena autonomía privada. Se aplica el Título II, 
“de los contratos en general”.
b) Si hay un contrato celebrado por adhesión, no hay consentimiento sino adhesión. Se 
aplica el Título II, Capítulo
3, Sección 2ª, artículos 984 y siguientes, dedicados a esos vínculos.
c) Si hay un contrato de consumo, se aplica el Título III. En este caso no interesa si 
hay  o  no  adhesión,  ya  que  el  elemento  que  define  la  tipicidad  son  los  elementos 
descriptos  en  el  artículo  1092.  (Comisión  para  la  elaboración  del  proyecto  de  Ley  de 
reforma, actualización y unificación de los Códigos Civil y Comercial de la Nación, 2012, 
p. 136, recuperado de http://goo.gl/rGbU0F).

Por lo tanto, si se está frente a un contrato de compraventa, o cualquiera de los otros 
contratos de la parte especial del Código, debe interpretarse si se trata de una compraventa 
celebrada entre iguales, de un contrato de adhesión o de consumo, aplicándosele las reglas 
pertinentes.

Concepto
El art. 1.123 del Código Civil y Comercial establece que hay compraventa cuando una 
de las partes contratantes (llamada vendedor) se obliga a transferir la propiedad de una cosa, 
y la otra parte (llamada comprador) se obliga a pagar por ella un precio en dinero.68
Este  contrato  no  supone  transferencia  de  la  propiedad,  ni  la  entrega  específica  del 
precio  pactado,  sino  la  obligación  de  hacerlo.  La  obligación  es  válida  aún  en  la  llamada 
compraventa manual o al contado, que se consuma y concluye en forma instantánea con la 
entrega simultánea de la cosa y el precio.
La  compraventa  tiene  una  inmensa  importancia  en  las  relaciones  económicas  y 
jurídicas  de  los  hombres;  con  frecuencia  traspasa  las  fronteras  y  adquiere  un  interés 
internacional.

Respecto a sus caracteres, se encuentran los siguientes:
a) Es bilateral, porque implica obligaciones para ambas partes.
b)  Es  consensual,  porque  produce  todos  sus  efectos  por  el  sólo  hecho  del 
consentimiento y sin necesidad de la entrega de la cosa o del precio.
c) No es formal. Aún en el caso de que tenga por objeto la transmisión de inmuebles, 
la escritura pública exigida por el art. 1.184, inc. 1, es un requisito de la transferencia 
del  dominio,  pero  no  del  contrato  en  sí,  que  puede  ser  válidamente  celebrado  en 
instrumento privado.69
d) Es oneroso.

68 Art. 1.123 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
69 Art. 1.184 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
e) Es conmutativo, porque es de su naturaleza que los valores intercambiados (cosa y 
precio) sean aproximadamente equivalentes, y puede llegar a ser aleatorio cuando se 
compra una cosa que puede o no existir.

En virtud de la sanción de la ley 26.99470, que originó el Código Civil y Comercial de la 
Nación,  y  derogó  el  Código  Civil,  ya  no  existe  una  distinción  entre  compraventa  civil  y 
comercial, quedando todos los contratos regulados por el nuevo Código.

Diferencias con otros contratos. 
Con  el  objetivo  de  definir  el  campo  de  aplicación  de  la  compraventa,  se  incluyen 
artículos en el Código que permiten distinguirla de otros contratos. En primer lugar, y como 
pauta  básica,  es  muy  importante  tener  en  cuenta  la  regla  que  prevé  el  art.  1.127  a  los 
efectos  de  establecer  la  naturaleza  del  contrato:  “el  contrato  no  debe  ser  juzgado  como  de 
compraventa,  aunque  estuviese  así  estipulado  por  las  partes,  si  le  faltase  algún  requisito 
esencial”.71
Luego,  el  Código  distingue  expresamente  a  la  compraventa  de  otros  contratos.  Sus 
normas se aplican supletoriamente a los contratos por los cuales una parte se obliga a:

(…)  transferir  a  la  otra  derechos  reales  de  condominio,  propiedad  horizontal, 
superficie,  usufructo  o  uso,  o  a  constituir  los  derechos  reales  de  condominio, 
superficie, usufructo, uso, habitación, o servidumbre, y dicha parte, a pagar un precio 
en dinero o transferir la titularidad de títulos valores por un precio en dinero.72

La compraventa y el contrato de obra
Se aplican las reglas de la compraventa a casos en que hay un compromiso de entrega 
de  cosas  por  un  precio  (aunque  éstas  hayan  de  ser  manufacturadas  o  producidas)  excepto 
que, de las circunstancias, resulte que la principal de las obligaciones consista en suministrar 
mano de obra o prestar otros servicios. 
Ahora  bien,  sí  se  aplican  las  reglas  del  contrato  de  obra,  que  más  adelante 
estudiaremos,  si  quien  encarga  la  manufactura  o  producción  de  las  cosas  tiene  también  la 
obligación de proporcionar una porción substancial de los materiales necesarios.
Asimismo,  se  delimita  la  compraventa  de  la  permuta,  señalando  que  si  el  precio 
consiste parte en dinero y parte en otra cosa, el contrato es de permuta si es mayor el valor 
de la cosa, y de compraventa en los demás casos.

­ La cosa y el precio. Modalidades especiales. 
Existen  elementos  comunes  a  todos  los  contratos  (la  capacidad  y  el  consentimiento, 
por  ejemplo),  y  otros  elementos  que  le  son  propios  a  cada  uno  de  ellos.  En  el  caso  del 
contrato de compraventa, los elementos propios son: la cosa y el precio, tal como surge de la 
definición  establecida  por  el  art.  1.123  del  que  resultan  claramente  identificables  estos 
elementos.73
La cosa

70 Ley 26.994 del 01 de octubre de 2014. Código Civil y Comercial de la Nación. Aprobación.
Honorable Congreso de la Nación Argentina.
71 Art. 1.127 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
72 Art. 1.124 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
73 Art. 1.123 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
En cuanto a la cosa pasible de ser vendida, el Código establece en su art. 1.129 que 
“pueden  venderse  todas  las  cosas  que  pueden  ser  objeto  de  los  contratos”.74  Por  lo  tanto, 
serán  aplicables  las  normas  vinculadas  al  objeto  de  los  contratos  reguladas  en  el  capítulo  5 
del Título II “Contratos en general” del Libro III, así como las disposiciones de la sección 1, 
Capítulo 5, Título IV del Libro I referidas al objeto de los actos jurídicos.
El Código regula los casos de cosa cierta que dejó de existir, cosa futura y cosa ajena 
en los artículos 1.130, 1.131 y 1.132, respectivamente:
a) La cosa cierta deja de existir: como la cosa es un elemento propio del contrato, 
si  se  trata  de  la  venta  de  una  cosa  cierta  que  deja  de  existir  al  tiempo  de 
perfeccionarse el contrato, entonces éste no produce efecto alguno. En cambio, si deja 
de existir pero parcialmente, el comprador interesado en la cosa, aun cuando exista en 
parte,  podría  requerir  la  entrega  de  esa  parte  con  la  correspondiente  reducción  del 
precio  en  forma  proporcional.  Asimismo,  las  partes  pueden  asumir  expresamente  el 
riesgo de que la cosa deje de existir, ya sea porque haya perecido o esté dañada, en 
cuyo caso el comprador no puede exigir el cumplimiento del contrato.75

b) Cosa futura: se pacta la venta de una cosa que, al momento de la celebración del 
contrato, todavía no existe. Por ello es que el contrato queda supeditado a la condición 
de  que  la  cosa  llegue  a  existir.  Es  éste  un  contrato  sujeto  al  régimen  de  las 
obligaciones  condicionales.  De  igual  manera  que  en  el  caso  del  punto  “a”,  el 
comprador puede asumir expresamente el riesgo de que la cosa no llegue a existir, sin 
poder reclamar esto al vendedor cuando la no existencia de la cosa no haya obedecido 
a su culpa.76

c) Cosa ajena: la venta de la cosa total o parcialmente ajena es válida.77 El Código 
remite a los casos en que se permite que los bienes ajenos constituyan el objeto de los 
contratos,  de  conformidad  con  el  art.  1.008  del  Código78.  En  ese  sentido,  debe 
tenerse  en  cuenta  la  extensión  de  la  promesa  del  vendedor  para  poder  conocer  sus 
efectos; así:
o Si el vendedor promete transmitirlos y no ha garantizado el éxito de la promesa, 
solo  está  obligado  a  emplear  los  medios  necesarios  para  que  la  prestación  se 
realice.  Si,  por  su  culpa,  el  bien  no  se  transmite,  debe  reparar  los  daños 
causados.
o Si, por el contrario, el vendedor ha garantizado el éxito de la promesa, deberá 
también indemnizar los daños causados si ésta no se cumple, sin importar que 
haya empleado los medios necesarios o no para lograrlo.

El  Código  no  lo  aclara  específicamente  al  regular  la  venta  de  cosa  ajena,  pero  se 
entiende  que  el  art.  1.132  trata  la  venta  de  cosa  ajena  en  el  caso  de  que  ambas  partes 
conocieran  esa  circunstancia,  ya  que  la  venta  de  cosa  ajena  como  propia  constituye  un 
supuesto no permitido por la última parte del art. 1.008, si el vendedor no hace entrega de la 

74 Art. 1.129 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina
75 Art. 1.130 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina
76 Art. 1.131 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina
77 Art. 1.132 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
78 Art. 1.008 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina
cosa,  y  aun  podría  considerarse  una  hipótesis  de  dolo  que  tacha  de  nulidad  al  acto  (Esper, 
2015).

El precio
El precio es otro de los elementos del contrato de compraventa. Para que éste último 
quede legalmente configurado, es preciso que el precio reúna las siguientes características:

a) Debe ser en dinero: de lo contrario, no hay compraventa.
b)  Debe  ser  determinado  o  determinable:  el  precio  debe  ser  cierto.  Es  determinado 
cuando: 
i) las partes lo fijan en una suma que el comprador debe pagar; 
ii) cuando se deja su indicación al arbitrio de un tercero designado; o 
iii) cuando su determinación se hace con referencia a otra cosa cierta; 
iv) cuando las partes prevén el procedimiento para determinarlo.

Determinación del precio por un tercero: se prevé la posibilidad de que sea un tercero 
el que determine el precio, ya sea que a éste se lo designe en el contrato o con posterioridad. 
En  caso  de  que  no  hubiere  acuerdo  sobre  el  tercero,  o  que  por  cualquier  motivo  éste  no 
quiera o no pueda determinar el precio, entonces será el juez quien fije el precio.79
c) Debe ser serio.

Casos de los precios convenidos y no convenidos por unidad de medida de superficie
Precio convenido por unidad de medida de superficie: el precio, en algunos casos, es 
convenido  por  unidad  de  medida  de  superficie  (por  ejemplo,  metros  cuadrados  o  m2).  En 
esos  casos,  el  precio  total  del  contrato  es  el  que  resulta  de  la  superficie  real  del  inmueble. 
Entonces, si el objeto del contrato es una extensión determinada (por ejemplo, 200 m2), y la 
superficie real total del inmueble es de 300 m2, es decir, que excede en más de un cinco por 
ciento la superficie pactada en el contrato (que era 200 m2), entonces el comprador puede 
resolver el contrato.
Precio no convenido por unidad de medida de superficie: en el caso contrario, esto es, 
que  no  se  pacte  el  precio  por  unidad  de  medida  de  superficie,  y  el  objeto  del  contrato  sea 
una fracción de tierra, pero el terreno tenga diferencia superior al cinco por ciento en relación 
a la superficie acordada, el vendedor o el comprador (de acuerdo con el caso) tiene derecho 
a pedir que se ajuste el contrato en relación a la diferencia. Si el comprador, en función del 
ajuste,  tuviera  que  pagar  un  precio  mayor,  puede  resolver  el  contrato.  Esta  posibilidad  de 
resolución  no  se  le  concede  si,  en  cambio,  a  raíz  del  reajuste  debiera  pagar  un  precio  más 
bajo.

Modalidades
El Código Civil y Comercial, en su Sección 6a, efectúa una regulación especial para los 
casos  de  compraventa  de  cosas  muebles,  aclarando  que  dicha  regulación  no  excluye  la 
aplicación de las reglas generales de la compraventa en cuanto sean compatibles.
Así es que establece algunas disposiciones especiales en cuanto a:
­ Precio:

79 Art. 1.134 Código Civil y Comercial de la Nación Argentin
Silencio sobre el precio (en el caso de la compraventa de cosas muebles): si el contrato 
se celebró, pero en él no hay referencia alguna al precio de la compraventa (silencio sobre 
el  mismo),  el  Código  entiende  que  en  ese  caso  las  partes  hicieron  referencia  al  precio 
generalmente cobrado para esas cosas (mercaderías) en el momento en que el contrato 
se celebró. Si el precio en la compraventa de cosas muebles se fija en función del peso, 
número  o  medida  de  las  cosas,  entonces  se  debe  el  proporcional  a  ese  número,  peso  o 
medida.
­ Obligaciones del vendedor:
Entrega  de  documentación:  el  vendedor  debe  entregar  la  factura  donde  conste  la 
descripción  de  la  compra  realizada  y  todos  los  términos  de  la  operación.  Si  en  ella  no 
surge un plazo de pago, entonces se entiende que se hizo de contado. Y si la factura no 
es observada dentro de los 10 días en que fue recibida, se entiende que resultó aceptada.
Entrega de la cosa. Plazo: dentro de las 24 hs. de celebrado el contrato (excepto pacto 
en contrario). Lugar: el convenido o el que surja de los usos o de las características de la 
venta.  Caso  contrario,  la  entrega  se  hace  donde  estaba  la  cosa  al  momento  de  la 
celebración  del  contrato.  Las  partes  tienen  autonomía  de  la  voluntad  para  pactar  la 
manera, tiempo en que se hará.
La  ley  le  da  a  las  partes  dos  medios  alternativos  para  lograr  la  entrega  de  la  cosa  y 
considerar  que  ésta  se  ha  verificado.  De  acuerdo  con  Esper  (2015),  es  opinable  si  hay 
otros  procedimientos  diferentes  que  puedan  utilizar  las  partes;  ya  estando  dentro  de 
contratos  que  tienen  como  fin  último  transmitir  el  derecho  real  de  dominio  de  la  cosa, 
rigen  entonces  las  normas  en  materia  de  tradición  para  adquirir  derechos  reales  o  la 
posesión de la cosa, que son de orden público.
Las posibilidades que la ley otorga son: a) Definir que la puesta a disposición de la cosa 
vendida,  en  un  lugar  cierto  y  en  forma  incondicional,  tiene  los  efectos  de  la  entrega.  El 
comprador tiene derecho a revisar la mercadería y a expresar su no conformidad dentro 
del plazo de diez días de retirada. b) La otra posibilidad es que para las mercaderías en 
tránsito  (aquellas  que  deben  ser  enviadas  por  el  vendedor)  la  entrega  se  considera 
realizada por la cesión o endoso de los documentos de transporte. Alude específicamente 
al endoso.
Luego el Código dispone que el vendedor sea quien asume los riesgos del daño o pérdida 
de las cosas.

­ Boleto de compraventa. 

Este es un punto sumamente importante. Citamos al respecto:

La figura del boleto de compraventa fue incorporada al Código Civil por medio de la ley 
17.711 a través del artículo 1185 bis y del agregado de una parte final al artículo 2355. 
La mención en esos dos artículos, sumada a las disposiciones de los arts. 1184 y 1185, 
ha  provocado  ríos  de  tinta  sobre  la  naturaleza  jurídica  de  esta  figura  jurídica.  Hay 
quienes caracterizan a este acuerdo como un precontrato. Desde esta perspectiva, el 
boleto de compraventa inmobiliaria, celebrado mediante instrumento privado no puede 
ser entendido como un contrato definitivo que permite la transmisión o constitución de 
un derecho real. Es
pues  un  “antecontrato”  o  acuerdo  previo,  o  “contrato  preparatorio”,  o  “precontrato” 
que  genera  los  efectos  propios  de  esos  actos,  pero  de  ninguna  manera  reúne  los 
requisitos  sustanciales  que  la  ley  privada  exige.  (…)  La  posición  que  se  ha  logrado 
imponer  en  doctrina  es  la  que  indica  que  el  boleto  de  compraventa  importa  un 
contrato  en  que  las  partes  se  obligan  válidamente  a  celebrar  un  contrato  de 
compraventa  de  inmuebles.  Este  contrato  del  artículo  1185  es  sin  duda  alguna  un 
contrato  verdadero,  firme,  serio,  definitivo  y  perfecto,  pero  no  como  contrato  de 
compraventa sino como contrato que obliga a concluir el de compraventa (…). Ello en 
alusión  al  régimen  del  Código  Civil  derogado.  En  cuanto  a  la  ley  26.994,  no  ha 
“esclarecido la cuestión de la naturaleza jurídica del boleto de compraventa, pues no lo 
define ni determina sus alcances. En cuanto a las consecuencias para las partes, podrá 
recurrirse  a  lo  establecido  en  la  parte  general,  especialmente  lo  previsto  por  el  art. 
1018” (otorgamiento pendiente del instrumento). (Crovi, 2014, pp. 35­36).

En  la  Sección  8ª  del  Código  Civil  y  Comercial  se  regula  la  figura  del  boleto  de 
compraventa de inmuebles. La normativa lo contempla en los artículos 1.170 y 1.171.
En relación a esto, en los “Fundamentos del Anteproyecto de Código Civil y Comercial 
de la Nación” (2012) se dispone:

Se  reitera  la  solución,  hoy  tradicional,  según  la  cual  los  boletos  de  compraventa  de 
inmuebles  de  fecha  cierta  otorgados  a  favor  de  adquirentes  de  buena  fe  son  oponibles  al 
concurso o quiebra del vendedor si se hubiera abonado el veinticinco por ciento del precio. El 
juez  debe  disponer  que  se  otorgue  la  respectiva  escritura.  El  comprador  puede  cumplir  sus 
obligaciones en el plazo convenido. En caso de que la prestación a cargo del comprador fuera 
a plazo, deberá constituirse hipoteca en primer grado sobre el bien, en garantía del saldo de 
precio.  Aunque  se  trata  de  una  norma  de  tipo  concursal,  y  el  Anteproyecto  considera  que 
este  tipo  de  relaciones  se  rige  por  lo  dispuesto  en  el  ordenamiento  específico,  hemos 
entendido  conveniente  mantener  la  norma  en  el  Código  Civil  por  el  valor  histórico  que  ella 
tiene.  (Comisión  para  la  elaboración  del  proyecto  de  Ley  de  reforma,  actualización  y 
unificación  de  los  Códigos  Civil  y  Comercial  de  la  Nación,  2012,  p.  142,  recuperado  de 
http://goo.gl/rGbU0F).

El  art.  1.170  se  refiere  a  la  prioridad  que  tiene  el  adquirente  de  buena  fe  sobre 
terceros  que  trabaron  medidas  cautelares  sobre  el  inmueble,  enumerando  una  serie  de 
supuestos:80
a) Cuando el comprador contrató con quien es el titular registral del inmueble o puede 
colocarse en la posición de quien contrató con el titular mediante un eslabonamiento 
perfecto con esos adquirentes sucesivos.
b) Cuando el comprador pagó un mínimo del 25% del precio antes de que la cautelar 
fuera trabada.
c)  Cuando  el  boleto  tiene  fecha  cierta  (al  respecto,  nos  remitimos  a  lo  explicado  en 
relación a la fecha cierta de los instrumentos privados, de conformidad con el art. 317 
del Código81).

80 Art. 1.170 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina
81 Art. 317 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
d)  Cuando  la  compraventa  y  la  adquisición  del  inmueble  tienen  publicidad  suficiente. 
En  relación  a  esta  publicidad  suficiente,  el  Código  alude  a  la  dada  registralmente,  o 
bien como consecuencia de la posesión del inmueble.

Asimismo, el Código contempla en otro artículo el caso concreto de la oponibilidad que 
tiene  el  boleto  de  compraventa  en  el  caso  del  concurso  o  la  quiebra  del  vendedor  del 
inmueble.

La  oponibilidad  del  boleto  de  compraventa  a  terceros  embargantes  o  frente  a  la 
quiebra  o  concurso  del  enajenante  es  un  problema  cuya  solución  requiere  equilibrar 
dos aspectos: por un lado, la protección del adquirente, que ha confiado en obtener un 
bien y no una indemnización y es por ello que la tendencia evolutiva ha sido proteger 
este  derecho  admitiendo  la  oponibilidad  si  se  trata  de  un  comprador  serio,  en  el 
sentido de que ha pagado una parte del precio, ha tomado la posesión. Inicialmente se 
protegió  con  mayor  rigor  la  compra  destinada  a  vivienda,  aunque  luego  el  criterio  se 
generalizó.  Como  contrapartida,  hay  que  prever  que  un  boleto  así  protegido  y 
directamente  oponible  puede  dar  una  herramienta  para  que  el  deudor  “fabrique” 
boletos  en  perjuicio  de  sus  acreedores.  (…)  El  Proyecto  ha  adoptado  una  posición 
amplia  de  cobertura  a  compradores  de  buena  fe,  a  quienes  se  les  reconoce  la 
posibilidad de oponer sus derechos tanto frente a terceros como frente al concurso o 
quiebra del vendedor. La buena fe se presenta como un requisito imprescindible para 
invocar un mejor derecho frente al tercerista. (Crovi, 2014, pp. 36­37).82

La  consecuencia  de  ello  es  que  el  juez  deba  disponer  que  se  otorgue  a  favor  del 
comprador la correspondiente escritura pública. De esta manera, el art. 1.171 considera que 
para  que  el  boleto  de  compraventa  sea  oponible  al  concurso  o  quiebra  del  vendedor,  los 
requisitos son: 
a) que tenga fecha cierta; 
b) que el comprador sea un adquirente de buena fe; 
c) que el comprador haya abonado más del 25% del precio convenido.83

Obligaciones de las partes
Las principales obligaciones del vendedor son:
a) Conservar la cosa:
b) Transferir la propiedad de la cosa:
c) Responder por saneamiento:

Respecto al comprador, el Código regula sus obligaciones en el art. 1.141. Ellas son84:
a) El pago del precio
b) La recepción de la cosa:
c) El pago de los gastos necesarios para hacerse cargo de la cosa:

­ Cesión de Derechos. Concepto. Caracteres. 

82 Se aclara que cuando en la cita se hace referencia al “Proyecto”, se alude al Código hoy
vigente, sancionado por ley 26.994.
83 Art. 1.171 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
84 Art. 1.139 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
La  cesión  de  derechos  desempeña  un  papel  importante  en  la  vida  de  los  negocios. 
Algunas  veces  el  titular  de  un  crédito  sujeto  a  plazo  tiene  necesidad  de  dinero,  negocia 
entonces  su  crédito  con  lo  cual  resuelve  su  problema.  El  cesionario,  por  su  parte,  también 
hace un negocio, puesto que recibirá una compensación por haber adquirido un crédito que 
está  sometido  a  plazo  y  que  corre  con  el  riesgo  de  la  insolvencia  del  deudor  y  de  las 
eventuales molestias de tener que perseguir el cobro judicialmente.
La cesión de derechos hereditarios permite al heredero entrar de inmediato en posesión 
de  un  patrimonio  aproximadamente  equivalente  al  que  le  corresponde  en  la  herencia  y  del 
que sólo podría disponer una vez concluidos los largos trámites del sucesorio. Otras veces, la 
cesión  permite  consolidar  derechos  confusos  o  litigiosos.  Es  también  una  manera  rápida  de 
llevar a la práctica ciertos negocios, cuya formalización de otra manera exigiría el
cumplimiento de solemnidades complejas y lentas.
Concepto
Se establece que hay contrato de cesión cuando una de las partes transfiere a la otra 
un  derecho.  Se  aplican  a  la  cesión  de  derechos,  siempre  que  no  haya  reglas  específicas 
establecidas en el capítulo 26 del Código, las reglas de:
a)  La  compraventa,  cuando  la  cesión  se  hizo  con  la  contraprestación  de  un 
precio en dinero.
b) La permuta, cuando la cesión se hizo mediante la transmisión de la propiedad 
de un bien.
c) La donación, cuando se realizó sin contraprestación.

Es un contrato consensual, ya que se perfecciona con el simple acuerdo de voluntades 
y  no  requiere  como  condición  ineludible  la  entrega  del  título,  pese  a  que  el  art.  1.619  del 
Código establece como obligación del cedente la entrega de los documentos probatorios del 
derecho.85
Es formal, ya que la cesión debe hacerse por escrito, sin perjuicio de los casos en que 
se  admite  la  transmisión  del  título  por  endoso  o  por  entrega  manual.  Deben  otorgarse  por 
escritura  pública:  la  cesión  de  derechos  derivados  de  un  acto  instrumentado  por  escritura 
pública;  la  cesión  de  derechos  hereditarios;  la  cesión  de  derechos  litigiosos.  Si  la  cesión  no 
involucra derechos reales sobre inmuebles, también puede hacerse por acta judicial.
Puede  ser  onerosa  o  gratuita.  En  el  primer  caso  (venta,  permuta),  será  bilateral  y 
conmutativa  porque  las  prestaciones  son  recíprocas  y  se  presumen  equivalentes;  en  el 
segundo (donación), será unilateral.

­ Cesión de créditos. Concepto. Efectos. 
La  cesión  tiene  efectos  frente  a  terceros  desde  la  notificación  al  cedido  mediante 
instrumento público o instrumento privado con fecha cierta.
Los pagos del crédito que efectuare el deudor cedido, antes de la notificación de la cesión, 
lo liberan (así como cualquier otra causa de extinción de la obligación). Esto es así, ya que de 
conformidad con el art. 1.620, la cesión sólo tiene efectos una vez notificada por los medios 
previstos expresamente, por lo que, antes de ello, no puede ser oponible al cedido.86
Acciones  Conservatorias:  si  bien  la  cesión  no  tiene  efectos  respecto  de  terceros 
sino  desde  el  momento  de  la  notificación,  esta  regla  no  es  absoluta.  La  ley  concede 

85 Art. 1.519 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
86 Art. 1.620 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
prudentemente al cesionario y al cedente el derecho a realizar todos los actos conservatorios 
del derecho antes de la notificación de la cesión. Es que el cesionario ostenta cuanto menos 
la calidad de acreedor condicional y es lógico que se le reconozca ese derecho, pudiendo, por 
ende,  embargar  el  crédito,  ejercer  la  acción  subrogatoria,  interrumpir  la  prescripción, 
etcétera.
Garantías:  cuando  la  cesión  es  onerosa,  el  cedente  garantiza  la  existencia  y 
legitimidad del derecho al momento de la cesión. Ello, excepto que se trate de la cesión de 
un derecho litigioso o que se lo transmita como dudoso. Si el derecho no existe, en función 
de  esta  garantía  es  que  el  cedente  debe  restituir  al  cesionario  el  precio  recibido  más  los 
intereses correspondientes. Si el cedente fuere de mala fe, es decir, si conocía la inexistencia 
del derecho al momento de perfeccionar la cesión, la ley dispone que, además, debe la
diferencia entre el valor real del derecho cedido y el precio de la cesión efectuada.
Límite de la garantía: el cedente garantiza que el crédito exista y sea legítimo, pero 
no garantiza la solvencia del deudor cedido o de los fiadores involucrados (excepto mala fe 
del  cedente,  es  decir,  que  éste  último  conozca  al  momento  de  la  cesión  el  estado  de 
insolvencia del deudor). Esta es la regla para la cesión onerosa.87 Sin embargo, las partes en 
virtud de la autonomía de la voluntad pueden pactar expresamente que se garantice también 
por la solvencia.
Cuando, pese a la regla fijada por el art. 1.628, el cedente garantiza la solvencia del 
deudor  cedido,  son  aplicables  las  disposiciones  de  la  fianza.  En  ese  caso,  el  cesionario  sólo 
podrá  reclamar  al  cedente  que  garantizó  la  solvencia  del  deudor  cedido  luego  de  haber 
excutido los bienes de éste último (salvo que esté concursado o quebrado).
Son  de  aplicación  supletoria  todas  las  normas  vinculadas  a  la  responsabilidad  por 
saneamiento estudiadas en la parte general de los contratos.

­ Cesión de deudas. Concepto. 
En la Sección 2a del Capítulo 26, Título IV, del Libro Tercero, el Código Civil y Comercial 
de la Nación regula la cesión de deuda, la asunción de deuda y la promesa de liberación.
Concepto:  hay  cesión  de  deudas  cuando  acreedor,  deudor  y  un  tercero  convienen  que 
éste  último  debe  pagar  la  deuda,  sin  que  exista  novación  de  la  obligación.  Esto  exige 
conformidad de los tres: del acreedor, del deudor original y del tercero que se hace cargo de 
la deuda. Si, en cambio, el acreedor no prestara conformidad para la cesión de la deuda de la 
cual  es  acreedor  con  la  consecuente  liberación  del  deudor,  el  tercero  será  un  deudor 
subsidiario.88
Asunción  de  deuda:  en  el  supuesto  de  asunción  de  deuda,  un  tercero  conviene  con  el 
acreedor  que  asumirá  el  pago  de  una  deuda,  sin  que  exista  novación.  En  este  caso,  no 
participa  del  acuerdo  el  deudor  original,  por  lo  que  no  hay  una  cesión.  La  asunción  de  la 
deuda  exige  la  conformidad  del  acreedor  para  la  liberación  del  deudor;  de  lo  contrario,  se 
tiene por rechazada.89
Tanto  en  la  cesión  de  deudas  como  en  la  asunción  de  deudas  no  existe  novación.  La 
novación sustituye una obligación, que se extingue, por otra nueva. En estos dos casos, en 
cambio, la obligación persiste. Asimismo, en ambos casos se requiere la expresa conformidad 
del  acreedor  para  que  el  deudor  quede  liberado  de  su  obligación,  la  que  puede  ser  dada 

87 Art. 1.628 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
88 Art. 1.632 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina
89 Art. 1.633 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina
antes,  concomitantemente  o  con  posterioridad  a  la  cesión,  pero  debe  ser  expresa.  En  los 
contratos por adhesión, una conformidad para la liberación del deudor es ineficaz.90
Diferente es el caso de la promesa de liberación. Como su nombre lo indica, esta es una 
promesa efectuada por un tercero al deudor de que lo liberará de una deuda, cumpliéndola 
en su lugar. El vínculo es entre el tercero y el deudor, no involucrando al acreedor.91

­ Cesión de posición contractual. Concepto. Efectos.
El  Código  sigue  al  “Proyecto  de  Código  Civil  para  la  República  Argentina”  (1998)  en  la 
regulación  de  la  cesión  de  la  posición  contractual.  En  los  contratos  con  prestaciones 
pendientes, cualquiera de las partes puede transmitir a un tercero su posición contractual si 
las  demás  partes  lo  consienten  antes,  simultáneamente  o  después  de  la  cesión.  Si  la 
conformidad hubiese sido previa a la cesión, ésta sólo tendrá efectos una vez notificada a las 
otras partes, en la forma establecida para la notificación al deudor cedido.
Naturaleza del negocio y problemática
Como  señala  Alterini  (2012),  “las  relaciones  negociales,  en  el  mundo  moderno  son 
esencialmente  dinámicas  y  el  contrato  ­en  cuanto  sirve  como  título  para  la  obtención  de 
bienes­ frecuentemente debe sufrir mutaciones en algunos de sus sujetos” (2012, p. 427). Y 
continúa,  “en  el  mundo  real  de  los  negocios  actuales,  que  suele  pertenecer  a  los 
megacontratos,  es  frecuente  que  por  diversas  causas  (…)  uno  de  los  contratantes  quiera 
separarse del contrato en curso y colocar al tercero en su misma posición contractual” (2012, 
p. 427).
Efectos
A partir de la cesión de la posición contractual (o de la notificación de la cesión para el 
caso  de  que  la  conformidad  fuera  previa),  el  cesionario  asume  los  derechos  y  obligaciones 
derivados  del  negocio,  quedando  desvinculado  el  cedente.  Es  que  la  transmisión  de  la 
posición  contractual  coloca  al  cesionario  en  la  situación  jurídica  del  cedente  en  el  contrato 
básico,  con  asunción  de  sus  derechos  y  facultades,  sus  deberes  y  obligaciones  (Alterini, 
2012).
Ahora bien, si los co­contratantes cedidos habían pactado con el cedente una garantía 
para el caso de incumplimiento del cesionario, conservan sus acciones contra el cedente. Para 
ello  deben  notificar  al  cedente  el  incumplimiento  mencionado  dentro  de  los  30  días  de 
acaecido; de lo contrario, queda liberado.
Garantía:  el  cedente  garantiza  al  cesionario  la  existencia  y  validez  del  contrato  que  cede. 
Queda  asimilado  a  un  fiador,  cuando  garantiza  el  cumplimiento  de  las  obligaciones  de  los 
otros contratantes.
Defensas: a raíz de la cesión de la posición contractual, los contratantes pueden oponerle al 
cesionario  todas  las  defensas  o  excepciones  que  se  deriven  del  contrato,  pero  no  aquellas 
que se vinculen con otras relaciones con el cedente. Excepto que así lo hayan pactado. 

­ Locación  de  cosas.  Concepto.  Caracteres.  Plazos  máximos  y  mínimos. 


Derechos y obligaciones de las partes. Régimen de mejoras y reparaciones. 
Conclusión de la locación y entrega de la cosa. 

90 Art. 1.634 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
91 Art. 1.635 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
El  contrato  de  locación  está  regulado  en  el  Capítulo  4,  del  Título  IV  (“Contratos  en 
particular”),  del  Libro  Tercero  (“Derechos  personales”)  del  Código  Civil  y  Comercial  de  la 
Nación, en los artículos 1.187 a 1.226. Luego, en el Capítulo 5 se regula el régimen para el 
contrato de obras y servicios, artículos 1.251 a 1.279.
“El  Código  unificado  sólo  considera  el  régimen  locativo  respecto  de  las  cosas, 
efectuando  una  corrección  necesaria  al  escindir  las  obras  y  los  servicios,  regulados  como 
contratos  diferentes.  De  aquí  en  adelante  sólo  pueden  alquilarse  cosas,  nunca  haceres 
humanos” (Carnaghi, 2015, Apartado II).

Concepto y elementos esenciales
El art. 1.187 da una definición del contrato de locación de cosas, disponiendo que es 
aquél en el que una parte se obliga a entregar a otra el uso y goce temporario de una cosa 
(parte  denominada  locador),  a  cambio  del  pago,  por  la  otra,  de  un  precio  en  dinero  (parte 
denominada locatario).
El contrato se configura con:
a) La  obligación  del  locador  de  conceder  el  uso  y  goce  de  una  cosa.  En  ese  sentido, 
coincidimos con Leiva Fernández (2014) en cuanto a que “se delimita el concepto de 
uso como el referido a la utilización de la cosa misma dada en locación, y el de goce 
como el aprovechamiento o disfrute de los frutos o productos ordinarios de esa cosa” 
(2014, p. 49). Es sumamente relevante entender el alcance de la concesión del uso y 
goce en la locación, y no confundirlo con la transmisión de un derecho real de dominio 
o de la posesión sobre la cosa. En el contrato de locación el locatario reconoce la pose
b) sión  en  cabeza  del  locador.b)  La  temporalidad  en  la  concesión  del  uso  y  goce  de  la 
cosa  dada  en  locación.  En  ese  sentido,  veremos  las  reglas  del  tiempo  en  la  locación 
establecidas en la sección 3a (artículos 1.197 a 1.19946).
c) La  existencia  de  un  precio  en  dinero.  El  pago  del  precio  de  la  locación  es  una 
obligación  esencial  a  cargo  del  locatario.  Se  aplican  en  subsidio  las  reglas  de  la 
compraventa en materia de precio (así como en cuanto al objeto y al consentimiento).

En cuanto al precio en moneda extranjera, parece acertada la interpretación que 
lo  admite  al  no  exigir  la  normativa  vigente  (…)  que  el  precio  se  establezca  en 
"moneda  de  curso  legal  en  la  República",  sino  sólo  el  precio  determinado  en 
dinero.  Son  válidos  en  cuanto  al  precio  los  contratos  en  los  que  se  fijen 
alquileres en moneda extranjera, pero haciendo operar la
corrección  del  valorismo  resultante  del  art.  772  Cód.  Civ.  y  Com.  en  caso  de 
suscitarse  "burbujas  locativas"  generadas  por  devaluaciones  en  la  política 
económica  gubernamental  para  responder  a  intereses  de  Orden  Público 
Económico  de  Dirección  totalmente  alejados  en  su  razón  de  ser  del  valor  real 
(valor locativo), que es la télesis de la cláusula de estabilización contractual que 
representa  la  divisa  extranjera.  Salvo  que  se  pacte  que  la  moneda  sin  curso 
legal  en  la  República  es  esencial  (art.  766  Cód.  Civ.  y  Com.),  pues  ello  no 
compromete el orden público. (Carnagui, 2015, Apartado VI).

Asimismo, la locación es un contrato: bilateral (en tanto genera obligaciones recíprocas 
para ambas partes, la entrega del uso y goce de la cosa, y el pago de un precio); consensual 
(queda perfeccionado con el consentimiento de las partes); oneroso (porque se comprometen 
prestaciones  recíprocas);  conmutativo  (las  ventajas  para  los  contratantes  son  ciertas,  no 
dependen  de  un  acontecimiento  incierto);  de  tracto  sucesivo  (porque  es  un  contrato  que 
tiene  una  duración  y  cuyos  efectos  se  cumple  en  el  transcurso  del  tiempo).  En  cuanto  a  la 
forma,  sólo  se  requiere  por  escrito  con  carácter  ad  probationem,  “sin  registración  alguna  ni 
más  requisito  para  su  oponibilidad  que  la  fecha  cierta”  (Leiva  Fernandez,  2014,  p.  51).  Al 
respecto, el art. 1.188 prevé:  El contrato de locación de cosa inmueble o mueble registrable,
de una universalidad que incluya a alguna de ellas, o de parte material de un inmueble, debe 
ser hecho por escrito. Esta regla se aplica también a sus prórrogas y modificaciones.92

­ Naturaleza jurídica del derecho del locatario
El derecho del locatario es un derecho de fuente contractual, en tanto nace del contrato 
celebrado entre las partes (locador­locatario), y, por lo tanto, es personal. Sin embargo, tiene 
algunas  características  propias  de  los  derechos  reales:  Por  ejemplo,  en  el  caso  de 
enajenación de la cosa locada, la locación “subsiste durante el tiempo convenido, aunque la 
cosa locada sea enajenada”;48 el tenedor cuando es turbado, tiene acciones para mantener 
la tenencia (art. 2.24249

­ Plazos
Plazo  máximo:93  en  el  caso  de  contratos  de  locación,  cualquiera  sea  su  objeto,  se  pactan 
plazos máximos de duración del contrato. Los contratos son renovables si las partes lo pactan 
expresamente, por períodos que no pueden exceder los plazos máximo establecidos.94
o Locación con destino habitacional: plazo máximo de 20 años.
o Locación con otros destinos: plazo máximo de 50 años.

Plazos mínimos: el Código, en el art. 1.198,

(…)  simplifica  la  normativa  sobre  locación  inmobiliaria  unificando  los  plazos 
mínimos  para  todos  los  destinos  de  la  locación  de  inmuebles  (es  decir,  sin 
importar  si  el  destino  es  habitacional,  comercial  o  industrial)  o  de  parte  de 
inmuebles  y  los  establece  en  dos  años.  Esto  soluciona  el  tema  de  la  duración 
mínima  de  las  locaciones  con  destino  mixto,  y  aquellas  en  las  que  los 
celebrantes  por  inadvertencia  no  refieren  el  destino  para  el  que  se  ocuparía  el 
inmueble.  (…)  se  exige  la  tenencia  de  la  cosa  para  que  el  locatario  pueda 
renunciar válidamente al plazo mínimo, como recaudo para evitar las renuncias 
sistemáticas y
anticipadas. (Leiva Fernández, 2014, p. 59).

Los  plazos  mínimos  se  constituyen  a  favor  del  locatario,  por  eso  es  que  todo  contrato 
celebrado  por  un  plazo  inferior,  o  sin  determinación  del  plazo,  debe  ser  considerado  hecho 
por el término mínimo de dos años. 

La  télesis  de  la  norma  y  del  instituto,  permite  que  el  arrendatario  rescinda  el 
contrato  perdiendo  el  beneficio  del  plazo  mínimo  legal.  Obviamente  este 

92 Art. 1.188 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
93 Se amplía considerablemente el plazo máximo de duración de 10 años previsto en el art. 1.505
del Código Civil, derogado por ley 26.994.
94 Art. 1.197 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
beneficio  no  cabe  al  locador,  ni  siquiera  alegando  necesidad  y  urgencia  en  la 
restitución  del  bien  locado.  Siempre  el  arrendador  deberá  respetar  el  plazo 
fijado contractualmente, que nunca podrá ser inferior a los dos años. (Carnaghi, 
2015, Apartado III, punto 2).

Locaciones excluidas del plazo mínimo legal. Conforme el art. 1.199 del Código, no se 
aplica  el  plazo  mínimo  legal  a  los  contratos  de  locación  de  inmuebles  o  parte  de  ellos 
destinados a:
a)  sede  de  embajada,  consulado  u  organismo  internacional,  y  el  destinado  a 
habitación de su personal extranjero diplomático o consular;
b)  habitación  con  muebles  que  se  arrienden  con  fines  de  turismo,  descanso  o 
similares. Si el plazo del contrato supera los tres meses, se presume que no fue 
hecho con esos fines;
c)  guarda  de  cosas;  [“Ello  abarca  en  cuanto  a  cosas,  animales,  vehículos, 
muebles, etcétera” (Leiva Fernandez, 2014, p. 61)]
d) exposición u oferta de cosas o servicios en un predio ferial.
Tampoco se aplica el plazo mínimo legal a los contratos que tengan por objeto 
el  cumplimiento  de  una  finalidad  determinada  expresada  en  el  contrato  y  que 
debe normalmente cumplirse en el plazo menor pactado.95

­ Obligaciones de las partes. Régimen de mejoras
Obligaciones del locador
El  parágrafo  1,  de  la  Sección  4a  del  Código,  establece  las  obligaciones  del  locador 
(arts. 1.200 a 1.204).
1)  La entrega de la cosa: “El locador debe entregar la cosa conforme a lo acordado. A 
falta  de  previsión  contractual  debe  entregarla  en  estado  apropiado  para  su  destino, 
excepto los defectos que el locatario conoció o pudo haber conocido”.96
2)  Conservación  de  la  cosa:  El  locador  debe  conservar  la  cosa  locada  en  estado  de 
servir al
uso  y  goce  convenido  y  efectuar  a  su  cargo  la  reparación  que  exija  el  deterioro 
originado en su calidad o defecto, en su propia culpa, o en la de sus dependientes o en 
hechos de terceros o caso fortuito.
Si  al  efectuar  la  reparación  o  innovación  se  interrumpe  o  turba  el  uso  y  goce 
convenido,  el  locatario  tiene  derecho  a  que  se  reduzca  el  canon  temporariamente  en 
proporción  a  la  gravedad  de  la  turbación  o,  según  las  circunstancias,  a  resolver  el 
contrato.97
3)  Pago de las mejoras: “El locador debe pagar las mejoras necesarias hechas por el 
locatario a la cosa locada, aunque no lo haya convenido, si el contrato se resuelve sin 
culpa del locatario, excepto que sea por destrucción de la cosa”.98
4)  La  frustración  del  uso  o  goce  de  la  cosa:  Si  por  caso  fortuito  o  fuerza  mayor,  el 
locatario  se  ve  impedido  de  usar  o  gozar  de  la  cosa,  o  ésta  no  puede  servir  para  el 
objeto de la convención, puede pedir la rescisión del contrato, o la cesación del pago 

95 Art. 1.199 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
96 Art. 1.200 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina
97 Art. 1.201 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina
98 Art. 1.202 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
del precio por el tiempo que no pueda usar o gozar de la cosa. Si el caso fortuito no 
afecta a la cosa misma, sus obligaciones continúan como antes.99

Al respecto, señala Leiva Fernández (2014):

El art. 1203 del Código Civil y Comercial bajo el epígrafe "Frustración del uso o 
goce  de  la  cosa"  reitera  un  precepto  existente  en  el  derogado  art.  1522  del 
Código Civil. En realidad el supuesto está previsto en forma general para todos 
los contratos en el art. 1031 del mismo Código. (…), la expresión "el locatario se 
ve impedido de usar y gozar..." parece referir a una imposibilidad que afecta al 
sujeto,  pero  luego  concluye  expresando  que  "Si  el  caso  fortuito  no  afecta  a  la 
cosa misma, sus obligaciones continúan como antes", de donde se deduce que 
para aplicar la norma debe verse afectado el objeto. A todo evento, la referencia 
al  derecho  de  resolver  el  contrato  frente  al  caso  fortuito  o  fuerza  mayor  es 
redundante con los principios generales. Abarca supuestos tales como el alquiler 
para  instalar  un  establecimiento  fabril  en  zona  luego  declarada  residencial,  el 
alquiler de un inmueble para albergue sobre un camino que luego es desviado o 
clausurado,  el  caso  de  que  el  inmueble  se  sujete  a  la  ocupación  temporánea 
anormal de la ley 21.499. En cambio, no se encuentra comprendida la mudanza 
del locatario por haber cambiado su destino laboral Vg. [sic] (ejecutivo, militar o 
diplomático),  ni  el  establecimiento  cercano  de  un  negocio  del  mismo  que 
disminuye las ganancias del locatario. (2014, pp. 61­ 62).

5)  La  supresión  de  la  pérdida  de  luminosidad  del  inmueble  como  vicio:  “La  pérdida  de 
luminosidad  del  inmueble  urbano  por  construcciones  en  las  fincas  vecinas,  no  autoriza  al 
locatario a solicitar la reducción del precio ni a resolver el contrato, excepto que medie dolo 
del locador”.100
Conforme lo sostiene Leiva Fernández (2014):
El art. 1605 del Código Civil de Vélez Sarsfield consideraba vicio redhibitorio que 
el inmueble se vuelva oscuro por edificarse en predio lindero, lo que era lógico 
porque  actividad  productiva  cesaba  con  la  caída  del  sol  por  no  existir  la  luz 
eléctrica.  En  esta  época  es  inadecuado  mantener  el  planteo.  Ni  la  solución, 
porque  lo  que  Vélez  anunció  como  vicio  redhibitorio,  no  es  tal,  ya  que  el 
defecto, no se origina en la cosa objeto del contrato, sino en otra causa ajena 
cual es la construcción lindera inexistente al momento de contratar la locación. 
(2014, p. 63).101

­ Obligaciones del locatario
Están contempladas en el parágrafo 2 de la Sección 4a del Código (arts. 1.205 a 1.210).

1) Prohibición de variar el destino:

99 Art. 1.203 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
100 Art. 1.204 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
101 El art. 1.605 del Código Civil fue sustituido por art. 1.204 de la Ley Nº 26.994 B.O. 08/10/2014 Suplemento. Vigencia: 1° de agosto de 2015, 
texto según art. 1° de la Ley Nº 27.077 B.O. 19/12/2014. Honorable Congreso de la Nación Argentina
“El locatario puede usar y gozar de la cosa conforme a derecho y exclusivamente para 
el  destino  correspondiente”.102  No  puede  variarlo  aunque  ello  no  cause  perjuicio  al 
locador.
Vemos, entonces, que la obligación de respetar el destino convenido es independiente 
de que ello pueda perjudicar o no al locador.
Ello tiene relación con el art. 1.194, que contempla el destino de la cosa locada:
­ El locatario debe dar a la cosa locada el destino acordado en el contrato.
­  A  falta  de  convención,  puede  darle  el  destino  que  tenía  al  momento  de 
locarse, el que se da a cosas análogas en el lugar donde la cosa se encuentra o 
el que corresponde a su naturaleza.
­  (…)  Si  el  destino  es  mixto  se  aplican  las  normas  correspondientes  al 
habitacional.103

2) Conservación de la cosa en buen estado:
El locatario debe mantener la cosa y conservarla en el estado en que la recibió. 
No cumple con esta obligación si la abandona sin dejar quien haga sus veces.
[Consecuentemente], responde por cualquier deterioro causado a la cosa, incluso por 
visitantes ocasionales, pero no por acción del locador o sus dependientes (…).104

3) Reparaciones a la cosa:
El Código prevé que:
Si la cosa es mueble, el locatario tiene a su cargo el gasto de su conservación y 
las mejoras de mero mantenimiento; y sólo éstas si es inmueble.
Si  es  urgente  realizar  reparaciones  necesarias  puede  efectuarlas  a  costa  del 
locador dándole aviso previo.105

En cuanto a las mejoras en la cosa locada, el Código las regula concretamente en el 
parágrafo  3  de  la  Sección  4a  del  Código.  A  saber:  como  regla,  “el  locatario  puede  realizar 
mejoras en la cosa locada, excepto que esté prohibido en el contrato, que las mejoras alteren 
la substancia o forma de la cosa, o haya sido interpelado a restituirla”.106 Cuando se realizan 
las mejoras violando lo dispuesto en el art. 1.211, es decir, realizando mejoras prohibidas, se 
considera que el locatario está violando “la obligación de conservar la cosa en el estado en 
que se recibió”.107
Sólo  tiene  derecho  a  reclamar  el  valor  de  las  mejoras  necesarias  al  locador,  mas  no 
tiene derecho a reclamar el pago de mejoras útiles y de mero lujo o suntuarias. Por ejemplo, 
si  quiere  cambiar  los  picaportes  de  las  puertas  por  unos  bañados  en  oro,  no  podrán  luego 
reclamarlas al locador, pues no revisten el carácter de necesarias.
Asimismo,  el  art.  1.224  prevé  las  facultades  sobre  las  mejoras  útiles  o  suntuarias, 
estableciendo:
El  locatario  puede  retirar  la  mejora  útil  o  suntuaria  al  concluir  la  locación;  pero  no 
puede hacerlo si acordó que quede en beneficio de la cosa, si de la separación se sigue 
daño para ella, o separarla no le ocasiona provecho alguno.

102 Art. 1.205 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
103 Art. 1.194 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina
104 Art. 1.206 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
105 Art. 1.207 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
106 Art. 1.211 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina
107 Art. 1.212 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina
El  locador  puede  adquirir  la  mejora  hecha  en  violación  a  una  prohibición  contractual, 
pagando el mayor valor que adquirió la cosa.108

4) Responsabilidad por el incendio de la cosa:
En caso de destrucción de la cosa por incendio no originado en caso fortuito, también 
responde el locatario.
Al respecto, se sostiene:
Substitución de la regla sobre destrucción de la cosa por incendio. Otra norma 
unánimemente resistida por la doctrina fue la del art. 1572 del derogado Código 
Civil que presumía juris tantum, que el incendio era un caso fortuito, y ponía en 
cabeza  del  locador  la  carga  de  la  prueba  de  lo  contrario  y  la  consiguiente 
responsabilidad  del  locatario,  por  lo  que  al  locatario  le  bastaba  con  probar  el 
incendio sin necesidad de acreditar los varios requisitos de procedencia del caso 
fortuito. Era una injustificada inversión de onus probandi. Resultaba
necesario adecuar la regla a las responsabilidades derivadas de la guarda de la 
cosa  en  cabeza  del  locatario.  El  Código  Civil  y  Comercial  incorporó  la  regla 
opuesta en el art. 1206. (Leiva Fernández, 2014, p. 64).

5) Pago del canon convenido:
“La  prestación  dineraria  a  cargo  del  locatario  se  integra  con  el  precio  de  la 
locación  y  toda  otra  prestación  de  pago  periódico  asumida  convencionalmente 
por el locatario”.109 Es decir que el “canon tiene un significado más amplio que 
el alquiler al que también comprende, pues también comprende toda prestación 
periódica  que  se  haya  pactado  entre  las  partes  del  contrato  y  en  razón  del 
mismo” (Leiva Fernández, 2014, p. 66).
Para  su  cobro  se  concede  vía  ejecutiva,  lo  que  está  regulado  por  la 
correspondiente normativa procesal de cada Provincia.
A  falta  de  convención,  el  pago  debe  ser  hecho  por  anticipado:  si  la  cosa  es 
mueble, de contado; y si es inmueble, por período mensual.

6) Pago de las cargas y contribuciones por la actividad:
­ El locatario tiene a su cargo el pago de las cargas y contribuciones que se originen en 
el destino que le otorgue a la cosa locada.
­ No tiene a su cargo el pago de las que graven la cosa, excepto pacto en contrario.68

7) Obligaciones de restituir la cosa:
El locatario, al concluir el contrato, debe restituir al locador la cosa en el estado en que 
la recibió, excepto los deterioros provenientes del mero transcurso del tiempo y el uso 
regular.
También  debe  entregarle  las  constancias  de  los  pagos  que  efectuó  en  razón  de  la 
relación locativa y que resulten atinentes a la cosa o a los servicios que tenga.110 

108 Art. 1.224 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
109 Art. 1.208 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina
110 Art. 1.210 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina
Se  prevé  la  obligación  de  entregar  al  locador  todas  las  constancias  (recibos, 
comunicaciones, etc.) que tenga en poder el locatario que resulten atinentes a la cosa 
locada,  verbigracia,  expensas,  o  a  los  servicios  que  en  ella  se  prestan  y  que  suelen 
incorporarse en la mayoría de los contratos de locación. (…) La palabra constancias se 
utiliza en forma que también abarca a los informes de pago por débito sea en cuentas 
bancarias o a través de tarjetas de crédito. (Leiva Fernández, 2014, p. 67).

­ Conclusión de la locación
Enumeramos los modos en que se extingue la locación:
a)  El  cumplimiento  del  plazo  convenido,  o  requerimiento  previsto  para  el 
caso de la continuación en la locación concluida.
Continuación de la locación concluida:
El  nuevo  art.  1218  recibe  la  regla  del  derogado  art.  1622,  en  cuanto 
prohíbe la tácita reconducción y autoriza la continuación del contrato bajo 
sus mismos términos aun vencido el plazo contractual. 
Sin  embargo  existe  una  diferencia  entre  la  regla  derogada  y  la  del  art. 
1218. Consiste en dilucidar quién es el legitimado para dar por concluida 
la  locación  luego  de  vencido  el  plazo  contractual,  pues  el  artículo 
derogado  solo  legitima  al  locador,  y  el  actual  1218  (…)  pone  en  pie  de 
igualdad a locador y locatario, autorizando que sea cualquiera de ambas 
partes  quien  comunique  a  la  otra  su  voluntad  de  concluir  el  vínculo 
locativo  prolongado  en  el  tiempo  pese  a  estar  vencido  el  plazo 
contractual.  (…)  la  recepción  de  pagos  durante  la  continuación  de  la 
locación  no  altera  lo  dispuesto  sobre  la  no  existencia  de  tácita 
reconducción.  Es  un  principio  admitido  sin  fisuras  con  anterioridad, 
aunque quizás innecesario, puesto que la continuación de la locación bajo 
sus  mismos  términos  implica  necesariamente  el  pago,  cobro  y 
otorgamiento de recibo de alquileres. Y quien paga, cobra exige u otorga 
recibo lo hace en virtud de los deberes seguidos de la continuación de la 
locación  que  está  en  sus  manos  utilizar  o  no,  y  no  porque  exista  tácita 
reconducción.  Si  el  monto  del  alquiler  pagado  luego  de  vencido  el  plazo 
contractual  excede  al  anteriormente  pagado  no  corresponde  asumir  que 
hay un nuevo contrato. (Leiva Fernández, 2015, Apartado XXV).

b) La resolución anticipada. 
Aún  cuando  el  contrato  tiene  un  plazo  mínimo  de  duración,  la  ley  le  acuerda 
(sólo al locatario) la posibilidad de concluir anticipadamente el contrato. Esto es 
coherente con la disposición del art. 1.198, en tanto está estipulada en beneficio 
del locatario.
El Código prevé en el art. 1.221 las reglas para la resolución anticipada.
A saber:
“a)  si  la  cosa  locada  es  un  inmueble  y  han  transcurrido  seis  meses  de 
contrato,  el  locatario  debe  notificar  en  forma  fehaciente  su  decisión  al 
locador”.111 Si bien establece este deber, no fija un tiempo de antelación 
con el que debe efectuarse la notificación. Asimismo, prevé:

111 Art. 1.221 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina
Si  hace  uso  de  la  opción  resolutoria  en  el  primer  año  de  vigencia   
de  la  relación  locativa,  debe  abonar  al  locador,  en  concepto  de 
indemnización, la suma equivalente a un mes y medio de alquiler 
al momento de desocupar el inmueble y la de un mes si la opción 
se ejercita transcurrido dicho lapso.112
“b).  en  los  casos  del  artículo  1199  [excepciones  al  plazo  mínimo  legal], 
debiendo  [el  locatario]  abonar  al  locador  el  equivalente  a  dos  meses  de 
alquiler”.113

Casos de resolución del contrato imputables al locador o al locatario:
 Resolución imputable al locatario: el locador puede resolver el contrato:
a) por cambio de destino o uso irregular en los términos del artículo 1205;
b)  por  falta  de  conservación  de  la  cosa  locada,  o  su  abandono  sin  dejar  quien 
haga sus veces;
c) por falta de pago de la prestación dineraria convenida, durante dos períodos 
consecutivos.114
 Resolución imputable al locador:
El locatario puede resolver el contrato si el locador incumple:
a) la obligación de conservar la cosa con aptitud para el uso y goce convenido;
b) la garantía de evicción o la de vicios redhibitorios.115

Procedimiento de desalojo:
Al extinguirse la locación debe restituirse la tenencia de la cosa locada.
El procedimiento previsto en este Código para la cláusula resolutoria implícita no 
se aplica a la demanda de desalojo por las causas de los artículos 1217 y 1219, 
inciso c).
El  plazo  de  ejecución  de  la  sentencia  de  desalojo  no  puede  ser  menor  a  diez 
días.116

Caducidad de la fianza en las locaciones prorrogadas: conforme lo prevé el art. 1.225,

(…) las obligaciones del fiador cesan automáticamente al vencimiento del plazo 
de la locación, excepto la que derive de la no restitución en tiempo del inmueble 
locado.
Se exige el consentimiento expreso del fiador para obligarse en la renovación o 
prórroga expresa o tácita, una vez vencido el plazo del contrato de locación.
Es nula toda disposición anticipada que extienda la fianza, sea simple, solidaria 
como codeudor o principal pagador, del contrato de locación original.117

Tal como señala Leiva Fernández (2015):
El art. 1225 del Código Civil y Comercial de la Nación recibe lo dispuesto en derogado 
art.  1582  bis  del  Código  Civil  incorporado  por  ley  25.628,  con  alguna  ligera  modificación 
112 Art. 1.221 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
113 Art. 1.221 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
114 Art. 1.219 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina
115 Art. 1.220 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
116 Art. 1.223 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina
117 Art. 1.225 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina
gramatical.  En  virtud  de  tal  regla  la  fianza  caduca  al  momento  de  vencer  el  plazo 
convencional  del  contrato.  Si  las  partes  del  contrato  de  locación  deciden  renovarlo  o 
prorrogarlo  en  forma  expresa  o  tácita,  o  continuarlo  en  los  términos  del  art.  1218  debe 
requerirse el consentimiento expreso de parte del fiador para prolongar la garantía. En caso 
de  no  obtenerse  la  fianza  se  considera  caduca  desde  el  vencimiento  del  plazo  contractual. 
Esta  regla  no  rige  para  la  garantía  por  falta  de  restitución  de  la  cosa  locada.  (Leiva 
Fernández, 2015, Apartado XXVIII).

Facultad de retención:
El art. 1.226 del Código Civil y Comercial faculta al ex locatario retenedor a percibir los 
frutos naturales que produzca la cosa retenida imputando su valor a compensar la suma que 
le  es  debida.  Desde  luego  que  el  ex  locatario  no  está  obligado  a  hacerlo  aun  en  caso  de 
retener la cosa que tuvo alquilada; es una facultad, no un deber (Leiva Fernández, 2015).
Concretamente,  el  art.  1.226  prevé:  “El  ejercicio  del  derecho  de  retención  por  el 
locatario  lo  faculta  a  percibir  los  frutos  naturales  que  la  cosa  produzca.  Si  lo  hace,  al 
momento de la percepción debe compensar ese valor con la suma que le es debida”.118

­ Obras y servicios
El  capítulo  6  del  Título  IV  del  Libro  Tercero  del  Código  regula  el  contrato  de  obras  y 
servicios,  estableciendo  una  Sección  1a  en  la  que  se  regulan  disposiciones  comunes  a  los 
contratos  de  obras  y  de  servicios.  Luego,  en  la  Sección  2a,  se  prevén  disposiciones 
particulares para las obras. Y, por último, en la Sección 3a se fijan normas para los servicios.
A través de la regulación se deja atrás la noción de “locación de obra y de servicio”

(…)  para  regular  de  manera  autónoma  al  contrato  de  obra  y  de  servicios 
tomando  en  consideración  criterios  más  modernos  y  además  los  cambios 
socioeconómicos  producidos,  y    a  multiplicidad  de  actividades  que  comprende, 
estableciendo  disposiciones  comunes  para  ambos  contratos  y  específicas  para 
cada uno de ellos. (Lovece, 2014, p. 78).

Concepto
El art. 1.251 brinda una definición. Así, 
Hay  contrato  de  obra  o  de  servicios  cuando  una  persona,  según  el  caso  el 
contratista o el prestador de servicios, actuando independientemente, se obliga 
a favor de otra, llamada comitente, a realizar una obra material o intelectual o a 
proveer un servicio mediante una retribución.
El contrato es gratuito si las partes así lo pactan o cuando por las circunstancias 
del  caso  puede  presumirse  la  intención  de  beneficiar.  [Se  entiende  entonces, 
que como regla el contrato es oneroso].119

La  independencia:  “Tanto  el  contratista  como  el  prestador  de  servicios  deben 
desarrollar  su  actividad  de  manera  autónoma  o  independiente,  pues  en  caso  contrario  la 
relación se rige por el derecho laboral” (Lovece, 2014, p. 79).

118 Art. 1.226 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina
119 Art. 1.251 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
“Las disposiciones de este Capítulo se integran con las reglas específicas que resulten 
aplicables a servicios u obras especialmente regulados”120

­ Elementos esenciales y elementos comunes
La  calificación  del  contrato,  como  de  obra  o  servicio,  puede  generar  dificultades.  La  ley 
establece una pauta al respecto: así es que prevé en el art. 1.252:
Si hay duda sobre la calificación del contrato, se entiende que hay contrato de 
servicios  cuando  la  obligación  de  hacer  consiste  en  realizar  cierta  actividad 
independiente de su eficacia. Se considera que el contrato es de obra cuando se 
promete un resultado eficaz, reproducible o susceptible de entrega.121

Al respecto, en los “Fundamentos del Anteproyecto de Código Civil y Comercial de la Nación” 
(2012) se ha dicho:

Existe una gran dificultad en la doctrina y jurisprudencia para interpretar cuando 
hay  una  obra  y  cuando  un  servicio,  con  consecuencias  importantes  en 
numerosos  casos.  Por  esta  razón  cabe  suministrar  algunas  pautas.  Un  servicio 
es  un  hacer  con  un  valor  específico  y  no  un  dar.  Desde  el  punto  de  vista 
económico,  el  servicio  es  todo  lo  que  brinda  una  función  intangible  al 
adquirente, que no incluye un producto. La economía distingue entonces entre 
el servicio y el producto, de un modo análogo al distingo entre compraventa y el 
contrato de servicios. No obstante, se observa que en algunos servicios públicos 
(teléfonos,  electricidad),  se  da  una  cosa  a  cambio  de  un  precio,  lo  que  puede 
generar  confusiones.  En  el  régimen  del  Código  Civil  de  Vélez  Sarsfield,  puede 
contratarse un trabajo proveyendo la materia principal (artículo 1629) y por eso 
la  ley  los  denomina  adecuadamente  “servicios”  (conf.  por  ej.  ley  23.696).  181 
De modo que el servicio puede caracterizarse como una actividad, que involucra 
una obligación de hacer. La fabricación de bienes y la transmisión de derechos 
reales, aunque puedan darse, son accesorios de la finalidad principal. El servicio 
es  actividad  intangible.  Desde  el  punto  de  vista  del  receptor,  la  actividad  es 
intangible,  se  agota  con  el  consumo  inicial  y  desaparece.  Este  dato  ha  sido 
puesto  de  relieve  para  justificar  la  inversión  de  la  carga  de  la  prueba,  porque 
quien recibe el servicio tiene dificultades probatorias una vez que la actividad se 
prestó  (propuesta  directiva  de  la  CEE,  18­1­91).  La  obra  es  resultado 
reproducible de la actividad y susceptible de entrega En la obra se pretende la 
obtención  de  un  resultado,  y  no  sólo  la  actividad  de  trabajo.  El  trabajo  es  un 
medio  y  el  objeto  propio  es  la  utilidad  abstracta  que  se  puede  obtener.  En  los 
servicios, el trabajo es un fin, y el objeto del contrato es la utilidad concreta que 
se  deriva  del  trabajo.  En  los  servicios  se  contrata  a  la  persona  en  cuanto 
productora de utilidad; en la obra se contrata a la utilidad y la persona sólo es 
relevante en los supuestos en que sea intuitu personae. En el contrato de obra 
se  contrata  la  utilidad  de  la  persona  y  no  a  la  persona  en  cuanto  es  útil.  Este 
“producto” de la actividad tiene una característica en nuestro Derecho: debe ser 
reproducible.  Lo  que  interesa  para  calificar  a  la  obra  es  la  posibilidad  de 

120 Art. 1.252 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
121 Art. 1.252 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina
reproducirla  con  independencia  de  su  autor.  El  servicio,  por  el  contrario,  es 
intangible, desaparece al primer consumo, y es necesario que concurra el autor 
para hacerlo nuevamente. (Comisión para la elaboración del proyecto de Ley de 
reforma,  actualización  y  unificación  de  los  Códigos  Civil  y  Comercial  de  la 
Nación, 2012, pp. 180­181, recuperado de http://goo.gl/rGbU0F).

En  ambos  contratos,  el  precio  constituye  un  elemento  esencial:  el  Código  dispone  la 
onerosidad del contrato. El precio del contrato de obra o servicio reglado en el artículo 1255, 
en principio, es determinado por las partes contratantes, o, en su defecto, por la ley, los usos 
y, en última instancia, por decisión judicial. “La norma mantiene el criterio de libertad de las 
partes  para  establecer  el  precio  del  contrato,  la  que  no  puede  ser  cercenada  por  leyes 
arancelarias" (Lovece, 2014, p. 85).

Invariabilidad del precio:
Si la obra o el servicio se ha contratado por un precio global o  por una unidad 
de  medida,  ninguna  de  las  partes  puede  pretender  la  modificación  del  precio 
total  o  de  la  unidad  de  medida,  respectivamente,  con  fundamento  en  que  la 
obra, el servicio o la unidad exige menos o más trabajo o que su costo es menor 
o mayor al previsto, excepto lo dispuesto en el artículo 1091.122

Al respecto de lo anterior:
(…) en los supuestos de contratación por precio global o unidad de medida, rige 
para  las  partes  el  principio  general  de  invariabilidad  del  precio,  por  el  cual 
ambos contratantes asumen el riesgo en más o en menos que implica cualquier 
modificación en los costos o en el tiempo de ejecución de la obra o del servicio. 
No  obstante  este  rigorismo  sede  en  los  supuestos  en  lo  que  la  equivalencia  o 
ecuación  económica  del  negocio  se  ve  afectada  por  circunstancias 
extraordinarias, ajenas a las partes y al riesgo asumido por ellas, en tal caso son 
aplicables las disposiciones del art. 1091. (Lovece, 2014, p. 85).

­ Obligaciones del contratista y el prestador
El art. 1.256 establece las obligaciones comunes al contratista y prestador de servicios.
Ambos están obligados a:

a)  ejecutar  el  contrato  conforme  a  las  previsiones  contractuales  y  a  los 


conocimientos  razonablemente  requeridos  al  tiempo  de  su  realización  por  el 
arte, la ciencia y la técnica correspondientes a la actividad desarrollada;
b)  informar  al  comitente  sobre  los  aspectos  esenciales  del  cumplimiento  de  la 
obligación comprometida;
c) proveer los materiales adecuados que son necesarios para la ejecución de la 
obra o del servicio, excepto que algo distinto se haya pactado o resulte de los 
usos;
d)  usar  diligentemente  los  materiales  provistos  por  el  comitente  e  informarle 
inmediatamente en caso de que esos materiales sean impropios o tengan vicios 
que el contratista o prestador debiese conocer;

122 Art. 1.255 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
e) ejecutar la obra o el servicio en el tiempo convenido o, en su defecto, en el 
que razonablemente corresponda según su índole.123

Aclaramos en esta parte que, para la ejecución de la obra o prestación del servicio,
(…)  el  contratista  o  prestador  de  servicios  puede  valerse  de  terceros  para 
ejecutar el servicio, excepto que de lo estipulado o de la índole de la obligación 
resulte que fue elegido por sus cualidades para realizarlo personalmente en todo 
o  en  parte.  En  cualquier  caso,  conserva  la  dirección  y  la  responsabilidad  de  la 
ejecución.124

­ Obligaciones del comitente
El  art.  1.257,  por  su  parte,  establece  las  obligaciones  del  comitente:  “a)  pagar  la 
retribución; b) proporcionar al contratista o al prestador la colaboración necesaria, conforme 
a las características de la obra o del servicio; c) recibir la obra si fue ejecutada conforme a lo 
dispuesto en el artículo 1256”.125 

Otros efectos
­ Muerte del comitente: “La muerte del comitente no extingue el contrato, excepto que 
haga imposible o inútil la ejecución”.126

­ Muerte  del  contratista  o  prestador:  La  muerte  del  contratista  o  prestador  extingue  el 
contrato, excepto que el comitente acuerde continuarlo con los herederos de aquél. En 
caso de extinción, el comitente debe pagar el costo de los materiales aprovechables y 
el valor de la parte realizada en proporción al precio total convenido.127

­ Desistimiento unilateral: El comitente puede desistir del contrato por su sola voluntad, 
aunque  la  ejecución  haya  comenzado;  pero  debe  indemnizar  al  prestador  todos  los 
gastos  y  trabajos  realizados  y  la  utilidad  que  hubiera  podido  obtener.  El  juez  puede 
reducir equitativamente la utilidad si la aplicación estricta de la norma conduce a una 
notoria injusticia.128

La ruptura de esta etapa del negocio por el comitente puede producirse de dos formas, 
una abrupta o intempestiva o bien ser el resultado de una decisión razonada y fundada 
siguiendo los lineamientos de la buena fe negocial. A los efectos de la reparación es el 
primer  supuesto  (ruptura  abrupta  o  intempestiva)  en  particular  el  que  habrá  de 
generarla, debiendo repararse los denominados daños al interés negativo que habrán 
de comprender los gastos efectivamente realizados (daño emergente) y la pérdida de 
chance por la frustración de las
razonables  expectativas  generadas.  El  artículo  1261  (…)  atiende  expresamente  a  los 
supuestos  de  desistimiento  del  comitente,  estableciendo  que  el  mismo  puede  hacerlo 
por  su  propia  voluntad,  vale  decir,  que  no  se  requiere  la  existencia  de  una  causa, 
pudiendo  hacerlo  efectivo  aunque  la  ejecución  se  haya  iniciado,  imponiendo  la 

123 Art. 1.256 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina
124 Art. 1.254 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina
125 Art. 1.257 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
126 Art. 1.259 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
127 Art. 1.260 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
128 Art. 1.261 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
obligación  de  indemnizar  al  prestador  por  todos  los  gastos,  trabajos  y  las  utilidades 
que hubiera podido obtener por el contrato. (Lovece, 2014, p. 92).

­ Contrato de obra. Diferencia entre obra y servicio. Sistemas de contratación 
de obras. Obligaciones de las partes. Responsabilidad del contratista
La Sección 2a del Código establece una serie de disposiciones especiales para el caso del 
contrato de obra.
Sistemas de contratación
La  obra  puede  ser  contratada  por  ajuste  alzado,  también  denominado  “retribución 
global”, por unidad de medida, por coste y costas o por cualquier otro sistema convenido por 
las partes. La contratación puede hacerse con o sin provisión de materiales por el comitente. 
Si se trata de inmuebles, la obra puede realizarse en terreno del comitente o de un tercero. Si
nada se convino ni surge de los usos, se presume, excepto prueba en contrario, que la obra 
fue contratada por ajuste alzado y que es el contratista quien provee los materiales.129
Retribución
“Si la obra se contrata por el sistema de ejecución a coste y costas, la retribución se 
determina sobre el valor de los materiales, de la mano de obra y de otros gastos directos o 
indirectos”.130
Responsabilidad del contratista
El  supuesto  previsto  en  el  inc.  a,  en  cuanto  a  que  el  contratista  queda  libre  de 
responsabilidad por vicios aparentes, es concordante con lo prescripto en el art. 1270 CCyC 
en  cuanto  a  que  la  aceptación  de  la  obra  por  parte  del  comitente  hace  presumir  la 
inexistencia de vicios aparentes.
En el inc. b, se determina en qué casos será responsable el contratista, esto es cuando 
la  obra  presente  defectos  ocultos  o  no  ostensibles,  cualquiera  sea  el  defecto,  sin  que  sea 
necesario que resulte grave o que haga a la cosa impropia para su destino.
En cuanto a la extensión y contenido de la responsabilidad por vicios ocultos y al plazo para
el  ejercicio  de  la  garantía,  el  art.  1272,  inc.  b,  última  parte,  el  CCyC  remite  a  las  normas 
contenidas  en  el  parágrafo  3°  —Vicios  ocultos—  de  la  Sección  4a  —Obligación  de 
saneamiento—,  del  Capítulo  9  —Efectos—,  del  Título  II  —Contratos  en  general—,  del  Libro 
Tercero —Derechos personales—.
El contenido de la responsabilidad por vicios ocultos está previsto en el art. 1051 CCyC
que  establece  que  la  responsabilidad  por  defectos  ocultos  se  extiende  a  los  vicios 
redhibitorios  y  a  aquellos  defectos  que  no  se  encuentren  comprendidos  en  las  excepciones 
del art. 1053 CCyC. El art. 1052 CCyC prevé que, en forma convencional, podrá ampliarse la 
garantía  y  el  art.  1054  CCyC,  cómo  deberá  operar  el  ejercicio  de  la  responsabilidad  por 
defectos ocultos.
En este último punto, se contempla un plazo idéntico al previsto en el régimen anterior 
para  denunciar  expresamente  la  existencia  del  defecto  oculto,  vale  decir,  dentro  de  los  60 
días  de  haberse  manifestado.  Finalmente,  el  art.  1055  CCyC  prevé  los  supuestos  de 
caducidad de la responsabilidad por defectos ocultos, que en el caso de inmuebles es de tres 
años desde que la recibió, y si la cosa es mueble, cuando transcurren seis meses desde que 
la  recibió  o  puso  en  funcionamiento.  En  cuanto  a  la  prescripción  de  la  acción  por  vicios 
redhibitorios, el plazo es de un año, conforme lo dispuesto por el art. 2564, inc. a, CCyC.

129 Art. 1.262 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
130 Art. 1.263 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina
SUB­EJE  TEMÁTICO  6:  CONTRATOS  COLABORATIVOS,  GRATUITOS  Y  DE 
PRÉSTAMO
­ Mandato. Concepto. Mandato con representación y sin representación. 

ARTÍCULO 1319.­ Definición. Hay contrato de mandato cuando una parte se obliga a
realizar uno o más actos jurídicos en interés de otra.
El mandato puede ser conferido y aceptado expresa o tácitamente. Si una persona sabe que 
alguien está haciendo algo en su interés, y no lo impide, pudiendo hacerlo, se entiende que 
ha  conferido  tácitamente  mandato.  La  ejecución  del  mandato  implica  su  aceptación  aun  sin 
mediar declaración expresa sobre ella.

ARTÍCULO  1320.­  Representación.  Si  el  mandante  confiere  poder  para  ser 
representado, le son aplicables las disposiciones de los artículos 362 y siguientes.
Aun  cuando  el  mandato  no  confiera  poder  de  representación,  se  aplican  las  disposiciones 
citadas a las relaciones entre mandante y mandatario, en todo lo que no resulten modificadas 
en este Capítulo. 
ARTÍCULO 1321.­ Mandato sin representación. Si el mandante no otorga poder de 
representación, el mandatario actúa en nombre propio pero en interés del mandante, quien 
no  queda  obligado  directamente  respecto  del  tercero,  ni  éste  respecto  del  mandante.  El 
mandante  puede  subrogarse  en  las  acciones  que  tiene  el  mandatario  contra  el  tercero,  e 
igualmente el tercero en las acciones que pueda ejercer el mandatario contra el mandante.
Diferencias entre mandato, representación y poder. Derechos y obligaciones de las 
partes. Mandato irrevocable. Extinción del mandato. 

a)  MANDATO.  Es  el  contrato  propiamente  dicho,  perfeccionado  mediante  acuerdo  de 
voluntades.

b) PODER. Es el instrumento que formaliza el contrato.

c) REPRESENTACIÓN. Es la investidura otorgada por el mandante al mandatario en virtud del 
contrato por ellos celebrado, e instrumentado en el referido poder.

ARTÍCULO 1324.­ Obligaciones del mandatario. El mandatario está obligado a: 
a. cumplir los actos comprendidos en el mandato, conforme a las instrucciones 
dadas por el mandante y a la naturaleza del negocio que constituye su objeto, 
con el cuidado que pondría en los asuntos propios o, en su caso, el exigido por 
las reglas de su profesión, o por los usos del lugar de ejecución; 
b. dar aviso inmediato al mandante de cualquier circunstancia sobreviniente que 
razonablemente  aconseje  apartarse  de  las  instrucciones  recibidas,  requiriendo 
nuevas  instrucciones  o  ratificación  de  las  anteriores,  y  adoptar  las  medidas 
indispensables y urgentes;
c.  informar  sin  demora  al  mandante  de  todo  conflicto  de  intereses  y  de  toda 
otra  circunstancia  que  pueda  motivar  la  modificación  o  la  revocación  del 
mandato; 
d. mantener en reserva toda información que adquiera con motivo del mandato 
que, por su naturaleza o circunstancias, no está destinada a ser divulgada; 
e. dar aviso al mandante de todo valor que haya recibido en razón del mandato, 
y ponerlo a disposición de aquél; 
f. rendir cuenta de su gestión en las oportunidades convenidas o a la extinción 
del mandato; 
g. entregar al mandante las ganancias derivadas del negocio, con los intereses 
moratorios, de las sumas de dinero que haya utilizado en provecho propio; 
h.  informar  en  cualquier  momento,  a  requerimiento  del  mandante,  sobre  la 
ejecución del mandato; 
i.  exhibir  al  mandante  toda  la  documentación  relacionada  con  la  gestión 
encomendada, y entregarle la que corresponde según las circunstancias.

ARTÍCULO 1328.­ Obligaciones del mandante. El mandante está obligado a:
a.  suministrar  al  mandatario  los  medios  necesarios  para  la  ejecución  del 
mandato  y  compensarle,  en  cualquier  momento  que  le  sea  requerido,  todo 
gasto razonable en que haya incurrido para ese fin; 
b.  indemnizar  al  mandatario  los  daños  que  sufra  como  consecuencia  de  la 
ejecución del mandato, no imputables al propio mandatario; 
c. liberar al mandatario de las obligaciones asumidas con terceros, proveyéndole 
de los medios necesarios para ello; 
d. abonar al mandatario la retribución convenida. Si el mandato se extingue sin 
culpa  del  mandatario,  debe  la  parte  de  la  retribución  proporcionada  al  servicio 
cumplido;  pero  si  el  mandatario  ha  recibido  un  adelanto  mayor  de  lo  que  le 
corresponde, el mandante no puede exigir su restitución.

ARTÍCULO 1330.­ Mandato irrevocable. El mandato puede convenirse expresamente 
como irrevocable en los casos de los incisos b) y c) del artículo 380. El mandato destinado a 
ejecutarse después de la muerte del mandante es nulo si no puede valer como disposición de 
última voluntad.

ARTÍCULO 380.­ Extinción. El poder se extingue: 
b. por la muerte del representante o del representado; sin embargo subsiste en 
caso  de  muerte  del  representado  siempre  que  haya  sido  conferido  para  actos 
especialmente  determinados  y  en  razón  de  un  interés  legítimo  que  puede  ser 
solamente  del  representante,  de  un  tercero  o  común  a  representante  y 
representado, o a representante y un tercero, o a representado y tercero;
c.  por  la  revocación  efectuada  por  el  representado;  sin  embargo,  un  poder 
puede  ser  conferido  de  modo  irrevocable,  siempre  que  lo  sea  para  actos 
especialmente  determinados,  limitado  por  un  plazo  cierto,  y  en  razón  de  un 
interés legítimo que puede ser solamente del representante, o de un tercero, o 
común  a  representante  y  representado,  o  a  representante  y  un  tercero,  o  a 
representado  y  tercero;  se  extingue  llegado  el  transcurso  del  plazo  fijado  y 
puede revocarse si media justa causa;

ARTÍCULO 1329.­ Extinción del mandato. El mandato se extingue:
a. por el transcurso del plazo por el que fue otorgado, o por el cumplimiento de 
la condición resolutoria pactada;
b. por la ejecución del negocio para el cual fue dado;
c. por la revocación del mandante;
d. por la renuncia del mandatario;
e. por la muerte o incapacidad del mandante o del mandatario.

­ Fianza. Concepto. Fianza simple y solidaria. Beneficio de excusión. Beneficio 
de división. Efectos entre acreedor y fiador y entre fiador y deudor. 

ARTÍCULO  1574.­  Concepto.  Hay  contrato  de  fianza  cuando  una  persona  se  obliga 
accesoriamente por otra a satisfacer una prestación para el caso de incumplimiento.
Si  la  deuda  afianzada  es  de  entregar  cosa  cierta,  de  hacer  que  sólo  puede  ser  cumplida 
personalmente  por  el  deudor,  o  de  no  hacer,  el  fiador  sólo  queda  obligado  a  satisfacer  los 
daños que resulten de la inejecución.

La  fianza  debe  convenirse  por  escrito  y  puede  garantizar  obligaciones  actuales  o 
futuras,  inclusive  las  obligaciones  de  otro  fiador.  La  fianza  garantiza  la  obligación  principal, 
sus accesorios y los gastos que pueda acarrear el cobro para el acreedor.

Modalidades
­ Fianza  general:  se  establecen  reglas  limitativas  de  la  fianza  general,  con  lo  cual  se 
persigue tutelar a los sujetos que suscriben estos contratos. Es válida la fianza general 
que  comprenda  obligaciones  actuales  o  futuras,  incluso  indeterminadas,  caso  en  el 
cual debe precisar el monto máximo al cual se obliga el fiador en concepto de capital. 
Esta  fianza  no  se  extiende  a  las  nuevas  obligaciones  contraídas  por  el  afianzado 
después de los cinco años de otorgada.
La fianza indeterminada en el tiempo puede ser retractada, caso en el cual no se aplica 
a las obligaciones contraídas por el afianzado después de que la retractación haya sido 
notificada. 
­ Fianza solidaria: en principio, el fiador no es responsable solidario con el deudor. Por 
esa  razón  es  que  cuenta  con  el  beneficio  de  excusión  previsto  en  el  art.  1.583  del 
Código, que le permite exigir que primero sean ejecutados los bienes del deudor.

Efectos
Entre fiador y acreedor, se producen:
Obligaciones y derechos del fiador: 
El  fiador  desempeña  el  papel  de  garante  del  deudor  principal.  Si  éste  no  cumple,  él 
deberá hacerlo. Por cumplimiento debe entenderse hacer efectiva la obligación en el modo, 
lugar y tiempo convenidos.
Ahora, si el principal obligado no da cumplimiento tal como se pactó en tiempo y forma 
con su obligación, el que será responsable es el fiador.
Es necesario destacar que su obligación tiene carácter accesorio y subsidiario; por esta 
razón, cuenta con los siguientes recursos:
a) Podrá exigir al acreedor que sólo dirija su pretensión en su contra una vez que haya 
excutido  los  bienes  del  deudor.  Si  esos  bienes  sólo  alcanzan  para  un  pago  parcial, 
podrá, entonces, el acreedor demandar al fiador pero sólo por el saldo.
b) Si los fiadores son varios, sólo está obligado a pagar su parte, ya que responde por 
la  cuota  a  la  que  se  ha  obligado.  Si  no  hay  nada  convenido,  se  entiende  que 
responden  por  partes  iguales.  Esto  se  denomina  “Principio  de  división”,  y  es  un 
beneficio renunciable por los fiadores.
Respecto  al  funcionamiento  del  beneficio,  no  opera  de  pleno  derecho  y  el  fiador 
interesado debe oponerlo cuando se le reclame más de lo que le corresponde. Pero, a 
diferencia  de  lo  que  ocurre  con  el  beneficio  de  excusión,  puede  ser  opuesto  en 
cualquier estado de pleito.
c) Puede oponer todas las defensas y excepciones propias y las que podría oponer el 
deudor principal, aunque éste las haya renunciado.

El beneficio de excusión:
Es  el  derecho  que  tiene  el  fiador  de  oponerse  a  hacer  efectiva  la  fianza  en  tanto  el 
acreedor  no  haya  ejecutado  todos  los  bienes  del  deudor.131  Este  derecho  encuentra  su 
justificación  en  la  razón  de  ser  de  la  fianza,  que  consiste  en  proporcionar  al  acreedor  más 
firmes perspectivas de satisfacción de su crédito contra el deudor principal, pero sin desplazar 
definitivamente a éste último de su obligación.
La excusión (o ejecución) de todos los bienes del deudor no tiene el carácter de una 
condición previa ineludible para el acreedor. Éste último puede iniciar su acción directamente 
contra  el  fiador  sin  necesidad  de  demostrar  que  previamente  se  dirigió  contra  el  deudor 
principal,  pero  se  expone  a  que  el  fiador  paralice  su  acción  invocando  este  beneficio  que 
funciona  como  excepción  dilatoria  y  que  debe  oponerse  en  la  oportunidad  que  las  leyes 
procesales señalen para dichas excepciones dilatorias o cuanto más al contestar la demanda.
Pasada esta oportunidad, ha de entenderse que el fiador ha renunciado al beneficio de 
excusión,  a  menos  que  demuestre  que  el  deudor  principal  ha  adquirido  bienes  con 
posterioridad, porque, en tal supuesto, la falta de planteamiento del beneficio no podría ser 
interpretada como renuncia tácita.
Opuesta a esta excepción, el acreedor debe demostrar no sólo que ha demandado al 
deudor  principal,  sino  también  que  ha  seguido  todos  los  debidos  procedimientos  judiciales 
para ejecutar y vender sus bienes y que tales procedimientos han resultado infructuosos, sea 
total  o  parcialmente.  Opuesto  al  beneficio  de  excusión,  el  acreedor  deberá  proceder  contra 
los bienes del deudor principal. Si la venta de los bienes del deudor principal no alcanzare a
cubrir todo el crédito, el acreedor sólo podrá reclamar del fiador el saldo que todavía quedare 
por cubrir.132
La ley contempla excepciones al beneficio de excusión, esto es, casos en que no se le 
permite  al  fiador  invocarlo.  A  saber:  a)  que  el  deudor  se  haya  presentado  en  concurso 
preventivo o se haya declarado su quiebra; b) que el deudor no pueda ser demandado en el 
país o no tenga bienes en el país; c) que la fianza sea judicial; d) que simplemente el fiador 
haya renunciado al beneficio. Este beneficio de excusión es renunciable.

Efectos entre el deudor y el fiador

131 Art. 1.583 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina
132 Art. 1.583 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
Cuando el fiador cumple con su prestación, entonces queda subrogado en los derechos 
del  acreedor;  por  lo  tanto,  lo  sustituye  y,  en  consecuencia,  puede  exigir  al  deudor  el 
reembolso de lo que pagó. Ello más todos los intereses que correspondan desde el día en que 
pagó y de los daños y perjuicios ocasionados con motivo de la fianza.
Fiador: la ley le impone al fiador la carga de comunicar al deudor el pago que haga al 
acreedor. Ello es sumamente relevante, pues cuando el fiador paga sin el consentimiento del 
deudor, este último puede oponerle todas las defensas que tenía frente al acreedor. A modo 
de ejemplo, si el deudor pagó al acreedor, desconociendo que el fiador ya había pagado, el 
fiador sólo podrá repetir el pago en contra del acreedor, que cobró dos veces, pero no podrá 
hacerlo en contra del deudor. Ello, pues debería haberle dado aviso del pago efectuado.
Respecto a los derechos del fiador, se le reconoce la posibilidad de que trabe embargo 
sobre  bienes  del  deudor  a  los  efectos  de  garantizar  el  cobro  de  la  deuda  afianzada,  en  la 
medida en que:
a) le sea reclamado judicialmente el pago de la deuda al fiador;
b) el deudor no cumpla con la obligación vencida;
c) el deudor haya asumido el compromiso de liberar al fiador en un plazo determinado, 
pero no lo hace;
d) hayan pasado 5 años desde el otorgamiento de la fianza, excepto que la obligación 
que  se  afianzó  tenga  un  plazo  superior.  Esto  es  importante,  ya  que,  en  principio, 
pasado ese lapso de tiempo, la fianza queda extinguida;
e)  si  el  deudor  asumió  riesgos  excesivos,  de  los  que  se  entiende  que  puede  verse 
perjudicada su capacidad de pago de la deuda;
f) el deudor quiere irse del país sin dejar bienes suficientes para el pago de la deuda.

­ Donación. Concepto. Forma. Donación remuneratoria. Donación con cargo. 
Revocación de la donación. 

Donación
El  contrato  de  donación  está  tratado  en  el  Capítulo  22  del  título  IV  (“Contratos  en 
particular”),  del  Libro  Tercero  (“Derechos  Personales”)  del  Código  Civil  y  Comercial  de  la 
Nación, en los artículos 1.542 a 1.573.

­ Concepto y elementos esenciales del contrato
La donación es una figura que se puede definir conforme a lo expresado por el Código, 
pero en ciertas ocasiones se confunde con liberalidades realizadas entre vivos, puesto que no 
todo acto a título gratuito es donación. No lo son, por ejemplo, los actos de última voluntad.
De  acuerdo  con  el  art.  1.542,  hay  donación  cuando  una  parte  se  obliga  a  transferir 
gratuitamente  una  cosa  a  otra,  y  ésta  lo  acepta.133  De  esta  definición  se  desprenden  los 
siguientes elementos:
a)  Es  un  acto  entre  vivos.  Los  actos  de  última  voluntad,  llamados  estamentos, 
tienen un régimen legal distinto.
b)  Obliga  a  transferir  la  propiedad  de  una  cosa.  Es  necesario  destacar  que  el 
objeto de este contrato sólo pueden ser las cosas en nuestro régimen legal. Si 
se  trata  de  la  transmisión  gratuita  de  un  derecho,  hay  cesión  y  no  donación, 
aunque el régimen legal es parecido, pues el art. 1.614 del Código remite a las 

133 Art. 1.542 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
reglas de la donación, en cuanto no sean modificadas por las de la cesión.117 
No obstante, hay algunas diferencias, sobre todo en relación a la forma de este 
contrato.
c) La transferencia debe ser a título gratuito; esto es, una de las partes hace un 
sacrificio,  se  desprende  de  bienes,  sin  contraprestación  por  la  otra  parte.  Sin 
embargo, es posible que el contrato de donación obligue al donatario a hacer o 
pagar  algo,  ya  sea  en  beneficio  del  donante  o  de  un  tercero,  y  esto  no 
desnaturaliza la esencia gratuita del acto.
d)  Se  requiere  la  aceptación  del  donatario.  De  acuerdo  con  el  art.  1.545,  esa 
aceptación  puede  ser  expresa  o  tácita.118  Nos  remitimos  a  las  formas  de 
aceptación  estudiadas  en  la  Lectura  1.  En  cuanto  a  la  forma,  está  sujeta  a  las 
reglas  que  se  aplican  a  las  donaciones.  Es  importante  tener  en  cuenta  que  la 
aceptación debe producirse en vida de ambas partes, donante y donatario.

­ Forma y prueba
Respecto de la forma de las donaciones, podemos distinguir:
a) Donaciones de cosas inmuebles, cosas muebles registrables y de prestaciones 
periódicas  o  vitalicias:  deben  ser  hechas  en  escritura  pública  bajo  pena  de 
nulidad.
b)  Donaciones  al  Estado:  pueden  acreditarse  con  las  correspondientes 
actuaciones administrativas.
c) Donaciones de cosas muebles no registrables y de títulos al portador: deben 
hacerse mediante la entrega (tradición) de la cosa donada.

Requisitos y efectos de cada clase
Donaciones mutuas: son aquellas que se hacen a dos o más personas, recíprocamente. 
En  estos  casos,  la  nulidad  de  una  de  ellas  afecta  a  la  otra,  pero  la  ingratitud  o  el 
incumplimiento del cargo sólo afecta al donatario que es culpable.
Donaciones  remuneratorias:  son  aquellas  realizadas  en  recompensa  de  servicios 
prestados  al  donante  por  el  donatario,  que  resultan  estimables  en  dinero  y  por  los  cuales 
podía éste exigir judicialmente el pago al donante. En el instrumento por el que se concreta 
la donación debe constar qué es lo que se pretende remunerar. De lo contrario, se entiende 
que es gratuita. Se considera que la donación remuneratoria es un acto a título oneroso si se 
limita  a  una  equitativa  retribución  de  los  servicios  recibidos  (en  ese  caso,  está  sujeta  a  la 
garantía  por  evicción  y  vicios  ocultos).  En  el  excedente  se  aplican  las  normas  de  las 
donaciones.
Donación  con  cargo:  se  denomina  cargo  a  la  obligación  accesoria  impuesta  al  que 
recibe una liberalidad. La imposición de un cargo influye sobre el régimen de las donaciones, 
porque  ellas  dejan,  entonces,  de  ser  un  acto  puramente  gratuito  y  en  la  medida  en  que  el 
valor del cargo se corresponda con el de la cosa donada, es un acto a título oneroso. En el 
excedente se aplican las normas de las donaciones.

En el caso de incumplimiento de los cargos por parte del donatario, éste sólo responde 
con  la  cosa  donada  y  hasta  el  valor  de  la  cosa,  si  ésta  ya  no  existiere  por  su  culpa  o  si  la 
hubiese enajenado. Ahora bien, es liberado cuando la cosa deja de existir sin su culpa.
­ Revocación de las donaciones. Causales
En principio, la donación es irrevocable por voluntad del donante. La ley sólo admite la 
revocación en estos supuestos:
a)  Inejecución  de  los  cargos  (cuando  el  donatario  ha  incurrido  en  incumplimiento  de 
las cargas impuestas en el acto de la donación).
b) Ingratitud del donatario. Se la puede dejar sin efecto sólo por causas graves, que el 
Código  enumera  taxativamente:  1)  atentado  contra  la  vida  del  donante,  sus 
ascendientes  o  descendientes;  2)  injurias  graves  en  su  persona  o  en  su  honor  al 
donante, sus ascendientes o
descendientes;  3)  si  priva  al  donante  injustamente  de  bienes  que  integran  su 
patrimonio; 4) negativa a prestarle alimentos al donante (sólo si el donante no puede 
obtener alimentos de las obligaciones que resultan de los lazos familiares).
En ninguno de estos casos es necesaria la condena penal para que se considera válida 
la ingratitud como causal de revocación, bastando la prueba de que al donatario le es 
imputable  el  hecho  lesivo.  Sólo  el  donante  es  legitimado  activo  para  solicitar  la 
revocación  de  la  donación  por  esta  causal  (ingratitud)  al  donatario,  no  pudiendo 
hacerlo  sus  herederos  ni  pudiendo  requerirse  a  los  herederos  del  donatario.  Ahora 
bien,  si  la  acción  es  promovida  por  el  donante  y  éste  luego  fallece,  puede  ser 
continuada por sus herederos, mas no iniciada por
ellos.
Extinción  de  la  revocación  de  la  donación  por  ingratitud:  en  los  casos  en  que  el 
donante,  conociendo  la  causa  de  la  ingratitud,  perdona  al  donatario.  También  en  los 
casos  en  que  no  promueve  la  revocación  dentro  del  plazo  de  un  año  (plazo  de 
caducidad) desde el momento en que conoció el hecho que configuró la ingratitud.
c)  Supernacencia  de  hijos  del  donante  (cuando  nacen  hijos  del  donante  con 
posterioridad a la donación, si esto fue expresamente estipulado).

­ Comodato. Concepto. Diferencia con otros contratos. 

El  contrato  de  comodato  está  regulado  en  el  Capítulo  21  del  Título  IV  (“Contratos  en 
particular”), del Libro Tercero (“Derechos personales”) del Código Civil y Comercial.

Concepto
Habrá comodato cuando una persona entrega gratuitamente a otra una cosa inmueble 
o mueble no fungible para que ésta la use devolviéndole luego la misma cosa.

Transmisión de uso temporario
El comodatario sólo adquiere un derecho personal de uso de la cosa. Además, el uso 
debe ser gratuito. Desde el momento en que se paga algo por él, deja de ser comodato y se 
transforma en otro contrato como el de locación.
Existen dos partes en este contrato: comodante que es quien se obliga a entregar la 
cosa, y comodatario que es quien recibe la cosa y se sirve de ella.
Si  el  préstamo  es  de  cosas  fungibles,  se  rige  por  las  normas  del  comodato  sólo  si  el 
comodatario se obliga a restituir las mismas cosas que ha recibido.

Tiene los siguientes caracteres:
a) Es un contrato consensual, ya que queda perfeccionado con la manifestación 
del consentimiento de los contratantes. Ello es así habida cuenta la desaparición 
de la categoría de los contratos reales en el Código.
b) Es un contrato gratuito, porque se le asegura al comodatario una ventaja (el 
uso  de  la  cosa)  independientemente  de  toda  prestación  a  su  cargo.  Que  el 
comodante  no  pueda  recibir  retribución  sin  desnaturalizar  el  contrato  no 
significa  que  deba  necesariamente  carecer  de  todo  interés  en  él.  Así,  por 
ejemplo,  quien  presta  su  casa  durante  un  viaje  a  unos  amigos,  puede  tener 
interés en que se la vigilen durante dicho tiempo. En cambio, no hay comodato 
si  el  que  recibe  el  uso  de  la  cosa  se  compromete  a  prestar  determinados 
servicios que tienen el carácter de retribución.
c) Es un contrato celebrado intuitu personae.

Régimen legal
El contrato de comodato está regulado en el Capítulo 21 (Título IV, Libro Tercero) del 
Código, en los arts. 1.533 a 1.541. Seguidamente, analizaremos sus efectos.

Mutuo. Concepto. Régimen legal. 
El  contrato  de  mutuo  está  regulado  en  el  Capítulo  20,  del  Título  IV  (“Contratos  en 
particular”), del Libro Tercero (“Derechos personales”) del Código Civil y Comercial.

Concepto
Hay contrato de mutuo cuando el mutuante se compromete a entregar al mutuario en 
propiedad  una  determinada  cantidad  de  cosas  fungibles,  y  éste  se  obliga  a  devolver  igual 
cantidad de cosas de la misma calidad y especie.
El  mutuo  se  regula  como  contrato  consensual,  en  tanto  no  existe  en  el  Código  la 
distinción entre contratos consensuales y reales. Las partes del contrato son el mutuante, que 
es  quien  compromete  la  entrega  de  las  cosas,  y  el  mutuario,  quien  recibe  las  cosas  y  se 
obliga a restituirlas.

Régimen legal
Son obligaciones del mutuante:
Entrega de las cosas: la obligación primordial del mutuante es la entrega de las cosas 
comprometidas. Si no lo hace en el término pactado (y si no hubiere plazo pactado, ante el 
simple  requerimiento),  el  mutuario  tiene  derecho  a  exigir  el  cumplimiento,  o  bien  la 
resolución del contrato.
Sin embargo, la ley autoriza al mutuante a no hacer esa entrega en los casos en que, 
luego  del  contrato,  hayan  cambiado  la  situación  del  mutuario  de  que  hagan  incierta  la 
posibilidad  de  la  restitución.134  Por  ejemplo,  en  el  caso  de  que  haya  sospechas  ciertas  del 
cambio de fortuna del mutuario.
Responsabilidad por mala calidad o vicios de la cosa: según el art. 1.530 del Código, el 
mutuante es responsable de los perjuicios que sufra el mutuario por la mala calidad o vicios 
de  la  cosa  prestada;135  por  ejemplo,  si  el  vino  estaba  agriado  o  los  granos  en  malas 
condiciones (ello cuando la cosa prestada no se tratare de dinero).

134 Art. 1526 Código Civil y Comercial de la Nación.
135 Art. 1530 Código Civil y Comercial de la Nación.
En  el  préstamo  gratuito,  el  mutuante  sólo  es  responsable  cuando  ha  habido  mala  fe, 
esto es, cuando, conociendo los defectos o vicios de la cosa, se los ocultó al mutuario. Pero si 
es oneroso, responde también por los vicios cuya existencia ignoraba.
Son obligaciones del mutuario:
La  restitución  de  las  cosas:  la  obligación  principal  del  mutuario  es  la  restitución  de 
igual cantidad de cosas de la misma calidad y especie que las entregadas.
Debe restituirlas dentro del plazo convenido en el contrato. Si no existiera plazo, debe 
restituirlo dentro de los 10 días de ser requerido por el mutuante.
También  debe  cumplir  con  el  pago  de  los  intereses  convenidos.  De  lo  contrario,  esa 
falta  de  pago  le  permite  al  mutuante  resolver  el  contrato  con  la  consecuencia  derivada  de 
ello, es decir, requerir la devolución de lo prestado más los intereses hasta que se concrete la 
restitución.

­ Depósito.  Concepto.  Caracteres.  Obligaciones  de  las  partes.  Depósito 


irregular. Depósito necesario.

El Contrato de depósito está regulado en el Código Civil y Comercial en el Capítulo 11, 
del Título IV (“Contratos en particular”), del Libro Tercero (“Derechos personales”).
Muchos  son  los  contratos  que  obligan  a  una  de  las  partes  a  guardar  y  conservar  la 
cosa de otro. El mandatario debe guardar las cosas cuya administración le ha sido confiada; 
el  empresario  las  cosas  que  se  ha  comprometido  a  reparar;  el  comodatario  la  que  se  le  ha 
prestado;  el  transportador  las  que  lleva  de  un  lugar  a  otro.  Pero,  en  todos  estos  casos,  la 
obligación  de  guarda  es  accesoria  de  otra  principal,  que  constituye  el  verdadero  objeto  del 
contrato.  En  el  contrato  de  depósito,  en  cambio,  la  finalidad  esencial  es  precisamente  la 
guarda de la cosa. 

Concepto
De  acuerdo  con  el  Código,  hay  contrato  de  depósito  cuando  una  parte  se  obliga  a 
recibir  de  otra  una  cosa  con  la  obligación  de  custodiarla  y  restituirla  con  sus  frutos.  Es  un 
contrato consensual y se presume oneroso.
La  onerosidad  pasa  a  configurar  el  régimen  general  del  contrato  de  depósito.  La 
unificación de los contratos civiles y comerciales conlleva como necesaria implicancia y acorde 
es lo usual en la contratación contemporánea, afirmar el carácter oneroso de la mayoría de 
las  relaciones  jurídicas  patrimoniales.  La  onerosidad  aparece  también  referenciada  en  el 
artículo 1375 cuando se extienden las reglas del depósito necesario a los establecimientos y 
locales que allí se describen, en tanto los servicios principales a los que la guarda y custodia 
acceden sean prestados en ese carácter. (Pita, 2014, p. 289).
El contrato puede ser gratuito, pero ello debe ser expresamente pactado.

Clases
Depósito irregular: el Código en la Sección 2a, art. 1.367, lo distingue como aquel en el 
que se entrega una cantidad de cosas fungibles, que no se encuentra en saco cerrado, caso 
en el cual el depositario adquiere el dominio y debe restituir la misma cantidad y calidad.136 
Es  importante  remarcar  que  es  el  carácter  de  cosas  fungibles  (entendida  esta  peculiaridad 
como la capacidad de sustitución) lo que le da al contrato el rasgo de irregular.

136 Art. 1.367 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina
Cuando se trata de la entrega de cantidad de cosas fungibles teniendo el depositario la 
facultad  de  servirse  de  ellas,  se  las  sujeta  a  las  reglas  del  mutuo.  Conforme  lo  señala  Pita 
(2014), “la referencia a cosas fungibles incluye al dinero y a todas aquellas que equivalen a 
otras de la misma especie, con el consecuente poder de sustitución conferido al accipiens al 
momento  de  cumplir  con  su  deber  de  restitución”  (2014,  p.  303).  Por  ejemplo,  productos 
agrícolaganaderos, bienes producidos en serie, etc.
Al respecto, comenta, además, el citado autor que en la norma, 
(…) el depósito irregular constituye la modalidad en la que su objeto consiste en 
cosas  fungibles,  no  individualizadas.  Como  necesaria  derivación  de  esa  calidad 
de la cosa, se produce la transmisión del dominio al depositario y la obligación 
de restituir no será ya sobre la misma cosa­como en el depósito regular­ sino de 
cosas de la misma cantidad y calidad. (Pita, 2014, p. 301).

El depósito necesario está regulado en la Sección 3a del Código. Este contrato supone, 
por una parte, que el depositante no puede elegir a la persona del depositario, y, por otra, 
que  esta  falta  de  elección  se  debe  a  un  acontecimiento  que  lo  somete  a  una  necesidad 
imperiosa.  Es  importante  no  confundir  esto  con  la  falta  de  consentimiento  para  la 
contratación, que debe estar presente, pues se trata de un contrato.
Solo  media  una  restricción  a  la  libertad  contractual­en  su  acepción  primaria, 
como decisión de contratar o no y de elegir con quien hacerlo­ tal como puede 
verificarse  en  otras  modalidades  de  la  contratación  moderna  (así  en  los 
contratos celebrados por adhesión a cláusulas generales predispuestas).
(Pita, 2014. p. 306).

­ Régimen legal
Serán obligaciones del depositario:
La guarda de la cosa como obligación primordial: el depositario debe “poner en la guardar de 
la  cosa  la  diligencia  que  usa  para  sus  cosas”137.  Asimismo,  se  agrega  otro  estándar  de 
valoración, que corresponde a la profesión del depositario.
Como sostiene Pita (2014):
Cuando  el  depósito  es  ejercido  profesionalmente,  el  modelo  de  conducta  está 
dado  por  el  “buen  hombre  de  negocios”,  “buen  empresario”  u  “organización 
idónea”  lo  que  implica  la  obligación  de  extremar  las  diligencias  destinadas  al 
cumplimiento  del  objeto  del  contrato,  configurándose  el  deber  de  garantía  o 
seguridad que obliga al empresario. (2014, p. 291).

La  prohibición  del  uso  de  la  cosa,  ya  que  el  depositario  tiene  sólo  la  guarda:  esto 
significa que no puede usar las cosas (sin el permiso del depositante) y debe restituirlas, con 
sus frutos, cuando le sea requerido. Esta prohibición de uso de la cosa es lo que diferencia en 
mayor medida al contrato de depósito del comodato.
La  restitución  de  la  cosa  hecha  por  el  depositario  al  depositante:  la  misma  debe 
restituirse, en el lugar en el que debía ser custodiada, al depositante o a la persona que éste 
indique.
¿Cuándo?  Puede  convenirse  un  plazo,  en  cuyo  caso  el  depositario  debe  hacerlo  a  su 
vencimiento.  El  plazo  se  entiende  en  beneficio  del  depositante,  ya  que  en  el  contrato  de 

137 Art. 1.358 Código Civil y Comercial de la Nación Argentina.
depósito  es  preeminente  el  interés  del  depositante,  lo  que  le  permite  a  éste  reclamar  la 
restitución  en  cualquier  momento.  Tal  como  señala  Pita,  “se  le  confiere  al  depositante  una 
facultad de restitución ad nutum, no querida de invocación de justa causa, ni susceptible de 
generar, como regla, responsabilidad para quien la ejercita” (2014, p. 294).
Ahora  bien,  cuando  el  depósito  es  gratuito,  se  entiende  que  el  depositario  puede 
exigirle al depositante, en todo tiempo, que reciba la cosa depositada. Esto es lógico, porque, 
siendo el contrato gratuito, el depósito se hace como una suerte de cortesía.

Serán obligaciones del depositante:
El pago de la remuneración: cuando el depósito es oneroso, lo que constituye la regla, 
pactada para todo el plazo del contrato.
El  pago  de  los  gastos:  cuando,  para  conservar  la  cosa,  deban  hacerse  gastos 
extraordinarios, éstos son a cargo del depositante. El depositario debe avisarle al depositante 
sobre  la  situación  que  generan  estos  gastos  y  afrontar  aquellos  gastos  que  no  puedan 
demorarse. Luego, el depositante debe restituirlos. 
La pérdida de la cosa: si la cosa depositada perece, y no hay culpa del depositario en 
dicha situación, entonces la pérdida es soportada por el
depositante.
INTEGRACIÓN DE RAMAS DE LOS DERECHOS 
PROCESALES
EJE TEMÁTICO DERECHO PROCESAL I
SUB­EJE TEMÁTICO 1: EL PROCESO JUDICIAL
­ Concepto. Caracteres  y elementos. Objeto y contenido. 
Proceso  judicial:  es  la  serie  gradual,  progresiva  y  concatenada  de  actos  jurídicos, 
regulados  por  normas  procesales  que  se  cumplen  por  los  órganos  públicos  predispuestos  y 
por los particulares que colaboran en forma voluntaria o coactiva, para arribar, con justicia, a 
la solución de un conflicto particular.

Elementos: 
 Objetivo: El conjunto de actos procesales. 
 Subjetivo. Los sujetos procesales. 
 Teleológico: Fin inmediato: fijar los hechos y actuar el derecho. 
 Fin mediato: restablecer el orden jurídico alterado, la paz social, afianzar la justicia.

El proceso judicial como estructura técnico jurídica: 
El proceso es un instrumento técnico, construido por normas procesales para lograr la 
realización del derecho sustancial. 
En  su  manifestación  interna  es  la  estructura  legalmente  regulada  para  la 
reconstrucción oficial del orden jurídico alterado. 
En su manifestación externa el proceso se traduce en una serie gradual, progresiva y 
concatenada  de  actos  jurídicos,  regulados  por  normas  procesales  que  se  cumplen  por  los 
órganos  públicos  predispuestos  y  por  los  particulares  que  colaboran  en  forma  voluntaria  o 
coactiva. 
Elemento objetivo: este elemento esta dado por la actividad de los sujetos procesales 
o conjunto de actos procesales y que no escapan estos actos a la definición del código civil en 
su artículo 944. 
Artículo  944  del  Código  Civil:  son  actos  jurídicos  los  actos  voluntarios  lícitos,  que 
tengan por fin inmediato, establecer entre las personas relaciones jurídicas, crear, modificar, 
transferir, conservar o aniquilar derechos.
Los  actos  son  graduales  ya  que  se  desarrollan  por  grados  o  etapas,  progresivos, 
avanzan continuamente, ya que en principio el proceso no retrocede, esto se logra en virtud 
de la regla de la preclusión. 
Y son concatenados ya que cada acto es antecedente del posterior y consecuente del 
anterior, así decimos que “sin cada acto anterior ninguno de los siguientes tiene validez y sin 
cada acto siguiente ninguno de los anteriores tiene eficacia”. 
Elemento subjetivo del proceso: Los sujetos procesales, los que podemos distinguir entre: 
 Órganos públicos predispuestos: cuya principal característica es su imparcialidad. 
 Particulares:  que  intervienen  en  el  proceso,  y  cuya  participación  puede  ser  de  dos 
tipos: voluntaria o espontánea o en forma obligatoria o coactiva. 
Otra forma de clasificación de los sujetos procesales: 
 Esenciales: juez o tribunal: actor y demandado. 
 Eventuales: ministerio publico fiscal; ministerio publico pupilar. 
 Colaboradores: testigos, peritos, martilleros, depositarios, intérpretes, etc.

Elemento teleológico del proceso. 
Fin  inmediato:  fijar  los  hechos  y  actuar  el  derecho,  esto  se  vincula  a  la  expectativa 
subjetiva que tienen las partes de obtener una resolución del tribunal. 
Fin  mediato:  los  fines  del  proceso  trascienden  los  objetivos  tenidos  en  miras  por  las 
partes; obtener la paz social, restablecer el orden jurídico alterado, etc.. 
Estos objetivos demuestran el carácter social del proceso. 

Etapas del proceso judicial. 
El proceso se traduce en su manifestación externa en una serie gradual, progresiva y 
concatenada  de  actos  jurídicos.,  y  en  principio  el  proceso  avanza  sin  retrotraerse,  cuya 
excepción esta dada por los vicios que puedan presentar los actos procesales. 
Los actos se agrupan en distintas etapas: 
 Se distinguen 4 grandes etapas: 
o 1­introductiva. 
o 2­probatoria. 
o 3­discusoria 
o 4­decisoria
Y  etapas  eventuales,  que  pueden  no  estar  presentes,  estas  son  las  etapas: 
impugnativa y ejecutoria, que como dijimos son eventuales.

Objeto del proceso judicial. 
Objeto como lo juzgable y no como fin del mismo, en concreto las afirmaciones de los 
hechos  de  la  vida  con  relevancia  jurídica.  Para  fundar  una  pretensión  o  bien  para  rechazar 
esa pretensión. 
Derecho Procesal: 
Conjunto de normas y principios que regulan la actividad jurisdiccional del estado para 
la aplicación del derecho de fondo. 
Caracteres: 
1. Público: regula relaciones jurídicas en las que interviene un sujeto en posición de 
preeminencia,  el  órgano  judirisdiccional,  esto  no  cambia  aunque  sean  relaciones  de 
naturaleza privada. 
2. Realizador: realizador del derecho de fondo. 
3. Autónomo: su objeto de regulación es propio y específico, contiene nociones que 
le son propias. 

Normas procesales:
Es  la  proposición  enunciativa  de  organización,  de  competencia  y  de  conducta  de  los 
órganos públicos y de particulares intervinientes en la actividad jurisdiccional del Estado. 
Una norma procesal no solo se encuentra en un código de procedimiento sino también 
en un código de fondo. 
Para Palacio; las normas materiales regulan “el que”, el contenido de la sentencia y las 
procesales determinan “el quien y el como” de dicho acto y la actividad que lo 
Por eso para distinguir entre derecho material y procesal, hay que estar a la finalidad y 
efectos de cada disposición legal.

­ Presupuestos Procesales y Sentenciales: concepto. 
En  doctrina  se  distingue  entre  presupuestos  procesales  y  los  denominados  presupuestos 
senténciales. 
Los presupuestos procesales configuran supuestos previos al proceso, sin los cuales no 
puede  pensarse  en  su  existencia,  su  no  concurrencia  obsta  al  nacimiento  del  proceso  y  se 
definen como: 
“Aquellos requisitos necesarios o indispensables para la constitución de una 
relación jurídica procesal valida.”

Los presupuestos procesales se refieren a:

1.  La  competencia  del  tribunal:  entendiéndose  por  tal  a  los  limites  territoriales, 
materiales y de grado establecidos por la ley para que el juez ejerza su jurisdicción. 
2.  Capacidad  procesal:  Relacionada  con  la  capacidad  de  obrar,  distinta  a  la 
capacidad de ser parte, ya que esta se relaciona con la capacidad de derecho, con la 
titularidad del derecho que se pretende hacer valer. 
3.  Cumplimiento  de  los  requisitos  formales  exigidos  por  la  ley  para  la 
demanda; relacionado con el principio de defensa en juicio; la inobservancia de dicho 
requisito o presupuesto vulnera dicha garantía. 

Aplicación:  Los  presupuestos  deben  ser  examinados  antes  de  resolverse  sobre  el 
fondo, dado que la falta de cualquiera de ellos invalidan el pronunciamiento. 
Según  el  código  procesal  de  Córdoba,  artículo  176,  “demanda  defectuosa”:  el  juez  o 
tribunal deberá rechazarla de oficio o podrá ordenar al actor aclarar cualquier punto para su 
admisión; no subsanados los defectos o no aclarados dichos puntos en el plazo de 30 días, se 
operará el desistimiento de pleno derecho.
A los fines de verificar la regularidad de la relación procesal y en su caso la admisión 
de las pretensiones formuladas por las partes, las leyes formales por regla general contienen 
disposiciones autorizando al juez a revelarlos de oficio. Tal sucede con lo dispuesto por el art. 
337 CPCCN, que otorga facultades expresas al órgano jurisdiccional a efecto de inadmitir la 
demanda  u  ordenar  que  se  subsanen  los  defectos  que  contenga.  Ello  configura  el 
otorgamiento de una potestad judicial de saneamiento (despacho saneador) que se concede 
a veces en forma especifica y en otras en forma genérica para depurar el tramite en cualquier 
oportunidad  y  a  lo  largo  de  todo  el  proceso.  En  ambos  casos,  se  posterga  la  admisibilidad 
formal de la pretensión; sin perjuicio de ello se reconoce también a las partes la posibilidad 
de denunciar la ausencia de un presupuesto procesal en caso de que el tribunal no lo haya 
advertido a través del planteo de excepciones dilatorias: incompetencia, falta de personalidad 
o defecto legal en el modo de proponer la demanda (art. 347 CPCCN ­ 138).

138 EXCEPCIONES ADMISIBLES ­ Art. 347. CPCCN ­ Sólo se admitirán como previas las siguientes excepciones: 
1) Incompetencia. 
2)  Falta  de  personería  en  el  demandante,  en  el  demandado  o  sus  representantes,  por  carecer  de  capacidad  civil  para  estar  en  juicio  o  de 
representación suficiente. 
El juez debe ser competente. La competencia se da en dos niveles: 
­ Subjetivamente,  es  la  aptitud  o  capacidad  que  la  ley  reconoce  a  los  órganos 
judiciales para administrar justicia en un caso dado y 
­ Objetivamente,  es  la  orbita  jurídica  dentro  de  la  cual  el  tribunal  ejerce  su 
jurisdicción. 

La  falta  de  competencia  también  puede  ser  relevada  de  oficio  por  el  juez  cuando  es 
absoluta;  caso  contrario,  si  se  trata  de  incompetencia  relativa  deberá  ser  alegada  por  el 
demandado a través de excepción.

La capacidad procesal (legitimatio ad procesum) constituye una capacidad de hecho o 
de  obrar.  Por  tal  motivo,  si  el  sujeto  carece  de  capacidad  debe  concurrir  a  juicio  con  sus 
representantes. 
“La capacidad procesal es la aptitud para poder realizar eficazmente por si los 
actos procesales de parte.”

Así si se trata de un menor o incapaz, su personería se integra con la comparecencia a 
juicio del representante necesario y, en su caso, el promiscuo. Son aplicables en relación a la 
capacidad procesal las disposiciones del Código Civil y rige, en consecuencia, el axioma que 
expresa que “la capacidad es regla y la incapacidad la excepción”. 
Ante  la  ausencia  de  capacidad  procesal,  no  obstante  ser  los  sujetos  titulares  de  la 
relación  sustancial,  no  gozan  de  aptitud  para  defenderlos  por  si  en  el  proceso;  v.gr. 
dementes, sordomudos, pródigos, interdictos, ausentes, etc. . 
El  último  presupuesto  procesal  esta  dado  por  el  planteo  en  forma  de  una  cuestión 
concreta planteada con las formalidades establecidas por la ley a tal efecto (art. 303 CPCC ­ 
139).

Y los presupuestos senténciales son:
 

3)  Falta  de  legitimación  para  obrar  en  el  actor  o  en  el  demandado,  cuando  fuere  manifiesta,  sin  perjuicio,  en  caso  de  no  concurrir  esta  última 
circunstancia, de que el juez la considere en la sentencia definitiva. 
4) Litispendencia. 
5) Defecto legal en el modo de proponer la demanda.
6) Cosa juzgada. Para que sea procedente esta excepción, el examen integral de las DOS (2) contiendas debe demostrar que se trata del mismo 
asunto sometido a decisión judicial, o que por existir continencia, conexidad, accesoriedad o subsidiariedad, la sentencia firme ya ha resuelto lo 
que constituye la materia o la pretensión deducida en el nuevo juicio que se promueve. 
7) Transacción, conciliación y desistimiento del derecho. 
8) Las defensas temporarias que se consagran en las leyes generales, tales como el beneficio de inventario o el de excusión, o las previstas en los 
artículos 2486 y 3357 del Código Civil. 
La existencia de cosa juzgada o de litispendencia podrá ser declarada de oficio, en cualquier estado de la causa.    
139 2 FORMA DE LA DEMANDA ­ Art. 330. ‐ La demanda será deducida por escrito y contendrá: 
1) El nombre y domicilio del demandante. 
2) El nombre y domicilio del demandado. 
3) La cosa demandada, designándola con toda exactitud. 
4) Los hechos en que se funde, explicados claramente. 
5) El derecho expuesto sucintamente, evitando repeticiones innecesarias. 
6) La petición en términos claros y positivos. 
La demanda deberá precisar el monto reclamado, salvo cuando al actor no le fuere posible determinarlo al promoverla, por las circunstancias del 
caso, o porque la estimación dependiera de elementos aún no definitivamente fijados y la promoción de la demanda fuese imprescindible para 
evitar la prescripción de la acción. En estos supuestos, no procederá la excepción de defecto legal. 
La sentencia fijará el monto que resulte de las pruebas producidas.  
“Aquellos requisitos cuya concurrencia es necesaria para que pueda ser 
pronunciada una sentencia valida sobre el fondo del asunto. Se trata, entonces, de 
presupuestos de la decisión sobre el mérito del juicio.”

Los  presupuestos  senténciales  son  aquellas  condiciones  indispensables  para  que  el 
juez  pueda  dictar  válidamente  la  sentencia.  En  tal  sentido,  se  requiere  la  realización  de  un 
procedimiento previo y completo, por su forma y grado, para permitir el pronunciamiento de 
la resolución final (procedimiento regular y legal). Esto es, que el procedimiento además de 
haberse  cumplido  regularmente  y  en  forma  completa  no  debe  encontrarse  impedido  por 
obstáculos  a  su  promoción:  así,  por  ejemplo,  la  existencia  de  privilegios  constitucionales,  la 
omisión de acusación o de denuncia en delitos de instancia privada, la ausencia de dictamen 
del asesor de menores e incapaces cuando éste ha sido impuesto por la ley, etc. Además, el 
tramite debe haberse desarrollado con sujeción a las formas esenciales establecidas en la ley 
(idioma, documentación) y hallarse en un estado tal que permita el pronunciamiento de una 
sentencia  valida  por  haberse  cumplido  las  etapas  que  son  inevitablemente  previas  y 
necesarias (introducción de las cuestiones, prueba y discusión en el proceso escrito; debate 
en el proceso oral).
Desde un enfoque diferente se identifica a los presupuestos senténciales vinculándolos 
a  las  pretensiones  del  actor,  demandado  o  imputado  de  contenido  sustancial.  Los 
presupuestos senténciales así estarían configurados por: 

“aquellos requisitos necesarios para que el juez pueda, en la sentencia, proveer al 
fondo o merito de la cuestión; es decir, resolver si el demandante tiene o no el 
derecho pretendido y el demandado la obligación correlativa o si el imputado tiene 
o no la responsabilidad que se le imputa”

Estas  condiciones,  entonces,  se  refieren  no  al  procedimiento  sino  a  la  pretensión.  La 
falta de estos presupuestos hace que la sentencia sea inhibitoria. 
Cabe  señalar,  que  desde  este  punto  de  vista  se  distingue  entre  los  presupuestos 
senténciales  referidos  a  la  pretensión  del  actor  y  los  presupuestos  senténciales  de  la 
oposición del demandado.

Los presupuestos materiales de una sentencia favorable al actor son: 
1) La existencia real de la relación jurídica sustancial pretendida; 
2)  La  prueba  en  legal  forma  de  la  situación  del  hecho  jurídicamente  relevante 
invocado, es decir, de los hechos o actos jurídicos que le sirven de causa; 
3) La exigibilidad del derecho, por no estar sometido a plazo o condición suspensiva; 
4) La petición adecuada al derecho que se tenga, porque puede tenerse el derecho y 
haberse  probado,  pero  si  se  ha  pedido  cosa  distinta  se  obtendrá  sentencia 
desfavorable; 
5) Haber enunciado en la demanda los hechos esenciales que sirven de hecho jurídico 
a  las  pretensiones,  ya  que  su  falta  ocasiona  el  fracaso  en  la  sentencia,  aunque  se 
tenga el derecho ya que el juez debe basar su decisión en tales hechos. 

Constituyen presupuestos de la sentencia favorable al demandado: 
1) alegar las excepciones, cuando así lo exija la ley (prescripción, compensación, etc.) 
y acreditarlas; 
2)  también  podría  esgrimirse  la  simple  ausencia  de  alguno  de  los  presupuestos  del 
éxito de la demanda. 
Queda  claro,  entonces,  que  esta  postura  vincula  a  los  presupuestos  materiales  o 
sentenciales con la cuestión de fondo y atacan a las pretensiones sustanciales esgrimidas por 
el  actor  o  demandado.  Por  ello,  su  existencia  o  inexistencia  determinarían  la  admisión  o 
rechazo de la pretensión en la decisión final. 
En este orden de ideas se los vincula con: la legitimación en la causa, es decir, con la 
calidad o idoneidad para actuar como actor o demandado en un determinado proceso. En tal 
sentido,  el  actor  debe  ser  la  persona  habilitada  por  ley  para  formular  la  pretensión  y  el 
demandado  el  autorizado  a  contradecirla  pero  esta  legitimación  debe  además  ser  calificada 
por otros elementos. Así debe exhibirse, además un interés sustancial en la obtención de la 
sentencia y una petición presentada en forma clara y concreta y que no haya sido impugnada 
por objeciones como, por ejemplo, aducida la cosa juzgada o la litis pendencia.
También se requiere la necesidad de existencia de un planteo correcto de la relación 
sustancial pretendida; prueba de los hechos y exigibilidad del derecho. 
Sintetizando  los  argumentos  de  Devis  Echandia  acerca  de  los  presupuestos 
sentenciales  debe  señalarse  que  la  inexistencia  de  un  presupuestos  sentencial  puede 
determinar  el  dictado  de  una  sentencia  inhibitoria  o,  en  su  caso,  el  rechazo  de  las 
pretensiones. El primer caso ­sentencia inhibitoria­ significa que el juzgador advertido sobre 
la ausencia de un presupuesto sentencial se abstiene de dictar la decisión de fondo y resuelve 
solamente sobre esta ausencia. En tanto que la segunda posición importa la admisión sobre 
la procedencia de una excepción, que releva al juez de la cuestión. 
Por  ello,  se  señala,  que  mientras  la  ausencia  de  presupuestos  procesales  impide 
que el juicio pueda tramitarse válidamente, los requisitos senténciales atacan a la 
pretensión  e  impiden  que  las  partes  obtengan  una  resolución  favorable  a  sus 
pretensiones.

­ Etapas en el procedimiento  civil, penal de familia y laboral. Concepto.
Etapas del proceso judicial. 
El proceso se traduce en su manifestación externa en una serie gradual, progresiva y 
concatenada  de  actos  jurídicos.,  y  en  principio  el  proceso  avanza  sin  retrotraerse,  cuya 
excepción esta dada por los vicios que puedan presentar los actos procesales. 
Los actos se agrupan en distintas etapas: 
Se distinguen 4 grandes etapas:
 
1. Introductiva. 
2. Probatoria. 
3. Discusoria 
4. Decisoria 

­  Etapa  introductoria:  Interpuesta  la  demanda,  el  demandado  deberá  contestar  la 
demanda  en  el  plazo  de  diez  días,  Art.  493  CPCC.  La  ley  ritual  impone  al  demandado  a 
pronunciarse  sobre  cada  uno  de  ellos  ya  sea  negándolos  o  reconociéndolos.  En  esta 
oportunidad,  podrá  poner  excepciones  dilatorias  en  forma  de  previo  y  especial 
pronunciamiento,  siendo  ese  tipo  de  trámite  el  único  que  admite  esta  forma  particular  de 
articulación. Es también en esta ocasión, que el accionado puede reconvenir, siendo esta la 
única oportunidad para hacerlo. 
­ Etapa probatoria. El plazo ordinario de prueba es de 40 días, conforme el art. 498 CPCC, 
pudiendo el juez designar otro menor, con posibilidad de extenderlo hasta completar aquél la 
solicitud  de  parte.  También  está  previsto  el  plazo  extraordinario  para  casos  especiales. 
Tengamos  presente  que  esta  etapa  puede  presentarse  excepcionalmente  como  no  esencial, 
por cuanto presupone la existencia de hechos controvertidos. 
­ Etapa discusoria: En el juicio ordinario los alegatos se realizan en forma de traslados de 
ley  por  su  orden.  Esto  es  primero  se  corre  traslado  al  actor  y  luego  al  demandado  art.  505 
CPCC. Así por ejemplo, en el juicio ordinario se confiere un plazo de seis días perentorios no 
fatal  y  su  cómputo  es  individual.  Esta  etapa  asume  una  características  especial,  la  de 
reservada, en el sentido de no pública, con el fin de garantizar la igualdad de las partes. Al 
momento  de  la  presentación  sólo  se  deja  constancia  de  ello  en  el  expediente  mediante 
certificación puesta por el secretario. 
­  Etapa  decisoria:  es  la  última  y  esencial  etapa  del  proceso  de  mérito,  para  el 
pronunciamiento  de  la  sentencia  definitiva.  Ella  se  inicia  con  el  llamamiento  de  autos  para 
definitiva,  art.  506  y  121  inc.  3  C.P.CC.  Pero  como  se  ha  señalado,  puede  el  juzgador 
disponer de lo que se denomina medidas para mejor proveer.  

­ Tipos o Sistemas Procesales. Concepto y caracteres. 
Tipos o sistemas procesales: 
Concepto:  sistemas  procesales  son  los  grandes  esquemas  de  regulación,  las  grandes 
alternativas que tiene el legislador al momento de regular la estructura en que se manifiesta 
el proceso. Es una cuestión de política legislativa. 
Ningún  sistema  es  puro,  los  códigos  tienden  a  uno  u  otro,  y  se  presentan  en  pares 
binarios: por ejemplo: oral y escrito. 

­ Dispositivo  o  Inquisitivo;  acusatorio  y  mixto;  oral  o  escrito,  de  instancia 


única o plural.

Tipos:
1. Dispositivo e inquisitivo: según el margen de actuación de las partes o el juez. 
Dispositivo: confiere a las partes el dominio del proceso, y se aplica a cuestiones de 
contenido  eminentemente  económico,  el  proceso  satisface  el  interés  público  en  juego  por 
medio  de  la  satisfacción  de  los  intereses  particulares,  es  el  tipo  de  proceso  prevalente  en 
materia civil y comercial. 
Asigna  a  los  particulares:  el  impulso  inicial,  el  impulso  subsiguiente  o  mantenimiento 
de la instancia, la carga de fijar la cuestión factica y disposición sobre aspectos de la relación 
material y formal. 
El  juez  en  el  sistema  dispositivo,  no  puede  iniciar  de  oficio  el  proceso,  no  puede 
impulsarlo una vez iniciado, tampoco tener en cuenta hechos ni pruebas no aportados por las 
partes,  debe  tener  por  cierto  determinados  hechos  en  que  las  partes  se  encuentran  de 
acuerdo,  y  por  ultimo  debe  sentenciar  conforme  lo  alegado  y  probado  por  las  partes  sin 
poder condenara mas u otra cosa que la pedida en la demanda.
  Sistema  inquisitivo:  sus  rasgos  generales:  aquí  existe  un  juez  que  asume  una 
posición activa, puede iniciar de oficio el procedimiento y tiene el deber de impulsarlo, es el 
juez,  investigador,  teniendo  las  partes  un  rol  pasivo;  no  disponiendo  ellas  del  proceso  sino 
que sometiéndose a él. 
Como  reacción  a  este  sistema  inquisitivo  surgió  el  acusatorio:  donde  existe  un 
acusador, en general público, que promueve la acción y se encuentra en un pie de igualdad 
con  el  imputado,  sujeto  del  proceso,  es  el  acusador  quien  debe  ofrecer  la  prueba  de  la 
culpabilidad o la verdad. El juez solo controla y dicta sentencia.

2. Oral o Escrito: según la forma de instrumentación de los actos procesales. 

3. De instancia única o de pluralidad de instancias: según la posibilidad de solicitar a 
otro  tribunal  un  reexamen  amplio  de  la  manera  en  que  ha  sido  valorada  la  prueba  y,  o, 
aplicado el derecho en la primera sentencia. 

Nuevas tendencias: 
Hay  una  nueva  tendencia  a  otorgar  mayores  poderes  al  juez,  como  juez  director  del 
proceso  y  no  como  juez  espectador;  también  hacia  la  implementación  de  la  oralidad,  en  la 
medida de las posibilidades presupuestarias; audiencia preliminar; supresión de recursos o al 
menos del efecto suspensivo, (ejecución de provisoria de las sentencias.). 

Principios que gobiernan el proceso: 
Palacios: son las orientaciones o directivas generales que inspiran cada ordenamiento 
procesal. 
No hay consenso acerca de su número e individualización. 
Tratando  de  hacer  una  breve  síntesis,  se  pueden  enumerar  los  siguientes  principios: 
dispositivo,  publicidad,  inmediación,  bilateralidad,  autoridad,  formalismo, 
preclusión, adquisición, moralidad y economía procesal.
1 Principio Dispositivo: Equivale a decir señorío ilimitado de las partes, tanto sobre 
el derecho sustancial motivo del proceso litigioso, como sobre todos los aspectos relativos a 
la iniciación, marcha y culminación del proceso. Las partes disponen de la relación sustancial 
y también de la suerte del litigio o relación procesal.
2  Principio  de  Publicidad:  Este  principio  implica  que  los  actos  que  se  cumplen 
dentro del procedimiento, deben ser conocidos por las partes como por la sociedad toda, esto 
a  fin  de  permitir  un  adecuado  control  de  la  actividad  procesal  de  las  partes,  funcionarios  y 
magistrado intervinientes. 
3  Principio  de  Inmediación:  Significa  que  el  Juez  debe  encontrarse  en  relación 
directa con las partes, sus abogados y recibir personalmente las pruebas. 
4  Principio  de  Bilateralidad  o  de  contradicción:  Este  principio  consiste  en  que 
salvo situaciones excepcionales, toda petición o pretensión formulada por una de las partes 
en el proceso, debe ser comunicada a la parte contraria, para que preste su consentimiento o 
manifieste su oposición. Ello importa que el Juez decide luego de escuchar a todas las partes 
del proceso quienes tienen derecho a expresarse en igualdad de condiciones. 
5  Principio  de  Autoridad:  Se  define  a  partir  del  aspecto  jerárquico  del  derecho 
procesal,  que  presenta  al  Juez  como  director  del  proceso  y  por  la  incidencia  del  órgano 
jurisdiccional, como poder del Estado, en el conflicto de los justiciables. 
6  Formalismo:  Las  formas  procesales  son  establecidas  como  garantías  para  el 
justiciable  y  se  basan  en  el  principio  de  seguridad  jurídica.  Las  formas  según  autores  como 
Palacio, Alsina, y otros, es el modo mediante el cual, se exterioriza el acto procesal. 
7 Principio de Preclusión: Siendo para algunos un principio y para otros una regla, 
importa que el proceso o procedimiento es una estructura evolutiva, que avanza, que nunca 
se retrotrae. Por lo tanto, los actos procesales deben cumplirse en las condiciones de tiempo, 
modo  y  lugar  previstos  por  la  norma  de  rito,  su  no  realización  en  tiempo  oportuno,  o  su 
consumación, hacen que opere este principio. 
8  Principio  de  Adquisición:  Importa  que  los  resultados  de  la  actividad  procesal 
cumplida  por  las  partes  en  el  proceso,  se  adquieren  para  éste,  de  modo  tal  que  los  actos 
cumplidos,  benefician  o  perjudican  a  cualquiera,  independientemente  de  quien  los  haya 
ingresado al procedimiento. 
9 Principio de Moralidad: Está integrado por un conjunto de normas de contenido 
ético al que deben ajustarse todos los intervinientes en el proceso. Hablamos acá de lealtad y 
buena fe procesal. 
10  Principio  de  Economía  procesal:  A  fin  de  que  el  proceso  no  importe  un 
dispendio inútil de tiempo, actividad o dinero, en atención a que es un medio para lograr un 
fin, la decisión jurisdiccional.

­ Principios que gobiernan el proceso. Publicidad, Inmediación, Bilateralidad, 
Economía Procesal. 
Principios o reglas que gobiernan el Proceso 
Los principios del proceso son:
 
“los presupuestos políticos que determinan la existencia funcional de un 
ordenamiento procesal cualquiera”

“Son directivas o ideas básicas sobre las que se asienta o estructura un 
ordenamiento jurídico procesal (Torres Neuquen)”
 
Los principios procesales son las líneas directrices y orientadoras que rigen el proceso 
plasmándose  de  este  modo  una  determinada  política  procesal  en  un  ordenamiento  jurídico 
determinado y en un momento histórico dado. Cabe expresar, por ultimo, que modernamente 
van formulándose nuevos principios o reglas que quizás no son tan nuevos sino que tan solo 
son  reformulaciones  o  adaptaciones  a  las  necesidades  actuales  de  los  clásicamente 
reconocidos.  Tal  sucede,  por  ejemplo,  con  las  modernas  formulaciones  de  las  reglas  de 
solidaridad, de la personalidad, de las nuevas formas de buena fe y lealtad procesal, etc. 
Es así, que ellos concretan o mediatizan algunas de las garantías constitucionales y en 
cada  uno  puede  encontrarse  una  relación  directa  con  las  normas  fundamentales 
contempladas en la Constitución Nacional.

Y son: 
 Principio de Publicidad 
 Principio de Inmediación 
 Principio de Bilateralidad. 
 Principio de Autoridad 
 Principio de Formalismo o Legalidad 
 Principio de Economía Procesal 
 Principio de moralidad 

PUBLICIDAD 
El principio de publicidad, implica que los actos que se cumplen en el proceso deben 
ser conocidos en forma irrestricta tanto por parte de la sociedad, como por los intervinientes, 
a fin de permitir un control adecuado de la actividad procesal y, en definitiva, de los actos de 
los jueces. 
“este principio significa que no debe haber justicia secreta, ni procedimientos 
ocultos, ni fallos sin antecedentes ni motivaciones”.
Además, favorece a obtener una mayor transparencia en la administración de justicia 
al  fiscalizarse  la  actividad  de  los  jueces  y  de  los  abogados.  Los  cuerpos  formales,  cuando 
adscriben a este principio lo consagran en términos generales, así por ejemplo, se prevé que 
“las  actuaciones  del  proceso  y  sus  resoluciones  serán  publicas”.  A  su  vez,  a  modo  de 
excepción, es posible limitar la publicidad; ello sucede cuando existe un interés justificado de 
las  partes  o  cuando  concurren  razones  que  hacen  al  orden  publico  o  moralidad.  Es  que 
“pueden  los  magistrados  restringir  la  publicidad  de  las  audiencias  y  aun  de  los  fallos,  si 
pudiera  afectarse  con  ello  la  moral  o  el  orden  publico  u  ocasionarse  perjuicios  materiales  o 
morales  a  los  interesados”.  En  definitiva,  lo  que  fundamentalmente  se  procura  es  la 
protección del derecho de intimidad de las personas. 
El  principio  de  publicidad  se  manifiesta  en  los  distintos  actos  del  proceso;  así  en  las 
audiencias4  y,  por  regla,  durante  toda  la  actividad  de  prueba  y  también  se  verifica  en  la 
decisoria a través de la motivación de los fallos. 
La  vigencia  de  este  principio  presenta  connotaciones  particulares  que  se  definen  a 
partir  del  derecho  de  fondo  que  se  realiza  a  través  del  proceso.  Así,  por  ejemplo,  en  el 
proceso penal, la publicidad podrá verse restringida en ciertas secuencias de la investigación 
penal preparatoria, llevada a cabo por el Fiscal cuando establece el secreto de sumario por un 
plazo restringido . Es que “en materia penal se justifica el secreto en los primeros momentos 
de la instrucción, porque el delincuente tiene especial cuidado en no dejar huellas de delito”. 
También rige para los delitos de acción privada en los cuales impera la confidencialidad del 
trámite.

INMEDIACION 
El principio de inmediación, tal como surge de su sentido literal, significa que el juez 
debe  encontrarse  en  un  estado  de  relación  directa  con  las  partes  y  recibir 
personalmente  las  pruebas.  Devis  Echandia,  puntualiza  que  la  comunicación  inmediata 
alude “a la del juez y las personas que actúan en el proceso, con los hechos que en él deban 
hacerse constar y con los medios de prueba que se utilicen”. 
Este  principio  se  manifiesta  con  mayor  vigor,  en  los  procesos  orales  que  en  los 
escritos.  Sin  embargo,  en  las  formas  modernas  de  procedimiento  oral  o  escrito,  existen 
instancias oralizadas, que presuponen la vigencia de este principio parcialmente. Tal sucede, 
por ejemplo, en el proceso civil nacional o de algunas provincias que han adoptado el trámite 
del proceso por audiencia: en estos casos, luego de la etapa escrita de las postulaciones, se 
realizan  dos  audiencias  (audiencia  preliminar5  y  de  vista  de  causa)  con  vigencia  solo  en  su 
trámite de la regla de inmediación. Por su parte, en el proceso penal, la vigencia plena de la 
inmediación  se  presenta  en  la  oportunidad  de  la  audiencia  de  debate  en  la  que  los 
integrantes  del  tribunal,  del  ministerio  público,  imputados  y  sus  defensores  y  órganos  de 
prueba están en contacto directo. 
Los rasgos fundamentales de la inmediación, están dados por:

o La presencia de los sujetos procesales ante el órgano jurisdiccional, 
o por  la  falta  de  un  intermediario  judicial  entre  las  cosas  y  las  personas  del 
proceso y el juez y, 
o por la necesidad de la identidad física del juez que tuvo contacto con las partes 
y del que dictara sentencia.
 
En  el  ordenamiento  procesal  penal,  la  regla  de  inmediación  adquiere  jerarquía 
sustancial al incorporarse al Código Penal, de este modo se prevé que “el juez deberá tomar 
conocimiento directo y de visu con el sujeto, de la victima y de las circunstancias del hecho 
en  la  medida  requerida  para  cada  caso”  (art.  41  in  fine  CP).  Es  que  en  materia  penal  y 
también en el procedimiento laboral, el interés publico en la realización del derecho, impone 
la  inmediación  como  una  directriz  insoslayable.  Esto  significa,  la  ausencia  de  intermediarios 
entre la prueba recibida y el órgano jurisdiccional de la recepción y se lo extiende también, 
como se apuntó, a la idea de la identidad física del juzgador. Así se ha sostenido que “el juez 
que  ha  de  dictar  sentencia  debe  ser  el  mismo  que  en  el  debate  oral,  publico  y  continuo, 
reciba inmediatamente, la prueba producida con el control público y de los otros sujetos del 
proceso”.

BILATERALIDAD (Principio de Contradicción) 
La  regla  de  la  bilateralidad  es  denominada  también,  como  principio  de  contradicción. 
Este  principio,  posee  raíz  netamente  constitucional6  y  su  efectiva  vigencia  es  lo  que  otorga 
legitimidad a los procesos; de allí que domina todos los estadios secuenciales. 
Toda  decisión  judicial  debe  ser  tomada  previo  a  que  se  haya  dado  igual 
oportunidad,  a  todas  las  partes  de  ser  oídas.  Implica,  necesariamente,  la 
posibilidad  de  alegar  y  probar;  es  decir,  otorgar  a  las  partes  la  oportunidad  de 
ejerces  las  defensas  que  tuviere  y  de  arrimar  al  proceso  los  elementos  de  juicio 
conducentes a la demostración de sus alegaciones. 
Este principio, se resume en el aforismo latino audiatur et altera pars. No interesa al 
derecho que la parte, efectivamente, se pronuncie, sino que se haya otorgado una razonable 
oportunidad  de  defenderse  o  de  cumplir  con  la  carga  procesal  de  expresarse,  de  ofrecer, 
producir y controlar la prueba. 
Palacio,  advierte  que  la  realización  de  ciertas  medidas,  como  las  cautelares  pueden 
ordenarse  inaudita  parte,  pero  ello  no  implica  derogación  del  principio  de  bilateralidad  sino 
tan solo significa que se difiere el contradictorio por especial naturaleza del acto. Esto quiere 
decir, que si bien no se notifica previamente el despacho de la medida, sin embargo, si debe 
ser comunicada al afectado inmediatamente después de haber sido trabada. 
Por  ultimo,  el  sistema  se  garantiza  por  las  normas  que  establecen  sanciones  para  la 
violación  de  este  principio,  a  cuyo  fin  se  imponen  nulidades  especificas  para  el  caso  de  las 
notificaciones  o  se  utiliza  las  reglas  atinentes  a  la  teoría  general  de  las  nulidades,  hechas 
valer a través de los poderes genéricos de impugnación. 
AUTORIDAD 
El principio de autoridad se define a partir del aspecto jerárquico autoritario 
que  asume  el  derecho  procesal  por  la  incidencia  del  órgano  jurisdiccional, 
considerado como poder del Estado político, en el conflicto de los justiciables. 
Así se ha dicho que tanto el poder de conducción o de dirección del proceso, como el 
poder  de  esclarecer  la  verdad  de  los  hechos  constituyen  manifestaciones  del  principio  de 
autoridad. Luego, será el sistema adjetivo, el que impondrá los límites para su ejercicio, en la 
categorización de los poderes­deberes del órgano jurisdiccional. 
Es posible señalar dos vertientes opuestas y bien definidas, inspiradas en una ideología 
sociopolítica  determinada:  la  liberal­individualista  y  la  jerárquico­autoritaria.  Claro  esta  que, 
entre  ambas  posturas,  existen  diferentes  matices  que  importan  formulas  intermedias  o  con 
una mayor o menor identificación con algunas de ellas. 
En el marco de la concepción liberal­individualista, impera la formula de la neutralidad 
del  juez,  lo  que  supone  que  “el  juzgador  no  ha  de  intervenir  en  la  marcha  del  proceso  en 
forma activa, cuya iniciativa, impulso, conducción y disposición es un atributo del justiciable”. 
Como  se  advierte,  se  trata  de  un  juez  espectador  de  la  contienda  judicial.  Rige  en  esta 
concepción,  el  principio  de  rogación  que  preconiza  que  el  juez  no  actuara  de  oficio  sino  a 
petición de parte (ne iudex ex officio). 
La figura neutral, es propia del sistema procesal dispositivo, adoptado por la mayoría 
de los códigos procesales civiles de nuestro país, actualmente en proceso de revisión. 
En una posición intermedia, se encuentra la que postula la figura del juez como un verdadero 
director  del  proceso.  Esta  formula,  es  una  creación  ideal  de  la  doctrina  para  superar  la 
posición  individualista  del  juez  espectador.  Sin  embargo,  se  ha  entendido  que  se  trata  de 
“una formula incompleta: excepto que se interprete el verbo dirigir en una forma amplísima; 
ello  es  así,  ya  que,  el  poder  de  dirección  o  conducción  solamente  afecta  el  desarrollo  del 
proceso y hace a su marcha formal, pero no agota los predicados propuestos por los fines del 
derecho procesal”. 
Es una postura critica contra la formula de la neutralidad del juez, se postula la que le 
otorga  una  intervención  activa  y  preponderante  en  orden  a  la  marcha  del  proceso  y  al 
esclarecimiento  de  la  verdad  de  los  hechos  controvertidos.  Configura  la  formula  de  la 
autoridad  del  juez,  la  que  se  obtiene  a  partir  de  especiales  poderes  otorgados  al  órgano 
jurisdiccional  durante  el  proceso  y  diferentes  cargas  y  obligaciones  para  las  partes,  durante 
su trámite.
Es  que  frente  al  juez  pasivo  se  postula  el  aumento  de  poderes  en  lo  atinente  a  la 
dirección y conducción del proceso, a la formación del material de cognición y en la vigilancia 
de la conducta de los justiciables. 
Es así, que se concibe al juez dotado de un complejo de poderes­deberes limitados por la ley. 
Su ejercicio reconoce como sustractum un deber imperativo de corte funcional. 

FORMALISMO 
Las formas procesales son establecidas como garantía del justiciable y se basan en el 
principio de seguridad jurídica. 
Entendemos  por  la  forma  la  exteriorización  corporizada  en  un  documento  del  acto 
procesal. Podemos afirmar que, en la legislación positiva, se advierte la adopción del sistema 
de la legalidad. Es así que se regula el modo de cumplimiento de la actividad procesal ya sea, 
con previsiones especificas para cada acto o por disposiciones generales de remisión, en las 
que se refleja el sistema adoptado. 
Modernamente, existe una tendencia a flexibilizar las formas sobre todo en lo relativo 
a cierta actividad procesal. Así, por ejemplo, se apunta a la eliminación de los interrogatorios 
escritos  para  testigos  y  de  los  pliegos  de  absolución  de  posiciones,  proponiéndose  en  su 
reemplazo interrogatorios libres, informales y coloquiales. 

ECONOMIA PROCESAL 
El  principio  de  economía  procesal  importa  la  aplicación  de  un  criterio  utilitario  en  la 
realización del proceso. 
Se resume en dos ideas fundamentales: 
o economía de gastos y 
o economía de esfuerzos o de actividad. 

La  incorporación  de  este  principio  supone  procedimientos  que  no  resulten  onerosos, 
por lo cual, es necesario, además, que no se extiendan excesivamente en el tiempo. Es decir, 
la  implantación  del  principio  exige  adoptar  criterios  razonables  en  relación  no  solo  a  costos 
económicos  sino  al  tiempo  de  duración  ya  que,  como  dijo  Couture,  “en  materia  de 
procedimiento el tiempo es algo más que oro, es justicia”. 
Ahora  bien,  La  economía  de  gastos  pone  su  acento  en  el  aspecto  financiero  del 
proceso. Ello implica que el costo del juicio no sea un obstáculo que impida a las partes su 
inicio.  Los  procedimientos  generan  gastos,  y  ellos  no  pueden  evitarse.  Pero  si  pueden  ser 
postergados  atendiendo  a  ciertas  circunstancias  o  aun,  por  razones  de  política  procesal, 
resolverse  su  eximición  por  el  contenido  social  de  la  cuestión  que  se  presenta.  Lo  que  el 
legislador  debe  procurar  es  que  los  gastos  que  demande  el  juicio  no  se  transformen  en  un 
obstáculo para el acceso a la justicia de las personas menos pudientes. 
Contribuye  a  la  economía  en  el  tiempo  y  a  la  celeridad  en  el  trámite,  la  regla  de  la 
concentración  de  los  actos  y  la  de  la  eventualidad  en  las  afirmaciones.  Inciden  también  en 
ese aspecto, los plazos procesales fijados por la ley adjetiva como tiempos ideales. 
La  regulación  de  los  tiempos  procesales  en  la  ley  debe  ser  meditada  con  un  criterio  de 
razonabilidad,  que  se  concreta  en  el  establecimiento  de  plazos,  que  sean  susceptibles  de 
poder cumplirse, para que el patrón ideal no sea superado por la realidad. 

MORALIDAD 
El  principio  de  moralidad  esta  integrado  por  un  conjunto  de  normas  que 
imponen conductas, imbuidas de un contenido ético que deben ser observadas por 
el juez, las partes y demás participantes. Este principio madre es comprensivo de otros 
subprincipios que lo enriquecen, a saber: la lealtad y la buena fe procesal. Su vigencia, a la 
luz  de  los  hechos  concretos  nos  hace  reflexionar  sobre  las  cargas  y  deberes  procesales 
asignados  a  las  partes  y  al  juez;  así,  por  ejemplo,  el  deber  de  mantener  en  la  instancia 
conductas que no resulten contrarias a las reglas de contenido ético objetivizados en normas. 
Ello implica la proscripción de ciertas actitudes tales como la reticencia, la intemperancia, la 
familiaridad y la agresividad, la obstrucción, o la ambigüedad, (sin agotar el repertorio) que 
puedan ser calificadas para tipificar temeridad, malicia o el abuso del proceso. Sin embargo, 
queremos  destacar  que  el  juzgador  deberá  precisar  de  los  límites  de  estas  conductas 
defectuosas teniendo a la vista la cláusula constitucional de la inviolabilidad de la defensa en 
juicio. 
La  inconducta,  en  muchos  casos,  se  manifiesta  en  actitudes  dilatorias  que  son 
consecuencia de un sistema adversarial rígido, impuesto por normas legales inidóneas o por 
la idiosincrasia de los litigantes, que en muchos casos resultan toleradas por los tribunales.

­ Reglas del Proceso. Impulsión, Preclusión y Adquisición 
El derecho procesal reconoce fundamentos constitucionales, principios jurídicos políticos y 
sus  instituciones  fundamentales  obedecen  a  ciertas  reglas  lógicas  que  le  son  propias  y 
exclusivas. Estas reglas se manifiestan como máximas que limitan o condicionan el actuar de 
los sujetos procesales; por ello, se ha dicho 
“Que las reglas del proceso son las condiciones que conforman técnica y 
estructuralmente la actividad de aquellas personas y sujetos procesales”.

Siendo  el  proceso  una  estructura  técnica  que  debe  avanzar  necesariamente  hacia  un 
fin,  debe  vincularse  necesariamente  a  este  concepto  esencial,  la  idea  de  actividad.  Esa 
actividad en el proceso se realiza por el impulso que imparten los sujetos procesales. En tal 
sentido, cabe señalar que rigen todo el ámbito procesal del ne procedat iudex ex officio, esto 
implica que el inicio del tramite nunca puede ser realizado por iniciativa del juez sino que este 
debe ser requerido por algún otro sujeto. De tal modo, en el proceso civil el impulso inicial lo 
realizan las partes a través de la demanda; igual sucede en el proceso laboral y familiar. En 
tanto, que en el proceso penal el requeriente es el ministerio público fiscal sin cuya iniciativa 
e impulso no puede iniciarse el trámite. 

La regla del impulso 
Como  se  dijo,  el  impulso  inicial  debe  ser  realizado  por  un  sujeto  diferente 
del  juez,  estos  son  las  partes,  el  impulso  posterior  puede  estar  a  cargo  de  las 
partes, del ministerio publico, del imputado o por el mismo órgano jurisdiccional.
 
La regla del impulso procesal generalmente esta delimitada por plazos procesales. Así, 
generalmente, de ordinario en el trámite se diferencian etapas y dentro de ellas, a su vez, se 
presentan  diferentes  actividades  que  deban  ser  promovidas  según  sus  características  por 
algún sujeto procesal, bajo la pena de caer en la caducidad de instancia. 
Por  ultimo,  debe  distinguirse  el  impulso  privado  propio  del  trámite  civil  del  impulso 
oficial característico de los procedimientos que involucran alguna razón de orden público. Este 
último,  el  impulso  oficial,  se  manifiesta  como  el  poder­deber  del  juez  para  realizar,  con 
independencia de la actuación de las partes todos los actos procesales que integran la trama 
hasta la finalización del trámite que culmina con el dictado de la sentencia. 

La regla o principio de la preclusión 
Impide que el proceso se retrotraiga a estadios o etapas que se encuentran 
superadas o que se reproduzcan actos procesales ya cumplidos o que no tuvieran 
cumplimiento en el orden establecido por la ley. 

Se trata de un regulador del trámite procesal y tiene operatividad tanto para las partes 
como para el tribunal. Ello significa que ninguno de los sujetos procesales pueden actuar en 
contradicción  con  esta  regla,  funciona  como  un  obstáculo  o  impedimento  a  la  marcha 
discrecional del proceso. 
Por  ello,  se  ha  dicho  que  la  actividad  procesal  debe  realizarse  dentro  de  los  límites 
fijados  por  la  ley,  pues  de  lo  contrario,  un  postulado  de  consunción  procesal  despojaría  de 
efectos útiles a la actividad realizada fuera del orden establecido.
Cada actividad procesal destinada a una finalidad específica debe ser cumplida en un 
momento  determinado;  de  otro  modo,  la  actividad  no  seria  susceptible  de  producir  efectos 
útiles. 
Esta  regla  “propende  a  obtener  una  definitiva  estabilidad  jurídica  con  respecto  a  las 
situaciones  procesales  ya  alcanzadas,  impidiendo  el  retroceso  arbitrario  o  carente  de 
fundamento serio, y la actuación contradictoria con la ya cumplida (incompatibilidad) expresa 
o tacita”. 
La efectiva vigencia de la preclusión se garantiza a través de las sanciones procesales 
de  nulidad  o  de  inadmisibilidad.  Sucede  lo  primero,  cunado  el  acto  procesal  se  cumple  en 
inobservancia a la preclusión, por ejemplo cuando se formula una liquidación final del pleito, 
apartándose de lo establecido en la sentencia y de este modo se vulnera la cosa juzgada. 
En  cambio,  se  aplicara  la  sanción  de  inadmisibilidad,  cuando  se  intente  producir  un  acto 
procesal, una vez vencido el plazo fijado por la ley para ello –caso perentorio fatal­ o cuando 
se hubiere declarado la pérdida del derecho a petición de parte. 
La  preclusión  consiste  también  en  una  limitación  del  poder  de  las  partes  para  la 
realización  de  la  actividad,  ya  que  el  sujeto  pierde  su  facultad  por  extinción  o  por 
consumación de ella. Es que la preclusión consiste en la pérdida o extinción de una 
actividad  procesal  por  haberse  alcanzado  los  límites  impuestos  por  el  legislador 
para el ejercicio de las facultades procesales de las partes.
 
La regla de la adquisición procesal 
Establece  que  el  resultado  de  la  actividad  realizada  durante  el  tramite  se 
adquiere  para  el  proceso  y  no  puede  ser  invocada  para  el  beneficio  particular  de 
alguna  de  las  partes  no  teniendo  relevancia  al  respecto  quien  la  ha  producido, 
quien la ha ofrecido, quien la ha aportado o quien la ha alegado. Es que la actividad 
procesal y el material de conocimiento responde a un fin común y puede ser aprovechado por 
cualquier sujeto con independencia de quien la origina.

SUB­EJE TEMÁTICO 2: JURISDICCIÓN Y COMPETENCIA:
­ Jurisdicción: Concepto. Caracteres. Límites.
Potestad soberana del estado para actuar la ley ya pronunciada ante un caso concreto por 
medio  de  órganos  predispuestos  a  tal  fin  y  conforme  a  un  procedimiento  legalmente 
regulado. 
Caracteres de la jurisdicción: 
1. es una función estatal fundamental. 
2.  no  monopolizada  por  el  estado,  ya  que  al  lado  de  la  jurisdicción  judicial  existe 
también la arbitral. 
3. imparcialidad: impermeable a los intereses de las partes y de los terceros, aunque el 
estado sea parte. 
4. unitaria e indivisible: la jurisdicción del estado es una, no se fracciona no se divide, 
fraccionarla sería fraccionar la soberanía. 
5. indelegable. 
6. excepcional, complementaria o subsidiaria: ya que lo habitual es que el derecho se 
realice espontáneamente. 

Limites al ejercicio de la jurisdicción: 

a.  territorial:  relacionado  con  la  aplicación  o  eficacia  de  la  norma  procesal  en  el 
espacio. 
b. Excitación extraña: ella solo puede y debe ser ejercida frente al requerimiento de 
un sujeto extraño, no hay juez sin actor, el juez no procede de oficio. 
c. Ley previa: en materia civil no es tan riguroso como en el derecho penal, pero la 
jurisdicción en tanto poder realizador supone un derecho preexistente a ser realizado. 
d. Tribunal preconstituido: Por supuesto en el proceso arbitral las partes renuncian 
a esta garantía de manera voluntaria. 
e. Existencia de un caso concreto: la corte ha señalado que los jueces no pueden 
emitir  opiniones  consultivas  o  generales,  no  pueden  sentenciar  casos  abstractos  o 
meramente teóricos. 

Momentos de su ejercicio
Según  un  enfoque  moderno  toda  resolución  judicial  y  no  solo  la  sentencia  presupone  los 
siguientes momentos: 
1.  momento  cognoscitivo:  donde  el  juez  conoce  y  averigua  el  asunto  o  cuestión 
planteada. 
2. momento decisorio: en el que se resuelve la cuestión. 
3. momento ejecutorio: eventual, en el cual se cumple lo decidido aun en contra de 
la voluntad del obligado. 

Enfoque clásico: 
En el se descompone la función jurisdiccional en 5 elementos: 
1.  notio:  aptitud  de  conocer  en  las  controversias  o  causas,  requiere  la  existencia  de 
los presupuestos procesales. 
2.  vocatio:  aptitud  de  llamar  a  los  demás  sujetos  procesales  para  que  ejerzan  sus 
defensas en juicio. 
3.  coertio:  posibilidad  de  ejercitar  por  medio  de  la  fuerza  pública  la  coerción  para 
lograr la efectivización de ciertos actos. 
4. iuditio: poder­deber de resolver. 
5.  executio:  imperio  para  hacer  cumplir  sus  resoluciones  y  así  poder  transformar  la 
realidad, logrando resultados prácticos por medio de sus resoluciones.
  
­ Competencia:  Concepto.  Determinación  de  la  competencia  en  materia  civil, 
penal, laboral y familiar. 

Es  la  concreta  orbita  jurídica  dentro  de  la  cual  el  tribunal  ejerce  la  función  jurisdiccional 
del estado. 
La  idea  de  un  juez  único  a  quien  le  debe  someter  el  conocimiento  de  todos  los  asuntos 
que  puedan  suscitarse  entre  los  particulares  resulta  una  utopía.  Esta  pensamiento  esta 
íntimamente vinculado con la noción de jurisdicción, la que se manifiesta en un poder­deber 
abstracto atribuido a todos los jueces para entender en todo tipo de asuntos: civiles, penales, 
laborales, etc. Sin embargo, como esto no resulta posible y día a día se van aumentando los 
argumentos para su división, se ha acuñado el concepto de competencia, en base al cual se 
distribuye  en  la  facultad  de  juzgar  a  distintos  órganos  jurisdiccionales  que  coexisten  en  un 
tiempo y lugar. 
La competencia es susceptible de ser definida en un doble enfoque: subjetivo y objetivo. 
El primero, tiene en cuenta el órgano que entenderá en el caso planteado y en este sentido 
se  ha  dicho  que  “es  la  aptitud  del  juez  para  ejercer  su  jurisdicción  en  un  asunto 
determinado”. La competencia es, por lo tanto, la facultad de cada juez o magistrado de una 
rama  jurisdiccional  para  ejercer  la  jurisdicción  en  determinados  asuntos  y  dentro  de  cierto 
territorio. 
En  sentido  objetivo,  consiste  en  la  orbita  jurídica  dentro  de  la  cual  el  juez  administra 
justicia. En rigor, el criterio objetivo se manifiesta en reglas jurídicas, cuya aplicación permite 
distribuir  la  competencia  entre  los  diversos  órganos  jurisdiccionales  coexistentes, 
asignándoles una específica. 
Es principio recibido en las compilaciones formales, que toda actividad procesal debe ser 
cumplida ante un juez munido de aptitudes suficientes para entender en el caso planteado. 
La  competencia  del  tribunal  es  un  presupuesto  procesal  o,  como  la  denomina  Palacio,  “un 
requisito extrínseco de admisibilidad de toda petición o pretensión extracontenciosa de forma 
tal que si, en un caso concreto, el órgano ante quien se ha acudido carece de competencia 
así deberá declararlo”. Si el juez carece absolutamente de competencia no puede constituirse 
una relación jurídico procesal valida por ausencia de un presupuesto procesal. 
La regla general en materia de competencia es que toda gestión judicial deberá hacerse ante 
el tribunal competente (art. 1 CPC). Aunque esta regla no esté incorporada expresamente en 
los otros cuerpos legales, es evidente que rige implícitamente para todas las materias, ya que 
es un axioma inderogable en el tema. 
La competencia, respondiendo a las reglas constitucionales, presenta caracteres que la 
distinguen  de  otros  conceptos  jurídicos.  Ellos  son:  debe  estar  prevista  legalmente;  es  de 
orden público; es indelegable y es improrrogable.

Fundamento para el reparto de competencia: 
El  legislador  ha  distribuido  la  competencia  entre  los  distintos  jueces,  teniendo  en 
cuenta  criterios  “ordenadores”.  La  doctrina  ha  señalado  que  “no  todos  los  jueces  tienen  la 
misma competencia; su potestad de juzgar esta limitada por la Constitución Nacional o por la 
ley  atendiendo  a  la  organización  propia  del  sistema  federal,  a  la  materia;  al  territorio;  al 
valor; al grado, etc. 
Si  un  juez  resulta  competente  es  implícito  que  tiene  jurisdicción,  pero  puede  tener 
jurisdicción y no ser competente para un determinado asunto”. Por ello se ha dicho que “la 
competencia es la medida de la jurisdicción”. 
“Las  reglas  de  atribución  de  competencia  por  materia,  valor  o  grado  tienden 
fundamentalmente  a  asegurar  la  eficiencia  de  la  administración  de  justicia.  Ellas  se 
fundamentan en consideraciones que atienden al interés general, en tanto que las reglas que 
fijan la competencia territorial, propenden a facilitar la actuación procesal de las partes”. 
Pautas para determinar la Competencia 
La  competencia  es  inmodificable  en  el  sentido  de  que  una  vez  establecidazo  puede 
variar  durante  el  transcurso  del  juicio.  Así,  la  competencia  es  determinada  por  la  situación 
fáctica y jurídica existente al momento de la iniciación del proceso y ella es la que determina 
y  la  fija  para  todo  el  procedimiento  aun  cuando  dichas  condiciones  por  circunstancias 
posteriores variaran. De este modo se fija prima facie la jurisdicción de “ese” tribunal, y en 
caso de que ella no resulte objetada, se consagra el principio de la perpetuatio iurisdictionis. 
El principio de la perpetuatio iurisdictionis significa que la situación de hecho existente 
al momento de admitirse la demanda es la que determina la competencia para todo el curso 
del  proceso,  sin  que  la  variación  de  circunstancias  fácticas  o  jurídicas  posteriores  puedan 
afectarla. Así, por ejemplo, las partes podrán variar el domicilio durante el tramite del proceso 
pero  la  competencia  ha  quedado  fijada  por  el  que  tenían  al  momento  de  entablarse  la 
demanda; igual, sucede, también, cuando la competencia por razón del territorio se ha fijado 
teniendo en cuenta la ubicación de bienes muebles su traslado a otro lugar no significara un 
cambio de ella. 
Cabe señalar, que el legislador ha utilizado pautas diferentes para atribuir competencia 
según los casos. Así, para distribuir la competencia territorial se ha tenido en cuenta criterios 
o “axiomas”, que se presentan en los mandatos normativos con cierta reiteración. 
En  algunos  casos,  prevalentemente  civiles,  se  dará  preeminencia  al  lugar  en  que  se 
encuentre el demandado forum domicilii; en otros, al lugar en que se ubique la cosa, forum 
rei sitae y, por fin, al sitio para el cumplimiento de las obligaciones forum solucionis. 
Puede  decirse  a  manera  de  principio  general,  que  los  códigos  formales  establecen 
reglas  que  atribuyen  prioridad  a  uno  de  los  criterios  referidos.  Así,  cuando  se  ejerciten 
acciones personales por responsabilidad extracontractual, es competente el juez del lugar del 
hecho  o  cuando  se  reclamen  alimentos  el  del  domicilio  del  beneficiario  (art.  6  incs.  5  y  6 
CPC). En otros casos, se diseña un sistema de fueros electivos por lo que la ley otorga dos o 
mas  alternativas  entre  las  que  podrá  elegir  quien  va  a  entablar  la  demanda.  Por  ejemplo, 
cuando  se  ejerciten  acciones  personales  derivadas  de  un  contrato,  la  demanda  podar 
entablarse en el lugar convenido para su cumplimiento de la obligación o a la falta de este el 
del  lugar  de  su  celebración;  cuando  se  ejerciten  acciones  personales  y  sean  varios  los 
demandados y se trata de obligaciones solidarias, divisibles o mancomunadas, y no estuviere 
convenido el lugar del cumplimiento de la obligación, el actor podrá elegir el del domicilio de 
cualquiera de aquellos (art. 6 inc. 7 CPC). 
El  Código  Procesal  Civil  en  el  art.  6  regula  las  variables  para  la  determinación  de  la 
competencia y distingue entre las acciones reales y personales, es decir, tiene en cuenta la 
naturaleza de las pretensiones contenidas en la demanda. En tal sentido, si el proceso versa 
sobre una pretensión de naturaleza real, la pauta elegida es la del lugar de ubicación del bien 
(art. 6 incs. 1, 2 y 3 CPC) y, si se trata de acciones personales el criterio varia y se establecen 
alternativamente:  lugar  de  celebración  del  contrato,  lugar  de  su  cumplimiento,  lugar  del 
domicilio del demandado, lugar en que la obligación debe ser cumplida, etc. 
Otra  pauta,  para  discernir  la  competencia,  se  manifiesta  en  el  denominado  personal. 
En  este  sentido  se  tiene  en  cuenta  calidades  especiales  de  las  personas  involucradas  en  el 
conflicto  tales  como,  el  lugar  de  nacimiento  (extranjería),  cargos  públicos  que  ostentan 
ciertos individuos o por tratarse de sujetos jurídicos, v.gr., diplomáticos y funcionarios. Este 
criterio tiene vigencia exclusivamente en el orden federal.
Reparto 
1. especialización y naturaleza de las causas: sería imposible para un juez 
comprender el conocimiento exhaustivo de todas las ramas del derecho y resolver con 
celeridad  y  justicia.  Para  determinar  la  competencia  habrá  que  estarse  a  los  hechos 
expuestos por el actor en la demanda y el derecho que se invoca como fundamento de 
la acción. 
2. territorial: tampoco es posible que un mismo tribunal atienda los conflictos 
suscitados en un extenso territorio o densamente poblado, este criterio a su vez facilita 
el ejercicio del derecho de defensa. 
3. funcional: este criterio se funda en la conveniencia de la diversificación del 
órgano  jurisdiccional  para  el  ejercicio  de  su  función  cognoscitiva  y  en  su  caso 
ejecutiva,  el  se  manifiesta  en  la  existencia  de  tribunales  de  merito  y  tribunales  de 
alzada y se trata de la competencia en razón de grado, criterio que permite el control 
de las resoluciones judiciales por otros tribunales de mayor jerarquía. 
4.  turno:  dentro  de  un  tribunal  de  igual  grado  y  circunscripción  existe  otra 
división del trabajo en virtud del cual se divide entre ellos las nuevas causas: recepción 
por un tiempo, generalmente en días, como en el caso de Córdoba; o por número de 
nuevas causas. 
5. improrrogabilidad: se clasifica la competencia en improrrogable (absoluta) 
o  en  prorrogable  (relativa),  la  prorroga  se  entiende  como  la  facultad  otorgada  a  las 
partes  para  llevar  el  asunto  litigioso  de  común  acuerdo  ante  un  juez  distinto. 
Posibilidad  esta  que  esta  supeditada  a  que  en  el  caso  concreto  no  prime  el  interés 
público,  la  prorroga  puede  ser  tácita  o  expresa,  la  primera  es  cuando  por  ejemplo  el 
actor interpone demanda ante otro juez y el demandado no se opone. 

Competencia provincial y federal: 
En virtud de nuestro régimen federal, la argentina se caracteriza por la coexistencia de 
dos orbitas jurídicas, las de las provincias y de la nación. 
El  poder  judicial  provincial  se  encarga  de  todas  las  cuestiones  relacionadas  con  el 
derecho  común,  ocurridas  dentro  de  sus  respectivos  territorios,  pero  los  jueces  provinciales 
no pueden conocer respecto a las materias que expresamente las provincias delegaron a la 
nación;  el  conocimiento  de  estas  materias  corresponde  de  manera  exclusiva  a  la  justicia 
nacional. 

­ Competencia Provincial: Criterios para su determinación. Prorroga; Fuero de 
atracción. 

Tipos de competencia: Córdoba, código procesal civil y comercial. 
Competencia material: en razón de las distintas naturalezas de las causas en Córdoba 
se han establecido distintos fueros. Estos fueros son 7. 
­ Fuero civil y comercial. 
­ Fuero de concursos y sociedades. 
­ Fuero penal. 
­ Fuero laboral. 
­ Fuero de familia. 
­ Fuero contencioso administrativo. 
Prorroga de la competencia: 
La  competencia  es  improrrogable  con  excepción  de  la  territorial,  la  que  podrá  ser 
prorrogada por las partes no pudiendo el tribunal declararse incompetente de oficio. 
La  prorroga  suscita  un  desplazamiento  de  la  competencia  hacia  un  juez  que  en  principio 
resultaba incompetente. 
Cabe  recordar,  que  la  competencia  o  su  contracara,  la  incompetencia,  puede  ser 
absoluta o relativa. Puede calificarse, como competencia de carácter absoluto, la por materia 
o grado. Así, por ejemplo, no podría iniciarse un juicio por cumplimiento de contrato ante el 
juez penal; ni tampoco podría plantearse esta acción ante la Cámara de Apelaciones.
En  cambio,  es  relativa,  y  por  lo  tanto  prorrogable,  la  competencia  establecida  para 
cuestiones  de  corte  netamente  patrimonial  y  en  relación  al  territorio.  Así,  en  el  marco  de 
disponibilidad de los particulares acerca de las reglas procesales de competencia, es aceptado 
que  pueden  convencionalmente  atribuir  la  territorial  a  un  órgano  judicial  que  legalmente 
carecía  de  ella.  Ello  es  posible  solo  en  el  campo  de  los  derechos  disponibles,  por  lo  que  el 
presente desarrollo es valido solamente para el ámbito del derecho procesal civil. 
La prorroga de competencia por voluntad de las partes puede operar en dos formas: la 
expresa y la tacita. Se resuelve en forma expresa, cuando los sujetos exponen claramente su 
voluntad de atribuir competencia a un tribunal determinado exteriorizándola de antemano en 
forma documentada. Tal sucede, por ejemplo, cuando partes contratantes determinan que en 
caso  de  conflictos  sobre  su  inteligencia,  atribuyen  su  conocimiento  a  un  juez  diferente.  En 
cambio,  las  prorroga  es  tacita,  si  el  desplazamiento  se  opera  por  actitudes  procesales 
asumidas  por  las  partes  en  el  curso  del  juicio.  Por  ejemplo,  cuando  el  actor  presenta  su 
demanda  ante  un  tribunal  diferente  al  que  legalmente  la  correspondía,  y  el  demandado 
responde,  sin  cuestionar  la  competencia.  Como  se  advierte,  en  ambos  casos,  se  verifica  un 
supuesto negativo, que no implica el ejercicio de facultades procesales y que deviene de una 
inferencia legal de la voluntad concreta de las partes acerca de la competencia. 
Si  la  competencia  no  fuera  prorrogable,  y  de  la  exposición  de  los  hechos  de  la 
demanda resultare incompetente el tribunal ante quien se dedujera, éste deberá inhibirse de 
oficio  sin  más  trámite  y  a  pedido  de  parte  remitirá  al  tribunal  competente  si  resultare 
provincial, de lo contrario, ordenará su archivo. 
Pero  una  vez  que  se  hubiera  dado  trámite  a  la  demanda  o  pedido,  no  podrá  el  juez 
declarar  su  incompetencia  de  oficio,  deberá  atender  la  cuestión  salvo  que  el  demandado 
plantee la incompetencia por medio de la excepción o inhibitoria. 

Fuero de atracción: 
Se  entiende  tal,  a  que  sea  un  mismo  juez  quien  entienda  en  ciertas  cuestiones 
vinculadas  a  los  bienes  que  han  de  ser  recaudados,  liquidados  y  transmitidos  bajo  su 
dirección. 
El juez que conoce en un proceso universal. 
El  juez  en  el  juicio  Sucesorio,  es  competente  para  entender  las  pretensiones 
relacionadas con el patrimonio o los derechos sobre que versa dicho proceso.
Constituyen  otro  supuesto  de  desplazamiento  de  competencia,  las  disposiciones  que 
consagran  el  fuero  de  atracción  ejercido  en  los  procesos  universales,  v.gr.,  sucesiones, 
concursos y quiebras. En estos casos, se justifica el desplazamiento, en la necesidad de tratar 
en forma conjunta y simultanea todas las pretensiones deducidas contra el caudal común. De 
esta forma se otorga certeza al derecho que se declara en acciones independientes pero que 
se encuentran vinculadas. 
En  consecuencia,  la  particular  situación  de  los  procesos  denominados  “universales” 
ocasionan el desplazamiento hacia el juez de la sucesión, concurso o quiebra. Claro esta que 
ello  sucederá  solamente  respecto  de  todas  las  pretensiones  de  contenido  económico 
deducidas  contra  el  patrimonio  del  causante,  concursado  o  quebrado;  sin  embargo,  este 
principio reconoce exclusiones legales. Por ejemplo, se encuentra fuera del conocimiento del 
juez  de  la  sucesión,  la  acción  personal  de  filiación  la  que  deberá  ser  tramitada  por  ante  el 
juez de Familia por tratarse de un fuero especial. 
El fuero de atracción que surge del juicio sucesorio, esta contemplado en el art. 3284 
CC.  Se  trata  de  una  norma  de  neto  corte  procesal  con  vigencia  nacional,  ya  que  impone  al 
juez  de  la  sucesión  el  conocimiento  de  todas  las  cuestiones  que  versen  sobre  el  titulo  y 
bienes del causante y respecto de las acciones personales que esgriman sus acreedores. Por 
su parte, la doctrina nacional ha sentado que aquel no rige para las pretensiones de carácter 
real. 
Cabe señalar, que el efecto del fuero de atracción, es transitorio, puesto que esta destinado a 
finalizar  en  el  tiempo,  cuando  culmina  el  juicio  sucesorio,  es  decir  luego  de  efectuada  la 
partición judicial ; o, en su caso, finiquitada la quiebra o el concurso. 

Competencia Federal: Concepto. Criterios para su determinación. 
Competencia federal: 
Es la facultad reconocida a los órganos del poder judicial de la nación para ejercer sus 
funciones  en  los  casos,  respecto  de  las  personas  y  en  los  lugares,  especialmente 
determinados por la constitución nacional. 

Artículos 116 y 117 de la Constitución Nacional: 
Artículo  116.­  Corresponde  a  la  Corte  Suprema  y  a  los  tribunales  inferiores  de  la 
Nación, el conocimiento y decisión de todas las causas que versen sobre puntos regidos por 
la Constitución, y por las leyes de la Nación, con la reserva hecha en el inciso 12 del artículo 
75;  y  por  los  tratados  con  las  naciones  extranjeras;  de  las  causas  concernientes  a 
embajadores,  ministros  públicos  y  cónsules  extranjeros;  de  las  causas  de  almirantazgo  y 
jurisdicción  marítima;  de  los  asuntos  en  que  la  Nación  sea  parte;  de  las  causas  que  se 
susciten  entre  dos  o  más  provincias;  entre  una  provincia  y  los  vecinos  de  otra;  entre  los 
vecinos  de  diferentes  provincias;  y  entre  una  provincia  o  sus  vecinos,  contra  un  Estado  o 
ciudadano extranjero.

Artículo  117.­  En  estos  casos  la  Corte  Suprema  ejercerá  su  jurisdicción  por  apelación 
según  las  reglas  y  excepciones  que  prescriba  el  Congreso;  pero  en  todos  los  asuntos 
concernientes a embajadores, ministros y cónsules extranjeros, y en los que alguna provincia 
fuese parte, la ejercerá originaria y exclusivamente. 
El fuero federal deriva de la forma de estado establecida por la Constitución Nacional 
argentina. 

Cuestión de competencia: 
Existe cuestión de competencia cuando se desconoce a un juez, sea por las partes o 
por otro juez, la facultad de conocer en determinado proceso. 
Dichas cuestiones pueden originarse mediante el uso de dos vías procesales: 
a)  Declinatoria:  el  demandado  se  presenta  ante  el  juez  que  lo  cita  y  pide  un 
pronunciamiento negativo acerca de su competencia. Es la vía exclusiva y excluyente 
cuando dos jueces ejercen la misma competencia territorial. 
b)  Inhibitoria:  el  demandado  se  presenta  ante  el  juez  que  cree  competente 
pidiéndole  que  así  lo  declare  y  que  remita  un  oficio  o  exhorto  inhibitorio  al  juez  que 
está conociendo en la causa a fin de que se abstenga de continuar conociendo en ella. 
Es  un  incidente,  que  planteado  debe  resolverse  bajo  el  trámite  de  juicio  ordinario  de 
menor cuantía. 
Elegida una vía no podrá en lo sucesivo usarse la otra.

FUERO CIVIL Y COMERCIAL. 
El fuero Civil y Comercial del Poder Judicial de Córdoba, está compuesto por 8 cámaras 
Civiles  en  la  primera  circunscripción  judicial  y  una  Cámara  de  apelaciones  por  cada 
circunscripción del Interior de la Provincia. 
En el orden jerárquico el Fuero Civil y Comercial se integra como autoridad máxima por 
el Tribunal Superior de Justicia a través de la Sala y que está compuesta por la Relatoría Civil 
y la Secretaría Civil. 
En  orden  inmediato  inferior  se  encuentran  las  Cámaras  Civiles  de  Apelación,  en  un 
número de ocho en la Primera Circunscripción Judicial e integradas cada una de ellas por tres 
vocales. Estos tribunales impuestos por el sistema de la doble instancia imperante, conocen y 
deciden  sobre  los  recursos  ordinarios  de  apelación  y  nulidades  deducidas  por  las  partes  en 
contra  de  lo  resuelto  por  el  juez  de  primera  instancia,  ejerciendo  entonces  un  control  de 
legalidad de lo decidido por el inferior. 
Aparecen luego los Juzgados de Primera Instancia constituyendo el primer peldaño de 
la estructura judicial, su titular es un magistrado que es quien inicialmente asume el asunto 
que  es  presentado  por  el  justiciable,  teniendo  contacto  directo  con  el  objeto  del  proceso, 
convocando  a  las  partes,  recibiendo  las  pruebas,  dirigiendo  el  procedimiento  y  decidiendo 
sobre  las  pretensiones  hechas  valer  en  juicio.  Su  función  es  de  marcada  relevancia  para  la 
sociedad. 
Forman parte asimismo del fuero las Asesorías Civiles.

­ El Juez o Tribunal: Inhibición y Recusación.

EL JUEZ. 
Concepto y Caracteres. 
La  administración  de  justicia,  está  confiada  a  determinados  órganos  del  estado,  cada 
uno  de  los  cuales  se  compone  de  un  conjunto  o  agregado  de  personas  cuyas  actividades 
concurren al cumplimiento integral de la función judicial. 
La  más  trascendente  de  esas  actividades  incumbe  al  juez  o,  eventualmente,  a  varios 
jueces,  según  se  trate,  de  un  órgano  unipersonal  (juzgado)  o  colegiado  (tribunal).  Las 
restantes  actividades  como  son  por  ejemplo,  las  referentes  a  la  custodia  de  expedientes  o 
documentos,  o  a  las  notificaciones  revisten  carácter  secundario  o  instrumental  respecto  de 
aquéllas, y se hallan encomendadas a quienes cabe denominar auxiliares de los jueces.
Los jueces nacionales revisten los siguientes caracteres: 
1) son permanentes, pues el artículo 18 de la Constitución Nacional ha proscrito los 
juicios por comisiones especialmente designados para un caso determinado.
2)  son  sedentarios,  que  solo  pueden  cumplir  sus  funciones  dentro  de  la 
circunscripción  territorial  establecida  como  sede  del  respectivo  juzgado.  Hacen 
excepción  a  ésta  regla  los  jueces  de  la  cámara  nacional  electoral,  quienes  pueden 
trasladar su sede temporariamente a otros distritos. 
3) son inamovibles, por cuanto, sin perjuicio de la caducidad y duración limitada de 
sus  designaciones  por  razones  de  edad,  conservan  sus  empleos  mientras  dure  su 
buena conducta y no pueden ser separados del cargo sino por juicio político. (Artículos 
99, inciso 4 y 110 de la constitución nacional). 
4) son letrados, pues constituye requisito de su designación la posesión del título de 
abogado.

MODOS DE DESIGNACIÓN Y REQUISITOS. 
Corresponde  distinguir,  de  acuerdo  con  la  reforma  constitucional  operada  en  1994, 
según se trate de los magistrados de la corte suprema de justicia o de los que integran los 
tribunales inferiores. 
Los  primeros,  deben  ser  designados  por  el  presidente  de  la  nación  con  acuerdo  del 
senado  por  dos  tercios  de  sus  miembros  presentes,  en  sesión  pública  convocada  al  efecto 
(Constitución nacional, artículo 99, inciso 4). 
También incumbe al presidente de la nación el nombramiento de los jueces integrantes 
de  los  tribunales  inferiores,  aunque  con  la  diferencia  de  que  debe  hacerlo  sobre  la  base  de 
una  propuesta  en  terna  vinculante  emitida  por  el  consejo  de  la  magistratura,  entidad  a 
regularse mediante ley especial y que deberá integrarse de modo de procurar equilibrio entre 
la  representación  de  los  órganos  políticos  resultantes  de  elección  popular,  de  los  jueces  de 
todas las instancias y de los abogados de la matrícula nacional, requiriéndose que también lo 
integren otras personas del ámbito académico y científico, en el modo y forma que indique la 
mencionada ley. 
Otra variante reside en el hecho de que el acuerdo del senado, si bien debe prestarse 
en sesión pública en la que corresponde tener en cuenta la idoneidad de los candidatos, no 
exige un quórum especial. 
En  relación  con  todos  los  jueces  nacionales  es,  sin  embargo,  necesario  un  nuevo 
nombramiento para mantenerlos en el cargo una vez que cumplan la edad de setenta y cinco 
años. Asimismo todos los nombramientos de magistrados cuya edad sea la indicada o mayor 
deben hacerse por cinco años, y podrán repetirse indefinidamente por el mismo trámite. 
Para  ser  juez  de  la  corte  suprema  de  justicia  se  requiere  ser  ciudadano  argentino, 
abogado  graduado  en  Universidad  Nacional,  con  8  años  de  ejercicio  y  tener  las  calidades 
exigidas para ser senador, o sea, treinta años de edad, haber sido seis años ciudadano de la 
nación y disponer de una renta anual de 2000 pesos fuertes o de una entrada equivalente. 
Para ser juez de la cámara nacional de casación penal, de las cámaras nacionales de 
apelaciones y de los tribunales orales se requiere ser ciudadano argentino, abogado con título 
que  tenga  validez  nacional,  con  6  años  de  ejercicio  de  la  profesión  o  función  judicial  que 
requiera el título indicado y treinta años de edad. Los mismos requisitos de ciudadanía y título 
se  requieren  para  ser  juez  nacional  de  primera  instancia,  bastando  4  de  ejercicio  y  25  de 
edad. 
Según la constitución de Córdoba, artículo 157.­ Los jueces y funcionarios son nombrados y 
removidos  del  modo  establecido  en  esta  Constitución.  Son  nulos  y  de  ningún  valor  los 
procedimientos seguidos o las sentencias y resoluciones dictadas por personas que no sean 
nombradas en la forma prescripta. 
La ley fija el procedimiento que favorezca la igualdad de oportunidades y la selección 
por idoneidad en la designación de magistrados inferiores. 
En  su  Artículo  144  la  constitución  de  Córdoba  establece:  El  Gobernador  tiene  las 
siguientes atribuciones y deberes: en su inciso 9 dice: el gobernador designa, previo acuerdo 
del Senado, a los miembros del Tribunal Superior de Justicia y demás tribunales inferiores, y 
a los miembros del Ministerio Público. En caso de receso de la Legislatura, designa jueces o 
agentes  del  Ministerio  Público  interinos,  que  cesan  en  sus  funciones  a  los  treinta  días  de  la 
apertura  de  las  Cámaras.  El  Gobernador,  el  Vicegobernador  y  los  Ministros,  no  pueden  ser 
propuestos  para  integrar  el  Poder  Judicial  hasta  seis  meses  después  de  haber  cesado  en  el 
ejercicio de sus funciones

REQUISITOS. 
Artículo  158.­  Para  ser  miembro  del  Tribunal  Superior  de  Justicia  se  requiere  tener 
doce años de ejercicio de la abogacía o de la magistratura, para Vocal de Cámara ocho, para 
Juez  seis  y  para  Asesor  Letrado  cuatro.  En  todos  los  casos,  ciudadanía  en  ejercicio,  treinta 
años  de  edad  para  los  miembros  del  Tribunal  Superior  de  Justicia  y  veinticinco  para  los 
restantes. 

REMOCIÓN. Los jueces nacionales de cualquier jerarquía sólo pueden ser separados de sus 
cargos  mediante  el  procedimiento  del  juicio  político,  el  cual  puede  intentarse  por  “mal 
desempeño o por delito en el ejercicio de sus funciones o por crímenes comunes”; debiendo 
incluirse, dentro del concepto de “mal desempeño”, todos aquéllos casos que, sin tipificar una 
conducta delictiva importen actitudes o hechos incompatibles con el adecuado ejercicio de la 
función judicial.

INHIBICIÓN Y RECUSACIÓN: 
Inhibitoria. 
Modalidad  de  "cuestión  de  competencia".  Se  intentará  ante  el  juez  o  tribunal  que  se 
considere competente, pidiéndole que dirija oficio al que estime no serlo, para que se inhiba 
del conocimiento del asunto y remita los autos al juez que se considere competente. 

Recusación. 
Acción o efecto de recusar. Petición de que el tribunal se abstenga del conocimiento de 
la causa por la concurrencia de determinados motivos que ponen en peligro su imparcialidad. 
El código de procedimiento civil y comercial de la provincia de Córdoba establece en su 
capitulo tercero, lo siguiente: 

Artículo 16. Los jueces que integran los distintos tribunales podrán ser recusados con 
causa legal o sin expresión de causa. 

Artículo 17. Constituyen causas legales de recusación: 
1. Ser el juez cónyuge o pariente de alguno de los litigantes dentro del cuarto 
grado  de  consanguinidad  o  por  adopción  plena,  segundo  de  afinidad  o  por 
adopción simple. 
2. Tener el juez, su cónyuge o sus parientes consanguíneos, afines o adoptivos, 
dentro  de  los  grados  expresados,  sociedad  o  comunidad  con  alguno  de  los 
litigantes, salvo que la sociedad fuera por acciones. 
3. Tener el juez, su cónyuge, o sus parientes consanguíneos, afines o adoptivos, 
dentro de los grados expresados, interés en el pleito o en otro semejante. 
4.  Tener  pleito  pendiente  con  el  recusante,  a  no  ser  que  hubiese  sido  iniciado 
por éste después que el recusado hubiere empezado a conocer del asunto.
5. Ser acreedor, deudor o fiador de alguna de las partes. 
6.  Haber  sido  denunciante  o  acusador  del  recusante  o  haber  sido,  antes  de 
comenzar el pleito, acusado o denunciado por éste. 
7. Haber promovido alguna de las partes, antes de comenzar el proceso, juicio 
de destitución en su contra, si la acusación hubiere sido admitida. 
8.  Haber  sido  apoderado  o  patrocinarte  de  alguna  de  las  partes;  emitido 
dictamen  sobre  el  pleito  como  letrado  o  intervenido  en  él  como  representante 
de  los  ministerios  públicos  o  perito;  dado  recomendaciones  sobre  la  causa;  o 
conocido el hecho como testigo. 
9.  Haber  recibido  el  juez,  su  cónyuge  o  sus  parientes  consanguíneos,  afines  o 
adoptivos,  dentro  de  los  grados  expresados,  beneficios  de  importancia,  en 
cualquier tiempo, de alguno de los litigantes; o si después de iniciado el proceso 
hubiere recibido el primero, presentes o dádivas aunque sean de poco valor. 
10.  Ser  o  haber  sido  tutor  o  curador  de  alguna  de  las  partes  o  haber  estado 
bajo su tutela o curatela. 
11. Haber manifestado extrajudicialmente su opinión sobre el pleito o alguno de 
los litigantes. 
12. Tener amistad íntima o enemistad manifiesta con alguno de los litigantes. 
13.  Haber  producido  en  el  procedimiento  nulidad  que  haya  sido  declarada 
judicialmente. 
14.  Haber  vencido  el  plazo  para  dictar  sentencias  o  autos  que  resuelvan 
pretensiones controvertidas, sin que el tribunal se hubiere pronunciado, o para 
el  estudio  sin  que  el  vocal,  o  el  tribunal  en  su  caso,  lo  hubieren  hecho.  Esta 
causal debe resultar de las propias constancias de autos. 
15.  Haber  dado  lugar  a  la  queja  por  retardada  justicia,  ante  el  superior,  y 
dejado vencer el nuevo plazo fijado. 
16.  Haber  dictado  pronunciamiento  en  el  pleito  como  juez,  en  una  instancia 
inferior. 
El  parentesco  extramatrimonial  no  será  causa  de  recusación  sino  cuando  esté 
reconocido o comprobado con autenticidad. 

Artículo  18.  ­  En  los  procesos  concursales  regirán  las  siguientes  normas  respecto  de 
recusaciones y excusaciones: 
1. No procede la recusación sin expresión de causa.
2. El apartamiento del juez del conocimiento del proceso en su integridad sólo 
se  producirá  cuando  la  causal  se  relacione  con  el  deudor,  el  acreedor 
peticionante de la quiebra o el síndico. Es inadmisible la que alegue el acreedor 
después de la oportunidad prevista en el segundo párrafo del Artículo 91 de la 
ley 19.551. 
3.  Cuando  la  causal  se  relacione  con  los  acreedores  en  el  proceso  de 
verificación,  intervinientes  en  incidentes  o  impugnaciones,  se  remitirán  las 
actuaciones  pertinentes  a  quien  corresponda  según  la  ley  orgánica  del  Poder 
Judicial, las que serán devueltas una vez firme la resolución que recaiga. 
4. Si el deudor fuere una persona jurídica, las causales también se entenderán 
referidas  a  sus  integrantes  solidariamente  responsables,  a  los  que  ejerzan  la 
representación  de  las  mismas  o  a  quienes  pudieren  resultar  alcanzados  por  la 
calificación de conducta. 

Artículo 19. Las partes podrán recusar sin expresión de causa: 
1. Al juez, al entablar o contestar la demanda u oponer excepciones; dentro de 
los tres días de notificado el llamamiento de autos para definitiva o el decreto de 
avocamiento. 
2.  A  uno  de  los  miembros  de  la  Cámara  y  del  Tribunal  Superior  de  Justicia, 
dentro  de  los  tres  días  de  llegados  los  autos  ante  el  superior,  de  notificado  el 
decreto a estudio o el de integración del tribunal. 
Las partes, en cada caso, podrán ejercer por una sola vez este derecho. Cuando 
sean varios los actores o los demandados, únicamente uno de ellos podrá hacer 
uso de este derecho. 
No  procederá  la  recusación  sin  causa  en  las  cuestiones  incidentales  ni  en  la 
ejecución de sentencia. 

Artículo 20. A los efectos de los Artículos anteriores, el litigante, su representante y su 
patrocinante, se considerarán una misma persona. 

Artículo 21. El juez que tuviere interés en un pleito pendiente ante el tribunal de que 
forma parte, no podrá entender, durante el procedimiento de tal pleito, en los que estuvieren 
interesados sus colegas. 

Artículo  22.  Cuando  la  causa  de  recusación  fuese  anterior  a  la  iniciación  del  pleito, 
deberá ser propuesta en el primer escrito que se presente. 
Cuando fuese posterior o anterior no conocida, se propondrá dentro de los tres días de 
haber llegado a conocimiento de la parte.
 
Artículo  23.  No  podrá  proponerse  recusación  después  de  citadas  las  partes  para 
sentencia,  a  no  ser  que  se  ofreciere  probarla  por  confesión  del  mismo  recusado  o  por 
instrumento público. 

Artículo 24. ­ Improcedencia. No son recusables los jueces:
1. En las diligencias preparatorias de los juicios. 
2. En las que tienen por objeto asegurar el resultado del juicio. 
3. En la ejecución de diligencias comisionadas, a menos que fuesen probatorias. 
4.  En  las  diligencias  para  la  ejecución  de  la  sentencia,  a  no  ser  por  causas 
nacidas con posterioridad a ella. 

Artículo  25.  ­  Tribunal  competente.  De  la  recusación  con  causa  de  los  jueces  de 
primera instancia y de los funcionarios del Ministerio Público, conocerá la Cámara. De las de 
los  vocales  del  Tribunal  Superior  de  Justicia  y  de  la  Cámara  conocerán  los  restantes 
miembros,  integrándose  el  Tribunal  de  acuerdo  con  las  disposiciones  de  la  ley  orgánica  del 
Poder Judicial. 

Artículo  26.  ­  Requisitos.  El  escrito  de  recusación  se  presentará  ante  el  Tribunal 
competente, con copia, y deberá contener: 
1. Determinación de la causal y hechos en que se funda. 
2.  Ofrecimiento  de  la  prueba,  acompañando  la  documental  que  se  hallare  en 
poder  del  recusante,  con  dos  copias,  o  la  indicación  del  lugar  donde  se 
encuentra. 
No podrán ofrecerse más de cinco testigos. 

Artículo 27. La recusación será desechada sin dársele curso cuando no concurrieren los 
requisitos  señalados  en  el  Artículo  anterior,  se  presentare  fuera  de  las  oportunidades 
previstas en el Artículo 22, o las causas invocadas fueren manifiestamente improcedentes. 

Artículo  28.  Si  la  recusación  fuere  desechada  se  mandará  agregar  a  los  autos 
principales. Si se la admitiere, se formará incidente por separado, comunicándose al recusado 
para que informe sobre las causas alegadas. 
En caso de tratarse de juez de primera instancia, se le remitirá copia del escrito y de la 
documentación agregada. 

Artículo  29.  Reconocidos  los  hechos  por  el  recusado,  se  lo  tendrá  por  apartado  de  la 
causa. 
Si se tratare de un juez de primera instancia, elevará los autos junto con el informe a 
la Cámara, la que dispondrá su remisión al juez subrogante para que se avoque. El secretario 
notificará de oficio la providencia. 

Artículo 30. Negados los hechos por el recusado, se abrirá el incidente a prueba por el 
plazo de diez días, suspendiéndose el procedimiento del principal, lo que se hará constar en 
el  expediente.  No  obstante,  la  Cámara,  de  oficio  o  a  petición  de  parte,  en  atención  a  las 
circunstancias, podrá disponer su continuación por ante el juez subrogante.
Si  fuere  necesario  proveer  a  medidas  urgentes  se  requerirá  que  la  Cámara,  con  los 
antecedentes necesarios, las provea interinamente. 
Producida la totalidad de la prueba ofrecida, o vencido el plazo, se dictará resolución 
de la que no habrá recurso alguno. 

Artículo 31. ­ Efectos. Rechazada la recusación se hará saber al juez subrogante para 
que devuelva el expediente al recusado, en su caso. 
Si se hace lugar a la recusación, se comunicará al recusado, continuando el expediente ante 
el subrogante, aunque luego desaparecieran las causas. Cuando se trate de un miembro dela 
Cámara  o  del  Tribunal  Superior  de  Justicia,  continuarán  conociendo  los  que  resolvieron  el 
incidente de recusación. 

Artículo  32.  Todo  juez  que  se  hallare  comprendido  en  alguna  de  las  causas  de 
recusación, deberá excusarse, pero el interesado podrá exigir que siga conociendo, a menos 
que la excusación sea motivada por interés en el pleito o por parentesco con alguno de los 
litigantes. 
Artículo  33.  ­  Ministerio  Público.  Los  miembros  del  Ministerio  Público  podrán  ser 
recusados por las causales que establezcan las respectivas leyes orgánicas. 

Artículo  34.  ­  Secretarios  y  auxiliares.  Los  secretarios  y  auxiliares  pueden  ser 


recusados por las mismas causas expresadas o por omisión o falta grave en el cumplimiento 
de sus deberes, y el tribunal a que pertenezcan averiguará verbalmente el hecho y resolverá 
lo que corresponda, sin recurso alguno. 

SUB­EJE TEMÁTICO 3: PODER DE ACCIÓN –EXCEPCIÓN PROCESAL
­ Acción Procesal: Concepto. Caracteres. 
Según  Clariá  Olmedo,  es  el  poder  de  presentar  y  mantener  ante  el  órgano  jurisdiccional 
una  pretensión  jurídica,  postulando  una  decisión  sobre  su  fundamento  y  en  su  caso  la 
ejecución de lo resuelto.
Caracteres  de  la  acción:  autonomía  de  la  acción:  es  evidente  que  la  acción  no  se 
confunde  con  el  derecho  material,  pero  como  señala  Clariá  Olmedo  no  se  halla  descartada 
toda  materialidad,  debe  existir  al  menos  la  posibilidad  jurídica  de  que  el  tribunal  nos  de  la 
razón. 
Tienen el basamento constitucional. 
Es un poder que en principio corresponde a todo sujeto de derecho.
Es la acción, una atribución facultativa. 
La acción supone una pretensión, y esta pretensión es el contenido de la acción. 
La  acción  no  se  dirige  “contra”  sino  “ante”  el  órgano  jurisdiccional,  quien  habrá  de 
promoverla. 
Su  ejercicio  no  se  agota  en  la  presentación,  debe  ser  mantenida  si  se  desea  una 
resolución sobre el fondo, de lo contrario opera la perención o caducidad de instancia.

La Pretensión: elementos. 

Según  Claría  Olmedo:  Es  el  contenido,  inomitible  e  irreemplazable,  de  la  acción 
procesal, sin la cual ésta sería vana. 
Toda acción supone una pretensión, algo que se propone al tribunal como objeto del 
proceso;  la  acción  logra  su  objetivo  por  medio  de  la  excitación  del  órgano  jurisdiccional,  la 
pretensión lo logra mediante el dictado de sentencia de fondo favorable.
El acto que contiene la pretensión es la demanda. 
Contenido o elementos de la pretensión: 
Elemento Subjetivo: consta de tres sujetos: el actor que la formula, el demandado 
ante quien se formula y la persona ante quien se formula. Los primeros son los sujetos pasivo 
y activo de la pretensión y el tercer sujeto es el órgano destinatario de esta pretensión que 
tiene el deber de satisfacerla, ya sea acogiéndola o rechazándola. 
Elemento Objetivo: El objeto de la pretensión es el efecto jurídico que se persigue y 
puede ser considerado desde dos aspectos: el inmediato: que es la clase de pronunciamiento 
que se reclama: condena, ejecución, pago. Y el mediato: que es el bien de la vida sobre la 
cual debe recaer el pronunciamiento pedido: suma de dinero, inmueble, etc. 
Elemento  causal:  Es  la  concreta  situación  de  hecho  a  la  cual  el  actor  asigna  una 
determinada  consecuencia  jurídica.  La  pretensión  está  individualizada  por  los  hechos 
concretos afirmados, no por el derecho que se invoca en la demanda ni por los argumentos 
expuestos por el actor.

Otras clasificaciones de las pretensiones: 
1.  según  el  derecho  material  invocado:  pretensiones  reales  y  personales,  que  tiene 
importancia para determinar la competencia territorial. 
2. principales y accesorias: así por ejemplo: capital e interés, resolución del contrato y 
daños, reivindicación del inmueble e indemnización de la privación de uso; que es de 
importancia para determinar la competencia por conexión. 

Acumulación de las pretensiones: 
Tipos de acumulación. 
Acumulación objetiva: 
Se  deben  tener  los  siguientes  recaudos:  1.  que  no  se  excluyan  recíprocamente;  2. 
identidad de competencia. 3. identidad de trámites. 

Acumulación subjetiva (litisconsorcio): 
Clases:  1.  en  el  polo  activo;  2.  en  el  polo  pasivo;  3.  en  ambos;  se  debe  tener  el 
recaudo de que exista identidad de causa. 

Identificación o comparación de pretensiones: 
Procedimiento mediante el cual se confrontan los elementos de dos pretensiones, a los 
fines  de  determinar  si  son  idénticas,  es  decir  si  comparten  los  tres  elementos,  o  si  son 
conexas, es decir si comparten uno o dos elementos. 

Importancia práctica:
Esto  es  relevante  para  la  excepción  de  litispendencia,  que  tiende  a  evitar  la 
coexistencia  de  dos  procesos  que  versen  sobre  una  misma  pretensión,  también  puede 
intentarse cuando hay conexidad. 
También  es  relevante  para  determinar  si  hay  cosa  juzgada  y  así  evitar  que  una 
pretensión constituya el objeto de más de una sentencia. 

Comparación entre los sujetos: 
Se hace entre los sujetos no oficiales: el que pretende y contra quien se pretende. 
Debe tratarse de la misma posición procesal, ya que no hay identidad si en el proceso 
Juan demanda a José y en otro José demanda a Juan; pero si puede haber conexidad, si el 
elemento casual coincide. 
No interesa la identidad física, sino la calidad jurídica que se invoca. 
Comparación del objeto: 
Deben coincidir tanto el objeto inmediato como el objeto mediato. 
No basta entonces que ambas pretensiones se basen en el mismo bien de la vida: un 
bien puede ser tutelado mediante pronunciamientos judiciales de distinta índole. 

Comparación del elemento causal: 
Debe confrontarse si ambas pretensiones se basan en los mismo hechos. 
El simple cambio de calificación jurídica no hace cambiar la pretensión.

­ El Ejercicio de la Acción en el procedimiento civil, penal, laboral y de familia: 
Requisitos. Efectos. 

Contenido o elementos de la pretensión: 
Elemento Subjetivo: consta de tres sujetos: el actor que la formula, el demandado 
ante quien se formula y la persona ante quien se formula. Los primeros son los sujetos pasivo 
y activo de la pretensión y el tercer sujeto es el órgano destinatario de esta pretensión que 
tiene el deber de satisfacerla, ya sea acogiéndola o rechazándola. 
Elemento Objetivo: El objeto de la pretensión es el efecto jurídico que se persigue y 
puede ser considerado desde dos aspectos: 
el inmediato: que es la clase de pronunciamiento que se reclama: condena, ejecución, pago. 
Y el mediato: que es el bien de la vida sobre la cual debe recaer el pronunciamiento pedido: 
suma de dinero, inmueble, etc. 
Elemento  causal:  Es  la  concreta  situación  de  hecho  a  la  cual  el  actor  asigna  una 
determinada  consecuencia  jurídica.  La  pretensión  está  individualizada  por  los  hechos 
concretos afirmados, no por el derecho que se invoca en la demanda ni por los argumentos 
expuestos por el actor.

Clases de Pretensiones: 
­ De Conocimiento: 
Declarativas  =  Para  eliminar  incertidumbres  que  puede  producir  dano  si  no  se 
dispone de otro medio legal. 
De Condena = Produce un titulo ejecutorio para que el actor pueda hacer valer, 
sobre obligaciones de dar, hacer o no hacer. 
Determinativa  =  Fija  las  condiciones  en  las  que  se  ejercerá  un  derecho,  Ej: 
visita hijos. 
­ De Ejecución: 
Sus  efectos  son  de  ejecución  inmediata  contra  el  deudor.  No  hay  apertura  a  prueba  y  el 
deudor no puede defenderse, pero puede posteriormente iniciar un proceso de conocimiento. 
­ Cautelares: 
Reales  =  (persona/objeto)  Competencia:  el  juez  da  lugar  donde  radica  el 
inmueble. 
Personales = (persona/persona) (derechos personalísimos/autopersonales).

Contractuales  =  Competencia:  juez  da  lugar  donde  deba  cumplirse  la  obligación,  o  en  su 
defecto a elección del actor el domicilio del demandado o lugar del contrato, siempre que el 
demandado se encuentre en el aun que sea accidentalmente. 
Extracontractual  =  Competencia:  lugar  del  hecho  o  domicilio  del  demandado  a  elección  del 
actor.
 
Clases de Oposiciones: 
Según  Contenido  =  Negación:  niega  cualquiera  de  los  requisitos  de  la  pretensión,  no 
alega nuevos hechos. 

Excepción:  invoca  nuevos  hechos  que  desmiente  o  refutan  cualquier  pretensión 


teniendo el demandado la carga de la prueba (esta se invierte). 

Según Efectos = Perentorias: si prosperan extinguen el derecho del actor y no puede volver a 
pretender, Ej: cosa juzgada o falta de legitimación. 

Dilatorias:  si  prosperan  se  excluye  ____  para  ___________la  posibilidad  de  un 
pronunciamiento sobre el derecho del actor. 
No impide que corregidos sus defectos vuelva a proponerse.

­ Excepción Procesal: Concepto. Contenido. 
La excepción procesal: 
Cabe recordar dos aspectos básicos: 
Primero:  jurisdicción,  acción  y  excepción  no  son  poderes  de  realización  procesal; 
convergen en el proceso con el objetivo de realizar el derecho de fondo. 
Y  segundo:  los  tres  poderes  derivan  del  principio  de  oficialidad:  la  excepción  es  el 
sustituto de la resistencia directa, es la atribución otorgada por el ordenamiento a los fines de 
resistir, controvertir, cuestionar la pretensión incoada por el actor. 

Excepcionar: no como algo fuera de lo común, sino idea de salirse, de escapar de la 
situación en la que pretende el actor. 
El objetivo ultimo del poder de excepción es evitar la sujeción que persigue el actor, ya 
sea invocando cuestiones procesales o sustanciales. 
El excepcionante invoca “obstáculos jurídicos”, para que no se pronuncie una decisión 
de  merito:  en  el  proceso  no  se  cumple  los  presupuestos  procesales,  o  para  que  no  se 
pronuncie una decisión de mérito favorable: la demanda no puede ser acogida desde el punto 
de vista del derecho de fondo. 

Claría Olmedo dice: que es el poder que corresponde a los miembros de la comunidad, 
en  cuanto  pueden  ser  o  son  demandados,  cuya  puesta  en  práctica  condición  de  ejercicio, 
surge  con  ocasión  del  proceso  judicial  en  el  cual  alguien  resulta  perseguido.  La  excepción 
tiene  por  contenido,  una  pretensión,  cuyo  fundamento  consiste  en  la  negación  de  la 
pretensión del actor, es el poder del perseguido judicialmente de controvertir el ejercicio y o 
el contenido del poder de acción, cualquiera que fueren las cuestiones que la ley permita o 
tolere plantear.

­ Oposición  a  la  pretensión  en  el  procedimiento  civil:  contingencias 


resultantes  de  la  conducta  del  demandado  en  la  contestación  de  la 
demanda.
Frente  a  la  actitud  de  una  persona,  de  reclamar,  existe  la  posibilidad  en  contrario,  de 
pedir  el  rechazo  de  esa  pretensión.  Este  pedido  de  rechazo,  se  conoce  con  el  nombre  de 
oposición  a  la  pretensión  u  oposición  a  la  demanda.  Como  consecuencia  de  esta  oposición, 
surgen dos ideas, que en cierta medida significan lo mismo. La primera idea es la defensa, la 
segunda  la  excepción.  Se  llama  defensa  a  toda  pretensión  del  demandado  que, 
contradiciendo a la del actor, tiende a liquidar ésta en su esencia por la extinción del derecho 
subjetivo  que  se  persigue,  ya  sea  porque  el  mismo  es  improcedente,  o  se  encuentra 
extinguido,  o  porque  no  existe.  Pero  cuando  la  pretensión  del  demandado  se  funda  en  una 
cuestión  procesal,  estamos  ante  la  llamada  excepción,  puede  extinguir  derecho  sustantivo 
reclamado, o puede paralizarlo temporalmente, según la naturaleza de la excepción. No ataca 
en sí, el derecho subjetivo reclamado, sino la posibilidad de su procedencia en el proceso y la 
posibilidad de obtener su satisfacción.

SUB­EJE TEMÁTICO 4: SUJETOS DEL PROCESO ACTOS PROCESALES:
­ Sujetos Procesales: Esenciales y Eventuales.
o Los sujetos procesales, los que podemos distinguir entre: 
 órganos  públicos  predispuestos:  cuya  principal  característica  es  su 
imparcialidad. 
 particulares:  que  intervienen  en  el  proceso,  y  cuya  participación  puede 
ser  de  dos  tipos:  voluntaria  o  espontánea  o  en  forma  obligatoria  o 
coactiva. 
o Otra forma de clasificación de los sujetos procesales: 
 esenciales: juez o tribunal: actor y demandado. 
 eventuales: ministerio publico fiscal; ministerio publico pupilar. 
 colaboradores:  testigos,  peritos,  martilleros,  depositarios,  intérpretes, 
etc.

­ En el Proceso Civil, Familiar y Laboral: Las partes. Cargas procesales. 
Los Sujetos  procesales. Son  personas  capaces  legalmente  para  poder  participar  en  una 
relación procesal de un proceso, ya sea como parte esencial o accesoria.
Es decir son sujetos procesales:
­ las partes (actor y demandado),
­ el juez,
­ los auxiliares,
­ los peritos,
­ los interventores,
­ los martilleros,
­ los fiscales.

Partes procesales
Partes  procesales.  Son  personas  (individuales  o  colectivas)  capaces  legalmente,  que 
concurren a la substanciación de un proceso contencioso; una de las partes, llamada actor, 
pretende,  en  nombre  propio  la  actuación  de  la  norma  legal  y,  la  otra  parte,  llamada 
demandado, es al cual se le exige el cumplimiento de una obligación, ejecute un acto o aclare 
una situación incierta.
LAS PARTES EN EL PROCESO CIVIL
Normalmente  en  el  proceso  civil  hay  dos  partes:  La  parte  demandante  y  la  parte 
demandada, que pueden, ser personas naturales, personas jurídicas, patrimonios autónomos, 
etc. Cada parte, por otro lado, puede estar constituida por una o más personas, dando lugar 
a  la  figura  procesal  dellitis  consorcio.  La  idea  de  parte  excluye  la  de  terceros.  Podemos 
conceptuar que es parte aquel que, en su propio nombre o en cuyo nombre se pide, invoca la 
tutela jurisdiccional de algún derecho subjetivo, promoviendo la actuación de la voluntad de 
la  ley  contenida  en  el  derecho  objetivo;  también  es  parte  aquel  contra  quien  se  formula  el 
pedido. De lo anotado es posible establecer una perfecta distinción entre el que pide la tutela 
jurisdiccional y aquel en favor de quien se pide la tutela. Algo más, en el derecho sustantivo 
se hace también una distinción entre la parte acreedora (en términos abstractos y genéricos) 
y  la  parte  deudora  (también  en  los  mismos  términos)  ,  diferente,  lógicamente,  de  lo  que 
ocurre en el aspecto procesal. Normalmente el acreedor en la relación material coincide con 
la posición que adopta quien es parte demandante y el deudor con la que adopta la posición 
de quien es parte demandada en la relación procesal. Por ello la importancia de determinar 
las partes en la relación jurídica material y, luego, las partes en el proceso correspondiente, 
para  poder  explicar  la  presencia  de  la  Relación  jurídica  procesal  que  nuestro  ordenamiento 
procesal  civil  exige  como  condición  para  la  validez  y  eficacia  del  proceso  como  instrumento 
jurisdiccional.  Empero,  debemos  señalar  que  el  concepto  de  parte  se  utiliza  con  más 
frecuencia en el ámbito procesal, de modo que parte en el proceso es quien reclama y contra 
quien  se  reclama  la  satisfacción  de  una  pretensión  procesal.  Los  terceros  incorporados  al 
proceso  suelen  considerarse  como  parte  en  el  proceso,  dependiendo  de  la  naturaleza  del 
interés con que se incorporan a él.

­ Las Partes en el Proceso Penal

Concepto de Cargas
La  carga  el  constreñimiento  o  amenaza  a  realizar  una  conducta  (positiva  o  negativa) 
que un sujeto procesal experimenta a consecuencia de los inconvenientes o perjuicios que la 
no realización de tal conducta comporta legalmente o causa de las ventajas que puede perder 
por no realizarla.
La carga esta ligada a posibilidades y oportunidades de actuación procesal y por tanto 
a  los  derechos  procesales  de  las  partes.  Muchos  la  definen  como  "  las  consecuencias 
desfavorables del no ejercicio de un derecho" Otros discrepan por el hecho de no considerar 
las  cargas  como  "consecuencias  desfavorables  sino  amenazas  o  apremio  procesal  que  la 
expectativa de tales consecuencias produce en el sujeto procesal correspondiente.
Lent y Jauernig se refieren a dos observaciones sobre esto:
La  primera  de  estas  es  el  fundamento  de  que  sustituyan  los  deberes  por  las  cargas. 
Que las amenazas de desventaja procesal son más efectivas que los deberes, pues aquellas 
pesan más sobre las partes que las simples sanciones procesales. Las cargas son eficaces de 
inmediato y sin necesidad de detener el proceso.
La segunda observación es relativa a la diferencia entre carga y deberes según lo que 
podríamos  llamar  origen  normativo,  estamos  ante  una  simple  carga  si  la  norma  deja  una 
conducta  de  la  parte  a  su  arbitrio,  mientras  que  si  la  norma  reprueba  un  determinado 
comportamiento de la parte, entonces existe el deber de comportarse de otra manera, incluso 
si no se pude forzar el cumplimiento de ese deber.
Derechos, posibilidades, actos y cargas procesales son, conceptos íntimamente ligados. 
Si  bien  no  provocan  consecuencias  desfavorables  el  no  ejercicio  de  cualquier  derechos,  son 
innumerables  los  casos  en  que  los  efectos  negativos  (o  falta  de  efectos  positivos)  sí  son 
posibles o seguros. Son innumerables, por tanto, los ejemplos de cargas procesales, aunque 
no sea usual prodigar ese concepto, sino más bien al contrario, reservarlo para os casos en 
que  es  más  segura  y  patente  la  relación  causal  entre  una  conducta  de  la  parte  y  la 
producción de consecuencias negativas o pérdida de ventajas.
Por ejemplo, la carga de la alegación y de la prueba de ciertos hechos, que gravita, según 
la naturaleza de éstos, sobre el demandante o sobre el demandado, para que no se tengan 
en  cuenta  o  queden  improbados  hechos  que  perjudica  sobre  el  fondo  al  demandante  o 
demandado

­ Sujetos en el Proceso Penal: El Tribunal, Ministerio Público, Querellante 
particular, actor civil.

Sujetos esenciales 
Entre los sujetos que pueden participar en el proceso hay algunos cuya intervención es 
esencial  para  su  validez:  son  el  actor  penal,  que  inicia  e  impulsa  la  persecución  penal 
preparando, formulando, y probando la acusación; el tribunal que dirige el proceso, controla 
el respeto por los derechos del imputado (y de las demás partes que hubiere), garantiza su 
igualdad  con  el  acusador  y  resuelve  provisional  (v.  gr.,  auto  de  elevación  a  juicio)  o 
definitivamente (v. gr., sentencia posterior al debate sobre el fundamento fáctico y jurídico de 
la acusación); y el imputado, que es el particular contra quien se dirige o a quien afecta la 
persecución penal.

Sujetos eventuales 
Se  admite  también  la  participación  de  otros  sujetos,  como  el  querellante  de  acción 
pública,  el  actor  civil  y  el  civilmente  demandado,  cuya  intervención  es  eventual,  pues  no 
tienen  influencia  sobre  la  validez  del  proceso,  que  puede  desarrollarse  sin  que  ellos 
intervengan.
 
Las leyes procesales y las de organización del M.P. Fiscal y los Tribunales de Justicia, 
establecen quiénes son los sujetos (públicos o privados) que deben o pueden intervenir en un 
proceso penal, acordándoles en abstracto poderes, derechos y atribuciones, o imponiéndoles, 
también en abstracto, deberes o sujeciones, que en muchos casos son recíprocos
El ejercicio de aquellos y el cumplimiento concreto de éstos, comenzará a tener vida a 
partir  de  la  afirmación  oficial  sobre  la  hipótesis  de  la  comisión  de  un  delito, 
determinando  en  su  desarrollo  una  trama  de  vinculaciones  entre  todos  los  sujetos  que 
intervienen  en  el  proceso,  generando  entre  ellos  lo  que  se  conoce  como  relación  jurídica 
procesal.  Esta  es  autónoma  de  la  existencia  real  del  hecho  delictivo  cuya  hipótesis  le  diera 
origen, al punto que es posible (y además frecuente) que un proceso sea desarrollado en su 
integridad, para concluir estableciendo que el delito que constituye su objeto no existió (o no 
se pudo comprobar su existencia, que es lo mismo).
Artículo  5.­ ACCIÓN  PROMOVIBLE  DE  OFICIO .  La  acción  penal  pública  será 
ejercida por el Ministerio Público, el que deberá iniciarla de oficio siempre que no dependa de 
instancia  privada  (C.P.  72).  Su  ejercicio  no  podrá  suspenderse,  interrumpirse  ni  hacerse 
cesar, salvo expresa disposición legal en contrario.

Artículo 71.­ FUNCIÓN . El Ministerio Público promoverá y ejercerá la acción penal en 
la  forma  establecida  por  la  ley,  dirigirá  la  Policía  Judicial  y  practicará  la  investigación  fiscal 
preparatoria.

Querellante particular

Artículo 7.­ QUERELLANTE PARTICULAR . El ofendido penalmente por un delito de 
acción  pública,  sus  herederos  forzosos,  representantes  legales  o  mandatarios,  podrán 
intervenir  en  el  proceso  como  querellante  particular  en  la  forma  especial  que  este  Código 
establece, y sin perjuicio de ejercer conjuntamente la acción civil resarcitoria. Si el querellante 
particular se constituyera, a la vez en actor civil, podrá formular ambas instancias en un solo 
escrito, con observancia de los requisitos previstos para cada acto.

Artículo 91.­ INSTANCIA Y REQUISITOS . Las personas mencionadas en el artículo 
7  podrán  instar  su  participación  en  el  proceso  ­salvo  en  el  incoado  contra  menores­  como 
querellante particular. Los incapaces deberán actuar debidamente representados, autorizados 
o asistidos del modo prescripto por la ley.
La  instancia  deberá  formularse  personalmente  o  por  representante  con  poder  general  o 
especial,  que  podrá  ser  otorgado  "apud  acta",  en  un  escrito  que  contenga,  bajo  pena  de 
inadmisibilidad:
1) Nombre, apellido y domicilio del querellante particular.
2) Una relación sucinta del hecho en que se funda.
3) Nombre y apellido del o de los imputados, si los supiere.
4) La petición de ser tenido como parte y la firma.

Actor civil

Artículo  97.­  CONSTITUCIÓN  DE  PARTE .  Para  ejercer  la  acción  resarcitoria,  su 
titular deberá constituirse en actor civil (24).
Las personas que no tengan capacidad para estar en juicio, no podrán actuar si no son 
representadas, autorizadas o asistidas del modo prescripto por la ley civil.

Artículo  98.­  INSTANCIA.  La  instancia  de  constitución  deberá  formularse, 


personalmente o por un representante con poder general o especial que podrá ser otorgado 
"apud acta", en un escrito que contenga, bajo pena de inadmisibilidad:
1º) El nombre, apellido y domicilio del accionante.
2º) La determinación del proceso a que se refiere.
3º) Los motivos en que la acción se basa, con indicación del carácter que se invoca, el 
daño que pretende haber sufrido y del monto pretendido.
4º) La petición de ser admitido como parte y la firma.
Artículo  361.­  NULIDAD.  INTEGRACION  DEL  TRIBUNAL.  CITACION  A 
JUICIO. Recibido  el  proceso,  se  verificará  el  cumplimiento,  según  corresponda,  de  lo 
previsto en los Artículos 355 y 358. Si no se hubieren observado las formas prescriptas por 
dichas  normas,  la  Cámara  declarará  de  oficio  las  nulidades  de  los  actos  respectivos  y 
devolverá el expediente, según proceda, al Fiscal o Juez de Instrucción.
Acto seguido, el Tribunal en pleno clasificará la causa a los fines de la asignación del ejercicio 
de la Jurisdicción a las Salas Unipersonales o a la Cámara en Colegio, en orden a lo dispuesto 
por  los  Artículos  34  bis  y  34  ter  inciso  1º.  De  inmediato,  se  notificará  la  clasificación 
efectuada al Ministerio Público Fiscal, el querellante y la defensa del imputado, quienes en el 
término  común  de  dos  días  podrán  ejercer  el  derecho  previsto  en  el  Artículo  369  ­al  que 
proveerá  el  Tribunal  en  el  plazo  de  24  horas­  En  la  misma  oportunidad,  en  su  caso,  la 
defensa del imputado deberá expresar su conformidad u oposición al ejercicio unipersonal de 
la  jurisdicción.  Todo  ello,  a  los  fines  de  lo  establecido  en  el  Artículo  34  ter,  inciso  2º  y  3º. 
Integrado  el  tribunal,  el  Vocal  actuante  o  el  Presidente  del  Tribunal  ­según  corresponda­ 
citará, bajo pena de nulidad, al Fiscal, a las partes y defensores, a fin de que en el término 
común de tres días comparezcan a juicio, examinen las actuaciones, los documentos y cosas 
secuestradas e interpongan las recusaciones que estimen pertinentes.
Si la investigación se hubiera cumplido en un Tribunal con asiento distintos, los términos a los 
que  se  refieren  los  párrafos  segundo  y  tercero  de  la  presente  norma  (dos  días  y  tres  días, 
respectivamente) se extenderán, en ese orden, a cinco días y quince días.

­ Actos Procesales: Concepto. Elementos. Clasificación. 

ACTOS PROCESALES:
Los actos procesales son los actos jurídicos del proceso. Este se compone de una serie 
de actos tendientes a un fin, que no es otro que de lograr la culminación del proceso a los 
efectos de augurar la justicia, en el caso concreto y la paz social.
Estos  actos  que  se  cumplen  en  el  trámite  judicial  están  de  tal  modo  concatenados 
entre si, que cada uno de ellos es una consecuencia del anterior y antecedente del posterior.
Son  cumplidos  por  los  sujetos  procesales  y  demás  intervinientes  en  virtud  del  ejercicio  de 
poderes y cumplimiento de deberes legalmente regulados.
Se ha afirmado que los actos procesales son los actos jurídicos del proceso. Por ello, 
para desentrañar su naturaleza se debe partir de la Teoría general de los actos jurídicos, sus 
conceptos fundamentales y adaptarlos al derecho procesal.
El Código Civil, respecto de los actos jurídicos, que son aquellos “El acto jurídico es el 
acto  voluntario  lícito  que  tiene  por  fin  inmediato  la  adquisición,  modificación  o  extinción  de 
relaciones o situaciones jurídicas” (art. 259CC).
El acto procesal es una categoría especial de acto jurídico al que se podría caracterizar 
como el acto jurídico emanado de las partes, de los órganos jurisdiccionales y de los terceros 
intervinientes  en  el  proceso  judicial,  destinado  a  adquirir,  modificar  o  extinguir  efectos 
procesales.
Al  ser  una  especie  de  acto  jurídico,  para  su  validez  debe  ser  realizado  con 
discernimiento,  intención  y  libertad.  Quien  realice  un  acto  procesal,  (sea  un  órgano 
jurisdiccional, sea una de las partes o un tercero), debe tener “capacidad” para efectuar dicha 
actividad, siendo su ausencia causal de nulidad del acto. Los actos procesales
deben ser realizados con intención. Serán reputados sin intención, cuando fueran hechos por 
ignorancia,  error  o  dolo.  Por  ultimo,  para  la  eficacia  del  acto  procesal  se  requiere  que  el 
agente que lo ejecute no este privado de su libertad por un acto de fuerza o intimidación.
Palacio define a los actos procesales como “los hechos voluntarios que tiene por efecto
directo  e  inmediato  la  constitución,  el  desenvolvimiento  o  la  extinción  del  proceso,  sea  que 
procedan  de  las  partes  (o  peticionarios)  o  de  sus  auxiliares,  del  órgano  jurisdiccional  (o 
arbitral) o de sus auxiliares, o de terceros vinculados a aquel con motivo de una designación, 
citación o requerimiento destinados al cumplimiento de una función determinada”.
Por  su  parte,  Clariá  Olmedo  lo  caracteriza  como  “toda  declaración  de  voluntad  o  de 
ciencia  emanada  de  cualquiera  de  los  sujetos  procesales  o  de  otros  intervinientes  y 
directamente dirigida a producir el inicio, el desenvolvimiento, la paralización o la terminación 
del proceso conforme los preceptos de la ley ritual”.
Expresa  el  autor  que  el  elemento  volitivo  y  el  elemento  intelectivo  abarcan 
prácticamente la totalidad de las expresiones psíquicas que pueden ser contenidos de un acto 
del hombre. Se puede deducir del concepto elaborado por el autor que los actos procesales 
constituyen  manifestaciones,  o  mejor  dicho,  “declaraciones”  voluntarias  de  quienes  los 
cumplen, ya sea de los sujetos procesales o de terceros intervinientes.
No  constituyen  actos  procesales,  aquellas  actividades  cumplidas  fuera  del  ámbito  del 
proceso,  aunque  eventualmente  puedan  producir  efectos  en  él.  Pero  no  median  razones 
atendibles  para  excluir  del  concepto  de  acto  procesal  a  todas  aquellas  actividades  que 
despliegan en el proceso quienes no revisten en él el carácter de sujetos directos o auxiliares 
permanentes  de  éstos,  como  son  los  testigos,  peritos,  interpretes,  martilleros,  depositarios, 
etc.
Son  actos  voluntarios  lícitos  que  tienen  por  efecto  directo  e  inmediato  el  inicio, 
desenvolvimiento, paralización o terminación del proceso, conforme a los preceptos de la ley 
ritual, sea que procedan de las partes, del órgano judicial o de sus auxiliares, o de terceros 
vinculados a aquel, destinados al cumplimiento de una función determinada.
Hay que distinguir entre actos procesales de los meros hechos que producen también 
efectos  en  el  proceso,  así  por  ejemplo,  el  transcurso  del  tiempo  hace  vencer  los  plazos,  la 
muerte de una de las partes, la destrucción de un documento, etc..

Elementos de los actos procesales:
Sujetos, objeto (materialidad del acto), forma (en sentido amplio y en sentido estricto).

Clasificación de los actos procesales:
Los actos procesales se clasifican en.
­ Actos de iniciación.
­ Actos de desarrollo
­ Y actos de conclusión.

Dentro de los ACTOS DE INICIACIÓN tenemos:
­ La demanda.
­ El embargo preventivo.
­ Las medidas preparatorias del juicio ordinario.
­ Y las medidas de prueba anticipada.
Dentro de los ACTOS DE DESARROLLO tenemos: actos de instrucción y de dirección.

Los  actos  DE  INSTRUCCIÓN:  aportan  el  material  fáctico;  actos  de  alegación  y  actos  de 
prueba.

Los actos DE DIRECCIÓN a su vez se dividen en:
­ Actos de ordenación: que impulsan el proceso por medio de la aceptación o rechazo 
de peticiones.
­ Actos  de  comunicación:  por  medio  de  los  cuales  se  les  comunica  a  las  partes, 
terceros  o  funcionarios  judiciales  o  administrativos;  una  petición  formulada  en  el 
proceso o el contenido de una resolución judicial.
­ Actos de documentación: por medio de los cuales se forma el expediente a través de 
la incorporación ordenada de escritos y documentos.
­ Y  los  Actos  cautelares:  por  medio  de  los  cuales  se  asegura  preventivamente  el 
efectivo cumplimiento de la sentencia.

Por último tenemos los ACTOS DE CONCLUSIÓN: que se dividen en tres: sentencia (que es 
la forma normal de conclusión del proceso).

Ejecución de sentencia.
Y  finalmente  los  MODOS  ANORMALES  DE  CONCLUSIÓN:  desistimiento,  allanamiento, 
conciliación y transacción.

­ Comunicación  procesal.  Conceptos.  La  Comunicación  entre  Jueces.  La 


Notificación en el Proceso: Sistemas y formas. 

COMUNICACIÓN PROCESAL: son actos destinados a hacer conocer a las partes, terceros, 
funcionarios  judiciales  o  administrativos,  algo  relacionado  al  proceso  conteniendo  una 
resolución judicial.
Se puede caracterizar la comunicación que se lleva a cabo en el proceso judicial como 
el  acto  procesal  mediante  el  cual  se  hace  conocer  de  una  manera  autentica  una  resolución 
jurisdiccional.
La regla general es que todos los actos procesales deben ser comunicados a las partes 
La  comunicación  procesal  es  necesaria  por  múltiples  motivos,  en  primer  lugar,  es  esencial 
para las partes en razón del principio del contradictorio. En defecto, del art. 18 CN, deriva el 
principio  de  bilateralidad  de  la  audiencia.  Dicha  cláusula  prescribe  que  es  “inviolable  la 
defensa en juicio de las personas y de los derechos”, y es a través de la comunicación, esto 
es,  del  conocimiento  que  las  partes  tengan  del  desarrollo  del  proceso,  que  les  permitirá 
ejercer  funciones  de  control  o  fiscalización  de  éste.  En  segundo  lugar,  es  necesaria  esta 
función  para  los  terceros  que  son  llamados  a  intervenir  en  el  proceso,  como  los  testigos, 
peritos,  intérpretes.  También  es  esencial  esta  actividad  procesal  para  la  cooperación  de 
personas  particulares  o  publicas  a  quienes  se  requiere  su  intervención  en  el  proceso,  sea 
como simples informantes (a través de oficios), o bien cuando se requiere la colaboración de 
otros tribunales (ya sea provinciales, nacionales o extranjeros), por vía de exhortos o cartas 
rogatorias.
Esta actividad “comunicante”, que ha sido clasificada por parte de la doctrina como
secundaria, por entenderse que no es de las principales que cumple el Poder Judicial,
no la realizan las partes en forma directa sino por intermedio del tribunal, a través de
distintos medios; oficios, exhortos, notificaciones, etc.

Clases de comunicaciones:
Audiencia: comunicación inmediata y directa del juez con las partes. Son los medios 
de comunicación no solo entre las partes sino entre estas y el tribunal, designándose a tal fin 
un determinado día y hora para su recepción.
En cualquier estado de la causa los tribunales podrán decretar audiencias para aclarar 
puntos  dudosos  o  procurar  avenimientos  o  transacciones  entre  las  partes.  También  se 
designan  audiencias  en  el  proceso  a  los  fines  de  diligenciar  prueba  oralizada  (testimonial, 
confesional), para designar peritos, etc.
En general las audiencias son públicas, salvo que el tribunal disponga lo contrario por 
resolución motivada, lo que no dará lugar a recurso alguno (art. 54 CPC).
Las audiencias ordenadas por la ley serán decretadas con designación precisa de día y 
hora e intervalo no menor de tres días, salvo que motivos especiales exijan mayor brevedad. 
Se realizaran con las partes que asistieran a ellas, sin esperarse a los demás interesados más 
de quince minutos (art. 59 CPC).
De lo ocurrido en la audiencia se labra un acta que debe contener el nombre y la firma 
de los que hubieran intervenido (art. 60 CPC).
Traslados y vistas: comunicación de las partes entre si. Son los modos por los cuales 
se  comunica  a  una  de  las  partes  las  pretensiones  o  alegatos  de  la  contraria,  a  fin  de  que 
aquella  emita  una  opinión  al  respecto.  Define  como  “aquellas  providencias  mediante  las 
cuales los jueces o tribunales deciden poner en conocimiento de las partes o de los terceros 
las peticiones encaminadas a obtener una resolución capaz de afectarlas, concediéndoles de 
tal  manera  la  oportunidad  de  formular  alegaciones  o  producir  pruebas  en  apoyo  de  los 
derechos que estiman asistirles”.
En  general,  las  vistas  tienen  la  misma  finalidad  que  los  traslados  y  la  mayoría  de  los 
códigos vigentes la sujetan a los mismos requisitos que éstos. En términos generales y frente 
a  la  ausencia  de  previsiones  legales  específicas,  puede  decirse  que  la  concesión  de  un 
traslado o de una vista depende de la mayor o menor complejidad de las cuestiones acerca 
de las cuales debe expedirse el destinatario del correspondiente acto de transmisión.
Nuestro  ordenamiento  procesal  civil  y  comercial  local  establece,  sin  hacer  distinción 
entre  unos  u  otros,  que  los  traslados  y  vistas  se  correrán,  entregando  al  interesado, 
juntamente con las cedulas de notificación, las copias a que se refiere el art. 85, siempre que 
aquellas no hubiesen sido entregadas con anterioridad. Con relación al plazo, todo traslado y 
vista que no tenga fijado uno especial por ley o por el tribunal, se considerará otorgado por 
tres días y la diligencia se practicara en la forma prevista para las notificaciones en general
Notificaciones: Comunicación a las partes y a terceros de las resoluciones dictadas
por el tribunal.
Oficios:  comunicación  del  tribunal  con  órganos  de  otros  poderes  del  estado.  Los 
oficios  son  los  medios  de  comunicación,  que  en  general,  los  jueces  pueden  cursar  a  otro 
órgano  jurisdiccional  u  otra  autoridad  a  fin  de  encomendarles  el  cumplimiento  de  alguna 
diligencia  (recepción  de  pruebas,  embargo  de  bienes,  etc).  La  Ley  expresa  que  “la 
comunicación entre los tribunales de distinta jurisdicción territorial se realizara directamente 
por  oficios,  sin  distinción  de  grado  o  clase,  siempre  que  ejerzan  la  misma  competencia  en 
razón de la materia”.

Y entre las comunicaciones de diversos tribunales entre si tenemos:
Exhorto:  entre  órganos  de  igual  jerarquía.  Con  el  objeto  de  requerirles  el 
cumplimiento  de  determinadas  diligencias  (notificaciones,  recepción  de  pruebas,  medidas 
cautelares, etc), o para hacerles conocer resoluciones adoptadas con motivos de una cuestión 
de competencia planteada por vía de inhibitoria.
Sin embargo, en virtud de lo dispuesto por la mencionada ley 22.172, el exhorto solo 
es  utilizable,  en  nuestro  ordenamiento  jurídico,  para  las  comunicaciones  entre  los  distintos 
tribunales de la provincia de Córdoba.
Ello así, pues toda comunicación dirigida a otra autoridad judicial fuera de la provincia 
pero  dentro  de  la  República,  se  hará  por  oficio  en  la  forma  que  establece  la  ley  convenio 
sobre comunicaciones entre tribunales de distinta competencia territorial (Ley 22.172).
Suplicatoria:  de  uno  inferior  a  uno  superior.  Tradicionalmente  se  conoce  como 
suplicatoria al medio de comunicación de un órgano jurisdiccional a otro de mayor jerarquía 
de la misma jurisdicción o de otra distinta (v.gr. de un juez de primera instancia a un juez de 
cámara).
Mandamiento:  de  uno  superior  a  uno  inferior.  con  el  objeto  de  requerirle  el 
cumplimiento  de  determinada  diligencia  (v.gr.  de  un  juez  de  cámara  a  un  juez  de  primera 
instancia).
*Oficio ley 22.172: entre tribunales de distintas jurisdicciones.

­ Plazos Procesales: concepto. Clasificación y efectos.

PLAZOS PROCESALES: es el espacio de tiempo dentro o fuera del cual debe cumplirse un 
acto  procesal.  Es  legal  si  lo  concede  la  ley,  judicial,  el  señalado  por  el  Tribunal,  y 
convencional el establecido libremente por las partes.
Artículo  45.  ­  Cómputo  inicial.  Los  plazos  judiciales  correrán  para  cada  interesado 
desde  su  notificación  respectiva  o  desde  la  última  que  se  practicare  si  aquéllos  fueren 
comunes, no contándose en ningún caso el día en que la diligencia tuviere lugar.
Artículo 46. ­ Transcurso de los plazos. Suspensión. En los plazos señalados en días 
se  computarán  solamente  los  días  hábiles,  y  los  fijados  por  meses  o  años  se  contarán  sin 
excepción de día alguno.
Se suspenderán para la parte a quien, por fuerza mayor o caso fortuito, se le produzca 
un impedimento que la coloque en la imposibilidad de actuar por sí o por apoderado, desde la 
configuración del impedimento y hasta su cese. El pedido de suspensión, que tramitará como 
incidente, deberá ser formulado dentro de los cinco días del cese del impedimento.
El Tribunal podrá declarar la suspensión de oficio, cuando el impedimento fuere notorio. En 
todos  los  casos  el  tribunal  indicará  el  momento  en  que  el  plazo  se  reanudará,  lo  que  se 
producirá automáticamente.
Artículo  51.  ­  Suspensión  y  abreviación  convencional.  Las  partes  podrán,  de 
común  acuerdo  formulado  por  escrito,  suspender  los  plazos  por  un  lapso  no  mayor  de  seis 
meses. El acuerdo puede ser reiterado con la conformidad del mandante, en su caso.
Asimismo pueden acordar la abreviación de los plazos.
Artículo  53.  ­  Prórroga  legal.  Si  el  plazo  vence  después  de  las  horas  de  oficina,  se 
considerará  prorrogado  hasta  el  fenecimiento  de  las  dos  primeras  horas  de  oficina  del  día 
hábil siguiente.

Entonces:  Los  plazos,  lapsos  dentro  de  los  cuales  es  preciso  cumplir  cada  acto  procesal  en 
particular, pueden ser:
1º) Legales, judiciales y convencionales.
2º) Perentorios y no perentorios.
3º) Prorrogables e improrrogables.
4º) Individuales y comunes.
5º) Ordinarios y extraordinarios.

1º) Los plazos legales son aquellos cuya duración se halla expresamente establecida por la 
ley. Son judiciales los fijados por el juez o tribunal. Son convencionales los que las partes 
pueden fijar de común acuerdo.
Las  partes  pueden  acordar  la  abreviación  de  un  plazo  mediante  una  manifestación  expresa 
por escrito.

2º)  Un  plazo  es  perentorio  (preclusivo  o  fatal)  cuando,  una  vez  vencido  se  opera 
automáticamente la caducidad de la facultad procesal para cuyo ejercicio se concedió. Son los 
más importantes.

Artículo 49. ­ Plazos fatales. Son plazos fatales los señalados por la ley:
1. Para oponer excepciones dilatorias en forma de Artículo previo.
2. Para interponer recursos.
3.  Para  pedir  aclaración  o  que  se  suplan  las  deficiencias  en  las  resoluciones 
judiciales.
4. Para ofrecer y diligenciar la prueba.
5. Cualquier otro respecto de los cuales haya prevención expresa y terminante de que 
una vez pasados no se admitirá en juicio la acción, excepción, recurso o derecho para 
que estuvieren concedidos.

Artículo 50. ­ Efectos. Los plazos de que habla el artículo 49 fenecen por el mero transcurso 
del  tiempo,  sin  necesidad  de  declaración  judicial  ni  de  petición  de  parte,  y  con  ellos  los 
derechos que se hubieren podido utilizar.

3º)  Un  plazo  es  prorrogable  cuando  cabe  prolongarlo  a  raíz  de  una  petición  unilateral  en 
ese  sentido  formulada  con  anterioridad  a  su  vencimiento,  y  es  improrrogable  cuando  no 
puede ser objeto de tal prolongación.
No debe confundirse plazo improrrogable con plazo perentorio. Todo plazo perentorio 
es improrrogable, ya que, por esencia, descarta la posibilidad de que pueda ser prorrogado a 
pedido de una de las partes. Pero no todo plazo improrrogable es perentorio, pues mientras 
que  el  primero  admite  su  prolongación  tácita  en  el  sentido  de  que  el  acto  correspondiente 
puede cumplirse después de su vencimiento, pero antes de la otra parte pida el decaimiento 
del  derecho  o  se  produzca  la  pertinente  declaración  judicial,  el  segundo  produce  a  su 
vencimiento,  la  caducidad  automática  del  derecho,  sin  necesidad  de  que  el  otro  litigante  lo 
pida ni de que medie declaración judicial alguna.

4º) Son plazos individuales aquellos que corren independientemente para cada parte. Son 
comunes los plazos cuyo cómputo se efectúa conjuntamente para todos los litigantes, sean 
partes contrarias o litisconsortes.

5º)  Los  plazos  son  ordinarios  o  extraordinarios  según  que,  respectivamente,  se  hallen 
previstos para los casos comunes o atendiendo a la distancia existente entre el domicilio de 
las partes y la circunscripción territorial donde funciona el juzgado o tribunal.
Algunos entienden que el decaimiento solo se produce a instancia de parte en los procesos 
civiles.

­ Sanciones Procesales: concepto
Se  ha  caracterizado  el  acto  procesal  como  “toda  declaración  de  voluntad  o  de  ciencia 
emanada  de  cualquiera  de  los  sujetos  procesales  o  de  otros  intervinientes  y  directamente 
dirigida a producir el inicio, el desenvolvimiento, la paralización o la terminación del proceso 
conforme los preceptos de la ley ritual.
Además,  se  ha  expresado  que  el  proceso  judicial  es  una  serie  gradual,  progresiva  y 
concatenada de estos actos jurídicos procesales. Es por ello que los actos que componen esta 
serie deben ser realizados en forma regular y legal.
Regular, significa sin vicios que puedan invalidarlos y legal, implica que estos actos sean 
realizados conforme a las previsiones establecidas en la ley procesal.
La actividad procesal cumplida sin observar las normas que la regulan puede perjudicar la 
función de tutela de los intereses comprometidos, ello conduce a prevenir la inobservancia, y 
en su caso, evitar los vicios o defectos irregulares o a eliminarlos si ya se hubieren producido.
Cuando un acto procesal no se adecua a las prescripciones legales se esta frente a un acto 
irregular o viciado.
El vicio que recae sobre un acto procesal puede ser objetivo o subjetivo:
­ Es  objetivo,  cuando  la  irregularidad  se  encuentra  en  el  acto  mismo,  ya  sea  en  su 
estructura o en el modo de cumplirlo.
­ Es subjetivo, cuando quien cumple el acto carece de facultades para hacerlo.

Frente a un acto procesal cumplido irregularmente surgen las “sanciones procesales” que 
están destinadas, justamente, a evitar que la actividad procesal se realice en forma irregular 
o viciada.
Sin embargo, no todo defecto produce la ineficacia del acto procesal, pues para que ella 
opere,  esa  irregularidad  debe  manifestarse  como  “perjudicial  en  la  vida  del  proceso, 
afectando el ejercicio de la defensa, un presupuesto procesal o el equilibrio entre las partes 
resultante del principio de igualdad y contradictorio”.
La  ineficacia  del  acto  se  alcanza  mediante  una  declaración  jurisdiccional  que  entraña  la 
aplicación de la sanción procesal que corresponda.

Las sanciones procesales han sido caracterizadas por Clariá Olmedo como:
“ Las conminaciones de invalidez o ineficacia de una determinada actividad 
irregular”.
En su enfoque preventivo, propenden al orden del proceso; en el represivo, impiden o 
eliminan  los  efectos  de  la  actividad  irregular,  encaminando  al  proceso  por  la  vía  valida, 
conforme a la ley.
La  sanción  aplicada  impedirá  que  el  acto  viciado  produzca  efectos,  y  si  ya  los  ha 
producido, su fin será eliminarlos en su totalidad, sin perjuicio de que, como consecuencia de 
ello, también se invaliden algunos actos anteriores o concomitantes con el acto irregular.

SUB­EJE TEMÁTICO 5: TEORIA GENERAL DE LA PRUEBA JUDICIAL
­ La Prueba: concepto. Objeto y medios de Prueba.

CONCEPTO DE PRUEBA: es la comprobación judicial por los medios que la ley establece, de la 
verdad de un hecho controvertido.

MEDIOS DE PRUEBA: Hay que distinguir entre Fuentes de Prueba y Medios de Prueba:
Los  medios  de  prueba  son  la  actividad  del  juez,  de  las  partes  y  de  los  terceros, 
desarrollada  dentro  del  proceso  para  traer  fuentes  de  prueba  de  la  manera  indicada  por  el 
ordenamiento procesal (prueba confesional, testimonial, documental, etc.). En los medios de 
prueba intervienen todos los que actúan en el proceso. Los medios de prueba son ilimitados, 
porque se puede probar de otras maneras a las establecidas por el código, de acuerdo a lo 
determine el juez o en base a la analogía con otros medios de prueba ya determinados por el 
Código.
Las fuentes de prueba son las personas (los testigos, los absolventes, etc.) o cosas 
(documentos, etc.) cuyas existencias son anteriores al proceso e independientemente de él, 
que  tienen  conocimientos  o  representan  hechos  que  interesan  en  el  proceso.  La  relación 
entre los medios de prueba y las fuentes de prueba es que los medios salen siempre de las 
fuentes de prueba.

Los medios de Prueba se pueden clasificar en:
­ Directos (cuando son percibidos directamente por el juez. Ej.: reconocimiento judicial 
de lugares o cosas) o Indirectos (Son los que el juez recibe a través de terceros. Ej.: 
Prueba de peritos, de testigos, etc.).
­ Por la forma pueden ser escritos (Ej.: documentos) u orales actuados (ej.: audiencia 
testimonial).
­ Por  la  estructura  pueden  ser  personales  (Ej.:  testigos,  confesiones)  o  materiales 
(Ej.: documentos).
­ Por la función que cumple la prueba pueden ser representativos o históricos (ej.: 
testigo,  porque  rememora  hechos  pasados  y  percibidos  por  sus  sentidos)  o  no 
representativos  o  críticos  (ej.:  reconocimiento  judicial  de  lugares  donde  el  juez  se 
presenta en el lugar visualiza y luego vuelca lo que vio en un acta).

Síntesis 
Tomando  como  ejemplo  la  prueba  testimonial,  es  posible  apreciar  por  separado  los 
aspectos que hemos desarrollado precedentemente: 
– medio de prueba: la regulación legal acerca del testimonio (obligación de atestiguar, 
citación y compulsión del testigo, forma de la declaración, etc.); 
– elemento de prueba: el dicho del testigo, sus manifestaciones y respuestas sobre lo 
que se le interroga, en los cuales trasmite el conocimiento que tiene al respecto; 
–  órgano  de  prueba:  la  persona  del  testigo  que  aporta  el  elemento  de  prueba  y  lo 
trasmite al proceso mediante sus dichos; 
– objeto de la prueba: aquello que se investiga y sobre lo cual se interroga al testigo 
para que diga lo que sepa al respecto .

Los Principios de Prueba. 
Dada  la  naturaleza  de  los  procesos  constitucionales,  los  principios  generales  de  la 
prueba  en  los  procesos  ordinarios,  sufren  algunas  adaptaciones  que  conviene  reseñar.  En 
general, los principios que orientan la aplicación de la prueba en los procesos constitucionales 
son los siguientes:
1.  Principio  de  eficacia  jurídica:  postula  que  si  la  prueba  es  necesaria  para  el 
proceso,  en  consecuencia  debe  tener  eficacia  jurídica,  de  manera  que  lleve  al  juez 
constitucional al conocimiento real de los hechos en que se funda la pretensión del actor.
2. Principio de unidad de la prueba: el conjunto probatorio forma una unidad, por 
lo  que  debe  ser  analizada  por  el  juez  constitucional  para  confrontar  las  diversas  pruebas, 
establecer sus concordancias o discordancias y concluir sobre el convencimiento que de ellas 
se forme.
3. Principio de comunidad de la prueba: este principio determina la inadmisibilidad 
de  renunciar  o  desistir  de  la  prueba  ya  practicada,  dado  que  quien  aporte  una  pruebe  al 
proceso  deberá  aceptar  su  resultado,  le  sea  beneficio  o  perjudicial.  Este  principio  está 
íntimamente relacionado con el de lealtad y probidad de la prueba.
4.  Principio  de  interés  público  de  la  función  de  la  prueba:  Es  evidente  que 
existe un interés público manifiesto en la función que desempeñan las pruebas en el proceso 
a pesar de que cada parte persigue su propio beneficio. No obstante que son los particulares 
los que ponen en movimiento los procesos constitucionales, es claro que existe paralelamente 
un interés público en su resolución, por las consecuencias jurídicas y de otra índole que una 
eventual sentencia estimatoria podría significar para la Administración recurrida.
5.  Principio  de  lealtad  y  probidad  o  veracidad  de  la  prueba:  Consecuencia  de 
los  principios  anteriores,  ya  que  si  la  prueba  tiene  unidad  y  función  de  interés  general,  no 
debe utilizarse para ocultar o deformar la realidad con el fin de inducir al juez a engaño, sino 
con  lealtad  y  probidad  o  veracidad,  sea  que  provenga  de  la  iniciativa  de  las  partes  o  de  la 
actividad del mismo juez.
            Como  decía  Couture  “Las  leyes  del  debate  judicial  no  son  sólo  de  habilidad  sino 
también de lealtad y probidad, de respeto a la justicia”. En consecuencia, este principio rige 
tanto  para  las  partes  en  los  procesos  constitucionales  como  para  los  eventuales  testigos, 
peritos y funcionarios que tengan relación con la evacuación de la prueba.
6.  Principio  de  contradicción  de  la  prueba:  Consecuencia  lógica  del  anterior 
principio, la parte contra quien se ofrece una prueba debe gozar de la oportunidad procesal 
para  conocerla  y  discutirla,  incluido  su  derecho  de  ofrecer  y  evacuar  la  respectiva 
contraprueba.
7. Principio de publicidad de la prueba: significa que debe permitirse a las partes 
conocerlas e intervenir en su práctica.
8.  Principio  de  legitimación  para  la  prueba:  este  principio  exige  que  la  prueba 
provenga de un sujeto legitimado para solicitarla, es decir, las partes o el juez constitucional.
9.  Principio  de  la  preclusión  de  la  prueba:  se  trata  de  una  formalidad  y 
oportunidad para la práctica de la prueba y se relaciona con los principios de contradicción y 
lealtad,  persiguiéndose  impedir  que  se  sorprenda  a  la  otra  parte  con  pruebas  de  último 
momento.
10. Principio de libertad de prueba: es indispensable otorgar libertad de la prueba 
para que ésta cumpla su fin de lograr la convicción del juez constitucional sobre la existencia 
o  inexistencia  de  los  hechos  que  interesan  al  proceso.  Sin  embargo,  se  admite  como 
limitación  la  de  aquellas  que  la  ley  no  permite  investigar  o  que  resultan  inútiles  por  existir 
presunción legal que las hace innecesarias.
11.  Principio  de  pertinencia,  idoneidad  y  utilidad  de  la  prueba:  este  principio 
implica  una  limitación  de  la  libertad,  pero  su  presencia  es  necesaria  ya  que  el  tiempo  y  el 
trabajo de los tribunales constitucionales y de las partes no debe perderse por la evacuación 
de prueba que por sí misma o por su contenido, no sirve para la averiguación de los hechos 
base del proceso. De esta manera se contribuye a la concentración y a la eficacia procesal de 
la prueba.
12.  Principio  de  la  carga  de  la  prueba:  postula  que  quien  afirma  un  hecho  en  el 
proceso  debe  probarlo.  No  basta,  en  consecuencia,  con  que  le  funcionario  recurrido  rinda 
declaración bajo fe del juramento para tener por acreditada la verdad de su dicho. Se trata, 
en este caso, simplemente de una presunción iuris tantum que puede ser dejada sin efecto 
por prueba en contrario del recurrente o por la aplicación de las reglas de la sana crítica por 
parte del juez constitucional.

­ Admisibilidad y eficacia de la prueba. Procedimiento probatorio. Momentos.

Sobre  la  admisibilidad  de  los  medios  de  prueba.  Pruebas  ilícitas  y  prueba  trasladada. 
Abordaremos dos temas sustanciales en torno a la pertinencia y admisibilidad de los medios 
de  prueba,  la  legalidad  y  legitimidad  de  los  ofrecidos  por  un  lado,  y  la  eficacia  de  los 
producidos en otro proceso. Es decir, los supuestos de prueba ilícita y prueba trasladada.
La prueba trasladada. Su eficacia probatoria. Se entiende por prueba trasladada, la vía 
procesal  que  permite  la  incorporación  en  un  proceso,  de  medios  y  fuentes  de  prueba 
producidos  en  otro,  a  fin  de  hacerlos  valer  en  este  último,  pretendiendo  así,  llevar  al 
magistrado  la  convicción  de  verdad  de  los  hechos  alegados  como  fundamento  de  la 
pretensión u oposición, es decir, se traslada la prueba producida de un proceso a otro, para 
su valoración.
La prueba ilícita. Noción y ámbito configurativo. Dentro del juicio de admisibilidad que 
practican  los  jueces  aparece  con  mucha  relevancia  el  estudio  sobre  la  legalidad  o  ilegalidad 
de los medios probatorios ofrecidos y producidos, pero resulta necesario determinar cuando 
estamos frente a una prueba ilícita, por cuanto varias son las situaciones que pueden marcar 
su  ilicitud.  La  terminología  que  se  viene  utilizando  tanto  en  la  doctrina  como  en  la 
jurisprudencia  es  variada,  así  se  emplea  indistintamente  términos  como  el  de  prueba 
prohibida  o  prohibiciones  probatorias,  prueba  ilegalmente  obtenida,  inconstitucional,  prueba 
nula, prueba viciada, prueba irregular o incluso prueba clandestina, y ello se debe a criterios 
de conceptualización, de regulación legislativa en cada país, hasta por la influencia que ejerce 
el autor dedicado al estudio de la materia. El quitarle validez o eficacia a pruebas que estén 
manchadas de ilicitud sin duda alguna civiliza a la justicia judicial. No puede aceptarse que la 
lucha procesal sea como una guerra en la cual el “fin justifique los medios” de manera que se 
pueda  recurrir  aún  a  las  peores  atrocidades  con  el  pretexto  de  querer  encontrar  la  verdad 
para aplicar la sentencia.
Ilícita  es  la  prueba  que  se  produce  violando  las  formas  legales  permitidas,  es  decir, 
transgrede las reglas procesales preconstituidas, y viola derechos fundamentales de la parte 
al lesionar los principios del debido proceso legal.

Se suele distinguir tres momentos en la actividad probatoria: proposición, recepción y 
valoración.
­ La  proposición,  es  la  solicitud  que  el  Ministerio  Fiscal  y  las  partes  formulan  ante  el 
tribunal, para que se disponga la recepción de una prueba.
­ La recepción ocurre cuando el tribunal lleva a cabo el medio de prueba, posibilitando el 
efectivo ingreso en el proceso del dato probatorio que resulte de su realización. Para 
que este pueda utilizarse para fundar una condena, deberá ser recibido en juicio oral y 
público, con intervención efectiva de la defensa, y plena vigencia de la inmediación y la 
identidad  física  del  juez,  o  en  casos  excepcionales,  durante  la  investigación 
preparatoria  de  la  acusación,  pero,  con  igual  posibilidad  de  control  por  parte  del 
defensor del imputado.
­ La valoración es la operación intelectual destinada a establecer la eficacia conviccional 
de los elementos de prueba recibidos (o sea que “prueba la prueba”).

Comunidad de la prueba
En  todo  caso  regirá  el  principio  de  la  comunidad  de  la  prueba  en  virtud  del  cual  la 
ofrecida  por  una  de  las  partes  deja  de  pertenecerle  a  partir  de  ese  momento,  y  queda 
adquirida para el proceso (salvo que verse, solamente, sobre la cuestión civil).

Procedimiento probatorio.
Es  el  camino  que  los  sujetos  procesales  deben  recorrer  para  incorporar  prueba  en  el 
proceso validamente.
1.  apertura  a  prueba  (cuando  hay  hechos  controvertidos)  de  lo  contrario  se 
transforma en una cuestión de puro derecho.
2. Ofrecimiento de prueba: anuncio de carácter formal realizado por la parte en el 
escrito pertinente, donde se solicita al tribunal se provea a un determinado medio de 
prueba, de donde posiblemente surgirán los datos de conocimientos (elementos).
3.  Pronunciamiento  del  tribunal  respecto  a  la  prueba  ofrecida.  (Proveído  de 
prueba). Ejemplo Por ofrecida la prueba que se expresa.
Confesional, testimonial, informativa, pericia
4. Diligenciamiento previo. Aquí las partes confeccionan las cedulas, las diligencian, 
presentan  informes  a  las  entidades  publicas  o  privadas,  brindan  a  los  peritos  la 
documentación necesaria para que realicen su tarea, concurren a audiencias, etc.
5. incorporación definitiva. Se presenta el dictamen, se presentan los informes, se 
realiza el reconocimiento judicial, etc..

­ La verdad jurídica objetiva. Valoración de la prueba. Sistemas.

Valoración de la prueba: Se trata de una fase crítica que consiste en el análisis y apreciación, 
razonados en forma metódica, de los elementos de convicción ya introducidos. Comprende la 
valoración realizada en forma consecutiva por las partes en la etapa discusoria, a través de 
los alegatos, y del juez en la etapa decisoria, al resolver la causa mediante la sentencia.

Objeto de la Prueba 
Es todo lo que puede ser probado, en cuanto puede ser reconstruido históricamente en 
el proceso y abarca los hechos pasados, presentes y futuros.
Por objeto de prueba entendemos aquello sobre lo que puede o debe recaer la prueba, 
estos es, los hechos que sirven de base a las pretensiones de los sujetos procesales.
El  objeto  de  prueba  responde  a  la  pregunta  que  se  prueba  o  que  debe  probarse  en 
juicio. 

Sistemas de valoración.
La  valoración  de  la  prueba,  como  ya  se  dijo,  tiende  a  determinar  cuál  es  su  real 
utilidad  a  los  fines  de  la  reconstrucción  del  acontecimiento  histórico  cuya  afirmación  dio 
origen  al  proceso  y  motiva  la  acusación;  cuál  es  el  grado  de  conocimiento  que  pueden 
aportar sobre aquél.
Si bien es una tarea principalmente a cargo de los órganos jurisdiccionales (y que se 
exterioriza  en  la  motivación  de  las  distintas  resoluciones  dictadas  durante  el  proceso), 
también  corresponde  al  querellante,  al  Ministerio  fiscal,  al  defensor  del  imputado  y  a  las 
partes civiles. Tres son los principales sistemas de valoración de la prueba que se conocen: el 
de la prueba legal, el de la íntima convicción y el de la sana crítica racional (o libre 
convicción).

Prueba legal
En el sistema de la prueba legal es la ley procesal la que pre fija, de modo general, la 
eficacia  de  cada  prueba,  estableciendo  bajo  qué  condiciones  el  Juez  debe  darse  por 
convencido de la existencia de un hecho o circunstancia (aunque íntimamente no lo esté) y, a 
la inversa, señalando los casos en que no puede darse por convenido (aunque íntimamente sí 
lo esté)

Sin  duda  que  este  sistema,  frente  al  propósito  de  descubrir  la  verdad  real,  no  se 
evidencia  como  el  más  apropiado  para  ello,  pues  bien  puede  suceder  que  la  realidad  de  lo 
acontecido pueda probarse de un modo diferente del previsto por la ley. Por eso se halla hoy 
en  día  generalmente  abandonado,  aunque  sus  reglas  no  deban  descuidarse  a  la  hora  de  la 
libre valoración del Juez

Intima convicción 
En  el  sistema  de  la  íntima  convicción,  la  ley  no  establece  regla  alguna  para  la 
apreciación  de  las  pruebas.  Los  jueces  son  libres  de  convencerse,  según  su  íntimo  parecer, 
sobre la existencia o inexistencia de los hechos de la causa, valorando aquéllas según su leal 
saber  y  entender.  A  esta  suele  agregársele  otra  característica,  cual  es  la  inexistencia  de  la 
obligación  de  explicar  los  fundamentos  de  las  decisiones  judiciales,  lo  que  no  significa  de 
modo  alguno  una  autorización  para  sustituir  la  prueba  por  el  arbitrio,  ni  para  producir 
veredictos  irracionales,  sino  un  acto  de  confianza  en  el  “buen  sentido”  (racionalidad) 
connatural a todos los hombres
Si bien este sistema (propio de los jurados populares) tiene una ventaja sobre el de la 
prueba  legal,  pues  no  ata  la  convicción  del  juez  a  formalidades  preestablecidas  (muchas 
veces ajenas a la verdad), presenta como defecto evidente el de no exigir la motivación del 
fallo,  generando  el  peligro  de  una  arbitrariedad  incontrolable  y,  por  ende,  de  injusticias  (lo 
que  en  algunos  casos  se  procura  evitar  exigiendo  la  unanimidad  de  los  integrantes  del 
jurado)

Sana crítica racional
El  sistema  de  la  sana  crítica  racional  (o  libre  convicción),  al  igual  que  el  anterior, 
establece la más plena libertad de convencimiento de los jueces, pero exige, a diferencia de 
lo  que  ocurre  en  aquél,  que  las  conclusiones  a  que  se  llega  sean  el  fruto  razonado  de  las 
pruebas en que se las apoye.

Claro  que  si  bien  en  este  sistema  el  juez  no  tiene  reglas  jurídicas  que  limiten  sus 
posibilidades  de  convencerse,  y  goza  de  las  más  amplias  facultades  al  respecto,  su  libertad 
encuentra  un  límite  infranqueable:  el  respeto  a  las  normas  que  gobiernan  la  corrección  del 
pensamiento humano. La sana crítica racional se caracteriza, entonces, por la posibilidad de 
que el magistrado logre sus conclusiones sobre los hechos de la causa, valorando la eficacia 
conviccional  de  la  prueba  con  total  libertad,  pero  respetando  al  hacerlo  los  principios  de  la 
recta razón, es decir, las normas de la lógica (constituidas por las leyes fundamentales de la 
coherencia y la derivación, y por los principios lógicos de identidad, de no contradicción, del 
tercero excluido y de razón suficiente), los principios incontrastables de las ciencias (y no sólo 
de la psicología –ciencia de la vida mental que estudia la personalidad, percepción, emoción y 
volición  humanas,  utilizable  para  la  valoración  de  dichos–),  y  de  la  experiencia  común 
(constituida  por  conocimientos  vulgares  indiscutibles  por  su  raíz  científica;  v.  g.,  inercia; 
gravedad). Queda descartado, a estos efectos, el uso de la intuición.

­ Carga de la Prueba en el proceso civil, laboral y familiar. Concepción clásica. 
Reformulación.

Carga de la Prueba
En  el  proceso  civil,  eminentemente  dispositivo,  son  reglas  para  que  las  partes 
produzcan  la  prueba  de  los  hechos,  con  la  finalidad  de  demostrar  la  verdad  de  sus 
respectivas  proposiciones.  Carga  de  la  prueba  significa  entonces,  una  conducta  impuesta  a 
uno o a ambos litigantes para que acrediten la verdad de los hechos por ellos alegados.
La carga de la prueba (onus probando) constituye pues, como toda carga procesal, un 
imperativo del propio interés, una circunstancia de riesgo; quien omite probar, no obstante la 
regla que pone tal actividad a su cargo, no es pasible de sanción alguna, quedando expuesto 
a la perspectiva de una sentencia desfavorable.
En  otro  aspecto,  también  es  una  regla  para  el  juzgador  o  regla  de  juicio,  en  cuanto 
implica cómo debe resolver cuando no existe la prueba de los hechos sobre los cuales debe 
basar su decisión.
La  ley  procesal  debe  distinguir  anticipadamente  entre  las  partes  la  fatiga  probatoria, 
determinando  las  circunstancias  que  el  actor  y  el  demandado  deben  acreditar,  según  las 
proposiciones formuladas por ellos en el juicio.
Como consecuencia de lo expresado, podemos concluir que, tal como lo sostiene la doctrina, 
cada  parte  soportará  la  carga  de  la  prueba  respecto  de  los  hechos  a  los  que  atribuye  la 
producción del efecto jurídico que pretende (Palacio).
La  legislación  procesal  civil  de  la  provincia  de  Córdoba  (ley  8465)  no  incluye  normas 
generales que fijen pautas de distribución de la responsabilidad probatoria, con excepción del 
Art. 548 C.P.C.Cba., referido al juicio ejecutivo: corresponderá al demandado la prueba de los 
hechos en que funde las excepciones. En cambio, el Art. 377 del C.P.C.N. expresa que “cada 
una de las partes deberá probar el presupuesto de hecho de la norma o normas que invocare 
como fundamento de su pretensión, defensa o excepción”.

­ Prueba Confesional o Absolución de Posiciones es la confesión provocada.
Se trata de la confesión judicial provocada. Una parte solicita se fije audiencia a los fines 
de  que  la  contraria  responda  bajo  juramento  sobre  la  veracidad  de  ciertas  posiciones 
concernientes a la cuestión que se debate. La parte citada tiene la carga de comparecer, de 
prestar juramento, y de responder por si o por no.

Ofrecimiento: desde la contestación de la demanda hasta el decreto de autos. En segunda 
instancia puede volver a citarla siempre que no se repitan posiciones.

Ejemplo de posiciones
Para que jure como es cierto que el día tanto, a las 12 horas circulaba por calle Chacabuco y 
caseros….
Deberá  ofrecerse  por  escrito  y  la  parte  que  la  requiera  acompañará  en  un  sobre  cerrado  el 
pliego de posiciones, que se reservará en secretaría hasta el día de la audiencia.
Es característica de la absolución de posiciones la intimación por una de las partes 
para reconocer o negar la existencia de un hecho conducente al litigio.
Por  ser  un  elemento  probatorio  suministrado  por  las  partes  pesa  sobre  ellos  la  carga 
procesal  de  pronunciarse  sobre  las  afirmaciones  contenidas  en  el  pliego.  El  alcance  de  esta 
carga implica el deber de comparecer y declarar. Esta se diferencia de la carga publica que 
pesa  sobre  el  testigo,  que  como  veremos  en  líneas  más  adelante,  se  integra  por  tres 
actividades:  comparecer,  declarar  y  decir  verdad,  pues  si  no  cumple  es  pasible  de  penas 
(puede  ser  conducido  por  la  fuerza  publica  y  juzgado  por  el  delito  de  falso  testimonio,  en 
cambio, si el absolvente no comparece, genera una presunción legal en su contra que el juez 
valorará en la sentencia.
La  ley,  atendiendo  a  distintas  circunstancias,  exime  a  la  parte  de  la  obligación  de 
concurrir  al  tribunal.  Es  el  caso  de  las  personas  jurídicas  de  carácter  publico  a  las  que,  en 
este  supuesto,  se  les  requerirá  que  declaren  vía  de  informe  escrito,  bajo  apercibimiento  de 
tener por confesa a la administración o repartición.
En  el  caso  de  tratarse  de  absolución  de  posiciones  que  deba  rendir  una  persona 
enferma  o  de  edad  avanzada,  excepcionalmente  el  juez  podrá  trasladarse  al  domicilio  del 
absolvente.  Esta  circunstancia  especial  deberá  esgrimirse  y  acreditarse  previamente  ante  el 
tribunal.
Otro  caso  de  excepción  se  presenta  cuando  el  absolvente  reside  en  otra  jurisdicción, 
ya sea dentro de la provincia o fuera de ella, en este supuesto se dará comisión al juez que 
corresponda y se libraran los oficios y exhortos necesarios.
Recordemos que la absolución de posiciones es un acto de carácter personalísimo, por 
ello el absolvente debe ser citado en el domicilio real y constituido.
Si  se  trata  de  una  persona  jurídica,  la  absolución  de  posiciones  se  prestará  por 
intermedio de sus representantes, habilitados al efecto según los instrumentos jurídicos de su 
constitución.
En cuanto al procedimiento, la absolución de posiciones se recepciona en audiencia. 

A dicho acto procesal, deben concurrir las partes, ponente y absolvente, acompañados 
de  sus  letrados  patrocinantes.  El  acto  tendrá  lugar  el  día  lugar  y  hora  señalados.  Previa 
espera  de  ley  y  abierto  el  acto  se  procederá  a  tomar  juramento  al  absolvente.  Éste  será 
interrogado en base al pliego de posiciones presentado por la contraria. Asimismo el ponente 
podrá formular nuevas posiciones siempre cuando ellas no sean una reiteración de las que se 
hubiesen  contestado.  La  intervención  de  los  letrados  responde  al  requisito  de  la  defensa 
técnica

El absolvente deberá responder por si mismo y a viva voz

El  pliego  se  agrega  al  expediente  como  parte  integrante  de  la  audiencia.  En  el  acta 
sólo  se  pondrá  la  respuesta  que  será  por  si  o  por  no  y,  en  su  caso,  las  aclaraciones  que 
formule el absolvente, al agregarse el pliego al expediente se evita transcribir cada posición 
en el acta.

Responsabilidad probatoria en el proceso penal.
La actividad probatoria es el esfuerzo de todos los sujetos procesales tendientes a la 
producción, recepción y valoración de elementos de prueba.
Invocando  el  interés  público  en  juego  en  materia  criminal,  la  mayor  parte  de  esta 
actividad  se  ha  puesto  a  cargo  de  los  órganos  públicos  (Ministerio  Fiscal,  Policía,  y 
excepcionalmente  de  los  Tribunales,)  que,  con  diferente  intensidad  según  la  etapa  del 
proceso de que se trate, intentarán lograr el descubrimiento de la verdad sobre la acusación. 
Los  sujetos  privados,  imputado,  querellante,  actor  civil  y  tercero  civilmente  demandado,  en 
cambio, tratarán de introducir solamente los elementos probatorios que sean útiles para sus 
intereses particulares, procurando demostrar su aptitud para evidenciar el fundamento de sus 
pretensiones, o la falta de fundamento de las deducidas en su contra.
En  el  proceso  civil  rige  por  lo  general  la  carga  de  la  prueba,  concebida  como  el 
imperativo impuesto a quien afirma un hecho, en el cual basa su pretensión, de acreditar su 
existencia, so pena de que si no lo hace, cargará con las consecuencias de su inactividad, la 
que puede llegar a ocasionar que aquella sea rechazada por haberse desinteresado de probar 
el hecho que le daría fundamento.
En el proceso penal, en cambio, este principio no tiene ese sentido ni esos alcances en 
su aplicación práctica (salvo respecto de la cuestión civil, art. 402)
Con relación al imputado, como goza de un estado jurídico de inocencia reconocido por 
la  Constitución  (art.  18,  CN),  ninguna  obligación  tiene  de  probar  su  inculpabilidad  aunque 
tiene todo el derecho de hacerlo, si así lo cree conveniente

Responsabilidad  probatoria  Corresponde,  al  contrario  al  Estado,  por  medio  de  sus 
órganos  autorizados,  el  esfuerzo  tendiente  a  demostrar  la  responsabilidad  penal,  teniendo 
éstos  también  el  deber  de  investigar  las  circunstancias  eximentes  o  atenuantes  de 
responsabilidad que el imputado invoque a su favor, pues su actuación debe verse presidida 
por un criterio objetivo.
Pero  para  sincerar  el  discurso,  es  bueno  responder  la  pregunta  siguiente:  ¿Qué 
órganos del Estado deben ser los responsables de destruir el estado de inocencia y probar la 
culpabilidad  del  acusado?.  La  mayoría  piensa  que  todos,  es  decir,  la  policía,  los  fiscales  y 
también  (o  principalmente)  los  jueces,  cualquiera  sea  la  competencia  funcional  que  se  les 
asigne.
Esta admisión de la regla del “todos contra uno” (el acusado) es francamente contraria 
al ya invocado principio de "plena igualdad" de éste con el acusador. Porque admitir que el 
Juez sea co­responsable (o principal responsable) de la “destrucción” del estado de inocencia, 
probando  la  culpabilidad,  es  hacerlo  cofiscal,  colocando  al  acusado–inocente  en  la  situación 
graficada  por  el  refrán  popular:  “quien  tiene  al  Juez  como  Fiscal,  precisa  a  Dios  como 
defensor”, lo que no parece por cierto, un paradigma de igualdad.
Tampoco  se  puede  decir  que  el  Ministerio  Fiscal  tenga  la  carga  (en  términos  de 
proceso  civil)  de  la  prueba  de  la  acusación,  pues  su  interés  no  es  el  de  lograr  cualquier 
condena, sino una condena arreglada a derecho, de modo que si la absolución es justa, su 
interés  quedará  satisfecho.  Pero  sí  tiene  la  responsabilidad  de  procurar  la  prueba  sobre  los 
extremos  de  la  imputación  delictiva.  No  es  carga  probatoria,  es  responsabilidad  probatoria. 
Ello  porque  el  principio  propio  de  un  Estado  de  Derecho  es  que  toda  acusación  debe  ser 
probada  y  “le  incumbe  a  la  parte  acusadora  incorporar  la  prueba  de  sus  imputaciones”.  Al 
estar la “inocencia asistida por el postulado de su presunción hasta prueba en contrario, esa 
prueba en contrario debe aportarla quien niega aquella, formulando la acusación”. Este es el 
sistema  vigente  en  el  CPP  de  Cba.  Tampoco  debe  olvidarse  a  la  hora  de  analizar  estas 
cuestiones que centrar en el Ministerio Fiscal la iniciativa al respecto, es sólo una ratificación 
de  sus  atribuciones,  que  son  de  cumplimiento  obligatorio,  y  que  sigue  siendo  el  Estado  el 
encargado  de  procurar  el  descubrimiento  de  la  verdad.  Y  si  desde  el  punto  de  vista 
institucional  está  razonablemente  asegurada  la  independencia  del  Ministerio  Público  Fiscal  y 
su actuación objetiva en el marco de la legalidad, no existe riesgo en imponerle la iniciativa 
probatoria en tal sentido, reivindicándola de los jueces.

SUB­EJE  TEMÁTICO  6:  ACTOS  RESOLUTORIOS  –  LA  IMPUGNACIÓN  PROCESAL  – 


MEDIDAS CAUTELARES
­ Sentencia: concepto. Clasificación. Fundamentación.

Sentencia.
Es la resolución judicial que se pronuncia sobre el fondo de las cuestiones planteadas 
en el proceso y que concluye con su dictado. Se trata de la decisión definitiva de la instancia. 
Deben  ser  dictadas  en  idioma  nacional,  sin  raspaduras  ni  testaduras,  deben  ser  claras 
precisas  y  concretas,  de  modo  que  sean  claramente  comprensibles  y  no  requieran 
aclaraciones o susciten dudas, y deben decidir conforme lo pedido, con fundamento lógico y 
legal por imperativo constitucional.
Tanto  autos  como  sentencias  deben  extenderse  en  doble  ejemplar,  agregándose  una 
copia al expediente y la otra se protocoliza en biblioratos respectivos a cargo de la Secretaría 
del Tribunal.
 
Sentencia: 
Como ya sabemos, es el acto procesal que pone fin al proceso en su etapa de conocimiento y 
dentro de la instancia en la cual se pronuncia; las mismas pueden ser clasificadas en:

­ Sentencia  de  Condena:  son  aquellas  que  imponen  el  cumplimiento  de  una 
prestación, sea positiva (dar, hacer) o negativa (no hacer). Las sentencias de condena 
suponen  un  derecho  preexistente,  que  se  limitan  a  reconocer  y  declarar,  no  a 
constituir.
­ Sentencia  Meramente  Declarativas:  otorgan  certeza  a  una  situación  jurídica 
determinada.  Se  trata  de  supuestos  donde  la  declaración  judicial  es  necesaria  para 
concluir con un estado de incertidumbre que causa algún perjuicio al actor. Ejemplo: 
juicio de usucapión, juicio de simulación, acción declarativa de nulidad, etc..
­ Sentencias  Constitutivas:  aquellas  que  crean,  modifican  o  extinguen  un  estado 
jurídico. No reconocen un estado preexistente sino que producen un cambio que no se 
habría  logrado  sin  la  resolución.  Ej.,  adopción,  antes  de  la  sentencia  no  existe  el 
vínculo; divorcio vincular, recién se disuelve el vinculo con la sentencia.
­ Sentencias Determinativas o Específicas: aquellas en las que el juez actúa como 
un  verdadero  árbitro  fijando  condiciones  hasta  entonces  no  especificadas  para  el 
ejercicio de un derecho. Ejemplo: acción de fijación de plazo, fijación del régimen de 
visitas, etc.

Principio de Congruencia
El  tribunal  al  resolver  la  cuestión  sometida  a  decisión,  debe  hacerlo  de  acuerdo  al 
imperativo  de  congruencia,  que  es  el  principio  normativo  que  delimita  el  contenido  de  las 
resoluciones  judiciales  que  deben  proferirse,  de  acuerdo  con  el  sentido  y  alcance  de  las 
peticiones formuladas por las partes (en lo civil, laboral y contencioso administrativo) o de los 
cargos o imputaciones penales formuladas contra el sindicado o imputado, sea de oficio o por 
instancia del ministerio publico o del denunciante o querellante (en el proceso penal), para el 
efecto de que exista identidad jurídica entre lo resuelto y las pretensiones o imputaciones y 
excepciones  o  defensas  oportunamente  aducidas,  a  menos  que  la  ley  otorgue  facultades 
especiales para separarse de ellas.
Es decir, que al momento de resolver, el judiciante, debe pronunciarse sobre el thema
decidendum,  el  cual  se  encuentra  conformado  por  la  plataforma  que  surge  de  las 
pretensiones deducidas por las partes. En efecto, aquellas constituyen el pivote en derredor 
del  cual  gira  todo  el  debate  dialéctico  que  tiene  lugar  en  el  proceso,  y  sobre  el  que  ha  de 
recaer el pronunciamiento definitivo.
De tal modo, entonces, la congruencia se cumple en la medida en que la sentencia o 
resolución judicial se pronuncie en relación a lo que ha sido objeto de pretensión y resistencia 
a  esta.  En  otras  palabras,  solo  es  congruente  el  fallo  que  se  expide  de  conformidad  a  la 
pretensión del actor y la defensa esgrimida por el demandado; o a la acusación si se trata de 
un proceso penal; o a los escritos presentados por las partes con motivo de algún incidente 
suscitado durante el decurso del proceso.
La directriz examinada, es impuesta por las legislaciones rituales. Así el CPC, ley 8465, 
en  relación  a  la  sentencia  de  primera  instancia  establece  en  su  art.  330  que  “El  tribunal 
deberá tomar por base en la sentencia la exposición de los hechos contenidos en los escritos 
de  demanda  y  contestación  o  de  ampliación,  en  su  caso”,  y  en  orden  a  la  sentencia  de 
segunda  instancia  estipula,  como  regla  general,  en  su  art.  332  que  esta  “solo  podrá  recaer 
sobre puntos que hubieren sido sometidos a juicio en la primera”.
A tal principio, también aluden las leyes procesales cuando regulan el contenido que
debe reunir la sentencia. Así sucede, ej con el CPP, ley 8123 y sus modif… que en su art. 408 
inc.  2  instituye  que  la  sentencia  debe  contener  “el  voto  de  los  jueces  y  jurados  sobre  cada 
una de las cuestiones planteadas en la deliberación, con exposición concisa de los motivos de 
hecho  y  de  derecho  en  que  se  basan”.  Otros  cuerpos  utilizan  formulas  similares  en  una 
norma independiente, tal lo que ocurre con la ley procesal del trabajo Nª 7987 y sus modif.. 
que  al  tipificar  los  supuestos  en  que  la  sentencia  será  nula,  dispone  la  ineficacia  de  la 
sentencia  que  “recayere  contra  persona  no  demandada,  sobre  asuntos  no  sometidos  a 
decisión”. (art. 65 inc. 4ib).
Lo verdaderamente trascendente es que, independientemente de la técnica legislativa 
tenida  en  cuenta  para  regular  el  principio  de  congruencia,  su  cumplimiento  exige  “una 
rigurosa  conformidad  entre  la  sentencia  (definitiva  o  interlocutoria)  y  los  sujetos,  objeto  y 
causa  que  individualizan  a  la  pretensión  y  a  la  oposición  o,  en  su  caso,  a  la  demanda 
incidental  y  a  su  contestación”,  o  si  se  trata  de  un  proceso  penal,  de  una  estricta 
correspondencia entre la acusación y la sentencia.

La cosa juzgada. Clases. 
Cosa  juzgada  es  la  autoridad  y  eficacia  de  una  sentencia  judicial  cuando  no  existen 
contra ella medios que permitan alterarla.
­ Cosa juzgada material y formal.
Formal:  es  inimpugnable,  es  decir,  dentro  del  proceso  que  se  trata  no  existen  más 
impugnaciones en su contra. Ejemplo: juicio ejecutivo. El pronunciamiento de condena puede 
ser dejado sin efecto por un juicio posterior (proceso declarativo), en el cual se resuelva que 
la deuda instrumentada en realidad estaba extinguida.
Cosa juzgada Material: no solo es inimpugnable en el proceso que se dicta, sino también 
es  inmutable  o  inmodificable  en  virtud  de  un  proceso  posterior.  Ejemplo  juicio  declarativo 
(ordinario).

­ La impugnación procesal. Concepto. Fundamento. Efectos. Clasificación. 

Recursos y Acción Impugnativa:
RECURSO DE REPOSICIÓN: artículo 358 y siguientes.
Artículo 358. ­ El recurso de reposición procederá contra los decretos o autos dictados 
sin  sustanciación,  traigan  o  no  gravamen  irreparable,  a  fin  que  el  tribunal  que  los  haya 
dictado, cualesquiera fuere su grado, los revoque por contrario imperio.

Trámite.
Artículo 359. ­ El recurso deberá interponerse dentro de los tres días siguientes al de la 
notificación de la providencia y el tribunal dictará la resolución previo traslado por igual plazo. 
Cuando  la  procedencia  o  improcedencia  del  recurso  fuese  manifiesta,  el  tribunal  podrá 
resolverlo sin sustanciación, mediante simple providencia fundada.
Contra  las  resoluciones  dictadas  en  el  transcurso  de  una  audiencia  el  recurso  se 
interpondrá, tramitará y resolverá en el mismo acto.
Cuando  la  resolución  dependiera  de  hechos  controvertidos,  excepcionalmente  el  tribunal 
abrirá previamente a prueba por un plazo que no excederá de diez días.

Artículo 360. ­ El recurso de reposición suspende los efectos de la resolución recurrida, 
salvo  cuando  el  recurso  de  apelación  subsidiario  que  fuere  procedente  no  tenga  efecto 
suspensivo.

En síntesis:
El recurso de Reposición, permite al tribunal enmendar sus propios errores. Procederá 
contra  los  decretos  o  autos  dictados  sin  sustanciación,  traigan  o  no  aparejado  gravamen 
irreparable, a fin de que el tribunal que los haya dictado los revoque por contrario imperio. Se 
interpone fundado dentro de los 3 días. (Sin sustanciación es sin traslado previo).
Reposición con apelación en subsidio: el agraviado pretende que el juez revoque 
por contrario imperio, pero que en caso de que ello no suceda, conceda la apelación para que 
el tema sea reexaminado por la cámara.
También  puede  el  agraviado  interponer  solo  reposición:  está  renunciando  a  la 
segunda instancia. Confía que esta no será necesaria.
Y como ultima alternativa, puede el agraviado, interponer apelación directa: cuando 
entienda  que  la  reposición  será  una  pérdida  de  tiempo,  porque  el  juez  va  a  insistir  con  su 
postura. Entonces apela directamente para que la cámara resuelva.

RECURSO DE APELACIÓN Y NULIDAD: artículos 361 y 362.
EL RECURSO DE APELACIÓN: tiene por objeto obtener del órgano jerárquico superior, 
la revocación o modificación de una resolución que causa un agravio y que fue dictada por el 
juez de primera instancia.

Procedencia:
Artículo  361.  ­  El  recurso  de  apelación,  salvo  disposiciones  en  contrario,  procederá 
solamente respecto de:
1. Las sentencias.
2. Los autos.
3.  Las  providencias  simples  que  causen  gravamen  que  no  pueda  ser  reparado  por  la 
sentencia.

Artículo  362.  El  recurso  de  apelación  comprende  los  vicios  de  nulidad  de  las 
resoluciones por violación de las formas y solemnidades que prescriben las leyes.
Declarada la nulidad, la Cámara resolverá el fondo de la cuestión litigiosa.
El recurso debe interponerse por escrito, ante el mismo juez que dictó el acto que se 
impugna y se puede hacer por diligencia, el plazo para interponer el mismo es de 5 días de la 
notificación de la sentencia.
Una  vez  interpuesto  el  juez  verifica  que  se  haya  interpuesto  en  termino  y  que  la 
resolución es apelable, y concede la admisión del recurso por ante la cámara de apelación.
El  recurso  es  concedido  generalmente  con  efecto  suspensivo,  a  menos  que  la  ley 
disponga  lo  contrario,  y  lo  que  puede  disponer,  es  que  sea  sin  efecto  suspensivo,  lo  que 
significa  que  puede  tener  efecto  devolutivo  ya  que  el  juez,  opone  al  efecto  suspensivo,  el 
efecto  devolutivo.,  cuando  se  dice  que  es  devolutivo,  significa  que  no  se  suspende  las 
actuaciones principales, tramitándoselo por cuenta separada. Si el decreto o auto de que se 
trate  no  hubiese  sido  sustanciado,  el  recurso  de  apelación,  puede  interponerse  en  forma 
subsidiaria con el recurso de reposición.

RECURSO DE CASACIÓN: artículo 383 y siguientes.
El objeto del recuso de casación, es atacar las sentencia contradictorias, en los casos 
en  que  la  ley  considere  expresamente  o  que  los  intereses  de  las  partes  no  estén 
garantizados, con la decisión de los tribunales inferiores.

Artículo  383.  ­  Procedencia.  El  recurso  de  casación  procederá  por  los  siguientes 
motivos:
1.  Que  la  decisión  se  hubiere  dictado  violando  los  principios  de  congruencia  o  de 
fundamentación lógica y legal, o que se hubiere dictado con violación de las formas y 
solemnidades  prescriptas  para  el  procedimiento  o  la  sentencia.  No  procederá  si  el 
recurrente hubiere concurrido a producirla, aceptado los actos nulos, o que éstos, no 
obstante la irregularidad, hubieren logrado la finalidad a que estaban destinados; o no 
resultare afectada la defensa en juicio.
2. Que se hubiere violado la cosa juzgada.
3. Que el fallo se funde en una interpretación de la ley que sea contraria a la hecha, 
dentro de los cinco años anteriores a la resolución recurrida, por el propio tribunal de 
la  causa,  por  el  Tribunal  Superior  de  Justicia,  un  Tribunal  de  Apelación  en  lo  Civil  y 
Comercial,  u  otro  Tribunal  de  Apelación  o  de  instancia  única  de  esta  Provincia.  Si  el 
fallo  contradictorio  proviniere  de  otra  sala  del  Tribunal  Superior  de  Justicia,  o  de  un 
Tribunal de otro fuero, el Tribunal de Casación se integrará con la Sala Civil y con la 
sala que corresponda del Tribunal Superior de Justicia.
4. Que el fallo contraríe la última interpretación de la ley hecha por el Tribunal Superior 
de Justicia en ocasión de un recurso fundado en el inciso precedente.

Artículo 384. ­ Resoluciones recurribles. El recurso de casación podrá interponerse contra las 
sentencias definitivas, los autos que pongan fin al proceso, hagan imposible su continuación o 
causen un gravamen irreparable, dictados por la Cámara. 
También  procederá,  en  los  supuestos  previstos  en  los  incisos  3)  y  4)  del  Artículo 
anterior, aunque la resolución recurrida no fuera definitiva.
No se entenderá por sentencia definitiva la que se dicte en los juicios que, después de 
terminados, no obsten a la promoción de otros sobre el mismo objeto.

Tramite:
El recurso de casación se debe interponer por escrito dentro de los 15 días de la notificación 
de  la  sentencia,  por  ante  el  tribunal  que  hubiere  dictado  la  resolución  que  se  ataca  y  bajo 
sanción de inadmisibilidad: debiendo contener:
­ El motivo en que se funda y los argumentos que se sustentan cada motivo.
­ La aplicación e interpretaron del derecho que se pretende.
­ La constitución de un domicilio dentro del radio del tribunal.

Motivos de la casación:
1. Por violación al principio de congruencia.
2. Violación al principio de fundamentación lógica y legal.
3. Violación de las formas y solemnidades prescriptas para el procedimiento.
4. Violación de las formas y solemnidades prescriptas para la sentencia.
5. Por violación de la cosa juzgada.
6. Por sentencias contradictorias, ante idénticas situaciones fácticas, que el fallo que se 
trae a confrontación haya sido dictado dentro de los 5 años.
7. Por último, por apartamiento de la doctrina legal del superior tribunal.

Trámite:
El recurso se interpone ante el tribunal de sentencia, dentro de los 5 días de notificada.

RECURSO DE INCONSTITUCIONALIDAD PROVINCIAL: artículo 391 y siguientes.
El objeto de este recurso es atacar una sentencia definitiva, porque vulnera una norma 
de la Constitución Provincial.
El recurso de inconstitucionalidad procede por los siguientes motivos:

Artículo  391.  ­  Procedencia.  El  recurso  de  inconstitucionalidad  procederá  por  los 
siguientes motivos:
1.  Cuando  en  el  proceso  se  haya  cuestionado  la  validez  de  una  ley,  decreto,  ordenanza  o 
reglamento, bajo la pretensión de ser contrarios a la Constitución.
2. Cuando en el proceso se haya puesto en cuestión la inteligencia de alguna cláusula de la 
Constitución  y  la  decisión  haya  sido  contraria  a  la  validez  del  título,  derecho,  garantía  o 
exención que sea materia del caso y que se funde en esa cláusula.
Artículo  392.  ­  Resoluciones  recurribles.  El  recurso  de  inconstitucionalidad 
procederá  contra  las  resoluciones  de  la  Cámara  a  que  hace  referencia  el  primer  párrafo  del 
Artículo 384 con la limitación establecida en la última parte del mismo artículo. El Artículo 384 
se refiere al recurso de casación: 
Artículo 384. – Resoluciones recurribles. El recurso de casación podrá interponerse 
contra  las  sentencias  definitivas,  los  autos  que  pongan  fin  al  proceso,  hagan  imposible  su 
continuación o causen un gravamen irreparable, dictados por la Cámara.
También  procederá,  en  los  supuestos  previstos  en  los  incisos  3)  y  4)  del  Artículo 
anterior, aunque la resolución recurrida no fuera definitiva.
No se entenderá por sentencia definitiva la que se dicte en los juicios que, después de 
terminados, no obsten a la promoción de otros sobre el mismo objeto.

Trámite:
Artículo  393.  ­  El  recurso  se  sustanciará  por  el  trámite  previsto  para  el  de  casación. 
Cuando  fuese  concedido,  se  elevarán  los  autos  al  Tribunal  Superior  de  Justicia  quien 
resolverá, previa vista al fiscal general por el plazo de diez días.
Después se le da exactamente el mismo trámite que para el recurso de casación.

RECURSO DE INCONSTITUCIONALIDAD NACIONAL: artículo 14, 15 y 16 de la ley
48.
El objeto de este recurso es atacar la sentencia definitiva, porque vulnera una norma 
de la Constitución Nacional.
Este  recurso  es  excepcional  porque  saca  una  cuestión  de  su  jurisdicción  natural  para 
llevarla a resolver en otra.
De acuerdo a lo que dispone el artículo 14 de la ley 48, la corte suprema de justicia de 
la nación, funciona como tribunal de casación, debiendo anular, resolver sobre el fondo de la 
cuestión o hacer cumplir el punto cuestionado.
Este  recurso  procede  cuando  se  cuestiona  la  validez  de  un  tratado,  de  una  ley  del 
Congreso de la Nación o de una autoridad ejercida en nombre de la nación y la decisión sea 
contra su validez.

Trámite:
El recurso se interpone ante el tribunal de sentencia, dentro de los 5 días de notificada.
PROCEDIMIENTOS:
­ ORDINARIOS (417)
­ GENERALES (Art. 411 C.P.C.)
­ ABREVIADOS (418)
­ DECLARATIVOS (Art.409 C.P.C)
­ ESPECIALES: (Art. 412 CPC) Para determinadas relaciones de derecho
­ CONTENCIOSOS (Art. 408 CPC)
­ GENERALES (Art.414, 526 y ss CPC)
­ EJECUTIVOS (Art. 409 CPC)
­ ESPECIALES (Art. 414, 801 ss CPC)

­ Vías  recursivas  ordinarias  y  extraordinarias.  Incidentes.  Procedencia.  Vías 


complementarias: Aclaratoria e interpretación. Queja. 

El recurso: 
Acto procesal por el cual, la parte que se considera agraviada por una resolución judicial, 
pide su reforma o anulación, sea al mismo tribunal o a un tribunal jerárquicamente superior. 
ORDINARIOS:  se  conceden  ante  el  mismo  juez  o  ante  el  tribunal  de  apelación  para 
reparar  todo  tipo  de  omisión,  error  o  vicios  de  procedimiento.  Ej.:  aclaratoria,  reposición  o 
revocatoria, apelación, nulidad, y directo o de queja. 
EXTRAORDINARIOS:  Son  modos  particulares  y  limitados  de  impugnación,  sólo  proceden 
ante  motivos  concretos  y  preestablecidos  por  la  ley.  Se  conceden  respecto  a  cuestiones 
específicamente determinadas por la ley. En cuanto a los efectos pueden ser: 
­ DEVOLUTIVO o NO DEVOLUTIVO
­ SUSPENSIVO o NO SUSPENSIVO 
­ PERSONAL / EXTENSIVO o COMUNICANTE. 
­ INMEDIATO o DIFERIDO.
 
RECURSO DE ACLARATORIA: remedio procesal con que cuentan las partes para peticionar 
que el mismo juez mediante su modificación parcial, adecue la res. judicial a los hechos y al 
derecho aplicable. 
RECURSO  DE  REPOSICION  O  REVOCATORIA:  Tiene  como  finalidad  que  el  tribunal 
revoque,  deje  sin  efecto,  modifique  o  confirme  una  resolución.  Evita  los  gastos  y  demoras 
que supone la segunda instancia. 
RECURSO  DE  APELACION:  remedio  procesal  tendiente  a  obtener  que  un  tribunal 
jerárquicamente superior, revoque o modifique una resolución judicial que se estima errónea. 
RECURSO DE NULIDAD: se encuentra comprendido en la apelación. Procede por defectos 
formales, y se tramita conjuntamente con la apelación. 
RECURSO  DE  CASACION:  Medio  de  impugnación  de  la  sentencia  con  particularidades 
especiales.  Es  un  medio  de  impugnación  por  el  cual  una  parte  postula  la  revisión  de  los 
errores jurídicos atribuidos a la sentencia de mérito que la perjudica, reclamando la correcta 
aplicación  de  la  ley,  o  la  anulación  de  la  sentencia  y  una  nueva  decisión.  Es  una  vía 
extraordinaria que como regla solo habilita el control de las cuestiones de derecho, y no las 
de hecho. 
RECURSO  DIRECTO  O  DE  QUEJA:  ha  sido  definido  como  la  instancia  que  se  interpone 
cuando  el  juez  deniega  la  admisión  de  un  recurso  ordinario,  que  procede  con  arreglo  a 
derecho. 
RECURSO  DE  INSCONSTITUCIONALIDAD:  remedio  extraordinario  de  carácter  procesal 
instituido para mantener la supremacía de la constitución. El recurso de inconstitucionalidad 
tutela  para  que  se  mantengan  incólumes  las  garantías  y  los  principios  rectores  de  la 
constitución,  el  recurso  de  casación  tutela  el  control  de  legalidad  sobre  las  cuestiones  de 
derecho y mantiene la uniformidad de la jurisprudencia.

QUEJA
El  recurso  de  queja  es  un  meta–recurso  destinado  a  impugnar  la  resolución 
jurisdiccional que deniega indebidamente un recurso que procede ante otro tribunal, a fin de 
que  éste  –ante  quien  se  interpone–  lo  declare  mal  denegado  (Arocena­Balcarce).  La  queja, 
entonces,  procede  contra  la  resolución  que  deniega  indebidamente  un  recurso  que  procede 
ante otro tribunal (art. 485). El pronunciamiento que no concede un recurso es legal cuando 
la  resolución  impugnada  es  irrecurrible,  el  recurso  fue  interpuesto  fuera  de  término  o  por 
quien  no  tenía  derecho  (art.  455).  Por  el  contrario,  será  indebida  cuando  la  verificación  de 
esas  condiciones  de  procedencia  de  la  impugnación  se  ha  llevado  a  cabo  erróneamente  o 
cuando la denegatoria procede del análisis de las condiciones de forma de interposición del 
recurso que, como se infiere de lo expuesto, exceden tal materia de control por el tribunal a 
quo para la concesión del recurso.

Artículo 485.­ PROCEDENCIA. Cuando sea denegado indebidamente un recurso que 
procediere  ante  otro  Tribunal,  el  recurrente  podrá  presentarse  en  queja  ante  éste,  a  fin  de 
que lo declare mal denegado.
Artículo 486.­ TRAMITE . La queja se interpondrá por escrito en el término de dos o 
cuatro días ­según que los Tribunales actuantes residan o no en la misma ciudad­ desde que 
la resolución denegatoria fue notificada.
Cuando sea necesario, el Tribunal de Alzada podrá requerir el expediente, que devolverá sin 
tardanza.
Artículo  487.­  RESOLUCION .  El  Tribunal  se  pronunciará  por  auto  en  un  plazo  no 
mayor de cinco días, a contar desde la interposición o de la recepción del expediente.
Artículo  488.­  EFECTOS. Si  la  queja  fuere  deshechada,  las  actuaciones  serán 
devueltas sin más trámite al Tribunal de origen. En caso contrario se concederá el recurso y 
se requerirán las actuaciones a fin de emplazar a las partes y proceder según corresponda.
­ Medidas Cautelares: Concepto. Caracteres. Requisitos. Efectos.
MEDIDAS  CAUTELARES:  instrumento  procesal  preventivo  para  evitar  o  disminuir,  las 
consecuencias negativas derivadas de la duración, no deseable,, pero inevitable, del proceso.

Medidas cautelares en particular:

Embargo: 
Afectación de un bien al resultado de un pleito, individualiza un bien y limita las facultades de 
disposición y goce, para asegurar la eventual sentencia de condena.
3 Clases de embargo: Preventivo, ejecutivo y ejecutorio.
­ Embargo Preventivo: el que se ordena en los procesos declarativos, mientras no se 
ha  dictado  sentencia  de  condena.  Requiere  contracautela,  cuando  es  solicitado  antes 
de  la  demanda,  puede  caducar.  Es  el  que  se  traba  antes  de  la  iniciación  del  juicio  o 
durante el trámite del juicio ordinario o abreviado. Se halla autorizado para asegurar el 
cumplimiento  tanto  de  obligaciones  de  dar  cantidades  de  cosas  o  cosas  ciertas  y 
determinadas,  así  como  también  de  hacer  o  de  no  hacer.  Para  su  despacho,  en 
nuestro sistema legal se requiere solamente el otorgamiento de contracautela. Cuando 
es  trabado  antes  de  la  demanda  rige  un  plazo  de  caducidad  y  pesa  sobre  el 
embargante la carga de entablar demanda en el término de 10 días; si así no lo hace 
deberá  responder  por  las  costas  y  daños  y  perjuicios  que  hubiere  ocasionado.  En 
cuanto  a  los  presupuesto  de  admisibilidad  ,  no  es  necesario  acreditar  prima  facie,  el 
derecho para trabar embargo preventivo, porque como dice la norma del 466 C.P.C.C 
solo  basta  que  el  interesado  otorgue  contracautela  o  caución  adecuada.  Si  bien  la 
norma no exige acreditar verosimilitud del derecho, es indispensable indicar al tribunal 
que  es  lo  que  debe  el  demandado  en  virtud  de  lo  cual  se  entabló  o  se  entablara  la 
correspondiente demanda.
­ Embargo Ejecutivo: se ordena de oficio, no requiere contracautela, no esta afectado 
a la caducidad, porque siempre supone la promoción de una demanda ejecutiva. Es el 
que se ordena juntamente con la demanda ejecutiva y que, como se funda en un título 
que goza de presunción de autenticidad, no requiere demostración de la verosimilitud 
del derecho y tampoco deberá prestarse fianza.
­ Embargo  Ejecutorio:  supone  el  dictado  de  una  sentencia  de  condena.  Es  el 
resultado de la conversión de alguno de los otros dos o el decretado directamente de 
la sentencia, en cuyo caso no hace falta contracautela. Es el que se traba después de 
la sentencia con miras a su ejecución.
Es minuciosa la regulación que contiene el CPCCba respecto a los dos primeros, estableciendo 
modalidades del trámite y formas especiales de efectivización. Si el objeto de la medida son 
bienes  muebles,  se  oficiará  al  oficial  de  justicia  para  que  lleven  adelante  la  medida,  quien 
podrá  usar  la  fuerza  pública  o  allanar  el  domicilio  a  los  fines  del  cumplimiento  de  su 
cometido.

Inhibición general:
Artículo 481. ­ Inhibición general de bienes. En todos los casos en que habiendo lugar 
a  embargo,  éste  no  pudiere  hacerse  efectivo  por  no  conocerse  bienes  del  deudor  o  por  no 
cubrir  éstos  el  importe  del  crédito  reclamado,  podrá  solicitarse  contra  aquél  la  inhibición 
general de disponer de sus bienes, la que se deberá dejar sin efecto siempre que presentase 
a embargo bienes suficientes o diere caución bastante.
El  que  solicitare  la  inhibición  deberá  expresar  el  nombre,  apellido  y  domicilio  del 
deudor,  así  como  todo  otro  dato  que  pueda  individualizarlo,  sin  perjuicio  de  los  demás 
requisitos que impongan las leyes.

Anotación de la litis:
Artículo  482.  ­  Anotación  de  litis.  Procederá  la  anotación  de  litis  cuando  se  dedujere 
una pretensión que pudiere tener como consecuencia la modificación de una inscripción en el 
registro  correspondiente  y  el  derecho  fuere  verosímil.  Cuando  la  demanda  hubiere  sido 
desestimada, esta medida se cancelará con la terminación del juicio.

Intervención judicial:
Artículo 475 y siguientes.
Específicamente dice el Artículo 476. ­ Interventor Recaudador. A pedido del acreedor 
y  a  falta  de  otra  medida  cautelar  eficaz  o  de  bienes  susceptibles  de  embargo  o  como 
complemento  de  la  dispuesta,  podrá  designarse  a  un  interventor  recaudador  y/o  decretarse 
embargo  de  sumas  de  dinero  en  efectivo  o  depositadas  en  cualquiera  de  sus  formas,  si 
aquélla  debiera  recaer  sobre  bienes  productores  de  rentas  o  frutos.  Su  función  se  limitará 
exclusivamente a la recaudación de la parte embargada o sumas depositadas, sin injerencia 
alguna en la administración.

Prohibición de no innovar o medida de no innovar:
Artículo 483. ­ Prohibición de innovar. Podrá decretarse la prohibición de innovar en
toda clase de juicio, siempre que:
1. El derecho fuere verosímil.
2. Existiere el peligro de que si mantuviera o alterará en su caso, la situación de hecho 
o de derecho, la modificación pudiera influir en la sentencia o convirtiera su ejecución 
en ineficaz o imposible.
3. La cautela no pudiere obtenerse por medio de otra medida cautelar.

Medidas Cautelares: 
Han sido definidas (proceso civil) como aquellas que tienden a impedir que el derecho 
cuya  actuación  se  pretende,  pierda  virtualidad  o  eficacia  durante  el  tiempo  que  transcurre 
entre la demanda y sentencia. Son resoluciones jurisdiccionales provisionales, que se dictan 
in  audita  parte,  con  el  fin  de  evitar  el  menoscabo  inminente  de  derechos  personales  o 
patrimoniales. Son resoluciones del órgano jurisdiccional y su objeto consiste en asegurar la 
eficacia  de  la  sentencia  a  dictar,  significan  un  anticipo  asegurativo  de  la  garantía 
jurisdiccional. En el proceso penal, son denominadas como medidas de coerción e implican en 
general  restricción  al  ejercicio  de  derechos  personales  o  patrimoniales  del  imputado  o  de 
terceras  personas.  En  el  procedimiento  familiar  las  cautelares  procuran  la  protección  de  la 
familia  en  su  integridad.  Pueden  ser  de  carácter  pecuniario  también  y  muy  especialmente 
personales. 
Requisitos de admisibilidad: 
Verosimilitud  del  derecho:  significa  la  aparente  atendibilidad  del  derecho  o  la 
acreditación de la probabilidad de su existencia. 
Peligro en la demora: Quién solicita la protección debe acreditar también el peligro 
en  la  demora.  Esto  último  puede  concretarse  mediante  una  simple  manifestación  ante  el 
tribunal de “el estado de peligro en que se encuentra el derecho principal.
La  Contracautela:  Se  requiere  con  el  fin  de  garantizar  la  igualdad  entre  las  partes. 
Se materializa con el otorgamiento de la caución real, personal o juratoria que garantiza a la 
parte contraria el eventual resarcimiento por los daños y perjuicios que la medida le pudiere 
ocasionar. 

Caracteres: 
La accesoriedad: significa que el proceso cautelar carece de autoridad ya que esta al 
servicio de otro principal. 
La  provisoriedad:  el  mantenimiento  de  las  medidas  precautorias  será  condicionado 
por la vigencia del trámite principal y si desaparece lo que le dio origen, deben cesar también 
las que fueron ordenadas en base a ello. 
La  mutabilidad:  pueden  ser  modificadas  por  pedido  de  cualquiera  de  las  partes, 
puede ser ordenado su levantamiento, su sustitución o su cambio a pedido del deudor si este 
propone  otra  que  estime  mas  conveniente  y  en  tanto  ello  no  perjudique  los  intereses  del 
acreedor. 

MEDIDAS CAUTELARES ESPECÍFICAS 

­ EMBARGO:  el  embargo  es  la  afectación  de  un  bien  del  deudor  al  pago  del  crédito 
cuestionado. 
­ INHIBICIÓN  GENERAL  DE  BIENES:  es  la  medida  cautelar  que  impide  genéricamente 
gravar  o  enajenar  bienes  registrables.  Su  anotación  en  los  asientos  dominiales,  tiene 
como  objeto  evitar  actos  de  disposición  o  la  constitución  de  derechos  reales. 
Subsidiario del embargo y procede en los casos de no conocerse bienes del deudor o 
porque los que existen son insuficientes. 
­ ANOTACIÓN  DE  LA  LITIS:  asegura  la  publicidad  de  los  procesos  relativos  a  bienes 
inmuebles  o  muebles  registrables.  Su  finalidad  es  hacer  conocer  la  existencia  de  un 
juicio que afecta al bien pero no impide su enajenación. 
­ INTERVENCIÓN JUDICIAL: es la medida precautoria que afecta la administración que 
el propietario realiza de sus propios bienes o negocios. 
­ PROHIBICIÓN  DE  INNOVAR:  tiende  a  impedir  que  se  modifique  una  situación  de 
hecho o de derecho existente en un momento determinado a los fines de mantener la 
igualdad de partes con intereses contrapuestos. 
­ MEDIDA CAUTELAR INNOMINADA: es aquella que puede dictar el juez, conforme a las 
necesidades del caso cuando no existe en la ley una previsión específica que satisfaga 
la necesidad de aseguramiento. Otorgamiento condicionado a que no pueda utilizarse 
otra  medida  cautelar:  que  exista  temor  fundado  de  perjuicio,  y  que  se  trate  de 
medidas de seguridad que resulten más aptas al objeto del juicio. 
­ La  pretensión  civil:  Se  caracteriza  como  una  declaración  de  voluntad  que  formula  el 
requirente ante el órgano jurisdiccional en la que se afirma la violación de un derecho 
sustancial. En la pretensión sólo se expone lo que un sujeto quiere y no lo que sabe o 
siente, pero siempre basado en hechos relevantes para el derecho. La pretensión es el 
objeto  del  proceso  y  que  la  acción  no  debe  ser  confundida  con  la  pretensión  ni  a 
ésta con la demanda, ya que ésta es un mero acto de iniciación procesal (demanda). 
La  pretensión  constituye  el  objeto  del  proceso  contencioso  y  no  su  contenido,  es  el 
acto en cuya virtud se reclama ante un órgano judicial y frente a una persona distinta 
la  resolución  de  un  conflicto  suscitado  entre  dicha  persona  y  el  autor  de  la 
reclamación. 
En síntesis:
la pretensión es la afirmación que formula un sujeto de derecho de merecer la tutela 
jurídica  y  la  aspiración  concreta  de  que  ésta  se  haga  efectiva.  La  pretensión  se  presenta 
como  una  voluntad  jurídica.  El  sujeto  de  la  acción  (pretensión)  es  quien  promueve  la 
demanda. 
En el proceso civil: se manifiesta inicialmente como una simple facultad de plantear ante el 
juez una pretensión. 
En  el  proceso  penal:  es  promovida  por  el  ministerio  público  fiscal,  en  donde  el  funcionario 
actúa conforme al principio de legalidad. 
Objeto: Debe estar determinado y resultar posible e idóneo. 

OBJETO  MEDIATO:  clase  de  pronunciamiento  que  se  reclama,  Ej.,  de  condena,  de 
declaración. 
OBJETO INMEDIATO: está constituido por aquello que efectivamente se pretende. 

La  causa  de  la  pretensión:  Se  vincula  con  el  fundamento  legal  de  la  petición  que  debe 
coincidir con el de la relación afirmada. 
Caracteres:  No  constituye  un  derecho  sino  un  acto  que  puede  caracterizarse  como  una 
declaración  de  voluntad  petitoria  y  debe  necesariamente  deducirse  frente  a  una  persona 
distinta del autor de la reclamación. 
Extinción de la pretensión: La pretensión procesal se extingue mediante la sentencia que la 
actúa, o que deniega su actuación. 

LA  DEMANDA:  Es  el  mero  acto  de  iniciación  procesal.  Es  un  acto  procesal  formal  y 
documental  cuya  presentación  al  juez  implica  el  ejercicio  de  la  acción  y  que  resulta  ser  el 
continente de un contenido necesario: la pretensión. 
CONTESTACION DE LA DEMANDA: Es el acto mediante el cual el demandado alega todas las 
excepciones y defensas que intenta hacer valer contra la pretensión procesal. 
Excepción  Procesal:  Es  un  poder,  es  toda  defensa  que  el  demandado  opone  a  la 
pretensión del actor esgrimiendo hechos modificativos, impeditivos o extintivos. Éstas pueden 
ser: 
Excepciones Perentorias: aquellas que en el supuesto de prosperar excluyen 
definitivamente el derecho del acto. Ej., de prescripción, de pago, cosa juzgada, 
etc. 
Excepciones  Dilatorias:  aquellas  que  en  caso  de  prosperar  desplazan 
temporariamente el pronunciamiento del juez sobre la pretensión del actor. 
Reconvención: El demandado introduce una nueva pretensión dirigida contra 
el  actor  que  puede  motivar  un  juicio  independiente.  La  reconvención  importa 
una contrademanda.

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