En otras palabras, para una parte de nuestra mente es lo mismo pensar que hacer.
Anuncios
Para maximizar el poder persuasivo de nuestra propia mente, es preciso prestar especial
atención a cinco factores fundamentales: la repetición, la claridad, la acción en el tiempo
presente, la implicación personal y el uso de los cinco sentidos.
2. La claridad asegura que nuestras imágenes sean nítidas tanto en forma como en
contenido y por tanto es importante que utilicemos la mayor cantidad de
información posible en nuestros ejercicios de visualización. Forma tu mundo imaginado
detalle por detalle (cuanto más practiques, más fácil te será agregar detalles). Visualiza el
escenario: ¿en dónde estás?, ¿es de día o de noche?, ¿hace frío?, ¿cómo es el lugar: amplio,
iluminado, cómodo? Visualiza las personas: ¿qué apariencia tienen?, ¿hay muchas?, ¿cómo
interactúan contigo: te felicitan, te sonríen, te aplauden, te piden un favor? Visualízate
también al máximo detalle: ¿estás recién bañado?, ¿qué fragancia estás usando?, ¿de qué
color son tus prendas?, ¿estás emocionado o calmado?, ¿qué estás diciendo?, ¿qué haces?,
¿qué sientes?
Obviamente, las primeras veces que intentes hacer ejercicios de visualización no serás capaz
de incorporar tanta información. Mi interés no es que te fatigues haciéndolo, ten paciencia y
ve agregando detalles poco a poco. No te abrumes al principio con tanta información. Lo más
importante es hacer el ejercicio de visualización, con la práctica serás a un tiempo un gran
director, productor y guionista de las películas en tu mente, y cada vez lo harás mejor.
3. La acción en tiempo presente asegura que nuestra imaginación no se quede en el
futuro, sino que quede fijada en el “ahora”, sin importar si nuestro objetivo necesita
cierto tiempo para hacerse realidad. Así, por ejemplo, si deseas ser un profesional, debes
visualizarte con el diploma con tus nombres y apellidos escritos en él o ejerciendo tu
profesión ahora mismo.
Quiero que a partir de este momento elimines todas las distracciones que tengas a tu
alrededor por unos diez minutos. Pausa la música, apaga la televisión, cierra la puerta de tu
habitación y haz lo que sea necesario para que estés cómodo y nada te pueda interrumpir. Si
es imposible para ti eliminar estas distracciones en este momento, busca el momento
apropiado en otra ocasión.
Ahora quiero que comiences a respirar lenta y profundamente, relájate y enfoca tu mente,
recordando una situación muy importante para ti en la que hayas tenido falta de confianza y
las cosas no te hayan salido como hubieras querido. Puede ser la última vez que hablaste en
público o quizá un momento en el que tenías todo lo necesario para hacer las cosas bien
pero tu confianza te traicionó justo en el momento más importante.
Recuerda lo que estabas pensando en ese momento, recuerda el momento en el que todo
comenzó a salir mal, recuerda lo que estabas sintiendo, ¿qué estabas oyendo?, ¿hacia dónde
estabas mirando?, ¿había un olor particular en tu entorno?, ¿qué estabas tocando?
Cuando tengas muy bien capturado el recuerdo de aquella situación, detente en el momento
justamente anterior cuando tu confianza comenzó a flaquear. Lo que vamos a hacer es
modificar tu recuerdo, vamos a recrearlo como si hubieras tenido una gran
autoconfianza y vamos a crear una simulación mental de eso que es tan importante
para ti pero de una manera más positiva.
Así que comienza a sentir cómo tu confianza te invade justo antes del momento clave de tu
recuerdo. Trata de verte a ti mismo relajado, tranquilo, seguro de ti mismo. Visualiza una
postura corporal decidida y una actitud mental serena pero atenta. Siente poco a poco como
tu mente se libera de todas sus preocupaciones y se centra cada vez más en lo que va a
ocurrir en los momentos siguientes. Con la concentración adecuada, ya no piensas si
las cosas están saliendo mal o bien o si los demás te aprueban o no. Tu mente está
demasiado enfocada en lo que estás haciendo como para distraerse por eso.
Ahora puedes verte a ti mismo en la actitud mental adecuada para enfrentar un reto que
necesita de toda tu confianza. Imagina cómo esa gran confianza va esparciéndose por tu
cuerpo y tu mente, imagínate a ti mismo apuntando a lo más alto, enfrentando tus desafíos
de la mejor manera posible, poniéndote límites muy estimulantes y alcanzando tu máximo
potencial. Visualízate esforzándote hasta el fondo y haciendo eso que no hiciste cuando tu
confianza no estuvo allí para apoyarte, supón que todo sale a la perfección. Siéntete
poderoso en esa situación, revívela como si fueras a enfrentarte de nuevo a ella
justo ahora, pero esta vez con toda la confianza posible.
Amplifica esas sensaciones de poder y de firmeza. Súbele el volumen a los aplausos que tal
vez puedas recibir, ponle “zoom” a las sonrisas complacidas de las personas que te apoyan o
te felicitan. Intensifica las emociones de placer que ahora inundan tu cuerpo porque todo te
está saliendo de maravilla. Siente como nada puede detenerte, siente cómo fluye una
energía inagotable por todo tu cuerpo y cómo eres capaz de resistir cualquier
esfuerzo.
Para terminar, imagina que lentamente tomas control de la situación y que tienes la
sensación de que eres capaz de superar cualquier adversidad que pueda presentarse. Piensa
que sales airoso de cualquier eventualidad, que eres capaz de superar cualquier dificultad,
que estás resuelto a hacer las cosas bien y nada va a impedirlo. Aunque haya errores, sabrás
superarlos y mantendrás –o aumentarás- el esfuerzo necesario para que las cosas salgan de
la mejor manera.
Si, por ejemplo, debes hacer una exposición importante en tu universidad o trabajo, una vez
que domines la información que vas a presentar, en lugar de repetir y repetir
incansablemente la información, visualízate presentándola, siguiendo los lineamientos que te
acabo de dar. Te aseguro que será más efectivo que memorizar hasta el agotamiento la
misma información una y otra vez.
Estos ejercicios se pueden hacer también para metas más generales, como bajar de peso o
ser una persona con más control en su vida. Trata de hacerlos antes de dormir (¡incluso
podrías soñar con ellos, lo cual fortalecería aún más su eficacia!) o después de
despertar, mientras te duchas o desayunas, o mientras te diriges a tu lugar de estudio o
trabajo.
Finalmente, mientras practiques tus simulaciones, trata de sugestionarte con frases que sean
muy persuasivas para ti, como por ejemplo: “Nada puede detenerme” o “Soy una persona
exitosa y logro lo que me propongo”. Aquí puedes encontrar algunas frases e imágenes que
personalmente me resultan bastante motivadoras.
En las siguientes oportunidades, me gustaría comentarte un poco mejor por qué estos
ejercicios de visualización son tan eficaces al mejorar lo que en psicología se conoce como
“expectativas de resultado”. Además, me gustaría mostrarte –desde la psicología social- los
cuatro elementos más importantes para mejorar la autoeficacia: el modelamiento, la
persuasión verbal, la activación emocional y las capacidades de ejecución. Como habrás
adivinado, no me quedaré en la teoría, sino te diré qué puedes hacer para potenciar cada
una de estos elementos al máximo.
--