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A lo largo del siglo XIX, varios químicos comenzaron a clasificar los elementos conocidos de acuerdo a sus propiedades, lo que eventualmente llevó a la creación de la tabla periódica moderna. En 1869, Dmitri Mendeleev publicó la primera versión completa de la tabla periódica, organizando los elementos en orden creciente de masa atómica y dejando espacios vacíos para elementos aún no descubiertos, predeciones que se confirmaron posteriormente. La tabla de Mendeleev sentó las bases de la química
A lo largo del siglo XIX, varios químicos comenzaron a clasificar los elementos conocidos de acuerdo a sus propiedades, lo que eventualmente llevó a la creación de la tabla periódica moderna. En 1869, Dmitri Mendeleev publicó la primera versión completa de la tabla periódica, organizando los elementos en orden creciente de masa atómica y dejando espacios vacíos para elementos aún no descubiertos, predeciones que se confirmaron posteriormente. La tabla de Mendeleev sentó las bases de la química
A lo largo del siglo XIX, varios químicos comenzaron a clasificar los elementos conocidos de acuerdo a sus propiedades, lo que eventualmente llevó a la creación de la tabla periódica moderna. En 1869, Dmitri Mendeleev publicó la primera versión completa de la tabla periódica, organizando los elementos en orden creciente de masa atómica y dejando espacios vacíos para elementos aún no descubiertos, predeciones que se confirmaron posteriormente. La tabla de Mendeleev sentó las bases de la química
¿Cómo se creó la tabla periódica de los elementos?
Durante el siglo XIX, los químicos comenzaron a clasificar los
elementos conocidos de acuerdo a similitudes en sus propiedades físicas y químicas. El final de esos estudios generó la Tabla Periódica Moderna que conocemos. Entre 1917 y 1929, el químico alemán Johan Dobereiner clasificó a algunos elementos en grupos de tres denominados triadas, ya que tenían propiedades químicas similares. Por ejemplo, en la triada cloro (Cl), bromo (Br) y yodo (I) notó que la masa atómica de Br estaba muy próxima al promedio de la masa de Cl e I. Desafortunadamente no todos los elementos se agrupaban en triadas y sus esfuerzos fallaron para proponer una clasificación de los elementos. En 1863, el químico inglés, John Newlands clasificó los elementos establecidos en varios grupos proponiendo la Ley de Octavas, conformado por elementos de masa atómica creciente, donde ciertas propiedades se repetían cada 8 elementos. En 1869, el químico ruso Dmitri Mendeleev publicó su primera tabla periódica de los elementos organizada en orden creciente de masa atómica. Al mismo tiempo, Lothar Meyer, químico alemán, publicó su tabla propia periódica con los elementos ordenados de menor a mayor masa atómica. Mendeleev organizó su tabla en filas horizontales dejando espacios vacíos donde debían incorporar algunos elementos que aún no habían sido descubiertos. En esa organización Mendeleev visualizó un patrón aparente: elementos con propiedades químicas similares aparecen en intervalos regulares (o periódicos) en las columnas verticales de la tabla. El respaldo a las predicciones de Mendeleev se produce tras el descubrimiento de galio (Ga), escandio (Sc) y germanio (Ge) entre 1874 y 1885 localizándolos en aquellos espacios vacíos, lo que dio aun mas valor y aceptación de su Tabla Periódica en la comunidad científica. En 1913, un químico inglés, Henry Moseley, mediante estudios de rayos X, determinó la carga nuclear (número atómico) de los elementos, reagrupándolos en orden creciente de número atómico, tal como la conocemos hoy.
El 13 de marzo de 1869 el famoso científico ruso Dmitri
Mendeléyev finalizó la composición de la tabla periódica de los elementos químicos. Este invento es uno de los más familiares para todos los que asistieron al colegio de la época soviética y postsoviética. La tabla, colgada de la pared en el aula de química, atraía la atención aún de los escolares sin particulares inclinaciones hacia las ciencias naturales. Sin embargo, el descubrimiento de la Ley Periódica y la creación de la tabla de los elementos fue realmente un hallazgo sin igual, que sentó las bases de la química moderna y permitió sistematizar los conocimientos de las sustancias y su interacción.
El sistema periódico es la ordenación de todos los elementos químicos,
naturales o creados artificialmente. Mendeléyev ordenó los elementos según su masa atómica, situando en una misma columna los que tenían algo en común. Al ordenarlos, se dejó llevar por dos grandes intuiciones: alteró el orden de masas cuando era necesario para ordenarlos según sus propiedades y se atrevió a dejar huecos, postulando la existencia de elementos desconocidos hasta entonces.
Al igual que muchos otros descubrimientos, la historia de la composición
de la tabla está acompañada por un mito científico. El sueño de Mendeléyev, en el que el científico vio claramente su hallazgo, ocupa un lugar de honor en la historia de la ciencia como la manzana de Newton o el baño de Arquímedes.
El propio Dmitri Mendeléyev no desmintió este sueño pero comentaba
que había soñado con esta tabla tras pasar varias noches en vela, tratando de dar forma en una hoja de papel a todas sus ideas. “En la cabeza todo está ya compuesto, pero no lo puedo expresar en una tabla”, dijo el científico a su amigo, el filósofo Lapshín, quien le había visitado poco antes del descubrimiento. Según las memorias de sus contemporáneos, el químico no había dormido varias noches consecutivas, y al alcanzar el último grado de agotamiento nervioso, se durmió y vio una tabla con todos los elementos en sus puestos. Solamente en un lugar se necesitó más tarde una corrección. Para hacer justicia habría que mencionar que varias versiones de la tabla periódica de los elementos basada en los pesos atómicos ya habían sido propuestas en la década de 1860 por colegas de Mendeléyev de Inglaterra y Alemania, pero precisamente la versión del químico ruso es la base de la usada actualmente.