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Myers – Psicología Social, Resumen:

Según Felicidad Loscertales el conocimiento de la identidad surge de 3 posibilidades:


1) Se puede comprobar que no soy como el otro, soy YO. Igual a mí mismo, diferente
a los otros.
2) Así es como soy conocido y valorado (positiva o negativamente) por los demás que
me reconocen, y a quienes reconozco dentro de ciertas categorías.
3) Mientras siento afinidad con las personas de mi grupo, presento sentimientos de
competitividad con aquellos que están aparte.

-IDENTIDAD: la suma de todo aquello que un individuo puede llamar propio. También a
esta definición de W. James, se le puede sumar el sentimiento de identidad que se genera
a partir de la referencia a un grupo social, como, por ejemplo, la nacionalidad
(Compatriotas que forman parte del mismo grupo social). Este sentimiento de pertenencia
a un grupo o clase puede oscilar entre una simple aceptación

Identidad Social: puede entenderse como la definición de la posición de un individuo


en un sistema de categorías sociales que conoce, valora y acepta.

Categorizaciones sociales: instrumentos cognitivos que segmentan, clasifican y


ordenan el ambiente social y permiten al individuo emprender muchas formas de acción
social. Pero no se limitan a sistematizar el mundo social: proporcionan también un sistema
de orientación para la autoreferencia: crean y definen el lugar del individuo en la
sociedad. Los grupos sociales entendidos en este sentido proporcionan a sus miembros
una identificación de sí mismos en términos sociales. Esas identificaciones son
en gran medida relacionales y comparativas: definen al individuo como similar o
diferente de los miembros de otros grupos, como ‘mejor’ o ‘peor’ que ellos. En
un sentido estrictamente limitado, que tiene su origen en estas consideraciones,
utilizamos el término identidad social.

Elementos constitutivos de la Identidad:


-Nombre propio y datos personales (son los que dan consistencia intelectual y
posibilidad de abstracción cognitiva a la realidad personal)
-La imagen del cuerpo (es la que concentra con mayor vigor con el concepto
de identidad, porque se superpone el cuerpo con el YO. Ejemplo: soy gordo)
-Las experiencias de vivencias sociales.
-Los valores de reconocimiento social: fama, honor, etc., y sus
correspondientes símbolos de estatus. (En este punto, generalmente no se
concentra el concepto de identidad, sino que lo que se ve afectado es
-Los grupos a los cuales pertenece y a los que desearía pertenecer.

La identificación:
En la identificación confluyen la perspectiva psicoa nalítica ( se trata de un fuerte
vínculo emocional a través del cual una persona actúa como si fuera aquella con la que se
identifica) y las teorías de aprendizaje social (se adoptan determinadas actitudes o conductas
porque se hanobservado en un “modelo”cuyos logros nos resultan motivadores)

Triple clasificación del sí-mismo social:


1) El sí mismo del grupo: por el contraste del grupo con los grupos ajenos,
el individuo se hace consciente de una importante faceta en su
identidad social. Por ejemplo: los españoles se declaran no racistas con
los negros, pero sí son muy racistas con los gitanos y marroquíes.
2) El sí mismo del rol: soy yo mismo distinguiéndome dentro del grupo.
Desempeño mi propia y única tarea dentro de un grupo, es decir,
desempeño mi propio rol.
3) El sí mismo del espejo: se construye la imagen del propio yo, en un
efecto de reflejo de las informaciones que se reciben de los demás.

La influencia del grupo en el desarrollo social:

-Comparación Social:
Nuestro autoconcepto no sólo incluye nuestra identidad personal, sino también nuestra
identidad social.
(Identidad social: es el aspecto “nosotros” de nuestro autoconcepto. Responde a la
pregunta ¿Quién soy?, pero refiriéndose a los grupos sociales que uno pertenece. Por
ejemplo: soy chileno, soy católico, etc.)
Si pertenecemos a un grupo que es mayoría estamos menos conscientes de nuestra
identidad social. Por ejemplo, si estoy en Chile estoy menos conscientes de mi
singularidad de ser chileno, pero si voy al extranjero, me hago mucho más consciente de
mi identidad social.
Las comparaciones sociales moldean nuestra identidad como ricos y pobres, tontos
inteligentes, etc., nos comparamos con los demás y nos hacemos conscientes de nuestras
diferencias.

-El juicio de los demás:


Los logros refuerzan nuestro autoconcepto cuando vemos reflejadas las valoraciones que
los demás hacen de nosotros.
El “Yo especular” es la denominación que el psicólogo Charles H. Cooley dio a nuestra
“utilización” de los demás como espejo para percibirnos a nosotros mismos. Lo que nos
importa no es cómo nos perciban los otros, sino la idea que tenemos nosotros de cómo
nos perciben. Como la gente suele sentirse más cómoda elogiando que criticando nuestra
valoración tiende a sobreestimarse; y esta costumbre es particularmente de los
occidentales.

-El yo y la cultura:
Individualismo: dar prioridad a las metas personales sobre las del grupo y definir nuestra
identidad en términos de atributos personales, en lugar de identificación con el grupo.

La psicología de las culturas occidentales presupone que la vida se enriquecerá al definir los
posibles yo y al creer en el poder del control personal. No conformarse con las expectativas de los
demás. Por el contrario, ser honesto consigo mismo, buscar su propia dicha, hacer lo suyo. Para
amar a los demás, primero hay que amarse a sí mismo
Las culturas originarias de Asia, África y América Central y del Sur dan mucho más valor al
colectivismo. Ellos crían lo que Shinobu Kitayama y Hazel Markus(1995) llaman el
yo interdependiente. La identidad se define más en relación con los demás. Los
malasios, los indios, los japoneses y los kenianos tradicionales como los maasai, por
ejemplo, son mucho más dados que los australianos, los estadounidenses y los británicos
a completar la frase “yo soy” con sus identidades de grupo.
Al tener un yo interdependiente se tiene mayor sentido de pertenencia. El yo
interdependiente está incrustado y definido parcialmente por la pertenencia a los grupos sociales.
Así, pues, la meta de la vida social no es tanto realzar el yo individual, más bien se trata de
armonizarlo y brindar apoyo a la comunidad a la que se pertenece. Para quienes pertenecen a
culturas individualistas y en especial para las minorías que han aprendido a ignorar los prejuicios
de los otros, la valoración “externa” que se haga de uno y del grupo al que se pertenece importa
en menor grado. La autoestima es más personal y menos relacional.
La autoestima personal aumentó entre los estudiantes japoneses de intercambio después de siete
meses en la Universidad de British Columbia. La autoestima individual también es más alta entre
los inmigrantes asiáticos que llevan largo tiempo en Canadá, de lo que es entre los inmigrantes
que llevan menos tiempo y entre los que viven en Asia.

-La autoestima y el grupo:


Autoestima: autoevaluación general de una persona o la sensación de su propia valía.
¿La autoestima es la sumatoria de todos nuestros esquemas de sí mismos y posibles yo?
Hay psicólogos que suponen que sí y que para mejorar nuestra autoestima es necesario
elevar la valoración que tenemos de nosotros mismos y de nuestros posibles yo. Por
ejemplo, decirnos que somos atractivos, que somos delgados, etc. Sin embargo, Jonathan
Brown y Keith Dutton (1994) proponen que aquellas personas con alta autoestima están más
dispuestas a aceptar su apariencia, sus capacidades, etc.

Para probar su idea de que la autoestima afecta la percepción específica del yo (“de lo general a lo
particular”), Brown y Dutton presentaron a un grupo de estudiantes de la Universidad de
Washington un supuesto rasgo llamado “habilidad integrativa”. (Dieron a los estudiantes
grupos de tres palabras; por ejemplo, “carro”, “nadar”, “clave”, y les pidieron que
encontraran una palabra que vinculara entre sí las tres anteriores. Pista: la palabra
empieza con p.) Los de mayor autoestima estuvieron más dispuestos a informar que
tenían esta habilidad si se les decía que era muy importante, que si se les decía que no se
conocía su uso. Parece que, en general, sentir-se bien consigo mismo proyecta un brillo
optimista sobre los esquemas específicos de sí mismo y sobre los posibles yo.
Según Susan Harter la autoestima proviene de qué tan competente se siente una persona
con diferentes aspectos de su vida y cuánto apoyo recibe de los demás.
Al igual que primeros años de vida son importantes para el desarrollo sano o insano del
autoconcepto y la autoestima, la adolescencia es una etapa crítica en la consolidación de
estos procesos internos de desarrollo, porque implica el abandono de ciertos roles y de
determinadas actitudes. Además, las expectativas respecto a su conducta comienzan a
elevarse, esperando de él un alto grado de responsabilidad. Un aspecto esencial para
ayudar al joven a crecer, ser independiente y definir su personalidad lo constituyen sus
amigos y la pertenencia a un grupo. Si las relaciones que se dan dentro de este contexto
son sanas, entonces el joven consolidará una autoestima alta y un autoconcepto
adecuado.

-Relaciones de los roles sociales y el yo.


-Roles de alta y baja posiciones sociales:
Como demuestra el texto, se hicieron varios experimentos con gente, donde definían
roles. Y en todos los resultado fueron el mismo: aquellos que tenían un rol de líder
tendían a responder mejor preguntas intelectuales que aquellos que tenían un rol de
subordinado. También la percepción que tenían los designados como subordinados frente
al designado como líder, pues lo veían como más capaces, más inteligentes y autoritarios.

Distorsiones en la percepción del yo social.

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