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SUELOS Y SUS CLASES

1.1.-SUELO

Cobertura superficial de la corteza terrestre producto de la alteración de los minerales de las rocas
pre-existentes. La formación del suelo implica la meteorización química de los minerales primarios
dando lugar a nuevos minerales.

Los procesos de formación de suelos son oxidación, hidratación, hidrólisis, carbonatación y


disolución. Previamente a estos procesos deben realizarse los procesos de meteorización física.

El suelo, en el sentido ingenieril, es un aglomerado de minerales, materia orgánica y sedimentos,


relativamente sin cohesión depositado sobre el lecho de roca. Los suelos se pueden romper o
disgregar fácilmente, debido a sus constituyentes o partículas orgánicas. Las rocas por el contrario,
tienen alta resistencia debido a la cohesión interna y fuerzas moleculares, que mantienen unidos a
sus granos minerales constituyentes.

La frontera que divide a los suelos de las rocas es arbitraria, y muchos materiales naturales que uno
puede encontrar en la práctica profesional no son fácilmente clasificables. En ocasiones, se llega a
hablar de rocas muy blandas o de suelos muy duros.

Figura 1.1: Formación del suelo

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1.2.-CLASES DE SUELOS

SUELOS RESIDUALES Y TRANSPORTADOS

Los productos del ataque de los agentes de la meteorización pueden quedar en el lugar,
directamente sobre la roca de la cual derivan, dando así origen a suelos llamados residuales. Pero
esos productos pueden ser removidos del lugar de formación, por los mismos agentes geológicos y
redepositados en otra zona. Así se generan suelos que sobreyacen sobre otros estratos sin relación
directa con ellos, a estos suelos se les denomina transportados.

Existen en la naturaleza numerosos agentes de transporte, de los cuales pueden citarse como
principales los glaciares, el viento, los ríos y corrientes de agua superficial, los mares y las fuerzas de
gravedad; estos factores actúan a menudo combinándose.

Dentro de los suelos transportados tenemos: aluviales, fluviales, coluviales, glaciares, etc.

Figura 1.2: Suelos residuales no han experimentado ningún fenómeno de transporte, es decir, se han formado
en situ. Son típicos de zonas llanas y con intensas lluvias.

SUELOS COLUVIALES

Son materiales transportados y acumulados por acción de la gravedad. Su origen es local, producto
de la alteración in situ de las rocas, generalmente se ubica en los taludes de los cerros.

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Frecuentemente están asociados a masas inestables. Su composición depende de la roca de la que
proceden, estando formados por fragmentos angulares y heterométricos, generalmente de tamaño
grueso, englobados en una matriz limo arcillosa. Su espesor suele ser escaso, aunque puede ser muy
variable. La resistencia de estos materiales es baja, sobre todo en la zona de contacto con el sustrato
rocoso, y cuando se desarrollan altas presiones intersticiales como consecuencia de lluvias intensas,
se derrumban.

Figura 1.3: Suelos coluviales en las laderas del cerro Intiorko.

Figura 1.4: Depósitos coluviales. La flecha indica la superficie del abanico conformada por rocas desprendidas

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SUELOS ALUVIALES

Son los suelos de materiales transportados y depositados por las aguas de los ríos y se depositan
de acuerdo a tamaño, desde gruesos en la parte empinada del valle, hasta finos en la cuenca.

Están normalmente compuestos por arenas y gravas. Suelen ubicarse en quebradas y superficies
topográficas amplias. A diferencia de los coluviales, tienen un espesor más apreciable y conforman
terrazas más desarrolladas especialmente en los márgenes de valles fluviales

Los principales yacimientos de agregados corresponden a materiales aluviales que conforman


depósitos de piedemonte en las laderas de los cerros, en terrazas al costado de los ríos, planicies,
aluviones o depósitos residuales en rocas meteorizadas. Muchos de ellos son explotados
esporádicamente mediante canteras de diversos tamaños.

Figura 1.5 y 1.6: Depósito aluvial en el margen izquierdo del río Caramolle (izq.) y materiales aluviales del río
Caplina (der.)

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SUELOS EÓLICOS

Son suelos producidos por la acción del viento, osea son aero-transportables. Los vientos pueden
arrastrar partículas cuyo tamaño puede variar desde la arcilla hasta el de las arenas gruesas, estos
arrastres pueden hacer que las partículas se depositen a muchos kilómetros de su lugar de origen.

Mayormente se les observa en áreas costeras bajo la influencia de climas áridos, se depositan en
las depresiones, en las pendientes de los cerros ubicados en los frentes de los vientos.

Tanto la arcilla como la arena pueden ser localizadas en depósitos aluviales como eólicos.

Figura 1.7: Depósitos eólicos que tienden a levantarse sobre la loma rocosa.

SUELOS FLUVIALES

Material depositado y acumulado por los ríos. El tipo de material depende del estado del desarrollo
del valle por donde discurre el río, así como del lugar de donde es arrancado el material y también
donde es depositado, dependiendo también de la carga fluvial.

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Figura 1.8: Depósitos fluviales del río Caplina.

Figura 1.9: Extracción y clasificación de material fluvial en el río Callazas.

SUELOS GLACIARES

Los suelos glaciares son masas de suelo y hielo que por influencia de la gravedad se trasladan valle
abajo hacia zonas cálidas de materia rocosa es arrastrado con el glaciar y cuando el hielo se funde
da lugar a las morrenas que consta de un material procedente de desprendimientos, meteorización,
erosión glaciar, etc.

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Este tipo de suelos son de composición absolutamente heterogénea, porque contienen desde
grandes bloques, gravas y arenas permeables, arcillas y bancos de limos impermeable, de acuerdo
a esta formación son de elevada permeabilidad, en construcciones pesadas pueden correr riesgos
a consecuencia de los asientos diferenciales no uniformes.

Figura 1.10: Depósito glaciar constituido por gravas (cantos y bloques) en matriz de arena y arcilla.

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