estos dos destinos, está preparado para todo ser humano. Aunque mucha gente puede
ser escéptica al respecto, la Biblia deja en claro su existencia, y que, sólo a través de
Jesucristo, el hombre puede llegar al cielo. Tratando de justificarse, la gente siempre se
comparará con los peores referentes: Hitler, Pinochet, Idi Amin (todos ellos terribles
dictadores que asesinaron muchas personas), pero nunca lo harán con gente piadosa
como San Francisco de Asís, la Madre Teresa o el mismo Jesús, sencillamente porque
piensan que sus “buenas obras” les dan mérito delante de Dios. Este estudio se
concentra en la obra de Cristo, como único medio provisto por Dios para alcanzar la
salvación eterna.
Dentro y fuera de la iglesia hay muchas personas que creen que irán al cielo, pero no
será así. Esto parece una declaración muy áspera, pero Jesús sabía bien que no todos
los que dicen “conocerlo” realmente son seguidores de Él. Sus argumentos están
basados en una serie de seguridades falsas. Algunas personas sacan a relucir sus
“virtudes”, en comparación con personas malas o perversas. Pero la pregunta es
¿virtudes en comparación con quién? La norma de la santidad de Dios es la única en
contra de la cual se nos medirá. A la luz de la perfección de Dios, ninguno de nosotros
alcanza esa medida. Sin embargo, jugamos el juego de la comparación en casi todos los
aspectos de nuestra vida. Comparar nuestra “bondad” con la “maldad” de otros no nos
da ninguna garantía de llegar al cielo.
Si Dios nos preguntara, ¿por qué debo dejarte entrar al cielo, qué le diríamos?
Mateo 7:21-23
Algunos creen que el infierno es un invento de predicadores frustrados y de mente
cerrada. Piensan que un Dios de amor nunca podría mandar a alguien al infierno.
Otros piensan que el cielo es un estado de ánimo:” Alcanzamos el cielo en esta vida
cuando somos bondadosos y amorosos con los demás”. Pero lo cierto es que la Biblia
enseña que hay un destino eterno para el hombre. Puede ser el cielo o el infierno;
ambos tan reales como nuestra propia vida; y el lugar al que iremos, dependerá de la
respuesta que hayamos dado a Jesucristo.
Mateo 7:21-23
21 »No todo el que me dice: "Señor, Señor , entrará en el reino de los cielos, sino sólo el
que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo.22 Muchos me dirán en aquel día:
"Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios e
hicimos muchos milagros?" 23 Entonces les diré claramente: "Jamás los conocí.
¡Aléjense de mí, hacedores de maldad!"
Este pasaje es muy breve, está dentro del Sermón de las Bienaventuranzas, uno de los
discursos más espectaculares de Jesús. Que pensamos de las palabras de Jesús. ¿Son
duras? ¿Por qué lo dijo? ¿A quién se lo dijo?
En una sociedad tan materialista como la actual, la gente vive el momento, como si
nunca fuera a morir. Pero lo cierto es que Dios nos brinda la oportunidad de tener la
seguridad de saber a dónde iremos cuando terminen nuestros días.
Cristianismo Esencial estudio
La gente necesita tener la seguridad de que, al morir; irá directamente al cielo.
Jesucristo nos da esa seguridad. Este estudio, en particular, nos
pone la plataforma perfecta para que alguien que no ha asumido un compromiso
personal con Cristo, finalmente lo haga.
Solo estuvieron Mersy, Ileana y Eva.