El enfoque tradicional del Control Interno, que si bien generaba cierto grado de influencia
sobre los resultados de la entidad, ha sido superado por un enfoque contemporáneo que
tiene efectos sustantivos sobre dichos resultados. Los elementos clave del tránsito hacia
la actual visión del control interno son: La participación de la alta dirección y todo el
personal, en el diseño y ejecución del sistema de control interno y en el fortalecimiento
de los esfuerzos y resultados de las funciones auditoras internas y externas. El autocontrol
pasa a primeros planos tendiente a garantizar el cumplimiento de las políticas y
estrategias; y la supervisión continua se establece como una de las principales actividades
de control interno, a la que se unen las actividades de monitoreo, organización del trabajo,
gestión por competencias y otras acciones de similar importancia, donde participan todos
los integrantes de la entidad a todo nivel. El nuevo contenido del control interno rebasa
la comprobación física y otras medidas similares, propias de su versión tradicional. Entre
los avances introducidos respecto al contenido y aplicación de los sistemas de control
interno, es significativa su extensión más allá de lo solamente contable y también la
orientación de que queden plasmados, en el conjunto de manuales de la organización, las
funciones, procesos y procedimientos que debe establecer la entidad como parte de un
proceso de desarrollo organizacional. El control interno está inmerso en todos los
procesos de la gestión. La siguiente ilustración ayuda a resumir los elementos clave del
tránsito hacia la actual visión del control interno y su efecto multiplicador sobre la
eficiencia y eficacia de la organización.
Consideraciones finales
El problema de agencia