Vicerrectorado Académico
Escuela de Derecho
Barquisimeto-Estado-Lara
Participante:
Madjier Luna
C.I: 20.044.925
Este tipo de asistencia, por lo tanto, se suele desarrollar en el lugar de la escena del
accidente o en donde la víctima sufre los síntomas repentinos. Dadas las
características de la situación, estos primeros auxilios pueden salvarle la vida a una
persona.
Los primeros auxilios varían según las necesidades de la víctima y según los
conocimientos del socorrista. Saber lo que no se debe hacer es tan importante como
saber qué hacer, porque una medida terapéutica mal aplicada puede producir
complicaciones graves. Por ejemplo, en una apendicitis aguda un laxante suave puede
poner en peligro la vida del paciente.
Otro ejemplo puede ser un peatón es atropellado por un automóvil, sufriendo un corte
en la cabeza. Un testigo ocasional se acerca a la persona, que yace tirada en la calle, y
le brinda los primeros auxilios, vendándole la cabeza para frenar la hemorragia e
inmovilizándole el cuello. Tras esta asistencia, llega una ambulancia al lugar y
traslada al sujeto al hospital.
Al hacer referencia a los primeros auxilios, tenemos que tener en cuenta que hay una
serie de principios que se establecen como bases de los mismos a la hora de conseguir
un resultado favorable en pro de la persona que ha resultado herida o accidentada, por
diversos motivos:
• En los casos de accidentes de tráfico, hay que seguir tres pasos o máximas
fundamentales: primero, proteger; segundo, alertar y tercero, socorrer.
• Cuando hay varias víctimas a las que se tiene que ayudar, es necesario no moverlas
hasta que no lleguen las autoridades sanitarias, a menos que sus vidas corran peligro.
De la misma manera, hay que tranquilizarlas, mantenerlas calientes y no dejarlas
solas en ningún momento.
• La cabeza de la persona que ha sufrido el accidente debe estar a la misma altura que
el resto del cuerpo, excepto en los casos en los que tenga problemas para respirar.
• En el caso de que la víctima tenga náuseas y ganas de vomitar, hay que ponerla de
lado.
• Hay que tomarles siempre el pulso a las personas que han sufrido el daño y
comprobar que no presenten síntomas tales como labios azulados, piel fría y sudor. Sí
tienen todos ellos, hasta que llegue la ambulancia, hay que mantenerlas calientes en
todo momento.
Existen protocolos de actuación para primeros auxilios y cursos que permiten formar
a las personas en estas cuestiones. Lo ideal para brindar primeros auxilios es contar
con algunos conocimientos básicos sobre enfermería.
Un botiquín de primeros auxilios debe contar con alcohol, algodón, tela adhesiva,
gasas, vendas y jabón neutro, entre otros componentes.
Cualesquiera que sean las lesiones, son aplicables una serie de normas generales.
Siempre hay que evitar el pánico y la precipitación. A no ser que la colocación de la
víctima lo exponga a lesiones adicionales, deben evitarse los cambios de posición
hasta que se determine la naturaleza del proceso. Un socorrista entrenado ha de
examinar al accidentado para valorar las heridas, quemaduras y fracturas. Se debe
tranquilizar a la víctima explicándole que ya ha sido solicitada ayuda médica. La
cabeza debe mantenerse al mismo nivel que el tronco excepto cuando exista
dificultad respiratoria. En ausencia de lesiones craneales o cervicales se pueden
elevar ligeramente los hombros y la cabeza para mayor comodidad. Si se producen
náuseas o vómitos debe girarse la cabeza hacia un lado para evitar aspiraciones.
Nunca se deben administrar alimentos o bebidas y mucho menos en el paciente
inconsciente. La primera actuación, la más inmediata, debe ser procurar al paciente
una respiración aceptable: conseguir la desobstrucción de las vías respiratorias para
evitar la asfixia, extrayendo los cuerpos extraños —sólidos o líquidos— y retirando la
lengua caída hacia atrás. Si el paciente no respira por sí sólo habrá que ventilarlo
desde el exterior mediante respiración boca a boca hasta disponer de un dispositivo
mecánico.
Las urgencias que requieren primeros auxilios con más frecuencia son los accidentes
en los que se produce asfixia, paro cardíaco e infarto cardiaco, sangrado grave,
envenenamiento, quemaduras, golpe de calor e insolación, desvanecimiento, coma,
esguinces, fracturas y mordeduras de animales.
El factor común de todos estos desgraciados hechos tiene a las acciones que son
conocidas como Primeros Auxilios, que pueden ser llevadas a cabo tanto por Médicos
o Paramédicos, como también por personal idóneo, estando al alcance de todos si
realizamos algún Curso de Primeros Auxilios que no lleva mucho tiempo, o bien
informándonos acerca de qué es lo que debe realizarse, cuándo debe llevarse a cabo y
cómo es que debemos actuar.
La principal finalidad que persiguen estos actos está en Preservar la Vida de las
personas que han sido afectadas, teniendo ello en el caso de que el hecho sea grave y
demande acciones Rápidas, Precisas y Eficaces, mientras que por otro lado tenemos
aquellas que tienen una Finalidad Preventiva, evitándose males mayores o evitándose
la manifestación posterior de Trastornos a la Salud que pueden generar daños graves
o permanentes en el individuo.
Tal como sucede en cualquier Metodología Científica, y como la salud está apoyada
en muchas ciencias que derivan de la Medicina, el primer paso que debemos llevar a
cabo es la Observación, notando tanto el entorno como el sujeto en sí, pasando desde
el análisis general de estos aspectos hasta derivar en los Detalles Intrínsecos, para
poder plantearse posteriormente qué acciones deben llevarse a cabo en forma
Sistemática y Ordenada.
Este artículo coloca al individuo dentro de un contexto legal que lo ampara y obliga al
mismo tiempo, imponiéndole multas y sanciones aun cuando no sean conocidas por
éste.
Este mismo artículo establece las excepciones para el ejercicio ilegal, en la cual
entran las acciones de auxilio en emergencias, entre las cuales cuentan:
Es el límite que tiene todo persona para aplicar los Primeros Auxilios, de acuerdo a su
capacidad y conocimientos sin EXTRALIMITARSE de sus funciones.
Responsabilidad Civil: