N° DE INFORME: 01
SECCIÓN: TA / B4-2
2018
1. INTRODUCCIÓN
2. OBJETIVOS
OBJETIVOS GENERALES
OBJETIVOS ESPECIFICOS
Hacia los comienzos del siglo XX, dos investigadores usaron los cohetes (que habían sido
inventados por los chinos en el siglo XIII) para estudiar la atmósfera superior y el espacio
exterior (con anterioridad, el escritor francés Julio Verne había imaginado un cañón con
un dispositivo de lanzamiento para su viaje de la tierra a la luna): el físico ruso Konstantin
Tsilkovski (1857-1935) y el físico norteamericano Robert Goddard
(1882- 1945). Goddard, en los años 1934 y 1935, logró construir
un cohete con autopropulsión a base de oxígeno líquido, con una
velocidad máxima de cerca de 884 km/hr. El 4 de octubre de 1957,
las teorías de Tsilkovsky fueron hechas realidad por la Unión
Soviética al poner en órbita el primer satélite: El Sputnik I,
iniciándose la era espacial.
Poco después el científico alemán Wernher Von Braun (1912- ),
el 31 de enero de 1958, puso en órbita el primer satélite artificial
de Estados Unidos: En particular, el primer satélite meteorológico,
El Tiros I fue lanzado el 1 de abril de 1960, por los Estados Unidos, con el que se
obtuvieron miles de fotografías de la nubosidad terrestre y se pudieron hacer las primeras
investigaciones de los fenómenos meteorológicos de distintas regiones del mundo donde
aún no se tenía información.
Con estas nuevas formas e instrumentos de observar la atmósfera superior, el geofísico
inglés Sidney Chapman investigó por primera vez las características de la ‘mesosfera’ en
1950.
Robert Billwiller (1849-1905), meteorólogo suizo, introdujo el sistema de avizos
telegráficos rutinarios sobre el estado del tiempo y sobre pronósticos del tiempo en
Europa.
La Oscilación del Sur fue descubierta por Sir Gilbert Walker, en la década de 1920. Walker
fue uno de los primeros meteorólogos en aplicar las técnicas estadísticas para analizar y
predecir los fenómenos meteorológicos.
A principios de 1940, los norteamericanos Vincent Joseph
Schaefer (1906- ) e Irving Langmuir (1881-1957), fueron
de los primeros científicos que trabajaron la modificación
del estado del tiempo; en 1946 un avión arrojó anhídrido
carbónico (hielo seco) sobre un banco de nubes. Se creé
que estos experimentos dieron lugar a la primera
precipitación atmosférica artificial de la historia. Alfred
Wegener (1880-1930) geofísico y meteorólogo alemán,
escribió varios libros sobre la atmósfera, el clima y el
origen de los continentes y los océanos. En 1906,
Wegener usó por primera vez papalotes y globos para
estudiar la atmósfera polar. Publicó en 1915 uno de los libros más controversiales e
influyentes de la ciencia moderna: El origen de continentes y océanos, en donde plantea
su famosa teoría sobre la deriva continental.
A finales del siglo XIX y principios del XX, la comunidad científica le dió una gran atención
al estudio de los fenómenos atmosféricos, particularmente al pronóstico del estado del
tiempo, gracias a la invención de distintos instrumentos y aparatos de observación y
medición y por la organización de redes locales de observación. Algunos de los conceptos
de mayor impacto fueron por ejemplo aquellos por el grupo de científicos noruegos como
el físico Vilhelm Bjerknes (1862-1951), el físico Jacob Bjerknes (1897-1975) y Tor
Bergeron (1891-1959), con sus modelos de circulación atmosférica, al demostrar los
efectos dinámicos de las variaciones de densidad, tan importantes en el movimiento de
la atmósfera y los océanos; también observaron que, a través del movimiento de las
nubes, las distintas perturbaciones atmosféricas se pueden desarrollar y evolucionar a
grandes vórtices (tales como las tormentas extratropicales) o perturbaciones en los
vientos del oeste en la alta tropósfera, con la que posteriormente pudieron desarrollar su
teoría de los frentes meteorológicos, basada en el movimiento de las masas de aire.
Cuando se aplicaron estos conocimientos a la meteorología operacional, se mejoraron
considerablemente los pronósticos del estado del tiempo.
Poco después el meteorólogo sueco Carl Gustav Rossby
(1898-1957) y otros ampliaron estos conceptos para desarrollar
la teoría de las ondas planetarias y las corrientes de chorro en
la alta tropósfera, las cuales fueron observadas durante la II
guerra mundial. Posteriormente fue evidenciado la fuerte
conección entre los sistemas ondulatorios de la alta troposfera
con el desarrollo de los distintos fenómenos en la superficie.
Pocos años después, el matemático inglés Lewis Fry
Richardson (1881- 1953) encontró un camino y pudo establecer
las bases matemáticas para el pronóstico numérico del estado
del tiempo, en su libro publicado en 1922; desgraciadamente,
sus métodos matemáticos requerían una gran cantidad de horas-hombre de cálculo
(incluso meses) de trabajo, por lo que no pudo lograr buenos pronósticos. Después del
invento de las computadoras, se pudo descubrir cuales fueron los errores que Richardson
cometió en esos primeros cálculos. El físico húngaro John Von Neumann (1893-1957)
profesor de la Universidad de Princeton, organizó un grupo de trabajo en 1946 para
desarrollar el primer modelo computacional de pronóstico del tiempo, con ayuda de la
computadora llamada MANIAC (analizador matemático, integrador numérico y
computadora). En 1922 Jacob Bjerknes y el físico noruego Halvor Solberg (1895- )
compararon la evolución de un ciclón extratropical con la amplificación de una onda. Poco
después Solberg analizó el problema de la ciclogénesis como un problema de
inestabilidad de ondas, el cual fue crucial para el entendimiento de la teoría del caos,
propuesta por Edward Lorenz.
En 1949 el meteorólogo inglés E.T. Eady notó que casos muy similares, podían
evolucionar de manera totalmente diferente, pequeños errores en las observaciones o en
el análisis, podían crecer a grandísimas diferencias en el pronóstico de los siguientes
dias. La teoría de ciclogénesis de Solberg no pudo ser completa, pués no se tenían
observaciones de la atmósfera superior.
Con la invención de la radiosonda en 1927, por el meteorólogo finlandés Vilho Vaisalla
(1899-1969), se pudo recolectar los datos necesarios y en 1937 Jacob Bjerknes pudo
descubrir ondas en la atmósfera superior. Dos años mas tarde, Carl-Gustaf Rossby, quién
fundó el Departamento de Meteorología en el Instituto Tecnológico de Massachussetts en
1928, proporcionó la primera teoría matemática para explicar las ondas atmosféricas, que
fueron nombradas ondas de Rossby. Durante la II Guerra Mundial, se dió un fuerte avance
a la red de observaciones de altura, por lo que fue posible obtener la primera imagen
tridimensional de una tormenta extra-tropical. En 1944 Jacob Bjerknes y Jorgen Holmboe
propusieron una teoría sobre la dinámica de estos ciclones extra-tropicales. Poco
después, en 1944, el meteorólogo americano Jule Charney, un estudiante de Holmboe,
usó la teoría de Bjerknes-Holmboe y las ondas de Rossby para estudiar la ciclogénesis
de las tormentas, usando un modelo numérico, el cual fue probado hasta 1950, cuando
se usaron las primeras computadoras.
4. CONCLUSIONES
5. BIBLIOGRAFÍA
La regresión es una técnica estadística utilizada para simular la relación existente entre
dos o más variables. Por lo tanto se puede emplear para construir un modelo que permita
predecir el comportamiento de una variable dada.
La regresión es muy utilizada para interpretar situaciones reales, pero comúnmente se
hace de mala forma, por lo cual es necesario realizar una selección adecuada de las
variables que van a construir las ecuaciones de la regresión, ya que tomar variables que
no tengan relación en la práctica, nos arrojará un modelo carente de sentido, es decir
ilógico.
Según sea la dispersión de los datos (nube de puntos) en el plano cartesiano, pueden
darse alguna de las siguientes relaciones, Lineal, Logarítmica, Exponencial, Cuadrática,
entre otras. Las ecuaciones de cada relación se presentan en la siguiente tabla.
Tabla 1. Ecuaciones de regresión
REGRESIÓN ECUACIÓN
Lineal y = A + Bx
Logarítmica y = A + BLn(x)
Exponencial y = Ae(Bx)
Cuadrática y = A + Bx +Cx2
Por lo tanto el análisis de regresión es una herramienta estadística que permite analizar
y predecir o estimar observaciones futuras de dos o más variables relacionadas entre sí,
es decir una herramienta útil para la planeación.