Esta lectura, a pesar de haber sido escrita para su uso en la educación para la
rama de Agronomía, está muy bien sustentada e invita a la investigación acerca
de las características de la flexibilidad educativa y curricular.
Dentro del mismo análisis de las reformas curriculares destaco los componentes o
nociones clave que están implícitos en el nuevo enfoque: cambio e innovación,
pertinencia, flexibilidad, los modelos centrados en aprendizaje y el profesor como
facilitador, y la apertura y movilidad.
Sobre estas nociones me parecen importantes algunas de ellas. Por ejemplo, uno
de los aspectos que muchos docentes hemos olvidado es la innovación de nuestra
práctica, porque casi siempre repetimos lo que el plan y programas nos marca
prescriptivamente y limitamos nuestra imaginación y creatividad en el diseño de
nuevas estrategias de enseñanza y aprendizaje. La pertinencia también es
importante porque la escuela debe enseñar lo que el niño necesita para aplicarlo
en su vida cotidiana, esa misma noción va relacionada con la de la flexibilidad
porque se pueden de cierta manera elegir los contenidos apropiados para enseñar
en determinados contextos. En el mismo orden, la apertura y movilidad se justifica
en la movilización de saberes –competencias- para buscar la metacognición, es
decir, aprender a aprender.
Para esto habría que abandonar esas falsas prácticas que nos dicen que el aula
es el único lugar para construir conocimientos, que propicia la individualidad y deja
de lado el sentido humano de los estudiantes, porque no reconocen como dijera el
doctor López Calva que “humanos somos y en el camino andamos”…